Sunteți pe pagina 1din 16

Revista de Psicopatologla y Psicología Clínica © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatolog(a (AEPCP)

2000, Volumen 5. Número 2, pp. 115-130 ISSN 1136-5420/00

EL PESIMISMO DEFENSIVO Y EL SÍNDROME DEL IMPOSTOR:


ANÁLISIS DE SUS COMPONENTES AFECTIVOS Y COGNITIVOS
EVARISTO FERNÁNDEZ y JOSÉ BERMÚDEZ
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Educación a Distancia
(Recibido el 5 de diciembre de 1998)

En este trabajo se lleva a cabo un estudio comparativo de las características asociadas


al Pesimismo defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI), dos patrones de compor-
tamiento que tienen en común la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, mie-
do al fracaso y mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, todo ello a pesar
de una importante historia de éxitos. No obstante, al mismo tiempo pensamos que estos
dos constructos pueden diferenciarse en el grado en que manifiestan estas y otras res-
puestas, creencias y actitudes. Para explorar esta posibilidad, realizamos una serie de
análisis de correlaciones y de regresión jerárquica y múltiple sobre diversas variables
de carácter afectivo y cognitivo. Los resultados revelan un patrón claramente diferen-
ciado para ambos constructos. Concretamente, el PD parece c€iracterizarse por ansiedad
de prueba, (bajo) optimismo, (baja) autoestima académica y pesimismo, mientras que
el SI estaría caracterizado por confusión en el autoconcepto, (baja) autoestima social y
global, (baja) autoeficacia, externalismo, autoconciencia y ansiedad social. En la discu-
sión resaltamos el carácter más desadaptativo del SI, en comparación con el PD, y su
naturaleza más de tipo social o interpersonal. Finalmente, abordamos la cuestión de la
direccionalidad de los efectos hallados, sugiriendo la existencia de una continua retro-
alimentación entre ambos patrones de comportamiento y sus componentes.
Palabras clave: Pesimismo defensivo, síndrome del impostor, expectativas, incompe-
tencia percibida, autoestima, protección.
The defensive pessimisin and the impostor syndrome:
an anafysis of their affective and cognitive componente

This work undertakes a comparative study of the characteristics associated to the Defen-
sive pessimism (DP) and the Impostor syndrome (IS), two pattems of behavior characte-
rized by self-doubts, fear of failure, and low outcome expectancies, in spite of a history
of success. At the same time, we think that these two constructs can be different in the
degree that show these and other responses, beliefs, and altitudes. To check this hypot-
hesis, a series of correlational and hierarchical and múltiple regression analyses on seve-
ral affective and cognitive variables were conducted. The results showed a different pat-
tern for each construct. Specifically, DP is better defined by test anxiety (worry), (low)
optimism, (low) academic self-esteem, and pessimism, whereas self-concept confusión,
(low) social and global self-esteem, trait anxiety, (low) self-efBcacy, extemalism, self-cons-
ciousness, and social anxiety are more important in IS. In the discussion we emphasize
that, compared with DP, IS shows a more inadaptative character, and is more social or
interpersonal in nature. Finally, we consider the effects directionality question, and we
suggest a continuous feedback among these behavior pattems and their components.
Key words: Defensive pessimism, impostor syndrome, low expectancies, perceived
incompetence, self-esteem, protection.

INTRODUCCIÓN gativas y de dudas ante el afrontamiento


futuro de una situación de logro en per-
La existencia de unas expectativas ne- sonas con una importante experiencia de
éxitos, ha lleimado la atención de algunos
Coirespondencia: Facultad de Psicología, UNED, Dpto. investigadores e n los Últimos £lñ0S (Clan-
^^^{SZ%ÍSr^:^T!:S'^¿^: -^ « I - - - ^978; d a n c e y OToole. 1987;
Fax:91398 6298.CoiTeo-e:efemandez®bec.uned.es Harvey, 1 9 8 1 ; K o l l i g i a n y S t e m b e r g ,
116 Evaristo Fernández y José Bermúdez

1991; Norem y Cantor, 1986a; 1986b; los impostores, ni estimula la creencia en


Norem y Illingworth, 1993; Showers y una alta habilidad. Asimismo, Clance y
Rubens, 1990; Cozzarelli y Major, 1990). O'Toole (1987) señalan que estas perso-
Gracias a este esfuerzo investigador se nas muestran un gran ingenio a la hora
han identificado dos patrones comporta- de negar la evidencia externa de habili-
mentales, el Síndrome del Impostor (SI) dad y de desacreditar las valoraciones
(Clance, 1985) y el Pesimismo Defensivo positivas procedentes de los demás.
(PD) (Norem y Cantor, 1986a). Desde el punto de vista clínico el sín-
El síndrome del impostor ha sido defi- drome del impostor se ha asociado con
nido como un sentimiento intenso de fal- diversos tipos de síntomas como la ansie-
sedad o falta de autenticidad con respec- dad generalizada, depresión, falta de
to a la autoimagen de competencia, autoconfianza, baja autoestima y frustra-
experimentado por personas con una ción relacionada con la imposibilidad de
apreciable historia de éxitos (Clance, cumplir con los altos estándeires autoim-
1985). A pesar de estos logros, los deno- puestos (Chrisman, Pieper, Clance,
minados impostores manifiestan impor- Holland y Glickauf-Hughes, 1995; Clance
tantes dudas acerca de sus habilidades, y e Imes, 1978; Matthews y Clance, 1985).
creen que éstas son continua e injustifi- Por su parte, el pesimismo defensivo es
cadamente sobreestimadas por los conceptualizado como una estrategia cog-
demás. De esta manera, no se creen mere- nitiva de dominio específico (de logro,
cedores de los éxitos que obtienen, y se social), consistente en adoptar unas bajas
preocupan de que los demás puedan des- expectativas y metas ante la existencia de
cubrir en cualquier momento que no son una situación futura a afrontar, a pesar de
tan inteligentes como parecen; en este que las personas que recurren a ella pre-
sentido, el éxito les hace sentirse como sentan una clara historia de éxitos, algo
unos farsantes (Clance, 1985). Como con- que reconocen como cierto. Estas perso-
secuencia de su miedo y ansiedad ante la nas se sienten inicialmente ansiosas y
posibilidad de fracasar, y así parecer ante fuera de control, y focalizan su atención
los demás como unos incompetentes, los en las dificultades y resultados negativos
impostores se esfuerzan para evitar un posibles, incluso aunque parezcan poco
posible fracaso que «pueda delatarles» probables (Norem y Cantor, 1986a).
(Clance e Imes, 1978; Clance y O'Toole, La evidencia demuestra que estas
1987). expectativas no se convierten en profecí-
Como consecuencia del patrón atribu- as autocumplidas, ni llevan a una retira-
cional mostrado por los impostores ante da del esfuerzo, como sí parece ocurrir
los éxitos, caracterizado por una externa- en los pesimistas puros o disposicionales
lización del éxito y una internalización (no defensivos). En lugar de eso, los pesi-
del fracaso, estas personas suelen experi- mistas defensivos invierten una gran can-
mentar un sentimiento de culpabilidad tidad de esfuerzo en tareas que ellos valo-
ante aquel resultado, lo que contribuye al ran como importantes (Cantor, Norem,
desarrollo de los sentimientos de false- Niedenthal, Langston y Brower, 1987;
dad mencionados previamente, así como Norem y Cantor, 1986b; Norem y Cantor,
al temor de que los demás descubran que 1990). Además, el nivel de rendimiento
en realidad esas habilidades que les asig- alcanzado por ellos es comparable al de
nan no son las responsables de los resul- los sujetos que utilizan la estrategia con-
tados que obtienen. Clance (1985), por traria, esto es, el optimismo. Asimismo,
otra parte, observa que el éxito repetido los pesimistas defensivos parecen encon-
no debilita este tipo de sentimientos en trarse protegidos gracias a la utilización
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 117

