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Revolución industrial en europa

La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda


mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que el Inglaterraen primer lugar, y el
resto de la Europa continental después, sufren el mayor conjunto de
transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la
humanidad, desde el Neolítico.

La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por
la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las
industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión
del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y
posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas
más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una
potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas
favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción
y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del
siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su
producción.

Principios fundamentales de la industria

Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca


considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base
técnico-científica es revolucionaria, generando así, el problema de la
obsolescencia tecnológica en períodos cada vez más breves. Desde esta
perspectiva puede afirmarse que todas las formas de producción anteriores a la
industria moderna (artesanía y manufactura) fueron esencialmente conservadoras,
al trasmitirse los conocimientos de generación en generación sin apenas cambios.
Sin embargo, esta característica de obsolescencia e innovación no se circunscribe
a la ciencia y la tecnología, sino debe ampliarse a toda la estructura económica de
las sociedades modernas. En este contexto la innovación es, por definición,
negación, destrucción, cambio, la transformación es la esencia permanente de la
modernidad. principios fundamentales de la industria moderna es que nunca
considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. – El
desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo clima
social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de innovaciones en
cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que crea bienes y servicios,
mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un capitalismoincipiente, un
sistema educativo y espíritu emprendedor. La no adecuación o correspondencia
entre unos y otros crea desequilibrios o injusticias. Parece ser que este
desequilibrio en los procesos de industrialización, siempre socialmente muy
inestables, es en la práctica inevitable, pero mensurable para poder construir
modelos mejorados.
Impacto socialLa industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió
por toda Europa no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que además
generó enormes transformaciones sociales.

Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y


demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el
antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial aumentó su
población como consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y por el
arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones fue el
primer problema que sufrió esta población marginada socialmente; debía vivir en
espacios reducidos sin las mínimas condiciones, comodidades y condiciones de
higiene. A ello se sumaban largas jornadas de trabajo, que llegaban a más de 14
horas diarias, en las que participaban hombres, mujeres y niños con salarios de
miseria, y que carecían de toda protección legal frente a la arbitrariedad de los
dueños de las fábricas o centros de producción. Este conjunto de males que
afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión social, haciendo alusión a las
insuficiencias materiales y espirituales que les afectaban.

Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el


poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este modo el
sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada de los
medios de producción y la regulación de los precios por el mercado, de acuerdo
por la oferta y la demanda.

En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia


terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la
fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que defendía la
libertad económica,los empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo
y compitiendo, sino que además pagando bajos precios por la fuerza de trabajo
aportada por los obreros.

Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de


pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar de
darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a crear una
sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales. Otra propuesta fue
el socialismo científico de Karl Marx, que proponía la revolución y la abolición de la
propiedad privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del Papa León
XIII, dio a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), que condenaba los abusos
y exigía a los estados la obligación de proteger a lo más débiles. A continuación,
un fragmento de dicha encíclica: « (…) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su
industria, las presta con el fin de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y
por todo esto con el trabajo que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y
perfecto, no solo para exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere
(…) ». Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos
reivindicativos de los derechos de los trabajadores.
La Revolución industrial generó cambios fundamentales en la sociedad británica
del siglo XVIII, y posteriormente se extendió a los otros países europeos.En Gran
Bretaña, la población creció ampliamente. Pasó de 9 millones en 1780 a 21
millones en 1850. Mientras que la población europea pasó de 188 millones a 266
millones en 1850.

Inglaterra, cuna de la industrialización


La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra por las causas que a continuación
se analizan:
a. La clase media inglesa del siglo XVIII era ya la clase comercial más importante
de Europa.
b. Inglaterra había creado una gran marina mercante y comenzaba a controlar los
mercados del mundo.
c. La situación política, legal y militar de Inglaterra era favorable a la aparición del
maquinismo. El gobierno representativo y la supremacía parlamentaria de la
burguesía inglesa les permitía dictar leyes y apoyar con medidas económicas
gubernamentales la invención de nuevas máquinas.
d. La expansión mercantil y la correspondiente acumulación de capitales no sólo
hicieron posibles grandes inversiones en las industrias, sino que estimularon el
gusto por este tino de negocios.
e. Con la expansión constante de los mercados se hizo necesaria la fabricación de
mercancías más baratas y en mayor cantidad.
f. Inglaterra disponía de abundante fuerza hidráulica y grandes reservas de carbón
y mineral de hierro, requisitos indispensables para el posterior desenvolvimiento
de las industrias textiles y metalúrgicas.
g: Las condiciones de trabajo favorecieron el desenvolvimiento de las fábricas en
Inglaterra; después de 1700, la demanda de telas corrientes fue tan grande, que
determinó una escasez se hilanderos y tejedores especializados; escasez que
creó, por su parte, una verdadera necesidad de sustitutos mecánicos.
h. Las guerras napoleónicas que devastaron a Éuropa no llegaron a Inglaterra;
además, la situación militar europea estimuló de modo extraordinario la industria
británica al suministrar nuevos y extensos mercados manufacturados, tanto en el
ramo textil como en el metalúrgico.
Sumados estos factores, fueron los que permitieron a Inglaterra ser la iniciadora
de la llamada “Revolución Industrial”, que la llevó a imponer su hegemonía al
mundo durante la parte final del siglo XVIII y buena parte del XIX, hasta que fue
desplazada por los

