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Susana Tambutti
Introducción1
La inclusión de la tecnología en la danza aparece hoy bajo diversas formas, desde
coreografías pensadas a partir de programas computarizados hasta la utilización del
video y/o proyecciones de distinto tipo, o bien, manipulando distintos recursos técnicos
que al operar sobre la imagen del cuerpo ofrecen un adelanto en la representación de
un cuerpo-futuro “ontológicamente reformulado”.2
Parte de la producción coreográfica de los últimos años se aleja de cualquier tipo de
retrospectiva, no mira hacia el pasado, no toma citas sino que propone una imagen-
cuerpo diferente en la que se manifiesta un alejamiento del cuerpo “real” tendiendo a
mostrar cuerpos en retirada mediante su disolución en la tecnología. No se trata de la
misma ilusión creadora y artística del cuerpo danzante tal como estamos
acostumbrados a percibirlo; se trata casi de un espejismo que se distancia de las
maneras pasadas de entender la danza, el cuerpo, la temporalidad y la espacialidad.
Las nuevas tecnologías actuando sobre el cuerpo-pantalla, lo ocultan al mismo tiempo
que lo convierten en una entidad ausente.
Todas las concepciones corporales anteriores, desde aquellas provenientes del
clasicismo hasta las propias del romanticismo, incluyendo las de principios del siglo XX,
mostraban un tratamiento simbólico, al mismo tiempo que continuaban los lineamientos
de las exigencias académicas y seguían fielmente los presupuestos de una
representación basada en la imitación. Hoy, la representación del cuerpo dentro de las
nuevas tecnologías incluye la dispersión: el cuerpo del bailarín es una figura que se
disipa, cuya significación está indeterminada, no se muestra como apariencia única, sino que se
disemina en figuras ambivalentes. Transformando la “imagen-cuerpo” moderna, en el nivel
material, en un soporte de la catarsis. En ella, se recrea el examen pasional de una tensión
dolorosa e irresoluble entre el cuerpo y el pensamiento del cuerpo, del mismo modo que la
tragedia recreaba para los griegos de entonces sus grandes sufrimientos sociales.3
¿Tecnofilia o tecnofobia? ¿Cómo se ubica la danza en una época que pareciera plantear esta
dualidad? En ese marco conflictivo, se está produciendo una fusión entre el cuerpo carnal y la
tecnología, entre la carne y la imagen, entre lo real y lo potencial.
Apenas dos generaciones atrás, para los coreógrafos de los ochenta, todavía no existía
Internet, la relación entre danza y tecnología era impensable en la forma en que hoy la
conocemos. La sola aparición del vídeo, con la posibilidad del registro, la posibilidad de
ver las imágenes repetidamente, controlarlas, pensar el movimiento desde la imagen, la
inclusión del video en el hecho escénico de la danza, el uso de los programas
computarizados para componer secuencias de movimiento, supuso una pequeña
revolución que naturalmente debemos incorporar a la hora de pensar una coreografía.
La alienación producida por la ya casi invencible separación entre mente y cuerpo (o
cuerpo y pantalla de control) sumado a la manipulación del cuerpo en una nueva
dimensión está impulsando a una revisión en los modos compositivos lo que quiere decir
reformulación de la producción y, por consecuencia, cambio en los modos de recepción
de la danza como hecho escénico.
1
Esta conferencia se ilustró con la proyección de fragmentos de las obras mencionadas.
2
ARDENNE, Paul. Figurar lo humano en el Siglo XX. En DEBATS 79. ESPAIS.
www.alfonselmagnanim.com/debats/79/espais02.htm
3
Ibidem.
1
En la danza de comienzos del siglo XX, momento de exaltación de la relación
entre el hombre y la naturaleza, se continuó con la idealización del cuerpo
aunque a la vez se iniciaba un proceso que abría paso a sus cualidades
fantasmagóricas dando inicio a su ocultamiento. La llamada de Isadora hacia una
"vuelta a la naturaleza" se oponía a la tendencia hacia la integración del cuerpo
dentro de un concepto tecnicista.
El camino de la relación entre danza y tecnología está marcado por la huella
inicial de Löie Füller (1862-1928), una de las bailarinas más extravagantes y
admiradas de los indolentes Noventa, estaba en la cúspide de su fama cuando,
en 1898, los Curies4 descubrieron el radium. Füller había hecho experiencias con
la luz durante muchos años. Además de investigar sobre el uso de la luz eléctrica
y de inundar su espectáculo con luz, La Belle Américaine, tal como Löie Füller
era apodada, escribió a Madame Curie con la intención de construir unas alas de
mariposa fabricadas a partir del uso del radium, con el fin de manipular la luz
pálida y etérea que el radium emitía. Pocos años después, en 1904, Löie Füller
era capaz de extraer pintura fosforescente del residuo del óxido de uranio. Con
ese material pintó uno de sus vestuarios y se movió bajo un mar de luz en su
Danza del Radium (1904).
