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INFORME DE LECTURA
“… la lectura (se caracteriza por) avances y retrocesos, tácticas y juegos con el texto.
Lectura que va y viene (…) juguetona, impugnadora, fugitiva…” De Certeau
Este informe de lectura tiene como propósito dar cuenta de un posible análisis crítico de
algunos parágrafos seleccionados correspondientes al Diseño Curricular de la asignatura
Literatura del sexto año de la Escuela Secundaria en la Provincia de Buenos Aires.
Para poder efectuar dicho análisis, se hará una puesta en diálogo de los textos: “El
problema del conocimiento escolar sobre la literatura: tensiones en sus procesos de
modernización” en Los arrabales de la literatura. La historia de la enseñanza literaria en
la escuela secundaria argentina (1860- 2960),de Gustavo Bombini; “El progreso del
lector” en Andar entre libros de Teresa Colomer; “Cap XIII Leer: una cacería furtiva” en
La invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer, de De Certeau, Michel; “Una relación
personalizada” y “Transmitir el amor por la lectura ¿una apuesta para el maestro?” en
“Cuarta Jornada. El papel de los mediadores” en Nuevos acercamientos a los jóvenes y la
lectura de Petit Michele; “La lectura como práctica cultural. Conceptos para el estudio de
los libros escolares” de Rockwell Elise; Diseño Curricular de Literatura para el 6° año de la
Educación Secundaria.
Para comenzar, reseñaremos brevemente la organización del Documento Oficial que será
objeto de análisis. Este Diseño Curricular de Literatura se presenta como el “cierre” de un
ciclo de reformas que se efectuó progresivamente (a lo largo de siete años) en el que se
implementó un cambio de denominación de la asignatura de la escuela secundaria (de
Lengua y Literatura pasó a llamarse Literatura en el Ciclo Superior) que implica, a su vez
(al menos en lo que respecta a cuestiones teóricas), un cambio en la concepción del objeto
de estudio.
Será precisamente el contenido de este parágrafo el centro nuestra reflexión. Este apartado
da cuenta, en primera instancia, de la correlación y coherencia entre los contenidos
prescriptos para el sexto año con los correspondientes a los años anteriores.
Como cierre de este apartado, se resaltan ciertas cuestiones de didáctica tales como:
Se destacan, finalmente, algunos criterios fundamentales con los que se espera que se
aborden los contenidos de la materia:
De lo expuesto hasta aquí resulta claro que estos lineamientos curriculares determinan una
imagen de docente como un experto en la disciplina y en la didáctica que le es propia, que
realiza un arduo trabajo intelectual en la planificación de sus proyectos de trabajo,
secuencias didácticas y actividades.
Al mismo tiempo, se conforma una imagen de alumno con un rol activo, protagonista de
sus procesos de aprendizaje, que es considerado como un sujeto que sabe mucho sobre la
disciplina que aborda en la escuela, con una gran curiosidad, creatividad y capacidad de
trabajo que será estimulada y apuntalada por el docente.
Como sabemos, leer es una práctica compleja que supone diferentes niveles de intervención
del sujeto: la lectura como notación (nivel inicial), la lectura como interpretación (nivel
avanzado) y la lectura como experimentación (experiencia lectora).
Cabría aclarar que esos dos primeros modos de leer (notación e interpretación) constituyen
dos polos opuestos, los límites del proceso de la lectura, entendido como una correlación
de series de sentido inherentes tanto al sujeto como al objeto.
Cada uno de esos polos involucra al sujeto, constituyéndolo, de diferente manera. La etapa
de notación o descripción se presenta como el grado cero de la subjetividad. La
interpretación, en cambio, impone al objeto la serie de sentidos que viene del sujeto, es
decir, se construye sobre la base de su subjetividad.
