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¿Estilística?

Jaffa Ajelet Sahar Cabrera Ruiz

“La estilística es la ciencia que estudia el estilo”, definición recurrente en la mayoría de los
textos teóricos que he consultado para este trabajo, definición que resulta demasiado vaga y
me hace recordar a esas entradas del DRAE que en vez de aclarar el significado de una
palabra te deja con más dudas que respuestas. Desde que escogí este tema, la estilística, no
sólo se me ha grabado la silaba tónica de esa palabra, sino me he encontrado con varias
puertas cerrada, tampoco me quiero dar la tarea de abrir dichas puertas, todavía me falta
mucho por recorrer para poder hacer eso. En el presente ensayo pretendo partir de una
concepción general de lo que se considera estilística para luego abarcar el concepto de estilo
dando así, como ultimo termino, puntos más específicos sobre el tema principal que sería la
estilística de Charles Bally, de Leo Spitzer y de Damaso Alonso.

La estilística

El antecedente de la estilística es la Retórica, que nació en la época griega y fue hasta el siglo
XVIII que inició su declive (la razón de su decadencia se debe en parte por el auge del
Romanticismo), pero logro sobrevivir en las aulas durante todo el siglo XIX y gran parte del
XX. La razón del gran impacto de este predecesor de la estilística es por la necesidad de una
aproximación rígida y “científica” hacia la expresión literaria.1

Los primeros indicios sobre la estilística se dieron fuera de la literatura, en la segunda mitad
del siglo XIX, en ese siglo se concibieron diversos estudios sobre el estilo y la estilística:
unos autores manejaban a la estilística como el alemán Berger en su Estilística latina donde
concebía ese concepto como un complemento para los estudios lingüísticos; y, otros, al
analizar diferentes figuras pertenecientes a la antigua retórica, reducían el concepto de ‘estilo’
a lo que en la antigüedad se concebía como elocutio o ornatus. Tiempo después, es cuando

1
Fernández, Pelayo H. (1979), “La estilística y la retórica”, Estilística: estilo, figuras
estilísticas, tropos, Madrid, España, Porrúa, pp. 1-17
se le da una aplicación en el ámbito literario, pero usándola sólo para complementar la
diversidad de intenciones y métodos, uso que dificulto su visibilidad como una ciencia
autónoma. Posteriormente, comenzó a realizarse diversos estudios donde se analizaban el
pensamiento y técnica de un autor en específico, dando así los primeros atisbos del principal
interés de la estilística moderna, la individualidad de una mente creativa.2

Está claro que el mismísimo termino de estilística es ambiguo, más que ambiguo se puede
decir que la estilística no se puede encasillar en una sola definición, eso sería delimitarla
totalmente. Al referirme a la palabra ‘ambiguo’ quiero decir que hay una línea muy difusa
entre lo qué es la estilística y lo que debería ser, entre su definición y sobre lo que debe
estudiar; menciono esto porque, al estar investigando y buscar una definición precisa, lo cual
no pretendo ni creo que sea posible, sobre lo que es la estilística me encontraba con la
definición vaga que esta al principio de este trabajo y con pautas sobre lo que la estilística
pretende y debe estudiar, situación que puede dar una pista de lo que trata la estilística, pero
si se tuviera que hacer una caja con el nombre de estilística a un costado de ella y meter las
cosas pertinentes a ella, el tamaño de esa caja seria impresionante; hecho que puede resultar
problemático pero no extraordinario, es decir, ¿a qué ciencia le gustaría ser resumida en una
sola frase? obviamente que ninguna, todas pretenden tener cierto nivel de complejidad.

