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INTRODUCCIÓN

El presente ensayo con motivo de la actividad propuesta para que “reflexiones cómo se pueden
formar profesionales éticos comprometidos con el desarrollo sustentable y relaciónalo con la
aplicación de los elementos éticos de máximos y mínimos en tu comunidad, así como en tu
ámbito personal y laboral (UNADM, 2015)”, tiene su base en el artículo Formación ética para el
desarrollo sustentable (Díaz, Montaner, & Prieto, 2007) y en el video Llamado de atención (GAIA,
2014).

Por tanto, el trabajo se desarrolla en cuatro momentos:

1. Revisión de la Ética de máximos y mínimos;


2. Reflexión sobre la contribución de la universidad en la formación ética de los
profesionales egresados de esta, particularmente la ética del desarrollo sustentable;
3. Reflexión sobre la sustentabilidad de la industria extractiva, particularmente en el caso de
México;
4. Aplicación de los conceptos y reflexiones al ámbito comunitario, personal y laboral del
estudiante de la materia de cuarto semestre Ética y Desarrollo, en la Licenciatura de
Políticas y Proyectos Sociales de la Universidad Abierta y a Distancia de México.

DESARROLLO
ÉTICA DE MÁXIMOS Y MÍNIMOS
Una revisión amplia y comprensiva de la Ética lo encontramos en la obra de Adela Cortina
(Cortina & Martínez Navarro, 2001, pág. 117 y ss.), la cual debe ser consultada para ampliar los
contenidos que se enuncian aquí, de manera breve y apresurada, a riesgo de resultar
incoherentes por sí mismos si no se tiene mayor conocimiento del tema.

La diferencia entre lo justo y lo bueno es el criterio fundamental para establecer una ética de
mínimos y máximos, no obstante que dichos aspectos del fenómeno moral están en correlación
y todo planteamiento ético los aborda en conjunto y sin diferenciarlos. No obstante, es necesario
distinguir entre ambos conceptos para construir una ética de máximos y mínimos, como ya se
mencionó.

Decimos que un fenómeno moral es justo cuando cualquier persona racional puede entenderlo
y exigirlo de sí mismo y a los demás (universalizable); la bondad, en cambio, produce felicidad,
logro y realización a cierto individuo, pero no necesariamente a otro (es decir, apela a la
emotividad subjetiva).

Así, los mínimos éticos son aquellos deberes de justicia inexcusables; mientras que los
máximos, son ideales de vida buena, modelados en función de cierto criterio jerárquico para
maximizar la realización personal.

La ética de máximos y mínimos explica la existencia de juicios morales percibidos como


universales y atemporales, entre los que destaca la tolerancia, porque aparentemente
contradice dicha universalidad, el relativismo moral, la libertad de expresión, el repudio a la
violencia y la búsqueda personal de la felicidad.
Construir una ética de máximos y mínimos, es tarea de la ética aplicada, pues permite establecer
una plataforma social básica, que incluya a todos los miembros de la sociedad internacional y
posibilite que cada uno alimente la búsqueda personal de felicidad, sin agravar las injusticias
sociales que nacen de imponer un ideal socioeconómico a base de poder político.

FORMACIÓN ÉTICA UNIVERSITARIA


El artículo de referencia (Díaz, Montaner, & Prieto, 2007) analiza la contribución del discurso
oficial a la formación ética del estudiante universitario, es decir, estudia una instancia de
aplicación práctica de los contenidos éticos—implícitos en la normatividad civil y estudiantil—
para la regulación de comportamientos en la comunidad académica de La Universidad del Zulia
(LUZ), Escuela de Administración y Contaduría Pública (EACP) de la Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales (FCES).

El estudio realiza una búsqueda de los principios éticos que inspiran la legislación fundamental
(v.gr., la Constitución venezolana y la Ley de Universidades), los documentos rectores
universitarios de LUZ (v. gr., Filosofía de Gestión de 1994 y 1997, Plan de Desarrollo Estratégico
1996—2000, Guía del Estudiante), e incluso, las actividades colaborativas de autogestión
universitaria (i. e., Ética, Moral y Valores en el contexto de la Transformación y el Desarrollo
Humano, suscrito por la Comisión Operativa para la Transformación de LUZ).