de sus estrategias, pues no se sienten que puede tener para la cualidad del
menos satisfechos que los optimistas des- autoconcepto el hecho de, por un lado,
pués de un fracaso, ni recurren a juicios tener una historia personal de éxitos y,
atribucionales que les permitirían negar por otro, mantener continuas dudas acer-
la responsabilidad sobre el mal rendi- ca de la propia competencia de cara al
miento y así proteger su autoestima (Fer- afrontamiento exitoso de futuras situa-
nández, 1999; Norem y Cantor, 1986a). ciones. Específicamente, la consecuencia
Desde el punto de vista clínico se ha esperable de esta contradicción puede ser
observado que los pesimistas defensivos el mantenimiento de una baja claridad o
presentan a leirgo plazo, en comparación certeza en el autoconcepto. que engloba-
con los optimistas, mayores niveles de ría tanto aspectos positivos (relacionados
sintomatología informada (preocupación, con los éxitos pasados) como negativos
insomnio, desesperanza), nivel de estrés (relacionados con el miedo al fracaso y
y de insatisfacción vital (Cantor et al., las bajas expectativas de éxito). Esta posi-
1987), y un mayor nivel de depresión, bilidad, que sí ha sido contemplada por
aunque menor que el de los pesimistas algunos autores en el caso del pesimismo
puros (no defensivos) (Hummer, Dember, defensivo (Fernández, 1999, exp. 2; Har-
Melton y Schefft, 1992). De igual mane- low y Cantor, 1995), no ha sido objeto de
ra, se ha encontrado que el pesimismo análisis aún en el del síndrome del
defensivo correlaciona negativamente impostor. Uno de los objetivos del pre-
con autoestima y autoeficacia generaliza- sente trabajo consiste en aportar datos
da, haciéndolo positivamente con ansie- sobre esta cuestión.
dad y externalismo (en este último caso Por otro lado, junto a estas similitudes,
en menor medida que el pesimismo puede sugerirse a partir del único estudio
puro) (Fernández y Bermúdez, 1999). existente sobre ambos constructos (Coz-
Una primera conclusión que puede zareli y Major, 1990), la existencia de
sacarse a partir de la descripción de diferencias en el grado en que PD y SI
ambos patrones de comportamiento se contienen las características descritas
refiere a la existencia de importantes anteriormente; diferencias que podrían
similitudes entre ellos, tanto desde el condicionar el hecho de que el SI resulte
punto de vista del dinamismo psicológi- ser un patrón de comportamiento más
co que los caracteriza como de sus con- desadaptativo. Adicionalmente, estos
secuencias adaptativas, siendo esta la constructos no han sido comparados
razón que llevó a Cozzarelli y Major anteriormente con respecto a otras varia-
(1990) a estudiarlos conjuntamente. Por bles básicas para su comprensión, como
un lado, tanto los impostores como los es el caso del optimismo-pesimismo, la
pesimistas defensivos experimentan mie- autoestima, el lugar de control y la auto-
do al fracaso, ansiedad y duda acerca de conciencia. La primera de ellas (el opti-
las propias posibilidades de lograr bue- mismo-pesimismo) puede estar presente
nos resultados, y se fijan unas bajas en diverso grado en ambos constructos,
expectativas ante cada nueva situación a en donde cobra especial relevancia la
afrontar. Esta valoración inicial de la naturaleza de las expectativas que desa-
situación y de sí mismos conduce a rrollan acerca de los resultados futuros.
ambos grupos a invertir un gran esfuerzo Asimismo, la (baja) autoestima parece
para tratar de evitar el posible fracaso. jugar un papel relevante en diversas reac-
Por otro lado, una segunda caracterís- ciones manifestadas por pesimistas
tica que definiría a ambos grupos de suje- defensivos (Harlow y Cantor, 1995) e
tos está relacionada con las repercusiones impostores (Langford y Clance, 1993).
118 Evaristo Fernández y José Bermúdez

Por lo que respecta a las expectativas índices de asociación reflejan un grado


sobre la controlabilidad de los resultados apreciable de varianza compartida por
existe evidencia directa o indirecta de ambos constructos, aunque, paralela-
que unos y otros sujetos perciben cierto mente, ponen de manifiesto cierto grado
grado de incontrolabilidad sobre el de independencia, que hace aconsejable
ambiente, lo que parece afectar a sus emprender un estudio de sus cualidades
reacciones iniciales. Finalmente, la auto- diferenciadoras específicas. Por esta
conciencia puede que esté caracterizan- razón, y siguiendo los pasos de un traba-
do a ambos constructos. Por un lado, jo anterior (Fernández y Bermúdez, en
Fernández y Bermúdez (1999) han infor- prensa], procederemos a analizar, en un
mado de la existencia de asociación posi- primer momento, las características aso-
tiva significativa, aunque moderada, ciadas a ambos constructos en términos
entre esta variable y el PD. Por otro, a absolutos, para pasar posteriormente a
partir de otro estudio efectuado por estos contemplar por separado cada uno de
autores (Fernández y Bermúdez, en pren- ellos previo control estadístico de la
sa) puede deducirse que la autoconcien- influencia ejercida por el otro. Sólo de
cia tenga también su relevancia en el SI, esta manera podremos obtener una com-
pues este se caracteriza por un interés prensión adecuada de la verdadera natu-
por evitar una impresión desfavorable en raleza del PD y el SI.
los demás (autoobservación protectora),
actitud que implica, necesariamente, ser
consciente de los propios sentimientos y MÉTODO
conductas, y de cómo afectan a otras per-
sonas. En el presente trabajo trataremos Sujetos y procedimiento
de aportar evidencia más directa acerca
del grado en que el PD y el SI comparten Participaron 140 estudiantes del pri-
todas estas actitudes y creencias, o, por el mer ciclo de Psicología de la UNED, de
contrario, difieren en ellas. los cuales 65 eran hombres y 75 mujeres.
Así pues, el presente estudio se plan- El rango de edad es de 18 a 42 años (M=
tea como objetivo global la exploración 27,65; DT= 7,14).
de las posibles relaciones existentes entre Se entregaron en clase distintos inven-
el síndrome del impostor y el pesimismo tarios con instrucciones para que los
defensivo, por un lado, y terceras varia- complementaran en sus casas y los envia-
bles de naturaleza cognitiva y afectiva, ran por correo a la Facultad. El orden de
por otro, en un intento de profundizar cumplimentación fue el que aparece a
tanto en las diferencias como en las continuación en la descripción de los
semejanzas que puedan existir entre instrumentos.
ambos constructos. No obstante, para
cumplir adecuadamente con este objeti-
vo es necesario proceder de manera espe- Instrumentos
cial. Hay que tener en cuenta que el PD y
el SI se solapan en cierto grado desde el 1. Optimism-Pessimism Questionnaire
punto de vista conceptual, lo que se ha (OPQ)iNoTem y Cantor, 1986a). Medi-
traducido, en el plano empírico, en corre- da de optimismo y pesimismo defen-
laciones moderadamente altas entre ellos sivo referidos a situaciones académi-
(r= 0,52, en el estudio de Cozzarelli y cas. Originalmente, este inventario
Major, 1990; y r= 0,57 en el estudio de consta de 9 items, siendo 4 de ellos
Fernández y Bermúdez, en prensa). Estos de contenido optimista', 4 de conté-
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 119

