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Título de la edición original: UNO

Salir S\veet
Andre Deutsch Ltd, 1982

Los Ch en llevaban cuatro afios viviendo en el Reino U nido,


tiempo suficiente para haber perdido su lugar en la sociedad de la
que habían emigrado, pero insuficiente para sentirse cómodos en
Portada: la nueva. Ya nadie los echaba de menos; Lily no tenía parientes
Julio Vivas
Ilustración de Ángel Jové vivos, aparte de su hermana :Lviui, y Chen había perdido su
derecho a las tierras del clan en su pueblo ancestral. Allí le
recordaban por el giro postal que remitía a su padre todos los
meses, y sólo le habrían recordado verdaderamente si ese giro
hubiese dejado de llegar.
Pero en el Reino Unido, la tierra de promisión, Chen era
todavía un intruso. Eso es lo que él se consideraba. Cierto, pagaba
un alquiler razonable al municipio de Brent por una vivienda
cómoda y caliente, un alojamiento francamente palaciego compa-
rado con los que su esposa Lily había conocido en Hong Kong.
Que hubiese ingleses que habían competido por el piso que él
ocupaba ahora sólo servía para que Chen se sintiera más, y no
menos) extranjeroi se sentía como quien asiste a una fiesta sin
estar invitado y, por no marcharse a tiempo., acaba siendo descu-
© Timothy Mo, 1982 bierto. No tenía ninguna razón tangible para sentirse así. Hasta
© EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 1995 ahora nadie le había asaltado ni insultado, ni siquiera le habían
Pedró de la Creu, 58
08034 Barcelona mirado dos veces. Pero Chen lo sabía, lo sentía en los huesos, lo
notaba entre los omóplatos cuando en su día libre pasaba por
ISBN• 84-339-0688-7
Depósito Legal: B. 37785-1995 delante de los bares a la hora en que se iban vaciando; lo notaba
en el encogimiento de su cuero cabelludo cuando oía que unas
Printed in Spain
botellas rodaban por la acera; en el silencio que descendía sobre
Libergraf, S.L., Constitució, 19, 08014 Barcelona una parada de autobús oscura y luego se levantaba; en una

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complicidad muda entre él y otros como él, no necesariamente de minutos antes de que los pasos de su marido sonaran en la
su misma raza. Un enorme antillano cobrador de autobús le escalera de piedra, y cuando Chen terminaba la sopa, abandonan-
cobraba siempre de menos en su trayecto matinal al trabajo, Lo do la cuchara y llevándose el tazón a los labios para beberse los
sabía porque el cobrador inglés le pedía tres peniques más, Chen últimos incómodos centímetros, sudaba copiosamente, con gotas
estaba seguro de que la equivocación del negro era voluntaria. de humedad en la frente tan saladas como el caldo, Se imaginaba
Guardaba los tres peniques, para que le trajeran suerte, en un que caían en el tazón y sazonaban en exceso lo que quedaba de la
calcetín que se le había quedado pequeño a su hijito, Man Kee, sopa. Cuatro años antes, al principio de su matrimonio, Chen
Chen no era especialmente supersticioso, pero creía que había trataba a veces de dejarse la última cucharada, pero la mirada de
veces en las que uno necesitaba toda la suerte de la que pudiera reproche de Lily era insufrible; y en ese instante se mostraba
echar mano. igualmente implacable, observándole de reojo desde el sofá, con
La semana de Chen se caracterizaba por una austera simplici- las rodillas muy juntas mientras zurcía los calcetines del niño, que
dad. U na vez la había descompuesto en fracciones en la parte de cogía de un cesto de plástico que había en el suelo.
atrás de su bloc de pedidos, dividiendo las horas de la semana -¿Te ha gustado, marido' ¿Estaba buena? -preguntaba alegre-
como una tarta. Trabajaba 72 horas en el restaurante, dormía 56, mente.
pasaba 40 con su mujer y su niño (más bien 32 descontando el Chen gruftía a su manera impasible, sin intención de herirla
tiempo del transporte, y, por supuesto, J:vían Kee estaba a menudo pero procurando a la vez no dar lugar a que en el futuro le pusiera
acostado cuando él estaba despierto). Esto se repetía conforme a un tazón más grande.
un ciclo de seis días a la semana en el restaurante con uno libre Aunque desagradablemente lleno, y además acalorado, a
(el jueves). Ese día lo pasaba tumbado en el sofá recuperándose, Chen le habría gustado tomarse una galleta, pero Lily también se
generalmente con los ojos abiertos porque le dolían los pies mostraba inflexible en eso, El dulce después de lo salado era
después de tantas horas sin sentarse. Era duro y le costaba ganar peligroso para el organismo, según le habían enseñado; podía
el dinero, pero no tenía queja; el sueldo era espectacularmente perturbar todo el equilibrio de los principios duales o masculinos
bueno, incluso sin contar las propinas. y femeninos, yin y yang. Lily era un pozo de irritantes pero
Lily Chen preparaba siempre una «merienda)) para que su incontrovertibles muestras de sabiduría popular como ésta, que
marido se la tomara al regresar a la 1. 15 de la noche. Esto no era había aprendido de su padre, quien había sido curandero a tiempo
estrictamente necesario, ya que Chen disfrutaba a una muy tardía parcial y boxeador chino. Durante cuatro aftos, por lo tanto, Chen
hora, las 1 L45, de lo que, según aseguraba el jefe, era la mejor se había ido a la cama torturado por una se~ extrema pero con sus
cena para los empleados que daba ningún restaurante. Los cama- principios duales masculino y femenino en armonía. Esto era más
reros, el jefe y la madre del jefe se sentaban alrededor de una mesa de lo que podía decirse de Lily, pensaba Chen a menudo, que
redonda y tomaban sopa, un pescado enorme, verduras, cerdo ocultaba una voluntad de acero bajo su apariencia tímida.
desmenuzado y un cuenco de arroz humeante. A pesar de eso, Ya llevaban tres años y medio viviendo en el piso. Antes
Lily preparaba un caldo de un amarillo dorado en el que flotaban habían vivido en una habitación encima del diminuto restaurante
redondeles de aceite y lo ponía delante de su marido cuando éste de Liverpool donde él trabajaba, Consiguió el empleo en Londres
regresaba. Le parecía que de no hacerlo incumpliría sus obligacio- tres meses después de casarse. En todo el tiempo que llevaban en
nes de esposa, Obedientemente, Chen se bebía el caldo, que se el distrito NW9 no habían añadido un solo mueble (salvo un
llevaba a la boca con una cuchara de porcelana decorada mientras televisor gigantesco) a los que le habían comprado al inquilino
Lily le observaba atentamente desde el sofá. La sopa era demasia- anterior: alfombras y cortinas en una combinación de morados y
do espesa para éL Lily tenía encendida la estufa de gas cinco naranjas, un sofá de plástico negro chirriante, y un butacón, una

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especie de trono en el que sólo Chen podía sentarse. Había dos a través de la vidriera del gran restaurante donde trabajaba Chen, Y
dormitorios. En uno de ellos dormía la hermana mayor de Lily) tampoco se le ocurría pedirle que le trajera las compras él.
Mui. Man Kee, su hijo de veintinueve meses, tenía la cuna en el Su marido le daba semanalmente a Lily para la casa 10 libras,
recibidoL en metálico, de su paga total neta de seis billetes de 5 libras, de las
Man Kee tenia una cabeza grande y desproporcionada, bien cuales el jefe había pagado una fracción de los impuestos corres-
cubierta por una suave pelusa negra, El tamaño de su cabeza era pondientes. No estaba mal para principios de la década de los
uno de los temas favoritos de su padre, quien, para irritación de sesenta. Lily hubiese podido recibir algo más, y Chen se lo ofrecía
Lily, nunca perdía la oportunidad de señalársela a los visitantes. a veces, pero Lily, aunque aceptaba siempre, nunca lo pedía, De
«Tan grande como un balón de fútbol o un melón», exageraba las restantes 20 libras, 2 eran para ropa y gas, Chen se guardaba
con una licencia de padre, ante lo cual Lily decía enfadada: otras 2 para sus propias diversiones, pagaba 6 de alquiler y
«¡Malas palabrash>, y cogía a su hijo para besarle en el pelo enviaba 1O a sus padres,
perfumado. El niño continuaba pasando muchas de sus horas de Lo que Chen no sospechaba era que Lily sólo gastaba unas
vigilia en una especie de corralito con ruedas que sostenía sus 6 libras de la cantidad para comida. Ella y Mui almorzaban frugal-
pasos extrañamente inestables. Había empezado a andar muy mente a base de col, arroz y una tortilla de dos huevos, ocasional-
tarde -a los dieciocho meses- e incluso ahora se caía con fre- mente animada con cuatro o cinco gambas que Lily echaba justo
cuencia. Lily esperaba que superase pronto esta etapa (sólo tem- después de haber estrellado los huevos enteros en una wok 1
poral). También esperaba fervientemente que dejase de soltar ligeramente aceitada. Luego sacaba los fragmentos de cáscara con
aquellos fardos periódicos y alarmantemente grandes en sus cal- unos palillos de madera grandes. Cuando había retirado el último
zoncillos. Contra semejante eventualidad, sus bombachos tenían pedazo, la tortilla estaba lista. Poco antes de que Chen llegase a
una raja en la parte de atrás, ahora más bien por comodidad, casa las chicas se tomaban una gruesa rebanada de pan cada una.
había que reconocerlo, si bien las intermitentes emergencias no Ivian Kee comía con su madre y su tía y se alimentaba bien. Sus
se habían acabado ni mucho menos. A Lily le preocupaba su raciones de hígado y pescado desmenuzado eran pequeñas, pero
andar inestable (no era posible que su querido hijo, fuese, fuese ... su precio ascendía a más de lo que las dos mujeres gastaban en
se negaba a utilizar palabras que pudieran traerle mala suerte, comida. El día en que Chen libraba Lily preparaba algo especial a
incluso el eufemismo «retrasado»). Pero el niño, aunque no mediodía, pato o cerdo. A pesar de las ahogadas exhortaciones de
hablaba, tenía en los ojos una luz de inteligencia que la tranquili- Chen, las chicas sólo picaban de las exquisiteces que él devoraba
zaba mucho cuando la veía. Para ejercitar sus pies, se aseguraba de con el cuenco levantado, utilizando los palillos como palancas
que no llevase zapatos en la casa (para salir le ponía los mejores; más que como pinzas.
no había que reparar en gastos). Dentro de casa le calzaban varios Lily babia ahorrado ya 393 libras, que guardaba enrolladas
pares de calcetines a rayas rojas y blancas, cuya lana tendía a dentro de una vieja lata de té en su despensa. Tenía vagos pero
sabotear las bolas de plastilina que eran su juguete favorito. El firmes planes respecto a la mejor manera de emplearlas y había
niño estaba abominablemente mimado por su tia, una joven mantenido en secreto la existencia del fragante tesoro. Además de
nerviosa que no había salido de la casa más de una docena de obtener un placer sensual al ver crecer sus ahorros, a Lily le
veces -y sólo para cruzar a la acera de enfrente- desde su llegada gustaba la forma en que los billetes se habían impregnado de olor
veintidós meses antes. a jazmín. Su cuerpo estaba libre de cualquier perfume (salvo el
Lily hacía todas las compras en el gran supermercado de Burnt olor a rosas del jabón Camay, que era su favorito), pero guardaba
Oak y de tarde en tarde iba a las tiendas de la Calle China en el
centro de Londres. En estas infrecuentes excursiones nunca miraba 1. Sartén en forma de cuenco usada para la cocína chína. (N. de la T.)

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un ambientador en la cocina para combatir los fuertes olores de la nos. Pensó que ella satisfacía cierta imperturbabilidad suya y más
comida de los jueves. Una vez, en un .momento de abandono, se tarde descubrió que la naturaleza activa de ella complementaba su
había rociado un poco en la cara interna de la muñeca, donde terca impasibilidad. Lily no tenía un carácter vivaz ni mucho
latía su pulso lento, y le había salido una desagradable erupción. menos, pero estaba lejos de ser flemática. La contrapartida feme-
nina de Chen en la carta cósmica de la casamentera habría sido
apática y pasiva, lo cual en realidad no le habría convenido en
En el baile donde conoció a su marido ella llevaba un toque absoluto. Además, casándose con la huérfana Lily, eliminaba la
de Colonia 4 711. Dicha fiesta había tenido lugar en el pueblo necesidad de pagar el precio de la novia.
natal de Chen, Tung San, y se había organizado para los solteros Lily tenía entonces veintitrés años. Para casarse con Chen
emigrantes como él que buscaban esposas que llevarse a Europa. había tenido que romper el contrato que había firmado tres años
Lily no era una habitante de los Nuevos Territorios. Venía de la antes con la fábrica de pelucas Tsuen Wan, en la que trabajaba de
provincia de K \Vangsi, de un pueblo próximo a una importante costurera. La cláusula principal le prohibía casarse en los cínco
ciudad fluvial cerca de la frontera de Kwangtung. Estaba sentada años siguientes. Junto con el resto de la mano de obra femenina
sola en un silla plegable, lejos del lugar donde las chicas de los Lily vivía en un pabellón habilitado sobre la azotea de la fábric.'
asentamientos vecinos se reían mientras tomaban tarta de crema como había vivido antes en la fábrica de zapatos de piel d~
y bebían Coca:Cola y Green Spot en vasos de papel. Chen tenía cocodrilo, en la de encendedores ornamentales, en la de gramófo-
entonces veintisiete años, una edad muy avanzada para llegar a nos y en la de transistores. El dormitorio tenía 40 metros de largo
ella sin esposa, por no hablar de hijos, idea que su padre le había por cinco de ancho y albergaba a 120 trabajadoras en 60 literas.
inculcado con insistencia. El anciano señor Chen era carpintero y Había ido al baile donde conoció a su futuro esposo con otras
vivía en una de las casas viejas y pequeñas situadas a la salida del cinco obreras. Esto había supuesto no respetar el toque de queda
pueblo, pegadas a la montaña, a cierta distancia de las casas de de las nueve de la noche impuesto por la fábrica. Por si acaso la
hormigón de dos plantas construidas con el dinero de los giros policía las paraba y las devolvía al dormitorio, todas llevaban un
fuera de las antiguas murallas. El negocio de la carpintería había billete de 10 dólares sujeto con un clip a su carnet de identidad.
sufrido una caída a principios de la década de los sesenta, cuando El sueldo de la fábrica era bueno y a las chicas no les importaba
disminuyó la producción de arroz a causa de la competencia de pagarle a la policía su dinero para el té. Ciertamente, Lily ganaba
Tailandia, y los padres de Chen, al igual que otras familias del más de lo que habría ganado como sirvienta en casa de unos
pueblo, dependían ahora en gtan medida del dinero que su hijo extranjeros o unos chinos, donde las horas de trabajo equivalían
les enviaba desde ultramar. Aunque deseaban tener más nietos, de hecho a un toque de queda. El trabajo en la fábrica era ligero
les preocupaba a la vez que ello redujese la cuantía de su asigna- en comparación con las incesantes exigencias de una familia
ción. Cuando Chen llevó a Lily a casa de su familia tres días china sobre su criada. Incluso después de hacerle el supervisor las
después del baile de los solteros, sus padres se mostraron compla-- acostumbradas proposiciones deshonestas, a lo cual respondió
cidos con reservas. La joven pareja había estado sentada fuera del Lily con un golpe en la oreja asombrosamente fuerte teniendo en
edificio municipal y su fuerte música, bajo los farolillos colga- cuenta su se:Xo y su ~onstitución, y de asignársele desde entonces
dos en el árbol del pueblo. La boda se celebró tres semanas más pelo más duro para trabajar con él, su empleo seguía siendo muy
tarde, quince días antes de que la pareja partiese hacia el Reino soportable.
Unido. De todas formas Lily no se tomó la molestia de avisar a la
Chen había pensado que Lily era una mujer austera, diferente dirección de su partida. Sencillamente habría perdido su empleo y
de las parlanchinas y excitables muchachas de los pueblos veci- a la vez el techo sobre su cabeza, como le había sucedido a otras

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chicas menos astutas en el pasado. Continuó trabajando el tiempo negocio. Sin dejar su puesto actual necesariamente, aunque tal vez
que le quedaba. El día antes de su marcha metió las pocas cosas fuese preferible. Siempre existía la posibilidad de meter con
que tenia en una maleta de cartón y salió del edificio mientras las calzador más horas en una semana laboral ya atestada, Lily
otras muchachas paseaban por la azotea. Al escapar .así perdió una pensaba en una tienda de comestibles especializada en exquisite-
pequeña parte de la paga, pero había que aceptarlo. Chen le había ces enlatadas y secas, de la que pudiera ocuparse ella misma,
conseguido una plaza en su vuelo charter y salieron de Kai Tak aunque quizá fuese más sensato una tienda de comida para llevar.
un domingo. Chen abrochó el cinturón de seguridad de su esposa, Para eso estaba ahorrando. Su impasible y nada emprendedor
mantuvo su manaza sudorosa contra la palma seca y fresca de ella marido nunca la animaba cuando ella dejaba caer pequeñas indi-
durante el despegue y, todas las veces que fue necesario, la escoltó rectas y finalmente insinuaciones evidentes: «Cocino tanto que
a la parte de atrás de la cabina, montando guardia ante la puerta debería hacerlo todo el tiempo», «¿Quién es mejor para los
de aspecto endeble y encabezando al cabo de un rato una larga negocios, marido, el chino o el indio?» No estaba segura de dónde
cola ante cuyos ojos los Chen regresaban a sus asientos. volcar sus esfuerzos, pero sabía que podía ganarse dinero en algún
sitio: para la educación de Man Kee, para un coche, para un
televisor más grande, quizá en color. La propia infancia de Man
Después del nacimiento de su hijo, Lily no podía ya realizar Kee era una parte necesaria en 1a construcción de una existencia
todo el trabajo de la casa. Le permitió a Chen que le mandase un social mejor, y no tanto el desarrollo de un individuo como la
telegrama a su hermana Mui. El nombre completo de Mui era colocación de un ladrillo fundamental en un edificio planeado y
Flor de Luna, el de su hermana menor Azucena 1 de Luna, y sumamente estructurado. El descontento había empezado a inva-
«Luna» se habría repetido como un estribillo en los nombre de dir los pensamientos de Lily por primera vez desde que estaba en
esa generación femenina si hubiese habido más descendencia. Inglaterra; por primera vez, quizá, en una vida que desde la
Mui trabajaba entonces de sirvienta en casa de un solterón inglés primera infancia había transcurrido casi siempre en circunstan-
que hablaba cantonés y tenía un puesto en la Administración. cias de adversidad y privaciones materiales que podrían haber
Durante sus dos aftos en este empleo Mui había adquirido un aplastado a un espíritu más débil. Que habían, a juzgar por su
inglés funcional. A la luz de esta habilidad, Lily pensó que podía irritante inercia, aplastado a Mui. Sin embargo, Lily nunca se
traérsela. Mui tenía unos pequeños ahorros, y Lily le envió dinero había quejado, nunca se había dado por vencida ni tenido un solo
de su lata de té para completar el precio del billete de ida, momento de autocompasión. 1

pidiéndole que dijera que lo había pagado todo ella, si Chen se lo Ahora, cuando al fin la suerte parecía haberse puesto de su
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preguntaba. Chen recogió a Mui en el aeropuerto (reconociéndo- lado, con un marido amable aunque aburrido, una casa cómoda y
la por una vieja fotografía), la llevó en el autobús de dos pisos del caldeada, la ayuda y la compañía de Mui y las varias alegrías y 'l
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aeropuerto hasta Victoria y luego fueron en metro al piso. Mui tribulaciones menores de la crianza de Man Kee para llenar sus
apenas babia salido de casa desde entonces, comportamiento que días, deseaba arriesgarlo todo por algo que no era mejor que una 11

estaba empezando a inquietar no sólo a Lily sino también a su cu- jugada atrevida. La verdad era que estaba dispuesta a aceptar para !j
ñado. sí misma una existencia que no toleraría para Man Kee. Su hijo
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Primero el niño y luego Mui habían disminuido temporal- tendría las oportunidades de las que ella había sido excluida a
mente las superabundantes energías de Lily. Llevaba algún tiem- causa de su sexo y su mala fortuna. Antes que verle permanecer 'i
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po tratando de persuadir a Chen para que montase su propio en su nivel, lo arriesgaría todo. Esta desesperada resolución, una
medida extrema tratándose de una mujer acostumbrada a transigir
1. Lily significa azucena. (N. de la T.) en todas las cosas, grandes y pequeñas, la adoptó en silencio y la

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alimentó sin dramatismo. De acuerdo con su experiencia, en la hablaba cantonés y vivía en Southall cuando estaban gravemente
vida no era posible detenerse, Las familias ascendían y caían. enfermos. Pero Lily, incluso ahora, consideraba un tanto vergon-
Había una rivalidad .mortal entre ellas. Sus miembros se unían zoso aceptar algo a cambio de nada, A Chen le desconcertaba este
frente a un mundo hostil y conspirador. Si una generación no asunto de inscribirse y llenar impresos. U na vez había visto una
subía> la siguiente o la otra declinaban; no podían mantener el tarjeta sanitaria. El tamaño del número había sido suficiente para
nivel. Esto era casi un axioma: su propia vida era un ejemplo. Se intimidark
dedicó a persuadir a Chen con una aparente indiferencia que Lily había soportado su embarazo estoicamente; había conti-
desmentía su determinación. nuado haciendo sus tareas habituales y subiendo las escaleras de
En el hospital mandaron a Lily a la consulta, en Mili Hill, de piedra un poco más pesadamente con cada mes que pasaba. Los
una doctora polaca que le proporcionó los medios para «planifi- domingos por la noche había seguido bajando los contenedores de
car» su familia. Lily pensó que ésta era una expresión maravillosa. basura al patio, Chen había ofrecido sus servicios pero Lily los
Estar asignado a un médico también fue una bendición para había rechazado, Así que los vecinos se habían deleitado con el
Chen, Hasta entonces Lily le había cuidado personalmente du- espectáculo de una mujer embarazada de siete meses bajando a
rante varios ataques de gripe, curándole casi a base de fuerza de rastras, de escalón en escalón, los contenedores grises llenos y
voluntad, tal era la intensidad de su preocupación. Como comple- volviendo luego a subirlos, ambos sonidos claramente diferencia-
mento a este compromiso físico con la cabecera de la cama de su dos. Al final, una vecina amable le había enviado a su hija casada,
marido, Lily preparaba para Chen viscosas pociones de hierbas también embarazada, y Lily había ido al hospital con elh No
que sabían tan asquerosamente como olían y envolvían todo el había tenido complicaciones en el parto.
piso en unos vapores que proporcionaban escozor de ojos y hacían Mientras Chen esperaba el autobús a media mañana era
llorar, Las fórmulas eran improvisadas, Su padre le había dado las consciente de las miradas acusadoras. Si hubiese salido de casa
recetas, El problema era que los ingredientes no se encontra- más temprano con otros hombres que iban a trabajar la cosa no
ban en el Reino Unido, pese a que la isla era un cuerno de habría sido tan grave, pero así tenía que permanecer incómodo en
la abundancia de cosas buenas en lo relativo a productos más una cola de mujeres con bolsas de la compra, Chen suponía que
caseros. En una gran tradición improvisadora, digna del país las amas de casa inglesas le miraban fijamente porque era chino y
anfitrión, Lily se atenía a los productos originales cuando podía, y él las miraba de soslayo obsequiosamente mientras movía los pies
si esto no era posible incluía algo que consideraba similar (por y esperaba el autobús, El hecho de que le mirasen ya no le
ejemplo, zanahoria en lugar de cuerno de rinoceronte). En gene- desconcertaba, aunque sí le extraftaba el carácter acusador de las
ral, como resultado de sus espontáneas enmiendas y adiciones, miradas. Encontraba, no obstante, un tranquilizador anonimato
aquellas infusiones parecían más inocuas al receptor, aunque las en ser extranjero. Chen lo comprendía: a él también le parecían
densas suspensiones verde gris de líquido humeante y cuajado iguales muchos occidentales.
seguían siendo imponentes para el reacio Chen, que las miraba Lily había intentado sin éxito convencer a Mui de que fuese al
con aprensión desde debajo de sus sábanas de nylon, Fuese por las médico, Cuando le daba una dosis de su remedio patentado, Mui
pociones, por el miedo a ella o por los cuidados personales, Chen se tragaba la repugnante mezcla con una ecuanimidad verdadera-
siempre se recuperaba rápidamente. mente alarmante. Durante su primera semana en el piso Mui
Lily gozaba de buena salud; afortunadamente para ambos, había permanecido sentada en la cocina de espaldas a la ventana
pensaba a menudo, Hasta que llegó Man Kee ninguno de los dos y al patio que había abajo, Estaba un poco más gordita que Lily,
había ido al médico desde que se hallaban en el Reino U nido, con una cara redonda e ingenua que fácilmente podía hacer creer
Algunos empleados del restaurante iban a un médico indio que a la gente que ella era la más joven. Ésta era una antigua broma

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entre las dos, y Lily a veces empleaba el tono equivocado cuando en un lenguaje más popular del que ella le había oído a su señoL
decía «Ah :tvfui», palabras que pronunciadas con una inflexión Sin embargo, las situaciones eran bastante universales, y no tan
distinta significaban «hermana menor>}. La actitud enérgica de alejadas de los contextos habituales en el drama cantonés como
Lily y el natural apocamiento de Mui contribuían a dar esta para resultar totalmente ininteligibles; aunque las convenciones
impresión errónea. Pero el comportamiento de Mui iba ahora podían ser muy diferentes. Mui no era capaz de retener los
más lejos que nunca. nombres de los protagonistas, pero no por eso eran menos reales
Sólo con dificultad conseguía Liíy que Mui entrase en el para ella. Daba a los personajes nombres que se inventaba: Chico,
cuarto de estar, donde la depositaba en el sibilante sofá negro e Redecilla, Bebedor, Lisiado, Taimado, Chica Malaº La imagen
intentaba hacerla hablarº No resultaba fácil averiguar qué le compuesta de la población británica que podía recoger era alar-
pasabaº La propia Mui no parecía saberloº Había trabajado antes mante. Mui se resistió a salir del piso más que nunca.
para un extranjero. Tal vez era la concentración de extranjeros Pasó algún tiempo antes de que Lily se diese cuenta de que su
que había allí lo que encontraba tan perturbadorº Lily se dedicó a táctica era contraproducente. Pero ya era demasiado tarde. Mui se
persuadirla gradualmente; la llevó a la ventana y le señaló las había convertido en una adicta. Veía hasta los programas de
tiendas al otro lado de la calleº Tuvo que empujar a Mui hacia las marionetas para niños con lVían Kee y daba muestras de disfrutar~
cortinas de redecilla con una mano firme en su cintura. Desde los. Sólo dejaba el sofá, con un oportuno suspiro de aire compri-
este punto panorámico J:víui se aferró a las cortinas y asomó la mido escapando de los cojines al verse libres de su peso, cuando
cara por el borde en una buena aproximación a lo que sería la las últimas notas del himno nacional se transformaban en el
conducta evasiva de alguien amenazado por un francotirador loco agudo gemido que denotaba el final de la transmisiónº Incluso
desde un tejado. No obstante, Lily insistió. Le indicó los diversos entonces aguantaba, esperanzada, como si pudiera tratarse de un
locales de la modesta calle: el restaurante indioj la tienda griega fallo temporal del aparato o de una maniobra para separar de
de comestiblesj la sastrería de arreglos judía. La reacción de Ivíui entre la masa de telespectadores a los auténticos entusiastas, en
no fue alentadora. beneficio de los cuales la emisión se reanudaría al cabo de un
La televisión dio mejores resultados. Los programas adecua- momento. Controlando con esfuerzo su irritación, Lily tenía que
dos empezaban a las seis de la tarde, comenzando por las noticias apagarle el televisor. A la mañana siguiente Mui sintonizaba de
(que estaban lejos de ser el programa favorito de Lily)º Mui miró nuevo los programas educativos. Era un anhelo pernicioso, pen-
ávidamente desde el principio. Mostró preferencias entre los saba Lilyº
locutores. Había uno con la frente amplia y entradas en el pelo y
con una voz monótona y nasal que no le gustaba. Se parecía
demasiado a su antiguo señor, le dijo a Lilyº Las tupidas cejas de ¡¡
Tal vez las diferencias de carácter entre las dos hermanas ·11
otro eran ((excéntricas», dijoJ usando la aguda palabra cantonesa. !,:
fuesen producto de la educación más que de ningún rasgo innato I;;
Su favorito era el de la mandíbula prominente y la nariz chata, el de personalidad. Puede que la actitud de su padre hubiese estimu- li
que tenía las facciones difusas y familiares de un cantonés. Las lado el crecimiento de la faceta agresiva en el carácter de Lilyº De
series empezaban una hora después de las noticias. «Cruce de ser así, era un brote robusto el que había cultivado. Cuatro años
carreteras>} (emitido a última hora de la tarde) y «Coronation mayor que Lily, Mui había sido educada de niña con el razonable
Street)) eran las preferidas de Mui. Las contemplaba con un propósito de que llegara a convertirse en una mujer: dócil, cum-
interés fascinado que rayaba en una clase especial de horror. No plidora, considerada, abnegada, dentro de sus límites veraz y
cogía más que unas cuantas palabras sueltas del diálogo, que era honorable; y, huelga decirlo, absolutamente sumisa a los menores
coloquial, mezclado con regionalismos y formulado generalmente deseos de sus superiores, lo cual abarcaba a las mujeres mayores

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que ella y a todo el sexo masculino, ~ncluyendo a cualquier la fuerza bruta, las presas salvajes y las técnicas para sacar los ojos.
hermano que pudiera tener en el futuro. Este fue el problema. Su Su padre no hacía concesiones a su alumna. Obligaba a la niña a
madre no había producido ningún hijo varón ya que había muerto mantenerse en cuclillas durante una hora seguida con las piernas
al dar a luz a su segunda hija. Su padre podía haber actuado de lo más separadas posible, Utilizando dos dagas clavadas en el suelo
una de estas tres maneras. Podía haber asfixiado a la recién como marcadores. Le ponía en equilibrio sobre la cabeza una jarra
nacida. Podía haber vendido a la niña y a Mui a un burdel, cosa de cerámica, de las más pequeñas (aunque era un hombre duro,
que tal vez habría sucedido si él hubiera sido no menos bueno también era realista), llena de vino. Al mismo tiempo la golpeaba
sino menos rico. O podía fingir que Lily era un niño, haciendo ligeramente en las espinillas con una vara de bambú. Las lágrimas
caso omiso de las molestas y, como era previsible, cada vez más empezaban a correr por las mejillas de la niña hacia la mitad de la
evidentes indicaciones físicas de lo contrario. Optó por esta prueba, los músculos de sus muslos claramente ardiendo, el _dolor
última posibilidad, quizá esperando que si trabajaba lo suficiente en las espinillas casi una distracción bien acogida del suplicio
con su hija en esta vida tal vez en la siguiente encarnación ella principal.
disfrutase de la indescriptible felicidad de ser un hombre. (Era un En el entrenamiento había días duros y días suaves. Los días
budista devoto.) Así que a Lily le cortaron el pelo con un suaves a Lily se le exigía que sostuviera una pértiga con el brazo
flequillo a lo tazón y no sólo llevaba pantalones (igual que Mui y extendido durante una hora. El entrenamiento con armas, duran-
todos los otros niños de la frontera entre Kvvangsi y Kwangtung te el cual su padre atacaba sus piernas con una hachuela roma que
en aquel entonces), sino que la vestían de negro en Jugar de él le había dicho que estaba afilada, era un juego en comparación.
utilizar el estampado floral con que estaban hechos los trajes de La agilidad y la precisión de Lily, según reconocía su padre de
algodón de Mui. Mientras ésta se dedicaba al estudio de la mala gana, eran excelentes, mejores incluso que las de las compa-
preparación de ramos, el bordado y la disposición de los refrige- ñeras de Mui de nueve años; aunque, naturalmente, éstas, en sus
rios en las bandejas de laca, Lily se ocupaba de actividades más es- juegos de mantener un rehilete de plumas teñidas en el aire con
trictas. los pies y saltar sobre una larga cuerda de bandas de goma
A la edad de cinco años comenzó su instrucción en boxeo multicolores, encontraban mucho menos incentivo para mover-
chino bajo la tutela de su padre. Él era un maestro en un sistema se con el ritmo de metrónomos h'umanos que Lily, quien pade-
notablemente severo. Nada de estilo «blando» o «interno» para cía frecuentes pesadillas relacionadas con la amputación de las
Lily, con las técnicas pasivas y flexibles que solían estudiar las piernas.
chicas (no tenía nada de extraordinario que hubiese maestras, y El fracaso había amargado a su padre. De joven había sido el
no digamos alumnas). Lily no iba a aprender uno de los sistemas mejor luchador de la provincia, el discípulo predilecto de su sifu.
indicados para niñas, tales como la palma de ocho diagramas, el El maestro le había elegido a él, en lugar de a su propio hijo, para
supremo y definitivo puño del tai chi, la lucha de la Grulla Blanca continuar la tradición del Hung gar en Kwangsi, le había iniciado
0 el veloz y económico sistema inventado por la monja budista en los pocos trucos de combate que hasta entonces no le había
Yim Wing Chun a finales del siglo XVIII. En lugar de eso sería revelado ni a sus más queridos alumnos, tales como un gancho
instruida en todo el prístino rigor y la forma meridional del boxeo corto asestado con la derecha en una posición zurda en lugar del
de templo llamado siu lum. Su padre, un hombre fornido con el acostumbrado pufíetazo invertido, una ingeniosa combinación de
cráneo rapado, y un cuero cabelludo erizado que arañaba las golpe y barrido con la pierna y una patada obstructora para salvar
mejillas de Lily siempre que él se agachaba para demostrarle un la distancia.
movimiento a la niña, era discípulo del estilo Hung gar del siu El padre de Lily nunca había sido el más elegante de los
/um, una secta de línea dura que concedía especial importancia a luchadores. Había muchos fallos en su boxeo con su propia

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r'*
sombra, que ejecutaba mecánicamente y sin un ápice de la bador para su confianza en su propia capacidad porque no se le
desenvoltura de los otros alumnos destacados, Pero era un ocurrió culpar de sus limitaciones a la tradición en la que había
formidable camorrista: un potente pegador con los puños que sido formado- le obsesionaría el resto de su vida. En vano trató
también podía machacar las espinillas o las rodillas del contrin- de llevar a su oponente a las esquinas de la plataforma cercada
cante de una patada baja. Era capaz de dislocar miembros y de con cuerdas, El otro maniobraba, pensaba y pegaba mejor que éL
romperle la coronilla a un hombre haciéndola chocar con la Sus manos como zarpas agarraban sólo el aire, Su oponente le
suya, Había sido campeón de las dos provincias durante tres mandaba tambaleándose contra las cuerdas, sus patadas le golpea-
aftos seguidos en los torneos ilegales que se celebraban fuera de ban en el estómago, la cintura, los riñones y los muslos, y luego
Macao, El último año había dejado a dos oponentes totalmente empezaron a estrellarse contra su cabeza. La sangre que manaba
inconscientes durante más de quince minutos y lisiado a un de sus cejas partidas le cegaba mientras el hombre de Shantung
tercero, Al cuarto y último le había golpeado simultáneamente iba y venía con sus ágiles ataques acompañado de los vítores y las
en ambas sienes con una rara técnica doble, provocándole una burlas del público parcial, El campeón cantonés era fuerte y
hemorragia en los oídos y en la nariz. Al año siguiente, con gran valiente. Aguantó el tiempo contratado, pero pasaron dos sema-
y mal disimulado disgusto por su parte, no tuvo oponente y nas antes de que estuviera lo suficientemente recuperado para
hubo de conformarse con una demostración en la cual arrancó regresar a casa.
un árbol de tamaño mediano, abrió un agujero en un muro de Siempre había confiado en instruir a un hijo para que le
barro quince centímetros por encima del suelo de una patada vengara, entrenando al niño no bien comenzase a andar. Un hijo
y en la culminación derribó a un búfalo enfermo de un solo así podría superar a los moscardones del norte. Pero no pudo ser.
puñetazo en el cráneo semejante al golpe de un mazo. Poco Debido a esta amargura, que se fue haciendo más profunda con el
después, con gran alivio del organizador del torneo, que había paso de los años, la educación de Lily fue más ardua de lo acos-
temido un asesinato, se fue a Shantung, la provincia costera del tumbrado,
norte que tenía fama por su comida picante y sus duros boxeado- Realizaba sus ejercicios más duros en la intimidad del patio de
res. Haciéndose pasar por un futuro alumno, recorrió varias su propia casa; la instrucción con armas tenía lugar en el polvo-
escuelas, pero su ignorancia del dialecto y la expresión despecti- riento espacio que había delante del pequeño y ruinoso templo
va de su cara pronto le delataron. Los métodos de Shantung era taoísta del pueblo, Mientras Muí y sus amigas miraban desde la
casi acrobáticos, concediendo especial importancia a la veloci- sombra de un viejo árbol donde había un vendedor de caña de
dad y la ligereza y confiando en las patadas casi hasta el punto azúcar, Lily manejaba su horquilla de dos dientes para tigres bajo
de excluir totalmente las técnicas manuales excepto para recha- el ardiente soL (El último tigre del distrito, caminando impru-
zar las contrapatadas, ¡Y qué patadas! No las rígidas patadas por dentemente hacia el norte desde Tailandia via Yunnan, había
debajo del cinturón del Hung gar, sino ataques con velocísimos sido ametrallado desde un camión en 1923 por un bandido local
giros y piruetas dirigidos a la sien, el cuello y las costillas, Más con aspiraciones de ser un señor de la guerra.) En estas actuacio-
que nunca, el visitante del sur estaba convencido de que sus nes públicas el padre de Lily le permitía a veces romper jarras de
métodos de fuerza, basados en su postura del caballo baja, le vino finas con la cabeza. A veces conseguían convencerle de que
permitirían aniquilar a los gimnastas del norte, aunque los hom- él mismo hiciese una exhibición, y entonces partía tinajas de
bres grandes le aventajasen en estatura y peso. Se inscribió debi- cuatro centímetros de grosor tan grandes como un hombre con
damente para el torneo principal de la provincia, En la ronda un solo y terrible topetazo de su erizada cabeza, Siempre había
preliminar le emparejaron con el gran campeón del año anterior. una pequeña multitud reunida para presenciar estas demostracio-
Lo que siguió -doloroso, humillante, permanentemente pertur- nes de fuerza, Después, los espectadores invitaban al boxeador a

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s;

una copa tras otra del ardiente vino de arroz que, por supuesto, mandos del Kuo Miri Tang. 1 Los boxeadores habían desempeña-
habían retirado de la tinaja previamente, Lily seguía a Mui a casa, do un papel clave en el levantamiento patriótico de 1900, pero a
arrastrando por la tierra los dientes de su horquilla. Le encarga- mediados del siglo habían sido sobrepasados por una interpreta-
ban que escoltara a Mui por las calles oscuras, pero una vez en ción de la historia y al parecer ya no eran una fuerza progresista.
casa los papeles se invertían y lviui ayudaba al ama a meterla en la Él se unió al séquito de un destacado terrateniente local y tres
cama. meses más tarde, mientras atacaba posiciones fortificadas en
La preparación de Lily continuó hasta que llegó a la edad de terrenos elevados, fue seccionado por la ráfaga de una ametralla-
diez años. Su padre no le ahorró ninguna parte de la iniciación, dora requisada al ejército japonés. Mui tenía quince años; Lily casi
por muy dura que fuese, exceptuando el progresivo endureci- once.
miento y desfiguración de las manos, una tradición que estaba en Poco después las chicas consiguieron reunir dinero suficiente
el corazón del estilo Hung gar y que requería el encallecimiento para coger el transbordador a Cantón y luego a Hong Kong. Una
en varias etapas a base de meter los puños primero en arena, prima de su padre vivía allí. Ellas nunca habían visto a esta tía. Al
luego en grava suelta y por último en carbón antes de formarse llegar descubrieron que había muerto durante la ocupación japo-
depósitos de calcio alrededor de los nudillos golpeando un tablón nesa. Nunca recibieron el dinero de la venta de la casa de su
envuelto en hierba áspera. La iniciación se detuvo en la etapa de padre. En esa época no había restricciones a la inmigración a la
la arena. colonia y las chicas se sumaron a la creciente fuerza de refugiados
A los diez llegó a la pubertad. Su pecho comenzó a abultarse, procedentes del continente. Mui entró al servicio de una familia,
sus caderas se ensancharon en proporción con sus hombros y el conservando a Lily con ella durante dos años en la diminuta
resultado final de ese reajuste estructural de su cuerpo fue que ya habitación de la criada. Cuando Mui empezó a trabajar para el
no tenía el físico apropiado para dar puñetazos, tajos o azotes, inglés, Lily se colocó en la fábrica de bolsos y zapatos de coco-
aunque sus patadas, su equilibrio y su elasticidad aumentaron. drilo.
Disgustado, su padre dejó de enseñarle. Esta decisión no se
debió a un tardío reconocimiento del sexo de su hija, sino al
horror de ver que sus movimientos se asemejaban cada vez más La iniciación en los rigores del siu lum que Lily había experi-
a los de los despreciados y temidos estilistas del norte. La· mentado en su infancia tuvo resultados no buscados en su vida
instrucción de Lily terminó entonces tan arbitrariamente como posterior. Los ejercicios y estiramientos constantes la habían
había empezado. Le creció el pelo y lo llevaba en dos coletas hecho mucho más alta y también algo más ligera y nervuda de lo
atadas con gomas rojas dobles. Los amplios vestidos floreados normal en una mujer cantonesa de su edad. Disfrutaba asimismo
que Mui había usado dos años antes le quedaban bien. Sin de una excelente circulación y raras veces sentía frío, ni siquiera
embargo, las demás niñas no le permitían participar en los en zonas más húmedas y frescas que el sur donde se había criado;
juegos de rehilete, rayuela y saltos, ni siquiera dándoles conside- tenía una pelvis elástica, unos miembros flexibles y un cutis
rables ventajas. limpio, dormía bien y dio a luz a Man Lee sin mucho dolor.
Por entonces la guerra civil estaba en su fase final. El padre También era una compañera de cama enérgica, capaz e ingeniosa
de las chicas nunca había estado comprometido políticamente ni para su marido: una iniciadora en lugar de la cómplice gustosa
tenía intereses materiales establecidos en el statu quo como miem-
bro de las clases terratenientes. Pero se sabía que los comunistas
1. El partido gobernante en la República China (Taiwan), fundado por Sun
eran hostiles a los hombres como él. Muchos habían sido contra-
Yat-sen (1911) y posteriormente convertido bajo su liderazgo en instrumento de
tados como guardaespaldas o instructores militares por los altos la revolución democrática en China. (N. de la T.)

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que era lo máximo que Chen había esperado. Él veía el lecho cara, y bajo sus mejillas y en torno a la mandíbula se había
marital menos como un lugar de comunión que, desde el punto formado una delgada película de grasa subcutánea que si bien no
de vista femenino 1 como una especie de terreno de degradación. eliminaba por completo los ángulos de los huesos, los volvía
Aunque este último atributo de Lily -su audacia física en esto de borrosos, de modo que producían la impresión de un mal enfo-
la «cosa secreta»- no podía considerarse el legado directo de su que, difusas imágenes dobles todavía no totalmente fundidas en
entrenamiento infantil en el boxeo chino (precisamente todo lo una sola en e~ telén_1etro de la moderna clase de cámaras que
contrario de lo que pretendía ese arte sublimador de monjes), era llevaban los clientes japoneses de Chen. Cuando aún trabajaba en
la causa primordial del correcto funcionamiento del resto de la el campo Chen tenía un cuerpo enjuto, bronceado y fuerte; ahora
bien cuidada maquinaria. Chen, pobre varón, nunca sospechó era casi imposible ver el perfil de sus costillas debido a la carne
nada de esto. Si Lily dirigía era por la escasa autoridad de Chen, y gue las cubría. No es que fuera regordete, sólo próspero, como
aun así, lo hacía con tal delicadeza que él se creía el dominador procuraba explicarle a Lily. Ella le tomaba el pelo, pellizcándole
y no el dominado. Después Chen se sentía agradecido, culpable, los pliegues de carne adiposa entre el índice y el pulgar cuando
un poco superior a pesar de las raras habilidades de su mujer; estaba en la cama.
orgulloso de ella de la misma manera que el conquistador bárbaro -¡Gordo! -le decía.
de un pueblo sumamente civilizado podía compartir, por proxi- -¡Chica hakka! -respondía él, refiriéndose en broma al gran
midad, el brillo de los logros colectivos de una raza aparentemen- número de estos inmigrantes que había en la provincia natal de
te subyugada, sin darse cuenta de que quien estaba siendo absor- Lily, quien, por supuesto, era de buena raza punti.
bido, subvertido, transformado, era éL El modelo, de hecho, de la Sobre Lily había dos opiniones opuestas. Chen no la conside-
historia china repetido en un microcosmos. Y, al igual que allí, el raba bonita. Tenía la cara larga y delgada, bastante caballuna, y la
conquistador nunca supo que verdaderamente era el conquistado. boca era demasiado grande para el resto de las facciones; también
Tampoco era algo que Lily reconociera para sí, por lo menos no tenía un diminuto lunar justo debajo del borde del labio inferior
de un modo racionalizado, aunque en el plano de la «intuición en el lado izquierdo, el cual se convertía en un hoyuelo cuando
femenina» tenía una sospecha, si bien severamente reprimida. sonreía, cosa que hacía con frecuencia, con excesiva frecuencia
Chen medía sólo un centímetro más que su mujer y era más para estar en consonancia con el ideal pasivo de belleza femenina
bajo que ella cuando ésta se ponía zapatos de tacón. En casa que Chen albergaba. También era bastante pechugona y sus
llevaba zapatillas chinas planas, manifestando así físicamente su manos y pies eran un ápice demasiado grandes para resultar
inferioridad doméstica. Cuando salían juntos Lily parecía bastante plenamente gratos a su marido. Era su cara, no obstante, lo que
más alta gracias a sus largas y esbeltas extremidades y su grácil realmente fallaba (según criterio de Chen) por ser excesivamente
porte, que contrastaban, para desventaja de Chen, con las piernas· expresiva, en especial sus brillantes ojos negros, que tenía la
cortas, el torso largo y los bruscos andares de éste; su esposa costumbre de ensanchar y estrechar cuando escuchaba algo que
flotaba a su lado. encontraba interesante. Probablemente había demasiado carácter
Chen tenía una cara pastosa, de bollo, con facciones aplasta- en su cara, lo cual quizá explicaba la falta de interés masculino
das que le daban un carácter que de otro modo le habría faltado. cantonés mejor que ningún defecto concreto de una facción
Su piel era tan suave como la de un niño. Aparte de un poco de aislada o la relación entre ellas. Los occidentales, en cambio, la
pelusa en las mejillas, cerca de las orejas, carecía de vello facial; encontraban atractiva. Lily no era consciente de ello, pero Chen
nunca se había afeitado. La única cuchilla que había en la casa lo había notado con gran sorpresa. Eso si es que algo significaban
pertenecía a Lily. Desde que había dejado su pueblo para trasla- las segundas miradas y las cabezas vueltas en la calle.
darse al Reino Unido, Chen había engordado, especialmente de A Chen no le molestaba. Sabía lo que le gustaba y Lily no se

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ajustaba a las especificaciones. Esto lo sabía con una certeza tan asomarse por un lado del obstáculo. Lily suspiró. Estaba a cargo
absoluta como su conocimiento de que la comida que servía en el de una casa de irresponsables, de los cuales Man Keen, desde el
menú turístico era basura, completo !upsup, apta únicamente para punto de vista práctico) era el que menos problemas le daba.
diablos extranjeros. Si les gustaba eso, con toda probabilidad A la mañana siguiente) lunes, Lily bajó al patio uno de los
podían estar igualmente equivocados respecto a Lily. Una vez cubos de la basura: arrastre-golpe, arrastre-golpe. Podía haberlo
intentó comprender qué era exactamente lo que los ingleses veían llevado en vilo; pero, aunque ya no estaba embarazada, lo consi-
en ella, tratando de mirarla con ojos nuevos, empezando por sus deraba impropio de una mujer. Dejó el cubo en un rincón del
bien formadas pantorrillas y subiendo por etapas hasta su cabello patio y, como era un día soleado, se dirigió a los postes pintados
brillante pero demasiado corto; sin embargo, no detectó ni el más de blanco y las cadenas negras que separaban los pisos de la calle.
remoto indicio de sexualidad, por muy exótica y extraña que Un viejo trapero montado en su carro avanzaba por el centro de
fuera. Quizá adivinaban por su porte general cómo era en la la calzada gritando un confuso estribillo. De repente tiró de las
cama, en cuyo caso tal vez fuesen más astutos de lo que él creía, riendas de su caballo y se puso de pie en el asiento. Señaló
porque, con toda franqueza, no tenía ninguna queja en ese terre- desesperadamente un punto situado encima y detrás de Lily. Ella
no, ninguna en absoluto. se volvió. En el alféizar de la ventana, seis metros más arriba,
Man Kee avanzaba a gatas hacia una paloma grande y gris.
Mientras Lily le observaba, el niño levantó una mano y trató de
El equilibrio y la postura de Man Kee habían mejorado coger la cabeza de la paloma. Ésta se alejó irasciblemente a
recientemente; no mucho pero lo suficíente para percibirlo una saltitos. lvían Kee se rió. Cuando alargó la mano de nuevo, la
ansiosa observadora como su madre. Lily había estado animándo- paloma levantó el vuelo. Man Kee intentó agarrarla cuando pasó
le a correr hacia sus brazos abiertos, con una sonrisa en la cara, junto a él, llegó a rozarle un ala, perdió el equilibrio y cayó al
desdeñando cualquier otro tipo de incentivo, caramelos, por patio.
ejemplo. Era posible convencerle de que se acercase a ella con un Mui, de pronto, estaba debajo de él con los brazos extendidos
trote rápido y vacilante. U no de los días libres de Ch en tuvo al para cogerle y frenar su caída. El impacto la derribó y ambos
niño levantado hasta mucho más tarde de su hora habitual para cayeron, levantando nubes de polvorienta tierra urbana.
enseñarle a su padre los progresos que había hecho (y también Lily sintió como si su corazón hubiese dejado de latir durante
para comprobar que sus deseos no la engañaban). los segundos que tardó en asimilar todos estos sucesos. Le tembla-
Mientras Man Kee, tambaleándose, cruzaba la alfombra mora- ban las rodillas. Corrió sobre el pelado y sucio césped hacia su
da, su cabeza se sacudía alarmantemente. Chen se mostró realista hijo. ¿Muerto, lisiado para siempre? Man Kee, gateando rápida-
respecto a los progresos de su hijo y enojó a Lily aún más al mente, se alejó de Mui, que luchaba por recobrar el aliento.
repetir su habitual comentario acerca del desproporcionado tama- Intacto aún su entusiasmo por la cacería, el chiquillo estaba
ño de la cabeza de Man Keen en comparación con su cuerpo. entregado a la afanosa persecución de una segunda e indignada
-Supongo que tú tenías una cabeza del tamaño de un caca- paloma, que escapó de sus dedos regordetes y aleteó hasta posarse
huete -comentó Lily agriamente, llevándose a su precioso y en los aislantes de porcelana de un poste telefónico.
calumniado hijo a su cama en el recibidor. Lily ayudó a Mui a levantarse, su alivio comenzaba a conver-
Mientras sucedía esto, Mui había estado mirando la televisión tirse en ira.
con la barbilla en las manos y los codos apoyados sobre las -Hermana mayor, ¿estás ciegas y sorda cuando miras esa
rodillas. Lily bajó el volumen resueltamente y luego se paró televisión? ¿Es que no te importa que mi hijo se mate?
delante de Mui con los brazos en jarras. Mui dobló el cuello para Mui, doblada en dos tratando aún de recobrar el aliento, no
1

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1
pudo responderle. Lily la dejó jadeando y corrió detrás de Man -Tómate la sopa -dijo cortante, empujando el cuenco hacia él
Kee, que parecía interesado en salir gateando a la calzada. El con tanta fuerza que parte del líquido se derramó sobre el mantel
chiquillo volvió una cara gozosa hacia su madre y gotjeó alegre- del hule y formó tres charcos.
mente. Lily no tuvo ánimos para regañarle. Muj se reunió con Lily los limpió y luego utilizó el mismo paño para secarle las
ellos, apretándose el estómago. La ira de Lily empezó a disiparse; manos a Chen, Éste se encogió de hombros mirando a 1\!Iui
era IVIui quien había frenado la caída del niño, no ella. cuando Lily hizo entrechocar los cacharros en la cocina con una
El trapero, mirándolos aún fijamente, estaba al final de la torpeza impropia de ella. Pero Mui estaba viendo las noticias de
calle. Un heladero se había detenido junto al bordillo de la acera la noche completamente absorta.
delante de su bloque de pisos. Man Kee reconoció el carrito y le
tiró de la manga a Lily. Ella se lo entregó a Mui y se acercó al
carrito. Lily sirvió el helado en cuencos de arroz en la cocina.
I\!íui se mostró desacostumbradamente animada y parlanchina,
cosa que Lily atribuyó a la glotonería. Desde ese momento
pareció ganar seguridad en sí misma, aunque tan lentamente que
Lily nunca supo con certeza cuándo había comenzado el proceso,
y mucho menos cuál era la razón del mismo. Tal vez el susto la
había sacado de su inercia. Entró en una nueva vida paso a paso.
Poco después de la caída de J\tian Kee, Mui, para sorpresa de su
hermana, se ofreció a acompañarla a las tiendas de Burnt Oak. La
tarde siguiente insistió en preparar ella la sopa de su cuftado. Lily
no quería sentar un precedente, pero lo dejó correr por el mo-
mento. Por desgracia, Chen, después de un día particularmente
duro en el restaurante, ni siquiera se fijó en que era Mui quien le
servía el cuenco de sopa no deseada.
Lily, que había estado observándole con una sonrisa, se sintió
dolida.
-¡Cuántas horas te hace trabajar el jefe! -exclamó.
Dado que Chen había llegado a casa setenta minutos antes
que de costumbre, gracias a la escasa actividad en el restaurante y
a una afortunada conexión con un autobús nocturno retrasado, se
quedó sorprendido. Era raro en Lily mostrarse malhumorada. Se
sorprendió aún más cuando ella sacó su estropeado monedero de
cocodrilo y se lo puso debajo de la nariz.
-Y el salario que te paga también es un insulto -dijo con
desdén.
Chen se llevó la mano al bolsillo.
-Si quieres dinero, no hay problema.
Sacó unos billetes. Pero Lily cambió de tema bruscamente.

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DOS dor patizambo y por su costumbre de llevar las manos cerradas
formando unos puños regordetes y las muñecas vueltas hacia
fuera, como si estuviera levantando un escotillón con una palanca
en un reflejo laboral atávico. Desmintiendo esto, la carne de las
palmas de Ma era blanda y blanca desde hacía mucho tiempo.
Pero los dos primeros nudillos de cada mano estaban agrandados,
sobresaliendo como pelotas de golf, y funcionalmente conectados
(eso parecía) por una arrugada red de callos amarillos, Cuando
Ma apretaba los puños, sus manos, la mutilada y la entera, eran
indistinguibles; parecían mazas.
Como swatownés, Ma era un tanto insólito en la Calle) puesto
que no procedía de Hong Kong ni de los Nuevos Territorios ni
Estaca Roja ( 426) siquiera de Cantón, aunque hasta los más entrometidos de sus
La primera cosa que le chocaría a un observador casual de Ma paisanos evitaban husmear en eso. Estaba claro que Ma no era
Lurk J--Iing sería su bajísima estatura, eso y las cicatrices de una hombre con el que pudiera bromearse; pero al mismo tiempo
viruela infantil que conferían a su cara picada el color y la había en él algo ligeramente ridículo, relacionado, quizá 1 con la
consistencia de un budín dulce muy aireado pero medio crudo. Si desproporción entre su apariencia personal y su categoría social.
el observador casual hablara cantonés percibiría en la áspera voz Ma actuaba de acuerdo con su propia estimación de sí mismo y
de Ma -una voz tan ronca, tan brutal, que la desfiguración de la los demás la aceptaban, pero no había nada inherentemente
superficie parecía indicar una penetración más profunda de la atractivo en él. Era como si obtuviera su autoridad de una fuente
enfermedad en su garganta- el acento de un hombre acostumbra- externa a él: una gran riqueza, tal vez, o la expectativa de ella ...
do a otro dialecto. Hablaba como un swatownés; un emigrante pero no, no era riqueza. Entonces, ¿qué?
del barrio más pobre de esa superpoblada ciudad portuaria. No tenía ninguna fuente de ingresos evidente, ningún nego-
Ma había prosperado desde entonces. Una ojeada a su ropa cio, ningún restaurante, casa de té, empresa de alquiler de auto-
bastaba para darse cuenta. Fuese invierno o primavera, los deta- móviles, supermercado o agencia de viajes. A juzgar por la frecun-
lles de su indumentaria quedaban ocultos por un largo abrigo. Se cia con que visitaba las casas de juego de los sótanos de la Calle,
trataba de una prenda cara de un azul marino que parecía negro podría haber sido un jugador profesional, salvo que nadie le había
bajo la iluminación urbana, digamos en una esquina. Era una tela visto apostar nunca; sólo miraba impasible con las manos en los
suave (puro cachemir a juzgar por s\l brillo) que semejaba vertida bolsillos del abrigo. ¿Familia? Ninguna. Ni siquiera la sospecha
alrededor de los contornos del rechoncho cuerpo que la llenaba. de una amante de una u otra raza. Los grupos de hombres jóvenes
Unos mocasines de caimán marrón, otra característica estacional con los que se le veía en ocasiones podrían haber indicadoc una
perenne, relucían bajo las anticuadas vueltas de los pantalones de proclividad de otro tipo. En otra persona esto hubiese podido
Ma. Sus manos se hallaban escondidas en las mangas excesiva- provocar hilaridad y sarcasmo, inspirar frases ingeniosas y los
mente largas, pero cuando consultaba su reloj (un Patek Philippe, injuriosos retruécanos a los que eran tan aficionados los corazones
la correa también de caimán) se advertía que el índice y el dedo meridionales; pero no en el caso de Ma. Nadie se quedaba
contiguo de la mano derecha habían sido limpiamente amputados mirándolos a él y a sus compañeros cuando tomaban el té en las
por debajo de la segunda articulación. ¿Un accidente laboral mesas del fondo de los restaurantes o cuando Ma pasaba en un
quizá? Esta suposición se veía alentada por su postura de estiva- sedán alemán negro conducido por un chófer joven, a veces

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acompañado por otro en el asiento trasero. Eran muchachos de niales. Durante esta guerra, y también durante las violentas revuel-
aspecto duro, con una inclinación hacia las chaquetas de pana tas del Doble Décimo en 1956, Mao Sung continuó llevando su
clara o de cuero oscuro, su largo cabello rozando el cuello en vida tranquila.
suaves puntas negras. Tenían la costumbre de llevar cuatro pesa- A finales de 1956 unos socios comerciales de Mao Sung
das sortijas de sello, dos en cada uno de los dedos gue le faltaban a tuvieron que abandonar Hong Kong bastante repentinamente en
Nía en la mano derecha, en lo que podría interpretarse como un dirección a Taiwan. El gobierno de esa isla, casualmente, no tenía
tributo al hombre mayor, convenio de extradición con la colonia. Algunos de estos conoci-
dos profesionales eran recientes asociados de .l'viao. Eran de
Cantón, Mao Sung había entablado amistad con ellos más 0
Abanico de Papel Blanco (415) menos en la misma época en que los sanghaineses tuvieron que
Mao Sung, un hombre de aspecto delicado y erudito, era de retirarse, derrotados en sus peleas callejeras con las bandas loca-
Shanghai pero hablaba con fluidez otras lenguas aparte del dialecto les, Dado que estos cantoneses no hablaban mandarín (a pesar de
chino de esa cosmopolita ciudad. Además del mandarín, que sus tradicionales buenas relaciones con algunos generales de
hablaba con un impecable acento de Pekín, tenía un agudo domi- 1''aiwan), ¿qué podía ser más natural que contratar a J'vfao Sung
nio del cantonés y el fukinés y un conocimiento gramaticalmente como intérprete? Mao dejó la colonia a cambio de la mayor
perfecto aunque menos idiomático del francés y el inglés, los cuales libertad de Taiwan, Con el tiempo dejó Taiwan por Vancouver,
hablaba con esa conocida tendencia de los extranjeros educados a Canadá, como empleado de un anciano general nacionalista, y
la pedantería, Las cartas comerciales que podía redactar en estos desde allí se trasladó a Londres, Inglaterra,
dos últimos idiomas europeos eran modelos de precisión y elegan-
cia. Este don para las lenguas no era sorprendente. Había sido el
medio de vida de Mao, Cuando era muy joven había trabajado en Sandalia de Hierba (432)
Shanghai como intérprete en la colonia internacional y más tarde A un observador hostil y superficial quizá le habría parecido
como traductor técnico, Junto con un gran número de shanghaine- que el mundo de Miranda Lai giraba en torno a los soles gemelos
ses, algunos de inclinaciones menos académicas, había llegado a de la moda y el dinero, en la medida en que estas poderosas
Hong l(ong como refugiado a principios de los años cincuenta y se fuerzas gravitatorias puedan considerarse separadas en lugar de
había instalado en North Point. Ese humilde distrito, con sus casas aspectos de una sola estrella, Había nacido en Malaya, hija de un
de empeños sus salones de té y sus ruidosos tranvías verdes,
1
rico comerciante y especulador monetario, se educó en un colegio
adquirió pronto el sobrenombre de Pequeño Shanghai, y la serie de privado inglés y «se pulió» no en Suiza (la poco imaginativa
audaces robos a mano armada a plena luz del día que organizó la elección de su padre viudo), sino en Milán. Su madre se había
Banda Verde del viejo municipio se encargó rápidamente de que el ahogado en aguas revueltas un día de viento cuando Miranda
Pequeño Shanghai rivalizara con su homónimo en actividad crimi- tenía cinco años. Poco después de perder a su mujer, su padre se
nal. Níientras los shanghaineses libraban sus sanguinarias batallas trasladó a Singapur, donde tenía oscuros intereses comerciales,
territoriales con las bandas locales establecidas, Mao Sung, con sus dejando a la nifia al cuidado de los sirvientes en su casa del
gafas y su inseparable maletín, trabajaba de día como intérprete en interior del país.
los tribunales y los fines de semana como guía turístico (principal- Si las circunstancias de. la muerte de su madre indicaban cierta
mente para los norteamericanos, con los cuales tenía una buena terquedad, Miranda la había heredado, Su padre la mimaba
relación). Finalmente, los shanghaineses fueron controlados gracias exageradamente durante sus breves visitas a la mansión y el resto
a Ja ayuda que sus competidores prestaron a las autoridades colo- del tiempo la consentía la doncella hakka de su difunta madre,

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Para una niña, la mansión, rodeada de jardines, era un lugar sólo tarta: un corazón azul claro con el oportuno número de velas
maravilloso, y Miranda había disfrutado corriendo por la casa y de color rosa. Dentro había un bizcocho amarillo con relleno de
los terrenos. El suave césped estaba bordeado de hierba más albaricoque. Lo que las otras chicas recibían era un pastel de
agreste, dejada al natural y de árboles y arbustos enanos, de modo
1 frutas hecho en casa. Miranda llevó varios pedazos en un plato a
que era difícil distinguir dónde terminaban los jardines de la los tutores, pero ella no tomó ninguno. Estuvo en ese colegio dos
mansión y empezaba la selva. En 1948, los vecinos más próximos, años y medio, durante los cuales llegó a dominar un inglés
un plantador de caucho escocés y su esposa, fueron asesinados en gramaticalmente correcto pero con un fuerte acento y tuvo la
su Buick por terroristas comunistás ocultos en la maleza junto a la oportunidad de convertirse en una experta amazona,
carretera, quienes barrieron el vehículo toscamente blindado con Sólo la primera de estas habilidades era considerada elegante
ráfaga tras superflua ráfaga de fuego automático. Én su siguiente en la academia para señoritas de la vía Buenos Aires de Milán,
visita, el padre de Miranda se la llevó a la ciudad. No se llevó a la pero Miranda se familiarizó pronto con la nueva jerarquía y con
doncella hakka, entonces niñera de Miranda a efectos prácticos. un conjunto de valores ajenos al régimen predicado por los
La niña no sollozó siquiera al dejar la. casa ni echó una mirada fundadores de su antiguo colegio en lo relativo al aire libre, el
atrás a través de los cristales ahumados del IY[ercedes sedán de su sistema doméstico y una dieta excesivamente rica en carbohidra-
padre; la doncella, en cambio, lloró todas las noches durante tos. Por supuesto, en Milán había pasta, servida en un encantador
mucho tiempo sosteniendo la almohada de Miranda, que olia con :refectorio forrado de madera dentro del edificio de celoslas ver-
decreciente capacidad evocadora a leche, polvos de talcó y des que fue el hogar de Miranda hasta su mayoría de edad, pero
or1na. ahí terminaba el parecido con Inglaterra.
En Singapur, en su ruidoso piso de dos plantas, Miranda veía Durante este tiempo se sumergió con entusiasmo en un nuevo
más a su padre que cuando vivía en el campo. Durante los seis mundo de jóvenes con chaqueta cruzada en coches deportivos y
años siguientes, hasta que cumplió trece, fue a un colegio de desfiles de modelos organizados por las alumnas del colegio para
monjas, llevada y recogida por un chófer vestido con una camisa señoritas. Éstas eran ocasiones en las cuales Miranda se encontra-
blanca de manga corta que le compraba pirulís a un vendedor en ba a sus anchas, deslizándose sobre una inestable pasarela impro-
bicicleta para que ella los chupara en el asiento trasero, desde visada compuesta por las mesas alineadas del refectorio, vestida
donde descendía con la boca manchada para caer en los brazos de con unos cheongsams1 tan ajustados que tenía que respirar, con
una nueva niñera más joven. En sus fiestas de cumpleaños, su gran precaución, desde el abdomen. El silencioso resplandor de
padre grababa la celebración para la posteridad con una cámara los flashes utilizados por los jóvenes de chaqueta cruzada que
de cine, el oscuro piso iluminado por el frío resplandor de los heliografiaban su avance por encima de las mesas le recordaba a
focos que se reflejaban en las caras radiantes de las compañeras de Miranda su hogar. Veía a su padre cada seis meses y el día cuatro
colegio de Miranda y en las relucientes cremas y gelatinas dis- de cada mes un generoso cheque le demostraba que no la había
puestas sobre la larga mesa. Puede que su padre se pasara las olvidado. La fiesta de cumpleaños que Miranda se dio a sí misma
películas en su oficina. Miranda nunca vio ninguna. En su última en un restaurante con fuentes en el centro de la ciudad el día que
fiesta, en la que se puso por primera vez medias de nylon, el cumplió veintiún años fue tema de conversación en el colegio
padre de Miranda hizo fotografías con una Leika, las bombillas durante muchos trimestres. Tanto estudiantes como algunos
del flash estallando y fundiéndose con un ligero chisporroteo y un miembros escogidos del profesorado fueron invitados a la cele-
olor a sustancia química chamuscada.
Su decimosexto cumpleaños, que tuvo lugar en un internado 1. Prenda femenina china de cuello alto y falda con rajas a los lados.
de Cheltenham, fue otra cosa bien distinta. No hubo gelatinas, (N. J, la T.)

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bración, estos últimos tratados condescendientemente por J\!Iiran- comodidad física: al cederle un asiento a los socios de su padre, al
da mientras charlaban con vasos de pálido vermut en las manos. preparar el té, al mostrar deferencia en la conversación (sus blan-
Miranda pasó aquel verano en Rapallo y Portofino. Utilizando das contribuciones al diálogo nunca tenían suficiente masa crítica
«contactos~~ establecidos en el colegio, trabajó como fotógrafa inde- como para constituir la mitad de una discusión) o al proporcionar
pendiente y modelo ocasional en París, Ganab~ una mis~ria, ~~ro panaceas instantáneas del surtido de caras medicinas tradicionales
continuaba manteniéndose cómodamente gracias a su as1gnac1on, chinas que guardaba en un cofre de teca en su cuarto de baño.
En invierno estuvo en Suiza con un banquero belga. En primavera Todo esto era la máscara de una intensa ambición personal. Su
regresó brevemente a Singapur y rechazó ofertas para trabajar en el solicitud era falsa; tan artificial como los finos puntos bajo la piel
cine que le hubiesen proporcionado tan poco dinero como su tra- de sus ojos redondeados, y camuflada con igual delicadeza, Sólo
bajo en el mundo de la moda en París, En otoño llegó a Londres intermitentemente aparecía un destello de voluntad, una voluntad
con encargos profesionales de su padre y allí conoció a ciertas que la mantenía delgada para estar a la moda (a pesar de un
personas con las cuales él había tenido una larga relación comercial. enorme apetito natural) y que con frecuencia encontraba oportuni~
A pesar de lo que las circunstancias de sus primeros tiempos dad de ejercitar mediante el pedazo de corteza de tocino sujeta a un
de vida adulta pudieran sugerir, Miranda no era en absoluto hilo que balanceaba dentro de su garganta después de permitirse
aventurera. Era obstinada, ciertamente, y tenía además tendencia un capricho para vomitar una comida excesivamente calórica (en
a apostar únicamente sobre seguro, Los varios regímenes educati- circunstancias de gran intimidad, por supuesto).
vos a los que había estado sometida habían ejercido poca influen-
cia permanente sobre ella, Las realidades primarias deJ dinero, el
sexo y el poder ocupaban la mayor parte de lo que podríamos Hermano Nocturno (432)
llamar los pensamientos de I\iíiranda. Era incapaz de la abstrac- Lam Wan Biu, conocido sucesivamente por sus compañeros
ción. Su total seguridad en sí misma se basaba en los sólidos como Ah Biu, «Lammie)) o «Ricky» Lam, había sido en distintos
cimientos de una visión del mundo y su funcionamiento estricta- momentos de su corta vida, pero ya larga carrera, inclusero,
mente limitada. Podía hojear una satinada revista de modas, pero limpiabotas, buhonero, vendedor de lotería, cobrador de deudas y
leer, incluso periódicos, era para ella un signo de debilidad, una distribuidor de trabajo. Aunque nunca había actuado realmente
huida de lo realmente importante. No es que viviera sólo en el como capataz de ninguna clase, estaba en sus manos conseguirle II
presente: la prudencia era una de sus principales cualidades, un empleo de estibador en el muelle a quien él quisiera. A pesar
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desarrollada hasta el punto de ser una forma de astucia que lo de sus pocos años, Lam, con sus pantalones estrechos y sus botas !

abarcaba todo. Esto se extendía a los detalles más triviales de su de tacón, era un personaje mucho más influyente que ningún
vida. Guardaba pastillas de jabón, cinco de fondo, diez de alto, en capataz. Veinte años antes, a la probable edad de seis meses, las
un armario de su piso de St John's Wood. Pero para ella habría monjas de la misión católica del puerto de Wanchai le habían
sido completamente imposible realizar la proyección imaginativa encontrado abandonado en un portal. Nunca falto de un comen-
11
de admitir al menos la posibilidad de otros puntos de vista, otras tario ingenioso y con su sonrisa agradable y abierta siempre a
vidas diferentes, otras ambiciones, No tenía la menor idea de lo punto, era bastante popular entre los hombres mayores de los
que significaba ser alguien distinto de sí misma. muelles a los cuales cobraba una comisión sobre sus miserables
Lo cual no quiere decir que Miranda se comportase de modo salarios de culis. Pese a su amable apariencia, imponía también
arrogante. Era modesta hasta el punto de parecer que se esforzaba respeto. Cuando entraba en la caseta del mandamás en la zona
extraordinariamente por complacer a los demás. Ello se ponía de portuaria llevando su elegante maletín con combinación, siempre
manifiesto especialmente en pequeñas cuestiones de etiqueta o de encontraba lo que había ido a buscar. Era entrar y salir; justo el

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tiempo suficiente para una rápida observación jocosa y para cerrar TRES
el maletín con un chasquido y hager girar las guardas. Sólo una
vez le habían hecho esperar. Nadie fuera había oído gritos.
Lammie salió sonriendo afablemente y saludó con la cabeza a los
risueños trabajadores del muelle, que estaban comiendo en cucli-
llas pirámides de arroz glutinoso envuelto en hojas y pan con
leche condensada, tan cortésmente que uno se preguntaba si
después de todo aquel elegante maletín no contenía algo, Al
volver a su oficina horas más tarde con una compañera de baile
pagada que se había ligado, el capataz en cuestión sufrió un grave
accidente, Debió de resbalar y caer en el nada fragante puerto de
Hong Kong, donde se reunió con mondas de naranja, perros
muertos y excrementos cubiertos de espuma. Al precipitarse El restaurante de Chen estaba en el Sobo, muy cerca de
borracho en el agua debió de darse un mal golpe en la nuca Gerrard Street y su complejo de agencias de viajes, supermerca-
contra la escalerilla de hierro herrumbroso, porque los culis que dos, adivinos, curanderos acupunturistas y cineclubs chinos, en
se arremolinaron alrededor del cadáver chorreante vieron que una callecita tranquila cuyos únicos establecimientos eran restau-
tenía el pelo pegajoso de sangre. Lammie se encargó de hacer una rantes, Al final de la hilera había un pasaje con una doble curva,
colecta para los gastos de su entierro. Aunque él no tenía parien- de modo que lo que a los extraños les parecía un callejón sin
tes, era estricto respecto a convenciones familiares en las que un salida era en realidad una entrada escondida, construida según el
hombre inferior tal vez se habría mostrado más laxo. En general, mismo principio que una tosca trampa para langostas. Una pro-
su alegría y generosidad eran tales que podría haber estado nunciada curva a la derecha después de pasar un bolardo de
rodeado y apoyado no sólo por sus propios parientes sino por una hierro llevaba al informado o al intrépido a un sombrío cañón
de las más poderosas y bien relacionadas familias chinas tradicio- formado por las paredes traseras ciegas de dos casas georgianas de
nales, Al visitar la oficina del sucesor del fallecido, Ricky Lam fue doce metros de altura, El callejón estaba lleno de basura, Por las
recibido con un sobre más grueso de lo normal. Los culis se noches las ratas escarbaban en los montones de hojas de verdura
fijaron en que el mandamás incluso le hacía una reverencia. No podrida y cajas de cartón empapadas, Un silencio ahogado reina-
siendo partidario de alharacas dirigidas a su propia persona, Lam ba en aquel angosto espacio. Al otro extremo una serie de re-
reprendió al contribuyente. covecos desembocaban, de repente, en las luces y los sonidos de
Un año más tarde, Ricky Lam dejó la zona portuaria para Leicester Square, Éste era el atajo habitual de Chen para ir a la "¡!¡
siempre con el fin de realizar estudios en el extranjero, en la fría y estación de metro. I'
1[º
neblinosa Inglaterra, según se rumoreó. La falta de educación no Había cinco casas de comidas cantonesas. La de Chen, el Ho !¡!
le había impedido progresar hasta entonces, bromearon los culis. Ho («Excelencia»), era la más grande, con tres plantas, en cada
Cuando el período de su estancia expiró, no hubo ni rastro de una de las cuales cabían veinte mesas. Encajonado entre los
Ricky Lam en un país extranjero, y en los muelles, donde nunca restaurantes chinos se hallaba el Curry Mahal, regentado por un
habían esperado seriamente que volviera, ya había sido olvidado, madrasino delgado y de piel oscura (el primero en llegar a la calle
añorado únicamente por los niños limpiabotas que le habían a principios de los años cincuenta) a quien sus rivales chinos
querido y se habían peleado por el derecho a limpiarle las ya estaban arruinando lentamente. El hombre consideraba la posibi-
brillantes botas, y no sólo por las enormes propinas que daba, lidad de venderle el local a un griego que quería abrir una sauna y

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salón de masajes. Todas las noches miraba desde detrás de sus Entre los demás empleados había dos grupos claramente
sucias cortinas de red cómo se llenaban los restaurantes de sus diferenciados: miembros del clan y forasteros. Chen era un foras-
competidores mientras un solo grupo de comensales en una mesa tero. Al principio el jefe sólo contrataba hombres de su pueblo,
y un par de estudiantes indios masticaban tristemente sus biryanis preferiblemente parientes. Les conseguía permisos de trabajo,
de pollo o sus rhogan ghoshts en los extremos opuestos del largo y organizaba los vuelos y encontraba vivienda para ellos. Pero
oscuro pasillo que era su restaurante. No eran los chinos quienes cuatro años atrás se produjo una huelga cuando el cocinero de
le desagradaban, sino eJ griego, que le ofrecía sumas de dinero montaje de ese día descubrió por los libros de contabilidad
cada vez mayores todos los meses, (descuidadamente dejados a la vista) que la cantidad que el jefe
El Ho Ho era una interesante mezcla de lo moderno y lo defraudaba al fisco era el triple de lo que había dicho a los
decrépito, Sucios escalones de piedra conectaban los pisos. Cuan- empleados, Aunque todo el mundo recibía ya una parte de esto,
do el propietario, un rico empresario de Jos Nuevos Territorios, cualquier idiota podía comprender que el jefe se quedaba con un
compró el local, pintó las paredes de color marrón (sin molestarse porcentaje injusto. El jefe se negó a ceder ni un penique y fletó i[
en arrancar el arañado papel aterciopelado rojo que había hereda- parte de un 707 para traer esquiroles" Otros propietarios de la il
:t
do) y puso moqueta azul en todos los pisos, Ni las paredes ni la ~alle le prestaron sus empleados o le proporcionaron personal n
moqueta habían sido renovadas en cinco años. Las mesas estaban contratado fuera de Londres.
iluminadas por bombillas puntiagudas colgadas en las paredes que Chen era uno de los hombres nuevos empleados en esa época.
arrojaban una tenue luz submarina. Unido a la tendencia de la Muchos de los reclutados procedían de la ciudad de Kowloon o
moqueta a acumular electricidad estática y luego polvo, esto ha- de Ja isla de Hong Kong, y se daba una actitud de reserva entre
cía que el lugar pareciera mucho más sucio de lo que realmente ellos y los empleados del pueblo. Chen quedó entre los dos
estaba. bandos por ser algo más joven que los otros aldeanos. Los nuevos
Las cocinas ultramodernas estaban inmaculadas. La proximi- camareros tendían a ser más altos y esbeltos y con peinados largos
dad de los lavabos del personal sin puertas en la parte de atrás no y voluminosos. Conseguían llevar la chaqueta blanca de camarero
preocupaba a nadie. Un viejo adagio decía: «Cuanto más cerca la con un toque de elegante aplomo,
letrina, más sabrosa la comida.» Tres extractores renovaban el Chen tenía un amigo especial, Lo, el cocinero de las barba-
aire de la cocina una vez por minuto, de modo que los cocineros y coas, y también un enemigo) Roman Fok, Lo trabajaba junto a la
las mujeres mayores que los ayudaban tenían que llevar jerséis ventana, en una pequefia cabina con el frente de cristal, bajo
bajo los delantales en invierno en lugar de soportar las condicio- ganchos de los que colgaban patos muertos aplastados y vueltos
nes de sauna que eran habituales. Una caldera en el tejado del revés con aspecto de pterodáctilos, tiras de lomo de cerdo y
mandaba por las tuberías vapor recalentado para el dim sum de la pollos glaseados a la soja. Su principal tarea consistía en preparar
hora del almuerzo, y cortar los fiambres. Su cuchilla de carnicero se movía velozmen-
Los cocineros, hombres respetados de incierto temperamento, te entre sus manos, golpeando sonoramente el tajo de madera
maestros en su oficio, trabajaban con eficaz aunque inestable araftada cuando encontraba un trozo carnoso y sin hueso. A
armonía. El cocinero de preparación, el cocinero de montaje, el menudo atraía espectadores. Su actuación se asemejaba en algo a
cocinero que removía las cazuelas, actuaban a gran velocidad. la de un trapecista. Parecía perfectamente posible que se cortara
Podían producir carne de vaca y verduras en salsa de ostras en un dedo y que lo empujara distraídamente con su cuchilla de la
cincuenta y cinco segundos desde la llegada del pedido hasta el tabla al plato para reunirse con los otros dados de carne y rodajas
momento en que los alimentos humeaban en una fuente en el de salchicha, donde algún cliente horrorizado lo encontraría
montaplatos. debajo de su guarnición, El trabajo de Lo era propio de personas

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extravertidas. Pero él era callado, retraído hasta el punto de X,
-'.\ sias de sus anfitriones y clientes, los ingleses. Entre estas excentri-
parecer malhumorado. Tenía unos quince años más que Chen y cidades estaba la extraña y muy extendida costumbre de no pagar
su mujer le había abandonado seis años antes. Se había fugado con la cuenta, una práctica tan generalizada como para despertar la
el distribuidor fukionés de una compañía de ventilación, uno de sospecha de que era un deporte nacional, en el cual participaban
cuyos extractores absorbía eficazmente el sabroso vapor de la olla hasta los clientes de aspecto más respetable. El comportamiento
de sopa en la misma área de trabajo de Lo. ruidoso y pendenciero era más comprensible, incluyendo la esgri-
El terrible Roman Fok hubiese debido ocupar el puesto de ma con los huesos de las chuletas y ponerse en la cabeza los
Lo; hasta Chen tenia que admitir que poseía el temperamento cuencos de arroz invertidos como frágiles casquetes, escribir cosas
ostentoso adecuado para hacerlo. Pero Roman era un empleado raras en las paredes del lavabo y mezclar la comida en sus platos
de cocina y trabajaba en el sótano sin un momento de contacto de un modo repugnante antes de ponerle salsa de soja a todo. Fok
con los clientes. tenía una explicación para los clientes que se marchaban sin
Chen albergaba diferentes pero definidos sentimientos respec- pagar Ja cuenta, a los cuales creía restauradores occidentales de la
to a los diversos clientes. Los japoneses, por ejemplo. A pesar de competencia o personas contratadas por ellos para sabotear el
las espléndidas propinas que dejaban, no puede decirse que le negocio de sus rivales chinos con más éxito. {<Pura envidia}}, ex-
entusiasmaran. Los prejuicios inculcados desde la niñez perdura- plicaba.
ban en Chen quien, en general, estaba de acuerdo con la clásica
1 Aparte de poseer el intrínseco atractivo de cualquier teoría de
imagen que tenían los cantoneses de esa raza: sádicos, de dientes conspiraciones, esto también halagaba al jefe en aquello en lo que
protuberantes y miopes. Los ingleses, por supuesto, constituían la era más susceptible: su habilidad para ganar dinero. Así que esta
mayor parte de la clientela no china. Chen era bastante amable solución se convirtió en ortodoxia; aunque por qué razón no
con ellos. Algunos de sus colegas, el gordo Koo sobre todo, los había clientes indios que no pagaran, teniendo en cuenta la
despachaban sumariamente. A Chen lograban convencerle de que clientela que el Ho Ho le había quitado al Curry J\fabal, continua-
les hiciera algunas sugerencias en su vacilante inglés. Koo soltaba ba siendo un misterio que ni siquiera Fok podía explicar satisfac-
un bufido, se quedaba inexpresivo, inspeccionaba el techo, ponía toriamente.
los ojos en blanco o simplemente se alejaba de la mesa, según su
humor. Los clientes parecían disfrutar de tan brusco trato.
Los camareros preferían a los clientes chinos, quienes brinda- La relación entre Chen y Roman Fok había empeorado re-
ban una buena oportunidad de charlar acerca de las deficiencias cientemente, aunque nunca había existido simpatía entre ellos. El
de ciertos platos en el menú especia] en lengua china o acerca de trabajo de Chen no le obligaba a un contacto estrecho o frecuente
los últimos rumores procedentes de Hong Kong. El propietario con Fok, por lo que las oportunidades de roces habían sido
tenía un concepto absolutamente distinto respecto al cliente escasas. Fok no era popular ni siquiera entre el grupo de camare-
ideal. Él prefería ver una preponderancia de occidentales, que ros más jóvenes, de los cuales había sido el último en llegar. A los
consumían con su comida vinos caros e inadecuados, además de hombres de los Nuevos Territorios les parecía mal su falta de
cerveza, y no compartían las irritantes obsesiones de los clientes respeto hacia ellos. Ante su actitud burlona e indefiniblemente
chinos, estúpidamente empeñados en recibir una comida hecha insultante todo el mundo se sentía incómodo. Si hubieran sido un
con materias primas frescas, auténticamente cocinada y servida a grupo más unido no le habrían tolerado. Chen le evitaba siempre
un precio muy competitivo. que podía.
Los camareros sostenían a menudo conversaciones improvisa- Una tarde en que había poco trabajo, Fok estuvo alardeando
das, cuando el jefe estaba en otro piso, sobre las varias idiosincra- de sus hazañas sexuales en el tercer piso delante de un grupo de

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hombres de los Nuevos Territorios básicamente crédulos. Aun- concentración del disgusto general en la persona de Chen tuvo
que Fok no tenia ningún derecho a estar allí, el estado de ánimo como consecuencia que Fok se volviera mucho más popular.
general era de asombrada curiosidad. Tenía menos bilis que descargar en los otros, Y cualquiera que
-Dos chicas americanas -presumió Fok-, rubias. pudiese provocar unas buenas risas que acortaran el interminable
A pesar de sí mismos, los hombres mayores estaban visible- día tenía asegurada cierta estima, Los compañeros de Chen no
mente impresionados. esperaban que se ofendiera, Imaginaban que se divertiría tanto
-¡Caramba! -dijo el gordo Koo, sus ojos tan redondos como como ellos. Sólo Lo notaba los latidos de un sordo resentimiento
ostras-. ¿Cuánto dinero fue necesario, eh, Fok? y le daba solidarias palmadas en la espalda a su amigo.
Roman se enjuagó la boca con té y luego lo escupió en un
cuenco de arroz medio vacío,
-¡Pcha! lviientras a otros les gustaba jugar en sus ratos libres, Lo y
J'vieneó un dedo despreciativamente en dirección al gordo Chen se entretenían pasando una hora y media en el cineclub. Lo
Koo. había contagiado a su amigo más joven la costumbre de ir al cine.
Chen había mantenido la cara inexpresiva durante lo que Chen iba principalmente por complacerle. Ambos se sentaban
consideró un recital repugnante. Había oído las mentiras de Fok con cara de póquer en la primera fila, delante de la diminuta
acerca de otros temas: sus ganancias en el juego de Grande y pantalla. Sin embargo, era Chen el que lanzaba alguna que otra
Pequeño en los garitos de los sótanos, su habilidad para elegir interjección, gru.ñía o, muy raras veces, soltaba una risita. Lo no
caballos rápidos, sus papeles como extra en películas de espada- daba muestras visibles de disfrutar y nunca comentaba lo que
chines en lengua mandarín, en las cuales su especialidad había habían visto. Chen pensaba que el cine le proporcionaba al pobre
sido esgrimir un látigo de acero en múltiples escenas de asaltos. Lo la oportunidad de escapar de un presente desdichado. Este
Con esa insólita arma y un simple movimiento de mu.ñeca, Fok, cineclub en particular ponía sobre todo dramas cantoneses mo-
según decía, había arrebatado las espadas de las manos de hom- dernos: El legado, El criado infiel, La oportunidad de Ah Biu, El
bres con armadura, cortado orejas y estrangulado cuellos. En todo chico, El millonario, El billete de lotería perdido, La anciana Wong
caso Chen aún no le había visto en ninguna de las producciones encuentra marido. Chen dedujo que a Lo no le gustaban los melo-
del cineclub que frecuentaban en sus horas libres. Aquella tarde, dramas de época ni las películas espectaculares de espadachines,
ante la nueva historia de Fok, hizo una mueca mientras llenaba porque siempre que pasaban una Lo se dormía y empezaba a
los palilleros. Ésa era la mentira más descarada de Fok hasta el roncar sonoramente, por lo general durante las escenas de lucha;
momento. Chen no tenía el carácter necesario para decir nada en el fuerte zumbido que producía con la garganta y la nariz afortu-
voz alta, pero Roman vio la cara que ponía. Miró ceñudamente a nadamente se mezclaba con el estrépito mortal de los destripados
Chen, que le volvió la espalda y se alejó para poner los palilleros y mutilados en una banda sonora de todas formas deficiente.
en las mesas. -Había un tipo que se parecía un poco a Fok -decía Chen a
Desd~ entonces Fok eligió a Chen como blanco especial de su veces cuando salían a la calle ya anochecida,
malicia. Esta se manifestó en forma de insultantes insinuaciones Lo no hacía el menor comentario. A veces le preguntaba a
y como Chen no dio muestras de reaccionar, de comentario~ Ch en:
abiertamente despreciativos. A Chen no le importaba. Su imper- -¿Cómo está el hijo? ¿Está bien?
turbable cara se volvió aún más inexpresiva. Lo que le sorprendió -No está mal -decía Chen cautelosamente, no queriendo
y desilusionó fue el modo en que algunos de los otros reían las disgustar a Lo hablándole de asuntos familiares-. La cabeza aún
groseras gracias de Fok. (Lo no, por supuesto.) De hecho, esta grande.

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Lo había compartido una vez un taxi hasta el piso de Chen
CUATRO
durante una huelga del transporte público y Chen había cometido
el error de insistirle en que tomara un vaso de té con su familia
antes de irse andando a Hendon a las dos de la noche. Chen le
había dejado marchar, sabiendo que era lo mejor para él, cosa que
Lily no comprendió. Lily había considerado insensible la actitud
de su marido.
-Estupendo -decía Lo, haciendo caso omiso del comentario
de Chen acerca del tamaño de la cabeza de Man Kee-. Guapo
chico.
-Nada guapo -decía Chen, como era obligatorio.
De vuelta en el Ho Ho iban a cumplir con sus diferentes
obligaciones y probablemente no intercambiarían una palabra en
un par de días. A veces, cuando los jóvenes camareros se entrega-
Estaca Roja tenía cuatro objetivos. Quería aumentar al máxi-
ban a ruidosas payasadas en torno al sistema de ascensores, Chen
mo los beneficios, eliminar a los competidores, reclutar y entre-
cruzaba una mirada con Lo. Luego intercambiaban una silenciosa
sonrisa. nar a subordinados de confianza en quienes poder delegar sin
preocupaciones, y, en la medida de lo posible, deseaba también
armonizar los objetivos, métodos y organización tradicionales con
las exigencias del mundo moderno. Personalmente, habría prefe-
rido sacrificar la eficacia hasta cierto punto si éste era el precio de
conservar las viejas formas, pero era consciente de que había una
escuela de pensamiento en alza que defendía la postura contraria.
En el orden del día de la última reunión de la subdivisión
había habido asuntos más inmediatos, pero aunque esos cuatro
objetivos no se habían planteado abiertamente, estaban bajo la
superficie de la discusión. Había sido una reunión muy animada,
en absoluto procupada por aprobar decisiones que ya habían sido
tomadas en la cúpula. Como había ocurrido durante los últimos
cuatro afias, como había ocurrido anteriormente en Amsterdam y
antes de eso en Mong Kok, Kowloon, y en el pasado lejano en
Swatow, la autoridad de Estaca Roja no había sido cuestionada,
pero su lugarteniente había dado muestras de opiniones indepen- ,,
dientes y divergentes. Sin inquietarse excesivamente, Estaca Roja
había tomado nota de ello. 11

En primer lugar, la reunión se había concentrado en la


rivalidad con la 14-K. El oficio y el temperamento unidos le
sugirieron a Estaca Roja una solución militar. La destreza en la
lucha callejera le había llevado a la cumbre; era una leyenda en
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algunas ciudades. Pero allí, hasta la fecha, estas aptitudes habían
"
permanecido inactivas. Como disciplinario de la sociedad en Hubo un silencio.
Amsterdam, donde el puesto de jefe lo desempeñaba un miembro -Por conocimiento de primera mano debo admitir la verdad
del rango de Abanico de Papel Blanco, una vez había tenido que de muchos de sus argumentos -dijo Abanico de Papel Blanco-,
((lavarle la cara)> a un elemento descarriado, liquidarlo. En el Pero a corto plazo, ¿no deberíamos tratar de encontrar una Íorma
Reino U nido su reputación le había bastado hasta el momento. de convivir con ellos? Esto nos permitiría aumentar nuestra
La reunión se celebró en el restaurante \Vong Ho, en la sala fuerza mientras tanto.
especial para banquetes que había en la parte de atrás de la quinta -Complicado -dijo Estaca Roja-, Prefiero lo directo, La
planta, detrás de una serie de biombos, Se habían deleitado con sencillez es más eficaz. Las políticas enmarañadas acaban por
una excelente sopa de aleta de tiburón y, entre otras cosas, un enredarle a uno.
plato casero encargado por Estaca Roja compuesto de pulmones -Dejen que les dé unas cifras recientes. Puede que esto les
de vaca troceados, mollejas e intestinos con cilantro y perejil. De haga cambiar de opinión, -Abanico de Papel Blanco, respetado
postre tomaron huevos de codorniz en agua ligeramente azucara- por sus habilidades ad_ministrativas y financieras y también exper-
da, Durante toda la comida Estaca Roja bebió coñac con hielo, to en el ritual Hung, tenía delante un ábaco, un bolígrafo Parker y
Abanico de Papel Blanco, el subjefe, consumió té y luego un un montoncito de hojas de papel-, El dinero de protección pagado
refresco. Después de la frutaJ Estaca Roja dijo con su voz ronca, por los restaurantes permanece invariable: tenemos mil libras
que el alcohol había enroquecido aún más: después de deducir los diversos porcentajes, Hemos perdido una
-Comprueben que no haya serpientes mezcladas con los dra- pequeña cantidad a causa de las incursiones hechas por la 14-K
gones, Nuestro porcentaje en las dos casas de juego afiliadas a nosotros
Se advirtió una sombría jocosidad en la forma en que dio la representa la mayor parte de nuestros ingresos, dos mil quinientas
tradicional orden. Empezó a hablar incluso antes de que su libras,
favorito, Hermano Nocturno, regresara del rutinario registro. -Deberíamos subir la imposición, Diez mil libras al año por
Potenció su propia cólera, en un deseo de trasmitírsela a su ese concepto no es suficiente -dijo Estaca Roja.
público, y al final de su discurso estaba auténticamente furioso. -Mala idea; podrían solicitar la protección de la 14-K
-Puede que hayan hostigado a nuestros cobradores -dijo Estaca Roja dejó correr el comentario.
Abanico de Papel Blanco-, ¿Tiene eso importancia? No, no la - Las ventas de entradas de cine y protección son trescientas
tiene. Debemos tratar de coexistir con ellos. Las luchas sólo libras. Poca ganancia. Aquí no es una gran operación como en
pueden perjudicar al negocio, Hong Kong. -Respiró hondo-, La gran pérdida está en el polvo
-No es cuestión de «coexistencia» ni de componendas -dijo blanco, Durante este período sólo hemos ganado mil doscientas
Estaca Roja-, Con cualquier otro, sí. Pero la 14-K, por su propia libras, -No miró directamente a Estaca Roja-, Los ingresos
naturaleza, tratará de aniquilar a todos sus rivales. Los ataques no brutos son cinco mil libras, Después de deducir gastos de comisio-
son sucesos aislados ni accidentales; son parte de una pauta, de un nes, envíos al cuartel general de Wo, asistencia, invitaciones a
plan. Toda su historia, pese a ser corta, lo demuestra. Intentaron funcionarios, el beneficio neto es de cuatro mil cuatrocientas
acabar con todos los grupos Wo en Hong Kong, En Shamshuipo cuarenta y cuatro libras.
eliminaron a la Yuet Tong, Eso fue menos de diez años después Las cuentas del ábaco dejaron de sonar. Si alguien encontró
de su llegada a Hong Kong, No estarán satisfechos hasta ser la las cifras sospechosamente claras viniendo de alguien versado en
única sociedad que haya allí. Si hablan razonablemente o hacen la numerologia de la sociedad, no dijo nada,
alianzas es únicamente para atacar luego con más eficacia. -¿Cuál es .el problema en la venta del polvo? -preguntó
Estaca Roja-, No debería haber ningún problema en eso,
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51
-Hay tres factores que actúan en contra nuestra: el hostiga- tros traficantes chinos, y éstos no eran miembros sino las personas
miento de los bandidos autorizados, dificultades en la distribución en período de prueba que yo había reclutado.
y venta callejera, y pequeños problemas en la importación de la -Los de fuera nunca serán tan dignos de confianza como los
nieve. -Abanico de Papel Blanco señaló con un gesto a Sandalia miembros -dijo débilmente Sandalia de Hierba-. El sistema
de Hierba y Hermano Nocturno-. El Hermano Menor y la puede ser peligroso. Y tampoco deberíamos estar tan dispuestos a
Hermana 1\1enor son nuestros intermediarios en la operación de renunciar a nuestros beneficios.
protección y también supervisan la mayoría de los aspectos prácti- Estaca Roja no le hizo el menor caso.
cos de las ventas de droga. Si los critico es únicamente porgue la -Era un sistema hábil inventado por usted. Tan bueno que
protección está manejada mucho más satisfactoriamente que los tengo entendido que la 14-K lo está utilizando,
ingresos de la droga. · -Una simple estrategia provisional -respondió Hermano
-Su crítica está más que justificada. La nieve debería ser Nocturno con modestia-. El sistema es bastante seguro pero nos
nuestra mayor fuente de ingresos -afirmó Estaca Roja y chasqueó han fallado los traficantes. Tenemos que tratar con ciertos tipos
los dedos de la mano izquierda para pedir más coñac con hielo. muy llamativos. Atraen demasiada atención sobre ellos.
-No tengo la temeridad de responder -declaró Hermano Abanico de Papel Blanco frunció los labios.
Nocturno-, pero les ruego a mis mayores que reconozcan que -Delincuentes comunes. La clase de individuos que destruye-
recaudar el dinero de los restaurantes es relativamente fácil. ron a la familia Hung en Hong Kong. Es necesario que los
Tratamos con chinos después de todo. El negocio se hace discre- mantengamos al margen a toda costa. En Hong Kong y Singapur
tamente. Es un negocio a puerta cerrada. Vender en la calle, al ya no hay verdaderas sociedades. No tienen cuerpo central. Sólo
aire libre, a extranjeros, es un asunto totalmente diferente. bandas criminales como la 14-K.
il
Estaca Roja asintió. Hermano Nocturno conocía los prejuicios del hombre mayor; '!
-Reconocido. Pero siguen estando en falta, No me interesan llevó la discusión a cuestiones prácticas de nuevo.
I
las explicaciones ni las excusas, sólo los resultados, -Sería bueno tener a adictos chinos que nos hicieran este
-Como dice el señor Mao, perdón, el Segundo Hermano, hay trabajo. A un consumidor siempre se le puede controlar. Pero,
tres restricciones que nos impiden vender libremente y obtener naturalmente, nos encontramos con el problema de los distintos IlJ
ilimitados beneficios -explicó Hermano Nocturno-. Entrar la gustos. Aquí no comercializamos la mezcla de barbital Gallina
heroína Número Tres en el país no es especialmente difícil en Roja ni la Número Cuatro que les gusta a los shanghaineses. No
este momento. Está bien organizado desde Bruselas. Tenemos necesito decirles que los chinos prefieren fumarla y los occidenta~
grandes existencias en el piso almacén y estamos acumulando más les inyectársela. Puro veneno en la vena. Por lo menos los
constantemente. La venta al por menor y el hostigamient0 de los americanos usan el grado Número Cuatro pero aquí no hay
bandidos son el mayor inconveniente. En la calle nos volvemos demanda para la mercancía al noventa y ocho por ciento. Una
vulnerables: una cara china es fácil de ver. Incluso el sistema de lástima, porque el beneficio sería mayor.
encontrar un adicto europeo que nuestros traficantes puedan -Mucho mayor.
utilizar como contacto regular no está absolutamente libre de Estaca Roja sonrió para sí. Abanico de Papel Blanco le inte-
riesgos. Como saben, la Hermana Menor puso objeciones a la rrumpió impacientemente.
dosis gratuita que el contacto recibe como recompensa, pero ¿qué -Éste es un negocio muy importante y lucrativo. El mercado
importa esto comparado con el hecho de que le vende nuestra crece cada año. Es esencial que lo controlemos. No es sólo el pre-
mercancía a otros seis como él? Desde que hemos empezado a mio a nuestra hegemonía, sino lo que nos garantiza una hege-
trabajar con este sistema sólo han sido detenidos cuatro de nues- monía continuada. Da igual cuántos luchadores pongamos en la

52 53
calle. Si llevamos este negocio con eficacia no tendremos que preo- -Hermana Pequeña, yo la ayudaré a enmendarse -dijo Her-
cuparnos por la 14-K. Las ganancias son potencialmente enormes. mano Nocturno, sonriendo<
-No -dijo Estaca Roja con vehemencia-, Lo que a mi me Estaca Roja agitó su extraño puño.
interesa es el número de luchadores que puedo .poner en la calle, -Basta. Sean cuales sean las diferentes opiniones acerca de la
no quién tenga más dinero a la hora de contarlo, ¿Qué quiere que mejor manera de actuar, parece que hay acuerdo en que aquí la
hagamos? ¿Ir colocando billetes a lo largo de la calle y ver quién sociedad está en una importante etapa de crecimiento. No es
llega más lejos? conveniente que yo entre ahora en detalles respecto a mi desa-
-No estoy de acuerdo. Con todo respeto. No es sólo cuestión cuerdo con los planes de Abanico Blanco, O debería decir Abani-
de responder a la fuerza física con más fuerza. El dinero da co de Papel Blanco, al estilo de Hong Kong, Pero en términos
prestigio y, por lo tanto, poder en la comunidad, Nos permite generales creo que si cometemos un error ahora será cada vez más
ofrecer servicios a nuestros afiliados que Jos atan más a la familia dificil rectificarlo en años futuros. Un paso en falso podría ser
Hung, Significa que podemos emprender otras actividades que desastroso. Tal vez no podríamos recobrarnos. -Hizo una pausa-.
nos granjearán simpatías por todas partes. Así fue como la socie- Lo pequeño se vuelve grande, pero si lo pequeño no se vuelve
dad floreció en los viejos tiempos. grande, entonces muere. ¿Comprenden?
El oficial 415 fue escuchado respetuosamente, pero sabía que Estaca Roja no solía hablar tan ambiguamente: los oficiales
sus argumentos no interesaban a su público. Empezó a hablar más más jóvenes quedaron sorprendidos. Repitió la frase ásperamente.
específicamente. Esta vez hubo corteses murmullos de asentimiento. Estaca Roja
-Una organización apropiada es tan importante como la interpretó correctamente que no le habían entendido.
fuerza bruta. Es preciso entender que las cinco secciones de -Usted -dijo, volviéndose a Hermano Nocturno-, ¿ha com-
nuestra subdivisión son como los cinco dedos de la mano. Traba- prendido?
jan mejor juntos. La Sección de Asuntos Generales es responsabi- -Por supuesto, Hermano Mayor. Evidentemente.
lidad mía. Si todo lo demás va bien, refleja ese estado de cosas. -Bien, Esto no es algo que pueda enseñarse. -Hizo gárgaras 1 1¡

'i
Estaca Roja está a cargo de la lucha y la disciplina, que son con té y lo escupió en su vaso de coñac vacío-. Las cosas están 1

excelentes. Nuestra Sección de Reclutamiento está en suspenso cambiando aquí. Nuestros enemigos no han sido los bandidos
no tanto porque no tengamos un oficial de Vanguardia como autorizados, como en Hong Kong. Aquí esos hijos de leprosos no
porque debemos proceder y seleccionar cuidadosamente estando pueden hacernos daño. ¿Cómo se puede sacar un pez de entre
en tierra extranjera. La Sección de Asistencia es importante, todos los peces del agua? Los chinos no hablan con los diablos.
como no me cansaré de repetir: debemos cuidar a los nuestros y Éstos encuentran silencio cuando hacen sus estúpidas preguntas.
que se vea que lo hacemos. Reclutamiento y Asistencia están muy Eso es bueno. Aquí también podríamos darles té a los bandidos,
unidas. La Sección de Coordinación es responsabilidad de Sanda- pero sería un poco más difícil. En Hong Kong no es necesario dar
lia de Hierba y Hermano Nocturno, No lo han hecho bien. Los mucho. ¡La mitad de los policías son hermanos Hung! -Hubo
diferentes miembros de nuestra familia no son conscientes de los risas aduladoras-. Ninguna persona Tang habla con un diablo
problemas de los demás. Reconozco que Sandalia de Hierba ha autorizado aquí. Nadie contará nuestros secretos por mucho que
coordinado correctamente con Singapur y Hong Kong. Pero, en tema la muerte. Estamos a salvo, aunque algún día eso puede
general, debernos trabajar más como uno solo. cambiar. Pero hay otros peligros. Ahora parecen pequeños, Les
Sandalia de Hierba inclinó la cabeza humildemente. Mirando aseguro que un día parecerán grandes.
el manchado mantel dijo: -¿Puedo hablar?
-Mi cara no puede mirarle. Trataré de enmendarme. -Por supuesto~ Hermana Menor. Debería decir «hermanita».

