Sunteți pe pagina 1din 32

Detalles sobre la publicación, incluyendo instrucciones para autores e información para los usuarios en:

http://espacialidades.cua.uam.mx

Claudia Bucio Feregrino


Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis de los conflictos socioambien-
tales por el extractivismo
pp. 119-150

Fecha de publicación en línea: Enero 2014


Para ligar este artículo: http://espacialidades.cua.uam.mx

© Claudia Bucio Feregrino (2014). Publicado en Espacialidades. Todos los derechos reservados. Permisos y
comentarios, por favor escribir al correo electrónico:
revista.espacialidadedes@correo.cua.uam.mx

Espacialidades, Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura. Volumen 5, No.1, enero-junio de 2015, es una publicación semestral de la
Universidad Autónoma Metropolitana, a través de la Unidad Cuajimalpa, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Ciencias Sociales. Prolon-
gación Canal de Miramontes 3855, Col. Ex-Hacienda San Juan de Dios, Delegación Tlalpan, C.P. 14387, México, D.F. y Av. Vasco de Quiroga 4871, Cuajimalpa,
Lomas de Santa Fe, CP: 05300, México, D.F. Página electrónica de la revista: http://espacialidades.cua.uam.mx/ y dirección electrónica: revis-
ta.espacialidades@correo.cua.uam.mx. Editora responsable: María Fernanda Vázquez Vela. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título número 04-2011-
061610480800-203, ISSN: 2007-560X, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número:
Gilberto Morales Arroyo, San Francisco, núm. 705, int. 4, Colonia del Valle, Delegación Benito Juárez, C.P. 03100, México, D.F.; fecha de última modificación:
enero 2015. Tamaño de archivo 616 KB.

Espacialidades, Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura tiene como propósito constituirse en un foro de discusión académica que aborde
la compleja, contradictoria y multicausal relación entre el espacio y la vida social. Espacialidades se inscribe en el debate académico internacional sobre el giro
espacial en las ciencias sociales e invita al análisis de diversas prácticas sociales, formas de organización y acción política desde una perspectiva multidisciplinaria
que ponga énfasis en las diferentes escalas territoriales. Los textos publicados incorporan métodos y problemas tratados desde la sociología, la ciencia política, la
economía, los estudios urbanos, la geografía, los estudios culturales, la antropología, la literatura, el psicoanálisis y el feminismo, entre otros. La revista cuenta con
una sección de artículos novedosos e inéditos de investigación teórica, empírica y aplicada y de reflexión metodológica sobre temas tan diversos como la justicia
espacial, la democracia, la representación y la participación, la globalización, el multiculturalismo y las identidades, el género, la construcción de formas de represen-
tación y participación, los conflictos socioterritoriales, la gobernanza, el medio ambiente, la movilidad poblacional, el desarrollo regional y el espacio urbano. Cuenta
también con un apartado de reseñas de libros relacionados con la dimensión espacial de los procesos sociales, políticos y económicos.

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del comité editorial.
Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Cuajimalpa.

Directorio
RECTOR GENERAL: Dr. Salvador Vega y León
SECRETARIO GENERAL: Mtro. Norberto Manjarrez Álvarez

Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa


RECTOR: Dr. Eduardo Abel Peñalosa Castro
SECRETARIO DE UNIDAD: Dra. Caridad García Hernández

División de Ciencias Sociales y Humanidades


DIRECTOR: Dr. Rodolfo Suárez Molnar
JEFE DE DEPARTAMENTO: Dr. Salomón González Arellano

Revista Espacialidades
DIRECTORA: Dra. María Fernanda Vázquez Vela
ASISTENTE EDITORIAL: Sebastián Rivera Mir
ADMINISTRACIÓN DEL SITIO WEB: Gilberto Morales Arroyo
EDICIÓN TEXTUAL Y CORRECCIÓN DE ESTILO: Hugo Espinoza Rubio
DISEÑO GRÁFICO: Jimena de Gortari Ludlow
FOTOGRAFÍA DE LA PORTADA: Dra. María Fernanda Vázquez Vela

COMITÉ EDITORIAL: Dr. Víctor Alarcón (Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa), Dra. María de Lourdes Amaya Ventura (Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa),
Dra. Claudia Cavallin (Universidad Simón Bolívar, Venezuela), Dr. Georg Leidenberger (Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa), Dra. Graciela Martínez-Zalce (Universidad Nacio-
nal Autónoma de México), Dr. Jorge Montejano Escamilla (Centro Geo), Dra. María Moreno (Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa), Dra. Rocío Rosales Ortega (Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa), Dr. Enrique R. Silva (Universidad de Boston), Dr. Vicente Ugalde (El Colegio de México), Dra. Claudia Zamorano (Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social-DF).

COMITÉ CIENTÍFICO: Dr. Tito Alegría (Colegio de la Frontera Norte), Dra. Miriam Alfie (Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa), Dr. Mario Casanueva (Universidad Autónoma
Metropolitana-Cuajimalpa), Dra. Claudia Cavallin (Universidad Simón Bolívar, Venezuela), Dr. Humberto Cavallin (Universidad de Puerto Rico), Dra. Flavia Freidenberg (Universidad de
Salamanca, España), Dra. Clara Irazábal (Columbia University, Estados Unidos), Dr. Jorge Lanzaro (Universidad de la República, Uruguay), Dr. Jacques Lévy (École Polytech-
nique Fédérale de Lausanne, Francia), Scott Mainwaring (University of Notre Dame, Estados Unidos), Miguel Marinas Herrera (Universidad Complutense, España), Edward
Soja (University of California, Estados Unidos), Michael Storper (London School of Economics, Reino Unido).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 120

Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis de los conflictos socioam-


bientales por el extractivismo

Territoriality and Political Subjectivity: Tools for Analyzing Socio-Environmental Conflicts by


Mining

CLAUDIA BUCIO FEREGRINO*

Resumen

En este artículo se propone que los conflictos socioambientales por la minería extractivista refieren a
disputas que se tejen en torno a la exploración y explotación de recursos minerales que son escasa o
nulamente procesados en sus lugares de origen para ser exportados. Para el estudio de esta conflictivi-
dad, se considera que, a partir de la articulación de dos enfoques (el de la territorialidad y el de la subje-
tivación política) es factible aprehender dos niveles que cruzan esta conflictividad: las formas de apro-
piación, valoración y dominación del territorio, activadas a partir de los alcances de los procesos
mineros y, a su vez, el proceso por el que los sujetos se politizan y luchan contra estos megaproyectos.
Palabras clave: extractivismo, subjetivación política, territorio, territorialidad, minería.

Abstract

This paper proposes that socio-environmental conflicts by mining refer to struggles that are woven
around the exploration and exploitation of mineral resources that are scarce or nil processed in their
places of origin for export. For the study of this conflict is considered that, from the joint of two ap-
proaches, territoriality and political subjectivity, it is feasible to apprehend two levels that cross this
conflict: the forms of ownership, valuation and domination of the territory that are activated from the
scope of the mining process and, in turn, the process by which subjects are politicized and fight against
these megaprojects.
Keywords: extractivism, political subjectivation, territory, territoriality, mining.