EUROPA
El nacimiento de una nueva clase social, los avances tecnológicos, las crisis
religiosas, los avances científicos, es el siglo en el que no hace falta recurrir a la
religión para explicar lo que nos rodea, el pensamiento con base científica.
Las nuevas ideas basadas en el conocimiento frente a la ignorancia y la
superstición dio como resultado un periodo de revoluciones culminando con la
Revolución Francesa, La Guerra de la Independencia Americana y la Revolución
Hispanoamericana. Este artículo al que hemos llamado Las Nuevas ideas en la
Europa del siglo XVIII, pretende explicar cuales fueron las nuevas ideas del siglo
XVIII, por que este cambio de pensamiento y que consecuencias tuvo.

Nuevas ideas en la Europa del siglo XVIII | Contexto Histórico

Un nuevo movimiento intelectual había nacido a mediados del siglo XVII


extendiéndose a lo largo del Siglo XVIII y finalizando en algunos casos, a
principios del siglo XIX. Este nuevo movimiento recibió el nombre de Ilustración o
Siglo de las Luces y con él la historia entra en una nueva era o edad histórica, la
edad contemporánea. Este periodo fue denominado Ilustración, haciendo
referencia a la luz del conocimiento y la razón frente a la oscuridad y tinieblas
en la que estaba perdida la humanidad. Es la fe en el progreso del hombre fuera
de las supersticiones y la religión. , la iluminación de la razón motivo por el cual
también recibió el titulo de Siglo de las Luces.

El hombre ilustrado estaba convencido en que la única forma de combatir la


ignorancia, la tiranía y la superstición es a través del conocimiento. El
movimiento ilustrado no se concentró tan sólo en una exposición ideológica, sino
que también movió los cimientos sociales, económicos, culturales y políticos. Las
nuevas ideas y pensamientos rápidamente calaron en la burguesía y en una parte
de la aristocracia del momento. Los nuevos medios de difusión, las reuniones o
tertuliasorganizadas en las casas de las gentes más adineradas e incluso de la
antigua aristocracia donde políticos, pensadores, literatos o científicos exponían
sus ideas y eran debatidas hicieron que este movimiento ilustrado rápidamente se
extendiera no sólo por Europa sino también por el nuevo continente.

Nuevas ideas en la Europa del siglo XVIII | Características

La situación cultural en el siglo XVIII era la de una población con mas de un 70%
de europeos que no sabe ni leer ni escribir, es decir analfabetos. En este
ambiente tanto los intelectuales como los grupos sociales más representativos, se
dieron cuenta de la importancia de la razón si se explica a través de las leyes
de la naturaleza, leyes sencillas que podían mejorar todos los aspectos de la vida
del hombre.

La CienciaSe vuelve a los principios fundamentales, a la duda metódica de


Descartes o en las leyes físicas que provocó una verdadera revolución en el
mundo científico de Newton, leyes sencillas que podían ser aplicadas de forma
universal tanto para el gobierno como por la sociedad. La necesidad de aprender
y enseñar es la tónica predominante del hombre ilustrado del siglo XVIII.
La revolución industrial, la máquina de vapor, la aparición de prensa periódica, fue
lo que catapultó estas nuevas ideología a lo largo y ancho del planeta. Diderot y
D’Alembert, dos personajes fundamentales al publicar entre 1751 y 1765, la obra
cumbre de este periodo en la difusión de los conocimientos, la Encyclopédie
raisonée des Sciences et des Arts. Esta obra fue fundamental porque dejaba de
lado los principios que hasta ahora habían regido el mundo, la religión y le otorga
al conocimiento un carácter laico y materialista, que además eran los principios
por los que se movía la burguesía francesa del siglo XVIII. La enciclopedia pronto
fue completada con otra obra imprescindible el Dictionnaire Philosophique, de
Voltaire. Estas obras abogaban por el progreso, donde el hombre y la mujer
pueden dominar el mundo sin necesidad de intervención divina. Con estas ideas
fuera de la voluntad divina, el principio fundamental de las monarquías
absolutistas, se venían abajo. Dios no otorgaba el poder a nadie, el hombre
nace libre y así debe permanecer. Una nueva corriente política nace, el
reformismo frente el absolutismo, una corriente que pronto fracasaría como se
puso de manifiesto al estallar la Revolución Francesa, dando lugar a una nueva
corriente mucho más fuerte, el Liberalismo.