De cierta forma, la estilística se relaciona con todo, es decir, es una pieza comodín que se usa
sin siquiera darle la atención que merece, la usamos cuando decimos: ‘oh, eso es muy típico
de (inserte el nombre de cualquier autor)’, o cuando mencionamos: ‘esos temas son
recurrentes en la obra de fulanito’; nos estamos refiriendo indirectamente a una característica
particular de un individuo, porque si bien los temas pueden tener un sentido de universalidad,
cualquiera los puede usar, es el cómo maneja cierta temática un autor lo que marcará una
anomalía de entre todo el repertorio. Para dar más peso a mi argumento, voy a citar una frase
de Amado Alonso que resume muy bien mi opinión: “la crítica literaria estudia las canteras
de que procede el mármol; la estilística, qué es lo que el artista ha hecho con él”.3Y esto es

2
Yllera Fernandez, Alicia (1979), “Cap. 1 La estilística: estudio del lenguaje afectivo y/o
literario”, Estilística, poética y semiótica literaria, Madrid, España, Alianza, pp. 13-30
3
Fernández, Pelayo H. (1979), “Definición de la estilística”, Estilística: estilo, figuras
estilísticas, tropos, Madrid, España, Porrúa, pp. 1-17
algo curioso ya que, a diferencia de los formalistas que se enfocaban a estudiar sólo la obra,
lo escrito, la estilística se enfoca en estudiar lo que el escritor hace en ella.

El estilo

La estilística estudia al estilo, una es una ciencia y la otra su objeto de estudio, son dos
conceptos que no se pueden divorciar, por más que algunos teóricos lo hayan intentado, pero
uno de ellos necesita más que el otro, la estilística es quien necesita al estilo, no él a ella; la
ciencia no puede cambiar su objetivo, pero ese objetivo es un elemento libre de ser estudiado
o no por dicha disciplina.

Si lo que se busca es una definición precisa sobre este elemento (el estilo) es un hecho que
no se puede encasillar en algo tan exacto como una definición de diccionario, ya que es algo
mucho más complejo. Sé que con este aspecto se creería que el estilo es algo indescifrable y
que sus límites son inconcebibles, en parte sí y en parte no. Tal vez no pueda dar una
definición absoluta, pero si se puede hacer un recuentro de sus usos. Concuerdo con la
distinción de sentido que realiza J. Middleton Murry al dividir este componente en tres
significados: 1° para la identificación de la individualidad de un autor, la cual puede ser útil
para comprobar la paternidad de algunos textos ya que, al poder distinguir los elementos que
recrean la originalidad de una mente creativa se podrá tener la certeza de la identidad del
autor; además porque “todo lo que contribuya a hacer reconocible lo que un hombre escribe
se incluye en su estilo”. 2° para describir la técnica de expresión, ya sea para decir que un
autor carece o es insuficiente el estilo de sus textos literarios, aunque bien este uso podría ser
cuestionable porque entraría la cuestión de la intención comunicativa como característica
más importante, es decir, si su propósito es crear una conexión para transmitir cierta
información de la forma más clara y precisa posible, está de más decir si carece o no de
‘estilo’. 3° el ultimo uso se refiere a una cualidad intransferible, es decir, la palabra estilo se
usa en un sentido absoluto, la unión de la obra y el autor como un todo que es inseparable,
una fusión entre lo individual (el creador) y lo general (la obra escrita). En resumen, según
los anteriores tres puntos, el estilo puede ser: “como peculiaridad personal, como técnica de
exposición y como la más alta conquista de la literatura”. 4

Independientemente de la distinción en el uso de J. Middleton Murry, el término estilo puede


referirse a lo particular de una escuela o una época artística (romántico, neoclásico,
renacentista, realista, etc.) o de un género literario (poético, dramático, novelesco, etc.).
Según Wilhelm Schneider en Ausdruckswerte der deutschen Sprache (1931), la relación
entre palabra y el objeto pueden dividir al estilo entre lo conceptual y lo sensorial, entre lo
preciso y lo vago, entre lo estereotipado y lo personal, y según la relación de las palabras con
el autor (Teoría literaria. Madrid, Gredos, 1959, p. 213). Lo siguiente es un intento de
clasificación tomando en cuenta principios muy esenciales como:

