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EL EZQUIZOTÍPICO TIMORATO

El esquizotípico timorato representa una exageración estructural del patrón aislado activo. Al igual que
los evitadores, estos sujetos están reprimidos, aislados, protegidos y acobardados, y son aprensivos.
A diferencia de la variante insípida, para protegerse intentan aplacar su sensibilidad, sus sentimientos
y deseos mediante apatía e indiferencia. Algunos ponen de manifiesto un comportamiento de
escrutinio y detección de todo lo que les rodea en su entorno, muestran una hipervigilancia más
acentuada que los evitadores y se sienten atraídos por indicios y presagios extraños mediante los
cuales obtiene una pauta de protección y controlan o desvían los acontecimientos malévolos. Pueden
centrarse en detalles irrelevantes o que se escapan a las personas normales, y desarrollan
comportamientos supersticiosos o rituales. Muchos se devalúan a sí mismos de tal manera que
confunden deliberadamente sus propios procesos cognitivos con el fin de descalificar y desacreditar
al pensamiento racional y objetivo. Otros convierten la vida fantasiosa propia de algunos pensadores
en percepciones que, por lo general, van más allá de los cinco sentidos. En efecto se crean su propio
mundo interno poblado de fantasías mágicas, ilusiones, relaciones telepáticas y otros pensamientos
extraños que les proporciona una existencia más significativa y gratificante que la que encuentran en
la realidad. Otros buscan aniquilarse a sí mismos por completo anulando su identidad y siguiendo un
camino similar al de otros equivalentes insulsos. Los esquizotípicos timoratos son demasiado
aprensivos sobre todo en situaciones sociales y manifiestan agitación y un estado de vigilancia
ansioso. La mayoría desconfía de los demás y son suspicaces respecto a sus intenciones a pesar de
que cada vez pueda existir una familiaridad mayor con algunas personas, este sentimiento rara vez
desaparece.
Desde el punto de vista del desarrollo, los esquizotípicos timoratos a una historia temprana de excesivo
desprecio, rechazo y humillación. En consecuencia, tienen sentimientos de baja autoestima y de
incompetencia, y una notable desconfianza en los demás, a causa de este trato tan duro, para
protegerse se aleja de los demás, se apartan y aíslan sus sentimientos. Pueden llegar a evitar del todo
las interacciones con otras personas porque temen que cualquier contacto provoque valoraciones
negativas. Tan convencidos están de su falta de valía, que muchos acaban rebajándose como
personas. De los dos subtipos, Neal se aproxima más al esquizotípico timorato.
ANTECENDENTES HISTÓRICOS
Según parece, algunos trastornos de la personalidad ya se conocían desde la antigüedad, pero la
personalidad esquizotipica es un constructo bastante nuevo. Su historia se inicia en relación con la
esquizofrenia y ha ido avanzando mientras se intentaba determinar con exactitud donde comienza y
donde acaba uno de los síndromes.
La clasificación de los esquizofrénicos ha sido difícil incluso antes del origen del término. Kraepelin
concluyó que la catatonía y la hebefrenia, así como determinadas alteraciones paranoides, eran
variaciones de la demencia precoz y mostraban un aspecto común de inicio temprano e incurabilidad.
Kraepelin partía de la base de que el elemento subyacente a este nuevo síndrome urinario era un
defecto bioquímico. Entre los principales signos que consideraba básico, estaban las discrepancias
entre el pensamiento y la emoción, el negativismo y los comportamientos estereotipados, las ideas
vagas o inconexas, las alucinaciones, las ideas delirantes y un deterioro mental general.
La observación de cientos de pacientes con demencia precoz a principios de la primera década del
siglo XX hizo concluir a Bleuler, que las reacciones y los pensamientos de sus pacientes eran
complejos y a menudo muy creativos, y que contrastaban de forma muy potable con el pensamiento
simple y confuso que había observado Kraepelin.
