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Después de llevar años fuera, fui a casa a visitar a mis padres. Y fui a
misa. Llevaba una falda larga y blusa de manga corta con un
estampado tradicional, un atuendo normal y de uso común. En la
entrada de la iglesia, un joven se interpuso en mi camino. Su
expresión era una forzada máscara de rectitud que en circunstancias
diferentes me habría parecido muy divertida. Commented [R2]: Doble parámetro. Habla de los
hombres que aplican normas. No hay el mismo parámetro
para medir a mujeres o para medir hombres. No habla sobre
Me pidió que me fuese. Llevaba unas mangas demasiado cortas, dijo. el decoro de los hombres y su indumentaria.
Enseñaba demasiado los brazos. No podía entrar en la iglesia a no ser
que me tapase los hombros con un chal.
De modo que hice caso omiso del policía religioso, entré y me senté.
El sacerdote fue informado de que una persona testaruda había
entrado sin permiso en la iglesia, y que era culpable de mostrar en
exceso los brazos. Me amonestó desde el altar, y después de la misa
intercambiamos unas palabras. Decir que esas palabras fueron
desagradables sería quedarse muy corto, la verdad.
Hace unos años, el Gobierno nigeriano aprobó una ley que declara
ilegal la homosexualidad, una ley que no solo me parece
profundamente inmoral sino también cínica desde el punto de vista
político. Commented [R9]: El contexto. La realidad en Nigeria. Està
el ejercio de las instituciones. Cuáles son los valores de la
iglesia y el Estado.
Fue este mismo conocido quien me dijo que no entendía por qué
decidí manifestar mi oposición a esta ley que muchos nigerianos
apoyan de hecho.
Hoy en día, en todo el mundo, las mujeres están hablando alto, pero
sus historias siguen sin oírse realmente.
La jueza del Tribunal Supremo estadounidense Ruth Bader Ginsburg Commented [R16]: Autoridad. Relato de mujer
ha contado que en una ocasión le preguntaron cuántos jueces del
Supremo deberían ser mujeres para que a ella le pareciese equitativo.
Mi amiga me dijo: “He ido a ver a una persona para que me asesore”,
y yo cambié a inglés y le pregunté: “¿Y él qué te dijo?”.
Bajé la cabeza muy avergonzada. Pero eso también hizo que me diera
cuenta de lo profundamente inscrito que está el patriarcado en nuestro
ADN social.
Pero cuando fui por primera vez a Estados Unidos para estudiar en la
universidad, hace más de 20 años, descubrí que tenía una nueva
identidad. En Nigeria pensaba en mí misma desde el punto de vista de
la etnia y la religión —era igbo y cristiana—, pero en Estados Unidos
me convertí en algo nuevo: me volví negra. Commented [R19]: No hay una esencia, hay una variante
de nacionalidad, de religión, ser pobre o rica, condición
social y nacionalidad. No existe una única mujer, es
No traslado a menudo escenas de mi vida a la ficción, pero en una performativo, va cambiando en el tiempo
ocasión lo hice con una escena concreta en la que por primera vez
empecé a entender lo que significaba ser negra.
Hace dos años asistió al taller un joven llamado Kelechi. Era de clase
trabajadora, inteligente, un periodista. Durante el taller, uno de los
participantes escribió un relato, un relato sin trama, una celebración
del lenguaje, una meditación sobre la maduración.
Ojalá le hubiera dicho a Kelechi aquel día lo que pienso ahora, que
nuestra definición de útil se queda demasiado corta.
La literatura nos enseña. La literatura importa.
Leo para que me consuelen, leo para que me conmuevan, leo para
que me recuerden la gracia, la belleza y el amor, pero también el dolor
y la pena. Y todas estas cosas importan. Todas son lecciones útiles.