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La reflexión gramatical.
* Trabajo presentado en las “II Jornadas Internacionales de
Educación Lingüística” (UNER, Concordia, Agosto de 2005)
Introducción
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haciendo uso de recursos limitados, como comprender expresiones gramaticales y no-
gramaticales, completando o corrigiendo inconscientemente los errores producidos. Desde
el estructuralismo y funcionalismo, la lengua es abordada como “producto” y por lo tanto,
se limitan a su descripción, sin poder profundizar acerca de las razones de ese
funcionamiento heterogéneo, cambiante y parcial.
A partir del estudio de la dimensión cognitiva del lenguaje, abordamos el análisis
de la lengua desde la perspectiva de los “procesos” implicados en su comprensión y
producción y no ya en el análisis de sus productos. Estudios científicos que adoptan la
perspectiva cognitiva para el análisis del lenguaje advierten acerca de los diferentes
procesos implicados en su procesamiento (por ejemplo, afásicos de Broca o el síndrome de
Williams). Significa que las operaciones cognitivas serán distintas según se trate del nivel
oracional o el textual, como también las estrategias utilizadas para su adquisición o
aprendizaje.
Esto tiene consecuencias directas en la enseñanza de la lengua ya que la producción
y comprensión del lenguaje oral implican diferentes procesos, con mayor o menor grado de
manipulación consciente en el procesamiento oracional o en el textual.
A diferencia de lo que ocurre cuando aprendemos a hablar, el aprendizaje de la
escritura es un hecho de naturaleza cultural y conciente; que comienza recién con la
escolarización y que está más rigurosamente formalizado que el habla por las propias
limitaciones expresivas que la escritura posee. Tal como la concibe Olson, la escritura es
eminentemente metalingüística, ya que permite hacer conscientes aspectos que el la
oralidad manejamos inconscientemente.
La enseñanza de la lengua escrita hace, o debe hacer, explícita la competencia sobre
la lengua oral que posee cada hablante. De tal forma que la producción y comprensión de la
lengua escrita, objetivo final de la enseñanza de la lengua, podrá alcanzarse a partir de una
reflexión sobre los conocimientos implícitos que el hablante posee sobre su lengua oral. Es
justamente ese el recorrido que proponemos para la enseñanza de la lengua: la reflexión del
funcionamiento la propia lengua, a partir del funcionamiento semántico, a lo que tenemos
acceso consciente, a las estructuras sintácticas, que no son conscientes y son abstractas.
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• Los conocimientos implícitos
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no formal. Es decir, para determinar si una expresión lingüística está completa o no, los
niños no sólo apelaron a aspectos semánticos, sino también a aspectos puramente
sintácticos (como cuando debieron agregar complementante y preposición). De lo que
se infiere el reconocimiento de las oraciones tanto como unidades funcionales como
formales.
2- Corroboramos lo anterior a partir del tratamiento que los niños hicieron de las
expresiones incompletas. Es posible advertir que también coinciden acerca de los
aspectos formales que constituyen las expresiones, completándolos sin dificultad. (Ver
oraciones 4 y 10 del Anexo I)
3- A partir de las actividades de sustitución, se observó además que la complejidad interna
de los constituyentes oracionales no es un factor que dificulte a los niños el
reconocimiento de la función que desempeñan éstos dentro de la oración. (Ver ejercicio
II del Anexo I y II)
Estos tres aspectos -el reconocimiento de las oraciones como unidades de
significado, de los aspectos formales de las expresiones y de las funciones de los
constituyentes en la oración- están previstos en el modelo gramatical generativo; mientras
que no pueden ser explicados ni descriptos a partir de los modelos estructuralista o
funcionalista que todavía llegan a las aulas. Una vez corroborado esto, el paso siguiente fue
determinar cómo hacer explícito ese conocimiento, por qué aspectos empezar y qué
metalenguaje utilizar.
