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ÍNDICE

DOSSIER Marx y Freud. Dos modos de pensar desde


la sospecha
Andrew Arato: el tránsito intelectual de la Oscar Valencia Magallón 48
teoría crítica
Francisco Tapia Velázquez 4

Entrevista
Andrew Arato: Teoría crítica, sociedad La relevancia de la historia de la ciencia en la
civil y constitucionalismo tarea de conformación de la idea de ciencia
Jaime Torres Guillén 8 Daniela Estefanía Ayala Córdova 62

ESCENARIOS Historia, vida y comprensión en la her-


menéutica de Wilhem Dilthey
Adaptación cinematográfica del Quijote Luis Fernando Suárez Cázares 74
en el cine de Orson Welles: límites de la
interpretación audiovisual a partir de la
categoría de “puesta en escena”
Enriqueta Benítez López y Rommel Navarro Medrano 18

Poema: Elogio de la terquedad


Víctor Manuel Cárdenas 84

Poema: Traspaso RESEÑAS


Víctor Manuel Cárdenas 28
Damiano Cantone: Cinema, tempo e soggetto. Il
Traspaso; percusión y silencio sublime kantiano secondo Deleuze
Minerva Garibay-Velasco, Luis Alberto Mendo- Rommel Navarro Medrano 88
za-Araiza y Jesús Adin Valencia-Ramírez 30

Enrique García Meza: Ayotzinapa: El paso


de la tortuga
ENSAYOS Alumnos Universidad Marista de Guadalajara 92

La Problematización y sus alcances en la


construcción del pensamiento filosófico
Omer Buatu Batubenge 36
Ensayos

Marx y Freud. Dos modos de


pensar desde la sospecha
Recibido:
3 de octubre de
2018
Aceptado:
5 de noviembre Oscar Valencia Magallón*
de 2018

* Licenciado en
filosofía, maestro
Resumen: Mostraré un panorama general mas no exhaustivo del proceso del
en psicoterapia pensamiento y obra de Marx y Freud siguiendo un orden expositivo-evolutivo
y doctor en desde sus aportes de juventud hasta su madurez. Posteriormente marcaremos
psicoanálisis. Es las contradicciones que, en relación a su obra, representarían un conflicto con
parte del equipo
académico del
otras tendencias epistémicas ubicadas en la contemporaneidad. Por último,
Instituto de mencionaremos qué del carácter del pensar sobre la sospecha en estos dos
Filosofía, A.C. autores nos parece valioso para el pensar actual en su vertiente crítica.
y consultor
filosófico y
psicoterapeuta.
Palabras clave: Freud, Marx, Sospecha, Crítica, Metafísica, Materia, Pulsiones.

Abstract: I will show a more non-exhaustive general panorama of the thought


process and work of Marx and Freud following an expository-evolutionary
order from their contributions of youth to their maturity. Later we will mark
the contradictions that, in relation to his work, would mark conflict with
other epistemic tendencies located in the contemporaneity. Finally, we will
mention that the character of thinking about suspicion in these two authors
seems to us valuable for current thinking in its critical aspect.

Key concepts: Freud, Marx, Masters of suspicion, Criticism, Metaphysics,


Matter, Instincts.

Pensamiento y obra de Marx El joven Marx, el de antes los Manus-


critos de 1844, tendrá como principal
Quizá sea Marx uno de los pensadores problema la condición de alienación que
más estudiados y de quien se ha realiza- Feuerbach había dirimido en la Esencia
do un número infinito de interpretaciones del cristianismo, mostrando que el modo
y distorsiones. Sobra constatar el alcance de percibir el ser que Hegel había formu-
práctico, ideológico y político producto lado era una construcción invertida de la
de su obra. Por una parte, construyendo esencia del mismo. No es el ser el que ha
utopías para nuevos órdenes sociales y producido, creado al hombre, sino que
políticos que urgían por nacer; por otra el ser, Dios, es producto del ser real, del
parte y en sentido contrario tomaron vida hombre, quien se encuentra en Dios alie-
formas culturales y políticas deleznables nado, en quien proyecta su propia esencia.
vinculados al uso de su obra. Aunque esto Feuerbach descubre la raíz de toda genera-
último escapa sin duda a las intenciones lización sobre lo real, que no es otra cosa
de Marx y al carácter riguroso, crítico y que la abstracción de la experiencia huma-
científico que pretendió en vida. na desnuda y vulnerable ante la inminente

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Marx y Freud. Dos modos de pensar desde la sospecha

presencia de la naturaleza y su deseo que acción se vería potenciado por el comu-


es proyectado en una imagen personifica- nismo francés, a quien Marx admiraba,
da, que hemos llamado Dios. Escribe en la pues afirmaba su modelo de una teoría
Esencia del Cristianismo: “el ser divino no es real y positiva, necesaria para transfor-
sino el ser humano, o mejor dicho, el ser del mar el mundo. El joven Marx habría dado
hombre desembarazado de los límites del un tremendo paso en relación a sus prede-
hombre individual, es decir, real y corporal, cesores filosóficos y a socialistas y comu-
contemplado y adorado como un ser distin- nistas de bases metafísicas y religiosas:
to de el mismo[…] para enriquecer a Dios, la renuncia al espíritu de la especulación
el hombre debe empobrecerse; por ello y la inversión del pensamiento en el ser
todas las determinaciones del ser divino concreto, material, histórico. Sospechar
son determinaciones del humano[…] ¿por de la razón, de su panlogicidad, de las
qué habría de tenerse dos veces la misma pretensiones de explicar sin explicar la
cosa?”1 Lo anterior se da en función de miseria real, esa que si consideraba Marx
realizar una importante inversión: la teolo- derivación de la alienación de la humani-
gía se convierte en antropología. dad en otros objetos ajenos a su efectivo y
El joven Marx parte de la crítica de real desarrollo.
Feuerbach a Hegel y alimenta su propia Marx supera a Feuerbach al establecer
insatisfacción ante el pensamiento que, a que la crítica religiosa no es suficiente en
su ver, explicaba por qué el Estado prusia- sí misma, pues habría que ser completada
no era tan reaccionario a los fines de la con una crítica política, estableciendo que
ilustración y la revolución manteniendo la crítica de la alienación política y socioe-
una estructura cuasifeudal. Partir del ser conómica explica la alienación religiosa y
concreto identificado en el hombre y su no al revés. Pero la trasformación no será

