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TEMA 24.

LA PENÍNSULA IBÉRICA
HASTA LA DOMINACIÓN ROMANA
Versión b

La península ibérica ha sido un lugar en donde se han desarrollado pueblos


prehistóricos desde hace mucho tiempo. Las excavaciones en Orce elevan este periodo
hasta hace un millón y medio de años. Pero los textos sobre este período son pocos. La
península ibérica no entra en la historia hasta que los griegos dan noticia de ella. Pero
será en la época romana cuando tenga un papel importante en la historia de Occidente.

1. El Paleolítico en España

El Paleolítico abarca el periodo comprendido entre los primeros restos conocidos de


comunidades de homínidos, hasta que aparece la agricultura y la ganadería. Se divide
tradicionalmente en tres periodos: inferior, medio y superior. Este ciclo está
determinado por las glaciaciones. La ecología variaría entre un clima lluvioso y fresco y
otro seco y caluroso.

El Paleolítico inferior abarca desde los 600.000 a los 100.000 años. Es un periodo
mal conocido, en el que lo más destacable son los restos de los presapiens y homínidos
encontrados en Atapuerca. Se distinguen tres etapas: la pebble tools (herramientas de
guijarro) es la más antigua, la abevilense (o chelense) y la achelense. Es destacable la
industria lítica, propia de cazadores, encontrada en el interfluvio del Manzanares y el
Tajo; y la de las orillas del Guadalquivir, del periodo achelense. Las culturas de este
periodo son notablemente semejantes a las africanas de la misma época, lo que permite
sospechar una inmigración desde el norte de África. Es de suponer que el homínido de
este periodo fuese el pitecántropo.

El Paleolítico medio abarca desde los 100.000 a los 35.000 años. Es el periodo del
neandertal del que se encuentran restos en los Pirineos, Levante y Andalucía. El hombre
de neandertal fue un homínido cazador y nómada que habitó en cuevas. Los restos
corresponden al periodo musteriense y se caracterizan por la variedad de los utensilios
que manejan; en los que destaca su funcionalidad, cada herramienta sirve para una tarea
concreta. También se encuentran vestigios de ritos funerarios, como los encontrados en
la cueva Morín, en Santander.

El Paleolítico superior va desde los 35.000 a los 10.000 años. Es el periodo del
Homo sapiens-sapiens, de tipo cromañón. Este fue ser humano que dejaría las pinturas
rupestres, o en tablillas, y que maneja un utillaje muy complejo, propio de cazadores. Se
distinguieron dos zonas: la franja norte, de Gerona a Asturias, en las que se diferencian
tres o cuatro culturas, y tienen ramificaciones en el sur de Francia; y la zona de Levante,
aunque hoy en día no se considera debido a las múltiples influencias que debieron
existir.

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En el Paleolítico superior, el de mayor número de culturas, se distinguen, en España,
cuatro periodos: el auriñaciense, caracterizado por la vivienda troglodita, la industria
funcional y el arte rupestre, junto a la escultura votiva, como las venus, muy decorada;
el gravetiense, que se caracteriza por la vivienda en cuevas junto a viviendas artificiales,
la caza de grandes animales y la abundancia de puntas de flecha; el solutrense, que se
caracteriza por un nuevo tipo de talla en la piedra, mucho más plana y con agujeros, y
también se trabaja el hueso y la madera, en los que se pueden encontrar utensilios muy
finos; y el último periodo es el magdaleniense que es el de la industria ósea por
excelencia, además del gran desarrollo que tuvo la pintura rupestre y la pintura sobre
placas, como las encontradas en la cueva de Altamira. Este es un periodo caracterizado
por el alto nivel de las comodidades en la vida cotidiana, sobre todo en la vivienda,
también troglodita, en las que se hallamos restos de luz en las cavernas y gran número
de adornos. Destacan las cuevas de Altamira.