nido pesimista, y uno referido al ren- mérito en la obtención de los éxitos


dimiento pasado. La escala de res- pasados. Dos ejemplos de items son
puesta es de tipo Likert de 11 puntos, los siguientes: «Temo que personas
donde 1= En total desacuerdo y 11= importantes para mí puedan descu-
Totalmente de acuerdo. Para el pre- brir que no soy tan capaz como ellas
sente estudio hemos utilizado la piensan que soy»; «Si recibo halagos
subescala de pesimismo, junto con el o reconocimiento por algo que he
ítem sobre rendimiento pasado. Este logrado, tiendo a quitar importancia a
último permite discriminar entre lo que he hecho». La escala de res-
sujetos pesimistas puros o no defen- puesta es de tipo Likert de 5 puntos,
sivos, que reconocen haber rendido donde 1= Totalmente en desacuerdo
pobremente en el pasado en situacio- y 5= Totalmente de acuerdo.
nes académicas (puntuación inferior 3. State-Trait Anxiety Inventory, escala
a 6 en la escala de respuesta), y de rasgo (STAI-R) (Spielberger, Gor-
defensivos, que informan de un alto such y Lushene, 1970). Contiene 40
rendimiento pasado (puntuación de items distribuidos en dos escalas,
7 o más). Nosotros tendremos en una de ansiedad-estado y otra de
cuenta este último criterio en los ansiedad-rasgo, que es la que utiliza-
diferentes análisis. Por otra parte, a remos aquí, con 20 items cada una.
partir de un estudio anterior en torno Se evalúa con una escala de respues-
a este inventario (Fernández y Ber- ta tipo Likert de 4 puntos, donde 1=
múdez, 1999), hemos añadido un Casi nunca y 4= Casi siempre.
ítem de contenido pesimista, que es
una reformulación de otro ítem (tam- 4. Personal and Academia Self-Concept
bién pesimista), destinado a mejorar Inventory (PASCI) (Fleming y Wha-
su calidad en el conjunto de la esca- len, 1990). Se trata de un inventario
la. Fernández y Bermúdez (1999) de autoconcepto y autoestima de 45
informan de una consistencia interna items. Contiene 7 subescalas: autoes-
aceptable para esta subescala (alfa= tima global, aceptación social, habili-
0,76). Ejemplos de Ítems son los dad académica, habilidad verbal,
siguientes: «Al enfrentarme a situa- habilidad para las matemáticas, apa-
ciones académicas espero lo peor, riencia física, habilidad física, acep-
incluso aunque sepa que probable- tación parental y ansiedad social.
mente lo haré bien»; «Suelo dudar Aquí utilizaremos sólo 3 de ellas, con
un total de 15 items: autoestima glo-
tanto de poder rendir bien ante una
bal, autoestima académica y autoesti-
prueba que es un alivio cuando la
ma social. En la versión original cada
supero satisfactoriamente»).
ítem está formulado como una pre-
2. Impostor Phenomenon (IP; Clance y gunta, y la escala de respuesta es de
O'Toole, 1988). Medida del Síndrome tipo Likert de 7 puntos (1= Práctica-
del Impostor. Contiene 20 items des- mente nunca; 7= Muy frecuente).
tinados a evaluar pensamientos y sen- Para este estudio hemos modificado
timientos relacionados con dudas y la manera de presentar los items, que
preocupaciones acerca de la propia aparecen como una afirmación, y la
capacidad, preocupación por haber escala de respuesta conserva la ampli-
logrado cosas por casualidad o por tud de 7 puntos, aunque los extremos
error, más que por la propia habilidad se denominan de otra manera (1= No
y falta de reconocimiento del propio en absoluto, 7= Sí totalmente).
120 Evaristo Fernández y José Bermúdez

5. Self-Concept claríty (SCC) (Campbell, 9. Test Anxiety Inventory (TAI) (Spiel-


Trapnell, Heine, Katz, Lavallee y Leh- berger, 1980). El TAI es una inventa-
man, 1996). Medida de claridad en el rio de ansiedad de prueba de amplia
autoconcepto, de 12 items. Incluye utilización en la literatura sobre
tres componentes que saturan en un ansiedad y ejecución en contextos de
único factor: consistencia interna logro. Contiene dos subescalas. Preo-
percibida, estabilidad temporal de las cupación [Worry] y Emocionalidad
creencias acerca de uno mismo y cer- {Emotionality), y una puntuación glo-
teza sobre las autodescripciones. La bal. Los 20 items de que consta se
escala de respuesta es de tipo Likert evalúan por medio de una escala de
de 5 puntos (1= En total desacuerdo; respuesta tipo Likert de 4 puntos
5= Totalmente de acuerdo). (l=Casi nunca, 4=Casi siempre).
6. Ufe Oríentation Test (LOT) (Scheier y 10. Self-Consciousness Scale (SCS)
Carver, 1985a; Scheier, Carver y Brid- (Scheier y Carver, 1985b). Medida de
ges, 1994). Medida de optimismo dis- autoconciencia, revisada a partir del
posicional que estuvo formada origi- inventario original de Fenigstein,
nalmente por 12 items (8 efectivos y 4 Scheier y Buss (1975). Consta de tres
de control). De los 8 items válidos, 4 escalas: autoconciencia privada,
estaban formulados positivamente pública y ansiedad social. Contiene
(optimismo) y 4 negativamente (pesi- 22 items que se puntúan en una esca-
mismo). Posteriormente sufrió una la de respuesta tipo Likert de 5 pun-
revisión (1994), en la que de estos 8 tos, donde 1= Nada aplicable y 5=
items sólo quedaron 5, añadiendo uno Totalmente aplicable.
más. Nosotros utilizaremos esta últi-
ma versión, que contiene 3 items de
contenido optimista y 3 de contenido RESULTADOS
pesimista. La escala de respuesta para
cada uno de ellos es de tipo Likert de La consecución de los objetivos previa-
5 puntos, donde 1= Muy en desacuer- mente descritos requiere llevar a cabo la
do y 5= Totalmente de acuerdo. exploración de las asociaciones entre el
PD y el SI, por un lado, y de ambos con
7. Locus of Control of Behavior (LCB) las variables de carácter cognitivo y afec-
(Craig, Franklin y Andrews, 1984). tivo evaluadas, por otro. Este análisis se
Medida del lugar de control de la llevará a cabo en dos fases. Como ya
conducta, de 17 items, que confor- hemos adelantado anteriormente, en pri-
man un factor único, Externalismo. mer lugar calcularemos las correlaciones
Se evalúa a través de una escala de absolutas existentes entre las variables
respuesta tipo Likert de 6 puntos, mencionadas, para pasar, en un segundo
donde l=Totaimente en desacuerdo y momento, a contemplar la contribución
6=Totalmente de acuerdo. relativa de todas ellas por medio del con-
8. Self-Efficacy Scale (SES) (Sherer et al. trol estadístico del efecto del SI sobre el
1982). Medida de autoeficacia gene- PD, por un lado, y del efecto de este últi-
ralizada de 24 items, de los cuales 17 mo sobre el primero, por otro. Dentro de
son efectivos y 7 son de control. Se esta segunda fase de análisis, procedere-
evalúan en una escala de respuesta de mos, adicionalmente, a explorar aquellas
5 puntos (l=Totalmente en desacuer- variables que integrarían las ecuaciones
do, 5=Totalmente de acuerdo). predictivas de ambos constructos.
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 121