1. Ludwig Feuerbach, La esencia del cristianismo (España: Trotta), 65.

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Oscar Valencia Magallón

entonces contemplativa, por el amor gené- Describimos desde lo anterior otro


rico, sino que implicará la revolución en elemento central de sospecha: la econo-
la base de la misma sociedad. Sospechar mía política, siendo ciencia de la realidad
del llamado al amor universal, sospechar humana, no comprende el movimiento que
de los efectos reales de la crítica que si no la origina y, si encontramos que su fin es la
es política, entonces no transformará más riqueza, ésta es entonces la existencia cien-
que las conciencias. A diferencia de Feuer- tífica del capitalismo, por tanto no expresa
bach, limitará también la acción de la filo- otra cosa más que las leyes del trabajo alie-
sofía cercando su labor a la generación nado, es decir, del trabajo que bestializa y
de conciencia de la situación real y como no humaniza al hombre en su ser genéri-
justificadora de las razones de lucha del co. Dice Marx, “El obrero se va haciendo
proletariado. No despreciará la masa como más pobre en la medida que genera más
los jóvenes hegelianos, sino que instará a riqueza. La depreciación del mundo de
la lucha material de estas a través de la los hombres aumenta en razón directa de
conciencia traída por la filosofía. la valoración del mundo de las cosas”.2 Y
El joven Marx, ahora después de los afirma de manera más contundente: “El
Manuscritos, centrará su labor en la cate- resultado es que el hombre no se siente
goría del proletariado, estableciendo como libremente activo más que en sus funcio-
objeto de su filosofía a la economía políti- nes animales, comer, beber, procrear… y
ca, de la cual desarrollará incipientes tesis que en sus funciones de hombre es donde
que verán su madurez en el Capital. Es bajo se siente animal. Lo bestial se convier-
el crisol de este nuevo objeto de conoci- te en humano, y lo humano en bestial.”3
miento, la economía política, que Marx ¿A dónde deriva el análisis anterior? El
pronuncia las lapidarias palabras sobre la hombre aliena su esencia en los objetos
religión como opio del pueblo y que más de trabajo; y siente más necesidad de lo
que detentar a lo religioso como objeto de que le permitirá hacerse más dueño de
su obra y enemigo primero, sugerirá más esos objetos, es decir, del dinero. Enton-
bien que la causa última de la miseria y la ces la única necesidad del hombre aliena-
clave de su comprensión está en la sospe- do resulta ser el dinero.
cha sobre el modo de darse lo económi- Desde lo anterior podemos compren-
co-político. Los conceptos de Marx serán der por qué se la ha llamado humanista
entonces salario, capital, renta de bienes al Marx de los manuscritos, ante el análi-
raíces, etc., lo que le permite partir al análi- sis que destapa y hace transparente en el
sis del trabajo alienado. proceso de su derivación la contradicción
Al analizar el trabajo alienado, Marx entre el hombre, su ser, el dinero y el capi-
sentencia que la economía política es cien- tal, esto último conformando la propie-
cia del enriquecimiento, del renunciamien- dad privada. Marx sospecha de un hecho
to. Ésta considera al proletariado como incuestionable: la centralidad del dine-
obrero no como hombre realizándose en ro como fin de todo proceso humano de
una contradicción moral, pues por un lado trabajo invierte los fines del mismo, la
se da la ley moral que considera al hombre humanización del individuo en libertad.
y por otro se da al mismo tiempo la ley de la Lo anterior deriva aún más en un elemen-
economía política que considera la riqueza. to menos advertido, pero de raíz: la alie-