El yacimiento de la sierra de Atapuerca

La sierra de Atapuerca es una suave elevación de calizas cretácicas situada a 12


kilómetros al este de la ciudad de Burgos, en el norte de España. Durante la última parte
del Terciario y el inicio del Cuaternario, el agua disolvió las calizas de la sierra
formando una red de cuevas que durante el último millón de años se han ido rellenado
con sedimentos procedentes del exterior. Estos rellenos son los que contienen el
impresionante registro paleontológico y arqueológico que está siendo excavado desde
1978.

A comienzos de este siglo la construcción de un ferrocarril minero cortó las calizas


de la sierra, sacando a la luz varios de los depósitos fosilíferos originados por el relleno
de las antiguas cuevas. De los yacimientos de la trinchera del ferrocarril, dos de los más
importantes son los conocidos como Galería y Gran dolina. Además de los yacimientos
de la trinchera, existen otros que se encuentran aún en el interior de las viejas cuevas. El
más importante de ellos es el conocido como la sima de los Huesos, situado en el
interior de la cueva mayor de Ibeas.

Los fósiles humanos de la sima de los Huesos presentan una serie de rasgos que
comparten con los neandertales, lo que los relaciona con ellos. Ahora sabemos, por
ejemplo, que varias de las llamadas especializaciones esqueléticas de los neandertales
estaban ya presentes, desde hacía mucho tiempo, en sus antepasados europeos del
Pleistoceno medio. En otra serie de rasgos, los homínidos presentan la misma
morfología que los africanos más primitivos. Todo ello nos permite asegurar que los
hombres de la sima de los Huesos y sus contemporáneos europeos del Pleistoceno
medio eran los antepasados de los neandertales, que vivieron durante el Pleistoceno
superior. Ambos tipos humanos formaban parte de una misma línea evolutiva, continua
y exclusiva del continente europeo. A pesar de ello, las diferencias entre ambas formas
son suficientes como para darle a cada una un nombre específico distinto: Homo
heidelbergensis para los hombres del Pleistoceno medio europeo y Homo
neandertalensis para los neandertales del Pleistoceno superior.

Por otro lado, los fósiles de la sima de los Huesos comparten ciertos rasgos craneales
tanto con los neandertales como con el hombre moderno (Homo sapiens), pero que
están ausentes en el Homo erectus asiático, lo que refuerza la hipótesis según la cual los
neandertales y el hombre moderno tuvieron, en tiempos remotos, un antepasado común.

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Pero, ¿quién fue ese antepasado común? La respuesta está en los fósiles humanos de la
Gran dolina. Estos fósiles presentan una combinación de rasgos craneales, mandibulares
y dentales que han permitido atribuirlo a una nueva especie humana: el Homo
antecessor. Entre otras cosas, la morfología facial de Homo antecessor de hace 800.000
años es como la de Homo sapiens, que aparece tan solo hace 200.000. La nueva especie,
Homo antecessor, podría constituir el último antepasado común entre neandertales y
humanos modernos.

2. El Mesolítico en España

El Mesolítico es un periodo indefinido en el que conviven modos de vida de


Paleolítico y del Neolítico. Se desarrolla en torno a los años 7000. Se caracteriza por
que las culturas son periféricas: en la costa cantábrica con el complejo aziliense,
derivado del magdaleniense y la cultura de las conchas de marisco; el período asturiense
con la decadencia de la industria ósea y del arte rupestre; y la costa mediterránea donde
conviven dos tipos de industrias; una microlaminar y otra geométrica, de técnicas
gravetenses.

En esta época desaparecen los grandes mamíferos, y las culturas tienden a cazar
piezas menores y a pescar. Pero, también, comienzan a cuidar las manadas y a sembrar
plantas. En este periodo empiezan los contactos con grupos extranjeros. De esta etapa
destaca el yacimiento de Muge, en el Tajo portugués. La vivienda se hace en cabañas y
hay restos de ritos funerarios.

3. El Neolítico en España

El Neolítico es el periodo en el que aparece la ganadería, la agricultura y la cerámica.