Esta búsqueda requiere precisar el ideal ético que las autoras tienen en mente al realizar su
búsqueda de contenidos éticos, i. e., el desarrollo sustentable, definido como “un principio ético
que propicia el desarrollo de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones por venir en la satisfacción de sus propias necesidades (Chávez de la Peña, 1997,
citado por Díaz, Montaner, & Prieto, 2007, pág. 3)”.

A modo de conclusión, las autoras deploran la ausencia de referentes éticos que guíen el
comportamiento de los miembros de la comunidad académica, caracterizan a los egresados
como unos “depredadores” y citan parcialmente las palabras de Casali, que se insertan
íntegramente a continuación:

Cuando en las instituciones hablamos de ética, lo usual es imaginar algún decálogo moral,
un conjunto de principios y valores sistemáticamente organizado capaz de orientar las
acciones de sus miembros. Si se da el caso en que ese decálogo pase de su existencia
imaginaria a la realidad fáctica, lo corriente es comprobar que, en las instituciones, los
decálogos morales se convierten rápidamente en meros catálogos. No están allí para
orientar la acción de sus integrantes sino para presentar a los demás y a la propia
autoconciencia institucional un ideario axiológico. La universidad, en cuanto institución
académica, no sólo no escapa a esta caracterización sino que la expresa en una tensión
dramática (Casali, 2002).

SUSTENTABILIDAD DE LA MINERÍA EN MÉXICO


La extracción minera ha beneficiado al ser humano desde el final de la Edad de Piedra. Con el
advenimiento del arte metalúrgico—del que se han encontrado obras tan antiguas como un
hacha de cobre fechada en 5 500 años antes de Cristo (Reuters, 2007)—, la minería ocupó un
rol central en el desarrollo de las sociedades humanas antiguas.
Como actividad humana, la extracción de minerales con fines industriales es un eje de desarrollo
y modernización, una fuente de crecimiento para otros sectores productivos—se estima que por
cada empleo directo en minería se crean 3 empleos indirectos (Belardinelli & Cano, 2018, pág.
2)—e incluso, motor de la expansión sociopolítica y apropiación territorial de entidades tanto
públicas como privadas, tal como se muestra en el video Llamado de atención (GAIA, 2014), que
da pie al presente ensayo.

Actualmente, la exploración de yacimientos es el primer paso en la cadena de extracción


minera y un indicador directo del precio que los metales alcanzarán en el mercado. Sólo en 2015,
se invirtieron a nivel mundial 9.2 mil millones de dólares (mmdd) en exploración de yacimientos
no ferrosos1 (SNL, 2016).

Sin embargo, el presupuesto para exploración a nivel mundial se redujo anualmente, desde los
21.5 mmdd alcanzados en 2012 (SMG, 2017; SNL, 2016), lo que es un claro indicador de
desaceleración económica y un indicio sobre la sustentabilidad a largo plazo de la actividad
extractiva a nivel mundial.

Además, el hecho de que 28% de estas inversiones fueron destinadas a Latinoamérica en 2015
se puede explicar en función de las siguientes hipótesis:

• los costos sociales y medioambientales de la minería mundial, repudiados por la opinión


pública de países desarrollados, se desplazan hacia regiones de Chile, Perú, México,
Brasil y Colombia;
• en países en vías de desarrollo, los inversionistas están lejos del escarnio mediático y
sus inversiones se multiplican en función del intercambio de divisas (Loungani & Razin,
2001);
• la Inversión Extranjera Directa (IED) adquiere vastos territorios a bajo costo, con
exenciones fiscales y prebendas gubernamentales (Rodríguez García, 2013);
• las industrias extractivas internacionales se libran de regulaciones ambientales más
estrictas, vigentes en sus países de origen (Rodríguez García, 2013).

Un ejemplo que confirma estos postulados lo tenemos en México, donde 947 proyectos de 275
empresas operan con capital extranjero. De estos, 635 (67%) en diciembre de 2016 se
encontraban en etapa de exploración. De las 275 empresas, 176 (64%) reportaron oficinas
centrales en Canadá, lo que llamó la atención de la revista Proceso, donde se publicó un reportaje
informando sobre las concesiones que las mineras canadienses, concesiones que abarcan casi
la mitad del territorio nacional (Rodríguez García, 2013).