Análisis de las correlaciones absolutas tructos correlacionan negativamente con


entre variables claridad del autoconcepto, autoeficacia y
optimismo, mientras que lo hacen positi-
En la Tabla 1 aparecen los datos refe- vamente con pesimismo y externalismo.
rentes al primer tipo de análisis referido, Con respecto a la autoconciencia, clara-
esto es, al análisis de las asociaciones mente se observa que el SI, pero no el PD,
absolutas entre variables. En primer lugar, correlaciona significativcunente tanto con
un primer dato que merece resaltarse es la la modalidad privada como con la públi-
correlación moderadamente alta existente ca, mientras que ambos constructos se aso-
entre el PD y el SI, reflejando un solapa- cian positivamente con ansiedad social.
miento apreciable entre ambas variables,
si bien subsiste un grado de independen-
cia suficiente como para que resulte acon- Análisis de las asociaciones relativas
sejable estudiarlas separadamente. entre variables: control del efecto
Por otra peirte, y de manera coherente diferencial del PD y el SI
con la asociación descrita entre el PD y el
SI, un examen de la Tabla 1 revela una Un segundo momento en el análisis de
notable semejanza en los diversos corre- los datos consistió en la exploración de la
latos analizados, con algunas excepcio- contribución relativa del PD y el SI,
nes. Desde el punto de vista afectivo, se mediante la separación de aquella parte
observa que tanto el PD como el SI corre- de la varianza común a ambos, algo que
lacionan positiva y significativamente viene justificado por la importante aso-
con ansiedad rasgo y ansiedad de prueba, ciación existente entre ellos, como hemos
y negativamente con autoestima. Con res- visto anteriormente. Procediendo de esta
pecto a las medidas de tipo más cogniti- manera podremos demostrar qué cons-
vo puede observarse que los dos cons- tructo es responsable en último término

Tabla 1. Correlaciones entre el pesimismo defensivo y el síndrome del impostor


con variables de carácter afectivo y cognitivo
Pesimismo defensivo Síndrome impostor
;* i"

Síndrome Impostor 0,57 —


Ansiedad 0.54 0,61
Autoestima
Global -0,47 -0,52
Académica -0,64 -0,58
Social -0.39 -0,46
Claridad autoconcepto -0,49 -0,67
Autoeñcacia -0,35 -0,59
Optimismo -0,53 -0,36
Pesimismo 0,58 0,51
Externalismo 0,43 0,51
Ansiedad de prueba 0,64 0,55
Preocupación 0,72 0,59
Emocionalidad 0,56 0,49
Autoconciencia
Privada 0,10 0,30
Pública 0,13 0.32
Ansiedad social 0.33 0,49
Nota: N= 118. "Todos los coeficientes son significativos {p < 0,001), con la excepción de los correspon-
dientes a la autoconciencia pública y privada, que no lo son en absoluto. ^ Todos los coeficientes son sig-
nificativos (p < 0,001).
122 Evaristo Fernández y José Bermúdez

de las asociaciones descritas más arriba, respecto al manifestado en los análisis


así como conocer el grado en que cada previos. En primer lugar, en el caso del
una de ellas se mantiene, aumenta o dis- PD, que en términos absolutos correlacio-
minuye cuando se contempla a cada cons- naba negativamente con claridad del auto-
tructo de manera independiente. concepto y autoeficacia, la contribución
Realizamos una serie de análisis de relativa de estas variables a la varianza
regresión jerárquica [Enter] para el PD y el total no era significativa cuando mantení-
SI por separado, sobre cada una de las amos constante el efecto del SI, mientras
variables cognitivas y afectivas estudiadas. que la varianza adicional explicada para
Específiceimente, en el caso del PD intro- el SI por la claridad y la autoeficacia cuan-
dujimos en primer lugar en la ecuación de do controlamos el efecto del PD sí que
regresión la variable SI, con lo cual su efec- resultaba significativa. De esta manera, la
to sobre aquél quedaba controlado cuando tendencia a una falta de claridad del auto-
adicionalmente añadíamos, una por una, concepto y a una baja autoeficacia parece
el resto de las variables mencionadas. Por ser algo específico del SI, no del PD.
el contrario, cuando el análisis de regre- Por otra parte, la ansiedad social úni-
sión se realizaba para el SI, procedíamos camente explicaba una porción de
de la misma forma, pero esta vez contro- varianza adicional significativa en el caso
lando el efecto del PD, que era introduci- del SI, cuando en los análisis previos
do en la ecuación en primer lugar. aquella variable se asociaba significativa-
Los resultados correspondientes a estos mente con ambos constructos.
análisis aparecen en la Tabla 2. Puede Con respecto a la autoestima social,
observarse que tuvieron lugar una serie de cabe decir que sólo en el caso del SI aña-
cambios en el patrón de asociaciones con día poder explicativo, mientras que en

