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Crisis económica de 1993

La economía española pasó en 1993 uno de los


momentos más difíciles de los últimos años. La recesión
se instaló en España y su traducción fue un crecimiento
espectacular del desempleo del 16% al 24% (A finales
de Noviembre de 1993, había en España: 3.545.950
millones de parados), una caída inusitada de los
beneficios y de la inversión de las empresas, un volumen
de deuda pública cercano a los 30 billones de pesetas, un
68% del PIB y un déficit del conjunto de las
Administraciones Públicas superior al 7% del Producto
Interior Bruto (PIB).
Felipe González (1982-1996)

13 de Mayo, el Jueves Negro. En ese día, el Gobierno español se vio obligado a devaluar de nuevo la peseta, esta vez en
un 8%. Fue la tercera devaluación en 9 meses. Las anteriores se habían producido el 16 de septiembre de 1992, en un 5%
y el 21 de Noviembre siguiente en un 6%. La obstinación con que actuaron las autoridades económicas y monetarias
españolas en defensa de la peseta en los mercados monetarios se saldó con una pérdida de reservas de 3,2 billones, según
cifras oficiales del Banco de España. También en ese mismo día, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó la
Encuesta de Población Activa, referida al primer trimestre de 1993. En España había 3.300.270 parados, lo que
significaba que desde 1991, año en el que se produjeron los primeros síntomas de crisis, la economía española había
perdido 750.000 empleos. Además, la tasa de paro alcanzada situaba a España a la cabeza de los países de la CEE en
número de parados sobre la población activa, y el INE comunicó ese fatídico "Jueves negro" que la inflación, pese a la
recesión, no cedía. La crisis tenía, además un rasgo característico y alarmante: el déficit público superaba por esas fechas
los 1.7 billones de pesetas, cuando lo previsto para todo el año era de 1.4 billones. Para financiar los agujeros, el Estado
se había gastado más de 1.5 billones de pesetas o, lo que es lo mismo, 7.037 millones de pesetas cada día desde el 1 de
Enero.

Medidas del Gobierno. El 8 de octubre de 1993, el Consejo de Ministros aprobó la Ley Financiera, de la cuál hay que
destacar que se dio luz verde a reducir la prestación mínima para parados sin hijos a cargo, desde el 100 al 75% del
Salario Mínimo Interprofesional (SMI);

1994, inicio de la recuperación. Al terminar el año 1993 existían serias dudas sobre la posibilidad de recuperación de la
economía española. Sin embargo, algunos indicadores señalaban ya un cambio de tendencia bastante claro desde tasas
muy negativas en los últimos trimestres de 1993 hacía tasas menos negativas que podían significar, si se confirmaban el
inicio de la recuperación de la economía española durante 1994. En España como en la mayoría de sus socios europeos, la
recuperación vino de la mano de la expansión de las exportaciones de bienes.

Aunque la economía empezó a crecer, todavía había muchos problemas económicos por solucionar, la tasa de paro era del
24%, es decir, una cuarta parte de la población activa no podía trabajar o no encontraba empleo por la difícil situación de
las empresas. Aunque en 1995 el paro empezó a bajar, fue a base de subir el déficit público, el Gobierno de aquel
entonces, decidió aumentar la oferta pública de empleo, o sea, aumentar el número de funcionarios, esto supuso una carga
económica para el Estado y para los ciudadanos, por lo que aumentó el déficit del 6% en 1994 al 7% en 1995. Es una
carga económica, ya que procede de los impuestos, esto y porque F. González hacía una política de crear y aumentar los
impuestos, por lo que se llegó a la mayor presión fiscal de la democracia, un 36%, afectando negativamente a la economía
de los ciudadanos y a la actividad e inversión de las empresas. Se aumentó la deuda pública a través de la emisión de
deuda pública en Bolsa. Pasando del 59% en 1993 al 68% a principios de 1996, y una inflación que no bajaba debido a las
continuas devaluaciones de la peseta, esto fue perjudicial porque se saldó con una pérdida de reserva de 3,2 billones de
pesetas y supuso debilitar más la peseta, unido a que nos alejábamos del cumplimiento de los criterios de convergencia
para entrar en el euro, y que no se daban las condiciones de creación de empleos, ahorro presupuestario y eficiencia del
gasto público, eliminación de deudas con las empresas y ciudadanos, etc..., dificultaba mucho la salida de la crisis. Esto se
añade la quiebra de la Seguridad Social, que era del 0,7%, (500 mil millones de pesetas), por lo que las pensiones y demás
prestaciones peligraban y ponían en riesgo que los pensionistas, desempleados..., no pudiesen recibir su debida prestación
o pensión.

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