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EL RELATO POLÌTICO

El relato es el mapa visual sobre el que se construye el liderazgo político, la visión que el candidato
o gobernante proyecta sobre su persona y valores. Es la carta narrativa emocional que recubre de
ropaje ideológico a una organización política con pasado reconocible pero sobre todo
con necesidad de futuro creíble. Una fabulosa herramienta de comunicación con capacidad para
construir redes emocionales compartidas. Todo partido necesita vestirse ideológicamente
para definir su existencia como formación. Debe explicarse a través de una doctrina que
enmarque su esencia política, sus referentes éticos y morales, su razón de ser.

Es decir, requiere de un relato que cuente y detalle, que narre y comunique quién eres y qué
representas, a qué ideas te debes y por qué éstas son más útiles y necesarias para la sociedad que vas
a representar que otras. Un relato que potencie en formato multicanal tus mensajes, que conecte y
acelere la interacción entre ciudadano y representante. El profesor de la Carlos III, Javier Redondo,
define esto como la imposición de la necesaria pedagogía política que supere a la peligrosa
seducción mediática, propia de la actual videopolítica. Pasar del cuentacuentos al narrador para
recuperar la credibilidad y afectos perdidos.

Eso le pasa actualmente a Ciudadanos. No tiene relato. Y lo necesita. Porque como subraya Stanley
Greenberg, asesor del Partido Demócrata, el relato es la llave de todo. Nadie sabe cuál es su
ideología. Ni sus referentes pasados o actuales. Ni por qué abraza el libre mercado (derecha) y la
política de protección social de la izquierda (Educación, Sanidad, Estado del Bienestar) como ejes
fundamentales de todo progreso. El pueblo, confuso, le otorga su confianza de forma coyuntural,
meros apoyos endebles que se perderán si no hay asidero moral al que agarrarse. Un ejemplo de por
qué PP y PSOE, siguen contando, a pesar de todo, con tantos apoyos, es porque tienen detrás una
historia, una trayectoria y una pertenencia a una comunidad de valores reconocible y compartida.
Tienen, en definitiva, un relato.

En Ciudadanos quizá sigan encontrándose puertas cerradas en muchos ámbitos y territorios por esa
ausencia de mecanismos narrativos con los que la gente pueda identificarse. Como apuntara
Wittgenstein en su momento, toda acción política, todo movimiento de cambio o resistencia debe su
éxito a la construcción cohesionada de secuencias discursivas, actualmente ausentes en el partido de
Rivera, más allá del magnetismo de su líder.

El centro no existe si no se explica. No puede vivir si no se define. No puede crecer si primero no


cuenta cómo nació ni a qué se debe su existencia. Pensemos: cuando uno escucha a una persona
presumir de ser o estar centrada, dicho concepto evoca equilibrio, conocedora de lo que se quiere y
moderada en su puesta en práctica. Ahora, el centro político en España navega en la nebulosade la
nada, en un incierto limbo que empieza a tambalearse de tanto mirar arriba y abajo.

Hoy en día, la política de lo inevitable debe sustentarse en la política de lo explicable. Sin que el
marketing sustituya al mesurado pensamiento que enfoca toda idea. Lord Acton, de forma acertada,
defendía que “las ideas son la causa de los acontecimientos públicos, y por tanto políticos, no su
efecto”. El relato, la narrativa política se inserta en ese mercado de la conversación, donde se
conversa para escuchar y se escucha para entender, todo ello como clave para conformar una
historia que hable de problemas y soluciones, de valores y costumbres, de buenos y malos. Toda
nación, todo pueblo, todo movimiento, ha necesitado de la épica de una narración, del desarrollo de
una historia para conformarse y desarrollarse como tal. Ciudadanos debe su futuro a la construcción
de un relato presente, con líder y narrador, con historia y marcos de valores compartibles.

Y luego debe saber contarlo, detallarlo y reproducirlo para que se comparta sin filtros ni fisuras. El
centro es posible sólo si crees realmente que estás en él.

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