Tabla 2. Análisis de regresión jerárquica [Enter] del pesimismo defensivo


(manteniendo constante el efecto del síndrome del impostor) y del síndrome del impostor
(manteniendo constante el efecto del pesimismo defensivo) sobre variables de naturaleza
afectiva y cognitiva
Pesimismo defensivo Síndrome impostor
R^ camb." sig.F rp R' camb} sig.F rp
Ansiedad 0,05 0,001 0,29 0,14 0,0000 0,49
Autoestima
Global 0,04 0,006 -0,25 0,09 0,0002 -0,34
Académica 0,13 0,0000 -0,44 0,07 0,0001 -0,44
Social 0,02 0,074 -0,16 0,09 0,0003 -0,16
Claridad autoconcepto 0,006 N.S. -0,11 0,21 0,0000 -0,53
Autoeficacia 0,001 N.S. 0,01 0,23 0,0000 -0,51
Optimismo 0,16 0,0000 -0,42 0,004 N.S. -0,08
Pesimismo 0,12 0,0000 0,40 0,05 0,002 0,27
Externalismo 0,03 0,03 0,20 0,10 0,0001 0,36
Ansiedad de prueba 0,16 0,0000 0,48 0,05 0,001 0,30
Preocupación 0,22 0,0000 0,58 0,048 0,0004 0,32
Emocionalidad 0,12 0,0000 0,39 0,04 0,007 0,24
Autoconciencia
Privada 0,005 N.S. -0,08 0,083 0,0014 0,29
Pública 0,003 N.S. -0,06 0,09 0,0009 0,30
Ansiedad social 0,003 N.S. 0,06 0,14 0,0000 0,39
Nota: N= 118; rp= correlación parcial.' R^ cambio: proporción de varianza adicional explicada por cada
variable, con respecto a la que ya explica el Síndrome del Impostor, que es forzado a entrar en primer lugar
en la ecuación.'' R^ cambio: proporción de varianza adicional explicada por cada variable, con respecto a
la que ya explica el Pesimismo Defensivo, que es forzado a entrar en primer lugar en la ecuación.
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 123

relación al PD la varianza adicional dos análisis de regresión múltiple (Step-


explicada era sólo marginalmente signi- wise) sobre el resto de variables de tipo
ficativa. En el caso del optimismo ocurría cognitivo y afectivo. El criterio de selec-
lo contrario. Cuando se controlaba el ción de estas últimas consistió en tomar a
efecto del PD la contribución de aquella aquéllas que en el segundo tipo de análisis
variable a la varianza total del SI era realizado anteriormente (de asociaciones
prácticamente inapreciable, mientras que relativas) contribuían significativamente a
la correspondiente al PD cuando se man- la varianza. Específicamente, en los análi-
tenía constante el SI sí era importante. En sis efectuados para el PD, las variables
el caso del pesimismo, y también en el de consideradas fueron einsiedad, autoestima
ambos componentes de la ansiedad de global y académica, optimismo, pesimis-
prueba (principalmente la preocupación) mo, externalismo, y preocupación y emo-
la cantidad de varianza explicada tanto cionalidad, correspondientes a la ansiedad
del PD como del SI era significativa, pro- de prueba. Por su parte, los análisis reali-
duciéndose en esta ocasión sólo diferen- zados para el SI se basaron en todas las
cias en la magnitud de la misma, que era variables salvo el optimismo.
mayor en el caso del PD. La tendencia Adicionalmente, para estos análisis
contraria existía con respecto a la ansie- volvimos a tener en cuenta el hecho de
dad rasgo y externalismo, con una con-
que el PD y el SI se solapan en cierto gra-
tribución relativa mayor en el caso del SI.
do. Así pues, previamente al análisis des-
tinado a obtener la mejor ecuación de
Análisis de regresión múltiple para regresión para cada constructo, forzamos
el PD y el SI la entrada en la misma (Enter) del SI,
cuando los análisis se efectuaban para el
Un tercer y último tipo de análisis se PD, o del PD, cuando se realizaban para
planteaba la exploración de los mejores el SI. De esta manera, volvíamos a man-
predictores de cada imo de los constructos tener constantes los efectos correspon-
estudiados, el PD y el SI. Realizamos sen- dientes a cada constructo.

Tabla 3. Análisis de regresión múltiple [Stepwise] del pesimismo defensivo (manteniendo constante
el efecto del síndrome del impostor) y del síndrome del impostor (manteniendo constante
el efecto del pesimismo defensivo) sobre variables de naturaleza afectiva y cognitiva
Pesimismo defensivo
Variables R fl'aj. F fl^camb. Fcamb. fi rp
Enter:
Síndrome del Impostor Stepwise: 0,57 0,32 56,2' 0,13 0,16
Preocupación 0,74 0,54 71,4° 0.23 58,8' 0,41 0,41
Optimismo 0,77 0,58 56,9' 0,046 13,1" -0,23 -0,31
Autoestima académica 0,78 0,60 45,3' 0,016 4,8-^ -0,18 -0,20
Síndrome del impostor
R fl^aj. F R^ camb. F camb. fi rp
Enter:
Pesimismo defensivo 0,57 0,32 56,2" 0,15 0,17
Stepwise:
Claridad autoconcepto 0,75 0.56 59,6' 0,24 59,9* -0,43 -0,49
Autoestima social 0,77 0,59 44,7' 0,03 6,9'' -0,27 -0,30
Preocupación 0,79 0,61 36,6' 0,02 5,1"^ 0,22 0,24
Nota: N= 118; R* ai.= proporción de varianza explicada
^ ajustada
, R' camb.= proporción de varianza adi-
cional explicada; o= coeficiente <de
" regresión estandarizado; rp= correlación parcial.' p < 0,001. ^ p<
0 , 0 1 . ' p < 0,05.
124 Evaristo Fernández y José Bermúdez

En la Tabla 3 aparecen representados los predictivos hallados para cada uno de


los modelos finales de regresión para el ellos, pudimos ir desentrañando, paso a
PD y el SI. En ambos casos fueron tres las paso, la cualidades tanto diferenciales
variables que mejor los predecían, logran- como comunes existentes en cada cons-
do explicar porcentajes de varianza tructo. El análisis absoluto de estas aso-
importantes (60% de la correspondiente ciaciones puso de manifiesto principal-
al PD y el 6 1 % de la existente en el SI). mente, y salvo raras excepciones, la
En el PD la primera variable en entrar existencia de importantes similitudes en
fue el componente de preocupación de la el tipo de componentes cognitivos y afec-
ansiedad de prueba, que predecía positi- tivos que los caracterizan, semejanzas
vamente el criterio (B= 0,41). En segundo que venían justificadas por el solapa-
lugar entró el optimismo, prediciendo en miento apreciable existente entre el PD y
sentido negativo (B= -0,23). Finalmente, el SI. Posteriormente, cuando pasamos a
la autoestima académica se asociaba tam- considerar un análisis más específico de
bién negativamente con el PD (B= -0,18). los mismos (asociaciones relativas)
Con respecto al SI, su principal predic- comenzaron a ponerse de manifiesto una
tor fue la claridad del autoconcepto, en serie diferencias que permitían constatar
sentido negativo (B= -0,48). Posterior- la existencia de cualidades específicas a
mente estaba la autoestima social, predi- cada uno de ellos. Pasemos a contemplar
ciendo también en sentido negativo (B= - las implicaciones que pueden derivarse
0,25), y, finalmente, la última variable en de todo ello.
entrar en la ecuación fue la preocupación, En primer lugar, en ambos constructos
prediciendo en sentido positivo (B= 0,24). resultaba esencial el componente cogni-
En conclusión, tanto en el PD como en tivo de la ansiedad de prueba (preocupa-
el SI resulta relevante la preocupación ción), y también el emocional. Tanto des-
acerca de la posibilidad de fracasar, aun- de la literatura del SI como de la
que ésta parece tener más relevancia rela- correspondiente al PD se consideran a la
tiva en el primero de ellos. Con respecto ansiedad inicial acerca de los posibles
a la autoestima, es el contenido académi- resultados, las dudas sobre la propia
co del autoconcepto lo esencial en el PD, habilidad y el consiguiente estado de blo-
mientras que el aspecto social predomina queo emocional, como elementos activa-
en el SI. Por último, un bajo optimismo es dores de estrategias de preparación ante
específico del PD, mientras que una baja la posibilidad de firacasar. En el caso del
claridad en el autoconcepto lo es del SI. SI, la reacción ante ese estado inicial con-
siste en invertir una gran cantidad de
esfuerzo, que iría destinado a evitar el
DISCUSIÓN fracaso con el fin de impedir, al mismo
tiempo, la desaprobación de los demás
El presente estudio tenía por objeto la (Clance y O'Toole, 1988; Fernández y
exploración de las posibles similitudes y Bermúdez, en prensa).
diferencias existentes entre dos cons- En los pesimistas defensivos, por otra
tructos que presentan una importante parte, esta reacción consiste en bajar las
similitud desde el punto de vista con- expectativas de éxito (Norem y Cantor,
ceptual (bajas expectativas, miedo al fra- 1986a), las metas, y en devaluar los resul-
caso, historia de éxitos, etc.). tados futuros (Fernández, 1999) con un
A partir del análisis del patrón de aso- propósito claramente protector, que per-
ciaciones existente con otras variables de mitiría el control de la ansiedad y el
tipo cognitivo y afectivo, y de los mode- aumento del control y la motivación
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 125

