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de solución autoperpetuador del problema: realizar una serie infinita de exámenes que
mantienen el problema.
Objetivos:
(1) definición del problema y captación del paciente;
(2) acuerdo sobre los objetivos, establecimiento de la relación terapéutica, confianza y
colaboración;
(3) investigación del sistema perceptivo-reactivo del paciente y redefinición de éste;
(4) elaboración de la hipótesis de intervención;
(5) primeras maniobras.
Estrategias:
(1) técnica de "calcado";
(2) reestructuración circular del problema;
(3) reestructuración circular del sistema perceptivo-reactivo y de los intentos de solución
desarrollados;
(4) reestructuración paradójica;
(5) técnica de la confusión;
(6) imposiciones a base metáforas;
(7) prescripciones indirectas.
Comunicación: lenguaje hipnótico (hipnosis sin trance, atención activa, carga sugestiva e
influencia personal).
Objetivos:
(1) ruptura del sistema perceptivo-reactivo rígido y de los intentos de solución
desarrollados;
(2) redefinición del primer cambio;
(3) incentivo para posteriores cambios progresivos;
(4) cambios de percepción frente a la realidad.
Estrategias:
(1) reestructuraciones:
a. paradójicas,
b. provocativas,
c. la duda;
(2) prescripciones de comportamiento:
a. directas,
b. indirectas,
c. (paradójicas;
(3) imposiciones a base de metáforas:
a. anécdotas,
b. historias,
c. aforismos;
(4) redefiniciones cognitivo-explicativas sobre los cambios obtenidos.
Objetivos:
(1) experiencias directas de situaciones de superación del problema;
(2) cambios posteriores en aumento hasta la consecución de los objetivos acordados
como solución del problema;
(3) redefinición de la percepción y relación consigo mismos, con los demás y el mundo;
(4) consolidación de los resultados obtenidos;
(5) adquisición de flexibilidad perceptivo-reactiva frente a la realidad.
Estrategias:
(1) prescripciones directas o indirectas de comportamiento (asignadas de manera cada
vez menos "impositiva");
(2) reestructuraciones;
(3) imposiciones paradójicas de recaída;
(4) redefiniciones explicativas de los cambios e incentivo a la autonomía personal.
Cuarto Estadio
Estrategias:
(1) explicación del trabajo desarrollado (redefinición cognitiva) y aclaración del proceso
de cambio;
(2) atribución de la responsabilidad del cambio al paciente y a sus recursos personales.
Primer Estadio:
En la primera sesión es muy importante encontrar una posibilidad de solución, aunque
son pacientes muy sugestionables, si no experimentan inmediatamente la sensación de haber
encontrado el camino hacia la solución, huyen de la terapia.
La primera maniobra terapéutica, luego de haber constatado el problema es la siguiente:
ruptura del sistema interpersonal de mantenimiento del problema. En forma sugestiva se indica
al paciente que él no puede contar con el sostén y la protección de los demás como solución del
problema, sino que debe empezar a considerar que esa ayuda es peligrosa y perjudicial porque
puede contribuir a agravar el problema. Se le indica que las personas que han estado cerca de
él, y a quienes recurre, no pueden hacer nada por cambiar el problema, y que por el contrario,
1
Véase Nardone y Watzlawick (1992) para un análisis del lenguaje hipnótico en la "hipnoterapia sin trance".
de modo sutil, lo empeorarán. Sin embargo, se le refuerza la idea que no puede prescindir de la
ayuda de los demás.
La segunda maniobra terapéutica en esa sesión es la siguiente. Se le asigna que realice
una investigación en forma experimental, y que debe realizarla al pie de la letra para conseguir
un mejor conocimiento de la situación. Se le prescribe el "diario de a bordo2", en la siguiente
forma:
"Cada vez que, aunque le ocurra cien veces al día, usted entre en crisis, tenga un
momento de pánico, sienta que nace la angustia, etc., deberá sacar del bolsillo el
diario de a bordo que le entrego y anotar en él todo lo que le sucede, siguiendo
detalladamente las instrucciones y rellenando cada término contemplado en dicho
diario. En la próxima sesión deberá entregarme las páginas referentes a la semana
transcurrida y yo las estudiaré."