En esta misma tesitura, los costos sociales y medioambientales de la minería moderna han sido
estudiados por organizaciones de la Sociedad Civil, concluyendo que: la abundancia de recursos
naturales (en este caso, recursos minerales) no se traduce directamente en un alto nivel de vida

1 Los presupuestos de exploración de yacimientos no ferrosos incluyen gastos en oro, metales comunes
(cobre, estaño y zinc), platino, diamantes, uranio, plata, tierras raras, potasa/fosfatos y muchos otros
minerales de roca dura. Se excluyen específicamente el presupuesto de exploración para mineral de hierro,
carbón, aluminio, aceite y gas, y otros minerales industriales (SNL, 2016).
para las comunidades de “países en vías de desarrollo” y que, en general, el desarrollo de
industrias extractivas (minas) en dichos países deteriora el capital natural, cancelando de hecho
alternativas más equitativas y sostenibles (Romero León, 2002).

El informe critica la versión oficial del desarrollo con base en IED, cuestiona la ética de
representantes populares e inversionistas que comercian con bienes de la nación y denuncia el
envenenamiento de generaciones de mexicanos, presentes y futuras.

CONCLUSIÓN
La ética es necesaria para la formación de profesionistas. No obstante, los documentos rectores
de la vida institucional y social no la implementan efectivamente. En el caso de la universidad,
es notable la ausencia de mecanismos eficientes para incorporar su enseñanza y aplicación. Las
medidas contra el plagio académico son sólo un aspecto de la formación ética, relevante en
función del criterio utilitario para la producción de conocimiento científico, pero no como un valor
del quehacer académico en sí. De esta manera, la ética se limita a consideraciones prácticas,
como las expuestas por el economista Milton Friedman, célebre impulsor del liberalismo2.

Por tanto, es indispensable incorporar una Ética de Mínimos y Máximos en la comunidad UNADM,
comenzando por los estudiantes de la materia de cuarto semestre Ética y Desarrollo. Así, el
presente trabajo es un primer paso para adoptar el conjunto de principios éticos mínimos,
expuestos en 13 normas de conducta, construidas a partir de la reflexión moral de los 3 valores
institucionales: Respeto, Honestidad y Responsabilidad (UNADM, 2019).

Estas reglas de conducta individual y convivencia social, adoptadas en la formación académica


dentro de la UNADM, conforman el ideal personal de estudiante y profesionista egresado: Un ser
humano tolerante, que se esfuerza por aprender de los demás y enseñar sin imponer lo que en
su opinión es mejor para la consecución de una sociedad más justa, igualitaria y equitativa.

Este ideal impone la responsabilidad personal respecto de los efectos del consumismo en
Guanajuato y en México, en general. Mediante proyectos académicos y profesionales, el
unadmita contribuye a erradicar el desperdicio, migrar hacia alternativas económicas
sustentables y remediar el daño ecológico manifestó en su entorno, sin comprometer la
satisfacción de las necesidades materiales presentes y preservando el potencial natural para
satisfacer las necesidades de generaciones futuras.

En concreto, el autor contribuye a desarrollar las perspectivas locales sobre la formación ética
de los habitantes del municipio de Cuerámaro, incorporando los valores institucionales a sus
proyectos académicos y profesionales.

2La mención a Friedman no pretende denostar las virtudes del liberalismo económico, que como cualquier
planteamiento teórico tiene tantos defectos como aciertos. En opinión de quien escribe este ensayo, las
crisis socioeconómicas atribuidas al neoliberalismo vigente se deben a la acción irresponsable de los
Bancos Centrales y a decisiones políticas antiéticas y amorales.
LEGISLACIÓN CITADA
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Gaceta Oficial número 36.860
(Asmablea Nacional Constituyente 1999).

Ley de Universidades y Reglamento Parcial , Gaceta Oficial de la República de Venezuela


extraordinaria número 1.429 (Congreso de la República de Venezuela 8 de septiembre
de 1970).

BIBLIOGRAFÍA
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