2. Kark Marx, Manuscritos de economía y filosofía (Madrid: Alianza, 1974), 109.


3. Ibid.

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nación del dinero destapa la alienación del criticada por Marx quien la creía imposi-
hombre respecto de otro hombre: el capi- ble en una sociedad dividida en clases).
talista. Vemos el desenlace del ejercicio de El análisis material de estas condiciones
la sospecha: un objeto inanimado y tenido representaba para Marx la posibilidad de
como lo más natural, el dinero, representa que el proletario se liberara mediante el
la materialización de un proceso de alie- uso de la propia conciencia que se apro-
nación del invididuo en lo más propio, su pia de la praxis y no en las promesas de
trabajo, su acción. Pero esto no se da como la especulación filosófica y religiosa. Marx
un asunto venido del cielo, sino que guarda busca los fines del comunismo y el socia-
su raíz y origen en los intereses particula- lismo, pero sospecha de sus métodos, de
res y no abstractos del capitalista montado sus puntos de partida y con ello de la efec-
en su principal condición de posibilidad, la tividad para llegar a buen puerto. No deja-
voraz defensa de la propiedad privada. rá elemento libre del análisis de su ciencia,
El Marx posterior a los manuscritos se debe descubrir el fondo de toda inten-
desarrollará su teoría materialista de la ción por más afin que parezca a la idea de
historia. Será desplazado el concepto de humanidad libre.
alienación y tomará relevancia el desa- Es en este momento donde el análisis
rrollo de la noción del hombre histórico material de las condiciones muestra una
que crea en la historia su propia natura- mayor rigurosidad y crítica. Enuncia en La
leza. Queda así el hombre definido en su sagrada familia:
esencia como el producto de las relaciones
sociales. La ciencia de la historia será el [...] la propiedad privada, en tanto
propósito de La ideología alemana. que propiedad privada y riqueza, se
Lo central es la actividad producto- ve forzada a perpetuarse ella misma, y
ra del hombre, esto es lo que lo distingue como consecuencia, a su contrario, el
del animal. Produce su existencia mate- proletariado. Es este el lado positivo de
rial, es decir, su producción económica. La la contradicción, la propiedad privada
sospecha de Marx se echa andar al despla- encuentra su satisfacción en ella misma
zar la teoría de la enajenación por el análi- [...] Inversamente, el proletariado en
sis de la praxis. Es en el análisis de ésta cuanto que proletariado, se ve obliga-
que se encontrarán las claves de la histo- do a trabajar por su propia extinción,
ria humana en el mismo proceso de su y como consecuencia de la propiedad
devenir, donde el comunismo aparece ya privada, es decir, por la condición que
no como la realización del hombre como hace que sea proletariado.4
abstracción, sino como el movimiento real
que suprime el actual estado, es decir, el En otras palabras, Marx se llega a
capitalismo. Por ello, el socialismo será preguntar en qué deriva que yo posea algo.
entonces una nueva etapa y no el fin de la O también: ¿En dónde está la justicia y lo
historia. Con lo anterior, Marx sospecha humano en el hecho de poseer? Pregunta
de las bases metafísicas del comunismo que sonaría inútil y de más para muchos en
(rechazando identificar la noción de pobre nuestros tiempos. Si bien podemos discutir
del comunismo cristiano con la de proleta- y establecer que el diagnóstico o propues-
riado) y de las bases religiosas del socialis- tas de solución de Marx en torno a la
mo cristiano (bajo la categoría de igualdad propiedad privada y el proletariado fueron

4. Karl Marx, La sagrada Familia (Madrid: AKAL, 1977). Cap IV, segunda nota marginal crítica.

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Oscar Valencia Magallón

equivocados, nos enseña a diseccionar lo ne solo leyes de tendencia. Dice Guichard:


real en uno de sus supuestos menos criti- “Marx no describe mecanismos rígidos
cados: la propiedad privada, su lugar en la según los cuales las revoluciones debe-
acción humana como constitución de los rían brotar a fecha fja como las cerezas en
modos de producción, las relaciones de primavera[…] no es pues una ley absolu-
sujeción ligados a intereses humanos parti- ta que se debería aplicar mecánicamente
culares, la dinámica de su organicidad, vida, al análisis de la sociedad burguesa. Es más
mantenimiento, fin y objetivo. bien la tendencia profunda de la evolución
El Marx posterior a los manuscritos lo que Marx deduce aquí”.5 Vale la pena
describirá que toda posibilidad de cono- decir aquí también que no describe la revo-
cimiento científico debe enlazarse con lución. Marx llega a la conclusión de que la
la práctica revolucionaria. La centralidad revolución es necesaria: el final de la socie-
que toma la praxis bajo su concepción dad burguesa no es un ideal por el que haya
materialista-dialéctica pondrá a Marx en que luchar, es una ley más bien del deve-
la sospecha del modo en que la praxis de nir histórico, una necesidad sobre la cual
los movimientos socialistas y comunis- hay que estar conciente. Si bien, estas afir-
tas han excluido el carácter cientifico del maciones representan hoy día objetos de
proceso de liberación humana. La razón rechazo por los que se ha juzgado la tota-
es ese instrumento luminoso que pues- lidad de la obra de Marx por no convenir
to en vigilia sobre la acción ilumina el a las ideas de paz y bonanza, indican a mi
sentido de sus contradicciones, devela los ver el carácter abierto y crítico de la inten-
hilos de la perpetuación de la injusticia y ción científica y de sospecha, pues no se
pone a la vista las condiciones reales de la rinde a la tentación de la totalidad, negan-
historia. Este ha sido uno de los trabajos do todo estatuto de profeta. Asegurar la
de la sospecha. vida del pensar sobre la sospecha implica
Es por ello que el conocimiento racio- sospecha de toda totalidad y alejarnos de la
nal de los procesos materiales y su deve- tentación de su afirmación.
nir dialéctico, es decir, la esencia de la Pasemos al Marx del El capital, quien
negatividad, la lucha de clases posibilita la disecciona los hechos más obvios y las
transformación solo a través de la praxis. condiciones más generales en meras
La praxis no es solo la actividad material posibilidades históricas que surgen de
de los hombres, sino también el conoci- la estructura social. Este es uno de los
miento teórico de esta actividad. Enton- elementos de sospecha más brillantes
ces si la esencia del hombre para Marx en Marx: para conocer al hombre y sus
es la praxis, la esencia del hombre es la condiciones habrá que partir del análisis
conciencia y la acción, y esto la condi- de la estructura social dado que el ser es
ción de su verdadera libertad. social y su configuración tiene este carác-
El Marx del manifiesto declarará los ter. Marx sugiere que las condiciones más
pasos de las etapas de la lucha del prole- naturales de satisfacción de las necesi-
tariado y su definición como única clase dades no son universales, sino que están
revolucionaria. Se ha considerado que definidas por los modos de producción
Marx cayó en un carácter profetizador de las sociedades. Es decir, yo creo que
de la acción lo cual asemeja el carácter necesito casa, comida y sustento de un
especulativo que critica, pero Marx defi- determinado modo porque las relaciones