Nardone indica que esta tarea basta para romper el sistema rígido de percepciones de la
realidad, y ha sido anulada la red contraproducente de apoyos sociales. La explicación para esto,
es que la tarea prescrita y la reestructuración efectuada en la sesión obligan al paciente a dirigir
su atención desde los síntomas al cumplimiento de la tarea, debido a lo cual deja de utilizar las
soluciones ensayadas equivocadas.
Segundo Estadio:
Comienza cuando la respuesta a la tarea de la primera sesión ha resultado óptima. En
caso contrario, se mantiene la prescripción durante otra semana.
Cuando la respuesta ha sido óptima, se refuerza el efecto de las maniobras anteriores:
"Puesto que usted ha mostrado en estas semanas tan buena disposición para
combatir su problema, ahora le voy a dar una pequeña tarea que le parecerá más
rara y absurda que lo que ha realizado hasta ahora. Pero como usted y yo estamos
de acuerdo, deberá cumplirlo a como dé lugar. Por otra parte me merezco cierto
margen de confianza por su parte, ¿no cree? Veamos, supongo que tiene en casa un
2
"Diario de a bordo": Cuadernillo que se entrega al paciente junto con la prescripción. Es un formulario
engorroso con diez columnas que se refieren a la fecha, lugar, situación, pensamientos, acciones, síntomas,
etc., y que toma alrededor de 5 minutos llenarlo cada vez.
despertador, uno de esos que tienen un timbre tan antipático. Pues bien, todos los
días a la misma hora, que ahora vamos a fijar, deberá coger ese despertador y
darle cuerda para que suene al cabo de media hora. Durante esta media hora, usted
se encerrará en una habitación de su casa y, sentado en una butaca, deberá
esforzarse por sentirse mal, deberá concentrarse en las peores fantasías de su
problema. Pensará en los peores miedos hasta que se produzca voluntariamente
una crisis de ansiedad y pánico, permaneciendo en este estado durante la media
hora. En cuanto suene el despertador, deberá apagarlo e interrumpirá la tarea,
abandonando los pensamientos y las sensaciones que se ha provocado, irá a lavarse
la cara y reanudará su actividad diaria habitual."
Tercer Estadio:
En esta fase se programan prescripciones directas de comportamiento, elaboradas sobre
la base de una escala progresiva de situaciones consideradas espantosas, a las que se expone
gradualmente al paciente.
Un ejemplo de estas prescripciones es la siguiente:
"A partir de hoy y hasta la próxima sesión, usted seguirá al pie de la letra las
instrucciones que le voy a dar. El Sábado, a las diez, hará todos los preparativos
para salir, irá a la puerta de su casa y, antes de abrir hará una pirueta. Después de
abrir la puerta, saldrá, cerrará la puerta y hará otra pirueta; después bajará las
escaleras, llegará al portal de la casa, hará otra pirueta, lo abrirá y, después de salir,
hará otra pirueta y se dirigirá al centro de la ciudad. Irá al mercado de verduras y
buscará la manzana más grande, más roja y más madura y me la traerá al
consultorio. Tenga en cuenta que yo estaré ocupado, por lo tanto deberá llamar a la
puerta de mi despacho, yo le abriré, usted me dejará la manzana, que comeré a
mediodía, y nos despediremos hasta la próxima sesión."
Nardone indica que después de haber llevado a cabo esta tarea, los pacientes
comienzan a salir solas, sin miedo y aventurándose cada vez más. A medida que los pacientes
ejecutan las prescripciones directas de comportamientos, tras cada prescripción se procede a la
redefinición de las capacidades reales demostradas por la persona al superar las situaciones
antes críticas.
Primer Estadio:
El objetivo de la primera sesión es la creación de un vínculo terapéutico basado en el
contacto y la aceptación interpersonal. Con este tipo de pacientes es fundamental el
asentimiento y la aceptación manifiesta de sus fijaciones y miedos, a menudo objetivamente
inmotivados.
