Sunteți pe pagina 1din 40

TRADUCCION REALIZADA POR EL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL

(Centro de Documentación Judicial CENDOJ)

SECCIÓN CUARTA

ASUNTO McCAUGHEY Y OTROS c. REINO UNIDO

(Demanda n.o 43098/09)

SENTENCIA

ESTRASBURGO

16 de julio de 2013

FIRME

16/10/2013

Esta sentencia es firme. Puede sufrir correcciones de estilo.

En el asunto McCaughey y otros contra Reino Unido,

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (sección cuarta), reunido en una sala


compuesta por:

Ineta Ziemele, presidente,

David Thór Björgvinsson,

Päivi Hirvelä,

George Nicolaou,

Zdravka Kalaydjieva,

Vincent A. De Gaetano,

Paul Mahoney, jueces,

y por Françoise Elens-Passos, secretaria de la sección,

Tras haber deliberado a puerta cerrada el 25 de junio de 2013.

Dicta la siguiente sentencia adoptada en esta fecha:

PROCEDIMIENTO

1. En el origen del asunto se encuentra una demanda (n.º 43098/09) interpuesta ante
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Reino de Gran Bretaña y de Irlanda del
Norte el día 29 de julio de 2009 por tres ciudadanos de este Estado, D.ª Brigid McCaughey, D.
Pat Grew y D.ª Letitia Quinn ("la primera demandante, el segundo demandante y la tercera
demandante", respectivamente), al amparo del artículo 34 del Convenio para la Protección de
los Derechos Humanos ("el Convenio").

2. Ante el Tribunal, los demandantes han estado representados por D. Fearghal Shiels,
del despacho de abogados Madden & Finucane Solicitors de Londres. El Gobierno británico ("el
Gobierno") ha estado representado por sus delegados, inicialmente por D. Kuzmicki y más
tarde por D.ª J. Neenan, ambos pertenecientes al Ministerio de Asuntos Exteriores y de la
Commonwealth.

3. En la demanda, la parte actora alega principalmente que las fuerzas del orden
mataron a dos de sus familiares durante una operación en la que usaron la fuerza letal de
manera injustificada. Además, entienden que la operación no se investigó correctamente. Se
basan en el artículo 2 del Convenio.

4. El 1 de febrero de 2011, la demanda fue notificada al Gobierno. Tal y como permite


el artículo 29 § 1 del Convenio, el Tribunal ha optado por pronunciarse a la vez sobre la
admisibilidad y sobre la cuestión de fondo.

5. El 2 de junio de 2011, el Gobierno instó al Tribunal a excluir la demanda del registro


de asuntos, alegando una sentencia reciente del Tribunal Supremo del Reino Unido ( In the
matter of an application by Brigid McCaughey et another [2011] UKSC 20). Los demandantes
aportaron sus observaciones a la petición de exclusión de la demanda presentada por el
Gobierno. El 6 de septiembre de 2011, el Tribunal rechazó la petición en cuestión. Acto
seguido, y a instancias del Tribunal, las partes presentaron sus observaciones respecto a la
admisibilidad y a la cuestión de fondo. En julio de 2012 las partes aportaron al Tribunal nuevas
observaciones.

6. El 13 de abril de 2011, el Gobierno irlandés renunció a su derecho a intervenir en el


procedimiento ( artículo 36 § 1 del Convenio y artículo 44 § 1 del Reglamento del Tribunal ). Se
recibieron observaciones del Committee on the Administration of Justice, de la Comisión para
la Igualdad y los Derechos Humanos y de la Comisión de Derechos Humanos de Irlanda del
Norte, a quienes el presidente autorizó a intervenir en el procedimiento (artículo 36 § 2 del
Convenio y artículo 44 § 3 del Reglamento).