(esfuerzo), hasta ese momento inhibida análisis de las asociaciones relativas


por la existencia de un conflicto inicial entre variables.
entre el motivo de logro y el miedo al fra- La existencia de diferencias entre el SI
caso. y el PD en cuanto a la manifestación de
No obstante, a pesar de la relevancia distintos tipos de ansiedad resulta de
de la preocupación en ambos construc- gran interés teórico, pues abre nuevas
tos, todos los análisis revelaban que perspectivas de cara a la conceptualiza-
aquélla estaba más presente en el PD, ción de ambos constructos. En lo que res-
contrariamente a lo señalado inicial- pecta a la ansiedad de prueba, estas dife-
mente por Cozzarelli y Major (1990). rencias son sorprendentes, si tenemos en
Estos autores defienden que son los suje- cuenta que tanto en el SI como en el PD
tos impostores los que pueden manifes- está muy presente la experiencia de
tar un mayor miedo al fracaso (ansiedad ansiedad y miedo al fracaso en un con-
de prueba, preocupación) que los pesi- texto de logro, en donde tan frecuentes
mistas defensivos, lo que explicaría el son las situaciones de evaluación de la
carácter no protector de unas bajas propia competencia. Nosotros pensamos,
expectativas en aquellos sujetos y, por de manera consistente con lo encontrado
tanto, su mayor desadaptación, en com- por Topping (1983) y con lo sugerido por
paración con los pesimistas defensivos, Langford y Clance (1993), que es muy
en donde esta protección sí está presen- probable que las personas con senti-
te, como ya hemos señalado. Por el con- mientos de impostor experimenten ansie-
trario, nuestros datos indican que la con- dad en la mayoría de las situaciones,
tribución relativa de la ansiedad de entre las cuales, añadimos nosotros, pue-
prueba es mayor en el PD que en el SI, lo den encontrarse ima situación de prueba,
que sugiere que el miedo al fracaso en aunque no tenga por qué reducirse a ella
una situación de logro, al menos, puede y/o la experiencia de ansiedad sea tan
que sea mayor en los pesimistas defensi- intensa como en otras.
vos que en los impostores. De esta mane- Por el contrario, aunque el PD puede
ra, la explicación que ofrecen estos auto- participar en algún grado de esa ten-
res de la ausencia de funcionalidad dencia a experimentar ansiedad en múl-
protectora de unas bajas expectativas en tiples situaciones (ansiedad rasgo o
los sujetos impostores, en términos de general), esto no parece ocurrir en la
un mayor miedo al fracaso, no estaría misma medida que en el SI, existiendo
justificada por nuestros datos. Otro tipo en aquél una mayor especificidad en
de factores pueden resultar relevantes en cuanto a la experiencia de ansiedad,
este sentido. Específicamente, Fernández que estaría más circunscrita (o sería más
y Bermúdez (en prensa) encuentran intensa) a contextos que implican un
datos a favor de la existencia de un vín- componente de evaluación de la propia
culo entre el estilo atribucional desa- habilidad. Consistente con esta inter-
daptativo de los impostores y la ausen- pretación, nuestros datos ponían de
cia de protección afectiva ante un futuro manifiesto que la baja autoestima rela-
fracaso. cionada con aspectos académicos era
Por contraposición, la ansiedad con- más relevante en el PD que en el SI,
templada como algo más transituacional mientras que en este último cobraba un
o generalizado (y no solo referida a una mayor protagonismo una autoimagen
situación de prueba) parecía estar más negativa de carácter global.
presente en el SI que en el PD, como La mayor presencia en el SI de una
sugerían los datos correspondientes al ansiedad general necesariamente conlle-
126 Evaristo Fernández y José Bermúdez