La Religión y las Clases SocialesEl movimiento ilustrado criticó abiertamente


la intoleracia de la religión y las tradiciones religiosas. El hombre ilustrado no
concebía la figura de un Dios castigador como el que representaba la Biblia, una
religión basada en el miedo primero a Dios y después a su jerarquía.

La burguesía cada vez mas alejada de la religión con planteamientos mucho mas
materialista con valores laicos traspasó las fronteras sociales, las nuevas clases
obreras se unieron al descontento ante un sistema totalmente establecido por las
clases nobiliarias y clericales, un sistema económico, político y social desigual que
terminó con la Revolución Francesa.

Nuevas ideas en la Europa del siglo XVIII | Nuevas Ideas

 Las nuevas ideas que se desarrollan a lo largo del Siglo de las Luces en
Europa serán las siguientes: Antropocentrismo
 Racionalismo
 Hipercriticismo y Reformismo
 Pragmatismo
 Imitación
 Idealismo
 Universalismo

Antropocentrismo

Exaltación del ser humano, es el momento en el que la fe en Dios se traslada al


hombre. Existe plena confianza en lo que el hombre es capaz de hacer y que el
progreso depende directamente del ser humano. El hombre se vuelve optimista,
se cree capaz de todo y huelle de la oscuridad que había proporcionado la edad
media, haciendo del hombre un ser sometido, triste y sin visión de futuro.

Aparece una cultura laica y Dios por primera vez comienza a perder poder.
Aparecen sociedades como el Deismo, la Masonería, Nihilismo, Agnosticismo y el
Libertinismo como las novelas escandalosas del marqués de Sade.

RacionalismoUn movimiento ideológico basado en la razón y la experiencia. El


ser humano debe desprenderse de las pasiones y sentimientos, para que sea la
razón la que marque la forma de vida. Todo lo que no es equilibrado o armónico
se considera monstruoso.

Hipercriticismo y Reformismo

La aparición de la Enciclopedia hace que todos los planteamientos y


conocimientos anteriores sean replanteados. Se aparta del conocimiento
toda superstición que en gran mayoría vino dada por la religión. Depurar el
pasado para construir el futuro.Literariamente se utiliza la sátira y la fábula en
los teatros para mostrar los defectos de la sociedad y así poderla mejorar. La
literatura ahora servirá para educar en lugar de entretener como era habitual hasta
este momento, las fábulas proporcionaban los patrones de conducta a seguir, la
comedia o la sátira ridiculiza la moral del ser humano con el fin de mejorarla. Se
crea el concepto de historia, ahora los acontecimientos históricos no se
considerarían hechos aislados sino consecuencia de unos hechos anteriores,
aparece la continuidad histórica. Científicamente los avances basados en la
expirementación y en el empirismo, todo debe ser probado. Aparecen las primeras
sociedades científicas como la Royal Society, cración de bibliotecas públicas,
museos, etc. En medicina aparecen las vacunas y se descubre la importancia de
la higiene como sistema de prevención. Rousseau y Montesquieu, abogan por
la separación de los poderes para conseguir una justicia más justa. Aparece el
derecho del ciudadano a elegir a sus propios gobernantes, sustituyéndolos cuando
su gobierno no se ajuste a lo solicitado por el pueblo. Aparece la palabra
Constitución en los países absolutista.

En cuanto a tecnología aparece la máquina de vapor como ya hemos comentado,


la pila voltaica, la lámpara de gas, el termómetro, etc.

PragmatismoSiguiendo las formulaciones de Epicuro, su mayor representante


fue Bentham. Ideas basadas en la utilidad de las cosas, todo debe tener una
finalidad útil para dedicarle tiempo. El fin útil de la literatura es enseñar, donde
estilos como la novela no tenía utilidad. Aparecen las novelas de aprendizaje, los
ensayos.

ImitaciónUna nueva corriente que en esencia rechaza la originalidad, todo lo


clásico hay que imitarlo, la imitación a los autores grecorromanos, son el modelo
para toda las artes, la escultura, la pintura o la arquitectura. Se vuelve al
academicismo donde se castiga la creatividad. Se ensalza el buen gusto y se
aborrece de lo imperfecto, oscuro, decadente.

IdealismoRechazo de lo vulgar y exaltación del buen gusto. Se caracteriza por


un lenguaje cuidado exento de groserías e insultos. Se busca la pureza olvidando
o dejando de lado la parte oscura de la sociedad, se obvian los temas de mal
gusto como si no existieran, por ejemplo no se habla de asesinatos, suicidios, no
existen críticas ni se tratan temas como el tiranicidio, se evita la mezcla de clases
sociales.
UniversalismoEsta corriente aboga por la relatividad cultural, el verdadero
conocimiento viene de fundir las distintas tradiciones. Sienten interés por todo
lo exótico, los libros de viajes. La necesidad del hombre de explorar y buscar en
cada tradición el rasgo humano que le caracteriza.