5. Jean Guichard, El Marxismo, Teoría y práctica de la revolución (Bilbao Desclee de Brouwer, 1975), 277.

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sociales así lo han convenido histórica- Dice Guichard:


mente. Pero más allá de esto, ¿a quién ha
convenido este resultado? Todo queda reducido a la abstracción
Marx alude que en el caso específico de del dinero: Se está ya bien lejos del
la producción capitalista el fin no está en la hombre natural de los comienzos de
satisfacción de las necesidades a través de la historia; los hombres quedan domi-
productos, sino en la generación de la plus- nados por las abstracciones que se les
valia. Es decir, el valor de cambio sobre el oponen, los condicionan y los aplastan.6
valor de uso que produce riqueza en el
capitalista. Su bolsa es el punto de partida Por ello es fundamental superar la
y también el punto de llegada. Por tanto, esfera de las apariencias, sospechar:
no se trata de describir los procesos econó-
micos en sus elementos, sino de descubrir Nosotros vamos pues[…] a abando-
la vida de la estructura social como orga- nar este plano o esfera brillante donde
nismo vivo. todo sucede en la superficie y ante las
Los bienes y objetos tomados por su miradas de todos, para seguir a ambos
valor de cambios determinan el valor del en el laboratorio secreto de la produc-
trabajo no en su carater humano sino en ción[…] Allí es donde vamos a ver no
su valor de cambio, la riqueza personal se sólo cómo produce el capital sino cómo
convierte en riqueza material, en mercan- el mismo es producido. La fabricación
cia, dice Marx. El trabajo se convierte en de la plusvalia, este gran secreto de la
mercancia y el devenir abstracto de la sociedad moderna se nos va a develar.7
misma es el dinero, mismo que motiva
el movimiento de principio a fin de toda El ejercicio de la sospecha en Marx
acción humana en el sistema capitalista. consiste pues en ir a la raíz de todo, hacer

6. Karl Marx, El Capital, citado en Guichard, El Marxismo, Teoría y práctica de la revolución (Bilbao: Desclee
de Brouwer, 1975), 346.
7. Ibid., 347

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Oscar Valencia Magallón

visible lo que intencionalmente se ha do cualquier juicio de cualidad esencial


hecho humo, presentar las condiciones que nos distinga de los otros seres. Marx,
reales y prácticas que generan la injus- mencionado por Freud, aparece como
ticia y la contradiccion de las relaciones aquel que develó la esencia del hombre
de producción, la lucha de clases, lo cual como un producto de las relaciones socia-
representa sin duda un modelo de críti- les y los procesos socioeconómicos. Por
ca y distancia de lo aparente tan brillante último, el psicoanálisis, “nosotros” dice
como necesario, tan audaz como urgente, Freud, le hemos indicado a la humanidad
tan inteligente como imprescindible. En que el hombre vive en una casa de la cual
Marx, bajo la sospecha, se hace posible que no es dueño, haciendo referencia al domi-
el hombre se ponga en camino de apropia- nio del inconsciente sobre las conductas y
ción del motor de producción de su ser, la libertad del mundo interno.8
para reapropiarse de los procesos más ínti- Freud identifica en su tiempo una serie
mos de los cuales ha sido expulsado, que lo de fenómenos acompasados de explicacio-
han condenado a la inconciencia de su rol nes incuestionables. Al sospechar de ellas,
de peón del devenir material. La sospecha yendo más allá, Freud da vida al concep-
en Marx da pie a recuperar los fragmen- to de lo latente, eso que aparece detrás del
tos que de sí el ser humano ha empeñado fenómeno, eso que no encaja con lo que
bajo la representación de un mundo que aparece, pues parece gritar una realidad no
fue dado así, sin más, del que no espera- advertida ante la inmediata consideración
mos más que cumplir la vida, caminando de la mirada común.
hacia la muerte con la máxima confianza Freud tiene la virtud de desafiar la
en ideales de justicia y verdad parciales, valoración de los métodos terapéuticos
ajenos a toda radicalidad y razonabilidad, sospechando sobre la noción de causalidad
lo cual sí que encontramos a borbotones directa que se creía tenía el sistema nervio-
en Marx, pensador de la verdad, de la justi- so como origen de trastornos complejos
cia y del hombre. Sin duda, carácterísticas del comportamiento. Las enfermedades
que nos permiten llamar a alguien filósofo, nerviosas ameritaban tratamientos del
uno verdadero. cuerpo, no se había inaugurado la noción
de enfermedad mental.
Pensamiento y obra de Freud El descubrimiento de la hipnosis con
Charcot en París abre al joven Freud
Freud decía de sí mismo, no sin una dosis la consideración no solo de un método
importante de narcicismo, que los apor- alternativo para tratar con los casos que
tes científicos de figuras significativas de no podía explicar la ciencia de su tiempo,
la historia habían dado un golpe irrepa- sino la visión de que en el hombre se da
rable al narcisismo humano. Uno de ellos algo más que pasa desapercibido: una vida
había sido Copérnico, quien nos hizo saber interior y psíquica fuera de la concien-
que en nada somos el centro y fin de la cia. Lo que no convence a Freud es que el
configuración espacial, sino seres fortui- paciente curado a través de la sugestión
tos en un universo inmenso e impersonal. hipnótica es ajeno al proceso de su propia
Otra ofensa al narcisismo, le corresponde liberación, además de hacer desaparecer
a Darwin, quien nos señaló como produc- el síntoma sin haber llegado a la raíz de
to de un proceso de evolución derriban- la causa. Como en Marx hay un desafío

