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CULTU AL
DOMINICANA
1844 1899
EVOLUCION
CULTURAL
DOMINICANA
1844 • 1899
Ciriaco Landolfi
EVOLUCION CULTURAL DOMINICANA
1844-1899
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO
-VOL. CCXC-
CIRIACO LANDOLFI
© 1981
Editora de la UASD
Apartado Postal No. 1355
Santo Domingo, República Dominicana
Edición a cargo de Eridania Mir
Portada: Marcial Schotborgh
INDICE
PAG.
EXPLIC ACIONES MINIMAS . . . . . . . . . . . . . . . .. 9
CAP. 11 ELLEGADOCULTURALALUMBRALDE
LA INDEPENDENCIA POLITICA . . . . . . . . . . . . .. 43
COLOFON 296
EVOLUCION CULTURAL DOMINICANA 1844 1899 9
EXPLICACIONES MINll~lAS
Ciudad Universitaria
14 de junio de 1979.
CAPITULO I
LAS RAICES
1.- Jaime Vicens Vives: Historia General Moderna. Vol. 1, Pág. 12.
Expresa el concepto en otro contexto.
l.t CIRIACO LANDOLFI
.
55.- Fr. Cipriano de Utrera: Nota a la Ob. Cito de Sánchez. Pág. 137.
36.- Malagón Barceló: Ob. Cit. Pág. IV.
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37.- Ibídem.
38.- Ibídem. Págs. 187.189.
39.- Ibídem. Pág. 189.
211 C1RIACO LANDOLFI
40.- Fr. Cipriano de Utrera: Ob. Cit. Vol. 1. Págs. 202 y siguientes. Ma·
lagón Barceló -en Ob. Cit.- es del mismo parecer.
41,- Sánchez Valverde: Ob. Cit. Pág. 144.
42.- Ibídem, En nota de F. C. U. en la f>ág. 132.
43.- Ibídem. En nota de F. C. U. en la Pág. 139.
44.- Ibídem.
EVOLll('JON CUlTlIRAll>OMINICANA 1!!44 Ill'J'J
.
1742 "para atender legalmente a las necesidades de la colo-
nia francesa. se hizo estadística de los hatos y hatillos co-
rrespondientes a la jurisdicción" y el "número de ellos,
con designación de sus propietarios, era de 128''(47). Ten-
dremos oportunidad de recordar este dato en función cul-
turológica cuando examinemos el liderazgo político y militar
de la 1 Rapública.
Sánchez Valverde fue uno de los antropólogos intuitivos
más sagaces que produjo la sociedad colonial dominicana.
Su estudio de la cultura del montero y su relación expli-
cativa diferenciadora de la de los pastores europeosí 48) ,
en trance de caracterizar plenamente la nuestra, es el testi-
monio más contundente del alejamiento cultural entre la
Metrópoli donadoraí 49) Y su desaliñada criatura social pri-
migenia en América. Fuera de la lengua - ya con caracterís-
ticas dialectales casi seguramente- y de la superestructura
ideológica afirmada en la época en la religión católica reali-
zada entre nosotros sin apego a la praxis ortodoxa, como
observó Moreau de Saint Mery(S O), los vínculos culturales
con España habían sufrido profundo deterioro particularmen-
te en la región espiritual irreductible entonces como hoy
a la demarcación precisa. Esto explicará cerca de un siglo
después que los operarios evangélicos fueran la levadura
de la guerra restauradora contra la Anexión.
Por el costado sur, singularmente en la ciudad de Santo
Domingo asiento de la capitalidad colonial, la estampa cul-
tural es diferente si como hemos visto la urbe es teatro de la
importancia e influencia de la población de color asida
"fervorosamente" al culto católico. El funcionariado español
que habita en la urbe asume este matiz curioso y singular
en todo el contexto esclavista hispanoamericano por 10 me-
63.- M. A. Péfta DatJle: El Tratado de Basilea, etc. Op. ato Pág. 21.
64.- GuiUennin: Ob. Cit. Págs. 94·119.
65.- Coiscou Henríquez: Ob. Cit. Vol. Il. Págs. 85·91.
66.- Fr. Cipriano de Utrera: Diario de la Reconquista. Pág. LII.
67.- Coiscou Henríquez: Ob. Cit. Vol. n. Pág. 370.
68.- Ibídem.
