Sunteți pe pagina 1din 5

CONFRONTACIONES: llamados al arrepentimiento

Ed. Ramírez Suaza, P.ThM

Miguel de Cervantes Saavedra llegó a decir: “Un buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen
las enfermedades del alma.”

Una palabra y acción incómoda para el siglo XXI es el “arrepentimiento”.


A veces pierdo el tiempo viendo entrevistas a personajes de alguna farándula, y quien les entrevista
pregunta: -en la vida, ¿de qué te arrepientes?- Y casi todos los entrevistados que yo he visto dicen, -
¡de nada! No tengo de qué arrepentirme en esta vida.-
Me siento tentado a sospechar que ese espíritu orgulloso permea la mente de muchos cristianos, creen
que no tienen de qué arrepentirse. Además, en el siglo XXI ya no pecamos: cometemos errores, nos
deslizamos, nos equivocamos, nos descuidamos, nos alejamos; pero eso sí, jamás pecamos. Con esta
mentalidad, pues en verdad no hay de qué arrepentirse.
Esta es una tragedia para la humanidad.

Durante el mes de febrero queremos insistir en el lema que nos une, que perseguimos juntos: “levántate
y resplandece” desde un foco particular: ¡el arrepentimiento!
En esta iglesia todos necesitamos arrepentirnos: los pastores, la junta administrativa, los líderes y vos.
Y si alguno de Uds. cree que no tiene de qué arrepentirse, pues he ahí su pecado: orgullo, presunción
y mentira. ¡Ay de nosotros si no nos arrepentimos!

El primer capítulo del libro de Isaías desempaca unos oráculos de exhortación muy contundentes para
la casa de Judá, por medio de los cuales insiste al arrepentimiento antes de que sea tarde. Sus palabras
son firmes, francas, verdaderas, justas, desnudas.
Isaías en este primer capítulo de su libro tiene la dulce y santa capacidad de hablar “a calzón quitao”.
Los discursos francos no gozan de mucha aceptación pero sí contienen una hermosa bendición.
Bendición que no desaprovecharemos esta mañana.

Isaías era un hombre de boca inmunda que habitaba con un pueblo de boca inmunda. Justo cuando
muere el rey más importante de su tiempo, Isaías cree que todo va a colapsar y que definitivamente
ahora, como nación, los judíos están en un callejón sin salida.

Justo en ese momento de crisis en la mente política de Isaías, el Señor se le aparece en una visión
desde un trono alto y sublime, cuyas vestiduras llenaban el templo. La visión para este hombre fue
clara y firme: el mundo no está gobernado por reyes humanos; Dios tiene el control de toda la tierra y
de todos los pueblos. Esta comprensión de la soberanía del Señor lo empujó a renunciar a sus labores
políticas para dedicarse a servir a Dios como profeta. No porque él así lo dispuso, sino porque el Señor
lo llamó. El Señor purificó sus labios y puso en su boca palabra divina que debía proclamarse en medio
de una nación de labios impuros, de oídos taponados con la obstinación de sus pecados, con el
entendimiento entenebrecido y la voluntad esclava de sus terquedades para seguir practicando la
maldad.
El Señor me permitió ver, a través de éste primer capítulo de Isaías, tres llamados al arrepentimiento:
Este es el primero: tenemos que hacer un alto (vv. 2-9).
1
CONFRONTACIONES: llamados al arrepentimiento
Ed. Ramírez Suaza, P.ThM
En los vv. 2-9 el profeta teje su primera parte del oráculo con exhortaciones extraordinarias, con la
primera convoca a los cielos y a la tierra para que sean testigos de la bondad divina y de la corrupción
de su pueblo. Dios ha criado hijos, y éstos le han dado la espalda a su Padre celestial.
Ni un burro hace eso, por más lejos que en el campo se vaya el asno sabe regresar al pesebre de su
amo, ¡y lo hace! Pa´más un buey, una vaca salvaje: conoce a su dueño y le sirve. Pero el pueblo de
Dios no lo conoce.
Los cielos y la tierra son testigos de esto. A ellos les consta.