Fecha de recepción: 10/04/2014


Fecha de aceptación: 07/08/2014

*
Socióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México. Maestra en Estudios Regionales por el Instituto de Investi-
gaciones “Dr. José María Luis Mora”. C.e.: <claudia_fkl@hotmail.com>. Las ideas generales presentes en este artículo son
parte de una investigación de posgrado más amplia, titulada “Conflictos socioambientales por la minería extractivo-
exportadora. Procesos de territorialidad y de subjetivación política en Cerro de San Pedro, San Luis Potosí”, desarrollada
entre 2012 y 2013, aprobada este último año.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 121
El análisis de los conflictos socioambientales de practicarse―, siendo su escala de produc-
requiere, por sus impactos sociales y ambienta- ción mucho menor.
les, un esfuerzo multidisciplinario para hacer Por otro lado, este extractivismo se
inteligible un conjunto de fenómenos que, de constituye en una problemática de gran vigen-
manera creciente, ponen en tela de juicio la re- cia, especialmente para América Latina, en la
lación sociedad-medio ambiente. De la gama de medida en que no sólo persisten posturas que
conflictos socioambientales, interesa aquí rele- ven en estas prácticas una excelente vía de ac-
var los que se derivan de la minería extractivo- ceso a un desarrollo que permitiría la supera-
exportadora, por constituir un caso ilustrativo ción de las condiciones de marginación, exclu-
de la problemática extractivista a escala global. sión y desigualdad. En trabajos como los de
Si bien las prácticas extractivistas tienen Eduardo Gudynas (2009), se halla un valioso
una larga historia, cobran especial resonancia esfuerzo para comprender el extractivismo, so-
en la actualidad por varios aspectos: por un la- bre todo en países que han asumido proyectos
do, debe destacarse que el avance tecnológico de corte progresistas, como Bolivia y Brasil.
ha hecho posible proyectos de gran envergadu- El propósito de este artículo es plantear
ra, como la minería “a cielo abierto”, pero, por un conjunto de herramientas que, con suerte,
el otro, también entran en esta categoría los coadyuve al análisis de la conflictividad que
llamados agronegocios, cuya finalidad es la surge a partir de los emprendimientos extracti-
producción de un valor en el menor tiempo po- vistas, es decir, las pugnas por la apropiación y
sible y al menor costo. reapropiación del espacio en el contexto del
El desarrollo de la tecnología necesaria desarrollo de proyectos de corte extractivista.
que permita satisfacer la búsqueda de plusvalía En este escrito se plantea, en primer lugar, una
del sistema de producción y reproducción capi- definición de conflictos socioambientales por la
talista, resulta imprescindible para la extracción minería; segundo, se traza como propuesta ex-
de recursos minerales no sólo para volver más plicativa la articulación de los enfoques de terri-
eficiente el proceso de producción de estos va- torialidad y de subjetivación política, poniendo
lores, sino sobre todo porque su condición ac- a debate autores y conceptos que abonan sobre
tual así lo requiere; esto es, las llamadas áreas cada una de estas vertientes, en aras de mostrar,
mineralizadas de baja ley indican que los mine- en esa medida, no sólo la importancia de inte-
rales se encuentran dispersos, por lo tanto, los grar dichos enfoques, sino la pertinencia que
antiguos procesos mineros resultan menos ren- tiene esta propuesta para el estudio de la con-
tables ―lo que no significa que hayan dejado flictividad que acompaña al extractivismo.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 122
En síntesis, se afirmaría que el sentido otras prácticas extractivistas leídas desde la
del texto es poner sobre la mesa de discusión un conflictividad.
modo de acercamiento en el que, a partir de dos
enfoques desarrollados por distintos autores, Los conflictos socioambientales extractivis-
tas: breve definición
sea posible relevar los niveles de tensión que se
activan en los conflictos con repercusiones so-
Para precisar qué se entiende aquí por conflic-
ciales y ambientales profundas.
tos socioambientales que resultan de las activi-
Cabe advertir que en esta propuesta no
dades mineras, conviene delimitar el universo
se hace una sistematización y profundización de
de la conflictividad socioambiental. Si bien los
los alcances socioambientales de las actuales
intercambios de materia y energía, así como sus
prácticas extractivistas; únicamente se mencio-
consecuentes desechos, entre las sociedades y el
nan, de manera general, las que resultan de la
medio ambiente (Fischer-Kowalski y Haberl,
megaminería ―aspecto que, además, es necesa-
2000) no derivan forzosamente en un conflicto
rio observar en cada caso concreto―. Convoco
en el que se cuestione cuál de las distintas for-
el extractivismo, especialmente a la minería y
mas en que se realicen esos intercambios es la
sus repercusiones, en la medida en que permi-
más adecuada, pudiendo simplemente imponer-
ten delimitar el tipo de conflictividad que se
se una de éstas sin un cuestionamiento signifi-
cuestiona. A la luz de casos y problemáticas
cativo sobre sus consecuencias a mediano y
concretas, la presente propuesta se elaboró; y a
largo plazo, considero que cuando se trata de
pesar de que no sea posible desarrollar aquí un
recursos naturales considerados estratégicos, la
estudio de caso, ha de señalarse que esta pro-
conflictividad es inmanente.1
puesta está en diálogo con el conflicto minero
Para avanzar en esta delimitación es per-
de cerro de San Pedro, municipio de San Luis
tinente traer a colación el planteamiento de Joan
Potosí.
Martínez Alier, quien al ubicar a los conflictos
Al considerarse un caso paradigmático
distributivos ecológicos como el objeto de estu-
del extractivismo, la minería extractivo-
dio de la ecología política, arroja luz sobre este
exportadora, sea ésta “a cielo abierto” o sub-
aspecto:
terránea, se expone aquí para aprehender analí-
ticamente los niveles de tensión de este tipo de
conflictos, quedando abierta la posibilidad de
1
considerar esta propuesta para el estudio de Gian Carlo Delgado (2012) plantea que un recurso natu-
ral se considera estratégico debido a que resulta esencial
para el desarrollo y funcionamiento del sistema capitalis-
ta.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 123
Por distribución ecológica se entienden contradicciones materiales en que se sustentan
los patrones sociales, espaciales y tem-
estas disputas.2
porales de acceso a los beneficios obte-
nibles de los recursos naturales y a los En síntesis, propongo que el conflicto
servicios proporcionados por el ambien-
socioambiental por la minería puede referirse a
te como un soporte del sistema de vida.
Los determinantes de la distribución las disputas que se gestan en torno a un recurso
ecológica son, en algunos aspectos, na-
natural (en este caso minerales metálicos, como
turales (clima, topografía, patrones de
lluvia, yacimientos de minerales, calidad oro y plata, principalmente), cuyos alcances y
del suelo y otros). También son clara-
raíces profundas no sólo involucran la devasta-
mente sociales, culturales, económicos,
políticos y tecnológicos (Martínez, ción irreversible a nivel ambiental, sino que
2009: 104-105).
repercute sobre las sociedades que, a nivel lo-
cal, están marginadas social, política y econó-
Además de poner énfasis en el carácter distribu-
micamente, lo que hace de éstas fáciles y atrac-
tivo de los conflictos, es decir, el acceso ―o
tivos focos para la inversión de capitales
restricción― de los beneficios que se obtienen
extranjeros.
del medio ambiente, en cuya distribución des-
En términos generales, para ejemplificar
empeñan un papel fundamental las condiciones
los alcances ambientales del extractivismo, se
ambientales, pero también las sociales, cultura-
mencionan los que caracterizan a la minería: el
les, políticas y económicas, resulta obligado
intensivo uso de agua y energía, la contamina-
plantear quiénes son los actores que convergen
ción sobre los mantos freáticos, la contamina-
en el conflicto.
ción de la flora y fauna, la destrucción del hábi-
En este tipo de problemas, existen al
tat y del paisaje local, así como la imposibilidad
menos tres actores fundamentales: empresas
de reutilizar la tierra para otras actividades.
transnacionales, Estado (en sus distintos nive-
Este tipo de contaminación se presenta
les) y pueblos, grupos sociales o comunidades.
durante o después de los procesos de explota-
Cabe señalar que las posibles maneras de zanjar
ción minera, puesto que, debido a la construc-
estos conflictos son de distinta índole: desde
ción de las pilas donde se lixivian los minera-
compensaciones o indemnizaciones materiales,
les, existe el riesgo de algún derrame de
hasta la búsqueda de proyectos de desarrollo
sustancias tóxicas (como el cianuro, pero tam-
alternativos. Cabe señalar que, cualesquiera que
bién el ácido sulfúrico o el xanato), así como la
sea la manera en que se defina a los conflictos
socioambientales mineros, no se soslayan las
2
Es decir, observar si existen conflictos obrero-
patronales o cuáles son las tasas de explotación, por men-
cionar algunas de las contradicciones entre capital y tra-
bajo.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 124
contaminación por evaporación (luego de la cos y tecnológicos) los coloca a la cabeza de
presencia de fuertes lluvias) de dichas sustan- dicha demanda (Gudynas, 2009).
cias. El uso de estas sustancias es necesario pa- En consecuencia, y sin relegar lo plan-
ra “extraer los metales de las rocas removidas, teado por Martínez Alier, resulta pertinente in-
trituradas y molidas, mediante operaciones co- troducir un matiz sobre esta cuestión: al explici-
nocidas como lixiviación o flotación” (Macha- tar la dimensión política de los conflictos
do et al., 2011: 76). socioambientales, Héctor Alimonda, recono-
A su vez, los impactos sociales que su- ciendo los alcances de Joan Martínez Alier,
pone la minería son muchos y muy diversos, Arturo Escobar y Enrique Leff en su definición
sobre todo responden a las particularidades y del objeto de estudio de la ecología política,
complejidades de cada caso, por lo que ahora señala lo siguiente:
me limitaré a destacar los más sobresalientes.
Algunas de las consecuencias sociales presentes En efecto, antes de aparecer como pro-
blemas de distribución, nos parece que
constantemente son “la ausencia de información
las cuestiones de la ecología de las so-
y consulta social, el despojo de tierras y agua, la ciedades humanas constituyen cuestio-
nes de apropiación, como el estableci-
violación de derechos humanos, el resquebra-
miento de las relaciones de poder que
jamiento de la cohesión social, la criminaliza- permiten proceder al acceso a recursos
por parte de algunos actores, a la toma
ción de los movimientos sociales, e incluso
de decisiones sobre su utilización, a la
[como se señaló antes,] la desaparición de líde- exclusión de su disponibilidad para
otros actores (Alimonda, 2011: 44).
res sociales o políticos que cuestionan los gran-
des proyectos mineros” (Delgado, 2010: 20-
Estos conflictos materiales y sus disputas polí-
21).
ticas ponen de manifiesto las contradicciones
El aspecto peculiar de la conflictividad
entre las diferentes maneras de concebir el me-
socioambiental por la minería es su carácter
dio ambiente (sistemas de valoración, en pala-
extractivista, en el que la explotación de los
bras de Martínez Alier) y, en consecuencia, se
recursos minerales (metálicos y no metálicos,
disputa qué tipo desarrollo económico se re-
energéticos y no energéticos) que son escasa o
quiere en contextos en los que aún es necesaria
nulamente modificados en los lugares de ex-
la democratización de las sociedades.
tracción, son exportados para satisfacer la de-
manda de estos bienes por parte de los países
cuya condición de potencia o de potencias
emergentes (en términos económicos, científi-

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 125
Los conflictos socioambientales debido al La historicidad de las prácticas sociales,
extractivismo
es decir, observadas en un tiempo y en un espa-
cio determinados, constituye un elemento que
Una vez planteada una definición de conflicto
coadyuva a mostrar la potencialidad analítica de
socioambiental minero, es factible referir que su
estas categorías, especialmente la manera en
propuesta explicativa consiste en la articulación
que esa historicidad se pesenta en el contexto
de dos enfoques: el de la territorialidad y el de
social actual. Siguiendo a Harvey:
la subjetivación política. Asimismo, considero
que la mejor manera de exponer esta propuesta
La objetividad del tiempo y del espacio
es partir de las raíces sobre las que se sostienen
está dada, en cada caso, por las prácticas
dichos enfoques, retomando algunos de sus materiales de la reproducción social y, si
tenemos en cuenta que estas últimas var-
conceptos básicos, para mostrar en esa medida
ían geográfica e históricamente, sabe-
su posible articulación. Para ello recupero los mos que el tiempo social y el espacio
social están construidos de manera dife-
conceptos de espacio y territorio para describir
rencial. En suma, cada modo de produc-
el enfoque de la territorialidad y, posteriormen- ción o formación social particular en-
carnará un conjunto de prácticas y
te, esbozo el enfoque de la subjetivación, indi-
conceptos del tiempo y el espacio (Har-
cando qué busca la subjetivación política y vey, 2008: 228).
cómo la entienden distintos autores.
En este sentido, es pertinente referir las
Igual que el tiempo, el espacio es una
tres cualidades del espacio y la espacialidad que
dimensión de la realidad social que, para volver
establece Doreen Massey: 1) el espacio es pro-
inteligible su significado, es preciso referirla a
ducto de las interrelaciones; 2) es la esfera don-
las prácticas sociales y materiales, individuales
de concurren la multiplicidad (de actores o de
o colectivamente experimentadas, sin las cuales
entidades) y 3) el espacio es abierto, un proceso
la sociedad no se reproduce. A partir de la ex-
nunca acabado (Massey, 2005). Detrás de estas
posición que David Harvey desarrolla sobre
características, Massey pondera la manera indi-
estas categorías, a la luz de la transición hacia
sociable en que se hallan engarzados el espacio
el capitalismo flexible, la noción de espacio
y tiempo:
evidencia su carácter general, es decir, su senti-
do amplio y totalizador, condición sin la que no
Resulta crucial para la conceptualiza-
se comprendería la existencia misma del ser
ción del espacio/la espacialidad el reco-
humano, junto con las múltiples formas en que nocimiento de su relación esencial con
las diferencias coexistentes, es decir con
organiza y experimenta la realidad (Harvey,
la multiplicidad, de su capacidad para
2008). posibilitar e incorporar la coexistencia

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 126
de trayectorias relativamente diferentes. tiempo sociales, conviene aquí restringir el uso
La propuesta es que debería de recono-
analítico del concepto de espacio a su acepción
cerse el espacio como esfera del encuen-
tro ―o desencuentro― de esas trayecto- geográfica con el ánimo de no intercambiarlo
rias, un lugar donde coexistan, se
de manera arbitraria por el concepto de territo-
influyan mutuamente y entren en con-
flicto. El espacio, así, es el producto de rio.
las intrincaciones y complejidades, los
Entender así las nociones de tiempo y
entrecruzamientos y las desconexiones,
de las relaciones, desde lo cósmico, in- espacio, no sólo implica poner de manifiesto su
imaginable, hasta lo más íntimo y dimi-
carácter relacional, sino sobre todo y, como
nuto (Massey, 2005: 119).
consecuencia de ello, evidenciar su “naturale-
Las trayectorias relativamente diferentes y za” política. Esto es, al subrayar que la cons-
autónomas constituyen una forma particular de trucción de territorialidades es política, me
comprender el tiempo y la historia. Es decir, permite ir tejiendo el proceso mediante el cual
Massey se deslinda de las visiones donde la los sujetos que instituyen el territorio son quie-
temporalidad es vista como la única fuente de nes también rompen o continúan con la confi-
las diferencias (culturales, identitarias, políticas, guración de relaciones de poder existentes.
materiales, etc.) en la que la cercanía o lejanía Para dar cuenta de cómo se configuran
respecto del punto culminante dentro de los los territorios, es decir, cuál es el mecanismo
grandes relatos (modernidad, por ejemplo) sea que ahí opera y cuál es la importancia que tie-
lo que las defina. Antes bien, relevando la exis- nen para la organización de la vida social, con-
tencia de historias, y no de una sola historia, el viene referir la definición de Robert Sack
espacio es, entonces, resultante de los “encuen- (1991). Así, aun cuando se tienda a enfatizar a
tros” y “desencuentros” entre las diferencias. alguna de sus dimensiones (cultural, política o
Por tanto, el reto estriba no sólo en la explica- económica), el territorio es resultado de una
ción de qué nociones de espacio y tiempo son apropiación, valoración, dominación o control,
desplegadas, sino también las posibles conexio- por parte de un grupo social, Estado o institu-
nes entre ambos. ción respecto de un espacio geográfico; la uni-
Sin omitir la acepción general de las ca- dad básica sobre la cual un individuo ejerce la
tegorías espacio-tiempo, en tanto que dimen- capacidad de constituir territorio es su propio
siones de la realidad cuya perspectiva interrela- cuerpo.
cional es crucial, y relevando la importancia Cabe advertir que no existe un consenso
que las prácticas sociales y materiales adquie- sobre el uso de los términos de territorialización
ren para dotar de significación al espacio y al y territorialidad, utilizándose indistintamente