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giosas en 1820 que secó las fuentes del haber primeras le-
tras en Santo Domingo- no tuvo preparación orgánica alguna.
Para ilustrarse e ilustrar a sus amigos Juan Pablo Duarte
estudió con tesón y seguramente para haber más luces viajó
a Estados Unidos y Europa. El era la cabeza de una genera-
ción ágrafa. Quizás no sería desatinado extender el califica-
tivo a las generaciones anteriores salvas las excepciones de
la clase colonial dirigente con asiento en la ciudad de Santo
Domingo si convalidamos -y no se conoce argumento contra-
rio- el aserto del Arzobispo Pedro Valera Jiménez, atrás entre-
comado.
La sangría interminable de gente instruída del Santo Do-
mingo Español se venía consumando desde 1795 y ya para
1806 a pesar de que el gobierno francés había autorizado el
mantenimiento de "leyes, usos, y divisiones, tanto eclesiás-
ticas y civiles como militares que existieran precedentemente,
etc. ", la posibilidad de conservar la legislación española
había resultado totalmente frustránea por la "falta absoluta
de esta clase de 'sujetos" (1os letrados), por efecto de la emi-
gración, "que hacia impracticable la conservación de seme-
jantes tribunales en la integridad de sus atribuciones"( i n,
Esta constante migratoria no cesó durante la "España Boba"
y fue acentuándose hasta la extinción "de esta clase de
sujetos" en la sociedad dominicana durante la dominación
haitiana con la expulsión del Arzobispo Valeraí 12), y la
salida del país de un grupo de brillantes intelectuales entre
los cuales se encontraba el doctor Juan Vicente Moscoso.
Tengo para mí de singular importancia el escudriñamiento
de esta realidad de particualr interés en el ámbito culturo-
lógico dominicano, porque revela que la independencia polí-
tica de nuestro pueblo respondió a imperativos culturales
16.- Pedro Troncoso Sánchcz: Vida de Juan Pablo Duarte. Pág. 141.
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LA 1 REPUBLICA
4.- Luis Mariñas Otero: Las constituciones de Haiti. Ob. Cit. Pág. 16.
5.- Ihídem,
6.- Ihidem,
7.- Jl"all rrict'·Mars: La República de Haití y la República Domini-
cana. Tomo 1. Pág. 42. (Price-Mars asume la cifra originalmente
ofrecida por Pamphile de Lacroix en sus memorias para servir la
historia de la revolución de Santo Domingo. Vol. 1\).
64 CIRIACO LANDOLFI
n., JolIé G. Gareía: Historia. Ob. Cit. Tomo 11. Págs. 109-11.
12.- Ibídem. Págs. 111·14.
13.- Ibídem. Pág. 135.
66 CIRIACO LANDOLFI
15.- Pedro Troncoso Sánchez: Vida de Juan Pablo Duarte. Ob. Cit.
Pág. 136.
16.- Ibídem. Pág. 291.
68 CIRIACO LANOOLFI
13.- Ibídem.
14.- Ibídem. Pág. 168.
102 CIRIACO LANDOLFl
9.- Ibídem.
10.- Ibídem.
11.- García: Ibídem. Pág. 159.
12.- García: Ibídem. Págs. 166-167.
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porque "en los 14 años que van del 1866, afio de su creación,
al'1880, año en que el Padre Meriño se hace cargo de la Presi-
dencia de la República, ocurren trece gobiernos y cinco o seis
revoluciones y golpes de Estado. Algunos de ellos no tuvieron
tiempo para pensar en la Instrucción Pública, pero otros, al
contrario, mostraron interés por el restablecimiento de la
Universidad(20). El texto entre comado, del ilustre Profesor
Juan Feo, Sánchez, avala el aserto referido a la inconexidad
de los estudios académicos en Santo Domingo, así como a la
50.- Ibídem.
51.- Ibídem.
52.- Ibídem.
53.- Ibídem.
54.- Ibídem. Pág. 42.
55.- Ibídem.
56.- Ibídem. Pág. 45.
142 C1R1ACO LANDOLFI
60.- Ibídem.
61.- Ibídem.
144 CIRIACO LANDOLFl
62.- Ihídem.
63.- Luis F. Mejía: De Lilís a Trujillo. Pág. 15 (Composición del
Gabinete).
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22.- Ibídem.
23.- Ibídem.
24.- Ibídem.