Presenta, en la península, dos fases: el Neolítico antiguo (6000-4000) y el Neolítico
pleno (4000-2500).

El Neolítico antiguo se distingue por la presencia de cerámica cardial impresa. Se


extiende por toda el área mediterránea. Se caracteriza por un hábitat cavernícola, una
economía ganadera y el progreso de la industria ósea en detrimento de la lítica. Se
desarrolla sobre todo en la zona de Levante, con grupos en Valencia, Sicilia, Mallorca y
Andalucía.

El Neolítico pleno corresponde a la primera mitad del 3 er milenio. Es la época en la


que se expande el Neolítico hacia el interior y el norte, gracias a la ganadería. En
Andalucía destaca el yacimiento de la cueva de La Carihuela, Granada, municipio de El
Piñar, con viviendas construidas, y el de Almería (primera fase de la cultura de Almería)
con vivienda circular. En Cataluña, se encuentra la cultura más original. Se conocen los
enterramientos en fosas, no los poblados. Su cerámica es lisa, con el vaso cuadrado; y
desarrollaron unos sistemas de cultivo en llanura.

4. Las sociedades del bronce en España

La Edad de los Metales comienza en la segunda mitad del 3 er milenio, con el


conocimiento del cobre, y posteriormente del bronce, que se utilizan para hacer útiles de
trabajo y armas. Se refunden objetos inservibles. Pero, también, es la época de la mejor
industria lítica, que se resiste a desaparecer. Al periodo de transición se le llama

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Eneolítico. Se distinguen tres periodos: Bronce I o Edad del Cobre, hacia el 2500;
Bronce II, hacia el 2000 y Bronce III, hacia el año 1000.

El descubrimiento de la fundición de los metales crea nuevas relaciones sociales y


nuevas culturas, radicalmente diferentes a las anteriores. La sociedad se jerarquiza
internamente, y entre poblados. Es fundamental el control de las regiones mineras. El
cobre no es un material ubicuo y su posesión da poder ante los demás. La lucha por
controlar el territorio minero favorece la aparición de la agresividad y la guerra, pero
también del comercio a larga distancia.

4.1. Calcolítico o Bronce I (2500-2000)

Este es el periodo de las culturas megalíticas, que son enterramientos funerarios


colectivos. Están formadas por grandes cajas de enormes lajas. Se distinguen tres tipos:
tumbas, alineamientos rituales y simples menhires. Suelen tener un corredor, y las
cámaras pueden ser individuales o colectivas.

En el sureste se desarrolla la cultura de Los Millares, en la provincia de Almería,


alrededor de una ciudad fortificada y con una necrópolis megalítica próxima. Los
dólmenes son la construcción megalítica más emblemática. Existen indicios de que tuvo
relaciones comerciales con Egipto y con el mar Egeo. Es la cultura peninsular más
importante del momento.

También en Portugal se desarrolló una cultura megalítica. Será de economía pastoril


y se encuentra en torno a los yacimientos de cobre.

En la costa mediterránea también se desarrolla una cultura en la que destacan las


cuevas sepulcrales (faltan los megalitos), de economía agrícola, con poblados en los
llanos.

En el norte de la península se desarrollan culturas con megalitos, pobres, montañesas


que subsistirán hasta muy entrado el Bronce pleno, de economía ganadera.

4.2. El Bronce II o Pleno (2000-1250)

Durante el 2º milenio se desarrollan tres culturas en la península ibérica: la de El


Argar, el bronce valenciano y la de Las Motillas, en La Mancha.

La cultura de El Argar se extiende por el sudeste peninsular. Utiliza, ya, bronces de


mejor calidad, y tiene un mayor número de piezas. Sólo las hoces de siega se hacen de
sílex. Su economía se basa en la agricultura y en la minería, explotadas de forma
intensiva. Los poblados están situados en los altos y rodeados de murallas,
características de una sociedad guerrera. Cambian radicalmente los enterramientos, que
se hacen individualmente o por parejas; no hay ya megalitos. Los enterramientos están
dentro del poblado, debajo de la vivienda, en urnas de cerámica. Los restos artísticos
son escasos, pero los que se conservan son de gran calidad técnica, aunque carecen, en
general, de adornos.