A) El carácter del escritor: refiriendo a los estados de ánimo, la personalidad, las


experiencias, etc. que se pueden manifestar en la obra de un autor, dando así una característica
peculiar e inconfundible entre todo un repertorio. Para ejemplificar esta posible marca de la
individualidad del autor a través de una vivencia personal pondré como ejemplo a Paul
Auster, quien plasma una experiencia en el primer libro de La trilogía de Nueva York. La
llamada telefónica preguntando por el detective privado ‘Quinn’ y la respuesta negativa del
escritor neoyorquino es la vivencia que inspiró Ciudad de cristal en donde ocurre un hecho
similar, pero es Quinn, el personaje, a quien recibe una llamada telefónica preguntando por
el detective privado Paul Auster y, que a diferencia del autor quien contesta —lo siento,
numero equivocado—, el personaje afirma ser la persona a quien se está buscando (El
cuaderno rojo. Barcelona, España, Anagrama, 1997 p. 3 del prólogo escrito por Justo
Navarro).

B) La cosmovisión del escritor: la manera como concibe la realidad un escritor y a su


vez, esa visión de mundo es la responsable de la selección de léxicos y figuras retoricas en
general. Un ejemplo de este modo de percepción es la forma como recrea el núcleo familiar
Sergio Galindo, como una influencia destructora de la individualidad de sus integrantes. En
Polvos de arroz narra la dinámica de la familia de Camerina, quien es despojada de su
individualidad y oportunidad de amar gracias a las actitudes ‘protectoras’ de su padre y su

4
Middleton Murry, J. (1951), “Significado del estilo”, El estilo literario, México, Fondo de
Cultura Económica, pp. 7-15
hermana. En este punto existe la distinción entre: la visión realista (retratar la realidad de la
forma más fidedigna posible) y la visión estilizada (la distorsión de la realidad)

C) El lenguaje empleado por el escritor: según Pelayo H. Fernández es a través de


las palabras las que sirven de guía para instituir una escala de ‘calificación ‘entre lo conciso
y lo lacónico, entre lo recargado o florido y lo sencillo o simple; pero hay una gran objeción
que yo tengo en ese punto, porque no se trata de que autor tiene un mejor estilo y quien uno
peor, sino las intenciones del texto y, puesto que cada motivación tendrá un modo distinto de
representarse, se necesitará de palabras diferentes para poder expresar nuevas visiones y es
ahí, en esa capacidad de combinación de palabras, donde se encuentra la verdadera esencia
de un individuo. 5

Charles Bally o la estilística descriptiva

Bally, discípulo de Saussure y un miembro importante de la Escuela de Ginebra, parte de la


bifurcación saussureana entre langage y parole, y empieza a contemplar una probable
tripartición de la estilística, quedando dividida en estilística general, individual y colectiva;
la primera causaba una serie de dificultades en su momento; la tercera se refiere al habla
individual, así que quedaba anulada por la lingüística al alejarse de su objeto de estudio; sin
embargo, es la segunda en la que Bally enfocará toda su atención y será el tema principal de
su Traité de stylistique francaise (1909), queriendo convertir a la estilística como una rama
más de la lingüística.

La estilística que concibe Charles Bally empieza a construirse a partir de la separación del
lenguaje intelectual, con el que se formulan las ideas, del lenguaje afectivo, la expresión de
sentimientos y, marca como objeto de estudio de esta ciencia este último. La importancia que
le daba al lenguaje afectivo se debía a que el fin de la estilística es el estudio del “valor
expresivo de los hechos sintácticos y semánticos” lo cual se puede confundir con facilidad
con la sintaxis, la semántica o la lexicología, pero Bally advierte que no debe haber ninguna
imprecisión al distinguir la estilística de estas ciencias, ya que las tres se enfocan solamente

5
Fernández, Pelayo H. (1979), “Definición del estilo”, “Clases de estilo”, Estilística: estilo,
figuras estilísticas, tropos, Madrid, España, Porrúa, pp. 1-17
en los hechos sintácticos y no de los valores expresivos (de lo cual se ocupa la estilística
según él).6

