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ESCUELA DE POSGRADO
DOCTORADO EN EDUCACION
TEMA DE EXPOSICION
LA TOMA DE DECISIONES. PROCESOS Y ELEMENTOS
La toma de decisiones es un proceso que atraviesan las personas cuando deben elegir entre distintas
opciones. Diariamente nos encontramos con situaciones donde debemos optar por algo, pero no
siempre resulta simple. El proceso de la toma de decisiones hace hincapié en conflictos que se
presentan y a los cuales hay que encontrarles solución.
En el ámbito de la conducta y psiquis humana, éste ha sido un tema fundamental. Debido a diversos
elementos como la estructura de personalidad, el desarrollo, madurez, etapa de vida, entre otros,
las personas no responden de la misma forma a una misma situación problemática.
Por ejemplo, quienes tienden a ser ansiosos suelen agobiarse incluso aunque el conflicto sea
pequeño para algunos. Alguien que ha sufrido violencia de género constantemente, es probable que
tenga perturbada su capacidad de tomar decisiones. Por otra parte, un sujeto que sea sumamente
creativo podrá tener muchas más habilidades para encontrar curiosas salidas.
Por ello han sido diversos los modelos creados a partir de distintos enfoques teóricos, éstos sirven
tanto para encontrar la explicación a la conducta en situaciones problemáticas, como para tener
las bases en la elaboración de técnicas terapéuticas para ayudar, a quienes lo precisan, a
desarrollar y potenciar la toma de decisiones.
Resolver un problema necesita de los siguientes conceptos, ya que todos ellos son importantes no
sólo para encontrar un resultado inicial, sino para el aprendizaje y mejoría de la resolución de
problemas, favoreciendo ampliamente la detección de las propias herramientas (competencias).
Decisión: Todas las posibles combinaciones que incluyen tanto las acciones a llevar a cabo
como las situaciones.
Resultado: Hipotéticas situaciones que tendrían lugar si se toma una u otra opción de las
decisiones antes señaladas.
Consecuencia: Evaluación basada en la subjetividad, por ejemplo ganancias o pérdida.
Incertidumbre: Aquí juegan un papel fundamental tanto la probabilidad, como la confianza y
posibilidad, frente a lo desconocido, sobre todo cuando no se tiene experiencia en algún
problema en particular.
Preferencias: Tendencia a tomar una alternativa y no otra, se ve condicionada por la
experiencia.
Toma de decisión: Acción de decidir.
Juicio: Evaluación.
Disonancia cognitiva: Cuando lo que se quiere hacer y lo que se acaba haciendo no son
coincidentes.
Efecto Halo: Ocurre cuando la sombra de otras experiencias hace que se deduzca
erróneamente, presuponiendo y anticipando precipitadamente una decisión.
Pensamiento de grupo: Ocurre cuando un grupo de personas decide por otras, a pesar de
éstas estar en desacuerdo. Es decir, no hay consenso, sino que miedo, autoridad, temor a
equivocarse, rechazo o cuestionamiento grupal.
Adaptación Hedonista: Estado de bienestar y placer que no permite relacionarse
adecuadamente con el conflicto.
Sesgo de confirmación: Para poder realizar una correcta evaluación de los resultados, es
necesario tener la suficiente flexibilidad cognitiva como para poder modificar las creencias
si llega a ser necesario, ya que el siguiente objetivo será no volver a cometer el mismo
error, algo que no ocurre cuando seguimos manteniendo la misma posición al respecto,
rechazando todo el nuevo contenido.
Sesgo de autoridad: Seguir lo que plantean expertos, sin tener en cuenta los propios
deseos.
El proceso de seleccionar entre las diferentes alternativas para llevar a cabo acciones relacionadas
con cualquiera de las funciones administrativas puede segmentarse en ocho etapas:
2. La identificación de los criterios para la toma de decisiones: señalar la pauta o los métodos que
resultarán relevantes para solucionar el problema. Cada individuo responsable de tomar decisiones
en la empresa posee un abanico de criterios que lo guían en su cometido, y es importante conocer
cuáles se tienen en cuenta y cuáles se omiten, ya que estos últimos resultarán irrelevantes para el
encargado de tomar la decisión.
4. El desarrollo de alternativas: consiste en ser capaz de obtener y presentar todas las alternativas
factibles que podrían resolver el problema con éxito.