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La cultura del bronce valenciano tienen características similares a las de El Argar,
tanto en el poblamiento como en la cerámica, pero el enterramiento sigue haciéndose en
cuevas naturales.

El grupo de Las Motillas, refleja una intensa ocupación de La Mancha. Su economía


se basa en la agricultura, y su sociedad es de carácter menos belicoso. Tienen contactos
intensos con la cultura de El Argar. Su cerámica es pobre, pero está decorada. Los
poblados están construidos sobre elevaciones de terreno, hechos por acumulación de
estratos, parecidos a los tels asiáticos.

4.3. El Bronce III (1250-700)

El Bronce III es la etapa en la que la cultura del bronce se extiende por toda Europa.
Se caracteriza por el nacimiento y la difusión de la cultura de los campos de urnas. La
cultura de los campos de urnas se considera de origen indoeuropeo, invaden Europa
desde el norte y el este hacia el Mediterráneo, aniquilando las culturas autóctonas. En la
península ibérica se asentarían esencialmente en el valle del Ebro. Sólo la fachada
atlántica queda al margen de esta invasión.

La cultura de los campos de urnas aparece en Europa hacia el 1250a.C.,


probablemente desde el centro de Europa, he implantó masivamente la costumbre de
incinerar a los difuntos y guardar las cenizas en una vasija, que será enterrada en
campos de urnas. El rito de la inhumación desaparece casi totalmente.

Al parecer no se produce una sola invasión, sino tres, aunque las dos últimas
corresponden a la Edad del Hierro. Las características de la cultura de los campos de
urnas son similares a las del resto de Europa: las poblaciones están situadas en lugares
estratégicos y fuertemente fortificadas; la sociedad es muy jerarquizada y dominada por
una oligarquía guerrera; la economía es agraria, cerealista, en la que aparecen
importantes novedades técnicas, como el arado, los molinos braquiformes, las hoces y
azuelas, y los silos (de mucha importancia era la ganadería y la caza); y, por supuesto, la
incineración y el enterramiento en urnas. La cerámica se caracterizará por las formas
redondas, el color negruzco, el cuello alargado y la decoración cordada. El impacto de
esta cultura sobre las autóctonas es demoledor, ya que sufren una rápida aculturación.
Posiblemente haya un proceso de mestizaje.

En la zona del Atlántico continúan desarrollándose las culturas megalíticas, aunque


ya en franca decadencia. Estas culturas se caracterizan por la perfección de su
metalurgia. Sin embargo, no son conocidos ni los enterramientos, ni el hábitat de estos
pueblos. Esta zona tendrá relaciones comerciales con los fenicios y los griegos, que
llegan hasta aquí en busca de estaño.

En el interior de la península se encuentra el yacimiento de Cogotas I. Su signo


distintivo es la cerámica de decoración cordada y forma troncocónica. Además,
mantienen la inhumación como rito funerario.

En Andalucía esta etapa es muy compleja, ya que se encuentran muchas culturas, y


mantiene contactos directos con los fenicios y los griegos. Perduran las culturas
existentes, como la de El Argar, aunque sus poblaciones están menos fortificadas, y su
economía se hace más ganadera y más comercial. En la costa occidental se desarrollan

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los contactos entre todos los grupos del Atlántico, el Mediterráneo y los colonizadores,
que basan su economía en el comercio de largo alcance. Sus poblados no tienen
murallas, aunque están situados en lugares estratégicos de fácil defensa, y cerca de las
vías de comunicación. Continúan teniendo enterramientos megalíticos.

