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El Desarrollo Sostenible, tal como fuera planteado en 1981 por la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN) y difundido en 1986 por la Comisión Mundial para el
Ambiente y el Desarrollo, también conocida como Comisión Brundtland, a través de su
Informe “Nuestro futuro común, significa “aquel desarrollo que atiende las necesidades del
presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para atender sus propias
necesidades”2.
Con esta definición se tendió un puente entre aquellas concepciones surgidas desde el
ambientalismo, por un lado, y desde el desarrollo, por el otro, y se logró maximizar
consensos.
Tal como lo declara Wolfgang Sachs “la definición funciona como un cemento que pega
todas las partes, a amigos y enemigos por igual. Los oponentes de los 70’ y 80’ se
encuentran a sí mismos en una base común y desde entonces todo gira alrededor de la
noción de ‘desarrollo sostenible’.
En este punto, convendría preguntarse, sobre lo que tienen en común o hace diferente la
producción de conocimiento de los diversos actores involucrados en la interpretación y la
puesta en práctica del Desarrollo Sostenible.
Sachs encuentra que el elemento que tienen en común todos los discursos sobre el
Desarrollo Sostenible “es la corazonada de que la era de la esperanza del desarrollo infinito
ha pasado, dando lugar a una era en la cual la finitud del desarrollo se vuelve una verdad
aceptada”. Y las profundas diferencias están “en la forma en que ellos entienden lo finito; ya
sea que ellos enfaticen la finitud del desarrollo en el espacio global y desestimen su finitud
en términos del tiempo, o que enfaticen la finitud del desarrollo en relación al tiempo y
consideren irrelevante su finitud en términos del espacio global”4.
Para mostrar la diversidad interpretaciones con relación a la finitud del desarrollo podrían
citarse tres perspectivas de análisis del Desarrollo Sostenible: La Perspectiva Fortaleza, en
consonancia con las propuestas de la economía convencional; la Perspectiva Astronauta,
asumida por la Ecología, también convencional; y la Perspectiva del Hogar, más a tono con
las propuestas de la Economía Ecológica y de la Nueva Ecología.
Esto se puede apreciar en los cambios que ha ido asumiendo el concepto de Desarrollo
Sostenible.
“Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, es decir, que
satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias. El concepto de desarrollo sostenible implica
límites –no límites absolutos, sino limitaciones que imponen los recursos del medio
ambiente, el estado actual de la tecnología y de la organización social y la capacidad de
la biosfera de absorber los efectos de las actividades humanas-, pero tanto la tecnología
como la organización social pueden ser ordenadas y mejoradas de manera que abran el
camino a una nueva era de crecimiento económico...
El desarrollo sostenible a escala mundial exige que los más ricos adopten modos de vida
acordes con medios que respeten la ecología del planeta, en el uso de la energía, por
ejemplo...
El Banco Mundial, en 1992, al definir al Desarrollo Sostenible como “el desarrollo que
perdura” puso en la agenda internacional la necesidad de valorar los servicios de la
naturaleza considerados indispensables para el desarrollo económico. De esta manera
la naturaleza pasa a ser una variable crítica de la sostenibilidad del desarrollo, a la vez
que adquiere el carácter de capital, el cual puede ser sustituido por el capital económico
(capital manufacturado y capital humano) siempre y cuando ello no conduzca a una
disminución del capital agregado. Al respecto, el Banco Mundial señala: “Las
sociedades podrán escoger acumular el capital humano o capital manufacturado a
cambio de, por ejemplo, disminuir sus reservas minerales o convertir una forma de uso
de la tierra en otro. Lo que importa es que la productividad global del capital
acumulado... compensa de sobra cualquier pérdida debido al agotamiento del capital
natural”6.
Detrás de estas consideraciones está la idea de utilización óptima del espacio ambiental
disponible, es decir la óptima explotación de la naturaleza dentro de los límites dados, de
manera de no alterar el valor de los sistemas de soporte de vida del ambiente natural7.
7
Ambiente de soporte de vida es aquella parte de la Tierra que satisface las necesidades fisiológicas de la vida
(alimento y otras formas de energía, nutrientes minerales, aire y agua). Sistemas de soporte de vida es un
término funcional para el ambiente, los organismos, los procesos y los recursos que interactúan para cubrir
dichas necesidades físicas. Los procesos son las actividades naturales (producción de alimento,
recirculación del agua, asimilación de desechos, purificación del aire, etc.) accionados por energía solar u otras
formas naturales de energía. Los procesos vitales implican actividades de organismos distintos del ser
humano: plantas, animales y microorganismos. E.P. Odum y F. O. Sarmiento, Ecología: El puente entre
ciencia y sociedad, México, McGraw Hill, 1998, pág. 15.