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Hubo más risas obsequiosas ante la manida ocurrencia. dinados. Todos excepto Abanico de Papel Blanco habían sido
-Creo que tanto el jefe como el subjefe están en lo cierto. nombrados por él; le debían su ascenso, en algunos casos incluso
Hermano Nocturno sonrió irónicamente al oír tan descarada su condición de socios. Era él quien había llegado desde Holanda
contemporización, pero Sandalia de Hierba no le pre~tó atención. cuatro años antes para reorganizar eJ esqueleto de la estructura de
-El Hermano Mayor está en lo cierto al creer que no debe- Wo en el Reino Unido, labor que había realizado con tal minu-
mos fiarnos de falsas representaciones de la 14-K Debemos ciosidad y vigor que podía decirse que la había creado de nuevo.
prepararnos y hacernos fuertes. Pero creo que el Segundo Herma- Tres o cuatro de los oficiales de grado 432, entre ellos Hermano
no está más en lo cierto respecto al modo de fortalecernos, Nocturno, se habían trasladado especialmente desde Hong Kong
Deberíamos dar a nuestras actividades una base más formal. a petición suya. Le escucharon, incluso los más audaces, con algo
También deberíamos ganar tanto como podamos. Y subir las más que el respeto que un jefe podía esperaL
cuotas de protección como sugiere el Hermano Mayor. No hay - Los oficiales han atendido a sus obligaciones sin el debido
por qué temer. La 14-K aumentará sus cuotas de acuerdo con las cuidado. ¿Cómo es posible que nuestros miembros de grado 49
nuestras. Si hay protestas entre los pagadores, el Hermano Noc- hayan sido atacados cuando hacían su recaudación en los restau-
turno sabe cómo manejar eso. rantes y los cines? ¿Por qué no estaban protegidos? Y si no lo
Estaca Roja aceptó la mediación de la oficial 4 32. estaban, ¿por qué no fueron más cautelosos? Hemos perdido
-Acordado. Aquí tenemos menos variedad de negocios. No mucho prestigio, Si nos tratan con desprecio aquí nuestros ene-
1

hay bailarinas, buhoneros ni trabajadores portuarios. -Hizo una migos se sentirán alentados a expulsarnos de las grandes operacio-
inclinación de cabeza a Hermano Nocturno, que sonrió amplia- nes. Hay que manejar mejor este asunto. Mejórenlo o sufrirán las
mente-. Así que debemos sacar el mayor partido posible a las consecuencias.
salidas que tenemos a nuestra disposición. -Fácil de decir, dificil de hacer.
-Como contable de la sociedad -dijo Abanico de Papel Blan- Hermano Nocturno mostró más resentimiento del que nin-
co-) solicito que se destinen cantidades extraordinarias a fortale- gún otro se habría atrevido a mostrar. Estaca Roja lo pasó por
cernos. Soy partidario también de una expansión para hacer alto.
frente a la amenaza de nuestros rivales. Interpreto que esto es lo -Ninguno de ustedes es insustituible -dijo-. Recuérdenlo.
que quería decir e1 proverbio de nuestro jefe. Sin embargo, quiero Quiero que esta sociedad sea independiente. En el pasado aquí se
que este crecimiento sea controlado, por eso debemos llevarlo a han obedecido órdenes de Holanda y Bélgica. No quiero que eso
cabo adecuadamente con un oficial de reclutamiento enviado vuelva a ocurrir, pero si es necesario traeré algunos miembros de
desde el cuartel general de Wo, en Hong Kong, provisto de una Amsterdam, luchadores, no parásitos.
autorización y una bandera de reclutamiento. -Yo sólo recomiendo -dijo Abanico de Papel Blanco-, no
-Como jefe, apoyo la moción. La reunión ha terminado. pretendo mandar. Pero eso me parece imprudente.
Solamente se quedarán los miembros del grado 432 para arriba. -Por el momento seguiré tu consejo.
Cuando los biombos estuvieron extendidos de nuevo, Estaca Abanico de Papel Blanco reconoció la concesión, mostrando
Roja dijo: respeto pero sin rebajarse.
-No quería rebajar el prestigio de que gozan ustedes. No por -Entonces permítanme redactar las siguientes resoluciones
su propio bien, sino por el de la sociedad. Ahora hablaré franca- formales de nuestra discusión: 1) vigilar cuidadosamente las acti-
mente. Estoy insatisfecho con la conducta de todos los oficiales, vidades de la 14-K; 2) realizar nuestras operaciones de un modo
excluyendo el grado de Abanico de Papel Blanco. más cuidadoso, prestando atención a los detalles; 3) hacer un
Luego habló con menos dureza pero intimidando a sus subor- esfuerzo especial en lo relativo a la comercialización y distribu-

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ción de la heroína Número Tres, sobre todo en el trabajo de calle;
4) coordinar mejor las cinco ~ecciones; 5) reserva~ fond?s_y_ha_c_er
otros preparativos para una importante ceremonia de 1n1c1ac1on
en el futuro; 6) fortalecer los vínculos con Hong Kong. -Hizo
una pausa en su tarea de llenar el papel con su rápida y elegante
escritura-. Creo que eso cubre todo lo que hemos discutido, por
lo menos en un sentido general, ¿no?
Estaca Roja permanecio callado. En el prolongado silencio,
las delgadas hojas de papel de Abanico de Papel Blanco crujieron;
él las ordenó con complacencia. Al cabo de un rato Estaca Roja
dijo:
-Nunca he sido partidario de confiar mis pensamientos al
papel. Quizá haya sido una equivocación. Manipuladas por los
Lily ya no sabía claramente cómo llenaba sus días antes de la
hombres educados, las palabras pueden llegar a significar lo
llegada primero de Man Kee y posteriormente de Mui. No
contrario de lo que se pretendía. -Levantó su mano intacta para
conservaba recuerdos agobiantes de un aburrimiento que hubiese
anticiparse a Abanico de Papel Blanco-. No hablo concretamente
podido suponerse intolerable; ninguna sensación de soledad pasa-
de nadie aquí presente. Soy un hombre sencillo. Añada esto, pues,
da perturbaba su presente o le hacía más alegre en comparación.
a la lista: armarse y prepararse para la lucha. -Apretó el puño
Era un vacío, ese pasado. Había alargado sus tareas para que
contra la palma de su mano, yin contra yang-. ¿Cuántas «resolu-
abarcaran todo el día, trabajando al ritmo de un autómata. Reco-
ciones» más hay?
gía las cosas del desayuno de Chen, consistente en un vaso de té
-Seis.
La sonrisa de Estaca Roja reveló puentes de metal en su
J con leche muy endulzado, un bizcocho y un sandwich de azúcar,
cuyos granos seguían adheridos a la margarina de la corteza, que
boca.
siempre se dejaba. Luego amontonaba los cacharros en la pila,
-Eso hace siete, ¿no?
contemplando el patio mientras dejaba correr un chorrito del
Abanico de Papel Blanco esbozó una fina sonrisa.
grifo y, distraída, lavaba cada objeto varias veces antes de aclarar-
-Digamos ocho.
lo laboriosamente bajo el delgado hilo de agua, aferrándose a
-Que sean siete, puede que sea apropiado.
veces al borde del fregadero y mirando fijamente la pared de
baldosines durante media hora antes de continuar. Después pasa-
ba la aspiradora y limpiaba el polvo, tras lo cual venía el lento
paseo hasta la tienda 1 un viaje que hacía diariamente porque
compraba sus comestibles en pequeñísimas cantidades. Actual-
mente tardaba veinte minutos en ir y volver. En los viejos
tiempos empleaba hora y media. A continuación tenía la larga
espera de Chen. En ese rato era una figura encorvada e inmóvil
en su cocina, sentada en el crepúsculo con la única iluminación
del resplandor de la estufa de gas en invierno, y en verano una
media luz submarina que se desvanecía lentamente en el patio de
la casa de su vecindad.

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Aquellos días eran cortos. Fluían sobre ella. Sus momentos tes de dirigirse al padre de su hijo. «~arido», su apelativo habi-
apenas eran perceptibles. No contenían demandas, Habría sido tual, un simple término descriptivo después de todo, indicaba
feliz dejándose llevar de esta manera, mientras sus días se pro- respeto además de un saludable reconocimiento del statu quo y
longaban hacia un futuro monótono pero sin amenazas y retroce- todo lo que tradicionalmente implicaba. Lilly usaba el término
dían hacia un pasado igualmente indiferenciado. Perdía la cuenta como un recipiente de las obligaciones que eran bilaterales.
de las semanas, no podía recordar lo que había hecho dos días También estaba «Ah Chen» más familiar, utilizado como un
1

antes. requerimiento para ocasiones domésticas ordinarias, principal-


Todo esto había cambiado. Ahora los días estaban llenos. mente aquellas por medio de las cuales Lily cumplía una parte
Llenos de incidentes que) triviales y mínimos en sí mismos, unilateral de su contrato matrimonial. <<Ah Chen» era también un
ponían de relieve eJ día. Proporcionaban una guía, puntos de término distanciador. Siendo el apellido de Chen, implicaba
referencia y recuerdo. Y lo curioso era que, a este ritmo, los días también una vuelta a la situación anterior al matrimonio y
parecían el doble de largos. Se le hada mucho más largo el separaba a Lily Tang de los Chen. Referirse a su esposo con este
tiempo que transcurría entre el momento de despedir al marido alias significaba asimismo verle de pronto como un individuo,
por la mañana y el de recibirle con la sopa por la noche. Aún le mientras que su importancia consistía realmente en su papel, su
esperaba con una excitación reprimida e insoportable que era, en rango, por así decirlo, de marido.
todo caso, más intensa que su antigua expectación de los pasos de Así: «¡Ah Chen! Ven a comer.»
Chen en la escalera. La excitación de LiJy contagiaba a Mui, que Pero: «¡Marido, la puerta está atascada!», cuando esperaba de
empezaba a temblar ligeramente, su respiración rápida y poco Chen que moviera los rígidos goznes de la puerta, algo que Lily
profunda. Las chicas se sentaban muy juntas frente a Chen a la podía hacer más fácilmente que su marido.
mesa. Sus mangas se rozaban; cada una notaba el calor del cuerpo Las vidas de las dos muchachas continuaban centradas en 1

!,1,.,

de la otra a través de la fina tela de sus ropas. Se reían tontamente torno a un protagonista masculino, pero se había producido una
y corrían de vez en cuando a retirar una olla del fuego o a poner importante redistribución de los papeles en el drama doméstico, y ;¡
más carne y salsa en el cuenco de sopa de Chen. ahora el personaje principal lo interpretaba un galán juvenil, Man 1¡
Por su parte, Chen ignoraba el efecto que les producía. Y Kee, cuyas persistentes demandas, anormales pataletas y constan-
aunque las chicas en su expectación combinada se incitaban mu- te necesidad de atención y contacto físico por parte de los actores ¡'
tuamente a un grado de excitación mucho mayor que el que Lily secundarios adultos excedían con mucho las exigencias plantea-
había conocido cuando estaba sola, en realidad ahora dependía das anteriormente por el plácido y ecuánime Chen. No por culpa
menos de Chen. Antes él era el centro de su día, el punto en de Chen, la transferencia del centro de gravedad del hogar había
torno al cual se organizaba y a través del cual sus actividades dado como resultado una disminución de su estatura a los ojos de
cobraban sentido. Ahora utilizaba a Chen. Había un cambio sutiL las dos mujeres, quienes, obligadas a socorrer a un niño pequeño
Los servicios que le prestaba no habían cambiado ni se habían e indefenso durante el día, tenían que hacer un esfuerzo para ver
deteriorado. Pero su objetivo era otro. Sin que Chen lo supiera, en Chen a un representante adulto de su sexo; tenían, como si
perspectivas enteramente nuevas se desarrollaban a sus espaldas, dijéramos, que parpadear imaginariamente antes de verle a su
potencialmente perturbadoras de la armonía familiar y de su verdadera escala. A pesar de esto, tendían a confundir su compor-
hasta entonces indiscutible posición de líder de esa unidad, aun- tamiento con el de Man Kee, una alucinación que con el tiempo
que las dos chicas eran demasiado leales para dejar que las cosas se convirtió en una realidad subjetiva, Lily tenía que hacer un
llegaran a ese extremo. esfuerzo consciente para no ayudar a su marido a eructar y,
Lily empezó a experimentar con una serie de formas diferen- cuando Man Kee superó esa etapa, no darle palmaditas en la

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espalda a su marido y acariciarle el estómago al terminarse la dos mujeres chinas en el estante del arroz, ambas mucho mayores
sopa. Continuaba quedándose de pie a su lado para asegurarse de que ella y Mui. Una era claramente la señora; la otra era eviden-
que se la tomaba toda y le hubiera encantado darle de comer ella temente la criada. Esta última iba vestida con el clásico uniforme
misma un poco más deprisa, Y quizá, después de todo, eso era de sirvienta: pantalones negros y túnica blanca; su fino pelo gris
únicamente una desviación del instinto maternal, lo mismo que corto y aplastado contra el cráneo le llegaba justo por debajo de
la suavidad con que lavaba el grasiento pelo de Chen en el las orejas, en cuyos lóbulos lucia unos diminutos pendientes
barreño de plástico puesto en la pilaº Chen seguía sentándose en de jadeº En la huesuda muñeca llevaba una pulsera de la misma
su sillón y recibiendo la mayor ración de comida, pero había un piedra de mala calidad e iba empujando el carrito de alambre,
nuevo estrato en la abstinencia de las chicas, que se había vuelto repleto de comidaº En el momento en que Lily dio la vuelta a la
exaltadora del ego, un ejercicio de control y desarrollo del ego esquina con su cesta de acero al brazo y seguida por }\¡fui, que
más que un tributo de respeto natural. Bajo estas manipulaciones empujaba la sillita de Man Kee, la señora estaba comparando dos
era difícil no pensar en Chen como en un niño ávido. Por bolsas de arrozº Lily pasó rozándola para coger un paqueteº La
supuesto, las chicas se lo perdonaban y nunca se permitían mujer mayor se apartó cortésmente y luego se fijó en que Lily era
considerarle exactamente en esos términos, pero no había duda asiática. La saludó con una inclinación de cabeza y le sonrió.
de que Man Kee había minado la autoridad de su padre del modo Luego llegó Man Kee, sacudiendo un sonajero y golpeando la
más inocente posible, por analogía. sillita con los talones enfundados en calcetines, Las dos descono-
cidas se derritieron. Man Kee cerró un ojo en un enorme y triste
guiño y lo mantuvo cerrado mientras Mui trataba de levantarle el
Lily no había visto nunca a las esposas de los compañeros de párpado con el pulgar y le regañaba sin mucha convicción. Man
Chen; sólo conocía al personal de oídas, puesto que únicamente Kee le pegó en la cabeza con el juguete y se rió de su apreciativo
había visto a Lo una vez durante el tiempo que éste tardó en públicoº
beberse un vaso de su té abrasador. Le gustaba lo que su marido -Guapo chico -le dijo la desconocida a Lily en cantonfr
le contaba del señor Lo y le había agradado en su primer y breve Como Lily se limitó a sonreír sin decir nada, repitió el cumplido
encuentro. De segunda mano, había concebido una intensa anti- en inglés-: El niño es guapoº
patía hacia Roman Fok, aunque cuando su marido se quejaba de -No. En absoluto. Es un niño muy feo.
él, Lily trataba de sugerir circunstancias atenuantes o buenos -Ah, así que es usted chinaº Pensé que podía ser filipinaº -La
aspectos del carácter de Fok Consideraba que era su deber mujer utilizó la expresión «persona de Tang», un giro característi-
hacerlo así. co del sur-º Pero no de Hong Kongº ¿De Singapur quizá?
Como Chen no tenía familia que pudiera celebrar los cum- -Kwangsi -respondió Lily sonriendoº
pleaños, el año nuevo lunar, fiestas de mah jeuk improvisadas o -Ya le notaba yo un acento extraño. Sí, no tiene usted el as-
bautizos (había unos cuantos católicos y bautistas en el restauran- pecto de una persona de Hong Kongº Demasiado independienteº
te; los bautistas, cosa graciosa, predominaban entre los friegapla- Se rió de su propio chiste. Tendría cuarenta y muchos calculó
1

tos), Lily se movía en un círculo muy restringido: ella, Mui y Man Lily, y más tarde supo que se había quedado corta en más de diez
Kee, Estaban los vecinos ingleses y la doctora polaca, pero éstos años. La sefiora Law tenía más de sesenta cuando se conocieron.
eran poco más que conocidos con los cuales se intercambia un Iba vestida con ropa sobria pero cara y tenía un rostro agradable y
saludo. Su marido, por supuesto, no contaba. vulgar que estaba en desacuerdo con su elegante atuendo.
Por ello, fue una agradable sorpresa cuando durante una -Permítame usted que le compre algo al niño,
expedición de compras al supermercado de Brent se encontró con -No. No. J\lo conviene mimarlo tanto.

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Salieron juntas. En la salida Lily le permitió finalmente a la que sabían a carne, tarteletas de fresas inglesas y un fragante té de
señora Law regalarle a su hijo una mousse de chocolate comprada jazmín del tipo que a Lily le encantaba, Las chicas decepcionaron
en la sección de confitería próxima a la caja. En ese momento a seriamente a la señora Law en su primera visita, mostrándose
Man Kee le dio un ataque de timidez y hundió la barbilla en el demasiado tímidas para hacer algo más que picar de ese magnífi-
pecho, moviendo la gran cabeza lentamente de un lado a otro, lo co bufet, pero Man Kee Ja compensó. Realizó una actuación
cual enterneció aún más a sus nuevas admiradoras. Lograron estelar, dando volteretas sobre la alfombra, jugando al escondite
convencerle de que frunciera los labios y los aplicara como una detrás de las cortinas y debajo de los muebles, abriendo ambos
especie de trompeta roja a la mejilla de la señora Law. Ésta grifos en el baño, una estruendose cacofonía que fue oída en el
insistió en anotar su dirección y dos semanas más tarde L.ily cuarto de estar a tiempo de evitar un desastre. Se quedó dormido
recibió una invitación para tomar el té 1 entregada personalmente en el piso de arriba del autobús de vuelta a casa, pero no lloró
por la sirvienta, Ah Jik, que le llevó a Man Kee una peonza mu- cuando Lily le despertó al llegar a su destino.
sical. Cuando Chen volvió a casa, las chicas no le contaron nada de
La señora Law era la viuda de un acaudalado naviero, veinte su visita; hubo un acuerdo tácito al respecto. La visita a Golders
años mayor que ella, que había muerto en Hong Kong. Se había Green se convirtió en un acontecimiento semanal. Man Kee
casado en Swatow, donde él era gabarrero y ella la tercera hija de encontraba un nuevo regalo cada vez que iba, el cual se sumaba a
un empleado yamen, que se había visto obligado a convertirse en la creciente colección guardada en el armario de la señora Law.
escritor de cartas de oficio después de la revolución de 1911. Las adultas se sentaban en los sofás de seda esmeralda de la
Habían ascendido juntos en la escala social hasta que él reunió señora Law y eran servidas por Ah Jik, quien las observaba desde
una flota de 14 herrumbrosos cargueros de servicio irregular. En la puerta de la cocina.
un momento dado habían sido 18, pero cuatro de ellos, fuerte- La señora Law era una buena oyente. Incluso hizo hablar a
mente asegurados, se habían ido a pique en misteriosas circuns- lvfui, que sentada en el borde del sofá con una taza de té se volvía
tancias. Muy llorado por su esposa pero sin hijos, Law había muy locuaz, para sorpresa de Lily. La señora Law descubrió que
muerto en un sanatorio privado del cáncer nasofaríngeo tan tenía algo en común con el pasado de las chicas y les cogió
frecuente en la costa sur, causado por toda una vida de inmodera- simpatía. La caída en desgracia de su propio padre no había sido
do consumo de pescado seco y salado que tanto le gustaba. un golpe tan duro como la orfandad de las muchachas, pero podía
Aburrida y desdichada en Hong Kong, la señora Law emigró comprender su desgracia.
un año después de la muerte de su marido y empezó una nueva -Así que su padre era un sifu, ¿no? -dijo-. ¡Qué noble!
vida en Inglaterra a la edad de cincuenta y cinco años. Este país Las muchachas, educadamente, se rieron con disimulo.
fue su segunda elección: Canadá la había rechazado porque tenía -¿Les enseñó a ustedes o solamente al hermano mayor?
cicatrices de tuberculosis en los pulmones. Lily se sintió intimida- -No tenemos hermanos -contestó Mui-. Pero nuestro padre
da en su primera visita al piso de la señora Law. «Tomar el té» le enseñó a Lily todo lo que pudo antes de que le mataran. Muy
resultó ser una suntuosa comida fría a base de exquisiteces que inapropiado, realmente, para una chica.
Lily no había visto desde hacía años: rollitos de gelatina negra Al enterare de que su padre había tenido una muerte violenta,
dulces, formados por capas de una película transparente más fina la señora Law no bromeó como había pensado diciéndoles que
que el papel de seda, que brillaban y temblaban tentadoramente; eran una pareja mortífera. En lugar de eso les llenó las tazas en un
pasteles de pasta de semilla de loto rellenos de yemas de huevo respetuoso silencio. Temiendo que la apariencia de atenta calma
picantes y saladas; lonchas de oreja marina, pollo, jamón, pescado de la señora Law ocultase incomodidad, Lily trató de tranquili-
ahumado, setas en tiras, champiñones tan gruesos y suculentos zarla.

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1
:1

-Si se fija usted en mis nudillos, verá que estos dos aún son flores, unos bizcochos sencillos y unos periódicos de Hong Kong
más grandes que los otros, aunque el callo desapareció hace años. atrasados. Provista con estos consuelos caseros salió sola hacia
-La señora Law examinó cortésmente la mano, que le pareció Hendon.
por completo normal-. Y todavía soy muy elástica, Lo tenía una habitación en una casa no muy alejada de las
Lily se quitó los zapatos planos y procedió a despatarrarse rutas de autobús. Lily caminó despacio. Había actuado impulsiva-
sobre la fina alfombra de la señora Law para alarma y consterna- mente, Cuando le propuso Ja idea a su marido por primera vez
ción de su propietaria. Llly no necesitó ayuda ni siquiera en los había esperado resistencia o por lo menos una explicación de por
últimos centímetros. qué no debía ir. Había usado a su marido como red de seguridad y
-Verdaderamente extraordinario -dijo la señora Law. su fácil consentimiento fue una decepción, Le había fallado, le
Y por una vez el comentario no era una fórmula de buena había traicionado al mostrarse de acuerdo con ella. Oponerse era
educación. Luego cambió de tema hábilmente. Lily, sólo un poco su función, parte del orden natural de las cosas, del ciclo de los
avergonzada, sintió que los antiguos reflejos despertaban de constantes opuestos fructíferos. Lo sentía así en su corazón y
nuevo. Esa noche, en el cuarto de baño cerrado con pestillo, estaba dolida. Si tropezaba, por así decirlo, si resultaba embarazo-
hizo algunos de los viejos movimientos de elasticidad que recor- so, si quedaba mal, sería culpa de él. ¡Cuántas vacilaciones experi-
daba; después boxeó con su sombra con escaso entusiasmo. Du- mentó delante de la mugrienta puerta! Estuvo a punto de mar-
rante unos días repitió sus ejercicios, luego se aburrió y los aban- charse. Subió unas escaleras de gastado linóleo. No hubo
donó. respuesta cuando llamó con los nudillos a la puerta de Lo. Una
vez más, estuvo a punto de irse, pero un rasgo de obstinación la
impulsó a empujar la puerta y abrirla a medias antes de darse
Un mes después de conocer a Ja señora Law en el supermer- cuenta de lo que había hecho.
cado, Lily volvió a ver al señor Lo, que había caído enfermo. Era Lo dormía en su estrecha cama con las manos sobre una única
la primera vez desde que Chen le conocía hacía ya tres años, y manta gris, cosida en los bordes con hilo rosa. Tenía la cara cérea
éste estaba preocupado por su amigo. Un hombre fornido todavía, y pálida y su pecho no subía ni bajaba perceptiblemente. Lily
Lo no era ni vago ni frágil. Esto era lo que le preocupaba a Chen. temió enseguida lo peor. ¿Debía pedir ayuda, hacerle la respira-
La enfermedad debía ser grave. El jefe, por supuesto, había dejado ción artificial? ¿Había riesgo de infección? (U na rápida punzada
de pagarle su sueldo. Chen estaba tan preocupado que le mencio- de vergüenza siguió a este pensamiento,) Dejó sus regalos en el
nó el asunto a Lily, y ella, sabiendo que era excepcional oírle suelo y bajó la ventana de guillotina con mucho estrépito. Cuando
hablar de algo relativo al trabajo, también se inquietó. Su preocu- se volvió, Lo la estaba mirando (sin mucha curiosidad, hay que
pación aumentó a lo largo del día (cosa que no habría sucedido si reconocerlo).
hubiese tenido algo de la menor importancia relacionado con su -Oh, sefior Lo. Por favor, disculpe mi descortesía y atrevi-
familia que ocupara su ágil mente) y llevó la conversación de la miento.
noche al tema de Lo otra vez. Lily sonrió con gracia pero muy azorada, mostrando su hoyue-
-Quizá podría llevarle alguna medicina -sugirió, y se pregun- lo y también, desgraciadamente, debido a alguna contracción
tó por qué sonreía su marido. muscular, poniendo de relieve la longitud de su cara en lugar de
-Eso le sacaría de la cama, de un modo u otro. ensancharla, como hubiese sido de esperar. Descubrió que estaba
-¿Eh? pisando las flores cortadas que había traído y las recogió, tratando
Lily consiguio que Chen le diera la dirección de Lo, y unos de arreglar los tallos rotos. En conjunto, Lo había aceptado muy
días después fue a verle. Llevó un termo de sopa, fruta, unas bien la intrusión de una joven desconocida en su dormitorio

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(principalmente porque estaba demasiado enfermo para desperdi- hizo todo lo que pudo por tranquilizar a Lo, cuya fiebre ascendía
ciar mucha energía sorprendiéndose y al principio había supuesto a medida que asimilaba la sorpresa y el azoramiento de la si-
que eran alucinaciones suyas), pero el rubor de Lily se acentuó tuación.
segundo a segundo hasta convertirse en dos rabiosas manchas Por el momento, Lily puso sus flores en los pocos centímetros
rojas sobre sus pómulos, las cuales ardieron aún más cuando se de agua que había en la olla, Lo rechazó los bizcochos, pero ella
dio cuenta de que no se había presentado. cortó el cordel que ataba la caja de cartón y la dejó invitadora-
-¿Se acuerda de mí? Soy Lily Chen, la señora Chen, debería mente abierta para cuando ella se marchase. No le administró el
decir. La esposa de su compañero Chen. Tomó usted el té con remedio de hierbas que había traído, Chen no habría escapado
nosotros una vez, Estábamos preocupados por usted. ¿Perdonará tan fácilmente; IV1ui se habría visto obligada a beberse hasta la
1ni atrevimiento? última gota,
Lo se incorporó a medias sobre los codos. Cuando ella se fue, Lo había recuperado la serenidad y el
-Señora Chen, es usted demasiado amable ... estímulo de la visita parecía haberle sentado bien. Lily prometió
Cayó de nuevo hacia atrás, Lily dio un salto hacia adelante y traerle una radio al «tío» Lo, como le llamaba ahora, si se tomaba
colocó la aplastada almohada detrás de la cabeza de Lo, tratando la medicina que le dejó,
sin éxito de mullir la bolsa vacía. «Pobre hombre», se dijo mientras esperaba el autobús, «tan
-Pero está usted realmente muy enfermo, señor Lo. solo y con tan mala suerte.» Y pensó con afecto en su propia
Lily estaba consternada. No esperaba encontrar a alguien que familia, afecto que no pudo disipar la risa de Chen cuando le
se fingía enfermo. Por los comentarios sueltos de su marido contó su visita, ni el hecho de que Mui siguiera contemplando
respecto al señor Lo, esto habría sido sumamente improbable. Por fijamente el televisor, ni los informes de que JYian Kee había
otra parte, tampoco había supuesto que encontraría a alguien tan tenido rabietas todo el día mientras ella estaba fuera.
espectacularmente enfermo. La cara de Lo presentaba un terrible -Le mimas demasiado -le dijo a Mui, procediendo ella a
color gris; bajo los ojos y alrededor de la boca, la piel tenía un hacer eso mismo,
tinte morado. Cuando Lily tocó las sábanas notó que estaban
empapadas por el sudor del enfermo, Sus lágrimas por este
desconocido, que no habría derramado por J\'fui, Chen o incluso La señora Law se tomó desde el principio un interés personal
Man I<ee, la sorprendieron. Parpadeó para apartarlas y empezó a en la difícil situación de Lo. Tocaba alguna cuerda esencial de su
trabajar eficazmente. Aunque no había mucho en lo que trabajar propia experiencia (igual que ocurría con las chicas), a pesar de lo
eficazmente. La habitación de Lo contenía su cama de hierro y muy dispares que eran los aspectos externos de sus vidas.
una silla, sobre la cual había tirado sus pantalones negros y una -Pobre hombre -exclamó, repitiendo inconscientemente las
camisa. En un rincón, en el suelo 1 había un hornillo de gas, una palabras de Lily,
olla y un solo vaso, No había ni alfombra sobre el suelo de Luego la interrogó de manera exhaustiva, ya que su curiosi-
madera ni un jarrón en el que Lily pudiera poner sus crisantemos dad y compasión por otro ser humano se impusieron momentá-
partidos y doblados, neamente a sus anticuados buenos modales. Su bondadosa y
-Señora Chen, estoy avergonzado de mi humilde hogar, Me arrugada cara expresó diversas emociones que habrían realzado el
hace usted un grandísimo honor. repertorio de un actor. «¡Qué desgracia!», «¡Lástima!», «¡Qué
Lo empezaba a comprender la situación y su agitación confe- buena personas eres, Lilyl», «¿Que no tiene baño?)), exclamó en
ría verdadero significado a la fórmula convencional de menospre- rápida sucesión. Lily se fue animando con el relato de su visita,
cio de sí mismo, ¿Quizá creía que había perdido prestigio? Lily que en realidad había sido muy corta. Comenzó a describir con

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entusiasmo el viaje, las escaleras, la habitación, el aspecto de Lo. Mui se rió entre dientes de un modo que Lily consideró extraor-
Retrospectivamente, una experiencia dolorosa y también embara- dinariamente inadecuado para una mujer de su avanzada edad,
zosa adquirió un cálido resplandor de logro y sentimiento. Lily no vejntinueve años según cálculos occidentales, treinta sui según el
se inventó nada ni adornó la historia, pero. su tono cambjó calendario chino) el siguiente afio nuevo, No respondió a la
cuando empezó a disfrutar hablando de ello, y esto constituyó la amable petición de Lo de que no se quedaran de pie ceremonio-
mayor falsificación, samente y se sintieran como en su casa. Requerimientos super-
Sin embargo, la realidad era que Lo seguía enfermo; sus fluos ambos, pues Mui estaba ya sentada en el borde de la cama
circunstancias no habían mejorado, El hecho de que fuese el cambiando atrevidamente la frecuencia del transistor a otra de su
protagonista principal de un drama de absorbente interés humano propia elección. La música atronó. Lily tenía los labios fruncidos.
para personas que él no conocía no le ayudaba en sí mismo. -Señora Chen, ¿seria usted tan amable de prepararnos el té a
Tres días después Lily le visitó de nuevo en compañía de Mui todos?
y Man Kee, llevándole la radio prometida, La irritación de Lily se fue disipando poco a poco mientras se
Esta vez Lo estaba sentado en la cama, con un jersey marrón ocupaba de hacer el té, La olla de Lo silbaba, lo cual intrigó a
de cuello en pico encima de la camisa del pijama, Leía con ayuda Man Kee y hubo que controlarle para evitar que se quemara, No
de unas gafas grandes de montura de hueso los periódicos atrasa- había forma de limitar la curiosidad de aquel niño, pensó Lily,
dos que Lily le había dejado, En esta ocasión se mostró franca- Algo completamente distinto de como ella y Mui habían sido
mente encantado con la masiva invasión de su intimidad. Mui, educadas, Cualquier señal de comportamiento indisciplinado ha-
cogiendo de la mano a Man Kee, vaciló correctamente antes de bía sido corregido sin compasión, Los dedos entrometidos no
cruzar la puerta tras su impetuosa hermana menor, pero cuando permanecían mucho tiempo en evidencia en la casa de su padre;
la impaciente Lily le hizo un gesto para que entrara, pronto se tal vez un hijo habría escapado a todo el peso de una educación
encontró mirando la habitación. Demasiado inquisitivamente, tradicionaL Aunque Lily lo dudaba, Y sin embargo, ahí estaba la
pensó Lily; aunque al tío Lo no parecía importarle nada, Mientras adulta Mui dando un pésimo ejemplo a su sobrino. Más valía
intentaba mantener una conversación con el tío Lo, que parecía dejar que los instintos naturales de los jóvenes se manifestaran sin
estar mucho mejor, Lily tosió y lanzó una mirada cargada de corregirlos si habían de resurgir fortalecidos más tarde. ¡Pobre
significado a Mui, que estaba tocando las flores marchitas de la padre! Toda su vida había sido una batalla perdida desde el
olla de Lo, Cuando se cansó de eso, echó un vistazo debajo de la principio; ojalá lo hubiera sabido. Había una vena delictiva en
cama del señor Lo, tal vez para ver si había un orinal. Mui que convenía vigilar, reflexionó Lily.
-Tío Lo, ésta es mi hermana mayor, Mui. Mui te presento al Lily se había provisto de vasos antes de salir de casa y mojaron
señor Lo. los bizcochos rancios de su última visita. La boca de Man Kee
Se advertía una expresión pícara en la cara de Mui. Después acabó hecha un asco. Lo estaba encantado con su compañía, y
de intentar en vano infundir ánimos a la inerte Mui durante los Lily, pensando que si Mui no ofendía al tío no había razón para
primeros meses de su estancia, cuando no era más que un bulto que la ofendiera a ella, se relajó; aunque continuó lanzando
lloroso y callado en el sofá, Lily encontró intolerable que eligiese miradas de reproche a Mui y una o dos veces reprendió a l\Tan
precisamente ese momento para manifestar su personalidad; una Kee con pretextos imaginarios, utilizándole como chivo expiato-
personalidad sumamente molesta, por cierto. rio en lugar de su tía (a la cual no podía darle unos azotes en el
-Sí, tío Lo, mi humilde y despreciable hermana, Mui, y mi trasero por muchas ganas que tuviera).
hijo Man Kee, -¡Qué felices son ustedes juntos! -dijo Lo,
Lily se complació en el estilo tradicional de la presentación, Mojó un segundo pedazo de bizcocho en su té y lo dejó caer en

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el horrible orificio que era la boca ávida de J'vian Kee. Se quedó Potencialmente insultantes, puesto que en el mejor de los casos
callado durante un rato mientras pensaba en su esposa y en su indicaban dudas respecto a Ja capacidad evocadora de Lily y en el
desastroso matrimonio. Luego sonrió a sus invitadas, porque, peor insinuaban que era una prevaricadora, estas interjecciones
debido a su orgullo, las veía como visitantes hacia las cuales tenía tenían el efecto de halagar a Lily. Proclamaban que era una
obligaciones más que como amables salvadoras con quienes esta- narradora con aptitudes, ya que Mui (que satisfactoriamente
ba en deuda. había vuelto a ser la Mui de antes) corroboraba todo lo que Lily
-Sefiora Chen, por favor, no se quede de pie. Háganos un decía con sonrientes asentimientos de ·cabeza. Las exclamaciones
poco más de su excelente té. de incredulidad de la señora La\.V se convertían en sutiles cumpli-
La conversación pasó entonces a las latas de fragante jazmín dos. Por el momento no había ninguna posibilidad de que la
de Lily, un tema muy de su agrado pero no del agrado de Mui, señora Law conociese al señor Lo. Las tres mujeres consideraban
con el resultado de que mientras una hermana se ponía de buen que esta suposición era tan elemental que ni siquiera hacía falta
humor la otra empezaba a impacientarse. Esta vez el buen humor ~encionarlo. No era tanto una cuestión de esnobismo (aunque
de Lily la hizo in-vulnerable contra M ui. ciertamente el dilema podría haberse expresado en términos
Se marcharon bastante más tarde de lo que se habían propues- similares) como de incomodidad mutua: para Lo, que trabajaba
to, a las siete, cuando era ya completamente de noche; no había en un puesto servil cortando carne, por muy hábilmente que lo
faroles en la calle. Después de salir de un cálido y luminoso oasis, hiciera; para Lily, cuyo marido era un humilde camarero; para la
caminaron en silencio hasta la estación de metro y no recobraron señora Law, que no deseaba azorar a sus jóvenes amigas. Todas
la alegría hasta que estuvieron de nuevo en casa. Un-a vez allí Lily las partes tenían la buena voluntad de superar obstáculos sociales
encendió todas las luces e incluso subió el volumen de Ja televi- artificiales fuera de su entorno inmediato, pero conocerse en el
sión, de modo que desde el patio oscuro su piso parecía un cubo restaurante era imposible.
resplandeciente, que palpitaba sonido y difundía ricos olores de Entonces, Lo se vio obligado a buscar otro trabajo. Durante su
comida. breve enfermedad el propietario había empleado a uno de sus
Más allá de su risa inicial, Ch en no había mostrado mayor parientes como cocinero de barbacoa. El muchacho había mostra-
interés por la relación de Lily con otro hombre~ aunque fuese do aptitudes -no se había cortado ningún dedo- y, lo más
únicamente un compañero suyo más viejo. Que alguien pudiera importante, se había conformado con el ligerísimo aumento de
estar sexualmente interesado en Lily, que pudiera encontrarla sueldo que el jefe le había ofrecido. Lo encontró su puesto
siquiera remotamente atractiva, era una enormidad que escapaba ocupado. Un hombre de su habilidad no tuvo problemas para
a su imaginación. Tampoco le parecía que una visita con Mui y encontrar otro, en el escaparate de un restaurante aún más grande
lvian Kee fuese algo extraordinario. No tenía ni la menor idea de en Shaftesbury Avenue.
lo que las chicas hacían habitualmente durante el día. Esto liberó inmediatamente a las chicas de cualquier posible
Lo volvió al trabajo una semana después de la segunda visita motivo de turbación. Hacía tiempo que la señora Law quería
de Lily, tan flemático, silencioso y hábil con la cuchilla de invitarlas a cenar fuera. Asentada en las viejas costumbres, consi~
carnicero e.orno siempre. Ni él ni Chen mencionaron a Lily o sus deraba las invitaciones en casa como una forma inferior de
visitas. hospitalidad. Por supuesto, las chicas habían declinado sus invita-
La señora Law, en cambio, no se cansaba de oírla. Dejaba que ciones persistentemente. Pero la posibilidad de presentarle al tío
Lily hablara pero la interrumpía de cuando en cuando para Lo a la señora Law lo cambiaba todo. Cosa que no hubiesen I'
confirmar con J\íui la veracidad de sus palabras. «¿Es eso cierto, podido hacer en el Ho Ho. Chen tal vez habría tenido que
l\fui?», <<.Ah Mui, ¿tú también oíste eso?», «¿De veras, Mui?» servirlas. Lily se rió al pensarlo.

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Pero ahora le harían un favor ;:iJ señor Lo llevando clientes a más de social. Aunque hubiera sido pésima no habría importado
su restaurante, eso le ayudaría con sus nuevos jefes, El tío podría mucho.
recibirlas en el restaurante como «amigo)) de ellas, un contacto
valioso, Podrían negociarse las condiciones, se concederían des-
cuentos, ficticios pero favorables para la buena imagen de todas La señora Law se acostumbró a comer allí con frecuencia. No
las partes, ¡Qué fácil y encantador se había vuelto! tomaba comidas tan complicadas como ·la que Lily y Mui devora-
Lily acompañó a la señora Law a Shaftesbury Avenue para ron, por una vez libres de dar rienda suelta a sus instintos natura-
hablar de dinero con el encargado, Lo ya estaba trabajando en el les1 no cohibidas por su timidez ante la señora Law o por la sólida
restaurante vacío y Lily estuvo a punto de dar unos golpecitos presencia masculina de Ch en (aunque descubrieron que sus estó-
juguetones en el cristal del escaparate, pero se lo pensó mejor. ¿Y magos encogidos eran incapaces de acomodar todo lo que desea-
si provocaba un accidente y él se cortaba un dedo? ban y tuvieron que contemplar melancólicamente cómo se solidifi-
Acordaron Jas condiciones mientras tomaban el inevitable té. caban las salsas en los platos, a pesar de la insistencia de la señora
El dueño sugirió algunos platos: en ese momento había cangrejos Law). La señora Law comía cosas .más caseras: la excelente comida
frescos y abundantes en el mercado; la col blanca era buena y del sur, las barbacoas sin adornos en las que Lo estaba especializa-
también lo eran las judías de Holanda, ¿Qué les parecía un do y las verduras más crujientes que él podía encontrar para ella.
cangrejo al horno con jenjibre y cebollitas primaverales, cerdo y Era impensable que una señora comiera sola 1 así que la señora
pato asados, una lubina entera al vapor, pollo o pichón al horno Law se llevaba a Ah Jik Lo las instalaba inmediatamente en la
con buñuelos de patatas, tallarines y arroz frito? Sopa de aleta de mejor mesa del comedor y cuidaba con esmero la presentación de
tiburón para empezar, por supuesto 1 y a mitad de la comida una su colación de fiambres. Recibía a la señora Law con respeto
sopa dulce de almendras o cacahuetes. Fruta fresca y bollitos cuando ésta volvía.
dulces para terminar, Lily ya Jo olía todo, El propietario les El suyo se fue convirtiendo en un afecto cálido y casi entera-
ofreció todo esto a tres libras por persona, con un descuento del mente asexuado, diestramente mantenido por ambas partes con
diez por ciento debido a la presentación especiaL Si hubiesen sido igual tacto y consideración. Ambos estaban solos, libres; ambos,
un grupo mayor hubiese podido concederles un precio más favo- de diferente manera 1 decepcionados con lo que sus vidas habían
rable; el dueño sonrió. llegado a ser aunque incapaces de cambiarlas. Las consideracio-
1

La señora Law sonrió también y sugirió precios más bajos, nes sociales hacían impensable una relación amorosa. Los tempe-
aunque estuvo de acuerdo con Ja selección de platos. No sintió ramentos personales también estaban en contra. Si la inclinación
ningún falso azoramiento por hablar de dinero delante de Lily, hubiese existido, tal vez el abismo que los separaba por sus
¿Por qué iba a sentirse azorada por motivos de dinero? respectivas condiciones habría podido salvarse con sorprendente
Entonces llamaron a Lo y se lo presentaron a la sefíora Law. facilidad, No siendo así, el aprecio y el respeto de Lo hacia una
Él fingió que era una vieja amiga, Todos, incluyendo al dueño, viuda unos cuantos años mayor que él era una contradictoria
participaron en este pequeño engaño. Debido a la presentación mezcla de la lealtad que un viejo servidor podría ofrecerle al
especial el dueño ofreció un quince por ciento de descuento. último miembro de una familia patricia junto con un sentido de
La señora Law aceptó y pagó en metálico inmediatamente. Le camaradería y simpatía que nacía de una situación común y
pidió a Lily que contase el dinero, No hubo discusión respecto también -pequeña pero significativa levadura añadida a la masa ,
a las cantidades que se servirían; habría suficiente. Lo que so- de su mutua atracción- de la cortés y anticuada 1 pero alegre;
brara se lo empaquetarían para llevárselo a casa. Todo el mundo galantería que puede brindarse legítimamente a los miembros del
estaba contento. Y la comida resultó un éxito culinario ade- sexo opuesto (Lo era un hombre, después de todo),

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A la señora Law la complacía recibir este tributo, «¡Pobre servirle más té a la señora Law, aunque sólo fuesen unas cuantas
hombre!», pensó de nuevo, pero sin un ápice de condescendencia, gotas en una taza ya rebosante, retrocediendo al mismo tiempo
í<lJn hombre con mala suerte» era la frase que con más frecuencia que se disculpaba, con una mirada de infinita melancolía en sus
le venía a la cabeza y -aunque nunca lo había pensado- no se ojos, antes de continuar cortando Ja carne en su tabla con gran
habría sentido ofendida, sino quizá sorprendida, antes de mostrar- ferocidad. En esos momentos a la señora Law la asaltaban senti-
se de acuerdo con esa misma estimación de su propia vida, No mientos de una deliciosa intensidad, completamente despropor-
veía a Lo como alguien engañado, patético o débil más de lo que cionados para la intrascendente y momentánea naturaleza de la
se veía a sí misma de esa forma. No se compadecía de sí misma y molestia. Poco después, Lo volvía otro r-ato. Así la amistad
tampoco le daba pena Lo. Así y todo, estaba conmovida. Igual avanzaba a empujones.
que él se sentía conmovido por ella. El dolor controlado respecto Para estos encuentros la señora Law se vestía sobriamente
a uno mismo fluía con más fuerza porque la situación difícil del como para ir a un funeral de estilo occidental, con un conjunto d~
otro era muy fácil de imaginar. jersey y chaqueta de cachemir negro y una falda larga de lana (a
Sus conversaciones adquirían una intensidad añadida debido a pesar de la ola de calor), dejando en casa las pocas sortijas de
las interrupciones causadas por la periódica necesidad que tenía brillantes y el broche que normalmente llevaba, pero pintándose
Lo de regresar a su tabla de cortar, Esto confería a los banales las uñas con un esmalte transparente. Más adelante se las pintó de
intercambios una carga mayor de significado. Lo siempre declina- un discreto y palidísimo rosa. Ah Jik sentía gran satisfacción al
ba la invitación de la señora La\v para que se sentara. Pero ella ver a su señora alegre. Sin embargo, sensatamente no decía
insistía en llenar una taza de té para él, que se quedaba fría e nada.
intacta, una libación a la deidad tutelar que presidía su clase .de
amistad.
-Hay mucha clientela esta noche -decía ella como un cum-
plido.
-Niucha -asentía él, completando su mitad del convencional
intercambio de palabras mientras sus ojos transmitían un tipo de
mensaje completamente distinto y más tierno, en el cual, natural-
mente, no había nada que la señora Law pudiera encontrar
impertinente u ofensivo.
-¡Qué pato tan delicioso, señor Lo!
-Permítame que le traiga un poco de crujiente cerdo asado,
señora Law. Pruebe mi salsa hoi sin especial. Es mejor que la
normal. Hay granos de soja debajo del cerdo.
La sefiora Law comía con las apropiadas exclamaciones de
sorpresa y placer, sinceras porque Lo era realmente un cocinero
de barbacoas magnífico. Luego el encargado le hacía una seña a
Lo para que volviera al trabajo, discretamente porque sabía cómo
tratar a un virtuoso y también porque deseaba conservar a la
señora Law como cliente. ¡Qué señora tan menuda pero cuánto
comía! Cuando esto sucedía, Lo se retiraba con elegancia tras

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SEIS
izquierdo del Jaguar, uno por el lado derecho. El propietario del
coche se hallaba atrapado entre la pared y el parachoques delante-
ro de su coche. Tenía las palmas de las manos y la parte trasera de
la cabeza contra la pared mojada. Hubo un murmullo de conver-
sación discreta; nada chillón, nada colérico, Era ya casi de noche.
Había sombras profundas en lo que se había convertido en una
quebrada.
El hombre que le hablaba al dueño del coche era más delgado
que sus dos compañeros. Tenía una mano despreocupadamente
apoyada en el capó del Jaguar. Un hombre más alto y robusto
estaba detrás de él con los brazos cruzados. El hombre delgado
parecía hacer gestos conciliatorios. Su voz baja, inaudible tres
A última hora de la tarde había llovido bruscamente con el
coches más allá excepto como un zumbido suave y entrecortado,
cielo despejado. Ahora se percibía una viscosidad en el aire que
tenía un tono serio, de disculpa. Retrocedió un paso. El hombre
parecía alimentarse de los charcos que salpicaban la acera y la
que estaba detrás de él agarró al dueño del Jaguar por el pelo y le
calzada. El breve chaparrón no había limpiado la atmósfera; el
empujó la cabeza contra el capó. Se oyó un gran golpe. Le levantó
aire se había vuelto húmedo y plomizo. Sucias gotas corrían por
aún cogido por el pelo y le aplastó la cara contra el metal con
los ideogramas del restaurante y los letreros de las compañías. De
mayor fuerza. Le sujetó los brazos a la espalda. El hombre situado
la boca de un estrecho callejón salían riachuelos afluentes como la
en el lado derecho del Jaguar asestó un rodillazo a su propietario
sangre negra del raigón de una muela enferma que alimentaban el
entre las piernas y de nuevo en la cara cuando caía. El hombre
agua oscura que corría por el desagüe junto a la acera. En Dansey
delgado que hablaba en voz baja había cogido las llaves; abrió la
Place el agua que se escurría por Jas paredes verdes y musgosas
puerta del coche y arrancó el motor. Dio marcha atrás, luego, con
tenía la viscosidad de las gotas de glicerina. Como de costumbre,
la puerta parcialmente abierta, pasó sobre las piernas del hombre
Dansey Place estaba abarrotada de coches y furgonetas de reparto.
caído y retrocedió de nuevo. Se bajó y puso las llaves en la palma
El sonido de los restaurantes preparándose para la noche apenas
del hombre inconsciente. Le echó encima hojas de repollo y
llegaba hasta allí: el arrastrar de mesas y sillas, el tintineo del
periódicos. Luego se bajó la cremallera de los pantalones y orinó
cristal contra el metal o la porcelana.
sobre su cara. Él y el hombre que estaba a su lado se marcharon
Unos hombres esperaban a otro en la parte de atrás de una por la salida este, el tercer hombre por el lado oeste.
caravana. Estaban en cuclillas sobre el suelo de metal; el que se
encontraba junto a la puerta trasera vigilaba a través de un
diminuto agujero en la plancha de metal.
Sandalia de Hierba respiró hondo. Había pesado en una
La tarde dio paso al crepúsculo. Las luces de las vidrieras de
diminuta balanza de boticario 115 gramos de la cruda mezcla
los restaurantes se encendieron, sobresaltando a los peces de los
marrón Número Tres que guardaba bajo una tabla del suelo y los
grandes acuarios en las marisquerías.
había puesto sobre un grueso bloque de cristal. A esto añadió diez
Un hombre entró en Dansey Place. Un manojo de llaves de
gramos de un polvo base. Lo mezcló con la pirámide de Número
coche repiqueteaba en su mano. Cuando estaba insertando la
Tres. El resultado no fue enteramente satisfactorio en lo relativo
llave correcta en la puerta de un Jaguar, tres hombres salieron de
a la textura. Había cierta marca de fertilizante que presentaba un
detrás de la caravana. Dos de ellos se aproximaron por el lado
mayor parecido. Desgraciadamente era venenoso. Si hubiese sido
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una operación única, Sandalia de Hierba no habría vacilado. Pero
era una buena mujer de negocios. En la oscuridad y en los Hermano Nocturno se quedó respetuosamente parado mien-
frasquitos de medicinas serviría. Además, le dejaría una comisión tras Estaca Roja entraba en la casa de té Nueve Dragones. El
del diez por ciento sin defraudar a Ja sociedad (en su opinión). mayor de los dos hombres sacudió la cabeza y volvió hacia la
Probablemente, el producto tenia ahora sólo un veinte por ciento puerta. Hermano Nocturno se reunió con él en el asiento trasero
de pureza. De todas formas, era suficientemente bueno para de su Mercedes. Estaca Roja le abrió la puerta y luego apretó el
«perseguir a] dragón» al estilo de Hong Kong, con cerilla, papel botón de cierre, El chófer arrancó, Hermano Nocturno se pre-
de plata y tubo de papel, y ciertamente lo bastante bueno como guntó por qué no podían haber hablado en voz baja o en clave
para que los ingleses lo disolvieran y lo calentaran en sus cuchari- Hung en la parte de atrás de la casa de té. Como si leyera sus
pensamientos, Estaca Roja dijo:
llas de té y se lo metieran en las venas. Una vez, en un experi-
mento a sangre fria, Sandalia de Hierba bahía probado la artillería -En adelante hay que tener más cuidado. Con los de fuera es
pesada; había incrustado tres granos de la carísima Número necesario tratar en público para que todos lo vean. Los asuntos
entre nosotros serán en secreto.
Cuatro en la punta de un cigarrillo levantado hacia el techo y
había aspirado hasta que el extremo brilló como un ascua. Nunca Hermano Nocturno consideró que estas precauciones eran
había repetido el experimento, por supuesto. excesivas; no obstante, pronunció un «ah» de aprobación.
Volvió la cabeza para estornudar delicadamente. Empezó a -¿Es oportuno que hable ahora, Hermano Mayor? Bien. Am-
traspasar la Número Tres a cuarenta y cuatro frasquitos de cristal. bas misiones cumplidas. Yo personalmente castigué de manera
Cuatro eran para venderlos ella. Cuando terminó con la balanza y ejemplar a ese hombre para que los demás aprendan. Lo hice con
los frasquitos, tapó éstos firmemente y los guardó todos en una discreción, de acuerdo con sus instrucciones. Nadie lo vio. El
otro asunto, el de la droga, es más difícil, Las cosas se mueven
bolsa grande de celofán. Se llevó la bolsa y el bloque de cristal al
despacio aquí.
cuarto de baño. Enjuagó la superficie de cristal cuidadosamente
bajo el grifo de agua fría y luego limpió la bañera con la ducha de La cara de Estaca Roja permanecía impasible. Había estado
teléfono. !-Iizo correr el agua de la cisterna del retrete verde mirando por 1a ventanilla de cristal ahumado, al parecer, distraído.
-Bien. ¿No le dejó lisiado permanentemente?
manzana, levantó la tapa y metió una larga horquilla de metal
-Seguí sus instrucciones.
debajo del flotador para impedir que se llenara de nuevo, Pegó la
bolsa de .celofán con cinta adhesiva en la parte interior de la -No es eso lo que me han dicho, Hermano Menor.
-Lo suficiente como para que sirva de ejemplo.
cisterna y volvió a poner la tapa. Luego echó todas las cortinas y
apagó la luz. Después de cerrar la puerta del piso con llave apretó -El ejemplo es más efectivo cuando es proporcional a la
el botón del ascensor y sólo entonces se quitó los guantes quirúr- ofensa. Es malo castigar ciegamente. Hay que aplicar el castigo en
pequeñas dosis, como una medicina. De lo contrario los que lo
gicos de goma y los puso en una bolsa de papel marrón. En la
calle metió la bolsa en un cubo de basura y se dirigió a su Mini reciben se acostumbran a ello. ¿Cómo podrá asustar a otros con
color berenjena. Ésa no era su casa sino el «almacén>~ donde un castigo mayor cuando lo necesite? Cuando desee dar un
guardaba la mercancía, En ocasiones se utilizaba como refugio, castigo severo no tendrá ninguno que administrar. Y a se habrá
excedido en Ja medida. Entonces sólo podrá matar.
cosa que a Sandalia de Hierba le molestaba. Ella era prudente.
-Debe enseñarme usted.
Por encima de todo, le desagra,daba que otras personas le pusieran
en peligro, aunque fuese mínimamente. -Abanico Blanco sabe estas cosas. l\iferece un respeto que
usted no le concede.
Hermano Nocturno cambió de tema,
-Conocía al hombre de anoche. Tiene dos restaurantes. Se

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quejó, pero, como los otros, al final pagó más dinero, Hay algunos
mo el de Ab~nico de Papel Blanco aunque no tan sutil, y al prin-
que todavía están en deuda, ¿Por qué fue elegido?
cipio se s1nt10 decepc1onado por la respuesta del oficial superior,
-No debe aspirar a saberlo todo -dijo Estaca Roja-. Sin
-Dejo este asunto en sus manos. Y o estoy planeando un
embago .. , haré una excepción en su caso. Ese hombre tenía los negocio más importante, más que su «azúcar marrón>»
medios para pagar nuestro impuesto y no debería haber discutido
Utilizó el término inglés para la Número Tres, lo cual sor-
con nosotros. Pero ésta no es la razón por la que ordené que se le
prendió a Hermano Nocturno que creía que el otro no sabía
castigara, Quiere abrir un casino en la calle. Legal, Ha ido a ver a
inglés en absoluto (el cantonés del Hermano lvfayor tampoco era
los bandidos autorizados y al Departamento de Juegos. No hace extraordinario).
falta que le diga cómo nos afectaría eso. Tengo entendido que
-La Número Tres le proporciona mucho dinero a la sociedad
darán gustosamente la licencia a cualquiera que quiera poner -corrigió al oficial 426.
casas de juego abiertamente, aunque hasta ahora nos han tolerado -Cierto, Cierto.
en los sótanos.
Era sabido que Estaca Roja consideraba a Hermano Nocturno
-Más que tolerado. ¿Puede que ese hombre sea un candidato
una especie de sobrino favorito al que mimar más que un herma-
de la 14-K?
no menor al que castigar. Le dio unas palmaditas en la rodilla.
-Eso mismo he pensado yo. Abanico Blanco cree lo contra-
-No debemos dejar que nuestra cuota de mercado se nos es-
rio. Dice que a ellos les interesa tan poco como a nosotros tener
cape, de lo contrario la 14-I( conseguirá de nuevo un monopolio.
que ver con los bandidos.
Por eso le pido a usted, y a nadie más, que se encargue de este asunto,
-Debería haberle matado.
-Haré todo lo que pueda. ¿Puedo decirles a nuestros cuarenta
-Mataremos, pero cuando yo diga.
y nueve que tienen que reclutar vendedores? ¿No futuros miem-
El coche iba paralelo al río iluminado, adelantando al resto
bros sino desechables? ¿Tal vez algún que otro tonto con grandes
del escaso tráfico, deudas de juego?
-Más despacio, idiota -dijo Estaca Roja.
Era evidente- que Estaca Roja tenía la cabeza en otra parte,
Hermano Nocturno habló de nuevo, en tono de disculpa: pero no era negligente.
-El problema de la distribución de la droga aún no está
-No. Mal pensado. Si son lo bastante estúpidos para perderlo
resuelto. Necesitamos desesperadamente vendedores que se en-
todo, también serán demasiado estúpidos para confiar en ellos.
cuentren con los contactos europeos en la calle. La cosa ha
Esos tipos se van fácilmente de la lengua. Además, podrían tratar
empeorado repentinamente desde la reunión. Ahora es muy
de engañamos. Necesita un tipo callado del que nadie sospeche.
arriesgado para ellos. Como ya dije, no me gusta utilizar a nues-
Pero debe encontrar una palanca, el miedo, el chantaje o la
tros cuarenta y nueve para la venta callejera. Siempre existe la
gratitud. O las tres cosas. En los viejos tiempos secuestraban a esa
posibilidad de que un eslabón débil hable e implique a otros. El clase de tipos para que se unieran a nosotros.
mes pasado perdimos a tres aspirantes que eran vendedores.
-Respeto su necesidad de concentrarse en asuntos más impor-
Todos detenidos por los bandidos autorizados. Tengo a dos cua-
tantes -dijo Hermano Nocturno-. Nosotros los subalternos debe-
renta y nueve contactando con los europeos en Earlham Street en
mos ocuparnos de las cuestiones menores del día a día. Pero le
este momento, pero no me gusta. Sandalia de Hierba me da los
pido respetuosamente que examine los problemas de la distribu-
frasquitos a mí y yo los paso. Ella no suministra directamente. Y
ción en la calle. Ve!á de primera mano cuáles son mis dificulta-
no la culpo.
des. La mayoría de los vendedores, tengo que insistir en ello, son
Estaca Roja asintió. Hermano Nocturno sabía que su apa-
malos; llaman la atención sobre sí mismos con coches y ropas
riencia impasible ocultaba un cerebro rápido, tan incisivo co-
caras. Si podemos encontrar tipos más adecuados, le pediré que
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los inspeccione y les inculque la solemnidad de nuestra sociedad. SIETE
Debe enseñarme las viejas maneras y cómo aplicarlas aquí.
-Bien. De acuerdo -dijo Estaca Roja.
Hermano Nocturno vio que había coillplacido al hombre ma-
yor. Estaca Roja pensó durante un momento .Y lu~go le dijo al chófer:
- _,_'\.parca aquí. Márchate y fúmate dos c1garr1llos.
El coche se detuvo al lado de la acera en una calle tranquila de
Pimlim
-De lo que voy a decirle no debe enterarse nadie más o se
queda sin esto -advirtió Estaca Roja. Serró de broma la oreja del
joven con el canto de la mano, como rebanándosela con un cuchillo
afilado. A Hermano Nocturno la broma le pareció de mal gusto-.
Es importante que la heroína Número Tres no deje de circular, por
En esa época, por primera vez en su matrimonio, la cuestión
supuesto -dijo Estaca Roja-. Pero estoy planeando traer una gran
del dinero se planteó de un modo serio para ambos. Hasta
cantidad de Número Cuatro, refinada por nuestros químicos en
entonces Chen había ganado mucho más de lo que necesitaban;
Hong Kong.
ni siquiera las considerables sumas enviadas a los padres de su
-¿Cuánto?
marido habían abierto un gran agujero en el bolsillo de Lily. Aun
-Diez kilos.
teniendo que alimentar, vestir y calentar a Mui, había conseguido
Hermano Nocturno aspiró profundamente.
aumentar el margen de excedente de su economía doméstica
-¡El valor en la calle es enorme! Eso es una suma de dinero im-
todas las semanas. Pero la prosperidad trajo sus propios proble-
portante. .
mas. Sus ahorros habían alcanzado una dimensión crítica. Se
-La mercancía tiene una pureza del noventa y ocho por ciento.
estaba impacientando. Si hubiese tenido que llenar su tarro de la
De máxima calidad: Nadie refina el polvo mejor que nuestros
abundancia gota a gota habría esperado con la flema de un
químicos de Hong Kong, Pero no es para venderla aquí. Como
elefante. Como su nivel de ahorros subía realmente a gran veloci-
usted señaló, el mercado británico sólo quiere heroína Número Tres.
dad se reconcomía de impaciencia. Con aquel ritmo de creci-
Al menos por el momento. Ésta es para América. Nosotros somos
miento, en dos o tres años tendría dinero suficiente para empezar
intermediarios. Dos correos la traerán en envíos separados desde
(modestamente) su anhelado negocio. Si hubiesen sido diez años
Kai Tak a Bruselas. Desde Bruselas la traeremos aqui y la almacena-
se habría resignado. Dadas las circunstancias, quería abandonar el
remos durante algún tiempo. Desde aquí la venderemos a Toronto.
piso en el plazo de doce meses. ¡Estaban desperdiciando sus vidas!
Esto no se repetirá. Circunstancias especiales lo hacen posible. La
No cesaba de decírselo a su marido ... , en vano, por supuesto.
ruta tortuosa es más segura. Nuestros beneficios no serán tan gran-
Pero Chen tenía una preocupación mayor. Él también se veía
des como usted piensa, pero sí considerables. Sólo Abanico Blanco y
en la ·necesidad de reunir una suma importante, mucho mayor
yo lo sabemos, y ahora también usted. He sido tonto al permitir que
que la de Lily. El largo pleito y enfrentamiento de su padre con
sean tres las personas enteradas,
los vecinos le había dejado al viejo una gran factura. Había
Hermano Nocturno hizo una inclinación de cabeza,
perdido el caso hacía dos meses, después de decidirse a llevarlo
-Guardaré silencio, Confíe en mí.
a los tribunales en lugar de aceptar el arbitraje del jefe del clan. Le
El chófer volvió. Pronto estuvieron cerca del barrio chino. En
habían cargado asimismo con las costas de su oponente. Todo
una esquina tranquila Hermano Nocturno se apeó del coche.
esto ascendía a 5.000 dólares de Hong Kong. Y aún faltaba lo
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peor. En una caída desde una escalera cuando pintaba con pan de noticias importantes: el nacimiento de otros nietos, una fotografía
oro una tabla en la sala ancestral del clan se había roto la pelvis y, del matrimonio anciano 1 una petición de una fotografía de Man
aunque se había recuperado de la fractura, había contraído una l(ee (Jo cual encantó a Lily),
infección pulmonar mientras guardaba cama, que, agravada por el Ahora dependía enteramente de Chen reunir el dinero nece-
aire pantanoso) se había convertido en una pulmonía. Necesitaba sario para saldar las deudas de su padre y luego pagar los cuidados
una convalecencia lejos del pueblo, en un sanatorio privado, que le devolverían una vejez larga y saludable. P,J cambio actual,
Coste: por lo menos 2, 000 dólares de Hong Kong, El hermano Chen tendría que conseguir un poco más de 500 libras, Puesto en
menor de Chen le había escrito pidiéndole ayuda, números redondos no parecía mucho; despreciable incluso, si se
Le ocultó el problema a Lily, Temía que ella le acosara para tenía en cuenta los beneficios humanos que proporcionaría.
que abriese un negocio y los hiciera ricos a todos. Y a le parecía Cuando Chen pensaba que era menos de la mitad de su sueldo
oír su voz: «Marido, nunca tendrás lo suficiente para cuidar de tus anual, parecía insignificante. Con gusto habría trabajado una
padres y de nosotros mientras trabajes para otros. Ellos se enri- jornada de dieciocho horas en lugar de doce durante el siguiente
quecen con tu sudor, Debes trabajar para ti mismo.» año si hubiese podido ganar el dinero extra de esa forma. Pero
Chen seguía siendo tan escrupuloso respecto a} envío de eso era fantasear, En cualquier caso, no se ganaba una cantidad
dinero a su padre como cuando estaba soltero. Era un hijo grande de dinero rápidamente trabajando duro. No era tan inge-
cumplidor, Lily se habría asegurado de que lo fuera en cualquier nuo como para creer eso. (Tal vez se habría sorprendido al saber
caso. Sus padres habían muerto. Por eso mismo era más firme su cuánto había logrado reunir Lily simplemente a base de sacrifi-
decisión de respetar los lazos filiales, Mandaba personalmente los cio.) Necesitaba el dinero inmediatamente. Sin embargo, no
giros por correo certificado el día cuatro de cada mes. Con cada poseía nada que pudiera ser empeñado por una suma decente (ni
giro adjuntaba una nota, escrita a menudo en una esquina arran- siquiera el televisor). Incluso obtener un préstamo sería dificil,
cada de las grandes bolsas de papel marrón que el supermercado porque su salario en metálico era mucho más alto que el que
estúpidamente regalaba. Siempre las firmaba con el nombre de su declaraba oficialmente para la retención fiscal, Y sabía bien que
marido; aunque esta ficción era bastante transparente, -·ya que no le convenía acudir a uno de los prestamistas de la Calle. ¡Eran
Chen nunca se había molestado en escribir nada. Ponía los casi peores que los usureros indios!
recibos blancos que le daba 1a oficina de correos en su lata de té Mientras servía distraídamente sus mesas, Chen le daba vuel-
de billetes de una y cinco libras; manchas de nieve sobre la tas al problema. Naturalmente, su concentración en los asuntos
hierba 1 pensaba poéticamente. inmediatos fallaba, Empezó a confundir los pedidos (llevándoles
Los giros proporcionaban al matrimonio viejo una existencia un espeluznante cerdo agridulce color naranja con trozos de piña
bastante cómoda. El anciano continuaba ganando un poco de a indignados clientes chinos y un pollo blanco y sanguinolento y
dinero con algún que otro trabajo de carpintería, aunque los amarillas patas de pato a horrorizados occidentales), tropezaba
tiempos de los cajones y barriles al por mayor habían pasado ya, con sus colegas en las puertas de vaivén y miraba con expresión
Chen era el más acomodado de sus cinco hijos, todos ellos buenos vacía a los ojos de los clientes mientras éstos indicaban con
chicos. I\Tunca acusaban recibo de sus giros. Esto no significaba decreciente sutileza que deseaban pagar la cuenta y marcharse.
que fueran desagradecidos (los hijos que no enviaban dinero era Finalmente, como era inevitable, chocó con uno de los hombres
uno de los temas favoritos de cotilleo entre las viejas que se del clan del jefe, y el resultado fue una serie aparentemente
reunían junto a la bomba de agua), La correspondencia habría interminable de golpes, choques metálicos y el ruido de la sopa al
trivializado lo que los viejos sentían. Lo cual no quiere decir que salpicar las baldosas y la pared, Hasta los clientes del piso de
no reconocieran el mérito de Chen. De vez en cuando llegaban arriba oyeron el accidente, y también sus consecuencias: el princi-

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pío de una tremenda pelea, detenida por Roman Fok, que acaba- Roman se rió de su originalísima gracia. Tenía las plumas en
ba de terminar su turno y se dirigía hacia el nefario garito del el bolsillo de la camisa, pero no llevaba el reloj de oro.
número 1000 para comprobar la suerte de su apuesta del medio- Chen parecía tan azorado que Roman pensó por un momento
día en la lotería de caracteres chinos. que había dado en el clavo, ¿Quién iba a decirlo de Chen?, pensó
Hasta ese momento Chen no había considerado el juego como con una punzada de envidia, quizá se trataba de una chica inglesa,
un medio viable de conseguir el dinero que necesitaba. No era una rubia. Lily Chen tenía fama de ser lo más aproximado a una
ningún loco. Solamente había jugado unas pocas veces (para ser chica gwai lo,
un buen compañero) en los sótanos. Roman Fok, por supuesto, -No, Ah Fok, no se trata de eso en absoluto. Es un asunto de
era un jugador compulsivo. El pequeño Wong había perdido el familia,
sueldo de un mes entero en el número 1000; había regresado con -Eso es lo que he dicho, ¿no? -Roman se rió de nuevo es-
lágrimas corriendo por sus mejillas y se había encontrado con que tentóreamente-. De acuerdo, vente al 1000 conmigo mañana y
su insolidario público (la mayoría de ellos perdedores habituales quizá aprendas algo. ¿Qué hora es? ¿Las tres? No tengo tiempo
de grandes sumas) se burlaba y se reía de él, e incluso le empujaba que perder contigo, tío. Hasta luego,
y le pellizcaba dolorosamente en el brazo. El último epíteto era nuevo en boca de Roman; Chen no
Wong, como Chen, no era un jugador. Había esperado ganar estaba seguro de que le agradara que le llamasen «tío» en ese tono
lo suficiente para pagar los pasajes de avión desde China a su irónico. Después de todo, sólo tenía cuatro o cinco años más que
madre, su padre y una hermana enferma con la intención de Fok
que ésta recibiera tratamiento médico en Suiza. Volvió al mes El número 1000 era tal y como Chen lo recordaba de sus
siguiente al número 1000 y se quedó sin nada. Una semana más escasas visitas anteriores: un sótano pequeño, del tamaño de la
tarde dejó el restaurante. Había perdido su prestigio para cocina del Ho Ho, dividido por una cortina, al que se llegaba
siempre. bajando una empinada escalera y que estaba tan abarrotado de
Si Chen necesitaba una lección objetiva y era un hombre gente que era preciso avanzar oblicuamente con repentinos cam-
prudente, ya había tenido un aviso gráfico. Sólo creía a medias a bios de dirección, como cuando se mueve una estaquilla en el
Fok cuando éste alardeaba de las fabulosas sumas que había ajedrez chino. Aquella hora, aproximadamente media tarde, era la
ganado, perdido y vuelto a ganar en sesiones de toda la noche en más concurrida, ya que la gente estaba libre después del almuer-
el número 1000. Se había fijado en que durante semanas seguidas zo y antes de la cena. En tres mesas había pedazos de jengi-
Fok no llevaba su reloj de oro ni la deslumbrante colección de bre ensartados en finas dagas para indicar que el juego estaba en
plumas Cross en el bolsillo de su camisa. Luego reaparecían. marcha.
Otras veces Fok llevaba gruesos fajos de dinero, cantidades indis- Chen había conseguido que el jefe le diera un adelanto sobre
cretamente grandes que abultaban los bolsillos traseros y laterales el sueldo de las tres semanas siguientes después de unas protestas
de su pantalón o asomaban por encima de las plumas. La solven- rituales y del pago de una deducción del cinco por ciento. Roman
cia de Roman podía ser calculada en cualquier momento con una también había podido prestarle 100 libras. Chen estaba profunda-
cinta métrica. mente conmovido.
Algunas veces Roman debía llevar encima 500 libras. -No hace falta que hables así, tío -dijo Roman-. Basta con
Chen se sintió tentado. que firmes este pedazo de papel. No es que yo crea que vas a
A la tarde siguiente Chen tanteó las posibilidades con dis- olvidar una deuda, entiéndeme, pero ...
creción. Chen le apretó el brazo a Roman con los ojos húmedos.
-¿Qué pasa, Chen, has metido en líos a una chica? -No tienes que decir nada, Ah Fok. Lo entiendo. Eres una

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buena persona. Te lo agrad1tzco desde el fondo de mi corazón. Chen ganó tres veces .más. No podía evitar preguntarse cuánto
-Había firmado sobre la parte de atrás de su bloc de pedidos con tenía. Como si le leyera el pensamiento, Roman dijo:
un lápiz-. ¿No te importa que sea a lápiz? No tengo pluma. Las -Dame tu dinero para que te lo guarde, tío. Yo puedo contár-
tuyas también han desaparecido desde ayer. telo"
Chen estaba más conmovido que nunca por la generosidad de Chen perdió entonces dos bazas consecutivas. Ganó la si-
Roman, Debería haber sido más amable con él antes. guiente.
En el l 000 Chen palpó el fajo de billetes en su bolsillo, -¿Cuánto tengo, Ah Roman?
asegurándose de que nadie se lo quitara en aquellas apreturas. -Trescientas. Con lo que tienes en la mano en este momento,
Roman le guió hacia el otro lado de la sala. quizá trescientas cincuenta.
-Juega en la mesa de las grandes apuestas, tio. Tienes más Chen pensó en dejarlo. Era un buen comienzo, Quizá podría
posibilidades de ganar. Muchas apuestas pequeñas no sirven de hacer algo con esa cantidad para conseguir más dinero. De nuevo
nada. pareció como si Roman tuviera una ventana que le permitía ver
Chen habría preferido apuestas pequeñas de todas formas. En sus pensamientos.
cambio Lily, pensó, habría hecho apuestas grandes ... -Es malo parar ahora, tío. Sigue tu suerte hasta el final. Esta
Había grandes sumas sobre la mesa. El último año nuevo se noche eres un hombre afortunado.
había rumoreado que los dueños (quienesquiera que fuesen) Chen hizo otra apuesta de mala gana. G·anó. Volvió a ganar,
habían obtenido unos beneficios de un cuarto de millón de libras. Luego ganó por cuarta vez sucesiva. Quizá podría ganar toda la
Los perdedores hablaban de esa enorme suma casi afectuosamen- suma en una noche, ¡quizá en diez minutos/ Se sintió mareado por
te, casi con aire de propietarios. Daba prestigio a la Calle. el éxito y la excitación. Su cara, normalmente inexpresiva 1 se veía
Roman empezó a jugar, poniendo las gigantescas fichas de animada por la emoción. Empezó a hacer apuestas de 100 libras
dominó sobre la mesa con gran estrépito y una ostentación que cada vez. En el siguiente cuarto de hora ganó 400 libras, alarman-
aumentaba con cada éxito. ((Saludos a tu madre», gritaba. «Salud temente perdió 300, recuperó sus ganancias hasta las 400 y luego
también a tu abuela», vociferaba mientras golpeaba la mesa con en tres bazas terribles lo perdió todo. El adelanto sobre su sueldo
otra ficha. había desaparecido; y peor aún, había perdido las 100 libras que
Chen le había dicho a Roman que prefería verle jugar para Roman le había prestado. La cara de Chen estaba lívida y parali-
acostumbrarse al juego en lugar de entrar directamente en él zada por el susto.
y equivocarse. Roman dejó de jugar tan pronto como empe- -Aquí tienes doscientas para que seas valiente con ellas 1 tío.
zó a perder en serio, lo cual era insólito en él. Sin contar el di- Toma, toma.
nero se lo metió descuidadamente en el bolsillo de atrás del pan- Chen sacudió la cabeza. Roman le metió los billetes sucios en
talón. la mano. Como en un sueño, Chen los puso sobre la mesa. Como
-¿Pruebas suerte, tío? en un sueño, los perdió.
Chen empezó con cautela. Ganó unas cuantas veces con -¿Tienes coche, tío? Joyas, un reloj?
apuestas insignificantes. Chen negó con la cabeza.
-¿Ves, tío? Deberías haber sido más audaz. -¿No? Entonces no hay nada que hacer, Vámonos ya.
Chen puso 50 libras esta vez. Ganó todo el dinero que había Roman le hizo una inclinación de cabeza a un hombre que
en la mesa. había estado observándolos desde la otra mesa. Empujó a Chen
-Es malo contar el dinero, tío. Trae mala suerte y se pierde el por entre el gentío, que a las cuatro y media había disminuido un
tiempo. Sigue. poco. Justo antes de llegar al nivel de la calle Roman se pasó

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rápidamente un peine de acero por el pelo engrasado. Rodeó a codazos y sonrieron. Chen escuchó sus comentarios sarcásticos y
Chen con un brazo en la acera, sus sutiles gracias. Se obligó a sonreír.
-No se puede ganar siempre, tío. No te desanimes. Tu suerte Roman le llamó por señas desde el pie de la escalera.
cambiará. -Entra aquí, tío. -Chen le siguió al lavabo de hombres-. Tío,
Chen se encogió de hombros. Recordaba el ejemplo del pe- si necesitas dinero rápidamente, sé a quién tienes que ver.
queño Wong. Con una alegría que no sentía dijo: -¿Con nuestros sueldos? -preguntó Chen, haciendo una mueca.
-La suerte estará conmigo en otra ocasión, -Ningún problema, tío. ¿Cuánto necesitas? ¿Cinco mil, diez mil?
-No hace falta que me pagues lo que me debes. No de Roman se mostró indiferente al habar de estas cifras. Chen
momento. Espera un poco -dijo Roman. supuso que debía de referirse a dólares de Hong Kong, no a libras
-Te daré las doscientas en cuanto pueda. esterlinas.
-Trescientas, tío, -Ocho mil -dijo para ir sobre seguro.
-Trescientas. Roman reflexionó.
¿Cómo podría enviarles a sus padres ni siquiera el giro habi- -Veré lo que puedo hacer por ti, tío.
tual de ese mes? ¿De dónde sacaría el dinero que tenía que darle Chen se sintió agradecido por lo que creyó que era únicamen-
a Lily para la casa? Y Roman ya le había insinuado que quería te un intento de levantarle la moral, Ése fue su error. Dos días
que le pagase Jo antes posible. Chen no podía culparle. Había después Fok le llamó aparte otra vez.
sido un loco, un loco rematadamente estúpido. Esa noche Chen -Arreglado, tío.
tomó los pedidos y entregó las cuentas con el corazón abruma- -¿Qué~
do. ¡Todo ese dinero que entraba en la caja del jefe! Cómo le -El dinero para ti. Mi amigo lo está arreglando.
habría gustado cogerlo y jugárselo de un golpe en el número Chen se quedó mudo. Se pasó la lengua por los labios y se
1000. frotó las manos contra los costados del pantalón.
Por lo menos Roman no le había mencionado sus fuertes -Les sirves té y traes fruta, todos esos rituales anticuados, ¿de
'1
pérdidas a nadie, Al día siguiente Roman se lo encontró fuera de acuerdo, tío?
la cocina y le preguntó despreocupadamente: Chen sabía cómo hacer los honores, por supuesto. Pero ¿a
-¿Para qué necesitabas ese dinero, tío? quién?
il..
,, ,
Chen titubeó y luego dijo: -¿Es un prestamista, Roman?
-Mi padre está enfermo. Además necesitan pagar a un aboga- Cifras de interés compuesto pasaron ante sus o¡os. Roman
do sinvergüenza. pareció ofendido.
Roman le ofreció un cigarrillo y cuando Chen declinó el -Por supuesto que no. ¿Mostrarle respeto a esas sanguijuelas?
ofrecimiento encendió uno para sí. Éstas son buenas personas chinas que permanecen unidas para
-¡Manténte lejos de los abogados, amigo mío! Se quedan con conservar las viejas costumbres y están dispuestos a ayudar a la
todo lo que tienes. No son más que bandidos autorizados. Sigue gente porgue sí.
mi consejo. -Tiró la cerilla al suelo-. ¿Así que es una factura Chen pareció desconcertado.
grande? Mala cosa. -¿Quieres el dinero para tu padre o no?
Se marchó riieneando la cabeza. Chen lamentó habérselo -Gracias, Roman, dojeh. -Un pensamiento inquietante pasó
dicho. Demasiado tarde, Sus dudas respecto a Fok se reavivaron. por la mente de Chen-. No serán comunistas, ¿verdad?
Cuando llegó el día de cobro el jefe se negó a darle otro Había un club relacionado con la China continental en la
anticipo y maldijo airadamente. Los otros empleados se dieron misma calle y también una agencia de noticias comunista.

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Roman se rió, le preocupaban; los había colocado al lado de las punzantes piñas.
-No. Más bien del otro lado, se podría decir. Deja ya de hacer -Señores.
preguntas. Hablaré contigo dentro de unos días. Inclinó la cabeza, preguntándose si las manchas de humedad
Roman cumplió su palabra. Las instrucciones eran las siguien- no estaban extendiéndose ya vergonzosamente por los lados de
tes: Chen tenía que ir a la casa de té Kowloon a las cuatro de la las bolsas. Debería haber puesto los mangos y las piñas en bolsas
tarde del jueves, Encontraría a tres hombres esperándole en una separadas.
mesa del fondo, Ellos le reconocerían y se acercarían. U no de los jóvenes de pelo largo que flanqueaban al hombre
-¿Cómo me reconocerán, Roman? ¿Quieres que lleve algo es- más viejo y calvo le quitó las bolsas a Chen y las empujó debajo de
pecial? la mesa con la punta de su bota de piel de serpiente. El otro
Pero Roman no le contestó. También hizo caso omiso a] joven, que tenía una cara redonda y agradable sin los fríos ojos de
comentario de Chen respecto a que el jueves era su día libre. De Serpiente, le indicó con un gesto que se sentara. Olía intensamen-
hecho se enfadó mucho cuando Chen dijo: te a perfume. Había tres tazas de té vacías sobre la mesa junto a
-¿No podría ser por la mañana, Roman? Mi mujer se pregun- una tetera. Chen sirvió el té, llenando a medias las di.minutas
tará qué pasa si salgo por la tarde. tazas. El hombre mayor tocó su taza con una mano deforme como
Chen estaba muy dispuesto a humillarse si así honraba a las reconocimiento al tributo de Chen, pero no bebió, Chen apartó
personas que estaban dispuestas a prestarle tanto dinero, pero no los ojos de la mano del hombre con un esfuerzo y Jos mantuvo
quería que Lilly lo supiera. No debía darle el menor motivo para fijos en la mesa. El hombre empezó a hablar con voz ronca y un
sospechar que algo ocurría a sus espaldas. Pero sus recelos fueron extraño acento, de modo que Chen levantó la vista para ver si la
en vano. Ella aceptó sin discusión su excusa de que un numeroso cara del hombre le ayudaba ac entender lo que decía. Y entonces
grupo de turistas japoneses había reservado mesas para el jueves. se encontró mirando desvalidamente los ojos castaño claro del
La facilidad de este pequeño engafio complació y sorprendió a swatownés. Le brillaban chispas rojas en el iris. Los ojos eran la
Chen. Junto con el alivio de la preocupación por su padre, le puso única parte viva en aquella cara muerta semejante a una nuez
de un humor afable y condescendiente, de modo que se tomó rugosa. ¿A qué le recordaba aquel hombre? Su nombre, Ma,
todo el cuenco de sopa e incluso felicitó a Lily por ella, y esa significaba caballo, pero no era eso lo que parecía.
noche le hizo el amor por primera vez en dos semanas. Ella Serpiente sefialó la taza del hombre mayor. Chen sirvió unas
estaba radiante. cuantas gotas más. El hombre gruñó. ¿A qué le recordaba? Chen
lo supo de pronto. Era un cocodrilo 1 un cocodrilo muy viejo de
sangre fría, esperando) flotando con sólo los ojos y la parte
Como le habían prometido, tres hombres esperaban a Chen al superior del lomo a la vista, igual que la áspera corteza de un
fondo de la casa de té Kowloon. No hubo dificultad para la iden- tronco en el agua negra.
tificación por ninguna de las partes. Con nerviosismo, Chen supo Chen no había escuhado con atención. Ahora estaba aún en
inmediatamente quiénes eran entre las personas que veía, y el mayor desventaja. Dijo «Ah», para no comprometerse, dándole a
instinto mutuo del depredador ante la presa, de la caza ante el la emisión de aire un timbre de respeto y conformidad. Evidente-
cazador, alertó a sus benefactores. Chen avanzó sorteando las mesas mente no había ido muy lejos en su error. Como medida de
atestadas, disculpándose cuando tropezaba con la gente. Iba carga- segUridad, sirvió unas gotas más en cada una de las tres tazas. El
do con dos pesadas bolsas de papel marrón llenas de fruta: mangos, joven de la cara amable dijo:
piñas, naranjas y manzanas, que temía que se hubiesen espachurrado -El tío está siendo muy generoso.
en los golpes. Eran los mangos, fruta blanda que mancha, los que Chen comprendió que le estaban proporcionando una pista.