Cuenta en su autobiografía, Quince años de la vida de una bailarina cómo,
mientras estaba parada frente a un espejo, descubrió que la luz del sol volvía
transparente la ropa que usaba...
...reflejos dorados jugaban en los pliegues resplandecientes de la seda, y en esta luz mi
cuerpo era revelado sólo como un contorno sombrío...
4
Pedro y María Curie. María Curie (1867-1934) Investigadora polaca cuyo apellido era Sklodowska. Junto con su esposo
se dedicó a las investigaciones químicas y físicas, las que dieron por resultado el descubrimiento del radio, por el que
obtuvo el Premio Nobel de Física en 1903, e individualmente el de Química, en 1911. A la muerte de su marido ocupó su
cátedra de física general en la Sorbona. Pedro Curie (1859-1906) Físico francés. Además del radio descubrió la
piezoelectricidad. (N del T)
2
Obsesionada con la idea de crear una danza ilusionista a través de la
electricidad y las proyecciones, se transformó en una de las pioneras más
importantes del diseño lumínico y escénico.
Más adelante, y como era de esperarse en una época que preanunciaba la I
Guerra Mundial, el cuerpo se proyectó según metáforas que evocaban motores,
cañones y aeroplanos y como premonición de un cuerpo en fuga, el artista
plástico Giacomo Balla realizó, el 30 de abril de 1917, su única experiencia
coreográfica prescindiendo de bailarines. La obra, de tres minutos de duración,
fue presentada en un programa de Los Ballet Russes en el Teatro Constazi de
Roma. Firework estaba basada en la composición de Stravinsky del mismo
nombre. La obra se llevaba a cabo tanto en el escenario como en la platea. Este
trabajo revolucionario utilizaba cuarenta y nueve escenografías diferentes y una
coreografía lumínica controlada por el mismo Balla. En concordancia con los
presupuestos futuristas que, según señalara F.T.Marinetti, en su Manifiesto de la
danza futurista, alababan aquella danza que no tenía otro fin que el de…
…intensificar el heroísmo, dominador de metales y fundido con las divinas máquinas de
velocidad y de guerra
El carácter absolutamente nuevo que asumirá la escena con mi innovación, está dado por la
supresión de la escena pintada. El escenario no será ya un fondo coloreado, sino una
arquitectura electromecánica incolora, vivificada poderosamente por emanaciones
cromáticas de fuentes luminosas generadas por reflectores eléctricos situados en
escondrijos multicolores, dispuestos y coordinados en relación con la psicología de la acción
escénica. La irradiación luminosa de estos haces coloreados, las combinaciones dinámicas
de las fugas cromáticas darán resultados maravillosos de compenetración, de intersección,
de luz y de sombra, creando vacíos de abandono y relieves luminosos de exultación. Este
conjunto, estos choques irreales esta exuberancia de sensaciones unidas a las dinámicas
arquitecturales de la escena, que moviéndose pondrán en marcha los brazos metálicos,
invertirán los planos plásticos en un estrépito esencialmente moderno, aumentarán la
intensidad vital del acto escénico. Iluminado por medios semejantes, la escena y los actores
3
crearán efectos dinámicos imprevistos que, en los teatros de hoy, están olvidados o
empleados raramente sobre todo por la costumbre vil de la imitación.
4
forma entre el cuerpo y el mundo exterior, que simboliza la relación del cuerpo con dicho
mundo exterior. Octubre de 1915.5
5
sobre un piso blanco de tela) y se completa con la partitura hipnótica de Philip
Glass. La imagen de Childs se vuelve fantasmagórica cuando baila detrás de la
pantalla sobre la que se proyectan las imágenes creadas por LeWitt. La totalidad
del hecho escénico está sostenido por un minimalismo riguroso. La presencia
lejana de las criaturas de Oskar Schlemmer aparecen como antecedente
ineludible en esta propuesta.
En la década de los ´80 llega la animación digital. Sin duda una de las figuras
destacadas del momento es Merce Cunningham, de quien vamos a mencionar
una de sus últimas creaciones: Biped. El entusiasmo de Cunningham por la
tecnología lo impulsó a explorar las posibilidades del video y del film junto a
Charles Atlas y Elliot Kaplan como colaboradores. Trabajó ampliamente con el
programa de computación Life Forms, desde 1991.