Se considera todo lo francés como moda o modelo a seguir, hablar francés se


convierte en un signo de distinción. La cultura y el arte francés comienza a influir
en gran parte de Europa como fue en España, Rusia o Alemania. El lenguaje
comienza a adoptar términos franceses. Este nuevo universalismo será el
encargado de idear formas de gobierno colectivos, lo que se llamaría utopías que
llegaría a desencadenar la Revolución Francesa.

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La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o


Primera Internacional de los trabajadores (PIT), fundada en Londres en
1864, fue una organización que agrupó inicialmente a los sindicalistas
ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos.

PRIMERA INTERNACIONAL

El movimiento obrero a través de su historia se ha organizado internacionalmente


para enfrentar a los capitalistas y luchar por una sociedad libre de explotación y
opresión poniendo en pie cuatro Internacionales. En los próximos números de
LVO presentaremos una serie de artículos sobre esta historia, con sus debates,
sus luchas, y sus lecciones. Esta primera entrega trata sobre los orígenes de la
Primera Internacional. ¡Proletarios de todos los países uníos!”. Con estas palabras
terminaba el Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores
(AIT) redactado por Karl Marx. Desde su fundación el 28 de septiembre de 1864,
la unidad internacional de los trabajadores será la bandera de la AIT, también
conocida como la Primera Internacional.

Los trabajadores se organizan más allá de las fronteras


Por aquellos años el capitalismo se encontraba en crisis. Los intentos de la
burguesía (empresarios y financistas) de descargarla sobre los trabajadores
provocaron un reanimamiento de la lucha y la organización del movimiento obrero
en las principales potencias capitalistas de aquel entonces, Inglaterra y Francia,
así como en otros países de Europa. Al calor de las primeras huelgas de finales de
la década de 1850, en Gran Bretaña surgen las trade-unions (sindicatos obreros)
que comenzarán a tomar en sus manos, tanto demandas sindicales como políticas
de los trabajadores.

Frente a la resistencia obrera, la burguesía buscó usar las diferencias de


nacionalidades para que los trabajadores compitan entre sí, buscando de esta
manera lograr menores salarios y peores condiciones de trabajo. De la necesidad
de enfrentar esta situación surgió uno de los primeros impulsos que darían
nacimiento a la Primera Internacional. En 1863 las trade-unions de Inglaterra
harían un llamamiento a sus hermanos de clase de otras naciones para
organizarse contra esta competencia entre obreros que quería imponerles la
burguesía.

Al mismo tiempo, fenómenos políticos enormes conmovían a la clase trabajadora.


Estados Unidos se encontraba inmerso en una guerra civil donde los capitalistas
del Sur del país luchaban contra el Norte para que se mantenga la esclavitud. La
causa de la liberación de los esclavos despertaba la solidaridad internacional de
los trabajadores de Europa. Así como también la lucha del pueblo de Polonia que
se había levantado en armas para liberarse de la dominación de Rusia.

En este marco, el llamado de los trabajadores ingleses tuvo una importante


repercusión entre el movimiento obrero del continente Europeo, en primer lugar,
en los talleres y las fábricas de Francia. En 1864 llegará la respuesta de los
trabajadores franceses y se concretará el llamado la primera reunión que marcará
la fundación de la Internacional. A dicha convocatoria concurren trabajadores
alemanes, belgas, polacos, italianos, suizos, entre otros.

La idea de organización internacional se difundía naturalmente entre los


trabajadores, porque la burguesía aún no contaba con un aparato de burócratas a
su servicio en las organizaciones del movimiento obrero capaz de aplastar este
tipo de iniciativas.
Pero, a pesar de estos avances, esta joven clase obrera no contaba con partidos
revolucionarios propios en los diferentes países, ni con un programa y una
estrategia clara para derrotar a los capitalistas. De la lucha de las tendencias
políticas que integraban la Primera Internacional y de la prueba que significará la
conquista del primer gobierno obrero de la historia con la Comuna de París de
1871, van a surgir muchas de las definiciones políticas y programáticas futuras.
Esas lecciones y debates ideológicos se transformarán en la base para la
organización del movimiento obrero de allí en adelante. Muchas de ellas
conservan su vigencia hasta la actualidad, por más que la burguesía se empeñe
en borrar la historia de los trabajadores para que siempre se tenga que empezar
desde cero.