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-Ah, ah. Es usted demasiado amable con su miserable siervo, El hombre mayor salía ya por la puerta. Chen había volcado
tío. Jas tazas y el té se derramaba por toda la mesa; parte del líquido
Casi se ahogó al decir «tío», qué presunción, qué incongruen- chorreó sobre sus zapatos. Cara Amable levantó la mano.
cia. Sin embargo, al parecer era esto lo que se esperaba de él. -Déle la fruta a sus hijos. A los niños les gusta la fruta.
-A nuestra asociación de amistad -la voz del hombre salía de Siguió a los otros, que se metieron en un gran automóvil
alguna parte de las profundidades de su destrozada laringe- le negro. Chen permaneció inmóvil en 1a acera hasta que el coche se
complace siempre ayudar a quienes saben mostrar respeto. Hace alejó, luego bajó las pesadas bolsas. Se fijó en que sus mejores
usted bien en acordarse de su padre, señor Chen. La generación zapatos estaban empapados en té. Lanzó una exclamación y echó
más joven se olvida a menudo de las viejas costumbres y necesita a andar, viendo que la fruta de las bolsas se había espachurrado
que se las recuerden. Nos agrada pensar que contribuimos a efectivamente y que, como él había temido, había manchas de
mantenerlas en ultramar. aspecto grasiento en el papel marrón. Las bolsas empezaban a
Los ampulosos sentimientos sonaban aún más vacíos en aque- desintegrarse. Tal vez fuera ésa la razón de que hubieran rechaza~
lla voz áspera e inexpresiva, pero a Chen le produjeron un intenso do su ofrenda.
ataque de carne de gallina, como si alguien hubiera arañado un
cristal con un cuchillo.
-Venere a sus padres, sea filial, sea leal con sus amigos y Lily, sin embargo, se quedó encantada con la fruta que, según
hermanos. Si su padre no se repone, no debe escatimar dinero en le dijo Chen, había sobrado del banquete japonés. Los mangos
su funeral. A nosotros nos complacerá proporcionarle dineto para machucados daban mayor verosimilitud a esta historia, ya que
ese fin. Lily imaginaba a los groseros y gafudos japoneses haciendo rodar
Chen tenia la honda impresión de que su benefactor habría los desdichados mangos chinos (en realidad· procedentes de
preferido que el dinero se gastase en enterrar al viejo espléndida- Oriente J\.íedio) por la mesa como granadas de mano, mientras
mente en lugar de gastarlo en curarle de modo nada ostentoso al otras personas del grupo, quizá estratégicamente subidas a las
estilo occidental. sillas, tomaban fotografías de estas bromas pesadas. Ella y Mui
-Respecto a los intereses de la deuda ... -empezó Chen. hicieron un puré con los mangos, separando con un cuchillo la
Cara Amable levantó una mano cargada de anillos. carne amarilla de los enormes y peludos huesos después de haber
-No delante del tío. cortado las partes dañadas y negras de la piel cérea y moteada
Le dieron a entender a Chen que había sido imperdonable- dejando mellas en forma de media luna. El piso se llenó pronto
mente grosero. Volvió a levantar la tetera con movimientos del celestial perfume de los mangos aplastados y del sonido de los
nerviosos. Las tazas, que no habían sido tocadas, estaban ya cubos de hielo tintineando en el gran barreño de plástico rojo de
rebosantes y sólo pudo añadir una o dos gotas, de modo que el Lily. ¡Ah, esos sonidos y esos colores! Ella y Mui rieron y can-
líquido temblaba por encima del borde. taron viejas canciones infantiles mientras preparaban el postre,
El hombre mayor se puso en pie, apartando suavemente la recordando calurosos veranos en I<v.rangsi hacía mucho tiempo.
mesa de la silla en la que estaba sentado de espaldas a la pared,
tan suavemente que nada se derramó de las tazas. Los jóvenes le
siguieron. Hubo un débil chapoteo cuando Serpiente pisó lo que U na semana más tarde Chen se dirigía apr'esuradamente a la
debía ser un mango. Chen recogió las bolsas y trató de seguir a los estación de metro, esperando coger el tren de las 00.06, que le
hombres. permitiría sincronizar con el autobús nocturno y llegar a casa
-¡Sefiores! temprano para complacer a Lily. En los últimos tiempos ella se

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había mostrado extrañamente rencorosa por lo tarde que llegaba a flores en su h ab¡.tación · La familia siempre había esperado que . su
casa y le había puesto mala cara; sin embargo, él estaba seguro de hermano cu mp liera con su deber filial, pero no que lo organizara
d
que la oía reír y bromear con Mui en la cocina, de donde salía con todo personal mente desde ultramar. La segunda cosecha .e arroz
cara de enfado llevando su sopa. . , s1ºd o b uena. El precio de las verduras había
habla . subido..d E 1
Pasó con dificultad por entre dos coches para meterse por e1 · d
equipo e u o e
0
f tb 1 d ¡ pueblo había <>"anado
b . tres partidos segm os.
callejón en zigzag que llevaba a Leicester Square. Al dar la vuelta Chen may u L'mg 1ºba a tener un hi1º0 ilegíllmo. Se sospechaba de El su
al falso final del callejón vio dos brasas de cigarrillo que se ,
cuna o. d En el tercer distrito había una nueva bombah de agua. .
encendían, palidecían y se intensificaban de nuevo. Siguió ade- vieJO. Hlng,· e l d roga dºic t Oi había muerto. El tercer
.- ermano d tenia
lante con prisa. almorranas. Se esta b a 1or e mando
. un grupo de mnos explora ores.
-Hermano l\!Ienor.
Chen estaba decidido a no perderse esos dos transportes pú-
blicos.
-Compañero Chen.
Se detuvo.
-El tio quiere que sepas que se están ocupando de tu hOnora-
ble padre en Hong Kong No temas.
El que había hablado arrojó la colilla encendida, que cayó
dando vueltas en la oscuridad. Se percibía un fuerte olor a
perfume masculino. Le dio una palmada en la espalda a Chen. Su
compañero los observaba desde las sombras, inmóvil; su cigarrillo
revelaba una cara larga y delgada y unos ojos negros y duros.
-Esto es para ti, Hermano Menor. -El primer hombre le
tendió a Chen un paquete de escaso tamaño-. No hace falta que
des las gracias.
Él y su compañero se alejaron paseando y se adentraron en el
barrio chino.
Bonitas palabras, pensó Chen amargamente. ¿Cómo sabía él lo
que estaban haciendo por su padre? Fok y su palabrería. Esto era
iguaL Chen se dirigió al otro extremo del callejón, comprobó que
no había nadie en los alrededores y abrió el paquete, que contenía
108 libras envueltas en papel de periódico. La suma estaba
dividida en un fajo de 72 libras y otro de 36. Generoso, pero no
suficiente. Chen lo envolvió de nuevo cuidadosamente, se lo
metió en la cazadora y se subió la cremallera.
Cogió el tren por los pelos.
Dos semanas después llegó una carta del más joven de sus
hermanos. Era una carta muy efusiva. Padre se estaba recuperan-
do de su enfermedad en un sanatorio privado. Había frutas y

98 99
OCHO nerviosos de clase baja la habitación estaba desagradablemente
caldeada y demasiado maloliente para sus exigentes sentidos.
-Nuestros fundadores eran 1nonjes budistas del monasterio
Siu /um en Fukien. El emperador Kang Hsi -Abanico de Papel
Blanco usó el mandarín para este titulo real- rogó a los monjes
que utilizaran sus célebres artes marciales en beneficio suyo. ~sto
ocurrió cuando él estaba perdiendo su guerra contra las tribus
bárbaras en el imperio occidental. Cuando los monjes derrotaron
a los bárbaros, los consejeros del emperador I<ang Hsi temieron
su poder y le aconsejaron que los aniquilara. Las tropas imperiales
sitiaron su monasterio. Empleando sus artes marciales, los monjes
resistieron con éxito. Luego uno de ellos traicionó a sus hermanos
Abanico de Papel Blanco vio que eran exactamente las ocho y alevosamente descubrió a las tropas imperiales una entrada
según su baqueteado pero fiable reloj ruso. Batió sus delgadas secreta. Este monje era Ma -Abanico de Papel Blanco se permitió
palmas. Los guardas apostados en la puerta de su próspera agen- una levísima sonrisa-, séptimo en la clasificación de boxeo siu
cia de viajes echaron el cierre del local. Había 49 hombres sen- lum. Desde entonces el siete, por ser el número de la muerte 1 ha
tados delante de él en cuatro hileras de diez y una de nueve. quedado proscrito para nosotros. Todos los monjes fueron asesi-
S~s caras estaban expectantes y respetuosas; algunos parecían ner- nados excepto dieciocho, que huyeron escondidos detrás de una
viosos.
gran cortina amarilla que envió Buda. Él convirtió una sandalia
-No teman; no sufrirán ningún daño si son sinceros -dijo. Se de hierba en una barca para facilitar su huida y les mandó a un
mojó los labios en el té-. Esta noche no es el verdadero ritual de vendedor de frutas para que les sirviera de guía. Sólo cinco de
ingreso. Esa ceremonia se celebrará el mes que viene bajo los estos monjes sobrevieron a los peligros de sus viajes; trece murie-
auspicios de un oficial de alta graduación llegado de Hong Kong. ron. Los supervivientes fueron nuestros Cinco Antepasados Ex-
_l\,f1entras tanto me propongo enseñarles algo acerca de la socie- pósitos. Más tarde los ayudaron unos hombres a quienes conoce-
dad en la que tienen el honor de ingresar. mos y honramos como los Cinco Generales Tigres. Después de
Estaba sentado, perfectamente erguido en su silla giratoria de abandonar su último refugio en la Ciudad de los Sauces, cada
oficina, un hombre pequefio y meticuloso con una camisa blanca monje fundó una logia de la Sociedad Hung en una provincia
de manga corta.
distinta de China. Cada uno de los Cinco Generales Tigres fundó
-Nuestra sociedad, la Wo, es una organización honorable y una logia menor en una provincia limítrofe. Hay, por lo tanto, un
antigua que desciende de la antigua familia de la secta Hung. La total de cinco partes de logias. En el sur la logia mayor es la logia
familia Hung tiene más de trescientos años. Fue fundada para K wangtung; la menor es la logia K wangsi. Forman la Segunda de
derrocar a los conquistadores extranjeros Ching y para restaurar las Cinco Logias.
a nuestra dinastía china, la l\;Iing. Los de fuera nos llaman la Mientras hablaba, Abanico de Papel Blanco había estado
Sociedad Negr~, la Asociación Cielo y Tierra o -habló en inglés- examinando atentamente a su público para ver si daban muestras
la Sociedad Tnada. Pero nosotros nos llamamos la familia Hung. de incomprensión o aburrimiento. Tomó nota mentalmente de
No se refieran a ella de otro modo.
las caras de los más inquietos.
Abanico de Papel Blanco encendió el aire acondicionado· - Las sociedades de Hong Kong descienden de la División de
debido al calor que desprendían los cuerpos de estos hombre; Cantón de la Segunda Logia. Nuestra sociedad Wo es la más
100
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antigua de ellas. Hombres famosos pertenecieron a la familia un joven que estaba al fondo, con reloj de oro y plumas en el
Hung. Sun Yat Sen tuvo el grado 426. bolsillo, que le miró arrogantemente. Abanico de Papel Blanco
Abanico de Papel Blanco también tomó nota de quiénes conocía bien a este tipo de hombre: un pequeño aspirante a
daban muestras de reconocer el nombre histórico. gángster, todo apariencia y palabrería< Si de él hubiera dependido,
-Harán bien en recordar nuestros orígenes Wo. Representa- nunca habría aceptado a esa clase de personas. Sabía que éste
mos la antigua y verdadera tradición, una tradición que cierta- había sido un vendedor de droga callejero y que se había ganado
mente no ha desaparecido. Nadie recuerda actualmente las Cinco el aprecio de sus superiores reclutando a varios otros para este
Logias. En Hong Kong había siete sociedades. Después de la arriesgado y humilde trabajo. También se había especializado en
guerra se fundó otra: la organización que se llama a sí misma el chantaje de los inmigrantes ilegales. Hermano Nocturno haría
14-K. bien en supervisarlo. Abanico de Papel Blanco tomó nota antes
De nuevo examinó las caras con atención, no buscando seña- de despedir a los hombres.
les de reconocimiento sino para ver quién trataba de reprimirlas, -Entiéndanlo bien: deberán guardar silencio respecto a esta
-Esta banda se define a sí misma como sociedad Hung, No reunión, aunque todavía no sea una ceremonia oficial. Ahora
son más que delincuentes comunes. Fijémonos, si no, en su salgan en pequeños grupos y eviten llamar la atención.
nombre: nada misterioso en esta invención dio-na
b
de la mente de Sacó su ábaco y empezó a hacer cuentas.
un culi. -Abanico de Papel Blanco torció los labios-. Catorce por
el número de su cuartel general de Cantón, en la calle Po Wah. I<
después de que aplastaran a una pequeña sociedad de Hong Kong Sandalia de Hierba salió de la cocina con una bandeja en la
porque el oro de Karat' es más duro que el oro de Hong Kong. Su que llevaba té, golosinas y toallitas perfumadas para la cara. Era
fundador fue un general del Kuo Min Tang que pasó algún un elegante refrigerio; la bandeja estaba bellamente lacada y tenía
tiempo en Hong Kong y en Taiwan después de la victoria incrustaciones de nácar. La puso sobre una mesa de cristal.
comunista en la guerra civil. Era un hombre de primera clase, -Coman, caballeros -les instó,
pero la organización se desmandó después de su muerte, Los hombres parecían completamente indiferentes, pero San-
Los guardas se miraron y sonrieron. Un persistente aunque dalia de Hierba no dio muestras de resentimiento, como si el acto
enteramente infundado rumor sostenía que Abanico de Papel de la hospitalidad fuera una satisfacción en sí mismo.
Blanco había sido un 432 en la 14-K en una época anterior de su Estaca Roja le dijo a Abanico de Papel Blanco:
carrera. - La organización del viaje está en sus manos, por supuesto.
-Al convertirse en miembros ordinarios después de su inicia- ¿Ve algún riesgo o dificultad especial?
ción obtendrán el grado 49. Las claves~ los signos manuales, los -Ninguno. Nuestros correos pueden encontrarse con nuestros
versículos y el sistema numérico les serán explicados más detalla- amigos de Hong I<ong en el piso franco de Bruselas, en el centro
damente entonces. Deben saber ahora que 4 X 9 :;;;;; 36, el número de la ciudad. No habrá problemas ni en Hong Kong ni en
de los juramentos solemnes que harán en esa ceremonia. Bélgica. En Hong Kong ya se han pagado sobornos. En Bruselas
La mirada de Abanico de Papel Blanco recorrió ahora a los no hay ningún control. Los problemas empezarán después. La
hombres de cada hilera. Su fría inspección duró tres minutos. mejor forma de hacer la segunda parte del viaje es que tres correos
Sólo dos hombres le devolvieron la mirada: un individuo grande vayan en coche por separado a tres puertos franceses distintos.
y musculoso de la primera fila, que era un instructor de boxeo, y Desde Holanda es demasiado arriesgado, aunque allí tenemos
más respaldo. Fuerte Viento. Calais tampoco me gusta,
1. Karat significa quilate. (N. de la T.) -Los vientos se hacen cada vez más fuertes -contestó Estaca

102 103
Roja-. Una cara china es sospechosa, Esto significa que ten.emos
-Naturalmente, la adulteraremos. Debería llegar con una
un problema con Jos correos. ¿De quién podemos fiarnos si no es
chino? Las prostitutas inglesas del Hermano lvienor están bien pureza del 98 por cient?, así que podemos aumentar los ,benefi-
cios sustancialmente. 1vi1s contactos de Toronto la recogeran en el
para la Número Tres, pero no quiero utilizarlas. para algo tan
importante como esto< barco en Boston.
-]\;!ala suerte para mí -dijo Hermano Nocturno-. Nada de Abanico de Papel Blanco sopesó el pesado abrigo que le dio
bailar y beber con chicas extranjeras. Sandalia de Hierba, dejando caer el brazo con fingido asombro.
Los hombres se rieron. -Le felicito. Excelente idea.
-¿Puedo hablar? -preguntó Sandalia de Hierba. Sandalia de Hierba cogió unas tijeras y descosió el forro de
-Por supuesto. raso.
-Col bo-aré unas bolsas de un arnés colocado alrededor de los
-No me atrevía a hacer sugerencias al principio, Pero yo
tengo contactos adecuados para este trabajo, una buena clase de hombros -dijo-, Luego pondré un forro nuevo. De talla usada,
chicas, acostumbradas a viajar por el extranjero y a los aduaneros. claro está, No hay necesidad de que las chicas lleven los abrigos
Chicas guapas. Puedo garantizar su seriedad si la remuneración es puestos; pueden dejarlos tirados en el asiento del coche.
suficientemente alta. -Estupendo,
-No tendría sentido correr riesgos y escatimar cuando se Abanico de Papel Blanco estaba satisfecho. Se había opuesto a
espera un beneficio final tan considerable -dijo Abanico de Papel que Sandalia de Hierba fuese ascendida desde el grado 49 al 432;
Blanco-. Eso sería tener mal sentido de los negocios, no por razones de sexo, ya que las mujeres siempre habían sido
-Las chicas deben ser absolutamente fiables -dijo Estaca tratadas como iguales en la familia Hung. Ahora tenía motivos
Roja-. Es más'difícil para nosotros perseguir o presionar a los ex- para cambiar de opinión. Era un hombre racional y de mentali-
tranjeros. dad abierta.
-No se preocupen por eso. Respondo personalmente por ellas -Ésta es la forma ideal de llevar a cabo nuestro negocio. No
-le tranquilizó Sandalia de Hierba. hay ningún riesgo personal para nosotros ni para nuestra socie-
-¿Maletas de doble fondo~ ¿O en la carrocería de un coche? dad. Contratamos a gente de fuera para la ejecución. El riesgo se
-le preguntó Hermano Nocturno. reduce exclusivamente a la inversión de capital. Hace tiempo que
sostengo que deberíamos invertir parte de los beneficios en
-Ninguna de las dos cosas. Deberíamos aprovechar al máxi-
negocios honrados como lavanderías o incluso restaurantes.
mo el hecho de que los correos sean mujeres jóvenes y atractivas.
Con cierta clase. Pueden llevar delgados cinturones interiores o -¿Agencias de viaje no, Hermano Segundo? -se burló He.rma-
no Nocturno-. Supongo que no le gustaría tener competencia en
poner la mercancía en sus bragas. Pero yo sugeriría coserla dentro
ese terreno.
de un abrigo. Un abrigo de piel sería lo mejor. De este modo
podrían llevar más de dos kilos y medio cada uno fácilmente, La cara de Abanico de Papel Blanco per1naneció inexpresiva 1
pero Estaca Roja dijo:
-¿Pieles con este tiempo? -preguntó Abanico de Papel Blan-
co incrédulo. -Joven tonto, sea más respetuoso. Abanico Blanco tiene
Sandalia de Hierba sonrió. razón.
-Hermano Segundo, no conoces bien a las mujeres, ¿verdad? -Me disculpo si mi ignorante comentario ha causado ofensa.
Todos se rieron de la broma. Sandalia de Hierba fue a su Abanico de Papel Blanco hizo una inclinación de cabeza.
armario para coger un abrigo y enseñárselo. lviientras ella estaba -Debemos recordar esto cuando hagamos planes para el futu-
fuera de la habitación, Abanico de Papel Blanco dijo: ro -dijo Estaca Roja-. Ahora debemos utilizar el dinero de esta
operación para fortalecernos. El dinero que gastamos en el padre
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enfermo del hombre fue un dinero bien empleado. Gastando en NUEVE
reclutamiento, gastamos en prestigio. Como dice Abanico Blanco,
las dos cosas van unidas. Todo está relacionado.
-El oficial de Vanguardia viene con una bandera de garantía
para la Iniciación -anunció Abanico de Papel Blanco-. Será muy
caro. Hay que pagarle mucho dinero.
- También estoy empezando a almacenar armas -dijo Estaca
Roja-. Cada vez más, soy de la opinión de que, conociendo a
nuestro enemigo, e1 ataque es la mejor defensa.
Para sorpresa de Sandalia de Hierba y de Hermano Nocturno,
Abanico de Papel Blanco, un burócrata de los pies a la cabeza, se
mostró de acuerdo con Estaca Roja.
-Nuestro jefe tiene razón. No tiene por qué haber) en lo que a El abatimiento de Chen, que se había disipado brevemente,
mí se refiere, contradicción entre nuestras prácticas tradicionales aumentó en las semanas siguientes; a medida que su padre reco-
y la lucha callejera a la que tal vez tengamos que recurrir en el braba la salud su propio ánimo se hundía. Nunca volvería a tener
futuro. Personalmente recomiendo cautela y paciencia por el paz de espíritu. Pero no se veía a sí mismo como un inocente
momento. Yo vi de primera mano los errores que cometieron los engañado; era demasiado honrado para eso. Había sabido, y esto
shanghaineses en North Point. Recuerden también las deporta- era un corrosivo de acción lenta, desde el principio la clase de
ciones de los jefes de la 14-K en 1953 y 1956. Pero me inclino ayuda que iba a recibir. Lo había sabido desde que Roman se lo
ante el superior conocimiento de la estrategia marcial que posee mencionó y se lo había ocultado a sí mismo. Estaba cada vez
el oficial Estaca Roja. más nervioso y abstraído. No es que hiciera caso omiso de sus
En ese momento Sandalia de Hierba volvió a actuar como an- compañeros, pero respondía a sus preguntas y devolvía sus co-
fitriona. mentarios con una voz monótona y fría, de modo que todos
-Caballeros, insisto en que beban y coman estas insignifi- se apartaron un poco de él. Sus facciones naturalmente difu-
canc1as. sas, los pómulos altos, las mandíbulas carnosas y los ojos rasga-
Sirvió el té primero a Estaca Roja y luego a los otros dos. dos, se volvieron aún más inexpresivos. El efecto borroso,
Sabía que los hombres se sentían más a gusto con ella que con de estarle mirando a través de un telémetro desenfocado, se
algunas de las viejas brujas que estaban en funciones de Hong acentuó.
I<ong. Este conocimiento era poder. En el restaurante adquirió la costumbre de quedarse parado
en el tercer piso, donde había menos clientes y a veces ninguno.
Empezaba un invierno gris y lluvioso y no babia mucha gente por
la calle. Chen lo prefería así. Más tarde, cuando las luces de neón
se encendían en Leicester Square, los rosas, amarillos, azules,
verdes y escarlatas se reflejaban trémulamente en las aceras hú-
medas y en los charcos tersos como el cristal, llenando la calle de
vida. Chen la prefería gris y vacía; los colores le parecían amena-
zadores. Haciendo acopio de ánimo, se reunía con los demás. No
debía dar la impresión de que rehuía el trabajo.

106 107
Antes prefería servir a los clientes chinos. Ahora se sentía
2.sulimun.do troglodítico (donde, además, no había propinas) desde
claramente menos a gusto con sus compatriotas. Incluso los . n amueblados aunque no exactamente paradisíacos corne-
jos bie
grupos familiares le ponían en tensión y las mesas ocupadas sólo sintió casi insultado. Por otra parte, los otros camareros
por hombres podían ser una verdadera tortura. Lo peor eran los dores. Se .
robablemente se pondrían en huelga para defender a Chen si le
comensales solitarios, sobre todo los jóvenes elegantemente vesti- ~egradaba de ese modo. Quedaba descartado, le dijo a Chen
dos. Las manos de Chen temblaban mientras anotaba sus pedidos
secam en te y continuó hacia su despacho (donde le esperaba. una
en el bloc. Según lo deprimido que se encontrara, sus modales · ección fiscal) ' preguntándose si el hombre
oscilaban entre la obsequiosidad y el desafío, este último manifes- 1nsp , , no .estaba hgera-
mente desequilibrado después de todo. H~b1a 01do ciertos comen-
tado en forma de una muda insolencia, una actitud inflexible, una tarios acerca de su forma de tratar a los clientes, ahora que lo pen-
falta de colaboración general y, a veces, una descarada aunque
saba.
elemental grosería («Este pescado está crudo», «Pues no se lo
coma»). Sólo se comportaba así cuando había sucumbido a la
desesperación. De lo contrario adulaba a los clientes, ejecutando y al fin se produjo el acercamiento que Chen había estado
una serie de espasmódicas reverencias mientras tomaba los pedi- temiendo. No fueron unos desconocidos; digamos, un grupo de
dos con pequeñas exclamaciones de sorpresa y aprobación, sir- tres hombres que entrase y preguntara por Chen en el primer piso
viendo el té repetidas veces y realizando mínimas correcciones en mientras él se escondía aterrado en el tercero, o que, le atrapase
la posición de la vajilla sobre la mesa.
en el atajo a primeras horas de una mañana lluviosa. (Ultimamen-
te iba por el camino más largo y perdía el tren, con las inevitables
repercusiones respecto a Lily,) El acercamiento corrió a cargo de
Roman, de quien Chen había esperado que se mostrara altivo Ro man.
y le tratase despóticamente, estaba bastante alicaído. Chen había -Nadje hace un favor a menos que espere otro favor a
pensado que tal vez le pidiera una comisión por sus servicios cambio, tío. ¿No estás de acuerdo?
como intermediario. Lejos de ello, Fok hacía todo lo posible por -Estoy de acuerdo, Ah Roman.
evitarlo. Esto deprimía aún más a Chen; no podía entenderlo. Si Chen se sentía secretamente aliviado. El comportamiento
Roman hubiese parecido estar en mala situación económica, altruista de Roman le había resultado muy raro. Estaría encanta-
Chen se habría ofrecido inmediatamente a prestarle dinero. Pero do de abonarle una generosa comisión en metálico. Y a le había
últimamente el reloj y las plumas de Roman se habían convertido pagado la deuda. Ahora estaba dispuesto a darle otras 50 libras a
en aditamentos permanentes de su persona; de hecho, la colonia plazos de su salario.
de plumas, por lo visto, se había reproducido y ahora semejaba No era esto lo que Roman quería.
una reluciente empalizada delante del corazón de Roman. -jDinero! -exclamó despectjvamente-. ¿Quién nec~sita dine-
Chen pasaba todo el tiempo que podía cerca de las cocinas; ro? ¿Tengo pinta de pobre, tío? No te ayudé para sacar dinero, tío.
era su refugio, Cuando el montaplatos se estropeaba, obligando a Ése no era mi propósito. Necesito un favor, tío.
los camareros a hacer varios viajes subiendo y bajando las escale- Por un momento, un momento ridículo, Chen se preguntó si
ras, él se alegraba, aunque fingía protestar como los demás. No quería a Lily para una noche.
lograba aparentar satisfacción cuando lo arreglaban. Quizá podría -¿Qué es lo que te hace gracia, tío? ¿Crees que este asunto es
trasladarse a las cocinas, le propuso al jefe. Pero por qué iba a gracioso, tío? Es serio, tío. 1\-Iuy serio, tío.
querer hacer eso, le preguntó éste. Estaba asombrado de que Con cada «tío» Fok le golpeaba violentamente en el pecho. La
nadie en su sano juicio pudiera desear descender a ese humeante sonrisa desapareció de la cara de Chen. Estaba confuso y asusta-

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do. También estaba lleno de odio por primera vez en su vida. DIEZ
Odiaba a Roman, y tal vez a sus {<benefactores».
La cara de boUo de Chen no reveló nada de esto. Con voz
temblorosa dijo:
-¿Qué quieres que haga?
Fok, que era un matón, sonrió desdeñosamente. Imaginó que
el temblor de la voz de Cben se debía al miedo.
-Suponía que serías sensato, tío. Lo que quiero no es di-
fícil.
Se lo explicó.
Chen se pasó una mano por los ojos.
-¿Ves? No es nada difícil. Es fácil hacerlo los jueves. Incluso
puedes escaparte de aquí durante una hora otros días. Si hay Ahora, por supuesto, Chen se mostraba sumamente receptivo
alguna dificultad, yo puedo arreglarlo para que alguien te haga el a la idea de Lily de montar un negocio propio. Cuanto más lejos
trabajo aquí. mejor, en opinión de Chen; aunque se daba cuenta de que quizá
Fok era aficionado a la psicología barata y no totalmente sería mejor quedarse en Londres, donde había muchos chinos, en
insensible. Dejó que las cosas quedaran así de momento. Deseaba vez de irse a algún sitio más remoto. Un restaurante nuevo o una
darle tiempo a Chen para recuperarse. Dejarle pensar en la tienda de comida preparada atraería la atención en una ciudad
situación y reconciliarse con ella. Luego le presionaría. Le ame- pequeña. Y esa gente tenia ojos y oídos en todas partes. Podía dar
nazaría, hablaría de chantaje, le maltrataría físicamente o le las gracias de, por lo menos, no verse obligado a persuadir a su
encargaría a otros que lo hicieran. Luego apelaría a sus mejores obstinada esposa para hacer el traslado. Pero no podía aceptar de
sentimientos, alternaría la blandura con la dureza. Chen tenía una pronto una proposición que anteriormente había acogido, en el
gran deuda después de todo. Debía más que si el favor se lo mejor de los casos, con indiferencia y sobre la cual había echado
hubiesen hecho a él. Trabajar para sus «benefactores» podía pre- numerosos jarros de masculina y pragmática agua fría. Dado que
sentarse como un acto continuado de autosacrificio por su fami- respetaba demasiado la inteligencia de Lily para realizar un giro
lia. Fok conocía a su hombre. Tres semanas más y le apretaría las tan repentino, Chen esperaba una oportunidad de dejarse conven-
clavijas con fuerza. cer oponiendo una realista cantidad de terquedad y resistencia. El
palo, una vez que Lily lo agarrara de nuevo, saldría del barro
produciendo la satisfactoria sensación de que la succión adhesiva
habían sido vencida. Pero Chen tuvo que esperar. Y esperar. Lily
cooperaba enloquecedoramente poco. De no haber estado com-
pletamente seguro de lo contrario, Chen habría jurado que lo
hacía a propósito.
U na serena sonrisa acentuaba los hoyuelos de Lily mientras
hacía sus tareas domésticas cerca de un marido casi furioso a
causa del esfuerzo de tentar a su esposa a una discusión sin revelar
sus motivos y simultáneamente contener su mal humor cuando
ella no picaba en sus anzuelos.

110 111
-Esa idea tuya, ya sabes, la de poner un negocio propio, es desconocidas-, sino porque seguía nervioso por el asunto de las
absolutamente ridícula, desde luego. Absolutamente ridícula, facturas médicas de su padre. (¿Habría leído J\!Iui la carta de su
Lily. hermano antes de que él la destruyera?)
Lily continuaba sacando brillo a la mesa, sonriendo con aire -Perdóname, Ah Chen -se disculpó Mui humildemente-. Es
de superioridad, o, aún más irritantemente, encendía la aspirado- que acabo de ver en televisión que unos indios pusieron una
ra y movía la boquilla con insolencia entre las piernas de Chen tienda y la vieja tienda de comestibles de la esquina ha tenido que
como un pene mecánico. cerrar. Supongo que deben ganar mucho dinero. Incluso cuando
-A veces me pregunto si tienes algo de sentido común, han de pagar los escaparates rotos,
Lily. Marido y mujer se miraron discretamente.
Pero Lily no había abandonado su ambición largamente acari- -Sí, esos indios son buenos negociantes -dijo Chen cautelo-
ciada. También ella había optado por la vía indirecta como la samente.
mejor política, aunque por diferentes razones. Casualmente, Chen -Pero vosotros los cantoneses sois los mejores del mundo,
la había cogido en una de las fases pasivas de su campaña. La marido -intervino Lily.
inactividad era calculada; ella deseaba organizar sus asaltos al -Sí, fijaos en todas esas tiendecitas que venden lupsup a los
bastión de la terquedad masculina de Chen en oleadas en lugar de occidentales -observó Mui, congraciándose así, sin saberlo, con
comprometerse en una única confrontación decisiva. Por el mo- su cuñado y su hermana menor-. Los cocineros que hay en esos
mento él parecía tan resueltamente en contra de la idea que no sitios no tienen más formación culinaria que tú o yo. Algunos
tenía mucho sentido resistirse, pensaba Lily, siguiendo tácticas simplemente han sido cocineros de barco y muchos de ellos ni
desarrolladas en la guerra popular. En esto, como en otras cosas, siquiera eso,
se mostraba contraria a las tradiciones Hung gar de ataque frontal -Sí, sí, J\!Iui, tienes toda la razón -afirmó Chen con entusias-
tan orgullosamente abrazadas por su padre, aquel hombre perspi- mo-. Esas personas carecen de práctica. Lily y tú podríais poner
' no
caz cuya decisión de interrumpir la formación de su hija tal vez mañana una tienda de comida para llevar sin ninguna dificultad.
había sido tan arbitraria después de todo, -Ninguna dificultad -asintió Lily.
Como ambos, marido y mujer, trabajaban por separado con el -No sé por qué no me lo has sugerido antes -concluyó
mismo objetivo, cada uno de ellos frustrando eficazmente los Chen.
esfuerzos del otro, parecían mineros, cada uno abriendo una Luego se preguntó si no había ido demasiado lejos. Esto
galería para llegar al túnel que el otro proyectaba desde la podría haberle cortado a Lily el aliento necesario para replicar.
dirección opuesta, pero aproximándose al sesgo, de modo que Sin embargo, Chen no había contado con el grado de torpeza del
nunca se encontrarían. De no haber intervenido Mui, las cosas que su mujer le creía plenamente capaz; porque la flemática
podrían haber continuado de este modo absolutamente insatisfac- resignación y aceptación de Lily respecto a la insensibilidad y
torio durante mucho tiempo, hasta que un día por casualidad sus simple estupidez masculinas habrían herido profundamente a
iniciativas coincidieran. Mui les proporcionó, por así decirlo, el Chen si hubiese sido consciente de ellas. Y no es que hubiera
ramal que conectó sus dos túneles. nada personal en esto. (Tal vez más valía que él no sondeara nunca
-Cufiado, ¿cuánto dinero ganas? -le preguntó una noche. el asunto.) Lily lanzó una significativa mirada a Mui antes de
-¿Y a ti qué te importa? decir suavemente:
Chen le contestó bruscamente no porque ella estuviera me- -Creo que es una idea estupenda. Deberíamos pensarlo seria-
tiendo su chata nariz kwangsi donde no la llamaban -después de mente.
todo, era una pregunta que se le hacía a personas totalmente Luego, con idéntico orgullo por su respectiva participación en

112 113
¡¡
1

el montaje teatral de una situación preliminar satisfactoria, ambos Mirando a Mui ahora mientras ésta tiraba con seguridad del
decidieron dejar el tema por el momento.
ordón de la campanilla del 113 y le devolvía la mirada despreo-
Dado este buen comienzo, tardaron en tomar la decisión tnás
~upadamente (bastante descaradamente, pensó Chen) al forni.do
de lo que podría haberse esperado. Lily quedó desconcertada por
cobrador antillano (era una parada obhgator1a, no una pet1c1on 1
la falta de resistencia de su marido; ella había confiado en tener
distinción que Mui no había aprendido aún y que las series de
un poco más de tiempo, No quería asumir toda la responsabilidad
televisión no explicaban), Chen no pudo relaciona.r a esta joven
de un paso tan trascendental. El entusiasmo de Lily decayó tanto
con la criatura encogida que se había sentado a su lado hacía
que Chen se imaginó que tal vez había cambiado de opinión. Ella
muchos meses, Cuando se congregaron en la plataforma abierta
estaba convencida de que él únicamente le seguía la corriente.
del autobús, Mui apretó el botón rojo haciendo sonar de nuevo la
Los dos hicieron lo que pudieron por ganar tiempo, aunque les
campanilla, en esta ocasión más débilmente., Para asegtlrarse dio
preocupaba perder el impulso y temían en secreto que e1 otro
tres campanillazos más, El cobrador, al otro extremo del autobús,
cambiara pronto de idea. Mui, cuya imaginación se había dispara-
se inclinó sobre un asiento y sacudió un dedo en dirección a ellos.
do con el ejemplo de los indios de la televisión, instaba a su
Chen vio su cara negra haciendo muecas en el marco formado
hermana y su cuñado a moverse mucho más deprisa de lo que
por la ventana. Entrando en el juego para no ser menos, Lily
1
ellos querían.
tocó también una vez; luego levantó a Ivian Kee, colgado de la
Antes de que se dieran cuenta de lo que sucedía, Mui había
espalda de Mui, y, cogiendo su puñito, le ayudó a apretar el botón
cubierto el suelo con ejemplares de los periódicos vespertinos.
ligeramente, cuatro veces en rápida sucesión. ¡Ping! ¡Pingl ¡Ping!
Por entre las páginas aparecían triángulos de la moqueta morada
¡Ping! Chen sacudió vigorosamente la cabeza.
y naranja.
El autobús se detuvo con una sacudida, aunque por suerte
Tal sitio parecía prometedor, anunciaba Mui de rodillas, En-
Lily, que de todos modos tenía un excelente equilibrio, estaba
tonces Chen o Lily se esforzaban por encontrar inconvenientes:
sensatamente agarrada con la mano libre a la barra blanca que
estaba demasiado lejos; el alquiler era demasiado alto. Aquel otro
dividía la entrada del autobús. Chen obligó a las mujeres a bajar a
lugar estaba en un barrio de indios, que no querrían su comida una calzada vacía.
(Chen sabía muy bien que si la querrían).
-¡~IÍarido, la parada está cien metros más allá[
Finalmente, sin embargo, tuvieron que hacer algo. Chen
-¡Haz lo que te digo!
concertó una cita para ir a ver un local en el sur de Londres que
Pero no se movió con suficiente rapidez para no oír al
estaba siendo transformado para uso comercial y que no había
cobrador. Mientras el vehículo se alejaba, el cobrador seguía
logrado desacreditar basándose en la información del periódico.
mirándolos desde la plataforma. Y a no insultándolos, al ver
Viajaron en familia, Man Kee en una cinta de tela a la es-
quiénes eran los culpables, sino meneando la cabeza ante las
palda de su tia. Era la primera vez que Chen iba en un trans-
rarezas de los lunáticos chinos, que le sonreían serena, desconcer-
porte público con Lily desde hacia más de dos años y nunca había
tante, irritantemente, al tiempo que desaparecían convertidos en
viajado con su hijo. Había llevado a Mui desde el aeropuerto al
pequeñas manchas al final de la calle.
piso, por supuesto. Sopesando las dificultades que tuvo Mui al prin-
Y efectivamente el pequeño grupo que se estaba formando de
cipio para adaptarse a su nueva vida, se preguntó si el susto inicial
nuevo en la acera para la siguiente etapa de su viaje, producía una
de descender a una estación de metro y subir a una de las estruen-
impresión de insuperable excentricidad. El aspecto de Chen era
dosas serpientes segmentadas de colores rojo y plata no seria la
bastante discreto, con sus pantalones negros y su chaqueta marrón
causa del estado de aturdimiento de sus primeros meses. «¿Quizá
provista de hombreras; aunque su sombrero de fieltro quedaba un
fue una tacañería por mi parte no tomar un taxi?», pensó.
poco raro combinado con lo anterior. Las chicas, sin embargo, no
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teniendo un uniforme que les proporcionara una guía aproximada Kee colgado de la espalda de su tía, aunque no le cabía duda
del vestir ni un trabajo que las sacara de casa} se habían vuelto de que Mui caería heroicamente hacia adelante si fuera pre-
bastante desorganizadas en su atuendo. U na relajación de las
ciso.
convenciones había conducido a otra. Ambas llevaban delgados Se dirigieron a la estación de metro en la que tomarían un
trajes de pantalón y túnica con un diminuto estampado floral (por tren que los llevaría hasta la estación de ferrocarril, donde coge-
desgracia, sus ropas ya no eran intercambiables, dado que Mui rían un último autobús hasta su destino. Jvían I<ee se adormiló
había engordado considerablemente). Sobre estos trajes veranie- plácidamente en la espalda de 1\1 ui, despertó durante un instante
gos se habían puesto sendas chaquetas de punto deformadas cuando eJ tren cruzó estrepitosamente un pavoroso y mal ilumi-
pertenecientes a Chen. La de I.,,ily era gr.is con botones de cuero nado cruce de túneles y miró a su padre con grandes ojos que no
castaño; la de Mui era verde aceituna, de punto grueso y con parpadeaban ni mostraban curiosidad antes de dormirse de nue-
botones de plástico transparente. Mui casi llenaba la prenda de vo. Chen dio gracias por ello. El niño parecía más tranquilo en
punto, pero como tenia los brazos más cortos que los de su los últimos tiempos, ¿o acaso fuese simplemente que le veía de
cuñado, se había visto obligada a enrollarse las mangas varias día?
veces, A Lily, por el contrario, las mangas de Chen le quedaban En el tren de los Ferrocarriles Británicos, donde tuvieron
demasiado cortas y le resultaban incómodas, incluso con los todo un compartimento para ellos solos, Chen se situó al lado de
puños estirados, de modo que la parte superior de la prenda la ventana, listo para saltar como un tigre sobre Mui si ella
actuaba como una camisa de fuerza, apretándole debajo de las sucumbía a la tentación en forma de cordón de alarma. Era una
axilas y exponiendo sus muñecas y una buena porción de sus irresponsabilidad por parte de las autoridades inglesas ponerlo tan
antebrazos bien formados, mientras que alrededor de su esbelta a mano; resultaba demasiado fácil tirar de él. Además, tenía un
cintura el elástico de la chaqueta formaba un grueso rollo seme- gran parecido con el cordón del autobús del cual uno podía tirar
jante al borde curvo de un hongo, Los zapatos planos de Lily -los legítimamente en determinadas circunstancias. La manija roja del
que ~levaba cuando iba de compras- estaban en el zapatero, lo metro era mucho menos ambigua, sobre todo teniendo en cuenta
cual le había obligado a elegir entre las zapatillas de casa 0 un par que éste se detenía y arrancaba continuamente en una serie de
de botas de goma que le llegaban un poco por encima de los pequeñas estaciones en respuesta a una señal sonora claramente
tobillos (en el idioma vernáculo «botas larbah»), una reliquia de la audible en el compartimento. Pero :iVIui, inclinada hacia adelante
estación de los tifones en el inundado dormitorio de la azotea en a causa del cuerpo de Man Kee en su espalda, con la barbilla
Hong Kong, dentro de las cuales había metido finalmente sus entre las manos, miraba ávidamente por la sucia ventanilla. Chen
estrechos pies sin calcetines. l\!Iui había requisado unos zapatos de comenzó a relajarse. Las chicas le despertaron en la estación.
Chen. del número 42, sin cordones desgraciadamente, en los que Fingió que únicamente había cerrado los ojos.
sus pies del número 35 se debatían torpemente como peces fuera El local, justo enfrente de la parada del autobús, estaba siendo
del agua. Caminaba arrastrando los pies con un movimiento vaciado. La acera se hallaba peligrosamente cubierta de cristales
circular que a Lilly le recordaba la forma en que su padre rotos. Habían convertido dos ventanas en una. La nueva vidriera
avanzaba sobre sus oponentes con el fin de engancharles la pier- había sido marcada con churretes de pintura blanca para impedir
na adelantada y simultáneamente proteger sus genitales de las que la gente metiera un brazo a través del cristal accidentalmente.
patadas del contrario. A pesar de los tres pares de calcetines A través de un cuadrado de cristal limpio vieron serpientes de
d~ su hermana que se había puesto (razón por la que en los cable eléctrico que caían del techo.
pies desnudos de Lily se estaban formando ampollas rápidamen- Salieron unos obreros, raspando con sus pesadas botas sobre
te), de vez en cuando se le salía un zapato y Lily temía por Man las tablas del suelo. Chen se mostraba cauteloso con esta clase de
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ingleses y siempre cruzaba a la otra acera cuando iba camjno de misma dirección que los otros pero de espaldas (uno de los
casa después del trabajo al verles salir de los bares mucho después ejercicios que había realizado con su padre en el patio).
de la hora oficial de cierre, como solía pensar con temor y- -¡Lily!
resentimiento. Mu.i y Lily los observaron con manifiesta curiosi~ Chen se volvió bruscamente 1 escandalizado. Pero entonces
dad, cosa que, como Chen sabia, podía ofenderlos. Los ingleses vio que el ruido de los obreros no tenía nada que ver con ellos,
eran enojadizos y a menudo fabricaban pretextos para su ira sino con uno de Jos suyos que había sufrido un accidente relacio-
donde no babia ninguno razonable: una mirada demasiado soste~ nado (pensó Chen basándose en su comportamiento) con el
nida, no devolver la mirada de sus ojos redondos. Las chicas no derramamiento de un líquido caliente, con toda probabilidad el
habían estado tan expuestas a esta clase de cosas como él, pensó té, sobre una parte muy sensible de su anatomía. Lily se rió entre
protectoramente, Les hizo señas para que se alejaran. dientes. Chen no encontraba nada divertido en el percance del
-Vámonos. hombre, fuerafaan gwai o no. De hecho, sentía una clara solidari-
Los obreros, afortunadamente 1 no parecían hacerles el menor dad masculina hacia él. ¿Es que las chicas no se daban cuenta de
caso por el momento. Mui había asomado la cabeza por la puerta lo doloroso que aquello podía ser? ¿Quizá lo sabían y no les
y examinaba el interior. El suelo de madera estaba cubierto de importaba? ¿Lo sabían y se regocijaban maliciosamente? Chen
virutas. Olía a masilla fresca. miró la nuca del grácil cuello de Lily, una de las pocas partes de
-Cuñado, esto es demasiado grande para nosotros. Nosotros su cuerpo que hasta ahora siempre le había gustado. Debía pasar
somos gente pequeña. más tiempo con Man I<ee, pensó mirando los tranquilos ojos del
Chen también se sentía intimidado por lo digno del lugar, la niño. No le parecía bien toda esa influencia femenina.
presencia de los obreros y las grandes reformas que estaban Habían llegado al final de la calle. Cben no quería regresar
haciendo. Aquello no era lo que él buscaba. Quería un comienzo sobre sus pasos y las llevó por una calle más pequeña que había a
más cauteloso, menos llamativo. Un sitio como aquél podía la derecha. Desde allí volvieron a la calle principal y, por un
traerle mala suerte; era arrogante, un desafío al destino. Aquél capricho, él la cruzó. Fieles, las chicas le siguieron, aunque Lily
podría ser un restaurante grande. Mui, aunque impresionada, tenía ya los pies muy lastimados dentro de sus botas de goma y a
seguía sintiendo curiosidad. Chen la cogió del brazo y la obligó a Mui le dolía la espalda a causa del peso de la cinta en la que
sahr. Los obreros preparaban té en un infiernillo, echando chorri- acarreaba a Man Kee.
tos de leche condensada en el cazo que contenía el té hirviendo. Saltaba a la vista que la calle principal constituía una especie
Cuando los Chen se habían alejado unos veinte metros, los de frontera extraoficial. El lado en el que se hallaban ahora era
obreros empezaron a alborotar y patear. Chen urgió a las mujeres más viejo y estaba más deteriorado que el lado norte, un cambio
a continuar. que se producía con sorprendente rapidez. Llevaban sólo tres
-¿Qué cantan los gwai fo, cuñado? minutos andando y las casas presentaban ya un estado visible-
-Cantan canciones, Mui. mente ruinoso. Pasaron por delante de una serie de casas iguales
-¿Qué canciones, cuñado? abandonadas, las puertas y las ventanas tapadas con planchas de
-Sus propias canciones, 1viui. lata ondulada; a través de unos agujeros herrumbrosos en el metal
-Ah. vieron que en las habitaciones sin tejado crecía la hierba. Aún
-No mires atrás, Lily. había un sofá en una de las casas en ruinas y sus muelles habían
Lily, sin embargo, no estaba dispuesta a obedecer tan fácil- reventado la tela podrida como las entrañas de un robot. Eso se
mente. Se volvió y, con un brazo enlazado al de Mui para no parecía más a lo que él quería, pensó Chen con satisfacción;
estrellarse contra un farol, empezó a andar a pasitos cortos en la empezarían aquí. Era ideal. ¡Prácticamente nadie irla a la tienda!

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Un establecimiento aislado. Evidentemente se necesitaba un mí- negro. No había ningún indicio de quién había hecho la hoguera,
nimo de clientela local para sobrevivir. A él le quedaba aún un a menos que fuesen los chicos ingleses que arrojaban botellas
poco de dinero, Lily también le había sorprendido revelándole la verdes contra los puntales al otro lado del solar. Habían quedado
existencia de unos fragantes ahorros en la lata del té. Complacido ocultos a su vista por el humo. Pero ¿no habrían estado atizando
al principio, más tarde le había inquietado la evidencú1 de la el fuego con palos? Lily se volvió hacia Mui para compartir con
capacidad de su mujer para sacrificar la gratificación inmediata y ella un recuerdo de Kwangsi, pero Mui había desaparecido. Un
posponerla con vistas a futuros usos providenciales y, aún más momento después se materializó a través de la humareda, tosien-
perturbador) para llevarlo a cabo en secreto sin que él lo descu- do y con los ojos enrojecidos, ¡El viento había cambiado!
briera. Aunque, desde luego, no había nada furtivo ni reprobable -Es inútil que te frotes los ojos, Mui, Déjalos llorar.
en ello. No obstante, casi no podía creer que Lily hubiese encon- Este consejo bienintencionado no pareció ser bien recibido,
trado un margen de beneficio en la economía doméstica. Regio- Mui siguió a Chen con resentimiento, arrastrando los pies, y
nes enteras del alma femenina, no sólo inexploradas sino hasta avanzó entre un montón de latas de cerveza, lanzándolas estruen-
entonces insospechadas, se abrieron de pronto ante él. Chen se dosamente contra los escombros o a los charcos, igual que un
esforzó para apartar el asunto de su mente lo más rápidamente gamberro gwai lo. Para cuando se reunió con Chen en la calle sus
posible, Si había en Lily algo más de lo que él había imaginado zapatos estaban blancos por la ceniza de anteriores hogueras que
nunca, no deseaba, en esa etapa comparativamente tardía, ente- cubría el suelo en esta parte del solar, Al dar la vuelta a la esquina
rarse de ello, ¿Era posible, por ejemplo, que le hubiese manipula- Lily echó una última ojeada a la hoguera, que aún ardía sola, sin
do para que plantease directamente la cuestión de un traslado nadie que le arrojara un tablón más o disfrutara de su calor. ¡Qué
cuando desde el principio había sido ella la que lo deseaba) ¿Lo raros eran los ingleses, qué indiferentes, qué despreocupados de
había sabido todo el tiempo y había estado riéndose de él? Chen las consecuencias de sus propios actos! En cuanto a su actitud
la vio hablando inocentemente con Mui (¿por qué cojeaban las respecto a los ancianos, no era ni más ni menos que un vergonzo~
dos?) y frunció el ceño. ¿Qué engaños y secretos se ocultaban so abandono, una deshonra nacional. Con la imagen del fuego y
detrás de la piel infantilmente suave de esas caras? Chen decidió la difícil situación de los ancianos ingleses ahora inexplicable-
dejarle a Lily campo libre para maniobrar en el futuro, por el bien mente mezcladas en su mente -ambas cosas estaban relacionadas
de ambos. de alguna manera con la soledad y con una evasión de responsa-
Llegaron a un espacio abierto, un solar bordeado en dos lados bilidades, así como con una inevitable extinción física- Lily
por edificios altos apuntalados, En medio había una hoguera caminó ensimismada por la calle, casi sin escuchar a Chen. (Quizá
desatendida, Chen guió a su familia por entre ladrillos y latas los humos de la hoguera Ja habían intoxicado sin que ella se diera
desperdigados, Lily se metió adrede en los grandes charcos, cuenta.)
contenta de tener la oportunidad de aprovechar sus botas. En la Cada miembro de la familia estaba ahora encerrado en sus
bota izquierda, a la altura del tobillo, recordó de pronto, había propios pensamientos; ya no actuaban como una unidad con un
antes un pequeño agujero, pero el tiempo parecía haberlo tapona- propósito común, El sentimiento de su propia individualidad que
do. Temiendo por Man I<:ee en tan traidor terreno, se lo quitó a tenían las chicas se veía reforzado por pequeños y molestos
Mui y se lo colgó a la espalda. Mui, que tenía verdaderas dificul- dolores corporales: Lily, indignada en nombre de otros menos
tades para conservar los zapatos puestos, se rezagó. Lily y Chen se afortunados que ella, vagamente consciente de tener los dedos de
aproximaron al fuego, el cual era mucho más grande de lo que los pies estrujados y en carne viva; Mui, lamentando haberles
parecía desde lejos y estaba compuesto por trapos, tablones, paja y metido en la cabeza a su hermana y a su cuñado la idea de un
medio neumático de coche, que despedía mal olor y un humo traslado, avanzando de lado como un cangrejo cojo y deseando

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estar delante de su televisor. Sólo Chen se sentía feliz, caminando ONCE
sobre un cojín de aire en aquel yermo suburbano donde una calle
llevaba a su gemela y toda la zona producía la impresión de un
laberinto a causa de su uniformidad, Chen le hablaba animada-
mente a Lily. Allí era donde se instalarían; aquél era el barrio
perfecto. Lily no estaba totalmente satisfecha, pero no quería
frenar el entusiasmo de su marido en ese momento.
-Tu opinión es la que cuenta, marido -dijo, y dejó la decisión
en sus manos.
Cuando llegaron a casa, Lily se quitó las botas de goma con
dificultad y -un rayo de inspiración- se bañó los pies doloridos
en lo que quedaba de la mezcla que había embotellado para
la gripe de su marido. Siempre deseosa de medicar a otros, era la Las chicas prepararon la mudanza calladamente, con una
primera vez gue probaba su propia medicina. Por supuesto, era sensación opresiva, La evidente euforia de Chen las deprimía aún
la forma menos molesta de usarla, La mezcla, al principio astrin- más, Al borde de las lágrimas, una Lily pálida empaquetó sus
gentemente refrescante para la piel ardiente y con ampollas, pertenencias en cajas de cartón. Mui se encerró en el cuarto de
luego calmante, resultó una panacea. ¿Sería que le había fallado la baño y lloró lo más silenciosamente que pudo. Al cabo de un rato
memoria?, se preguntó Lily más tarde. ¿Le habría administrado salió y ayudó a Lily a empaquetar la olla Sony para el arroz, los
en realidad a su marido no la poción interna patentada de su cuencos, las cucharas y los palillos, Sus lágrimas cayeron en una
padre sino el linimento que usaba para endurecer los callos de sus cuchara, salpicaron la olla para el arroz y mancharon el cartón
nudillos ya formidablemente blindados? Fuera como fuese, los con goterones sorprendentemente anchos. Preocupada por la
pies no le molestaron en absoluto al día siguiente, mientras que herrumbre, Lily frotó la olla con una servilleta de papeL Mui
Mui seguía cojeando. Bastante ostentosamente, pensó Lily. sintió el mismo temor y, cuando intentaba secar el agua salada
Dos días después Chen fue a explorar la zona nuevamente. con la manga, su mano chocó con la de su hermana y la apretó,
Insistió en ir solo y le sorprendió la falta de resistencia de las Lily le devolvió el apretón, con más fuerza de la que pretendía, y
chicas, seres contradictorios. Los obreros estaban haciendo otra Muí se mordió el labio inferior (por el dolor de los dedos
pausa para el té cuando pasó por delante del locaL ¡Qué vagos estrujados), conteniendo heroicamente, pensó Li1y, la marea de la
incorregibles! Cruzó la calle principal y se adentró en el barrio extrema emoción. ]\Tan Kee, sin embargo, se lo estaba pasando
ruinoso, pero yendo en otra dirección esta vez, y encontró lo que como nunca en su corta y mimada vida. Había aprendido a correr
quería. Al cabo de una semana pudo presentarles a las chicas el con pasos cortos y bruscos, que más que pasos eran una sucesión
hecho consumado: un local vacío. que podrían ocupar en el plazo de caídas frenadas, y tropezaba con las cajas y las vaciaba con gran
de dos semanas. energía cuando sus custodios le volvían la espalda, metiéndose a
gatas debajo de la mesa con sus trofeos y volviendo a aparecer
luego entre las piernas de los hombres de la mudanza. Cuando
esperaba una suave regañina, le confundían abrazándole con tal
fuerza que le cortaban el aliento. Durante el largo viaje en la
oscura caja del camión de mudanzas se sintió objeto de mucha
atención por parte de su tía y su madre.

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Chen observó sombríamente cómo le hacían cucamonas a piti~os, Lily t~ató de llamar a Chen, pero él, su rechoncho y
J'vian Kee) que se agarraba a un invisible saliente en la pared del obstlnado mar1doi completamente inconsciente de la desastrosa
camión buscando apoyo. Iba de pie, bastante inseguro, en el primera impresión causada a sus mujeres, guiaba ya a los hombres
resbaladizo suelo de metal mientras Lily y Mui estaban cómoda- de la mudanza hacia la puerta principal de su nueva casa. Su
mente sentadas sobre sus talones. Un viaje largo, lleno de frenazos nuevo hogar, pensó J. . ily inconsolable. La vida en el Reino Unido
y arranques repentinos. Antes no le había parecido que hubiese le había vuelto blanda, Comparado con la azotea de la fábrica
tantas esquinas, Chen se preguntó si el conductor se proponía con (en el caso de IVíui) la minúscula habitación del servicio, el
seguir una ruta más larga para estafarle. Resbaló varias veces en el mugriento edificio de estuco era más que adecuado. Siendo
suelo diabólicamente liso, cayendo siempre con un sonoro golpe, simplemente humana, sin embargo, Lily fue incapaz de establecer
sobre la misma parte de su trasero, de modo que al final del viaje un equilibrio instantáneo.
estaba seriamente magullado. Se levantaba cada vez tenazmente, Chen había desaparecido 1 llevándose consigo a los dos hom-
sólo para que el siguiente bandazo o súbita parada le tiraran de bres de la mudanza. Lily empujó la puerta de hierro que daba
nuevo al suelo. ¿Y no eran risitas irrespetuosas lo que las chicas acceso a los desmoronados escalones que descendían hasta el
reprimían en su rincón? Cuando se apearon, Chen vio una diminuto jardín hundido (más pelado que el patio del bloque de
cantidad de sangre coagulada sorprendentemente grande debajo pisos) y el camino de cemento que llevaba hasta la puerta princi-
de la cutícula desgarrada de su dedo menique derecho. pal desconchada, La herrumbre había atascado la puerta de hie-
Lo que las chicas contemplaron, parpadeando, al bajarse del rro. Lily la sacudió vigorosamente,
camión de mudanzas con dolorosos calambres en las piernas -Cuidado, hermana menor, a veces no calculas tu propia
agarrotadas 1 no hubiese inspirado ilusión o esperanza en el cora- fuerza.
zón más valiente. Ni siquiera en el corazón de Lily, y mucho Chen se materializó de pronto en la penumbra, como si saliera
menos en el de Mui. Como tropas leales ante las espantosas por una trampilla secreta de la acera. Un momento después el
consecuencias de la obstinación de un comandante querido, con- conductor del camión asomó por un agujero del seto, presumible-
ducidas quizá a una emboscada mortal, se sintieron, si no traicio- mente el mismo por el que había salido su marido. Lily ayudó a
nadas, por lo menos sustancialmente defraudadas. No era tanto los hombres a llevar sus pocas pertenencias al recibidor de la casa.
que la casa estuviera sucia o deteriorada, como en efecto ocurría; Habían vendido el sofá silbante. El camión era mucho más
era dónde se hallaba situada, Al principio Lily y Mui se imagina- grande de lo necesario. Si hubiesen tenido un coche pequeño ...
ron que las llevaban a trabajar a una planta de alguna industria .11ientras Chen les daba una propina a los hombres con una
pesada. De hecho, Lily pensó que Chen había abandonado la idea elegancia que no les molestó, Li1y hizo un rápido recorrido de
original (con la cual, reflexionó, nunca había parecido muy entu- inspección. No bien empezó deseó haberlo dejado para la mañana
siasmado) y había encontrado alguna ocupación más remunerati- siguiente. Quizá lo más aterrador era el cuarto de baño. Lily cerró
va para todos ellos, La familia estaba enterada, por ejemplo, de rápidamente la puerta antes de que Ivfui entrase y la guió al cuarto
los elevados salarios de que gozaban los obreros de la industria de estar, que era suficientemente deprimente. Si J\!Iui hubiese
del automóvilj gracias a la información que obtenía Mui de la sabido dónde estaba el cuarto de baño se habría encerrado allí
serie «Cruce de carreteras». A su alrededor el ruido era tremendo. para tener su segunda llantina secreta del día, Su cara y la de Lily
En una esquina volaban chispas. Había hombres con monos se habían convertido en máscaras fúnebres, de las cuales se había
grasientos tumbados debajo de máquinas o en fosos de hormigón. borrado toda huella de decepción, miedo y ansiedad.
Se veían coches y piezas de motor por todas partes. jEra un garaje! Esa noche acamparon sobre las tablas desnudas del cuarto de
Por encima del martilleo, el chirrido del metal y los terribles estar, arrojando los colchones al suelo manchado de pintura sin

124 125
importarles dónde caían, Lily tiró del cordón de la ú~ica bombilla DOCE
desnuda a pesar de las protestas de Chen; prefer1a no ver la
1

habitación, Ella y Mui compartieron el colchón doble con Man


Kee protegido entre las dos mientras Chen quedaba relegado a un
colchón individuaL Con atípica agresividad, las chicas se habían
quedado con la mayoría de las mantas, y aunque Chen llevaba su
chaqueta con hombreras sobre la cazadora seguía teniendo frío.
Acurrucados en un capullo de varias cobijas, incluyendo el .man-
tel de hule, y consolados por el calor de sus cuerpos, los demás
miembros de la familia encontraron e1 olvido mientras su cabeza
titular pasaba las horas de oscuridad sobre su espalda magullada,
despierto y dolorosamente helado, pero feliz por primera vez en
varios meses. Su tienda, su hogar, no podía pretender haber sido hasta
entonces otra cosa que una casa corriente. Originariamente había
ocupado el extremo este de una serie de tres casas adosadas, La del
centro y el ala oeste habían quedado destruidas por una bomba
durante la guerra y posteriormente las habían demolido, pero un
extraño efecto de la explosión había dejado intacta la casa de Chen,
Dos grandes puntales, iguales a los que habían visto en el solar
grande, sostenían la pared occidental. El anterior inquilino, y Chen
no tenía ni idea de quién era, se había marchado cinco años antes.
Nadie había querido el inmueble, La proximidad de un garaje no
había ayudado a alquilarlo, Chen consiguió un arriendo por cinco
años a un precio ridículamente bajo. Rechazó la oferta de una
hipoteca que le hizo el agente inmobiliario, Eso habría sido un
fastidio. Incluso propuso que el arriendo fuera semestral, pero
Chen tampoco aceptó, Él conocía gente que alquilaba los locales
de sus restaurantes por semanas sin ningún contrato. Hubo que
solicitar un permiso para abrir el negocio. Aunque esto les había
resultado difícil a otros compañeros suyos en el pasado, para él fue
rápido y fáciL Cumplía todas las normas de higiene y seguridad
contra incendios. La junta de distrito estaba encantada de que
alguien se trasladara a esa zona. Quizá otros los seguirían, anima-
dos por su ejemplo, Chen confiaba en que no fuera asL
A Lily no le interesaba ninguno de estos detalles administrati-
vos, pero sentía una apasionada curiosidad acerca de los anteriores
propietarios, curiosidad que nunca podría satisfacer. ¿Habían sido
una familia, como ellos? ¿Un matrimonio anciano? ¿Quizá una

126 127
viuda 0 un viudo que se resistía a deja:r el escenario de una antigua manera de un campesino rebelde o de un miembro de una banda
felicidad y se había quedado (pobre) en una creciente soledad hasta de boxeadores, asumió la responsabilidad de la cocina, fregando
que le llegó su fin? Aunque parecía escandaloso~ lvfui le había ¡unto al televisor encendido que había colocado, fuera de peligro
contado que los ancianos podían permanecer muertos en sus casa,s (es decir, de Man Kee), en la pila. En el cuarto de estar el
durante semanas sin que nadie se diera cuenta. ¡Qué terrible transistor de Lily daba cierto ritmo a sus golpes de bayeta. Chen,
insensibilidad! ¡Qué sociedad! En qué habitación habría estado el asediado por ambos lados por estas cargas de profundidad sono-
anciano o ancianos, muerto(s) y vergonzosamente solo(s), se pre- ras, trabajaba en la escalera deseando tener las habilidades de
guntó Lily, pensando en cantonés, idioma en el cual, conveniente- carpintero de su padre.
mente para estas reflexiones, no había distinción entre plural y Nadie calificaría nunca la casa de elegante. Ni a la propia
singular. ¿En el cuarto de estar? ¿Flotando desnudo en la bañera, la Lily, aunque !legaría a estar orgullosa de ella, se le habría ocurri-
na:riz justo por encima del agua; en una bañera, pensó sin poderlo do nunca llamarla elegante. Los adjetivos que le venían a la
remediar, que debía de haber sido muy bonita entonces y aún era mente eran «acogedora», «feliZ}>, «vieja» (en un sentido ni mucho
tan larga y tan profunda como el ataúd de un rico? ¿En el jardín, menos peyorativo). Por alguna razón, nunca terminaron de darles
podando rosas (ocupación típicarnente inglesa), el cadáver caído de el toque definitivo a ninguno de sus esfuerzos por mejorar su
espaldas como un insecto muerto, las tijeras de podar todavía hogar. Chen, por ejemplo, consiguió que la escalera fuese segura
aferradas en una mano como la mandíbula de una cucaracha poniendo en práctica lo que le gustaba definir como habilidades
gigantesca? Confiaba en que la persona o personas de edad hubie- hereditarias latentes; sin embargo, nunca la enmoquetaron ni la
sen faUecido tranquilamente en la cama en el piso de arriba. En pintaron. Lily pintó los desconchones de la bañera, pero nunca le
cualquier caso, Lily sabía por la fecha de construcción de la casa dieron una nueva capa de esmalte a su monstruosa longitud.
que era probable que no hubiese tenido más que uno o dos ocu- Disolvieron la suciedad del linóleo del recibidor, pero los perió-
pantes antes que ellos, quizá un solo dueño aborigen. Le habría dicos que extendieron para protegerlo mientras se secaba queda-
gustado saberlo con certeza. Veinte generaciones habían pasado ron abandonados allí, volviéndose quebradizos y amarillos en un
desde la fundación del pueblo natal de su padre, lo sabía; 25 desde permanente otoño interior. Lily temía que quitarlos pudiera
que el Antepasado Fundador había establecido el pueblo de su ma- traerles mala suerte, como si fueran una antigua advertencia del
rido en los Nuevos Territorios. Se debería trazar un linaje, por mu- clan a los intrusos que se disponían a entrar en el claro de la
cho que se manipulara después. Irritaba a Chen con sus preguntas. aldea. Así que clavó los periódicos al borde del zócalo con unos
-Lily, déjame en paz. No lo sé -decía él, y se iba' en busca de clavitos e hizo lo mismo donde los bordes se encontraban en el
tareas a otra habitación. centro del suelo.
Había mucho que hacer: fregar, limpiar el polvo, desinfectar. Había tres habitaciones contiguas, en el piso de arriba, apreta-
Lily podía ser indiferente al aspecto estético de su entorno, pero damente distribuidas a lo largo del diminuto rellano. La de Man
ciertamente quería que fuese higiénico. Enturbió incontables Kee era prácticamente un armario, pero no dejaba de ser una
cubos de agua con un antiséptico marrón que se volvía blanco en habitación con paredes y puerta, lo cual, en rigor, suponía Lily,
suspensión. La casa olía como un hospital. Chen, para provocarla, era una mejora respecto al recibidor del piso. Animado por su
sintió ganas de decirle: «Prueba con el elixir de tu padre. Eso lo éxito con la escalera, Chen hizo camas para todos, artefactos que
mata todo.>> Pero le faltó valor para hacerlo (al fin y al cabo el tenían un gran parecido con balsas del Y ang-tsé volcadas y que
invierno, estación de sabañones y gripe, se les echaba encima). presumiblemente les salvarían a todos la vida en caso de que el
Mui tampoco rehuyó el trabajo. Con un pañuelo blanco y negro Támesis, como el Yang-tsé, mostrase una revoltosa tendencia a
alrededor del pelo para indicar gran seriedad de propósito, a la desbordarse por la orilla sur.

128 129
Todo esto fue después de transformar el cuarto de estar, Hasta -Espera un momento.
entonces durmieron en el suelo. Chen les explicó que tendrían que Lily cogió su encendedor de adorno y pasó la humeante llama
sacrificar la comodidad personal para poner el negocio en marcha. de gasolina por la parte de abajo de un plato.
Ésa era la prioridad número uno 1 de lo contrario, ¿cómo iban a -¡Marido!
mantenerse? Esta llamada a cerrar filas y apretarse el cinturón, Chen, varón confiado, fue atraído con engaño. El ataque fue
lejos de provocar murmullos de motín, consolidó la jefatura de rápido y despiadado.
Chen, Cuando las cosas iban bien -por ejemplo, durante los -¡Eh, Lily! ¿Te has vuelto loca?
últimos meses en el piso-, las chicas se sentían libres de utilizar Antes de que Chen pudiera reaccionar, dos rayas gemelas de
evasivas, quizá incluso de burlarse un poco de la rechonchez de su tizne habían aparecido a cada lado de su labio superior, El
marido o su cuñado, pero en la adversidad su lealtad era absoluta. parecido con el dios era realmente asombroso; durante una frac-
La llamada de Chen para que se uniesen en torno al bisoño ción de segundo, mientras Chen permaneció verdaderamente
negocio satisfizo una profunda necesidad interior en ambas. Du- enfadado, fue total. Las chicas estaban pasmadas. Lily se recuperó
rante demasiado tiempo sus vidas habían transcurrido por el mis- primero.
mo curso invariable, sin que se les exigiera nada. El salario de -Al cuarto de baño, marido, rápido.
Chen entraba; las facturas se pagaban sin dificultad, Ninguna había -¡Vaya!
conocido tal facilidad anteriormente y no pudieron aceptarla como Chen no se mostró nada descontento con el bigote, que le
auténtica seguridad. La tacañería de Lily con su dieta, su constante daba, en su opinión, un aspecto distinguido cuando su cara
acumulación de capital gracias a este margen artificial del presu- recobró su color normal de marfil viejo. Era una lástima que no
puesto, había sido no sólo un intento de asegurarse contra el pudiera dejarse crecer un vigote de verdad.
desastre o de labrarse un nuevo futuro, sino también un valiente -Tú eres el dios de todos nosotros, cuñado,
esfuerzo para crearse un desafío. Incluso una prueba autoimpuesta -Hum. Vosotras dos desde luego no os comportáis como s1
de voluntad era mejor que nada, Como la fibra de los músculos, la fuera un dios.
disposición moral podía ablandarse, secarse y finalmente desvane- Lily había fregado el plato bajo el grifo y ahora estaba apilan-
cerse a menos que se ejercitara, aunque fuese de cuando en cuando. do fruta en éL
La superstición también estimuló a las chicas a colaborar en los -Vamos a hacerte una ofrenda, marido.
planes de Chen, En la Calle China, Lily había comprado un Mui enchufó el dios en la toma del cuarto de estar y extendió
maravilloso dios doméstico: de piel roja y panza redonda, con un un Ta Kung Pao limpio delante de él (un periódico comunista,
ceño terrible y unos bigotes negros rizados, veinte centímetros de desgraciadamente, pero a pesar de todo más adecuado que el
energía concentrada que se iluminaban con un resplandor maléfico Daily Telegraph que Mui se estaba acostumbrando a leer), Lily
cuando la bombilla que había en su interior se conectaba a la red. colocó el plato de la fruta sobre el periódico con un cuchillo de
Mui, Man Kee e incluso Chen estaban encantados con él, cada uno plata y otro plato con pastelillos de semilla de sésamo; luego
a su manera, El aspecto algo amenazador del pequeño ídolo no encendió unos bastoncillos de incienso. En el rincón de la habita-
alarmaba a ninguno de ellos; les resultaba entrañable. Las chicas ción vacía, sobre las tablas sin barnizar, el dios adquirió una
bromeaban sobre éL autoridad y una presencia que nunca habría tenido en el piso.
-Ah Lily, ¿no crees que se parece al cuñado? ¿Especialmente Ahora, envuelto en acres y picantes nubes de incienso, brillaba
cuando está tomando su medicina? como un fuego de fósforo en un invernadero. Su diminuta y
-Sí, no hay duda, Pero ¿qué me dices del bigote? resplandeciente figura estaba cargada de una tremenda energía.
-Sí, eso es una pena. Podía saltar en cualquier momento. A Lily no le habría sorpren-

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dído que hubiese estallado por la tensión de contener toda esa plástico azul y el engaño fue completo. Y a había un ventanuco
trémula energía cinética. para servir en la pared que separaba la cocina del cuarto de estar,
Se tomaron la comida, su quinta y más propicia en esa casa, y Chen retiró la puertecita de sus goznes. Pusieron en la cocina el
sentados sobre los talones alrededor de los platos en el suelo con hornillo de gas que tenían en el piso, junto con un fogón circular
el dios corno única iluminación. Delante de aquella severa deidad conectado a una bombona enorme y abollada que habían adquiri-
habría sido impensable trabajar para obtener comodidades perso- do de segunda mano. En ésta calentarían su wok.
nales primero. Eso habría sido tentar a una extremada mala -Sillas -dijo Lily de pronto-. ¿Dónde van a sentarse?
suerte. Así que bajo los ojos saltones de su enano supervisor, que Y, por supuesto, eso era lo que tenían las tiendas de comida
parecía casi incapaz de refrenarse para no dar un salto y unirse a preparada, sillas. Eran tan importantes como el mostrador, en
ellos o castigarles (por su propio bien), volcaron todos sus esfuer- realidad. No estaba bien que la clientela se marchara porque no
zos en convertir lo que había sido un cuarto de estar en por lo tenía donde sentarse cómodamente. Era inútü esperar que los
menos un facsímil de tienda, ingleses se sentaran sobre sus talones pacientemente mientras
Para ir bien, Ja fachada debería haber sido toda de cristal, un leían el Dai!y Mirror. Pero las sillas, incluso las de segunda mano,
espacio de visibilidad sin trabas, igual que en el local que habían costaban mucho dinero. U na vez más, Ch en estuvo a la altura de
visto primero al otro lado de la calle principal. Pero eso hubiera las circunstancias, Verdaderas sillas habría sido demasiado pedir.
supuesto derribar la parte de la pared que se extendía entre las Sus asientos eran bancos rudimentarios, que parecían cajas de
dos ventanas y luego acristalar a precios prohibitivos. Además, las embalaje alargadas. Hizo tres, cada uno de los cuales podía acoger
ventanas, desgraciadamente, eran de ese tipo de cristales peque- por lo menos cuatro traseros ingleses (lugres anchos comparados
ños unidos con plomo, lo cual impediría aún más a los transeún- con los sampanes chinos) en hileras frente al mostrador,
tes ver el interior y sentirse atraídos, Había algo especialmente perturbador en esa configuración.
-Tendremos que conformarnos -dijo Lily-. Podemos ahorrar Retrocediendo para admirar su obra, Chen sintió una vaga in-
parte de Jos beneficios para poner ventanas grandes más adelante. quietud. Las chicas tampoco estaban satisfechas. ¿Qué era? Hasta
Chen, que había aceptado unas exageradas alabanzas por su que no tuvieron clientes sentados en los bancos no lo supieron. Y
labor como carpintero sin inmutarse, no pareció excesivamente fue LÍly la primera en darse cuenta. Le habían encargado el
decepcionado. Lily había temido que ofreciera sus servicios para trabajo cara al público detrás del mostrador.
reconstruir las ventanas él solo. ¡Qué hombre tan extraño era su -Marido, tú tienes más experiencia -protestó (en esto él se
marido a veces! estaba mostrando raro, como le había ocurrido respecto al escapa-
Necesitarían, eso sí, un mostrador. Ninguna tienda de comida rate), pero su marido se había encomendado a sí mismo el trabajo
preparada digna de tal nombre podía abrirse sin un mostrador. de cocina-. Y además no sabes cocinar.
Chen fabricó uno sin pérdida de tiempo: dos superficies gemelas -Eso no importa, Lily. -Chen se quedó callado y luego le
formando un ángulo de noventa grados, tablero y lateral. Nada hizo a Lily una observación-: A los occidentales les gusta tu
podía ser más sencillo. Decepcionada al principio, de pie en la aspecto. Lo he notado.
oscura cueva formada detrás del mostrador, LiJy tuvo que recono- El inglés de Mui era ahora incomparablemente mejor que el
cer, una vez que pasó al lado de Jos clientes, que tenía un aspecto de Lily, pero seguía faltándole la seguridad en sí misma necesaria
muy profesional. De modo que asi era como realmente lo veían para hacer todo el trabajo de mostrador. Así que Lily, cuando los
los dueños, pensó: destartalado y a medio hacer, y se figuró que ya malhumorados o impasibles ingleses se acercaban a ella, los
formaba parte de Ja tácita conspiración de los tenderos contra el examinaba buscando pruebas del impacto de un atractivo perso-
público. Ella y Mui cubrieron la madera barata con un forro de nal cuya existencia jarnás había sospechado, sentada detrás del

132 133
mostrador en un taburete alto de fabricación casera, y pasaba los
TRECE
pedidos a través del ventanuco. Allí encaramada, mirando a los
clientes que esperaban, tuvo una sensación de absurdo, ¿Cómo la
verían desde las hileras de bancos? ¿Como una actriz en el
escenario de una ópera china? No. Ya lo tenía, ¡Era una iglesia!
Habían decorado el lugar como el interior de una iglesia faan gwai
y ella era el predicador. No era de extrañar que los clientes se
mostrasen tan alicaídos y bien educados, Se preguntó si encontra-
rían ofensiva aquella disposición. ¿Blasfema acaso? En el rincón,
a media altura, sobre la plataforma que Chen había hecho para él,
el dios miraba ceñudo a través de una empalizada de bastoncillos
de incienso humeantes a los bancos medio vacíos que había
delante de éL
Hacía tres horas que entraban hombres en el Tribunal de
Justicia de la Verdad y la Triple Lealtad de la Asociació_n del Clan
Jing Yee en Covent Garden. Llegaban en d1st1ntas d1recc1ones?
Como distracción, Lily colgó calendarios en las paredes con
solos o en pequeños grupos, a intervalos irregulares ,Y con poco
fotografías de los restaurantes flotantes de Hong Kong y de las
ruido. Llamaban con los nudillos a la gruesa puerta. Esta se abría
o-rotescas estatuas de los Jardines Balsámicos del Tigre. Con todo
b
unos centímetros. Luego seguía un conciso diálogo. Entonces el
ello el establecimiento se asemejaba más a una tienda de comida
guardián los dejaba pasar de uno en uno. En total habían entrado
preparada normal. Para entrar en la tienda era preciso cruzar la
casi cincuenta hombres entre las cuatro y las siete de la tarde.
puerta principal de los Chen y pasar sobre los periódicos amarillen-
En una antesala tres 49 con largos años de servicio organiza-
tos. Chen clavó una plancha de cartón sobre la barandilla de la
ban a los hombres y mantenían el orden, Les imponían un
escalera y colgó una cortina de cuentas de plástico ante la boca de
estricto silencio y les hacían sentarse en el suelo en hileras dentro
este oscuro e interesante túnel. PRIVADO, proclamaba un letrero
de la pequeña habitación. Hermano Nocturno permanecía en la
escrito con las mejores mayúsculas de Mui encima de la cascada de
puerta, permitiéndose un cigarrillo y mirando de cuando en
cuentas oscilantes. SE PROCEDERÁ CONTRA LOS INTRUSOS. Fuera,
cuando por la mirilla. Tuercas nuevas y brillantes habían sido
debajo de la ventana del dormitorio de Lily y Chen, colgaron un
atornilladas a la madera de roble curada.
tablón blanco de dos metros con letras rojas inglesas de doce
Sandalia de Hierba estaba en una segunda antesala al otro
centímetros e ideogramas negros chinos de nueve centímetros:
lado del vestíbulo. Los trajes ceremoniales Ming colgaban ordena-
RESTAURANTE DAH L!NG, que era el nombre del pueblo natal de
damente de las paredes. Las túnicas estaban impecablemente
las chicas. El natural desgaste de las palabras lo convirtió en el
planchadas, pero ella alisó arrugas imaginarias y arrancó un
restaurante «Darling», naturalmente, y las chicas se convirtieron en
minúsculo hilo del símbolo yin-yang bordado en la túnica de un
las dos «Darlings». 1 Unos tres meses después de haber abierto, Mui
oficial mayor. Se había cortado las uñas y quitado el esmalte.
cayó en la cuenta de la razón de la extraña jovialidad de los clientes
Extendidas sobre una mesa había nueve largas tiras de tela roja
y de su obsesión por repetir lánguidamente el nombre del restau-
que más tarde serían anudadas en torno a las cabezas: tres lazadas,
rante en voz alta. No se lo dijo a Lily.
derecha, izquierda y central, para Vanguardia con u~a cinta de
seis metros; una sola lazada central para Estaca Ro1a con tres
1. La palabra significa ((querida», í<Cariño», <(encantoJ>. (N. de la T.)
metros de cinta; una sola lazada de las mismas proporciones a la
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135
izquierda para Abanico de Papel Blanco; una sola lazada a la (hidratadas). 12) Platillo de azúcar)' cinabrio cubriendo un cuenco
derecha, de las mismas características, para ella y los otros oficia- vaclo. 13) Tira de papel de incienso sagrado amarillo, con los encabeza-
les 432, Había sandalias de hierba de estilo antiguo, todas del pie mientos de los treinta)' seis juramentos H:ung. 14) Una aguja, el
izquierdo, alineadas cuidadosamente bajo la mesa. En una esqui- Príncipe de la Cabeza de Hierro. 15) Espada de madera de melocotone-
na estaban el paraguas de papel amarillo, el paquete de cenizas de ro. 16) Espada de madera de ciruelo. 17) Tina roja llena de innumera-
los monjes mártires y el látigo de Vanguardia, En realidad, era un bles granos de arroz Hungy banderines de los Cinco Generales Tigres:
paraguas negro de la tienda grande de King Street y la fusta de Ng, Hung, Doh; Lee, .Lanz.
montar de Sandalia de Hierba. Estaba nerviosa y salió de la Sandalia de Hierba había visto a Abanico de Papel Blanco
antecámara para inspeccionar por última vez el salón de cere- disponerlo todo antes de salir hacia el aeropuerto, pero repasó los
monias. objetos una vez .más. Temía que la culparan a ella si algo estaba
Llenando la sala se hallaba el plano horizontal de la Ciudad mal. El betel se lo había proporcionado un restaurador indio
de los Sauces, metáfora de esa legendaria matriz de los héroes protegido por la sociedad. Los dátiles rojos no habían podido
Hung. El plano, de acuerdo con el diseño de la ciudad clásica, era conseguirlos; los habían sustituido por huesos de lichis. Sandalia
rectangular y tenía puertas en cuatro de los cinco puntos cardina- de Hierba confiaba en que ello pasara inadvertido.
les de la brújula. Franjas de papel rojo cubiertas con ideogramas
negros (en la elegante e inconfundible caligrafía de Abanico de
Papel Blanco) representaban las murallas y las puertas. Delante Vanguardia, demacrado, digno, 69 sui de edad, había sido
de la entrada este había dos espadas con borlas cruzadas en el recibido, honrado y escoltado a la limusina. Ahora, flanqueado
suelo. Detrás de esto, dos mesas separadas por una distancia de un por Estaca Roja y Abanico de Papel Blanco, iba a noventa
metro, cada una de ellas cubierta con una gran hoja de papel rojo, kilómetros por hora por la carretera elevada que cruzaba las
formaban la puerta Hung. Detrás, unas mesas dispuestas en un afueras de la ciudad por el lado occidental: Puerta Oeste, puerta
cuadrado representaban el Salón de la Lealtad y la Confianza. del traidor. Ya habían bromeado con esto. Abanico de Papel
Más allá, el Círculo del Cielo y la Tierra, un gran aro de bambú. Blanco le dio a Estaca Roja la cajita de hierro que Sandalia de
Luego, tres rayas de papel rojo que representaban el Foso Flame- Hierba había recogido esa mañana. Estaca Roja hizo una inclina-
nate; cuadrados de papel que simbolizaban los Escalones de ción de cabeza y se la tendió a Vanguardia.
Piedra _0/Iágicos, y dos cintas blancas, el Puente de las Dos Tablas. -Esto fue hecho por encargo en Amsterdam. Es sólo un
Una mesa de caballete larga, flanqueada por las «tablillas» memo- pequeño e indigno recuerdo para demostrarle nuestro agradeci-
riales en la pared, hacía las veces de Altar. Por último, el miento por el honor recibido.
Pabellón de la Flor Roja, un dosel de gasa. Vanguardia sonrió. Abrió la cajita con sus manos venosas.
Sandalia de Hierba tenía una lista. Empezó a comprobar las Dentro, acomodada sobre un lecho de raso, había una pequeña
ofrendas en el Altar: 1) Muestra de la caligrafia Ming: La familia tortuga de oro macizo con ojos de piedras preciosas, el animal
Hung expande diez mil ciudades. 2) Lámpara de latón de siete tallos. simbólico del grado 438.
3) JVíarmita de vino1 siete cuencos. 4) Tetera, tres tazas. 5) Marmita de -Valor: trescientas libras -dijo Abanico de Papel Blanco-.
agua, cinco cuencos. 6) Marmita de incienso para venerar las tablillas Déselo a su hija. El regalo va aparte de las cuotas de recluta-
ancestrales de los Cinco Generales Tigres. 7) Platillo de manzanas. 8) miento, claro está. He ordenado a los reclutas que paguen veinte
Platillo de mandarinas con sus tallos y hojas verdes. 9) Platillo de libras cada uno, quince libras más que la cuota oficial. Dispon-
nueces. 10) Platillo de dátiles rojos. 11) Tres muestras vegetales: tres ga del superávit para beneficio de la sociedad como crea conve-
pedazos de queso de soja, tres nueces de betel, tres setas grandes niente.

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Vanguardia asintió, Puede que. nuestras diferentes ra1nas Wo luchen entre sí, pero por
-Bien. lVIuy satisfactorio. lo menos existen sistemas de arbitraje. Allí reina la anarquía. Ni
_·No será inoportuno presenciar ahora los ritos, después de siquiera se podría considerar la posibilidad de hacer negocios.
e tan largo? -pregunto'E ~taca R,
un viaje , o¡a. . -Terrible, Ojalá nunca suceda eso aquí -dijo Abanico de
-Es mucho más seguro 1 amigo m10, como usted bien sabe. Papel Blanco sentenciosamente.
Antes de gue haya hahladurías, Este país es más seguro gue Hong Estaca Roja miraba impasiblemente por la ventanilla, Van-
Kong, pero así y todo los handidos autorizados y los enemigos de guardia se volvió hacia él.
ustedes podrían enterarse, -Ah lvfa) siempre he admirado su respeto por la tradición
-¿Fuertes vientos en Hong J(_ong en este momento? Hung, Fue usted un famoso luchador. Todo el mundo sabe cómo
-Fuertes, pero no hay mayores problemas. Las treinta y seis guió a las bandas Wo en los festivales de fuegos artificiales del
ramas de Wo siguen floreciendo. La coordinación podría mejorar- templo. Armado o desarmado, nadie se atrevía a desafiarle en la
se. Algunos tardan en remitir los fondos. No como ustedes. Las calle, Sin embargo, siempre ha respetado a los grados 438 y 415,
cosas no son lo que eran antes de la guerra. Entonces la vida de No recuerdo ningún otro hombre encargado de imponer las
un anciano era fácil. normas de quien pudiera decirse lo mismo,
-¿Así que no hay ningún problema con nuestros envíos y -Precisamente porque soy un hombre sin educación respeto
cartas? -insistió Abanico de Papel Blanco, gue quería dejar clar'o aún más el saber -contestó Estaca Roja modestamente-. En
este punto más por Estaca Roja que por el anciano. cuanto a la lucha, he cerrado las manos hace mucho tiempo.
-Ninguno. El grupo Wo agradece sus contribuciones. Tengo -Nuestro honorable invitado de Hong Kong dice bien, El
entendido gue el cargamento de heroína Número Cuatro llegó a señor lvia es un hombre excepcional -convino Abanico de Papel
su destino. Blanco. Sin mostrar ninguna impaciencia le preguntó al oficial de
-Sin ningún problema, Me imagino que ya estará en los Vanguardia-: ¿Cuál de las seis ceremonias de iniciación de la
mercados canadiense y estadounidense. Segunda Logia piensa usar?
Vanguardia cerró el estuche de la joya, -Una iniciación de tres días queda descartada, por supuesto.
-Tuvimos suerte de que hubiera escasez en los suministros No recuerdo haber asistido a ninguna de estas ceremonias desde
procedentes de México y Oriente Medio. Fue una operación la ocupación. Por otra parte, teniendo en cuenta sus necesidades,
difícil, pero los beneficios de todos los implicados fueron sus- no deberíamos abreviarla tanto como en Hong Kong. Si van a
tanciosos. Confío en que los de ustedes se gastaran de modo más reclutar de forma agresiva y amplia, es importante que los candi-
eficaz, datos queden debidamente impresionados. La ceremonia debe ser
Abanico de Papel Blanco cambió de tema antes de gue Estaca imponente. Aquí he anotado un esquema. También tengo la
Roja pudiera intervenir. bandera de garantía de la División para el reclutamiento.
-¿No estudiaron la posibilidad de prescindir de nosotros y Abanico de Papel Blanco leyó en silencio, Finalmente dijo:
hacerlo vía San Francisco o Seattle? -Bien. Entrará con los reclutas, naturalmente, de modo que
Vanguardia sacudió la cabeza con vehemencia. yo pueda formularle las preguntas rituales y usted me conteste en
-Eso tal vez habría reducido los costes de algunos intermedia- representación de ellos. Es mejor que los «caballos nuevos» en-
rios, pero habría entrañado riesgos. San Francisco es un mal sitio tren todos juntos. Según mi experiencia, la repetición disminuye
hoy en día. La situación está totalmente fuera de control. Los la reverencia de los hombres ignorantes. Por supuesto, no tene-
ancianos de la sociedad han perdido poder, Los jóvenes matones mos Maestro de Incienso, así que nuestro oficial Estaca Roja
forman sus propios grupos, Hay un estado de guerra en las calles, estará solo ante el altar, Los demás oficiales ocuparan las posicio-

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nes acostumbradas a los flancos. -Tosió-. ¿Podríamos ensayar las frutas Hung, con dos cestas colgadas de un palo sobre sus hom-
respuestas que vamos a utilizar? lvíi memoria es mala. bros, Inició su diálogo con Vanguardia.
Estaca Roja comprendió que Abanico de Papel Blanco no -Di qué vienes a hacer aqu/,
estaba de acuerdo con la ceremonia que el oficial Vanguardia -Traigo innumerables soldados nuevos, valientes y de voluntad
quería realizar y deseaba hacer algunos cambios con diplomacia; férrea; que desean unirse a la Familia Hung.
también le preocupaba la capacidad del anciano para mantener -¿Por qué desean unirse a la Familia Hung?
un largo diálogo, a pesar de que no iban a hacerse las 333 -Para derrocar a la casa de Ching y restaurar a la casa de
preguntas del ritual. Se recostó en el asiento y se frotó los nudillos Ming"
mientras pasaban por Cromwell Road. Abanico de Papel Blanco hizo una pausa. Cuando habló de
nuevo formuló una pregunta que venía mucho más adelante en el
catecismo. Vanguardia se quedó confuso pero recuperó la sereni-
Los nuevos caballos iban a inscribirse; la fragancia del nuevo dad rápidamente.
incienso se mezclaba con el viejo. Vanguardia se preparó para -¿Cómo obtuviste tu conocimiento de las artes marciales?
conducir a los valientes de Hung a la Ciudad de los Sauces. Hizo -Las aprendi en el templo siu lum.
las señales manuales secretas; el guardián las palpó bajo su túnica. -¿Qué aprendiste primero?
Ahora les tocaba a los reclutas entrar en los diálogos que habían -En primer lugar estudié el arte del boxeo de los hermanos
aprendido. Hung.
Los guardianes levantaron las espadas en un arco cruzado. -¿Cómo puedes demostrarlo?
-Forasteros; ¿por qué venls aqul? -Puedo demostrarlo con un verso.
-Venimos a alistarnos en el ejército de los hermanos de la familia -¿.,Qué dice ese verso?
Hung. -Los puños de los valientes y bravos Hungs son conocidos en el
-Entonces sufriréis muchas penalidades. Vuestras raciones consisti- mundo entero. Han sido transmitidos desde e{ templo siu lum, Bajo la
rán en siete partes de arena por tres partes de arroz. amplia bóveda del cielo nos llamamos Hung. Más adelante ayudaremos
-Lo que nuestros hermanos pueden comer, también podemos comerlo al príncipe de la casa de Ming.
nosotros.
Abanico de Papel Blanco hizo una pausa para dejar que el
Los reclutas pasaron por debajo de la Montaña de Cuchillos. oficial 438 se recobrara.
Uno por uno los guardas les dieron un golpecito. -¿A quién adoras?
-¿Qué es más duro, la espada o el cuello? -Adoro al Cielo como mi padre; a la Tierra como mi madre, al Sol
-El cuello. como mi hermano mayor y a la Luna como mi hermana. El nombre del
Pasaron por debajo de una mesa baja gateando, pagaron el cielo es Sing; el de la tierra Wong, el sol es Sun y la luna se llama
dinero de la suerte en el mostrador de reclutamiento y recibieron Tang.
a cambio pebetes perfumados. -¿Donde están tus hermanos Hung?
-No veo ningún extraño. Que empiece la representación -Están más allá del horizonte1• están cerca ante mis ojos. Vagan por
-dijo el Hermano Mayor. todo el mundo. Por eso vengo solo.
Al oír esta señal los oficiales se pusieron las cintas en la cabeza A continuación Abanico de Papel Blanco preguntó a Van-
y las sandalias, enrollándose la pernera izquierda del pantalón guardia sobre su conocimiento de la Ciudad de los Sauces, su
debajo de las túnicas de monje. ciruelo con 72 frutos, su melocotonero con 36 frutos, sus tien-
Abanico de Papel Blanco entró disfrazado del vendedor de das, sus mercados, sus pagodas, sus templos, sus pozos, sus

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animales, sus estanques, sus muertos, sus puentes, sus jardines,
sus lagos y sus calles. Las respuestas del oficial mayor eran claras cuenco de vino, El gallo fue rápida y limpiamente decapitado por
y seguras,
un guardia, Vanguardia dijo:
Luego Abanico de Papel Blanco preguntó: -El número 7 muere. Que todos los traidores compartan la suerte de
esta ave traidora.
-¿Qué se considera lo más importante en la ciudad?
-Las armas. La sangre del cuello cercenado del ave manó lentamente
-¿Con qué se deciden los casos? sobre el cuenco de vino; no se derramó ni una gota. Entonces los
-Con la Estaca Roja, reclutas, uno por uno, se pincharon un dedo con el Príncipe de
-Puesto que aji·rmas ser la Vanguardia Hung, ¿qué clásicos estu- Cabeza de Hierro y añadieron su sangre a la mezcla. Vanguardia
dias? añadió azúcar y tinta bermellón. Todos bebieron por turno, brin-
dando:
-En los asuntos civiles sigo a Confucio. En los militares a Yeng.
-¿Dónde estudiaste? -Bebemos, Para nosotros está dulce.
-En el Pabellón de la Flor Roja con el maestro Hung Vanguardia lanzó el cuenco al aire y lo hizo pedazos con el
puño de una espada,
Abanico de Papel Blanco hizo una nueva pausa,
-¿Cuál es tu conocimiento de las dieciocho artes marciales? Había llegado el momento de que los reclutas fuesen conduci-
Por un momento Abanico de Papel Blanco pensó que tenía dos al Pabellón de la Flor Roja para lavarse la cara, ponerse las
que apuntarle la respuesta al anciano. Pero al fin Vanguardia con- túnicas nuevas y las sandalias de hierba y recibir las tres monedas
testó: Hung, Antes de que Abanico de Papel Blanco les entregase los
-Soy experto en el uso de la espada y la cadena, Manejo la lanza libros del código, los certificados y los diplomas, cada uno de
tan bien como Tse Lung. Mi vara es como la de Hui-ying. Mi porra los nuevos 49 pasaron reptando por debajo de las fuertes y
única es mejor que el par de Wei chi kung. arqueadas piernas de Hermano Mayor. A partir de ese instante
habían renacido verdaderamente.
Abanico de Papel Blanco concluyó:
-Te he examinado en todo y no hay duda de que eres el que dices
ser. Levántate y póstrate tres veces delante de nuestro verdadero señor.
Tengo una valiosa espada y una orden que darte. La fiesta, como estaba prescrito, tuvo lugar tres días después,
Condujo al oficial mayor y a los reclutas hacia el Foso Fla- pero no como la culminación de un ritual continuado durante
meante, Vanguardia estaba confuso respecto al propósito del giro este período. La celebración se hizo en un restaurante del norte
dado al final de las respuestas con la recitación del verso que de Londres, fuera de las habituales redes de recaudación de
pertenecía a la mitad del catecismo. Hermano Nocturno. Estaca Roja alabó su previsión y se la men-
Pero ahora una mujer joven que había estado sosteniendo las cionó a Abanico de Papel Blanco, el cual estaba bastante malhu-
cintas del Puente de las Dos Tablas se adelantó con una jaula en morado desde la iniciación. La recordaba con desagrado. Como
la que había un gallo blanco, La cinta que rodeaba su cabeza purista que era, la consideraba un fárrago de préstamos, improvi-
indicaba un grado 432, saciones y pura invención. Como un shanghainés Chiu Chow a
un swatownés, le dijo al oficial 426:
Vanguardia cogió una hoja de papel amarillo perfumado del
Altar y con voz lenta y solemne leyó los 36 juramentos Hung a los -Típico de la escuela Kwangchou, Una raza de monos,
Estaca Roja sonrió.
reclutas que estaban arrodillados con velas de madera seca en la
mano, flanqueados por los oficiales de la sociedad. -Debemos honrar el cargo, aunque no al hombre,
Vanguardia prendió fuego al papel y echó las cemzas en un -Por supuesto -se apresuró a decir Abanico de Papel Blan-
co-. Además, es necesario que el hombre vuelva contento si
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queremos conservar nuestras buenas relaciones con Hong Kong.
CATORCE
La cuota de iniciación es en parte para agradecerles que nos
utilizaran a nosotros en lugar de a los de Amsterdam para el
envío de la heroína Número Cuatro.
-La Hermana Menor le está ofreciendo su hospitalidad en
este momento, como corresponde, ya que ella es nuestro oficial
de enlace.
-¿Qué clase de hospitalidad? -preguntó Abanico de Papel
Blanco sarcásticamente.
Estaca Roja sonrió mostrando el puente de acero de su
boca.
-Es demasiado viejo para eso. Aunque conozco a unos cuan-
tos viejos rijosos.
Al principio tuvieron suerte. Para empezar, se encontraron
. -Debería darle un poco del Vino de Serpiente y Hueso de
Tigre -comentó Abanico de Papel Blanco con atípica crudeza-. con que el garaje era una fuente de clientela ya hecha. Lo que a
Eso levantaría a un gusano muerto. Pero, en serio, propongo que Lily le había parecido un símbolo de desastre resultó ser origen
hagamos otra fiesta para él además del banquete de iniciación. de una modesta prosperidad. Había temido que sus ahorros se
Sólo con los oficiales de grado 432 para arriba. Podríamos conce- agotaran antes de gue se extendiera Ja noticia de que se había
derle ;:l prefijo de la Flor Doble. Que vuelva a casa contento. abierto una tienda nueva, y su marido se había negado a anun-
-El ya es un oficial 438. ciarla en el periódico local, como Mui había sugerido. Y a había
-No importa. El grado de la Flor Doble es puramente honorí- sido bastante difícil convencerle de que pusieran el letrero debajo
fic~.No podría influir en nuestra política pero tendríamos un de la ventana de su dormitorio. Pero incluso antes de que
amigo en Hong Kong. tuvieran la cocina convenientemente organizada había gente que
quería comprar comida. Estos clientes eran los empleados del
-De acuerdo. Le necesitamos. Preveo que pronto tendremos
problemas. garaje, así como los automovilistas que se detenían a cargar
gasolina. El boca a boca hizo el resto, especialmente entre los
conductores de vehículos de mercancías pesadas que iban camino
de los puertos del canal de la lviancha, los «uveemepes», como las
chicas aprendieron a llamarlos.
Un día, al volver de la compra, Lily se encontró seis mons-
truos a cada lado de la calle: un camión cisterna y un camión
frigorífico entre ellos. Maniobraban atrás y adelante con un
silbido de frenos neumáticos. Pasaron cinco minutos antes de que
la calle quedara despejada. El dueño del garaje fue a quejarse.
Lily vio entrar por la puerta a un hombre grande y medio
calvo, vestido con un mono limpio, y con los brazos extremada-
mente velludos. Le sonrió.
-No, no me sonría, querida, porque no estoy de humor.
Chen, que estaba lijando uno de sus bancos no fuera a ser que
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una astílla se clavara en un trasero inglés, levantó la vista. frfui
apilaba contenedores de aluminio sobre el mostrador. tes a su garaje. Tarnbién Chen (teóricamente) quería más cliente-
-¿Es usted el dueño? -preguntó el hombre. la, ¿Por qué no establecer un acuerdo para que sus negocios se
-El dueño, sí. apoyaran mutuamente? El señor Constantinides podía poner en
-Y0 soy Constantinides, el propietario del garaje. un lugar destacado de su garaje la carta de platos y los clientes
Chen le tendió su mano de un modo calculado por experien- recibirían sus pedidos en el patio delantero. Una comisión del
cia para acallar la bulla faan gwai. cinco pbr ciento sería apropiada. Aun sin pensar apenas en la
-Chen. oferta 1 Chen se dio cue.nta de que este plan favorecía fundamen-
El señor Constantinides se secó la manaza limpia y velluda talmente al señor Constantinides. No obstante, por un deseo de
antes de estrechar la mano de Chen. no enemistarse con los nativos, Chen aceptó la propuesta. El
-No puedo consentir que vuelvan a bloquear mi patio delan- señor Constantinides se marchó de buen humor. Siempre había
tero señor Chen. Tiene usted que entender mi posición, puesto sabido que los chinos eran gente sensata, y no como esos antilla-
que 'también es un hombre de negocios, No hay n_ada personal, nos; su cara se oscureció con un aflujo de sangre sólo de pensar en
¿comprendido? Y o no tengo nada contra nadie. los jóvenes que aceleraban ruidosamente sus coches en su patio
Sin darse cuenta, el señor Constantinides había halagado a delantero repantigados en los asientos de piel de leopardo con las
Chen al llamarle hombre de negocios, le había dado prestigio. radios a todo volumen.
-No ha sido culpa nuestra, señor Cons ... , señor .. º El conduc- Así que a partir de ese momento, a cualquier hora del día o de
tor va y aparca su camión y entra. Nosotros no querernos que la noche, sonaba el teléfono que el señor Constantinides les había
bloquee su entrada. hecho instalar en el acto, Lily cogía el auricular y, por costumbre,
Mui se había quedado sin contenedores que le ocuparan las preguntaba «¿Wai?» o Mui entonaba pedantemente «Restauran-
manos. Se rió entre dientes debido al nerviosismo, azoramiento y te Dah Ling», seguido de su número, igual que la telefonista
emoción de ver por primera vez en su casa a un inglés de carne de «Cruce de carreteras». Ambas respuestas irritaban por igual al
y hueso en lugar de una imagen unidimensional y parpadeante señor Constantinides, que decía: «Dos de cerdo agridulce» o «Una
en la pantalla. No sería fácil encontrar un ejemplar más de carne de pollo con brotes de soja, una de gambas y arroz frito con
huevo».
y hueso, más colorado y peludo, que aquella muestra de inglés.
El señor Constantinides se puso aún más rojo por la rabia. A continuación Mui subía los escalones desde el jardín, soste-
Chen se dio cuenta y se apresuró a decir: niendo en equilibrio sobre su pecho los envases de aluminio.
-No haga caso, por favor, es sólo una chica estúpida riéndose. Calzada con sus delgadas zapatillas, arrastraba peligrosamente los
No lo hace con mala intención. pies al caminar. Nunca llevaba nada más sólido en los pies y
El señor Constantinides entendió. Él y Chen se sentaron en siempre iba vestida con un pantalón y una túnica de tela fina y
un banco (cuidado, Señor Grande) y trataron de llegar a un una rebeca agujereada, incluso cuando había hielo y nieve derreti-
arreglo a la admirable manera china. Mui les sirvió té, sonriendo da en el suelo. Cerraba puntillosamente la puerta del jardín al
bobamente. Ella y Lily se llevaron a Man Kee al jardín mientras salir, avanzaba en zigzag por entre las latas, las mangueras y los
los hombres hablaban. iridiscentes charcos de aceite que salpicaban el resbaladizo patio
-Hay una forma de que los dos saquemos provecho de esto de cemento y, de puntillas, le alargaba las cajitas al conductor
-reconoció el señor Constantinides. encaramado en su cabina. Las propinas que recibía eran genero-
Llegó a lo que ya tenía en mente al entrar por la puerta. Chen sas, a veces de un tercio o incluso la mitad de la cuenta. «Está
se mostró receptivo. El señor Constantinides deseaba atraer clien- bien, guárdese el cambio», le decían los conductores por no
hacerla ir a la tienda y volver con aquella ropa tan poco apropia-
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da. (Muí no es tan estúpida rnmo parece, pensaba Lily.) Algunos
ellos, aunque tenía bastante éxito entre los clientes antillanos. Los
de los camioneros de larga d1stanc1a le daban pu:fíados de mone-
platos eran fáciles de cocinar, acordes con las aptitudes de Chen,
das extranjeras o un fajo de billetes grandes y de aspecto impo-
lo cual no era sorprendente puesto que habían sido inventados
nente, mucho más llamativos y menos valiosos que el feo dinero
por los marineros chinos que habían abandonado el barco o se
inglés, Una vez en casa J\fui añadía sus ganancias al tesoro, ahora
habían retirado al este de Londres hacía una generación.
tristemente disminuido, de la lata de té de Lily. Chen les había
Muí se volcó en este trabajo. Lily la ayudaba por las mañanas
dicho que podían guardarse las propinas. Esto era básicamente
cuando la tienda estaba cerrada. Cantaban 1 tan aproximadamente
una cuestión de principio, sin consecuencias prácticas, ya que las
como era posible en el caso de Lily, las canciones pop que
chicas no tenían nada en que gastar su dinero. Era el reflejo de un
sonaban en el transistor, mientras las confusas interferencias del
cambio de actitud en Chen: les estaba dando a sus mujeres la
categoría de colegas en el nuevo negocio. pequeño aparato se mezclaban con los fuertes chisporroteos de las
bolas de pasta· en su sartén de aceite hirviendo, Las chicas estaban
La comida que vendían, ciertamente saludable, nutritiva,
más contentas, tenían una finalidad más clara que en ningún otro
pintoresca y, a su manera, hasta sabrosa, era fruto de las investiga-
momento de sus vidas adultas, Como efecto de la responsabilidad
ciones de Chen. No tenía el menor parecido con la cocina china.
Servían platos estereotipados, semejantes a los de innumerables
y la alegría regresaron a sus primeros años y se volvieron, si no
infantiles, aniñadas.
establecimientos del Reino Unido. Por lo menos, el éxito de esta
Su ritmo de vida se estableció por sí solo. Se acostaban tarde y
comida estaba más que probado, pensaba Lily. Las papilas gustati-
vas de los ingleses debían hallarse tan degradadas como los se levantaban tarde. Los clientes entraban a ráfagas: entre las siete
y las nueve de la tarde y de once a una de la noche. De forma
cuidados que les brindaban a sus padres; podía 1 por supuesto,
completamente ilegal, permanecían abiertos hasta esa hora. Entre
formar parte de un plan de repercusiones cósmicas. El «cerdo
agridulce)) era, naturalmente, el elemento principal de su negocio: las once y las doce de la noche, cuando cerraban los bares, el
ambiente se volvía bastante camorrero. Desde las doce hasta la
bolas de masa de rebozar rellenas de diminutos pedazos de carne
y aderezadas con una salsa escarlata que tenía un interesante una el teléfono no paraba de sonar con los pedidos de los camio-
neros.
efecto en la orina del consumidor al cabo de unas horas. Chen lo
Almorzaban todos juntos a mediodía y cenaban a las nueve,
sabía porque la había probado una vez y casi se desmaya del susto
a la mafiana siguiente, temiendo alguna terrible hemorragia inter- cuando la actividad disminuía, quedándose Lily sentada detrás
na (¿le había obligado Lily a excederse últimamente?) y movién- del mostrador y conversando a través del ventanuco mientras los
dose de un lado a otro con una leve cojera hasta que a media otros comían en la cocina. Nunca habían estado juntos tanto
tarde el chorro de orina salió tan claro como siempre. Las tiempo seguido: las veinticuatro horas del día en lugar de las diez
«costillas descarnadas)) (a saber qué era eso) también gozaban, por de antes, ocho de las cuales Chen las pasaba inconsciente, aunque
Lily podía adivinar una sorprendente cantidad de cosas en las
lo visto, de gran aceptación. Lo mismo que los rollitos de prima-
relajadas facciones de su marido, que se volvían más nítidas
vera, básicamente un tentempié de las regiones del norte, que
mientras soñaba y se revolvía. Ahora, casi cinco años después de
Lily rellenaba parsimoniosamente sobre todo de brotes de soja.
casarse, al no haber entablado nunca profundas amistades exter-
Todo para ser empaquetado en las cajas rectangulares de alumi-
nas que hubiesen podido actuar como una distracción, Chen y
nio , ataúdes de comida, y ser consumido estatutariamente fuera
Lily eran aún capaces de hacer fascinantes y a veces estremecedo-
del local. El único plato auténtico que servían era el arroz
res descubrimientos sobre el otro. Por ejemplo, Lily averiguó que
hervido; el arroz frito que vendían con guisantes y jamón no
a su marido le gustaba sonarse la nariz con los dedos mientras se
guardaba ningún parecido con el chow faan que Lily cocinaba para
lavaba la cara. Después de soltar un explosivo resoplido con los
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ojos cerrados para que no le entrara la espuma, continuaba creado. En última instancia todas las obligaciones eran recipro-
frotándose el jabón y los mocos en las facciones borrosas: mejillas, cas. Pero su marido se mostró completamente ciego a todo
nariz, frente, ojos, Por supuesto, se aclaraba concienzudamente esto.
con el agua corriente, y este reflejo era quizá un .hábito adquirido -Todavía no, Lily, Todavía no. Podemos compensarlo con
legítimamente bajo, digamos, el constante chorro de agua de la una suma mayor más adelante.
bomba de un pueblo manejada cooperativamente por un amigo -Ésa no es la cuestión, marido -dijo ella con severidad.
después de un duro día de trabajo en los campos y en un clima Entonces él reaccionó con verdadera cólera,
mucho más clemente, tanto en el tiempo como en la opinión, que -No, Se acabó, ¿Quién es el cabeza de familia? ¿Crees que la
el que prevalecía en el Reino U nido, donde, además, la descarga esposa puede decirle al marido lo que debe hacer?
de los efluvios de catarros y gripes era probablemente mucho Ella bajó los ojos, Pero había algo rígido y obstinado en aquel
mayor. No obstante, Lily no pudo evitar quedarse horrorizada. y esbelto cuello inclinado, Chen pensó: tiene intención de desobe-
eso había estado sucediendo durante cinco años mientras ella decerme y continuar mandando el dinero. Lily levantó la vista;
estaba en la cama, ¿Y por qué tenía que hacerlo en la pila de la sus ojos se encontraron con los de Chen y hubo compresión
cocina cuando había un lavabo estupendo en el cuarto de baño? mutua, Chen suspiró.
Quizá era un sustituto del afeitado. Por lo menos nunca escupía. -Haz una cosa por mi al menos, madre de Man I(ee.
Sin embargo, silbaba incansablemente cancioncillas sin melodía a -¿Si, marido?
través de los dientes apretados (un hábito inconsciente producido -Envíales dinero, pero qw:. sea en efectivo, no con giro
por el trabajo), También miraba compulsivamente por la ventana postaL
(¿era posible que realmente el negocio fuese tan malo?), de la cual -Pueden robarlo -afiadió-, pero así lo haré.
se retiraba rápidamente a la cocina cuando llegaba un cliente. Y -Bien. Una cosa más, Lily. No les des nuestra dirección.
aunque volcaba inesperadas atenciones en Man Kee, raras veces Ella se quedó desconcertada,
hablaba con lvfui. Por lo menos había reducido su incesante -¿Y cómo van a escribirnos? No entiendo.
consumo de cigarrillos al tolerable nivel de los años anteriores al Chen reflexionó, Luego dijo:
traslado, -Pueden escribirnos a un buzón,
Lily, inevitablemente, se sintió escandalizada cuando él le dijo Lily parecía aún más desconcertada.
que dejara de enviar los giros a sus padres. Eso era absolutamente -Creía que los buzones sólo servían para echar cartas.
extraordinario; atacaba los fundamentos de todo aquello en lo En contra de su voluntad Chen sonrió.
que ella creía, de todo aquello en lo que su marido debería creer -Esto es otra cosa. U na caja numerada en la oficina de co-
también. No se habían trasladado para incumplir sus obligacio- rreos, Tienes una llave y puedes recoger tus cartas cuando quieras.
nes. Aunque experimentaran penalidades los giros debían conti- -De acuerdo, marido, lo que tú quieras.
nuar llegando regularmente, Ella había supuesto que podrían Por supuesto, no tenía la menor intención de obedecerle en
pasarse sin una comida o dos en caso necesario (por lo menos los esto. Él nunca se enteraría; sólo escribían una vez al año, como
adultos). Tanto más importante, pues, enviar el dinero puesto que mucho. Se fue a apilar envases de aluminio. Un poco más tarde
las cosas les iban bien dentro de su modestia. pensó que ya lo había entendido,
Lily no tenía que esforzarse mucho para imaginar las penali- -Quieres esperar hasta que el negocio sea grande y entonces
dades que sufrirían el señor y la señora Chen; le resultaba muy sorprender a tus padres, ¿no? Es eso, ¿verdad?
fácil pensar que podía sucederle a ella misma, Algún día también Chen no respondió, pero ella ya se había aferrado a esa expli-
ella podía depender de un giro enviado por la familia que había cación.

