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RESUMEN
INTRODUCCION
El séptimo reporte del JNC define la hipertensión arterial como la elevación crónica de
las cifras de tensión arterial por encima de 140 mm de Hg (presión sistólica) y 90 mm
de Hg (presión diastólica). Estos pacientes se consideran en estadio 1 y requieren
tratamiento farmacológico para su manejo. Se pueden reconocer dos tipos de
hipertensión arterial: la hipertensión esencial, primaria o idiopática, y la hipertensión
arterial secundaria o sintomática (1).
La definición de trastorno de ansiedad generalizado o criterios para su diagnostico son
definidos por el DSM-IV como Ansiedad y preocupación excesivas (expectación
aprensiva) sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el
rendimiento laboral o escolar), que se prolongan más de 6 meses. Al individuo le
resulta difícil controlar este estado de constante preocupación. La ansiedad y
preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (algunos de los
cuales han persistido más de 6 meses): inquietud o impaciencia, fatiga fácil, dificultad
para concentrarse o tener la mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular,
alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al
despertarse de sueño no reparador)(2). El centro de la ansiedad y de la preocupación
no se limita a los síntomas de un trastorno; por ejemplo, la ansiedad o preocupación no
hacen referencia a la posibilidad de presentar una crisis de angustia (como en el
trastorno de angustia), pasarlo mal en público (como en la fobia social), contraer una
enfermedad (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), estar lejos de casa o de los
seres queridos (como en el trastorno de ansiedad por separación), engordar (como en
la anorexia nerviosa), tener quejas de múltiples síntomas físicos (como en el trastorno
de somatización) o padecer una enfermedad grave (como en la hipocondría), y la
ansiedad y la preocupación no aparecen exclusivamente en el transcurso de un
trastorno por estrés postraumático. La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos
provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo. Estas alteraciones no se deben a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad
médica (p. ej., hipertiroidismo) y no aparecen exclusivamente en el transcurso de un
trastorno del estado de ánimo, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del
desarrollo.
Existen en varios países algunos estudios acerca de ansiedad y depresión y de cómo
estas patologías afectan la capacidad laboral de los empleados y el gasto de salud en
estos pacientes. En mayo de 2011 se publica un artículo de la Dra. Enriqueta Jiménez
Cuadra, médico de familia del Centro de Salud de Antequera, España en donde se
describe como la depresión y ansiedad pueden ser una de las enfermedades más
incapacitantes dentro de la consulta diaria de medicina de familia y donde se concluye
que la ansiedad crónica es la enfermedad que más se observa, seguida de la ansiedad
generalizada y el síndrome ansioso depresivo (3).
En cuanto a El Salvador, la presencia de trastornos de ansiedad o depresión en gran
parte de la población no se descarta, dado la complejidad de las experiencias diarias
vividas dentro del ambiente violento y contaminado de nuestros tiempos, aunado al
estrés laboral de nuestra fuerza económica hace pensar que los sujetos en un
momento dado presentarán síntomas que reflejen su condición mental, psicológica y
emocional.
La Universidad Tecnológica de El Salvador realiza un estudio llamado “Prevalencia de
síntomas de alteraciones mentales en la población del El Salvador” por Dr. José
Ricardo Gutiérrez y es publicado en la Revista Internacional de Psicología en donde los
resultados fueron reveladores indicando que de una muestra de 1668 personas entre
hombres y mujeres el 47.7% presentó síntomas de ansiedad y distrés el 29.1%
presentó algunos síntomas de depresión. (4)
La Encuesta Nacional de Salud (ENS 2011) en Chile con datos 2009-2010 estableció
que, para personas de 15 años y más, la prevalencia de sintomatología depresiva del
último año fue de 17,2%, llegando a un 25,7% entre las mujeres (5). También señala
que a menor nivel educativo la prevalencia es mayor, evidenciando la importancia de
los determinantes sociales en el desarrollo de depresión. Desglosada por sexo y edad,
algunos de los datos revelan las prevalencias encontradas en la ENS (2011) para
sintomatología depresiva en los últimos 12 meses, pudiéndose observar que las
mayores prevalencias de sintomatología depresiva se presentan en la población en
edad laboral (25 a 64 años) en ambos sexos. Entre 2008 y 2009, el mayor gasto en
licencias médicas se produjo por causas referidas a “trastornos mentales y del
comportamiento” ($33.087 millones de pesos en 2008 y $30.999 millones de pesos en
2009). A pesar de la baja observada entre 2008 y 2009 en el análisis agregado, el
subsidio que más impacta en el gasto total es aquel producto de las enfermedades
psiquiátricas (20,7%) y de éstas, un 59,3% es debido a episodios depresivos. Según la
OMS (6), el desafío más prevalente y costoso de salud mental, apunta a pacientes en
edad laboral.
En un estudio realizado en España en 1008 estudiantes entre 17 y 27 años se observó
que la prevalencia de hipertensión sistólica aislada era del 8% y la de hipertensión
esencial del 4%, lo que en su conjunto supone una prevalencia de hipertensión del 12%
en jóvenes sanos, en su mayoría hipertensión sistólica aislada (7).