8. Vid., Freud, Obras Completas XVII, Una dificultad del psicoanálisis (Buenos Aires: Amorrortu, 1979), 133-135.

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Marx y Freud. Dos modos de pensar desde la sospecha

del conocimiento por descubrir aquello das en la energía sexual como motivación
que está en el fondo, que opera silencio- principal. Freud ha descubierto que detrás
samente, de forma latente para configurar de lo que se concebía como alma existe
la realidad visible. No satisface a Freud la una serie de elementos pulsionales orde-
cura por la actividad autoritaria y sugesti- nados a leyes regidas bajo el principio de
va del médico como en la hipnosis, por ello la descarga y el placer. Ha descubierto que
pugna por métodos científicos adecuados el individuo está a expensas de estas leyes
que saquen a la luz la arqueología de la cuestionando la imagen racional y autóno-
vida oculta que produce la neurosis. ma de su existencia. Si Marx señala cómo
Lo anterior es el marco de su partici- toda posibilidad de libertad toma su origen
pación científica con Breuer desde 1885 en lo social, Freud nos mostrará que la
hasta 1900, siguiendo la división históri- verdadera posibilidad de libertad que nos
ca de Clara Thompson.9 Freud descubre la queda pensar, la del alma, no es tal, sino
motivación inconsciente, la represión, la que depende de procesos no elegidos, no
transferencia, realiza su primera teoría de conocidos, no asumidos. Estamos, pues a
la angustia y establece una etiología de la expensas de nosotros mismos en cuanto
neurosis. Freud descubre que detrás de los sujetos de pulsiones.
lapsus del lenguaje y los sueños se entrevé Freud creía haber descubierto la
una dinámica latente que indica el cami- vida y leyes de las pulsiones, el régimen
no hacia algo no dicho y no pensado, pero vital que dirige nuestros afectos hacia el
sí vivido ligado a experiencias sexuales mundo y ante el mundo. La pulsión sexual
prohibidas por la sociedad a la conciencia y la pulsión agresiva permitían explicar a
y al comportamiento. Al igual que Marx, Freud la economía que la psique compro-
Freud tuvo la osadía de buscar explicacio- metía en los síntomas. La angustia y el
nes en donde menos se permitía hacerlo, displacer se explicaban como represión
donde la vergüenza y el pudor no permi- de esta energía que pugnaba por salir y
ten la entrada, donde el malestar de una que ante la dificultad de expresarse, debi-
verdad íntima y elemental se suscita. do a las constricciones del ambiente y la
La desaparición de los síntomas cultura, o incluso a las constricciones inte-
conversivos ante el ejercicio de libre riores, se formaba un compromiso entre
asociación al ser interpretados los trau- dicha energía a manera de síntoma, hasta
mas sexuales, dio la impresión a Freud que fuera descargada o neutralizada por
de haber dado con la raíz del origen de alguna defensa, como la racionalización, el
la histeria obsesiva, caracterizada por la desplazamiento o en el mejor de los casos,
culpa y la neurosis. Descubría con esto la sublimación. Al principio creyó que la
las motivaciones humanas más profun- histeria estaba ligada con experiencias
das, llamadas pulsiones, que pondrán de sexuales tempranas de abuso, confirman-
cabeza toda explicación metafísica y fisi- do a la libido sexual como principal agen-
cista del tiempo. Se descubre entonces te en el síntoma. Posteriormente se dio
un organismo, una energía, un funciona- cuenta de que muchas de estas narracio-
miento, un fin de la vida psíquica. Atrás nes provenían de recuerdos infundados, lo
han quedado las explicaciones animistas, que conllevó a la consideración de la fanta-
psicológicas y biológicas para dar paso a sía sexual sobre los padres, que derivaría
las explicaciones psicodinámicas, centra- posteriormente en su formulación sobre el

9. Clara Thompson, El psicoanálisis (México: FCE, 1971).

en diálogo filosofía y ciencias humanas 55


Oscar Valencia Magallón

complejo de Edipo. La consecuencia de lo Lo anterior le permitió fortalecer


anterior es que el psicoanálisis se erige ya su teoría de la transferencia: en ésta los
no como un conocimiento de hechos, sino pacientes repiten experiencias de su niñez,
de significados ligados al propio desarro- buenas y malas. En alguna ocasión Freud
llo biológico y libidinal de los sujetos. Se sufrió la embestida afectiva del enamora-
coloca la semilla para sospechar sobre los miento de una paciente. Pudo ir más allá
propios procesos narrativos, de la memo- de la necesidad afectiva del momento y
ria y de la conciencia. Se abre el camino pensar en términos de la ciencia de lo
para la interpretación de los sueños, de los latente. ¿Qué significa que en esta circuns-
lapsus, de los olvidos. La vida psíquica se tancia la paciente exprese que está enamo-
convierte en un contenido oculto que sólo rada de su médico? Freud respondió que
la perspicacia de un pensar desde la sospe- se puso en escena un mecanismo clave de
cha podrá sacar a la luz. Habremos de toda experiencia humana: repetir las expe-
saber más de nosotros en la medida en que riencias infantiles que toman el disfraz del
sospechamos de nuestras representacio- presente mostrando una faceta de lo que ha
nes y orientaciones internas más íntimas. sucedido con la persona, es decir, la trans-
Desde esta intuición se hablará más delan- ferencia, elementos que junto a la fantasía,
te de una gramática del deseo. Lo anterior servirán de acceso simbólico al incons-
representa la primera teoría de la pulsión ciente. El inconsciente que, en sí mismo,
de Freud. es a-lógico, atemporal, amoral, inaccesible
El paso de la primera a la segunda al lenguaje de la conciencia y habituado a
teoría de las pulsiones en Freud operó su expresión corporal, al síntoma, podrá
ante un hecho significativo: parece que ser comprendido a través del lenguaje de
los individuos repiten ciertas experien- la fantasía y la transferencia, accesos privi-
cias sin ningún fin placentero o de descar- legiados para conocer qué sucede en las
ga. Observó que quienes participaron en la inmediaciones de la psique, qué sucede en
guerra tenían sueños que más bien repe- realidad con nosotros mismos en torno a
tían la experiencia y que su núcleo no tenía nuestra constitución más personal.
relación con la descarga sexual. Freud cree Un tercer y cuarto momento de la obra
descubrir la compulsión a la repetición al y pensamiento de Freud vendrá en el desa-
juzgar que la agresión no es un producto rrollo de su teoría de la personalidad. Se va
exclusivo de la libido, sino que puede servir estructurando su idea de mente y con ello
a un impulso, el de conservación, afirman- se perfilan mejor la ciencia del comporta-
do también que el mecanismo de represión miento de sus leyes. En la década de 1920
no sólo tiene como objeto la libido sexual. la teoría topográfica, que definía a la mente
Freud ofrece una explicación a un hecho en tres espacios (inconsciente, precons-
constatado: los individuos repetimos expe- ciente, consiente) da paso a la teoría
riencias que no tienen como fin la satis- estructural en donde se postulan instancias
facción, pues a veces estas causan mayor dinámicas (yo, ello, superyó) que explican
sufrimiento, aunque generan la sensación los procesos y direcciones de las pulsiones,
de control sobre la situación. Éstas serán el según el terreno que las cobije. La primera
reflejo de dinámicas que se dan en el fondo definición recae en el yo, del que se advier-
de la experiencia humana: la compulsión a ten algunas etapas como la omnipotencia
repetir experiencias que necesitan ser aten- alucinatoria mágica, la omnipotencia por
didas, descubiertas a la conciencia, desci- gesticulación mágica y el pensamiento y las
fradas para su comprensión. palabras mágicas. Su labor es la conciencia

