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Alimentos Funcionales

Origen del concepto “Alimento funcional”

Para comenzar a hablar de “alimentos funcionales” en la era moderna, tenemos que fijarnos
en otro país asiático: Japón. Este país, tras la II Guerra Mundial introduce en la población,
mermado tras el conflicto, una serie de alimentos con características determinadas que
además de nutrirlos mejorasen de forma notable su precario estado de salud.

Tras un largo periodo de investigaciones, resultados y conclusiones, se aprueba a mediado de


los años 80 (1984), un primer programa sobre “alimentos funcionales” supervisado por el
Ministerio de Educación, Ciencia y Cultura para fomentar el estudio y la investigación de sus
propiedades y características en diversas Universidades. Inicialmente este programa se
concentró en tres años 1984-1987, realizando, en 1986, el primer foro sobre alimentos
funcionales, donde diversos expertos propusieron diferentes métodos para mejorar la salud de
la población mediante la aplicación de este tipo de alimentos.

Este primer programa de tres años obtiene un gran éxito y gracias a ello, se amplía durante dos
periodos más de tres años, desde al 1988 hasta 1995. Finalmente diremos que en la mitad de
estas investigaciones, en 1990, el Ministerio Japonés de Salud y Bienestar emite un decreto,
basado en los informes positivos formulados por el Comité de Estudio de los Alimentos
Funcionales, donde se aprueban los denominados “Alimentos de Uso Específico para la Salud”
conocidos en ingles por sus siglas FOSHU (Foods for Specific Health Use). Este decreto entra en
vigor en el año 1991.

Alimentos funcionales en Europa

En Europa, al igual que en Norte América, los primeros estudios en el área de la nutrición
estaban basados en las enfermedades por déficit de nutrientes, por lo que no existía un interés
especial por este tipo de alimentos.

Posteriormente, a mediados de los años 80 e influenciados por las investigaciones y estudios


realizadas por los japoneses, ciertos países europeos comienzan a mostrar cierto interés por
esta nueva área de la nutrición. Precisamente en esta época, se crea un proyecto coordinado
por el ILSI (International Life Sciences Institute) donde se pretende estudiar todo lo relativo a
este tipo de alimentos funcionales.

En abril de 1996 se celebró en Francia la “Primera Conferencia Internacional sobre


Perspectivas Este-Oeste de los Alimentos Funcionales” en la que se discutió el estado actual
de la ciencia de los alimentos funcionales.

De acuerdo a los resultados y conclusiones obtenidos, se establecieron diferentes áreas donde


los alimentos funcionales tendrían una cierta aplicación: crecimiento y desarrollo,
metabolismo y utilización de sustancias, defensa antioxidante, prevención y tratamiento de
enfermedades o factores de riesgo cardiovascular, fisiología o función del tracto
gastrointestinal, comportamiento y funciones psicológicas.
¿Qué son los alimentos funcionales?

Consideramos alimentos funcionales aquellos


que además de sus propiedades nutritivas
básicas, tienen un efecto beneficioso adicional
sobre nuestra salud.

La base de la nutrición, es una alimentación


completa y variada, que nos aporte los
nutrientes necesarios para el buen
funcionamiento del organismo. Los alimentos funcionales, complementan la función nutritiva
y ayudan a la prevención de ciertas enfermedades.

Un alimento puede ser funcional cuando, durante su procesado se:

 Incrementa la concentración de uno de sus componentes naturales. Es lo que se


conoce como fortificación.

 Adiciona un componente que normalmente no está presente.

 Sustituye un componente natural por otro con efectos beneficiosos. Por ejemplo,
reemplazo de macronutrientes como las grasas.

 Reduce o elimina un componente alimenticio causante de un trastorno o enfermedad.


Un ejemplo es la supresión de sustancias alergénicas, o alérgenos, como la lactosa o el
gluten.

A los alimentos funcionales se les agregan componentes biológicamente activos como fibra
alimentaria o dietética, azúcares de baja energía, ácidos grasos insaturados, aminoácidos,
vitaminas y minerales, fitoesteroles, antioxidantes, bacterias ácido-lácticas (probióticos),
fructo-oligosacáridos (prebióticos) o sustancias excitantes y tranquilizantes.

Algunos ejemplos de alimentos funcionales naturales comunes en el mercado, junto con sus
correspondientes componentes funcionales, son:

 Huevos enriquecidos con ácidos grasos omega-3.


 Cereales fortificados con fibra alimentaria, vitaminas como la B9 (o ácido fólico) y
minerales.
 Zumos enriquecidos con vitaminas y minerales.
 Leche y yogures fermentados con cultivos probióticos.
 También encontramos pan enriquecido con fibra dietética y ácido fólico o sal yodada
(con yodo).

Propiedades de los alimentos funcionales

El incremento del consumo de alimentos funcionales naturales por parte de la población ha


hecho que crezca la necesidad de una regulación específica y de una mayor investigación con
objeto de demostrar científicamente su eficacia, sus propiedades apuntan a:

 Funciones gastrointestinales. Los probióticos, los prebióticos y los alimentos ricos en


fibra alimentaria o dietética mejoran la flora y el tránsito intestinales.
 Propiedades antioxidantes. Algunos alimentos contienen componentes que pueden
resultar eficaces contra el “estrés oxidativo”. Los antioxidantes contribuyen a evitar la
acción nociva de los radicales libres (producidos por el tabaco, la contaminación, el
estrés, etc.) sobre nuestro organismo.

 Metabolismo de macronutrientes. Pudiendo ayudar a controlar el nivel de azúcar en


sangre, el colesterol y los triglicéridos. Algunos ejemplos de ello son los alimentos de
bajo contenido energético, aquellos con omega-3, con fibra, o las bebidas específicas
para deportistas.

 Beneficios en el embarazo y la lactancia. Las necesidades de ciertos nutrientes son


más elevadas en el embarazo, durante el crecimiento y desarrollo del feto, y en el
período lactante y la infancia. Hallamos alimentos con hierro, calcio, ácidos grasos
tales como omega 3 u omega 6 y con vitaminas como la B9.

 Funciones psicológicas. En este apartado se encuentran alimentos con sustancias


excitantes tales como la cafeína o el ginseng y tranquilizantes como la melisa o la
valeriana.

Envases activos: Absorbedores de


oxígeno

Su función principal es eliminar el oxígeno


que hay en el espacio de cabeza de los
alimentos envasados. Los absorbedores
de oxígeno son muy útiles para productos
de panadería, ya que estos alimentos, por
sus características, son esponjosos y
mantienen un oxígeno residual que es
difícil de eliminar, que es el principal
causante de su deterioro.

Envases activos: Absorbedores de


exudados o de humedad

Están especialmente pensados para


productos en los que la humedad representa un punto crítico comercial, ya sea por la aparición
de exudados (carnes, pescados y vegetales frescos) o porque su característica fundamental es
que sean crujientes (galletas, extrusionados y snacks) o pulverulentos que pueden apelmazarse
(deshidratados y medicamentos).

Su característica principal es que retienen líquidos que puedan desprenderse por exudación del
producto envasado. En el lineal los podemos ver fundamentalmente en bandejas de
comercialización de productos frescos (por ejemplo, vegetales).

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