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PLAN DE INTERVENCION PARA TRABAJAR EL AUTOESTIMA O AUTOCONCEPTO EN ALUMNA DE

SEPTIMO GRADO.

En el siguiente plan de intervención se realizaran actividades específicas para trabajar la


autoestima o auto concepto para ir fortaleciendo las grandes virtudes únicas que tenemos como
seres humanos y que muchas veces no se reconocen por el propio adolescente.

1. El siguiente paso para trabajar con la autoestima de tu paciente es que comprendas por qué
esa persona tiene baja autoestima. Para encontrar el origen de la baja autoestima,
es necesario que explores a fondo su infancia y su adolescencia.

¿Hay algún hecho significativo que marcara tu infancia o adolescencia?

Situaciones como bullying, separación paterna, emigración, violencia doméstica, abusos…

¿Qué relación tenías de niño y adolescente con tu madre? ¿Y con tu padre?

Explorar si era una relación de apoyo, donde las figuras paternas están disponibles y se forma un
apego seguro, o por el contrario, son figuras que provocaron inseguridad e inestabilidad.

¿Qué críticas hacían tus padres sobre ti?

Algunas de esas críticas el niño las introyecta, es decir, las “traga sin masticar”, definiéndose a sí
mismo en base a esas críticas que recibió en la infancia.

¿Cómo te transmitían tu madre y tu padre el cariño que sentían por ti?

Invita al paciente a que exprese de forma concreta esos gestos de amor, ya sean palabras, hechos,
detalles, etc. A menudo encontrarás en el paciente falto de autoestima que estas muestras de
amor fueron muy limitadas, o no fueron suficientes.

¿Cómo te describirías a ti mismo cuando eras niño? ¿Y cuando eras adolescente?


Profundizar tanto en las características de personalidad como en su desempeño en las diferentes
áreas de la vida de un niño: escolar, familiar, social, artística, deportiva.

Si llegas a la conclusión de que tu paciente tuvo una infancia sana, sin acontecimientos
excesivamente desestabilizadores y con un afecto estable por parte de sus figuras paternas, ya
tienes una pista importante: el problema es reciente.

En ese caso, tendrás que explorar dónde está el origen, cuándo fue que comenzó a desconfiar de
sus propias capacidades y valía personal: ¿tal vez un trabajo que le sobrepasaba? ¿Unos estudios en
los que no se sentía capaz? ¿Una pareja que le menospreciaba? ¿Una amistad dañina?… Cuanto más
reciente sea el problema que ha socavado su autoestima, menos enraizado estará.

2. El objetivo de este tercer paso es que tu paciente se haga consciente de estos pensamientos
automáticos negativos que tiene constantemente sobre sí mismo.

Para eso, pídele que se observe. Sin intentar cambiar nada, ni intentar frenarlos. Simplemente, que
esté atento a cuándo su mente pone en marcha este “hilo musical”: qué cosas se dice a sí mismo,
cómo se las dice (con qué tono, qué palabras usa), ante qué situaciones…

3. Listado de nuestras fortalezas:

Muchas veces recordamos las críticas, las cosas que hacemos mal, las ofensas. Pero nos olvidamos
de recordar nuestros éxitos, elogios, halagos. Para ello vamos a hacer una recopilación de los
mismos, es una forma de darles más peso:
Busca una libreta para trabajar (física o virtual 😉 y realiza tres listas:

 En una recopila los elogios que recuerdes que te hayan dicho otras personas a lo largo de tu vida
 En otra enumera las capacidades y fortalezas que tú consideras que posees.
 En un tercer listado enumera cosas que te hagan sentirte orgulloso de ti mismo (logros, actitudes
ante alguna situación, etc.).

Te pongo un pequeño ejemplo


Elogios Recibidos:
 “Eres muy divertido”
 “Se te dan bien los niños”
 “Dibujas muy bien”
Mis Fortalezas:

 Soy paciente.
 Sé escuchar a los demás.
 Soy respetuoso con las opiniones de otros.
 Soy generoso

Estoy orgulloso de:

 -Cómo afronté y superé una enfermedad grave que tuve.


 -Haber ayudado y apoyado a un amigo cuando pasó un mal momento.
 - Haberme sacado el carnet de conducir a la primera.

4. Ejercicio para Casa: Registro de Pensamientos Automáticos Negativos


Proponerle al paciente que compre una libreta y que cada vez que se detecte teniendo un discurso
automático negativo hacia sí mismo, lo apunte. El registro debe contener los siguientes datos:

Fecha

Situación (¿Qué ha pasado? Por ejemplo, se me quema la comida)

Pensamiento (¿Qué he pensado? Por ejemplo, pienso “soy un inútil, con 32 años y no sé ni freír un
huevo”)

Emoción (¿Qué he sentido? Por ejemplo, siento enojo hacia mí mismo por no haber estado más
atento. Ojo: no confundir sensaciones o sentimientos con pensamientos. Cuando el “siento” va
seguido de un “que”, no estamos hablando de una emoción sino de un pensamiento. Por ejemplo,
“siento que no valgo para nada” no es una emoción, es un pensamiento. Una emoción sería: “me
siento impotente”)

Conducta (¿Qué hago? Por ejemplo: tiro la comida quemada y me quedo sin comer, ya da igual, se
me ha quitado el hambre).