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Marx y Freud. Dos modos de pensar desde la sospecha

y verificar la realidad. El ello es cambio, una técnica aplicada que supondrá una
es un conjunto de agitados estímulos, que esperanza de cura que no podía otorgar la
buscarán expresión en huellas mnémicas, ciencia médica de su tiempo. Lo anterior
en los lapsus, en los síntomas; representa coloca los rieles de la disciplina psicoanalí-
el repertorio de energía contenida y es el tica que avanzará en múltiples direcciones,
motor de la vida psíquica, de orden orgáni- pero todas tendrán en común sospechar de
co. El superyó representará esa porción de la conducta, de las representaciones, de las
ello que se configura a través del ambien- relaciones interpersonales lineales en su
te. Toma forma a partir de los mandatos verdadero fondo. La satisfacción de la vida
sociales y contiene al ideal del yo. Ejerce la interna dependerá de dicha comprensión.
función de criticar y censurar, resume las Por último, podemos identificar al
normas de la cultura. En este andamiaje, le Freud de la etapa de madurez centrado ya
corresponde al yo conciliar al ello, al súper no en el yo, sino en la cultura. El porve-
yo y al mundo exterior. Esta conceptuali- nir de una ilusión y el Malestar en la cultu-
zación nos permite entender un esbozo ra son textos representativos al respecto.
de explicación sobre la complejidad de la En el primero, que surge en discusión
vida interior humana, echada a andar en el con su amigo Pfitzer, Freud intenta expli-
conflicto, en la búsqueda del equilibrio de car la función de la religión como ilusión
las fuerzas irracionales a fin de responder compensatoria que ofrece la cultura ante
a la realidad en formas adecuadas. la sensación de indefensión que sien-
Cuando Freud enfoca al yo dejando te ante la prepotencia de la naturaleza
en segundo plano a la libido, complejiza haciendo más llevadero el sufrimiento. El
un enfoque económico, para dar pie a un hombre personifica las fuerzas de la natu-
enfoque dinámico, en donde las energías raleza, “las reviste de un carácter pater-
dejan de comprenderse desde la noción nal y las convierte en dioses, conforme a
de carga y descarga para dar cuenta de un un prototipo infantil.”10 Pero la religión es
concepto ampliado de la mente, entendi- un producto de la cultura. La sospecha de
da ahora desde sus elementos, relaciones, Freud al respecto estriba en desenmasca-
leyes y fines. Asistimos a una teoría de la rar la condición de necesidad de la cultura.
personalidad humana, haciendo coheren- No es ésta la cúspide del desarrollo huma-
te con esto los descubrimientos sobre las no, espiritual y luminoso, la reiteración de
fases de desarrollo por las que transita el la superioridad y centralidad del hombre
yo y que dan sentido e indicio explicativo a sobre la naturaleza, sino la construcción
las disfunciones que aparecerán en la vida compensatoria por defensa ante la natu-
adulta. Las etapas psicosexuales (oral, anal, raleza que permite mantener a raya las
fálica, latencia, edípica) dejarán huellas de pulsiones sexuales y agresivas impidien-
carácter en el desarrollo ofreciendo indi- do la destrucción de la especie. Así como
cios para la búsqueda que el psicoanalis- la cultura produce la religión ayudando a
ta lleva a cabo desde la biografía de los la sensación de desamparo y cobijando de
pacientes. El carácter, la personalidad, se sentido las normas morales a través de la
entenderá como el conjunto de defensas imagen de un Dios paternal que cuida el
convenidas por las tres instancias. Con lo obrar de sus hijos, produce también los
anterior, no sólo explica Freud los avatares productos de la energía sublimada (el arte,
de la personalidad, sino que dará pie a las normas, las obras humanas), neutrali-