Partimos de la noción de que toda oración es una predicación y, como tal, nos dice
“algo acerca de algo o alguien”. Además, visto que los niños de 4° y 5° grado reconocen
dicha unidad semántica, decidimos comenzar por hacer explícitos los componentes
funcionales de la oración que, por estar relacionados con el contenido semántico, son
menos abstractos que las estructuras puramente sintácticas o formales y, por lo tanto, más
accesibles al análisis consciente.
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En el recorrido desde lo semántico hacia la abstracción sintáctica, comenzamos
entonces con la idea de mensaje como unidad mínima de transmisión de información
[Alguien o algo hace algo sobre algo o alguien] o [Quién hace qué a quien]
Identificamos como predicación la capacidad del mensaje de informar algo sobre
un objeto, frente a cualquier otra emisión que sólo señala objetos, acciones o estados.
Observamos que la predicación se realiza a partir de dos elementos: entidades
(reales o imaginarias) y los procesos o estados que realizan o experimentan esas entidades.
A tales procesos, les llamamos predicados.
Para hacer explícita esta relación predicativa, iniciamos un análisis de los
requerimientos verbales. Si bien se comienza haciendo hincapié en la categoría verbo, ésta
no es trabajada de forma aislada, sino que se la analiza según el aporte de información que
hace, su valor predicativo y sus exigencias argumentales. (Ver ejercicio III del anexo I y
Anexo III)
El verbo es, en español, la categoría más cargada de información sintáctica y
semántica; con ella se relaciona (por diferentes medios) el resto de la información. Es el
nudo a partir del cual se establece la red de relaciones que conforma el mensaje; de allí que
se justifique comenzar por esta categoría.
De acuerdo a su carga semántica, los verbos pueden predicar solos (verbos
impersonales) o acompañados de uno o dos elementos a los que llamamos argumentos;. El
mensaje asume la siguiente estructura semántica:
Hace s/ algo
I) Alguien algo o alguien
Complemento Predicado Complemento
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A partir de aquí, avanzamos en la primera etapa de abstracción: el concepto de
constituyentes simples a los que definimos como piezas léxicas que observan igual
comportamiento sintáctico y realizan los argumentos y adjuntos (sustantivos y verbos).
Establecemos, así, la siguiente correspondencia semántico sintáctica:
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De esta manera obtenemos las siguientes correspondencias:
• Conclusiones
A partir de lo expuesto, sostenemos que el docente de lengua de todos los niveles
debe dominar los conocimientos implícitos que los hablantes tienen de su lengua para,
desde allí, guiar la reflexión y el análisis de su funcionamiento cognitivo, sobre el cual se
van a construir objetos epistémicos mayores: los textos. Sostenemos además, que dicha
reflexión se debe realizar desde aquellos aspectos que podemos manipular conscientemente
(la información semántica), hacia las estructuras formales o sintácticas a través de las
cuales se vehiculiza el contenido, y a las que no podemos acceder con la consciencia
(sintagmas y categorías sintácticas).
De allí, que consideremos que la propuesta curricular de los documentos oficiales
debería revisarse, ya que el recorrido de la enseñanza de la lengua comienza al revés, desde
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lo más abstracto: las categorías sintácticas. Además, como es posible observar en las
prácticas docentes y en los manuales de grado, la estrategia que se utiliza para el
reconocimiento y definición de dichas categorías es identificarlas con algún tipo de
contenido semántico.
La estrategia elegida para la transposición didáctica no corresponde al aspecto de la
lengua que se pretende enseñar. Es natural, por lo tanto, que dicha enseñanza conlleve
dificultades en su comprensión y errores en su reconocimiento, pues no se aprende o capta
cómo funciona la lengua, sino un nuevo vocabulario o etiquetas que obstaculizan la
reflexión metalingüística indispensable para después guiar la reflexión metacognitiva
vinculada con la producción y comprensión textual.
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