5. La metalurgia del hierro en España

Hacia el año 1000 a.C. comienza a difundirse por toda Europa la metalurgia del
hierro. En la península se instalan las colonias de los fenicios, griegos, cartagineses y
romanos, y aparecen las primeras referencias históricas a los asuntos de la región. Se
crean, en esta época, dos ámbitos diferenciados: uno al norte y en el centro, dominado
por los pueblos indoeuropeos y los íberos; y otro al sur, en contacto con los pueblos
mediterráneos.

La metalurgia del hierro comenzó en la región de Armenia a comienzos del 2º


milenio. Hasta el 1200 a.C. La producción de hierro era muy pequeña, pero la técnica se
difunde gracias a los pueblos del mar, y de esta manera llega a la península ibérica. La
época de la Edad de Hierro se dividirá en dos etapas: la cultura de Hallstatt y la cultura
de La Tène.

5.1. La cultura de Hallstatt o Hierro I (725-450 a.C.)

La cultura de Hallstatt es la continuadora la de los campos de urnas, aunque en su


contacto con los pueblos del mar se introducen ritos orientales como la tumba de carro,
y se recupera el rito de la inhumación. Entre los restos de esta cultura aparecen objetos
procedentes del comercio con griegos y etruscos.

En esta cultura son característicos los poblados fortificados, con murallas de grandes
dimensiones. Las sociedades son guerreras, y están fuertemente jerarquizadas, en la que
domina la relación tribal, y con el poder político en manos de reyes; que al final del
periodo controlarán varias ciudades, creando auténticos reinos. La economía es
fundamentalmente agrícola y ganadera. Utilizan el torno de alfarero. Sus relaciones
comerciales con los colonizadores son muy intensas. En su actividad industrial destaca
la fabricación de armas, en la que por primera vez se diseña una espada para ser
utilizada desde el carro.

5.2. La cultura de La Tène o Hierro II (450 a.C. hasta la época romana)

La Tène es la cultura de mayor difusión en Europa. Incluye el norte de Inglaterra, la


ribera sur del Báltico y todo centro Europa. Los pueblos que la componen son los
primeros de los que hay referencias históricas: son los celtas.

Su hábitat continúa siendo fortificado, pero aparecen indicios de una organización


urbanística de tipo ortogonal, de influencia griega. Su desarrollo económico se ve
estimulado por las relaciones comerciales con griegos, fenicios, cartagineses y romanos,
para lo que acuñan moneda desde el siglo III a.C. No obstante, sigue siendo una cultura
agrícola en la que hay nuevos inventos: como el arado mecánico y la guadaña. También
se desarrolla la ganadería, en la que aparece la estabulación invernal del ganado. El
perfeccionamiento técnico de esta agricultura es tal que sufre muy pocos cambios hasta
el siglo XVIII.

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En los enterramientos subsisten las dos tradiciones: incineración e inhumación. En
las tumbas de varones se encontrarán armas y en la de las mujeres adornos.

Su organización política es muy compleja. Tienden a la ciudad estado, gobernada por


un rey. Pero esta ciudad extiende su influencia a un territorio más o menos amplio. Las
ciudades suelen ser centros comerciales, en los que se encuentran con los colonizadores.

La cultura de La Tène se verá frenada por la expansión del Imperio romano.

6. Las colonizaciones fenicia y griega

Los griegos y los fenicios crearán colonias por todo el Mediterráneo con el fin de
construir una tupida red de rutas comerciales. Estas colonias pondrán en relación los
pueblos indígenas con la civilización del Mediterráneo oriental. Pero, los colonizadores
sólo crean ciudades en la costa, y no harán incursiones en el interior. Son los indígenas
los que buscan esas urbes para mantener relaciones comerciales.

Habrá tres tipos de colonias: las de colonización masiva, en las que vivirán
pobladores aún vinculados a su tierra, como la Magna Grecia o Cartago; las
colonizaciones en factorías o ciudades costeras, que se crearán en la costa levantina y en
Andalucía; y los centros comerciales, temporales y sin carácter urbano, que aparecerán,
también, en la costa.