Al final de la sesión se procede a elaborar una elaborada, tortuosa, pedante y poco clara
reestructuración del trastorno presentado, recurriendo a citas de hechos y pensamientos, y
orientada a demostrar que con frecuencia estos trastornos pueden encubrir un papel importante
o una función determinante en la personalidad. Incluso puede ser un don, reservado a unos
pocos seres más observadores y sensibles que los demás. El terapeuta se pregunta cuál será el
papel o función positiva que está jugando su trastorno. Se le sugiere que reflexione durante una
semana respecto a esa posible realidad.
Al final de la sesión, Nardone relata la historia de la hormiga y el ciempiés. Una vez una
hormiga le preguntó a un ciempiés: ¿podrías explicarme cómo te las arreglas para caminar tan
bien con cien patas a la vez, dime cómo consigues controlarlas todas a la vez. El ciempiés se
colocó a pensar en eso y ya no pudo caminar. El terapeuta le solicita al paciente que piense en
esa historia.
Segundo Estadio:
Según Nardone, los pacientes presentan dos tipos de reacciones ante la prescripción
anterior: (1) Han pensado en la utilidad de sus actos, pero no han encontrado el sentido de
aquellos; sin embargo se han sentido mejor; y (2) Entiende que sus actos sirven para algo, pero
no sabe para qué; y se ha sentido mejor.
Nardone afirma que la movida estratégica ha consistido en disminuir la tensión
obsesiva, pero orientándola hacia un oscuro posible significado positivo de los trastornos. La
atención ha sido concentrada en algo distinto al miedo, con lo cual se ha disminuido el
mecanismo obsesivo de las soluciones ensayadas.
En la segunda sesión se procede a reforzar la hipótesis del papel positivo de los
síntomas sobre la personalidad del paciente, usando un razonamiento complicado. Al final de la
sesión se entrega una prescripción de comportamiento, que está destinada a incidir
directamente en la solución ensayada disfuncional. Esta prescripción paradójica es la misma
entregada en el Segundo Estadio del tratamiento de la agorafobia.
Nardone indica que en la tercera sesión el relato más frecuente es que consiguen estar
mal por media hora o, por el contrario, se relajan y elaboran incluso pensamientos positivos.
Sin dar explicaciones se entrega una metáfora, la historia de Yu el Grande. Yu el Grande
regula las aguas, poniendo fin al diluvio, no como ya había intentado en vano el padre, o sea
construyendo diques para frenar las aguas, sino que excavando canales para hacer que fluyeran
hacia donde deseaba. También se ordena elevar la media hora de ritual prescrito a 45 minutos
de ejecución diaria.
A la sesión siguiente los pacientes manifiestan más mejoría. Se eleva la prescripción a 1
hora al día. Se los invita a pensar nuevamente en el ciempiés, y se los despide con otra
metáfora para reforzar el mensaje. "Se cuenta que un príncipe, fascinado por el vuelo de los
pájaros, ató juntos a dos pájaros para que volaran mejor aun. Los pájaros tenían cuatro alas,
pero no podían volar."
Tercer Estadio:
En la cuarta sesión los pacientes refieren que se sienten decididamente mejor y que sólo
han tenido unos pocos episodios de pánico. Muchos de los pacientes han dedicado mucho
tiempo a pensar en el ciempiés y en el príncipe, pero no se explican cómo ha disminuido el
pánico.
En esta sesión se redefine la situación explicando en líneas generales la estrategia
usada, es decir, cómo la paradoja actúa para crear problemas, pero que también puede
utilizarse para sacar de quicio a los problemas. Se hace hincapié en el hecho que el paciente ha
adquirido un instrumento nuevo y realmente eficaz para combatir el miedo.
Sin embargo, se advierte que ha llegado el momento de ir más lento, "Si se aprieta
demasiado el acelerador, nos salimos de la carretera". Además se afirma, "Sabe, creo que cabe
esperar alguna recaída en las próximas semanas, porque es posible que retornen con fuerza
ciertos trastornos que ya se habían anulado. Es más, estoy convencido que en los próximos días
se producirá casi con toda seguridad un rebrote de los síntomas. Por lo tanto, siga haciendo lo
que ha aprendido."3
A todos los pacientes se les asigna la siguiente prescripción:
"Bien, ahora que hemos desactivado los mecanismos que usted conoce muy bien,
podemos empezar a utilizar su sensibilidad y su gran capacidad de atención. Quiero
que en los próximos días, cuando salga, haga lo que acostumbra a hacer un
antropólogo cuando estudia una determinada cultura. Observa atentamente el modo
de comportarse de las personas: cómo se mueven, cómo hablan, cómo actúan, etc.