8
Wolfang Sachs, Op. Cit. pág. 37.
9
Ibid, pág. 41.
Texto: ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23
DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 4
No es mi intención ir más allá de la caracterización que acabo de realizar con respecto a las
diferentes interpretaciones del concepto de Desarrollo Sostenible ni validar o invalidar tales
posiciones. Esto en razón de que estamos transitando hacia un nuevo paradigma.
Como bien lo señala Thomas Kuhn, la transición hacia un nuevo paradigma constituye una
revolución científica y mientras se da esa transición se verifica la existencia de un conjunto
de escuelas y subescuelas de pensamiento que compiten entre sí y que aceptan una u otra
variante de la teoría vigente y como tales hacen contribuciones importantes al cuerpo de
conceptos, fenómenos y técnicas. Mientras dure este período diferentes personas
describirán e interpretarán de modo diferente una misma gama de fenómenos. Los primeros
en aceptar el nuevo paradigma lo hacen con el convencimiento de que éste tendrá éxito al
enfrentarse a los muchos problemas que se presentan en el camino, sabiendo únicamente
que el paradigma antiguo ha fallado en algunos casos. Su tarea será desarrollar argumentos
tenaces para ganar adeptos. Poco a poco las conversiones se producirán, aunque ello
pueda requerir de una generación de científicos. Al final, cuando el último de los científicos
en oponer resistencia muera toda la ciencia se encontrará practicando con un solo
paradigma, aunque diferente11.
Esto es, lo que a mi modo de ver, caracteriza el momento actual con relación al Desarrollo
Sostenible: Diferentes interpretaciones del concepto, varias comunidades científicas que
admiten el concepto pero aceptan una u otra interpretación y comunidades científicas
inscritas en la tradición de la ciencia normal, que se resisten a aceptar el nuevo paradigma
y, por tanto, siguen buscando respuestas a las anomalías en la disciplina en la que se
formaron.
La economía ambiental, de corte más tradicional, y que centra su atención en los efectos
externos de las actividades productivas y la necesidad de internalizar dichos efectos en el
precio de los bienes como mecanismo de valoración de los servicios que presta la
naturaleza a la humanidad.
10
Ibid, pág. 43.
11
Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 1998.
Texto: ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23
DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 5
La economía del desarrollo sostenible que plantea la necesidad de contar con nuevos
principios económicos que se complementen con otros principios metaeconómicos de tipo
ético, social y políticos. Esta escuela de pensamiento considera que la dimensión del
cambio global y el largo plazo, conjuntamente con el capital natural, son los que llevarán
definitivamente a conformar un nuevo sentido estratégico de la adaptación de los sistemas
humanos por la vía de la integración Medio Ambiente – Desarrollo que implica, al mismo
tiempo, la integración Ecología-Economía en una síntesis operativa. Para esta nueva visión,
la salida de la crisis global tendrá que hacerse a través de un hilo conductor eminentemente
económico-ecológico. La fase de transición pasa necesariamente por la ecologización de la
economía y por la economización de la ecología.
Señalado estos aspectos, quiero centrarme en las propuestas básicas de la Economía del
Desarrollo Sostenible. Para el efecto, voy a valerme de los planteamientos que al respecto
hace Luis Jiménez Herrero, Investigador y profesor de la Universidad Complutense de
Madrid, a quien se le considera uno de los profesionales más completos en materia de
economía ambiental y desarrollo sostenible de España. La obra que sirve de base para esta
presentación es “Desarrollo Sostenible y Economía Ecológica: Integración Medio Ambiente –
Desarrollo y Economía – Ecología”.
Jiménez Herrero nos dice que estamos ante un fenómeno que se puede expresar mediante
un conjunto de síndromes multidimensionales de las transformaciones ambientales y de los
procesos de desarrollo, los cuales han coadyuvado a que se tome conciencia de la
insostenibilidad de los modelos de desarrollo humano en relación con el medio ambiente.
