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Hoy en día, la importancia que implica la salud mental está creciendo, lo que quiere

decir que la demanda (ya sea en consultorio público o privado) va en aumento. Tal
vez para los especialistas con experiencia lo único nuevo será que habrá personas
que requieran sus servicios, pero que hay de las personas que irán a consulta por
primera vez, las dudas que traen consigo acerca de ¿Cómo actuar?, ¿Qué decir?,
¿Qué hacer?, etc. y como incluir también a las nuevas generaciones de
profesionales que se interesan por el rubro de la salud mental, en las interrogantes
que se harán como ¿Cómo debo empezar mi entrevista?, ¿Cuán importante es para
el paciente su salud mental?, ¿Qué hacer para tener una adecuara relación
terapeuta - paciente? Y porque no el si es conveniente atender o no a amigos o
familiares.

Tradicionalmente los terapeutas, por sus misma preparación y conocimiento, tenían


la responsabilidad de lograr hacer de sus pacientes personas saludables,
socialmente ajustadas y felices en sus relaciones interpersonales, haciendo uso de
su conocimiento adquirido en su formación profesional. Pero esta también traía
como consecuencia que los pacientes se encuentren o asuman una posición de
sumisión y de espera frente a la cura.

En la actualidad esto ya no se da de esa manera, debido a diferentes factores que


harán del terapeuta un mediador. En primer lugar, tenemos la identidad cultural,
donde ahora debido a los diferentes movimientos migratorios ya sean de un país a
otro o dentro de un país, el profesional de la salud se vea envuelto a atender a
pacientes no solo de la misma región a donde el pertenece, sino a otros de diferente
origen y cultura afectando las expectativas con lo que tradicionalmente se espera
del terapeuta y lo que esta espera del paciente. Es así que el terapeuta debe
aprender a ver los notros puntos de vista que dan sentir al actuar del ser humano
para que así ambos puedan asumir libremente posiciones razonables. Otro factor
que influye es la educación, pues ahora el terapeuta se enfrenta a un paciente que
demanda más y mejor información sobre su enfermedad, sus derechos y la gestión
de los recursos para su atención, asumiendo así una posición crítica frente a las
acciones y opiniones del terapeuta. La tecnología es un factor a tomar en cuenta,
ya que esta desplaza la voz del terapeuta, el cual se convierte en un dador de
buenas y malas noticias y en un facilitador del acceso a los servicios que requieren
servicios tecnológicos.

Estos factores influirán en la relación tan importante que es la del terapeuta – cliente
en la terapia. Hay que entender que ambos son seres humanos que cumplen roles:
uno como profesional asistencial y el cliente, que se siente incapaz de resolver un
problema. La base de la relación entre terapeuta y cliente es la confianza, en que
los terapeutas los ayudaremos confiar en ellos mismos. Importante además de la
confianza y que ayudará a que esta se logre de mayor manera será el clima
emocional, la mayoría de los clientes describen sus problemas con palabras y
acciones teñidas de emociones que debemos saber gestionar no solo en los clientes
sino en nosotros mismos para poder ayudar y no conflictuar más a los que nos piden
ayuda. Debemos entender que esto es difícil para el paciente, y para quien no lo
seria, el llegar con un desconocido y contarle lo que les sucede, lo que nos aqueja,
hará que ellos se muestren cautelosos y se cohíban en un inicio con el terapeuta,
por eso el especialista debe ser capaz de hacerles entender que el cambio puede
provocar esa angustia que los aqueja.

Caso contrario pasa con aquellos pacientes que son muy cercanos a nosotros
(amigos o familiares), con ellos hay que ser cautelosos, pues al haber una relación
emocional tan estrecha hará que este pierda su rol y papel de autoridad ante los
clientes, perdiendo así el sentido de la objetividad de la terapia, lo que ocasionara
que, en vez de ayudar al paciente, lo único que hagamos es no ayudarlo o empeorar
su situación.

Concluyo entonces que la relación entre el paciente y terapeuta ha ido


evolucionando donde en un principio el cliente asumía una posición sumisa hasta el
punto donde puede exige más información teniendo una actitud critica frente a las
acciones del terapeuta. Además, es de considerar mucho lo antiético que conlleva
el tratar a personas que están relacionadas muy cercanamente con notros (amigos
o familiares) puesto que se perdería lo objetividad y fin de la terapia que traza el
especialista.

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