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 127
entre los diversos autores. Claude Raffestin (Sack, 1991: 194), aspecto que coincide con la
(1984) y Robert Sack (1991) son, quizá, de los definición de conflictos distributivos ecológicos
autores más destacados ―junto con Henri Le- de Martínez Alier (2009). De esta manera, se
febvre―, que dedicaron sus esfuerzos a la teo- pasa de un intento de (o una capacidad para)
rización de estos procesos. Desde sus trabajos, influir cuando a través del control se busca re-
publicados a principios de los ochenta, no hay gular lo que ahí está contenido.
una preocupación explícita por distinguir entre Por su parte, Regéiro Haesbaert refiere a
uno y otro concepto. Pero, sin duda alguna, han Claude Raffestin (1984) para dar cuenta del
inspirado la labor de muchos otros para com- concepto de territorio ―punto de partida de su
prender la sociedad en su dimensión espacial. argumentación―, para sostener la hipótesis de
Para Robert Sack, la territorialidad es que no hay desterritorialización sin reterrito-
una capacidad que alude al “intento de un indi- rialización. Haesbaert reconoce tanto el espacio
viduo o grupo de afectar, influir o controlar como el tiempo en su materialidad (concreto,
gente, elementos y sus relaciones, delimitando físico y finito) y, a la vez, en su condición no
y ejerciendo un control sobre un área geográfi- material (abstracto, indeterminado e infinito),
ca” (Sack, 1991: 194). De esta definición se en aras de relevar en qué medida estos dos as-
desprenden dos cuestiones importantes: 1) el pectos no están separados. Haesbaert recurre a
espacio es un medio, no un fin en sí mismo, que una acepción general de espacio ―es decir,
sirve para hacer efectivo el ejercicio de control; como dimensión de la realidad social― para
2) en términos generales, la territorialidad es dar cuenta de la manera en que éste es condi-
una capacidad que potencialmente ejerce cual- cionante, pero también un recurso.
quier individuo o grupo ―aun cuando esto no El espacio y el tiempo son soportes, o
permita decir, aún, en qué contexto o circuns- sea condiciones, pero a la vez “son cartas de
tancia esta capacidad se potencia o se trasto- triunfo”. Por ello, Lefebvre tiene toda la razón
ca―. Si se controla el espacio o un área geográ- cuando dice que el “espacio es político”. En
fica, se controla lo que esté en relación con ésta. todo caso, el espacio y el tiempo son soportes,
Al argumentar qué es la territorialidad pero es raro que no sean también recursos y,
específica, Sack destaca uno de los elementos por ende, cartas de triunfo. El territorio es una
de esta capacidad o cualidad. Esto es, la territo- carta de triunfo particular, recurso e impedi-
rialidad se vuelve específica cuando “el control mento, continente y contenido, el campo de
se establece sobre un área con el fin de contro- acción de las cartas de triunfo (Haesbaert, 2011:
lar el acceso a los recursos y su interrelación” 70).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 128
El espacio sólo se constituye en territo- bien, si la territorialidad se concibe únicamente
rio cuando ha sido apropiado, valorado o domi- como un ejercicio de control mediante un área o
nado; de ahí que se afirme que la organización espacio determinado, es decir, si sólo retenemos
del territorio en una sociedad sería tanto una la relación de poder (para apropiarse, dominar y
posibilidad, como una limitante para la repro- valorar) como la clave para que dicha territoria-
ducción de la vida social. La acepción amplia lidad pueda darse, es necesario formular qué es
de territorialidad contenida en Raffestin (1984: el territorio.
141) refiere al “sistema de relaciones de una A partir del planteamiento de Gilberto
colectividad o de un individuo con exterioridad Giménez sobre la importancia del territorio,
y/o la alteridad a través de mediadores. Estos frente a una pujante tendencia en la que se
mediadores pueden provenir del territorio abs- acepta que con la globalización éste ha sucum-
tracto o concreto”. Para aclarar esto último, se bido, es posible derivar una definición que va
diría lo siguiente: en el sentido de los autores antes citados. Desde
una perspectiva que integra las dimensiones
Si esta premisa es verdadera, la cuestión política, económica y cultural del territorio, éste
de la libertad individual y la autonomía
se definiría como el espacio ―concreto, en
pueden ser examinadas desde una pers-
pectiva diferente. Los mediadores pue- términos de Raffestin― que ha sido apropiado,
den considerarse como constitutivas de
dominado y valorizado instrumental, funcional,
las condiciones para el ejercicio del po-
der y, por consiguiente, definir con bas- simbólica y culturalmente (Giménez, 2000). De
tante precisión los límites de la libertad
esta manera, el territorio comprendería tres in-
o la autonomía de las personas que los
utilizan en sus relaciones con la exterio- gredientes primordiales: apropiación de un es-
ridad. Además de mediadores, la con-
pacio, relaciones de poder y delimitación de
ducta está limitada por las restricciones
legales sobre el comportamiento. ¿Cuál, fronteras ―aunque éstas no están determinadas
por ejemplo, sería el valor de la libertad
de una vez y para siempre, por el contrario, son
de creencia religiosa si hubiera una sola
iglesia? ¿O de la libertad de trabajar en siempre cambiantes.
la cara del desempleo abrumador? ¿O de
Al plantear que existe tanto lo simbólico
la libertad de elección política si sólo
hubiese un candidato? (Raffestin, 1984: como lo instrumental, cabe recordar que, a pe-
141).
sar de que una pueda prevalecer sobre la otra en
determinadas dinámicas de conformación de
Si la territorialidad refiere a las múltiples mane-
territorialidad, no se asentaría que, efectivamen-
ras en que las relaciones sociales se producen y
te, se den de manera separada y excluyente. De
que, además, están sujetas a límites o mediado-
aceptar esto último, se estaría anteponiendo una
res en tanto que formas de ejercicio de poder, o

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 129
herramienta analítica, cuya función es el recorte trola, pero también es fuente de apego o gene-
conceptual de la realidad, frente a la compleji- rador de identidad dentro de y para una comu-
dad y multidimensionalidad que suponen las nidad. Por lo tanto, al aceptarse el carácter mul-
prácticas y los procesos sociales. tidimensional del territorio, resulta obligado
Asimismo, conviene señalar que un afirmar que las territorialidades ahí inscritas
mismo territorio comprende distintas dinámicas también son múltiples y están superpuestas, en
territoriales. Si bien se dan procesos de apro- conflicto o en armonía.
piación, valoración y dominación de un territo- ¿Puede haber dominación sin apropia-
rio, que no forzosamente deriven en una disputa ción, o es posible apropiarse de un espacio (al
abierta, irreductible y conflictiva, surge la nece- menos simbólica o afectivamente) sin que exis-
sidad de contemplar cómo estas territorialidades ta un ánimo de control sobre éste y sobre lo que
las negocian los actores involucrados. Por lo entra en relación con él? Esta cuestión, lejos de
que es factible afirmar que la aceptación de la invalidar la argumentación hasta aquí trazada,
capacidad de territorializarse, es decir, de insti- es pertinente en la medida en que demanda ins-
tuir territorialidad, estará en función de que no cribir estos procesos de territorialidad en un
trascienda el radio de influencia de otra territo- determinado contexto histórico, e incluso, ob-
rialidad; cuando ello suceda, la tensión de terri- servar si alguna es dominante respecto de otras;
torialidades será evidenciada a través de la sentido evocado por Haesbaert:
puesta en marcha ―en términos de Raffestin―
de los mediadores necesarios para activar el Para Lefebvre, dominación y apropia-
ción del espacio deberían de caminar
control. Una territorialidad se activa en un mo-
juntas, “pero la historia (la de la acumu-
mento y se desactiva en otro. Nuevamente se lación) es también la historia de su sepa-
ración, de su contradicción. El que ven-
pone de manifiesto la cualidad cambiante de la
ce es el dominante” […]. Así, de
territorialidad. acuerdo con el grupo o clase social, el
territorio puede desempeñar múltiples
Al privilegiar una acepción general e in-
roles de abrigo, recurso, control o refe-
tegral del proceso de territorialidad, se muestra rencia simbólica. Mientras que algunos
grupos se territorializarían en una inte-
que su unidad básica, el poder, cobra distintas
gración razonable entre dominación y
formas a lo largo de la historia de la sociedades, apropiación, otros pueden estar territo-
rializados básicamente por el sesgo de la
entre sí y de acuerdo con las condiciones ge-
dominación, en un sentido más funcio-
ográficas de cada territorio. Se valora un territo- nal, no apropiativo (Haesbaert, 2011:
82).
rio crematística y simbólicamente, aun cuando
se le apropie o no de manera material; o se con-

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 130
De lo anterior se extraen dos cuestiones impor- el territorio resiste politicidades en tensión. Es-
tantes: por un lado, se reafirma la idea de que tos niveles de tensión son ilustrativas respecto
no necesariamente apropiarse de un espacio de cómo se configuran las actuales relaciones
implica una disputa, tensión o conflicto irreso- entre las sociedades y el medio ambiente, im-
luble, en la medida en que un territorio tiene la puestas, en buena medida, por el sistema capita-
cualidad de representársele con distintos adjeti- lista. Así, al observar el conflicto desde su di-
vos; por otra parte, al subrayarse que no toda mensión política, resulta necesario profundizar
apropiación requiere, forzosamente, de algún en el proceso de politicidad de los sujetos a ni-
grado o forma de dominación, es obligado ex- vel colectivo, es decir, cómo se conforma polí-
plicar cuándo y por qué la apropiación y la do- ticamente un conjunto de sujetos para enfrentar
minación se presentan disgregadamente y, y poner de manifiesto el rechazo a las activida-
quizás, en qué contextos se instituye una territo- des extractivistas.
rialidad dominante y otras subyugadas. Hasta Un importante esfuerzo por entender las
aquí el enfoque de la territorialidad. experiencias colectivas de luchas socioambien-
Ahora bien, para establecer cómo se ar- tales propone que la memoria constituye una
ticulan los procesos de territorialidad y de sub- pieza clave en su conformación, preguntando
jetivación política de los sujetos a nivel colecti- cómo y en qué medida la memoria es un dispo-
vo, es necesario profundizar en una de las sitivo de la resistencia (Tischler y Navarro,
dimensiones de las que se componen los con- 2011).3 En este sentido, Sergio Tischler plantea,
flictos socioambientales, la política, pero sin en el ensayo La memoria ve hacia adelante. A
desarticularla de las otras dimensiones (social, propósito de Walter Benjamin y las nuevas re-
ambiental y territorial). Dimensión que es rele- beldías sociales, un par de dicotomías impor-
vada a partir de la construcción de territoriali- tantes y significativas: comunidad-sujeto y
dades, por lo que no es una elección arbitraria, tiempo abstracto-vacío frente al tiempo “mesiá-
sino que están en consonancia con las nociones nico”, en síntesis, la memoria frente al olvido.4
de espacialidad, temporalidad y de territorio
3
que aquí suscribo. Sobre esta misma temática, véase Navarro y Pineda
(2010).
Bajo esta luz, es necesario argumentar 4
Para ubicar su reflexión, es necesario señalar que su
argumentación está fundamentada en dos pilares: por un
de qué manera las lógicas de territorialidad, lado, a partir de la obra de Benjamin, plantea ―entre
activadas en el conflicto, ahora pueden apre- otras cosas― que la conformación de las clases subalter-
nas no se entiende sin dar cuenta cómo el capitalismo
henderse desde un análisis de la subjetivación tiende a fragmentarlas y abstraerlas; por otro lado, el
movimiento zapatista que inicia con el levantamiento en
política para poner de relieve que la disputa por 1994, constituye un referente que le permite poner de
manifiesto cómo la historia de las luchas neozapatistas se