25.- Ibídem.
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31.- lbidcm.
EVOLUCION CULTURAL DOMINICANA 1844-1899 161
37.- Ibídem.
38.- J. M. Incháustegui: Reales Cédulas... ob. Cit. Vol. III. Pág. 910.
39.- Sánchez Valverde: Ob. Cito Pág. 64.
40.- Ibídem. Pág. 66.
164 C1R1ACO LANDOLFI
49.- Ibídem.
168 CIRIACO LANDOLFI
52.- Ibídem.
53.- Diccionario. Ob. Cito Págs. 159-60.
54.- Luperón: Ob. Cit. Tomo 1, Pág. 89.
170 CIRIACO LANDOLFI
nario que fue de Hincha hacia 1785 "(5 7), había muerto en la
ciudad de Santo Domingo en 1838. Cabral reunía sobre sí,
sumadas, la herencia traumática de los transmigrantes de
Hincha -tal como la llevó sobre sus hombros Pedro Santana-
y las experiencias de los hijos de la ciudad murada, en su tota-
lidad desoladoras.
Cabral no fue más en ese momento y perspectiva que un
valedor transitorio de la institucionalidad republicana atrapa-
da en el duelo entre monteros y tabaqueros, tal como explica-
mos un tanto atrás al informar la actitud de Luperón en la
ciudad de Santo Domingo, siendo él mismo portador de la
tendencia cultural históricamente más caracterizada en el
proceso político: la sureña. Sus esfuerzos por estabilizar el
régimen fueron baldíos porque debió hacer frente al foco más
recalcitrante de la Banda del. sur capitaneado por Pedro
Guillermo -hecho preso y fusilado en el 1867(58) - y em-
prender la reorganización de la fuerza armada "para aclarar la
confusión que reinaba entre los jefes y oficiales del ejército,
cuyo número y calificación no se podía sugetar á un escala-
fón justo y regular, á causa de los muchos ascensos acordados
ilegalmente. ''(59)
Al proceder así Cabral atacó la fuente privilegiada del pro-
tagonismo montero desde los días de la Reconquistaí 6 O). Es-
ta actitud se respondía con la expulsión de Báez y otros
connotados sureños que como el ex-Presidente habían asumi-
do el legado político del General Santana. Retomó asimismo
las negociaciones iniciadas por Báez en 1865 con el gobierno
norteamericano, pero antes había glorificado como ningún
gobernante dominicano la memoria de los padres de la nacio-
nalidad siendo "la primera vez, desde que hubo patria, que
salieron á lucir oficialmente los nombres del inmaculado
72.- Emilio Rodríguez Demorizi: Papeles de B. Báez. Ob. Cit. Pág. 461
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12.- Ibídem.
200 CIRIACO LANDOLFI
27.- Ibídem.
28.- Robert S. Gamble y José A. Puig Ortiz: Puerto Plata: ensayo
históríco-arquitectónico. Pág. 167.
29.- Ibídem. Pág. 173.
30.- Escoto. Ob. Cit. Pág. 379.
31.- Sánchez. Op. Cit. Pág. 27.
226 CIRIACO LANDOLFI
16.- Ibídem.
17.- Ibídem. Pág. 115.
18.~ Ibídem. Pág. 205.
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19.- Ibídem.
246 CIRIACO LANDOLFI
41.- J.
L. Salcedo-Bastardo: Historia fundamental de Venezuela. Pág.
450.
42.- Ibídem. Pág. 452.
43.- Nidia R. Areces: Gómez: La dictadura modelo de Venezuela. (En
Historia de América en el siglo XX. Tomo I. Pág. 33).
260 CIRIACO LANDOLFI
4.- Javier Malagón Barceló: Código Negro Carolino (l784) Ob. Cit.
Págs. 130-137.
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12.- Ibídem.
13.- Ibídem.
14.- C. Larrazábal 8.: Familias Dornírucanas. Ob, dt. Tomo II. Págs.
172·173.
274 CIRIACO LANDOLFI
19.- Ibídem.
:ZO.- B. Lemonníer-Delafoeee: Ob. Cit. Pág. 105.
276 CIRlACO LANDOLFI
37.- llamón Emilio Jiménez: Al' amor del bohío. Págs. 92-97.
38.- C. Landolfi: Introducción... Ob. Cit. (Temática general de la
obra).
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