Sunteți pe pagina 1din 3

Carrera: Ciencia Política y RRII.

Materia: Teología.

Profesor: Eduin Alexander Rincón Galarza.

Alumnos: Castillo, Juan Ignacio; Pastormerlo Joaquin, Vidal Lucas.


Para una lograr una primera noción acerca de lo que trata el texto de Josef Blank, lo más acertado es
transcribir el párrafo introductorio que elaboró el traductor de la obra (Pedro Suñer):

“En la carta de San Pablo a los Gálatas encontramos esta frase: "Cristo nos ha liberado para vivir en
libertad, manteneos, pues, firmes y no os dejéis someter de nuevo al yugo de la esclavitud" (Ga 5,1).
¿Cuál es la libertad para la que, ante todo, nos ha liberado Cristo? ¿De qué yugo de esclavitud nos
hemos de librar? Esta "libertad cristiana" ¿es algo, por principio, distinto de la libertad filosófica,
psicológica y política? Esto es lo que el autor quiere aclararen el presente artículo”.

Luego de leer la obra completa, se puede apreciar la exactitud de las palabras de Suñer. No
obstante, si tuviésemos que definir el eje central del artículo, diríamos que es “la libertad cristiana”,
ya que la mayor parte del desarrollo gira en torno a este concepto.

El tema de la libertad cristiana se desprende de la carta a los Gálatas. Los judeo-cristianos


pretendían seguir viviendo en comunidad bajo la antigua ley, mientras que Pablo sugería
desprenderse de ésta y guiarse únicamente por la fe. Guiados por la fe, decía Pablo, se alcanzará la
libertad.

La ley de la que hablaban los judeo-cristianos no es otra que la de Moisés, o sea los 10
mandamientos. Por lo tanto, según Pablo, la primera libertad que Cristo nos había dado era la
liberación de la ley de Moisés.

El problema residía en que, para los judíos, la ley mosaica “está basada en la revelación del Sinaí y
solo puede ser suprimida por otra revelación superior. Ante esto, Pablo argüía que la revelación de
Sinaí había sido suprimida por la nueva y definitiva revelación de Cristo y, por lo tanto, desprenderse
de los mandamientos de Moisés.

El debate anterior se desató a partir de la preocupación de Pablo por los no-judíos. Según la
concepción judaica, los no judíos debían hacerse primero judíos, es decir, circuncidarse, observar la
ley etc. si es que querían participar de la salvación mesiánica. Como respuesta a esto, Pablo dice:
basta con la fe en el evangelio y la práctica sacramental, pues el hecho decisivamente salvífico de la
muerte y resurrección de Cristo no sólo vale para los judíos, sino para todos los pueblos. Según el
apóstol, entonces, la solo fe en el evangelio libera a cualquier individuo de las obligaciones de la ley
judía.

Como vimos, Pablo creía que el guiarse por la fe conducía a la libertad. ¿Pero a que libertad? A la
mismísima libertad cristiana, que Pablo define como “ser en Cristo. Una incorporación y
participación en el cuerpo de Cristo (Cf. 1 Co 12,13; Ga 3,26-29)”. Pablo entendía que la libertad se
funda en Cristo, pues sólo él la proporciona. ¿Cómo? Por el sacramento del bautismo y por el
Espíritu Santo.

Según el apóstol, a la libertad hay que “entenderla en el sentido de apertura trascendente, hacia
arriba. La libertad de Cristo es infinita e ilimitada; va creciendo cada vez más y cada vez invade más
al hombre y le transforma más en Cristo” (Josef Blank). De hecho, la libertad paulina total solo se
conseguiría en el reino de los cielos.

La libertad paulina no se concibe como libertad solo para uno mismo, sino que se hace de manera
comunitaria. Esta aclaración es importante porque según el autor muchos radicales interpretaron
esta libertad como un "a mi todo me está permitido" (1 Co 6,12ss). A esta expresión, Blank contesta
con la distinción entre arbitrariedad y libertad: “La arbitrariedad está motivada por el egoísmo;
mientras que la libertad va dirigida siempre al bien, la verdad, o sea, siempre a un valor.” En el
mismo sentido, Pablo dice que la libertad es, en última instancia, amor. La idea paulina de libertad
no puede concebirse como individualista y egocéntrica- sino que se ve estructurada
fundamentalmente como solidaria, fraterna, social. Cosa que en el mundo occidental no siempre se
ve claro. “No se trata sólo de mi libertad", sino de nuestra común libertad. No se trata sólo de la
libertad de los fuertes cultural, financiera o económicamente, sino se trata siempre también de la
libertad de los débiles. Pablo pide que los fuertes, por amor de los hermanos débiles, sean capaces
de limitar su libertad (1 Co 8) (Josef Blank).

Concluido el núcleo central de la obra, el autor cierra la misma hablando de “los riesgos de la
libertad”. Entre los más importantes, menciona la insuficiencia de la iglesia en pos de garantizar la
libertad ya que en el propio seno de la institución se cometen delitos que van en contra de este
valor. También destaca como algunos individuos deciden voluntariamente someterse a ciertos yugos
que privan la libertad, pues esta representa una mochila muy pesada para ellos.

S-ar putea să vă placă și