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Fueran cuales fuesen sus bien reprimidos recelos, Lily se
.rviui con cierto enojo. Ella Je devolvió la mirada humilde pero fir-
proponía ser una buena esposa para él. Todas estas nuevas carac-
memente.
terísticas las incorporó a una valoración revisada de su marido,
-Podríamos comprar tres o cuatro bombonas) marido.
valoración que continuaba siendo lealmente alta.
Él volvió la cabeza,
Por su parte, Chen también había hecho algunos descubri-
-Cuñado, pronto las amortizaríamos,
mientos. En su arrogancia, siempre había supuesto que las chicas
Otro giro de cabeza.
pasaban el día en una especie de animación suspendida y sólo
-Nos quedaremos levantadas hasta tarde para preparar la
volvían a la vida cuando su Ilave giraba en la cerradura por la
comida, marido. 'Tú puedes dormir, A nosotras no nos importa,
noche. Pero no era así. No, las dos hermanas evidentemente eran
¿verdad Mui?
1
muy buenas amigas. La vida había continuado a sus espaldas; vida
-Por supuesto que no, hermana menor,
de una clase alegre, irresponsable, femenina, Pequeñas bromas,
Ahora Chen estaba nervioso) irritado y también muy marea-
alusiones y comunicación silenciosa atestiguaban una experiencia
do, Se impuso,
compartida. Chen se las imaginaba lanzándose mensajes telepáti-
-No, nada de letrero. Debemos hacer las cosas poco a
cos por la casa. Sostener una conversación con ellas podía ser
poco,
irritante, sobre todo si se trataba de una discusión sobre planes
A continuación subió al piso de arriba para sacar a J\ifan I<ee
para el negocio, Ellas siempre parecían ir dos pasos por delante
al jardín, dejando a Lily y a Muí mirando el espacio que él había
de él, expertas en anticiparse a cualquier sugerencia u objeción
ocupado. Ellas estaban cantando de nuevo al ritmo de aquella
que él pudiera hacer, porque sus ideas cada vez diferían más de
radio inÍernal cuando él salió por la puerta de Ja cocina llevando
las que tenían las chicas. El quería una vida modesta y discreta;
a Man Kee de la mano,
ellas querían salir adelante, expandirse, ganar todo el dinero
En general, la continua y estrecha proximidad de Chen con su
posible. Pero ¿hasta qué punto todo esto era cosa de Lily y hasta
familia tuvo el efecto de acelerar tendencias que ya estaban
qué punto J\!Iui era únicamente su lugarteniente? Chen se queda-
actuando, aunque más lentamente. .EJ traslado no alteró sus
ba entre las dos como el pobre cerdito deJ medio, atormentado
sentimientos hacia ellos. Era simplemente que había más opor-
por Jas colegialas mayores mientras éstas se arrojaban ideas la una
tunidades de que ocurrieran incidentes que modificaban la vi-
a Ja otra, tratando desesperadamente de interceptar su fardo -su
sión que cada uno tenía de los otros. Esta aceleración del ritmo
negocio, después de todo- que volaba de un lado a otro por
encima de su cabeza, justo fuera de su alcance. de evolución tenía un aspecto físico además de un aspecto emo-
cional.
-Pondremos un gran letrero al final de la calle para decirle a
Desde que vivía en Inglaterra Chen había engordado dos kilos
Ja gente que venga a comprar nuestra comida -anunció Lily ani-
madamente, cada año. Pero ahora, privado del constante ejercicio del restau-
rante, por no hablar del gasto calorífico de los viajes, estaba
-No, no, LiJy. Ésa es una mala idea. De veras. No podemos
engordando a una velocidad alarmante. Sus rasgos ya no eran
hacer suficiente comida para todo el mundo que venga y entonces
se enfadarán con nosotros. ocasionalmente borrosos; se le estaba poniendo cara de luna
llena, Y eso sin comer más. De hecho le pidió a Lily que no le
-Oh, no, cuñado, no te preocupes. Podemos hacerlo fácilmen-
pusiera tanta comida, Se había quedado asombrado al descubrir lo
te. Cocinamos la noche anterior y luego calentamos la comida
poco que comían las chicas en realidad; siempre había supuesto
rápidamente cuando se necesita. Podemos comprar otro hornillo
de gas y una bombona si lo necesitamos. que tomaban la comida fuerte durante e] día. J\un así, las chicas
habían doblado su ingestión de alimentos desde que dejaron el
Chen había estado mirando a Lily, De pronto se volvió hacia
piso. Chen se preguntaba cómo era posible que Mui se mantuvie~
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lll!l'"F"-~~~-------------

r~ tan rolliza con unas raciones prácticamente de hambre, Ella y enfrentarse con la verdad) ciertamente parecían más felices reali-
Lily comí~n exactamente las mismas cantidades, pero su aspecto zando el trabajo a su manera. El turno de Chen en la cocina venía
era muy diferente. ¿Cómo distribuían sus reservas de grasa de u más avanzado el día.
modo tan idiosincrásico? No había un gramo de ·más en el cuerpn Lily estaba a la vez complacida y conmovida por el nuevo
de L.ily, de huesos deEcados pero fuertes, mientras que Mu~ interés que su marido mostraba por su hijo.
estaba maciza .. ¿Era posible que algunas personas quemaran sus -Eres un buen padre -le dijo, pellizcándole juguetonamente
reservas de alimentos más deprisa que otras? Sin duda, Lil el rollo de grasa sobrante de la cintura.
d , . l y EstimuladoJ Chen llevó a J\!fan Kee más lejos. Descubrieron
po .r1a citar a guna de las disparatadas teorías de su padre sobre el
~ema. Sin embargo, Chen, reacio a la idea de acabar como un cerca de allí un pequeño parque con columpios, dos toboganes y
1nglés, había resuelto hacer más ejercicio, y la forma más conve- un tiovivo. I\/Ian I<ee se aburrió rápidamente del columpio, mos-
niente h~~ía sido hacerse cargo de Man I<ee. Además, no quería trando preferencia porque le pusieran en el asiento y le dieran
que su h1¡0 estuviera sometido a tanta influencia femenina. No vueltas y más vueltas hasta que las cadenas estaban entrelazadas
podía ser bueno para el niño. El yang debía equilibrar al yin, en un apretado nudo negro, para luego soltarlo con un fuerte
Juntos exploraron el jardín trasero 1 que unos obreros contrata- impulso, Al principio a Chen le preocupó que Man Kee se
dos por el agente inmobiliario habían arreglado un pocoº Los mareara, que vomitara el delicioso y nutritivo hígado y pescado
parterres de flores y verduras seguían ahogados por los hierbajos con que las chicas le cebaban, pero en realldad parecía disfrutar
pero la hierba ondulante de dos metros de alto había desapareci'. sintiéndose mareado y desorientado, tambaleándose y cayéndose
do; Ah~ra se veían claramente las parcelas al final de su valla y en el césped repetidas veces, riéndose todo el tiempo mientras su
mas alla la alambrada que impedía el acceso a las vías del ferro- gran cara redonda se ponía cada vez más colorada,
carril. Quizá a Lily le habría hecho menos gracia este juego que al
. Man Kee hurgaba en la tierra, arrancaba puñados de malas padre o al hijo; aunque la diferencia entre lo que Man Kee hacía
hierbas y las amontonaba a los pies de su padre. Pronto habían voluntariamente en el parque y las complicadas disciplinas a las
removido casi toda la tierra de los parterres; también habían que su madre había sido sometida de riiña podría calificarse de
descubierto una multitud de gusanos que se retorcían aquí y allí puramente académica, la falta de un propósito definido detrás
entre los terrones y que Man Kee parecía confundir con tallarines de la actividad. Y, por supuesto, Chen no tenía conocimientos
chow mien. Chen interceptó la sucia mano que su hijo se llevaba a especializados ni un sentido de su propio fracaso que transmitir a
la bocaº su hijo a una edad precoz. Man Kee, niño feliz, disfrutaba de un
-No, no, no se come. Es malo. comienzo limpio. No tenía historia, ni herencia que mantener, ni
Hizo un hoyo en la tierra con el dedo y dejó caer al gusano meta que alcanzar, ni antigua carga que llevar. Por lo menos,
por la cola (o la cabeza), Que el pobre bicho se escondiera en la ninguna que su padre le impusiera.
tierra Y escapara. Además, Chen sabía que eran buenos para el
suelo.
Chen recogió una brazada de malas hierbas y Man Kee siguió
el ejemplo de su padre, tambaleándose detrás de él para esparcir
su brazada sobre el montón de abonoº Al final de la semana no
quedaban malas hierbas y había un gran montón de hierba
arrancada al fondo del jardínº Chen sintió que el trabajo al aire
libre le había hecho bien, y las chicas (pensó que más le valía

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QUINCE -IVIarido, ¿estás despierto?
-Lo estoy ahora.
-Deberías hablar más con fvfui, marido,
-¿Qué tengo que decirle'
-Debes hablarle, marido, Piensa que nos estorba,
-¿Por qué iba a estorbarnos? Ya vivía con nosotros en el piso,
¿no?
-Entonces apenas la veías.
-Fue bien recibida en nuestra casa entonces y lo es ahora, No
es una invitada; es parte de nuestra familia. Trabaja más que yo.
-Habla con ella, marido.
-¿Y qué le digo? ¿Buenos días, señorita? ¿Ha comido ya su
-Iviarido, te he oído toser esta noche. arroz, señorita Tang?
-Es sólo que tengo la garganta seca, Lily. La casa está polvo- -Habla con ella, marido.
rienta. Lléname el vaso de té, hace frío esta mafiana.
-Pero Mui me ayudó ayer por la mañana a limpiar el piso de
arriba cuando tú te llevaste al hijo al parque. -¡Marido!
-Debió de quedar algo de polvo en el aire después de limpiar. -¿Qué quieres ahora, Lily? Estoy ocupado con estos nuevos
La casa es vieja. bancos.
-No, era una tos blanda, marido. -Una delicia. Cierra los ojos.
-Estoy bien, Lily. -¡Estofado de judías rojas dulce!
-Todo el mundo en tu pueblo padece de tuberculosis, por el -~fui, trae los mejores cuencos y cucharas, el más bonito para
aire húmedo. el marido.
-Pero vivimos en Inglaterra. -Chicas, vosotras también debéis comer.
-No importa. La traes contigo. Mi padre siempre decía ... -Nosotras ya hemos comido, cuñado.
-Si la tengo, ya no hay remedio. -Tráete un cuenco, :LVfui. No empezaré hasta que te vea comer
-Si, marido. Mañana te haré más medicina. a ti.
-No es necesario, Lily. No es necesario. Ya no trabajo tantas -¡Cuñado, cuántas cosas me das!
horas fuera de casa. -Ni una palabra más, Mui. Y tú, Lily, dame tu cuenco. Así
-No es ninguna molestia, marido. está bien. Ahora todos juntos. ¡Maravilloso! ¡Rico y espeso! ¿De
-Ni hablar, Lily. Bajo ningún concepto. qué te ríes, Mui?
-De nada, cuñado.
-Venga, dímelo.
-¿Cuñado? -Espero que. no te ofendas, cuñado, pero haces tanto ruido
, M u1..,
-¿ Que, que pareces un dragón apagando su fuego en un gran lago.
-No es importante, cuñado. -Eso debe de indicar que me gusta. El caldo rojo demuestra
que es bueno para la sangre. Debería tomar esto para mis catarros
en lugar de esa medicina tan amarga, Lily.

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i ¡
1 i
-No es mala idea, marjdo. Las judías son fáciles de conseguir
aquí. Vienen de Japón. -Ah .. ., no importa, Lily. De todas formas no lo hago.
-¡De Japón! Pero ¡saben exactamente igual que las chinas! -Podéis divertiros como queráis. Sólo me preocupaba que
-Por supuesto, marido. Las judías son judia,s. ¡Qué eructo tan pudierais ir al solar donde estaba la hoguera. Podríais cortaros
fuerte, marido! con los cristales.
-No tienes de qué preocuparte, Lily.

-Her.mana menor, ¿dónde crees que van el cuñado y .fv.Can


Kee? -Van a un parque donde hay columpios y toboganes y un
«volteador~>, que no sé lo que es 1 y el marido «voltea» a Man
-No lo sé, Mui. Es su secretillo. Sé que lo pasan muy bien.
Kee.
-No hay duda. Es bueno para el sobrino tener la compañia de
-¡Qué estupendo!
un hombre, especialmente a la edad que tiene ahora. Mira lo que
sucedió cuando nuestro padre te tuvo toda para éL -Si. lvie gusta que estén juntos. Demasiado trato con personas
-¿Qué me sucedió, hermana mayor? ¿De qué estás hablando? del sexo opuesto es malo para los niños. Padre pasó demasiado
tiempo enseñándome siu lum.
-Da igual, hermana menor, No es importante. Por favor, no
te ofendas. Ah, creo que el cerdo agridulce ya está listo. -Yo no diría eso, Lily. Eres injusta contigo.
-Dale otros cinco minutos, cuanto más dura está Ja pasta más
les gusta.
-¡Lily, el suelo se ha vuelto completamente blanco! ¡Mira por
la ventana!
-El hijo me ha hablado esta mañana, Mui. -Claro, hermana, ésta debe de ser la primera vez que ves la
nieve. Aparte de verla en la televisión.
-Sí, se está volviendo muy parlanchín. Me tenía un poco
-¡Qué bonita es!
preocupada; era un niño tan callado,,.
-Sí, Mui, ¡pero me ba hablado en inglés! -Pero luego se ensucia y se derrite y se te mete en los zapatos.
Si, ahora está muy bonita.
-¡Eiyah! ¡En inglés! Pero ¿dónde lo habrá aprendido?
-Eso es tan misterioso para mí como para ti. -Ah, pero así parece preciosa. Y cuando pasan los trenes el
-¿Qué te ha dicho, Lily? relámpago azul ilumina todo el horizonte.
-Deberías escribir poesía, Mui.
-Ha dicho: «Hola, Dah Ling.» Pero eso es una tontería; es
sólo el nombre de nuestro pueblo. Mui, ¿de qué te ríes?
-No me río, no me río.
-¡ Eiyah! ¿Qué ha sido eso?
-Quédate donde estás, Mui.
-Marido, ¿adónde vais a jugar el hijo y tú? -Deben de ser gamberros. ¿Han roto la ventana? Por favor,
deja esa cuchilla de carnicero, Lily.
-A un parque que está cerca de la estación. Hay columpios y
toboganes. Pero, por supuesto, no le doy vueltas en el columpio. -¡Ah! Es sólo que el marido ha tirado una bola de nieve. V en
Eso podría hacerle vomitar. a la ventana, han hecho un muñeco de nieve.
-¡Qué habilidosos!
-¿Qué quieres decir? ¿Cómo puedes darle vueltas a alguien en
un columpio?

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-¡Suena el teléfono! ¡Tengo las 1nanos ocupadas] -Sí, estoy contenta, La casa tiene buen aspecto. Fung shui
-De acuerdo, l'vfui, lo cogeré yo. Tú lleva ias cajas de a1utninío debe ser bueno. Quizá deberíamos tener invitados nosotros tam-
fuera, bién en Año Nuevo, el mes que viene. Será ...
-¿Qué pasa, Lily? -El Año del Gallo, pero quizá me equivoco. ¿Crees que
-Es muy ram Estoy segura de que había alguien al otro lado. realmente podrás persuadir al cuñado?
Lo he notado. -Haré todo lo que pueda.
-¿No han dicho nada? -¡Pobre hombre!
-Nada. Sólo han colgado. ¡Qué extraño!
-El otro día me sucedió a mí también. Lo cogí y contesté,
Luego un clic y un zumbido.
-Puede que al señor Constantinides se le olvidara el pedido y
no quisiera pasar por tonto. Hacen cosas muy raras.
-Puede. ¿Se lo decimos al cuñado?
-No, no. Claro que no. ¿Para qué? No conviene preocuparle
por tonterías. Además, él no oye nada desde la cocina.
-Sí, tienes razón. ¿Lily?
-¿Sí?
-Somos afortunados, ¿verdad? De tener nuestro propio nego-
cio y poder aumentarlo, quiero decir. Es como una segunda
oportunidad en nuestras vidas.
-Sí que lo somos, Mui. Y yo especialmente por tenerte a ti y
al marido.
-Y al hijo, Lily.
-Y al hijo.

-El negocio ha bajado esta semana, Lily.


-Un poco. El marido dice que será sólo temporalmente;
luego crecerá más de lo acostumbrado durante unos días antes de
volver a la normalidad.
-Eso es cierto. Sus vacaciones sólo duran una semana. Pode-
mos descansar un poco, pero es una pena perder ventas cuando
nos iba tan bien.
-Hay que adaptarse a las circunstancias. De todas formas los
camioneros han sido generosos con las propinas desde que nevó,
quizá reciben una paga extraordinaria en esta época del año.
-Sí, ésa es la costumbre. Será agradable tener la casa para
nosotros, supongo.

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DIECISÉIS sutileza en su contexto. Él también sabía que el clásico método de
repetición ciega e instrucción estereotipada era ineficaz y exigía
mucho tiempo, Producía boxeadores débiles y previsibles, La
lucha no podía estar planeada, Los movimientos había que im-
provisarlos en el momento; era puro instinto traducido en 1novi-
miento.
-Nada de esa historia de los diez puñetazos y las diez patadas
aprendida de memoria -dijo-. Les enseñaremos únicamente a
ganar. Usted enseña choi !i jut, ¿no? Un buen estilo sui lum; como
el hung gar. De hecho, estamos tan próximos que casi puede
llamarse tío.
-Enseño Choi, pero, naturalmente, he estudiado otros: Wing
Los hombres estaban de pie en diez filas que ocupaban toda la Chun intensivamente, Mantis Meridional, y Grulla Blanca hasta
longitud de la sala, En cada fila había seis hombres, Un espacio que vi que era prácticamente inútiL
de dos n:etros s.eparaba a los hombres en las filas. Estaca Roja, sus -Completamente inútil -asintió Estaca P..._oja-, Entonces te-
a~dare~ Jactanciosos más acentuados que de costumbre, inspeccio- nemos una base común. No hay demasiadas diferencias funda-
no ,críticamente
, a sus sesenta luchadores, Un fornido instruct or mentales en la aplicación de Choi y Hung, Sólo que el aprendizaje
rec1en rec1utado al que le habían dado inmediatamente el grado de Hung es diferente. En este caso no importa. No tenemos
432, a pesar de que el reglamento de la sociedad estipulaba una tiempo para la Posición del Caballo de Dos Horas,
espera de por 1o menos diez meses, utilizaba la sala de la iglesia en -¡Sin duda!
New Cross como escuela de boxeo, Estaca Roja había entrenado -Hermano Menor, yo soy un luchador puro y simple, Usted
personalmente al primer hombre de cada fila; los diez constituían tiene experiencia en instruir. ¿Recomienda que enseñemos las
su guardia personal. Conocía sus habilidades. Tenía reservas armas primero y luego el puño y el pie? ¿O seguimos Ja tradición
ac~rca del pot_encial de los otros cincuenta seleccionados entre los y enseñamos primero con las manos vacías? Tenga en cuenta que
miembros rec1entes. Tendría que sacar el máximo partido posible aquí tenemos principalmente novatos y que a la hora de la verdad
de un materia] imperfecto, A su lado estaba el nuevo oficial 432 luchamos armados.
Plancha de Hierro. Era sus buenos veinte centímetros más alt~ -Bien dicho -convino Plancha de Hierro-, Sé que hay sifu
que Estaca Roja y unos quince kilos más pesado, con la muscula- modernos que enseñan primero la vara o la espada. Pero yo creo
tura larga y lisa que uno buscaba en un luchador, A pesar de las que deberíamos enseñarles inicialmente equilibrio y control de su
severas cr~ticas de Abanico de Papel Blanco, Estaca Roja sabía propio cuerpo. En cualquier caso, la práctica de dar puñetazos y
que necesitaba a este hombre y que se merecía su grado. patadas lleva a una mejor apreciación de la distancia. Darle a una
-Esto va a ser difícil -le dijo, extremidad un arma y una extensión para empezar destruye esta
-¿Cuánto tiempo tenemos? -preguntó el más joven. comprensión. lVIi experiencia me indica que induce a golpear sólo
-Dos meses como má~imo. Al final de esos dos meses quiero con el brazo y la pierna en lugar de con todo el cuerpo.
que sean luchadores calle¡eros eficaces y enfurecidos. -¡De acuerdo! ¡De acuerdo! -Estaca Roja estaba encantado-.
-Entonces no les enseñaremos boxeo chino. La comprensión de la distancia, el equilibrio y una implicación
Estaca Roja compartía la broma, Sabía que sólo un verdadero de todo el cuerpo; ése es el secreto de la verdadera lucha.
luchador podría haberla gastado. Era un comentario de cierta Partiremos de ahí.

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En un tono seco, completamente distinto de la fa_miliaridad rro-. Seis de los nuevos reclutas ya son buenos, otros catorce
que habría empleado con otro estudiante serio de las técnicas del pueden llegar a serlo con la práctica. El resto no aprenderá nunca.
puño, empezó a dar órdenes. A cada uno de los guardaespaldas se le -Por lo menos le tengo a usted, que vale por diez hombres
asignaron cinco hombres para que los instruyeran en los principios -dijo Estaca Roja.
cardinales. Estaca Roja y Plancha de I---Iierro recorrieron los grupos, Plancha de Hierro sonrió.
-Lo menos posible sobre posturas y bloqueos -recomendó -¿Con cuántos nos enfrentamos?
Plancha de Hierro-. Puede que traten de enseñarles demasiado. -Unos veinte hombres convenientemente entrenados. Puede
A un boxeador de sombra se le enseña. Un luchador nace. No que cincuenta tengan algunos conocimientos. Su entrenador es
deben confundir el instinto de un boxeador nato. No tienen que un experto en Ceja Blanca.
moldearle; tienen que ayudarle a encontrarse a sí mismo. -Jackie Fung'
-De acuerdo. - Estaca Roja le estaba cogiendo afecto a este -Exacto -dijo Estaca Roja sorprendido-. ¿Le conoce?
oficial 432-. El ataque es la mejor defensa en la calle. -Por su reputación. Es el único maestro de Ceja Blanca en
Plancha de Hierro le puso ambas manos en los hombros a un este país. Tiene una escuela en Glasgow. lVIuy fuerte. Sé que dejó
alumno.
lisiados a cuatro diablos occidentales él solo cuando se marcharon
-Más bajo.
del establecimiento de su tío sin pagar lo que debían.
-Ya lo ha oído -dijo Estaca Roja, y separó más los pies del -Ésa es una anécdota muy conocida, y además es verdad.
hombre de una patada.
-Pero no sabía que fuera 14-K ¿Cómo puede un partidario de
-Entrenen bajos -explicó Plancha de Hierro-. Luchen más Ceja Blanca ser de la familia Hung cuando el fundador del estilo
alto si se sienten cómodos así, pero practicar de esta manera les mató a uno de Jos patriarcas del siu lum? Creía que ese esti-
dará velocidad en el ataque. lo estaba prohibido entre nosotros.
-La posición Hung es particularmente adecuada para las ar- -Exacto de nuevo. Pero en la 14-K todo vale. Hung les es útil.
mas -explicó Estaca Roja al grupo-. Llevábamos un pequeño -Es verdaderamente rápido. Debo decírselo inmediatamente.
escudo en el brazo izquierdo y una espada corta en la mano Si es posible hay que cogerle solo, desarmado y desprevenido. Por
derecha. Nos acercamos bajos porque ésta es la mejor manera de cierto, ¿planea sorprenderlos en pequeños grupos donde tenga-
pasar por debajo de un arma larga y de acuchillar hacia arriba, mos superioridad numérica en ese momento?
Recuérdenlo y compréndanlo,
- Imposible, desgraciadamente. Estoy de acuerdo en que ésa
-Más desde la cadera -le exhortó Plancha de Hierro a un es la mejor manera de debilitar a un enemigo. Pero si atacamos
segundo grupo que estaba dando puñetazos en movimiento-. El así los alertaremos y seguirán teniendo suficiente fuerza para
buen boxeo sube desde los pies y las caderas y sólo entonces pasa derrotarnos. Tiene que ser un gran golpe, que destruya perma-
por el brazo y llega al puño, Dirijan con el puño izquierdo para nentemente su mando.
encontrar la distancia y sigan con el derecho. Practiquen también -En ese caso sugiero que nos preparemos teniendo en cuenta
con el pie derecho adelantado. Deben ser versátiles. sus debilidades. Ceja Blanca es un estilo excelente en la distancia
Estaca Roja había terminado su recorrido de inspección de los corta, no tan eficaz como el wing chun, pero bueno. Debo añadir
diez grupos. Estaba ·exasperado por los movimientos ineptos y que su habilidad con las armas es estrictamente limitada. Pero
torpes que se ejecutaban a su alrededor. Su cara permanecía Fung es un buen pateador 1 aficionado también a los barridos.
inexpresiva, pero sus ojos eran pequeños y duros y un músculo -Bien dicho. Nos prepararemos teniendo todo eso en cuenta.
temblaba en su mejilla devastada, -Estaca Roja batió palmas y dijo-: Basta. Me desesperan, Ahora
-Sus diez luchadores le honran -informó Plancha de Hie- observen y traten de aprender, si es que pueden.

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Los hombres formaron un gran círculo. Le hizo una seña a un pierna. Para fines prácticos, sólo dos, ya que su brazo y su codo
robusto 49 que había estado dirigiendo uno de los grupos. El protegen el flanco. Un buen luchador mantiene siempre eJ codo
hombre se detuvo a poca distancia delante del rechoncho swa- bajo, incluso cuando está herido o golpeando, Ahora bien, la
townés. velocidad no es mi fuerte. Él puede parar un ataque sencillo y di-
-Lo que aprenden en goong feo convencional no tiene nada recto.
que ver con la lucha callejera de verdad. Olviden todo lo que han Estaca Roja lanzó un izquierdazo corto y curvo a la barbilla
aprendido en el pasado. En combate, la voluntad y el coraje son del 49, el cual Jo paró con la palma derecha entrecerrada, produ-
más importantes que la técnica. La fuerza y la astucia prevalecen ciéndose un sonoro chasquido.
sobre el estilo. Sus movimientos deben ser sencillos y eficaces, -Observen, éste ha sido un golpe heterodoxo con Ja mano
basándose en lo que más les convenga, no en lo que les han dirigida a un punto normalmente inexpugnable. Es un golpe que
enseñado. Son ustedes quienes van a vivir o morir, no su profe- hizo famoso un boxeador de Kwangsl, el cual Jo utilizaba en Ja
sor, Cojan a su enemigo por sorpresa siempre que sea posible, por posición del pie derecho adelantado. La mayoría de los hombres
la espalda o en la oscuridad. Asegúrense de que les superan en darían un revés de derecha aJ lado de la cabeza. Mi contrincante
número, por lo menos dos contra uno, o preferiblemente tres. me ha bloqueado. Observen ahora.
Asegúrense de estar armados y de que él no lo esté, Un hombre El swatownés se inclinó hacia adelante, luego echó eJ cuerpo
sin entrenamiento con un arma afilada matará a un hombre hacia atrás mientras daba una potente patada a la rodilla del 49
entrenado. U na mujer entrenada no puede esperar vencer a un con la cara interna de su pie derecho; amagó un izquierdazo corto
hombre fuerte. Con un arma puede matarle. Sin embargo, ahora a la cabeza y Juego asestó un golpe en las costillas inferiores del
vamos a empezar por el combate sin armas, -Empujó al alumno lado izquierdo del 49 con la palma derecha abierta. El hombre
para que se apartara de él-. El cuerpo está dividido en cuatro boqueó pero permaneció de pie.
áreas de blanco principales. - La voz de Estaca Roja era clara y -Amaguen un ataque -aconsejó Estaca Roja-. Como alterna-
segura; incluso su habitual ronquera parecía haberse suavizado-. tiva, agarren su mano izquierda, tiren de ella para que el brazo
Cabeza, tronco, entrepierna y piernas. Imaginen una línea dibuja- cruce su cuerpo y golpéenle con la derecha, Esta clase de ataque
da verticalmente a Jo largo del centro deJ cuerpo, pasa entre los compuesto es muy adecuado para hombres no entrenados o
ojos y une el puente de la nariz, el ombligo y el sexo. Luego semientrenados como ustedes. El tirón de mano y la patada en la
tracen una línea horizontal a la altura de las caderas para dividir pierna les permite atravesar la distancia además de distraer a su
el cuerpo en cuatro partes. Estas secciones son las cuatro puertas oponente. Los dos movimientos pueden combinarse. Un hombre
por las que deben lanzar su ataque. Generalmente, la mano joven y entrenado -señaló a Plancha de Hierro- puede vencer a
izquierda, aJ atacar, entra por Ja puerta superior derecha del base de pura velocidad utilizando un ataque simple. La simplici-
enemigo; la mano derecha por la izquierda. Hay algunas variacio- dad es la culminación de la técnica. -Le hizo un gesto de nuevo
nes posibles. El arte de la lucha consiste en lograr la distancia al 49-. Colóquese de frente. No tenga miedo. -Tocó la cadera del
óptima para asestar un golpe y también en maniobrar para que la hombre-. Desde aquí a la cabeza utilice solamente ataques ma-
puerta esté abierta cuando ustedes se encuentran en posición de nuales. Nunca dé una patada por encima de la cintura, eso le deja
asestarlo. Para tener el camino despejado pueden hacer fintas, vulnerable. Le recomiendo que nunca dé patadas por encima de
vencer por velocidad o derribar el obstáculo. Usted, en guardia. la rodilla. En las espinillas es lo mejor. El instinto de un hombre
El 49 adoptó la posición baja lateral característica del Hung gar. no entrenado es dar una patada aquí, el Blanco de Oro. -Señaló
-Observen, éste es un hombre entrenado. Sólo me deja tres la entrepierna del 49-. Es muy difícil conseguirlo. Al pelear uno
puertas abiertas: la superior izquierda, Ja sección media y la permanece siempre consciente de la necesidad de proteger ese

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punto. Es preferible atacar el sexo con la mano; sea con el puño bloquear, mantengan la mano delante de su cara. El ataque a los
del dragón -levantó las primeras falanges de su mano izquierda ojos es el zarpazo de un tigre, lateral y horizontal. De esa forma
dobladas por encima de los nudillos como dos cuernos y ejecutó no corren el riesgo de hacerse daño en los dedos.
un golpe corto que quedó a pocos centírnetros de los testículos -El ataque a los ojos es un ataqueJ1in -asintió Estaca Roja-.
del 49- o agarrándolos y tirando, Incapacita totalmente. Si tienen El Hung gar es un estilo yang, pero incluso un estilo duro debe
que dar una patada, ejecuten siempre una técnica preliminar para tener su aspecto blando, igual que un estilo blando tiene su
distraeL No utilicen nunca esta patada. -Levantó la rodilla hasta aspecto duro, el Ocho diagramas, el Sing Yee, ta1nbién tiene un
el pecho y lanzó la pierna hacia adelante, deteniendo la punta de aspecto yang.
su zapato nuevamente a unos centímetros del objetivo; en ningu- Plancha de Hierro sonrió ampliamente.
na de las dos ocasiones el alumno retrocedió-. Ésta es la patada -Yin es más cruel que yang, A mí me da mucho miedo el yin.
clásica, Popular entre los japoneses. Su única ventaja es su longi- Estaca Roja lanzó una breve risa.
tud. Muy peligrosa de ejecutar. Es fácil que les cojan el pie. -Ya han oído su sifu -dijo Plancha de Hierro-. Veamos si le
Tampoco es necesariamente decisiva, Observen, el pene de su han entendido. Por parejas 1 no de la misma estatura, alto con
oponente se encuentra delante de sus testículos y los protege. Su bajo. Nada de ataques a los ojos, pero no frenen sus golpes, Luego
)'ang puede salvarle. Den la patada con esto. -Se tocó el empeine pasaremos al ataque múltiple y a la defeEsa.
justo por encima de la hebilla del zapato de cocodrilo-. El Los observó críticamente, diciendo de vez en cuando:
impulso debe ser hacia arriba, no hacia adelante. Una patada a -Usted, demasiado peso en la pierna adelantada. Ya sabe lo
corta distancia. Aplasta los testículos contra el pubis. No hay que le pasará.
protección. Es aún mejor utilizar la rodilla en lugar del pie, Estaca Roja gritó airadamente cuando uno de sus propios
-Escuchen atentamente. Están oyendo los secretos de un guardaespaldas bajó las manos para parar una patada:
maestro -dijo Plancha de Hierro con admiración. --Imbécil, Debería saber que no se hace así. ¿Acaso no le he
- La mano abierta es lo mejor para hombres no entrenados dicho que la forma de parar una patada es dar otra patada? No
-continuó el swatownés. Levantó el puño izquierdo-. En una baje las manos. Elija el momento oportuno para devolver patadas:
pelea seria es muy fácil romperse la mano. No los nudillos, sino rómpale la pierna cuando la levante.
esta parte. -Se frotó el dorso de la mano regordeta-. Por aquí hay Profirió un juramento al ver que el hombre repetía su error.
huesos que pueden romperse como ramitas. Ni siquiera una larga El swatownés hervía de rabia. El hombre más joven sonrió ante
preparación de la mano la protege por completo. Pueden dar los esfuerzos del novato, pero había desprecio en sus ojos. Sabía
puñetazos al cuerpo de un hombre. Cuando ataquen su cabeza, que Estaca Rojaj más que irritado por la incompetencia que veía a
utilicen el codo o doblen los dedos y usen la palma. Éste es un su alrededor, estaba contagiado de la apremiante necesidad de
buen golpe: pueden reventarle los tímpanos o dislocarle la man- actuar con violencia. Él sentía lo mismo.
díbula sin riesgo para su mano. Si fallan, mantengan la palma Había una bolsa de lona del tamaño de una cabeza clavada en
sobre su cara, deslícenla hasta que encuentren el hueco del ojo y la pared, salpicada de manchas marrones. Plancha de Hierro la
entonces sáquenselo con el pulgar, pero no con otros dedos. Para acarició con los últimos tres nudillos de la mano derecha y luego
un combate serio: asestar patadas en las espinillas, arrancar los lanzó un golpe corto y ascendente de izquierda con el puño
ojos, atacar los testículos. «vertical», desde el centro del pecho, y el codo bajo. La bolsa
-Todo esto es correcto -dijo Plancha de I-Iierro-, pero añadi- reventó, derramando un chorro de diminutas judías rojas que
ré una cosa: cuando ataquen sus ojos no empujen hacia dentro rebotaron y resonaron sobre las tablas del suelo. Estaca Roja
con los dedos. Ése es el ataque de un hombre no entrenado. Para sonrió ante su exuberancia juvenil.

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-No está mal -dijo-. ¿Es usted zurdo? DIECISIETE
Plancha de Hierro negó con la cabeza.
-Simplemente he trabajado mucho la izquierda. También se
puede aprender del boxeo occidental. Y eso me recuerda que
Fung sí es zurdo.
-Bien, Un dato importante que tener en cuenta.
-¿Qué armas vamos a usar? -preguntó Plancha de Hierro.
-Depende de dónde las llevemos. En la calle, palos de tres
metros, espadas, algunas lanzas, barras de hierro, nunchakus. En
interiores cuchillas de carnicero, hachas, cuchillos largos, una
lanza para el guarda de la puerta. Y o pienso llevar mis armas
habituales: cuchilla de carnicero y nunchaku, largo y corto.
-Bien. Yo usaré mi par de cuchillos de mariposa -dijo Plan- Resplandeciendo furiosamente sobre su plataforma, el dios
cha de Hierro. presidía una escena festiva que le rendía plenos honores como
-¿Quiere decir las espadas cortas del Wing Chun? Incompara- deidad en el exilio. Lily había convertido el mostrador en un altar
bles. Unas armas magníficas. Ojalá mi cuchilla hubiese tenido una cubriéndolo con un mantel finamente bordado. El centro lo
guardia como los cuchillos de mariposa hace veinte años. ocupaba un pez dorado grande dentro de una pecera redonda,
Plancha de Hierro sonrió comprensivamente. flanqueada por los acostumbrados platitos con frutas y chucherías
-Nada de entrenamiento con armas para estos incompetentes saladas y dulces. Después de mucho empeño, ella y Muí le habían
todavía. Los incitaría a mantenerse alejados. -Batió palmas-. Veo comprado a un frutero cooperativo las festivas mandarinas uni~
a un montón de cobardes delante de mí. Poca implicación. No das, cosa muy importante, a sus tallos y hojas verdes. Les fue
han entendido: el ataque es su mejor defensa. Mantiene al enemi- imposible conseguir semillas de melón saladas, calabaza azucarada
go desconcertado, no le permite pensar ni desarrollar su propio y dátiles rojos; Chen les habían prohibido ir a la Calle China. Su
ritmo. No consientan que los obligue a retroceder juntando los frutero les había vendido cacahuetes para sustituir todo Jo ante-
pies. Así es como son más vulnerables. Permanezcan agachados, rior. Las chicas se habían tomado muchas molestias con sus
los pies muy separados. Cuando den puñetazos, háganlo en serie. preparativos; había sido un trabajo hecho con amor y orgullo. En
Por lo menos tres golpes, quizá cinco. Siempre un número impar, años anteriores Chen había llevado a Lily a ver las celebraciones
de esa forma estarán listos para empezar otra combinación con la públicas en el Soho, la danza del león y todo lo demás. U na vez
mano adelantada. Quiero ver más espíritu. Recuerden: cuando había habido una demostración de boxeo. Lily había sido muy
luchan pueden herirlos. Puede que sientan dolor o estén a punto crítica con las habilidades técnicas de los contrincantes: para
de desmayarse. Entonces tienen que continuar luchando o morir. equilibrarse apoyaban todo el peso en el pie adelantado, error
Empiecen de nuevo. garrafal que podía dar lugar a piernas rotas en el combate; a las
Los dos hombres observaron ahora con intensa concentra- series de boxeo con la propia sombra les faltaban movimientos,
ciórl. Cuando un hombre caía, gruñía o boqueaba, sonreían sinies- etcétera. A Chen le había irritado esta despreocupada suposición
tramente sin mirarse, conscientes ambos de una sardónica sensi- de superioridad; ella no era más que una mujer. La siguiente vez
bilidad en su compafiero que se correspondía con la suya propia. fue él solo. El último afio las chicas se habían quedado en el piso
Esta vez quedaron más satisfechos. sin hacer ninguna celebración especial, mientras Chen trabajaba
en el restaurante sin descanso.

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Pero este año era diferente, una ocasión propicia para celebrar
nuevo restaurante. Después de todo, tú eras su único y verdadero
la creación de su propio negocio. La festividad, después de todo,
amigo incluso antes.
estaba estrechamente relacionada con el dinero: la distribución de
Chen reflexionó, evaluando visiblemente una situación desco-
efectivo en los sobres rojos de la suerte, el simbólico pez dorado
nocida para Lily. El funcionamiento de la mente de su marido
y las lechugas que representaban los lingotes y los billetes de
podía resultar misterioso. U na movía palancas y ~onfiaba en dar
banco.
con la combinación adecuada en algún lugar allí dentro. Esta vez
-Es una suerte que no llevemos tiempo suficiente para haber
sacó el premio gordo, ya que finalmente Chen cedió.
contraído deudas, de lo contrario tendríamos que pagarlas en
-De acuerdo, pero sigo pensando que no es una buena idea.
Año Nuevo -bromeó Chen.
Cuando Lily le dio a lvfui Ja buena noticia, ésta batió palmas
-No te preocupes, marido, Mui y yo tenemos buenos ahorros
de alegría.
-replicó Lily,
La wok siseaba; las ollas bullían alegremente sobre los fogo-
nes, despidiendo aromas completamente nuevos en aquella cocina.
Lo y la señora Law, con Ah Jik como carabina, llegaron en el
-¿Qué pasaría si vendiéramos esto? -reflexionó Iv!ui, remo-
mismo radiotaxi poco después de mediodía, escandalizando lige-
viendo un plato campesino hecho con hígado, calamares secos,
cebollitas y jamón salado, ramente a Lily, ¿Acaso existía entre ambos una relación amorosa
sin que ella se hubiese dado cuenta? ¡Qué raro que apareciesen en
-Tendríamos que cerrar el negocio a la semana siguiente. Ésa
el mismo taxi! ¿Había ido Lo a casa de la señora Law? ¡Qué poco
es la respuesta, Mui -dijo Chen-, Aténte a lo que ya ha sido
convencional! Chen la sacó de su error, sin embargo. Sencilla-
probado y no adoptes cosas nuevas sólo porque sL
mente se habían ahorrado dinero. ¿Por qué coger dos coches? Por
-Sólo estaba pensando, cuñado,
supuesto, por supuesto; qué boba había sido, Lily pensó: Tengo
Después de una discusión, las chicas habían invitado a la
mucho que aprender como mujer de negocios,
señora Law y al señor Lo a celebrar la festividad con ellos, Chen
-¡Esto es encantador! -cumplimentó la sefiora Law no bien
se mostró encantado de que los visitara la señora Law pero puso
entró-, ¿De verdad llevan su negocio en esta encantadora habita-
objeciones a Lo, lo cual sorprendió a Lily, ya que había esperado
ción? No puedo creerlo.
lo contrario.
Las chicas estaban fuera de sí de alegría y entusiasmo.
-Pero fue tu compañero, marido.
-Ésta es nuestra caja registradora, señora Law, Suena un
Chen se quedó callado,
campanilleo cuando sacas la suma total y el cajón se abre solo, La
-¿Quieres invitar a Roman Fok?
compramos de segunda mano a los dueños de una confitería. Para
(Ella temía que sí quisiera,)
cerrar el cajón hay que empujarlo,
-No seas estúpida, Lily. Por supuesto que no -respondió
Chen colérico. Mui hizo una demostración, tecleando dos peniques y suman-
do meticulosamente esta cantidad al contenido de la caja,
Era el tono lo que resultaba nuevo e hiriente, no las palabras;
-¡Con qué seguridad maneja usted la máquina, señorita Tang!
esas mismas o similares habían transmitido sólo una ligera exas-
¡Tan joven y ya tiene usted una buena cabeza para los negocios!
peración en el pasado, Afortunadamente, Lily estaba demasiado
Les deseo una «travesía tranquila».
sobresaltada para sentirse seriamente dolida; también experimen-
taba alivio. Las chicas recordaron que los modales de la señora Law
pertenecían a la vieja escuela. No daba nada por sentado. No era
-Sería un gesto amable que invitases a tu compañero Lo,
tanto que las cortesías mismas fuesen excesivas (a pesar de que
marido -insistió (valientemente)-. Debe sentirse muy solo en su
resultaban empalagosas) como la distancia social que había que
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salvar nuevamente en cada encuentro, Era como si la señora Law -Sólo para estimular nuestro apetito antes de su deliciosa
se encontrase por primera vez con unas desconocidas en lugar de comida, señora Chen.
con personas a las que conocía desde hacía bastante tiempo. -¿De su tabla de cortar, señor Lo?
Naturalmente, la señora Law recorría la distancia rápidamente, -Sí, señora Chen.
pero había que observar los pasos básicos. Las chicas ya se habían Y el pato lacado, las tabletas de cochinillo glaseado, las
acostumbrado a esta pequeña peculiaridad y esperaron paciente- gruesas y blancas lonchas de pollo acomodadas en sus lechos de
mente a que ella les alcanzara en lo que se parecía mucho a una arroz glutinoso o de semillas amarillas, semillas que parecían
carrera de obstáculos. Pero Chen, cuya educación social había diminutos huevos de gallina, tenían un aire de estar perfectamen-
sido rudimentaria y que carecía del tacto y la sutileza instintivos te satisfechos con su suerte, habiendo contribuido como materias
que tenían las hermanas, estaba sumamente confuso. ¿Era ésta la primas a la creación de tales obras maestras culinarias.
amiga de mayor edad? No podía ser, ¿Se había vuelto a casar Lo? -¡Qué guapo se ha puesto el hijo! ¡Qué alto, qué grande!
Pero en tal caso las chicas no se habrían sorprendido de verle La señora Law estaba auténticamente complacida y sorpren-
compartir un taxi con ella, dida de la transformación de I'vfan Kee en seis meses,
-Señora Law, le presento a mi indigno esposo. -Sí, Cabeza Grande,
-¡Ah! Señora Law 1 por favor no se quede ahí de pie tan cere- Lily le echó una mirada furiosa a su marido, su traidor y
moniosamente. desdeñoso marido. Abrazó a Man Kee y le besó en lo alto de la
A Lily le sorprendió la sincera cordialidad del reconocimiento cabeza, que ya no estaba cubierta de pelusa sino de un abundante
en la voz de su marido. No debía confundirse al juzgarle en el pelo negro.
futuro. Chen hizo una inclinación de cabeza ante Lo. Los dos -Tiene una cabeza bonita. No hay nada de malo en sus pro-
hombres vacilaron, luego se estrecharon la mano. Lo tuvo que porciones.
pasarse una bolsa de papel a la otra mano. Preguntándose por qué Lily era siempre tan susceptible en lo
-Señora Chen, hemos traído unas cuantas chucherías que tal tocante a este tema de la cabeza de Man Kee (no había ninguna
vez les guste comer. duda; él era el padre de la criatura y el niño tenía la cabeza gran-
-Nos desconcierta, señor Lo. de), Chen fue a ayudar a Lo a abrir la botella de coñac. ¿Acaso
La bolsa de Lo y la que llevaba Ah Jik contenían una botella pensaba Lily que él le echaba la culpa por sacar mal las propor-
de coñac Remy Martin, dos bloques de pudin de Año Nuevo (uno ciones? Debía dejarle bien claro que no era así en absoluto.
color crema hecho con harina de arroz endulzada y mijo y -Remy Martin, ¿eh? Es un cofíac de primera clase, Ah Lo.
tachonado con esos inhallables dátiles rojos; el otro transparente, -Y que lo diga, compañero. ¿Dónde hay vasos? A ver, pues,
moldeado con una pasta de castañas), más fruta, caramelos de ¡Yum Sing!
coco y dulces de gelatina de naranja traídos de Hong Kong, -¡Yum Sing!
ciruelas agrias, cáscara de limón confitada, un tarro de porcelana Como era obligado, los dos hombres vaciaron los vasos de un
con raíz de jengibre en almíbar, galletas chinas duras y amargas y trago.
(regalo del tío Lo) pedazos de cerdo marinado, cochinillo asado, -¡Wah!
pato y pollo con brotes de soja. Éstos reposaban en las mismas -Es cofiac francés 1 ¿no, Ah Lo?
cajas de aluminio que los Chen les daban a sus clientes. Lily -Francés.
albergó incontrolables recelos acerca del contenido hasta que -Saben lo que hacen.
retiró las tapas de cartón y descubrió los maravillosos tesoros que -No cabe duda. Hay que bebérselo de golpe para hacerle
guardaban dentro. justicia. ¡ Yum Sing!

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-¡Yum Sing! ¡ente de escoltarla y mimarla. ¿Y qué había sido de su horquilla
Acostumbrado a brindar con aguardientes de arroz más fuer- del tigre? Era una pena, en cierto modo, que nunca se hubiera
tes y menos clementes (cuando lo hacía), Chen encontró que el tropezado con uno de esos animales leonados y sometido su
Remy Martin pasaba muy fácilmente, pero desde el fondo de su entrenamiento a la prueba definitiva, la de Ja práctica.
estómago en ayunas parecieron subir por su gaznate emanaciones -¿Están todos suficientemente calientes? -preguntó Mui-.
que se instalaban en su cerebro en una nube giratoria. Eso no Puedo encender la estufa.
debía de ser anatómicamente posible; Lily lo sabría. -l'vfuy calientes, señorita Tang.
La experta en cuestión ofrecía en esos instantes a sus invita- No obstante, Lily vio que la señora Lavv no se había quitado
dos una taza de té en el mostrador. Ella y Mui habían hecho litros el abrigo de pieL Giró el botón al máximo; quizá todos ellos se
por la mañana temprano y los habían puesto en tres grandes habían vuelto más resistentes de Jo que creían desde que dejaron
termos para no tener que estar entrando y saliendo de la cocina. ]as comodidades del piso,
Chen cruzó con paso firme al otro lado de la habitación, ¡Qué -Por favor, pruebe estas nueces, tío I . o, Freiré los pudines
paso tan firme el suyo! mientras tanto.
-¡Son tres peniques, por favor, señor! Y éstos resultaron ser deliciosos: las pequeñas rodajas rectan-
Chen sonrió con una sonrisa lenta y fija, Dejó su vaso sobre el gulares que Lily cortó de los bloques principales estaban crujien-
mostrador al lado de los humeantes vasos de té. tes por fuera, calientes y glutinosos por dentro, y complementa-
-¿Estás bien, marido? ban perfectamente el fragante té, que era un regalo personal de la
-Claro que sí. señora Law a ella. Había más. La señora Law quería darles a
Chen decidió echarse un poco de té caliente en el estómago todos lai see. Lo también.
para que sus vapores subieran por su gaznate y llegaran a su -Oh, no, no podemos aceptar -protestó Lily-. No es correcto
cabeza (a ser posible), Cogió otro vaso para Lo, que lo aceptemos. Sólo los matrimonios pueden dar dinero de la
Lily dejó a Man Kee sobre el mostrador. Él se aprovechó de suerte. ¿No es así, l'vlui?
su distracción para acercarse a gatas hasta unos centímetros de la Pero a Mui le había dado un ataque de tos y no podía
tentadora pila de relucientes manzanas rojas, Lily tiró de él por el respaldar a su hermana, aun suponiendo que hubiera deseado
fondillo de su mono mientras el chiquillo seguía alargando las rechazar un regalo en efectivo. Lily no estaba mostrándose excesi-
manos. vamente puntillosa (¿para qué estaban las costumbres sino para
-Hijo, eso no es para ti. romperlas en casos especiales, después de todo?). Habría acepta-
Le sostuvo con un brazo doblado mientras llenaba los vasos do si se tratara de cualquier otra persona, pero sospechaba
de té y luego le besó de nuevo en la coronilla. Todo aquel que los sobres de la señora Law contendrían grandes sumas de
trasiego de alcohol y la charla sobre cabezas le recordó, sin saber dinero, Lily habría aceptado con la conciencia tranquila los
por qué, a su padre, Ah, sí, a él le gustaba embestir los grandes sobres rojos que Lo tenía en la mano, pero debían ser ambos o
cántaros de vino en la plaza del pueblo, hacerlos añicos con su ninguno,
cabeza, después de lo cual los espectadores le invitaban a beberse -¿Por qué no fingimos que la señora Law y el tío Lo están
el contenido, brindando todos hasta bien entrada la noche, mien- casados sólo por hoy? -sugirió Mui con astucia-. De ese modo
tras ella y Mui volvían a casa. Era curioso que Lily tuviera que sería completamente correcto que nos dieran lai see.
actuar como guardaespaldas de Mui en la calle y, en cambio, una Lo se ruborizó. Su cara cetrina ya se había enrojecido por el
vez en casa su hermana mayor la metiera en la cama con muchos desacostumbrado consumo de alcohol, tanto que parecía que su
mimos. Los tiempos habían cambiado: ahora ella hacía el equiva- pelo engrasado fuese a arder de un momento a otro, por ·combus-

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tión simpática. También l'viui tenía la cara sonrojada y los ojos Salieron al pasillo, atravesado por corrientes de aire, y pasaron
brillantes por el efecto festjvo del coñac, en su caso debido al or encima de los crujientes periódicos, abandonando al promo-
segundo vaso de Remy Martin que Chen había dejado entre los ;or de la idea. lvíui apartó la cascada de cuentas para franquearle
vasos de té y que Mui había vaciado de un trago confiadamente. el paso a la señora Law.
Esta vez había ido demasiado lejos, pensó Lily enfadada. ¡Insul- -¿El letrero es idea suya, Lily?
tar a nuestros invitados de esa manera! ¡Qué sugerencia tan gro- -No, de Mui.
sera! La señora Law, sin embargo, se reía entre dientes y Ah Jik Lily cogió de la mano a la señora Law y la condujo por el
había estallado en estridentes carcajadas al oír la proposición de túnel de la escalera. Llegaron al relleno, que estaba abarrotado de
Mui. madera que Chen pensaba transformar en útiles objetos domésti-
-¿Quiere usted decir un matrimonio de conveniencia, Mui? -pre- cos, cosa que continuaba siendo un artículo de fe familiar.
guntó la señora Law, utilizando la expresión inglesa, ya relajada y -Por favor teno-a cuidado con las medias, señora Law.
' b
metida en el espíritu del juego por primera vez-. Primero tendría Lily abrió la puerta de la habitación de Mui.
que consentir el señor Lo, ¿no? Hacen falta dos personas para eso, -Encantadora -aseveró la señora Law, demostrando una vez
ya sabe. más gue la cortesía pesaba más que la sinceridad-. Pero un poco
Lo, mudo a causa de una mortificación y un azoramiento que húmeda, me imagino, a juzgar por la tarima sobre el suelo,
a la vez eran absolutamente placenteros, emitió un estrangulado -No, ésa es mi cama.
ruido de asentimiento, sonriendo entre rubores. -Ah.
-Bien, entonces no hay ningún obstáculo. Aquí tiene usted, Nada molesta, Mui llevó a la señora Law a la ventana sin
Mui. cortinas 1 por la cual se infiltraba una corriente de aire helado.
-Ah. Ah. Gung hei faat choi, señora Law. -Mire, desde aguí se ven las vías del ferrocarril. Las luces
-Di Gung hei, Lily. azules iluminan Ja nieve por la noche. Esa raya negra es el canal
-Gracias, sefíora Law. Felicidades y que gane mucho dinero que no terminaron, y la gran torre blanca es el depósito de gas. Es
en el Año Nuevo. verde, pero ahora está cubierto de nieve, ¿no es precioso?
Eran paquetes gruesos. Todos recibieron el suyo, incluyendo a ·Detestaba Mui vivir en aquel helado cuchitril?, se preguntó
Man Kee, cuyo sobre era más grueso que ningún otro. ~ b >

la señora Law. ¿Hablaba irónicamente? Pero no, ahí esta a Mu1


-Di Gung hei a la tía, hijo. señalando su calendario de la salsa de ostras Ho Yeh en Ja pared,
No hubo manera de convencer a Man Kee, que ya se había su despertador de latón que hacía un fuerte tictac, su espejo con
comido dos paquetes de caramelos de coco, para que hablara. marco de acero sobre un pequeño pie, su peine. La señora Law se
-Es demasiado pequeño, pobrecito. No le moleste, Lily. frotó los ojos.
Lily puso el sobre del niño debajo del dios. En nombre de los -Con el frío lloran los ojos, Mui. Gracias por su amabilidad.
Chen, Lily entregó sus propios sobres a los invitados. -Mi marido y yo ocupamos el cuarto que da a la calle, señora
Después del almuerzo, una comida extraordinariamente agra- Law.
dable y amistosa, «caliente y ruidosa», con Mui sólo un poco más -Ah, eso está mejor ... , quiero decir ... mejor incluso que la
bulliciosa de lo que Lily consideraba conveniente, Chen sugirió encantadora habitación de abajo, que es tan bonita -se apresuró
una «visita» a la casa. Eso era exactamente lo que las chicas a corregirse la señora Law-. ¿Nos reunimos con los hombres,
habían estado esperando. chicas?
-Tiene que ver nuestros dormitorios, señora Law. El de Lily Bajó con mucho cuidado por el túnel, que resultaba inquietan-
es grande; el mío pequeño -dijo Mui. te porque parecía más un tobogán que una e~calera.

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;fo por lo menos de aquellos extraños y serpenteantes tallarines,
:,:/--arque de pronto se inquietó sobre los hombros de su padre,
Lo y Chen estaban en el jardín cubierto de nieve con M: : '·~atando de pasar la corta piernecita sobre la cabeza de Chen,
Kee. Fortalecidos por el coñac que habían bebido, ninguno de 1:~' únicamente que los copos de nieve posados en el
dos se había puesto nada encima. l'vian Kee estaba sentado sobre -pelo de su padre le cayeran en los ojos y permaneciendo a
los hombros de su padre mientras Chen le señalaba a Lo las par- horcajadas sobre su cuello.
celas.
-Estáte quieto, hijo, no debes molestarlos. Están todos calen-
-¿Has pensado en solicitar una, compañero? Así podrías titos y escondidos debajo de la tierra, No querrás que los pájaros
extender tus tierras.
rnalos se los coman, ¿verdad?
Antes de que Chen pudiese negar tan convencionales ambi~ Considerando que había llegado a un arreglo satisfactorio en
ciones de propietario, Lily dio unos insistentes golpecitos en la el tema de quién manda en casa, Chen se adelantó en el camino
ventana de la cocina y el sonido llegó claramente por encima de de vuelta. Mientras se sacudían la nieve de los zapatos Chen le
la nieve hasta el fondo del jardín,
preguntó a Lo despreocupadamente:
«¡Entrad enseguida!», pudo leer Chen en sus labios. Consideró -Supongo que no ves a ninguno de los otros. ¿A Koo tal
la posibilidad de no hacerle caso, No quería quedar mal delante vez?
de Lo. Por otra parte, Lily tenía aún en su poder el decisivo factor Lo negó con la cabeza, desprendiéndose de su pelo un remoli-
disuasorio de una fuerte y concentrada dosis de medicina que no de copos. Lily los esperaba dentro con té caliente. Los regañó
podría ser adecuadamente administrada en este caso, (Es por tu a conciencia 1 pero no hubo mención a la medicina, cosa que
propia protección 1 marido. ¿Quieres que me quede viuda en este Chen atribuyó a su demostración de firmeza masculina en el jardín.
país extraño?)
En el cuarto de estar hacía muchísimo calor. La señora Law
Lo ya había dado media vuelta. Caminaron pisando con se había subido su cheongsam tres centímetros por encima de las
cuidado sobre sus propias huellas; Chen pensó que Lo debía de rodillas, revelando un par de pantorrillas sorprendentemente bien
haber estado totalmente sometido antes de que su mujer le dejara. formadas. ¿Era Lo más astuto de lo que parecía?, se preguntó
Tal vez le había abandonado por eso, reflexionó, resolviendo ser Chen. ¿Debería pedirle que mantuviera esta visita en secreto?
más firme en su trato con Lily. No había ningún tiempo como el Sería mejor no hacerlo; podría ofenderle o hacerle sospechar. Lo
presente. /\. mitad de camino se detuvo delante de la prominencia siempre había sido reticente, recordó Chen.
baja y rectangular que era el parterre que él y el hijo habían Mientras le estaba dando vueltas a esto en su cabeza, Chen
desherbado. Ya estaba muy oscuro y deJ cielo metálico empeza- miró a Lo con una desconfianza que era aún más notable por ser
ron a caer nuevos y grandes copos. Nuestras huellas quedarán absolutamente atípica. Su expresión había sido realmente furtiva,
cubiertas pronto, pensó, estremeciéndose. A su manera, la promi- y ese comportamiento sospechoso no había escapado a la mirada
nencia era bastante siniestra. De no haber sabido que se trataba de la señora Law.
de un parterre uno habría pensado que era algo completamente En el radiotaxi que la llevaba a casa, después de dejar a Lo a
diferente,
unos discretos cien metros de su restaurante en medio de lo que
-Deberías haber visto los gusanos que salieron de ahí, compa- se estaba convirtiendo rápidamente en una tormenta de nieve,
ñero -le dijo a Lo,
pensó en Mui y en Lily con preocupación. «Ese hombre tiene
-¿No dicen que son buenos para la tierra, Ah Chen? ¿Que algo en su conciencia» se dijo. «Espero que no sea que maltrata a
1
dejan entrar el aire?
mis chicas.>) Temía que fuera eso.
Man Kee pareció acordarse de aquella tarde de alegre trabajo

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DIECIOCHO
en un espacio cerrado; tropezarían con las mesas y las sillas, y
hasta se golpearían unos a otros por falta de sitio.
-Incluso al aire libre no se pueden utilizar más de tres
hombres simultáneamente para atacar a uno. El ángulo de aproxi-
mación está estrictamente definido,
También debía tenerse en cuenta Ja necesidad de una huida
rápida. Los coches tenían que estar calientes, listos y en marcha, y
los cdnductores atentos a la aparición de bandidos autorizados.
Estaca Roja calculaba que en los primeros diez segundos de
combate podrían matar o lisiar a un mínimo de seis o siete
hombres. Esto dejaba al resto a merced de luchadores armados
implacables y sedientos de sangre. Los siete luchadores matarían
Había tres coches aparcados enfrente del restaurante Yuet
indiscriminadamente. Plancha de Hierro y Estaca Roja buscarían
Hop Peking, en Twickenham: un par de Ford Cortinas y un
y matarían al jefe enemigo. El Patek de Estaca Roja señalaba las
C1troen. Todos eran modelos de cuatro puertas; todos habían sido
diez menos cuarto. Se bajó del Citroen e indicó a los otros con un
retirados de un aparcamiento cercano a Shaftesbury Avenue esa
gesto que le siguieran. Desde el primer momento había previsto
mañana, y a todos les hablan cambiado las placas de la matrí-
cula. atacar quince minutos antes de lo acordado para reducir los
efectos físicos de la tensión nerviosa en sus hombres.
Estaca Roja se hallaba en el Citroen, el coche de en medio;
No se molestaron en ocultar sus armas. La oscuridad los
Plancha de Hierro en el Cortina de la cola; Hermano Nocturno
envolvía, la calle estaba vacía y el enemigo comía en dos mesas
mandaba el primer vehículo, Eran las nueve y media de la noche.
en el centro de la planta baja. El hachero cruzó la puerta primero,
El ataque por sorpresa estaba planeado para las diez, con el fin de
un metro por delante de los tajadores, con el arma baja, La
dar tiempo al enemigo a brindar hasta caer en un estado de
levantó en un arco alto y enterró la hoja entre los hombros de un
máximo aturdimiento. Los hombres borrachos son presa fácil,
hombre que bebía cerveza. Los dos comensales situados a ambos
había señalado Hermano Nocturno, su única contribución im-
lados de éste se echaron a derecha e izquierda y se pusieron de pie
portante a la planificación del ataque. Los dos luchadores hu-
antes de que el hachero pudiera alzar de nuevo su pesada arma.
biesen querido atacar más temprano, pero reconocieron las venta-
Pero, en tropel y con gran revuelo de sillas caídas, los otros
jas de la hora propuesta por Hermano Nocturno. Por lo demás,
asaltantes estaban ya dentro. Para cuando el hachero había alzado
Estaca Roja y Plancha de Hierro habían sido los únicos estra-
tegas. de nuevo su hacha y golpeado a otro hombre sentado en la
cabeza, que se abrió con el crujido de un coco partido en una
Sólo habla cuatro hombres en cada vehículo. Uno se quedaría
mafiana de helada, los tajadores ya habían cortado seis o siete
al volante, con el motor en marcha, mientras los otros entraban.
veces con sus armas ligeras. Había sangre en el mantel; los gritos
Esto significaba una fuerza de ataque de nueve hombres. Dema-
de los heridos se mezclaban con los aullidos de los atacantes.
siado pocos, temía Hermano Nocturno. Habría por lo menos
En los primeros diez segundos, ocho hombres habían quedado
veinte hombres en el banquete. No le gustaba la proporción, aun fuera de combate.
siendo atacantes sobrios y armados contra hombres que estaban
La segunda mesa permanecía aún intacta, los comensales
borrachos y desarmados. Estaca Roja había explicado que, dadas
paralizados por el horror. Sin preocuparse por la carnicería que
las circunstancias, más de nueve hombres sería una desventaja
tenía lugar a sus espaldas, Estaca Roja hizo girar con la mano
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izquierda su largo nunchaku. Golpeó a dos hombres en la cara y _cuchillo que llevaba en el cinturón. Jackie Fung plantó la palma
los derribó de sus sillas, Acortó su presa en una sección y se metió sobre el rostro del espadachín, encontró la cuenca del ojo con su
con su cuchilla entre los hombres que huían. Se agachó y la clavó largo pulgar y apretó sobre el globo ocular. El hombre cayó hacia
hacia arriba con golpes cortos y curvos a la entrepierna y el atrás con un grito, tapándose la cara. Ahora Jackie Fung tenía una
abdomen y cayeron dos más. Los hombres golpeados por el espada. Salió al centro y un hombre le atacó con una cuchilla. Él
nunchaku se habían derrumbado sin un sonido. Estos otros chilla- paró el golpe, de nuevo con cierta torpeza. Luego, con un salto
ron. El acero brilló en la boca de Estaca Roja. Uno de los corto, juntó el talón derecho con el izquierdo y, habiendo conse-
hombres que habían recibido el impacto del nunchaku estaba de guido el necesario terreno con ese medio paso, simultáneamente
rodillas. Había cuentas rojas y blancas en la alfombra delante de lanzó una patada alta y un puñetazo a la cara con el lado
él. Sus manos aferraban su mandíbula destrozada. Estaca Roja le izquierdo, tan suave y fácilmente como unas tijeras que se abren.
agarró por el pelo desde atrás y le degolló. Acorraló a dos El chasquido de los limpios golpes contra la cabeza se oyó por
hombres en ur1 ri0~cón con largos movimientos de su nunchaku. encima de los otros sonidos de la habitación. Pasó sobre el cuerpo
Con el rabillo del ojo buscaba al jefe enemigo. Plancha de Hierro y acuchilló por la espalda a un hombre que tenia un hacha
dominaba el centro deJ suelo con la misma intención, No había levantada en el punto máximo de su arco. Clavó mal; la e:spada
golpeado todavía. Sus dos espadas cortas de hoja cuadrada colga- dio en hueso. Fung profirió un juramento, dejó caer la espada con
ban a sus lados, limpias, Un hombre corrió hacia la puerta. borlas, apoyó su peso en la pierna atrasada y asestó un revés de
Plancha de Hierro se cruzó en su camino, clavó las hojas en su izquierda a los riñones del hachero. El hombre se derrumbó sin
cuerpo formando una equis y luego cortó hacia fuera penetrando un sonido.
en el estómago del fugitivo. Eran cortes relajados, despectivos, Los otros comensales trataban ahora de devolver el ataque,
hechos sin prisa. Cuando el hombre caía, Je cortó el cuello, de reunidos entre las mesas volcadas y defendiéndose lo mejor que
modo que las hojas habían trazado un ancho círculo en la secuen- podían con diversas armas improvisadas: botellas rotas, sillas, un
cia de golpes. Pasó por encima del cadáver hacia la primera mesa. pesado cucharón, Quedaban ocho en pie, En el suelo había
Había identificado a su hombre. hombres que grufiían por lo bajo y otros inmóviles. Cinco miem-
Jackie Fung, un joven alto y engañosamente delgado, ocupaba bros del grupo atacante estaban fuera de combate, incluyendo a
el extremo de la primera mesa, su cabeza contra la pared. Los los cuatro que había derribado J ackie Fung.
hombres que estaban a su izquierda y a su derecha se habían El lancero que hacía guardia en la puerta entró y se acercó a
metido debajo de la mesa para reunirse con un herido que había Jackie Fung. Ejecutó fintas cortas con su arma de dos metros.
allí. Fung permaneció en su silla y esperó tranquilamente. Un Jackie Fung sorprendió al hombre tomando la ofensiva. Se apro-
tajador le atacó torpemente por encima de la mesa. Fung se ximó rápidamente. Como había anticipado} el lancero echó hacia
inclinó quince centímetros a la derecha, Arrojó el coñac de la atrás el arma para tomar impulso en lugar de clavarla inmediata-
copa de su vecino a la cara del asaltante, El golpe mal dirigido mente sin preparación, El lancero se adelantó de nuevo. J ackie
rompió un cuenco de arroz. Fung agarró la mufieca del hombre, Fung rompió el ritmo de su embestida, se echó a un lado y agarró
rompió la copa y le pasó el borde irregular por la nariz y los ojos. la lanza quince centímetros por debajo de la punta de metal. Tiró
Aferró los testículos del hombre salvajemente y le desarmó. con fuerza, el hombre perdió pie, y Fung le empaló en el suelo.
Armado ahora con la cuchilla volcó la mesa. En ese momento, un Luego le ensartó tres veces más, la última en el cuello.
espadachín trató de herirle en la cabeza. Fung paró tarde con la Habían transcurrido cincuenta y cinco segundos desde que el
cuchilla, que salió despedida de su mano, pero rozó el brazo con hombre cruzó el umbral.
el que su atacante sostenía la espada. El hombre trató de sacar el Plancha de Hierro avanzó hacia Jackie Fung. Estaca Roja le

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siguió, balanceando lentamente su nunchaku. Jackie Fung vacil -Se acabó -dijo Estaca Roja.
dejó ca.e~ l~ lanza y cogió el hacha. Sus dos oponentes vieron qtlé Plancha de Hierro recobró el control.
su equ1hbr10 no era el correcto para esas armas, sus pies estaban -Saquen de aqui a nuestros heridos -gritó Estaca Roja.
demasiado juntos. El enemigo no hizo ningún intento de detenerlos cuando se
-Déle -dijo Estaca Roja. llevaron a sus heridos medio a rastras medio en brazos hasta los
Los dos jóvenes respiraban con fuerza. Estaca Roja controlaba coches que los esperaban. Un hombre resbaló en la nieve helada.
aún el subir y bajar de su diafragma. Sabía que su habilidad para Se veía una luz azul parpadeante al final de la calle.
relajarse compensaría la superioridad en fuerza y velocidad de los Tres minutos después de producirse los primeros golpes, el
hombres más jóvenes. Detrás de él se oían gritos, refriegas y el Citroen guiaba a los otros coches calle arriba.
choque del metaL De vez en cuando alguien lanzaba un alarido,
Plancha de Hierro avanzó rápidamente, describiendo un mo-
vimiento circular con los pies y haciendo girar las dos espadas
cortas de modo que recordaban a las alas de una mariposa. Jackie
blandió su hacha torpemente y Plancha de Hierro la atrapó con
ambas hojas. Pero el insinuado golpe de hacha era una treta.
Plancha de Hierro se encontró de pronto despatarrado sobre la
alfombra por una limpia patada en el tobillo. Conservaba sus
espadas en las manos. Jackie Fung cruzó corriendo el hueco que
había quedado en el cerco y luego saltó en el aire, con las rodillas
levantadas hasta el pecho. Estaca Roja dirigió un golpe de su
nunchaku de siete secciones a las rodillas del joven. Debido al
desacostumbrado peso del hacha Fung cayó mal, y Estaca Roja le
alcanzó en la parte exterior del muslo. Jackie Fung se tambaleó
hacia adelante, recobró el equilibrio y golpeó a un tajador en la
nuca con la parte roma del hacha, Otro hombre se lanzó sobre él.
La punta de su cuchilla cortó en la fente a Jackie Fung, de modo
que un pedazo de piel se descolgó hacia adelante y la efusión de
sangre le cegó. El hombre golpeó de nuevo, pero la hoja se le
torció en el aire a causa de la excitación. La hoja plana chocó
contra la sien de Fung. Un tercer asaltante trató de apuñalarle en
el costado, pero la hoja se enterró en su bíceps. Jackie Fung,
dolorido, mareado, con el vómito subiéndole por la garganta a
causa del golpe contuso en la cabeza, se obligó a ensanchar su
postura. Movió torpemente el hacha. El otro hombre retrocedió.
Jackie Fung ya no le veía.
Tres bocinazos sonaron al unísono.
Plancha de Hierro se adelantó para rematar a Jackie Fung,
que ahora estaba apoyado por dos aliados.

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DIECINUEVE
·_roa capa, limpió el polvo del dios, fregó las ventanas mugrientas.
-No querrás que la gente vea desde fuera nuestros asuntos
privados, ¿verdad? -la regañó Chen.
Era como hablar con una máquina; Lily era implacable.
Finalmente hasta Chen se contagió. Los olores que entraban por
las ventanas abiertas de par en par eran tan evocadores de la
localidad, tan ingleses, tan indescriptiblemente ajenos, que le po-
nían los nervios de punta y le aceleraban el pulso: un aroma
compuesto de creosota, humo de madera, tabaco de pipa, hierba y
barro. En el jardín había una profunda capa de barro con unas
cuantas briznas verdes aquí y allá; era como un arrozal, salvo por
Jos montones de nieve sucia y el olor ajeno. Chen se sentía en su
Lily estaba abriendo las ventanas, todas las que tenía la casa.
casa y a la vez fuera de ella, Desarraigado se había encontrado
Deseaba gritar, cantar, tal era su euforia, Abrir las ventanas era más a gusto.
sólo una forma de expresar sus sentimientos. La casa se hallaba
sobradamente ventilada; es decir, tenía corrientes de aire. Lo
sabían muy bien después de ese invierno. Incluso ahora su marido
Durante el invierno la actividad comercíal había continuado
masculló y se quejó, abrochándose la chaqueta ostentosamente.
en aumento. La clientela del barrio igualaba ahora a la que les
Pero había llegado el deshielo; los pájaros cantaban; había mi-
proporcionaba el garaje. Con frecuencia había largas colas en los
núsculos capullos en los árboles, y la tierra, arqueando la espalda
bancos. Los viernes por la noche, después de las once, a menudo
como un animal, emanaba un olor acre perturbadoramente pare-
no quedaba sitio y sus clientes, la mayoría de ellos jóvenes, se
cido a una secreción glandular. Con sendos pañuelos alrededor de
apoyaban contra la pared. Esto explicaba la raya irregular de
la cabeza, esta vez a la manera de las asistentas más que de los
churretes de grasa a la altura de la cabeza en las tres paredes.
campesinos insurgentes, Lily y Mui limpiaban y fregaban por
Mientras tomaba los pedidos y los entregaba («Un ju yung de
segunda vez en menos de doce meses. ¿Qué se le habría metido a
huevo listo», o «Déme tres chelines y seis peniques, por favor»),
Lily en la cabeza en esta ocasión?, se preguntaba Ch en. La casa
Lily les hubiera pedido de buena gana que se pusieran derechos.
estaba suficientemente limpia; la inocente suciedad que había
¿Qué le parecería a usted que yo apoyara mi cabeza en su pared,
acumulado daba al lugar un aspecto hogareño, de verdadero
señor Joven Diablo Cara Rosa? Pero el lema de su marido era
restaurante chino.
complacer al cliente y Lily se callaba las ásperas palabras que le
-Escucha, los clientes esperan que el local esté un poco sucio
venían a la punta de la lengua. Le faltaba no el vocabulario sino
-indicó a Lily.
la inflexión que permitía exigir o amonestar sin causar ofensa. Su
Ella estaba sorda; no dio señales de oírle. Incluso la famosa
voz, tan expresiva y viva en su cantonés natal, se volvía aguda,
sonrisa borrosa y serena y los fugaces hoyuelos con que le rega-
perentoria y extrañamente falta de vida en sus matizaciones
laba durante la limpieza habían desaparecido. Ahora todo era fro-
cuando hablaba inglés. Habría parecido hostil y nerviosa; un
tar y frotar. Los fogones de gas y la wok producían mucho hu-
cruce entre una niña irascible y una vieja regañona, aunque
mo y habían manchado las paredes y el techo. Respecto a eso
ninguna de las dos descripciones encajaba bien con la joven
no podía hacerse gran cosa. Así y todo, Lily se dedicó a quitar el
madura y extravertida que era Lily Chen. Ella y los clientes no se
hollín de los zócalos, utilizando un cuchillo para rascar la úl-
prestaban la menor atención; ni siquiera podían mirarse a los ojos.
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Ninguno consideraba al otro una persona. No había hostilidad. vacíos como si se viera el cielo a través de ellos, y unos pechos
¿Cómo iba a haberla cuando la transacción era totalmente imper- absurdamente grandes para su edad. Y sin embargo, esta chica
sonal? Podían haber sido máquinas, Las cajas de aluminio salían bacla la que sintió únicamente amabilidad y compasión la desai-
por el ventanuco y J.jly las distribuía a las ~anos que esperaban. ró; miró insolente y groseramente a Lily hasta que ésta se vio
como si fuera una cinta transportadora en la fábrica de transisto- obligada a bajar los ojos. Luego hubo renovadas risitas. Bien, eso
res, mientras que los clientes, a pesar de la animación que le enseñaría a sentir pena de la gente. Era sólo una forma de
mostraban, podían haber estado metiendo monedas en una má- arrogancia. Había interpretado e1 incidente, si podía llamárselo
quina de cigarrillos. así, como una advertencia. Más tarde había intentado disculpar a
Cuando había un momento de calma, con todo pagado pero la chica en razón de su edad. La gente joven era atrevida e
no materializado aún por el ventanuco, Lily se quedaba sentada irreflexiva. Pero no hasta ese extremo. A su edad Lily cumplía su
en su taburete alto detrás del mostrador y miraba por la ventana~ contrato de aprendizaje de tres años en la primera fábrica de
sobre las cabezas de Jos bancos, a través del velado seto que su Tsuen Wan. Nada de dinero extra para comprar comida prepara-
' -
marido se había propuesto enderezar y espesar, la calle principal. da en los puestos o para esmalte de uñas, pensó con ánimo crítico
Desde su ángulo, mirando hacia arriba desde la posición hundida y una pizca de presunción. ¿Qué sentido de la decadencia y del
de la casa, veía a los pasajeros de los coches sólo como bustos, honor familiar podían tener esas chicas atolondradas? Todas
cabezas y hombros que se deslizaban suavemente sin el menor haraganeando juntas hasta una hora escandalosa. Pasaban de las
indicio acerca de sus medios de locomoción. A veces daba la diez de la noche cuando entraban. No era de extrañar que se
impresión de que todos pedaleaban furiosamente intentando a la quedasen embarazadas continuamente. Y pensó con complacen-
vez que no se notara. Cuando se cansaba de contar primero los cia en su propia familia. Realmente no había duda de lo superio-
coches y luego a sus ocupantes (y Ja actividad era extrañamente res que eran los chinos a estos diablos extranjeros.
soporífera, el equivalente industrial de Lily a la cuenta de ovejas También había mujeres jóvenes que tendrían la misma edad ·
en Jos insomnes), examinaba discretamente a los clientes. Le que ella. Acudían generalmente con hombres (¿sus maridos?) o
habría gustado ser amiga de algunos de ellos. Les tenía miedo a con una sola amiga. En alguna etapa hubo evidentemente una
los camorristas que acudían buscando bebida después de cerrarse contracción de la órbita social. Tal vez con ellas podría haber
los bares. Sólo una vez -gracias a Dios- un grupo había salido establecido contacto, incluso comunicación: una sonrisa, una
corriendo sin pagar. Terrible, escandaloso. ¿Cómo podían tener señal de reconocimiento. Pero no podía ser. En primer lugar, Lily
un sentido tan degradado de su responsabilidad? Estaba bien encontraba difícil, excepto en ciertos casos muy obvios, distinguir
estafarle al gobierno en el pago de impuestos -como hacían en el entre aquellas caras occidentales blandas y rosadas. Todas le
restaurante donde trabajaba su marido antes-, pero no hacérselo a parecían iguales. Y qué rápidamente envejecían esas pieles rojizas.
la persona cuya cara veías. A esos tipos les servía rápidamente Qué pocos tipos de cara existían comparados con la casi infinita
con lo que ella consideraba su cara «cerrada>). Pero hubiese variedad de interesantes fisonomías cantonesas: pícaras, venera-
podido mostrarse muy maternal con las chicas de trece o quince bles, bonitas, toscas, palurdas, intelectuales.
afios, aunque ella no fuera mucho mayor. Tenían vida, por lo Le confió esta pequeña dificultad a M ui y a su marido.
menos, riéndose tontamente y fumando sentadas en los bancos, Sorprendentemente, fue su marido quien se mostró más com-
pero también una terrible frialdad. Una vez le sonrió a una prensivo.
jovencita a quien consideró especialmente poco favorecida y con -Realmente es difícil diferenciarlos -asintió-. En el restau-
aspecto de cerdito, a pesar de lo cual era el centro de su grupito, rante a menudo me resultaba embarazoso. Simplemente, finge
toda ella pelo rubio rizado, cara sonrosada, grandes ojos azules y que las reconoces, Lily.

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fvíui, en cambio, presumió de poder distinguir incluso a estaba casi segura de que lo hacía memorizando los números de
individuos que se parecían. sus matrículas,
-A veces no te entiendo, Lily. Claro que puedo distinguirlos.
Ya tenemos bastantes clientes habituales.
Lily abrió la boca. Su relación con el ramo del transporte proporcionó un divi-
-Sugiero que mires a los ingleses que salen en la televisión dendo extra ese verano, propinas aparte. (Y Mui ya había empe-
con un poco más de atención, her1nana menor -continuó Iviui zado una tercera lata de té sólo para el dinero extranjero.) La
con una actitud de superioridad absolutamente odiosa-, Las caras cocina funcionaba ahora al máximo de su capacidad. En otras
de la gente revelan su carácter, Los occidentales muestran sus palabras, el pobre Chen se estaba desgastando los dedos hasta el
sentimientos de un modo diÍerentei eso es todo. ¿Cómo te senti- hueso de tanto trabaiar. Tenía cuatro wok al fuego simultánea-
rías tú si alguien te llamase cerdo? mente, además de las cuatro ollas que estaban en la cocina de gas.
Lily miró instintivamente el calendario de la salsa de ostras Un momento de más sobre la llama y todo se estropeaba. Las
Ho Yee, realizando rápidas y subrepticias restas con la punta de recetas eran implacables. Las delgadas tiras de carne, setas, yemas
los dedos contra la palma. ¿Sería que Mui estaba en esos días del de bambú y brotes que Mui preparaba podían deshacerse en la
mes? No, no era eso. wok en diez segundos. La harina de maíz habitual en la salsas se
-¿Quieres decir que tú diferencias a esos camioneros grandes espesaba y solidificaba desastrosamente en las cacerolas si no se
como osos? removía o si se calentaba excesivamente. Chen habría desechado
(Mui había estado recibiendo propinas en toda clase de condi- con gusto los últimos elementos de autenticidad en los platos,
ciones atmosféricas.) friendo gruesas losas de carne o grandes pedazos de bambú y
-Naturalmente que sí. Y no los llames osos. utilizando salsas claras de pura raza Knorr o espesadas con Bisto.
Algo asombrada por este despliegue de agresividad de su Pero las recetas, desgraciadamente, estaban concebidas conforme
hermana, L.ily examinó atentamente a todos los que entraban. a cínicos principios económicos. Las virutas de carne cundían
Era inútil, ¿Estaría IVIui fingiendo? La hizo salir al mostrador. más; las salsas espesas camuflaban y creaban la ilusión de sustan-
-Adelante. ¿Cuáles son? cia. Así que, empapado en sudor, crónicamente sediento, perpe-
-Que no se te note tanto, Lily. Vas a espantar a nuestros tuamente agobiado, a veces reducido a la total desesperación por
clientes. De hecho, hay varios de los habituales en los bancos del las consecuencias de un abandono momentáneo del contenido de
cuñado en este mismo momento. una olla, Chen orquestaba sus instrumentos lo mejor que podía.
Lily no estaba convencida. Sin embargo, instaló su televisor Había veces en que el contenido de una cacerola se negaba a
en una repisa enfrente de la esquina reservada al dios (su marido hervir a fuego lento; sólo se formaba una enorme burbuja que
estuvo encantado de utilizar parte de sus existencias de tablas) y luego estallaba con un rencoroso ¡fut! antes de hundirse en un
lo mantuvo encendido durante las horas de trabajo tanto para cráter, muy parecido a los géiseres de barro de Tientsin que
beneficio de los clientes como por su propia educación. Ellos habían aparecido fotografiados en junio en el calendario de Ho
ciertamente lo agradecieron (¡esos interminables partidos de fút- Yeh. Luego se oía un terrible siseo, reminiscente de los trenes de
bol!), pero a Lily no le sirvió de mucho. Si podía suponerse vapor, seguido de una nube de humo blanco que se elevaba de
fundadamente que _i\;fui no estaba diciendo descaradas mentiras, una o más wok. Tan pronto como volvía la espalda, por supuesto,
Lily sospechaba que habían incentivos económicos detrás de esta las cuatro cacerolas embrujadas empezaban a borbotear simultá-
nueva habilidad de su hermana. Probablemente recibía propinas neamente, Había veces en que aquello parecía el laboratorio de
más grandes si saludaba a los conductores por su nombre. Lily un alquimista más que una cocina.