Hay que hacer un alto. Si el buey reconoce a su amo, ¿cómo es posible que no conocemos a Dios?
¿Sabes por qué todavía te apetece el alcohol? Porque no conoces a Dios.
¿Sabes por qué el adulterio acosa tanto tu corazón? Porque no conoces a Dios.
¿Sabes por qué la avaricia te mantiene intranquilo? Porque no conoces a Dios.
¿Sabes por qué te parece tan atractivo el yugo desigual? Porque no conoces a Dios.
¿Sabes por qué cada diciembre te cuesta ser íntegro? Porque no conoces a Dios.
El ser humano que desconoce a Dios se corrompe.

Hay que hacer un alto. Hay que estremecer nuestro interior y buscar a Dios ahora que puede ser
hallado. Llamarlo en tanto está cercano. Dejar nuestros caminos pecaminosos, nuestros pensamientos
pervertidos y volver a Dios. ¡Estamos a tiempo!
Haga un alto y ore. Pídale a Dios que le revele a Jesucristo su Hijo. Dile que lo quieres conocer como
lo hizo Moisés, David, Elías, Rut, Ester, Pablo, Bartimeo.
Dice el pastor y escritor británico, Dr. J.I. Packer: “Lo que hace que la vida valga la pena es contar
con un objetivo lo suficientemente grande, algo que nos cautive la emoción y comprometa nuestra
lealtad; y esto es justamente lo que tiene el cristiano de un modo que no lo tiene ningún otro hombre.
Porque, ¿qué meta más elevada, más exaltada y más arrolladora puede haber que la de conocer a
Dios?”

En el vv. 5 Isaías hace dos preguntas muy cortantes: -¿Por qué quieren ustedes ser castigados todavía?
¿Van a seguir siendo rebeldes?- El castigo que Dios tenía para la casa de Judá en días de Isaías era el
exilio babilónico. Una tragedia nacional. El Dios de Judá es también nuestro Dios, igual que ayer el
pecado le molesta sobremanera, despierta su ira santa. ¿Acaso queremos ser castigados por él? ¿Vamos
a insistir en el pecado? O haremos un alto, abandonamos las rebeldías del corazón, la mente y la
voluntad para rendirlos en humildad ante los pies de Cristo.

Intuyo que el pecado de la iglesia posmoderna consiste en que se volvió glotona en los consumos
mundanales, perdiendo su apetito por la gloria de Dios. Dijo J. Piper: “Preferir alguna otra cosa por
encima de Cristo es la esencia misma del pecado.”
Haz un alto y reflexiona: ¿qué prefieres?
Segundo llamado al arrepentimiento: tenemos que hacer un cambio.
En los vv. 10-18, el profeta Isaías señala un pecado muy grave y común hasta nuestros días, conocido
en el mundo teológico como “el culto vacío”. El culto vacío consiste en dar ofrendas, entonar

2
CONFRONTACIONES: llamados al arrepentimiento
Ed. Ramírez Suaza, P.ThM
alabanzas, hacer sacrificios, escuchar el evangelio; todo esto con un corazón descomprometido con la
santidad.
¿De qué sirve dar palmas si nuestras manos no proceden con misericordia?
¿De qué sirve que nuestras gargantas canten al Señor si nuestras bocas son maldicientes?
¿De qué sirven nuestras ofrendas y diezmos si los rencores gobiernan el corazón?
¡Culto vacío!
Repase conmigo los siguientes vv:
11: “estoy harto de holocaustos”
13: “no me traigan más ofrendas. El incienso me repugna; no soporto sus fiestas”
14: “aborrezco sus fiestas solemnes”
15: “cuando oren no los oiré”
Estas personas han provocado en Dios hastío.