Para algunos investigadores, la vía final común del estrés y sus respuestas asociadas
es el sistema nervioso simpático (SNS), como se menciona en el artículo de C. Maicas
Bellido y cols (8); la experiencia de estrés supone una sobre activación del sistema
nervioso simpático y del eje hipotalámico–pituitario adrenal, provocándose la liberación
de catecolaminas y de glucocorticoides (cortisol) y, por tanto, provocando un aumento
de la presión arterial, de la tasa cardiaca, de la resistencia periférica, así como de los
niveles de glucosa en sangre e insulina. Así, el estrés y las respuestas
cardiovasculares asociadas al estrés pueden interactuar para predecir el desarrollo de
la HTA. La prevalencia global de los trastornos psíquicos en la población general es
muy elevada (30% aproximadamente). Una gran parte de los pacientes vistos en
atención primaria presentan trastornos psíquicos (20-30%), aunque la detección como
«casos» y su tratamiento es muy inferior (15%). La derivación a psiquiatría
(ambulatorio-hospitalizado) no sobrepasa el 2% de la población.
Persisten muchos errores asistenciales basados en: confusión con patología somática,
desestimación del origen psíquico de síntomas, rechazo social, escaso conocimiento
de la psiquiatría por la Atención Primaria y rechazo o desconfianza de los tratamientos
por parte de los pacientes. Por lo que es importante reforzar los conocimientos ya
adquiridos y ponerlos a la orden del paciente en la puerta de entrada del sistema que
es la Atención Primaria y las emergencias de los hospitales.
Es así que las relaciones entre hipertensión, las diferentes formas clínicas de la
ansiedad, y los síntomas ansiosos, son complejas no bien elucidadas aún. En atención
primaria el problema es en primer lugar de orden diagnóstico y luego de orden
terapéutico. Por lo que al elegir esta temática para estudio se está abarcando no solo la
información numérica obtenida por medio del método científico que es la intención
principal de este estudio, pero que con el análisis realizado en los resultados también lo
que implica el conocer como se percibe la población hipertensa en relación a su estado
psicoemocional; y a la vez cuestionar posteriormente si el diagnóstico dado en la
consulta médica cotidiana se está realizando de una manera sistematizada y
estandarizada para obtener el máximo beneficio con el mínimo de error.
Descriptivamente se presentarán los resultados obtenidos por la naturaleza de las
variables exploradas como son características demográficas entre ellas edad, sexo,
procedencia, nivel educativo y comorbilidades de los sujetos así como de la presencia
o ausencia de ansiedad o depresión y de cómo se manifiestan interactuando con las
diferentes variables. Entonces podrá el lector notar que a pesar que ansiedad es la
principal protagonista del estudio, surge depresión como una entidad que no se puede
dejar de lado. El hecho de que el instrumento de evaluación psiquiátrica utilizado es la
Escala de Goldberg, provee un alcance de tipo tamizaje en los pacientes estudiados lo
que puede derivar en muchas otras instancias de investigación con el fin de
complementar la dinámica entre estas tres morbilidades.
La Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg, fue concebida para permitir la
detección de los dos trastornos psicopatológicos más frecuentes en Atención Primaria.
(9). Es un instrumento sencillo, breve y de fácil manejo, apropiado para ser
administrado por el médico de Atención Primaria. Puede servir de guía de la entrevista,
así como de indicador de la prevalencia, gravedad y evolución de dichos trastornos, sin
embargo detecta casos probables de ansiedad o depresión pero no es considerada una
prueba diagnóstica, por lo que durante el estudio se hablara de frecuencia de casos
probables no de diagnósticos. Durante su validación, la versión castellana de Escala de
Goldberg ha demostrado su fiabilidad y validez en el ámbito de la Atención Primaria y
tiene una sensibilidad de 83,1%, especificidad de 81,8% y valor predictivo positivo de
95,3%adecuados(10).
Todo lo anterior justifica que este estudio busca encontrar, información consecuente y
real de las condiciones psíquicas relacionadas a pacientes hipertensos jóvenes y
productivos que representan en sí mismos una gran parte de la población
económicamente activa y que por ende sus incapacidades no sólo afectan la
productividad pero el bienestar general de ellos mismos y sus familias, así como el
desempeño de la asistencia en salud de la institución promoviendo el servicio integral y
de calidad que la población espera.
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECIFICOS
MATERIALES Y METODOS
RESULTADOS
1. La Escala de Goldberg encontró una frecuencia del 76% del total de los
participantes que presentan caso probable de ansiedad o depresión.
RECOMENDACIONES
1. Chobaniam AV, Bakris GL, Black HR, Cushman WC, Green LA, Izzo JL, Jones DW,
Materson BJ, Oparil S, Wright JT, Roccella EJ, and the National High Blood Pressure
Education Program Coordinating Committee. The Seventh Report of the Joint National
Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood
Pressure. The JNC 7 Report. JAMA 2003;289:2560-2572 Consultado 01/08/15
11. Glynn LM, Christenfeld N, Gerin W. The role of rumination in recovery from
reactivity: cardiovascular consequences of emotional states. Psychosom Med.
2002;64:714-26 Consultado el 01/08/15. Disponible en:
http://apps.elsevier.es/watermark/ctl_servlet?_f=10&pident_articulo=90140529&pident_
usuario=0&pcontactid=&pident_revista=67&ty=102&accion=L&origen=zonadelectura&w
eb=www.elsevier.es&lan=es&fichero=67v29n02a90140529pdf001.pdf
Anexos
ANEXO 1.
2. Luego se le pedirá que conteste con “SI” o “NO” a una serie de preguntas que
forman parte de un test, el cual es especifico para el diagnostico de ansiedad, este
deberá ser contestado con la mayor sinceridad posible con el fin de obtener el
resultado más confiable.
3. La encuesta puede ser llenada por usted mismo o por mi persona si así lo desea.
2. Sexo ______
3. Procedencia ______
5. Motivo de consulta_____
6. Numero de expediente_______________
9. ¿Cuál?________