192 193
Chen tenía que enfrentarse con todo esto él solo. El ritmo del precios competitivos; había varias tiendas de pescado y patatas
trabajo y el espacio que ocupaba el nuevo equipo significaba que fritas y una nueva tienda de kebab en el barrjo. Conjuntamente,
sólo podía haber una persona en la cocina, y, sin embargo, se ganaban lo mismo que había ganado Chen en el Ho Ho por el
había duplicado el volumen de comida que antes preparaban dos triple de horas-hombre (-mujer), Esta no era la meta que Lily
personas, Mui y Lily deseaban relevar a Chen del trabajo, o por lo tenía en mente cuando abandonaron las comodidades del piso
menos hacer su parte en turnos, Pero él se negaba. Así que las por un nuevo futuro, Y ahora el techo de expansión estaba fijado:
chicas miraban la televisión juntas desde el mostrador y se turna- la mayor cantidad que era posible producir en la abarrotada
ban para entretener a lvfan Kee en el piso de arriba. Ahora el cocina en el menor tiempo, Lily de buena gana habría trabajado
ambiente en el cuarto de estar era menos parecido al de una más horas para aumentar los beneficios en igual proporción, Pero
iglesia, se había convertido más bien en un cine. Claramente saber que uno no podía ir más allái incluso teniendo la voluntad
suponía menos tensión para todas las partes implicadas. Se habían de hacerlo, era desesperante.
acabado aquellos insoportables .intervalos de espera cara a cara, U na mañana M ui fue a entregar un almuerzo en el patio
con Lily y los clientes evitando cuidadosamente mirarse a los delantero del garaje, Volvió enseguida; algunas de sus salidas
ojos, Ahora los clientes habían dado un giro, por así decirlo; Lily duraban media hora y sólo Dios sabía qué hacía, pensaba Lily
había vuelto los bancos para que quedasen frente al televisor, de enojada,
modo que ella y Mui lo miraban por encima de la parte de atrás -Ven conmigo, Lily,
de sus cabezas. ¿Podía Ivfui reconocer a los gwai lo por su aspecto -¿Qué quiere decir «ven conmigo» así por las buenas? ¿Quién
posterjor? Claro que sL Y ahora, además, podía sefialar la cabeza va a cobrar? ¿Quién va a trocearlo todo para el marido?
en cuestión s.in el menor disimulo. Era todo maravillosamente (Como si Mui no supiera estas cosas,)
liberador. De vez en cuando una palabrota ahogada, el entrecho- -No discutas, Lily. Esto es importante,
car de cacharros, el sonido de algo chamuscándose (aunque Cogiendo en brazos a Man Kee (que llevaba un rato intentan-
curiosamente no el olor) o un grifo corriendo repentinamente do sin éxito arrancar la pelusa pegada a su bola de plastilina), Lily
con mucha fuerza llegaban a través del ventanuco (que Chen salió, parpadeando a causa del intenso sol, al patio del garaje,
insistía en mantener cerrado). Entonces las chicas sonreían, a Aparcado lejos de los surtidores de gasolina había un camión
pesar de que estos pequeños .incidentes recortaban el margen de grande cargado de cajas de limonada, El conductor y su compañe-
beneficio, un término con el que ya todos estaban familiarizados. ro estaban sentados en el escalón de la cabina, comiendo de las
.fvfui sugirió que pusieran un nuevo letrero: cajas de aluminio que Mui les había llevado, Bebían una botella
grande de su caja,
LA DIRECCIÓN NO SE HACE RESPONSABLE -¡Ah, Abrazo de Puta! -dijo Lily (o una representación foné-
DE LO QUE COCINA EL COCINERO tica que sonaba aproximadamente así), .identificando uno de los
productos en cuestión por su nombre cantonés.
La comida no dejaba muchas ganancias. Las materias primas, -¿Eh? -dijo el conductor, considerablemente sobresaltado,
incluso estiradas, espesadas y disfrazadas, no eran baratas. Chen le Lily sonrió con su (para los occidentales) encantadora son-
había dicho a Lily que los mayoristas no querían tratar con risa.
negocios tan pequeños como el suyo, especialmente los que -Gusta Abrazo de Puta todo el tiempo, ¿eh? ¡Es lo auténtico!
vendían comestibles chinos. Ella no le creyó, pero accedió sin -citó con entusiasmo.
discutir. También había que tener en cuenta el precio del gas, el Mui enmendó lo que podía haberse convertido en una situa-
aceite y las cajitas de aluminio. Además, tenían que mantener ción sumamente embarazosa para todos.

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-j\.'fi hermana no entiende apenas el inglés -explicó
-.
n·1scur mercancía en mal estado, Inspeccionó cada una de las botellas.
pen, por favor. _"'
No, ninguna estaba rajada o goteando. ¡Qué excelente envase
Su propio dominio del idioma, de sus coloquialismos y ambjc¡ para sobrevivir a semejante caída a tal velocidad!
güedadesi aunque no de toda las incongruencias de su gram' · --,_,
. .
resulto estar muy avanzado. Dio una vuelta alrededor del e
w~
·, <
-Pasaremos por aquí la semana que viene. No creo que
anuon1 tengan problema para venderlo, pero no lo beban. No se lo
levantando a 11an Kee para que tocase las botellas. beban. Pudre los dientes que es una barbaridad.
-¿Has visto alguna vez tanta bebida, hijo? Ni siquiera tú ¿Cómo sabía el hombre de antemano que una caja se caería de
podrías bebértela toda.
su camión dentro de siete días? ¿Por qué no las ataba mejor? l\1ui
El camión arrancó y las botellas temblaron en sus cajas; no trató en vano de levantar la caja. Lily la llevó a la cocina.
parecían muy seguras.
-Lily, podemos venderles la bebida por vasos mientras espe-
-Diles adiós con la manita, hijo. Eso es.
ran o para que se la lleven por el triple de lo que hemos pagado.
Mui tenía el dinero del almuerzo, una propina de un chelín y Incluso al por mayor te cuesta casi dos libras la caja. También
una botella grande de aquella bebida.
estoy en negociaciones con el hombre que conduce el camión del
-Gracias por enseñarnos el camión, Mui . .I'víuy interesante helado.
para el hijo.
-Ah, eso debería ser mucho más seguro, Mui.
-Sí, está bien, Lily. Aquí tienes, sobrino.
-¿Qué quieres decir? Nadie puede descubrirlo. Además,
-¡Qué amable por parte de esos hombres! cuentan con que dos cajas se rompan.
-Todo está arreglado, Lily.
-Bueno, el helado no puede romperse como las botellas,
-Excelente, 1Iui, excelente.
¿verdad'
¿Qué era lo que estaba arreglado?
-¿Estás loca, Lily?
Chen las esperaba, enfadado porque el arroz del día todavía -Cuando se cae de la trasera del camión, quiero decir.
no estaba preparado. Lily tuvo que ponerse a trabajar rápidamen- Muí guardó su lata de té.
te para lavarlo ~ luego limpiar el mostrador; después tuvieron que -No, no, Lily. «Caerse de la trasera del camión» no significa
empezar a servir Y se olvidó por completo de los hombres del lo que tú crees.
Abrazo de Puta.
Se lo explicó. Cuando terminó, Lily dijo:
l}na semana más tarde oyeron unos golpecitos en la ventana. -¿Quieres decir que le estamos robando a la compañía grande?
Chen bajó inmediatamente la tapa del ventanuco y le faltó poco Mui se quedó un poco desconcertada.
para aplastar l~s esbeltos dedos de Lily, que en ese momento -Bueno, Lily, supongo que podría decirse que sí...
recogía unas ca¡as de aluminio.
-Por supuesto que le estamos robando a la compañía. -Lily
-¿La dejo aquí?
parecía complacida y tranquilizada ahora que había comprendi-
Era uno de los camioneros con una caja de .botellas. ]\fui salió do-. Entonces está muy bien. Igual que yo me llevé la radio y el
de Ja c~~ina pro.vis.t~ de su lata de té con dinero inglés. bolso de cocodrilo de la fábrica.
-D1pmos ve1nt1c1nco chelines, ¿no?
Muy tranquilizada ahora, Lily puso siete botellas a enfriar en
El dinero cambió de manos.
la nevera. A la mañana siguiente ya las habían vendido con un
-¡Wah 1 Qué barato, Muí.
beneficio, no de 75 chelines como Mui había predicho, si no de
Mui se lo ,tradujo al conductor. Éste le guiñó un ojo a Lily. casi ochenta y cinco (Lily la había aguado). Y esto sin contar con
-Se ha ca1do de la trasera del camión, ¿verdad, cariño? la media botella que su marido, empapado en sudor en el infierno
La cara de Lily se nubló. Una cosa era una ganga y otra estival de la cocina, se había bebido. No se la tomó de un tirón, lo
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cual podría haber sido más fácil para su conciencia, sino en un
cuantos sorbos de vez en cuando, sufriendo una punzada de cul
en cada ocasión. Las chicas no le dijeron nada, pero Chen sabia'
tan bien como ellas que había consumido c~si cinco chelines de
beneficio. No obstante, el hecho era que habían obtenido el
margen de beneficios sobre un solo producto más alto hasta la
fecha sin arriesgar el capital o trabajar más. Era casi indecente de
tan fácil, como jugar o... , bueno, Lily no estaba segura de qué otra
cosa.
Los hombres sólo podían venderles dos cajas a la semana
pero el helado les proporcionó otras tres libras. Hubiesen podid~
vender más, de hecho, pero no había manera de almacenar
cantidades mayores, especialmente con el calor que hacía. A Lily
no le importaba servir comida lupsup, pero no estaba dispuesta a -No fue exactamente una victoria clamorosa -dijo Abanico
intoxicar en masa a sus clientes (eso supondría una reducción del de Papel Blanco secamente-, pero tampoco una derrota. Estadís-
mercado, después de todo). La otra idea luminosa de Mui fueron ticamente, fue un éxito. Ahora sabemos que causaron daños al
las patatas fritas con salsa agridulce. No eran tan lucrativas como enemigo en una proporción de tres a uno, lo cual es aceptable.
el Abrazo de Puta y el helado pero se vendían más que ningún Pero ¿a quién eliminaron?
otro de los alimentos que cocinaban. Eran fáciles de freír en -La suerte no nos acompañó -contestó Estaca Roja-. Se
grandes cantidades. Ellos mismos desarrollaron el gusto por las puede planear el ataque, pero también se necesita suerte. Esto es
patatas, sin salsa, naturalmente. válido para todas las empresas militares, grandes o pequefias.
Su cara permanecía inexpresiva, pero en sus ojos ardía un
brillo de cólera.
-Nosotros tuvimos solamente una víctima mortal -dijo Aba-
nico de Papel Blanco-, pero las heridas son todas graves: fractura
de cráneo, espina dorsal rota, un hombre ha perdido la visión de un
ojo, otro necesitó veinte puntos en la cara. Esto frente a cuatro
enemigos muertos, que sepamos con certeza; otros dos pueden
haber expirado a consecuencia de sus heridas y unos diez están
gravemente heridos. Por otra parte, no podemos olvidar el interés
despertado en los bandidos autorizados y la perspectiva de repre-
salias de la 14-K. El hecho de que no haya habido represalias en
los últimos tres meses no es motivo para felicitarnos. Si hubiése-
mos destruido a su dirección todo esto habría valido la pena. Si
únicamente hemos eliminado a grados bajos, entonces es malo.
-¿Quién sabe? -dijo Estaca Roja-. Un hombre se levanta y yo
le mato. Es difícil saber quién es. Ojalá hubiésemos matado a su
maestro. Con un poco más de tiempo le habríamos matado. Sabía
luchar. En libertad y resentido es peligroso. Un animal herido.
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-No me interesan los planes de venganza medio formulados
-Deberíamos dar a conocer ese hecho ampliamente. Es de
de un joven matón -declaró Abanico de Papel Blanco con,-~~
suma importancia para la moral. Especialmente la de los nuevos
aspereza-. Me preocupan los planes a largo plazo de la dirección·•
luchadores. No los detalles, naturalme~te, . . . .
de la 14-K para restablecerse y expulsarnos. Os hago notar que su
-Creo que ahora comprenderá me¡or mt 1ns1stenc1a en que
líder es un oficial 415. El Estaca Roja que habéis mencionado, el
das nuestras actividades están interrelacionadas. Todas forman
tal Fung, ni siquiera es subjefe.
Los ojos de los dos hombres se encontraron antes de que
t:a cadena de causas y efectos. El trabajo de las Secciones de
~ducación y Asistencia se solapa con el trabajo de las Secciones
Abanico de Papel Blanco continuara:
de Reclutamiento, Lucha y Disciplina. Tengo intención de doblar
-Ahora hay un estado de guerra abierta entre nosotros. Esto
los gastos de Asistencia en Jos próximos meses. Nuestros luchado-
sólo puede perjudicar los negocios. Los negocios de ambas socíe~
res heridos recibirán una compensación en efectivo. lviantendre-
dades. Los bandidos sentirán curiosidad.
mos a la familia del muerto. También me propongo emprender
-Ésa fue la razón de que dejásemos las cosas a medias -dijo
más trabajo comunitario abierto. ¿Alguna objeción?
Estaca Roja-. La suerte no nos acompañó. No podíamos prever
-Nrnguna.
que hubiese bandidos cerca. lv1i objetivo era sacar a mis luchado-
-Quiero que haya estrechas relaciones entre las distintas
res intactos. Es preferible dejar escapar a algunos enemigos que
secciones. Esto es sumamente importante. Nada de secretos o
arriesgarse a ser capturados por los bandidos. Eso sería un desastre.
malentendidos entre diferentes secciones. Por ejemplo, no debe
-De acuerdo. No critico su ejecución ni su jefatura. Como
haber lucha mientras yo esté haciendo mi trabajo.
planificador de la sociedad, me limito a señalar cuál es la situa-
-Está bien. Personalmente, no creo que haya más hostiga-
ción . .0.1e parece a mí que no tenemos motivos para temer una
mientos menores . .Wiolestar a nuestros vendedores callejeros tam-
represalia física inmediata, Primero tienen que reorganizarse. Si
bién es malo para su negocio. Puede que haya una batalla el año
quieren cogernos desprevenidos, puede transcurrir un año o más.
¿Cierto o no? que viene, pero eso es totalmente distinto.
-Cierto. -Cualquier violencia, grande o pequeña, iría contra nuestros
intereses. Por primera vez en doce meses los ingresos procedentes
-Entonces sugiero que mientras usted mantiene alertas a sus
de las ventas callejeras de la heroína Número Tres han superado
luchadores, yo trabaje para fortalecerlos de nuevo en otros aspec-
nuestra recaudación de comisiones en el juego. Quiero que el
tos. Nuestros luchadores heridos naturalmente han recibido la
equilibrio siga siendo ése.
mejor asistencia médica que puede obtenerse con dinero. I'vfantu-
-¡Eso es excelente!
ve mi promesa. J\To se escatimó nada. Pagué más de dos mil libras
-SL Sandalia de Hierba tiene ahora dificultades para satisfacer
por cuidados médicos. En un caso fue precisa una intervención
las demandas de suministro de los vendedores. Justo lo contrario
quirúrgica importante. Pagamos no sólo por un trabajo de prime-
de lo que sucedía anteriormente. Estoy iniciando una campaña
ra clase, sino, además, por una discreción total.
para reclutar más vendedores de un tipo satisfactorio.
-¿No sería el enfermero que había usted utilizado anterior-
mente? -¿Relacionada con los gastos de Asistencia?
Abanico de Papel Blanco sonrió.
-Desde luego que no. Un cirujano occidental. El dinero habla
-Ahora ha entendido usted la idea. Exacto. El mejor vende-
todos los idiomas. -Abanico de Papel se frotó el pulgar con el
dor que tenemos es el camarero a cuyo padre enfermo metimos
índice-. Cúidamos a nuestros miembros cuando enferman por
en un hospital de Hong Kong.
causas naturales. Con más motivo cuando han sido heridos en
acto de servicio a la sociedad. Estaca Roja buscó este dato trivial debajo de recuerdos más
importantes y preocupaciones actuales. Su comprensión del deta-
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lle dentro de las actividades de la sociedad era tan buena como
capacidad de Abanico de Papel Blanco para percibir una visi
global.
-¿Sigue trabajando en el Excellence?
-Sí. El enlace es el nuevo 49 que trabaja en sus cocinas...
Nosotros no tenemos ninguna relación con el vendedor y lq,
mejor es que no vuelva a vernos nunca. Cuanto menos sepa ,
mejor. Le he prohibido al contacto 49 que continúe vendiendo él
mismo. Un ejemplar típico de las calles de Hong Kong. Su estilo
era tal que inevitablemente le habrían cogido. Ahora pierde
dinero, pero tendrá que aceptarlo, El nuevo vendedor pasó
treinta frasquitos en Earlham Street el día de Año Nuevo.
-Supongo que nos habrá devuelto lo que gastamos en el padre Chen y Man Kee habían quitado con el rastrillo todas las
enfermo.
hoías rojas y marrones que cubrían el césped. La humeante
-jNosotros no perdemos nunca! La suma que gastamos era
hoguera que habían hecho ocultaba las parcelas y las vías del
una inversión. Ahora recibimos los intereses. En este caso parti-
ferrocarril. Man Kee andaba con paso firme por el jardín llevando
cular yo iba a retener el veinticinco por ciento de la comisión del una brazada de hojas casi tan grande como él. Incluso a través de
vendedor y enviárselo a su padre a través del cuartel general Wo,
la ventana cerrada de la cocina, Lily oía el agradable crepitar y
como antes. Creo que es una forma más aceptable de comisión y,
olía el humo fragante. Cuando entró su marido, un marido
además, nos proporciona una influencia adicional sobre éL Pero
mucho más relajado entonces que unos meses atrás, Lily conside-
el 49 dijo que el vendedor se oponía.
ró que aquélla era una buena oportunidad para decirle lo que
-Le recuerdo. Eso no parece propio de su carácter.
llevaba pensando desde hacía unas semanas.
-El dinero es una fuerza poderosa cuando uno trata con
-Marido -empezó, alertando a Chen enseguida por el tono de
hombres ignorantes. En cualquier caso, le di instrucciones al 49
su voz-, ¿no crees que deberíamos recompensarnos un poco
para que lo remitiera directamente. Le comuniqué el paradero después de trabajar tanto este año?
del padre. Pareció contento con este arreglo. Quizá demasiado
Chen confiaba en que no fuese a proponerle una excursión
contento. Creo que a éste habría que vigilarle.
dominical para tomar el té en la Calle China, y menos en el Ho
-Una tarea para Hermano Nocturno. Pero le felicito por su
Ho. Recordaba a todos aquellos restauradores y tenderos provin-
trabajo. Un verdadero ejemplo de trabajo al viejo estilo.
cianos con sus ruidosas familias formando siete clases distintas de
-Hemos traído la semilla a ultramar. Haremos que florezca.
alboroto los domingos por la tarde mientras engullían una cesta
tras otra de pastelillos al vapor.
-Marido -empezó ella de nuevo-, ¿no te sientes un poco
aislado aquí a veces? ¿No te sientes escondido del resto del
mundo? ¿Marido?
-¿Qué es lo que quieres, Lily?
-¡Marido!
Ella se acercó al hornillo (¡qué deliciosamente caldeada estaba
la cocina, sin duda era la habitación más agradable de la casa!) y
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sirvíó un líquido oscuro y empalagoso en un vaso, añadiendo un _·Cuánto pide usted, señor Constantinides?
rodaja de limón,
-Toma, marido, Abrazo de Puta hervido, igual que lo hacen
El señor Constantinides, que se había fijado en el número de
· · s que Mui hacía al patio delantero, quería
\rJaje .
300
,
libras por el
en el salón de té de tu pueblo. Bébetelo.
Escort o el V olkswagen. Lo cual era 200 libras mas de lo que los
Despué de servir a los últimos clientes de esa noche, Lüy ;;.;.; ,,,.,_, estaban dispuestos a ofrecer. Aun descontando 50 libras del
volvió al ataque. Desechó las fintas preliminares.
precio inicial exigido po~ el señor e para obtener la cifra verdade-
-Marido, ¿no has pensado nunca lo útil que sería tener un
ra, seguía siendo demasiado. . .
coche?
-Piénsenlo, pues -recomendó el señor Constant1n1des en
Chen se quedó atónito. ¡Qué cosas se le pasaban por la cabeza dirección a las espaldas del desconsolado grupo.
a Lily! Ella continuó en tono persuasivo,
-Desde luego, esos diablos extranjeros intentan explotarnos
-¡Qué útil sería! Ahora tenemos dinero suficiente gracias a las todo el tiempo -dijo Lilly, al borde de unas lágrimas de rabia, de
bebidas y los helados, y también a las propinas de Mui. En
vuelta en la cocina.
realidad, no saldría nada caro. El señor Constantinides tiene -¿No crees que nosotros hacemos lo mismo con ellos?
varios coches de segunda mano en la parte de atrás del garaje. Lily casi no podía creerlo. Mui había ido demasiado lejos esta
-Lily, yo no sé conducir un automóvil.
vez. ¡Era una traidora a su familia! Como si ellos fueran responsa-
-Puedes aprender, marido. lvfui conoce a profesores de au- bles de nadie excepto de su pequeño grupo. Estaba tan enfadada
toescuela.
que cerró violentamente la puerta del cuarto de baño tras entrar y
-No veo la necesidad.
se sentó en el retrete con los puños cerrados sobre las rodillas,
-Es muy necesario -insistió Lily-. ¿Qué hacemos si uno de Era el primer día verdaderamente frío del otoño y Chen aún no
nosotros se pone enfermo? ¿Qué pasa si una bombona de gas había empezado a trabajar en la cocina. Consecuentemente, su
estalla y provoca un incendio? Y el hijo tendrá que ir a la escuela. vejiga estaba llena de Abrazo de Puta caliente y purificado. Cben
¿Cómo le llevaré?
abrió la puerta del cuarto de baño y, por los nudillos blancos de
- Y a pensaré, Lily.
Lily y su postura de esfuerzo, hizo una suposición equivocada.
Pero sus últimos argumentos le habían convencido, En deter- -Perdona, Lily -dijo volviendo la cara. Tuvo una idea-.
minadas circunstancias, una salida rápida por ejemplo, un coche Prueba a tomar la medicina de tu padre. Es muy laxante.
podía ser útil.
Lily salió con rapidez olvidándose, Chen no pudo menos que
-La gente dice que el Abrazo de la Puta es un gran remedio notarlo, de tirar de la cadena. Debía de estar muy estreñida. Lily
para los resfriados -insinuó Chen a la mañana siguiente.
empezó a desahogar su mal humor con los cacharros de la cocina,
-Eso he oído, marido. Tal vez no sea necesario que prepare demostrando que las toxinas del cuerpo pueden envenenar rápi-
más medicina.
damente el carácter más dulce del mundo, que en cualquier caso
El señor Constantinides tenía cuatro coches en la parte de no era el de Lily.
atrás de su garaje.
En el mostrador, Lily permaneció helada junto a Mui hasta las
-Éste es un Volkswagen Escarabajo -dijo poniendo sus enor- nueve de la noche, mientras Mui miraba la televisión bastante
mes manazas peludas en el capó y dejando sus huellas en el contenta. Pero fue Lily quien capituló primero y le habló a Mui,
polvo-. Buenos asientos y muy seguro. Éste es un Mini, demasia- sorprendiéndose a sí misma.
do pequefio para ustedes. Aquél es un Escort. El otro es un Y fue Mui quien les consiguió la vieja furgoneta Ford, com-
Prefect Olvídenlo -añadió al notar que Mui miraba por la prada por 50 libras a uno de los uveemepes, que se la llevó basta
ventanilla del conductor-, es viejísimo. Dudo que funcione. la misma puerta. l\!Iui le pagó en dinero contante y sonante.
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-Les dejo el depósito lleno de gasolina -dijo el conductor,
terse en algo que era tan evidentemente una prerrogativa mascu-
Lily casi le pegó a Mui cuando vio el vehículo, tan próxima
lina, Chen estaba deseoso de aprender. El problema era que no
estaba aún su irritación de la semana anterior.
tenia aptitudes, ninguna en absoluto. Eso quedó claro a los
-Está asquerosa -protestó Lily-, Tiene abolladuras por todas
quince minutos de la primera lección.
partes; los parachoques están herrumbrosos; esa puerta se sostiene
La familia se había reunido en lo alto de los escalones, detrás
por una cuerda; los agujeros de la carrocería los han llenado con ...
de la verja del jardín, como para presenciar una junta, Chen había
¡con cemento! Y ni siquiera la han pintado. Vaya con esos osos de
montado de lado, entrando de espaldas por la puerta del pasajero
uveemepes, Te han estafado, Mui. ¡Todo nuestro dinero desapa-
recido! y pasando la pierna por encima de la palanca de cambios para
s~ntarse al volante. La puerta del conductor estaba firmemente
-Mi dinero -corrigó Mui en voz baja-. Y sólo ha costado
cincuenta libras. atada con una cuerda a la columna central que separaba las
ventanillas, Esto significaba que la puerta trasera del lado del
-De todos modos te han robado -dijo Lilly, notablemente ali-
viada. conductor tampoco podía abrirse, Las ventanillas del lado dere-
cho, descubrieron después, tenían que estar permanentemente
-Te fías de las apariencias, hermana menor. ¿Cuál de los
abiertas por la misma razón, de tal 1nodo que, si bien no era fácil
coches del señor Constantinides era el mejor? Te lo diré yo: aquel
caerse de la furgoneta a gran velocidad, era muy posible mojarse y
viejo y pequeño con las ventanillas tan sucias que no se podía ver
quedarse helado. Los pasajeros del asiento trasero contaban con la
el interior. Tenia un corazón fuerte, ¿Te acuerdas de la historia
misma protección que una persona montada en el asiento trasero
que nos contaba nuestro padre acerca de un sabio ciego y de de una moto.
cómo sabía cuál de los caballos de carreras del duque de Chou era
el más rápido? Era evidente que en algún momento de su existencia la
furgoneta había sido transformada para que pasara de tener un
Lily sonrió a Mui compasivamente.
uso comercial a un uso privado: le habían puesto una segunda
Pero Mui tenía razón. El motor funcionó suavemente cuando
puerta a cada lado, habían hecho ventanillas, habían colgado
un amable mecánico se lo puso a punto. Cuando Lily pateó los
cortinillas de red, habían abierto el techo para que entrara el sol,
neumáticos (esperando secretamente que la furgoneta se derrum-
pero el propietario había olvidado suprimir, pintando encima, el
bara convertida en un montón de chatarra doblado y chirriante),
letrero en cursiva que llevaba al costado: Ferreterla Hardiman.
comprobó que éstos eran duros y elásticos.
Como un ser mitológico, un unicornio o la bestia Shang -en parte
-¿Crees que los frenos serán seguros, Mui?
-Naturalmente. tigre, en parte dragón, en parte buey, en parte quién sabe qué-, la
furgoneta era muchas cosas al mismo tiempo. No había llegado a
-¿Por qué estás tan segura? Tú no sabes nada de coches. decidir qué iba a ser.
-No. Pero conozco al hombre que me la vendió.
Pero éstos eran detalles menores, apenas perceptibles en ese
U na confianza conmovedora, pensó Lily para sus adentros,
momento. Lo que fue inmediatamente perceptible era que Chen
pero con un principio de duda. Una vez más Mui tenía razón,
según descubrió más tarde. casi había desaparecido de la vista, Estaba mirando por entre los
¿Quién iba a conducirlo? radios del volante 1 después de deslizarse tanto en el asiento
(atascado) para llegar a los pedales con sus cortas piernas que su
Se les planteó un embarazoso problema, Al enterarse de que chata nariz parecía un snorkel.
ninguno de ellos sabía conducir, el hombre que les había vendido
El instructor se subió ágilmente detrás de Chen, Lily y Mui
la furgoneta se ofreció amablemente a darles unas cuantas clases.
observaron con orgullosa expectación, teniendo a Man Kee entre
Chen era el candidato evidente. Las chicas no deseaban entrame- ellas detrás de la verja,
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-El que está en el coche es tu padre, hijo -le informó Lily, bajando los escalones, instantáne~me_nte reprim_ido para s~lvar el
Man I<ee estaba tan 1lus1onado como su madre y su tía, pero prestigio de Chen. Pero ¿esta~a justificado a:rr1esgar la vida del
de un modo diferente. Hasta la fecha, sus asociaciones de su hijo?, se preguntó Lily en el último momento. La furgoneta acabó
padre con la maquinaria se limitaban al c9lumpio e implicaban deteniéndose al topar contra una farola 1 poniendo fin al dilema.
violentos y heterodoxos movimientos de sacacorchos, para caer El camionero había pisado el pie que Chen tenía sobre el pedal
después mareado y jadeante, del freno, razón por la cual Chen hacía ahora una mueca. Lily se
Las cuerdas atadas en torno a la columna central de las imaginó que era porque se sentía terriblemente humillado, y su
ventanillas de la furgoneta le hicieron creer que ésta era alguna corazón se ablandó. J\!Ian Kee, por el contrario, se reía, aplaudien-
forma de diversión adulta parecida al columpio. Ciertamente, sus do con sus manos enguantadas. Había sido exactamente lo que él
guardianas albergaban la misma clase de expectativas que tenía él esperaba.
cuando su complaciente padre le daba vueltas y más vueltas. Tal La furgoneta vobrió al centro de la carretera marcha atrás y
vez le concederían una oportunidad más tarde. Las expectativas ejec.utó un limpio cambio de sentido en tres movimientos mien-
de Man Kee fueron aplazadas brevemente mientras Chen, des- tras el camionero hacía girar el volante con una mano. En la otra
pués de recibir indicaciones respecto a la posición del acelerador, tenía un cigarrillo. A continuación, el vehículo avanzó a sacudi-
el freno y el embrague, hizo girar la llave de encendido sin das por la calzada, acompañado por el execrable rechinar de la
ningún resultado inmediato, caja de cambios y el rugido del motor acelerado. Se caló varias
-Ahogado -comentó el camionero, tirando del starter mien- veces, porque Chen no lograba encontrar el equilibrio correcto
tras Chen le miraba inexpresivamente. (¿Estaba amenazándole entre los pedales, pero continuaba deslizándose al tiempo que él
aquel hombre con ahogarle si fallaba de nuevo?) hada girar la llave del encendido desesperadamente hasta que el
-¿Estamos en punto muerto? Pues allá vamos. motor tosió y arrancó. La furgoneta dobló la esquina del garaje,
Esta vez el motor chisporroteó saludablemente antes de esta- pero las chicas siguieron oyendo el motor mientras Chen daba
bilizarse en un constante latido; toda la furgoneta temblaba como una vuelta completa a las parcelas. Sonaba como si fuera a una
un flan, De repente, se detuvo, Chen había retirado el pie del velocidad temeraria; finalmente, al cabo de un buen rato, la
embrague demasiado pronto. furgoneta apareció por el otro extremo de la calle, haciendo aún
-Un poco más despacio la próxima vez, amigo -le aconsejó el un ruido enorme pero viajando a unos tranquilos nueve kilóme-
camionero con voz amable. tros por hora. Desde lejos parecía que iba sola, sin conductor,
De nuevo el sonido áspero del encendido, seguido por el hasta que los ojos y la nariz de Chen se hicieron visibles entre los
temblor La furgoneta avanzó lentamente, Cuando Chen quitó radios del volante,
el pie del embrague, y «le dio más gas», como el otro le dijo, el -Basta por hoy -se apresuró a decir el camionero cuando la
vehículo saltó con una serie de sacudidas. furgoneta se detuvo delante de la puerta con un último rugido
-Quite el freno de mano -dijo el camionero tranquilamente. y Chen soltó el embrague parando el motor con un súbito
Luego Chen tuvo problemas con la dirección. La furgoneta se temblor,
desplazó muy despacio hacia las rayas blancas que marcaban el El episodio podía haberse atribuido a la inexperiencia, Pero
centro de la carretera y luego pasó al otro carril. Cuando Chen Chen se volvía cada vez más peligroso a medida que perdía segu-
trató desesperadamente de corregir el rumbo, la furgoneta dio un ridad,
súbito viraje, pasó sobre el peralte y subió a la acera, avanzando -Es inútil -le dijo el camionero a Mui después de la tercera
derecha hacia la verja donde estaban los espectadores, El primer clase de Chen una semana más tarde-. Si no eres mecánico, .no
impulso de Lily y Mui fue un saludable deseo de retroceder eres mecánico,

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Lily se quedó desconcertada por los precisos términos de esta cambios de punto muerto a primera. Un ligero toque en el
tautología, pero aceptó el veredicto fundamental. (Su marido acelerador al retirar su zapatilla fue suficiente para que la furgo-
podía hacer muchas otras cosas que con toda certeza no podía neta avanzara un metro con un gruñido. Mientras eJ vehículo se
hacer el camionero.) deslizaba de nuevo hacia el surtidor, Lily, tan dueña de si como
Ella y Mui se acercaron juntas a la furgoneta. siempre, tiró del freno de mano sin el menor sobresalto ni
-Estoy segura de que no puede ser tan difícil -reflexionó evidente prisa, pero a tiempo de evitar una segunda colisión
Lily, contra el surtidor. La furgoneta se detuvo contra el surtidor con
Abrió la portezuela del lado izquierdo con cuidado y se deslizó un suavísimo topetazo. La gasolina cesó ahora de salir, fuese
hábilmente hasta el asiento del conductor, Alcanzaba fácilmente porque el tanque estaba casi vacío o porque, con el golpe, una
los pedales con aquellas piernas de norteña. válvula se había encajado en su sitio (Lily pensaba que era esto
-Esa manivela entre los asientos, Lily es la palanca de cam-
1 último). EJ charquito sobre el cemento se evaporaba ya ante sus
bios,,. -Mui identificó todos los controles para su hermana por sus ojos, En dos minutos habría desaparecido, El alivio de Mui estaba
nombres ingleses-. Luego sueltas el freno de mano -concluyó teñido de irritación por la aparente despreocupación de Lily, Le
Mui-. Sé cómo poner en marcha un coche, pero no cómo parecía que ésta había tirado del freno de mano en el último
conducirlo o pararlo. momento, Lily intuyó lo que Mui pensaba,
Lily no hizo caso de la advertencia implícita en las últimas -No es la prisa lo que hace la velocidad, hermana mayor, sino
palabras de Mui, Ja calma,
-¿Le doy a la llave, Mui' Este precepto, inculcado a Lily cien veces en su infancia,
Antes de que Mui pudiese recomendarle precaución, el motor algunas de ellas dolorosamente, no significaba nada para Mui.
cobró vida, ¡Qué dedos tan fecundos tenía Lily! Había manipula- Lily había sido bastante rápida para arrancar la furgoneta con
do todos los controles en un abrir y cerrar de ojos antes de que aquellos traviesos dedos suyos, ¿no? Mui se irritó más cuando Li1y
Mui hubiese terminado de hablar. ¡Conseguir una reacción de sugirió que llevaran la furgoneta hasta la puerta de la casa no
toda esa complicada maquinaria que había debajo del capó! Lily empujándola sino conduciéndola. Como si no hubieran escapado
evidentemente sí era «mecánica>). ya por los pelos, Atrevimiento y temeridad no eran palabras
-¿A qué huele, Mui? Huele como la cola que utilizaba el suficientes para describir el comportamiento de Lily en esos
marido para los bancos. últimos días.
Mui olfateó, ¿Como la cola del cuñado? ¡Gasolina! ¿Sería del Cuando el camionero, un hombre de palabra, apareció para
coche? Manaba del surtidor del garaje que Lily había golpeado darle a Chen su cuarta lección Lily le esperaba un poco más allá
1

cuando la furgoneta se movió hacia adelante. de la puerta del jardín, Él se resistió al principio, pero luego le
-Fuera del coche, hermana menor. ¡Rápido! dijo:
Mui tuvo visiones de su hermana menor incinerada. Chispas, -Es usted una conductora nata, señora Chen. Unas cuantas
eso era lo que había que evitar. Mui se corrigió rápidamente: semanas de práctica y podrá ir a cualquier parte.
-Despacio, Lily, despacio y con cuidado, Ella estaba complacida, sonrojada por el éxito. Fue incapaz de
Lily había perdido una de sus zapatillas de casa debajo del mostrar su alegría delante de este afable faan gwai; se mordió el
acelerador. Mientras se inclinaba para recuperarla con una mano
1 labio con los ojos brillantes modestamente bajos y dos manchas de
en el pedal del embrague, el esbelto y floreado trasero en el aire, color en las mejillas cetrinas. Una vez en casa, sin embargo,
un pie rosa tocó la bocina y simultáneamente activó el indicador apenas pudo refrenarse para no saltar por encima del mostrador,
lateral antes de, al bajar apresuradamente, empujar la palanca de apagar el televisor y dar volteretas y hacer el pino delante de los

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clientes, (¿Qué efecto habría tenido eso en el negocio?) Sentada en completamente sobornada y corrompida mientras iban y volvían
su alto taburete al lado de Mui, vibraba literalmente. Oleadas de a las tiendas en una fracción del tiempo que tardaban antes. Y
triunfo contenido emanaban de su disciplinado y erguido cuerpo. Lily tampoco pudo evitar comparar sus eficaces excursiones se-
J\;Iui no paraba de lanzarle miradas de preocupación. manales con la diaria caminata a las tiendas cuando ella y su
Por supuesto, Lily no tenía intención de hacer nada tan marido vivían solos en el piso. Verdaderamente, el individuo
mundano como un examen de conducir. Y menos pagar todos encontraba auténtica satisfacción y felicidad sólo en su familia.
esos exorbitantes impuestos. Por no hablar del seguro. Mui no En solitario era imposible, reflexionó mientras arrancaba hábil-
estaba nada conforme con eso. Le recordó a Lily las enormes mente la furgoneta sin una sola sacudida.
multas, la posibilidad, incluso, de ir a la cárcel. Lily se burló de Le ocultaron a Chen que Lily sabía conducir, dirigiéndose a
elk hurtadillas a la parte de atrás del garaje, donde dejaban aparcada
-Pondré un poco de dinero en una carpetita de plástico, Ése la furgoneta. Esto sería únicamente hasta que inventasen una
será mi carné de conducir, lvfui, fórmula que salvara el prestigio de Chen y le hiciera aceptable su
Mui se quedó con la boca abierta ante tamaño disparate, futura condición de pasajero. Metieron la pata en su primera
-1\Jo, Lily, no. Aquí no puedes hacer esa clase de cosas, La excursión al volver en un tiempo ridículamente corto.
policía inglesa es la mejor del mundo -dijo, pensando en Dixon -Nos llevó uno de los uveemepes -se apresuró a mentir
de «Dock Green», uno de sus programas favoritos. («Buenas noches Lily,
a todos», decía Niui adelantándose a las palabras del policía La vez siguiente dieron una vuelta por las parcelas, las vías
bonachón mientras él se tocaba el ala del casco cada semana.) del ferrocarril y la fábrica de gas, tomando el diminuto puente
La malvada Lily se limitó a sonreír con aire de superioridad: jorobado con las cuatro ruedas en el aire y un golpe tremendo (la
-Créeme, Mui, tienes mucho que aprender; l<>. vida no es un única estimación equivocada de Lily hasta la fecha), antes de
programa de televisión. terminar su viaje junto a la refinería de gas en medio de un olor
Sólo su temor de que el coche no pasara la revisión de la ITV a azufre.
impidió que Mui solicitara un carné de conducir provisional en Imagínense el desaliento de Mui cuando descubrió que Lily
nombre de Lily, (A pesar de todas sus buenas cualidades, los había estado practicando para viajes más largos, vagabundeos más
ingleses tenían tendencia a fiarse de las apariencias antes que de amplios e irresponsables. Un mes después, en lugar de girar a la
otros juicios más fundamentales.) izquierda al llegar a la refinería, como de costumbre, Lily siguió
-No lo usaremos mucho, de todas formas -la tranquilizó por la carretera hasta la rotonda principal.
Lily-, Sólo para llevar al hijo al colegio cuando sea mayor, Quizá -¿Qué estás haciendo? -exclamó Mui cuando, rodeadas por
para hacer la compra y algún que otro viajecito. No te preocupes, todas partes de un denso y rápido tráfico, Lily describió me-
hermana mayor. Somos gente sin importancia. dio círculo y se metió por la carretera de aproximación a la
Vista la furgoneta bajo esta nueva luz, como un necesario autovía.
complemento a la educación del sobrino, costumbre distintiva de Lily tenía los labios apretados y sus ojos brillantes permane-
días venideros, Mui difícilmente podía oponerse. Además, las cían atentos al rápido tráfico, calculando el momento oportuno
bolsas de la compra se hacían cada vez más pesadas a medida que para introducirse en la corriente principal.
el volumen del negocio aumentaba. JVIui tenía un reborde de -¡Eiyah! ¡Lily! -chilló Mui, asustada,
callos en ambas palmas, y eso que ella llevaba sólo la mitad que Lily aceleró, La furgoneta tembló, La aguja del cuentakilóme-
Lily. lYfui trató de presentar su rendición como en interés de las tros (no es que Mui la estuviera mirando) subió hasta 90 kilóme-
palmas de Lily más que de las suyas propias, pero se sintió tros por hora. Mui cerró los ojos cuando Lily entró en la autovía.

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Esperaba un impacto y el ruido de cristales rotos en cualquier ecelos (era mejor que los cogieran a todos juntos con las manos
momento. Pero al cabo de unos instantes rodaban a unos tranqui~ :n la masa como grupo de responsabilidad mutua), Mui había ido
los 70 kilómetros por hora en su propia cajita de carretera negr a comprarle un mapa de carreteras al señor Constantinides.
a,
Mui abrió los ojos despacio.
Consiguió que le hiciera un diez por ciento de descuento~ cosa
-¿Estás bien? -preguntó la animada Lily, disfrutando intensa- que impresionó a Chen, aunque Lily se sintió un poco insultada
mente, Los grandes camiones pasaban rugiendo por el carril por la falta de fe de Mui en su capacidad como navegante.
rápido-. ¡Mira, ahí está uno de los nuestros! -Lily tocó la boci-
na-. Se ha enfadado. No, ahora ha visto que somos nosotras y nos
saluda. ¡IVIira, hermana mayor!
Al cabo de una hora de pasar sobre los periódicos para salir
Pero Mui, con los ojos cerrados y encogida en el asiento, no por la puerta de su tasa estaban contemplando el canal, de la
respondió. U na semana más tarde se llevó un susto aún mayor. Mancha. Lily había conducido impecablemente. Hasta Mm, sen-
-¡A la playa no, Lily! No puedes hablar en serio, tada en la parte de atrás con el mapa extendido sobre las rodillas y
Pero sí hablaba en serio.
con una mano sujetando los tirantes cruzados del mono de Man
Mui confió en que Chen se mostraría firme, Pero a ese Kee mientras éste pegaba la nariz contra la ventanilla, tuvo que
hombre imprevisible le hizo gracia lo que había ocurrido a sus es- reconocerlo, En la carretera Lily incluso había adelantado a un
paldas.
par de vehículos lentos con inmensa aptitud y tal sentido de la
-Así que realmente sabes conducir, ¿eh, Lily? ¡Bien hecho! oportunidad que Mui había apretado con fuerza los labios para
Eso nos será útil en el futuro.
contener su propia protesta. Chen llegó a aplaudir.
Los hombres eran seres extra:fios, pensó Mui. El cuñado Después de dejar atrás la refinería de gas de cierta ciudad
debería haberse disgustado por eso. Sin embargo, estaba entusias- costera (una imagen conocida y tranquilizadora) y la laguna con
mado planeando con Lily una excursión al mar y deleitándose sus barquitos en miniatura, siguieron despacio a lo largo del paseo
evidentemente en la maestría de su mujer en esta nueva habili- marítimo desierto.
dad. Lily tocó ligeramente a Mui en el brazo,
Eran las ocho de una mañana de noviembre.
-Por favor, no te preocupes. Todo saldrá bien. A menos que Lily aparcó en una callecita que salía del paseo marítimo y
haya niebla la carretera grande es mucho más segura que la pe- que estaba llena de plazas de aparcamiento vacías. No tenía claro
queña.
lo que significaban las diversas señales y prefirió pagar una tarifa
¿Acaso pensaba Lily que ella era absolutamente tonta? Era en vez de arriesgarse a que la grúa se llevara la furgoneta, O
obvio que a más velocidad, mayor riesgo. Lily parecía haber incluso a que les pusieran una multa. ¿Seria esta prueba de
engañado por completo al cuñado.
prudencia básica suficiente para tranquilizar a Mui? Durante el
-El aire del mar nos sentará bien, Lily -dijo-, No me sentiría viaje Lily había observado varias veces la cara tensa de su herma-
a gusto yendo en coche por la ciudad,
na mayor en el espejo retrovisor, que utilizaba con gran frecuen-
-Eso sí que es difícil, marido -asintió Lily. cia siguiendo el consejo del camionero. Quizá sería mejor no
Fijaron un lunes a principios del mes siguiente. Ése era el día meter en la cabeza de Mui preocupaciones que no se le hubieran
de la semana en que había menos actividad; pensaban salir muy ocurrido ya. Lily personalmente cerró todas las puertas de la
temprano por la mañana y volver a mediodía. De ese modo no furgoneta y las comprobó meticulosamente una por una.
perderían clientela. Mientras tanto Lily practicaría alrededor de -No te preocupes -bromeó Chen-, Nadie querrá este mon-
las parcelas y daría unas últimas clases (avanzadas) con el camio- tón de chatarra.
nero. Resuelta a seguir a la mayoría a pesar de sus personales Las dos chicas se miraron.
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-¿Qué quieres decir con eso, marido? «Este montón de chata-
rra», como tú lo llamas, nos ha traído hasta aquí y nos llevará de barco que nos llevará a todos de vuelta a casa cuando terminemos
vuelta a casa, No seas tan desagradecido. aquL Te llevará a tu patria, hijo, gue no has visto nunca,
-Cuñado, no sean tan orgulloso -le regañó 1\1ui a su vez-. Chen besó en la coronilla a lvían I<ee. Detrás de él estaban
Nunca te dejes engañar por las apariencias. ahora Lily y Mui. Lily puso un brazo sobre los bombros de suma-
rido.
Sorprendido por este ataque concertado, Chen se llevó a Man
Kee por delante de las dos hermanas para contemplar el mar -El barquito viejo -repitió Chen-. Deja que lo vea tu madre,
hijo.
bárbaro y gris. Sentó al hijo en la barandilla y le rodeó el
estómago con los brazos. J\tfan Kee era un bulto blando y cálido y, Pero lVfan I<ee no quería separarse del telescopio y cuando
lo que es más, últimamente cada día más cariñoso. Reaccionó consiguieron convencerle de que lo soltara el zumbido que había
poniendo su mano una diminuta réplica de la de Chen, con su
1
dentro del aparato había cesado y lo único que Lily vio fue un
palma ancha y sus dedos regordetes, sobre la manga de su padre. opaco y tembloroso círculo de luz blanca con una superficie
Chen resolvió educar al hijo a su manera. Tendría una educación rayada y un pelo agitándose. Para cuando Chen encontró una
en números (ése era el punto débil del propio Chen) y llegaría a segunda moneda el barco había sobrepasado el horizonte y a Lily
ser propietario de muchos restaurantes, adquiriendo experiencia no le quedó más vista que la de las gaviotas rebuscando desperdi-
cios en la estela.
en todos los aspectos del negocio a medida que crecía. El mar
-Muy bonito, marido.
sombrío puso a Chen en un agradable estado de melancolía
mientras planeaba la carrera de lVIan Kee, -¿Has visto el barco, Lily?
-Por supuesto, marido,
Había un penacho de humo justo antes del punto donde el
horizonte se encontraba con el mar en una fina raya y debajo, Cben quería bajar a Man Kee por las escaleras hasta la orilla
resplandeciendo repentina y trémulamente sobre las olas metáli- del mar, pero el niño se refugió en los brazos de su tía. En lugar
cas con los primeros destellos del sol naciente, el casco de un de eso, Chen bajó a la playa con Lily. Una playa, suponía que era
buque. aquello y, por lo tanto, así había que llamarla. La ondulante
En una pequeña curva de la barandilla había un telescopio extensión de petróleo, con sus hondonadas y sus laderas, como
gris. El centelleo del agua cambió instantáneamente el humor de una cota de malla moldeada sobre el torso de un gigante dormido,
Chen. Metió una moneda en la ranura y enfocó la lente en apenas evocaba las finas arenas blancas y de color pimienta que
dirección al barco. Al principio no lo encontró, aunque había cubrían miles de kilómetros de la costa de China Meridional.
apuntado cuidadosamente con el punto de mira que había sobre Chen recordaba el sol y las aguas cristalinas del lado oriental de
el cañón. Chen giró el tubo en amplios círculos. ¡Allí estaba! los Nuevos Territorios. Esta agua gris rompía con una flemática
Desapareció de nuevo. Chen movió el telescopio con más cuida- regularidad, característica de los ingleses, llevándose las ruidosas
do. Ahora lo tenía en el centro del círculo, sorprendentemente piedras de vuelta al mar. ¿O las arrojaba a la playa; un paso atrás y
grande, rojo y muy herrumbroso, con una pequeña proa: un dos delante, como decía el presidente J\;Iao? Por encima de ellos
carguero de servicio irregular. Chen levantó a J\;fan Kee hasta el las gaviotas bajaban en picado y se peleaban por los desperdicios.
telescopio, Había una bandada de ellas a la izquierda, en un malecón largo
-¿Ves el barco, hijo? -le preguntó en voz baja-. Es un cubierto de percebes y medio sumergido que se adentraba unos
barquito especial para gente como nosotros, hijo. Es muy peque- cincuenta metros en el mar, y a la derecha más gaviotas posadas
ño y muy viejo, pero eso es únicamente lo que ven los desconoci- en los puntales cruzados entre los pilares del gran muelle. El
dos. 1\Tosotros sabemos que no es así, ¿verdad, hijo?, porque es el agua, debajo de las tablas, era sorprendentemente distinta a la del
mar abierto: de un verde esmeralda tranquilo y helado.
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-¿Vamos al puente de tablas, marido?
Pero estaba cerrado. manzana vieja se había oscurecido rápidamente al contacto con el
aire) que Mui le había comprado tan irresponsablemente.
Siguieron por el paseo y dejaron atrás el Lido. Eran, de
Chen le pagó al hombre cuatro bolas de madera y le indicó
acuerdo con el reloj ornamental, las nueve menos cuarto. Una
que se las diera a su esposa, la cual, con un movimiento aparente-
galería de juegos, construida dentro del acantilado, acababa de
mente torpe y descoyuntado, subrayado por su condición de
levantar su persiana. Se quedaron mirando las hileras de máqui-
zurda, las arrojó en rápida sucesión y con inmensa precisión a los
nas de frutas y las mesas de billar romano. Chen rebuscaba en su
frutos peludos, Cuatro cayeron al suelo y el quinto se tambaleó en
bolsillo cuando Lily le dio una moneda.
su taza, porque aunque la puntería de Lily había sido infalible no
-Hazlo tú, marido, tú tienes nuestra buena suerte.
había lanzado con mucha fuerza. Incluso Mui, que recordaba
Esperaron junto a la máquina durante algún tiempo cuando
haberle prohibido a su hermana menor los juegos infantiles de la
ya había cesado de girar, como si pudiera ablandarse y darles un
rayuela y la comba, se sorprendió. Chen sacó otros seis peniques.
premio después de todo. Un poco decepcionada, Mui le compró a -Estará usted de broma, amigo -dijo el hombre.
Man Kee una manzana cubierta de caramelo pero no el algodón
Le dio a Lily los cuatro cocos que había ganado limpia y
de azúcar rosa en un palo que él quería. Aquello se parecía a la rotundamente y los Chen se marcharon.
fibra de vidrio que el cuñado había metido entre las vigas de su
Camino de la salida pasaron por delante de un extraño espejo,
cuarto; ciertamente no podía hacerle ningún bien al niño. De
un conjunto de espejos en realidad, dispuestos de forma que
todas formas Man Kee ya estaba suficientemente caliente 1 abriga-
reflejaran unos en otros; espejos completamente normales, bri-
do por sus ropas de lana.
llantes y vacíos vistos desde lejos, pero cuando uno se acercaba a
El encargado del local había activado la pequeña galería de
ellos, ¡qué susto! Lily nunca había visto nada semejante, Se
tiro al fondo de la sala. Patos de metal abollado se movían a
alarmó mucho cuando todo el grupo apareció reflejado. Eran una
sacudidas por una cinta transportadora y pelotas de ping-pong
familia de enanos comprimidos y gigantes alargados, repetidos
bailaban sobre chorros de agua. Cuando la familia pasó sin
hasta el infinito en una serie de imágenes en disminución y
mostrar interés, el encargado le dio al interruptor y los patos se
mutuamente reproducidas. Mui salía larga y delgada, estilo Lily,
detuvieron, las pelotas cayeron de las fuentes desaparecidas. Ni
con una cara rectangular y lúgubre muy parecida a la de su
Chen ni Mui, y mucho menos Lily, tenía el menor deseo de
hermana menor, mientras que Lily estaba aplastada y transforma-
disparar armas de fuego, y no digamos de pagar un buen dinero
da en una enana de metro de ancho y medio de alto, una cruel
por el privilegio de hacerlo. Lily recordaba que su padre le había
caricatura de la Muí real. Chen quedó agradablemente sorprendi-
inculcado que ningún boxeador serio podía utilizar nunca armas
do, sin embargo, por este truco que le permitía una rara compren-
de fuego para un asunto privado. Tendría que ser un traidor a
sión de la herencia física compartida por las chicas, en apariencia
toda Ja tradición. (Él recordaba a los patriotas de 1900, cuyos
tan diferentes. Ahora sabía que realmente eran hermanas. Sonrió
conjuros no les habían protegido del plomo extranjero.)
y una sonrisa perversa apareció en la cara del simio cuadrado y
Pero Lily se detuvo en la caseta del tiro al coco. Tanto a ella
patizambo del espejo. Lily se apartó de la desagradable familia de
como a Mui les había gustado mucho el coco cuando eran nifias.
grotescos e insultantes especímenes de humanidad. (¡Estaba segu-
El vendedor de encurtidos de la plaza de su pueblo vendía
ra de que los occidentales no salían así!) Man Kee se tambaleaba
deliciosas tiras blancas traspasadas por un palillo que sujetaba una
sobre las tablas desnudas, riéndose gozosamente. Parecía que los
hoja y un pedazo de jengibre. Quizá al hijo le gustarla también;
espejos habían perturbado su precario sentido del equilibrio y
ciertamente sería mucho más saludable para él que el horroro-
ahora estaba tan desorientado como si, enrollado cabeza abajo en
so confite rojo y marrón ensartado en un palo (la carne de la
el columpio, toda la sangre se le hubiera ido al cerebro. En el
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espejo aparecía como un gigante de patas de mantis, elevándose rate lo que primero atrajo la atención de Lily. Qué claro y que
muy por encima del resto de su familia. Lili avanzó para cogerle grueso era, presumiblemente a prueba de vándalos y de olas.
en sus brazos, pero Mui le levantó primero. También era una buena idea del propietario pintar los precios en
Cuando salían a la mañana, el encarg:ado de Ja galería de el cristaL
juegos los alcanzó. Tenía un coco para Lily. fvfui tenía la nariz pegada al escaparate, aunque por razones
-Nada personal, Si todo el mundo fuera co.mo usted, yo rne distintas a las de su impasible hermana menor, ya que un maravi-
quedaría sin negocio mañana. lloso aroma a vinagre, pollo, pescado y patatas fritas se colaba
L1n gesto simpático, pensó Lily, recobrando la serenidad; era hasta la acera.
profesional pero cortés, Resolvió emularlo en su propio trato con El reloj marcaba las doce menos cuarto.
los clientes; si, digamos, aunque parecía improbable, a alguno de -¿Lo intentamos? -preguntó Chen.
ellos se le ocurría criticar la comida por no ser auténtica. l'víui ya casi había cruzado la puerta.
«Tiene usted mucha razón)), le diría ella, obligándole a aceptar Y la comida era bastante buena, realmente no estaba nada
una ración extra de arroz blanco. «Le felicito por su perspicacia y maL Incluso Lily, deprimida por tener que gastar dos chelines y
le aconsejo que no vuelva. Nosotros también tenemos que ganar- dos peniques por persona, hubo de reconocer que sabía bien
nos la vida, ¿sabe?» cuando mordió la mitad de una larga tira de patata. Luego
Al oír el crujido de uno de los cocos que resbaló de sus dedos cambió los cocos por el hijo, aquéllos incómodos de llevar, éste
fríos y cayó en la acera, Lily volvió a la realidad. Mientras ella se pesado.
desenvolvía racional pero honorablemente con sus clientes en sus Era mediodía cuando terminaron su comida en un banco del
fantasías, Chen los había llevado hasta el borde del paseo comer- paseo y las doce y cuarto antes de que el motor frío arrancara.
cial. J-Iabía un diminuto andén y un ferrocarril de vía única que Lily lo calentó suavemente. El viejo motor suspiró como un
corría al pie de los acantilados, paralelo a la interminable playa de animal, sus flancos metálicos temblando y crujiendo a medida que
piedras. A pesar del viento frío, Lily habría disfrutado el recorri- se calentaban. Nubes de condensación (no humos, porque era una
do junto al mar en uno de los coches abiertos, pero los 1O chelines máquina sana) se elevaron del tubo de escape y envolvieron la
del billete de ida y vuelta (nada de medio billete para Man Kee, furgoneta en una neblina. Los indicadores luminosos del salpica-
además) eran demasiado. Lamentándolo, volvier?n al centro de dero resplandecían; las agujas blancas temblaban inquietas. A
la ciudad. Se habían saltado el desayuno y ahora estaban ham- través de un agujero en la nube Chen vio la furgoneta reflejada en
brientos. Nlui, en especial, miraba con anhelo los berberechos y un escaparate; el indicador parpadeando como un ojo brillante.
caracoles de mar del puesto de un atrevido empresario. Era inútil Era una diabólica cuadriga armada o un animal de guerra enjaeza-
pensar siquiera en probar un platito teniendo a Lily como super- do, quizá una tortuga gigante; era un caparazón infernal. Después
visora; si uno caía enfermo posteriormente, ella era capaz de de devolver la vieja maquinaria a la vida a base de cuidados, Lily
mostrarse muy dura. Mui casi desfallecía de hambre y le rugían puso la primera y salió por entre los dos coches que los habían
las tripas. Chen·, menos acostumbrado a ayunar que las chicas, emparedado. Las revoluciones adquirieron una nota menos an-
también tenía hambre. Paseando por las estrechas y serpenteantes gustiada. La neblina se despejó ... para revelar a un policía, joven,
calles, que parecían más viejas que otras partes de la ciudad y a con un bloc en la mano, que no hizo ningún intento de saludarlos
Chen le recordaron su pueblo natal, vieron varias tiendas de tocándose el casco. Mui, recién recuperada de la alarma sentida
aspecto inapropiado que vendían pasteles y café. De nuevo frente cuando la furgoneta no lograba arrancar, se llenó de espanto. Se
al mar, pasaron ante una tienda de pescado y patatas fritas con un arrepintió de su anterior decisión de acompañarlos. ¿Quién cuida-
escaparate envidiablemente ancho, todo de cristal. Fue el escapa- ría de lVfan I<ee si los metían a todos en la cárcel?

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El policía dio unos golpecitos en la ventanilla del conductor. caballería a punto de cargar para repeler a los invasores que
-Carnet de conducir, por favor. subían por la pedregosa colina. Delante de las filas, tres o cuatro
Lily bajó la ventanilla enérgicamente y le tendió su carpetíta individuos en sillas de ruedas eran enérgicamente empujados
de plástico. El policía la examinó por debajo del nivel de la arriba y abajo, comandantes pasando revista a las tropas. Las
ventanilla y se la devolvió vacía. mantas de cuadros que todos llevaban cuidadosamente remeti-
-Tiene que arreglar ese tubo de escape. das en torno a sus esqueléticas piernas y rodillas (¡qué flacos
Estaba tomando notas cuando Lily metió el Caparazón Infer- llegaban a quedarse con la edad las personas de esta raza robus-
nal en la corriente de tráfico del paseo marítimo. Presa de ta!) les daban un aire aún más caballuno, Qué extraño lugar
emociones que no podía nombrar, casi deseando que los hubiesen elegían las familias para mandar a sus padres y abuelos, pensó
arrestado, Mui permaAeció aturdida en el asiento trasero. Pasaron Lily. La humedad y el aire frío debían de ser crueles con los
quince minutos antes de que se diera cuenta de que seguían una viejos huesos. Chen también se acordó de los sufrimientos de su
ruta diferente. Tenían el mar, gris y luctuoso, a la derecha y eso padre en su pueblo pantanoso.
no era lo correcto. -Míralos, M ui -dijo Lily con una mezcla de piedad y júbilo en
-Lily ... la voz. Decidió hacer algo para alegrarles el dia a los ancianos,
-En el camino de vuelta vamos a visitar otra ciudad -anunció aunque fuesen extranjeros-. Saludadles y sonreídles, vamos.
la conductora alegremente. Hizo sonar la bocina (¡no había nada decrépito en esta parte
Mui estaba demasiado desmoralizada para tratar de oponerse, del equipo de la furgoneta!) con un elegante toque o dos y
Unos momentos después recorrían otro paseo marítimo, con también encendió y apagó los faros, bastante pálidos, a pesar del
menos tiendas que el anterior pero junto al mismo mar y «playa» sombrío día, puesto que continuaban rodando a unos tranquilos
poco hospitalarios. Había, sin embargo, mucha más gente, a seis kilómetros por hora.
menos que fuese únicamente cuestión de la hora. -¡Saluda, Man Kee, sonríe!
-No vayas tan deprisa, Lily -dijo Mui. Aún arrastrándose junto al bordillo, con los pilotos indicado-
No le preocupaba la velocidad, sólo tenía interés en verlo res parpadeando ahora jovialmente y las sefiales laterales de
todo bien. Parecían pasar junto a los paseantes como un relám- plástico rígidamente salidas en un saludo militar, los Chen son~
pago. reían, no demasiado fijamente, esperaban, y agitaban la mano
-Si vamos más despacio, el motor se cala -respondió Lily. fuera de la ventanilla que se abría. Los ancianos parecían en su
La aguja temblorosa indicaba que estaba mantenie~do la mayoría demasiado idos para enterarse, y no digamos responder,
velocidad de la furgoneta por debajo de ocho kilómetros por hora. pero, sí, había un viejo guerrero con una gorra de tweed sacudien-
Mui miró el bordillo de la acera como referencia; iban muy do su bastón en dirección a ellos y gritándoles algo, aunque
despacio. ¡Eran Jos paseantes quienes se movían a paso de caracol! desgraciadamente el viento se llevó sus palabras. Tampoco era
Todo en el mundo es relativo, reflexionó Mui sentenciosamente. que Lily pretendiera que le diesen las gracias. Mientras le dedica-
De hecho, algunos de los paseantes, lejos de moverse, estaban tan ba un bocinazo especial en reconocimiento, el anciano se secó los
inertes que no daban sefiales discernibles de vida. ¡Y qué viejos ojos con un pañuelo grande. Acaso conmovido, pensó Lily, o tal
eran todos! vez simplemente le lloraban los ojos por el frío, como le ocurría a
Lily dio la vuelta y puso la furgoneta en sentido opuesto, de la señora Law. Parecía uno de esos viejos funcionarios coloniales
modo que ahora iban realmente junto al paseo. Nunca había y el mal tiempo debía de resultar particularmente duro para
visto tan formidable concentración de gwai lo viejos. Allí estaban ellos.
en sus sillas de ruedas, colocadas en hileras regulares, como la -Lily, hay un coche de policía detrás de nosotros.

222 223
lVIiró en el espejo retrovisor. lvíui tenía razón. Aceleró suave- VEINTIDÓS
mente, apagó los faros y los indicadores y dobló a la derecha a
la primera oportunidad. Pronto avanzaban ya fluidamente por la
autovía, y a pesar de que el tráfico había aumentado, llegaron a
casa al cabo de una hora, sólo un poco retrasados.

Dos sucesos perturbaron brevemente la nueva vida que ha-


bían creado para sí antes de que volviera a la normalidad.
Tuvieron un encuentro con el recaudador de impuestos que fue
irritante pero efímero en sus consecuencias y tuvieron asimismo
que resolver el tema de la escolarización de Man I<.ee, lo cual fue
inicialmente menos desagradable pero continuó siendo una fuen-
te de gran preocupación a largo plazo.
Era Lily quien había estado siguiendo de cerca la marcha del
negocio. No puede utilizarse una descripción más formal para
los descuidados métodos que empleaba; ciertamente, no eran
cuentas. Aunque escrupulosos en cuanto a no tocar el dinero de
la caja durante el día, ninguno de ellos tomaba nota de los
ingresos mensuales, Al final del día Lily contaba meticulosa-
mente el dinero, apartaba exactamente una quinta parte para
enviársela a los padres de su marido y la metía en el bolsillo de
raso de la tapa de la maleta de la Gran Muralla que tenía en su
dormitorio. El resto iba entre una vieja camisa de Chen y el
segundo mejor traje de Lily. Al final de la semana, considerado
el día de compras (viernes), Lily utilizaba el dinero para reponer
los suministros, tanto para la tienda como para ellos mismos. El
resto eran, suponía, beneficios, sin olvidar no obstante que las
tasas municipales, la calefacción, la luz y el teléfono había que
pagarlos cada tres meses. Diligentemente realizaba estos pagos
en efectivo en el ayuntamiento o en las oficinas al día siguiente
de recibir las facturas. Sabía que después de pagar todos los
gastos tenían aproximadamente 50 libras más para gastar cada

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trimestre que cuando su marido trabajaba en el restaurante,,,
Lo que Lily no guardaba eran las facturas de servicios, ni los -No entender esta cosa. Sólo gente pequeña.
recibos de los alimentos, los artículos de limpieza, los envases de -Quizá su marido pueda proporcionarme la información.
aluminio o las bombonas de gas. Conocía el contenido de la caja Sólo deseo saber quién vive aquí.
del día anterior, hasta el último medio penique. Los ingresas -No, aquí no hay marido.
brutos del mes, por no hablar de la cantidad neta, eran misterios -Pero ese nifio debe ser suyo.
-No. Hijo mi amiga,
más allá de su comprensión. Le era imposible presentar un
balance. Lily ni siquiera sabía cómo se calculaban los impuestos. El brazo de Lily que rodeaba el estómago de Man Kee lo
¿Las propinas estaban gravadas? ¿Se calculaba en función del estrechó involuntariamente, Por suerte el ventanuco estaba cerra-
número de personas en la familia? ¿Del número de ventanas que do cuando llegó la mujer. Pero de pronto entró Mui.
uno tenia? Se acordaba de los onerosos impuestos de K wangsi y -¿Es usted la madre de este niño?
de que su padre las vestía con las ropas más pobres que tenían J\ifan I<ee le tendió los brazos a su tía (buen chico, cualquiera
cuando los inspectores los visitaban. Aquí no podía ser lo mismo, diría que sabía lo que estaba sucediendo),
¿Y aceptaría el recaudador un soborno? Su marido no era ninguna -¿Vive ella aquí o es su empleada?
-No entender.
ayuda, Chen, que no sabía de números 1 había decidido hacer caso
omiso del problema; así tal vez desaparecería, Podían pasar afies -Bueno, ¿puede usted decirme cuántas personas viven aquí?
antes de que los descubrieran. Su jefe siempre hacía lo que le daba -No entender. Sólo gente pequeña.
la gana. Chen había decidido vivir al día. Finalmente la mujer se marchó.
-Afortunadamente para Lily y Mui, los descubrieron antes de -Acabaremos averiguándolo, ¿sabe?
que la situación se descontrolara por completo. Lily hubiese querido sacarle la sonrosada y limpia lengua a
aquella entrometida. Esa clase de personas se cebaba en la gente
corriente; era casi bandidismo con licencia.
Ya habían tenido visitantes no deseados. Una mujer se había
presentado para inscribirlos en el censo electoral. ¡Como si tuvieran
derecho a votar!, había pensado Lily, comprendiendo despreciativa- Luego apareció el recaudador de impuestos. Esto ocurrió
mente que se trataba de un vulgar pretexto. La mujer había ido du- después de recibir una serie de sobres marrones que Chen, habi-
rante las horas de trabajo: pelo gris oscuro, traje de tweed y una tabli- tando su paraíso del idiota, tiró rápidamente a la basura. Mui no
lla con un lápiz colgando. Este último detalle debería haber alertado habría sido tan imprudente. Pagaron el precio cuando un funcio-
a Lily enseguida. (El piso tenía una ventaja: si no te gustaba el nario cayó sobre ellos. Desde el principio Lily intuyó que no se lo
aspecto de alguien a través de la mirilla uno podía mantenerse firme quitaría de encima tan fácilmente como a la mujer del censo.
y no abrir.) Probablemente la mujer no había pretendido disfrazarse (¿Estarían las dos visitas relacionadas entre sí?) El hombre quería
de cliente; había esperado considerablemente para no interrumpir el sus «libros)) (a saber qué libros eran ésos), facturas, recibos, saldos
trabajo. Pero la primera impresión que Lily se había formado era bancarios, matrices de cheques, y los rollos de la caja registradora.
que se trataba de un truco. Su cara se convirtió en una máscara Lily no sabía por dónde empezar. Era inútil fingir que no enten-
estática; sus ojos brillantes se apagaron. Negó con la cabeza. día el idioma: el hombre continuó hablando mientras ella protes-
-No entender. taba y, además, eran todo cifras. U na semana más tarde, como
-Pero la he oído hablando en inglés con esa chica hace un había prometido, volvió. Para la ocasión Lily había vestido a Man
momento. Kee con harapos hechos a propósito, porque naturalmente la ropa
de l\ifan Kee era la más suave y cálida que podría comprarse con
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dinero. Lily puso esmero y aptitud en la f;;tbricación de su atuen~
enos su marido nunca se había hundido hasta el extremo de
do de golfillo: rasgando costuras, frotando codos de lana y rodillas:.· m
cobrar el subsidio de paro, una vergonzosa ren d'1c1ón
, que instan-
~e alg~dó~ contra el camino de hormigón, manchándolo COfi táneamente y para siempre le descalificaba a uno para tener un
tierra. limpia. Sus botitas ya estaban bastante ~azadas. Lily instruyó.
.neaocio prop10.
a lYfu1 para gue fuera por el niño y le diera de comer arroz blanco 0
El hombre no se había quitado la trinchera color tostado ni
~ una señal suya. Dedicó el resto de sus esfuerzos a reunir toda la
había aceptado una taza de té que se estaba enfriando rápidamen-
1nfonn~ción que pudo para el recaudador, en forma de facturas te (ésta era la pequeña prueba de Lily respecto a su receptibili-
descubiertas en el fondo de sus bolsas de la compra, tarjetas de
dad), pero entonces se quitó las gafas de montura de alambre y se
cartón marrón aún atadas a las bombonas de gas, más una lista en
enjugó la cabeza calva con un pañuelo. Suspiró.
toda regla de las compras de esa semana por lo menos. Antes de
-¿Se dan ustedes cuenta de que tienen Ja obligación legal de
gastar el dinero de la semana también lo contaba. Pidió a IYíui que
la ayudara en estas tareas. llevar un registro para el impuesto de ventas y el impuesto de
compras? ¿Sí? Entonces, ¿dónde está el rollo de su caja registrado-
Lo hicieron en el suelo del dor1nitorio de I...iily, su aliento
ra? ¿Un libro de contabilidad diaria? ¿Sus facturas en orden?
humeando. Pero si es muy fácil, pensó J\;Iui para sus adentros
¿Sería impertinente por mi parte preguntar para qué se molestan
mientras contaba el dinero y hacía algunas simples restas en su
en tener una caja registradora cuando no llevan ningún registro
cabeza. Por primera vez tuvo serias dudas respecto a la capacidad
de su negocio?
del cuñado de defenderlos a todos,
Lily asintió serenamente, pero en su interior estaba asustada
y, sin darse cuenta, apretó nerviosamente una de ias teclas de la
mencionada caja registradora (que todo negocio afortunado y bien
El recaudador extendió aquel surtido de papeles sobre el
llevado debía tener). Deseaba afirmar su derecho sobre ella por si
mostrador en un silencio intimidatorio. Ya había hecho valer su
aquel bandido con gabardina trataba de confiscarla. Por una
autoridad negándose a permitir que entraran clientes, ni uno, y
desdichada coincidencia el campanilleo de la caja era la señal que
ordenando a 1vfui que apagara el televisor. De lo contrario,
había acordado con Mui. El cajón salió con un tintineo y Mui,
tendrían que ir con él a la oficina de impuestos, muy lejos, en otra
parte del país, obedeciendo a la señal, entró como una pequeña aparición. No
contenta con el disfraz de mendigo que Lily había perfilado, Mui
Eso habría sido terrible; preferían enfrentarse a él en su propio
también había tiznado de hollín la cara y las manos de su sobrino.
terreno. Por alguna razón, esto le causó una impresión favorable al
Eso era ir demasiado lejos, pensó Lily,
funcionario. Este buen comienzo se desvaneció rápidamente. El
Pero la incredulidad no se encontraba entre las facetas refleja-
re~audador, a quien le habían cedido el taburete de I..ily, sostuvo la
das en la cara de bollo sorprendentemente expresiva del recauda-
et~queta arrugada de una bombona de gas por el cordel con el
dor. :L\!Iiró a Man I<ee, mientras éste corría a su peculiar manera
mismo asco que si llevara una rata muerta al cubo de la basura
hasta los brazos de su padre, antes de volver a ponerse las
cogida por el extremo del rabo (siempre suponiendo que fuera
gafas,
necesario), Empujó la pila de papeles -un montón de inmundicia,
-¿Cuántos hijos tiene, señora ... , sefiora Chen?
implicaba el gesto- con la punta de su bolígrafo Bic
-Sólo éste,
-¿!vie están ustedes diciendo seriamente que esto es todo lo
que tienen para mostrárselo a Hacienda? -Bien, puede usted solicitar la desgravación por hijo.
-¿Eh?
Lily asintió, Ella y su marido estaban en el lado de los clientes
Mui se acercó y le dijo a Lily:
del mostrador. ¡Qué humillante! ¡Les cerrarían el negocio! Por lo
-Por tener niños pagas menos impuestos.
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-¡Ah! aunque su honradez despertaba la simpatía de 1v1ui. Un funciona-
-¿Parientes ancianos que dependan de ustedes? rio verdaderamente paternal. Sintió que le había demostrado algo
Chen negó vigorosamente con la cabeza, y las chicas, descon- a Lily. Mui le explicó la situación, Lily estaba jubilosa y Mui se
certadas pero rápidas además de obedientes,, mantuvieron las quedó horrorizada cuando su hermana gritó:
caras inexpresivas. -¡iviarido! ¡Podemos estafar casi todo el impuesto!
El hombre sacó un impreso de su baqueteada cartera de Le transmitió las buenas noticias de lVIui y su propio análisis
plástico negro. de las mismas: las propinas no había que declararlas, los helados y
-Esto es una declaración de renta, como las que hemos las bebidas refrescantes eran ganancias invisibles, podían tener
enviado antes. ¿Saben ustedes rellenarla? No. -Se quitó las gafas una caja separada para, digamos, una cuarta parte de las ganan-
de nuevo y miró a Mui con ojos cansados-. De acuerdo. Ahora cias y no meterlas en el rollo de la caja registradora. ¡Y el coste
escuchen atentamente. de la calefacción y las provisiones podía deducirse del impuesto!
bfui pasó a la parte de atrás del mostrador, mientras Lily ¡Idiotas!
apartaba a Man Kee de Chen, Chen no tenía el menor interés, aunque había pasado un
- Tienen ustedes que poner un rollo en la caja registradora y momento de preocupación. Estaba lavándole la cara y las manos
guardarlo, También deben guardar los recibos de sus compras, a Man Kee con una esponja en la cocina. El chiquillo daba asco.
¿Tienen un mayorista? Las chicas realmente deberían cuidarle mejor. Esa clase de cosas
-Compramos en Co-op, no era responsabilidad de él en absoluto,
-Bueno, no es asunto mío decírselo, pero obtendrían precios
mucho más ventajosos en un mayorista. Da igual. Simplemente
guarden todas sus facturas en orden en una carpeta, incluso una Un poco después Li1y tuvo que enfrentarse con la asistente
caja serviría. ¿No tienen cuenta bancaria? No. Ahora déjenme social, a quien el recaudador, cariñoso abuelo de un niño de tres
explicarles lo del libro de caja, no necesitarán un libro diario ... años y otro de cuatro, había notificado la situación de lvfan Kee
La inicial sospecha de Mui acerca de la simplicidad del excediéndose en sus atribuciones.
procedimiento se vio ahora oficialmente confirmada. Intuyó que -¿Sí? -dijo Lily cautelosa, desarrollando rápidamente una
tenía una aptitud natural, no educada, para estas cosas. técnica para esta clase de visitante, una vez comprobado que el
-El inspector de Hacienda -dijo el hombre finalmente- muro de incomprensión había quedado evidentemente desfasado.
tendrá que hacer una valoración sobre lo que yo recomiende y Sacó prontamente a l\!Ian Kee, rollizo y soñoliento, ya que
ustedes tendrán que pagar en dos plazos durante los próximos acababa de comer. El niño llevaba un jersey de lana rojo vivo con
doce meses. Podemos realizar un cálculo aproximado basá1!-donos el pato Donald (Toh No Ngaap) en el pecho, pantalones morados
en negocios similares en su zona. Puede que sea más alto de lo y una gorra de cuero con barbuquejo y orejeras, una especie de
que sería si ustedes hubiesen llevado su propia contabilidad, pero casco de as de la aviación que se había dejado puesto después de
eso será culpa suya. jugar en el jardín,
-¿Hacen nuestro impuesto como el impuesto de Kebab Hou- Ella era la madre y él su único hijo, le dijo Lily a la joven, que
se? -preguntó Lily esperanzada, recordando lo vacío que estaba evidentemente era algunos años menor que ella, Acababa de
siempre ese establecimiento. cumplir tres años, mintió, sin otra razón que la de ser mendaz.
-Me temo que no puedo hablar por el inspector, ¡Por supuesto que no estaba enfermo! Sólo adormilado (como lo
1\tíui le acompañó personalmente a la puerta. Era una pena estaría usted si tuviera la suerte de tomar alimentos tan ricos
que fuese demasiado recto para recompensarle por su amabilidad, como los que toma él, pensó Lily, muy enfadada). Sí, su marido

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había.
salido; Lily consiruió
b
no d e¡ar
. claro el ,
residentes en la casa. La mujer numero exacto dres, por ejetnplo, Sus abuelos ciertamente estarían encantados
habitación de su hijo. ·¡Qué inte ' por supuesto, no podía ver tenerle. J'viuchos nietos jóvenes vivían en el pueblo 111.ientras
resante la furgo · · padres trabajaban en ultramar. De hecho, los abuelos se
fuera! (Su visitante se aoarraba h neta v1e1a aparca
o a ora a un el ¿· ·'te.sístían con frecuencia a entregar a sus pupilos, que constituían
no era de ellos. Satisfecha de q I avo ar 1endo.)
. . uepor om I ._
bien cuidado -¡ojalá todos lo enos e n1no estuv-i ·:cierta garantía de giros regulares; aunque los padres de Chen no
. s casos fueran fal 1
asistente social le ofreció a Lil . sas a armas!-~ ·:necesitaban un pequeño rehén mientras su hijo siguiera casado
. y una tar¡eta ,.. nt d . .
d10 las gracias 1 sonriendo fals ª es e irse. Ldy Ié con Lily.
' amente y Ja ( · ¡
cuando la inglesa se fue Era '
< comp1etamente e r"d
Jro ª
a papelera -Creo que no sería una buena idea mandar al hiío con tus

trataba de una espía del Minist . d 1
' ente que se padres ·-le dijo Lily a Chen, decidida a presentar una auténtica
sospechaba, lo sabla. eno e Transp - ort es. L·1L y no lo batalla si alguien trataba de separarla de su hijo.
Afortunadamente, su marido tenía la misma inclinación.
-Sería un gran fastidio para ellos y para nosotros -convino
lv!an Kee ya no era simplem él-. Un montón de molestias con tantas cartas yendo y viniendo.
· - ente un bulto v1v1e t Además se enterarían de todo lo que pasa aquL Lo que no saben
receptivo al que había que alime t . n e Y poco
n ar, mantener hmpio b ya por ti.
regañar fingidamente Era una p . · , a razar y
. ersonahdad con tod 1 No fue esto lo que influyó en Lily, pero hizo posible un
blemas que eso ünplicaba para l d , , os os pro-
os emas· lo era desde h , acuerdo. Sin embargo, no logró persuadir a su marido de que
a1gún tiempo, aunque Lil¡r no h b. ' . ac1a ya
, u iera querido notarlo enviaran al hijo a una de las escuelas chinas cercanas a la Calle
Pronto habna que ocuparse d d .. - ·
· ¡ e su e ucac1on De hecho 1 China, Chen era incapaz de negarle a su hijo su herencia. Habría
quitarían egalmente de las man n· ,
os. 1spoman de un b
. se a
¡
do de gracia antes de que el Estado t .. , reve per o- hecho cualquier sacrificio económico por ese motivo; si ése
Tanto Lily como Chen t , ornara esa dec1s1on por ellos. hubiese sido el sacrificio requerido.
en1an sus ambiciones Ní K -Esperemos hasta que sea un poco mayor -argumentó plausi-
Diferentes en cuanto a los med· L. para .l an ee.
!OS - 1Jy q Í f blemente-. r\hora no podría entender esas cosas.
profesional, quizá un contable (u . . uer a que uese un
na aet1v1dad que ¡ p · d -Las primeras lecciones son las que más se graban -adujo Lily
vez más honorable y lucrativa) . e arec1a ca a
. ' mientras que Ch d b a su vez.
continuara en el ne · d ¡ en esea a que
goc10 e os restaurantes b ,
fin igualmente interesa do. il\i an Kee d b , -, am os ten1an un Pero ya había cedido. Quizá el marido tenía razón. Y ella
. h
e er1a onrar y respetar a
sus pa dres en su ve¡ez y contar con 1 b. . realmente no deseaba renunciar a Ivfan I<..~e en esa época, ni
valiera la pena disfrutar de ese h os lenes necesar1os para que siquiera durante unas horas.
·
1nvers1on· . a largo plazo , . onor Y ese respeto · El h i¡o ·· era 1a El hijo, providencialmente, no había vuelto a mostrar la
mas va 1tosa que pos , E l d perturbadora tendencia a hablar inglés además de cantonés. Era
la realización de ese capital podí 1 e1an. n a ma urez,
·
negocio rendiría nunca. Suponiend
ª
va er mucho más de l 0
. que e
J ya posible sostener complicados intercambios verbales con él.
vándolo en una d bT d . o _que pudieran continuar !le- Tenía un vocabulario insólito que incluía términos como caja
e 11ta a ve1ez. El era 1 'l. .
coronaría el edificio de su nueva vid . a u tima pieza que registradora, envase de aluminio, los nombres de todos los platos
fundacional. a y al mismo tiempo la piedra del menú, camión frigorífico, can1ión articulado y montón de
abono. Esta última, y otras palabras relacionadas con la jardinería,
Pero ¿qué clase de escolarización debía t ~ ..
vo. ¿Debían mandarle a H K ener. Eso era dec1s1- eran las predominantes en sus pensamientos. Había perdido su
. ong ong? Así se a . d 1 gusto por los toboganes y los columpios 1 incluso porque le dieran
inculcaran las cualid d h' segurar1an e que e
a es c inas correc t as, venerac1on
. , por los
vueltas y vueltas hasta quedar colgado encima de la cabeza de su
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padre como un murciélago. EJ padre y el hijo se habían converti- hoja de espinaca. Lily le siguió la corriente. Verdaderamente
do en unos fanáticos de la jardinería, en opinión de Lily. sabían mejor que las verduras de la frutería, aparte de la inestima-
El rellano ya no estaba atestado de tablas que destrozaban las ble ventaja de tener al marido y al hijo delante de sus ojos en lugar
chaquetas de punto y los pantalones floreados .de las chicas; Chen de en el parque. Y si su marido podía elnocionarse tanto con sus
había hecho una pequeña carretilla roja para el hijo (inventada cebollas y repollos (o lo que fueran), ¿cuáles no serían sus verda-
por los chinos una miríada de años antes que en Occidente, deros sentimientos por el hijo? Debía quererle casi tanto como
aunque hiciera sólo unos años que los occidentales habían lanza- ella.
do una bomba atómica), También construyó una jaula para poner- Lily resolvió no ser una mera espectadora pasiva. Para animar
la al fondo del jardín, junto a la valla. Chen no estaba seguro de a Ivian I(ee y mostrar su interés, le dio un viejo hueso de mango.
qué clase de animales metería dentro; probablemente conejos. Esto se aproximaba más a una lección sobre la naturaleza que a la
lvfientras tanto, las hileras de repollos, espinacas, cebollas, bréco- horticultura seria. Le estaba explicando los fundamentos de la
les (chinas e inglesas) y escarolas habían florecido en sus respecti- vida al hijo. De una semilla sale la planta que luego da fruto, el
vas estaciones, demostrando que Chen no había perdido sus cual a su vez madura y cae, haciendo que el ciclo se repita. La
habilidades de granjero. Pensaba plantar zanahorias y judías para vida humana también era así, aunque no podía esperar que el hijo
el verano. En su país, en los Nuevos Territorios, el cultivo de comprendiera aún estas profundas realidades, peculiarmente chi-
verduras era una forma ignominiosa de agricultura, practicada nas. El hijo sostuvo el gran hueso, mucho mayor que su puño,
por refugiados e inmigrantes. Era apropiado que él las cultivara mirándolo fijamente con una cara vacía de toda expresión, (A
aquí, en suelo extranjero. veces uno podría pensar que era muy deficiente si no lo conociera
El hijo era muy útil en el jardín. Transportaba respetables mucho mejor.) De todas formas, se alejó trotando hacia su carreti-
cargas arriba y abajo en su carretilla de juguete. Lily le había lla y probablemente tiró el hueso. Naturalmente, no se podía
comprado en Woolworth' s unas botas de goma del mismo rojo esperar que ninguna fruta tropical creciera en la tierra del hielo,
intenso que su carretilla (zapatillas deportivas negras taiwanesas, la nieve y los recaudadores de impuestos benevolentes que le
con cordones, para ella y Mui). Espiaba a los jardineros desde la enseñaban a uno cómo defraudar a las autoridades. No obstante,
ventana de Mui. No había ni un ápice de juego en la tarea que podía haberme dejado que lo conservase en el alféizar para él,
padre e hijo llevaban a cabo con gran seriedad. Man Kee nunca pensó Lily bastante dolida. ¡Pero qué sorpresa cuando unos
daba rodeos cuando trotaba detrás de su carretilla, balanceando la pequefios brotes verdes se abrieron p_aso entre los terrenos de
cabeza. Lily suponía que esa querida cabeza era realmente bastan- tierra del tamaño de una uña al borde del montón de abono! Fue
te grande cuando la miraba objetivamente, no con un espíritu Chen quien vio al hijo inclinado sobre ellos. Man Kee estaba
maternal, aunque nunca lo reconocería delante de desconocidos, poniendo puñados de heno sobre los brotes. No parecían malas
y mucho menos de su marido. Empezaba a pensar, sin embargo, hierbas. Chen se preguntó si Lily habría plantado algo: era un
que el amor y la preocupación se hallaban detrás de la aparente hueso de algún tipo, partido ahora por la vida que reventaba
indiferencia de Chen. U na reciente demostración de sentimiento dentro de éL Lily estaba encantada.
en otro terreno le había permitido profundizar en su comprensión -¡Qué hijo más listo! Lo plantaste tú, ¿verdad?
de Chen. No hubo respuesta. Pero la gran cabeza se balanceó.
Al principio Lily quería cocinar y vender sus hortalizas case- -Hijo, quizá simplemente lo tiraste allí, ¿no? Puedes decír-
ras a los clientes, pero Chen la sorprendió con una desacostum- melo.
brada exhibición de extravagancia. Las habían cultivado para su La gran cabeza se balanceó de nuevo. lvfan Kee se frotaba la
propia nutrición; nadie más se comería una sola cebolla o una barbilla contra el pecho y se chupaba el pulgar. ¡Que frustración!

234 235
Por más que le preguntó no consiguió una respuesta definida y, al VEINTITRÉS
final, l\tfui tuvo que rescatarle de su madreJ que siempre había
sido obstinada, incluso de niña,
Los brotes separados se unieron en una sola raíz más gruesa.
La planta estaba alimentada por la materia podrida que la rodea.
ba, (Su marido afirmaba que en el corazón de estos montones
podían iniciarse incendios espontáneamente, aunque Lily no era
tan ingenua como para creérselo.) 11ás adelante Chen se la llevó a
la cocina (donde había sido sustituido por Ivfui mientras trabajaba
en el huerto). La dejaría allí sólo hasta que hubiese un medio más
clemente fuera. La planta fue abriéndose paso por el abono de su
cubo, ayudada por generosas dosis de la medicina de Lily que
Chen le administraba subrepticiamente. La escuela, ocho kilómetros en dirección sureste según vuela
Celebraron el Año Nuevo tranquilamente, solos. La primave- el rapaz cuervo negro, era un edificio de ladrillo rojo desolado y
ra y el verano llegaron y se fueron. Las hileras de judías de Chen tíznado, construido, como pudo ver Lily en la placa de fundación
produjeron en abundancia. Incluso tuvo éxito con berenjenas y cuando llevó al hijo en el Caparazón Inferna1J en eJ año de cesión
pimientos bajo cristal, Ahora el pequeño mango medía 52 centí- de la isla de Hong Kong, 184 L Presentaba un notable parecido
metros, 30 menos que su plantador 1 y de acuerdo con cualquier con el castillo de Drácula (habían visto las correrías del conde en
cálculo, incluyendo el del Estado, había llegado el momento de una serie de películas de la programación nocturna de televisión y
que comenzara la educación formal de J\1an Kee. todos se habían alegrado de tener al dios para protegerlos). Lejos
de sentirse_ agobiada por la apariencia de la escuela, Lily estaba
animada. Ese era el aspecto que debía ofrecer una escuela ¡Qué
severa, qué imponente! Lily se regocijaba por d hijo. Él también
iba a empezar ahora la gran aventura de la vida pero, más
afortunado que ella, estaba experimentando sus emociones y
placeres desde el comienzo. Lily pensó en su propia infancia,
aburrida y absolutamente vulgar (¡todas aquellas monótonas prác-
ticas de boxeo!); comparándola con la atractiva y satisfactoria vida
que llevaba ahora trabajando en su propio negocio en un país
extranjero (¡su propio negocio!), le pareció que debía dar gracias
por la remisión, aunque fuese tardía. Le hacía apreciar aún más su
buena suerte, sin ser por ello desagradecida con su padre ni
sentirse libre de nostalgia por las pequeñas cosas.
-Deberías estar agradecido, hijo -le dijo a Man Kee, que iba a
su lado en el asiento delantero con su nueva cartera y, dentro de
ella, su nuevo plumier, sus nuevos lápices de cera de colores y su
nueva regla.
De todas formas sintió un escozor maternal en los ojos cuando

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él cruzó la puerta, una versión en miniatura, igualmente impasi- que se unió JVIui. Lo intentaron todo: persuadirle con halagos,
ble, de su padre. No había dicho una sola palabra en el trayecto sobornarle con helados, amenazarlo con delicadeza (no había
de quince minutos en coche. Lily se había mostrado alegre y televisión para los niños tercos). Lo único que pudieron sonsacar-
vivaz, aunque sentía un vacío en el estómago (¿no habría desayu- le fue un enigmático: Ho Wan~ «¡Buenos juegos!» o quizá: «JV1e he
nado suficiente té y pan?). Le había prohibido a la llorosa Mui divertido.»
que los acompañara. Ho Wanl Lily apenas podía creer lo que oía. 1'viui le puso una
-Verdaderamente, hermana mayor, deberías controlarte, de mano en la manga,
lo contrario inquietarás al hijo. ¿Acaso crees que nos deja para -Sobrino, ¿tienes hambre? ¿Te apetece una galleta?
sie.mpre? Y a había comido.
Cuando volvió a recoger al hijo cuatro horas más tarde se lo -Hijo, ¿qué te han dado'
encontró en la acera delante de la verja de hierro, de la mano de «Carne picada, pastelitos de mermelada y natillas», les dijo en
una mujer. Joven y de cara bondadosa, no respondía a la idea inglés.
que Lily tenía de una maestra. Al parecer otras madres habían Luego abrió la puerta de la cocina por si mismo con gran
conocido al profesorado esa mañana (¿para qué?, se preguntó aplomo, quitó dos paletas de su carretilla y se fue empujándola
Lily), y la maestra lamentaba no haber podido conocer entonces por el jardín para reunirse con su padre.
a la madre de Man Kee. Se alegraba de hacerlo ahora. Lily le Las chicas le vieron salir de la habitación y le siguieron con
dedicó su sonrisa falsa. Había leido la invitación que la escuela los ojos por el jardín, ligeramente boquiabiertas. No se les ocurría
les envió a finales de verano después de visitar Mui a las nada que decirse, Algo nuevo estaba sucediendo; algo, compren-
autoridades locales. Decidió, no obstante, que era más cortés no dió Lily, ajeno a su experiencia y de lo cual quedaba excluida para
aceptar; uno no debía molestar, y ella no deseaba provocar el siempre; algo a lo que no podía poner nombre; algo que la
aborrecimiento hacia el hijo con su propia impertinencia. La separaba del hijo. No le gustó en absoluto.
entrometida Mui, por supuesto, hubiera ido de buena gana.
Antes de que Lily pudiera advertirla, la maestra abrió la puerta
del Caparazón Infernal y ésta se cayó, inevitablemente, sosteni- Los dos viajes de ida y vuelta a la escuela se convirtieron en
da como estaba sólo por las cuerdas que la ataban a la columna una rutina que se integró en lo que, como Lily bien sabía, era un
de la ventana, de la cual quedó colgando como una uña del pie día muy flexible y ecléctico; un día chino. La ausencia del hijo por
arrancada. En el consiguiente azoramiento mutuo, a la maestra la mañana y su regreso a primera hora de la tarde pasaron a
se le olvidó preguntar si Man Kee era simplemente tímido o no formar parte del ciclo, tan inevitables y naturales como la salida y
hablaba inglés. la puesta del soL (Para Mui, aquel primer día había sido una
Lo mismo podía no haber hablado ninguna lengua conocida pequeña muerte.) Por más que lo intentaron, las chicas no pudie-
por el hombre a juzgar por su comportamiento con Lily en el ron, sin embargo, sacarle más información a Man I<ee. Todos los
camino de vuelta. No pronunció ni una palabra en respuesta a sus días, al parecer, la dieta consistía en carne picada, pastelitos de
animadas preguntas. Ella sintió ganas de sacudirle, viéndolo allí mermelada y natillas. Muy saludable, desde luego, se dijeron una
sentado tan lerdamente, igual que su padre en sus momentos más vez que supieron por el camionero de Bowyers qué eran esos
exasperantes, pero por suerte para lvlan Kee su madre tenía las alimentos, pero bastante monótona, pensaba Lily.
manos y los pies ocupados en la conducción de la furgoneta, y él -Hijo, ¿me estás diciendo la verdad? -le preguntaba dulce-
(en la parte de atrás ahora para mayor seguridad) quedaba fuera mente,
de su largo alcance. En casa comenzó un serio interrogatorio al No veía ninguna razón para que él le mintiera, excepto la

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falta de v~cabulario. Tal vez «carne picada, pastelitos de rnerrne:~<
-Para conseguir un árbol que dé fruto -dijo Chen seriamen-
lada y natillas» no era más que un término genérico para r r · -_,:;·
. . , e1er1rse a,,:: --*~ tienes que cortar un pedazo del árbol maduro e injertarlo. La
los alimentos, 1gua1 que uno decía «que comas arroz» en lu d .·.
. , gar e 5
eroilla no produce fruto.
simplemente «que comas» en el saludo vespertino tradicion l d ¡
11·· a e Se fijó en que el marido raras veces tocaba la planta. Sólo Man
sur. E~ n1¡0 no sería tan desleal como para desear que mam,
¡(ee Ja regaba. Padre e hijo trabajaban en sus pequeñas porciones
supiera qué estaba digiriendo su estómago. Pasado un tiemp no ª de tierra en feliz y silenciosa concordia. Espiándolos desde su
l d o, en
ugar e preguntarle a Man Kee qué había comido LiJ¡, le h ,
. · ' ac1a atalaya en la habitación de Mui, Lily nunca los veía hablarse. Sin
astutas preguntas inductivas: «¿Te han puesto salsa en la emp
d h h .. ~ ana- embargo 1 lvfan Kee parecía saber exactamente cuándo llevarle a
.ª oy, 1¡0. :~ o «¿Estaba frío el pollo?» Pero la respuesta era su padre una pala o un rastrillo o cuándo llenar una regadera en
siempre la m1sma, repetida como si fuera una cantinela ritual
eI grifo exterior. A veces Lily los veía junto a la cerca de alambre
Ella y Mui .se dieron por vencidas. AJ llegar, Man Kee dej;ba
a Ja puesta del sol 1 mirando por encima de laq parcelas y las vías
su ca~te_ra y se iba directamente al jardín. Lo más extraño era que
del ferrocarril a ningún punto en concreto, Chen con la barbilla
s~s .lap1ces y ceras de. colores nunca tenían que afilarse y ni apoyada en su rastrillo, Man Kee entre los palos de su carretilla
s1qu1era se acortaban. L1ly hurgaba ansiosamente en su cartera e
como si Ja dirigiese a algún objetivo distante en el este 1 más alJa
busca. de pistas de su otra vida, aquella de la que ella estab~
de la yema sangrienta del sol que iba desapareciendo por debajo
e~clu1da para siempre. Quizá el Estado les proporcionaba tam-
de la cúpula verde de la refinería. Teniendo en cuenta su origen
bién los lápices gratis. No pudo creer lo que el hijo dejó caer en
oriental~ sería un momento espléndido para una lección de geo-
un aparte: que j1:1gaban con plastilina y harina y agua durante las
grafía improvisada, pensaba Lily. El amor de Chen por el hijo se
horas de clase. El llevaba años haciendo eso en casa.
manifestaba en la mano que a veces apoyaba en el hombro de
-Es malo decir mentiras, hijo -le amonestó suavemente
meciéndole sobre sus rodillas. ' Man Kee, pero era remiso a aprovechar tan excelente oportuni-
dad de instruir a la siguiente generación. Ella recordaba cuando
Últimamente el niño estaba siempre impaciente por bajarse de
le mostraron la luna llena a través de un telescopio siendo niña:
las huesudas rodillas de su madre para salir al jardín con la estúpida
tan lisa y plateada para el ojo desnudo, un disco perfecto; tan
carrehlla que. su padre le había hecho. Sólo a Mui le permitía
accidentada y llena de cicatrices cuando la veías bien por primera
estru¡arlo y mimarlo tanto como deseara. Lily estaba celosa.
vez. Observando entre bambalinas en tales ocasiones, Lily sentía
Junto al montón de abono el arbolito de Man Kee continuaba
las mismas punzadas de celos que cuando veía a !vlui recibir las
creciendo más o menos al mismo ritmo que su cuidador. Ahora
muestras de afecto del hijo, que deberían haber sido el derecho de
medía 5.8 centímetros y Man Kee 82, alto para un árbol joven en
una madre.
un medio inclemente? bajo para un nifio de cinco afias y medio.
La planta era robusta pero no daba señales de florecer, y mucho
menos de producir el fragante fruto amarillo que Lily podría
Las vacaciones escolares de Man Kee llegaron antes de lo que
machacar con hielo el verano siguiente, Le había comentado esta
cuestión a su marido. Lily esperaba. Además, eran algo más largas de Jo que parecía
conveniente. Quizá los alumnos tenían muchas lecciones que pre-
-No, no. EJ fruto no sale del hueso o de las pepitas -dijo parar.
Chen-. No es posible. De todas formas, Ja planta es demasiado
¡oven. -Hijo, ¿no tienes deberes? -le preguntó.
Mui Ja silenció enseguida.
-Entonces, ¿de dónde sale el fruto? -preguntó Lily sarcásti-
-A su edad no, Lily. No digas tonterías.
ca-. ¿Cae del cielo? Eh, te lo pregunto a ti 1 señor granjero.
Lily frunció los labios desaprobando la despreocupación de
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ll!'F"lil'F"~~---- - -----

Mui Ella sólo pretendía congraciarse con el hijo. Secretamente mente, como vacaciones de «Navidad», según supo Lily. Aparte
sin embargo, se alegraba de tenerle de nuevo durante todo el día: de ser un pequeño insulto para el diosi la época era también
aunque únicamente le vislumbrara fugazmente desde la ventana sumamente inconveniente. Estaba muy bien que la familia tuvie-
como un culi en miniatura. ra a lvían Kee para mimarle ininterrumpidamente durante la
Se preguntó si debería tenerle en la cocina con Mui o pedirle festividad faan gwai, pero ¿qué pasaba con el Año Nuevo lunar?
que la acompafiara en sus salidas al patio delantero del garaje. IV1an Kee estaría en la escuela entonces, y su ausencia se producía
Cuanto antes aprendiera los fundamentos del negocio, mejor. Su durante la mañana, la parte más bonita de la fiesta. Eso frustraba
padre había empezado a enseñarle a ella el Hung gar cuando era las esperanzas de Lily de ir en coche al Soho, aunque el marido
aún más pequeña que Man Kee, Por otra parte 1 ella esperaba no parecía en absoluto disgustado. Hacía siglos que ella no
educar a su hijo de una forma más indulgente. Debía evitar que probaba un pastelillo de cerdo al vapor ardiendo. También se
Mui influyera en él con algunas de sus ideas cada vez más pecu- proponía investigar la posibilidad de encontrar unas clases de
liares. chino para lvían Kee. Ya era hora de que este jovencito las
Ya empezaban a acumularse perturbadoras pruebas. El primer recibiera. Pero eso tendría que esperar. Por supuesto, quedaba
día de las vacaciones ella le había preparado al hijo un plato descartado que faltara a la escuela y perdiera un día entero de
especial de gualteria amarga, melón y carne de buey, y una rica escolarización. Eso habría sido una total irresponsabilidad. Quizá
tortilla de gambas (poniendo especial cuidado en quitarles toda la nunca habría podido alcanzar a los otros. Con todo, Lily se sentía
cáscara con sus palillos de madera). El hijo había picoteado los decepcionada. ¿En qué quedaría la alegría del Año Nuevo si Man
deliciosos alimentos, masticando sin entusiasmo una gamba y Kee ~o estaba allí para atiborrarle de nueces y caramelos? (Eso no
escupiendo la hoja de gualteria convertida en una pequeña bola lo habría escupido, seguro.) El año anterior hallían disfrutado
incolora de materia fibrosa. Lily estaba dolida; ofendida, se daba tanto juntos ...
cuenta, por el comportamiento de un nifío de cinco años. Y 1\ifui -Hermana menor, ¿por qué no hacemos una pequeña cele-
había consentido, no, estimulado esta conducta nada filial. bración también nosotros? ¿Por qué no nos tomamos unas vaca-
-¿No te gusta, sobrino? ¿Qué te apetecería comer? ciones en Navidad, cuando lo hacen los ingleses? lvlan Kee estaría
Man Kee, malhumorado, aplastó con su cuchara la bola de aquí entonces.
gualteria. La sugerencia de Níui fue una de las primeras cosas sensatas
-Sobrino, ya sé lo que te gustaría -le arrulló Mui en un tono que le había dicho a Lily en mucho tiempo. No sería como
que Lily encontró asombrosamente obsequioso viniendo de una adelantar el Año Nuevo a su conveniencia, sino sólo fingirlo; una
mujer adulta. distinción aceptable para Lily. Era únicamente hacer a mayor
La cuchara de porcelana de Man Kee permaneció en suspenso escala lo que ya hacían con sus días elásticos, Y tal flexibilidad, se
sobre el trocito de gualteria. dijo Lily, era típicamente china, Ya se había convencido a sí
-Te gustaría comer «carne picada, pastelitos de mermelada y misma. En el verdadero Afio Nuevo lunar prepararían una pe-
natillas», ¿no, sobrino? queña fiesta sólo para los adultos,
Man Kee dejó la cuchara en el plato y asintió con su gran ca-
beza.
-Mañana te lo prepararé. Ahora es demasiado tarde. Pocos días antes de Navidad uno de los camioneros de ganado
Los dedos de Lily ardían en deseos de abofetear no sabía bien les regaló un pavo, no oportunamente pelado, granujiento y
a quién. espetado, sino un gran animal vivo e indignado. Los llevaba a
Aquel período de asueto se conocía, bastante tendenciosa- una nueva granja en Kent, le dijo el camionero a Mui. Eran

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animales difíciles de transportar, capaces de enfurruñarse y morit,.,-< '~elante del pavo. Éste miró altivamente la libación, hundió el
se sólo para fastidiar, razón por la cual normalmente los mataban---·· · 0 en ella y luego le dio la espalda. No había nada que hacer.
P1 -~
1
en Ja granja. clavó la punta del cuchillo en la tierra helada y abrió la
-Le ponéis el cuello sobre un palo de escoba y luego hacéis la •Y
puerta, El pavo salió brincando. Se sacud-1ó y d-10 unos pasos d_e
tarea -les aconsejó.
la d o, m oviendo, el buche, Realmente era un ave grande y form1-
El señor Constantinides) que no les guardaba ningún rencor a dable 1 pensó Lily. Avanzó unos pasos y el pavo retrocedió. Luego
los Chen por el asunto del Caparazón Infernal, ayudó a Mui a fue hacia la casa. Lily la persiguió y la acorraló delante de J_a
llevar la jaula a la tienda. Desde allí Lily la sacó al jardín. El ave puerta trasera, y el ave le graznó potnposamente. Iba a resultar di-
olía fatal, como si ya se hubiese muerto para fastidiar. ¿Qué iban a
ficil.
hacer con ella? ¿Servirla como si fuera pollo, con guisantes y -Entra y tráeme una cuerda y dos pedazos de plastilina -Je
anacardos? ¿Comérsela ellos? ¿Venderla? ¿Picarla? (Así tal vez el dijo Lily a Mui.
hijo tomaría un poco.) ¿Convertirla en relleno para pastelillos? lvíui pasó cautelosamente al lado del pavo, que a su manera
Mantenerla viva era antieconómico. Presumiblemente ya había tenia un aspecto iracundo.
sido engordada para el mercado y perdería peso cada hora, a I'vfientras tanto, después de intentar vencerlo por velocidad y
menos que la alimentaran) lo cual no era buen negocio. Ya había comprobar que era inútil, Lily decidió emplear tácticas más
visto al hijo, desde su atalaya en el piso de arriba, desparramando astutas con fintas y rodeos . .:VIirando hacia atrás en dirección a la
arroz crudo sobre la hierba delante de la jaula para que el pavo lo cúpula del gas, avanzó distraídamente hacia el ave, la cual se
picoteara. El animal sacó el cuello por entre los barrotes de un retiró apresuradamente a la otra esquina. Lily dio unos pasitos de
modo condescendiente. Ella le habla quitado el puñadito de pocos centímetros arrastrando los pies. El resultado fue el mismo.
granos a Man Kee, manteniendo la palma extendida y abriendo a ¡Estúpido pájaro! ¿Es que no se daba cuenta de que estaba
la fuerza la obstinada manita con la otra. Luego había vuelto a condenado? ¿Es que no sabía que no tenía forma de escapar a su
poner Jos granos de arroz en su recipiente. Cuanto antes apren- destino? Así sólo retrasaba las cosas para todos,
diera el hijo estas cuestiones económicas, mejor. Mui reconoció Acabaría cogiéndolo inevitablemente,
haberle abierto el recipiente a Man Kee. Lily frunció los labios l\fui regresó.
enojada. ¿Cómo iban a aprender los niños del ejemplo de los Lily moldeó rápidamente una pesada bola de plastilina alrede-
adultos en tales circunstancias? Era conveniente comerse pronto dor de cada extremo de la cuerda que luego blandió a la altura de
el pavo. Quizá éste se mostrase a la altura de su reputación y se su cabeza en un lento y amplio arco, lanzándola por fin en
muriese durante la noche a Ja intemperie. dirección a las patas del pavo. Cuando eJ ave cayó, con una pata
A la mañana siguiente, una mafíana de helada sin nieve, Ja parcialmente enredada, Lily saltó sobre ella y la agarró por el
blanca escarcha extendiéndose aún intacta desde el jardín hasta cuello.
las parcelas, Lily salió con el cuchillo de cocina y un plato. Chen -El cuchillo, ¿donde está?
y Mui Ja seguían, llevando respectivamente la botella de Remy Chen miró a su alrededor en vano.
Martín que el tío Lo les había regalado hacia dos años, que -¡Marido, al lado de la jaula!
conservaba aún un cuarto de su contenido, y el alcohol metílico Él echó a correr.
que usaban para limpiar las arandelas del gas. Había sido idea de j\tfui se acercó con la botella de coñac y metió el cuello en el
Chen incapacitar al pavo emborrachándolo antes de abrir la pico deJ pavo, vertiéndole el contenido por Ja garganta.
puerta de la jaula. El ave estaba de pie, bastante encrespada, pero -¿Qué liaces, Mui>
muy viva. Lily vertió en el plato el alcohol morado y lo puso -Hermana, no quiero que sienta dolor.