6. La selección de una alternativa: una vez establecidas y presentadas todas las alternativas, y una
vez evaluadas por el responsable de la toma de decisiones según los criterios establecidos y
jerarquizados, es el momento de elegir una sola alternativa: la mejor de las presentadas según el
procedimiento establecido.
7. La implantación de la alternativa: una vez completado el proceso de selección de la decisión a
ejecutar, cobra una importancia también vital la aplicación de la misma. Lo primero que hay que
hacer para llevar a cabo la decisión es comunicarla a las personas afectadas y conseguir que se
comprometan con ella. Es más fácil conseguirlo si las personas responsables de ejecutar una decisión
participan en el proceso. Estas decisiones se llevan a cabo desde una planificación, organización y
dirección efectivas.
8. La evaluación de la efectividad de la decisión: por último, hay que evaluar el resultado conseguido
a raíz de la decisión tomada y la solución adoptada y comprobar si se ha corregido el problema. Si
éste todavía persiste, tendrá que estudiarse cuál de las fases anteriores resultó errónea y afrontar
una nueva decisión respecto a la decisión inicial: desestimarla por completo o retomarla de forma
distinta desde alguno de los pasos anteriores.
Para tomar según qué tipo de decisiones se pueden utilizar modelos para simplificar una realidad
demasiado compleja. El objetivo es destacar los aspectos de la realidad más relevantes para el
análisis y, gracias, al modelo, lograr una mejor comprensión y descripción de esa realidad que
representa. Los modelos se pueden clasificar en:
La toma de decisiones es una función primordial para los administradores de todos los niveles, por
eso es importante comprender todos los elementos que influyen en las alternativas que se generan.
Tipos de decisión. La importancia de este elemento se comprende porque así como existen diversos
criterios en la identificación de las fases o pasos del proceso de toma de decisiones, existen diversas
clasificaciones de los tipos de decisiones. Aunque se dice que la toma de decisiones es el centro de
la planeación, cada etapa del proceso administrativo (desde la planeación hasta el control) requiere
de decisiones, las cuales pueden tratarse como objetivos a lograr que precisan de otros planes:
programas, presupuestos, por ejemplo, para que sean implementados con efectividad. Identificar el
tipo de decisión es la primera demostración de la habilidad de quienes participan en el proceso.
Recursos. Una vez identificado el tipo de decisión es más sencillo identificar los otros elementos,
particularmente los recursos que se necesitarán para implementarla, así como los que se verán
afectados por ello. Este elemento debe incluir el análisis y valoración de todos los recursos con los
que se cuenta: personas, grupos y organizaciones (clientes, proveedores), el equipo técnico y
tecnológico, el recurso financiero y por supuesto el tiempo.
Método. Este elemento esencial considera tanto el proceso, modelo y método de la toma de
decisiones. El proceso considera cada una de las fases a seguir, el modelo incluye además del
proceso, los elementos, factores y variables, así como la estrategia para la toma de decisiones. Es
importante seleccionar y analizar el método más adecuado para la correcta interrelación de los
recursos con los otros elementos. El método que se elija dependerá del tipo de decisión, los recursos,
la experiencia que se tengan y otros factores. Un método correctamente estructurado podrá utilizar
diversas técnicas combinadas para brindar razonabilidad al proceso y confiabilidad a la alternativa
elegida.
Experiencia. La forma en que los individuos toman decisiones y la calidad de las opciones que eligen
están influenciadas principalmente por sus percepciones, creencias y valores, en resumidas cuentas,
su experiencia. La experiencia es un elemento esencial en las decisiones que está sujeto a una
realidad altamente compleja debido al enorme número de variables que entran en juego. Para
comprenderlas es útil haber vivido un cúmulo de situaciones y quizá, hasta haber costado una gran
cantidad de dinero, porque es un hecho: también se aprende de los propios errores. Este elemento
también considera otros subelementos como: personalidad, actitud, conocimientos y capacidad.
Enfoque sistémico. Este elemento esencial de la toma de decisiones interrelaciona a todos los
anteriores, requiere que la habilidad del administrador, relacione con cierto grado de certeza los
factores externos e internos de la empresa, identificando el impacto que tengan también dentro y
fuera de la misma. El administrador debe ser sistémico para estar en posibilidad de garantizar una
decisión que aborde todas las fases pertinentes: recabar la información necesaria, considerar y
comparar correctamente todas las alternativas, identificar las dificultades, evaluar la factibilidad, y
tomar en cuenta las consecuencias. El administrador sistémico prepara medidas lógicas y eficaces,
de manera que el proceso de toma de decisiones puede explicarse con claridad a otras personas.
