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Quesos frescos
Los quesos frescos son aquellos en los que la elaboración consiste únicamente en cuajar y
deshidratar la leche. A estos quesos no se les aplican técnicas de conservación
adicionales, por lo que aguantan mucho menos tiempo sin caducar. Su mantenimiento se
podría comparar al de los yogures, pues es necesario conservarlos en lugares
refrigerados. El hecho de procesar la leche en menor medida hace que tengan sabores
suaves y texturas poco consistentes.
Quesos curados
El queso tiene un estado natural sólido, sin embargo es posible obtener una textura más
cremosa aumentando significativamente la cantidad de nata, y por lo tanto de grasa. Estos
tipos de queso se consumen normalmente acompañados de pan, siendo común el uso de
los mismos en tostadas.
Ciertos quesos franceses tienen una gran tradición por su textura cremosa. El queso
camembert, de características similares al brie, es uno de los más famosos, característico
por su corteza blanca florida, consumida junto al queso y que le da un toque de sabor
amargo. La denominación de origen de este queso lo obliga a comercializarse siempre de
forma redonda, e incluido en una caja de madera.
Quesos verdes o azules
Estos quesos se distinguen por la presencia de mohos, los cuales les dan sus colores
verdes o azulados. Quizá sea la variedad que más rechazo pueda causar a simple vista,
debido al color y al fuerte olor, que puede recordar al de la descomposición. Sin embargo,
su intenso sabor es uno de los más apreciados por los gourmets del queso.
Pasos para la elaboración del queso sardo
Paso 1: Coagulación
Después de ordeñar la leche, ésta se cuaja para separar los componentes sólidos (cuajada)
de los componentes líquidos (suero de leche). Para ello, los fabricantes de queso añaden
un acidificador o cuajo, o ambos, dependiendo del tipo de queso que van a hacer.
Para la elaboración de quesos frescos como el queso cottage y ricota se utiliza una cepa
especial de bacterias de ácido láctico que transforman la lactosa de la leche en ácido
láctico y provoca que la leche se separe en pequeños granos de cuajada.
Para fabricar quesos más compactos, firmes o semi-firmes como el tipo Raclette, se
utiliza una enzima llamada cuajo. Esta enzima, que tradicionalmente viene de la mucosa
del estómago de un ternero, hace que la leche se separe en granos más grandes de cuajada
y acelera el proceso de coagulación.
Consiste en extraer aún más el suero de leche y dejar escurrir la cuajada para obtener el
contenido de humedad deseado. Así, los niveles de acidez aumentan, las bacterias se
multiplican y el sabor del queso comienza a desarrollarse.
Es en este punto cuando las diferentes recetas para fabricar queso comienzan a divergir
en gran medida en la técnica. En una técnica llamada "estiramiento", por ejemplo, la
cuajada se estira y se amasa en agua caliente para hacer un tipo de quesos fibrosos
como Mozzarella.
Paso 3: Prensado
Una vez que el queso ha sido cuajado, drenado, y prensado, el proceso de maduración
puede comenzar, a excepción de los quesos frescos, que están listos para consumir tras el
proceso de elaboración y no necesitan madurar.
Durante el proceso de curación, los quesos se guardan en recintos especiales o cuevas,
donde se controla la humedad, temperatura y oxígeno, todos los cuales influyen en los
microorganismos y enzimas del queso, determinando su textura, sabor, aroma y
consistencia. El tiempo de curación puede variar de unos días.
DIAGRAMA DE PROCESO
Salado. Saladero.