Del socialismo utópico al socialismo científico


En septiembre de 1864 tendrá lugar en Londres la primera reunión que sentará las
bases de la nueva Internacional. Karl Marx será el encargado de preparar el
Manifiesto Inaugural de la AIT y sus estatutos que son aprobados con unas pocas
modificaciones. Marx no fue el fundador de la Primera Internacional pero se
transformó rápidamente en su principal dirigente y organizador. Esto no fue
casual. Por un lado, para esos años ya era un veterano revolucionario y en el
exilio había cultivado una estrecha relación con los círculos obreros de Londres.
Por otro lado, sus tesis expresaban las conclusiones más avanzadas del
movimiento obrero de la época.
Marx junto con Federico Engels habían desarrollado una lucha política
fundamental, que quedó expresada en el Manifiesto Comunista, contra las
corrientes que concebían al socialismo como una utopía, como la construcción de
una sociedad ideal al margen de la existente.

Robert Owen en Inglaterra, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia, fueron


algunos de los grandes inspiradores de estas tendencias que concibieron
comunidades ideales, democráticas, fundadas en relaciones de igualdad.
Constituyeron un momento inicial, de gran inspiración para el naciente movimiento
obrero que aún no se distinguía claramente del artesano.

Marx y Engels también se inspiraron en muchos de los temas de aquellos


socialistas utópicos, sin embargo, contrapusieron al socialismo utópico el
socialismo científico. Para ellos, el socialismo no era un ideal al que debía
adaptarse la realidad, sino que era un objetivo que surgía de la lucha misma de la
clase trabajadora contra la explotación capitalista, así como de su lugar en la
producción.

Ambos revolucionarios fundadores del marxismo, se dedicaron a estudiar


científicamente las contradicciones del capitalismo. No sólo descubrieron como
fundamento del sistema que la ganancia capitalista surgía del “robo” de una parte
del trabajo realizado por los obreros (ver recuadro “Marx y el descubrimiento de la
plusvalía”), sino también que el propio desarrollo de las fuerzas productivas
(maquinarias, organización del trabajo, destreza de los obreros, etc.) bajo el
capitalismo era la base material que permitía aspirar a conquistar una sociedad de
productores libres asociados.

Para ello era necesario poner los avances de la ciencia y de la técnica moderna al
servicio de las necesidades sociales y no de la ganancia capitalista. De esta forma
sería posible ir disminuyendo el tiempo que cada individuo dedica al trabajo hasta
que represente una porción insignificante y que las personas puedan dedicar sus
energías al ocio creativo de la ciencia, el arte, y la cultura, y desplegar así todas
las capacidades humanas.

No se trataba de construir comunidades cerradas que respetaran unos principios


socialistas ideales, sino de que la clase obrera tomase el poder derrotando a la
burguesía para poder avanzar hacia una sociedad libre de explotación y opresión.
El único medio para lograrlo era desarrollar la lucha de clases y hacer la
revolución.

El movimiento obrero y las tendencias políticas de la AIT


Dos años después de su fundación, y luego de varios intentos, finalmente en
septiembre de 1866 en Ginebra (Suiza), la Primera Internacional realizó su primer
Congreso. Con el resurgimiento del movimiento obrero muchas de las tendencias
principales que habían tenido influencia entre los trabajadores durante las décadas
anteriores vuelven a tomar fuerza.

El “socialismo utópico” como tal había quedado superado por el propio desarrollo
de la lucha de clases. Durante las revoluciones de 1848 (ver recuadro “La
primavera de los pueblos”) la clase obrera ya había demostrado que la lucha por
una nueva sociedad se jugaba en las calles y que era capaz de conmover los
cimientos de la dominación de los capitalistas.

Sin embargo, estas conclusiones eran patrimonio del sector más avanzado de los
trabajadores, mientras que muchos de los que salían a la lucha al momento de
fundarse la Primera Internacional lo hacían con expectativas en que una sociedad
más justa se podía lograr sin un enfrentamiento abierto contra el Estado y la
burguesía.
En este marco es que la AIT avanza en la elaboración de un programa y una
estrategia de la clase obrera a partir de la intervención en la lucha de clases y del
debate político e ideológico entre las diferentes tendencias que la componían.
Entre las principales, una estará representada por Marx, Engels y su grupo; otra
por los anarquistas que se basaban en las teorías de Proudhon; otra la
constituirán los dirigentes de las trade-unions inglesas; y finalmente la corriente
anarquista dirigida por Mijaíl Bakunin que se incorporará a la AIT en 1868.

En el próximo número de LVO abordaremos las características y el contenido de


estas polémicas así como los primeros combates de la Primera Internacional en la
lucha de clases.