10. Sigmund Freud, Obras completas XXI, El porvenir de una ilusión (Buenos Aires: Amorrortu, 1961), 17.

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zando las fuerzas destructivas y sexuales Freud, en su caso, no pudo escapar de las
de los individuos, en productos y símbo- determinaciones biologicistas y limitó el
los que equilibran la convivencia y las inte- avance del psicoanálisis a una teoría expli-
racciones humanas. Pero eso sí, a mayor cativa del organismo intrapsíquico, limi-
cultura mayor malestar, pues se infla el tando la posibilidad de comprender cómo
instrumento de constricción de las pulsio- influyen las relaciones sociales y afectivas
nes individuales robusteciendo el plano de en la vida no sólo del infante, sino también
la cultura. He aquí el malestar de la cultu- en las determinaciones de la personalidad
ra: a mayor organización social, a mayor adulta. Afortunadamente este camino que
diversidad de los caminos para limitar la fue sugerido por Fairbain, ha sido desa-
expresión libre de las pulsiones, mayor rrollado desde Sullivan hasta la fecha por
inconformidad individual, aumento de muchos psicoanalistas.
la neurosis como destino humano en la Ambos pensadores fueron víctimas,
sociedad occidental, menos felicidad, pero como todo ser humano, del sesgo de sus
se asegura la supervivencia. Sospechar de juicios y obviar sus propias pasiones en
las funciones obvias de lo que considera- el proceso de investigar. Freud sospechó
mos lo más alto y lo menos vulgar, esa fue de toda pasión humana, incluso de las
la virtud de Freud, maestro de la sospecha, propias, aunque no fue muy consecuente
quien buscó en los sótanos de la existen- con esto todo el tiempo, esto se verifica en
cia humana para hacer más transparente su la expulsión de figuras significativas del
naturaleza. movimiento psicoanalítico como Fairbain
y Jung por contravenir su primera teoría
Limitaciones y contradicciones de Marx de las pulsiones que, en aquel momen-
y Freud en relación al pensamiento to, representaba la columna del nacien-
contemporáneo te psicoanálisis. Por su parte Marx, en el
manifiesto dice: “los comunistas no defien-
Ambos autores parten de un concepto den intereses particulares algunos, sino
de ciencia único que buscaba conocer un únicamente los del conjunto del proleta-
núcleo último del universo físico, mate- riado.” Sin duda que Marx tenía en mente a
rial y social. Situación por la cual muchas grupos y clases, no individuos, pero consi-
de sus predicciones y juicios se ha disuel- dera que estos pueden quedar fuera de
to ante el avance de las ciencias actuales, la historia de los intereses y las pasiones,
que descansan sobre la consideración de la algo que desde el psicoanálisis sería inge-
incertidumbre en el conocer, del papel que nuo concebir. Es decir, sospechó del inte-
juega el sujeto observador en la producción rés de los capitalistas, pero no colocó en el
de ese conocer y en la multifactoriedad mismo crisol al proletariado, conjunto de
que construye un fenómeno. Por ejemplo, humanos susceptible a toda corrupción y
Marx no pudo vislumbrar la transitorie- justificación de su status quo en el poder,
dad de su modelo económico, no dudar como vimos sucedió en diversos países.
del método dialéctico al establecerlo como Las pasiones humanas, son eso, humanas,
ontología, se limitó a establecer como nadie puede escapar de ellas.
causa primaria de la miseria a la propie- Ambos vivieron la limitación de
dad privada y asumir que la historia se rige formular a través de sus “observaciones
bajo leyes exclusivamente materiales, sin directas” juicios genéricos sobre la natu-
integrar que estas también son reinterpre- raleza humana y social. Dejando de lado
tadas con el tiempo y cambian su sentido. un principio de nuestra ciencia actual: no

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es posible ser observadores neutros, toda pudiera derivar en sexo, pero siendo el
percepción está condicionada histórica y deseo de vínculo lo primordial y no al revés.
culturalmente, incluso económicamente. Otra variante de la limitación que comen-
Nadie puede salir de la historia para hacer tas es el postulado de la pulsión de muerte
un juicio neutro como un ojo ajeno a las cuando vemos que la agresión en las rela-
determinaciones del mundo. Por ejem- ciones interpersonales deriva también del
plo, vemos en Marx la afirmación de que ambiente y la educación. Es decir, Freud
el movimiento socialista necesariamente observa un número de hechos limitados y
derivaría en comunismo, como la mejor los convierte en naturaleza humana, cuan-
conclusión posible, en ese nuevo estado do representan sólo una generalización de
de cosas en donde la historia termina en el la cultura europea de finales del siglo XX.
desmantelamiento de la propiedad privada
y con ello se interpreta cumplido el afán Condiciones comunes de pensar en
de libertad más plena. De modo similar, clave de sospecha
Freud interpreta que las conductas sexua-
les de su tiempo refieren una condición Marx y Freud como pensadores de la
universal atribuyendo a todos los sujetos sospecha nos han legado un procedimien-
en cuanto seres de procesos biológicos y to para pensar la realidad tanto en el orden
psíquicos invariables como el complejo social, cultural como individual.
de Edipo. Además creyó que toda vincula- En ambos pensadores encontramos la
ción con otro tiene motivación de origen férrea intención de desmitificar las verdades
sexual cuando la teoría actual del apego,11 más elevadas a las que se confía el espíritu
por ejemplo, nos muestra que una relación humano y la conciencia inmediata. En Marx

11. Vid., Mario Marrone, La teoría del apego (España: Psimática, 2001).

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esto sucede ante la sospecha del carácter do prusiano, antidemocrático, cuasifeudal