Biped se estrenó en 1999, producto de una colaboración con artistas visuales,
en este caso Paul Keiser y Shelley Eshkar. Aquí junto con el elemento visual,
existe la danza y su sombra digital a través de la proyección. El título se refiere a
la tecnología visual que utiliza proyecciones simultáneas detrás de los bailarines
sobre un telón negro de fondo y sobre una pantalla frontal. Dice Cunningham…
6
La trascendencia ha estallado en mil fragmentos que son como las esquirlas
de un espejo donde todavía vemos reflejarse furtivamente nuestra imagen, poco
antes de desaparecer.
7
Baudrillard, Jean
7
BAUDRILLARD, Jean. Videoesfera y Sujeto Fractal en Videoculturas de fin de siglo. Ed. Cátedra, 1990. (pg. 27)
7
individuo rompiendo con la estrecha relación entre imagen e identidad. Desde el
punto de vista de la acción, una de las principales consecuencias de este proceso
es la supresión del carácter intimista y personal en las obras coreográficas
realizando una deconstrucción eficaz de la veneración existente por términos
como danza-realidad-sujeto.
Continuando la línea iniciada por Loie Füller, en estas obras, la presencia física
es secundaria, el cuerpo es un contorno vacío que se completa con el orden visual
digital y, en algunos casos, es simultáneamente un cuerpo-materia prima, solo un
modelo físico para la conversión óptico-iconográfica.
El intérprete "tradicional" que reivindicaba la esencia de la identidad física en el
proceso de creación, pretendía establecer una relación de complicidad con el
público: el cuerpo-acción del artista buscaba un acercamiento directo al cuerpo-
mente del observador a través de la unión espaciotemporal. Su cuerpo era un
cuerpo-puente entre obra y receptor.
Los recursos tecnológicos empleados en estas obras transforman el cuerpo en
una superficie lisa y operativa, a imagen y semejaza del mejor objeto prototipo de
nuestra era: la televisión…
Hoy, el cuerpo puede ser entendido como una estructura dinámica que debido
a su desarticulación y por la exploración de la que ha sido objeto por parte de la
ciencia moderna ha sido desunido y reunido cada vez de forma diversa en series
variadas de pensamiento sintético y procesos artísticos diferentes9.
La presencia del cuerpo y su percepción por parte de los coreógrafos en los
comienzos del siglo XXI, estaría mostrando un nuevo cambio: el cuerpo ya no
sería sólo el “contenido” de la obra, sino también una superficie de proyección.
La apertura a nuevas posibilidades de un virtuosismo creado por imágenes
computarizadas despliega promesas en las que la corporalidad pareciera un lastre
arcaico. El cuerpo se convierte nuevamente en materia dispuesta a ser modificada
esta vez por los dictados del diseño tecnológico.
Como dice la escritora, filósofa y crítico literario Rosa María Rodríguez
Magda10, desde hace mucho la ciencia ficción ha creado un imaginario, que ahora
es compartido como horizonte de referentes por toda una generación: el
Neuromante de William Gibson, que habla de un futuro invadido por
microprocesadores, en el que la información es la materia prima, o la muy
conocida Blade Runner, de Ridley Scott, los dibujos de Giger, conocido sobre todo
por crear la criatura de alien, el octavo pasajero; el universo post-biológico
anunciado por Moravec, el ciborg de Haraway, donde la relación entre lo
tecnológico y lo humano permite intercambiar propiedades en ambas direcciones
(de lo humano a lo tecnológico y de lo tecnológico a lo humano) y este intercambio
permite a su vez redefinirnos como humanos bajo nuevas claves interpretativas.11
Este cuerpo convertido quizá en un futuro “holograma liberado del dolor”,
quizás no quiere ya ser mirado, quiere más bien que se lo absorba virtualmente
para así circular sin dejar huellas. Puede ser que esta aterradora profecía sea el
descubrimiento de la danza del siglo XXI.
8
BAUDRILLARD, Jean. El otro por sí mismo Anagrama, Barcelona, 1994.
9
WEIBEL, Peter. Der anagrammatische Körper, en: Gerhard Johann Lischka (ed.), Kunst-körper, Werbekörper, p.33ff.
10
RODRÍGUEZ, Rosa María. Introducción en El Cuerpo. DEBATS 79. - Invierno 2002/2003
11
MONTALBÁ OCAÑA, Carmen. Resignificar la discapacidad a partir de la heterogeneidad. Grupos de Trabajo-II Congreso
On Line OCS/WWW.cibersociedad.net
8
Para finalizar, habría que tomar esta perspectiva de manera prudente y
reflexionar al plantear esta problemática como algo globalizado y universal, en
muchos casos, los modelos que miramos son los modelos de Europa, donde todo
lo que se produce sobre la “crisis del cuerpo” tiene poco que ver con el tipo de
sufrimiento y problemas que soporta el resto de la humanidad, y en ese resto
estamos incluidos.