va una mayor afectación de otros aspec- (Watson y Clark, 1984). No obstante, esta
tos de la personalidad. Esto es lo que, al es una posibilidad que deberá ser con-
menos, puede deducirse de algunos templada más directamente por futuros
resultados. Concretamente, los datos estudios.
indicaban que la falta de claridad en el Por otra parte, en el PD es otra la diná-
autoconcepto y la falta de autoeficacia mica psicológica que le define. Concre-
generalizada predecían específicamente tamente, en este constructo el aspecto
el SI, pero no el PD, y el externalismo esencial era el (bajo) optimismo y el
presentaba asociaciones parciales mayo- pesimismo, contemplados como expec-
res con el primero de ellos. Según esto, la tativas generalizadas sobre los resulta-
mayor relevancia de la ansiedad rasgo en dos. El bajo optimismo era específico del
los impostores tiene repercusiones más PD, no del SI, tal y como indicaban las
amplias en la dinámica psicológica, oca- asociaciones relativas entre variables y
sionando problemas en la identidad y en los modelos predictivos hallados, y el
la percepción de competencia y capaci- pesimismo contribuía en mayor grado en
dad para alterar el medio, algo que no el PD que en el SI. La cuestión que debe-
parece estar presente en los pesimistas mos plantearnos ahora es por qué estas
defensivos. En la base, al menos en par- variables personales resultan ser rele-
te, de este tipo de ansiedad experimenta- vantes sólo o principalmente en el PD.
da por los sujetos impostores puede que Es muy probable que el carácter protec-
esté su mayor tendencia a la externaliza- tor que proporcionan unas bajas expec-
ción de los éxitos (Fernández y Bermú- tativas de resultado a los pesimistas
dez, en prensa), y, por tanto, al perfec- defensivos, pero no a los impostores,
cionismo y la autocrítica (Chrisman, et tenga algo que ver al respecto (véase Fer-
al, 1995; Kolligian y Sternberg, 1991), nández y Bermúdez, en prensa, para un
que, a su vez, implican la fijación de análisis detallado de esta cuestión). Con-
unas altos estándares de autoevaluación. cretamente, de la misma manera que un
Estos harían más probable la experiencia estilo atribucional desadaptativo justifi-
de ansiedad, pues ningún nivel de rendi- ca la fijación de unas bajas expectativas
miento en ningún contexto vital es reco- en una situación concreta, con valor pro-
nocido por estos sujetos como suficiente tector (Blaine y Crocker, 1993; Fernán-
o adecuado, lo que facilita el desarrollo dez, 1999; Fernández y Bermúdez, en
de malestar emocional e insatisfacción prensa), ese mismo estilo atribucioal
personal crónicos. puede traducirse también en una creen-
La mayor relevancia de la ansiedad cia generalizada de que es poco probable
rasgo en el SI sugiere, asimismo, que este que ocurran resultados positivos en la
síndrome pueda predisponer a la expe- vida (bajo optimismo) y de que es muy
riencia de afecto negativo crónico. Esta probable que ocurran resultados negati-
idea sería coherente con lo defendido por vos (pesimismo). En última instancia,
Cozzarelli y Mayor (1990) y Kolligian estos dos últimos tipos de expectativas
(1990). Estos autores postulan que el permiten anticipar de manera crónica
fenómeno del impostor podría concep- unos resultados negativos, lo que pro-
tualizarse como una manifestación espe- porciona una preparación afectiva tam-
cífica de una tendencia más general a bién permanente contra sus implicacio-
experimentar afectividad negativa, lo que nes, que es actualizada en cada nueva
implica una disposición a sufrir estados situación específica a afrontar, vía fija-
emocionales aversivos y a mantener una ción de unas bajas expectativas específi-
perspectiva negativa sobre el mundo cas de resultado.
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 127

Por otra parte, la consideración de un congruente con esta tendencia a reaccio-


último grupo de variables permitirá esta- nar con ansiedad en contextos sociales,
blecer una nueva fuente de diferencia- la autoestima social también aportaba
ción entre el PD y el SI. Nos estamos refi- poder predictivo único y significativo en
riendo a los dos componentes de la el caso del SI. La relevancia de lo social
autoconciencia, la privada y la pública, y en este constructo es algo inherente a la
a lo que se considera como una reacción conceptualización que normalmente se
a esta última en un contexto social, la hace de él como un patrón de comporta-
ansiedad social (Scheier y Carver, 1985b). miento orientado interpersonalmente
Si bien habíamos especulado con la idea (Clance, 1985; Fernández y Bermúdez, en
de que esta variable, la autoconciencia, prensa), dentro del cual resulta esencial
pudiera ser relevante para ambos cons- la preocupación que muestran los sujetos
tructos, los datos se encargaron de impostores ante la posibilidad de que
demostrar que aquélla parece importante los demás puedan descubrir la falta de
únicamente en el SI. competencia que perciben en sí mismos,
Como sugeríamos en un primer creencia que les impulsa, como ya seña-
momento, la tendencia presente en el SI lamos, a presentar un patrón de autoob-
a desear evitar la decepción y el rechazo servación y sobrepreparación destinado
de los demás mediante un análisis minu- a evitar un posible fracaso, que podría
cioso de la propia conducta y del efecto «delatarles», revelando así esa supuesta
que ésta provoca en ellos (Fernández y incompetencia. Este temor crónico a ser
Bermúdez, en prensa), requiere, necesa- «descubiertos» explicaría en gran medi-
riamente, una focalización en los aspec- da la ansiedad social que suelen experi-
tos privados y públicos de la propia con- mentar, mientras que una baja autoesti-
ducta. En la medida en que en el PD no ma social (y global) estaría en la base de
estaba presente esta necesidad de mane- estos temores y de las reacciones subsi-
jar las impresiones de los demás, se guientes, en consonancia con lo suge-
explicaría la ausencia de una asociación rido por Langford y Clance (1993) y con
entre aquél y la autoconciencia en el pre- lo encontrado por Cozzarelli y Major
sente estudio, tanto a partir de los análi- (1990).
sis absolutos como de los relativos, en Un último aspecto importante que es
contra de lo informado por un estudio necesario tomar en consideración se
anterior (Fernández y Bermúdez, 1999). refiere a la cuestión de la direccionali-
En este sentido, es muy posible que la dad de los efectos descritos aquí. Noso-
asociación positiva moderada encontra- tros hemos enfatizado continuamente el
da allí entre estas dos variables pueda ser papel que distintas respuestas, creen-
debida a la presencia de sujetos pesimis- cias y actitudes (ansiedad, autoestima,
tas defensivos con altas puntuaciones en autoconciencia, etc.) pueden tener en la
SI (en el citado estudio no se realizaron instauración y mantenimiento del SI y
análisis relativos destinados a mantener del PD, cuando es perfectamente facti-
constante el efecto de este último cons- ble el efecto opuesto, esto es, que sean
tructo). estos patrones de comportamiento los
Por otra parte, la ansiedad social tam- que influyan en aquellas otras variables.
bién se revelaba a partir de los análisis No obstante, como suele ser lo habitual
relativos, como variable importante úni- en la manera de conceptualizar la diná-
camente en el SI en consonancia con el mica de la personalidad, lo más proba-
poder explicativo que la autoconciencia ble es que exista una influencia recí-
pública ejercía sobre aquél. De manera proca entre ambos tipos de variables.
128 Evaristo Fernández y José Bennúdez