Para Bleuler el término demencia precoz la consideraba una denominación equivocada. Los síntomas
primarios, según Bleuler, eran alteraciones de los vínculos asociativos entre pensamientos, una brecha
entre el afecto y el intelecto, una ambivalencia frente a los mismos objetos y una desconexión autista
de la realidad.
La variedad de los casos que presentaban esta fragmentación de los pensamientos, los sentimientos
y las acciones llevó a Bleuler, el 1911, a acuñar el termino esquizofrenia que literalmente significa
“escisión de phrenos o mente”. Conservó la visión Kraepeliana de que el deterioro originado por el
proceso de enfermedad unitaria era atribuible a una fisiopatología, una enfermedad neurológica. Los
síntomas secundarios, como alucinaciones e ideas delirantes, se atribuían a las distintas experiencias
de la vida de los pacientes y a los intentos por adaptarse a su enfermedad básica.
Bleuler utilizó el término esquizofrenia latente para denominar estos casos, que consideraba que eran
más frecuentes que la forma psicótica, aunque estos sujetos raras veces se sometían a un tratamiento.
Por tanto, la esquizofrenia, se concibió desde una perspectiva dimensional, con síntomas que podían
expresarse “dentro de los límites normales”.
Zilboorg se refirió a los esquizofrénicos ambulatorios término que, según él, englobaba la presencia
de formas menos avanzadas del proceso básico de la enfermedad y afirmaba su continuidad en casos
más graves.
Las ideas delirantes, las alucinaciones y el aplanamiento selectivo se consideraba únicamente el
“fenómeno terminal” del proceso ezquizofrénico.
El término esquizotípico fue acuñado por Rado como abreviación de fenotipo esquizofrénico. Los
esquizofrénicos, según Rado tienen un potencial congénito para desarrollar los síntomas observables
de la enfermedad, aunque puede que nunca la presenten. La deficiencia que experimentan los
esquizotípicos consiste en una debilitación de la capacidad de sentir emociones agradables, pero no
en una reducción parecida en las emociones negativas, las únicas emociones que son capaz de sentir
con alguna intensidad.
Rado no consideraba que el curso del patrón esquizofrénico fuera fijo, sino que podía avanzar o
retroceder. El esquizotípico compensado, en circunstancias favorables, funciona bien y no presenta
ningún brote psicótico, el esquizotípico descompensado se vuelve claramente ezquizofrénico y
muestra el trastorno de pensamiento característico que, según Rado, reduce al individuo a la
incompetencia funcional, pero puede volver a compensarse si recibe el tratamiento adecuado.
Meehl elaboró un brillante modelo teórico especulativo, inaugurando la era contemporánea, según
Meehl, un gen dominante único provoca un déficit cognitivo y cognitivo – emocional, alterando algunas
de las funciones de la sinapsis en todos los puntos del sistema nervioso, pero de una manera muy
sutil. Meehl denominó hipocrisia a este fenómeno “una insuficiencia en la separación, diferenciación o
discriminación” solo una minoría acaba desarrollando esquizofrenia.
Debido a que en muchos casos el gen es “silencioso”, las personas que lo tienen no pueden
identificarse a partir de alucinaciones o ideas delirantes. Por tanto Meehl tuvo que desarrollar una
nueva metodología denominada Taxometría, cuyo objetivo era clasificar a los individuos según las
características asociadas a la esquizofrenia, pero no necesariamente, especificas ni tampoco
asociadas a ella de una manera patente. La Taxometría constituye un medio matemático de identificar
categorías de trastorno mental.
Más adelante se realzaron varios estudios centrados en la búsqueda de signos esquizofrénicos sutiles
en los miembros de las familias de individuos esquizofrénicos. Se observó una mayor frecuencia de
esquizofrenia y esquizofrenia latente en los familiares biológicos de esquizofrénicos. Estos resultados
apoyan la hipótesis de la existencia de un espectro en la esquizofrenia.