SEGUNDA INTERNACIONAL

A finales de la década de los años ochenta del siglo XIX comenzó a resurgir el
interés por recuperar la Internacional porque, a pesar de las distintas vías
nacionales que había emprendido el socialismo europeo, los problemas de los
proletarios eran idénticos en todas partes. Además, cundió la tesis de que los
partidos obreros debían coordinarse y relacionarse.
En 1889, en plenas celebraciones por el centenario de la Revolución Francesa y de
la Exposición Universal, se fundó la II Internacional en París. La nueva Internacional
se constituyó como una organización flexible, para evitar la rigidez de la Primera. La
organización internacional respetaría la autonomía de los distintos partidos. La
cohesión se mantendría a través de los Congresos que, periódicamente, se
organizarían. En 1896 se acordó que solamente podrían formar parte de la
Internacional las organizaciones que aprobasen la participación en la legislación y
actividad parlamentaria. Así pues, la nueva Internacional sería una confederación
de partidos socialistas que aceptaban el sistema democrático. Los anarquistas
quedaban excluidos.
El congreso fundacional de la II Internacional acordó que el primero de mayo de
1890 se convocara a los trabajadores para reivindicar la jornada laboral de ocho
horas. Esta fecha se convirtió en una muestra de la fuerza y la solidaridad
internacional de los obreros. Su celebración se ha convertido en un símbolo
adoptado en casi todos los países.
En los congresos de la Segunda Internacional se produjeron intensos debates
teóricos en torno al marxismo, generalmente, entre dos visiones, una ortodoxa y
otra revisionista. Pero, además, se discutió mucho sobre cuestiones de estrategia
política. Se planteó la cuestión de la participación de los partidos socialistas en
posibles gobiernos de coalición con partidos republicanos de izquierda. Otro de los
temas más debatidos tuvo que ver con la posición que debían adoptar los socialistas
ante la huelga general. En 1904 se llegó a una postura de compromiso que, en el
fondo, supuso la renuncia a este instrumento para terminar con el capitalismo. Pero,
al año siguiente, se reabrió el debate cuando estalló la Revolución rusa de 1905,
iniciada con una huelga general. Por fin, en 1906, fueron derrotadas las tesis
revolucionarias en el seno de la Internacional y se desechó definitivamente el
empleo de la huelga general.
En la Internacional se plantearon dos cuestioes que generaron intensos debates.
En primer lugar, estaría el colonialismo, en pleno auge en los últimos decenios del
siglo XIX. Los sectores más a la izquierda eran radicalmente contrarios a cualquier
posibilidad de que los socialistas apoyasen la expansión imperialista en sus
respectivos estados, pero los más moderados plantearon matices al rechazo del
colonialismo, ya que consideraban que podía ser beneficioso para otros pueblos y
podía genera beneficios económicos generales para el conjunto de las sociedades
occidentales.
Pero el gran debate fue el de la guerra, porque afectó a la propia esencia del
internacionalismo. En el Congreso de Stuttgart de 1907 se acordó que había que
oponerse rotundamente a la guerra porque solamente beneficiaba a los intereses
del capitalismo. Se aprobó, además, que había que tomar medidas para organizar
o articular esta oposición pero no se detallaron y eso provocó que se reabriera el
tema de la conveniencia o no de la huelga general como uno de esos medios. La
guerra siguió generando debates en los siguientes congresos. En el de Basilea de
1912 hubo unanimidad al defender la paz. Pero cuando la guerra estalló en el
verano de 1914, los socialdemócratas alemanes votaron los créditos de guerra en
su parlamento y el resto de partidos socialistas terminaron por alinearse con sus
gobiernos respectivos en detrimento del internacionalismo. La Primera Guerra
Mundial supuso una grave crisis para la Segunda Internacional. En 1921 nacería la
III Internacional pero con un sentido muy distinto a las anteriores. A diferencia de la
defensa de la autonomía de los partidos socialistas nacionales, la nueva
Internacional postulaba una disciplina rígida y la subordinación al partido
bolchevique.
En la II Internacional tuvieron un destacado papel las mujeres y su lucha por la
emancipación femenina, a través del Secretariado Internacional de Mujeres
Socialistas que, desde 1907, estuvo dirigido por la alemana Clara Zetkin. Desde
1911, el Secretariado promovió la celebración del Día Internacional de la Mujer
Trabajadora el día 8 de marzo.
La Tercera Internacional bajo Stalin