Hay una gran importancia en el lenguaje afectivo, porque el mismo lenguaje es la


manifestación de un estado de ánimo, no sólo por la exteriorización de sentimientos sino por
un intercambio de sensibilidades a través del lenguaje, al igual que a la forma de percibir esa
expresividad por parte de un receptor, dejando así lugar a las interpretaciones y análisis
estéticos de la lengua (no necesariamente literaria); estos efectos provocados por los
sentimientos de placer, a consecuencia del valor estético de una manifestación, se llaman
‘efectos por evocación’, dado que la suma del placer estético más los recuerdos de cada
individuo darán como resultado una experiencia autentica .

El aspecto afectivo de la lingüística de Bally es la que abre las puertas a una estilística
literaria, porque incluye un factor psicológico (del cual los representantes de la estilística
idealistas retoman) al enfocarse a los fenómenos lingüísticos que reflejan la sensibilidad de
un emisor, al realizar una selección de vocablos y la estructuración dentro de una frase,
denota una intencionalidad afectiva que revela la voluntad de un emisor, y lo que interesa a
la estilística es construir un juicio de esas intenciones.7

Lo que a mí no me queda demasiado claro es el campo donde pretendía emplear sus métodos
Bally, porque al no tener contemplado el ámbito literario como fin de sus investigaciones me
deja un poco consternada sobre cuál sería el campo ideal para este lingüista; tal vez mi
desconcierto se deba al uso evidente de la estilística en textos literarios, tampoco niego que
pueda utilizar en otras áreas, pero sí lo considero un poco forzado.

6
Paz Gago, José María (1993), “Estilística preestructural”, “Estilística idealista”, La
estilística, Madrid, España, Síntesis, pp. 35-73
7
Yllera Fernandez, Alicia (1979), “Cap. 1 La estilística: estudio del lenguaje afectivo y/o
literario”, Estilística, poética y semiótica literaria, Madrid, España, Alianza, pp. 13-30
Leo Spitzer, el profeta de la estilística idealista.

Fue Spitzer, discípulo de Karl Vossler y miembro de la Escuela Alemana de Estilística, quien
a principios del siglo XX construye una crítica basada en el estudio de las características
estilísticas en la obra literaria, diferenciándose así de la estilística de Bally (teniendo como
principal diferencia que el interés principal de una es la lingüística y de otra la literatura). En
general Spitzer se movió en múltiples ámbitos, en especial en la semántica, aunque el papel
con el que más se le reconoce es el de ser como una clase de apóstol que predicaba la
necesidad de una nueva estilística, una estilística que tenga como principal protagonista a la
originalidad de una obra y en segundo plano, todo lo que gira alrededor de ella. Es muy
utópico que esta línea de análisis ve a cada obra como si fuera única en su especie, como si
no hubiera otro texto igual a ella; incluso, tomaba a cada obra escrita como un parteaguas
para la historia y para la crítica literaria. Es una concepción muy idílica del producto literario,
pero no es verosímil para nadie y traería dificultades para la crítica, claro que cada obra
contiene un poco de la esencia de su escritor, pero eso no significa que trascienda en la
historia, el tiempo será el que decida eso.

La semilla que hizo germinar toda esta nueva línea de investigación era el deseo de querer
unir la lingüística con la historia de la literatura y el conducto sería a través de la estilística.
Spitzer partió del racionalismo analítico para crear su método, parte de su postura es el
elemento psicológico que puede contener una obra, estas son las siguientes pautas que sigue
su método de análisis (Spitzer, Leo (1955), Linguistic and Literary History, Madrid, Gredos):

►La crítica es inherente a la obra: ya que la estilística toma como punto de partida y base
la obra literaria misma, la crítica deberá tenerla en cuenta de la misma forma y exprimir de
ella sus categorías inmanentes.