El subgrupo esquizofrénico límite, el más parecido al síndrome esquizotípico actual, se caracterizaba
por presentar una historia de inadaptación crónica que incluía:
1. Problemas cognitivos, como pensamientos vagos, ilógicos e irreales.
2. Alteraciones afectivas, sobre todo anhedonia, definidas como la incapacidad de experimentar
sentimientos agradables.
3. Problemas interpersonales, caracterizados por una profunda ambivalencia con respecto a las
relaciones íntimas con los demás o implicaciones con intensa dependencia.
4. Presencia de psicopatología caracterizada por múltiples características neuróticas, como
obsesiones, fobias, síntomas psicosomáticos, ansiedad generalizada y episodios
micropsicóticos.
El síndrome esquizofrénico límite seguía siendo algo ambiguo. El término límite se utilizó ampliamente
para hacer referencia no sólo a los esquizotípicos compensados, sino también a los componentes
neuróticos del trastorno caracterial, la organización de la personalidad límite desde la perspectiva psico
– dinámica. Spitzer desarrolló criterios diagnósticos provisionales basados en los resultados de los
estudios de adopción daneses y en su propia revisión de la literatura, se pidió a una amplia muestra
de psiquiatras que valoraran cada criterio en términos de su validez y límite o con psicosis. A partir de
este estudio, nació de manera oficial el trastorno esquizofrénico de la personalidad.
PERSPECTIVA BIOLÓGICA
En la actualidad, los estudios han establecido con firmeza la existencia de variables genéticas que
relacionan los dos trastornos, aunque sigue sin esclarecerse con exactitud su naturaleza, el gen o los
genes específicos y su ubicación en el cromosoma.
Se supone que algunas formas de esquizofrenia implican un único gen dominante, como predice el
modelo de Meehl, y que otras formas implican múltiples genes. La perspectiva emergente, anunciada
por Rado y Meehl, defiende que en realidad la esquizofrenia es el trastorno fundamental. En cambio,
la esquizofrenia es simplemente el punto final de una predisposición genética que aparece asociada a
estrés ambiental persistente o a un trauma. La esquizofrenia es el caso especial: la personalidad
esquizotipica es el caso general.
Una tradición importante de investigación se centra en las alteraciones estructurales del cerebro del
esquizofrénico; para ello utiliza técnicas de reciente desarrollo, como la tomografía computarizada,
que envían rayos X a diferentes secciones del tejido cerebral, y a la resonancia magnética, que realiza
fotografías más precisas del cerebro utilizando intensos campos magnéticos. Los hallazgos
demuestran que los ventrículos están dilatados en muchos esquizofrénicos, lo cual sugiere o bien
cierta patología en el desarrollo del cerebro o quizás una atrofia del tejido cerebral como consecuencia
del trastorno.
Dado que las alteraciones cognitivas son tan provenientes en la personalidad esquizotipica, el estudio
de los neurotransmisores se ha convertido en una vía natural de investigación. Al igual que los
esquizofrénicos, los individuos esquizotípicos presentan ideas de referencia, trastorno del
pensamiento, percepciones atípicas y síntomas paranoides, los denominados síntomas positivos estos
responden a los antipsicóticos, aunque los esquizotípicos requieren dosis más bajas que los
esquizofrénicos, lo cual sugiere o bien cierta patología en el desarrollo del cerebro, o quizás una atrofia
del tejido cerebral como consecuencia del trastorno.
Pero ¿Cuáles son los neurotransmisores concretos implicados? Los antipsicóticos bloquean los
receptores de la dopamina. La “hipótesis de la dopamina”, formulada hace más de 30 años sostiene
que el exceso de dopamina provoca los síntomas positivos de la esquizofrenia.