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Ocupada en sujetar al pavo, Lily no pudo evitar que lviui que usaban para lavar estropearía el sabor y reduciría el valor
derramara el caro coñac, la mayor parte en el suelo< Estaba nutriti_vo. El horno era demasiado pequeño para acomodarlo, aun
enfadada por semejante desperdicio, ¡y por un ave!
suponiendo que Lily se hubiese atrevido a intentar esta forma
Chen le tendió el cuchillo a Lily y ella se levantó. extranjera de cocinar.
-jSostén:le las patas juntas! Fue Chen quien tuvo la idea.
Pero era demasiado tarde. El pavo se había puesto en pie -¡El pollo del mendigo! -sugirió.
o b h o d o y
camina a ac1en o eses. Llly, enojada y excitada, falló el primer Lilyi nacida en Kwangsi, le miró sin comprender y él explicó:
golpe, y el segundo le dio al pavo en el gaznate y rebotó. El ave -Como los norteños. Cuando los pobres robaban un pollo no
cayó de lado pero se levantó inmediatamente, Lily frotó la tenían cacerolas donde cocinarlo, así que los envolvían en hojas y
cuchilla enérgicamente contra el alféizar de la cocina, derritiendo barro y lo cocinaban en las ascuas.
la escarcha que cubría su improvisada piedra de amolar, El pavo ¡Qué cosas sabía su marido! Sin embargo, valía la pena inten-
se hallaba ahora contra la pared y Lily midió el golpe, apalancan- tarlo. Lily cortó finas lonchas de cerdo salado y las pegó a los
do todo el peso de su cuerpo desde la cintura y canalizándolo por costados del pavo, lo untó con aceite de cacahuete y salsa de soja
el largo brazo. La cabeza del pavo salió volando y una cantidad de y le metió hinojo, ajo y cebollitas en la pechuga. Luego envolvió
sangre sorprendente.mente pequeña manó del cuello, El ave sin el gran animal con cinco capas de las hojas de gua1teria más
cabeza empezó a correr en pequeños círculos que iban ensanchán- anchas que su marido encontró en el huerto. Finalmente lo
do~e, Lily lo miró asombrada; no había forma de _matar a aquel cubrió de barro, Lily se mostró tímida en la primera aplicación.
animal. Sus grandes garras arañaban el suelo. Ella lanzó una
~gue1 procedimiento le parecía barbárico, por no decir antihigié-
breve carcajada al ver su ridícula apariencia. La puerta trasera se n1co, Había diminutos caracoles en la tierra húmeda que le
abrió y salió Man Kee. El ave decapitada corría ahora en un gran proporcionó su marido, y una vez incluso un gusano. Pero la
círculo e iba derecha hacia Man Kee, que había entrado en su tierra tenia la adecuada consistencia pegajosa, como arcilla, y
órbita. El animal no daba muestras de ceder. Man Kee chilló y cuando las hojas estuvieron manchadas, Lily apretó el resto del
corrió hacia su padre, perseguido aparentemente por el pavo. barro con precipitado entusiasmo hasta formar una costra de seis
Mirando por encima del hombro, Man Kee vio que el pavo, por centímetros de grosor. Chen encendió una hoguera cerca del
el camino que seguía, llegaría hasta su padre antes de que él montón de abono y luego Lily puso la enorme bola que era el
pudiera alcanzarle y se volvió hacia Mui.
pavo sobre las ascuas y la cubrió con ceniza caliente.
Lily se reía inconteniblemente ante el cómico espectáculo. Al cabo de unas horas 1 durante las cuales bebieron té y
¡Qué alarmado parecía el hijo sin motivo! Mientras Mui recogía a comieron prematuros confites de Año Nuevo delante del televi-
Man I(ee en el santuario de sus brazos, Lily entró en el camino sor, Lily y Chen fueron a inspeccionar la bola de barro. El fuego,
del ave y la hizo caer limpiamente. Se desplomó de espaldas, las casi apagado, emitía sólo un tenue resplandor rosado, pero cuan-
patas y las garras pedaleando aún tercamente. Con la cuchilla do Lily trató de tocar la bola se quemó la mano. Mientras Lily se
goteando sangre, Lily se acercó a Mui. Man Kee, llorando, no chupaba los dedos, Chen empujó el pavo hacia la hierva helada
quiso mirar a su madre. IVIui se lo llevó adentro mientras Lily se con su azadón y la escarcha crujió y se derritió al contacto con la
iba a la cocina con el pavo, estremeciéndose aún espasmódica- arcilla caliente. Lily recordó, maravillada, que su padre era capaz
mente. Una hora más tarde seguía desplumándolo y limpiándolo. de sumergir los puños en carbones calientes durante períodos de
Incluso sin plumas era un animal enorme. ¿Cómo cocinarlo? tres segundos que debían ser un tormento. La bola caliente había
Tardaría una eternidad en ablandarse, desmembrado, a fuego dejado un rastro acuoso ligeramente fosforescente bajo la luz
lento, como se hacía con un pato. Hervirlo en el enorme caldero crepuscular y Lily anheló refrescar su mano quemada en éL Eran
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sólo las cuatro y parecía como si el corto dia nunca hubº -Mi monjecillo -dijo Lily, y le abrazó,
. . . iera
ex1stJdo. ~na vez en casa, deJÓ correr el agua helada sobre sus·· Pero por qué razón al hijo volvía a gustarle la cocina de mamá
dedos ardientes; luego quebró la a~c.illa., gris c.~cida con un golpe era un misterio, Quizá se debiera a las gr:otndes cantidades de
seco de la parte roma de la cuchilla Se abr10 como sl t º
glutaroato monosódico.
. . ~ · ' uv1era
goz.?es, en do~ hmp~as_mitades. Un rico olor se extendió por la y hubo otro misterio que a Lily le agradó aún menos dejar sin
coc1na y se h1zo mas intenso cuando J_,ily cortó la cuerda resolver. Iviui había empezado a encontrar diferencias cuando
, b l h , que
su¡eta a as o¡as para revelar ¡un pavo verde! Bueno, no verde revisaba Jas cuentas. Nada muy importante al principio, pero
esmeralda, ?ero cl_aramente de un desagradable tono verde páli- ciertamente algo andaba mal. Cuando calculaba los beneficios que
d_~' como s1 estuviera en las primeras etapas de la descomposi- deberían haber obtenido y los comparaba con el dinero en efectivo
c1on. El color parecía haber penetrado debojo de la piel, Ligera- que podía contar, se encontraba con un _déficit de 10 libras al mes,
mente desconcertada, por no decir otra cosa, Lily dejó el cuchillo Esto había sucedido tres meses seguidos. No alrededor de diez
y abrió de nuevo el grifo. Después de enjuagarla y frotarla con un libras) no una cifra que fluctuara, sino exactamente 1O libras todos
trapo h~medo, la carne del pavo quedó mucho más pálida, pero los meses. Eso a pesar de que los beneficios nunca eran una ciÍra
desgrac1adamente el tono verdoso resultante, una especie de redonda, sino que incluían chelines y peniques. J\íui podía calcu-
indetectable azul, luminiscencia más que color, lo hacía aún larlo por la cantidad de comida que compraban y la suma regular
menos apetitoso. Además, cuando Lily cortó profundamente la que apartaban para las facturas trimestrales, l'vfás adelante el déficit
pechuga descubrió que el ave estaba sólo medio hecha. La carne mensual ascendió a 15 libras.
presentaba un color rosado y alrededor de las articulaciones babia ¿Qué estaba ocurriendo?
manchas rojas. Había permanecido en las ascuas suficiente tiem- Al principio Lily no quiso creer a su hermana. «Debes haberte
po, Quizá había hecho la costra demasiado gruesa, El pollo equivocado en las sumas>}, le decía despreocupadamente. O: «¿No
troceado y sanguinolento con salsa de jengibre verde podía ser será que te has comido tú los alimentos, 11ui? Si tenemos menos
delicioso preparado por el tío Lo 1 pero un gigantesco pavo medio que vender eso explicaría que haya menos dinero. Últimamente
crudo era otra cosa. Para colmo, la carne sabía fatal, amarga estás gordísima.» Pero no, Mui le enseñó las cifras; era demasiado
y dura como si el espíritu del ave permaneciera aún en sus cé- para que se lo hubiese comido nadie.
lulas,
Luego (cosa realmente perturbadora) empezó a desaparecer el
N~o era sorprendente, por lo tanto, que l\fan I<ee rechazara su dinero de las latas de té. Eso ya era demasiado; ese dinero no
ra.ción, pese a estar cortada en cuadraditos tan pequeños como pagaba impuestos. Podía afiadirse por lo menos un tercio a ]as
Lily pudo hacerlos sin poner en peligro sus dedos temporalmente cantidades que desaparecían de allt ¿Qué pasaba' ¿Había un
ins~nsibilizados. Y cuando se comió todas sus gualterias, ella lo cleptómano infantil suelto por la casa? ¿Era posible que Man Kee
atribuyó a que tenía hambre. Sin embargo, al día siguiente desde- estuviera robándoles? ¿Para comprar caramelos? Por supuesto que
ñó la carne picada que le habían hecho las amorosas manos de su no. No llegaba a la lata ni siquiera subiéndose a una silla.
tía. Hubo una parte de Lily que se sintió gratificada al ver a .IVIui ¿Su marido' Lily sonrió, Pobre y querido marido, ¿Para qué
desairada; otra parte se preocupó por el hijo. De nuevo J'vlan J(ee iba a querer él ese dinero? ¿Para mantener a una concubina
devoró las verduras. La situación se repitió por la noche. Al día quizá? Para pagar a alguien con el fin de que guardara silencio
siguiente Lily le dio un plato budista hecho con requesón de soja respecto a la concubina por si ella le perseguía con una cuchilla
texturizado, los propios granos amarillos, zanahorias, hongos chi- de carnicero, desdichado de él. ¡Qué ridícula idea! Se rió, El
nos secos, brotes de bambú, setas enlatadas, setas chinas secas y pobre marido no tenía secretos.
arroz blanco. lVIan I(ee se lo comió todo, hasta el último grano. De todas formas, les iba tan bien que podían permitirse

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perder un poco de dinero, pensó. Dinero sacrificado había que VEINTICUATRO
considerarlo. Tal vez lvíui se había equivocado en las sumas de un
modo misterioso, después de todo. Tras el discreto pero alentador
primer año y los crecientes esfuerzos del segundo, con el marido
sudando en la cocina, las cosas se habían organizado por fin
estupendamente, La decisión del marido de plantarlos en mitad
de un yermo, por así decirlo, había sido una estrategia brillante.
Ahora se daba cuenta de ello, Los negocios chinos en zonas más
prometedoras sencillamente se perjudicaban los unos a los otros.
El marido tenía la elegancia de no regocijarse en el triunfo·
incluso parecía singularmente indiferente al éxito comercial, qui:
zá porque no deseaba provocar Jos celos divinos. No obstante
corno medida preventiva personal, Lily quemó una serie d~ Rodeado de flores y de cestas de fruta, Abanico de Papel
barritas de incienso profiláctico delante del dios (no había necesi- Blanco concedía audiencia en el inmundo sótano del número
dad de dinero falso en las actuales circunstancias), El dios estaba 1000. Sobre la mesa había dos teteras y aproximadamente una
ahora completamente negro por el humo, pero tan feroz como docena de tazas; las que estaban llenas correspondían al nú1nero
siempre, y la capa de hollín resultaba apropiada, teniendo en de clientes que ya había recibido, Había encontrado puestos de
cuenta que era londinense de adopción. trabajo; en un caso había tomado nota de la necesidad de presio-
nar a un poderoso clan de los Nuevos Territorios para que le
diera un empleo a alguien de fuera en una marisquería. También
había dado dinero a un hombre enfermo y a una viuda. Había
pagado el funeral de un padre, En el piso de arriba, en el café
abandonado con su polvorienta cafetera Gaggia, esperaban pa-
cientemente más clientes, con su fruta o sus flores junto a las
rodillas. Hermano Nocturno, acompañado de dos guardias, estaba
sentado en el sótano con el subjefe. Otros se hallaban discreta-
mente apostados en la calle y junto a la barandilla del sótano,
Abanico de Papel Blanco atendía ahora a dos viudas que
tenían una tienda de chop suey en Portsmouth, Los marineros
borrachos las molestaban. Éste no era un problema que Abanico
de Papel Blanco pudiera resolver. Hermano Nocturno compren-
dió que tendría que decepcionar a las mujeres. La autodefensa era
el único remedio en casos así: una barra de hierro envuelta en
periódicos, a la cual se recurría después de una intolerable provo-
cación. Hermano Nocturno, un espectador crítico de la actuación
del oficial mayor, le observaba con interés.
El oficial 415 meneó la cabeza en un gesto de desaliento
mientras escuchaba la historia de la viuda.

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-¡Terrible! ¡Qué terrible! -exclamó-. Pero ¿qué puedo hacer de entonces. En otro lugar y otro tiempo quizá estaría justificado
yo por ustedes? -Había adoptado un modo de hablar conciso buscar otras cualidades en un jefe,
solemne-. Si envio unos hombres para protegerlas de los gambe~ Hermano Nocturno no dijo nada. Pero no se apartó del oficial
rrosJ éstos podrían vengarse de ustedes más adelante. Lo mejor es 415. Permanecieron sentados muy juntos dentro de la espaciosa
no causar problemas, Aguanten. Si las cosas se ponen realmente limusina en un silencio comunicativo.
graves, vengan a verme otra vez.
Para sorpresa de I-Iermano Nocturno, a las dos mujeres les
pareció suficiente que las escucharan con cortesía y comprensión. -Ya 'Teo que no hay serpientes mezcladas con los dragones.
Abanico de Papel de Blanco indicó que SE les diera un regalo en Que empiece la sesión. La contabilidad primero.
efectivo. Estaca Roja y los otros oficiales escucharon la contabilidad de
El único hombre cuya petición rechazó había solicitado que Abanico de Papel Blanco. Las cuentas del ábaco tintineaban. Al
obligaran a su jefe a concederle una reducción en el pago de final Estaca Roja declaró:
impuestos. Incluso este hombre, después de un severo sermón -Satisfactorio. El equilibrio entre el juego y el polvo blanco
había recibido un pequeño regalo en metálico. ' continúa siendo el mismo, aunque ambos han aumentado los
Cuando el último peticionario se marchó, Hermano Nocturno ingresos en los últimos nueve meses. Una situación excelente.
comentó: -Con su permiso, expresaré mi opinión -dijo Abanico de
-I\1uy generoso. Papel Blanco.
Abanico de Papel de Blanco le miró rápidamente; no había ni Estaca Roja le miró con lo que, en aquella cara impasible y
rastro de ironía en la expresión del joven, No obstante, el oficial horadada, pasaba por un alto grado de sorpresa.
mayor respondió cortante: -La expansión es buena -afirmó Abanico de Papel Blanco-,
-Esto no es filantropía gratuita. Tiene un propósito. Nosotros pero debe ser estrictamente controlada. Un incremento en canti-
no tenemos ninguna responsabilidad hacia los de fuera, Nuestro dad no equivale a un incremento en calidad. Con frecuencia es lo
único interés es aumentar nuestro poder. contrario. Una familia pequeña es fácil de controlar. Los miem-
-Ahora que me lo ha enseñado, lo comprendo -dijo Herma- bros de una familia grande pueden volverse indisciplinados. En
no l\1octurno. esta etapa eso podría ser fatal para nosotros.
-¿Qué comprende? -Está hablando en clave. Hable más claro si quiere que le en-
-Que el dominio no se logra y se mantiene necesariamente a tienda.
punta de cuchillo. El cariz del silencio que reinaba en la habitación había cam-
Abanico de Papel de Blanco cedió el paso al hombre má_s biado.
joven al entrar en el coche. Cuando el vehículo tomó por Shaftes- -Quiero decir que aunque podemos estar satisfechos con el
bury Avenue dijo: aumento de ingresos deberíamos vigilarlo atentamente -explicó
-Ha demostrado auténtica comprensión. J\Tinguna situación Abanico de Papel Blanco con tranquilidad-. Puede que sea aún
permanece siempre igual. Lo que es apropiado en determinadas mayor de lo que parece. Los nuevos miembros no son tan dignos
circunstancias se vuelve inapropiado en otras. Durante un tiem- de confianza como los más antiguos servidores de la familia
po, en Hong Kong, la habilidad para la lucha callejera brutal se Hung. Hay oportunidades de enriquecimiento en una operación
convirtió en la cualificación para obtener un alto grado y en el grande que no existen en una pequeña. Pueden exprimir por su
criterio principal de utilidad. Eso era lo adecuado para aquel tiem- cuenta a aquellos a quienes protegemos. Quedarse con una comi-
po y lugar. Aquellas cualidades eran las idóneas para la sociedad sión ilícita sobre una cantidad de diez mil libras es fácil, sobre mil

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es difícil. Hablo en sentido figurado, por supuesto, El aumento en, 'VEINTICINCO
el número de miembros puede ser peligroso, además de constituir
una fuente de fuerza.
-¿Cree que no soy consciente de ello? -preguntó Estaca
Roja-, ¿Qué quiere que haga? ¿Pararme en todas las esquinas y
contar las monedas que llevan en los bolsillos todos nuestros ven~
dedores?
Abanico de Papel Blanco miró su ábaco,
-Que corra la voz -ordenó Estaca Roja-. Cualquiera que sea
descubierto estafando a sus hermanos lo pagará caro. Los que
pronunciaron los treinta y seis juramentos solemnes y recibieron
las sandalias de hierba en el Pabellón de la Flor Roja no deben
tomárselo a la ligera. Juraron ser asesinados por diez mil veces ?viui se había puesto muy rolliza; había aumentado tanto de
mil cuchillos, aniquilados desde todos los puntos por el rayo, peso que, en realidad, ya no se la podía llamar rolliza, Estaba,,,
perecer en las garras de un tigre, ser golpeados con ciento ocho, gorda, En un hombre habría sido completamente aceptable; po-
treinta y seís y setenta y dos golpes, Créanme amigos míos, mi ira
1 dría interpretarse como prueba de prosperidad y de su capacidad
es mucho peor que ninguna de esas cosas. Que corra la voz. de mantener una variada colección de esposas y concubinas. En
una mujer) Lily lo sabía, resultaba simplemente repugnante. Sin
duda, A Lily personalmente tampoco le gustaba en un hombre,
Sus opiniones acerca del físico masculino habían sido modeladas
en la infancia teniendo a su padre como referencia. Por ejemplo,
prefería con mucho al nuevo Chen esbelto, fruto de sus muchas
horas de trabajo en el huerto, pese a que las oportunas asas de
carne sobre el hueso de la cadera que ella agarraba y usaba como
blanco de sus burlas se habían derretido recientemente. La pobre
Mui, con su figura en forma de pera, andaba como un pato sobre
sus pies del número 35 cuando iba y venía llevando pilas de cajas
de aluminio; parecía una gigantesca peonza con su nueva rebeca a
rayas. Una peonza musical, cuando tatareaba acompañando al
transistor. Lily la oía jadear y resollar al subir la escalera
para acostarse, y a veces se detenía a mitad de camino para des-
cansar.
No comía más, por lo que Lily supuso que el aumento de peso
era consecuencia de una disminución en la actividad, probable-
mente el hecho de ir a las tiendas en coche en lugar de andando,
aunque sus salidas al patio delantero eran más y más largas. Lily
ya no podía llevar la cuenta de las idas y venidas de su hermana.
Quizá debería animarla a hacer más ejercicio; aunque obligarla a

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ir a pie a las tiendas sería demasiado cruel, aun teniendo u r algo primero con un hombre. Casi había pasado por alto
nuevas zapatillas deportivas taiwanesas con cordones. requisito preliminar básico debido a su sorpresa ante el hecho
-Ah lviui, creo que el aire fresco te sentaría bien. embarazo de Mui. Era algo que asociaba con las jóvenes
Esta sutil insinuación cayó en saco roto. I . . o mismo sucedi' lesas, no con su propia hermana, No podía imaginarse a Mui
con: «Verdaderamente) el marido y el hijo disfrutan muchísirn :~ealizando el acto. Lily se rió de un modo nada agradable.
con la jardinería.>> Lily consideró que esta última sugerencia er En ese momento entró su marido, obligando a Lily a pospo-
especialmente generosa, ya que dejaría a lviui a solas con los'·\ -11er el interrogatorio que planeaba, No quería que él lo supiera
hombres de la familia mientras ella hacía todo el trabajo. Sí la todavía. Quedaría como una tonta si estaba equivocada. Aunque
desagradecida Iviui valoró sus buenas intenciones, no dio mues- tenía la certeza de que no se equivocaba.
tras de ello. Debería haberlo reconocido de algún modo. El hecho A la mañana siguiente interceptó a Mui cuando regresaba del
de que fueran hermanas no significaba que no hubiera necesidad garaje después de entregar unas cajas en el almuerzo.
de cortesía entre ellas. -Mul, estás embarazada.
Desde que Lily había empezado a fijarse, Mui parecía engor- Lily había decidido que sólo era posible abordar el tema sin
dar por días. La chaqueta de punto de Chen le quedaba tirante rodeos.
sobre el vientre. La suya nueva ya no le servía. La delgada tela de Mui continuó andando (anadeando).
sus pantalones floreados amenazaba con rasgarse como un papel -¡Hermana mayor!
cuando se agachaba. Su trasero era como una luna llena de otoño. Mui abrió la puerta del jardín.
Lily no creía ser malévola al respecto, Con mucha frecuencia Mui -¡Ah Muí!
miraba la televisión desde los bancos de los clientes en lugar de Mui se detuvo pero continuó dándole la espalda a Lily.
sentarse en el alto taburete detrás del mostrador. -¿Has oído lo que he dicho?
Y al final, estudiando los contornos de Mui y el ángulo de su -Lo he oído.
espina dorsal desde atrás, Lily comprendió lo que había sucedido. -¿Y? -No hubo confirmación n1 comentarlo por parte de
Lo que estaba sucediendo. No podía ser cierto. Pero algo le decía Mui-. ¿Estás embarazada o no?
a Lily que si lo era, ¡Mui estaba embarazada! Su primer instinto -No lo sé.
no fue correr y sacudirla vigorosamente por los hombros desde -¡No lo sabes!
atrás con un terrible crujido del banco, sino que deseó marcharse, Los ojos de Lily se convirtieron en ranuras iracundas. Apretó
encerrarse en el cuarto de baño y reírse, lo cual (lo sabía) era una los pufios contra los lados de sus muslos. Al cabo de diez segun-
reacción espantosamente irresponsable. ¿Cuántas semanas, o me- dos de silencio dio una patada en el suelo airadamente. Mui
ses, hacía que IVIui estaba embarazada? Era muy difícil saberlo. Su seguía dándole la espalda. Un camionero que pasaba la saludó
propia experiencia no le ofrecía una buena comparación. Ella con un amistoso bocinazo. Lily comprendió que no debía hacer
había permanecido normalmente esbelta hasta muy avanzado el una escena en público. Cogió a Mui por el brazo bruscamente y la
embarazo, aunque había tenido un espantoso tercer mes de vó- llevó, sin que ella opusiera resistencia, al Caparazón Infernal.
mitos, Hizo entrar a Mui primero por si acaso recurría a una lenta e
Pero _;\;fui, Lily estaba segura, no hacía subrepticias visitas indigna huida. Pero esto significó que Mui quedó sentada detrás
matutinas al cuarto de baño. Además se la veía demasiado pesada, del volante en el asiento del conductor, a causa de la portezuela
incluso tratándose de ella, para estar en los primeros meses. Así derecha atada con cuerdas, mientras que Lily tuvo que aceptar un
que ¿de cuánto estaba? De estas especulaciones Lily pasó, natural- descenso en el escalafón y ocupar el asiento del pasajero. Obede-
mente, a preguntarse otras cosas: una no se queda embarazada sin ciendo a un impulso tardío, Lily cerró el seguro de la puerta

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desde dentro. Ahora podía empezar a habla con Mui en serio. Asombrosamente Mui, en respuesta, la atacó con un revoloteo
-¿Que no lo sabes? ¿Tampoco sabes cómo se hacen los niños? de diminutos puños. Lily agarró los brazos a su hermana y le
¿Quieres que te lo cuente yo? sujetó las dos muñecas con una sola mano. Mui ya estaba sin
Mui permaneció callada, lo cual irritó a Lily aún más. Su aliento.
intención no era adoptar actitudes convencionales y escandaliza- -¿Te has vuelto loca, Mui?
das. Estaba dispuesta a ofrecer comprensión, incluso humor. Y de Sería un asunto espinoso si así fuera realmente. El señor
pronto se veía obligada a regañar a Mui cuando en ningún Constantinides, al salir al patio delantero, las había visto en la
momento había sentido indignación. furgoneta aparcada y las observaba con curiosidad. ¿Era el peludo
-¿Cuándo tuviste el último período? ¿Te acuerdas? señor Constantinides quien había dejado embarazada a lviui?
-Hace seis meses. Razón de más para el secreto. Lily soltó las muñecas de su her-
¡Seis meses! Lily digirió la noticia. Muí no había dado la menor mana y la circulación retornó a las manos entumecidas de lviui.
pista. A esas alturas era demasiado tarde para hacer nada respecto Lily comenzó a dar palmadas en las palmas de Mui, cruzando
al embarazo, Mui miraba, desafiante, a través del cristal delantero las manos alternativamente, izquierda con derecha) derecha con
y continuaba rehuyendo los ojos de Lily. Por si acaso alguien izquierda, como en un juego infantil de Kwangsi.
podía ver la expresión de sus caras, Lily puso en marcha los -Vamos, Mui. El señor Constantinides nos está mirando.
limpiaparabrisas, que, mal que bien funcionaron. No era- una
1
Mecánicamente, Mui devolvió las palmadas y Lily marcó un
pantalla impermeable, ciertamente, pero tendrían que conformar- ritmo.
se con eso. La cara de Mui, ahora lívida, reflejaba temor. Lily -Mui, ¿lo sabe el padre?
comenzó a sentir pena por ella. Quizá había ocultado su estado (Palmada, palmada.)
para no preocupar a su familia. -No.
-Hermana mayor, ¿cómo se te ocurrió que podrías mantener (Palmada, palmada.)
en secreto una cosa así? -¿Quieres decirme quién es?
Mui se encogió de hombros. La curiosidad de Lily tomó un -No.
sesgo lascivo. -Como tú quieras.
-Ah Mui, ¿cuándo lo hiciste? ¿Dónde lo hiciste? Lily no deseaba disgustarla y precipitar otro ataque en ese mo-
El color volvió a las mejillas de Mui. mento.
-¿No me preguntas con quién, Lily? ¿Sólo dónde y cuándo? -Está bien, Mui, ya se ha ido.
Lily se quedó desconcertada. ¿Quién se creía que era Mui Las manos de Mui cayeron sobre sus gruesos muslos. Fuera lo
para ofenderse así de repente? El resentimiento, dadas las cir- que fuese lo que había provocado su violenta reacción, el peque-
cunstancias, era prerrogativa suya. Un pensamiento terrible asaltó ño ataque le había servido ya de desahogo. Se quedó allí sentada
a Lily: ¿Había estado Mui vendiéndose? ¿Eran aquellas generosas apáticamente. Una vez más Lily sintió pena por ella. Después de
propinas el pago de servicios muy superiores a la entrega de cajas todo era una mujer adulta. Hubiese sido antinatural, en realidad,
de aluminio? Quizá Mui había estado dirigiendo un burdel ambu- que no sintiera ciertas necesidades; aunque Lily no podía perdo-
lante de una sola mujer, un servicio de consuelo a los camioneros. nar que las satisfaciera, porque entonces ¿cuál era la diferencia
Una posibilidad aún más espantosa: ¿No seria su marido? Esas entre Muí y aquellas desvergonzadas chicas inglesas? Al mismo
cosas pasaban. Algo, una precisa generalización de actuaciones tiempo, el lado pragmático de Lily se reafirmó con fuerza sin que
pasadas, le dijo que no y le hizo sonreír para sus adentros. ella fuera consciente de la menor contradicción. ¡Qué irritante
-Mui, ¿con cuántos hombres lo has hecho? que Mui no hubiera confiando en ella! Hubiese podido darle

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consejos esenciales que habrían evitado aquel grave contratiem~ araje. Tiene un Jaguar dorado. Un tipo rico con un Rolex
po; incluso la habría aprovisionado de lo que Lily llamaba para sl ~ande. Parece que debería ser él quien hiciera los donativos, y
sus píldoras antimarido. Ya era inútil lamentarse. no su marido.
-No temas, lviui. No importa -dijo Lily en un tono amable. -Ah, mi hermano -dijo Lily.
Abrió la puerta de la furgoneta y ayudó a Mui a salir. Sabía Decidió que si el señor Constantinides estaba equivocado y
que ahora debía asegurars~ de que su hermana mayor no hiciera confuso debía continuar equivocado y confuso. Ya sabia demasia-
esfuerzos o tuviera un acc1dente, La guió para bajar los escalones do acerca de ellos para su gusto. Seguir unas cuantas pistas falsas
del jardín y la sentó delante del televisoL le estaría bien empleado. Cuanto menos supiera la gente acerca
-A partir de ahora haré yo los viajes para llevar la comida, Ah de su familia, mejor. Ciertas cosas deberían ser secretas.
Mui. -Mi hermano muy rico. Pez gordo en Hong Kong ya.
Una hora después, Lily dio un salto y salió corriendo por la Al entrar en la tienda se sentía un poco mejor.
puerta principal, sobresaltando a Jos dos o tres clientes que tenía.
¡Eiyah! ¡Los limpiaparabrisas! Demasiado tarde, la batería ya
estaba descargada. Lily había decidido que era preferible no contárselo a su
Cuando volvía se encontró con el señor Constantinides., Lily marido. Lo que no supiera no podía preocuparle. Era un hombre
bajó los ojos cortésmente, como de costumbre. Aparte del hecho bondadoso y no imaginaba ni por un momento que fuese a echar
de que el señor C. fuese tan peludo resultaba embarazoso, en a Mui de casa, pero a veces tenía reacciones imprevisibles. Lily
aquel preciso momento lo que menos deseaba era que él hiciese sabía que tendría que ponerse del lado de su hermana por mucho
preguntas potencialmente entrometidas acerca de Mui. Y las hizo, que desaprobara su conducta. Con suerte y una buena organiza-
cómo no. ción, ella y Mui podrían guardar el secreto entre las dos, las
-Oy-oy -dijo, un extraño saludo que Lily nunca había enten- mujeres de la familia. Pero Mui tendría que colaborar o ella la
dido y que parecía exclusivo del señor Constantinides. obligaría a obedecer con amenazas.
«Üy-oy» repetían ella y lvíui en otros tiempos menos difíciles Mui se mostró sorprendentemente sumisa.
con un ataque de risa incontenible. En ocasiones, el señor Cons~ -Tendrás que irte a casa de la señora Law -le dijo Lily.
tantinides empleaba un tono tal que parecía estar diciendo «te Y cuanto antes mejor. No podía confiarse en la ceguera de
quiero» con un perfecto acento de I<wangsi. Era un saludo Chen indefinidamente. Existía la posibilidad de que adivinara la
bastante histérico para un hombre que parecía un oso bonachón. verdad incluso antes de que Mui se pusiera de parto. Tampoco
«Üy-oy» le habría contestado la descarada Lily casi en cualquier podía confiarse, conociendo a su hermana, en que Mui empezara
otro momento (llevaba varias semanas esperando la oportuni- en el momento oportuno, eso en el supuesto que hubiese calcula-
dad). Pero ahora se limitó a contraer los músculos de las meji1las do el mes de la concepción correctamente. Por las fechas que lvlui
en una sonrisa indefinida y luego volvió a mirar rápidamente al le había dicho, Lily estimó que su hermana tendría que estar
suelo, a su derecha; todo esto sin detenerse. ausente tres o cuatro meses por lo menos. Y luego estaba el
-¿Cómo está Mui? ¿Les va todo bien a las Darlings? problema de la criatura. ¿Seria mejor separar a Mui del bebé
¿Podía ser el padre actuando con desfachatez? No. inmediatamente? ¿Darle luego un mes para adaptarse antes de
-¿Qué tal está su hermano? volver? ¿Traerla a casa enseguida? ¿lYiandar el bebé a un orfelina-
-¿Hermano? to? ¿Decírselo a su marido después y criar al nifio abiertamente
-Sí, su hermano. Ese joven al que su marido ve todos los en la familia' Asfixiarlo, como los campesinos pobres de K wangsi
meses. Me dijo que era su hermano. Siempre llena su coche en el asfixiaban a las hijas no deseadas, ciertamente no.

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Mui se mostraba muy acomodadiza ahora. Seria distinto, Lily -¿Te ha visto el marido?
lo sabía, cuando tuviera al bebé en los brazos: dentro de ese Mui negó con Ja cabeza y se sonó.
cuerpo bajo y gordo había un núcleo de obstinación tan fuerte, a Lily tomó la discreta ruta que pasaba por las parcelas y la
:su manera pasiva, como la voluntad de Lily. Casi vibraba igual refinería y llevaba a la carretera principal. Como su marido le
que un diapasón, provocando en ella sentimientos compasivos. había advertido, inteligentemente por su parte, era un trayecto
-Tendremos que afrontar nuestras dificultades y superarlas lento y complicado con mucho tráfico. Finalmente cruzaron el
-dijo Lily en voz alta. Támesis, en marea baja, sus escarpadas y lodosas orillas a la vista.
Mui, la dificultad número uno, asintió obedientemente. Atravesaron los elegantes barrios de Chelsea y Kensington y el
-La señora Law se ha puesto muy enferma -le dijo Lily a su sucio I<ilburn. Durante los dos últimos años obviamente habían
marido-. Ah Jik es demasiado vieja para cuidarla como es debido. estado viviendo en otra ciudad. Siguieron por Finchley Road y
Mui tendrá que estar fuera varias semanas. llegaron a Golders Green. Giraron a la izquierda y se encontraron
Era mejor que se enterara de .la verdad poco a poco; quizá no en la tranquila calle donde estaba el piso de la señora Law. Lily
querría prescindir del trabajo de su cuñada durante tres meses. llevó a !víui por la escalera, evitando el ascensor por si se
Pero Chen no puso objeciones, ni siquiera propuso gue Mui cruzaban con alguien y se atascaron con la maleta en dos puertas
1

volviera Jos fines de semana o que ella y LiJy se turnaran para dobles contra incendios.
hacer de enfermeras. La señora Law les abrió personalmente Ja puerta con una
-De acuerdo, de acuerdo, está bien -dijo-. Llévala en el sonrisa de bienvenida en el rostro. Aunque, desde Juego, tenía
coche; no debe ir sola en autobús o en tren. una profunda deuda con la señora Law, Lily estuvo bastante
-La llevaré yo mañana, marido. brusca con su bondadosa amiga.
-Pero vuelve directamente a casa Lily. No te detengas en
1 -Jovencitas, por favor, no se queden ahí paradas.
ninguna parte. La señora Law las apremió a entrar y se quedó desconcertada
Mala suerte: ella iba a obsequiarle con unas ricas salchichas y al advertir que Lily tomaba sus palabras al pie de la letra, ya que
un pato ahumado comprado en la Calle China. Una lástima, se lo esta joven moderna y testaruda entró como un ciclón en el cuarto
merecía por ser tan solícito. Por un momento Lily dudó de si de invitados, abrió la maleta de la Gran Muralla y vació su
contarle toda la verdad. Ganó la discreción. Engañar a su marido contenido sobre la cama.
fue así de fácil. -¡Lily, qué encantadoramente impulsiva es usted! -exclamó
Lily metió las pocas pertenencias de Mui en su propia maleta la señora Law recobrándose.
de la Gran Muralla. Transfirió las ganancias de la semana a una Lily no pretendía ser grosera, pero Mui, ya azorada, deseó en
cavidad recientemente descubierta debajo de una tabla del suelo ese instante estar muerta en el fondo de un pozo. Lily estaba
(que no ocultaba el tesoro de ningún predecesor, para decepción preocupada por la hora. El trayecto le había llevado mucho más
de Lily). Dentro de un sobre blanco, encima de la segunda tiempo del que había calculado. Vio el reloj dentro de un fanal
chaqueta de punto de Mui, puso diez billetes de una libra. transparente que había en el pasillo.
También una fotografía del hijo con un jersey de Toh No Ngaap. -¡Eiyah! ¡No pueden ser las doce y media!
Ñiui necesitaría ropa nueva a medida que aumentara de tamaño y -Estoy segura de que mi reloj está adelantado -dijo la señora
no debía ser una carga para la amable señora Law. Lily planeó la Law no queriendo contradecir a su invitada-. La invito al arroz
partida para cuando volviera de llevar al hijo a la escuela. No de mediodía, querida señora Chen.
quería que una llantina de último minuto le perturbara. -Estoy avergonzada, señora Law. No puedo. El hijo sale del
Por supuesto, Mui estaba llorando cuando ella volvió. colegio muy pronto.

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-¡Ah! ¿Y cómo está el hijo? ¿Tan guapo como siempre? La lógica) no el instinto, le dijo que debía asegurarse de que el
Lily no le respondió, deseando aludir a la verdadera razón de nifio no estaba en casa antes de emprender una exhaustiva
su visita y darle las gracias formalmente de nuevo como había búsqueda recorriendo el barrio calle por calle, No le diría nada a
hecho por teléfono, su marido todavía, Lily entró a hurtadillas para no revelar que
-Señora La\v... es una gran molestia. Debo agradecerle.,. había v-...1elto. Y allí, claramente visible a través de la ventana de
La señora Law levantó la mano. la cocina, estaba el hijo. Llevaba sus botas de goma :rojas y el muy
-No es necesario, no es necesario decirlo. No debe hablar travieso estaba echando su valiosa medicina de la botella marrón
así. grande ¡en su planta/ Su marido trabajaba en el huerto con el
Y percibiendo la impaciencia de Lily por marcharse la acom- azadón.
pañó a la puerta, Lily descubrió que aún sostenía la maleta de la Lily golpeó ruidosamente en la ventana. Su marido la saludó
Gran Muralla, Decidió llevársela, Era lo sensato, ¿De qué le con la mano, Man Kee puso la botella en la carretilla y la empujó
serviría a Mui? La cogería otra vez cuando volviera a buscarla. hacia la puerta, Lily le cogió la botella, su cólera convirtiéndose
-Hasta la vista -dijo la señora Law, manteniendo la puerta en alivio.
abierta hasta que Lily desapareció por la escalera, -Hijo, no debes hacer eso.
¡Qué fastidio!, pensó Lily atrapada en un atasco en Finchley ¿Cómo había alcanzado la botella' ¿Comó había llegado a
Road. Para cuando cruzó el Támesis, perceptiblemente más alto, casa?
por otro puente (se había visto obligada a seguir Ja corriente del -¿Te ba traído papá a casa?
tráfico) estaba sumamente preocupada. Nunca llegaría a tiempo -He venido andando,
de recoger al hijo. Involuntariamente su pie apretó el acelerador y -¿Todo el camino?
estuvo a punto de saltarse un semáforo en rojo. La serenidad -Todo el camino,
contribuye a la celeridad, se recordó a sí misma, pero ni con todo ¡Y sólo tendría siete sui en Año Nuevo! Lily se maravilló;
el considerable autodominio que fue capaz de lograr pudo llegar a había dado a luz a un genio lleno de recursos.
la puerta de la escuela antes de las dos y media, La calle estaba - La próxima vez debes esperarme, hijo.
completamente vacía; todos los niños se habían ido a casa. Ni Man Kee asintió.
siquiera se veía a la mujer que los ayudaba a cruzar la calle. Lily -De acuerdo, ahora ve a jugar a la jardinería.
sintió náuseas. ¿Era posible que la maestra, joven y de cara Enjuagó la botella de la medicina bajo el grifo del agua fría.
bondadosa, hubiese retenido a Man Kee hasta que ella llegara? Desgraciadamente ya no tenía ninguno de los ingredientes espe-
Pero no había nadie en el patio. ciales para preparar el elixir, pero la botella grande podría serle
Quizá la maestra había telefoneado a Chen, Lily se imaginó al útil. Había visto una con un barco dentro en la costa; un barco de
hijo vagando por un páramo de solares bombardeados y casas vela, no el tipo de barco que el marido dijo haber visto con el
apuntaladas (una débil esperanza: un amable cobrador de autobús telescopio. Quizá el marido podría insertar una maqueta dentro, o
indio tal vez Je había llevado gratis), presa de perversos secuestra- usarla ella para aclararle la cabeza en el lavabo,
dores y demoníacos invertidos. O atropellado por un camión en
la atronadora carretera principal. ¿La perdonaría su marido algu-
na vez? ¿Podría ella perdonar a JYfui?
Durante todo el trayecto a casa fue mirando a ambos lados de
la calle por si veía una pequeña figura a pie. En vano, lo sabía,
porque ¿cómo hubiese podido él encontrar el camino de vuelta?

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VEINTISÉIS Lily no podía evitar sentírse agobiada, Notaba la cara rígida de
tanto dispensar encantadoras sonrisas de disculpa (sin mucha
discriminación). Dudaba de poder mantener ese ritmo durante
cuatro meses. Tal vez debería haber dejado a la ~mbarazada Ivlui
detrás del mostrador, haberle dicho la verdad a su marido y haber
hecho ella el reparto,
Por lo menos el hijo se estaba portando bien, Tal vez Mui
había ejercido una influencia perturbadora sobre él. Ahora se
conformaba con sentarse con mamá y ver la televisión.
-Hijo, ¿quieres jugar a la jardinería? No tienes por qué que-
darte aquL
Él no se molestaba en responder, ni siquiera sacudía la gran
Con Mui ausente, el trabajo era aún más duro de lo gue Lily cabeza, y el brazo de Lily se apretaba en torno a su estómago,
babia temido, Ciertamente, Mui había hecho su parte; Lily pudo hinchado por el Gran Conjunto Vegetariano Número Ocho que
comprobarlo entonces, Su marido lograba a duras penas suminis- había improvisado para ét
trar todos los pedidos que llegaban a la cocina, aunque para eso -Guapo chico -decía ella, besándole en la coronilla por
había tenido que dejar que el huerto creciera solo (palabras de primera vez en algún tiempo.
Lily), La mayor parte del trabajo extraordinario recaía en Lily, En Se sentía más libre de abrazarle, estrujarle y olfatearle cuando
el mostrador la actividad era sólo ligeramente mayor, como si Ivíul no estaba allí, menos consciente de la necesidad de educarle
fuera sábado por la noche siete días a la semana. Lo que lo dentro de un marco adecuado de valores. ¿Por qué tenía que
saboteaba todo era tener que salir a llevar los pedidos de los interpretar siempre el papel de disciplinaria? Quien imponía las
camioneros. Lily empaquetaba rápidamente los envases de alumi- reglas sería respetado pero nunca popular. Era misión de su
nio, recogía el dinero, delicada pero decididamente le daba a las marido. ¿No? Cuando Iviui estaba allí, el único deseo del marido
teclas de la caja registradora con las yemas de los dedos aceitosos; era trabajar en sus hileras de verduras con aquella larga herra-
los clientes se desplazaban un puesto en los bancos; la gente iba mienta. Últimamente estaba demasiado atareado en la cocina
disminuyendo poco a poco. Entonces sonaba el teléfono con los para levantar la vista más de diez segundos seguidos.
pedidos transmitidos por el señor Constantinides, Lily tenía que Un viernes por la tarde el señor Constantinides llamó con un
salir corriendo con el chop suey o el fu yung de huevo, y cuando pedido cuando la tienda se hallaba particularmente abarrotada,
regresaba y entraba aprensivamente por la puerta principal se Era urgente despejarla, Las paredes ya estaban forradas de clien-
encontraba una hilera de clientes apoyados en las paredes, Sin- tes de pie que empezaban a formar una segunda fila; pronto
tiéndose pequeña y vulnerable con sus zapatillas deportivas que habría una cola de cocodrilo saliendo por la puerta, subiendo los
alguien podría pisar accidentalmente con sus grandes botas 1 se escalones y cruzando la verja del jardín, Lily se estaba poniendo
abría paso entre el gentío, Al entrar bajo las miradas de los nerviosa y se irritaba con el pobre marido, (Su lado racional le
desconocidos se sentía como una usurpadora en su propio nego- decía que no era culpa de él si no podía satisfacer los pedidos al
cio, una timadora que se queda con el dinero ajeno con pretextos ritmo que se producían.) Cinco minutos más tarde el teléfono
engañosos. Después de deslizarse lo más discretamente posible sonó de nuevo.
detrás del mostrador, empezaba a servir los nuevos pedidos. En -¿Viene o no? Tengo tres camiones aquí fuera.
general los clientes se mostraban tolerantes con el retraso, pero -Voy,

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(La tensión deterioraba su gramática, que había mejorado decimos nosotros, cuando la familia se pelea es lo peor que hay.
mucho.) Puede ser horroroso. Como mi condenada suegra, y perdone la
En ese momento estaba cobrándole a una cliente. Sus gambas expresión ...
agridulces con arroz costaban cinco chelines y seis peniques. Lily estaba demasiado atareada para perder el tiempo escu-
-Por favor, dé a mi hijo. No es necesario dar los seis peniques chando aquel torrente de incoherencias.
esta vez. -Señor Constantinides, discúlpeme. Mucha prisa por clientes.
Recogiendo los envases que acababan de salir por el ventanu- Perdón.
co, Lily salió corriendo hacia el patio pero, a pesar del agobio, Salió corriendo, preguntándose de qué hablaba.
bromeó: En el mostrador el hijo había puesto una bola de plastilina
-¡Suerte por descuento especial! como pisapapeles sobre cuatro billetes de diez chelines y en ese
Lo cual provocó sorprendentes risas entre los clientes. momento cogía una caja de aluminio del ventanuco, con los
No conocía a los tres camioneros, hombres sin afeitar en brazos levantados por encima de la cabeza a la manera de un
mangas de camisa, anónimos en la elevada luminosidad de sus porteador vadeando unos rápidos. Aceptó otro billete encaramán-
cabinas, pero su propia silueta era evidentemente reconocible a dose en el alto taburete para alcanzarlo.
pesar de la oscuridad. -¡Hijo! -exclamó Lily asombrada.
-¿Dónde está Mui? -le preguntaron dos de ellos. Chen sonrió a su mujer a través del ventanuco, más encantado
-¿Qué tal, Lily? -le saludó otro, sobresaltándola. que Lily porque Man Kee no sólo prestaba una útil ayuda, como
Estaba claro que toda una nueva vida social había germinado pensaba su madre, sino que 1 además, cumplía las más profundas
para Mui en el patio delantero del garaje, probablemente también aspiraciones de .su padre. Por lo menos había puesto sus zapatillas
una nueva personalidad a juego. Los camioneros eran leales. Sus deportivas en el primer peldaño de la escalera que le llevaría a
propinas eran más pequeñas que las que recibía Mui, por lo cual poseer múltiples restaurantes. El futuro de su hijo ocupaba un
Lily, que no era una mujer de negocios con anteojeras, los res- lugar destacado en las preocupaciones de Chen desde hacía un
petó. tiempo. Le sorprendía cuánto consuelo podía proporcionarle el
El seftor Constantinides salió de su iluminada oficina de pensar en la vida de Man Kee. Otra decisión, para sorpresa suya,
cristal. le había quitado un terrible peso de encima. Debería haber
-Perdone, señora Chen -dijo (tronó, casi gritó)-. Yo también aumentado su malestar, pero no había sido así.
me estaba poniendo nervioso. Debe de ser algo relacionado con Por el momento, naturalmente, Man Kee sólo podía recibir la
el tiempo. Todo el mundo está jorobando a todo el mundo, cantidad exacta de dinero; no era capaz de calcular el cambio ni
¿verdad? de manejar la caja registradora. (Tampoco lo era su padre, si a eso
Lily se formó una vívida imagen del señor C. con un gran vamos.) Había que depositar cierto grado de confianza en los
bulto de hueso y carne, parecido al de un dromedario tibetano clientes. La forma de enfocarlo, se dijo Lily, era ésta: prioridad
saliendo de su peluda espalda. ' número uno: el hijo estaba aprendiendo el negocio; priori-
-Me alegro de que aún le queden ganas de sonreír. Su marido dad número dos: en las actuales circunstancias cualquier ayuda
no estaba muy sonriente la semana pasada; su hermano tampoco. que pudiera recibir valía la pena. Para aprovechar al máximo la
No puede estar sableándole siempre, ¿verdad? No le sacó mucho utilidad del hijo, sin embargo, era conveniente racionalizar el
a su marido. menú. Decidió que todos los precios fuesen no sólo números
-Ah. redondos sino también fracciones sencillas de una libra, e intro-
-De todas formas, ya sabe lo que dicen, por lo menos lo que duciría un precio mínimo de diez chelines por dos platos. Tendría

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que subir el arroz, las gambas rebozadas y el Abrazo de Puta hasta Para orientarse respecto a lo que miraba, Lily acercaba la mejilla a
unos escandalosos cuatro chelines; un robo, lo sabía, pero los la de su hijo y seguía la dirección de sus ojos, pero nunca era nada
precios de los platos principales seguían estando por debajo de los significativo: una botella de Abrazo de Puta, un periódico dobla-
de la tienda de kebab, Si alguien se quejaba podría alegar que la do, incluso un espacio vacío.
causa era Man Kee; en tal caso les habría proporcionado una La escuela empezó de nuevo, Ahora Man Kee se quedaba dos
coartada por dos veces. Pero ninguno de los clientes protestó· tal horas más, hasta las tres y media, lo cual era en extremo inconve-
vez ni siquiera se dieron cuenta, Comprendió que habían ~ido niente, ya que a esa hora Lily se ocupaba de cortar carne y picar
dem~siado modesto~ en su enfoque cuando empezaron. El hijo verduras para que Chen las cocinara por la tarde. Durante una
era listo y no tuvo nmguna dificultad para aprender las cantidades semana continuó recogiéndole en el Caparazón Infernal, pero
correctas. EHa le explicó canturreando: finalmente no le fue posible, Lily se preguntó si el hijo tenía ya
-Un plato es igual a una moneda marrón, dos platos es igual a edad suficiente para hacer el trayecto de siete kilómetros él solo
una moneda verde, tres platos es igual a una moneda marrón más regularmente, Ya lo había hecho una vez, desde luego,
una verde. -Hijo -le dijo arrodillada delante de su taburete, agarrándole
Pensó en poner un letrero: AYUDEN AL NIÑO, IMPORTE por los diminutos bíceps con los brazos extendidos-, Despierta,
EXACTO SOLAMENTE, como el letrero que había en los autobuses hijo no quiero que vendas nada ahora. Quiero preguntarte si
1

pid~e~~o a los pasajeros que facilitaran al cobrador su tarea, pero puedes volver a casa tú solo.
dec1d10 que eso podría ser una incitación al fraude. -Puedo,
-Vamos a ver, hijo, ¿cuántas monedas marrones igualan a una -No andando, hijo, Quiero decir cogiendo al autobús,
verde? Man Kee pareció dudar,
-Dos veces diez chelines es una libra. -Ah Mar-Mar te enseñará mañana.
-¡Hijo! Lily cumplió su palabra, La tarde siguiente tomó el autobús
-Ah Mar-Mar, jugamos a comprar cosas en la escuela con hasta la escuela para enseñarle al hijo la parada, Llegó un poco
carne de plástico y dinero falso, tarde y Man Kee estaba solo delante de la puerta de la escuela, Le
-Chico listo. -Le dio un beso-. Pero está mal decir mentiras, cogió la mano enguantada con la suya moteada y azulada por el
hijo, frío, Cinco minutos más tarde llegó el autobús,
Man Kee era especialmente útil por las noches, cuando la -Mira, hijo, todos los días puedes coger el autobús a esta hora
tienda se llenaba de clientes y ella tenía que dejarle solo para salir si pierdes el primero,
al patio con mucha frecuencia. A primera hora de la tarde le Esperó a que el autobús se detuviera,
permitía jugar con su carretilla en el jardín, A media tarde, -Debes tener mucho cuidado cuando subas, Agárrate a la
cuando él se aburría de ver la tele, le dejaba dormirse en su barra.
regazo, Cuando la llamaban para salir al patio oscuro le dejaba El autobús no dio muestras de reducir la velocidad, Pasó de
suavemente en el asiento que acababa de dejar vacío; era como un largo sin detenerse, La cabeza de Lily giró indignada para seguir
pequeño buda dormido, Le despertaba apretándole los dos brazos con la vista el enorme vehículo de dos pisos que continuó cuesta
al mismo tiempo. Él nunca lloraba ni se quejaba, aunque por una abajo y desapareció detrás de una curva en medio de un remolino
desafortunada coincidencia tenía la costumbre de dormirse cuan- de hojas secas y dos páginas de periódico,
do su madre más le necesitaba. Otras veces Lily se inclinaba sobre -Ah Mar-Mar, tienes que levantar la mano para que el
su cabeza caída para comprobar si estaba descansando y descubría autobús pare.
que tenía los ojos abiertos, inexpresivos, con la mirada perdida. -No es necesario, El cobrador no era bueno, -Lily estaba

270 271
bastante desconcert d H'·
negro Me1·0 , . ªd.a-. 1¡0, asegúrate de que el cobrador sea -Enséfiale a mamá tus cuatro peniques. Bien. Ahora métete-
· . r aun In 10. ¿Entiendes o no?
los en el bolsillo y con el pañuelo encima como yo te he ense-
-Entiendo, Ah Mar-Mar.
-Hijo. ñado.
-¿Qué, Mar-Mar' Llena de recelos que no pudo dominar, Lily estaba esperándo-
-Es malo habl d . le en la parada a las 3.45. Al principio había pensado únicamente
o no? ar con esconoc1dos en el autobús. ¿Entiendes salir hasta la verja de su jardín, pero su lado emocional la había
-No entiendo. vencido. Su cara se relajó al ver a la pequeña figura en la
plataforma abierta del autobús. Había un simpático cobrador
-No importa. Es malo hacerlo.
-Bueno. indio sujetándole para que no se cayera por el borde. (Debería
Otro autobús apare . , l haber pensado en eso de antemano, se reprendió a sí misma.)
aliviada al c10 en o alto de la cuesta. Lily se sintió -¿Te has asustado porque Ah Mar-Mar no ha ido a recogerte?
ver que e] · ·
y absolut.arnen . ser~1c10 era frecuente; irregular, nada fiable Man Kee negó con la cabeza.
H"' te arb1trar10, pero frecuente -Chico valiente -le felicitó Lily, sin creerle.
- 1¡0, saca la mano -B , . ·
de que Lil . , · uena practica con la ventaja adicional Su padre se habría sentido orgulloso de él, pensó con los ojos
y no tendna que q , d l d l ..
ciendo su a t . . ue ar ma e ante del h1¡0 recono- nublados mientras la bien asfaltada carretera suburbana extranjera
n er1or equiv ·, Ch.
ahora. Levant 1 . ocac.1on-. 1co listo. Agárrate a la barra se convertía, sólo por un momento, en un camino del pasado,
ª ª pierna. ¡Bien!
más polvoriento? más accidentado y más oloroso. ¡Cómo le habría
Man Kee, un niñ l
empezó a b. 1 o comp etamente normal para su edad gustado a su padre tener un nieto que continuara su tradición!
su ir a escaleril! ll b '
con sus bot a que eva a al segundo piso pateando l\1an I<ee durmió una buena siesta en su regazo entre las ocho
as.
-No, hijo, siéntate b · A .b . y las diez de la noche. Poco después de esa hora el señor
Lily t dºfi
uvo 1 1cultad p
ª ªIº· rn. a es peligroso para un niño. Constantinides trasmitió dos pedidos y Lily despertó al hijo.
rada situada fi ara averiguar el precio exacto hasta lapa- Cuando volvía en la oscuridad se le ocurrió que podía haber
1 1
Una ª ina de su calle Y también el nombre de la parada.
vez en casa se 10 .. , ladrones escondidÜs detrás de los surtidores de gasolina y los
-Repit h" repitio machaconamente a Man Kee. setos. En I<.wangsi, tierra de bribones, uno no hubiese podido
e, J . «Cuatro p f
1 0 -
nicles.)> ' or avor, senor. Coches Constanti- hacer ese recorrido desarmado, ni aun con el poco dinero que
-Cuatro> por favor ~ C llevaba. Habrían sido necesarias horquillas de tigre y mosquetes.
. . ' senor. oches Constantinides Quizá debería empezar a llevar una barra de hierro envuelta en
- Chleo 11sto. ·
Le obligó a repetir! periódicos. Realmente sin un arma no podría defenderse de
noche y de n °
otra vez antes de acostarle a las diez de la
uevo por la ma - d
hombres decididos, cantoneses, delgados pero fuertes, y mucho
hasta la escu nana cuan o le llevó en la furgoneta menos de occidentales o enormes negros. ¡Pero que lo intentaran
e1a.
teniendo ella algo en la mano! Y cuando envejeciera, Man Kee
-No lo olvides, hijo. R d
con desconocidos. ecuer a también que es malo hablar protegería a su madre.
Unos chicos tnayore Al entrar se encontró con un espectáculo francamente desa-
gesticularon en d' . , s que cruzaban la verja en ese momento gradable. Un grupo de inglesas jóvenes había levantado a Man
1recc1on a ello D . .
Lily Los sal d, s. e que se reirían, se preguntó Kee de su taburete, le había puesto sobre el mostrador y estaba
. u o con la mano 1
compañeros d . ª
e Juego de su hi¡· Ll
egremente. Probablemente eran
, M
mimándole. Había muchas risas y exclamaciones acerca de la
tanilla y le hi·
zo vo1ver.
°· amo a 1 an ·Kee por la ven- aterciopelada piel de sus mejillas, que las inglesas estaban acari-
ciando con el dorso de sus manos rosas. A Lily le apenó ver que
272
273
Man Kee disfrutaba con aquello. Le bajó bruscamente del mos-
trador. -No temas, Mar-Mar te va a llevar a la escuela.
-No hace falta.
-No jugar con niño. Niño trabajando -dijo irritada.
-¿Qué has dicho, hijo?
¿Qué estaban haciendo en la calle a aquella hora escandalosa?
-No hace falta.
Realmente eran chicas malas. No podía echarlas del local, quería
No podía creer que estuviera rechazándola de esa manera.
su dinero después de todo, pero Lily las trató con su actitud más
1
-¿No quieres que Ah Mar-Mar te lleve a la escuela?
fría. Cuando se marcharon, alegres y nada avergonzadas para
No hubo respuesta.
indignación de Lily, reprendió a Man Kee.
-Hijo, eso es antinatural.
-Hijo, ¿no te ha dicho Mar-Mar que no hables con descono-
cidos? Lily se sentía más dolida de lo que lo había estado nunca. Tan
dolida que ni siquiera pudo regañar al rngrato h110"
-Ah Mar-Mar, tú dijiste que no hablara con desconocidos en
el autobús. -Los chicos mayores se ríen del coche viejo.
-Es malo decir mentiras, hijo. Lily, acalorada por la pena y la indignación, se detuvo con la
-Ah Mar-Mar, no digo mentiras. mano en la llave del gas. ¡Así que era eso!
-¡Hijo! -Hijo, no les hagas caso. Nuestro coche es más fuerte que un
coche nuevo.
Lily levantó un dedo para indicarle que no debía decir una
Man Kee no parecía nada convencido. Había veces en que era
palabra más sobre el tema. Man Kee pareció disgustado, pero
desesperantemente igual que su padre.
estaba demasiado cansado para discutir. Después se durmió, emi-
-Ve a preparar la cartera.
tiendo pequeños ronquidos como suspiros, de modo que Lily
Man Kee se bajó del taburete, deseoso de alejarse de la
tuvo que llevarle a su cuarto y meterle en la cama, arropándole
imprevisible Mar-Mar, cuyos cambios de humor le confundían Y
con gran ternura. Continuó llevándole a la escuela por las mafia-
le asustaban no poco. .
nas. Lógicamente, si podía hacer el viaje de vuelta estaría igual-
Lily llevó a Man Kee a la escuela en silencio y con los labios
mente capacitado para realizar el viaje de ida. Los motivos de Lily
apretados. A doscientos metros de la puerta apagó. I;s indicadores
estaban más relacionados consigo misma que con Man Kee. Del
laterales y aparcó junto al bordillo. Man Kee la muo. Ella le puso
mismo modo en que antes obligaba a Chen a tomarse la sopa, le
una mano sobre el negro y abundante pelo y le alisó un mechón
parecía que incumpliría sus obligaciones maternales si no se
de punta que volvió a levantarse ense~ida.
molestaba, por el bien de Man Kee, al menos una vez al día de
forma rutinaria. -Hijo, aquí nadie puede verte -d1¡0 suavemente-. Ve con
cuidado por la acera.
Desgraciadamente, en esto, como con las chicas malas, el hijo
Se quedó mirándole hasta que cruzó la verja sano y salvo antes
la traicionaría. Le contemplaba amorosamente mientras él se
de ejecutar un perfecto cambio de sentido y regresar a casa.
tomaba un cuenco de arroz con leche caliente como desayuno (de
aspecto muy similar a las gachas de avena con las que los
resplandecientes escolares de los anuncios de la televisión pare-
cían disfrutar tanto) cuando sintió una tremenda oleada de afecto
por él. (¡Tan liberador ahora que Mui no estaba!)
-Hijo, ¿tienes frío?
A pesar de que él negó con la cabeza, Lily encendió un fogón
de gas.

274
275
VEINTISIETE Lily hizo lo que le pedía,
-¿Están buenas?
-SL
-Chico guapo, -Lily jugó con aquel recalcitrante mechón de
pelo-. Tienes cacahuetes y unos dulces en tu cartera, hijo. Date
prisa o perderás el autobús.
Le acompañó a la parada y esperó hasta que le vio subir al
autobús y éste giró en la esquina, ¿Subía al piso de arriba cuando
lo perdía de vista?
Una vez en casa, abrió al fin la carta que, naturalmente, estaba
escrita en chino: Hermana mayor: la señora Law es muy buena
conmigo. Como arroz cuatro veces al día con platos de carne; pollo;
Al cabo de dos semanas llegó una carta de Mui, Lily supo lo pescado y huevo en todas las comidas. Por no hablar de té y refrigerios
que era incluso antes de ver el matasellos de Golders Green; el salados y dulces a horas raras del dia y también ya tarde por la noche, y
único correo que recibían era en forma de sobres marrones con mucha fruta, Le debo toda esta bondad a la señora Law, Veo mucha
aquellas amenazadoras ventanitas transparentes para la dirección. televisión. La señora Law tiene un televisor grande, pero la recepción es
El de Niui iba dirigido en inglés, con sus claras mayúsculas, a las mala en esta parte de Londres y la imagen no es tan buena como en mi
señora Chen. Había sido timbrado en la oficina de correos a las televisor pequeño. Quiero decir nuestro televisor, por supuesto. Antes
15,JO del día anterior, a la misma hora aproximadamente (calculó encontraba la casa demasiado caliente, pero ahora me he acostumbrado.
Lily) en que Man Kee debía de estar cogiendo el autobús de Dile a Man Kee que pienso en él a menudo. Preséntale mis respetos al
vuelta a casa y ella debía de estar cortando zanahorias en cuadra- cuñado, Lily, mándame por favor el calendario de Ho Yeh que está en la
ditos, pared de mi habitación. Te olvidaste de meterlo en la maleta. Te pagaré
Una hora rara, pensó Lily, para echar una carta. Trató de el dinero de los sellos cuando te vea. Haz esto por mí. Mándalo a casa de
reconstruir las circunstancias en que había sido ,escrita. Quizá de la señora Law. Tu hermana mayor, Flor de Luna.
noche, Mui trabajando en ella a la luz de una lámpara hasta la La cara de Lily se contrajo en un ceño de mal humor mientras
madrugada, levantándose más tarde de lo que pensaba y corrien- leía la insolente misiva. Dio una patada en el suelo y arrugó la
do, en la medida en que su estado se lo permitía, hasta el buzón, carta no bien leyó la última línea. ¿Quién se creía fvíui que era?
tal vez hasta la propia oficina, O quizá se había levantado tempra- Ni un ápice de contricción por ninguna parte. Lily no esperaba
no, tiritando, se había puesto un abrigo sobre el pijama y había una disculpa formal por los inconvenientes que Mui les había
trabajado en la carta hasta la tarde, llegando justo a tiempo de causado, pero aquella ostentación sobre la calefacción central y
parar la camioneta que ya se alejaba del buzón, Poco probable; los incesantes refrigerios era insoportable. Luego Mui tenía la
además, la casa de la señora Law tenía buena calefacción, así que osadía de transmitirle un mensaje al hijo y de criticar a Lily por
no llevaría puesto un abrigo, Lily dejó el sobre en la mesa, sin no haber metido en la maleta el calendario, Tampoco daba las
abrir, y removió las gachas de arroz de Man Kee en la olla justo gracias por las diez libras en el sobre blanco, que ciertamente no
antes de que se quemaran. servirían para cubrir cuatro lujosas comidas al día durante ocho
-Ah i\!Iui nos ha escrito una carta, hijo. semanas más.
Man Kee probó las gachas calientes, Lily se sentó delante del mostrador y cogió uno de los lápices
-Sopla el arroz con leche, Mar-Mar, de cera marrón del hijo, que oportunamente estaba allí. Hermana

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mayor (nadie podría decir que no respetaba la etiqueta), ¿es que no el alquiler era reprobable y antichino. Tal vez los echaba a todos
tienes vergüenza? comenzó; luego se corrigió. Hermana mayor, no de menos, a pesar de todas la comodidades de que disfrutaba en
tienes vergüenza. No sólo deshonras a nuestra familia, sino que muestras casa de la señora Law.
un espíritu orgulloso e ingrato con quienes te han ayudado... El lápiz Después de un largo silencio llegó una postal de la propia
casi perforaba el papel a medida que Lily trazaba furiosamente los señora Law. Informaba de que Mui había dado a luz a una niña
caracteres de derecha a izquierda en una serie de toscas rayas de dos kilos y medio.
horizontales y verticales y abruptos ganchos y puntos. La cera se Chen cogió la postal, que estaba sobre la alfombra de perió-
pegaba al papel y daba pocas variaciones de grosor, pero transmi- dicos.
tía su cólera mqor que el más fino de los pinceles. Después de A Lily se le había escapado esta comunicación llegada en el
cubrir dos hops de papel de envolver marrón terminó: Respetuo- segundo correo, porque se confundía con el papel impreso que
samente te entrego mi carta, tu hermana menor, Azucena de Luna. Que cubría el suelo.
Muí metiera la cabeza deba¡o de la almohada a causa de la Su marido se la entregó impasible, sin comentarios, y se fue a
vergüenza al recibir aquellas líneas, pensó Lily con satisfacción la cocina para empezar a lavar verduras. Lily se sonrojó aJ leer la
mientras leía la carta de nuevo. ¡Así que refrigerios de fruta y postal. No era así como ella quería que Chen se enterara. ¿Lo
dulces y salados a todas horas del día y de la noche! Mientras ella consideraría una gran traición? Qué estupidez por parte de la
hacía todo el trabajo en casa. Cualquiera diría que la bondadosa señora Law enviar una postal; cualquiera diría que quería dar
señora Law dirigía un hotel de primera clase para perdidas. Como publicidad al suceso.
se habían quedado temporalmente sin sobres (el último lo había Abrió la puerta de la cocina con atípica timidez.
enviado con una tarjeta de cupones del Seguro Nacional dentro), -¿Cuándo vuelve Ah Muí?
Lily introdujo la carta en la caja registradora para guardarla en -Pronto, marido.
sitio seguro. El último lugar donde el marido metería la mano. -Bien. La necesitamos. La pequeña sdbrina puede compartir
Pero su ira se había disipado al escribir. Mirando la carta cuando la habitación del hijo.
vació la caja esa noche descubrió que ya no deseaba herir a Mui. -Ah.
Encontró su tono un poco excesivo. ¿Y si Mui decidía quitarse la Lily ocupó sus inquietos dedos en arrancar las hojas de un re-
vida cuando la leyera y comprendiera la gravedad de su mala pollo.
conducta (como la trastornada y embarazada Mui era muy capaz -No hace falta, Lily. Lo haré yo.
de hacer)? Lily rompió el papel de envolver en pedacitos después -1viarido, ¿no estás enfadado porque ella se marchara de casa
de pensar, movida siempre por su afán de ahorro, en utilizarlo y no te lo dijéramos?
para envolver las cajas de algún cliente. Pero nunca se sabía; bien Chen negó con la cabeza. Permaneció callado. Su nuez subía y
podía a~abar en las manos de un cantonés. bajaba. La campanilla de la puerta tintineó.
Dos semanas más tarde llegó otra carta: Li(y: nuestro televisor se -Ve a despachar, Lily.
ha averiado. Puede que el tuyo parpadee pero por lo menos funciona. -Como tú digas, marido.
Hemos alquilado uno mientras lo arreglan. Se me olvidó darte las gracias En el mostrador se equivocó al teclear en la caja, calculó mal
por el dinero que pusiste en la maleta. No era necesario) pero eres muy el cambio de la suma corregida y tuvo que anotar el error.
amable. Tu hermana mayor, Flor de Luna. Cuando trató de compensar la pérdida en la compra del siguiente
Lily fingió estar más enfadada de lo que realmente se sentía cliente, éste la acusó de intentar engafíarle. Mui hubiese podido
mientras leía la carta. Al final lanzó un pequeño grufiido. Por lo despejar el ambiente con unas cuantas frases lúcidas y bien
menos Mui mostraba ahora cierta lealtad hacia la familia, aunque elegidas. Lily, ya agobiada y sintiéndose culpable por otras razo-

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nes, se desenvolvió fatal cuando sus confusas explicaciones se. VEINTIOCHO
revelaron claramente en desacuerdo con la actitud del infract
. or.
Cuando el chente se marchó mascullando, tuvo que tomarse un
buen vaso de té fuerte antes de volver a ser dueña de sí. Esperaba
que no fuera un cliente habitual el que tal vez acababa de
perder.

Pero Mui no quiso llevar a su hija a vivir con ellos. Se mostró


inflexible.
Lily se había sentido orgullosa de la bondad de su marido.
-Es un buen hombre -informó a lv!ui con cierta condescen-
dencia-. Puedes traer a la sobrina aquí.
Mui continuó deshaciendo su maleta nueva en silencio.
-¿Por qué no me dijiste que venías, Mui? Hubiera podido ir a
buscarte en nuestro coche. El taxi es muy caro.
-No hacía falta, Lily. Demasiadas molestias. -Cambiando de
tema, Mui preguntó-: ¿Está bien Man Kee?
-Sí.
-¿Más alto?
-No. Mui, la sobrina puede compartir la habitación del
hijo.
Mui suspiró.
-Se queda con la señora Law.
-No, Mui. No entiendes. El marido dice que puede vivir con
nosotros.
-Hermana menor, eres tú quien no entiende. Es mejor para
ella quedarse en casa de la señora Law.
Lily tardó algún tiempo en darse cuenta de que Mui no estaba
únicamente mostrando la humildad propia de alguien en su
posición. Lily acababa de superar su inicial preocupación por lo
que la «gente», lo cual significaba el señor Constantinides, los
mecánicos del garaje, los camioneros, por no hablar de los clien-
tes regulares, iba a pensar del nuevo miembro de la familia. Se
280
281
quedó desconcertada, Allí estaba ella sintiendo lástima de Muí
pedidos. «Se reanuda el servicio normal», como decía el cartel de
ést~ la rechazaba. Su c_ara reflejó _aturdimiento, irritación y orgu{l~
televisión, El marido podía ir y venir por el jardín desherbando y
herido. No se m~lesto e~ ocultarselo a lv.Iui, como habría hecho
regando a sus anchas con la ayuda del hijo.
con un desconoc1do. Mu1 sonrió a su alicaída hermana.
-Es mejor para todos. JYiientras Mui estuvo fuera, el hijo parecía haberla olvidado.
En las primeras semanas de su ausencia había preguntado por
. -¿Así .que nuestr~ casa no es lo bastante buena? -preguntó
ella, llamándola por su nombre unas cuantas veces, luego dejó de
L1ly agres1vamente. Esta era la forma más fácil de recobrarse de
mencionarla. Ahora que había vuelto apenas le hacía caso. Lily
su sorpresa, su dolor y su azoramiento-. ¿El hijo no es lo bastante
estaba a la vez gratificada y alarmada: evidentemente complacida
bueno para compartir una habitación con la sobrina?
por haber vencido a una difícil rival; preocupada porque el hijo
-~o hables así -:d,ijo Muí:-, Es una niña, No hay lugar para fuera tan voluble. ¿Era posible que alguien la sustituyera a ella en
una n1na en esta fam1lla, ¿Ent1endes lo que te estoy diciendo? No
sus afectos con la misma facilidad? Seguro que no. ¿Acaso no era
hay lugar para una niña, Quiero lo mejor para elh Quiero lo
el vínculo entre madre e hijo uno de los más básicos y naturales
me¡or para el sobrino, ¿Entiendes lo que te estoy diciendo,
entre todas las relaciones? No obstante, 1e observó atentamente.
hermana menor? La señora Law es rica. Tiene mucho dinero y es
buena. Aburrida de espiarle cuando estaba en el jardín, una actividad
poco entretenida, adquirió la costumbre de mirarle mientras
Lily guardó silencio, Este tipo de adopción no tenía nada de
dormía. Hacía breves visitas al piso de arriba o abandonaba a
extraño en la China de su infancia. Los tíos podían costear Ja
Chen a las tres de la mañana para realizar una rápida incursión,
educación de un sobrino dotado; las nietas podían irse a vivir con
Esto resultaba molesto a causa de las corrientes de aire. Habría
las abuelas. Pero la señora Law no era pariente de ellas.
sido mucho más fácil echarle ojeadas mientras cobraba en el
-Le debemos mucho a la señora Law, Está muy sola,
mostrador o jugaba con sus juguetes en los bancos cuando la
Para Lily esto representaba considerar todo el asunto bajo una
tienda se quedaba vacía; pero un importante requisito para la
luz completamente nueva, Así que Mui realmente pensaba que le
plena satisfacción de Lily era que el hijo estuviera indefenso,
hacía un favor a su benefactora; sus valores debían estar seria-
mente distorsionados, Lily probó otra vía, inconscientes mientras ella inspeccionaba sus relajadas facciones
en busca de pistas de incipientes rasgos de carácter. A lo largo de
-Ah Mui, ¿no vas a echar de menos a tu niña?
los años ella había aprendido mucho de las expresiones que
Pretendía insinuar que Mui estaba abandonando a su hija y al
º
pasaban por Ja cara dormida de su marido, pero no había historia,
mismo tiempo mdicar que de ello se derivaría mucha infelicidad,
ni por el momento futuro, que discernir en el inocente semblante
(En la escala de valores de la propia Lily faltaba claramente un
de Man Kee, La gran cabeza descansaba cómodamente en la
sentido de! juego limpio,) A esto Mui contestó sencillamente:
-Sí. Echaré de menos a la niña. gruesa almohada; el abundante pelo se esparcía sobre la funda
bordada; las comisuras de su boca estaban vueltas hacia abajo en
Esperando una viva discusión, a Li!y Je cogió desprevenida Ja
una sutilísima sonrisa de felicidad. No era la cara de un traidor,
admisión de Mui y en ese mismo momento se dio por vencida.
pensaba Lily con alivio, aunque unas horas después necesitaba
-De acuerdo, Mui. Ahora ven a tomar el té con el marido. una nueva confirmación.
-La abrazó-. Me alegro de que hayas vuelto a casa, hermana
mayor. Man Kee no había olvidado a :iviui tan rápidamente, sin
embargo. Por supuesto que la recordaba, esa simpática persona
º ;viui se mostró tan trabajadora como siempre, No hubo quejas
que siempre tenía para él algo bueno de comer, fuese un refrige-
Il1lagrimas, Las ventas subieron de nuevo, Las propinas del patio
rio caliente o simplemente un caramelo de naranja o una ciruela
recuperaron su antiguo nivel en cuanto Mui volvió a entregar los
con regaliz; que era mucho más blanda que la dura y angulosa
282
283
Mar-Mar cuando le abrazaba; que silbaba cordialmente cu d
. . . ~oq -Pero la tía Law te ha dado dinero de la suerte, hijo. Tú me lo
se hacia el remolon en lugar de empuprle por la espalda de u
modo rudo e impaciente. n has enseñado. Puedes usarlo para comprarte un lápiz o un libro
de estudio.
Aunque no por culpa de Mui, Man Kee pronto revisari"a
r bl ··· ~ -He jugado mal -repitió Man Kee obstinadamente-. Nadie
1avora e op1n1on acerca de su tia. I'viui tenía mucho int ·
eres en era mi amigo.
llevarle a casa de la señora Law y naturalmente en ense · 1
su n1¡a,
1·· ' ' narea Lily estaba complacida; Man Kee debía de haber echado de
menos a l\1ar-Mar. Sin embargo~ necesitaba estar segura de una
-Por favor, Lily -rogó a la madre de Man Kee.
cosa .
. Induso antes de preguntárselo, Mui sabía que Lily se opon.
-Hijo, nadie te ha pegado en las piernas, ¿verdad?
dr1a sin darle ninguna razón concreta, Discutir sólo serviría p
. ~ Él negó con la cabeza.
que se o bst1nase aún más. Mui cumplió con sus obligaciones qui ,
. za Bien. Eso no le habría gustado a Lily.
con. una pizca más de alegría que de costumbre y, al final, como
-Ahora ayuda a Mar-Mar a contar el dinero de la caja. Chico
Mu1 esperaba, Lily cedió, De hecho, incluso se ofreció a llevar-
listo.
los en el coche, Mui, sensatamente, declinó tan generoso ofreci-
m1ento. A partir de entonces Man I<ee iba una vez al mes a pasar el
fin de semana en casa de la señora Law. A Mui le habría gustado
-No dejes de traerle a tiempo para la escuela -le advirtió Li!
en la parada del autobús. y llevarle cada vez que iba, pero ella y Lily habían llegado a un
acuerdo. Al principio Lily había tratado de limitar las visitas de
Pero para Man Kee el fin de semana fue un desastre. La
Mui a una cada dos semanas -realmente había muchísimo trabajo
s~.fiora ~a\v estaba solamente entregada a la niña, de cuya existen- los viernes y los sábados, aunque el domingo no importaba
cia nadie le había advertido. La sefiora Law dijo «¡Guapo chico!»
mucho-, pero Mui se disgustó enormemente. Ella hubiera queri-
del ".'ºdo m~s mecánico y distraído, y toda la atención que Ah Jik
do ir todos los fines de semana, y llevarse además a Man Kee.
voleo sobre el no pudo compensarle por este primer descuido en
su mimada vida. Finalmente acordaron que podía ir tres veces al mes sola y
llevarse al hijo en una de estas ocasiones. Un fin de semana de
En el autobús de vuelta a casa el domingo por la noche estaba
cada mes lo pasaría detrás del mostrador; Mui también se queda-
encantado y se fue poniendo cada vez más revoltoso a medida
ría los días festivos. Y si el hijo se hubiera divertido más en su
que Mui se iba quedando en silencio. Una vez en casa fvfar-Mar
primera visita tal vez Lily no le habría consentido ir en absoluto.
les dio algo rico para comer, y cuando Mui se retiró calladamente
Sabiendo que sólo servía para que el hijo la quisiera más a ella, lo
a su habitación y, cosa insólita, cerró la puerta al entrar Lily
dejaba ir regularmente de buena gana. Y también existía la
sobresaltó a Man Kee preguntándole: '
necesidad de un puente entre las dos partes de la familia. J\IIui no
-¿Te ha gustado la nifia, hijo?
-No me ha gustado. debía separarse de ellos. Por debajo de la superficie cotidiana de
irritación, recriminaciones y altercados, Lily reconocía que éste
. A Man Kee le sorprendió que su madre supiera de Ja existen-
debía ser un principio inamovible. Mui no podía ser el eslabón en
cia de la nifta. Si ya sabía tanto no tenía sentido ocultarle nada.
esta cadena humana. Lo apropiado era que el hijo fuese el
-¿De quién es la niña, Mar-JVIar? ¿Es de la señora Law?
-Sí, hijo, ella se la encontró. embajador de sus padres. Estaría bien que llegara a ser más un
hermano mayor que un primo de la pequefia. También podría
-Ah Mar-Mar, ¿tú también me encontraste a mí?
proporcionarle un poco de beneficiosa influencia masculina. Si
-No. -Lily cambió de tema-. ¿Has jugado bien?
-Mal. No me ha gustado. los dos niños se conocían, jugaban juntos y se veían crecer
mutuamente, el eslabón continuaría en la siguiente generación.
284
285
¿Quién desaprobaría algo así?, pensó LiJy. Además, tal vez la mencionado inconscientemente. Empezó a sentir un profund.o
señora Law se acordase de él en su testamento si le veía lo desagrado hacia Lily, sentimiento que naturalmente n1:"nca man1~
suficiente. Su guapo hijo tenía que ser mucho más atractivo que
festa:ría. Varias veces había intentado convencer a 1víu1 de que se
una simple niña de Mui (típico de Mui tener una niña). Y, típico
también, Mui aceptó las decisiones de su hermana sin rechista quedara. . . ..
r, -Aquí tienes un hogar -le ms1st10. . ..
Sólo Man Kee estaba descontento. No le agradaba la idea de pasar Pero Mui había sonreído con una mueca triste y dec1d1da.
frecuentes fines de semana en casa de la señora Law.
-No. La hemana menor y el cuñado me necesitan. Y el
-Ah Mar-Mar, es malo mandarme allí -protestaba-. No me negocio no saldría adelante con menos de tres personas. Tal vez
gusta.
cuando Man I<ee sea mayor o las cosas cambien. Nada permanece
-Harás lo que yo te diga 1 hijo -le ordenaba ella con una
igual para siempre.
extraña sonrisa en la cara, mitad de dolor mitad de placer.
La señora Law había dejado las cosas así por el momento.
Discutir con él era como vencer el lado más remiso de sí Cuando Ja visitó Man Kee, la señora Law no pudo evitar
1;1-isma, y asi disfrutaba aún más el tormento de alejarle de ella. Se verle como el representante de Lily. Tras una lucha interior se
mostraba muy santurrona respecto a esto; sacaba hasta el último
obligó a dedicarle tiempo y afecto, más incluso que ante~. Y poco
gramo de patetismo y sacrificio de la situación. Si a Mui le después se dio cuenta de que, al fin y al cabo, no era mas que un
molestaba la exhibición de Lily lavándole las orejas a Man Kee,
niño y, más adelante, de que sus aspiraciones no eran l~s. ~e su
vistiéndole con sus mejores ropas (inadecuadas para jugar en el madre, creyera ésta lo que creyera. Tal vez en eso res1d1r1a el
suelo con Ah Jik) y despidiéndole con el pañuelo hasta que el
castigo de ella, pensó la señora Law sin ánimo vengativo.
autobús doblaba la esquina medio kilómetro más abajo de la calle,
nunca se permitió demostrarlo. Curiosamente, Man I<ee también
empezó a reconciliarse con las visitas, porque la señora Law había
empezado a prestarle excesiva atención otra vez.
No era únicamente la niña la causa de que no le hiciera caso.
Le había tenido, y seguía teniéndole, verdadero cariño. Pero los
acontecimientos de Jos últimos meses habían afectado enorme-
mente a su buen corazón. Su compromiso con el bienestar de Mui
y de la niña era total y, debido a la intensidad de sus sentimientos,
no había podido disimular con una fachada de buena educación
impersonal; comportamiento éste tan profundamente arraigado
en ella que en circunstancias normales no hubiera dejado de
tenerlo, ni siquiera en su trato con un niño de cinco afias
inteligente y sensible.
Hablando con Mui hasta altas horas de la noche, la señora
Law había aprendido muchas cosas acerca de su familia. Había
sentido a la vez rabia y pena. Su inicial preocupación de que Chen
sometiese a malos tratos a las chicas se había disipado finalmente.
Pero le había apenado enterarse de ciertos detalles acerca de la
forma en que Lily trataba a su hermana, detalles que Mui había

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VEINTINUEVE la muerte del padre, Uno u otro de ellos hubiese podido acomodar
a duras penas a la anciana, Ella podría haber dormido en la
misma habitación que su nuera, mientras el hijo pasaba a dormir
con los niños, Una rotación de hogares e hijos habría asegurado la
continuada propagación de la descendencia y la satisfacción de
otras necesidades. Pero tal arreglo no era posible para el anciano,
quien, en cualquier caso, tenía derecho a cierta estabilidad en sus
últimos días. La solución evidente -la única solución, los otros
hijos estaban de acuerdo- era mandarle a vivir con su hijo a
Inglaterra. Allí comería cerdo todos los días, sería honrado por su
nuera y su nieto, al que aún no conocía, y viviría en términos
generales en medio del lujo. Chen ni siquiera recibió una carta;
Fue por esa época cuando murió la madre de Chen. Su muerte heredó un hecho consumado.
cogió a la familia por sorpresa, Siempre había gozado de buena Lily no estaba disgustada. Que el anciano viviera con ellos
salud. Al contrario que su marido, cuya salud había sido minada a completaba la estructura de la nueva vida que había hecho para sí
lo largo de los años por la tuberculosis, la malaria y unas fiebres misma. Lo encontraba satisfactorio: esposa, madre y ahora nuera
tifoideas, y que ya apenas podía mover sus hábiles y artítricos solícita. Al asumir estos nuevos y cada vez más exigentes papeles
dedos, ella no había padecido más que unos pocos días de tenía una sensación de progreso en su vida. El respeto por la vejez
enfermedad desde que se casó y se fue a vivir a la nueva aldea. había sido siempre un principio moral fundamental para ella,
Había muerto de repente, a causa de una apoplejía producida por Deseaba tener la oportunidad de poner en práctica sus ideales,
una vida entera siguiendo una dieta rica en sal a base de pescado más aún en este país extraño donde era notoria la falta de tal
seco y salsa de soja, Acababa de recoger su cubo de madera para respeto, También deseaba la oportunidad de mostrarle al padre de
regresar a casa desde la fuente comunal cuando se desplomó. su marido su bonita casa, su floreciente negocio (había sido idea
Se planteó entonces un gran problema con el anciano. Ningu- suya y ella hacía el trabajo más duro, ¿no?) y, sobre todo, a su
no de los hijos que vivían en el pueblo tenía sitio para éL Su nieto. El anciano tendría que querer al nieto inmediatamente, el
propia casa, una de las más viejas del pueblo, en la primera hilera niño era tan guapo ...
de viviendas pegadas a la falda de la montaña, estaba espectacu- Lily daba por sentado que sencillamente bastaría con comprar
larmente deteriorada, con goteras en el tejado, el suelo agrietado, un billete de avión para el anciano y recibirle en el aeropuerto
la única ventana rota y la fosa séptica maloliente. Él se había como habían hecho con Mui. Su hermana la desengaftó.
gastado el dinero del giro de su hijo en fiestas y en juego, -Es muy difícil, Lily -le dijo.
legítimamente, por supuesto, como era su derecho, en lugar de -¿Por qué, Mui? -preguntó Lily en un tono un poco condes-
edificar la casita de dos plantas hecha de hormigón y hierro cendiente.
ondulado que otros hijos y otros giros habían construido en las -Los ingleses no quieren que hayan muchos extranjeros aquí.
afueras del pueblo, Las leyes son estrictas respecto a quién puede venir y quién no.
Ninguno de los hijos quería trasladar a su familia a la casa No olvides que es un anciano, una boca que alimentar. Yo soy
paterna, aunque era imposible dejar al viejo allí solo. Sus niftos una mujer joven. Las autoridades son mucho más estrictas ahora
dormían ya un mínimo de tres, y en un caso cinco, en diminutas que cuando yo llegué,
habitaciones. Los hijos no habían pasado por alto la posibilidad de -¿Y?

