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¿QUÉ VINCULACIÓN ESTABLECE KOSELLECK entre Historia y Teoría?

Koselleck discute al interior de la ciencia histórica, esta vinculación entre historia y


teoría; por un lado la historia como ciencia se caratula como una disciplina por
muchos siglos o al menos desde la modernidad, la cual estuvo al límite de
convertirse en una narrativa sobre el pasado, pero ahora se pensará como una
disciplina, que contiene en un su interior conceptos, categorías, metodología,
epistemología, etc. Es una ciencia y deja de ser una mera narrativa aunque no con
esto afirmamos que la historia no sea narrativa, sino que es pero con carga de
ciencia. La historia en la historia de la historiografía atravesó siglos ante la duda se
ser ciencia, qué tipo de ciencia, ciencia nomotética, algo descriptivo o algo que hacía
del pasado un objeto para contar. Y cuando hablamos de la capacidad de producir
teorías que tiene la historia, debemos hacer hincapié en desmontar una serie de
conceptos, no pensar que dentro de la ciencia solo se desarrolla un tipo de
conocimiento que ninguna otra disciplina toca, todo lo contrario, está en medio de
una serie de tramas, redes, vínculos entre varias disciplinas que pueden ser
denominadas humanas o sociales, pero que todas piensan en clave de… y junto
con conceptos. Por ejemplo: la ciencia histórica va a tomar a lo largo del siglo XX
muchos conceptos, aportes de la sociología, antropología, economía, filosofía, etc.
Un caso de ejemplo podría ser el de POPULISMO el cual no es una expresión de la
historia sino de la ciencia política pero que la historia la trabaja. Es un concepto
tomado en el cual se desarrolla un recorte de la realidad, como por ejemplo en las
escuelas, hay diferentes módulos, como historia matemática, legua, etc., uno tras
otro con los mismos alumnos.

En estas vinculaciones cuando hablamos de narrativa, pese al ser o pretender ser


ciencia, la historia no se construye en una mera narrativa, se escribe, la escriben y
al escribirla hay una narrativa y es ahí donde aparece el giro lingüístico, el cual
analiza los significados, representaciones, los modo de representar la realidad, a
partir de los discursos, del lenguaje. Existe la realidad pero también existe aquello
que el lenguaje construye a partir de la realidad. Son formas de presentar un
concepto a través del lenguaje.
No todo lo que va quedando relegado en el pasado, por ejemplo: la historiografía de
Annales, en su primera etapa, se halla evaporado, sin dejar un sedimento, dejan
una tradición que hace a la manera de comprender de una forma diferente la
realidad social histórica. Por eso hay que tener en claro dentro de estas
intersecciones los aportes con los que trabajamos o podemos trabajar, ya que
recuperan sedimentos del pasado pero sin dejar de tener en cuenta que no todos
aquellos aportes de la historia de la historiografía están en un mismo plano o nivel.
Si lo pensamos como futuros docentes debemos tener en claro la selección que
hacemos de los aportes, de los conceptos, ya que tiene que ver con una carga de
sentido muy fuerte y con una interpretación en lo político con intervención en lo
público.

Acá entonces podemos ver la sedimentación y los legados que la historia de la


historiografía deja y que se recuperan constantemente. Algunos para sus críticas y
algunos para hacernos pensar.

¿CÓMO ANALIZA ANGENOT la relación entre el historiador y el fiscal?

El juez y el historiador son dos representaciones diferentes que analizan a partir del
problema de la reconstrucción de los hechos pasados, donde entre otras
cuestiones, también se analiza el método de la Historia y su posible aplicación en el
Derecho.

En primer término, podemos destacar que tanto el juez como el historiador deben
reconstruir hechos y deben dar cuenta de esa reconstrucción. La reconstrucción de
los hechos que realizan los jueces no queda librada a cualquier pauta o
hermenéutica, sino que menciona a los historiadores, quienes tienen una
hermenéutica propia, a la cual deben recurrir los jueces.

Los historiadores empleaban darle vividez a un relato para contar un hecho. La


anticuaria y la recopilación de datos se comenzaron a juntar con la Historia cuando
esta se transformó, con el positivismo, en una ciencia social. La base para que la
historia sea una ciencia social pasa también por tener una documentación suficiente
como para respaldarse.
Muchos historiadores empiezan a analizar la Historia desde el punto de vista de juez
o fiscal, el que acusa o el que toma partido, también aparece otra vertiente que
sostiene que el historiador debe ser un narrador objetivo y ausente, que busca la
neutralidad y aparece mucho en la historiografía. El historiador no toma partido, mira
desde lejos y solamente con mirar los documentos alcanza.

Muchas veces se ha dejado de lado algunas cosas del pasado porque se requiere
dar unidad a un recorte. En el siglo XX, la historiografía realiza una revisión y
aparecen los primeros historiadores sociales, quienes buscan otras fuentes y otros
modelos de análisis. En este sentido, la Escuela de los Annales comienza, sin
apartarse de todo de los documentos, a hablar de la historia social, donde no se
refieren al personaje sino a la historia colectiva.

Se podría decir entonces que el juez reconstruye hechos porque tiene un conflicto,
y la función del proceso es resolver un conflicto. El juez o fiscal, cuando da una
versión de los hechos tiene que construir y tiene que justificar, y juzgar, tiene la
obligación de llegar a una sentencia, y a su vez también tiene un tiempo, no puede
estar llevando una causa por muchos años; en cambio el historiador puede llegar a
conclusiones que luego él mismo, a los pocos años, complementa, le suma
cuestiones, le añade elementos, como por ejemplo se puede ver en la reedición de
un libro.

Por ende no dejemos de hacer referencia a que cuando la lingüística comienza a


analizar el discurso, toma en cuenta quien enuncia y en qué momento lo hace. Los
jueces leen las pruebas para decir cómo fueron los hechos; Cuando uno enuncia,
uno se hace cargo de lo que está enunciando. Aunque la justicia y la verdad, en
clave de cómo lo captura el derecho y la jurisprudencia y en clave de cómo lo trabaja
la historiografía, ninguno de los dos llega a la verdad, porque como dice Arostegui,
es un hecho sacro; construyen una verdad, un dictamen jurídico que no es la verdad.
No se arriba a una verdad, arribamos si a un momento, a un corte donde se instituye
una verdad provisoria, del momento, no para siempre. ¿Qué significa por el
momento y no para siempre? Que puede ser desmontada con nuevas
investigaciones, nuevos hallazgos, nuevas interpretaciones.
El derecho llega a un dictamen, que como dijimos anteriormente no es la verdad,
porque la verdad como tal no la podemos percibir en su totalidad, ya que reside en
el pasado y al pasado no podemos volver. Es decir, entonces, que no podemos
saber la total exactitud de los hechos como acontecieron.

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