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Puebla
Más de un millón 400 mil menores de edad laboran sin ninguna remuneración,
mientras casi un millón 500 mil se desempeñan como trabajadores remunerados,
precisó el organismo. A la par, 27 de cada 100 niños y niñas incorporados a las
faenas laborales desempeñan actividades económicas en lugares con ruido
excesivo, humedad, con herramientas peligrosas y entre productos químicos, es
decir, en sitios de alto riesgo de accidentes y enfermedades.
El Inegi captó que unos 171 mil niños y niñas trabajan en sitios no apropiados o no
permitidos, tales como minas, lugares sin ventilación o luz, alturas, calles y
avenidas, bares y cantinas, y alrededor de 120 mil sufrieron algún accidente, lesión
o enfermedad en alguno de los trabajos que tuvo, el cual requirió atención médica.
El segundo motivo fue para pagar los gastos de la escuela o sus propios gastos,
con 23.4 por ciento, es decir, 702 mil. Según el Inegi, 20.6 por ciento de los niños y
niñas que entraron a trabajar fue por aprender un oficio y en 11.9 por ciento de los
casos, unos 357 mil, se debió a necesidades económicas del hogar. En el 15.4 por
ciento restante, el organismo no especificó la causa.
Pero cualquiera que sea el motivo por el cual estos 3 millones de niños y niñas
tienen que trabajar, el cansancio o la necesidad de ocuparse la aleja de la
escolaridad. Un millón 200 mil menores que desempeñan alguna actividad
económica, 39.7 por ciento del total, no asisten a la escuela. De este segmento, 846
mil son niños y 354 mil son niñas.
Parte de ellos y ellas se pueden observar en los cruceros importantes de las grandes
ciudades, en los semáforos a la espera de la luz roja para limpiar parabrisas, en los
caminos jornaleros del medio rural y en las faenas agrícolas, hasta donde tal vez
las encuestas oficiales no llegan.
En áreas más urbanizadas, en las localidades de más de 100 mil habitantes se ubica
29.7 del total de niños y niñas ocupadas; mientras en las localidades con población
menor a 100 mil personas se concentra 70.3 por ciento del trabajo infantil, indicó el
organismo. El estado de México, con 287 mil menores que trabajan, concentró 9.5
por ciento del total de niños y niñas ocupadas en el país, seguido de Puebla, con
245 mil, y Jalisco, con 240 mil, precisó.
En contraste, Baja California Sur reportó la cifra más baja, con poco menos de 12
mil, 0.4 por ciento del total nacional. En el Distrito Federal laboran 94 mil menores,
cifra que representa 3.1 por ciento del trabajo infantil en todo el país. El Inegi apuntó:
el estado de Guerrero reportó la tasa de ocupación más alta, con 17.6 por ciento, y
la más baja fue en Chihuahua, con 3.4 por ciento.
Objetivos
Conocer y estudiar un poco más la realidad de los niños que tienen que
trabajar.
Formar una posible estrategia para mejorar la calidad de vida de los niños
que tienen que trabajar.
Desarrollar una nueva forma de pensar en cuanto a la primera percepción
de un conductor hacia un niño que trabaje en algún semáforo.
Formar un plan de acciones para enfrentar el maltrato de los niños que
trabajan en semáforos.
Estrategias
Primero comenzaremos por tratar de hablar con los niños que se vean trabajando
en cada semáforo, ya que muchas veces el niño se siente ofendido o acosado por
personas que hablen con ellos.
Es muy importante mencionar esto ya que, hasta qué punto el daño psicológico del
niño ha llegado que aun cuando intenten acercarse de forma pacífica reaccionen
hasta de manera violenta.
Se les ofrece comida y en casos de cambio de clima algún tipo de cobertura como
bufandas o guantes.
Cronograma de acciones.
1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
Primer contacto 4 13 4 11 2 9
con los niños
Proporcionar 13 20 11 18 9 16
agua a los niños.
Entablar una 4 20 11 22 16 23
conversación
con los niños.
Proporcionar 20 31 11 18 16 23
alimentos.
Otro tipo de 4 31 4 30 2 31
ayuda
Marco teórico
Es vital que los niños tengan una adecuada nutrición y una dieta sana para que su
potencial de desarrollo sea óptimo. Durante la infancia y la adolescencia, los hábitos
dietéticos y el ejercicio pueden marcar la diferencia entre una vida sana y el riesgo
de sufrir enfermedades en años posteriores. En las distintas etapas de la vida, se
necesitan nutrientes diferentes.
Después de los 4 años, disminuyen las necesidades energéticas del niño por
kilogramo de peso, pero la cantidad de energía real (calorías) que necesita
aumentan conforme el niño se va haciendo mayor. Desde los 5 años hasta la
adolescencia, hay un periodo de crecimiento lento y continuado. En ciertos casos,
las ingestas alimenticias de algunos niños no contienen las cantidades
recomendadas de hierro, calcio, vitaminas A y D y vitamina C, aunque en la mayoría
de los casos -siempre que los aportes de energía y proteínas sean correctos y
consuman alimentos variados, entre otros frutas y vegetales- es improbable que
tengan deficiencias.
Los niños necesitan beber muchos líquidos, especialmente si hace mucho calor o
tienen gran actividad física. Obviamente, el agua es una buena fuente de líquido, y
es un fluido que no tiene calorías. Pero la variedad es importante en las dietas de
los niños y se pueden escoger otros líquidos que aporten los fluidos necesarios,
como la leche y las bebidas lácteas, los zumos de frutas y los refrescos.
Las necesidades nutricionales de los jóvenes se ven influidas por la aceleración del
crecimiento que se da en la pubertad. El pico de crecimiento se da generalmente
entre los 11 y los 15 años en el caso de las chicas y entre los 13 y los 16 en el de
los chicos. Los nutrientes que necesitan los adolescentes dependen en gran medida
de cada persona y la ingesta de alimentos puede variar enormemente de un día a
otro, de forma que pueden consumir insuficientemente o en exceso un día, y
compensarlo al día siguiente. En esta época de la vida, existe el riesgo de que se
sufran deficiencias de algunos nutrientes, como el hierro y el calcio.
Los hábitos alimenticios, que influyen en las preferencias de alimentos, el consumo
de energía y la ingesta de nutrientes, se desarrollan normalmente durante la
infancia, y en particular durante la adolescencia. El entorno familiar y escolar tiene
una gran importancia a la hora de determinar la actitud del niño hacia determinados
alimentos y el consumo de los mismos.
En el trabajo de campo logramos muy poca cosa, la mayoría de los niños nos
rechazaron al primer instante ya que, al preguntarles a otras personas, no
comentaban que los niños tienen miedo de ser secuestrados o robados de sus
madres ya que comentan que han oído muchas historias de jóvenes que aceptan la
ayuda, pero les piden algo a cambio, ya sea físico o algún otro trabajo como vender
drogas.
Los pocos niños que logramos alimentar para que comenzaran con algo en el
estómago su día nos comentaban que siempre desayunan algún pan o lo que se
pueda comer del día anterior. Otros niños corrieron asustados con sus mamas las
cuales al no saber qué hacer simplemente se alejaron pensando que las quitaríamos
que su lugar donde ellas creen ganar dinero.
A mi parecer no me gusta tomar fotos de estos casos ya que no creo que una buena
acción tenga que ser fotografiada, este proyecto lo hago desde hace tiempo, pero
nunca me he dado el espacio de planearlo bien de esta manera para entregarlo
como proyecto de escuela.
Me gustaría invitar a todos los demás alumnos a que no solo entreguen los
proyectos de forma monótona, si no que realmente tengan el deseo de ayudar.