Este tipo de concepción cuestiona la idea de una interpretación única, uniforme, por medio
de la cual el lector/ los lectores deben “adivinar” qué fue lo que quiso decir el escritor al
elaborar su texto, o lo que es lo mismo, se pone en jaque “… la asimilación de la lectura a
la pasividad…” (De Certeau: 19). Esta idea de un lector pasivo, de una concepción de
lengua reducida a la descripción de un código caracterizó muchas de las prácticas
educativas de años anteriores. Y a propósito de esas prácticas, Petit reflexiona:
2
ROCWELL, Elsie (2011) “La lectura como práctica cultural. Conceptos para el estudio de los libros
escolares” Revista Educacao e Pesquisa, enero-junio, volumen 27, N° 001, San Pablo, Brasial, Disponible
online en redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/298/29827102.pdf, p.14
Por otra parte, y en estrecha relación con lo anterior, este tipo de concepción acerca de la
lectura y los lectores en el ámbito de la escuela, habilitaría lo que Gustavo Bombini (2004)
denomina “otro orden”:
Parece ser que lo que se persigue es que se reconceptualicen, en las prácticas que
efectivamente se realizan dentro de las aulas, las ideas tradicionales acerca de qué es leer,
cómo debería desempeñarse “un buen lector” y en qué consiste la comprensión de un texto.
Así, el docente dejaría de ser el único que conoce el significado correcto de un texto
literario, y los alumnos, quienes deben aceptar la interpretación hecha (o transmitida) por
el docente, sin cuestionamientos, y repetirla cada vez que se le solicite hacer una
interpretación del mismo.
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PETIT Michéle (1999): “Una relación personalizada” y “Transmitir el amor por la lectura: ¿una apuesta
para el maestro?” en “Cuarta Jornada. El papel de los mediadores” en Nuevos acercamientos a los jóvenes y
la lectura, México, FCE, P.165
4
BOMBINI, Gustavo (2004) Los arrabales de la literatura. “La historia de la enseñanza literaria en la
escuela secundaria argentina (1860- 1960), Buenos Aires, Miño y Dávila, p. 129
Por otra parte, el Diseño establece que deben hacerse a los alumnos propuestas que pongan
en evidencia la multiplicidad de sentidos y que “… no centralicen la atención en aspectos
exclusivamente estructurales… “ ya que éstos deben ser abordados en clase a únicamente
“… al servicio de la formación de un de un lector literario, receptor de una variedad de
obras, de la discusión de los significados construidos y de las imágenes evocadas al leer”5
Así se alcanzaría el progreso del lector que propone Teresa Colomer en Andar entre libros
(2008:95): “…(éste) se produce entonces desde una lectura basada en los elementos
internos del enunciado, hacia una lectura más interpretativa que utiliza su capacidad de
razonar para suscitar significados implícitos, sentidos segundo, símbolos que el lector
debe hacer emerger…” En este sentido, aquellos que no lleguen a apropiarse de las.
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DGCyE (2011): Diseño curricular de Literatura para el 6° año de la Escuela Secundaria, p. 10
Ante este punto, resulta insoslayable hacer referencia al rol o papel de los docentes en este
tipo de actos sociales. De lo expuesto hasta aquí se desprende la idea educativa de que la
acción de los docentes debe dirigirse hacia el
“Se comprende así que, salvo los casos donde leer es algo “dado”,
5
PETIT, Michéle (1999): “Una relación personalizada” y “Transmitir el amor por la lectura: ¿una apuesta
para el maestro?” en “Cuarta Jornada. El papel de los mediadores” en Nuevos acercamientos a los jóvenes y
la lectura, México, FCE, pp 154-155
En relación con lo anterior, al tratarse de prácticas culturales que se enriquecen día a día,
los lectores que recién se inician en ellas precisan de un mediador que, con su trayectoria,
su recorrido personal de lecturas, ofrezca modelos y brinde pistas para que cada uno
descubra su identidad en relación con los textos: la única forma de convertirse en un buen
lector es leyendo, es decir, enfrentarse a variadas situaciones de lectura, con textos
distintos, con propósitos diferentes y compartir esas lecturas con otros.