Las ciudades se creaban, siempre que era posible, en una isla cerca de la costa, como
Gadir o Ampurias. Se buscaba una defensa fácil, pero también un acceso sencillo a las
rutas comerciales. Pero el número de islas cercanas a las costas y con condiciones de
habitabilidad es escaso, así que se buscarán lugares con playa y río que proporcionase
agua dulce y refugio para las naves, a ser posible con una colina cercana.

El intercambio comercial es muy intenso, no en vano las colonias son, ante todo,
centros comerciales. Los colonizadores buscaban, sobre todo, metales, principalmente
cobre y estaño, y en menor medida oro y plata. Estos metales se cambiaban por tejidos,
joyas, adornos, perfumes y cerámica. También se potenció la actividad industrial, como
las salazones y la orfebrería, y el comercio agrícola, pues los colonizadores también
tenía que comer. La pesca fue introducida por los fenicios, que conocían los métodos de
explotación del mar.

6.1. La colonización fenicia

Las ciudades fenicias tuvieron su época de esplendor durante el declinar del poder
micénico y la invasión de los pueblos del mar. Sidón y Tiro son las ciudades de origen y
Cartago (814 a.C.) su fundación más importante. Los fenicios fundan en la península
tres ciudades importantes: Gadir (Cádiz), hacia el 1100 a.C., Sexi (Almuñécar) y Abdera
(Adra) y muchos centros comerciales menores. En Baleares los cartagineses fundan en
el 654 a.C. Ebusus (Ibiza).

Gadir es el principal centro comercial, junto con Cartago. Las colonias fenicias eran
ciudades estado, independientes entre sí y dominadas por la oligarquía de mercantil. Las
relaciones con los indígenas fueron intensas, por lo que hubo una gran mezcla cultural.
No hay noticias de grandes revueltas ni guerras.

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6.2. La colonización griega

Los griegos también fundaron colonias en la península ibérica. La colonización


comienza hacia el siglo IXa.C. Sin embargo, la presencia griega es menos clara que la
fenicia. Las fundaciones griegas llegan de Massalia (Marsella, 650 a.C.) fundada por los
focenses, como una etapa en su ruta con Tartessos. Se funda Rode (Rosas) en el siglo
VIII a.C., Emporio (Ampurias) hacia el 600 a.C. Se supone que fundaron más colonias
(Hemeroscopeion, Baria, Malaka, Alonis), pero probablemente no fueron más que
centros comerciales, más o menos estables, de los que no quedan restos. Rode y
Emporio funcionaron como ciudades estado y acuñaron moneda. No es de extrañar que
entre las ciudades fenicias y las griegas hubiese un intenso comercio.

El comercio con los indígenas fue del mismo tipo que el que tuvieron los fenicios:
iban buscando lo mismo, metales, principalmente cobre y estaño, y en menor medida
oro y plata. Estos metales se cambiaban por tejidos, joyas, adornos, perfumes y
cerámica. Pero las colonias griegas de Rode y Emporio tuvieron una mayor vocación de
permanencia y de explotar el espacio circundante.

7. Tartessos

El reino de Tartessos es conocido por sus referencias históricas, pero la confirmación


arqueológica de la ciudad aún está por determinar totalmente. Existen dos fuentes
clásicas que confirman la existencia de Tartessos, la Biblia (dudosa) y los autores
grecolatinos como Avieno, Cicerón, Plinio, Herodoto y Estrabón.

Se tiende a considerar Tartessos como un reino autóctono surgido por la aculturación


de los indígenas, producida por el contacto con griegos y fenicios. En realidad sería una
cultura de la Edad del Bronce, de economía agrícola y ganadera, que se desarrolló en
torno a la región minera onubense (siglo IX a.C.), y que controlaba la ruta del estaño
con el norte y la ruta marítima con Cartago.