A partir de estas observaciones intenta entender a estas personas y las reglas por las
que rigen su comportamiento, su sociedad, su cultura. Quiero que usted haga todo
esto observando el comportamiento de las personas que ve, con las que se
encuentra. Quiero que se esfuerce por comprender qué clase de personas son, a
partir de su modo de actuar. Estoy convencido que, dada su sensibilidad y capacidad
de atención, descubrirá cosas interesantes, que me explicará en la próxima sesión."
3
Manejo del cambio.
Primer Estadio:
La primera entrevista estará dedicada a la construcción de un vínculo terapéutico de
contacto y aceptación interpersonal. Para esto es fundamental, mucho más que en los otros
casos, el asentimiento y la aceptación de las fijaciones y de sus rituales.4
Al definir el problema y ponerse de acuerdo en los objetivos del tratamiento, se utiliza la
estrategia comunicativa de "calcado"5, unida a la evitación total de opiniones que pudieran
contradecir el punto de vista del paciente.
4
Aquellos terapeutas que intentan convencer al paciente de lo absurdo de sus rituales pierden poder de
influencia terapéutica, puesto que eso es una medida de "sentido común" que sin duda ya se la habrán
indicado quienes conocen al paciente; y el paciente mismo reconoce lo absurdo de su comportamiento, pero
no pude detenerlo. (Nardone)
5
Es decir, como estos pacientes se expresan en una forma compleja, meticulosa, el terapeuta procederá del
mismo modo.
Segundo Estadio:
En la segunda sesión, tras el relato del paciente, se procede a reforzar la hipótesis del
papel funcional positivo de los síntomas para la personalidad del paciente. Por medio de una
serie de complejos razonamientos y suposiciones, se llega a la prescripción de la media hora
con el despertador.
La segunda prescripción es la siguiente:
"Bien, partiendo de lo que hemos dicho hasta ahora, le asigno un deber concreto,
que usted deberá realizar sin hacerme preguntas ni pedir explicaciones, porque le va
a ayudar a resolver las dudas sobre el papel positivo de su trastorno; por eso deberá
conseguirlo usted solo. Yo sólo le daré las explicaciones pertinentes más tarde.
Quiero que usted, cada vez que vaya a hacer aquellas cosas concretas que se siente
impelido a hacer, en lugar de resistirse y no hacerlas, las haga voluntariamente diez
veces, ¡exactamente diez veces! ¡Ni una más ni una menos! ¡Exactamente diez
veces! ¡Ni una más ni una menos!"
Esta prescripción –sugiere Nardone– debe imponerse como si fuera una auténtica
sugestión hipnótica, con una lenguaje lento, cadencioso, repetitivo, redundante en el momento
de especificar exactamente el comportamiento que hay que seguir.
Nardone indica que prescribir lo que habitualmente se intenta reprimir hace que el
síntoma se vacíe de su valor real de síntoma.
En la tercera sesión, el relato más frecuente es que el paciente se disculpa por no haber
posido seguir la prescripción al pie de la letra, no ha podido ejecutar el ritual diez veces, y en
ocasiones no ha podido ejecutarlo de ningún modo. Otros reportan que no han sentido la
necesidad de hacer los rituales. Sin embargo, siguen sin entender el papel positivo de sus
síntomas.
La respuesta más frecuente a la prescripción de la media hora de pensamientos para
sentirse mal, es que inexplicablemente tienen muchos pensamientos e ideas positivas.
Luego de obtenida esta información, se prescribe una semana más de ejecutar diez
veces los rituales; y también continuar con la media hora de provocación voluntaria de
sentimientos negativos, dividiéndola en sesiones de cinco minutos repartidos en seis sesiones
diarias en un horario fijo.
