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UNIDAD 1 EL “CREDO”

1. ¿Por qué confesar públicamente nuestra fe? ¿Cuánto y a qué me comprometo al “decir” el
“credo”?

2. ¿Por qué decir “yo creo” y por qué decir “nosotros creemos”? (justificar la respuesta).

3. ¿Qué son los “símbolos de la fe”? ¿Por qué se emplea la palabra “símbolo” para referirse a
la profesión común de nuestra fe (“credos”)?

4. Nombre algunos de los “símbolos” o “credos” más importantes de la historia de la Iglesia


primitiva, indicando brevemente el porqué de su importancia. ¿Se adhieren a estos “credos”
las iglesias “protestantes” y “ortodoxas” (desarrollar brevemente la respuesta)?

5. ¿Por qué Deuteronomio 26,1-11 fundamenta una praxis litúrgica con una “profesión de fe”
(Deuteronomio 26,5-10)?

6. ¿Por qué Filipenses 2,1-11 fundamenta una exhortación a evitar rivalidades con una
“profesión de fe” (Filipenses 2,6-11)?

7. ¿Por qué en 1 Corintios 11,17-34 Pablo fundamenta su enojo de contra la forma como
celebran la “Cena del Señor” recordando las palabras de la “Institución de la Eucaristía”? (1
Corintios 11,23-25.26)

RESPUESTAS

1. Una verdadera profesión de fe es una profesión de una forma de vivir y, por tanto, un
compromiso de conducta. Si proclamáramos el “Credo” con la ilusión y el fervor del que
canta lo mejor de su propia vida percibiríamos enseguida que profesar públicamente
nuestra fe es contraer compromisos serios y la profesión de nuestra fe se convertiría en
interpelación vital. La fe es un acto vital de toda la persona y es sinónimo de “confianza”.
El Credo no es sólo una formulación intelectual de un sistema de verdades. No decimos…
…“Creo que existe Dios”…“Creo que existió Jesucristo”…“Creo que Jesucristo murió”,
decimos…Creo “en Dios” Creo “en Jesucristo Creo “en el Espíritu” Creo “en ellos”…. Es
decir, No se trata de creer en ideas acerca de Dios sino de creer en alguien real, vital,
personal, comprometido con quien nos comprometemos abiertamente, “públicamente”.

2. El “Credo” tiene una doble función: Por una parte y primordialmente, expresa el
compromiso individual de cada uno con el Dios que actuó en y por Jesucristo y su Espíritu
Santo, pero al mismo tiempo expresa lo que cree la comunidad, el compromiso
comunitario con ese Dios y sus designios de vida. Después del Concilio Vaticano II hubo
una pequeña discusión cuando se comenzaron a traducir los textos litúrgicos. En relación
con el “Credo” se discutió si había que traducir «Creemos en un solo Dios»(en plural) o si
había que traducir «Creo en un solo Dios» (en singular). La primera traducción fue
«Creemos en un solo Dios». Pero después aparecieron quienes insistían en que se tenia
que decir “Creo en un solo Dios” porque el credo lo profesa ca persona en particular. Las
dos traducciones tienen su razón ya que el Credo tiene un sentido individual y un sentido
comunitario.
3. Los símbolos de la fe, llamados también credos o profesiones de fe son formulaciones
articuladas con la Iglesia. Desde sus orígenes ha expresado sintéticamente y transmitido lo
esencial de su propia fe con un lenguaje “normativo” común a todos los fieles que fueron
empleándose en la liturgia.
Se emplea la palabra “símbolo” para referirse a la profesión común de nuestra fe
(“credos”) porque son proposiciones breves, sintéticas, incisivas que recogen lo esencial
que hay que creer y vivir “en unión con los demás. Es el relato de los acontecimientos y las
verdades principales que el cristiano debe creer y proclamar reconociéndose unido e
identificando en la fe común. Por eso no se los llama simplemente “resumen de las
verdades reveladas”, ni tampoco “compendios de la fe cristiana” sino “símbolos”.
4. Los símbolos de la fe mas antiguos son los bautismales ya que el bautismo, en efecto,
sumerge en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en el único Dios, que es
unidad perfecta de la diversidad.
También muy antiguo es el llamado Símbolo de los Apóstoles que se usaba en la
catequesis en Roma con Ocasio de la preparación al bautismo. El nombre de “Credo de
los apóstoles” lo recibe de la leyenda que cuenta que cada uno de los Apóstoles habría
redactado uno de los artículos. Era considerado el resumen fiel de la fe de los apóstoles.
Otro más desarrollado teológicamente es el Símbolo Niceno-Constantinopolitano que fue
decidido y formulado en los dos granes concilios ecuménicos que se celebraron en Nicea
en el año 325 y en Constantinopla en el año 381. Este símbolo es compartido por todas las
grandes Iglesias de Oriente y de Occidente.

5. Deuteronomio 26,1-11 fundamenta una praxis litúrgica con una “profesión de fe”,
partiendo de que, al ser maltratados y oprimidos por los egipcios, debieron clamarse a
Yahveh, para que el saque de esa miseria y terror que estaban pasando. Los llevo a una
nueva tierra, que manaba leche y miel, los cuales los debían depositar ante Yahveh en
forma de agradecimiento ya que fue el quien se los dio.

6. Filipenses 2,1-11 fundamenta una exhortación a evitar rivalidades con una “profesión de
fe” diciendo que no debemos hacer nada por rivalidad ni por vanagloria, sino con
humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada
cual no su propio interés, sino el de los demás. Debemos tener los mismos sentimientos
que Cristo, el cual siendo de condición divina, no quiso ser igual a Dios, sino que se despojo
de sí mismo, tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo entre ellos.

7. Pablo fundamenta su enojo de contra la forma como celebran la “Cena del Señor” diciendo
que son mas para mal que para bien, ya que cree que hay entre ellos divisiones. Además,
cree que los que van ahí van a comer y a beber avergonzando a quienes no pueden, y sin
tomar dimensión de que es comer el pan y beber el cáliz del Señor indignamente.

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