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Se suele pensar que la Honra en tanto respeto tiene que ver necesariamente con la
otra persona, esto quiere decir si la otra persona no se comporta de forma agradable,
o de la forma que espero no merece mi respeto, se puede creer también que tiene que
ver con quien soy y lo que logramos, alguien que no transito el camino que yo transite
no puede cuestionarme, y si me cuestiona no tiene mi respeto. La honra como algo
que se alcanza en la medida que voy teniendo logros.
Esta breve historia nos da a entender algo muy importante, lo primero es que la honra
no se trata de otro, no se trata de que si la merece o no, sino honrar es algo que habla
de nosotros mismos. “en un espíritu corrompido no cabe el honor” “por mi honra”…la
vuelta es hacia nosotros mismos, no hacia los demás.
Es uno de los atributos más grandes que tenemos como ciudadanos de Dios. Es algo
que indica claramente a que reino pertenecemos, que nos diferencia, que nos tiene
que distinguir como el acento.
Honrar como una manera de vivir, para eso tiene que cambiar tu manera de ver las
cosas, tu manera de pensar, tener una mentalidad de reino de Dios
Filipensases 2:3: “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud
humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo”
Cuando honro hablo más de mí mismo que de la otra persona, cuando muestro una
actitud de honra, hablo de lo honorable que soy, actuamos conforme a la profundidad
de nuestro corazón.
Elegimos a quien honrar porque trasladamos la honra a la otra persona, creemos que
está determinado por lo que la otra persona merece, y en ese punto diferenciamos
hasta casi inconscientemente nuestro trato. Si nuestro trato es sustancialmente
diferente hay algo no estamos entendiendo, si tratamos a nuestro discípulo de una
manera, a nuestro equipo de trabajo de otro y al pastor de otra manera, nos estamos
equivocando, todos deben ser tratados con altura, como para ser didácticos seria de la
manera en que lo tratas al pastor.
El reino de Dios tiene otra lógica, tener en nuestro corazón a Dios debe manifestarse a
través de la honra, de esa manera caminamos hacia nuestro llamado.
Honrar no quiere decir que se está de acuerdo con esa persona sino que aun esa
persona haga lo que sea, nos trate como nos trate, si Dios nos dice que la tenemos que
estimar como más importante, lo hacemos de esa manera.
Debemos amar así como Dios ama a las personas y honrarlas como tal, a todas.
Nuestra tarea como líderes, es pedir a Dios desarrollar esta virtud y esforzarnos por
ello