Por lo expuesto hasta aquí es posible observar, por un lado, que resulta imprescindible que
la selección de textos que se ofrece a los alumnos sea fruto de un trabajo intelectual del
Solo de esta forma, los lectores “en formación” podrán apropiarse de las lecturas,
reconocerse en ellas, poner en palabras eso que piensan o sienten, lo que los conmueve al
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PETIT, Michéle (1999): “Una relación personalizada” y “Transmitir el amor por la lectura: ¿una apuesta
para el maestro?” en “Cuarta Jornada. El papel de los mediadores” en Nuevos acercamientos a los jóvenes y
la lectura, México, FCE, pp 154-15
7
COLOMER, Teresa (2008 - 2005): 2. “El progreso del lector” en Andar entre libros. La lectura literaria en
la escuela, México, FCE, p.84
Por otra parte, que todo aquel que proponga una lectura debe explicitar a los destinatarios
de la actividad, cuál es el propósito de la misma, por qué se eligió ese texto y no otro;
conocerlo en profundidad a fin de saber cuándo serán necesarias las pausas, las
explicaciones, la formulación de hipótesis, la vinculación con otros textos, etc. Es en este
tipo de acciones donde radica la autoridad pedagógica.
Desarrollados los puntos hasta aquí mencionados, el Diseño Curricular de Literatura ofrece
otro parágrafo: Algunas particularidades del Ciclo Superior, el cual retoma la
correlación entre este diseño de 6° año y el de los años anteriores a partir de la reiteración
de que cuando el objeto de conocimiento son las Prácticas del Lenguaje, sus contenidos se
distribuyen en tres ámbitos del uso social de esas prácticas: Literatura, estudio y formación
ciudadana.
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DGCyE (2011): Diseño curricular de Literatura para el 6° año de la Escuela Secundaria, p. 12
lector, que se enriquece a partir de sucesivas experiencias, que no tiene una fecha de inicio
y una de finalización ciertas, pero en el transcurso del cual la escuela y los docentes tienen
un papel trascendental. Tal como sostiene Colomer (2004: 84): “…no “se llega” un día a
la literatura, sino que se disfruta y aprende siempre en presente y la idea de que hay
objetivos comunes a lo largo de las etapas educativas”.
Por ende, los contenidos que forman parte de Literatura en el ámbito de estudio tienen el
propósito de brindar a los estudiantes situaciones de lectura, escritura y oralidad que les
permitan adquirir las herramientas necesarias para desempeñarse adecuadamente ante
distintas situaciones propias del ámbito escolar.
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BOMBINI, Gustavo (2004) Los arrabales de la literatura. “La historia de la enseñanza literaria en la
escuela secundaria argentina (1860- 1960), Buenos Aires, Miño y Dávila, p. 131
Dentro de este marco, leer, hablar y escribir están determinados por los objetivos de
construir y comunicar el conocimiento, así como apropiarse críticamente del tipo de
discurso que le es propio a determinada área del conocimiento.
vez, diversas formas de relacionarse con la lengua escrita o de entender el acto de leer…” (
Rockwell, 1995: 198-199)
Las primeras líneas que pueden leerse en este parágrafo son: “Formar lectores literarios es,
entre otras cosas, formar ciudadanos. Son varias las razones que fundamentan esta
aseveración…” Y a continuación se enumeran argumentos tales como: que permite
construir saberes que contribuyen a la comprensión del mundo; posibilita una ductilidad en
el uso del lenguaje; acerca al lector a la historia y costumbres nacionales; permite ampliar
la mirada; hace posible constituir subjetividades; favorece el crecimiento intelectual; abre la
posibilidad de pensar de un modo crítico, entre otras.
Por lo tanto, cada vez que el lector lee se construye como individuo, realiza hipótesis, pone
en juego estrategias de análisis, configura un universo de sentido que vincula con lo que ya
conoce y, al mismo tiempo, elabora interrogantes sobre lo que aún no le resulta cierto.