El rumbo de la Internacional Comunista estaba estrechamente vinculado a la


política desarrollada por la cada vez más fortalecida burocracia de la URSS. En
los siguientes años, esta política se caracterizó por dar bandazos en direcciones
totalmente opuestas, según se iban desarrollando los acontecimientos. La
burocracia, en su lucha por consolidarse pasó de apoyarse en el campesinado rico
al que favoreció en un primer momento, para después aplastarlo de una forma
violenta al percibir que éste se había convertido en un peligro para su dominio.
Pasó del "socialismo a paso de tortuga" en el que el desarrollo de la industria en la
URSS quedaba relegado a un futuro lejano, a la industrialización apresurada y la
colectivización forzosa del campo.
En el plano político, la burocracia sólo podía consolidarse aplastando a la
vanguardia del proletariado dentro del partido, ahogando la democracia obrera
para sustituirla por su dominio.
La IC vivió los zig-zags de la burocracia soviética aplicando los giros bruscos a
cada uno de los partidos comunistas. Así, en la época en la que la burocracia
estaba en el apogeo de su giro a la derecha y su luna de miel con el kulak
(campesino rico) y el nepman (especulador urbano) en la URSS, la Internacional
desarrolló una desastrosa política oportunista de alianzas, cuyo caso más
sangrante y trágico fue la subyugación del Partido Comunista Chino (PCCh) al
partido de la burguesía nacionalista, el Kuomintang, en la revolución que estalló
entre 1925 y 1927. La derrota de la revolución y el aplastamiento del PCCh fueron
las consecuencias de esta política.
Aterrorizados por el poder e influencia que adquirían el kulag y el nepman, la
burocracia se vio obligada a adoptar una caricatura del programa de la Oposición
de Izquierdas (OPI), encabezada por Trotsky, y por el cual había sido expulsada
del partido. Pusieron en práctica la industrialización y se inició la colectivización
del campo, no de una forma armónica como había propuesto la OPI, sino de una
forma forzosa y atropellada. Este nuevo giro se plasmó en un viraje de la
Internacional hacia el ultraizquierdismo más atroz. La llamada política del "tercer
periodo", según la cual la socialdemocracia era igual que el fascismo y, por lo
tanto, era el principal enemigo. Esta política sectaria aisló a los partidos
comunistas y dividió de una forma criminal al movimiento obrero internacional.

Ascenso de Hitler al poder y bancarrota de la Internacional Comunista


Fruto directo de la política del tercer periodo, el Partido Comunista Alemán,
que contaba con seis millones de seguidores en los primeros años treinta, ató de
pies y manos a la vanguardia del proletariado, dividiendo el cuerpo vivo del
movimiento obrero y desarmándolo ante el ascenso del fascismo. Lucharon
insistentemente contra la socialdemocracia del SPD, a la que consideraban "el
principal enemigo" de la clase obrera, mientras planteaban que no había ninguna
diferencia entre democracia y fascismo. El KPD quedó así totalmente aislado de
los trabajadores socialdemócratas, más de ocho millones. De esta manera, se
obstruyó la tarea fundamental de los comunistas de meter una cuña entre la
política reformista nefasta de la dirección del SPD y su base, a la que había que
ganar para la causa de la revolución, condición imprescindible para su triunfo. A
pesar de sumar entre los obreros socialistas y comunistas una fuerza mayoritaria y
colosal, la política sectaria y criminal del KPD condujo a una derrota terrible del
proletariado alemán, sin ningún tipo de resistencia, que permitió el ascenso
pacífico de Hitler al poder por la vía electoral.
Lejos de analizar la derrota, la IC ratificó solemnemente la política del KPD. Ante
estos acontecimientos quedó claro que la Tercera Internacional, como fuerza de
combate por el socialismo mundial, estaba muerta. Es en este momento cuando
Trotsky, a la cabeza de la Oposición de Izquierdas Internacional abandonó la
posición de tratar de reformar la IC y planteó la tarea de construir una nueva
Internacional.
A partir de aquí, el papel de la Internacional Comunista se reduce única y
exclusivamente al de guardafronteras de la URSS.
El VII Congreso de la Internacional, celebrado en 1935, significó un nuevo giro y
rompió con los últimos restos de las tradiciones en las que se había formado la
Internacional. La burocracia estalinista giró hacia las burguesías de Gran Bretaña
y Francia en busca de aliados para protegerse de la posible invasión militar de
Hitler. La Internacional desarrolló la política de "Frente Popular", en la que se
sacrificaba la política de independencia de clase a un compromiso con una
burguesía supuestamente progresista y democrática, con el objetivo de luchar
contra el fascismo. Al postergar de un modo indefinido la lucha por el poder en
aras de la democracia burguesa, esta política significó en la práctica desarmar al
movimiento obrero frente al ascenso del fascismo. Así, la IC jugó el papel de
vanguardia combatiente de la contrarrevolución.
En Francia y en España, el papel de la IC estalinizada fue decisivo para la derrota
de la revolución. Por primera vez, de forma plenamente consciente la burocracia
estalinista descarrila un proceso revolucionario por el temor a que un triunfo de la
clase obrera revitalizara el movimiento obrero en la propia URSS y cuestionase el
papel parásito y usurpador de la burocracia.
Cuando en 1943 la burocracia estalinista disuelve la Internacional Comunista para
satisfacer a sus aliados imperialistas, simplemente ratifica lo que ya es una
evidencia. Quedaba así enterrado el cadáver putrefacto de una organización que
hacía mucho tiempo había dejado de jugar ningún papel progresista.
La tragedia de este capítulo del movimiento obrero mundial no ensombrece la
férrea voluntad y el heroísmo de los millones de trabajadores comunistas y
socialistas que lucharon y dieron su vida en las filas de los partidos obreros y
fueron traicionados por su dirección. Una y otra vez, la clase obrera ha
demostrado a lo largo de la historia que la revolución no sólo es posible, si no que
es inevitable. En la lucha por forjar una dirección a la altura de las circunstancias,
está la llave para que la humanidad pueda seguir progresando y existiendo.