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 131
Tischler encara la cuestión del sujeto re- resistencia frente a las clases dominantes (en y
volucionario a partir de la fuerza que el tiempo desde las experiencias de movilización y viven-
mesiánico, la memoria y la comunidad repre- cia del conflicto), los sujetos se constituyen en
sentan, lo cual constituye el piso firme de las sujetos políticos, pasaje previo al carácter anti-
luchas emancipatorias y rebeldes contra el sis- capitalista que se apuntala en dicha propuesta.
tema capitalista. En este sentido, este conjunto Por lo tanto, surge la necesidad de plan-
de luchas rebeldes, así como las subjetividades tear el siguiente matiz. Al hacer hincapié en la
“emergentes” que plantea son de carácter anti- politicidad de los sujetos a nivel colectivo, es
capitalista. Esto significa que el autor identifica preciso atender a los procesos de conformación
los modos y prácticas potencialmente alternati- y no tanto al resultado de estos procesos. Dicho
vas al capitalismo como claves que posibilitan de otra manera, no se entiende aquí por subjeti-
la problematización teórica sobre las raíces pro- vación a la constitución de sujetos aislados, o lo
fundas que explican por qué naturaleza y socie- que es lo mismo, subjetividades individualiza-
dad, al igual que sujeto y objeto, tienden histó- das, antes bien se busca aprehender el proceso
ricamente a presentarse como separados y mediante el cual tienen lugar subjetividades
antagónicos. política y colectivamente instituidas.
Si bien la memoria colectiva de quienes En este sentido, el ejercicio teórico que
han luchado y resistido, entre otras cosas, con- plantea Massimo Modonesi constituye el punto
tra la devastación ambiental, constituye uno de de partida que me permitirá plantear las coor-
los elementos que coadyuva en la reconstruc- denadas desde las cuales es factible ubicar al
ción de los conflictos socioambientales, abo- sujeto en proceso. Al rescatar sus claves de lec-
nando a la comprensión de la cohesión que tura, es posible acercarnos a los autores con
ejerce dicha memoria dentro de las luchas de quienes él dialoga.
resistencia, aún es necesario explicar cómo, a El término de experiencia aparece al
partir de los engarces que tejen estos grupos de comienzo del texto de Subalternidad, antago-
nismo y autonomía, el cual retoma el historia-
comprendería en tanto que expresión de dicha problemá-
tica. De ahí que el autor sostenga lo siguiente: “El indivi- dor E. P. Thompson. Al plantear que la expe-
duo moderno, así como la forma política de Estado, sur-
gen de ese proceso de subordinación de lo concreto a lo riencia constituye la manera en que el ser social
abstracto, donde el ser humano se fragmenta en un con-
junto de categorías parciales y funcionales al sistema, y el
y la conciencia están articuladas Modonesi de-
Estado se abstrae de la comunidad concreta como forma riva que:
de dominación impersonal que produce individuos aisla-
dos; en consecuencia, en esta sociedad de individuos, la
subjetividad se transforma en función y se determina por
el principio de adecuación a la racionalidad de la cosa”
(Tischler, 2010: 54).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 132
Thompson asume que la relación entre en esta triada de herramientas, en la medida en
base y superestructura pasa por y es sin-
que permiten un lectura tanto diacrónica ―es
tetizada en la experimentación y se “re-
fracta” en la conciencia. La experiencia decir, en un pasaje histórico determinado es
se presenta como proceso ―la experi-
posible ver como “un elemento ordenador tiñe
mentación―, como relación entre ser
social y conciencia social y como punto de sus colores a los demás”―, como sincróni-
de inflexión del surgimiento y la con-
ca, lo que implica que es factible observarlas a
formación de las subjetividades. En este
sentido, partiendo del planteamiento de partir de sus “combinaciones desiguales”. Por el
Thompson, asumimos que la experien-
otro lado, estas herramientas permiten consig-
cia designa la incorporación o asimila-
ción subjetiva de una condición material nar el proceso de conformación de subjetivida-
o real que incluye ya un principio o un
des en la medida en que estos procesos colecti-
embrión de conciencia ―“la disposición
a comportarse como clase” que no for- vos constituyen experiencias que surgen en el
zosamente la conciencia como identifi-
marco de relaciones de dominación, conflicto y
cación acabada o plena― forjada en la
acumulación y el procesamiento de vi- emancipación.5
vencias, saberes y prácticas colectivas.
Debe subrayarse que los conflictos so-
Dicho de otra manera, todo proceso de
subjetivación pasa por un conjunto o se- cioambientales de tipo extractivista comportan
ries de experiencias que ―en el cruce o
básicamente relaciones de dominación y con-
la intersección entre espontaneidad y
conciencia― le confiere forma y especi- flicto, pues para que trasciendan al nivel de la
ficidad (Modonesi, 2010: 21).
emancipación, sería necesario que las luchas
contra la minería no se circunscriban a sus de-
De esta manera, Modonesi avanza la argumen-
mandas y reivindicaciones inmediatas. Es decir,
tación en función de otros autores (Antonio
sin negar la presencia de relaciones emancipa-
Gramsci, Toni Negri y sus trabajos de los seten-
torias, aquí se plantea que es a través del con-
ta, así como del grupo denominado “Socialismo
flicto (esto es, experiencias concretas de disputa
o Barbarie”, en particular de Cornelius Casto-
que, en el caso de la minería extractivo-
riadis y Claude Lefort), quienes, atendiendo a la
exportadora, refiere a tres conjuntos heterogé-
realidad social y a las necesidades políticas de
neos de actores: Estado, capital y los sujetos)
su tiempo, emprendieron importantes teoriza-
ciones respecto de una triada de “herramientas
5
marxistas”: subalternidad, antagonismo y au- La matriz analítica que propone el autor hacia el final
del libro constituye una manera sugerente de las posibles
tonomía. “combinaciones desiguales” que existen entre los enfo-
ques de la subalternidad, el antagonismo y la autonomía.
Dos son las hipótesis que Modonesi de- Además, plantea un conjunto de indicadores (ámbito,
modalidad, postura ―o expresión―, alcance y proyec-
sarrolla a lo largo del texto: por un lado, plantea ción) que, en términos metodológicos, permiten dar cuen-
ta del “grado” en que se encuentran desarrolladas en los
que existe una suerte de “complementariedad” casos concretos (Modonesi, 2010: 158 y 163).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 133
que los sujetos logran poner de manifiesto las cances que los sujetos politizados constituyen.
transformaciones que la minería, o cualquier De ahí que sea necesario plantear si se trata de
otra actividad extractivista, imponen al territo- un rechazo que, si bien comparta luchas de re-
rio (territorialidades tensionadas), aspecto nece- sistencia colectivas, no trasciende las demandas
sario sin el que la politización de estos sujetos concretas de movilización (lo que significaría
sería inexplicable. que con la resolución o negociación del conflic-
Debe precisarse que, al privilegiar analí- to se terminan los procesos de subjetivación) o
ticamente las relaciones de dominación y de si, por el contrario, ponen en tela de juicio el
conflicto, resulta obligado no ceñir la reflexión modelo extractivista que sustenta prácticas que
única y exclusivamente a la herramienta del resultan en despojo y depredación del medio
antagonismo, antes bien ―como lo argumen- ambiente (de ser así, constituyen un importante
taré más adelante― considero que resulta más referente para que, junto con otras movilizacio-
adecuado pensar el conflicto desde la herra- nes, se ponga de manifiesto el carácter insoste-
mienta de la subalternidad. nible de este tipo de modelo de desarrollo). Al
Un conflicto socioambiental extractivis- mismo tiempo, no debe relegarse ―siguiendo a
ta supone el conocimiento y la toma de con- Sergio Tischler― que uno de los posibles efec-
ciencia de los efectos, tanto inmediatos como tos que este rechazo conlleva es la conforma-
de largo alcance, de las prácticas depredadoras ción de una memoria colectiva en torno a la que
de los proyectos extractivistas. Sobre todo, esta futuras luchas contra el extractivismo puedan
conciencia debe aspirar a ir más allá del simple coincidir e identificarse.
rechazo, o del rechazo atomizado y aislado, Para continuar con el enfoque de la sub-
para organizarse políticamente en aras de hacer- jetivación política, es preciso dar cuenta que
le frente a través de los canales de que disponen desde la filosofía política francesa existe tam-
―recursos jurídicos y legales, marchas, míti- bién una fuerte preocupación por entender esta
nes, movilizaciones, campañas de “sensibiliza- vertiente. Sin embargo, a partir de la forma en
ción” a la gente, así como la coordinación de que se le define, muestra diferencias significati-
distintas organizaciones políticas o ambientalis- vas respecto del planteamiento de Modonesi.
tas, ONG y de la sociedad civil. Aun cuando de alguna manera ya se indicó qué
Las acciones políticas de resistencia es la subjetivación política, cabe formularla de
mediante las cuales se manifiesta el rechazo y nueva cuenta, con el ánimo de distinguir cómo
la oposición al extractivismo y a la megaminer- y desde dónde se le formula.
ía en particular, me llevan a cuestionar los al-