Después de la revisión de los elementos, podemos concluir que para que un administrador tome
decisiones racionales y confiables requiere una correcta combinación de: tipo de decisión, recursos,
método, experiencia, clientes, dificultades y enfoque sistémico, no es nada más elegir la mejor
alternativa, todos esos elementos le pueden brindar información para eliminar, es decir no elegir las
alternativas no convenientes.
Aunque no existe “la receta secreta” o “la fórmula mágica” para la idónea toma de decisiones,
dependerá de la capacidad, la formación, el criterio, así como la propia experiencia de quien vaya a
tomar decisiones, qué elementos considerará y cómo los combinará; siendo esto una excelente
oportunidad de asumir su responsabilidad por las consecuencias de las decisiones tomadas.
Por ejemplo, a la hora de comprarse un coche, tendríamos que comparar exhaustivamente las
prestaciones y precios de varios modelos y marcas, para así llegar a ciertas conclusiones sobre la
idoneidad de cada una de las opciones disponibles. Involucran nuestra inteligencia analítica y nos
hace sopesar los pros y contras de la decisión que estamos a punto de tomar.
2. Las decisiones emocionales e intuitivas
Aunque es cierto que cuando analizamos rigurosamente todos los aspectos a tener en cuenta es más
probable que lleguemos a mejores conclusiones sobre cuál es el coche más adecuado, en realidad
no todas las decisiones pueden ser tomadas desde esta óptica. En mayor o menor medida, todas las
decisiones que tomamos están influidas por una buena dosis de intuición, y mediadas por nuestras
emociones.
Siguiendo con el ejemplo del coche, y aunque seamos capaces de realizar un examen racional sobre
las marcas y modelos y sobre nuestras exigencias sobre el automóvil que queremos adquirir, es
probable que sintamos cierta predilección (tal vez inconsciente) por alguna marca o modelo por
encima de otros, y aunque racionalmente no existan motivos suficientes para que esto sea así. Esto
lo explica el pensamiento heurístico, y es que los seres humanos tomamos decisiones muy
influenciados por nuestras motivaciones y deseos ocultos. ¡Y esto no tiene por qué ser negativo!
Quizá acabaremos comprando un coche que desde una óptica puramente racional no sea el más
adecuado, pero si somos más felices con esa decisión… ¿quién puede concluir que hemos hecho
mal?
En realidad, el punto importante cuando estamos planteándonos si tomar una decisión u otra es,
precisamente, sacar a relucir todos nuestros pensamientos conscientes e inconscientes, desde lo
más racional hasta lo más intuitivo y emocional, y encontrar un punto medio satisfactorio entre
ambos factores.
Según la previsión
Si tenemos en cuenta el nivel de estructuración y de previsión con que las tomamos, podemos hablar
de decisiones programadas y no programadas.
3. Decisión programada
Estas decisiones están previamente descritas y establecidas por algún tipo de normativa más o
menos formal, y su ejecución se realiza en base a un cronograma. Son decisiones rutinarias y
estratégicas que, en principio, son automáticas y de efecto inmediato.
4. Decisión no programada
Según la urgencia
Teniendo en cuenta el nivel de urgencia con que se tengan que tomar las decisiones:
5. Decisiones rutinarias
Cuando las circunstancias son parecidas y el contexto es también similar, es probable que las
empresas busquen la forma de establecer ciertos mecanismos recurrentes para tomar decisiones.
6. Decisiones de emergencia
Cuando la situación es inesperada y no hay precedentes, las empresas deben tomar medidas
especiales para adaptarse al desarrollo de los acontecimientos.
7. Estratégicas
Este tipo de decisiones inquieren sobre objetivos de la empresa y tratan de vehicular estas metas
a planes de desarrollo específicos. Usualmente, este tipo de decisiones son las que guían las
corporaciones hacia el éxito o el fracaso, puesto que marcan el camino a seguir. Son decisiones que
suele tomar el director general, el gerente y/o los accionistas.
8. Operativas