Tercer Estadio:
En la cuarta sesión la mayoría de los pacientes explican que se han sentido claramente
mejor, que han tenido pocos episodios obsesivos y de repetición de acciones, y que cuando
empiezan a realizarlas voluntariamente dejan de sentir el impulso de continuar.
En este momento se redefine la situación explicando a grandes rasgos el procedimiento
utilizado y cómo la paradoja de "sea espontáneo" sirve para crear problemas. En forma concreta
se le explica la posibilidad clara de resolución de estos problemas, en cuanto se modifique la
lógica de nuestras reacciones ante ellos.
Sin embargo, se afirma también que en este punto del tratamiento es preciso disminuir
la velocidad del cambio. Se prescribe, incluso, una recaída para la semana siguiente.
Se prescribe la ejecución durante tres minutos, tres veces al día, el ritual paradójico de
pensar voluntariamente en los peores miedos. Se prescribe repetir exactamente quince veces
un ritual si éste aparece. "Desde luego, es posible no repetir ninguna, pero si se repite una
deberá repetirse quince veces, ni una más, ni una menos."
A la semana siguiente el reporte más frecuente es que son muy pocos los pacientes que
han tenido la recaída prescrita; se sienten mejor, con menos pensamientos fijos y casi sin un
repertorio de acciones repetidas.
Se prescribe para la semana siguiente una recaída ligera; para aquellos que no han
experimentado recaída, se las prescribe.
En este punto de la terapia, en la mayoría de los casos se pasa a la prescripción del
"antropólogo", para desviar la atención del sujeto hacia el estudio de los demás.
A la sesión siguiente, la mayoría de los pacientes explica que no ha tenido recaídas y
describen animadamente muchas tipologías de comportamiento humano. Esta sesión se agota
en base a reflexiones de la utilidad de continuar con su capacidad de investigación evaluadora
en la interacción con los demás.
Cuarto Estadio:
En la sexta o séptima sesión, en los casos menos complicados, al situación obsesiva se
ha reducido a una mínima expresión. Por ello se procede a una redefinición de la situación,
destinada a subrayar las capacidades demostradas por el paciente al combatir sus problemas
colaborando de una manera excepcional con el terapeuta. En estos casos se comienza a
espaciar el tiempo entre una sesión y otra, para reforzar la autonomía personal y demostrar que
se tiene una mayor confianza en las capacidades adquiridas por el paciente.
Fue enviada a "estudiar" en los alrededores de su casa de campo todos los distintos
tipos de excremento animal que pudiera encontrar. Tras esto, se la obligó a que,
armada de una pequeña pala, recogiera el excremente "más significativo", lo llevara
a casa, fuera al baño, lo arrojara al retrete y tirara de la cadena. La finalidad era
liberarla definitivamente del objeto simbólico y de los miedos y fijaciones que aun
persistían.
Nardone reflexiona que el éxito del contra-ritual se debe al hecho que utiliza la misma
estructura ritual del síntoma en dirección opuesta. Estas prescripciones deben ser entregadas en
base a una comunicación impositiva-sugestiva; de lo contrario, difícilmente los sujetos
realizarían estas aparentemente absurdas secuencias de actos.
En estos casos, al llegar a este punto, se ha avanzado en base de progresivas
redefiniciones positivas del cambio concreto y de las capacidades para afrontar el problema,
atribuyéndole al paciente la responsabilidad del cambio producido. Se disminuye después la
frecuencia de las sesiones hasta llegar al final del tratamiento.
Las estrategias para este síndrome son, excepto algunas pequeñas variantes, las mismas
utilizadas en el caso de los síndromes de ataques de pánico con agorafobia.
Referencias bibliográficas
Nardone, G. (1997) Miedo, pánico, fobias. La terapia breve. Ed. Herder, Barcelona
Nardone, G. y Watzlawick, P. (1992) El arte del cambio. Ed. Herder, Barcelona
Nardone, G. y Salvani, A. (2006) El diálogo estratégico. Comunicar persuadiendo: técnicas para
conseguir el cambio. Ed. Integral, Barcelona