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 134
La subjetivación política refiere a las consolidación interna ―en particular
organizacional― superior a la segunda.
“formas y las dinámicas de conformación de
Por otra parte, en sentido inverso, la no-
subjetividades políticas en torno a conjuntos o ción de sujeto presupone una coherencia
interna a nivel de la identidad superior a
series de experiencias colectivas surgidas de
la de movimiento, entendido como mar-
relaciones de dominación, conflicto y emanci- co compartido al interior del cual puede
convivir cierta diversidad o pluralidad.
pación” (Modonesi, 2010: 15). La subjetivación
Sin embargo, en la óptica de este traba-
política alude ―como se ha dicho antes― al jo, la referencia al sujeto corresponde al
eslabón más general y abstracto en el
proceso de conformación del sujeto, y repara,
cual distinguimos y ordenamos los ele-
en menor medida, en el sujeto en sí mismo, es mentos analíticos, mientras que el mo-
vimiento remite al referente concreto de
decir, la manera en que se construye el sujeto es
aplicación del análisis (Modonesi, 2010:
relacional y no individual. Al definirla así, es 15-16).
obligado inscribirla en determinados procesos
Así entendida la subjetivación y el sujeto, la
histórico-sociales, por lo que no puede pensarse
cuestión de la identificación o “coherencia in-
el proceso de conformación de subjetividades
terna a nivel de la identidad” referida en la cita
sin que se le vincule a la historicidad de las re-
anterior ―si bien no está desarrollada y formu-
laciones (dominación, conflicto y emancipa-
lada explícitamente―, está presente de una u
ción) a que remite. Se trata de un ejercicio de
otra manera si se acepta que el autor busca si-
interpretación histórico y sociológico en el que
tuarse entre el plano abstracto y el concreto,
el contexto social, político, económico y cultu-
movimiento y sujeto, en aras de distanciarse
ral le otorga especificidad a la subjetivación
tanto del individualismo metodológico
política.
―imperante en algunas interpretaciones con-
En síntesis, “los procesos de subjetiva-
temporáneas sobre movimientos sociales―,
ción política se refieren, en un plano más con-
como de ir más allá de las manifestaciones con-
creto, pero igualmente amplio, a la formación y
cretas y específicas de los movimientos socia-
desarrollo de movimientos sociopolíticos”. Con
les, para asirlos en sus determinaciones desde
todo, la equiparación de las nociones de movi-
una mirada sincrónica y diacrónica.
miento y de sujeto tiene que puntualizarse. Ante
Por otra parte, en un diálogo con Alt-
esto señala lo siguiente:
husser, Rancière, Foucault, Arendt y Deleuze,
el filósofo Étienne Tassin realiza un ejercicio
Al mismo tiempo, puede resultar equí-
voca la analogía entre la noción de mo- interesante en el que se busca trazar cuál es la
vimiento y de sujeto, siendo que la pri-
noción de subjetivación política que se encuen-
mera presupone un nivel de

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 135
tra en la obra de dichos autores. De esta mane- con esas condiciones, así como lo que resulta
ra, arguye: ―un sujeto en “situación de extranjería” consi-
go mismo―, refieren a una dehiscencia. Con
Que de la subjetivación se diga que es este último término, Tassin plantea que lo que
política significa a minima que la de-
tiene lugar con la subjetivación no es una “eclo-
terminación del proceso de subjetiva-
ción y su desarrollo no son del todo in- sión”.
herentes al ser para el cual ese proceso
se produce. Que no lo son única ni prio-
ritariamente. Dicho de manera clara, la Concretamente, esto significa que
subjetivación no sabría ser una autode- “quien adviene” con y por este proceso
terminación del sujeto por sí mismo, de subjetivación, no es el heredero tes-
puesto que esa autodeterminación nece- tamentario de “lo que él es” por fuera o
sitaría que el sujeto se sitúe en el origen antes de dicho proceso (o más aún […]
(antes) del proceso, que sea el motor o significa que lo que soy por mi naci-
el operante (en el transcurso del proce- miento o mi pertenencia sociohistórica
so), tanto como el beneficiario (en el no decide de antemano con quién me
punto de llegada). En un sentido por el descubro ser en un determinado proceso
momento puramente negativo, “políti- de subjetivación política). Sin embargo,
co” quiere decir que hay condiciones ex- esta desherencia característica de un
teriores por las que un ser, no por cuenta proceso de subjetivación política no sig-
propia (aunque lo haga con su consen- nifica de ninguna manera que el ser que
timiento), entra en un proceso en el que adviene con este proceso no tenga rela-
llega a ser otro de lo que es (what he is), ción con lo que él es, lo cual sería ab-
pero en el que puede, sin embargo, re- surdo, ya que eso haría de éste una pura
conocerse como inmerso en un movi- abstracción desligada de su propia ge-
miento que tiene que ver singularmente nealogía y de su inherencia y adherencia
con el quien que es (who he is) (Tassin, a un tejido familiar, cultural y social que
2012: 37). lo ha hecho ser lo que es (Tassin, 2012:
38).
El mecanismo que opera en esta forma de con-
Con esto se pone énfasis en que el proceso de
cebir la subjetivación política constituye una
subjetivación no está determinado, apriorísti-
des-identificación, contrario a la identificación.
camente, por lo que uno es, sino que es reinven-
A partir de la reconstrucción que hace Tassin,
tado durante el proceso mismo, por lo que no es
se afirmaría que el sujeto no es el “motor” del
un proceso predecible; aunque, como se lee al
proceso de subjetivación, sino que son las
final, se admite que este sujeto des-identificado,
“condiciones externas” las que dan cuenta de
evidentemente tiene relación con todo lo que le
por qué un sujeto llega a ser un sujeto-no mis-
ha definido como tal hasta ese momento.
mo, es decir, un sujeto distinto de lo que es,
En síntesis, la oposición entre estas dos
debería ser o aspira a ser. Tanto las condiciones
maneras de concebir la subjetivación se identi-
externas, o relación de exterioridad del sujeto

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 136
ficaría a partir de la siguiente afirmación: la tancia), no es lo que decide respecto al
contenido ni la forma de la subjetiva-
disyuntiva crucial que surge de estas dos for-
ción. Es por esto que señalé al empezar
mas de subjetivación reside en qué es lo que que teníamos que tratar, en lo que al
concepto se refiere, con un proceso que
resulta de ella, esto es, un sujeto libre y autó-
califiqué sucesivamente de exterior,
nomo, soberano en última instancia o, por el extrínseco y extranjerizante, o incluso
un proceso de desherencia (Tassin,
contrario, un “no-sujeto”, es decir, un sujeto
2012: 44).
que se distingue, en primera instancia, de sí
mismo (des-identificación). La apuesta para Llama la atención esta idea de “producción de
entender la subjetivación política en Tassin to- vínculos políticos entre fuerzas desidentifica-
ma ―como ya se ha mencionado― el segundo das” por cuanto que, como se señalaba ante-
camino, afirmando que riormente, el motor del proceso de subjetiva-
ción política no está en el sujeto sino en dichas
esta figura de la subjetivación política fuerzas desantropizadas. Para cerrar con esta
pareciera más bien producir “no sujetos”
forma de subjetivación ranciérana, vale la pena
políticos, a los que les convendría mejor
el nombre de “fuerzas”. La subjetiva- hacer hincapié en que la subjetivación política
ción política produce fuerzas y compo-
(el no sujeto, o el sujeto extranjero con respecto
siciones de fuerzas en el corazón de re-
des de fuerzas contradictorias en de sí mismo) está claramente vinculada con el
oposición entre sí, y no sobreponiéndose
otro:
unas a otras (Tassin, 2012: 38).

De ahí que insista, líneas más adelante, en que La lógica de la subjetivación política es
así una heterología, una lógica del otro,
la subjetivación política que se deriva de los
según tres determinaciones de la alteri-
planteamientos de Rancière sea característica de dad. En primer lugar, no es nunca la
simple afirmación de una identidad, es
“un proceso sin sujeto”:
siempre a la vez la negación de una
identidad impuesta por otro, fijada por
la lógica policial. […] En segundo lugar,
La subjetivación en Rancière no es una
es una demostración, y una demostra-
individuación política de seres que ella
ción supone siempre el otro a quien se
moviliza. Es más, podría casi decirse,
dirige, incluso si éste otro no acepta la
retomando en un nuevo sentido la
consecuencia […]. Hay un lugar común
fórmula althusseriana, que la subjetiva-
polémico para el tratamiento del no te-
ción política es un “proceso sin sujeto”.
ner la razón y la demostración de la
Es un proceso de construcción de rela-
igualdad. En tercer lugar, la lógica de la
ciones, de producción de vínculos polí-
subjetivación conlleva siempre una
ticos entre fuerzas desidentificadas con
identificación imposible (Tassin, 2012:
respecto a sus soportes individuales; y lo
46-48).
que sucede personalmente a los indivi-
duos (sin dejar de tener toda su impor-

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 137
Sin bien al poner el acento en la ruptura frente a refiere a cualquier grupo ni a cualquier lucha,
la tendencia de imposición de formas de identi- sino solamente a las que son portadoras de rei-
dad desde la policía (el Estado para Rancière), vindicaciones universales; de ahí que sorprenda
se plantearía un punto de encuentro con la sub- a Etienne Tassin la negativa, por parte de Ran-
jetivación política marxista, en la medida en cière, a aceptar que la lucha de los migrantes
que el telón de fondo de la subjetivación son las ilegales, por ejemplo, sea un proceso de subje-
relaciones de poder (ya sea de dominación, con- tivación política que universalice las particula-
flicto o emancipación); la salida hacia estas tres ridades sin corromperlas (Tassin, 2012: 48).
formas de alteridad acentúa de nuevo las dife- Una vez formuladas estas dos formas de
rencias. subjetivación política, es necesario ahora plan-
Dicho más claramente, ambas formas de tear que el sujeto político en la subjetivación
subjetivación política se tocan al poner de relie- política marxista es entendido como portador de
ve la tendencia, por parte de los dominados, relaciones sociales, por lo que tampoco es una
hacia la ruptura de las formas de imposición; subjetivación política de individuos sino de co-
sin embargo, el giro en la lógica de Ranciére lectividades.
está puesto en que la subjetivación es, en prime- Resulta imprescindible, en este punto,
ra instancia, un ruptura consigo mismo, afirma- subrayar que si bien encuentro puntos de desen-
ción que no tiene una presencia ni un peso es- cuentro entre Modonesi y Rancière al observar
pecífico en la triada marxista para el análisis de qué noción de sujeto político subyace en cada
6
la subjetivación política. uno de sus planteamientos, lo que interesa es
Aun cuando Rancière acepta que la sub- observar el proceso de la subjetivación política
jetivación política no refiere a procesos de indi- y, por lo tanto, me limito al nivel colectivo del
viduación, sino a “sujetos políticos” (sean indi- proceso, es decir, a los grupos y sus acciones
viduales o colectivos), resulta significativo que sociales, deslindándome de lo que a nivel indi-
plantee, al mismo tiempo, que solamente las vidual se juega y que puede motivar u obstacu-
luchas universales son las portadoras de subje- lizar la participación y actividad políticas,
tivación política; dicho de otra manera, si bien dándola por sentada, de una u otra manera.
la subjetivación política es colectiva, ésta no En este sentido, es pertinente evocar el
6
Una muestra de esto podemos encontrarla en que para
problema teórico que Marx erige, aun cuando
Toni Negri la autonomía implica una suerte de autovalo- no haya sido desarrollado sistemáticamente en
ración de las clases subalternas. Esta autovaloración no
forzosamente equivale a una ruptura consigo mismo, pero sus propias obras. Cuando afirma, en El diecio-
sí una ruptura con el otro, con las clases dominantes, es
decir, constituye la “contraparte positiva del rechazo al cho brumario de Luis Bonaparte, que “los
trabajo” (Modonesi, 2010: 73).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 138
hombres hacen su historia, pero no la hacen La importancia de aludir sucintamente este pro-
arbitrariamente, bajo circunstancias elegidas blema teórico, respecto del análisis sobre la
por ellos mismos, sino bajo circunstancias di- subjetivación y la territorialidad, reside en que
rectamente dadas y heredadas del pasado” coadyuva a ver que la acción social no es la
(Marx, 1977: 11), establece una relación dialéc- suma de individualidades, sino las relaciones
tica entre estructura y superestructura. sociales posibles o existentes entre ellos.
En torno a este problema, se han desa- Ahora bien, recuperando el énfasis ya
rrollo múltiples esfuerzos por entender el alcan- mencionado acerca del análisis de las relaciones
ce de esta idea; algunos poniendo énfasis en el de dominación y conflicto, es preciso plantear
hombre como hacedor de la historia, otros la manera en que éstas constituyen la bisagra
centrándose en las estructuras que los determi- que permiten explicar y caracterizar el proceso
nan. Sin duda alguna, la posibilidad de engarzar de subjetivación política inscrito en los conflic-
ambos lados de la moneda ha sido considerada tos socioambientales extractivistas.7
como la más atinada lectura. En esta dirección
7
se ubica la reflexión de Carlos Pereyra, quien En la medida en que el estudio de los conflictos socio-
ambientales mineros implica una delimitación espacio-
arguye que: temporal así como los elementos que ahí están en juego
(actores, estrategias políticas, discursos), hacemos hinca-
pié en las relaciones de conflicto en la medida en que
―sin ánimos de ser redundantes― sus propias caracterís-
Se puede hacer más explícita la tesis de ticas así lo marcan. Al respecto, encontramos una afini-
Marx; no es el individuo, no importa la dad con el énfasis que Modonesi plantea, hacia el cierre
relevancia de su actuación, quien crea de su texto, en relación al antagonismo. Puesto en sus
las circunstancias y condiciones en las propios términos: “El lugar ocupado por el antagonismo
al interior de la triada conceptual lo coloca como un pasa-
cuales se desarrolla la lucha de clases, je indispensable o una bisagra entre la subalternidad y la
sino el desarrollo de la lucha de clases lo autonomía. Sincrónica y diacrónicamente, constituye el
que crea las circunstancias y condicio- eje o pasaje ―según el énfasis respectivo― en torno al
nes que hacen posible la acción indivi- cual se configuran las subjetividades sociopolíticas. En
dual. Traduciendo lo anterior al lenguaje este sentido, el antagonismo es el elemento sincrónico
que restablece el continuum diacrónico. Esto puede vi-
que hemos venido utilizando diremos lo sualizarse abriendo la definición específica de antago-
siguiente: el individuo no es el sujeto de nismo, expandiendo el ámbito de la insubordinación y la
la historia, los individuos no hacen la lucha, la subjetivación del conflicto, y de la construcción
historia, no son ellos quienes constitu- del poder contra. En efecto, si bien se trata de rasgos
yen el proceso, sino el conjunto de las característicos de una forma específica de subjetivación,
la lucha y la construcción del contra poder pueden encon-
relaciones sociales, en particular para un trarse ―en forma embrionaria― en la subalternidad y
amplio periodo histórico, la lucha de ―en forma expandida― en la autonomía: en el primer
clases, lo que constituye el campo de caso al interior de las experiencias de resistencia; en el
posibilidades de la acción individual segundo caso en la conflictualidad interna a las experien-
(Pereyra, 1976: 77). cias de emancipación. Atribuirle una función en relación
con las demás componentes no desfigura su cualidad
homóloga en el plano del análisis de las combinaciones
desiguales, sino que resalta ―en otro nivel― su carácter
dinámico y permite sintonizar el enfoque sincrónico y
diacrónico. Al pasar del terreno analítico-descriptivo al