La tartésica es una sociedad jerarquizada, en cuya cúspide se encuentra la oligarquía


comercial. Su estructura política se parece mucho a la de la tiranía griega, y busca
extender su dominio favoreciendo el comercio; sobre todo después del contacto con los
fenicios, que se incrementa tras la fundación de Gadir. Ello provocará una floración de
la cultura material entre las elites indígenas, de la que tenemos constancia a través de los
tesoros de El Carambolo (Camas, Sevilla) y Aliseda (Cáceres), en los que se encuentra
productos de procedencia foránea.

La fundación mítica de Tartessos se remonta al año 1200 a.C., aunque el reino


histórico no aparece hasta el 750 a.C. Según la mitología hay tres grandes reyes de
Tartessos: Gárgoris, el recolector de miel; Habis, el agricultor; y Gerión, el ganadero:
las tres etapas del acceso a la civilización, según la concepción griega. Pero el primer
rey histórico fue Argantonio, al que se refiere Herodoto.

8. Los pueblos del centro y el norte: los celtíberos

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Las invasiones indoeuropeas se pueden dividir en tres periodos: la de los siglos XII-
XIII a.C. o campos de urnas, la de los años 600 a.C. o Hallstatt, y la del siglo IV a.C. o
poshallstatt, en la que la metalurgia evoluciona in situ con la llegada de los nuevos
pobladores.

El centro y el norte de la península está ocupada por diversos pueblos, diferentes


entre sí, pero con características comunes. Su situación geográfica les pone al margen
de las corrientes civilizadoras del Mediterráneo. Son descendientes de las invasiones
indoeuropeas. Tienen una estructura social tribal y una economía de base ganadera,
excepto los vacceos, que son agricultores. Pero conocen la metalurgia del hierro, gracias
a su relación comercial con los colonizadores.

Esta es la clásica región de los celtíberos en la que se encuentran pueblos como los
pelendones, los arevacos, los vetones, los vacceos, los carpetanos, los lusitanos, los
oretanos y los autrigones. Más al norte los pueblos más antiguos: galaicos, astures,
cántabros y vascones.

La sociedad es tribal y está fuertemente jerarquizada. Eran sociedades guerreras, por


lo que sus poblados se situaban en lugares defensivos. Aunque carecen de ciudades y
son seminómadas.

9. Cartagineses y romanos

Cartago fue la primera potencia que pretendió dominar la península. Lo intentó en


dos etapas: entre el siglo VI y III a.C. con un carácter colonial, y desde el siglo III a.C.
por medio del dominio territorial. Esta es la época en la que gobierna en Cartago la
dinastía de los Barca. Tiro ha caído en manos persas en el 573 a.C. y Cartago heredó la
función de capital púnica. Cartago se enfrentaría a los griegos, y en el 509 a.C. firmaría
un pacto con Roma que les garantizaba el dominio del Mediterráneo. Pero Roma y
Cartago eran dos potencias en expansión y habrían de chocar.

El conflicto entre Roma y Cartago se resuelve en tres guerras: las guerras púnicas.
En la primera guerra púnica (264-240 a.C.) Cartago, gobernada por Amílcar, pierde
Sicilia y las colonias hispánicas, excepto Gadir. Desde el año 237 a.C. la guerra se
desarrolla en la península. La derrota implica grandes pérdidas económicas y el pago de
parias a Roma. Roma construye una gran flota. Con la derrota de Amílcar es Asdrúbal
quien controla el ejército de Cartago, y firma el Tratado del Ebro en el 266 a.C. que
divide las áreas de influencia de Roma y Cartago en este río. En el 255 a.C. se funda
Cartago Nova (Cartagena). Asdrúbal muere en el 221 a.C. y Aníbal sube al poder. En la
segunda guerra púnica (218-201 a.C.) el protagonista es Aníbal, que consolida los
territorios de Hispania y lanza una campaña contra Roma, tras la conquista de Sagunto
en el año 219 a.C. Pero Cneo Escipión desembarca en el 218 a.C. en Emporio y
cortando el abastecimiento de Aníbal le derrota. En el 210 a.C. Publio Cornelio
Escipión, el Africano, llega a la península para luchar contra los cartagineses. Publio
Cornelio Escipión, el Africano, consiguió que muchos reyes indígenas se pusiesen en
favor de los romanos, lo que marcará el inicio de la dominación romana de la península.
En el 206 a.C. toma Gadir, último reducto cartaginés de la península. Tras la victoria de
Zama en el 202 a.C. Roma incorpora Hispania a su imperio, divide la península en dos