Esto de invocar el nombre de Dios y vivir en pecado es una rebeldía contra el cuarto mandamiento:
“no tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.” Isaías interpretó así de hermoso el mandamiento:
“Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos
mí…” El mismo mandamiento Jesús lo manifestó de la siguiente manera: -¿Por qué me llaman, Señor,
Señor, y no hacen lo que yo digo?- Dijo John Stott, “Toda vez que nuestra conducta es inconsecuente
con nuestra creencia, o nuestra práctica contradice lo que predicamos, tomamos el nombre de Dios en
vano.”
Asistir a un culto y no vivir a la luz de lo que allí se canta y se aprende, es aberrante.

El culto vacío es tan abominable ante el Señor, que Isaías lo compara con la maldad de Sodoma y
Gomorra. En las Escrituras los pecados de Jerusalén y los de Sodoma, con la cual se hace la
comparación, no son exclusivamente pecados sexuales, la perversión de la homosexualidad, sino los
pecados de la soberbia, el exceso, la holgazanería y la injusticia perpetrados en contra de aquellos que
en la sociedad son menos capaces de defenderse ellos mismos en contra de la opresión, el pobre y el
necesitado, los huérfanos y las viudas.1 El culto que agrada a Dios se integra de aquellos que practican
la misericordia, la generosidad, la compasión con su prójimo necesitado. Los oprimidos, los
desplazados, los desposeídos, las viudas, los huérfanos.

Esta semana una mujer joven se suicidó desde un puente, cuya altura supera los 100 metros. Se arrojó
al vacío con un niño de 10 años en sus brazos. No sólo se suicidó, cometió homicidio: mató a su hijo.
No tenía dinero, la habían desalojado de su vivienda. No tenía a dónde ir (estas son las primeras
publicaciones de la prensa).
¡Qué tristeza que ella no vió en ninguna iglesia un lugar de esperanza y de ayuda!
A veces pienso si Dios nos va a juzgar por ella y su hijo.
Tenemos que hacer un cambio: hay que amar al prójimo para luego adorar a Dios con integridad.

Tercer llamado al arrepentimiento: hay que tomar una decisión.

1
Stephen C. Perks. Sodoma y Gomorra. https://www.contra-mundum.org/castellano/perks/Sodoma.pdf
3
CONFRONTACIONES: llamados al arrepentimiento
Ed. Ramírez Suaza, P.ThM
En los vv. 18-20, el oráculo de Isaías es el megáfono a través del cual Dios invita al pecador a que se
acerque, a que arregle sus cuentas con él. La oferta es maravillosa: “Si sus pecados son como la grana,
se pondrán blancos como la nieve. Si son rojos como el carmesí, se pondrán blancos como la lana. 19
Si ustedes quieren y me hacen caso, comerán de lo mejor de la tierra...”
Hay que tomar la decisión de ir a quien nos perdona.

Nosotros somos necios: cuando pecamos nos distanciamos de Dios, de la familia de Dios, de los cultos.
No, todo lo contrario, deberíamos ser humildes y sabernos pecadores y ver en la cruz de Cristo lo que
Dios mismo hizo para hacer posible el perdón de todos nuestros pecados: los del pasado, los del
presente y los del futuro. Esto no lo digo para que salga corriendo a pecar, no seamos necios, lo digo
para que honremos con integridad a Aquel que nos perdonó hace dos mil años atrás. Lo digo para que
cuando peques no huyas de Dios ni de la familia de Dios, sino para que te acerques, confieses tus
pecados y experimentes el milagro de una vida limpia.
Hay que tomar una decisión, o seguimos pecando o venimos a Dios para ajustar cuentas.

Lo hermoso de venir a Dios para arreglar cuentas por nuestros pecados, es que tenemos a Cristo y su
sacrificio de cruz y resurrección. S. Juan lo dijo de una manera muy hermosa. Escucha: “Hijitos míos,
les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a
Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo.”
O sigues pecando o vienes y pides perdón. Toma una decisión.

