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Electiva
Paisaje Urbano
Otras áreas que pasan por una modulación operativa del diseño arquitectónico
son la física y sus leyes. En ella la gravedad y las cualidades de los materiales le
van “mostrando” al arquitecto las relaciones, siempre confrontadas entre lo útil y lo
estético. En esta última, aparentemente de menor importancia, es
paradójicamente, donde el grueso del fenómeno urbanístico emplaza sus
elementos a “mostrar” en el seno social que ocupara esta plaza. Ella es la
continuidad de un tren cotidiano; al mismo tiempo que una simbolización
emblemática de su entorno. Seguidamente, una plaza se encumbra en lo humano.
Se consolidan conceptos tales como: continuidad, patrimonio, sentido de
pertenencia, identidad cultural y la hoy enunciada Marca País. Con ello
entendemos que la plaza es un signo autónomo, en su definición epistemológica.
También pasa a ser un espacio complejo si tomamos en cuenta que, como
referente especifico de un lugar geopolíticamente ya concretado (pueblo, ciudad,
país) es un fenómeno social desde lo propio (lugareños) y desde lo foráneo
(extraños).
Hay “razones” que sobre-pesan en la visión del arquitecto y que, superan las
exigencias operativas de un espacio abierto a la concurrencia pública. El
arquitecto se sabe en capacidad de extender, preservar y crear nuevos preceptos
sociales en dicho espacio: lo lúdico, lo emblemático y lo vanguardista, solo por
mencionar algunos. A este respecto asomo la fenomenología en la arquitectura a
través de la estética, cuya directriz de conocimientos está en el mundo de las
sensaciones y en donde los resolutos críticos sobre estética y sensualidad en las
formas se gestan; no en lo racional (logos) ni en lo moral (praxis). Nace de la
percepción estética de todo lo que nos rodea.
La misma trae como una especie de pandemónium, esto es, una serie de
arrebatos de experiencias de placer y displacer en la contemplación de los objetos
y los actos. No es una fórmula ya que, la belleza no es objetiva pero si lo es la
conducción de los aproximados de las leyes de la forma, como la Gestalt. Este tipo
de conocimiento adquirido por vía de la experiencia contemplativa, asume el
espacio en un bombardeo interminable de estímulos isofactos de: color, texturas,
volúmenes y demás elementos que participan en la denominada armonización de
las formas. Una fuente, unas caminerías, los monumentos, los bancos, las
escalera, los pisos, las luces, jardines y cualquier otro elemento a participar en el
diseño de una plaza, trae consigo una irrenunciable concepción estética de la
“forma de un espacio”, donde los objetos y vacíos conforman un solo concepto
“vivenciado” de una plaza in importar la envergadura o su antigüedad.
Comesaña y Prieto (2005:46). “El Paisaje Urbano como Fenómeno”. Revista Portafolio,
Facultad de Arquitectura y Diseño. Revista Digital Revicyhluz. Serviluz. Maracaibo,
Venezuela. 43-57 pp. Disponible en http://produccioncientificaluz.org/index.php/portafolio,
fecha última de consulta 06/01/19