especulativo de Feuerbach quien mostran- y organizador de los intereses dominantes
do el proceso de alienación humana no de unos cuantos, que no representaban la
ponía el dedo en la verdadera llaga: la mise- totalidad de la vida económica ni política.
ria espiritual no es el inicio del proceso, Marx muestra cómo la razón puede crear
sino una consecuencia de la miseria mate- sistemas orgánicos, inteligentes, perfec-
rial, que esconde la alienación del trabajo tos y divinos, que llevan la sucesión de los
del hombre en otro hombre. Derrumba y hechos a un clímax que sugiere el fin de la
devela las consecuencias de proceder por historia, que ha alcanzado su verdad; pero
el valor de cambio y no por el valor de uso, que esconde en el fondo la miseria real, el
mostrando como termina todo en el ansia grito del desfavorecido y la enajenación del
del dinero tenido como fin, pero que deja hombre de su propia vida, de su fuerza de
a su paso, la esclavitud del trabajador que trabajo, de su posibilidad de ser hombre.
para conseguirlo a cuenta gotas tiene que Freud en relación a la conciencia falsa nos
empeñar lo más propio, su vida humana. descubrirá varios elementos. Desplazará
Pero lo anterior descansa, para Marx, en las explicaciones del porqué de la cultura
el supuesto erróneo de la certeza máxima: y las conductas individuales a la economía
privilegiar la condición de la propiedad de las pulsiones. La conciencia y sus repre-
privada. Desmitificar los puntos de llega- sentaciones aparecen como el derivado de
da, los procesos, los fines humanos más la energía pulsional que podemos sopor-
valorados, es el fin de la sospecha. Freud tar. Es decir, las explicaciones de por qué
desmitifica las representaciones de liber- hacemos lo que hacemos y sentimos como
tad y transparencia sobre nosotros mismos. sentimos pudieran ser falsas, dependien-
Derriba toda consideración de ausencia de tes de aquello que podemos soportar de
deseo y constricción de la vida humana. las fuerzas del ello, y aquello que podemos
Al hacerlo desmitifica nuestra intención aceptar como realidad. En el ámbito clíni-
de juzgar que hay deseos neutros y puros co esto es más cercano: un paciente puede
en nuestro actuar. Desde Freud, todos hacer historias rosas sobre su enamorada,
somos sujetos de sospecha en aquello que aunque en realidad viva una situación de
decimos no tiene mayor intención que lo engaño y violencia, un sujeto puede ideali-
que se muestra en nuestras conductas. No zar un padre amoroso cuando en su histo-
somos tan dueños de nuestra propia casa, ria vivió abandono, alguien puede decir
aunque sí podemos apropiárnosla en cier- que busca lo mejor para los demás cuan-
to grado, pero necesitamos comprender do sea evidente a todos que sólo busca su
nuestras internas necesidades, esclavitu- interés más vulgar. La conciencia puede
des, demandas. falsificar las explicaciones cuidando que
Ambos pensadores nos muestran el los procesos de represión no suban a la
carácter de falsificación y mentira de la conciencia aquello que es vergonzoso y
conciencia.12 Marx muestra que el sistema doloroso. En relación a la razón, explica-
hegeliano, lógico, coherente, mediante una mos cómo Freud descubre los procesos
conciencia que se autoposee reconciliando de compensación que la cultura opera
la negatividad y contradicción en un movi- para permitir la supervivencia de la espe-
miento eterno y armónico, no es otra cosa cie. La cultura, más que un producto de la
que la justificación del status quo del esta- conciencia más transparente, espiritual y

12. Vid. Paul Ricoeur, Freud, Una interpretación de la cultura (España: Siglo XXI), 32-35.

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genuina se alimenta de energías irraciona- empirista, sino una ciencia de la interpre-


les que poco tienen que ver con los proce- tación que parta del conocimiento profun-
sos de la conciencia. do de la realidad y sus mecanismos.
Por último, estos pensadores nos Vale la pena enfatizar que estos pensa-
invitan a descifrar las expresiones de la dores no cedieron a la tentación de vincu-
conciencia. Preguntarnos qué es lo que se larse a las explicaciones de los fenómenos
oculta, qué es lo que se muestra y ¿cuál es con mayor posibilidad de aceptación del
la relación entre estos términos? Marx y tiempo. Freud puso en jaque la idea de
Freud nos regalan una primera gramática sexualidad y su moral al postular la diná-
de lo latente, un primer método para leer mica subrepticia de ésta en la psique infan-
lo que se encuentra oculto, un instrumen- til, así como establecer una consideración
to para comprender qué es lo verdadero simbólica arraigada en raíces biológicas,
de las mentiras que produce la conciencia. que implicaba una nueva ciencia y epis-
Nos permiten ampliar nuestro concepto teme. Marx, por su parte, criticará las
de verdad, partiendo de la intuición de concepciones socialistas y comunistas
que todo producto humano sirve a unos aceptadas y defendidas hasta el activismo
intereses, sean estos colectivos o pulsio- en su época cribando todo rastro metafísi-
nales, y que también sirve a dinámi- co que pusiera en riesgo la cientificidad de
cas que escapan del augurio de la propia su propuesta. Ambos pensadores fueron
voluntad, pero que podrían humanizarse pioneros de sus descubrimientos, cultivan-
si son comprendidas. do las exigencias metódicas más riguro-
Ambos nos enseñan que sospechar de sas que fueron posibles en el marco de sus
la razón, el estado, el alma, la cultura, se teorías, a pesar de la radical incertidumbre
hace con ciencia. Por supuesto que habla- epistémica, ontológica y social en que deri-
mos de una ciencia no fundamentalmente varían sus propuestas.

Referencias

Feuerbach, Ludwig. La esencia del cristianismo. Madrid: Trotta, 2013.


Freud, S. Obras Completas XVII, Una dificultad del psicoanálisis. Buenos Aires:
Amorrortu, 1979.
Freud, Obras completas XXI, El porvenir de una ilusión, Buenos Aires: Amorrortu, 1961.
Guichard, Jean. El Marxismo, Teoría y práctica de la revolución. Bilbao: Desclee de
Brouwer, 1975.
Marrone, Mario. La teoría del apego. España, Psimática, 2001
Marx, Karl. La sagrada Familia. Madrid: AKAL, 1977.
Marx, Karl. Manuscritos de economía y filosofía. Madrid: Alianza, 1974.
Ricoeur, Paul. Freud, Una interpretación de la cultura. Madrid: Siglo XXI.
Thompson, Clara. El psicoanálisis. Ciudad de México: FCE, 1971.

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