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El juez y el historiador son dos representaciones diferentes que analizan a partir del
problema de la reconstrucción de los hechos pasados, donde entre otras
cuestiones, también se analiza el método de la Historia y su posible aplicación en el
Derecho.
En primer término, podemos destacar que tanto el juez como el historiador deben
reconstruir hechos y deben dar cuenta de esa reconstrucción. La reconstrucción de
los hechos que realizan los jueces no queda librada a cualquier pauta o
hermenéutica, sino que menciona a los historiadores, quienes tienen una
hermenéutica propia, a la cual deben recurrir los jueces.
Muchas veces se ha dejado de lado algunas cosas del pasado porque se requiere
dar unidad a un recorte. En el siglo XX, la historiografía realiza una revisión y
aparecen los primeros historiadores sociales, quienes buscan otras fuentes y otros
modelos de análisis. En este sentido, la Escuela de los Annales comienza, sin
apartarse de todo de los documentos, a hablar de la historia social, donde no se
refieren al personaje sino a la historia colectiva.
Se podría decir entonces que el juez reconstruye hechos porque tiene un conflicto,
y la función del proceso es resolver un conflicto. El juez o fiscal, cuando da una
versión de los hechos tiene que construir y tiene que justificar, y juzgar, tiene la
obligación de llegar a una sentencia, y a su vez también tiene un tiempo, no puede
estar llevando una causa por muchos años; en cambio el historiador puede llegar a
conclusiones que luego él mismo, a los pocos años, complementa, le suma
cuestiones, le añade elementos, como por ejemplo se puede ver en la reedición de
un libro.