►Toda obra conforma un todo: y es alimentada por el espíritu del escritor. “El espíritu de
un autor viene a ser una especie de sistema solar hacia cuya órbita todas las cosas son
atraídas”.

►Todo detalle servirá para acercarse al núcleo de la obra: cada elemento está integrado y
tiene una motivación específica, y cada componente será una pieza clave de toda la obra.
►Mediante la intuición se podrá sumergir en la obra: pero justificada por minuciosas
observaciones, deducciones y repetidas lecturas de una obra literaria, así como asociaciones
entre los mecanismos del texto.

►Una obra reconstruida pertenece a un conjunto más grande: así como el conjunto de
planetas conforman ‘un sistema solar’ y éstos a su vez forman galaxias, las obras literarias
tienen un común denominador que lo une a otras obras.

►El origen de un estudio estilístico es un rasgo de la lengua: pero tampoco será el único
carácter que tendrá la obra, “el lenguaje sólo constituye una cristalización externa…la sangre
de la creación poética es por doquiera la misma”.

►El rasgo particular se forma por una desviación estilística individual: la manera particular
de hablar será el reflejo de una forma particular de pensar, por lo tanto, todo alejamiento del
uso normal será lo característico de un escritor.

►La estilística debe ser una crítica de ‘simpatías’: “todo estudio filológico debe partir de
una ‘critica de las bellezas’, asumiendo la perfección de la obra”, un deleite tanto para el
autor como para el lector.8

La estilística de Spitzer es concebida de tal forma que resulta hermosa y quimérica en cuanto
su desarrollo y posterior aplicación, esa forma casi mágica que tiene para concebir la obra
literaria y la mente creadora tiende a ser poco ‘objetiva’ dando lugar a muchas replicas y
sobre interpretaciones; si bien, el tener un sentido de intuición es algo útil a la hora de la
lectura, ésta no debería ser la única herramienta con la que un crítico se deba guiar, ya que
ésta se va forjando con el tiempo y la experiencia y, porque una base partica de cualquier
procedimiento es que pueda de abarcar el mayor número de fenómenos lingüísticos posibles
(actuales y futuros) y con el método de Spitzer no creo que esto pueda ser posible.

8
Guirarud, Pierre (1970), “La estilística genética o estilística del individuo”, La estilística,
Buenos Aires, Argentina, Nova, pp. 77-91
Damaso Alonso y la verdadera estilística literaria

La escuela española da lugar a una nueva estilística al fusionar sus conocimientos sobre la
Escuela alemana de la lingüística de Saussure (C. Bally) y los presupuestos de la estilística
idealista (L. Spitzer), combinando el rigor científico de una y la importancia de la estética de
la otra, dirigiendo el objeto de su estudio a la relación entre el significante (el reflejo de los
sentimientos de un individuo, la obra) y el significado (los pensamientos y perspectivas de
un autor, un individuo). Un integrante destacado de esta estilística es Damaso Alonso, quien
funda su análisis en una tipología basada en “la importancia relativa de la afectividad, de la
imaginación y de la inteligencia”, pero recalca el carácter intuitivo a la hora de interpretar
una obra y admite la imposibilidad de que la estilística sea objetiva o científica.

Tanto Damaso como Spitzer sostienen que no hay un método único para abordar una obra
literaria, ya que “para cada poeta…es necesaria una vía de penetración distinta”, así como es
imposible el estudio y análisis de todos los elementos que la componen, sino que es necesario
una selección, haciendo que la obra se mueva entre dos intuiciones: la intuición creadora de
su autor y la del lector. Querer describir el estilo de un autor, hablando sólo del ámbito
literario, significa querer desentrañar su obra, encontrar los elementos que dan una pista de
su originalidad, claro está que no se puede seguir todos los componentes de su estructura, ahí
es donde entra la intuición para discernir sobre que seguir y que no, pero sobre todo, sería
muy iluso de parte de cualquier critico decir que a través de la obra de un escritor se puede
conocer por completo el interior de dicho creador, sólo se podrá llegar a una parte, nunca se
abarcará lo absoluto.