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provincias (Hispania Citerior e Hispania Ulterior) y nombra dos pretores para
gobernarlas (Cayo Sempronio Tuditano y Marco Helio, respectivamente). Pero la
península no está pacificada, y los romanos han de luchar contra los indígenas. Marco
Porcio Cantón lucha en la Hispania Citerior y Publio Cornelio Escipión Emiliano en la
Ulterior. En el 155a.C. comenzarán las guerras lusitanas, con los episodios de Numancia
y Viriato. La tercera guerra púnica (149-146 a.C.) consistió en la toma final y la
destrucción de Cartago a cargo de Publio Cornelio Escipión Emiliano (Africano menor).

Roma era la dueña indiscutible del Mediterráneo y de la península. Ahora tendría que
pacificarla luchando contra los pueblos celtas e íberos. Asunto que le llevaría hasta el
año 2 a.C. en que el emperador Octavio declara la paz romana.

10. La Prehistoria en Baleares y las Canarias

10.1. Las Baleares

Por su carácter insular, las Baleares tienen una prehistoria diferente a la peninsular,
pero por estar en el Mediterráneo su historia depende de las corrientes que afectan a la
península. Sólo Mallorca y Menorca, estaban habitadas. Ibiza y Formentera eran
conocidas como las Pitiusas, y carecen de restos arqueológicos.

El Neolítico precerámico se data en torno al año 4000 a.C. Hacia el 2000 a.C. se
fecha una cultura que habita en cuevas y pequeños poblados, y que conocen la cerámica
decorada con incisiones. Hacia el 1500 a.C. aparece otra cultura caracterizada por los
enterramientos en navetas, denominada pretalayótica.

Pero la cultura balear, por excelencia, es la talayótica, que dura hasta la llegada de
los romanos en el 123 a.C.; los cartagineses habían fundado en el año 654 a.C. Ebusus
(Ibiza). La cultura talayótica se caracterizó por sus construcciones: taulas, navetas y
talayós, que le dan nombre. Estas construcciones les hermanan con la cultura
megalítica.

10.2. Las Canarias

Las islas Canarias están fuera del ámbito de influencia de las culturas mediterráneas,
pero sí se conocen. Las fuentes históricas las nombran desde la antigüedad, los autores
latinos las llaman fortunatae insulae, pero con la caída del Imperio romano son
olvidadas hasta que las redescubren los árabes en el 1312. Aunque nadie intenta
conquistarlas, por lo que la Prehistoria aquí llega hasta el siglo XV.

Posiblemente las Canarias estén habitadas desde el 3000 a.C., por una cultura
neolítica avanzada, ya cromañón, que llega desde África. No existen restos paleolíticos.

Hacia el 2000 a.C. llegan pobladores del Mediterráneo; al menos a Gran Canaria. De
esta época son las pinturas rupestres, la cerámica pintada y los ídolos antropomorfos.
Una tercera migración se produce ya después de Cristo, con pobladores negroides que
viven en casas de piedra. Su cerámica está decorada con incisiones y tienen grabados
que recuerdan al alfabeto libio. Serán los habitantes que se encuentren los
conquistadores castellanos en el siglo XV.

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BIBLIOGRAFÍA

Alvar, Jaime: Historia de España. Tomo 2. De Argantonio a los romanos. Historia 16.
Temas de Hoy. Madrid 1995.

Artola, Miguel: Enciclopedia de historia de España. Alianza. Madrid 1988, Vol. I.

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