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BIOGRAFÍA
DEL
POR
CAMILO DESTRUGE
GUAYAQUIL
1914
BIOGRAFÍA
DEL
GENERAL M N uin
46690
BIOGRAFÍA
DEL
POR
CAMILO DESTRUGE
UíRKCTOll J>E LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE GUAYAQUIL.
GUAYAQUIL.^ "
1913
PRÓLOGO
E L AUTOR.
BIOGRAFÍA
II
III
IV
* *
Por de contado, la Rosa de los Andes
no había de pasarse sin aprovechar viaje
alguno; y así, en la travesía del Archipié-
lago á Panamá, encontróse con el bergan-
tín Cantón, que navegaba con bandera es-
pañola, y cuyo apresamiento no ofreció ma-
yor trabajo ni resistencia.
El cargamento de esa nave, si hemos
de atenernos á lo aseverado por uno de los
tripulantes de la Rosa, valía como sesenta
mil pesos; pero éste es un detalle de peque
ña importancia histórica; y el que sí mere-
ce mencionarse es otro, relacionado con
uno de nuestros más notables hombres pú-
blicos.
(1) Ignoraba, en efecto, los triunfos de Bolívar, puesto
que había navegado mar afuera directamente sobre Pana-
má, sin acercarse mucho A la costa: pero sí tuvo, á lo que
parece, alguna noticia sobre lá campaña de Bolívar en
Nueva-Granada.
27
VI
VIII
IX
* *
Desbaratado ese esfuerzo de reacción
realista, veamos c ó m o procedió lllingworth
para afianzar de la mejor manera el triun-
fo que había conseguido.
"Consagróse, -dice Vicuña Mackenna,
- á organizar una especie de Gobierno en
aquellas solitarias regiones, después de ha-
ber privado á los realistas de cuanto recur-
so podían utilizar para resistir á los patrio-
tas. Puso las minas de oro en trabajo, por
cuenta de su expedición; y, con las contri-
buciones que derramó en varios distritos,
logró juntar en dinero unos cuarenta ó
cincuenta mil pesos.-Capturó también dos
bergantines cargados con madera y cacao,
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XI
XII
* *
De regreso el General Sucre en Gua-
yaquil, se ocupó activamente en reorgani-
zar las fuerzas republicanas para empren-
der en una nueva expedición sobre Quito;
y en esta empresa le ayudó eficazmente el
Coronel Illingworth, cuyas dotes y singula-
res prendas tanto llegó á apreciar el futu-
ro Gran Mariscal de Ayacucho. Le enco-
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XIII
* *
En 1»23, el Coronel lllingworth, que
había adoptado por patria esta República,
formó en ella su hogar, contrayendo ma-
trimonio con una distinguida, inteligente
y virtuosa dama; doña Mercedes de Déci-
mavilla, hija de don Vicente de Décimavi-
11a, español y oriundo de Cádiz, y la seño-
ra Gertrudis Cosió, también hija de Espa-
ña,
La familia Décimavilla no era de aque-
llas realistas intransigentes que se suble-
vaban ante la idea de la Emancipación
Americana. Al contrario; sus ideas eran
liberales y m u y avanzadas áeste respecto:
comprendía y reconocía el derecho de estos
oueblos, y se ponía de parte de ellos en la
ucha por la Independencia.
El Coronel lllingworth,: después de
tantas y tan peligrosas campañas, tenía el
derecho de reclamar algún descanso; y
éste le fué concedido por el Gobierno que
tanto apreciaba sus servicios.
Se retiró, pues, á la vida privada; se
dedicó al cuidado de sus intereses, y se
mantuvo alejado de los asuntos públicos;
hasta que, nuevos sucesos le. reclamaron
para el servicio de la Independencia Ame-
ricana.
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Illingworth. :•
Sabido es; que entre los que aoompa j
"Ministerio de Guerra.—Palacio de
Gobierno en la Capital de Lima, á 24 de
Enero de 1826.
"Al Sr. Comandante General de la Es-
cuadra Unida, don Juan Illingrot.
" L a Escuadra Unida ha llenado los
votos de la Nación: su bravura y actividad
han contribuido á la importante toma de
la plaza del Callao, después de un año de
privaciones y de fatigas. El Gobierno está
muy satisfecho de los distinguidos servi-
cios de tan benemérito cuerpo; y me man-
da S. E., decir á U. S. que, á su nombre, le
dé las más expresivas gracias, quedando
en premiar oportunamente su consagra-
ción en obsequio á la Independencia de la
República.
"Sírvase U. S. hacerlo entender así, y
admitir los sentimientos de consideración
y aprecio con que me suscribo de U. S.
muy atento y obediente servidor. —Juan
Sa lazar."