RESUMEN

La Primera Internacional (PI, formalmente la Asociación Internacional de los


Hombres Trabajadores) fue la primera que intentó reunir a los sindicatos y a los
partidos asociados a la clase trabajadora. Fue fundada en Londres durante una
reunión entre trabajadores llevada a cabo en Saint Martin's Hall. Su primer
congreso se llevó a cabo en 1866 en Ginebra. En 1872 su sede se traslada a
desde Londres a Nueva York. En su momento la Internacional llegó a contar con
1.2 millones de miembros en todo el mundo, aunque su gaceta oficial publicaba 8
millones. En la PI se evidenciaron los conflictos ideológicos entre anarquismo y
marxismo. La principal diferencia entre estos dos grupos fue que los marxistas
proponían un período de transición después de la revolución social antes de la
disolución final del estado idea que los bakuninistas no aceptaban considerando
que la revolución debía acabar inmediatamente con el estado. El resultado final de
esta división fue la expulsión de los anarquistas y anarcosindicalismo de la
Internacional. La PI fue disuelta en 1876.
La PI no debe ser confundida con la Asociación Internacional de los Trabajadores,
fundada en los años 1922 y 1923 por los anarquistas y anarcosindicalistas.
En su libro ¿Qué es la propiedad?, Pierre-Joseph Proudhon, con argumentos
históricos, jurídicos, y económicos, procura demostrar que la propiedad sobre
ciertos bienes en el orden político presente es un acto de robo, Proudhon idenfica
la propiedad como un derecho inalienable de todo individuo que justamente el
orden económico político no respeta en pos de beneficiar a unos pocos. Proudhon
critica el concepto de la renta como la idea de exigir algo a cambio de nada.
Identifica por vez primera a una parte de la población (los obreros) como los
productores de riqueza, y a otra como los usurpadores de ésa riqueza (la
burguesía). Concluye que esta apropiación de propiedad sólo puede ser posible a
través de una imposición jurídica por parte del Estado. Por lo tanto, según
Proudhon, los ciudadanos nunca estarán libres de la expoliación hasta que
desaparezca el Estado.
La Segunda Internacional: Tras varios fracasos por refundar la Primera
Internacional, se fundó en 1889 la Segunda Internacional (SI) que agrupó a
diversos partidos socialistas y laboristas. La SI es parte de la historia del
comunismo únicamente en referencia a los grupos al interior de ésta que luego
formaron la Tercera Internacional debido a su carácter eminentemente
socialdemócrata. La SI se disolvió en 1916 después del inicio de la Primera
Guerra Mundial.
Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 se produce la fractura de
la Segunda Internacional entre los socialistas reformistas y los revolucionarios,
pues los primeros apoyaron el esfuerzo bélico de sus respectivos gobiernos al
entrar éstos en guerra (dado el caso), mientras que los segundos se opusieron por
completo al conflicto por considerarlo "útil sólo para la burguesía" y contrario a los
intereses del proletariado. En este caso, los grupos revolucionarios acusaron a los
reformistas de haberse dejado llevar por el chauvinismo de guerra y haber
descartado el internacionalismo que debía distinguir a los partidos socialistas.
Los grupos socialistas revolucionarios celebraron la Conferencia de
Zimmerwald en septiembre de 1915 y la luego la Conferencia de Kienthal en abril
de 1916, ambas en la neutral Suiza. En estas conferencias las organizaciones
revolucionarias manifestaron su ruptura con la Internacional Socialista y se
convirtieron en la base de la III Internacional, construida por los partidos
socialistas que se habían opuesto a la Primera Guerra Mundial.
La "Tercera Internacional" fue fundada como Internacional Comunista en marzo
de 1919, en la ciudad rusa de Moscú, con el proyecto de romper definitivamente
con los elementos reformistas que, a juicio de los socialistas revolucionarios,
habían "traicionado a la clase trabajadora" y provocado la "bancarrota moral" de
la Segunda Internacional. La debilidad de los partidos socialistas tras el fin de la
guerra en 1918, y el hecho de que los bolcheviques rusos ya hubieran
empezado su propia revolución de modo exitoso causó que los "socialistas
revolucionarios" eligieran Petrogrado como su primera sede.

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