Así, por ejemplo, una baja autoestima y Clance, P.R. (1985). The impostor pheno-
una alta preocupación pueden contri- menon: When success makes you feel
buir al mantenimiento de sentimientos like afake. Toronto: Bantam Books.
y reacciones de impostor, y éstos, a su Clance, P.R., y Imes, S.A. (1978). The
vez, favorecer el mantenimiento de una impostor phenomenon in high achie-
baja autoestima y una alta preocupa- ving women: Dynamics and therapeu-
ción. De acuerdo con la defensa de la tic intervention. Psychoterapy: Theory,
existencia de un ciclo autoperpetuador Research, and Practice, 15, 241-247.
de respuestas desadaptativas tanto en el Clance, P.R., y OToole, M.A. (1988). The
SI (Langford y Clance, 1993) como en el impostor phenomenon: An internal
PD (Fernández, 1999), hay que tener en barrier to empowerment and achieve-
cuenta que ambos patrones de compor- ment. Women and Therapy, 6, 51-64.
tamiento facilitan la consecución de Cozzarelli, C, y Major, B. (1990). Explo-
importantes éxitos, que actuarían como ring the validity of the impostor phe-
reforzadores positivos de las creencias, nomenon. Journal of Social and Clini-
actitudes y conductas que impostores y cal Psychology, 9, 401-417.
pesimistas defensivos mantienen pre- Craig, A.R., Franklin, J.A., y Andrews, G.
viamente a la obtención de esos resulta- (1984). A scales to measure locus of
dos. Estos sujetos terminarían por atri- control of behaviour. British Journal of
buir a aquéllas un papel catalizador en Medical Psychology, 57, 173-180.
la obtención de los éxitos, que contri- Chrisman, S.M., Pieper, W.A., Clance,
buirían a su mantenimiento, a pesar de RR., HoUand, C.L., y Glickauf-Hughes,
los costos que la mayoría de ellas pue- C. (1995). Validation of the Clance
den acarrear. Impostor Phenomenon scale. Journal
of Personality Assessment, 65, 456-
467.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Fernández, E. (1999). Variables persona-
les y situacionales en la autorregula-
Blaine, B., y Crocker, J. (1993). Self-este- ción en contextos de logro: el caso del
em and self-serving biases in reactions optimismo, el pesimismo defensivo y
to positive and negative events: An la controlabilidad de la tarea. Tesis
integrative review. En R.F. Baumeister Doctoral (no publicada). Madrid:
(Ed.), Self-esteem: The puzzle of low UNED.
self-regará {pp. 55-81). New York: Ple- Fernández, E., y Bermúdez, J. (1999a).
num Press. Estructura factorial del Optimismo y el
Campbell, J.D., Trapnell, P.D., Heine, S.J., Pesimismo. Boletín de Psicología, 63,
Katz, I.M., Lavallee, L.F., y Lehman, 7-26.
D.R. (1996). Self-Concept Clarity: Mea- Fernández, E., y Bermúdez, J. [en pren-
surement, personality correlates, and sa). Estilo atribucional, autoobserva-
cultural boundaries. Journal of Perso- ción y defensividad: el caso del sín-
nality and Social Psychology, 70,141- drome del impostor y el pesimismo
156. defensivo. Revista de Psicología Social.
Cantor, N., Norem, J.K., Niedenthal, P.M., Fleming, J.S., y Whalen, D.J. (1990). The
Langston, C.A., y Brower, A.M. (1987). personal and academic self-concept
Life tasks, self-concept ideáis and cog- inventory: Factor structure and gender
nitive strategies in a life transition. differences in high school and coUege
Journal of Personality and Social Psy- samples. Educational and Psychologi-
chology. 53, 1178-1191. cal Measurement, 50, 957-967.
El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes 129

Harlow, R.E., y Cantor, N. (1995). Over- Norem, J.K., y Cantor, N. (1986b). Defen-
coming a lack of self-assurance in an sive pessimism: «Harnessing» anxiety
achievement domain: Creating agency as motivation. Journal of Personality
in daily Ufe. En M.H. Kernis (Ed.), Effi- and social Psychology, 52, 1208-1217.
cacy, agency, and self-esteem (pp. 170- Norem, J.K., y Cantor, N. (1990). Cogniti-
195). New York: Plenum Press. ve strategies, coping, and perceptions
Harvey, J.C. (1981). The impostor pheno- of competence. En R.J. Sternberg y J.
menon and achievement: A failure to Kolligian (Eds.), Competence conside-
internalize success. (Tesis doctoral, red (pp. 190-204). New Haven, CT:
Temple University, 1981). Disertation Yale University Press.
Abstract International. 42, 4969B. Rothbaum, F., Weisz, J.R., y Snyder, S.S.
Hummer, M.K., Dember, W.N., Melton, (1982). Changing the world and chan-
R.S., y Schefft, B.K. (1992). On the par- ging the self: A two process model of
tial independence of optimism and perceived control. Journal of Persona-
pessimism. Current Psychology: Rese- lity and Social Psychology, 42, 5-37.
arch and Reviews, 11, 37-50. Scheier, M.F., y Carver, C.S. (1985a).
Kolligian, ]., Jr. (1990). Perceived fraudu- Optimism, coping and health: Assess-
lence as a dimensión of perceived ment and implications of generalized
incompeteñce. En R.J. Sternberg y J. outcome expectancies. Health Psycho-
Kolligian (Eds.), Competence conside- logy, 4, 219-247.
red (pp. 261-285). New Haven, CT: Scheier, M.F, y Carver, C.S. (1985b). The
Yale University Press. Self-Consciousness Scale: A revised
Kolligian, J., Jr., y Sternberg, R.J. (1991). versión for the use with general popu-
Perceived Fraudulence in Young lations. Journal of Applied Social Psy-
Adults: Is there an «impostor syndro- chology, 15, 687-699.
me»? Journal of Personality Assess- Scheier, M.F., Carver, C.S., y Bridges,
ment, 56, 308-326. M.W. (1994). Distinguishing optimism
Langford, J., y Clance, P.R. (1993). The from neuroticism (and trait anxiety,
impostor phenomenon: Recent rese- self-mastery, and self-esteem): A ree-
arch findings regarding dynamics, per- valuation of the Life Orientation Test.
sonality and family patterns and their Journal of Personality and Social Psy-
implications for treatment. Psychote- chology, 67, 1063-1078.
rapy, 30, 495-501. Sherer, M., Maddux, J.E., Mercandante,
Matthews, G., y Clance, P.R. (1985). Tre- B., Prentice-Dunn, S., Jacobs, B., y
atment of impostor phenomenon in Rogers, R.W. (1982). The Self-Efficacy
psychotherapy clients. Psychoterapy in Scale: construction and validation.
Privóte Practice, 3, 71-81. Psychological Reports, 51, 663-671.
Norem, J.K., e Illingworth, K.S. (1993). Showers, C , y Rubens, C. (1990). Dis-
Strategy-dependent effects of reflecting tinguishing defensive pessimism from
on self and tasks: Some implications of depression. Negative expectations
optimism and defensive pessimism. and positive coping mechanisms.
Journal of Personality and Social Psy- Cognitive Therapy and research, 14,
chology, 65, 822-835. 385-399.
Norem, J.K., y Cantor, N. (1986a). Antici- Spielberger, C.D. (1980). Preliminary pro-
patory and post hoc cushioning strate- fessional manual for the Test Anxiety
gies: Optimism and defensive pessi- Inventory. Palo Alto, CA: Consulting
mism in «risky» situations. Cognitive Psychologists Press.
Therapy and Research, 10, 347-362. Spielberger, C.D., Gorsuch, R.L., y Lus-
130 Evaristo Fernández y José Bermúdez

hene, R.E (1970). State-Trait Inventory faculty members. (Doctoral disserta-


(STAI). Palo Alto CA: Consulting Psy- tion, University of South Florida,
chologists Press. (Versión española: 1983). Dissertation Abstraéis Interna-
Cuestionario de Ansiedad Estado-Ras- tional. 44, 1948B-1949B.
go TEA Ediciones, Madrid, 1986). Watson, D., y Clark, L.A. (1984). Negati-
Topping, M.E.H. (1983). The impostor ve affectivity: The disposition to expe-
phenomenon: A study of its construct rience aversive emotional states. Psy-
validity and incidence in university chological BuUetin, 96, 465-490.

S-ar putea să vă placă și