5. Para que una persona se quiera a sí misma, de forma auténtica y realista, tiene que conectar
con aquellas partes que le gustan de sí misma, con las cosas que se le dan bien, con los logros
que admira de sí misma, con los momentos de bienestar en soledad. De esa forma, el cariño
surgirá de forma natural y no impuesta.

Piensa en aquellas personas a las que más quieres. ¿Por qué las quieres?

Les tienes cariño porque te gusta cómo son, admiras lo que hacen, porque te aporta bienestar
compartir tiempo con ellas.
Quererse a uno/a mismo no debe ser una imposición: “tienes que quererte porque eres el único
que va a estar ahí toda tu vida”. Eso está muy bien, pero, ¿cómo querer a alguien a quien rechazo?
¿Cómo quererme a mí mismo, si no me gusto?

6. Ejercicio en Terapia: Mi lado bueno

Este ejercicio lo puedes realizar en terapia y consta de los siguientes pasos:

Cualidades + Habilidades

Tu paciente debe realizar una lista, lo más amplia posible, de:

(1) sus cualidades (características positivas de su personalidad y de su aspecto físico)

(2) sus habilidades, es decir, lo que se le da bien hacer. Pueden ser cosas muy sencillas y cotidianas,
no hacen falta grandes virtudes súper heroico ni grandes dotes.

En función de las resistencias que tengan, para algunos pacientes va a ser más complicado que
para otros realizar estos listados.

Nunca caigas en la manipulación del paciente cuando éste dice “no se me ocurre nada”, “no tengo
cosas buenas”, “nada se me da bien”. No des el ejercicio por acabado, ni pases a lo siguiente, hay
que sostener esos primeros momentos de blanco mental.

Si le resulta muy difícil, sugiérele que recurra a otras personas cercanas para que le ayuden a
elaborar los listados. Incluso tú mismo, como terapeuta, puedes aportar alguna cualidad positiva
que ves en tu paciente y quieres recalcar.

También puedes recurrir a momentos pasados de su vida en los que tu paciente se sentía mejor.

A menudo los pacientes dicen cosas como “yo cuando era joven era muy echada para adelante, pero
ahora todo lo contrario”, “antes de perder el trabajo yo era muy divertido, siempre estaba haciendo
bromas, pero ahora ya no soy así”. Yo siempre les digo que si en algún momento de su vida fueron
algo, esa virtud está ahí, en alguna parte de ellos, ¿o acaso fueron poseídos por otra persona? Sólo
hay que rescatar y desenterrar esas virtudes que nos hemos ido dejando por el camino.

7. Ejemplificar y concretar

Pídele a tu paciente que elabore uno o dos ejemplos concretos para cada una de las cualidades que
enumeró antes y en los que se vea reflejada esa virtud.

Concretar siempre es importante para bajar a la tierra y no quedarte en el terreno mental, que es
tan ambiguo.

Por ejemplo, una cualidad que la gente dice muy a menudo “soy muy amiga de mis amigos”. ¿Qué
es ser muy amiga de mis amigos? Nadie lo sabe.
Concretar esa cualidad en ejemplos claros y cotidianos, te ayudará a clarificar la ambigüedad.

Por ejemplo, “cuando mi amiga Marta me dice que necesita hablar, yo dejo lo que estoy haciendo y
la llamo”, “soy buena guardando los secretos de mis amigos”, “se me da bien pararme y escuchar a
mis amigos, sin juzgarles”.

8. Elaborar un perfil

Tu paciente ha de elegir o tiene que elegir las tres cualidades principales y las tres habilidades
principales que le definen, aquellas con las que se siente más identificado, las que más le gustan, las
que más se cree, las que más utiliza en su día a día, aquellas a las que le puede sacar mayor partido.

Esas tres cualidades y tres habilidades esenciales son seis herramientas que va a llevar debajo de su
brazo en cada decisión y en cada paso cotidiano.

Ejercicio en Terapia: Recuperar el Amor propio

 “Me gusta ser…”


 “Valoro de mí…”
 “Me quiero porque…”
 “Me siento bien cuando yo (hago, digo, pienso)”…

5. Pasar a la Acción
Recuerda finalizar siempre la terapia con un paso a la acción. En esta fase terapéutica final,
el objetivo es que tu paciente empiece a tratarse con más cariño.

Esto significa aprender a reconocer sus propias necesidades, necesidades que dependan de sí
mismo y no de los demás o del entorno y aportárselo de forma autónoma.

Para ello, es importante que tu paciente se plantee estas dos preguntas:

 ¿Qué necesito?
 ¿Cómo me lo puedo dar?

Este ejercicio consiste en invitar al paciente a (re)descubrir y recopilar todo aquello que le gusta
hacer, todo aquello con lo que disfruta, desde cosas troncales en su vida hasta pequeños placeres.
Por ejemplo: “me gusta tocar la guitarra”, “disfruto cocinando mis platos favoritos”, “un pequeño
placer es llegar a casa, descalzarme y ponerme música un rato”.