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 139
Las relaciones de dominación, conflicto los conflictos que surgen por el extractivismo,
y emancipación constituyen, en la apuesta de sobre todo por la minería, recupero algunos de
Modonesi, el contexto en el que las herramien- los planteamientos de Antonio Gramsci sobre
tas explicativas (subalternidad-antagonismo- esta categoría.
emancipación) serían inteligibles, es decir, éstas Observar el proceso de subjetivación
constituyen el mecanismo que posibilita el ac- política que emerge en el marco de estos con-
ceso y la comprensión de este conjunto de rela- flictos, implica mostrar que éstos constituyen
ciones sociales en su especificidad. Es preciso experiencias ―en el sentido dado por E. P.
enfatizar que entre la triada de herramientas y Thompson a este término― en las que el con-
las relaciones de experiencia a las que aluden, junto de actores que ahí confluyen muestran sus
no existe un tipo de relación lineal de corres- características como clases subalternas o domi-
pondencia, antes bien y siguiendo al autor, debe nantes. Especialmente, esta categoría pone de
apelarse a su integración con el ánimo de que relieve de qué manera los actores en resistencia
esta triada sea mucho más dinámica que estáti- logran o no hacer frente a la “iniciativa” de los
ca. dominantes ―proceso inacabado y cambian-
Una vez señalado lo anterior, es factible te―, desde el comienzo hasta la etapa actual
mencionar que, además de la existencia mate- del conflicto, pudiendo distinguirse los momen-
rial, las relaciones de emancipación constituyen tos de repunte y de repliegue.
la contraparte de las relaciones de dominación y En otras palabras, advertir la dinámica
de conflicto. Hasta qué punto la dominación ha de los conflictos desde el plano de la condición
constreñido la potencialidad de las clases subal- de subalternidad implica que los sujetos en
ternas y, por ende, cómo podemos explicar que cuestión tendrían ciertos grados de dinamismo
estos grupos subalternos logren o no ir más allá y oposición sin subvertir, completa ni perma-
del rechazo inmediato de las demanda iniciales, nentemente, las condiciones generales de domi-
son cuestiones que formuladas a la luz de la nación que les han sido heredadas, puesto que
conflictividad socioambiental serían mejor aceptan, en alguna medida, dicha dominación.
abordadas desde la herramienta de la subalter- Cabe referir los criterios metódicos que
nidad. Gramsci plantea en uno de los textos de los
Para mostrar por qué la subalternidad Cuadernos de la cárcel, con el ánimo de insistir
resulta más atinada para pensar buena parte de en lo que implica la relación de conflicto
―según su interpretación― entre los dominan-
terreno explicativo-interpretativo, el antagonismo se con-
vierte en una clave de lectura privilegiada” (Modonesi, tes y los dominados:
2010: 172-173).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 140
dica; y lograr visibilizar los “niveles provisio-
La historia de los grupos subalternos es nales” en los que se registra la tendencia de uni-
necesariamente disgregada y episódica.
ficación y donde se logra articular e impulsar
No hay duda de que en la actividad
histórica de estos grupos hay una ten- un proyecto común, requiere de una mirada
dencia a la unificación, aunque sea a ni-
integradora que no sobreestime al sujeto subal-
veles provisionales; pero esa tendencia
se rompe constantemente por la iniciati- terno.
va de los grupos dirigentes y, por tanto,
En este sentido, se abre la siguiente
sólo es posible mostrar su existencia
cuando ha consumado ya el ciclo histó- cuestión: la condición de subalterno no se can-
rico, y siempre que esa conclusión haya
cela, aun cuando los sujetos consigan alguna
sido un éxito. Los grupos subalternos
sufren siempre la iniciativa de los gru- victoria o se alcancen ciertas conquistas, sino
pos dominantes incluso cuando se reve-
que se sigue siendo subalterno, mientras que,
lan y se levantan. En realidad, incluso
cuando parecen victoriosos, los grupos como plantea Gramsci, “las clases subalternas,
subalternos se encuentran en una situa-
por definición, no se han unificado y no pueden
ción de alarma defensiva (esta verdad
puede probarse con la historia de la Re- unificarse mientras no puedan convertirse en
volución francesa hasta 1830 por lo me-
‘Estado’” (Gramsci, 1997: 491). Lo que no sig-
nos) (Gramsci, 1997: 493).
nifica que dichas conquistas deban ser subvalo-
Si reconocemos que las clases subalternas no radas sino, por el contrario, mirarlas como parte
están unificadas, es decir, que no son éstas las constitutiva del proceso de hacerse sujetos polí-
que han logrado imponer la hegemonía en el ticos aun cuando persistan las relaciones de su-
Estado, pero en efecto su actividad política tie- balternidad.8
ne esa tendencia, surgen entonces dos proble- Como ya se dijo, la idea de una tenden-
mas que deben ser considerados: por un lado, el cia hacia la unificación alude claramente a los
que refiere a que la iniciativa de las clases do- procesos de organización y de articulación que
minantes se hace presente incluso en momentos arrancan desde las mismas condiciones en las
de victoria “aparente” de los subalternos. De que los grupos subalternos se desenvuelven
alguna manera, esas iniciativas se evidencian en social y políticamente (de ahí el interés reitera-
el tipo de proyectos que las clases dirigentes
8
Sobre este último aspecto, se advierte claramente la
despliegan y en la organicidad, en un determi- importancia de la crítica que hace Massimo Modonesi si
se toman las categorías de subalternidad, antagonismo y
nado momento, de la forma estatal. El segundo autonomía en forma separada; pues de ser así, esto equi-
problema, sin embargo, es un poco más com- vale a observar todo el proceso de conformación política
de los sujetos desde una sola óptica. En el caso de
plejo por cuanto que ―siguiendo a Gramsci― Gramsci, todo es subalternidad, hasta que haya unifica-
ción. El matiz necesario en torno al planteo gramsciano
la actividad política de los subalternos es episó- estriba en que la subalternidad es tal en condiciones de
disputa hegemónica.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 141
do de Gramsci en el sentido común, la religión, insubordinación presentes en los conflictos so-
las tradiciones populares, etc.). Lo que antes se cioambientales en cuestión, constituyen las pau-
ha llamado, genéricamente, como relaciones de tas y ritmos que permitirán reconstruirlo y de-
conflicto, en Gramsci toma el nombre de hege- limitarlo.
monía, esquema analítico que permite recono- Vale entonces recuperar una última con-
cer las formas específicas que asumen las arti- sideración propuesta por Gramsci. Se trata de
culaciones y las tensiones entre Estado y tener presente la tensión entre lo que él llama
sociedad civil.9 Entonces, la condición de su- espontaneidad y dirección consciente. En cier-
balternidad no implica la aceptación total e in- tas interpretaciones sobre la política, se ha in-
condicional de las relaciones de dominación sistido en que la actividad política de los grupos
aunque ―como se lee en la cita anterior―, se- subalternos, o de aquello que en otras perspec-
an los grupos dominantes, quienes impongan la tivas se ha dado en llamar, genéricamente, “so-
iniciativa al resto de la sociedad, es decir, quie- ciedad civil”, está relegada a las formas no or-
nes son hegemónicos; antes bien, en el seno de ganizadas o no propiamente políticas, en la
la interpretación gramsciana se hace patente la medida en que su capacidad de influencia es
importancia de recuperar las experiencias que, siempre secundaria. De alguna manera, no
aunque de manera provisional y parcial, van habría en esa actividad una dirección o proyec-
arrojando elementos que permiten confirmar la ción formal en la medida en que están fuera de
formación de sujetos políticos. las instituciones de representación formal. Para
Por lo tanto, debemos señalar que, sien- Gramsci, alejándose de lecturas que reduzcan y
do el eje de reflexión, las relaciones de conflic- substancialicen la espontaneidad y la dirección
to y las formas y alcances de la dominación, así consciente, no constituyen formas “puras” que
como los episodios de subordinación- revistan a los movimientos, puesto que ambos
9
Sin el ánimo de ahondar en esta discusión, es necesario
aspectos están presentes y engarzados:
insistir en el hecho de que la propuesta de análisis grams-
ciana tiene la virtud de no escindir, sino sólo en un mo-
mento teórico, la dimensión política de la social, lo cual En el movimiento “más espontáneo” los
ayuda a salvar las distancias existentes en muchos análi- elementos de “dirección consiente” son
sis sobre lo político que tienden a presentar la posibilidad
de la emancipación al margen del Estado o, aquéllas que
simplemente incontrolables, no han de-
reducen el ámbito de la disputa al mero espacio de las jado documentos identificables. Puede
instituciones de la política formal. Unas y otras concep- por eso decirse que el elemento de la es-
ciones aportan elementos en cada una de esas alternati- pontaneidad es característico de la ‘his-
vas, pero resultan inoperantes si lo que pretendemos es toria de las clases subalternas’, y hasta
dar cuenta del proceso de formación de sujetos políticos
pues, en mi consideración, dicha formación no ocurre
de los elementos más marginales y pe-
desde ya como un proyecto emancipatorio, pero está lejos riféricos de esas clases, los cuales no
de tener lugar únicamente mediante su actividad en parti- han llegado a la consciencia de la clase
dos o cualquier otra forma institucional.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 142
“para sí” y por ello no sospechan siquie- tanto, al referir a los sujetos que resisten las
ra que su historia puede tener importan-
prácticas extractivo-exportadoras, considero ya
cia alguna, ni que tenga ningún valor de-
jar de ella restos documentales. Existe, la relativa aceptación de su condición, es decir,
pues, una “multiplicidad” de elementos
la iniciativa de las clases dominantes es el pun-
de “dirección consiente” en esos movi-
mientos, pero ninguno de ellos es pre- to de partida, pero esto no significa un estado
dominante ni sobrepasa el nivel de la
en permanencia absoluta, sino que está siendo
“ciencia popular” de un determinado es-
trato social, del “sentido común”, o sea, negociada y resistida.
de la concepción del mundo tradicional
En síntesis, el trasfondo de la propuesta
de aquel determinado estrato (Gramsci,
1997: 309). explicativa que he argumentado, puede plante-
arse en forma de pregunta: ¿qué formas de or-
Si bien el autor enfatiza el carácter espontáneo
ganización política colectivas corresponde a las
de las clases subalternas, sin descartar su articu-
territorialidades que entran en disputa y, por
lación con la dirección consciente (y en este
ende, qué experiencias de subjetivación consti-
aspecto adquiere sentido la idea de “intelectual
tuyen? Cabe subrayar que ambos enfoques no
orgánico”), es preciso no olvidar el arraigo que
son caminos que deban desarrollarse paralela-
reviste a esta noción. Al respecto, precisa que
mente, antes bien, es preciso asirlos en la medi-
son “espontáneos en el sentido de no debidos a
da en que son complementarios. Aun cuando un
una actividad educadora sistemática por parte
enfoque (el de la territorialidad) permite ilumi-
de un grupo dirigente ya consiente, sino forma-
nar determinados procesos, es preciso continuar
dos a través de la experiencia cotidiana ilumi-
desde allí para alumbrar otra parte de esos pro-
nada por el sentido común, o sea, por la con-
cesos, en función de otro ángulo de reflexión (el
cepción tradicional popular del mundo”
de la subjetivación política).
(Gramsci, 1997: 311).
No parto analíticamente de la subjetiva-
De nueva cuenta, la experiencia como
ción política porque considero más atinado
proceso de conformación de subjetividades
abordar estas experiencias colectivas de politi-
subalternas que oscila entre lo espontáneo y lo
zación, una vez que hayan sido descubiertas las
consciente demuestra su preminencia.10 Por lo
territorialidades que se activan en los conflictos.
De ahí que sea posible relevar el proceso de
10
La propuesta de Gramsci es, efectivamente, la de no
subvalorar los conocimientos y experiencias que tienen común, para alcanzar una posible organización que per-
lugar en el campo de lo popular, en el entendido de que mita la subversión del orden establecido. Así pues, suge-
es ahí donde se forman las clases subalternas y que son rimos que su concepción pone el énfasis, en todo caso, en
esos elementos los que permiten conocerlas. Pero dado su la acción política-pedagógica del intelectual orgánico y
horizonte de pensamiento revolucionario y comunista, del partido político que apuntarían hacia la dirección
eso hace también parte de su crítica en el sentido de que consciente, más que en el valor emancipatorio de la es-
habría que abandonar ese tipo de conocimiento de sentido pontaneidad.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 143
subjetivación respecto de las territorialidades socioambientales extractivistas. Ahora es im-
que tienen un alcance político. portante mencionar cuáles son los trabajos en
La potencial articulación de ambos en- los que un uso integral de estas herramientas
foques radica en el carácter político que mues- analíticas ha sido planteado en alguna medida
tran los conflictos socioambientales emanados para entender los movimientos sociales, aun
de las prácticas extractivistas. La territorialidad cuando, a excepción de Sofía Bowen, Felipe
y la subjetivación política constituyen ventanas Fábrega y Rodrigo Medel, no se hable del ex-
de acceso a este tipo de conflictividad, porque tractivismo.
el eje de las disputas y tensiones es la apropia- La territorialidad y la subjetivación polí-
ción, valoración y dominación del espacio. En tica son dimensiones analíticas que se ubican en
la defensa del territorio frente a estas prácticas los trabajos de Pablo Vommaro, María Cristina
que rompen el tejido social y que son ambien- Martínez y Juliana Cubides. Cada una de estas
talmente devastadoras, no sólo subyace un pro- propuestas son resultados de investigaciones
ceso de territorialización ―teniendo éste ya un más amplias publicadas recientemente. Aun
carácter político, como se ha argumentado―, cuando respondan a realidades sociales concre-
sino también de conformación de sujetos políti- tas e históricamente determinadas, y a pesar de
cos, tanto por parte del Estado, de las empresas que los abordajes teóricos que sirven de marco
extractivas como de los actores sociales a nivel sean diversos, en ellos se halla, explícitamente,
colectivo, por lo que es necesario mirar cuál es un esfuerzo por comprender los movimientos
su condición, subalterna o dominante. sociales, desde la subjetivación o subjetividad
política y, en algún grado, lo territorial. Es
La subjetivación y la territorialización en el común encontrar en estos esfuerzos una tenden-
estudio de los movimientos sociales
cia a ver la subjetivación desde el ángulo de la
insubordinación y la resistencia, desde lo que
Hasta ahora se han expuesto los conceptos de
existe en potencia y como experiencia de lucha.
territorio y espacio para desarrollar la manera
Vommaro, quien recupera a Foucault,
en la que entiendo aquí la territorialidad; asi-
Guattari y Deleuze y tiene como referente al
mismo, he planteado los elementos que me
Movimiento de Trabajadores desocupados de
permiten señalar el horizonte problemático
Solano (MDT de Solano), plantea a la subjetiva-
hacia el que apunta la subjetivación política y,
ción, y su anclaje territorial, en tanto que proce-
en consonancia, he referido la pertinencia de
so o movimiento. El autor enfatiza el territorio
engarzar estos dos enfoques para relevar los
para entender cómo se conforma la politización
niveles de tensión existentes en los conflictos