También a propósito de las formas de vinculación social que pueden generarse a partir de
la experiencia literaria, el mismo autor aclara: “ No hay que confundir elaboración de la
subjetividad con individualismo, ni tampoco sociabilidad con gregarismo. Leer no nos
separa del mundo. Nos introduce en él de manera diferente. La lectura puede contribuir
(…). A la elaboración de una identidad plural, más flexible, más lábil, abierta al juego y
al cambio.” (P. 57)
Los libros que leemos son manifestaciones estéticas de unos otros que antes fueron o están
ahora, una forma de memoria hecha carne en el imaginario, en la que voces que creímos
olvidadas o perdidas o imposibles son traídas para ayudarnos a ver y a construirnos.
Así entonces podríamos decir que la historia de la literatura y el arte es también la historia
de la subjetividad humana y de las condiciones materiales y simbólicas en las que esa
subjetividad se desplegó. Contra el solo impulso y la descarga individual, contra el puro
entretenimiento y el adormecimiento de la conciencia, el arte nos recuerda quiénes somos,
nos propone un encuentro con los deseos, temores, sueños, anhelos más profundos que
atesoramos en nuestro interior y, al mismo tiempo, manifiesta aquellos que pertenecen a la
sociedad de la que formamos parte.
Cabe destacar que la enseñanza de la lectura y la escritura, como cualquier otra enseñanza,
tiene que navegar la tensión entre imposición y libertad. La lengua tiene todo que ver con la
posibilidad de ser sujeto, de expresar una voz propia, tomando retazos de lo que otros nos
legaron pero declinando esos legados de forma original.
Desde los contenidos que el diseño curricular prescribe, se redefine el rol de docentes, de
alumnos y del tipo de prácticas que deberían llevarse a cabo dentro del aula.
Por otra parte, todo aquel que proponga una lectura debe explicitar a los destinatarios de la
actividad, cuál es el propósito de la misma, por qué se eligió ese texto y no otro; conocerlo
en profundidad a fin de saber cuándo serán necesarias las pausas, las explicaciones, la
formulación de hipótesis, la vinculación con otros textos, etc.
Por otro lado, al analizar el rol del alumno que se propone (y espera) desde los
lineamientos curriculares, se puede concluir que el alumno debería llevar adelante un papel
activo y central en los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya sea dando a conocer sus
intereses fundamentados, discutiendo sentidos, investigando en los textos y sobre los textos
que se les presentan, compartiendo la construcción de sus conocimientos, entre otras
actividades.
Finalmente, esas situaciones de lectura sostenidas a lo largo del tiempo, mediadas por un
profesional que es lector y disfruta leer, que propone textos que desafían a sus alumnos (por
las temáticas que abordan, por la complejidad discursiva o estructural, por el prejuicio que
existe socialmente sobre ellos) instaurarán la idea de que a leer se aprende, que se trata de
una competencia que puede alcanzarse únicamente realizando sucesivas lecturas y en
compañía de otros.
BIBLIOGRAFÍA
BOMBINI, Gustavo (2004): “El problema del conocimiento escolar sobre la literatura:
tensiones en sus procesos de modernización”, en Los arrabales de la literatura. La historia
de la enseñanza literaria en la escuela secundaria argentina (1860-1960), Bs.As., Miño y
Dávila.
COLOMER, Teresa (2008 - 2005): 2. “El progreso del lector” en Andar entre libros. La
lectura literaria en la escuela, México, FCE.
DE CERTEAU, Michel (2000 - 1990): “Cap. XII Leer: una cacería furtiva” en La
invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer, México, Universidad Iberoamericana.
PETIT, Michéle (1999): “Una relación personalizada” y “Transmitir el amor por la lectura:
¿una apuesta para el maestro?” en “Cuarta Jornada. El papel de los mediadores” en Nuevos
acercamientos a los jóvenes y la lectura, México, FCE.
Rockwell, Elsie (2001): “La lectura como práctica cultural. Conceptos para el estudio de
los libros escolares” Revista Educação e Pesquisa, enero-junio, volumen 27, n° 001, San
Pablo, Brasial, Disponible online en redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/298/29827102.pdf