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XVI
XVII
XVIII
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"República de Colombia—Comandan-
cia de Marina del Apostadero de Guaya-
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"República de Colombia—Comandan-
cia de la División Marítima.—Goleta de
guerra Guayaquileña, al ancla frente de
la Punta Centinela, el I . de Setiembre de
o
XX
contribuciones.
"8 .—Concedido; y de las entradas na-
a
, .
r y :
"República Peruana.—Comandancia
General del Departamento.—Guayaquil, á
27 de Marzo de 1829.—Al Sr. General de
Brigada de los Ejércitos de Colombia, don
Juan Illingrot.
"Sr. General:—Cuando la tardanza de
la respuesta de U. S. á mi comunicación
oficial de 13 del presente, me había hecho
yá perder la esperanza de obtenerla, hé
quedado tan sorprendido en esta mañana
con la llegada del Capitán conductor de la
nota de U. S., fecha de ayer, c o m o con el
duro lenguaje y las picantes observaciones
contenidas en ella. ( ) J
El tratado de 22 de Septiembre de
1829, firmado en Guayaquil, puso término
á esa guerra temeraria provocada por el
Perú, y alentada por malos hijos de esta
Patria ecuatoriana, á la que querían en-
tregar al dominio del enemigo.
Y a está suficientemente juzgado por la
Historia, y condenado su traidor procedi-
miento; y la Historia ha juzgado también,
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XXI
• •. * *
XXtl
Regresó el General Illingworth del des-
tierro á principios de 1836.
Y á había terminado la guerra llama-
da de los chihuahuas, de Rocafuerte contra
¡
XXIII
denar la retirada.
Nuevamente se comenzó la reorgani-
zación del Ejército, con la base de lo que
quedaba después de los combates de la El-
vira; á lo cual se agregó una fuerte divi-
sión organizada en Manabí por el General
l'rvina, que llegó con ella á Guayaquil el
27 de Mayo, y otros contingentes' venidos
del Cantón Daule, de Máchala, etc. --
''Repuesto así él Ejército,—dice e l h í s -
eoriador Cevallos,- fué llamado á su cabeza
ti General Illingrot, por indicación del
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XXIV
XX V
Junta:
1°. - P r o m o v e r la mejora en el cultivo
y beneficio de todos los frutos que se cose-
chen en aquella Provincia.
2 .—Procurar ia aclimatación de nue-
o
* *
En 1817, el Ecuador se preparaba pa-
ra hacer frente á la expedición armada
que había organizado el General Juan Jo-
sé Flores, con el apoyo de la Reina Regen-
te doña María Cristina. El Perú. Nueva
Granada, Chile y Bolivia hacían también
sus preparativos para combatir tal expe-
dición.
En esas circunstancias, como era ne-
cesario organizar una Escuadra en el Pací-
fico se resolvió designar al General Illing-
worth para mandarla. Al efecto, el Mi-
nisterio de lo Interior ofició, el 2? ele Enero
del año indicado, al Gobernador de Gua-
yaquil, á fin de que significara al General
la designación que se había hecho en su
persona, y el deseo general de su acepta-
ción.
El General Illingworth se hallaba por
entonces sumamente enfermo y sufriendo
mucho de la vista. Sin embargo; se trata-
ba, no yá de una simple guerra civil, sino
de la misma independencia de estos países,
y no vaciló en sacrificarlo todo: contestó,
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rá la inscripción siguiente:
A L G E N E R A L J U A N ILLINGWORTH
de endiosar á modernas m e d i a n í a s . . . . Y
entiéndase que nuestras palabras, masque
un reproche son una explicación. No se
puede exigir otra cosa en el laberinto de
una política en la que las pasiones dan la
nota dominante y los intereses personalis-
tas del momento, no dejan tiempo para
volver los ojos á las glorias del p a s a d o . . . .
No es tampoco ésto un reclamo de cumpli-
miento; puesto que yá hemos expresado
con sinceridad nuestra convicción; ya he-
mos dicho que el mejor monumento para
los hombres verdaderamente grandes, es la
Historia, que mantiene perdurable su re-
cuerdo y hace justicia plena á sus virtudes
y merecimientos.
El historiador -.'hileno Vicuña Macken-
na, reprochando este olvido, decía á sus
compatriotas:
"Pedimos y esperamos que los ciuda-
danos encargados de erigir un monumento
á la fama y los servicios del primer Almi-
rante que paseó por el Mar del Sur el pabe-
llón libre de Chile (Lord Cockranne), re-
serven una de sus faces para esculpir el
episodio del más glorioso de sus corsarios,
que, por el genio de su caudillo (Illing-
worth), se convirtió en mensagero de re-
dención para cuatro de las más nobles Re-
públicas de la América española."
Nosotros nada pedimos, ni nos corres-
ponde hacerlo, tanto más, cuanto que se-
gún nuestro criterio, y repitiendo lo que
y á hemos dicho, el General Illingworth
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