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-Puede que no le permitan reunirse con nosotros. Creo que aquellas barritas amarillas baratas). ¡Qué cambio! Ya no era la
podremos traerle como persona a nuestro cargo, pero quizá no sea caótica guarida de un animalito, el cubil donde dormía su cacho-
tan fácil como antes.
rro, sino una elegante celda apta para que el más imponente de
-No hay problema, Mui, Sólo un poco de dinero, los practicantes monacales movilizara su chz~ su energía interior.
-No es así, Lily. De verdad, no es así. Había una vista de verdor, de árboles, de agua, que a través de la
Lily sonrió.
muselina se percibía como a través de la neblina matinal en la
-Hay muchas maneras. Puedes entrar como turista y luego cumbre de una montaña. El anciano podría disponer el escaso
desaparecer. ¿Quién podría encontrarle aquí? mobiliario de la forma que le pareciera más oportuna, pero el fung
-Por favor, hermana menor, nada de eso -dijo Mui-. Deja shui exterior era intachable, por lo menos en primavera. Le
que lo arregle yo,
mostró su obra al marido, haciéndole entrar en la tranquila
-De acuerdo, Mui -respondió Lily frívolamente-. Pero rápi- habitación, que estaba aireándose para eliminar el olor a Bettol,
do, eh.
con la muselina agitada por una ligera brisa. Esperó modestamen-
Esa tarde Mui estuvo fuera, ocupada en burocracias. Si cree te sus juiciosos elogios. ¡Qué buena esposa era para él!
que eso le da prestigio, que lo haga, fue el pensamiento de La actitud de Chen fue tan desagradecida que resultó insul-
Lily,
tante.
A su debido tiempo lvíui anunció que tenía el permiso -No es adecuado -comentó-. Demasiado desnudo. Hay que
oficiaL
poner más cosas.
-Te dije que sería fácil, ¿recuerdas? -dijo Lily, -¿Qué cosas, marido?
Mui no le contestó.
-¿Cómo voy a saberlo? Más cosas, No importa cuáles sean.
Bajó ruidosamente la escalera, dejando a Lily allí con los ojos
llenos de lágrimas, Sorbió, profundamente disgustada, El visillo
Mientras arrancaba la plastilina del suelo del dormitorio del se levantó impulsado por una brisa más fuerte. ¿Tendría razón el
hijo y arrastraba su cama hasta la habitación de Mui, Lily tararea- marido? La habitación se volvió borrosa a causa de la neblina que
ba una nueva canción pop. Puso la camita en el centro de la cubría sus ojos; parpadeó rápidamente varias veces y volvió a
habitación y cambió la posición de la cama de Mui de modo que enfocar bien, Quizá tenia razón después de todo, Era la habita-
quedara debajo del marco mal ajustado de la ventana y de los pies ción que ella habría preparado para honrar a su padre, pero tal
de un posible ladrón,
vez fuera demasiado austera para el padre de su marido. Fue a la
En buena medida el celo de Lily nacía de imaginar al anciano cocina por dos sillas y un cajón de madera que había contenido
sefior Chen como a su propio padre. Puesto que le conocía, sabía botellas de Abrazo de Puta, Puso las dos sillas una al lado de la
que esto estaba lejos de ser cierto. Pero era incapaz de resistirse a otra y pegadas contra la pared, de modo que estaban allí más de
la tentación de fantasear hasta engafiarse a sí misma y pensar que adorno que para usarlas, El cajón lo colocó del revés y lo cubrió
realmente era su padre quien iba a visitarles. Se obligó a volver a con una funda de almohada bordada que parecía expresamente
la realidad ante un profundo sentimiento de decepción, Había concebida para ser un elegante mantelito. Sobre éste dejó una
barrido y fregado a conciencia el suelo de la habitación del hijo, pirámide de manzanas sonrosadas en un plato limpio y el transis-
colgado una cortina de malla limpia, puesto una sola flor en su toL Cubrió la pared de calendarios, no importaba que fueran
botella marrón de medicina, ahora llena únicamente de agua, y atrasados, las fotos seguían siendo bonitas. Tambien mandaría
colocado al lado de la misma, sobre el alféizar, un paquete sin enmarcar una foto grande de Man Kee y la colgaría sobre la
abrir del mejor incienso negro (no se le ocurriría darle al padre cama. Ahora la habitación estaba muy acogedora, pensó. Salió de
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lado; apenas había sitio para pasar; J\;Iui no lo habría conseguido, col. No importa, hijo, no importa. Ah Par-Par no está enfadado
-¡Marido! contigo.
Observó su cara ansiosamente cuando él se detuvo en el Luego Lily le llamó, Era para ver una habitación. Él se
umbraL mostró seco. La debilidad amenazó con manifestarse de nuevo;
-Mejorº tuvo que marcharse rápidamente, Era dificíl creer que Lily era
Le siguió escalera abajo, casi tan decepcionada como la prime~ sólo inconsciente en lugar de intencionadamente insensible. Tra-
ra vez, pero ahogando valientemente la decepción que hubiera tó de ser indulgente, pero ella tenía una desafortunada actitud
sentido cualquier esposa. enérgica, impropia en cualquier mujer y particularmente inade-
cuada en una esposa, que le hacía pensar a uno que no le im-
portaría mucho aunque se diera cuenta. En el fondo de su cora-
Chen estaba asustado y deprimido por el giro que habían zón él sabía que eso no era cierto. Cuando ella le llamó de nuevo,
tomado las cosas en Hong I<ong. La familia le había puesto en la felicitó. Luego se marchó con un nudo en la garganta.
una situación imposible. I\To podía negarse a aceptar a su padre.
Pero eso lo trastornaba todo; así su paradero sería evidente para
sus «benefactores». Había cortado los pagos a uno de ellos y no Acordaron que Lily iría al aeropuerto en la furgoneta. En es~o
había sucedido nada. Había juzgado correctamente esa situación. Chen encontró el apoyo de lVIui. El metro asustaría al anciano. El
Pero esto .. , Mientras leía la carta sus pulsaciones se aceleraron· nunca había cruzado el agua para ir a la isla de Hong Kong y
sintió el estómago vacío y contraído; tuvo ganas de vomitar. S~ solamente había estado en I<owloon City cinco veces.
~et~ó , en el cuarto de baño, cerró la puerta con cerrojo y se -Es mejor llevar el coche -dijo Muiº
inclino sobre el lavabo, con la cabeza caída sobre los grifos, Los túneles y las escaleras del metro sugerían un mugriento
desesperadoº Luego dio una vuelta por el jardínº Al cabo de un infierno budista, particularmente perturbador después de la re-
rato cogió una azada y sin mucho entusiasmo removió la tierra ciente pérdidaº
donde estaban plantadas sus colesº Cuando vio al hijo regando el -Por supuesto, vendrás tú también, ¿no, marido? -preguntó
mango ¡unto al montón de abono volvió la cabeza en dirección a Lilyº
la refinería y lloró. Pronto logró dominar sus emociones. Cogió Chen negó con la cabeza.
la pequeña azada y se acercó al hijoº Tomó la mano cálida y -No temas, cuñado -dijo Mui-º Yo puedo arreglármelas sola
sensible del niño, la mano de un plantador, y se lo llevó de durante las pocas horas que estéis fuera. Debes honrar a tu
allL padreº
-Deja tu planta, hijo míoº Ya es grande y puede crecer sin Pero Chen no quiso oír hablar del asuntoº
ayuda. Ah Par-Par te enseñará una cosa. -El negocio es muy importante, supongo -dijo Lily vacilante. 1

, Le ens~ñó cómo acortar su asimiento del mango de la azada y ~


·Desde cuándo tenía el marido tanto interés en ganar hasta el o

corno arro¡ar la herramienta entre las plantas sin dañarlas. último penique que pudiera? ¿Acaso no se fiaba de que MU1
-Bienº Muy bienº pusiera todo el dinero en la caja registradora? ¡Qué ofens~vo. si así
La azada era demasiado pesada para Man Kee, pero él se eral J\;fui, sin ser perfecta, no era una ladrona. Las s1gu1entes
esforzó valientemente ante 1-a mirada de su padre. Chen le dio palabras del marido la tranquilizaronº º
unas palrnaditas en la cabeza. -Ah Muí, tú venderás en la tienda mientras yo cocino como
-Eso es) atrae las piedras hacia ti; allí hay una mala hierba de costumbre. No serán más de tres horas. Tendremos que perder
arráncala, si no matará las verduras. Ten cuidado de no darle a 1~ algunas ventas del garaje pero eso es inevitable.

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Como estaba deseosa de adquirir méritos a los ojos del ancia- -¿Te diviertes, hijo? (Ho m'ho wan?)
no, Lily aceptó este arreglo. -SL
-Me llevaré al hijo en el coche -anunció, y se sorprendió de Lily empezó a cantarle una canción de cuna de Kwangsi, la
que nadie tratara de impedírselo. que habla del malvado pirata que roba niños, Él meneó la cabeza,
Todo estaba saliendo como ella deseaba; prefería con mucho la gorra balanceándose de un lado a otro, y con una voz clara, más
tener al hijo como compañero. De este modo el anciano se aguda que la de una tiple, sin una pizca de timidez, empezó a
encontraría primero con su nieto y ni ella ni su hijo tendrían que cantar en inglés una canción que hablaba de ser una tetera,
permanecer sonriendo bobamente en un segundo plano mientras Acompañaba la letra con gestos: un brazo doblado imitada el asa,
el marido hacia reverencias y sacudía las manos al estilo antiguo el otro el pitorro.
(como sin duda haría), También tendría la oportunidad de expli- -Otra vez, hijo,
carle la situación de su hogar a su manera; por no mencionar el Man I<ee repitió su actuación:
hecho de que el hijo, en esa etapa inquisitiva, era un conversador
mucho más animado para un viaje largo que el impasible marido. Aqui está mi asa, aqui está mi pitorro,
Además, ¿no se escandalizaría el padre de su marido al ver que Inc!iname, sírveme.
Chen se dejaba conducir por su esposa? Aun teniendo en cuenta
todas estas excelentes ideas, Lily se sintió ligeramente avergonza- Lily estaba encantada, Aplaudió, provocando que el Capara-
da, como si estuviera fugándose, cuando se fue en el coche con zón Infernal virase violentamente hacia el borde cubierto de
Ivian Kee en una fresca y soleada mañana. hierba de la carretera antes de volverlo al asfalto con un giro
Era estupendo estar a solas con él Sin dejar de respetar las despreocupado del volante,
principales normas de la carretera (es decir, las pocas que conocía -Enséñale a Mar-Mar otra vez cómo haces con la mano.
aparte de las de sentido común), le echaba cariñosas miradas de ¡Qué gracioso! Quién iba a pensar que los ingleses tuviesen
cuando en cuando. una canción del té. Era algo realmente muy civilizado por su
-¿No te da vergüenza ir en eJ coche, hijo? -bromeó dulce- parte, para variar. Pero qué cosa tan :rara y excéntrica para
mente. enseñársela a los nifios en la escuela, no pudo evitar pensar con
Man Kee negó con la cabeza, Lily le bajó juguetonamente la cierto recelo.
visera de la gorra, la que tenía orejeras y barboquejo, Él volvió a Man Kee estaba inclinado hacia la izquierda (para servir té
subírsela con un gruñido de irritación. Lily se rió. con su pitorro) cuando Lily recuperó el control de la furgoneta,
-Tienes suerte de no tener hermanas mayores que te hagan la La había llevado más allá del centro de la carretera, pasando al
vida imposible, otro carril, y cuando dio un volantazo para volver a la izquierda,
El viaje fue mucho más agradable que la excursión al centro Man Kee cayó contra la puerta, golpeándose la voluminosa
de Londres o la excursión a la costa. Pasaron por una serie de cabeza contra la columna de la ventanilla. (Desgraciadamente no
carreteras secundarias con poco tráfico en ambas direcciones. la que estaba envuelta en cuerdas, lo cual habría amortiguado el
Man Kee iba callado, No había tiendas ni edificios que estimula- impacto,)
ran aquellos interrogatorios que una vez comenzados parecían no -¿Estás bien? -preguntó Lily con inquietud,
cesar nunca. -Estoy bien, Mar-Maro
-Toca la bocina, Mar-Mar. Su gorra, sin embargo, no estaba bien. La visera había recibi-
Lily miró con el espejo retrovisor. Tenían toda la carretera do el impacto y ahora estaba doblada hacia atrás por encima de la
para ellos solos, Hizo lo que él le pedía, gorra, dejando una gran parte de su ancha frente a la vista. Man

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Kee parecía un basurero inglés, Lily trató de bajar la visera única, Una.vez que aparcó cómodamente delante del edificio con
torcida, pero ahora había más tráfico en sentido contrario y tenía un suspiro de alivio, un terrible concierto de bocinazos se elevó
que concentrarse plenamente y usar ambas manos. No debía ,de los taxis que estaban en hilera detrás de ella como horribles
correr ningún riesgo de colisión llevando al hijo en el coche. Casi cuervos negros esperando los despojos. Lily consideró la posibili-
ebria de alegría, no obstante, condujo de forma más irregular de dad de aguantarlo con su imperturbable sonrisa, pero quizá ése no
lo que lo había hecho nunca, hasta que, a medida que las fuera el día más indicado para una cosa así. No sería agradable
carreteras se hacían más grandes y el tráfico aumentaba, se para el abuelo Chen encontrarse con una escena violenta en su
encontró encajonada y siguó el ejemplo del vehículo que tenía primera hora en el Reino Unido. Además, parecía haber muchos
delante. Era curioso que uno estuviera más seguro frenando y policías por allL Lily soltó el embrague y se llevó el Caparazón
arrancando al unisono en una multitud. Infernal lo más suave y discretamente posible, es decir, entre
-¿Estás seguro de que te encuentras bien, hijo? -(Quién iba a sacudidas y estrépito, pues el viaje había sido duro para el motor,
saber mejor que ella el efecto que producía un golpe en el cráneo aunque no para Lily. Después de buscar en vano un hueco se
de un niño)-. ¿Por qué no te bajas la gorra? Tienes que estar metió en un aparcamiento de varios pisos. Pagó los diez chelines
elegante para el abuelo. sintiendo en el alma cada penique,
-Me gusta asL Las puertas automáticas se abrieron cuando se aproximaron a
-Haz lo que Mar~Mar te dice. la terminal, rompiendo el reflejo en el cristal coloreado de una
-No llego. mujer esbelta y garbosa y un niño diminuto. Lily no recordaba
-L1n brazo que es lo bastante listo para ser una tetera también haber visto esas puertas cuando llegó. Se quedó desconcertada por
puede arreglar esa gorra. la forma en que se separaban como si ellos fueran diablos aproxi-
lVIan Kee hizo unos cuantos movimientos ineficaces como si mándose en línea recta. El hijo, por supuesto, estaba encantado y
tratara de desenroscar la cúpula de su cabeza igual que una salió de nuevo para volver a verlo.
tapa. Cogiendo a Man I<ee de la mano más para tranquilizarse a sí
-Quítate la gorra, hijo. misma que por él, Lily entró con cautela en el vestíbulo atestado
-El botón está muy apretado -dijo Man Kee, interpretando de gente e intensamente ilu1ninado. ¡Cuánta gente! ¡Qué maletas
correctamente el estado de ánimo relajado de su madre. tan grandes y elegantes! Ella y el hijo se quedaron parados en
-De acuerdo, hijo -suspiró Lily. medio del amplio edificio, absorbiendo los excitantes sonidos e
En ese momento circulaban por una ancha autovía, Había imágenes y estimulados por el extraño picor eléctrico que nota-
una elevación de hierba a su derecha, rodeada de una alambrada ban en la nariz. Sonaba una música suave, interrumpida a veces
de varios kilómetros. Enormes reactores tronaban sobre sus cabe- por una voz que parecía decir sólo números.
zas, peligrosamente bajos, le pareció a Lily, lanzando a veces un Poco a poco, bajo la influencia de la música y el ozono, Lily
molesto y agudo gemido. ganó seguridad en sí misma. Nadie se fijaba en ellos. Dejó que
-¡Un avión, hijo! Man Kee tirara de ella. Empezó a marchar resueltamente al ritmo
-Comet 4 -dijo Man Kee desesperadamente. de la música como las demás personas. Balanceó los hombros; se
-¿Cómo? integró en la escena. I\lontaron en una reluciente escalera mecá-
Pero penetraron de pronto en un largo túnel y cuando salie- nica de acero y cristal que los llevó suavemente hasta el primer
ron de él estaban ya en el aeropuerto. Lily vio enseguida el piso, con sus tiendas, restaurantes y bares. J'viiraron hacia abajo y
edificio, pero tuvo grandes dificultades para encontrar la forma vieron las cabezas de la gente que iba y venía. Lily estaba
de llegar a él rodeando rotondas y siguiendo vías de dirección disfrutando; hacía mucho tiempo que no se divertía tanto; era

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incluso más divertido que la excursión al mar. Y al mismo tiempo Lily vio que el niño tenía aún los oídos tapados por las
descubría cosas que no sabía antes. orejeras. Levantó una para susurrar en el pequeño remolino
-¿Ho wan? -le preguntó a Man Kee en tono interrogativo, él sonrosado, y luego decidió que era mejor quitarle la gorra, Repitió
.. , y
as1nt10. sus instrucciones.
Eran las once según la enorme esfera situada al otro lado de la -Está bien, Mar-Mar.
ter.minal, así que faltaban sus buenos tres cuartos de hora para Detrás de ella un hombre apretaba algo elástico pero duro
que llegara el abuelo (como Lily estaba aprendiendo a llamarle) contra su trasero; algo innombrable contra su vulnerable y cálido
Decidió _i~vitar a ~an Kee a un refresco en la larga barra dei trasero cubierto por los finos pantalones. ¿Podía ser ... ? Sí. Lily se
autoserv1c10. Recorr1~ron su prodigiosa longitud, Lily empujando sonrojó. Codazo al plexo solar; simultáneo pisotón en los metatar-
alegremente la bande¡a a lo largo de los raíles para encontrarse al sos; seguido de un golpe en la espinilla, superficie de ataque: la
final con una desagradable sorpresa, Por un vasito minúsculo del parte de atrás del talón. Lo hizo en un instante; se cont1:1vº. justo a
ta';'año del. de.dal de un gigante, la chica tecleó en su ~an tiempo para que al movimiento del codo no ~e s1gu1era su
maquina electr1ca tres chelines. ¡Escandalosamente caro! En el secuencia natural: un ataque de garra con el mismo brazo al
Dah Ling ellos cobraban sólo un poco más por tres veces esa Blanco de Oro. Oyó un gemido bajo a su espalda. Con el rabillo
cantidad. (¡Y Lily se sentía culpable por cobrar tanto!) Incapaz de del ojo vio a un hombre vestido con el tipo de impermeable largo
c~ntenerse, Lily exclamó: «¡Eiyah!J> Si no llegó a retroceder tostado que el señor Constantinides se ponía para serva: en. los
dandose una palmada en la frente, ciertamente tuvo ganas de surtidores en días de lluvia (¡hoy había sol!) que se ale¡aba
hacerlo. Aún meneando la cabeza, Li1y se llevó a Man Kee a una cojeando. Te está bien empleado, pensó Lily sin un ápice de
mesa vacía al final del bar. Man Kee bebió sosteniendo el vaso remordimiento. Estaba claro que su padre la protegía. La reac-
con ambas manos, mirando a su alrededor por encima del borde ción automática no había sido suya; si alguien le hubiera pregun-
del vaso, deseoso de no perderse nada. tada un momento antes ni siquiera habría recordado la clásica
-¿Está bueno, hijo? respuesta Hung gar a un ataque por Ja espalda. Cogió a Man_ Kee
Él asintió sin ret~rar el vaso de su boca. Lily abrió su gastado de la mano, aunque obviamente no era él quien corría el riesgo
monedero de cocodnlo para contar el dinero que le quedaba: 33 de ser ultrajado allí.
chehnes y 6 pen1ques, casi todo en florines y medias coronas. A su alrededor amigos y parientes largo tiempo perdidos se
Afortunadamente, había llenado el depósito de gasolina antes de saludaban y se abrazaban. Olvidando su pequeño enfado, Lily
sah~". Por la forma en que estaba gastando el dinero, de no ser así contempló con una feliz sonrisa a una anciana de pelo gr~~ que
el hijo .Y ella podrían haberse encontrado atrapados allí. Lily miró lloraba en los brazos de alguien que evidentemente era su hija. La
el reloj de la terminal. anciana llevaba un abrigo de piel negra y brillante, así que debía
-Vamos, hijo. proceder de algún lugar caluroso y esperaba_ mal tiempo a su
En la planta baja, en la barrera de llegadas, Lily se abrió paso llegada. ¡Qué suerte que hubiera sol! No deje de ponerle una
hasta la pnmera fila con una agresividad y brusquedad nacidas del estufa en la habitación esta noche, sintió ganas de gritarles. ¡Y
t~mor de llegar tarde. Una vez junto al cordón, Lily murmuró al póngale las cosas de comer más ricas cerca en la mesa!
01do de Man Kee: El grupo de recién llegados se acabó. Llegó otro. Luego otro.
-No lo olvides, hijo. Pon la mano delante del pecho e inclina Pasaron cuarenta y cinco minutos. ¿Se les había escapado el
la cabeza. Luego dices: «Abuelo, su indigno nieto le presenta sus abuelo? ¿Se había estrellado su avión?
respetos.» ¿Comprendido? -;Dónde está el abuelo? -preguntó Man Kee con voz aguda-.
-¿Qué? ' andando por la carretera él solo para reunirse
¿Viene . con noso t ros.'

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A pesar de su impaciencia, Lily sonrió, -¿Quieres algo más de beber, hijo mío?
-No, hijo, si hiciera eso tendríamos que esperar mucho Esta vez probó con una máquina expendedora y obtuvo mejor
tiempo. relación calidad-precio; después de lo cual Man Kee quiso ir al
Vaciló, ¿Podía dejar al niño atento a la posible. aparición del lavabo. Cuando encontró el sitio y le llevó eran las doce y media.
abuelo mientras ella investigaba? Sería espantoso que el anciano Todavía tendrían que esperar mucho tiempo. Hubiese podido irse
llegara y no encontrara a nadie esperándole, Por otra parte ... a casa, tomarse un té rápido y volver. Pero eso quedaba descarta-
-J\!Ian J(ee, ven conmigo. do, por supuesto, Se instaló en un sofá vacío y esperó. Sabía que
Había muchos 1 muchos mostradores situados (como hacían ella podría distraerse observando a la gente 1 pero ¿y Man Kee?
algunos restaurantes) muy juntos en una piña, Se podría pensar -Hijo, puedes ver cómo aterrizan y despegan los aviones.
que uno de ellos tendría el suficiente espíritu emp.rendedor como -Dame dinero para el telescopio, Mar-Mar.
para separarse y ver si podía vender más billetes de ese modo -Toma 1 hijo, cómprate un tebeo y una chocolatina. -El
como había hecho el Dah Ling. Tal vez la gente compraba lo; monedero se notaba ahora claramente más plano (tenía derecho a
billetes antes de ir allí. Tenía que preguntárselo al marido. Lily mimarle)-. Y no olvides, hijo, que es malo hablar con descono-
llevaba un pedazo de papel que le había dado Mui con la hora y el cidos.
número de vuelo del señor Chen. Se lo enseñó a la chica de un Le vio trotar hasta el telescopio que había en el mirador.
mostrador. La chica le indicó a otra. Todas parecían la misma; sus Realmente aquel sofá era muy cómodo comparado con los asien-
uniformes eran de distintos colores, pero todas llevaban los tos a los que se había acostumbrado en el Dah Ling. El sol que
mismos ridículos sombreritos redondos, sin un mechón de pelo a entraba por la cristalera (un bonito cristal, fuerte y limpio: ¿cuán-
la vista, y chaquetas muy ajustadas que les apretaban el busto. to costaría?) calentaba más de lo que uno habría pensado. Se
Qué incómodo. También llevaban una gruesa costra de maquilla- recostó; el sol tostaba su cara agradablemente. Cerró los ojos. Los
je; probablemente se las podía cocinar igual que a un pavo. A Lily abrió. El hijo seguía en el telescopio. Cerró los ojos de nuevo; no
le desagradó inmediatamente la chica de la BOAC a quien le quedaba más remedio a causa del resplandor. Se adormiló un
entregó el papel. Tenía la nariz brillante y una actitud de superio- minuto o dos. La despertó el hijo echándole un aliento que olía a
ridad. chocolate.
- Este vuelo -dijo la señorita de la nariz brillante en tono de -Mar-Mar, no te mueras.
superioridad- trae cinco horas de retraso. Llevamos una hora Y se marchó de nuevo antes de que ella pudiera reprenderle o
informando de ello. simplemente corregirle. Cerró los ojos. No sabía cuánto tiempo
Lily recogió su papel sin mostrar resentimiento. Su cara perma- más tarde alguien le puso una rodilla entre los muslos, una mano
neció inexpresiva, con la boca ligeramente entreabierta. Cuando se en el pecho y otra sobre la nariz y la boca. Justo a tiempo de
alejó con el hijo, unos surcos de cólera tensaron sus mejillas, contenerse, se dio cuenta de que era el hijo.
cerraron su boca y estrecharon sus ojos como si hubiera finos -Está mal saltar sobre la gente, hijo. Vuelve a jugar.
alambres por debajo de su piel. ¿Cómo iba ella a saber lo que Sus pesados párpados se cerraron una vez más. Y se durmió
decían por encima de la música o escuchar las palabras y al mismo profundamente. Esta vez cuando se despertó el hijo no se hallaba
tiempo concentrarse en otras cosas, tales como no perder al hijo, a la vista. Además, eran las cinco. Con un pánico creciente
impedir que los ladrones le robaran el monedero y los hombres recorrió el primer piso. No estaba en ninguna parte: ni en las
inmorales tocaran su cuerpo? Era completamente absurdo. tiendas, ni en el mirador del telescopio, ni en las mesas de la
-Mar-J\Iar, me haces daño en la mano. cafetería. El abuelo llegaría dentro de cuarenta y cinco minutos.
Lily acarició la parte dañada. Aquello era una pesadilla. Antes de lo que hubiera parecido

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posible se hicieron las 5,45, Un dilema. Decidió que el abuelo TREINTA
podía esperar. Algo Ja molestaba insistentemente en los límites de
la conciencia. Frunció el ceño y se detuvo. ¿Qué podía ser? Miró
fijamente un teléfono como si pudiera darle una pista, Entonces
oyó la voz: «." que acuda al centro de niños perdidos en la
primera planta.» Al cabo de un minuto estaba allí, jadeante, y
efectivamente, allí se encontraba el hijo, sentado en una silla
lamiendo un pirulí verde con gran aplomo. Lily le dio las gracias
apresuradamente a la chica de uniforme -no era una desagradeci-
da, sólo tenía prisa- y se dirigió hacia la barrera de llegadas,
Llevaba demasiada prisa para regañar al hijo, aunque se lo mere-
cía. Por su parte Man Kee estaba sumamente indignado; había
estado subiendo y bajando en las escaleras mecánicas muy conten- Estaca Roja estaba furioso. Sus ojos se habían vuelto diminu-
t;> hasta que se lo llevaron al sitio donde Mar-Mar fue a recogerle. tos; tenía un tic a cada lado de la cara, como si un segmento de la
El sabía perfectamente cómo volver a donde estaba ella. Lily le corteza de un árbol muerto hubiese temblado y revelado que era
escuchó mientras tiraba de él por la mano pegajosa. Llegaban casi el camuflaje de un depredador de lengua veloz. Durante un
media hora tarde. momento la ira del swatownés fue tan grande que sonrió con un
¿Dónde estaba el abuelo? No había mucha gente en llegadas, destello del puente de plata que llevaba en la boca. Sus subordina-
Los otros debían de haberse marchado ya. Lily miró a su alrede- dos miraban la mesa, Todos se sentían intimidados, incluyendo a
dor, Man Kee le tiró de la mano. Sandalia de Hierba y Hermano Nocturno; todos excepto Abanico
-Allí, Mar-Mar. de Papel Blanco, que movía las cuentas de su ábaco con absoluta
¿Dónde? indiferencia.
-¡Allí! -Voy a lavar caras, amigos -dijo Estaca Roja-. Yo no rompo
Lily bajó los ojos. ¡Ah! Ella había mirado demasiado arriba, mis promesas.
En cuclillas, solo, por debajo del cordón, guardando dos maletas, -Tales traidores merecen el castigo más severo -dijo Herma-
tres bolsas de plástico y un atillo de tela cerrado con cuerdas, vio no Nocturno.
a un anciano chino delgadisimo con el pelo corto y gris. Lily se -Quienes relajaron la vigilancia y permitieron que sucediera
acercó a él. una cosa así son también culpables -respondió Estaca Roja.
Hermano Nocturno se mordió el labio.
-Ese 49 estúpido que supervisaba al vendedor también mere-
ce un castigo. No puedo concebir semejante ceguera y estupidez
en un miembro de la familia Hung -dijo Estaca Roja.
-Cuando se recluta amplia e indiscriminadamente se corren
esos riesgos. Por supuesto, la calidad de los miembros baja -dijo
Abanico de Papel Blanco serenamente.
Los dos oficiales mayores se miraron fijamente. Ninguno
quería apartar los ojos. Estaca Roja continuó sin desviar la mirada
de la cara del subjefe:

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-La pérdida en metálico no es significativa en sí misma. Los Estaca Roja-, Evidentemente, esperan cogernos desprevenidos.
diez frascos 1 ¿qué importancia tienen para nosotros? Es cuestión -Dirigiéndose a Plancha de Hierro añadió-: Su fama se ha exten-
de principio. Que un vendedor, el hijo de un leproso, se haya dido.
atrevido a engañarnos ... Hubo risas corteses por parte de todos menos de Hermano
-Es irritante -convino Abanico de Papel Blanco-, pero sería Nocturno y Abanico de Papel Blanco. Sandalia de Hierba fue
mucho más perturbador si un verdadero miembro de la sociedad quien rió más fuerte. Estaca Roja se volvió a Hermano Nocturno
tratara de hacerlo, ¿no?
con una cara de la que había desaparecido todo rastro de humor.
Estaca Roja contrajo el rostro, -Trate el asunto del vendedor fugado como algo de máxima
-Por lo que he podido comprobar -dijo Hermano Noctur- importancia para usted. Éste es un trabajo que le encomiendo a
no-, el 49 no ha tenido nada que ver con el robo. Continúo rni usted personalmente. El único que es capaz de hacer,
investigación por esa vía, no obstante. Aún no ha concluido. El
vendedor parece haberse fugado con los diez frascos o, en mi
opinión, con el producto de los mismos, El 49 me dice que, El nuevo acondicionador de aire de la oficina de Abanico de
naturalmente, ha desaparecido del restaurante. Papel Blanco era excepcionalmente potente. Para Hermano Noc-
-Que muera entonces -dijo Estaca Roja-. Haga su trabajo turno, que dejaba atrás el calor y los olores de la calle, era como
correctamente y encuéntrele. entrar en un gigantesco congelador amueblado. Abanico de Papel
-Primero deberíamos estar seguros de todo -dijo Abanico de Blanco le sirvió un coñac con 7-UP que sacó de su nevera.
Papel Blanco-. Creo que actúa usted incorrectamente. Después de refrescarse, Hermano Nocturno empezó por el
Habló con una franqueza ajena a su modo habitual de obrar, asunto de menor importancia.
Estaca Roja reaccionó con enojo. Se encontraba en una situación -Algo bastante curioso en el Excellence. Hace más de dos
en la que tenía que reafirmar su autoridad o perdería prestigio. años, casi tres, que el hombre ya no trabaja allí. Se marchó sin
-Cuidado con lo que dice. Yo soy el jefe. Que nadie lo ol- previo aviso. Hablé con el propietario, no con el 49,
vide. Abanico de Papel Blanco pareció interesado.
Abanico de Papel Blanco murmuró una disculpa sólo ruti- -Muy curioso -afirmó-. Pero creo que puedo adivinar lo que
naria. ha sucedido, ¿usted no?
-Tengo mala suerte por tener subordinados incompetentes Hermano Nocturno enarcó una ceja.
-dijo Estaca Roja-. Un jefe debería poder confiar en que sus -Cuando llegue a mi edad descubrirá que las cosas tienden a
lugartenientes lleven a cabo y supervisen esta clase de asuntos. repetirse -dijo Abanico de Papel Blanco-. La imaginación de los
Cuando esto haya terminado habrá cambios. Esto nunca debería ladrones de poca monta es extrañamente limitada.
haber llegado al punto de que yo me vea implicado. Hay oficiales -¿Quiere decir que nuestro 49 ha estado vendiendo los fras-
432 gravemente comprometidos. Hay muchos asuntos importan- cos él mismo a pesar de la orden que se lo prohibía?
tes que requieren mi atención. -Me imagino que sí. Luego probablemente se volvió codicio-
-Herma,no Mayor, estoy avergonzado -dijo Hermano Noctur- so y decidió ganar más dinero robando los frascos. Así pondría fin
no-. Pero por lo menos he trabajado duro para conseguir infor- a una fuente regular de ingresos, pero ese tipo de personas
mación acerca de la 14-I(. Tanto la Hermana Menor como yo solamente piensan a corto plazo. Quizá tenia una deuda que
hemos trabajado muchísimo en esto. Todo indica que planean un saldar. No me sorprendería que hubiese estado exprimiendo al
ataque a gran escala a principios del año próximo. No antes. «vendedor» también. Todo el asunto me pareció sospechoso des-
- Les resultará difícil si nosotros estamos preparados -dijo de el principio.

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-Intente decirle eso a nuestro jefe. cuestión de negocios. Los sentimientos personales no intervie~
Abanico de Papel Blanco diluyó el coñac del hombre joven nen. Piense en mí como en un jugador de ajedrez. Y o me llevo
con más limonada de la botella verde. sus piezas y usted se lleva las mías. Hay que hacer sacrificios. Sí,
-¿Hielo? -Dejó caer unos cubitos cogiéndolos.con un pañuelo ningún error. Anunciaré eJ momento más tarde; el lugar ya lo
de papel-, Investigue este asunto hasta el final, Ah Ricky, Se me tengo pensado, Limpio y disciplinado, Nada excesivo, ¿Compren-
ocurre que, aun siendo algo pequeño, puede resultarnos útl1 para de? Él es digno de respeto, ¿Lo comprende?
el asunto mayor.
-¿Tiene algún sentido que averigüe el paradero del antiguo
vendedor si está libre de culpa en el fraude?
-Sí lo tiene. No olvide que sigue usted actuando a las órdenes
de Ma y si hubiera -el sanghainés eligió las palabras- un error
judicial, por asi decirlo, él sería el responsable. Un error insignifi-
cante, pero el efecto de toda equivocación es acumulativo. Con-
tribuiría a inclinar la balanza para aquellos que tienen una menta-
lidad más tradicionaL
-En ese caso investigaré -dijo Hermano Nocturno-. No será
difíciL Podemos localizarle desde Hong Kong si se ha mantenido
en contacto con su familia. Puede comunicar al cuartel general
Wo en Hong Kong que es un asunto relacionado con Asistencia.
Si esto falla, entonces yo personalmente convenceré al 49 para
que hable, Puedo ser muy persuasivo,
-Bien, -El shanghainés abrió otra botella de la bebida gaseo-
sa-. Pasemos ahora al importante asunto que he mencionado, mi
joven amigo. Pero ¿puedo confiar en usted? Pisamos un terreno
peligroso,
-Puede confiar en mí hasta la muerte. Hablo también en
nombre de la otra persona.

Abanico de Papel Blanco estaba al teléfono, un instrumento


que normalmente aborrecía. Era tarde; no había nadie más en la
agencia de viajes. Hablaba en su hermoso mandarín.
-Esto es un asunto político, no militar. Es decir, tiene lugar
dentro de límites claramente definidos y no excede sus objetivos,
aunque el camino queda abierto.
Escuchó atentamente a la voz taiwanesa al otro extremo de la
linea,
-Lo es. Lo es, Correcto. No. Mi actitud es que se trata de una

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TREINTA Y UNO
flotando hasta las nubes a menos que se mantuviera despierto. La
ventana también era inquietante: la cortina blanca, del color de la
muerte, y vaporosa además, indicando que el mundo era un
sueño visto a través de un velo de ilusión. (Se había vuelto
morbosamente imaginativo desde la muerte de su esposa.) En
cualquier caso, una ventana no tenía derecho a estar en la parte
de atrás ni en la parte de delante de una casa, por donde podrían
entrar los diablos y los espíritus. En cualquier casa sensatamente
concebida estaban a los lados. Dejó el piso de arriba y se instaló
debajo del mostrador, entre cuatro cajas de Coca-Cola que le
encajonaban acogedoramente. Hizo oídos sordos a todos los in-
tentos de llevarle nuevamente arriba.
-Salga de ahí debajo, abuelo, No hay necesidad de quedarse
en ese sitio, -No me prestes atención, no me prestes atención -decía con
su voz temblorosa-. El viejo duerme, no importa dónde.
La que hablaba era Lily; eran las siete de una mañana de
julio, En realidad el viejo no dormía mucho; se adormilaba ligera-
mente durante no más de tres o cuatro horas cada noche.
-V amos, abuelo, tres meses es demasiado tiempo para estar
viviendo ahí. -El viejo tiene buen oído, puede oír a los ladrones -decía,
señalando la caja registradora,
Tenía una escoba en las manos y le dio con el palo (de un
Daba igual que viera a su nuera vaciarla todas las noches. Lily
modo suave y respetuoso) para asegurarse de que estaba des-
pierto, no podía remediar sentirse molesta por el comportamiento del
abuelo, pero, como no le amarrase brazos y piernas por las noches
El abuelo Chen ya estaba despierto, pero en la oscuridad de su
y le echase en la cama del piso de arriba, era poco lo que podía
cubículo no era posible ver si tenía los ojos abiertos, Salió a gatas
hacer. lvíui también estaba rara desde hacía tiempo. Quizá el
de debajo del mostrador, rincón que había hecho su hogar poco
abuelo se sentía protegido en su pequeño escondite.
después de llegar al Reino Unido, estiró sus viejos huesos y se
De día le gustaba ponerse en cuclillas sobre un banco, Literal-
dirigió al cuarto de baño para aliviar su débil vejiga, Tenía
mente sobre él; los pies en el asiento, las nalgas a dos centímetros
razones perfectamente lógicas para querer vivir en el mostrador.
de la madera, las largas rodillas (los pantalones negros lustrosos
No había sido nunca un déspota, ni siquiera cuando su familia era
enrollados justo por debajo de sus articulaciones viejas y crujien-
joven, y ahora no tenía la menor intención de tratar de mandar en
tes) rozándole las orejas. Mientras leía los periódicos con los
casa de su hijo. Deseaba ser lo más útil y discreto que fuera
codos muy levantados semejaba, para todo el mundo que lo viera,
posible. La forma más inmediata de conseguir su propósito era
un gigantesco grillo viejo. Cuando la habitación se llenaba de
ocupar el mínimo espacio físico. Había pasado sus primeras
clientes se bajaba de un salto y se acuclillaba debajo del dios o se
noches en casa de su hijo en la habitación que habían preparado
retiraba por completo a su rincón debajo del mostrador. De vez
en su honor. La había encontrado fría, extraña y poco propicia.
en cuando emergía para contribuir a aumentar los beneficios del
Nunca en su vida había dormido en ninguna parte excepto en
negocio de su hijo. Era incapaz de comprender que los precios
una planta baja, cerca de la tierra, como corresponde a un
eran fijos. Había acompañado a Mui a llevar los pedidos a los
hombre. Eran los animales los que vivían en el desván. En el piso
camiones y la visión de distintas cantidades de dinero había sido
de arriba tenía una sensación de vértigo. Temía que pudiera subir
formativa. Ahora, en el mostrador, se aproximaba a los clientes
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309
cuando estaban pagando y les tiraba insistentemente de la man ella tenia la habilidad de hacer pasar por el más estrecho hueco
mientras los reprendía con su ronco cantonés de pueblo: ga ; entre la porcelana y la vajilla,
-Dale más, dale más. No seas tan tacaño. -Inncesario, innecesario. El viejo no quiere más.
Cuando un billete azul de cinco 1.ibras cambiaba de mano~ él Pero se comía con gusto todo lo que le daba.
trataba de llevar al cliente a la puerta mientras Lily sacab -Tenemos que poner algo de carne sobre sus huesos, abuelo
el cambio de la caja, ª -le halagaba ella-, Tenemos que ponerle tan gordo como a mi
-Con eso bastará, con eso bastará -decía, tratando de marido.
echarlos,
Hasta Chen tenía que sonreír.
, -Por favor, abuelo -decía Lily, sus brillantes ojos negro s El viejo le había ofrecido dinero a Lily y ella se había negado
h
e 1speantes de malicia y humor-, no se moleste. Asusta a nues~ a aceptarlo, Él guardaba 950 dólares de Hong Kong, en billetes
tros clientes, ¿comprende? Quizá piensen que es usted un ban~ nuevos de diez, dentro de un cinturón blanco.
dido,
-Entonces serán para tu hijo cuando yo muera -le dijo a
Luego llamaba a Mui y las dos se abrazaban en el cuarto de Lily,
baño) casi llorando de risa, La vista de Chen pelando patatas -No, no, Está mal hablar así -le regañó ella.
inexpresivamente en la cocina bastaba para obligarlas a entrar en (Novecientes cincuenta dólares de Hong Kong: eso pagaría
e~ cuarto de ba:fio cerrando de un portazo, presas de nuevos paro- los uniformes y los libros durante por lo menos diez años.
xismos.
También podían dejarse como reserva sobre la cual amasar fondos
, No había nada de desleal en las risas de las chicas. A Lily le para una educación privada,) La preocupación fundamental del
msp1raban simpatía las entrañables excentricidades del abuelo, viejo ya estaba salvaguardada. En su cinturón tenía también la
Respetaba el concepto de los abuelos y la devoción que se les mitad sin usar de un pasaje de avión a Hong Kong sin fecha
debía. Nada podía menoscabar esta creencia. Pero cuánto más límite, comprado por sus otros hijos en lugar de un ataúd. Qué
fácil era reverenciar el concepto si se sentía afecto por el ser terrible que los solitarios huesos de uno yacieran (igual que si
humano que encarnaba el principio. estuvieran esparcidos) en tierra extraña y tener que vagar para
-Abuelo, cuando quiera usted algo no deje de decírmelo siempre como un Espíritu Hambriento lejos, muy lejos de la
enseguida -le exhortó Lily la primera noche que pasó en la plácida colina verde que dominaba el pueblo, Ahora sabía que
casa.
podía confiar en que Lily, después del oportuno período bajo
A las horas de las comidas se sentaba a su lado y se aseguraba tierra, enviaría por avión sus huesos lavados y purificados a Hong
d~ que t~viera los bocados más sabrosos, cogiendo con sus pro- Kong para que sus hijos los depositaran con reverencia en una
pios palillos las gallerías de pollo, cerdo u ojos de pescado urna funeraria y los sepultaran junto a los huesos de sus padres.
(deliciosos, como chicle salado) y depositándolas en el arroz de su No tendría, claro está, el espléndido entierro con plañideras y el
cuenco personaL El vi<ejo Chen se complacía de los halagos que magnífico ataúd con el que siempre había ambicionado impresio-
recibía. Todas sus otras nueras le trataban como a un Viejo Inútil nar a la gente de su pueblo, (¡Cómo le habría gustado ver las caras
(habría sido diferente si hubiese tenido dinero que dejar; entonces mortificadas y envidiosas de sus enemigos, Cara de Caballo Hu y
todos le habrían bailado el agua). Lily era buena con éL No era ni Adicto Hing, mientras paseaban sus restos mortales por las _calles
remotamente guapa, pero tenía una actitud respetuosa bajo sus del mercado con acompafíamiento de música estridente y cohe-
modales bruscos. No era la típica chica moderna ni mucho tes!) Pero no nos es dado tenerlo todo. Se conformaba con tener
menos. Por cuestión de formas, él trataba de retirar su cuenco del asegurado un entierro digno, por lo menos.
alcance de los ágiles y siempre proveedores palillos de Lily que A los setenta y un años, el anciano poseía una gran curiosidad
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y un vivo sentido de la aventura. Había disfrutado el vuelo. Se -Comprendo -dijo Lily, dudosa.
sentía estimulado por las imágenes, sonidos y olores extraños de -En cualquier momento en que quiero saber lo que están
su nuevo hogar. No experimentaba ninguna nostalgia de los haciendo mis amigos simplemente miro el reloj de arriba. A las
Nuevos Territorios; aunque sí echaba de menos. las comilonas y diez comen palitos de pasta fritos y gachas de arroz rosa con
los cigarrillos compartidos con sus amigos. Pero tenía una forma fragmentos de hueso cocidos. A la una ~ornen pastelillos de ~erdo
de estar con ellos, al vapor y tallarines de carne de vaca ~rita. ,A las cuatro empiezan
Poco después de llegar el abuelo, Lily se fijó en que llevaba a jugar al mah jeuk, beben té, fuman c1garr1~los, toman ~ep1tas de
dos relojes, uno enci_ma del otro alrededor del flaco antebrazo melón. I..,a cena con vino de Huesos de Serpiente y de Tigre (¡muy
izquierdo 1 más que en la delgadísima muñeca, Por cortesía, no bueno para los viejos!) empieza a las ocho, a las diez se ponen a
hizo ningún comentario. Supuso que había considerado que ésta
jugar otra vez... . . . _
era la forma más segura de llevar el reloj de repuesto durante el Lily interrumpió este recitado de d1vert1das act1v1dades (¿por
viaje. Cuando vio que continuaba llevándolos semanas después de qué era bueno para los viejos el vino de Huesos de Serpiente ~ de
aterrizar, llegó a la conclusión de que tal vez los usaba para Tigre?) que el abuelo parecía estar disfrutando tanto como s1 se
comprobar el uno con el otro o para asegurarse contra la posibili- encontrara en el pueblo participando realmente en ellos.
dad de que uno se estropeara. Pero, por otra parte, el abuelo no -Pero, abuelo, ¿no podría usted simplemente mirar su reloj y
tenía la menor razón para necesitar saber la hora aproximada, y añadir ocho horas para saber la hora de Hong Kong?
mucho menos la hora exacta. El abuelo se quedó sumamente desconcertado.
Lily abordó el tema de una manera indirecta. -No es lo mismo en absoluto. Me sorprendes. No es lo mismo
-Muy bonito el reloj, abuelo. Debió de costarle mucho dinero. en absoluto.
-Mucho dinero -se rió el anciano-, El nieto lo hereda cuando Lily se apresuró a recuperar la buena opinión que él tenía de
yo muera.
ella.
Esto no era lo que Lily pretendía, en absoluto; no quería que -Bueno, piense en sus amigos cuando oiga esta bonita _música
el abuelo la creyera avariciosa. cantonesa. Encargué el disco a una tienda de la Calle China. Ha
-¡Abuelo, qué buena idea llevar dos relojes! Debe de ser llegado en el correo de hoy. Me acordé de que usted había dicho
mucho más preciso que uno. que no le gustaba la música inglesa que ponen en la radio.
El viejo se rió entonces con ganas. El abuelo estaba encantado.
-¡No es por eso por lo que llevo dos relojes! ¡Mira! -Movió el -¡Qué detalle! No deberías tomarte tantas molestias por este
brazo ante los ojos de Lily-. ¿Ves?
viejo inútil.
Lily vio que las manecillas del reloj de arriba marcaban las Fue inmediatamente a poner la música a todo volumen en el
ocho. Las del reloj de abajo daban la hora correcta, que era me- viejo tocadiscos de Lily. Poco después Chen acudió corriendo
diodía. desde el fondo del jardín para ver Sl Lily se habia derramado
-¡Qué pena, abuelo! El reloj de arriba está muy atrasado. ¿O encima agua hirviendo. Incluso para Lily la mús~ca era. insoporta-
es que está muy adelantado? Quizá no debería usted darle cuerda blemente discordante, fuese por defecto del equipo o simplemen-
tan fuerte. te porque hacía mucho tiempo que no oía la ópera cantonesa,
El viejo se abrazó regocijado con sus huesudos brazos. pero el abuelo estaba contento. Mucho té, u~ poco de, tabaco Y
-¡No es eso! ¡No es eso! lVIira, el reloj de arriba marca la hora una música alegre, eso era todo lo que ped1a. Ademas de dos
de Hong Kong, el reloj de abajo marca la hora de Inglaterra. abundantes comidas al día, naturalmente.
¿Comprendes o no? Todos los miembros de la casa llegaron a estar excesivamente

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familiarlzados con la música de ópera que al abuelo le gustaba -Mucho cerebro hay dentro, Dale mucho pescado, sobre todo
escuchar por la mañana temprano. Lily le babia insinuado con la cabeza. También vale la cabeza de pollo -aconsejó-. Será un
tacto que los clientes, bárbaros incultos que eran, tal vez no hombre rico; hará muchos negocios.
encontraran la ópera cantonesa al máximo volumen (corno sin Lily negó con la cabeza.
duda había que escucharla para apreciarla plenamente) muy de su -Un muchacho indigno. Llevará a sus padres a la ruina.
agrado, Por ejemplo, les i.mpediría oír bien la televisión, que, al Le acarició la espalda orgullosamente, Chen no cesaba de
contrario de lo sucedido con Mui, no despertaba el menor interés echarse arroz a la boca con cara inexpresiva y los ojos fijos en las
en el abuelo. «Espantosos maullidos», le había llamado ya alguien bandejas metálicas por encima del borde de su cuenco. Sin apar-
a la música del abuelo comentario ante el cual Mui corrió a su
1
tarse el cuenco de la boca, cogió un graso pedazo de cerdo con sus
diccionario con interés, puesto que había imaginado que se trata- palillos (Lily le había dado al abuelo los mejores trozos magros),
ba de una calumnia a la carne frita con vainas de habas. Después Lily le miró despreciativamente,
de sorprender al abuelo con la posibilidad de semejante punto de -¿Qué tienes que decir, padre de Man Kee?
vista, ni Lily ni los otros tuvieron valor para pedirle que no Chen levantó las cejas, con el cuenco aún pegado a la boca,
pusiera sus discos cuando se despertaba por la mañana, cosa que -Hum,
ocurría a eso de las cinco, una vez que se acostumbró al cambio Lily lanzó una risita desdeftosa que no engañó a nadie.
horario, Le gustaba meter el tocadiscos debajo del mostrador -Quizá encontrarás palabras cuando veas las judías rojas dul-
convirtiéndolo en una gigantesca cámara de resonancia y crean- ces que he cocinado para ti.
do atronadoras ondas graves que golpeaban estremecedoramente Se aseguró de que tomara una ración abundante, Sabía que el
las tablas del suelo debajo de la cama de Chen y Lily, aunque abuelo no era tan goloso como su hijo.
curiosamente las voces de Jos actores individuales sonaban aún Chen, aunque deseaba mostrar tanto respeto como Lily, no
más estridentes. podía remediar sentirse incómodo con su padre. Hacía mucho
A lvian Kee le encantaba esto. Se levantaba temprano como el tiempo que no le veía ni mantenía correspondencia con él. Le
viejo y bajaba en cuanto los sonidos flotaban por el túnel de la agradecía a su esposa los esfuezos que había hecho por su familia
escalera hasta su habitación. Se metía a gatas debajo del mostra- tanto ahora como en el pasado. Los giros regulares habían sido su
dor, sonriendo con toda su gran cara, para sentarse junto a su obra y su idea; sólo ella había mantenido el contacto. No importa-
abuelo. Cuando salía de allí comprensiblemente, estaba un poco
1
ba que el dinero que enviaba fuese de Chen, De ella eran el
sordo y lento para responder a su madre en la mesa del desayuno, carifio y las molestias, Sin la decisión y las regafiinas de Lily ahora
lo cual le causaba a ésta una gran preocupación innecesaria. sería demasiado embarazoso sentarse frente a su padre. Aun así,
El abuelo le cogió un gran cariñ.o a Man I<:ee. Con caracterís- apenas podía mirarle a la cara. Cuando sus ojos se encontraban
tica brusquedad el viejo había comentado inmediatamente el
1 accidentalmente sobre los platos medio vacíos, los de Chen resba-
insólito desarrollo de la cabeza de su nieto en comparación con el laban inquietos por encima del esqueleto del pescado que flotaba
resto de su cuerpo. Lo que Lily encontraba insultante y reproba- en su salsa aceitosa, las hortalizas de un verde intenso y la carne
ble en su marido le pareció, saliendo de los labios del abuelo, marrón sanguinolenta, hasta que ocultaba la cara en el cuenco y
agudamente perceptivo y en extremo ingenioso. sus ojos se desviaban una vez más. La mirada más firme del viejo
-Verdaderamente este nifto indigno tiene una cabeza muy permanecía sobre su hijo, de modo que cuando Chen volvía a
grande -asintiói como si oyera por primera vez una idea muy ori- mirarle compulsivamente veía en sus ojos una expresión extraña.
ginaL ¿Era reproche, amor o seguridad lo que el culpable Chen veía
El abuelo Chen palmeó con afecto la cabeza de Man Kee, reflejado en esos iris de color castaño claro? Nunca estaba seguro.

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Pero sabía que, poco a poco, Lily estaba construyendo un puente
caso de apuro el abuelo podía sentarse en el taburete alto de Lily
entre ellos: tal vez fuera un puente de complicidad, de masculini-
(sentarse, no acuclillarse) y sonreírle a los clientes (porgue si bien
dad compartida contra sus remilgos femeninos y su actitud man-
Lily se fiaba de Difan Kee para cobrar, estaba menos segura del
dona; un puente de humor y experiencia compartida< En cuanto a
abuelo) o podía simplemente apilar cajas de aluminio, En reali-
Lily, no le importaba que el precio de esta unión fuera que se
dad, fue sólo la distracción y la emoción originadas por la llegada
riesen de ella. A cambio de aquello con gusto se pondría en
del viejo lo que permitió a Mui conseguir su libertad, Lily tenía
ridículo. Cada vez más a menudo, Chen y su padre se encontra-
más cosas en que ocuparse. Estaba menos interesada en dominar
ban riéndose juntos, y cuando esto sucedía, una chispa de recono-
a su hermana. Eso, junto con el tácito apoyo de Chen a su cuñada,
cimiento saltaba entre ellos.
hizo posible que Mui se ausentara todas las semanas.
-Ah Mui, dale al abuelo más arroz,
- Y a le he dado, Lily, Si el abuelo se dio cuenta de que Mui pasaba la noche fuera,
nunca dijo nada. Así que una vez más la casa (esa ameba),
-Dale más. Y ponle a Man Kee 1nás queso de soja.
enfrentada al cambio y el desafio, tembló como gelatina al chocar
-Bien dicho, bien dicho, hermana menor,
con un obstáculo; pero, al igual que la gelatina, no sufrió daños,
-Gracias, Ah lviui, el viejo no quiere más.
se derramó alrededor del problema, disolvió lo que pudo y
Mui seguía tan callada como siempre, Ella y Chen se habían
absorbió lo que no pudo. Y siguió su camino de ameba.
unido más a causa de los recientes cambios, Existía cierta simpa-
tía entre ellos. No se habían dicho nada; nunca hubo ninguna
demostración de sentimientos, Su creciente aprecio no podía
ritualizarse con fórmulas vacías de palabra o de obra: Chen no
recibía más cuencos de arroz; Mui no Je servía en la mesa. Su
aprecio por su cuftado no era necesariamente mayor que la
convencional veneración de L.ily por el anciano, tampoco más
auténtico, pero era menos buscado, más accidental y espontáneoj
y por esa razón más vulnerable y, por consiguiente, quizá más
valioso. Chen se mostraba menos impasible cuando estaba con
Mui. Una vez, Lily estaba casi segura, le oyó cantar con Mui los
ritmos que salían de la rechazada radio de la cocina; si no era eso,
era que Mui tenía un sapo en la garganta, lo cual era improbable
en pleno verano. ¡Extraordinario! Y a veces iba al cuarto de baño
y se los encontraba juntos hablando, sólo Dios sabía de qué, Lily
pensaba que quizá hablaban de ella, porque ambos volvían rápida-
mente a sus tareas cuando entraba.
La llegada del abuelo Chen también había tenido la feliz
consecuencia de permitirle a Mui ir a casa de la señora Law más a
menudo que antes. La utilidad del viejo en la tienda era estricta-
mente limitada; de hecho podría decirse que no servía para nada.
(Lily nunca se permitía pensar en estos peligrosos términos; sólo
actuaba de acuerdo con ellos como por instinto.) Sin embargo, en

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TREINTA Y DOS consideraba una edad desacostumbradamente precoz dentro del
sistema extranjero.
-A lo mejor el director es un indio, ¿eh, Mui? -dijo Lily para
tomarle el pelo.
¡Qué ridícula era Muí! Ella recordaba haber hecho deberes a
la edad de tres o cuatro años. Si allí no era ésa la costumbre, Lily,
siempre pesimista en lo que se refería a la escuela, sospechaba que
las maestras del hijo sencillamente eran demasiado perezosas para
supervisar a los niños adecuadamente. Aquellos deberes, pues, no
eran más que una manera de cargarle los verdaderos estudios a los
padres, cuando sus hijos podían estar haciendo algo más útil,
como ayudar a Mar-Mar a ganarse la vida. Por supuesto, no iba a
La educación de Man Kee, estilo inglés, siguió su excéntrico impedirle a Man Kee que hiciera sus tareas, que e~an la única
camino. Las cosas) en opinión de Lily, fueron de mal en peor. parte ortodoxa del programa y sin las cuales podría atrasarse
Estaba bastante resignada; no tenia intención de presentar bata- seriamente. Pero le ponía a hacerlas en el mostrador, donde
lla. ¿Qué podía hacer? Era una forma de protesta comparable, en estaba disponible para echarle una mano cuando fuera absoluta-
orden aunque no en grado, al suicidio. A medida que lvfan Kee se mente necesario. Se hacía absolutarhente necesario justo antes de
volvía más comunicativo acerca de sus clases, aumentaba el las ocho, lo cual le daba mucho tiempo para jugar en el jardín,
horror de su madre. Básicamente, la filosofía de la educación que bañarse y cenar, De vez en cuando le pillaba mirando la televi-
tenía Lily era sencilla: no importaba que Man Kee estudiara sión en lugar de atender a lo que tenía delante, y entonces le
siempre y cuando no le gustase. El propósito de sus lecciones era pinchaba en las costillas con un dedo.
adies:rar .su carácter, fomentar la diligencia, enseñarle disciplina y Lily le habría acostado a las nueve, después del rato de mayor
obed1enc1a. Adquirir conocimientos era casi secundario compara- afluencia de clientes, pero el marido insistía en que se quedara
do con esto. Eso era lo que los alumnos aprendían en la escuela levantado para adquirir experiencia práctica del negocio. Y a era
primaria y secundaria Ling Nan, en Stubbs Road, Hong Kong, hora de que empezara, decía. Pero el pobre se dormía y Lily no
posiblemente la mejor escuela del mundo. ¿Qué aprendía Man tenía valor para despertarle. Afortunadamente, la manía del mari-
Kee en la suya? Todo lo contrario, ahora era evidente. En la clase do de mantener cerrado el ventanuco impedía que le viera.
había poca o ninguna disciplina y una organización mínima. Cuando Mui levantaba el cierre, Lily le tapaba con su cuerpo. En
Interrumpían a la maestra, andaban por el aula, charlaban en general, el marido parecía mucho más severo con el hijo última-
pequefios grupos, iban a hacer aguas mayores y menores cuando mente. El pobre Man Kee tenía ampollas en las manos después
les daba la gana. Incluso, si es que realmente se podía creer en de trabajar con la azada en el jardín, y ella había visto al marido
Man Kee, decidían lo que iban a aprender. Era absolutamente examinando el libro de cuentas con el hijo sentado a su lado en el
vergonzoso. Apenas había ninguna diferencia entre las lecciones taburete alto.
Y lo que oficialmente eran recreos, de los cuales, por cierto, había -¿Le estás enseñando o te enseña él a ti? -bromeó Lily.
demasiados. En su humilde opinión, también los deberes eran un ¡El marido no lo había negado! Ella tuvo que rescatar al
tremendo fastidio. Contrariamente a la convencional sabiduría de agobiado hijo.
Mui al respecto, en esta academia del desgobierno habían empe- -¡Parece mentira! -regañó al marido-. Es demasiado peque-
zado a mandarle al hijo tareas para hacer en casa a lo que su tía ño para esas cosas. Le pueden dar fiebre cerebral. Hay tiempo de

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1
w

sobra para que aprenda antes de que nosotros seamos unos viejos Como ésta era la primera vez que Lily no había estado seriamente
decrépitos. Disculpe las palabras desconsideradas, abuelo. preocupada, también era la primera vez que sentía ganas de
El marido se había mostrado inexplicablemente disgusta- regañarle. Pero la visión de su cara manchada de polvo y lágrimas
do1 ante lo cual Lily deseó no haber nacido con una lengua tan apartó tales pensamientos de su mente.
larga. -¡Hijo! ¿Por qué lloras? Mar-:tvfar no está enfadada contigo.
Por entonces Ivian Kee terminaba la escuela otra media hora Man Kee le cogió la mano y se la apretó. Resolló.
más tarde, lo cual significaba que perdía por los pelos su antiguo -¿Qué te pasa, hijo? Dímelo.
autobús. El siguiente le dejaba junto al garaje exactamente quince -Unos chicos malos me han quitado el dinero del autobús.
minutos después. ¡Así que era eso!
La semana anterior a las vacaciones de mediados del trimestre -1-Iijo, ¿te han hecho daño esos chicos malos?
no llegó en el autobús correspondiente. El abuelo estaba esperán- -Me han hecho daño en la oreja.
dole. El cobrador del autobús, dijo, se había encogido de hombros Lily la examinó. Incluso en la oscuridad advirtió que la tenía
en un gesto de simpatía hacia él y había parado el autobús muy hinchada, A la luz de la cocina la vio morada y al rojo vivo 1
especialmente para decirle unas palabras amables. Probablemente del color del trasero de un mandril. La hélice estaba engrosada y
que Man Kee llegaría un poco más tarde; por supuesto, el abuelo áspera, con lo cual la pequeña y delicada aurícula de Man Kee se
no hablaba una palabra de inglés. Mui abandonó su trabajo en la asemejaba a la de un viejo. Parecía latir e hincharse visiblemente
cocina para ir a la parada del autobús con éL Pasaron tres, cuatro, ante los angustiados ojos de Lily, aunque en la gran cabeza el
cinco autobuses y Man Kee continuaba sin aparecer. Lily relevó a tamaño era menos notable de lo que podría haber sido. Por lo
Mui. El abuelo se puso en cuclillas con la espalda contra la parada visto, los chicos malos se la habían retorcido, levantándole del
del autobús y fumó uno de sus potentes cigarrillos de campesino. suelo, hasta que les dio el dinero del autobús. Ahora no le dolía,
Los autobuses pasaban cada vez con menos frecuencia. Anoche- dijo (lo cual era la pura verdad, aunque nadie le creyó y su
ció. El cigarrillo del abuelo brillaba a la altura de la rodilla como valentía y su voluntad de ahorrarles preocupaciones apenó aún
una luciérnaga paralizada. Distraídamente, Lily pasó cerca de la más a su familia). Mui lloró sobre sus verduras. Lily también
parada y notó olor a quemado. De repente sintió un dolor agudo tenía los ojos empañados, a causa de la tristeza. Por la mañana la
en el muslo. ¡Eiyah! Se dio una palmada en la pierna. ¿Una oreja de Man I<ee tenía tonalidades verdaderamente extraordina-
picadura de insecto? No, el cigarrillo del abuelo. Algo confusa, se rias de rojos, morados, azules, verdes y el principio del feo
retiró a la casa, donde descubríó un agujero relativamente dimi- amarillo que tendría durante los siguientes ocho días.
nuto en la delgada tela floral y un trozo enorme chamuscado: una Lily se ponía furiosa al verla. Había que hacer algo; alguien
curiosa clase de daño. Los pantalones estaban estropeados pero se tenía que hacer algo. Era inútil protestar por las vías oficiales; de
convertirían en útiles paños del polvo. Se puso rápidamente otros ese modo sólo se conseguía llamar la atención y crear problemas a
que originariamente habían tenido un estampado rojo y blanco las autoridades, que acababan pagándola con uno indirectamente.
(ahora fundidos en un bonito rosa) y pronto estuvo de vuelta en Eso sólo le acarrearía más problemas al hijo. No, la autodefensa
la parada del autobús, donde no se habían producido novedades. era lo adecuado.
En realidad, no estaba demasiado preocupada. Eso mismo ya -Hijo -le llamó cuando él estaba cogiendo su carretilla, con
había ocurrido antes. El hijo podía fácilmente cubrir la distancia a su oreja amarilla pero ya de tamaño normal vuelta hacia ella-.
pie si había perdido el dinero. Lo había hecho cuando era m:ás Hoy no jugarás en el jardín. Hoy Mar~ Iv!ar va a enseñarte algo.
pequeño y se desarrollaba más día a día. Le llevó al pedazo de suelo de hormigón que había delante de
Efectivamente, al fin una pequeña figura dobló la esquina. la puerta trasera.

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-Hijo, Mar-IVIar va a enseñarte a boxear, extiéndelo. Vuelve, hijo, empuja el puño derecho despacio. El
Man Kee la miró con los ojos muy abiertos y sorprendid puño del «asa», hijo, eso es. Otra vez. Bien. Ahora deprisa. Bien.
Ella le habló suave y cariñosamente. No sería dura con él. ~~ Ahora pega en la mano de Mar-Mar.
acordaba muy bien. · -No quiero hacerte daño) Mar~Mar.
Su _padre le había dado una educación clásica en las t ecn1cas
· · -No te preocupes. Da el pufietazo.
.
del puno. Era la primera etapa de un largo aprendizaje que habría Man Kee falló totalmente y se cayó.
llevado a toda una vida de estudio · Era un sistema para el que no -Despacio, hijo. Hazlo tres veces despacio, luego deprisa.
.
hab1a lugar en el mundo moderno. Los cinco años que ella hab' Bien. Ahora da un puñetazo rápido.
pasado estudiando no eran más que una somera iniciación. Hab~: Se oyó un golpe resonante cuando el pufio de Man Kee chocó
pasado,Oos muslos le dolían cuando pensaba en ello) los primeros contra la palma de su madre. Lily quedó complacida.
meses un1camente doblada en la posición del caballo durante una -Ahora el puño izquierdo, hijo.
..
h ora: El. h IJO ~o tení_: tiempo p~ra eso. Además, ella tampoco Esperaba que el golpe fuera más impreciso y menos duro que
qu_er1a imponerselo. bra necesario un compendio práctico, El el de la derecha. Llegó exactamente con la misma fuerza. Ella se
Primer Método Simplificado de Azucena de Luna. sorprendió.
-Dame la mano, hijo. -¿Qué mano es más fuerte, hijo?
. Acarició los bomtos dedos con hoyuelos y Ja palma muy -Las dos igual, Mar-Mar.
ligeramente endurecida y, volviéndola, empujó delicadamente ¡Ambidiestro! ¡Qué don! Ni siquiera su padre había tenido esa
una cutícula. Nunca permitiría que nadie deformara 0 dañara esa virtud. A lo mejor tenía que ver con el hecho de que ella fuera
mano; no se lo habría permitido ni siguiera a su padre. Dobló los zurda. Pero tenía que continuar con la lección sin perder tiempo,
dedos contra la palma y puso el pulgar fuera. -Ahora Mar-Mar te va a enseñar cómo dar una patada.
-Hijo, esto es un puño. Le enseñó las patadas cardinales hasta la cintura, utilizando el
Le extendió la mano. talón y el canto del pie (la punta y el empeine eran demasiado
-Ahora hazlo tú. No, hijo. El pulgar fuera. Buen chico. Ahora frágiles para el pie de un niño o de un hombre no entrenado con
la otra mano. Chico listo. una zapatilla). Los golpes iban dirigidos a la espinilla, la rodilla y
Decidió que no le confundiría con la mano de filo de cuchi- la entrepierna.
llo'. los dedos en punta de lanza o la garra de tigre, que podían -¡Chico listo!
?anar la mano. Incluso el puño sería peligroso si no fuera tan Este comentario no eran simples palabras de estímulo. Lily lo
¡oven. pensaba realmente. Man Kee era un pegador nato con los pies.
-Ponte de lado con respecto a Mar-Mar. Los pies así. Dobla Igual que lo había sido su madre.
las rodillas. -Es igual que una patada en el fútbol, Mar-Mar.
Presio~ó sobre sus estrechos hombros. Máxima flexión y Lily se quedó sorprendida.
apalancam1ento conseguidos. Ahora venía la ocultación del arma -¿De veras, Man I<ee?
de ataque y el ángulo engafioso. En cualquier caso su padre no habría estado complacido; él
-Mete el pufio debajo de la axila. ' había sido fundamentalmente un pegador de puño. Había utiliza-
-¿Debajo de qué, Mar-Mar? do sólo los puños para vencer al campeón del norte.
-Aquí. El lado del pulgar hacia arriba. Ahora estira el bra- -Ahora, Man l(ee, da un pu.ñetazo otra vez.
zo izquierdo. No, deja ese pufio debajo del brazo. Éste es el brazo -Quiero dar patadas, Mar-Mar.
1zqmerdo: el mismo brazo que el pitorro de la tetera. Ahora -Haz lo que te digo.

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Tuían Kee, no obstante, lanzó unas cuantas patadas más antes -Ahora vete a jugar con tu padre, Y, J:vfan Kee, es malo hacer
de obedecer a su madre,
daño a una persona con los pufios. Úsalos solamente si la persona
-Debes hacer lo que Mar-Mar te diga, hijo. Mar-Mar hacía quiere hacerte daño a ti.
todo lo que le decían cuando era pequeña. Esto es el estudio de] Se sentía satisfecha cuando entró en la casa.
puño, lvían Kee. Algo muy serio.
Mui, que estaba fregando cacharros en la pila, había observa-
Le puso los pi'es correctamente alineados otra vez. do la lección: aquellos movimientos violentos y coreografiados,
-Da un puñetazo.
tan fieros y estúpidos. Los encontraba desagradablemente conoci-
Él falló y le golpeó con sorprendente fuerza en el pecho dos, evocadores de su infancia y del abandono de su padre,
izquierdo. Lily dio un respingo a su pesar, pero convirtió el -Nada bueno saldrá de eso. Haces mal, hermana menor -dijo
accidente en algo instructivo y útil. J\.To debía enfadarse. No era enfadada.
culpa del hijo.
Lily sonrió con desdén. Mui nunca entendería estas cosas.
-Si alguien te hace daño, hijo, nunca debes mostrarlo en la -Es mi hijo.
cara. ¿Comprendes o no? Está bien. Da un pufietazo. No, no Pero Nlui no se dejó achantar.
muevas los pies. ¡Niño estúpido! Pega con la otra mano, no la -Lamentarás lo que has hecho, Lily.
mano del asa. Nunca dirijas el golpe con el revés de la mano. -No hay que huir nunca de los problemas -dijo Lily-, Hay
Chen, que estaba regando sus plantas con un dispositivo que que ir siempre a su encuentro. Estás más seguro cuando tomas la
le había fabricado el abuelo con una vieja lata de aceite de iniciativa.
cacahuete perforada de un modo ingenioso, se volvió y sonrió -Lo lamentarás -insistió Mui.
comprensivamente a Man I(ee. ¿Qué estaba haciendo Lily con él? -Y a veremos.
Algo que a él no le gustaba, seguro. Debería dejarle que le
ayudara en el trabajo de jardinería; eso era lo que más le gustaba
al hijo .
No sucedió nada durante algún tiempo, Aunque siempre se
.i\1an Kee escarbó en el suelo malhumoradamente con su bota alegraba de tener la oportunidad de demostrar que Muí se equi-
deportiva. Lily suspiró.
vocaba, Lily se sintió un poco decepcionada. Lo que le había
-De acuerdo. Da patadas si crees que eso es mejor. enseñado a Man Kee le sería útil el resto de su vida. Ni siquiera
Retrocedió mientras Man Kee dirigía patadas a un cojín que era preciso que hiciera una aplicación práctica de ello; se sentía
ella sostenía delante de sL Ahora que le había mostrado cómo feliz simplemente con haberle transmitido secretos que sólo ellos
hacerlo, el niño juntó las diferentes técnicas de pierna de un podían compartir. No obstante, como cualquier profesor, sentía
modo que nunca podría enseñarse. Contrariamente a la sabiduría curiosidad por \rer los resultados prácticos de sus enseftanzas. Fue
convencional e interesada de los profesores de cualquier clase, a recogerle al autobús tres días seguidos y Man Kee descendió
uno sabía hacer las cosas o no sabía.
ileso y algo distraído, demasiado absorto en quién sabe qué
-Ah Man Kee, eso está muy bien. Ahora escucha: mantén la preocupaciones infantiles como para concentrarse en las insinua-
mano delante de la cara cuando des una patada para pa~ar el puño ciones y preguntas de su madre.
de la persona mala. Nunca retrocedas. Ataca siempre. ¿Entiendes -¿Todo bien en la escuela, hijo? ¿Ha castigado la maestra a
o no?
algún niño malo? No me refiero a ti, por supuesto, l\l!an Kee.
Después de unos cuantos pases más arriba y abajo, Lily deci- Mientras trotaba al lado de su madre, Man Kee no le hacía
dió que ya era suficiente. Después de todo, sólo necesitaba los ru- ningún caso. Su gran cabeza se volvía en cualquier dirección
dimentos.
menos hacia arriba. Impasible, pensó Lily, como su padre: ¡O

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como un inglés! Flemáticos todos ellos. Lily se detuvo. Ahora
-Injusto -respondió I'viui escuetamente.
veía por dónde iban las cosas. J\;Ian Kee, deseoso de llegar a casa a
Lily se quedó perpleja. ¿Qué había de «justo» o «injusto)). en
tiempo para ver «Blue Peter», tiró impacientemente de la mano
de su madre. una pelea? Uno peleaba para ganar y ganaba como podía ..Utiliza-
-Deprisa, Mar-Mar. ba todas las partes de su cuerpo del modo más eficaz posible, igual
que en los negocios hacia uso .de todos sus bienes, hu~anos y
Ella permitió que la arrastrara a la vez que su mente hacía
ateriales, sin importar lo humildes que fueran. ¿Por que no era
planes a toda velocidad. Algunos días después, mientras los
:liente atacar a alguien en las piernas? ¡Qué insulto reducir el
planes de Lily seguín germinando, Mui entró en la tienda muy
boxeo chino a eso! Era todo demasiado desconcertante.
enfadada. Acababa de recoger a su sobrino en la parada del au-
tobús. Mui se babia llevado a Man Kee al cuarto de baño, donde
estaba frotándole las manos con una toallita amarilla. Empezó a
-Tú tienes la culpa de todo -le gritó a su hermana-. Te dije
que sucedería una cosa así. lavarle la cara. Man Kee se resistió con poca convicción, torcien-
do la cabeza y gimiendo airadamente, pero repri~iéndose, ~or
Man Kee estaba detrás de ella, con cara de haber sido casti-
gado. ejemplo, de darle patadas en las espinillas a su tia o pisarle los pies
-¿Cómo? calzados con zapatillas. Lily rompió un c1garr1llo para P.?ner un
Lily permaneció inexpresiva hasta que pudo averiguar de qué e mplasto de tabaco sobre un arañazo en la frente del h1¡0,. pero
hablaba Mui, Mui le apartó la mano. Los ojos del hijo se llenaron de lágnmas a
causa del escozor cuando su tía le aplicó yodo.
-Tú y tus estúpidos «da un puñetazo, da un puñetazo».
-¿Qué pasa, Ah Mui? -No es culpa tuya, hijo -le tranquilizó Lily.
-No -dijo Mui, cortante-, es culpa tuya.
-Man Kee tiene problemas con su maestra a causa de tu
estúpida intromisión. Eres un gran fastidio para todos. Lily se encogió de hombros lanzándole a Mui una fría mirada.
Cuando Mui inclinó la cabeza, ella le sacó la lengua.
-¿Qué pasa, hijo? ¿Le has pegado a un nifio malo y le ha
sangrado la nariz? Aquel extraordinario incidente, la asombrosa perver~idad del
punto de vista extranjero, sólo vino a reafirmar a Lily en la
-¿Un niño malo? Le ha pegado a una niña también, ni más
decisión que intentaba tomar desde hacía un tiempo. Man Kee
ni menos. Le enseñas cosas perversas. Nadie debería saber esas
cosas. debla ir a clases suplementarias de chino inmediatamente. Quizá
fuera ya demasiado tarde. Podía tener una fuerte ~iscusión con el
Lily atrajo a Man Kee protectoramente hacia sí. Él arrastró los
pies y se negó a mirarla. marido, a juzgar por su extra:fia obstinación anterior, que proba-
-Hijo, cuéntaselo a Mar-Mar. blemente ganaría si se lo proponía, o podía simplemente hacerlo
-La maestra dice que peleo «sucio». sin decirle nada. Aunque esta última posibilidad resultaba tenta-
dora, Lily la descartó con pena. El marido acabaría por e.nterarse,
-¿Qué significa pelear «sucio», hijo? No entiendo.
igual que se había enterado accidentalmente de lo de Mm. A Man
-La profesora dice que solamente un cobarde le da patadas en
Kee tal vez le divertiría compartir un secreto con Mar-Mar, pero
las piernas a la otra persona. Que es malo pegar con la cabeza y
morder. ' en algún momento lo soltaría sin querer, _por. ejemplo, al u~ilizar
-¿Cómo? un término antiguo de los Nuevos Territorios para ref~r1rse. a
-Eso dice la maestra. alguna de las más extrañas verduras del marido. Ademas, Lily
Lily se volvió a Mui. suponía que realmente el marido tenia derecho a opinar acerca de
-¿Qué significa pelear «sucio»? la educación de Man Kee.
Se llevó una gran sorpresa cuando el marido contestó:
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-Bien dicho, Lily, Y o iba a proponerte lo mismo, tuviera un hijo mientras que ella ten.fa sólo una niña? Lily dudaba
Lily se preguntó si era un truco. Pero el marido parecía de que Iviui hiciera nunca nada que perjudicara al hijo; a su
completamente sincero, aunque bastante triste. manera peculiar deseaba lo mejor para él. Razón por la cual era
-Entonces, ¿no te importa, marido? ¿Has cambiado de tan difícil manejarla, ya que tenía una convicción absoluta de
opinión? estar en lo cierto, Hacía sólo dos semanas que le había comprado
-Quiero que lo haga, Lily, quiero que lo haga, -Se mostró una cazadora y unas zapatillas deportivas nuevas con el dinero de
desacostumbradamente categórico-. El niño debe aprender las sus propinas, cuando hubiese podido gastárselo en su p~op1a
cosas que le pertenecen. hija,
-¿Quieres organizarlo, marido? Lily hizo nuevos planes. Era una lástima que el abuelo no
-Organizalo tú, madre de Man I<ee. supiera lo suficiente para llevar a Man I<ee. Tendría que servir en
La mano de Lily se crispó cuando ella controló un breve pero el mostrador mientras ella transportaba a Man Kee al centro de
poderoso impulso de darle unas palmaditas en la cabeza al marido Londres,
y decirle que era un buen chico, -Basta con que le grite a Ah Chen el número del plato que le
Fue lviui la que puso inconvenientes. señalen -le dijo-, Y, por favor, abuelo, cóbreles la cantidad
Se negó rotundamente a llevar a Man Kee a la escuela de la normal. No intente sacarles más de lo que deben.
Calle China, Le habría sido muy fáciL Lily se sintió profunda- Riéndose, haciendo crujir las articulaciones de sus dedos, el
mente dolida. Lo único que Mui tenía que hacer era dejar al niño viejo lo prometió con un taimado brillo en los ojos que no
en la escuela los sábados por la mañana antes de ir a casa de la contribuyó precisamente a convencer a Lily de que cumpliría su
señora Law. Un dia a la semana era suficiente al principio; no promesa,
hacía falta más para empezar, Lily podría recogerle en el aparca- El hijo no agradeció los esfuerzos hechos por su bien, Lily no
miento de Morden, y una vez al mes Mui podría llevarle a casa de esperaba que lo hiciera; lo único que le interesaba era jugar, como
la señora Law. Seria un placer para la señora Law y muy conve- a todos los niños. Pero obedeció como un niño chino bueno y
niente para Lily, la cual lo tenía todo planeado, dóciL
Y Mui sencillamente se negó. -Esto no será como la escuela corriente -le prometió Lily
-Me estás causando un gran perjuicio. con expresión sombría.
Mui no respondió. Tuvo la suerte de conseguir que la escuela le aceptara. Era
-Pienso pagarte el billete de tren, si es eso lo que te pre- una habitación grande y otra más pequeña en un primer piso. E1
ocupa. local no era muy agradable, pero qué importaba cuando el progra-
-No me insultes, Lily. ma de estudio, la gran herencia de la lengua y la cultura china,
-¿Es que no te preocupa que el hijo pueda convertirse en un era una adquisición de valor incalculable. Hizo entrar al hijo en
diablo extranjero? ¿No te importa eso? una de las aulas, en la cual habría setenta u ochenta niños chinos,
-Man Kee es muy importante para mí, hermana menor. muchos más pequeños que el hijo (supo que había tenido razón
-Entonces llévale a la Escuela China, en querer enviarle dieciocho meses antes). El número de alumnos
-No, hermana. la tranquilizó: hacían las cosas en serio. Nada de frívolos grupos
Lily dio una patada en el suelo, iracunda, Pero no pudo de veinte o treinta alumnos al estilo inglés. Aquello estaba
obligar a Mui, Lily no lograba entender esta obstinación, La organizado de acuerdo con los mismos principios tradicionales
excentricidad de Muí se aproximaba en ocasiones a la chifladura. que una clase de boxeo; los niños aprendían por medio del
¿Estaba Mui celosa de su familia, envidiosa de que su hermana ejemplo y la repetición, Un puñado de niños mayores copiaba un

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complicado carácter escrito en una pizarra. Lily no tenía ni idea -¡Au! ¡Au! ¡Mar-Mar!
de lo que significaba, pero le pareció muy bien. Un tranquilizador i,ily renunció. Con dificultad consiguió sacar el jersey de la
mur.mullo de voces jóvenes recitando monótonamente, apren- cabeza de Man Kee. Su pelo revuelto y su cara grande y colorada
diendo a coro, llegaba desde la otra habitación como desde una reaparecieron.
cámara olvidada de la memoria de Lily. -Me has hecho daño en la oreja -la acusó él.
Tenía un sentimiento de inmensa satisfacción, de obra bien -Es malo ser descarado, hijo.
hecha, de circuito cerrado, cuando fue a comer pastelillos de Pero la oreja, que sólo recientemente había recuperado los
cerdo al vapor y gambas rebozadas y a beber té de jazmín, que era tonos normales de la carne, estaba muy roja y Lily le puso agua
su preferido. Tuvo tiempo de ver una película de amor cantonesa fría de inmediato.
en un cineclub y de comprarle al hijo un alegre jersey a rayas rosas U nos días después se fijó en que Man Kee llevaba el jersey
y marrones antes de ir a recogerle. No necesitó hacerle preguntas debajo de la cazadora y se sintió complacida
indiscretas acerca de la escuela; sabía lo que había estado hacien- - Lo has conseguido ¿eh? Chico listo.
do allí. Y cuando llegaron a casa, ni siquiera la revelación de que -Ah Mui lo cortó con unas tijeras y lo cosió otra vez con un
el marido se había visto obligado a devolver dinero a iracundos elástico nuevo.
clientes a los cuales el abuelo había cobrado de más disminuyó su Lily estuvo enfadada durante un rato, pero, en realidad, ¿qué
buen humor. más daba comparado con la extraordinaria importancia que tenía
Lily no pudo resistir la tentación de decirle al marido en voz el hecho de que el hijo recibiera aquellas vitales lecciones de
muy alta para que Mui lo oyera:
1 chino?
-Me lo he pasado muy bien. Ha sido una verdadera fiesta.
Los pastelillos y las gambas estaban deliciosos.
Como 1\!Iui continuaba cortando verduras sin dar señales de
picar en el anzuelo, Lily sacó el jersey nuevo del hijo del papel de
seda haciendo más ruido del necesario.
-Un jersey precioso. J\Iás bonito que la cazadora gris. Ven
aquí, hijo.
Man Kee se acercó de mala gana.
- Levanta los brazos.
Man Kee hizo el gesto, casualmente un gesto de rendición.
Lily le metió las mangas, pero el cuello de la prenda no le pasaba
por la cabeza. Li1y tiró con fuerza. La parte superior de la cabeza
de Man I(ee apareció. Lily dio un tirón aún más rabioso, pero en
este punto el jersey parecía estar atascado definitivamente. El
cuello era demasiado estrecho para la cabeza de Man I\ee. La
obstinada Lily lo intentó de nuevo. Hubo una ahogada y angustia-
da protesta proveniente de las profundidades del jersey.
-¿Qué has dicho, hijo?
-¡La oreja! Me haces daño en la oreja. Me la has doblado.
-No seas tonto.