Es perfectamente válido que el paciente tenga momentos agradables o pequeños placeres


compartidos con otras personas (“tomarme un café con mi amiga”, “jugar con mi hijo”, etc.), y son
muy importantes en la lista, aunque también es necesario que algunos de esos momentos
agradables sean en soledad, sin depender de nadie ni nada externo, más que de sí mismo.
Logra que el paciente elija aquellos puntos de la lista que vea más viables o que le apetezcan más y
que los introduzca en su vida cotidiana, a través de un planning de actividades agradables.

Estas actividades o pequeños placeres tienen que tener la misma importancia que las obligaciones,
decidiendo cuánto tiempo al día o a la semana quiere dedicarse a aportarse bienestar.

Cuando la persona comienza a dedicarse el tiempo, el cariño, el respeto y el placer que realmente
se merece, la autoestima se ve fortalecida, y con ella el bienestar, el optimismo y la salud mental.

Ejercicio en Terapia: Las 3 Metas


Una forma de lograr que tu paciente coja las riendas de su propia vida es ayudarlo a elegir tres
metas realistas y que las ponga en marcha en su vida a corto plazo.

Es interesante que estas metas sean de diferentes áreas de la vida (social, personal, hábitos, salud,
laboral, académica…). Estas metas tienen que tener las siguientes características:

 Realistas (objetivos accesibles y viables, no simplemente sueños o idealizaciones)


 Muy bien definidas (qué es exactamente lo que me propongo conseguir)
 Concretas (qué cosas concretas voy a hacer para conseguirlo, qué pasos voy a seguir)

En este punto, enfoca la terapia hacia esos objetivos propuestos orientando y ayudando a tu
paciente para los alcance, ya que le aportarán bienestar a su vida y fortalecerán su autoestima.

6. Finalizar la Terapia
¿Cómo sabrás cuándo finalizar la terapia? Cuando veas en tu paciente los rasgos de una
autoestima sana.

Una persona con la autoestima sana…

 Demuestra en su comunicación no verbal (rostro, gestos, tono de voz, forma de expresarse,


etc.) que se siente satisfecha con su vida.
 Habla con tranquilidad tanto de sus logros y cualidades, como de sus defectos y puntos a
mejorar.
 Es capaz de dar y de recibir halagos y otros gestos positivos
 Está abierto a las críticas constructivas y es capaz de reconocer sus propios errores, dejando a
un lado comportamientos perfeccionistas.
 Transmite serenidad, naturalidad y espontaneidad.
 Siente apertura y motivación ante nuevas experiencias.
 Sabe cómo aportarse momentos de placer y lo hace con frecuencia.
 Tiene capacidad de disfrutar de la alegría y el bienestar y también se permite las emociones
negativas.
 Su diálogo mental no es destructivo sino positivo, se envía mensajes de ánimo y aprecio.
 Se comunica de una manera asertiva con los demás.
 Prioriza sus necesidades antes que la aprobación de los otros.
Consideraciones finales sobre el Trabajo de la Autoestima en Consulta

La autoestima no es algo unidireccional. El “cómo me siento” afecta a “cómo me comporto”


(“como me siento poco atractiva, no quiero quedar con chicos”). Pero también funciona a la
inversa: el “cómo me comporto” afecta a “cómo me siento” (“si quedo con chicos a los que les
gusto, me sentiré más atractiva”). Por eso, una buena forma de aumentar la autoestima
de tus pacientes es animarles a hacer algo diferente que se convierta en un refuerzo positivo para
ellos.

Tener un buen vínculo terapéutico o alianza con tu paciente es un aspecto clave para que la
terapia con los problemas de autoestima tenga éxito. El cariño y la aceptación que tú sientas hacia
tu paciente, es algo que se transmite. Contar con ese cariño le va a dar seguridad y le ayudará a
quererse a sí mismo un poco más. Desde mi punto de vista, si tú como terapeuta no llegas a ver la
parte positiva de tu paciente y no le aprecias por quién es, será imposible que le ayudes a mejorar
su autoestima.

¡No caigas en las trampas que el paciente se pone a sí mismo! El paciente se pone trampas como
estas: explicaciones, argumentos, excusas, justificaciones… que pueden sonar muy lógicas, pero a
menudo no son realistas. Por ejemplo, “como comida chatarra porque no tengo tiempo de
cocinarme nada”, cuando realmente está utilizando ese tiempo, por ejemplo, en ver la tele, y
puede redistribuirse de una forma más adecuada. Cree siempre lo que dice tu paciente, pero
siempre siendo consciente de que su forma de ver las cosas es una perspectiva. Tú estás ahí para
aportar un punto de vista diferente.

Para trabajar con la autoestima de tus pacientes es muy importante que tengas bien trabajada tu
propia autoestima. ¡Los psicólogos y terapeutas también somos personas! Para poder ayudar a
nuestros pacientes hace falta un trabajo de crecimiento personal muy extenso. Aquí tienes 7
claves para mejorar tu autoestima.

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