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Docentes a cargo
Soledad Vallejos
Justificación
La prensa gráfica argentina tiene una extensa y riquísima tradición en el terreno
difuso y vagamente prestigioso del periodismo cultural. Desde operaciones
fundantes tan eficientes y distintas como las de Caras y Caretas, Crítica y Sur (y las
publicaciones contemporáneas que procuraron imitarlas), mucha tinta corrió por las
páginas, con más o menos suerte. En los diarios, de acuerdo con los vaivenes del
clima político-social y el mercado, el periodismo cultural vagó entre las páginas de
secciones específicas o bien salpicó, en ocasiones, el cuerpo principal; la necesidad
de cubrir sus contenidos habilitó el desarrollo, auge y desfallecimiento de revistas
específicas; su presencia, por momentos central, alentó la creación de nuevos
discursos y géneros. Los años 60 y 70, con los picos de producción y consumo de
arte, cine, literatura, música, danza, terminaron generando paradigmas que aún hoy
resultan casi legendarios para el periodismo local: Primera Plana y La Opinión son sólo
dos de los ejemplos que se siguen refiriendo como modélicos.
Pero el mercado de la gráfica no sólo ha cambiado radicalmente en los últimos 20
años, sino que se encuentra en pleno proceso de redefinición. En tiempos de internet,
la noticia se consume a minutos de producirse, el valor de la primicia se desdibuja
y los medios escritos exploran frenéticamente nuevas posibilidades de producción y
oferta. En Argentina, a ello debe agregarse el panorama específico y propio en que
se desarrolla la tarea profesional: presupuestos mínimos, redactores sobreexigidos,
colaboradores que deben multiplicarse en infinidad de publicaciones y textos, un
mercado inestable. Preciso es también recordar el papel cada vez más notable de
agentes y consultoras de prensa. Sobre ese fondo, la especificidad del periodismo
cultural pareciera no tanto desdibujarse como resultar anacrónica: ¿qué decir?, ¿en
qué lenguaje, a quién?, ¿por qué?
Hay, sin embargo, formas de traficar contenidos y aún formas, de actualizar sin
traicionar tradiciones que pueden operar como guías, y de darse modos de buscar con
la vista despejada.
La ayuda puede venir del formato más inesperado y, sin embargo, más habitual a
medida que los diarios modelan sus discursos de acuerdo a los modos de las revistas:
la nota de color. ¿Cómo servirse de la popular nota color para establecer una agenda
propia desde el periodismo cultural? Leer entre líneas es menos un don que el
resultado del entrenamiento para percibir zonas opacas y hacerse otras preguntas,
pero también un ejercicio algo descarado para asociar y conectar materiales que
habitualmente circulan por carriles separados.
Objetivos
La adquisición de un saber básico para inventar, perfilar, producir y escribir un texto
periodístico capaz de delimitar y profundizar un área, un tema, un fenómeno, un
evento, sirviéndose de la lógica productiva del periodismo cultural pero operando
mediante la lógica propia de la nota color. Eso significa, por tanto, partir de una
organización (y producción) de los materiales que usualmente procura generar un
discurso especifico orientado a un público que se imagina especializado y que se
supone interesado por el desarrrollo en profundidad. El taller propone, sin embargo,
abrir antes que cerrar ese punto de llegada, para pensar esos mismos materiales
y enfoques como posibles de llegar también a públicos no especializados y que
posiblemente llegan al texto de casualidad.
La articulación que se procura tiende, también, a ampliar los límites de géneros
periodísticos que parecen en crisis, en momentos en que las nuevas tecnologías y sus
modos de consumos culturales atraviesan profundamente las definiciones del trabajo
periodístico.
A lo largo de las ocho semanas del taller, los asistentes delimitarán un tema sobre
el cual trabajar, se seguirán todos los pasos de la producción periodística en
sucesivos encuentros, incluyendo la producción (individual o en grupos de más de
tres personas) de un texto (de entre 200 y 250 líneas) y la previsión del material
fotográfico que debería acompañarlo.
Programa
Segundo módulo: trabajo sobre piezas que hayan interesado especialmente a los
talleristas, quienes deben explicar en principio por qué las han seleccionado. Análisis
grupal de esas razones y de las piezas. La crítica supone también señalar puntos de
desacuerdo y fundamentarlos. Elaboración de un listado de temas de interés de los
talleristas: ¿cuándo un tema está en el aire? Depuración de la lista y elección de un
tema sobre el cual empezar a trabajar en el encuentro siguiente, con vistas al trabajo
final del taller. Todo el curso trabajará sobre el mismo tema.
Para el próximo encuentro, los talleristas deben aportar una selección de materiales
posibles para background y archivo del tema acordado.
Cuarto módulo: puesta en común de los ejes que los talleristas desgranaron para
trabajar el tema. Se evaluará y criticará en clase el listado de todos los ejes, con sus
posibilidades productivas y de densidad de contenido. ¿Qué hacer con eso? Cómo
seleccionar para lograr la jerarquización.
El contenido más allá de las palabras: la insustituible, fundamental, relación del texto
con las fotos. Cómo trabajar en equipo haciendo cosas distintas.
Para el próximo encuentro, los talleristas deben aportar al menos un texto periodistico
reciente sobre el que hayan hecho una lectura crítica. También deberán proponer qué
material fotográfico podría acompañar el trabajo práctico, y cómo podría producirse.
Sexto módulo: entrega de los trabajos prácticos. Los talleristas plantearán cuáles
fueron las dificultades concretas y cómo las sortearon (o cuál fue el resultado de su
aparición), qué descubrieron con asombro (obstáculos, facilidades, hallazgos).
Se trabajará sobre los recortes aportados por los talleristas: lectura crítica, análisis,
comentarios de técnicas y modos de exposicion y relación de la información. Se
seleccionarán dos de los textos comentados para que los talleristas puedan trabajar
en la reescritura de uno de ellos.
La semana próxima los talleristas deben aportar las reescrituras para conversarlas en
clase.
Bibliografía
AA.VV., Cómo se hace una entrevista (en el periodismo cultural). Buenos Aires, Ed.
Libros del Rojas, 2003.
Calki, El Mundo era una fiesta. Buenos Aires, Corregidor, 1977.
González, Gustavo Germán, El hampa porteña. 55 años entre policías y delincuentes.
Buenos Aires, Prensa Austral, 1971.
Saytta, Silvia, Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920. Buenos
Aires, Sudamericana, 1998.
El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt.
Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
Tálice, Roberto A., Cien mil ejemplares por hora: memorias de un redactor de Crítica,
el diario de Botana. Buenos Aires, Corregidor, 1977.
Modalidad de dictado
Taller de ocho módulos semanales de dos horas cada uno.
Modalidad de evaluación
Un trabajo práctico final de entre 200 y 250 líneas (entre 16000 y 20000 caracteres),
con previsión del material fotográfico que debería acompañarlo. Puede tanto ser
individual como elaborado en grupos de no más de tres personas.