Dios es amplio en perdonar:


Perdonó a Adán y a Eva. Perdonó a Abraham. Perdonó a Pedro.
Perdonó a Caín. Perdonó a David. Perdonó a la mujer adúltera.
Perdonó a Noé. Perdonó a Elías. Perdonó a Zaqueo.
Perdonó a Moisés. Perdonó a Isaías. Perdonó a Pablo.

¡Dios es amplio en perdonar!


Cuando perdonamos a otros las ofensas que nos hacen, ofrecemos amor a quien nos hizo daño. Cuando
aceptamos el perdón de Dios, recibimos el don del amor.
Cuando pedimos perdón porque fuimos nosotros quienes ofendimos a alguien, pedimos amor.
Cuando nos cuesta recibir el perdón o nos cuesta darlo o nos cuesta pedirlo; es porque padecemos
orgullo crónico.

La Biblia es insistente en advertirnos que Dios odia el orgullo humano.


En Isaías cap. 2 desde el vv. 5 en adelante, la voz de Dios se hace oír por medio del profeta para
señalar, advertir lo odioso, abominable, insoportable que es el orgullo en su presencia. “Pa´la muestra
de un botón”, los vv. 12, 13, 17:
Porque el día del Señor de los ejércitos vendrá contra todos los soberbios y altivos; contra todos
los que se enaltecen, los cuales serán humillados; 13 contra todos los altos y erguidos cedros

4
CONFRONTACIONES: llamados al arrepentimiento
Ed. Ramírez Suaza, P.ThM
del Líbano; contra todas las encinas de Basán… 17 La altivez humana será abatida; la soberbia
humana será humillada; en aquel día sólo el Señor será exaltado.

Rechazar la gracia que Dios nos ofrece por medio de su Hijo Cristo, de venir a él para arreglar las
cuentas y encontrar perdón en su abrazo sanador, liberador y redentor es un acto de vil orgullo.
Rechazar la gracia que Dios nos ofrece por medio de su Hijo Cristo es un acto de vil orgullo.
En esencia, todos nuestros pecados se sostienen por el orgullo que los antecede.
El único estorbo entre las rodillas y el suelo para humillarte ante Dios se llama orgullo.
A lo mejor por eso resulta tan abominable e inadmisible en los cielos.

Una de las hermosuras en la cruz de Dios es la humildad en su expresión más pura. Y el milagro que
ella produce, sólo acontece en corazones humanos que traen su orgullo a cuestas y lo crucifica junto
con Cristo. S. Pablo lo expresó así de lindo: “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo
(orgullo), sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál. 2.20).

Por favor, trata de comprender estas palabras desde tu mente y desde tu corazón: “el Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” ¡Me amó! Y porque me ama, me llama a que haga un
alto y piense en esto: ¿voy a seguir siendo rebelde?

No pierda de vista estas palabras: “Me amó y se entregó por mí”. Por esto me llama a que haga un
cambio, porque sin amor al prójimo no puedo adorar a Dios como a él le gusta. Porque el que no ama
a su hermano no conoce a Dios, pues Dios es amor. Quien no conoce a Dios se corrompe.
Jesús me amó y se entregó por mí, para que yo ame a mi hermano y luego, adore al Padre en verdad.

“Me amó y se entregó por mí”, por eso espera de mí una decisión: que venza mis orgullos y me humille
ante él. Quien se humilla bajo la poderosa mano de Dios será después exaltado.
Tengo que tomar una decisión: no puedo dejar que los orgullos triunfen en mí, necesito humildad para
reconocerme pecador, ir a los pies de Aquel quien me amó y se entregó por mí para que me perdone,
purifique y renueve. De lo contrario, vivir será una desgracia y morir un tormento eterno.

S-ar putea să vă placă și