Estos síndromes son:
Lo anterior significa que tanto los modos de producción y consumo de los modelos
depredadores de la riqueza (consumo opulento), como los de la pobreza (subsistencia de
población creciente), así como las interdependencias y relaciones asimétricas, generan un
entramado de tensiones ambientales y sociales insostenibles. Surge así la imperiosa
necesidad de mantener el tamaño de la economía mundial dentro de la capacidad de
sustentación del ecosistema global.
Figura 1A
Subsistema
económico en
crecimiento
Funciones de
Energía
de vertedero
Energía Energía Pérdida
Funciones
solar Población de calor
fuente
y bienes
Recursos producidos Desechos
Materia
reciclable
Figura 1B
Ecosistema global finito
Subsistema
económico en
crecimiento Energía
Energía Energía Pérdida
solar de calor
Población
Recursos y bienes producidos Desechos
Materia reciclable
La idea de mantener la dimensión del sistema económico a una escala óptima con relación
al sistema ambiental y de acuerdo con sus límites presenta dificultades para su
instrumentación, pues, ante todo, se requiere una transformación estructural del sistema
económico. Ello, por cuanto entre los objetivos más inmediatos para invertir las tendencias
actuales de insostenibilidad se incluyen los de:
Reformar la base tecnológica actual para impulsar una actividad económica que no sea
ambientalmente destructiva, sino creativa.
Unos principios básicos que permitirían que la escala óptima del subsistema económico
se ajuste al ecosistema global.
Centrar la discusión teórica en aspectos relativos a los valores y funciones del medio
ambiente y en el papel del capital natural en la sostenibilidad del desarrollo global.
Los principios básicos que propone la economía del desarrollo sostenible se constituyen en
los pilares básicos de la viabilidad de una estrategia de desarrollo sostenible global son:
Reconocer los límites del sistema ambiental, que no siempre es extremadamente frágil,
pero tampoco es infinitamente resistente y resiliente, teniendo en cuenta su capacidad
de asimilación y adaptación para mantener y mejorar la base de recursos naturales sin
traspasar los umbrales críticos de la sostenibilidad. Y,
Las funciones del medio ambiente han sido clasificadas desde principio de los años setenta,
aunque su sistematización corresponde a épocas más reciente. Básicamente se distinguen
cuatro funciones ambientales. Éstas son:
Ahora bien, la economía del desarrollo sostenible reconoce que las funciones ambientales
no son independientes unas de otras, sino que son el resultado de estructuras dinámicas y
evolutivas, donde se encuadran las propias funciones de los subsistemas ecológicos. Por
tanto, es necesario considerar los valores socioeconómicos de estas funciones ambientales
y de los ecosistemas, pero sin perder de vista las interrelaciones y los procesos en el
conjunto del sistema global. Sólo en el núcleo de la integración económico-ecológica se
podría establecer el valor real de las funciones, usos y capacidades del medio ambiente de
tal manera que se pueda apreciar el proceso de sostenibilidad global del desarrollo humano.
Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, el valor económico del medio ambiente
se determina, al menos hasta el momento, en base a las contribuciones que hace al
desarrollo económico, a la calidad de vida y al producto nacional bruto. Desde esta
perspectiva, el valor económico del medio ambiente, comprende los siguientes tipos de
valores:
o Valor de legado: Valor de uso y no uso para los descendientes (hábitats, cambios
irreversibles).
Texto: ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE Lectura 23
DOCENTE: Rosa Ferrín Schettini Página 9
Esta forma de valorar los aportes que hace el medio ambiente al sistema económico
presenta dificultades, sobre todo, en lo que tiene que ver con el valor que se le puede
asignar al futuro y las repercusiones tanto económicas como ecológicas de largo plazo, así
como también con la forma de abordar los efectos irreversibles y la consideración de los
límites en las relaciones humanas y los procesos ecológicos.
La economía del desarrollo sostenible considera que estas dificultades podrían abordarse a
partir de un tratamiento más integral del capital natural. En tal sentido se busca
complementar los principios tradicionales de eficiencia económica con otros principios en
donde la asignación óptima está supeditada a principios ligados a valores intrínsecos o de
seguridad mínima para el conjunto del sistema terrestre.
Desde esta perspectiva, una economía del desarrollo sostenible que haga viable el proceso
de desarrollo sostenible global debe incluir en sus principios operativos:
a) Los usos del capital y de los recursos naturales dentro de la capacidad asimilativa y
regenerativa de los ecosistemas.