El pensamiento vigente sostiene que los déficits estructurales del cerebro explican los síntomas
negativos en el trastorno esquizotípico de la personalidad, y que un aumento de actividad
dopaminérgica en las áreas del sistema límbico explica los síntomas positivos.
Otra línea clásica de investigación se centra en la neurovirología, subdisciplina de reciente aparición.
La teoría sostiene que, durante el desarrollo fetal, el cerebro de algunos esquizofrénicos o por una
infección se ha visto afectado por una infección viral. El ADN asimila el virus, y éste se queda latente
hasta que algo lo activa en la pubertad o en la primera etapa de la edad adulta, edades en las que se
incrementa el riesgo de presentar esquizofrenia de manera súbita.
PERPECTIVAS PSICODINÁMICA
Pese al énfasis que hace el DMS en lo categórico y discreto, la mayoría de los analistas han
considerado han considerado que los esquizoides, evitadores y esquizotípicos se encuentran en el
extremo no psicótico de un continuo en cuyo extremo opuesto se sitúa la esquizofrenia.
Según la visión clásica, los esquizofrénicos reaccionan a un mundo especialmente duro, frio o
contenido, regresando a una etapa de desarrollo que ya existía antes de formarse el yo. Dado que la
principal función del yo es coordinar las exigencias internas del ello, las propiedades de superyó y las
limitaciones de la realidad externa, casi todo lo que consideramos que nos distingue como seres
humanos queda, por tanto invalidado.
A medida que el principio de realidad da paso a la fluidez del proceso de pensamiento primario, el
comportamiento cambia de repente, ya que el ello va pasando de un estado impulsivo a otro de una
forma impredecible. Al perder el sentido de realidad de una forma tan intensa, es posible que no se
pueda distinguir entre el yo y el resto.
Por extensión, la misma lógica debería aplicarse al esquizotípico. Sin embargo, en vez de regresar a
la misma etapa de desarrollo que existía antes de yo, los esquizotípicos regresan a un estado más
estable del yo, aunque primitivo y caracterizado por episodios psicóticos momentáneos.
Al igual que ocurre en los límites, el mundo interno del esquizofrénico está muy poco integrado, pero
por razones principalmente cognitivas, no neuróticas. En el límite, las oscilaciones de emociones
intensas lo inundan todo, lo sumergen y alteran la formación de estructuras incipientes del sí mismo;
no obstante, si estas oscilaciones se dieran en el marco de un ambiente agradable de desarrollo, dicho
ambiente podría formar y contener estas mismas emociones.
En cambio, el esquizotípico, carece de la capacidad neuronal básica para consolidar un sentido
coherente de sí mismo, del mundo y de los demás. Como consecuencia, sus representaciones internas
son una combinación de recuerdos, percepciones, impulsos y sentimientos sin asimilar y a menudo
contradictorias.
Los esquizotípicos parecen emocionalmente lábiles o neuróticos, como los individuos límite. Sin
embargo, las personalidades límite experimentan episodios micropsicóticos, sobre todo cuando se
sienten sobrecogidas por emociones negativas fuertes, centradas especialmente en la ira y en
preocupaciones por el abandono. Por el contrario, los esquizotípicos parecen estar siempre perdidos
en la niebla, enmarañados en irrelevancias personales y en digresiones y parecen poco precisos e
incluso autistas.
Al carecer de un yo bien desarrollado y coordinado, los esquizotípicos suelen descargar sus emociones
sin orden ni concierto, algunas veces en una secuencia de acciones aparentemente inconexas.
Muchos esquizotípicos tienen residuos del superyó que darán lugar a comportamientos e impulsos
impredecibles que a su vez suelen provocar extraordinarios sentimientos de culpabilidad.
Los manierismos extravagantes y los pensamientos idiosincrásicos suelen reflejar una negación o
inversión de los actos o ideas prohibidos, permitiendo el arrepentimiento o revocación de las
supuestas fechorías o perversiones, mecanismo de defensa que se conoce como anulación.

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