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TREINTA Y TRES -Amigo 1nío, ¿me ha oído? Le será fácil entrar} pero quizá
más difícil salir. ¿Me entiende?
El otro asintió.
-Ya conoce la señal -dijo el agente-, Cuando haga salir a
cuatro hombres juntos.
Se alejó despacio y encendió un cigarrillo al llegar a la
esquina. Cuando desapareció, el cojo se apretó más la gabardina al
cuerpo.
Estaca Roja estaba tomándose un segundo cuenco de tallari-
nes con más salsa picante, El foki que le había servido el gran
cuenco se preguntó si tenía terminaciones nerviosas en la boca y
en la garganta como las personas normales. Comía con un ruido
Con las manos profundamente metidas en los bolsillos del apresurado, succionando los tallarines sostenidos por los palillos.
abrigo, Estaca Roja había estado observando el juego hasta altas La salsa aceitosa había formado anillos espumosos en el caldo,
horas de la noche. Vio ganar grandes sumas 1 perder otras 1nayo- El juego de dominó de Grande y Pequeño tocaba a su fin, Un
res1 oyó las maldiciones de los perdedores, las exclamaciones de ganador carraspeó y escupió en el suelo antes de meterse los
los ganadores, pero su cara nunca mostró ni la más remota chispa billetes en el bolsillo trasero del pantalón negro, Estaba a punto
de interés. A las dos se retiró a un anexo separado por unas de marcharse con tres compañeros) cuando Hermano Nocturno)
cortinas y se tomó un cuenco de sopa de tallarines 1 rociando el que acababa de regresar de una comprobación de rutina) detuvo
mien con suficiente salsa de guindilla para quemar el paladar a uno de los hombres, Tenía un billete de cinco libras en la
una boca corriente. Todavía había veinte hombres jugando,' a mano.
pesar de la hora, -Se le ha caído esto -dijo,
En la esquina de Gerrard Street con Dansey Place aparcó un -No es mío -respondió el jugador,
coche. Un chino alto y joven con una gabardina tostada salió de la -Lo he visto caer -insistió Hermano Nocturno.
parte de atrás y cruzó al otro lado de la calle cojeando rígidamen- Los amigos del jugador ya habían salido del sótano en grupo,
te. Un hombre le esperaba en las escaleras de una agencia de Hermano Nocturno permitió que el hombre se fuera; había
viajes en Horse and Dolphin Place, El cojo, sus sentidos ya estado interponiéndose en su camino.
aguzados, notó el olor a colonia a diez metros. Saludó al hombre Entró al anexo detrás de la cortina.
que le esperaba, -Todo en orden, Hermano Mayor. Los guardas siguen apos-
- Tiene usted la cara verde. tados,
-Es una cara de sandía: es verde por fuera pero el corazón es Estaca Roja gruñó. Hermano Nocturno le sirvió té. Luego
rojo -respondió el otro. volvió a la sala de juego, donde ya no había más que un puñado
El cojo vio que el agente era, igual que él, bastante joven. de jugadores, Ordenó a las dos parejas de luchadores 49 sentados
Esperaba encontrar a un hombre mayor. en la puerta: .
-Actúe dentro de los límites acordados -instruyó el agente-. -Vayan a recoger a la señorita Lai a su piso. Los neces1ta.
No mate. De lo contrario podríamos vernos obligados a una Los hombres se marcharon obedientemente.
guerra en gran escala. Tres minutos más tarde un joven alto y engañosamente delga-
El cojo no le contestó, El agente le tocó en el brazo, do entró en el sótano. Caminó rígidamente, los brazos rectos

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junto a los costados, Cuando llegó a la cortina que daba al -Sólo se puede disparar a las patas de la vieía tortuga en su
pequeño anexo se abrió la gabardina tostada y de debajo de la caparazón -dijo el hombre de la gabardina.
axila derecha, donde la culata había estado aloJ'ada , sac o, una Manejó el mecanismo, desplazando la madera serrada debajo
escope~a con el cañón recortado. Luego alargó el brazo y arrancó del cañón hacia atrás y hacia adelante.
la cortina. Un cartucho rojo y oro cayó al suelo con un tintineo.
Estaca Roja tenía el cuenco de tallarines junto a la cara. Apuntó y disparó de nuevo al pie derecho,
El hombre agarró su arma por el único cañón corto. Golpeó a Otra vez la detonación. El swatownés gritó, se retorció hacia
E_staca ~oja en la cara con la culata. El cuenco de tallarines se un lado y luego rodó, repitiendo el mismo sonido sibilante, Una
hizo añicos, Estaca Roja cayó del taburete al suelo. gran mancha de sangre se extendió por el suelo. La mayor parte
Su asaltante le rodeó para ponerse de espaldas a la pared. Le del pie había volado. Estaca Roja empezó a vomitar tallarines
asestó una patada en la cara al swatownés. Estaca Roja pasó de sobre un charco de sangre. El olor agrio se mezcló con el áspero y
estar a gatas a rodar sobre su espalda. asfixiante humo de la pólvora. El hombre de la escopeta se dirigió
Ahora ambos se hallaban fuera del anexo. a los escalones. Al llegar arriba se metió la escopeta debajo de la
El. ~ombre de la gabardina quitó el seguro con el largo pulgar gabardina nuevamente. Luego salió y entró en el coche que le es-
Y met10 un cartucho en la recámara con un ruido de mecanismo peraba,
aceitado. Le puso el cañón en la cara al swatownés. Hermano Nocturno fue el primero en acercarse a Estaca Roja,
-Esto es Perro Negro -dijo. Aún dueño de sí mismo, el swatownés estaba gimiendo. Hermano
Estaca Roja no miró la boca del ancho cañón. Miró por Nocturno ordenó:
encima de ella a los Ojos de su enemigo, No había miedo en los - Llamen a una ambulancia,
suyos sino cólera y cálculo. El hombre armado sonrió. Cuando un hombre subía corriendo la escalera para ir al
. -¿Por qué no lo intentas, tío? -le animó-, ¿Un barrido de teléfono en el bar abandonado Estaca Roja dijo:
pierna, quizá? -No, No, Llamen al Hermano Segundo. Abanico Blanco
Retrocedió de todas formas. Los otros ocupantes del sótano dispondrá. Debe ser así.
permanecieron donde estaban. Un hombre tenía aún una ficha de Hermano Nocturno se irguió y le hizo señas al hombre para
dominó en la mano. El hombre de la escopeta le dio una patada que subiera.
al zapato del swatownés. -Llame a una ambulancia, Rápido.
-¿Qué es esto, tío? Quizá sea tortuga. Tus chicos no pueden Volvió a atender al herido, cuyo sufrimiento aumentaba.
ayudarte ahora, viejo, Todos los huevos han desaparecido. La Hermano Nocturno se quitó la chaqueta de pana naranja y la
vie1a tortuga está patas arriba y no puede defenderse. puso debajo de la cabeza del swatownés, apartando colillas y ciga-
Bajó el cañón de la escopeta y disparó al pie izquierdo del rrillos.
swatownés. El estampido fue tremendo. Pareció que no iba a -Pronto llegará la ayuda -tranquilizó al oficial 426.
acabarse nunca. Toda la parte superior del zapato se había desin- La conmoción del swatownés pasaba y a medida que su dolor
tegrado y convertido en una pulpa roja. El swatownés estaba iba en aumento empezó a mecerse y gritar rítmicamente.
doblado en ~os; .se agarraba el talón y la espinilla. No era posible Hermano Nocturno le dejó y se dirigió a la escalera. Antes de
saber s1 babia gritado o no, La explosión había sido ensordecedo- salir dijo a los hombres que estaban en el sótano:
ra. Emitió ent~nces un extraño ruido de succión con los ojos -Los bocazas pueden arrepentirse.
cerrados, la saliva de su boca silbando e hirviendo mientras él Ya estaba en Piccadilly cuando los hombres de la ambulancia
arqueaba la lengua atormentado por el dolor. llegaron al sótano vacío con una camilla. Antes de marcharse,

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uno de los últimos hombres habia preparado una jeringuilla y le madre. Tienen un hijo. V a a una de las escuelas próximas a la
había inyectado al herido una dosis de Ja Número Cuatro. Calle China,
-Bien -dijo Abanico de Papel Blanco reflexivamente-, Puede
ser una palanca útil. Queremos discreción. Mantengan a su fami-
Sandalia de Hierba apareció con la bandeja y sirvió a los dos lia en la ignorancia. ¿Cree que lo saben? Desgraciadamente él no
hombres con deferencia. hizo los juramentos Hung.
-Un trabajo limpio -dijo Abanico de Papel Blanco-, Estoy -¿Cómo puede uno estar seguro? -dijo Hermano Nocturno-,
seguro de que buena parte del mérito es suyo, mi joven amigo. lvíe imagino que no.
No me gustaría tratar de controlar a un luchador en su propio -Me pregunto si llegó a traficar en algún momento -comentó
¡u ego, Abanico de Papel Blanco,
Hermano Nocturno sonrió pero no dijo nada. -Eso es irrelevante -afirmó Sandalia de Hierba-. No nos
-¿Por qué no le permitió que le volara la cabeza? -preguntó interesa su culpabilidad o inocencia en el pasado sino su utilidad
Sandalia de Hierba-. No sirve de nada conformarse con los pies. ahora. Su utilidad, tal y como yo lo veo, es muy limitada, pero
Por lo menos podían haberle volado el yang deberíamos aprovecharla lo mejor posible,
Los dos hombres se miraron rápidamente. -De acuerdo.
-Habría sido impen·sable -contestó Hermano Nocturno-. Le Abanico de Papel Blanco miró a Hermano Nocturno y éste
considero casi un padre. Le debo mucho y también nuestra asintió.
sociedad está en deuda con él. Además, nos veríamos obligados a -Entonces tiene que morir -dijo Sandalia de Hierba-, Hay
vengar su muerte y a dar explicaciones a Hong Kong. que traerle aquí, con amenazas o pretextos, da iguaL Usted tiene
Sandalia de Hierba hizo una mueca y por un momento su que hacer el resto,
bonita cara pareció fea. Enseguida resurgió su habitual encanto.
-Así será. Yo no sé tanto de estas cosas como ustedes.
-Localicé al vendedor con bastante facilidad, por cierto -dijo
Hermano Nocturno-, A Hong Kong habían estado llegando giros
postales remitidos desde un distrito del sur de Londres, Me bastó
con rastrear la zona en busca de negocios chinos que se hubieran
abierto en los últimos tres años. Supuse que sería así como se
ganaban la vida. Un negocio pequeño pero muy floreciente.
Eligieron bien el sitio. Venden mucho a camioneros de larga
distancia que van camino de los puertos. Evidentemente tenían
las cosas bien organizadas desde el principio.
-Entonces podrían estar traficando por su cuenta o con el 49
-dijo Sandalia de Hierba rápidamente,
Hermano Nocturno negó con la cabeza.
- Estoy seguro de que· no es así. Parece que las mujeres llevan
el negocio. Como siempre -bromeó-. Su mujer y su cuñada en
este caso. La mujer tiene un pasado interesante. El padre del
traficante vino hace poco de China después de la muerte de laº

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TREINTA Y CUATRO
-Me hice daño en el otro lado cuando estaba en el pueblo
-explicó él.
-Cuando uno se rompe un hueso, después de arreglarse queda
más fuerte -trató de consolarle Lily-< Este lado estará más fuerte)
igual que el otro, cuando se arregle.
El viejo no dijo nada.
Oyeron fuertes pisadas en la escalera, qu~ resultaron ser n~ d_e
los hombres de la ambulancia sino del propio señor Constant1n1-
des. Le había dicho a Mui que no se molestara en llamar a. la
ambulancia. Juntos él y Lily bajaron al abuelo por la e.scalera. Lily
se fijó en que el pie del lado roto estaba vuelto hacia fuera y la
pierna parecía dos o tres centímetros más co;r;a que_ la derecha.
-¡Lily! ¡Ah Lily! ¡Socorro! ¡Socorro!
-Ah Mui ¿qué pasa? Te has cercenado un dedo, ¿no?
1
-e·Quiere llamar a su marido? -le pregunto el senor Constan-
tinides a Lily.
-No soy yo, hermana menor, El abuelo se ha hecho daño. Rá-
- Ella negó con la cabeza. El sefior Constantinid~s advirtió con
pido.
sorpresa la fuerza que tenia Lily. Aunque el., ttpo no pesaba
Lily subió de tres en tres los peldaños de la escalera y al salir
mucho, la verdad. Titubeó al llegar a la v1e11sima furgoneta.
del túnel con un gran salto, se encontró al abuelo tirado en el
Nunca conseguirían meterle allí, con todas aquellas cuerdas.
suelo, la mitad del cuerpo en el descansillo y la otra mitad en la
·Qué iban a hacer? ¿Meterle por la ventanilla? El señor Constan-
habitación del hijo. Tenía la cara gris a causa del dolor y se
agarraba la pierna. Respiraba trabajosamente pero por lo demás
~inides dejó a Lily sujetando al viejo contra el Caparazón Infernal
no emitía ningún sonido. y volvió en su viejo Rover 3500. .
Tumbaron al abuelo en el cómodo asiento trasero. ¡Vaya
-Mui, ve al garaje y pide ayuda. Luego telefonea a una
coche! Lily no pudo remediar admirarlo, incluso en momento tan
ambulancia. Abuelo, ¿cómo le ha sucedido esto?
inoportuno. ¡Qué rápido podría ir en éU .. .
-Estaba asustando a un pájaro grande y gris para que se fuera
-Tenga cuidado de no manchar el asiento, .abuelo -d1¡0 Lily,
de la ventana y he perdido el equilibrio. -Respiró hondo y
asegurándose de que tuviera las piernas convenientemente apoya-
contuvo el aliento antes de continuar-. He debido de pisar algo.
He notado que se movía. das, pero con los zapatos fuera del borde. . .
El señor Constantinides puso los pies del v1e10 otra vez sobre
Lily vio que uno de los coches de fricción de Man Kee, la
el asiento. Del maletero sacó una manta y tapó al a_buelo. .
última aportación de la señora Law a una creciente colección de
-Vuelve a trabajar, nuera -dijo el abuelo-. No pierdas dinero
juguetes «duros» que incluía mucho más que la ya superada y ma-
por culpa de este viejo inútil.
leable plastilina, estaba volcado en el descansillo junto a la puer-
-¿Cómo puede hablar así? -le regañó Lily.. .
ta de su dormitorio. Lo empujó a un rincón oscuro con el pie mien-
En realidad, él había verbalizildo sus propios pensamiento~,
tras examinaba la pierna del abuelo. Su padre habría sabido qué
aunque quizá ella los habría expresado de un mo_do más sent~­
hacer. Era un experto en cataplasmas y reducción de fracturas.
mental. Era injusto, no obstante, que el amable sen~r Constant1-
-¿Dónde le duele, abuelo?
nides perdiera su tiempo. Ya se había tomado suficientes i:noles-
Él se señaló la cadera. Ah, sabía que eso era malo para un an-
ciano. tias. Más por el señor Constantinides que por el abuelo, Lily fue
al hospital donde el señor e los dejó.
338
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Después de muchísimo más tiempo del que se podría haber tintineo de la campanilla de la caja registradora, Puede que
esperado a juzgar por la televisión, una doctora joven examinó al incluso el ver al abuelo hubiese puesto a algunos clientes de tan
abuelo, Incluso antes de hacer la radiografía diagnosticó que tenía buen humor que pidieran más. Lily se sentía como un subastador
el cuello del fémur roto. Requería una operación. que ha logrado que suban las pujas con uno o dos chistes oportu-
-Nuera, es malo perder el tiempo discutiendo. Vete a casa nos, Parecía haber más cordialidad en el proceso, habitualmente
inmediatamente y vende las cosas. impersonal, de cobrar. Uno o dos de los clientes más antiguos
Después del mínimo exigible de respetuosas vacilaciones, Lily hasta le sonrieron, como diciendo: «Cuide bien al ancíano.» Lily
cogió un autobús y se fue a casa. les aseguró que lo haría, con una pequeña sonrisa que curvaba sus
El abuelo regresó dos semanas después, por la tarde, ya labios hacia abajo y le ocultaba el lunar y un movimiento de
anochecido, de modo que la luz giratoria del techo de la ambulan- cabeza que venía a significar: «No hace falta que me lo diga. Por
cia arrojaba un inquietante resplandor sobre la acera e incluso supuesto que le atenderé en cuerpo y alma.» Pero, provocada, se
dentro de la tienda, donde demostró ser más fuerte que el suave acercó al abuelo cuando la tienda se quedó vacía y le encontró
parpadeo del televisor colocado sobre una repisa en la pared. No fumando un cigarrillo mientras bebía su té, Normalmente no se
sonaba la sirena, lo cual era decepcionante, pero la entrada del lo habría consentido -podían ser demasiado fuertes para los
abuelo fue espectacular, flanqueado por dos hombres uniforma- clientes-, pero esta vez le dijo:
dos, su escayola a la vista y un extraft.o trípode de metal brillante -¿Se ha comido ya todos los pasteles, abuelo? Le diré a Mui
en la mano, De hecho, la escena estimuló las ventas considerable- que le traiga más.
mente. Como en la televisión sólo daban las noticias, los clientes -No hace falta, no hace falta -respondió el viejo riéndose.
se agolparon en la ventana, algunos incluso se subieron a los Cautelosamente abrió el puño y le enseñó a Lily el brillo de Ja
bancos. Lily cerró con llave la caja registradora y luego se secó las plata-. Se los he vendido a un diablo extranjero. Era muy curioso.
manos en una toalla. La luz azul giratoria, al iluminar la cara Tenía mucho dinero. Lo usaré para comprarle libro al nieto y
escarlata del dios, le dio un aspecto particularmente gruñón y muchas cabezas para comer. Las de pescado son muy buenas pero
temible, como si tuviera la peste y sintiera calor y frío alternati- las de pollo tampoco están maL
vamente, Un poco desconcertada pero básicamente impresionada, Lily
-¡Abuelo! clasificó mentalmente el dinero en la categoría de «Varios)), que
Los clientes se apartaron respetuosamente, formando una incluía los beneficios del Abrazo de Puta y los helados, y lo metió
especie de paseo de bienvenida. en una lata de té. Chen se quedó sorprendido. Su padre había sido
-¡Ah Mui, llega el abuelo! notoriamente mal comerciante en el pueblo. Ésa era, después de
Mui ayudó al abuelo a sentarse en un banco y dio las gracias a todo, la razón por la que había tenido que trasladarse a Londres,
Jos hombres de la ambulancia cuando se iban. El viejo estaba De pronto se estaba volviendo tan espabilado como las chicas.
radiante, encantado de ser el centro de atención. Después de cerrar se hizo evidente que el abuelo podría
-No os preocupéis de este viejo ínútil. Vendedles cosas a los dormir en su sitio favorito. Él quería que las chicas le apoyaran
diablos extranjeros. Rápido. Antes de que se vayan. contra una caja de bebidas, pero Lily se negó a hacerlo. Por su
Lily se puso de nuevo detrás de la caja registradora y Mui Je parte, el abuelo se mostró igualmente obstinado en su negativa a
llevó al abuelo té y unos pasteles especiales de semillas de sésamo. subir al piso de arriba. Lily tuvo que reconocer que eso podría ser
La interrupción había permitido a Chen recuperar el atraso peligroso. Al final Lily juntó dos bancos para él. Sospechaba que
crónico de los pedidos y ahora Lily vendía a buen ritmo, despa- el abuelo hubiera preferido dormir tumbado en el mostrador, cosa
chando las cajas de aluminio en rápida sucesión con un alegre que ella no habría permitido: demasiado parecido a un cadáver

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dispuesto para ser amortajado, Le dejó al lado un termo de té y la Unos días después fue a recogerle una ambulancia verde tipo
botella marrón de su difunta medicina, la cual, conociendo la autobús (sin luz ni sirena). Había otros ancianos dentro. Los
debilidad de su vejiga, podría ahorrarle un paseo nocturno, Lily se hombres de la ambulancia ayudaron a subir al abuelo y se los
levantó antes de lo habitual para comprobar que el abuelo estaba lleva-!'.'on a todos. Quizá para una eutanasia obligatoria, le insinuó
bien, pero no tan temprano como el hijo, a quien encontró Lily a JVIui malvadamente. A su pesar, Lily estaba impresionada.
balanceándose en el trípode de metal del abuelo, Por supuesto, la ayuda del Estado no podía compararse con los
Durante todo el día el anciano estuvo sentado en su banco amorosos cuidados de la propia familia, pero los ingleses se
como en un trono, escuchando ópera cantonesa (permitida a un habían redimido un poco a sus ojos, El abuelo parecía un viejo
enfermo) y haciendo mordaces pero afortunadamente ininteligi~ ágil .y activo comparado con las otras personas de pelo blanco y
bles comentarios acerca de los clientes. Por la tarde el señor cara arrugada que había visto a través de las ventanillas. (Él
Constantinides pasó a verle. Con sonrisas, inclinaciones de cabeza llevaba la cabeza afeitada, lo cual ayudaba, claro,) Ninguno de los
y gestos, el abuelo le manifestó su gratitud mucho más elocuente- otros parecía estar vivo siquiera; hubiesen podido ser figuras de
mente que en la traducción de Mui. El señor Constantinides le cera, mirando fijamente al frente, sin molestarse en echar una
habló con su fuerte voz, Ya le habían dicho que el abuelo no sola mirada por las ventanillas. La última cosa que Lily vio
hablaba inglés, pero pensó que si le hablaba lo bastante alto y fueron los ojos y la cara del abuelo, vivaces, inquisitivos, bastante
claro había alguna posibilidad de que le entendiera, Los ojos se le traviesos -suponiendo que ésta fuese una descripción respetuosa-
salían de las órbitas por el esfuerzo, de forma parecida a los del cuando la ambulancia frenó al llegar a la calle principal y señaló
dios. Con rápidos asentimientos de cabeza y ligeras exclamacio- con el intermitente que iba a torcer a la derecha.
nes, el abuelo le animaba. El señor Constantinides empezó a Cuando volvió a media tarde, el abuelo entró a la pata coja en
considerar que la traducción de J\!Iui era innecesaria y se puso a la tienda como un mono viejo y ágil.
hablar al mismo tiempo que ella en voz cada vez más alta, El -¿Le han hecho daño, abuelo? -preguntó Mui, solícita.
abuelo, comprensivo, le ofreció un cigarrillo; parecía necesitarlo. -En absoluto -dijo el abuelo-, Me lo he pasado muy bien,
-Tengo que irme -dijo el señor Constantinides y, con un ¡Ho wan!, pensó Lily, asombrada. Ciertamente no habría podi-
revuelo de inclinaciones de cabeza, guiños (del señor Constantini- do decir lo mismo si le hubieran convertido en un acerico
des) y aspavientos, los dos hombres se despidieron, humano. No obstante, le servía de distracción. Y además, tenía
El abuelo tenia que descansar unos días antes de comenzar la que admitirlo, era un alivio no ser bombardeada con la ópera
terapia de su cadera para evitar que se le quedara permanente- todo el día, aunque hubiera continuado soportándola lealmente.
mente anquilosada. .fvfui se había mareado la noche anterior, La escolarización del hijo, estilo inglés, continuaba a su mane-
durante la cena, cuando el abuelo les habló del clavo que le ra peculiar y desconcertante. Lily ponía su fe en la exposición
habían insertado en la pelvis, Lily se había quedado impávida y se semanal del hijo al programa de estudios chino, igual que una
había ofrecido para manipularlo ella misma o para llevar al dosis moderada de radioterapia podía destruir un tumor cancero-
abuelo a la Calle China a sesiones de acupuntura. Le clavarían las so. Pero ocasionales alarmas hacían tambalear su confianza cuan-
agujas en el tercer dedo del pie y en los lóbulos de las orejas, les do el bienestar físico de Man Kee estaba en peligro, Tal era el
explicó. Podía intentarlo ella misma en ese momento con una caso con el Alfiler del Terror de la Maestra, Lily se quedó
aguja de Mui (la que ésta se mostraba tan dispuesta a utilizar en horrorizada pero no realmente sorprendida, Típico de los ingle-
los jerséis de los hijos ajenos), Mui cambió de tema rápidamente, ses: su disciplina era laxa hasta el punto de ser inexistente o era
aunque el abuelo, el conejillo de Indias en potencia, había conti- feroz, como apalear a los obreros de las fábricas de Hong Kong
nuado devorando su arroz con sublime despreocupación. con porras hasta dejarlos inconscientes y luego ofrecerles asisten-

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cía m.édica gratuita. El Alfikr dd Terror se guardaba en una caja mostrador (puesto que quedaba descartado empujar la erizada
de cr1stal especial. (La exh1b1c1on de la fuerza a veces elimina la cabeza del abuelo contra el forro de plástico azul).
necesidad de ejercerla.) A veces lo sacaban y ¡como un refinamiento -¿De dónde vamos a sacar un cerdo para asarlo? ¿Cómo les va
adicional de la tortura, les permitían a los niños manejarlo! Lo descu. .
usted a enseñar a los occidentales a jugar al mah jeuk? Sea sensato~
brió cuando vio que Man Kee llevaba en su cartera unas hojas de abuelo. Haremos cualquier cosa razonable para complacerle.
escarola, evidentemente como una especie de ofrenda propicia- -No hace falta nada de eso -dijo el viejo alegremente-.
toria, semejante a la ofrenda simbólica de lechuga (dinero) al ·Quién necesita el cerdo o el mah jeuk? Sólo unas cositas para
dragó.n de Año Nuevo. Preocupada, qué madre no lo estarla, Lily '
comer y bebec Y o fumo un cigarrillo; los amigos diablos extran¡e-
>

exammó los adorables brazos del hijo en busca de reveladores ros fuman en pipa. Todo el mundo contento.
pinchazos 1 pero no encontró ninguno. Afortunadamente 1 no ha~ Lily vaciló.
bía tenido más peleas con otros chicos, Por entonces se había -Deje que hable rnn Mui, abuelo. A mf me parece una buena
hecho amigo de unos niños indios, le dijo a Lily. Comían el idea, claro, pero quizá a ella no le guste. No puedo obligarla a
mismo almuerzo especial y jugaban en grupo.
hacer cosas en contra de su voluntad, compréndalo.
-Me parece muy bien, hijo -le dijo, complacida de que no Pero no iba a ser tan fácil traspasarle la responsabilidad a
fueran esos niños negros que parecían monos. Tenían un aspecto otro,
muy primitivo. Tal vez le habrían metido en lfos y hubieran -Buena idea -dijo Mui, frustrando así la estratagema de su
tenido que pincharle con el Alfiler del Terror.
hermana de culparla a ella de una negativa. Por eso mismo la
El hijo seguía siendo un jardinero entusiasta, y él y su padre se rápida aceptación de Mui de los planes del ·abuelo resultó doble-
habían visto reforzados en su tarea por el abuelo. Al principio el mente irritante,
anciano se había contentado con acuclillarse 1 fumar y observarlos -¡Qué fastidio! -masculló Lily para sí.
desde el escalón de la puerta trasera. Siendo carpintero, ignoraba -¿Qué decías, hermana menor?
los principios fundamentales de la agricultura; aunque eso no le -Mucho arroz, decía.
impedía dar consejos a gritos desde el fondo del jardín. Chen lo -No, creo que no, Lily.
toleraba 1 ya que el anciano estaba en su derecho. El abuelo -¿De qué estás hablando, Mui? A veces hablas como una
colocaba la pierna mala en una banqueta y disfrutaba del buen loca.
tiempo. Serraba madera para hacer unos armazones que protege- -Estaba pensando en un menú adecuado para los ancianos.
rían las plantas jóvenes del granizo y de los pájaros voraces. Se -Ah, sí, eso es muy importante si realmente vamos a dar la
percibía un agradable olor a virutas y serrín dorado. El abuelo fiesta.
pudo pronto ponerse de pie y trabajar y andar con un bastón Hubo un rato de silencio mientras Lily, comprometida ahora
ligero. Seguía yendo a la terapia, más por la compañia que por la con la disparatada empresa, pensaba intensamente.
cura, le dijo a Lily.
-«El cerdo agridulce>> es demasiado duro para los dientes de
-Pero, abuelo -objetó ella, incrédula-, usted no habla un anciano, suponiendo que a estos ingleses les queden dientes.
inglés.
El abuelo tiene dientes de oro, sí, pero a ellos no les gustan.
-No hace falta, no hace falta -dijo él, nada desconcertado-. Quizá unas gachas y carne de cerdo picada y salada sería lo indi-
Los viejos sabemos cosas. Hemos visto la vida.
cado.
Más tarde hubo un sobresalto mayor. El abuelo quería dar una -Hum. -Nlui se mostró dudosa-. Puede que a los viejos no
fiesta para sus nuevos amigos, algo parecido a las que organizaba les guste la comida china, Lily. Ni siquiera la comida china de
en el pueblo. Lily no sabía si reír o darse de cabezazos contra el verdad. ¿Te has fijado en que la mayoría de nuestros clientes son
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jóvenes? Los viejos generalmente se aferran a sus costumbres. Al menos no por ahora, pensó Lily, Jos hoyuelos marcándose
Más silencio, esta vez roto por Mui. en sus mejillas.
-¡Ya sé! Lo de la carne picada sería fácil; no era muy diferente de
-¿Patatas fritas y tortilla? algunos platos chinos y además tenía práctica de preparársela al
-No, pero ésa es una buena sugerencia, hermana menor. Más hlJO. Los pastehtos de mermelada y las natillas las comprarían en
bien pensaba en carne picada, pastelitos de mermelada y na- la cooperativa.
tillas, Fue a enseñarle la lata y los paquetes al abuelo, que estaba en
-¡Etyahl ¡Claro! -gritó Lily, el jardín, del mismo modo que el propietario de un restaurante le
Fácil de cocinar, nada dificil de masticar, ligero para el enseñaría el menú del banquete al anfitrión. Sólo diez minutos
estómago y saludable para ellos. Aunque uno tuviera únicamente antes de que el autobús~ambulancia llegara a recogerle para la
unas encías nudosas nunca se asfixiaría con eso. terapia, el abuelo estaba aún trabajando furiosamente en su nuevo
-Decidido entonces -dijo Lily, encantada, Y luego se dio proyecto, Había piezas de madera de distintas longitudes cuidado-
cue~ta de que acababa de resolver un problema más antiguo-: sa.mente apoyadas contra la valla. Madera de buena calidad, mejor
1\fu1, ¿crees que en la escuela se lo daban a los niños por la misma que la que el marido había utilizado para los bancos y las camas,
razón? El abuelo parecía estar haciendo una caja grande.
Mui se limitó a asentir distraídamente, sin levantar la vista del -¿Dónde la ha comprado? -inquirió Lily animadamente,
periódico, pero eso no impidió que Lily se sintiera complacida de deseando estimular al anciano en su gozosa actividad.
su propia perspicacia. Ojalá el hijo continuara comiendo eso, Él levantó la vista, con la boca erizada de clavos, señaló hacia
Aunque entonces no se habría hecho amigo de los niños el garaje y se dio unas palmaditas en el cinturón del dinero,
indios. -¿Su propio dinero, abuelo? ¿Se la ha comprado a su amigo el
El abuelo aceptó la proposición, del garaje?
-Bien, bien. Lo dejo en tus manos, nuera. Él asintió,
Se marchó apresuradamente, apoyado en su bastón, con una -¿Qué es, abuelo?
ligerísima cojera, y salió al jardín, donde estaba atareado con una (Quizá podrían venderlo y recuperar el dinero de los materia-
nueva construcción cerca de las barricadas que Chen había levan- les, incluso ganar algo,)
tado en torno a sus coles. Se oía al viejo martilleando desde el El viejo se puso en posición de firmes, luego se llevó las dos
amanecer, cuando salía sigilosamente de la tienda con la bolsa de manos juntas a la oreja derecha e inclinó la cabeza a un lado.
herramientas de su hijo, asustando a todos los pájaros que piaban. -¿Una cama para usted, abuelo? ¿Mejor diseño que las de Ah
Si el abuelo era feliz, también lo era Lily; y era preferible como Chen? ¿No? ¿Una mesa para su banquete?
toque a rebato a la ópera cantonesa. Él sacudió la cabeza enérgicamente. Temerosa de que el
Lily organizó la fiesta para un lunes dos semanas más tarde anciano se tragara algún c1avo, Lily abandonó su interrogatorio.
a las tr~s, cuando, a pesar de la insistencia del abuelo en qu~ Tampoco le interesaba demasiado el asunto.
tal medida no era necesaria, cerrarían la tienda durante hora y -Está bien, abuelo, puede guardar el secreto y darme una
media, sorpresa. Ahora dése prisa, el autobús llegará pronto,
-Abuelo, espero que no piense cobrarle a sus amigos ingleses. Y se fue corriendo a servir a sus clientes.
(El marido le había dicho que los compinches del abuelo le Llegado el lunes, ella y Mui trabajaron con rapidez y eficacia,
permitían con frecuencia ganarles dinero en el mah jeuk,) Mientras Muí colgaba el letrero de CERRADO en la puerta princi-
-No, no pienso -dijo cabizbajo, pal, Lily desclavó el tablero del mostrador. Mui la ayudó a

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ponerlo en equilibrio sobre dos bancos, El abuelo ocupó el lugar La respuesta de la anciana fue levantar la barbilla de las
de honor a la cabecera de la mesa. Las chicas prepararon la carne manos d?bladas sobre el pomo de su bastón y sentarse en una
picada, el repollo, el puré de patatas y las natillas casi tan postura hgeramente menos encorvada. Asintió con la cabeza sin
rápidamente como la verdadera comida china. Después de probar dirigirse a nadie en particular y cesó de hacer ese movimiento no
la carne picada gris, Lily no pudo resistir la tentación de echarle de golpe sino en imperceptibles y temblorosas etapas, A ésa
unas gotas de salsa de soja picante a espaldas de Mui. ¡Delicioso! habría que vigilarla, pensó Lily, mientras Mui se llevaba a su
Mui estaba demasiado ocupada para fijarse en que Lily había hermana menor a la cocina.
condimentado el guiso a hurtadillas, Mui había asumido la res- El abuelo no hacía el menor caso a sus invitados. Estaba
ponsabilidad de la fiesta, y Lily en este caso había estado encanta- correctamente sentado a la cabecera de la mesa, con el aire de
da de abdicar, IVIui iba y venía apresuradamente) poniendo servi- sentirse básicamente incómodo y :reprimido en su silla, pero de
lletas de papel, cubiertos (que le había pedido prestados al sefior vez .en cuando, una gran sonrisa iluminaba su cara de viejo
Constantinides) y rebanadas de pan en el mostrador, travieso y sus dientes de oro brillaban.
-¿Palillos para los que tengan dientes, Mui? -¿De qué se ríe? -le preguntó Lily cuando llevó ella sola la
Mui los apartó con impaciencia. Lily no se molestó: sabía pesa?a sopera con la carne picada-. ¿Eh, abuelo?
aceptar órdenes tanto como darlas. El se limitó a removerse en su asiento y a sonreír aún más,
A las tres en punto, con impresionante puntualidad, el auto- echando rápidas ojeadas por la habitación,
bús-ambulancia aparcó y empezó a vomitar sobre la acera a -Coman, coman -dijo en voz alta, señalando los platos hu-
ancianos faan gwai en diversas fases de avanzada senilidad y meantes que todos tenían ante sí, pero él encendió un cigarrillo.
decrepitud. Lo frágiles y enfermos gue parecían todos desconcer- -¿Usted no come, abuelo? -preguntó Mui,
tó a Lily hasta que se dio cuenta de que no eran elementos -Yo como cigarrillo -replicó él, riéndose desmedidamente de
representativos; al fin y al cabo, todos iban al hospital para recibir su propio ingenio.
tratamiento. Pregunta fundamental: ¿Estaban en condiciones de . Uno de los ancianos caballeros ingleses se puso de pronto en
soportar la excitación de una celebración, por pequeña que fuera? pie apoyándose en su bastón e hizo una breve bendición de la
¿Se moriría alguno de repente? Eso supondría un grave inconve- mes~, el .sentido de la cual Lily encontró bastante insultante, ya
niente y podría traerles problemas, Sería sumamente perturba- que _implicaba que la intervención divina sería necesaria para que
dor para todos los implicados, los Chen y los parientes del falle- pudieran sentirse agradecidos por los alimentos.
cido. Pero enseguida los ancianos empezaron a comer y a dar
No obstante, Lily no permitió que los hombres de la ambu- muestras de disfrutar la comida (era lo menos que podían hacer),
lancia ayudaran a los ancianos a bajar los escalones. Eso era Sonidos de succión, algún que otro entrechocar de dentaduras
responsabilidad de los anfitriones, Con gran cuidado ayudó a cada postizas y el nada familiar y frágil sonido del metal contra la
uno de los invitados del abuelo a bajar al jardín, donde Mui los porcelana llenaron la habitación. Mui le sirvió al abuelo un
ayudó a entrar en la tienda con una palabra amistosa y respetuosa. cuenco de arroz blanco con un poco de carne de vaca y encurti-
Luego Mui les sirvió té con leche en vasos de papeL Al verlo, los dos, y él lo devoró ruidosamente. Algunos de los ancianos que
ancianos empezaron a animarse igual que les habría ocurrido a los habían terminado ya su comida hablaban entre sí. Nadie miraba
abuelos chinos con el té de jazmín. Pero una anciana, de noventa siquiera al abuelo, pero éste sonreía benévolamente a los comen-
años por lo menos, pensó Lily inquieta, continuó desplomada sales de un modo distraído. ¿Hablaba con sus amigos en el
sobre su bastón. Lily le tocó suavemente en el hombro, cubierto hospital? ¿Los miraba a los ojos por lo menos?, se preguntó Lily,
por un chaL Todo aquello era muy raro. Empezó a pensar que los ancianos

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estaban allí por error. Quizá el autobús-ambulancia había llevado
a un grupo que no era. En la tienda Lily encontró al señor Constantinides, que estaba
-¿Conoce usted a estas personas, abuelo? allí por invitación de .l\tiui, probando los postres. Y efectivamente,
como ella había temido, los ancianos seguían tomando té, El
Una pregunta que a ella misma le sonó estúpida, pero era la
única manera de hacerla. abuelo había liado otro cigarrillo, Desgraciadamente, el humo
-Los conozco, claro, los conozco. hacía toser a las viejecitas. Las lágrimas rodaban alarmantemente
El abuelo continuó mirando fijamente a media distancia, pero por las mejillas de una de ellas, Lily arrancó el pitillo de la boca
del abuelo y, sin una palabra de disculpa, lo apagó en un cuenco
¿eran imaginaciones suyas o había notado un instante de vacila-
de natillas. Nadie iba a asfixiarse en su tienda. Lo que los viejos
ción antes de que respondiera? Como para despejar sus dudas, el
pulmones necesitaban ahora era aire, Por lo tanto, se sintió
anciano caballero que había hecho la grosera bendición de la
complacida cuando el abuelo, nada enfadado por la brusquedad
mesa se acercó al abuelo apoyado en su bastón y le estrechó la
con que le habían arrebatado el cigarrillo de su húmedo acomodo
mano con cordialidad, probablemente más para disculparse por
en el- labio inferior, propuso una excursión al jardín,
su anterior contravención de las leyes de la hospitalidad que para
-Háblales a los amigos diablos extranjeros para que oigan que
dar las gracias por una comida gratuita, El abuelo permitió que
ahora vamos a salir al jardín -le dijo a Mui-, Tengo algo que
su venosa y agarrotada mano fuera sacudida de este modo tan in-
sólito. enseñar a los ancianos que los pondrá contentos.
El abuelo salió ágilmente, sin coger, en su entusiasmo, un
-Ahora vienen los pastelitos de mermelada y las natillas -dijo
bastón, mientras Mui formaba a los ancianos (lo cual no era tarea
Lily, rescatanto al perplejo abuelo, Ella lo había probado un poco
y estaba muy bueno, fácil) para que salieran a tomar el aire. Tardó sus buenos tres
minutos, durante los cuales pudieron oír que el abuelo raspaba,
Mui le daba de comer a la anciana sentada al final del banco,
-No le hagas comer demasiado -le dijo Lily al pasar, golpeaba y clavaba unos cuantos clavos cortos con rápidos marti-
llazos, distintos del estruendo que hacía cuando clavaba los de
El dulce inmediatamente después de lo salado podía alterar el
equilibrio del organismo, perturbar la relación entre el yin y el quince centímetros. Lily le vio agacharse y escabullirse en el patio
por debajo de la ventana de la cocina,
yang. La anciana ya era bastante bigotuda, al contrario de lo que le
-¿Todos listos, Mui? Bien, ¡Abuelo, allá vamos!
ocurría a su marido, que sólo tenía una pelusa como la de un
-¡Esperad un momento! ¡Esperad un momento!
melocotón debido a la misma imprudente indulgencia, Idéntica
Lily y Mui intercambiaron una mirada de exasperado afecto.
causa, diferente efecto: otro principio básico de la vida. Sintién-
-¿Vale ya? Vamos a salir de todos modos,
dose bastante filosófica, Lily recogió los platos de la carne picada
El abuelo acababa de arrojar una lona sobre lo que tenía que
y se los llevó a la cocina, El marido había terminado de cortar
enseñar cuando lVIui hizo salir a sus huéspedes al patio. Contraria-
verduras y estaba cultivando su adorado jardín. En ese momento
mente a lo que Lily había supuesto, hubo murmullos de queja
regaba el mango del hijo. Cosa rara, porque hasta entonces se
entre los ancianos por verse obligados a salir al aire libre, sobre
había empeñado tontamente en dejar que aprendiera de sus
todo sin previo aviso, Lily iba en la retaguardia, guiando a dos o
propios errores por el método de tanteos en lugar de ensefíarle
con el ejemplo. tres ancianos descontentos que se apretaban los chales o las
chaquetas significativamente. Se mostró suave pero firme con
Dos ancianos caballeros entraron en la cocina y Lily les indicó
ellos,
dónde estaba el cuarto de baño. ¿Iba a ser esto un problema?
-Salgan al jardín, ancianos. Tienen que ver una cosa muy-bo-
Debía decirle a Mui que no les diera tanto té, Al marido no le
nita.
gustaría que lo hicieran sobre sus verduras.
. Iba sosteniendo a la anciana que cabeceaba y se sujetaba a un
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bastón, más o menos llevando en volandas su mínimo p Mui se abrió paso contra la marcha general en dirección a la
. . . eso,
m1entras la mu¡er echaba miradas de desconcierto y temor en puerta principal y empezó a regañar al abuelo. Éste la apartó a un
torno suyo con grandes y lacrimosos ojos azules de su raza y de su lado, aún con una gran sonrisa en la cara, y trató de capturar a
edad. otro pensionista fugitivo. Se encontró con el señor Constantini-
El abuelo cojeaba arriba y abajo, casi fuera de sí de gozo des, el cual, cuando el abuelo le mostró orgulloso las piezas en
delant~, de las tres hileras de personas que murmuraban. Lil; exposición, dijo algo que sonaba extraño pero apropiado, algo
apremio a los ancianos de los lados para que avanzaran y forma- como «Los parientes lejanos la ayudan». 1
ran un semicírculo desigual, una configuración más am.istosa e in- Atraído por el alboroto, el marido se acercó al fondo del
formaL jardín, se puso del color deJ vientre de una serpiente cuando vio
-Listos, abuelo -le dijo Lily. la obra del abuelo y la tapó apresuradamente con la lona.
El abuelo dio un paso adelante. Con un movimiento tan En la tienda reinaba el caos. El caballero que había bendecido
ampuloso como le permitió su artrítico hombro, retiró la lona. la mesa sacudió su bastón en dirección a Lily. Mui trató de
Lily parpadeó. Conocía la forma de lo que estaba mirando, pero calmarlos y fue por más té, pero antes de que pudiera servirlo
tardó un momento en asimilar y digerir su significado. Apoyados llegó el autobús-ambulancia, a las 4.30, tal y como estaba previs-
contra la pared en un ángulo de 45 grados había un ataúd con la to. A los visitantes les faltó tiempo para marcharse, demostrando
tapa en madera pulida pero sin barnizar. una sorprendente agilidad para subir los escalones del jardín.
Mui contuvo el aliento, Hubo tres segundos de silencio antes -Ha sido un funeral encantador -dijo la anciana de Lily,
de que los espectadores elevaran un creciente murmullo de repentinamente lúcida, cuando Mui le abrió la puerta del
enojada protesta. La anciana a quien Lily sostenía le tiró de la jardín.
manga. A pesar de los reproches de las chicas, el abuelo se negó a
-¿Qué pasa? ¿Qué pasa? -preguntó muy agitada, mostrando reconocer que hubiera sucedido nada desagradable y siguió traba-
al fin cierto interés en lo que ocurría a su alrededor. jando más que nunca en su obra de carpintería. Ahora había un
El abuelo, muy sonriente, sin tener siquiera en cuenta la ataúd y medio apoyado contra la pared, Hacía las tapas primero,
posibilidad de una reacción desfavorable, se retorció las nudosas les explicó con entusiasmo. Lo que necesitaba ahora eran asas de
manos de carpintero y metió la cabeza entre los hombros encor- latón y barniz. Los ataúdes chinos eran más redondos pero él
vados. Cogiendo al caballero que había bendecido la mesa, le sabía que a los diablos extranjeros los enterraban en ataúdes
~rr~stró hacia adelante. Primero le señaló a él y luego al ataúd rectangulares. De todos modos, se había asegurado de que la veta
1nd1cando que era lo suficientemente largo corno para acomodar de los paneles de los extremos fuera hacia arriba para que resistie-
su estatura de 'inglés y tratando de convencerle de que se metiera ra mejor la podredumbre.
dentro para probarlo. -Déjale que lo haga si así es feliz -suspiró Lily.
El caballero se apartó, golpeando la mano del abuelo. Retro- Los ruidos del martillo y la sierra continuaron. Y también las
cedió y chocó contra los de la última fila, que intentaban pasar visitas del abuelo al hospitaL
por la puerta de la cocina todos al mismo tiempo. -¿No le han dicho cosas, abuelo' ¿Le ban insultado?
-¡No sean tímidos! -gritó el abuelo-. No teman. Voy a hacer -¡Claro que no! ¿Por qué iban a hacerlo? Todos son amigos.
uno para cada uno. Nada caros. -Trató de agarrar a otro anciano
que se retiraba y éste le empujó-. Explícaselo, Mui.
1. «Far Kin aid henJ, que suena muy parecido a «Fucking Aida;J, exclama-
La anciana de Lily, que por fin había visto el ataúd, empezó a ción grosera equivalente a «Hay que joderse», que, sin duda, es la que usó el
cantar con su voz temblorosa «Morad conmigo». señor Constantinides. (N. de la T.)

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-¿Está usted seguro de que son los mismos que vinieron? jardín, guiada por el olor del montón de abono. Rodeó con las
-Hum. manos el mango de 11an Kee y tiró de éL No cedió. Dobló las
rodillas y tiró con la espalda además de con los brazos. Se produjo
un desgarro subterráneoJ el sonido de pequeñas raícesJ zarcillos y
Pero ahora tenía una preocupación más impo;tante. El hijo se delicadas fibras al romperse. Pero no cedía, Lily respiró hondo. Se
había desacreditado. Había sucedido durante la cena del viernes , enjugó un sudor frío de la frente, Luchó contra el arbolillo con
cuando Mui se hallaba ausente. Lily estaba sirviendo una comida todo su cuerpo. Se oyeron unos gemidos vegetales más intensos y
especial a base de salchicha china, pato lacado con semillas de el arbolillo empezó a salir de la tierra. Otro tirón largo y arrancó
anís, higaditos de pollo, pescado salado y verduras de su huerto. la planta con D:D solo y sonoro chasquido que pareció salir de su
J\ifan Kee tomaba su acostumbrado huevo frito con arroz y queso propio cuerpo, de modo que por un momento Lily se preguntó si
de soja. Ella se ocupaba de que comiera lo suficiente~ mimándole se había roto alguna vértebra. Le daba igual. La sangre latía en
exageradamente, cuando, más para poder felicitarle, para mimarle sus oídos; estaba jadeando; notó en la nariz un penetrante olor a
aún más, que para obtener una respuesta seria, le preguntó: almendras. Sí, era la planta. Olfateó las raíces y la tierra. El jugo,
-¿Qué quieres ser cuando seas mayor, hijo mío? la savia, debía manar de sus venas partidas. Arrojó la planta sobre
Ya estaba acariciándole la nuca donde el pelo se encontraba el montón de abono y volvió despacio por el jardín, la tierra
con el cuello de su pijama de toalla. grumosa bajo las suelas de sus zapatillas. Tuvo que sacudirlas una
-Quiero ser jardinero. contra otra una vez en la casa para quitar la tierra que se había
-¿Es eso lo que quieres ser, hijo? -le preguntó interesado metido dentro.
Chen, que estaba comiendo sin expresión, El marido tenía al hijo sobre las rodillas. El abuelo se había
Lily se puso furiosa. escondido debajo del mostrador. El padre de Man Kee le estaba
-¿Que quieres ser jardinero? ¿Un culi? ¿Es eso Jo que quieres cantando algo, probablemente inadecuado. Chen no hizo caso de
serJ niño estúpido? ¿Crees que te mando a un colegio especial Lily mientras ésta recogía los platos de la mesa en enojado
para eso? ¿Crees que trabajamos para eso? silencio. Ella no hizo entrechocar los platos de metal deliberada-
-Está bien, hijo -dijo Chen-. Puedes ser jardinero si eso te mente; sonaron anormalmente fuerte porque nadie hablaba. Des-
hace feliz. pués de meterlos en la pila, retiró al hijo de los brazos del marido
Lily le dio una palmada al hijo en lo alto de la cabeza. Unos y le acostó en la cama con actitud fría. Le remetió las mantas y
segundos después una gran lágrima rodaba por la mejilla de Man luego apretó unos labios duros contra su frente.
Kee. El desayuno fue más incómodo -por imposible que parecie-
-Eso está mal, Lily. Déjale que diga lo que piensa. ra- que la cena. A Man Kee y su padre les faltó el tiempo para
-Tiene que hacer lo que digan sus padres. escapar al jardín. Cuando Lily miró por la ventana de la cocina
-Hijo, tú quieres ser jardinero, ¿no es cierto? una hora más tarde para arreglar a Man Kee y llevarlo a su clase
Ivfan Kee asintió mientras otra gruesa lágrima rodaba por la de chino, habían desaparecido. Encendió la radio para animarse.
otra mejilla. Un poco más tarde entró el abuelo. Le sonrió -era su único
Lily salió de la habitación y se fue a la cocina con un ataque aliado- y se sorprendió de lo rígidos que estaban los músculos de
de cólera. ¡Que el marido le apoyara en su desobediencia y sus mejillas.
obstinación! lviiró hacia el jardín oscuro con los ojos neblinosos y -¿Un poco de ópera, abuelo? Eso nos alegraría.
un nudo en la garganta. Cuando las amargas lágrimas empezaron El abuelo no respondió a su saludo. Sus viejos ojos miraban
a derramarse abrió la puerta de atrás y caminó hacia el fondo del desconcertados.

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-Mi ataúd, mi precioso ataúd. ¿Dónde se lo han llevado? -¡Qué pena, hijo! -exclamó Lily-. Podías haberlo plantado
Sin que nadie se lo dijera, Lily supo quién se lo había llevado otra vez.
(se Jos había llevado, para ser exactos, pues se trataba de un ataúd Man Kee no respondió a esta insinuación.
y dos tapas). El marido y el hijo, por lo visto, hablan dado la -¿Son éstos tus amigos indios?
vuelta a la casa para sallr a la calle, probablemente más porque el Trató de cogerle la mano, pero le agarró por el brazo, Man
ataúd y las tapas no cabían por las puertas que para evitar a Lily Kee continuó corriendo sin moverse del sitio, lanzando los enoja-
(eso esperaba). dos gemidos que generalmente provocaba una toallita maloliente
-¿Ha visto en qué dirección se iban, abuelo? que le frotaba la cara, Lily le soltó. Chen acabó de romper la larga
-A la derecha. No, no. A la izquierda, creo. No. Ya recuerdo, caja y arrojó a las llamas un lado entero y luego el fondo, La
a la derecha, nuera, madera, la seca y la jugosa, empezó a crujir y estallar como una
Lily corrió por la calle. A medio camino tropezó y se despelle- sucesión de cohetes. Saltaron grandes chispas.
jó una palma. Iba en zapatillas de casa, Pero era demasiado tarde -Apártate un poco, hijo. Dile a tus amigos que tengan cuidado.
para volver. Continuó andando casi sin levantar los pies del Uno podía quedarse ciego. Qué terrible no poder ver las cosas
suelo. El marido debía ir terriblemente cargado, Y a los habría durante el resto de la vida; más terrible aún quedarse ciego desde
alcanzado si llevara sus zapatillas deportivas negras. No había ni la infancia.
rastro de ellos en la carretera principal. ¿Dónde se habrían ido? Man Kee fue a atizar el fuego con un palo, pero su padre le
Decidió volver a buscar la furgoneta, No podían haberse ido a detuvo. El niño se marchó a romper botellas contra una pared
Londres ni a las tiendas, ¿Quizá a la escuela? Llegó hasta la con sus compañeros de juego, Lily le miró, sintiéndose desdicha-
rotonda y volvió, pero no había el menor indicio de ellos. Cruzó da, Chen retiró un pedazo grande de madera de encima del fuego
la carretera y a los pocos minutos pasaba por calles desiertas y para permitir que circulara más aire, Las llamas silbaron.
ante casas vacías con planchas de metal en las ventanas. Al -¿Nos vamos todos a casa en el coche? -preguntó Lily.
principio condujo sin rumbo, luego decidió recorrer las manzanas Chen negó con la cabeza.
en todas direcciones. -Puedo esperar a que el fuego se apague, marido.
Llegó a un gran solar cuadrado. Por alguna razón le resultó -No temas, Lily. Yo puedo llevar al hijo a casa solo,
conocido. Había edificios en dos lados, flanqueados por enormes -Está bien -dijo Lily dudosa,
puntales; era el lugar donde habían estado en su primera visita de Caminó despacio sobre las cenizas y, casi al lado de la furgo-
reconocimiento. Ahora, como entonces, una hoguera ardía en el neta, lanzó un agudo grito de dolor. Cojeando, sobre una sola
centro, pero esta vez no había nubes de humo grasiento. Una pierna, llegó hasta el coche, se sentó en el estribo y descubrió que
figura más alta, rodeada de otras más pequefías, arrojaba combus- su zapatilla izquierda estaba empapada de sangre. Un pedazo de
tible al fuego. Lily aparcó la furgoneta y cruzó el espacio vacío, El cristal verde mellado le había perforado la delgada suela y aún
viento silvaba en sus oídos. La ceniza blanca amortiguaba sus seguía clavado en ella. No se había cortado simplemente en un
pasos ligeros, de modo que era como si anduviese por una lugar accesible de la planta del pie, ni siquiera entre los dedos,
pradera solitaria. sino debajo, donde los dedos se curvan. Volvió a casa conducien-
El marido estaba haciendo leña de la segunda tapa del ataúd. do en segunda para no agravar el estado del pie, en el que ya no
El hijo, ayudado por otros cuatro niños (color café), echaba sentía un dolor intenso sino sordo. El abuelo, que en el fondo de
madera a un fuego ya muy vivo. Corría alrededor de las llamas sin su corazón sabía la suerte que habían corrido sus ataúdes, le dio
levantar la vista. En el corazón de la hoguera se veían hojas tabaco para que se pusiera una cataplasma en la herida después de
arrugándose en una rama negra. haber metido el pie debajo del grifo del agua fría.

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-Ahora los dos estamos cojos -dijo, sonriendo valientemen- TREINTA Y CINCO
te a través de unas lágrimas que nada tenían que ver con el dolor
del pie,
Cuando el hijo y el marido volvieron les ocultó su herida,

Durante algún tiempo la relación entre ellos fue difícil. Lily


era toda buena voluntad; se sentía bastante culpable aunque no
sabía con certeza por qué. EJ marido, Mui y Man Kee parecían
formar parte de una conspiración contra ella, una conjura fami-
liar, ¿Era sólo que su imaginación se estaba apoderando de ella en
este lugar aislado? Quizá se había vuelto un poco loca. Porque no
había ningún intercambio entre ella y otras personas, aunque Mui Estaca Roja entró en la planta baja del restaurante balanceán-
tuviera a sus camioneros y el abuelo al señor Constantinides. dose sobre sus muletas. Gracias a la inmensa fuerza que poseía en
Una tarde, cuando el marido se sentó por casualidad en la silla los brazos y en la parte superior del cuerpo se movía con facilidad
de Lily, ésta se encontró sola en su lado de la mesa, con los otros y destreza, pero debido a la vieja mutilación de su mano derecha
muy juntos frente a ella, Se sobresaltó por la forma en que esta estaba ligeramente ladeado en su equilibrio. Rechazó las ofertas
disposición reflejaba la fisura de sentimientos en la familia. Su de ayuda, Se dejó caer en su silla y apoyó las muletas contra el
mirada asustada rebotó en Mui. Nadie más parecía haberse dado biombo, a su alcance.
cuenta, así que no podía haber sido intencionado. Y sin embargo, -Espero que se sienta algo mejor, Hermano lvíayor -dijo
cuando el marido cogió un pedazo de bambú y lo puso en el Abanico de Papel Blanco,
cuenco del hijo, ella deseó encontrar un lugar solitario donde Estaca Roja no le miró. Los otros oficiales se removieron
esconderse para no volver a salir nunca. inquietos en sus asientos, pero Hermano Nocturno sonrió.
Diez días después de esto el marido se fue, -¿Quiere que compruebe que no hay serpientes con los dra-
No se llevó nada consigo: ni la maleta de la Gran Muralla, ni gones? -le dijo a Estaca Roja,
ropas, ni dinero de la caja registradora o de la lata. -No hay extraños aquí. Empecemos -contestó Estaca Roja.
Abanico de Papel Blanco resumió las cuentas, Especificó
mucho más detalladamente que de costumbre, Hablaba con rapi-
dez y pronto consiguió que todos menos Sandalia de Hierba se
perdieran en las complejidades de sus cálculos, Estaca Roja tenía
los ojos cerrados; de vez en cuando los abría para mirar las caras
de los reunidos, Abanico de Papel Blanco apretaba los botones de
una delgada calculadora a pilas con la punta de su bolígrafo
Parker para calcular los porcentajes de los préstamos a interés (un
nuevo renglón de negocios). Demostró que estas sumas pronto les
proporcionarían más beneficios que la extorsión a los restauran-
tes. Bebió un sorbito de té y continuó durante diez minutos.
Finalmente se quedó callado,

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-¿Ha terminado? -preguntó Estaca Roja. Puede ser sustituido. Esto es aplicable a un 1viaestro del Incienso,
Abanico de Papel Blanco no respondió. no digamos a un oficial del grado 426.
- Entonces, con la aprobación del Hermano Segundo, por -De modo que así están las cosas, ¿no? -Estaca Roja, súbita-
supuesto, permitan plantear el asunto importante. ¿O no vamos a mente tranquilo en apariencia, sonrió, mostrando piezas de me-
hablar del asunto importante? El ataque del que he sido víctima tal-. En ese caso será mejor que conte1nos cuántos cobardes
no es ningún secreto. Ahora hay una guerra abierta entre nosotros tenemos aquí.
y la 14-I<, incluyendo el uso de armas de fuego. Es una guerra a -Aquí no hay traidores -dijo Abanico de Papel Blanco-. Sólo
muerte, en la que sobrevivirá el más fuerte. Debemos ganar 0 verdaderos patriotas gue tienen en el corazón los intereses de la
estaremos acabados. familia Hung.
-Yo no lo interpreto así -replicó Abanico de Papel Blanco. -Ya ent'iendo. Y usted, supongo, es quien decide exactamente
Estaca Roja pareció incapaz de creer lo que había oído. La cuáles son los «intereses)> de la familia I-Iung.
sangre abandonó su cara, la cual adquirió una palidez que nor- -Los intereses de la familia Hung no deben verse envueltos
malmente sólo se producía antes de la lucha. en una guerra sin sentido; una guerra que podría destruirnos a
Hermano Nocturno continuó sonriendo sin dirigirse a nadie todos a causa de la locura de un individuo. Ése es un camino que
en particular. lleva al suicidio. Es demencia.
-Tal y como yo lo entendí en un principio -dijo Abanico de -Hay muchos caminos que llevan al suicidio, amigo mío.
Papel Blanco-, ése fue un acto de castigo estrictamente calculado. -¿Me está amenazando? ¿Cree que la fuerza física me inti-
Un análisis confirmado por el comunicado que me entregó un mida?
432 de la 14-K. El ataque iba exclusivamente dirigido a un Estaca Roja hizo ademán de levantarse, se aferró al borde de
individuo, usted, la mesa y volvió a caer en su silla.
Con las primeras palabras de Estaca Roja una rociada de saliva -Para decirlo sin rodeos -dijo Abanico de Papel Blanco-, ¿de
salpicó la mesa. qué sirve un luchador lisiado? Amigo mío, ya no tiene la capaci-
-¿De modo que así es como lo «analizó»? Usted «analiza» las dad de manejar las situaciones que usted mismo crea. Situaciones
situaciones, ¿no?, en lugar de actuar para modificarlas. Yo no que son absolutamente innecesarias. Su único propósito era con-
sabía nada de ese «comunicado» entre usted y los agentes de la firmar su posición y utilidad como jefe.
14-K que ahora menciona repentinamente. Amigo, esto me suena -El Hermano Mayor merece nuestro respeto -dijo Sandalia
a traición. Ha negociado con el enemigo a puerta cerrada. de Hierba-. La familia Hung le debe mucho. Habla con demasia-
-No se hizo a puerta cerrada. -Abanico de Papel Blanco da dureza, Hermano Segundo. Deberíamos pagarle esta deuda.
estaba tranquilo-. Usted se encontraba gravemente herido. Du- Antes de que abandone el país para ocupar cargos más altos,
rante algún tiempo permaneció inconsciente o fuera de si. Ade- debemos bonrarle.
más, estaba en un hospital, un lugar donde nos era imposible Estaca Roja tardó un momento en digerir el significado de sus
comunicarnos con usted sin poner en peligro toda nuestra cadena comentarios.
de mando. Incluso ahora corremos riesgos. -¿Qué ha dicho? ¿Qué pasa aquí?
-No hay diferencia entre un ataque contra mí y un ataque a la Sandalia de Hierba bajó las pestañas sobre sus ojos redon-
sociedad. Es la misma cosa -dijo Estaca Roja. deados.
-Permítame que disienta. La familia Hung es más grande que -Tememos que los bandidos autorizados deseen expulsarle
ningún individuo, por muy alta que sea la graduación de éste. El del país, Hermano Mayor. Ésa es nuestra mayor preocupación.
individuo no tiene importancia en sí mismo, sólo en su función. -No ha cometido ningún delito, por supuesto -dijo Abanico

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de Papel Blanco-, No pueden atribuirle nada que sea ilegaL Pero tiempos, la familia Hung era todopoderosa. En Singapur nueve
pueden deportarle sin ninguna razón. Le informo ahora de esta de cada diez chinos pertenecían a nuestra asociación. En Hong
desafortunada realidad. Kong por lo menos la mitad. Esto ocurría cuando aún goberna-
Estaca Roja no dijo nada, ban los Ching a principios de este siglo, Ahora que nuestra
-Es una verdadera lástima que no pudiéramos organizar las influencia es ligeramente menor, las acciones de la familia Hung
cosas para que el Hermano Mayor fuese tratado más discretamen- deben cambiar para adaptarse a los tiempos, Aquí, donde las
te -di¡o Sandalia de Hierba. cosas son diferentes incluso respecto del Hong Kong, el Taiwan o
-La vida del Hermano Mayor era mi prioridad -dijo Herma- el Singapur de los tiempos modernos, los planes de ia familia
no Nocturno rápidamente-. Podía haberse desangrado si yo no Hung deben cambiar aún más. Ésta es la razón de que los
hubiera conseguido ayuda in1nediatamente, Tenía unos dolores recientes incidentes sólo puedan minar nuestra posición. La fami-
terribles, lia Hung es un gran árbol con muchas ramas, pero obtiene su
-Tiene que ser posible llegar a un pacto, Recuerdo unas alimento de la tierra que hay debajo. Esta tierra es nuestra
circunstancias similares que se le plantearon anteriormente a un comunidad. Es una buena tierrai apta para que Hung florezca,
432 -dijo Estaca Roja dirigiéndose a Sandalia de Hierba, con un Pero si echas veneno en ella, ya no puede sostenernos. La
tono distinto. tolerancia no puede darse por supuesta indefinidamente. Depen-
Ella negó con la cabeza y le miró directamente a los ojos, demos del silencio y la paz. Usted casi ha destruido ese silencio y
-No es posible, creo, Hermano Mayor. La esposa no tiene esa paz,
derecho a garantizarle automáticamente a su marido el permiso Hubo murmullos alrededor de la mesa.
de residencia, Aquí la mujer no es igual a los hombres como en la -Habla con inteligencia. ¿Son sus actos tan inteligentes como
familia Hung -bromeó- y el suyo es un asunto delicado, Es sus palabras? -inquirió Estaca Roja.
mucho más grave que el asunto del 432, -Tendría que ser un genio para deshacer el daño que usted ha
-Está usted marcado y los bandidos no le perderán de vista, provocado -respondió Abanico de Papel Blanco,
Esto pone en peligro toda nuestra operación -dijo Abanico de -¿Cómo puede uno defenderse de un ataque? ¿Quién pue-
Papel Blanco-. Al reunirnos, incluso con todas las precauciones de prever este tipo de cosas? Usted conoce a la 14-K tan bien
que hemos tomado, estamos corriendo un riesgo inaceptable. como yo.
¿Cómo podría continuar mandando cuando se encuentra bajo -Tenemos un luchador formidable en uno de nuestros oficia-
vigilancia? Si le dejan quedarse será únicamente para cogernos a les 432 -dijo Abanico de Papel Blanco-, Acaba de cumplir el
todos con más facilidad, -Hizo una pausa y luego dijo con plazo exigido para obtener ese grado, por cierto.
verdadera cólera-: Este asunto incluso ha salido en los perió- Plancha de Hierro se negó a mirar a Estaca Roja.
dicos, -Por supuesto, no hay ascenso como tal entre los grados de
Estaca Roja descubrió que nadie le miraba. las subdivisiones -dijo Abanico de Papel Blanco-, Los 415, 432 y
-El acoso de los bandidos no era un problema hasta hace muy 426 no son en esencia superiores o inferiores entre sí. Los
pocos años, Ahora está empezando a serlo, Y usted tiene la culpa Sandalias de Hierba, Estacas Rojas, Abanicos de Papel Blanco son
en parte. Y o también, por negligencia. Los chinos de aquí no nos todos elegibles para el puesto de jefe o subjefe, No hay ninguna
traicionarán. Formamos parte de su herencia. Y a se dijo: los razón para que la jefatura de la sociedad esté monopolizada por el
funcionarios tienen la ley, el pueblo tiene las sociedades secretas, luchador, en lugar del planificador o el agente,
Y está bien que la gente nos tema porque el respeto siempre se - Imbéciles, ¿cómo pueden pensar que el cuartel general Wo
funda en el miedo, Esta tolerancia es algo delicado, En otros les permitirá hacer una cosa así? -dijo Estaca Roja.

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-Ya lo han aceptado. Es un hecho consumado -contestó Sandalia de Hierba y Abanico de Papel Blanco se miraron por
Abanico de Papel Blanco,
un instante.
Estaca Roja miró con dureza a Sandalia de Hierba, la cual, lo -La esposa de este hombre tiene antecedentes interesantes
mismo que Plancha de Hierro, no le devolvió la mirada. -informó Hermano Nocturno-. Nombre de soltera, Tang, Su
-A decir verdad, nos habríamos separado de todas formas padre era Tang Cheung Ching
-dijo Abanico de Papel Blanco-, Las sociedades nuevas surgen Esto no significaba nada para los otros. Plancha de Hierro
y desaparecen. No hay nada de excepcional en ello, Lo único que pareció momentáneamente interesado< Estaca Roja preguntó:
el cuartel general Wo desea salvaguardar son sus cuotas y sus -¿Tang Cheung Ching de Kwangsi?
giros.
Hermano Nocturno asintió. Estaca Roja se quedó callado
-Lo que están haciendo significa que mañana tendrán que durante largo rato. Abanico de Papel Blanco rompió este si-
enfrentarse con un enemigo más fuerte. Los únicos beneficiarios lencio,
de todo esto son los de la 14-K -protestó Estaca Roja, -El 49 recibirá un castigo adecuado. Podemos utilizarle. La
-Creo que no, amigo mío -contestó Abanico de Papel Blan- 14-K quiere venganza por uno de sus oficiales asesinado en
co-. Yo diría que sus errores no se limitan a la esfera militar. El Twickenham, Aunque este 49 no formaba parte del grupo atacan-
vendedor al que ordenó eliminar era inocente del fraude y había te aquella noche, puede sustituir a uno de ellos, Sus protestas y
sido presentado como culpable por el 49 que le supervisaba, El 49 negativas serán de esperar.
que ingresó en su iniciación masiva. Este sinvergüenza también -Esta ocasión debería ser una celebración -dijo Sandalia de
había estado chantajeando al vendedor, el cual nunca había Hierba-, Vamos a concederle al Hermano Mayor el prefijo de la
llegado a vender un solo frasco de la Número Tres, Doble Flor, Adquiere el grado 438, Brindemos por ello, Yum
-¿Ha sido eliminado ya ese hombre? -preguntó Estaca sing!
Roja,
Hubo un coro desigual de brindis,
-Sí. Es demasiado tarde para hacer nada. Los muertos no Sandalia de Hierba sacó el símbolo de oro de la Doble Flor,
pueden volver a la vida. Su precipitada acción es la única culpa- Estaca Roja siguió mirando a la mesa con los pufios apretados. Ni
ble. El daño que esto podría hacernos si el rumor se extendiera es levantó su copa ni dio las gracias. Parecía estar pensando en algo
incalculable. Es preferible tener diez muertos en un enfrenta- completamente distinto de él mismo.
miento con la 14-K a esto.
-¿Quién le eliminó?
Hermano Nocturno miró a Estaca Roja a los ojos. -Se ha marchado más fácilmente de lo que yo esperaba,
-¿Cómo?
Mucho más fácilmente -comentó Ricky Lam-. Creí que tenía un
Hermano Nocturno sabía lo que Estaca Roja quería decir. corazón más duro.
-No sufrió miedo ni dolor. No se enteró. Si se enteró era más -Es un hombre duro. Por eso pudo renunciar al control da-
valiente de lo que un tendero está obligado a ser. das las circunstancias -dijo J\!Iao Sung, que casi parecía lamen-
-Ese tipo de hombre sabe morir. Mi experiencia me dice que tarlo.
es así -afirmó Estaca Roja. Luego se quedó callado un momen- -¿Creen que puede traicionarnos? -preguntó Miranda Lai-,
to-, El 49 debe ser castigado de la misma manera, Su comporta- ¿Ir a los bandidos? ¿Dar información si le interrogan? Puede que
miento ha sido de absoluta desconsideración y desprecio a la quiera hacer un trato para evitar la deportación.
sociedad. El asunto del hombre inocente es lamentable. Lo reco- Mao Sung fingió escandalizarse, _
nozco.
-Por supuesto que no. Ésa es una insinuación muy extrana.
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365
Demuestra un escaso conocimiento del hombre y de la naturaleza -Es preciso que nos replanteemos nuestra organización y
de la sociedad, nuestras operaciones en este país. Sencillamente no es posible
Miranda Lai se disculpó, trabajar aquí del mismo modo que en Hong I<.ong o Singapur.
-Sus debilidades eran del viejo estilo -dijo Mao Sung-, No Aquí, un elevado número de miembros no puede considerarse
sabía adaptarse. Todas esas bravatas y amenazas ... No se debe - equivalente a fuerza, En cualquier caso, ese número de miembros
amenazar nunca a un rival, sino eliminarlo silenciosamente y sin no puede mantenerse. Hay que afrontar la verdad: no podemos
aviso. Pero también sus puntos fuertes eran del viejo estilo. Un ofrecer a los miembros pasivos la clase de beneficios que obten-
hombre así nunca revelaría nuestros secretos a los desconocidos. drían en Hong I<ong. Además, tampoco necesitan esos servicios.
Sería impensable. Antes soportaría la cárcel, incluso la tortura. Deberíamos ser un pequeño cuadro de miembros activos, aparta-
Perrnitame que la corrija a ese respecto. No tengo ninguna dos de la comunidad en lugar de integrados en ella. Deberíamos
simpatía por ese hombre, pero hasta yo veo que es así. tener un pequefio número de negocios lucrativos, las drogas, el
-Insistió mucho en que la viuda y la familia del hombre al juego, la extorsión, y deberíamos llevarlos nosotros mismos, no
que yo eliminé recibieran una reparación -dijo Ricky Lam-. contratar a extrafios, sea cual sea el riesgo que corran los 49.
Comunidad de sentimientos entre luchadores, supongo. Debía de -Hay mucho de cierto en lo que dice -afirmó Mao Sung
ser una forma de vida para ellos en los viejos tiempos. despacio-. Pero no estoy de acuerdo en todo. Ciertamente, debe-
-Como acabo de decir, era un oficial muy del viejo estilo. Se ríamos mandarle una pequeña cantidad mensual a la viuda del
tomaba los juramentos muy en serio ... , como hay que tomárselos hombre, La cuantía no es importante, la regularidad sL Podemos
-dijo Mao Sung, hacerlo desde Bélgica u Holanda, No será difícil, pero ¿podría
Lai y Lam intercambiaron miradas. Para ellos los juramentos encargarse usted de ello a través de sus contactos? Los míos, me
y el resto del absurdo ritual no eran más que oropeles afíadidos al temo, simpatizan en su mayoría con nuestro antiguo jefe.
verdadero propósito de sus actividades. Sabían que, en realidad, Miranda Lai hizo una anotación en su agenda fileteada,
Abanico de Papel Blanco tenía más en común con Estaca Roja -Ahora pasemos a los asuntos importantes. Es necesario
que con ellos mismos, Eso podía ser un problema en el futuro, elegir a los oficiales el día cuatro del próximo mes lunar. El
-La cuestión del dinero para la viuda me parece una tontería puesto de 426 es evidente, claro está; ninguno de nosotros reúne
sentimental -observó Miranda Lai-. Yo no toleraría semejante los requisitos para ocuparlo; ninguno de nosotros lo desea. La
despilfarro. No obstante, se me ocurre que podría ser oportuno propongo a usted, Miranda, como subjefa; y a usted, Ricky, como
dar el visto bueno, aunque no por las ridículas razones aducidas. jek
En vista de la reciente publicidad dada a la lucha, una desapari- Miranda Lai se sonrojó y se rió del modo más atractivo.
ción como ésta podría despertar un interés no deseado. Y algo -No debería bromear con esas cosas, Hermano Mayor. Por
mucho más grave: sería desastroso si por casualidad las circuns- descontado, usted debe ser el jefe; por descontado, Ah Ricky debe
tanc~as ~e su muerte fueran conocidas por otros chinos. No soy ser el subjefe,
part1dar1a de correr el menor riesgo. Ese dinero es un bajo precio Mao Sung agitó la mano modestamente,
a cambio de mantener el asunto en secreto, Personalmente, no -Está bien, Si es eso lo que desean, Hay que mandar regalos
puedo concebir la estupidez de obligar a un extraño a realizar el en forma de comida y bebida y también dinero a los jefes de la
trabajo. ¡Ya no vivimos en el siglo diecinueve! 14-K como parte de la ceremonia de ascenso, Yo puedo ocupar-
La sonrisa de Ricky Lam se volvió un poco forzada. me de eso. Y a he acordado con ellos dividirnos el barrio chino a
Miranda Lai habló con una mordacidad que no era nueva en medias con fines de recaudación. El lado norte será suyo; el lado
ella pero que solía disimular. sur nuestro.

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-Recomiendo que también les ofrezcamos un banquete a TREINTA Y SEIS
nuestros miembros, incluyendo a los más recientes 49 -añ.a-
dió Ricky Lam-. Deben saber que apreciamos y reconocemos su
lealtad.
-Completamente de acuerdo. Es usted sagaz, de más está de-
cirlo,
Comenzaron la agradable tarea de iniciar sus nuevos prepara-
tivos.

Al principio Lily estaba muy apenada. ¿Dónde se había ido el


bueno, amable y responsable marido? Era algo completamente
atípico en éL Irse sin avisar, desaparecer de esa manera; incluso
ahora apenas podía creerlo. Se negaba a creerlo. Esta increduli-
dad era su arma contra e} dolor. Era como si por un esfuerzo de la
voluntad pudiera alterar lo que ya había sucedido. Empezó a
sentirse mejor; cantaba mientras limpiaba el polvo; sacudía garbo-
samente con su trapo en los rincones altos; le daba una amistosa
pasada al vientre del dios. La bombilla acababa de fundirse -no
había queja, casi tres años era mucho tiempo-, pero no tenía a
mano un repuesto del tamaño adecuado. Servía a los clientes
alegremente, estaba a punto de llamar al marido por e} ventanuco
para pedirle más brotes de soja. Y entonces sus ojos se nublaban y
tenía que agachar Ja cabeza apresuradamente. Se sonaba Ja nariz
de un modo yang con un pañuelo ya empapado, sacudía la cabeza
y trataba de reírse.
Las noches, naturalmente, eran terribles. Ninguna forma tran-
quilizadora yacía a su lado en silencioso compañerismo. El mari-
do no había sido nunca el más animado de los compañeros (ni de
día ni de noche), pero ella sabia que le había amado por la
extraña y callada tenacidad de su, su ... Lily buscaba la palabra que
resumiera la esencia de todas las cualidades del marido, su identi-
dad, y no podía encontrarla por mucho que la buscara. Era fácil
pensar en imágenes, imágenes de él haciendo cosas: trabajando en
el jardín hora tras hora; bregando en la cocina; mirando las
cuentas con cara inexpresiva, vacía de toda comprensión; obstina-

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damente incapaz de aprender a conducir un automóvil. Le dijo a
Mui:
-El marido es ... , es.,., es.,, Un tiempo antes, la primera noche de su ausencia, no sintió la
-Impasible -dijo Mui-, Es impasible, menor preocupación por la tardanza del marido. Después de
-¿Eh? todo no era como si se hubiese marchado el hijo, que podía
1

Ahora que el marido no se hallaba a su lado, a Lily le perderse o ser raptado por algún hombre malvado, Chen podía
resultaba difícil dormir. Era extraño, debería haber estado más haberse encontrado con antiguos compañeros; tal vez le habían
cómoda. Antes a menudo le daba patadas mientras dormía. Ahora robado el dinero del autobús; podía fácilmente haberse emborra-
extendía un brazo y encontraba un espacio vacío 1 y ese vacío la chado, ya que su tolerancia al alcohol era notablemente baja (ella
despertaba. También oía a Mui dar vueltas en la cama, algo que recordaba aquel Año Nuevo), Era un hombre adulto y sabía cui-
nunca había notado, ni siquiera a través de las delgadas paredes darse.
de su piso de protección oficial. Niuchas veces, al despertar por la A las cinco de la tarde siguiente su irritación por haber tenido
mañana, se encontraba ocupando el lado de la cama que había que hacer un montón de trabajo extra a }a hora del almuer~o se
sido del marido con los brazos y las rodillas alrededor de la había convertido en una ligera ansiedad, Esta aumentó a un ritmo
almohada en un furioso abrazo, compuesto, de modo que a las seis estaba inquieta, a las seis y
Los pequeños detalles podían ser penosos, Arreglando su media profundamente preocupada, a las siete angustiada y a las
despensa, volcó un tarro que estaba al fondo y se derramaron las ocho frenética a causa del miedo. No podía interesarse en absolu-
diminutas judías rojas que tanto le gustaban al 1narido cocidas con to en el trabajo. Tiraba las cajas a los clientes, cobraba menos de
azúcar, Cogió un puñado y las dejó resbalar por entre sus dedos lo que debía y -pensó Mui- probablemente dejaba que algunos
una a una, como si fueran los días de la vida que había comparti- se marcharan sin pagar, Lily había perdido por completo la sere-
do con el marido, hasta que no quedó ninguna y ella se m.iró la nidad,
palma vacía, aún delgada y bien formada pero ahora muy áspera a -Deja que lo haga yo, hermana menor -dijo Mui amablemen-
causa del trabajo. Miró las judías de nuevo; eran rojas como la te-. Tú siéntate y tómate un té caliente.
sangre, como las amargas lágrimas de sangre que ella podría Lily permitió que se la llevara de allt El abuelo también hizo
verter, pensó, Ya había registrado los bolsillos de la ropa que él lo que pudo por animarla,
había dejado en busca de pistas que explicaran su misteriosa -No temas, nuera -la tranquilizó-. Volverá pronto. No te
desaparición. Pero no había nada significativo; un paquete de preocupes.
semillas Fison -reconoció el dibujo del brécol inglés-, su llave de Lily iba a meter al hijo en la cama mientras Mui trabajaba
la puerta principal, un paquete de caramelos de fruta que había abajo, pero ésta se opuso.
comprado para el hijo que amaba, una caja de cerillas, un cajetilla -Yo lo hago Lily, yo lo hago,
medio vacía del tabaco que ella había lamentado verle fumar de -Pero, Mui, tú ya estás trabajando demasiado sin ayuda.
nuevo, Metió estos objetos en un sobre de papel manila sobre el -No importa, No harías más que disgustarle, Lily, No tienes
cual escribió a lápiz en inglés: Cosas del marido. Si fuera un sobre el estado de ánimo adecuado,
más grande podría meterme dentro y sellarme, pensó, En lugar Así que Lily se quedó en la cocina y oyó losº crujidos por
de eso -eran las cinco de la tarde- se metió en la cama, se sentó encima de su cabeza mientras Mui acostaba al hijo y luego le
con las piernas cruzadas, se subió la sábana blanca hasta taparse la buscaba un tebeo para leer, A las diez Lily ya no podía soportarlo
cabeza y lloró un rato, ya que éste era el único lugar donde no más, Haciendo caso omiso de los ruegos de Mui y del abuelo,
tenía que ser valiente por el bien de nadie. subió a la furgoneta y se fue a la ciudad,

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-Por favor, Lily. No te precipites. ¿Y si el cuñado viene cuan- ruedas de un taxi. Apenas oyó los gritos del conductor. Al otro
do tú estás fuera? ¿Y si tienes un accidente? -Temía que la capa- lado las calles eran más estrechas, más oscuras y más pobres,
cidad de concentración de Lily estuviera afectada-. Es tan inne- aunque había más gente en ellas. Hombres de aspecto extraño y
cesario ... ¿Qué puedes hacer tú? furtivo, con gabardinas de un tipo ya conocido para ellai miraban
Pero no pudieron impedírselo. Le pareció que no había los escaparates de tiendas angostas, la entrada a las cuales estaba
transcurrido apenas tiempo cuando se encontró en el centro de la tapada de la misma manera que las escaleras de su casa. En un
ciudad. No había conducido temerariamente, sólo sin pensar. callejón había una mujer en un portal completamente oscuro
Unos bocinazos airados y por dos veces el chirrido de unos salvo por la lucecita del timbre. A continuación cruzó una arcada
neumáticos le indicaron que se había saltado los semáforos en de cuyos sótanos salía música, En una puerta había un recortable
rojo. ¿Qué importaba? Dejó la furgoneta a medias sobre la acera a de tamaño natural de una chica apenas vestida, su vientre no tan
medias sobre la calzada, torcida. Estaba aproximadamente a 0-:e- plano como el ·de Lily. Su curiosidad se mantenía aún viva y lanzó
dio kilómetro al norte de la Calle China, que, como siempre, se miradas de soslayo: hombres sentados ante mostradores cubiertos
hallaba bloqueada por una miríada de coches que desbordaban las de terciopelo rojo, una mujer (totalmente vestida, muy empolva-
calles vecinas. Recorrió las calles oscuras y vacías, pasó por da) en uno de ellos.
delante de un hospital y de unos grandes almacenes. Éstas eran La mirada de un hombre se cruzó con la suya y le oyó
calles a~chas e importantes. Le hablaban de una riqueza y una gritar:
elegancia que sabía que nunca tendría. En los escaparates ilumi- -¡Aquí todo el mundo es bienvenido! No seas tímida.
nados había no sólo objetos de cristal o muebles exhibidos aislada- Por fin estaba llegando al barrio chino. Atravesó otra calle
mente, sino habitaciones enteras. En uno, un comedor de caoba ancha y bien iluminada y entró en la Calle China.
la mesa puesta con platos de porcelana, cubiertos de plata maciza: ¿Dónde podía empezar a buscar al marido?
copas finas y un mantel bordado. Sólo faltaban los invitados. En No estaba acostumbrada a luces tan intensas, a tanta gente
el siguiente escaparate, una habitación infantil lujosamente deco- -occidentales también- arremolinándose y empujándola cuando
rada (no sólo una cama y un colchón del tamaño oportuno -eso se paraba para tratar de pensar. Bajó el bordillo de la acera, pisó
se daba por supuesto-, sino un papel amarillo con patos rojos, algo resbaladizo, un tomate reventado, y de inmediato volvió a
una manta escocesa, un grueso edredón y una peluda alfombra subir a la abarrotada acera. Quizá debía buscar al marido en su
blanca para que los piececitos se la encontraran en una mafiana antiguo lugar de trabajo. Si no estaba allí, tal vez sus antiguos
invernal). En otro había una cocina. Se veía que era una cocina compañeros le hicieran alguna sugerencia. Mientras avanzaba en
por las arandelas de acero y la puerta de cristal del horno dirección sur empezó a cojear. El corte en la parte inferior de los
empotrado en los azulejos. Pero esa enorme y reluciente habita- dedos del pie casi había cicatrizado, pero debido a la rápida
ción era un palacio comparada con cualquiera de los cuartos que caminata con sus duras zapatillas deportivas se le había rozado y el
ellos tenían. Qué estrecha, qué mezquina era la vida que lleva- sudor salado le provocaba escozor. Lily decidió hacerse daño y
ban. La luz del escaparate funcionaba mal, parpadeando, y según apoyó todo el peso sobre el pie sensible. Gozó del dolor. Pasó por
se. encendía y se apagaba con un amenazador zumbido Lily veía delante de un sitio donde había fotos de hombres envueltos en
primero su propio reflejo, luego la deslumbrante cocina y de toallas a los cuales unas chicas con pantalones cortos rojos estaban
nuevo su propia imagen oscura. Había una expresión de amargura masajeando (incorrectamente). Ni rastro del restaurante indio que
y autocompasión en su cara. Se asustó. Siguió su camino rápi- el marido solía mencionar. Y allí estaba el Excellence. Alguien,
damente. no el tío Lo, por supuesto, trabajaba en la tabla de cortar.
Cruzó una calle aún más grande, casi metiéndose bajo las No, sus antiguos amigos no recordaban haber visto al compa-

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ñero Chen desde hacía más de dos años, y desde luego no en las nocida de medio perfil, supo que no era él. Pero jCómo se
últimas cuarenta y ocho horas. Lily sonrió con afectación y parecían los chinos vistos de espaldas! Se abrió paso a empujones
mintió lo más convincentemente gue pudo. para salir del sótano lleno de humo y con el suelo cubierto de
-¡Ah, qué raro! Pensaba venir a visitarlos hoy, aprovechando basura" El aire de la calle le pareció puro después de lo que había
que estamos en Londres, Ya debe haberse ido a nuestro coche, entrado en sus pulmones allí abajo.
De todas formas algunas caras la miraron con curiosidad. A su derecha vio una pequeña abertura que llevaba a una
Entonces llegó el jefe y, al enterarse de quién era Lily, si bien no zona más ancha. Era como una botella. Resultaba difícil verlo a
la echó, tampoco hizo nada para animarla a prolongar su visita. menos que una supiera que se encontraba allí. Era una tontería
Continuó calle arriba para ver si el marido estaba en alguno entrar; el marido no estaría allL
de los otros restaurantes. No lo encontró. Había un pequeño Se atrevió a entrar, Era casi como estar en una cueva o un
callejón al final de la calle con un bolardo de hierro en la entrada túnel. No se veían las estrellas en lo alto. ¿Intentaría alguien
sin ninguna función, puesto que cualquiera podía ver que el robarla? ¡Pobre del que lo intentara! Era la única persona allL De
callejón terminaba en un muro de ladrillo ciego. uno de los enormes cubos de basura le llegó el ruido de algo que
Lily volvió a la Calle China" Miró a través de las vidrieras de se escabullía, Pasó con dificultad entre la hilera de coches aparca-
todos los restaurantes que pudo, entró valientemente en aquellos dos parachoques contra parachoques y la pared. Enfrente de la
cuyas ventan_as no permitían ver el interior. Cruzó al lado norte, y otra salida había un cine en el que ponían esa clase de películas.
tampoco estaba allL Se metió por una calle lateral y vio una Esperaba que no fuera ése el cine al que el marido solía ir con el
escalera de hierro que bajaba a un sótano. Había muchos jóvenes tío Lo.
haraganeando contra las barandillas, fumando y hablando con un Con el corazón abrumado, volvió al coche y comenzó el largo
vocabulario soez, lan jai, mala gente. Se desvió, dominó sus viaje de vuelta en la oscuridad,
inclinaciones y se obligó a bajar la escalera. Existía una remota Eran más de las dos de la mañana cuando llegó al garaje (qué
posibilidad de que el marido hubiera caído en malas compañías y conocido, tranquilizador y... limpio le pareció, a pesar de las
hubiera perdido en el juego el techo que los cobijaba, Le perdona- manchas de aceite y grasa), apagó el motor y recorrió silenciosa-
ría inmediatamente. Quizá él tenía miedo de volver a casa y de- mente los últimos cien metros en punto muerto para no despertar
drselo, a nadie.
Mientras bajaba oyó comentarios" Lágrimas que Lily no desea- Mui estaba desplomada de lado en un banco, las cortas y
ba llenaron sus ojos y, cuando se enfadó y dejó de sentirse rollizas piernas extendidas ante ella, su pecho de paloma subiendo
disgustada, rebosaron y cayeron, Pero ya no la veía nadie y pudo y bajando, los ojos cerrados. En la pared) el televisor emitía un
barrerlas de sus mejillas con el dorso de la mano" Con el humo de silbido agudo y unos rasgos ondulantes e irregulares en blanco y
los cigarrillos los ojos empezaron a escocer le y tuvo que secárselos negro cruzaban la pantalla. Lily la apagó,
de nuevo, El local estaba más atestado de gente de lo que ella -Ah, hermana menor, ya has vuelto. Estaba muy preocupada.
hubiese creído posible y el ruido era ensordecedor" ¿Era aquél el Lily supo entonces que el marido no había regresado mientras
marido? Su corazón se aceleró. Era un hombre rechoncho con ella se hallaba fuera.
una cazadora y unos pantalones negros (daba igual que el marido -Seguro que volverá mañana por la mafianai hermana
llevara una chaqueta marrón con hombreras cuando salió de menor.
casa), el pelo cortado cuadrado en la nuca y reluciente de brillan- Lily sonrió débilmente,
tina, como le gustaba al marido" Se volvió para hablar y, por ese Se produjo un fuerte estampido debajo del mostrador. ¿Un
ligero movimiento de cabeza, incluso antes de ver la cara deseo- ladrón? ¿Las botellas de Abrazo de Puta que estaban estallando?

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Claro que no. El abuelo hipando, Su cara avergonzada apareció No había nada más. Le dio la vuelta al sobre. Llevaba sellos
junto a la caja registradora, Sus hombros se estremecieron y extranjeros.
subieron hasta las orejas. No amplificado por el mostrador, su -No la han enviado desde Inglaterra, Lily,
hipo era más agudo, más parecido a un hipo que a una convulsión -¿Qué?
en las entrañas de la tierra. Mui abrió la puerta principal para que entrara más luz y trató
-Ah, eres tú, nuera. Pensaba que podía ser un ladrón. de descifrar el borroso matasellos.
El abuelo sacudió su martillo y su sierra en dirección a ellas -Le preguntaré a un camionero.
por encima del mostrador como si estuviera haciendo un espec- Más tarde le dijo:
táCulo de marionetas para niños. -Viene de Holanda, Lily, De Amsterdam,
-No, abuelo -dijo Mui firmemente, quitándole las afiladas y -El marido debe de tener un empleo en un restaurante allL
pesadas herramientas antes de que se hiciera daño accidentalmen- Hay muchos chinos en Holanda,
te-. Pero estoy segura de que todos estamos a salvo teniéndole a -¿Qué te hace pensar que el cuñado envía el dinero?
usted para protegernos. -Sólo puede ser el marido -afirmó Lily en voz baja pero des-
El abuelo volvió a meterse debajo del mostrador, desde don- deñosa.
de, después de un intervalo de unos segundos, les llegó un Más tarde le dijo a Mui:
atronador eructo. -Y a sé por qué se fue el marido.
-¿No conoces algún remedio del padre para esto, hermana -¿Por qué?
menor? ¿No? Ven arriba entonces. Trata de dormir. Puede que -Sabía que nuestro negocio no producía suficiente dinero.
las cosas cambien por la mañana, pero ahora no, creo yo. Suficiente para vivir sí. Pero no suficiente para cuidar de Man
Lily se dejó llevar al piso de arriba, Kee adecuadamente cuando sea mayor.
Pero el marido no volvió por la mañana, ni a la siguiente, ni a Mui parecía desconcertada.
la otra, ni ninguna de las sucesivas mañanas de una vida que -Se ha ido para aportar más dinero a nuestra familia. Lo
había quedado trastocada. Durante mucho tiempo Lily estuvo mismo se hacía en nuestro pueblo. Sabe que nosotras podemos
triste; e incluso cuando creía haber superado su pena, accidentes continuar ganando dinero con este negocio. Es un padre de
como las judías rojas derramadas o un pedido de brotes de bambú verdad. Hace cualquier sacrificio por su hijo.
se la recordaban, y entonces lloraba. Mui abrió la boca, vio la sonrisa de felicidad en la cara de Lily
Había llegado a la conclusión de que el marido se había fu- y volvió a cerrarla.
gado con otra mujer. Era una idea amarga, pero mejor que imagi- -¿Ves, J'vlui? Te dije que era una tontería contárselo a la
nar que un misterioso rayo le había borrado de la faz de la tierra. policía. ¿Qué podían hacer? Y quizá habrían hablado con los
recaudadores de impuestos. Ahora no tenemos que pagar impues~
tos del dinero del marido, Es como el dinero de las bebidas y los
-¡Mui! ¡Mui! ¡Mira! helados.
-¿Qué es? Mui no quiso discutir más. Si Lily era feliz, mejor así. Ya
Lily no podía hablar a causa de la exitación. Sin decir nada le había tenido una escena desagradable con ella cuando le dijo que
pasó un sobre con una mano temblorosa. informara a la policía de la desaparición del cuñado. Lily, por
-Sabía que él no nos abandonaría, Mui. descontado, se había opuesto violentamente a esta proposición
Mui vio que había dinero envuelto en papel de seda. Diez convencional.
billetes de una libra, En cualquier caso había otros asuntos que requerían toda Ja

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atención de I'vfui, Tenia que comunicarle a Lily ciertas cosas con -Mi hijaº Tu sobrinaº
delicadeza; era mejor ceder ahora en asuntos de poca trascenden- -¡Ah, tiene nombret
cia práctica. De ese modo sería más fácil convencerla luego de -¡Por supuesto! -1\!lui suavizó el tono-. Lily .. , no hay razón
cosas más importantes. para que no viva aquí con nosotras ...
Tales como casarse. Iba a añadir «ahora¡¡, pero consiguió impedir que se le esca-
paraº
La cara de Lily se nublóº Luego dijo:
-¿Con el señor Lo? ¿Con el tío Lb? -preguntó Lily sarcástica- -Ninguna razón. Tráela.
_mente. IV!etió el dinero de la caja en su monedero de cocodrilo, que
No sabía si reírse o tratar a Mui con el cuidado que se otorga a todavía contenía diez billetes de una libra crujientes, y subió
una loca, tan disparatada era la sugerencia. al piso de arriba sin decir nada más. JVIui la vio inclinada so-
Pero 1viui no dio muestras de considerarlo un chiste ni de bre la cama de IV!an Kee cuando subió sin hacer ruido a su habi-
estar loca. tación.
-Exactamente, Lily -dijo con bastante frialdadº
Lily tuvo la sospecha, aunque pareciera ridícula, de que podía
haber herido los sentimientos de su hermana. Desde que Mui había empezado a «ir a casa de la señora
-Bien, Mui, bien -respondió, sin sentimiento ni sinceridad. Law», Lily había dejado de mostrarse tan posesiva respecto a J'v!an
Luego Mui se fue a llevar un pedido al patioº Kee. Después de que el marido la abandonara 1 los antiguos celos
-Bueno -dijo Lily a l\!Iui mientras recogían después de mar- habían reaparecidoº Incluso se enojaba cuando Mui le hablabaº
charse el último cliente, Había empezado a ayudar al sobrino con sus deberes en el
-Bueno -contestó J!tfui, sin dar facilidades. mostrador. Los dos parecían absortos en los libros abiertos ante
Lily contó el dinero de la caja registradora y luego volvió a in- ellos, y Lily se sentía enojada y aislada al verlos. Los recientes
tentarlo. acontecimientos la habían obligado a interrumpir sus viajes para
-¿Te encontraste con el tío, .. con el señor Lo en casa de la llevar a Man Kee a la escuela china. Se proponía reanudar el
señora Law? servicio normal lo antes posible. Pero se resistía a pisar de nuevo
-Efectivamente. aquellas calles por las que había vagado en una búsqueda infruc-
-Ah, qué agradable para los dosº Es decirººº -Lily tosió sin tuosa. Era una aversión tan fuerte que llegaba a ser una náusea.
terminar la frase por temor a ser poco diplomática de nuevo. Una tontería, pero así era.
Como Mui no pareció ofendida, continuó-: ¿Habéis fijado ya el Como para compensar al marido por su negligencia en educar
día de la boda? Debes asegurarte de que sea un día afortunadoº El al hijo adecuadamente, de la forma que ella estaba segura de que
marido y yo elegimos nuestro día con mucho cuidado. Le dimos el marido deseaba en el fondo de su corazón (daba igual lo que
al adivino un montón de dinero. pareciera desear en la superficie), le inculcaba insistentemente al
-No hay nada decidido todavía, Lilyº Es todo muy informal hijo el ejemplo de su padreº De la noche a la mañana Chen se
por el momento. Lo haremos discretamente. Sólo gente pequeña. había convertido en un santo secular, una deidad doméstica que
Espero que lo comprendas, hermana menor. competía con el dios. Nunca tan reverenciado cuando estaba
-SL físicamente disponible para su familia? Chen se iba convirtiendo
-Por cierto, Lily, quiero traer aquí a Jik Mui. en un parangón de todas las virtudes tradicionales del tipo yang y
-¿Quién es Jik Mui? no pocas de las generalmente consideradas bajo la influencia del

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yin. Era previsor, fuerte, decidido, amable, magnánimo y valiente.
dio cuenta de que la información era redundante y muy probable-
También era considerado, generoso, comprensivo, tierno y dulce mente ofensiva.
con sus seres queridos y especialmente con su hijo, lvian Kee.
-Vamos abajo, hijo -dijo, más para evitar meterse en Hos ella
-¿Por qué se ha ido y nos ha dejado, Mar-Mar? que por Man Kee.
Por esta impertinencia Man Kee se ganó una bofetada, un
Al final de la tarde le tocó a Mui tener cuidado.
golpe con la mano abierta sobre la oreja y el lado de la cabeza que
-Hermana menor, me caso dentro de dos semanas. Espero
le hizo verdadero daño (mucho más del que Lily pretendía). Los que no haya inconveniente.
ojos se le llenaron de lágrimas.
Lily no estaba totalmente sorprendida pero esperó antes de
-Niño malo. Está mal hablar así -dijo Lily. Una lágrima cayó responder para que su voz fuera firme.
sobre el mostrador-. Está bien, hijo. Ve a jugar al jardín.
-Ah. Muy bien, muy bien. ¡Qué feliz ocasión!
-Quiero mirar el libro.
-Sí, Lily. Iremos a un juzgado. El banquete será en un nuevo
-Haz lo que Mar-Mar te dice. A tu padre le gusta verte restaurante grande,
trabajar en el jardín.
-No temas, Mui, yo puedo ocuparme del negocio. Tú diviér-
Le puso una cazadora y las botas de goma y le mandó afuera. tete. Es tu boda.
Cuando poco después levantó la vista de su tarea de picar verdu-
-¡No! ¡Está mal hablar así! ¡Muy mal! Hermana menor, tú
ras, él no hacía nada, sólo pasaba un palo a lo largo de las tablas eres la persona más importante a quien invito.
rotas de la valla. Tenía que pedirle al abuelo que la arreglara; eso
-No, no. Debe serlo la señora Law. No debes ser desagradeci-
sería algo útil que podía hacer. Un par de días más tarde Mui da, Mui.
llevó a su hija a la casa. Lily admiraba en ese momento el trabajo
Mui dejó su caja de aluminio y abrazó a Lily. Ella, mejor que
del anciano. Se encontró a Mui y al hijo en el piso de arriba junto
nadie, sabía lo que Lily sentía. Mantuvo sus cortos brazos alrede-
a la cuna, Era una cuna comprada en una tienda, lo cual era una
dor de su hermana. ¡Qué huesuda y dura era Lily! Al principio el
lástima, puesto que Lily estaba segura de que el abuelo hubiese
cuerpo de Lily permaneció rígido y resistente. Luego fue como si
podido hacerle una en poco tiempo (ciertamente lo bastante
le hubieran cortado una cuerda central en la espalda. Se derrum-
buena para una niña).
bo contra l\1ui, que la apretó con más fuerza.
Jik Mui estaba tumbada boca arriba chupándose el pulgar. -Mui.
Tenía unos enormes ojos castaños. Man Kee metió un brazo por -Lily.
entre los barrotes de la cuna y le tiró de la pierna. Evidentemente
Lloraron juntas. Finalmente, Lily se apartó, se sonó y se rió.
éste era un juego al que estaban acostumbrados, porque Jik Mui se Mui también sonrió feliz, aunque llorosa.
rió, Mui le sonrió a Lily, pero no dijo nada,
-Por cierto, Lily, el señor Lo ... El marido y yo vamos a abrir
Una nifía muy guapa, pensó Lily (aunque no tan guapa como nuestro propio negocio.
el hijo a su edad, naturalmente). Lo que Lily deseaba en realidad
-Pero Mui ... -dijo Lily. Luego añadió-: ¿Dónde está?
era adivinar la paternidad de Jik Muí.
-Muy cerca de aquí. ¿Recuerdas la tienda grande y vacía
Esos grandes ojos castaños ... ¿Tal vez indios? Los niños indios
donde trabajaban unos obreros la primera vez que vinimos a este
tenían grandes ojos castaños. También tenían mucho pelo, según
barrio? Sí, ésa. La señora Law nos presta el dinero. Es nuestro
había observado Lily. Sin embargo, Jik Mui era bastante calva. El
socio «secreto)). -Mui se rió-. De no ser así habría pedido un
pelo de su cabeza era negro pero había algo en sus pómulos que crédito al banco.
delataba antepasados occidentales. Lily estaba. segura de ello; se
Como si los bancos le prestaran dinero a gente como nosotros,
disponía a compartir el descubrimiento con la madre cuando se
pensó Lily. Cómo se babría reído el marido. Hasta el bobo del
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marido habría sabído que eso no era así. Pero ¿qué era eso de Tenía la voz ahogada; le escocían los ojos. Lily negó con la
marcharse? cabeza en silencio, J\fui tenia buena intención. Lily se sentía
-Muí ... -Lily titubeó-. Pensaba que te gustaría continuar con conmovida. Pero ¿de qué hablaba' Ella estaba en la familia de
nuestro negocio; va tan bien.,. Yo podría trasladarm~ a tu habita- Lily, y no al revés,
ción y tú y el señor Lo podríais ocupar. .. -Habrá un sitio para ti en mi casa siempre que lo desees
Níui no dijo nada. Miró a Lily a los ojos comprensivamente -afirmó Mui en voz baja, pensando: ((Lily necesita que la
pero con firmeza. cuiden.»
-Debes hacer lo que desees -dijo Lily-. Pero ¿no estaremos Y Lily pensó: «Muí necesita que la vigilen" Tengo que cuidar
repartiéndonos la clientela? de ella.»
-No. Hermana menorJ no vamos a abrir un negocio como -¿Qué vas a hacer? El trabajo puede ser muy duro -prosiguió
éste. Es un restaurante. Abrimos un restaurante de pescado y Muí.
patatas fritas. Lily dijo lo primero que se le ocurrió:
Lily se sentó pesadamente en el banco más próximo. -¡Conduciré un autobús[
-Desde luego, nos llevaremos al abuelo, si tú quieres. Lily, ¿te -Sácate el carné primero. -Luego Mui sugirió astutamente-;
encuentras bien? Podrías hacer «comidas sobre ruedas» para los ancianos, ¿no?
-Sí, por supuesto. Las dos se echaron a reíc
-Voy a pedir la ciudadanía. La nacionalidad británica. Éste es
mi país ahora -continuó Mui.
-No te preocupes, l\!Iui. Yo puedo prestarte el dinero para eso Éste fue el final de la antigua vida, la vida de la amante y
si no tienes suficiente. unida familia que Mui y Lily sabían que habían constituido. Mui
-No hace falta, Lily. -Mui sonrió-. No es así como se hace. vivía a sólo diez minutos a pie (quince en zapatillas, tres en una
Mis camioneros van a firmar por mí. Sólo necesito que firmen furgoneta conducida por una experta); Man I<ee hacía frecuentes
cuatro. ¡Y todos ellos quieren firmar! Debo tener cuidado de no visitas a su cariñosa tía; a menudo iba directamente allí al salir de
ofender a ninguno. la escuela, incluso pasaba la noche con ella (después de avisar
Muí le sirvió té a Lily del termo. Mui por teléfono a la inquieta Lily). Pero la distancia, por lo
-El marido ya ha dejado su empleo, por cierto. menos la distancia física, no tenía nada que ver con el cambio en
-¿Le gustaría vivir con nosotras hasta que tengáis vuestra el amorfo pero resistente organismo que había sido su familia. Se
casa? Necesitará dinero para el alquiler. había producido un parto. La única célula se había contraído e
Lily estaba decidida a ser lo más útil posible. hinchado y a través de la pared había escapado materia de su
-No hace falta. Está cobrando el seguro de desempleo. mismo núcleo. Ahora eran dos células, compartiendo el mismo
Li!y se quedó con la boca abierta. territorio, coexistiendo felizmente, pero por completo autónomas.
-Tiene derecho. ¿Quién se ocuparía de él, si no? Ha estado Y más adelante Lily descubrió que no había mucho que
pagando dinero al gobierno por ello. lamentar, mucho de lo que sentir nostalgia; o sólo en la medida
Lily juzgó que era mejor no decir nada. Pero ya se sentía en que le daba algo en común con Mui. Porgue ahora ya no había
mejor. Era evidente que Mui había perdido completamente el ninguna razón para enfadarse con Muí o sentir celos de ella, ni
norte. siquiera cuando Man Kee se quedaba en su casa, pues eso no era
-Quiero pedirte una cosa, hermana menor, lo más importante más que un barniz sobre la verdadera definición de su vida, que
para mí. Ven a vivir con mi familia -dijo Mui. era la que vivía con ella. J\!Iui podía ahora convertirse en una

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amiga, una igual. Lily dudó si expresarlo así, pero era la verdad; propias imaginaciones, lo cual dio resultado al principio, pero
había considerado a Mui como alguien inferior a quien regañar y llegó un día en que pensar en esa parte de su vida ya no le
manipular por su propio bien, Ahora podía comenzar la camara- causaba dolor. Y, más tarde aún, andando por el jardín, donde la
dería. Le sorprendía que Mui no sintiera rencor. En. su lugar ella hierba le llegaba a una cintura que aún no daba muestras de
lo habría sentido; lo sabía. engordar, tropezando en los sembrados cubiertos de maleza pero
¡Y qué buen hombre era el tío Lo! El cuñado, como debía aún reconocibles como lo que habían sido, comprendió que
acostumbrarse a llamarle. Tan cordial y considerado; siempre estaba contenta con la vida que tenía. Había amado al marido le
tenía una sonrisa agradable y hacia grandes fiestas. Sería una amaba aún. Esperaba con alegría el día en que regresara, ya ~ue
buena influencia para el hijo, le proporcionaría el modelo mascu- sabía con una certeza que iba más allá de la fe que algún día
lino que necesitaba, porque ella no quería que creciera en un regresaría. Pero, mientras tanto, ¡qué ligera se sentía! No era
hogar desequilibrado. Era conveniente que las excesivas tenden- posible que el marido hubiera supuesto una carga para ella, Era
cias del yin fueran corregidas por el yang, y viceversa, a decir ver- un hombre tan callado y discreto.", pero era como si le hubieran
dad. Ahora bien, tenía algunas teorías extrañas; suponiendo que quitado una losa de encima y hubiera alcanzado la altura que
no fueran realmente de I'vfui. Una tarde fue en la furgoneta a re- hubiese debido tener. Creía haber encontrado el equilibrio de las
coger al hijo y se lo encontró tosiendo y con la cara muy pálida. cosas por primera vez, el yin cancelando al yang; lo descubrió no
-¿Te encuentras bien, hijo? -le preguntó, inquieta. yendo directamente al centro -lo cual era una manera puritana e
-No te preocupes, madre de Man Kee -dijo el tío Lo, el impropia de ella-, sino virando a los extremos y encontrando
cuñado, alegremente-. Acaba de fumarse un cigarrillo que le he luego el punto de equilibrio. Man Kee era demasiado joven aún
dado yo. para entender esto, ni siquiera con la mente, y mucho menos con
-¿Y por qué le has dado un cigarrillo? ¡Sólo tiene siete sui! ¡Es los sentimientos. Pero ella podía esperar pacientemente a que
malo animarle a fumar! llegara el momento en que podría transmitirle este conocimiento
-No, no. -Sonrió-. Nunca volverá a fumar un cigarrillo en su y otras cosas. Había perdido al marido por algún tiempo, pero
vida, te lo aseguro. Ése era el propósito al dárselo. todavía tenía al hijo. ¿Quién podía quitárselo?
El pobre Man Kee -sentía náuseas sólo con mirarle- cierta-
mente no parecía nada deseoso de embarcarse en la aventura de
nuevo. Pero qué idea tan rara la del cuñado. Le olía a Mui, a la
, vieja Mui. Muy diplomática últimamente, Lily no dijo nada.
Los envíos de dinero continuaron llegando regularmente a
principios de cada mes. Se hubiese podido establecer un almana-
que por el día en que llegaban. Eran siempre diez libras en
efectivo. Los chinos sabemos cuidar de los nuestros, pensó con un
cariño y un orgullo que casi borraba la fea realidad de que el
marido los había dejado. Algunas personas dirían que él los había
abandonado allí, en aquella costa extranjera, que había hecho de
ella una mujer separada. A veces Lily trataba de sondear la
herida, que, ahora que sabía que el marido estaba bien, era
principalmente a su amor propio, pero le dolía cada vez menos.
Se sentía culpable por esto y trataba de atormentarse con sus

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