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 144
de la vida cotidiana, y con ello plantea que “las Martínez y Juliana Cubides argumentan la sub-
organizaciones sociales de base territorial se jetividad política a partir de la tensión entre lo
convirtieron en espacios de emergencia de for- instituido y lo instituyente, conceptos que reto-
mas políticas alternativas a las dominantes y de man de Castoriadis:
producción de procesos de subjetivación que
potenciaron las posibilidades de insubordina- La subjetivación política está inscrita en
un capo de fuerzas que expresa la per-
ción y resistencia” (Vommaro, 2012: 63). Asi-
manente tensionalidad entre lo instituido
mismo, afirma que la subjetivación es contraria y lo instituyente. Desde este horizonte
de sentido, no existe un solo modo de
a la categoría de la identidad, en la medida en
producción de la política, lo instituyente
que aquélla tiene, como rasgos característicos, no puede ser pensado lejos ni por fuera
de lo instituido […] es producción de
el conflicto, el cual es un proceso e implica un
sentido y condición de posibilidad de un
movimiento o un desplazamiento, ya sea en modo de “ser” y “estar” en sociedad, de
asumir posición en ésta y hacer visible
acto o en acción, y su nivel es colectivo. A par-
su poder para actuar. Posición que está
tir de lo anterior, define que: inscrita en un campo de fuerzas comple-
jo que exige al sujeto deconstruirse y re-
construirse permanentemente en esa ten-
Los procesos de subjetivación están si- sión permanente entre lo instituido y lo
tuados espacial y temporalmente instituyente (Martínez y Cubides, 2012:
―tienen una intensidad y una extensión 174, 176).
y se realizan en el territorio―, y expre-
san una forma de vida por la cual el in-
Desde su perspectiva, si bien lo instituido refie-
dividuo deviene sujeto ―se subjetiva―.
Estos procesos están conformados por re al Estado, incluidas sus lógicas e institucio-
valores, percepciones, sentimientos,
nes, este aspecto desborda lo formal-
afectos, lenguajes, saberes, deseos, con-
cepciones, prácticas y acciones que se institucional y plantean que es necesario reparar
inscriben en el cuerpo producido, vivido
en la existencia de las clases dominantes y su
y experimentado de los sujetos […]. La
subjetivación es también una resistencia fuerza hegemónica. A su vez, lo instituyente
a la dominación (abrir una grieta, sus-
alude a la capacidad de constituir, es el sujeto
traerse, producir lo diverso, alterativo y
alternativo). Como tal, es también una como potencia y como poder. Además, plantean
forma de producir sujetos en relación
que la subjetividad es tanto individual por cuan-
con otros. Subjetivarse es ser sujeto, con
otros (Vommaro, 2012: 68). to que “la subjetividad establece una relación
intrínseca entre razón-conciencia-sentimiento-
Tendiendo como horizonte de reflexión los mo-
cuerpo”, y es colectiva “si el sujeto se configura
vimientos de corte educativo y la relación entre
en y desde sus interacciones” (Martínez y Cu-
sujeto-joven y sujeto-maestro, María Cristina
bides, 2012: 179).

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 145
Andrea Bonvillani, quien reflexiona en tituirse en un “sujeto que acciona”; lo territorial
torno a la participación política de los jóvenes, deviene, entonces, en que éste es un movimien-
argumenta la subjetivación política desde los to social que se caracteriza, entre otras cosas,
procesos de inclusión y exclusión en el marco por el cierre o corte de rutas ―este tipo de ac-
del capitalismo contemporáneo. Siguiendo el ción colectiva estaría ya indicando que lo terri-
planteamiento de Rancière, esta autora subraya torial tiene algún peso en dicho movimiento.
que la política supone un proceso de subjetiva- Por otro lado, es pertinente señalar que
ción cuyo contenido es la igualdad, no en el el trabajo de Sofía Bowen, Felipe Fábrega y
sentido liberal burgués, sino como emancipa- Rodrigo Medel, también se inscribe en este
ción por parte de los sujetos que buscan recupe- ángulo de análisis (Bowen et al., 2012). Si bien
rar su condición de “sujetos iguales”; la subje- no existe una formulación explícita en torno a
tivación es una “desclasificación”, una la noción de subjetivación o subjetividad políti-
desidentificación en la medida en que “consti- ca, lo político tiene, sin lugar a dudas, un papel
tuirse en sujeto deviene del ejercicio de la capa- central, porque al indagar sobre los movimien-
cidad de impugnar su ubicación social, y con tos sociales rurales los autores advierten que la
ella todo un universo de limitaciones y habilita- politización del territorio constituye uno de los
ciones, que parece ‘ser naturalmente’ lo que a ejes desde el cual se observan los grandes cam-
cada quien le corresponde” (Bonvillani, 2012: bios que han experimentado estos movimientos
194). en Chile durante las últimas décadas.
A diferencia de Pablo Vommaro, en esta Además de plantear la importancia del
propuesta lo territorial no está presente teóri- territorio y la territorialidad en el marco de la
camente, sino sólo la subjetivación política. Sin proliferación de industrias extractivas
embargo, considero que esta dimensión se ras- ―cuestiones centrales ligadas a lo aquí pro-
trea cuando se observa que los jóvenes a los que puesto―, me interesa señalar que, aun cuando
hace referencia buscan “darse un nombre” a el campo de análisis referido por estos autores
partir de la noción de “piquete”, en aras de corresponda incluso a otra latitud, en su pers-
pugnar la situación de exclusión y desempleo pectiva de análisis se privilegia la dimensión
que experimentan. Esto es, las consecuencias de política.
“ser piquetero” en el nivel de la subjetivación Sin negar las contradicciones económi-
política son ponderadas por la autora para mos- cas, estos autores plantean, básicamente, que la
trar que, en torno a ese nombre, se construye “disputa por la territorialidad” pone de mani-
una identidad que le permite a los jóvenes cons- fiesto que los movimientos rurales no sólo lu-

