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ZYGMUNT BAUMAN
En este escenario, son varios los retos a los que tiene que hacer frente la
educación. La modernidad líquida pone a la educación ortodoxa en
desventaja frente a las nuevas generaciones. “En nuestros días, toda
demora, dilación o espera se ha transformado en un estigma de
inferioridad” (Bauman: 2007, p. 22). Y ese viene a ser el principal obstáculo
que tiene que afrontar la educación en el mundo actual. La educación
no puede renunciar a sus objetivos formativos, que necesariamente son
de largo plazo; pero, por otro lado, tiene que adaptarse a las condiciones
y responder a los retos que plantea la sociedad actual. En la modernidad
liquida, las posesiones duraderas, los productos que uno adquiere y ya no
reemplaza, que son concebidos para ser usados por única vez, han
perdido vigencia y no constituyen un activo importante, sino que, más
bien, se perciben como pasivos. Si antes eran “objeto de deseo”, ahora
son “objetos de resquemor”, que genera rechazo, incomodidad. En el
mundo actual, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los
vínculos, no es algo que se persiga o que se busque y, más bien, es
percibido como una amenaza y una carga que nadie quiere llevar. Y lo
mismo vale para el conocimiento y la educación.
En este contexto, son varios los retos que tiene que afrontar la educación.
“Por limitado que parezca el poder del sistema educativo actual –que se
halla él mismo sujeto, cada vez más, al juego del consumismo–, tiene aún
suficiente poder de transformación para que se pueda contar entre los
factores prometedores para esta revolución [cultural]” (Ibíd., pp. 49 - 50).
La educación tiene que adaptarse al mundo líquido moderno para
transformarlo desde dentro. “Aun debemos aprender el arte de vivir en
un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender
el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir
en semejante mundo” (Bauman: 2007, p. 46). El principal reto es lograr
una educación continua, que dure toda la vida, con estudiantes
motivados que asuman este reto como propio. “La educación y el
aprendizaje en el ambiente líquido-moderno, para ser útiles, deben ser
continuos y durar toda la vida. Ningún otro tipo de educación y/o
aprendizaje es concebible; la formación del propio yo, o de la
personalidad, es impensable de cualquier otro modo que no sea aquel
continuo y perpetuamente incompleto” (Porcheddu: 2007, p. 12). En el
mundo actual, el individuo no elige, sino que es empujado por la
individualización a vivir una existencia precaria. La educación tiene que
devolverles a las personas la oportunidad de elegir el tipo de vida que
desean llevar. “Necesitamos de una educación permanente para darnos
a nosotros mismos la posibilidad de elegir” (Ibíd., p. 16). Una educación
de este tipo, que esté al servicio de una autentica individuación de las
personas, requiere de una renovación profunda en el enfoque
pedagógico y las metodologías de trabajo, además de una posición
clara frete a la individualización y el consumismo, que son las principales
amenazas que tiene que hacer frente la escuela actual.
BIBLIOGRAFÍA
Bauman, Zygmunt.
2001 La globalización. Consecuencias humanas. Fondo de Cultura
económica. México, D. F.
2003 Modernidad líquida. Fondo de Cultura económica. México -
Argentina - Brasil - Colombia - Chile – España - Estados Unidos de
América - Guatemala - Perú – Venezuela.