En esta estilística también se encuentra vigente el elemento psíquico que operan en la obra,
lo que provoca la complejidad de su composición y profundiza en el placer estético que
irradia la lectura a través de la estructura de la obra. El aspecto más idílico de la estilística de
Damaso es la visualización del “poeta como una energía hacedora”, como si no tuviera otro
propósito que crear, como si el creador tuviera una necesidad incontrolable de moldear arte
en una hoja de papel, la cuidadosa selección de las palabras serán las herramientas para
expresar una parte de su alma.9

Esa parte casi poética que contempla Damaso es la que me convence que todo esta reflexión
y selección de partes de otras estilísticas (creando así una criatura casi mitológica que
funciona con elegancia y perfección) es lo que se puede llamar como una estilística literaria,
una estilística que es fiel sirviente a la obra y a su creador, los dos ocupan el mismo lugar en
ella, ni un peldaño más ni un peldaño menos, a la vez que, reconociendo sus limitaciones y
sus alcances, le da la facultad de poder evolucionar, no cambiar por completo, pero sí tener
la apertura de poder innovar su opinión sobre algunos aspectos. Sé que lo que he leído no
entra siquiera en la atmosfera donde está todo este pensamiento, sino que sólo he podido
contemplarla a lo lejos, todavía me falta camino por recorrer.

En conclusión, con este trabajo pretendo, no sólo realizar un trabajo teórico sobre la estilística
sino también crear una ‘guía’ sobre este tema, ya que fue (y sigue siendo) un constante
obstáculo el hecho de no saber por dónde empezar a leer para entender lo que la estilística
pretende ser. Fue un poco abrumante escuchar la diversidad de voces que hablan sobre ella,
que la definen y la moldean para que adquiera diferentes formas, pero el material siempre es
el mismo. Lo que encontré en la estilística, que fue lo que hizo que ella y yo conectáramos,
es el hecho de ver la esencia humana reflejada en una obra, algo que creo que se olvida
regularmente, olvidan que atrás de ese libro hay una persona de carne y hueso que fue capaz
de crear algo y exponerlo ante el mundo. Claro está que no he abarcado todos lo relacionado
con la estilística, espero que este trabajo sea el inicio de ello.

9
Cuesta Abad, José Manuel, Jiménez Heffernan, Julián (2005), “Carta a Alfonso Reyes
sobre la estilística”, Teorías literarias del siglo XX: una antología, Madrid, España, Akai
Ediciones, pp. 299-305
Bibliografía consultada

° Middleton Murry, J. (1951), “Significado del estilo”, El estilo literario, México, Fondo de
Cultura Económica, pp. 7-15 {5}

° Yllera Fernandez, Alicia (1979), “Cap. 1 La estilística: estudio del lenguaje afectivo y/o
literario”, Estilística, poética y semiótica literaria, Madrid, España, Alianza, pp. 13-30 {2}

° Fernández, Pelayo H. (1979), “Definición de la estilística”, “La estilística y la crítica


literaria”, “La estilística y la retórica”, “Definición del estilo”, “Clases de estilo”, Estilística:
estilo, figuras estilísticas, tropos, Madrid, España, Porrúa, pp. 1-17 {3}

° Paz Gago, José María (1993), “Estilística preestructural”, “Estilística idealista”, La


estilística, Madrid, España, Síntesis, pp. 35-73 {libro rosa}

° Cuesta Abad, José Manuel, Jiménez Heffernan, Julián (2005), “Carta a Alfonso Reyes sobre
la estilística”, Teorías literarias del siglo XX: una antología, Madrid, España, Akai
Ediciones, pp. 299-305 {1}

° Guirarud, Pierre (1970), “La estilística genética o estilística del individuo”, La estilística,
Buenos Aires, Argentina, Nova, pp. 77-91 {8}

° Viñas Piquer, David (2002), “Estilística”, Historia de la crítica literaria, España, Editorial
Ariel, pp.285-397 {9}

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