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 146
chan por la tierra, sino que lo que se juega son posiciones, generándose una clara separación
los valores culturales, históricos y simbólicos. entre un nosotros-habitantes del territorio que
Esto cobra especial relevancia en el marco del apoyan y/o se organizan en torno a la causa
declive ―o si se prefiere, de la apertura― de medioambiental- y otro-empresa minera” (Bo-
las formas organizativas formales, centrales y wen, et al., 2012: 219).
burocráticas que giran en torno al aparato esta- Respecto de este último punto, es preci-
tal, o para utilizar sus términos, del agotamiento so señalar que, si bien esta forma dicotómica de
de los movimientos rurales tradicionales (Bo- entender la realidad social constituye un recurso
wen et al., 2012: 215). Esto es, las luchas ya no analítico que, desde un primer acercamiento,
se levantan, según los autores, por la posesión resulta esclarecedor, considero que las media-
de la tierras sino que ahora se reivindica la de- ciones entre el nosotros y los otros, así como
vastación al medio ambiente. las contradicciones en el proceso de conforma-
Por lo tanto, afirman que la presencia ción de cada uno de ellos, tienen repercusiones
del factor medioambiental es, en estos movi- importantes, justamente, en la forma en que
mientos rurales, indicativo de la disputa territo- interpretamos y explicamos estos conflictos y
rial puesto que es frecuente que en estos con- movimientos socioambientales. De ahí que sea
flictos no sólo se tensione la relación sociedad y necesario observar con detenimiento que no
medio ambiente, sino sobre todo la toma de todas las veces los actores locales que ejercen
decisiones sobre el uso de los recursos naturales una territorialidad rechazan las transformacio-
por parte de un conjunto de actores locales y nes que suponen las actividades mineras, y
transnacionales, como en el caso de las empre- tampoco se olvide que, muchos de esos otros
sas mineras. actores locales, fungen como mediadores entre
Cabe destacar que los autores no pro- la empresa y los que rechazan a ésta, precisa-
fundizan, justamente, en cómo se politiza el mente, en favor de aquélla.
territorio, en qué grado y cuáles son sus alcan-
ces –seguramente por tratarse de un sucinto Conclusión
artículo. Hacen alusión a la conformación de un
Para el análisis de los conflictos socioambienta-
nosotros y un otro: “la disputa es política no
les extractivistas, y particularmente en torno a
sólo en cuanto a las prácticas formales y orga-
la megaminería, he propuesto la articulación de
nizadas sino también, por la legitimidad de di-
la territorialidad y de la subjetivación, en tanto
ferentes ideas y formas de conocimiento […]
que desdoblamiento analítico sugerido por el
En esta batalla de poder se definen actores y

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 147
propio carácter de dichos conflictos. Por un Una vez que los conflictos socioambientales
lado, los procesos de conformación de territo- emanados de las prácticas extractivas son ex-
rialidades permiten dar cuenta de la manera en puestos a partir de las territorialidades que allí
que los actores involucrados en estos conflictos se instituyen y que entran en tensión, es necesa-
están relacionados con el territorio. La forma en rio mirar cómo estas tensiones se reflejan tam-
que estos actores se apropian, dominan y valo- bién en el nivel de la subjetivación política, en
ran un mismo espacio, constituye la pauta desde aras de mostrar cuáles son los intereses que en-
la cual es posible describir dos cuestiones im- tran en contradicción, piso sobre el que será
portantes: cómo se configuran los conflictos posible observar cómo las experiencias de su-
con claros alcances sociales y ambientales mi- balternidad y de conflicto son capitales en el
neros, y de qué manera los distintos actores se proceso de politización a nivel colectivo. •
articulan en torno a un mismo territorio.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 148
Fuentes cos-Facultad de Ciencias Políticas y So-
ciales, UNAM): 17-47.
Alimonda, Héctor (2011). La naturaleza colo-
Fischer-Kowalski, Marina y Helmut Haberl
nizada. Ecología política y minería en
(2000). “El metabolismo socioeconómi-
América Latina. Buenos Aires: Clacso.
co”, en Ecología Política. Barcelona:
Bonvillani, Andrea (2012). “Hacia la construc-
FUHEM-Icaria (Cuadernos de Debate In-
ción de la categoría subjetividad políti-
ternacional, 19), pp. 21-33.
ca: una posible caja de herramientas y
Giménez, Gilberto (2000). “Territorio, cultura e
algunas líneas de significación emergen-
identidades. La región sociocultural” en
tes”, en Claudia Piedrahita Echandia,
Rocío Rosales (coord.), Globalización y
Álvaro Díaz Gómez y Pablo Vommaro
regiones en México. México: Miguel
(coords.), Subjetividades políticas: de-
Ángel Porrúa-UNAM, pp.19-51.
safíos y debates latinoamericanos. Bo-
Gramsci, Antonio (1997). Antología, 3ª ed. Sel.,
gotá: Universidad Distrital Francisco
trad. y notas de Manuel Sacristán.
José de Caldas-Instituto para la Investi-
México: Siglo XXI.
gación Educativa y el Desarrollo Pe-
Gudynas, Eduardo (2009). “Diez tesis urgentes
dagógico (IDEP)-Clacso, pp.191-202.
sobre el nuevo extractivismo. Contextos
Bowen, Sofía, Felipe Fábrega y Rodrigo Medel
y demandas bajo el progresismo suda-
(2012). “Movimientos sociales rurales y
mericano actual”, en Jürgen Schuldt et
problemática medioambiental: la disputa
al., Extractivismo, política y sociedad.
por la territorialidad”, Psicoperspecti-
Quito: Centro Andino de Acción Popu-
vas, vol.11, núm.1 (Santiago: Universi-
lar (CAAP)-Centro Latino Americano de
dad de Chile): 204-225.
Ecología Social (CLAES), pp. 187-225.
Delgado, Gian Carlo (2012). “Extractivismo
Haesbaert, Rogério (2011). El mito de la deste-
minero, conflicto y resistencia social”,
rritorialización. Del “fin de los territo-
Realidad Económica, núm. 265 (Buenos
rios” a la multiterritorialidad. México:
Aires: Instituto Argentino para el Desa-
Siglo XXI.
rrollo Económico): 60-81.
Harvey, David (2008). La condición de la pos-
Delgado, Gian Carlo (2010). “La gran minería
modernidad, 2ª ed. Buenos Aires: Amo-
en América Latina, impactos e implica-
rrortu.
ciones”, Acta Sociológica, núm. 54
Machado, Horacio et al. (2011). 15 mitos y rea-
(México: Centro de Estudios Sociológi-
lidades de la minería transnacional en

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 149
la Argentina. Guía para desmontar el México: construcción de subjetividades
imaginario prominero. Buenos Aires: y lenguajes de valoración anticapitalis-
Herramienta/El Colectivo. tas”, Herramienta Web 7. Debate y
Martínez, María Cristina y Juliana Cubides crítica marxista (diciembre), en
(2012). “Acercamiento al uso de la ca- <http://www.herramienta.com.ar/herram
tegoría ‘subjetividad política’ en proce- ienta-web-7/luchas-socioambientales-
sos investigativos”, en Claudia Piedrahi- en-mexico-construccion-de-
ta, Álvaro Díaz y Pablo Vommaro subjetividades-y-lenguajes-de-va>, con-
(coords.), Subjetividades políticas: de- sultada el 7 de enero de 2012.
safíos y debates latinoamericanos. Bo- Pereyra, Carlos (1976). “El sujeto de la histo-
gotá: Universidad Distrital Francisco ria”, Revista Dialéctica, año 1, núm. 1
José de Caldas-Instituto para la Investi- (Puebla: Benemérita Universidad Autó-
gación Educativa y el Desarrollo Pe- noma de Puebla): 71-91.
dagógico (IDEP)-Clacso, pp.169-189. Raffestin, Claude (1984). “Territoriality. A Re-
Martínez Alier, Joan (2009). El ecologismo de flection of the Discrepancies between
los pobres: conflictos socioambientales the Organization of Space and Individu-
y lenguajes de valoración, 3ª ed. Barce- al Liberty”, International Political Sci-
lona: Icaria. ence Review, vol. 5, núm. 2 (Ginebra:
Marx, Karl (1977). El dieciocho brumario de Université de Genève): 139-146.
Luis Bonaparte, 3ª ed. Barcelona: Ariel. Sack, Robert D. (1991). “El significado de la
Massey, Doreen (2005). “La filosofía y la polí- territorialidad”, en Pedro Pérez Herrero
tica de la espacialidad: algunas conside- (comp.), Región e historia en México
raciones”, en Leonor Arfuch (comp.), (1700-1850). Antologías universitarias.
Pensar este tiempo. Espacio, afectos, México: Instituto Mora-Universidad
pertenencias. Barcelona: Paidós, Autónoma Metropolitana.
pp.101-128. Tassin, Étienne (2012). “De la subjetivación
Modonesi, Massimo (2010). Subalternidad, política. Althus-
antagonismo y autonomía. Marxismo y ser/Rancière/Foucault/Arendt/Deleuze”,
subjetivación política. Buenos Aires: Revista Estudios Sociales, núm. 43
Prometeo-Clacso. (agosto) (Bogotá: Universidad de los
Navarro, Mina L. y César Enrique Pineda Andes-Facultdad de Ciencias Sociales):
(2010). “Luchas socioambientales en 36-49.

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral


Claudia Bucio Feregrino • Territorialidad y subjetivación política: herramientas para el análisis… • 150
Tischler, Sergio (2010). “La memoria ve hacia un acercamiento desde experiencias de
adelante. A propósito de Walter Benja- organizaciones sociales en Buenos Ai-
min y las nuevas rebeldías sociales”, res”, en Claudia Piedrahita, Álvaro Díaz
Constelaciones. Revista de Teoría Críti- y Pablo Vommaro (coords.), Subjetivi-
ca, núm. 2 (Madrid: Centro de Ciencias dades políticas: desafíos y debates lati-
Humanas y Sociales-Consejo Superior noamericanos. Bogotá: Universidad
de Investigaciones Científicas): 38-60. Distrital Francisco José de Caldas-
Tischler, Sergio y Mina Navarro (2011). Instituto para la Investigación Educativa
“Tiempo y memoria en las luchas socio- y el Desarrollo Pedagógico (IDEP)-
ambientales en México”, Desacatos. Consejo Latinoamericano de Ciencias
Revista de Antropología Social, núm.37 Sociales (Clacso), pp. 63-76.
(México: CIESAS): 67-80.
Vommaro, Pablo (2012). “Los procesos de sub-
jetivación y la construcción territorial:

enero-junio 2015 • volumen 05 • número 01 • publicación semestral

S-ar putea să vă placă și