ANTECEDENTES

I. LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO

7. La primera demandante, D.ª Brigid McCaughey, era la madre de Martin McCaughey.


Nació en 1934. El segundo y la tercera demandante son, respectivamente, el padre, nacido en
1923 y la hija, nacida en 1990, de Desmond Grew. Los demandantes residen en el condado de
Tyrone. El asunto gira en torno al fallecimiento de Martin McCaughey y de Desmond Grew,
abatidos en 1990 por las fuerzas del orden en Irlanda del Norte.

A. Las circunstancias del caso

1. El tiroteo

8. El 9 de octubre de 1990, Martin McCaughey y Desmond Grew fueron abatidos cerca


de un cobertizo en una granja próxima a Loughgall por soldados pertenecientes a una unidad
especial del ejército británico. El resultado de la autopsia practicada al cuerpo de Martin
McCaughey indicaba que falleció por una "laceración del cerebro producida por heridas de bala
en la cabeza" y que fue alcanzado por diez balas de alta velocidad. El resultado de la autopsia
de Desmond Grew señalaba que falleció por "múltiples heridas producidas por balas de alta
velocidad que le alcanzaron en el tórax y en los miembros" y que su cuerpo recibió 48
impactos. Además, se determinó que Martin McCaughey y Desmond Grew no dispararon. Este
tiroteo se inscribe dentro de una serie de sucesos similares que acaecieron en la misma época
y que provocaron que se cuestionara el comportamiento de las fuerzas del orden en Irlanda del
Norte -en particular, de la unidad implicada- a quienes se acusó de seguir la política de tirar a
matar.

9. Previamente al tiroteo, las autoridades pusieron el cobertizo bajo vigilancia pues


creían que se usaba para ocultar armas del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Los
demandantes afirman que la Policía del Ulster ( Royal Ulster Constabulary - "la RUC") fue
informada de que Martin McCaughey y Desmond Grew se disponían a buscar armas al
cobertizo y que el Tasking and Coordination group ("TCG") de la RUC encargó la misión a una
unidad militar especial debido a su entrenamiento específico y a su potencia de fuego.

10. El 11 de octubre de 1990, el IRA declaró públicamente que Martin McCaughey y


Desmond Grew pertenecían a su organización y que estaban de servicio en el momento de su
fallecimiento.

11. La primera demandante afirma que su familia se enteró de la muerte del Sr.
McCaughey por los medios de comunicación y que posteriormente se presentó en el domicilio
de la familia un agente de la RUC que se dirigió en tono de burla al hermano del fallecido. La
RUC informó oficialmente a la familia de Desmond Grew de su fallecimiento.

2. La investigación de la RUC

12. La RUC inició una investigación sobre ambas muertes. Ésta comenzó con el
interrogatorio de los militares que tomaron parte en la operación.

13. Los militares A, B, C, D, E, F, G y H prestaron declaración y la Policía de Irlanda del


Norte (Police Service Northern Ireland - "la PSNI"», que en 2001 sustituyó a la RUC) se las
facilitó a los demandantes. De esas declaraciones se desprende que H, el capitán al mando de
la unidad militar, recibió una información que hizo que se encomendara a los soldados A, B, C,
D, E y F la misión de vigilar el cobertizo y de detectar cualquier actividad terrorista así como de
detener a los implicados. El equipo de militares destacados sobre el terreno, liderado por el
soldado A, estaba en contacto por radio con H. Tras ser informado del tiroteo, este último envió
a los militares G y a I al lugar de los hechos. Sobre las 12:30 horas, los militares A, B, C, D, E,
F, G, H e I volvieron a su base y dejaron a la RUC en el lugar de los hechos. Ese mismo día (10
de octubre de 1990), más tarde, varios miembros de la RUC interrogaron a los militares
implicados, quienes estuvieron acompañados por L, representante del servicio jurídico del
Ejército. De los interrogatorios se desprende que el primero en abrir fuego fue el soldado A,
que disparó 20 balas, que B disparó 17 balas, C 19 balas y D 16 balas, y que cuando éste
disparó sus dos últimas balas sobre el Sr. Grew, que estaba en el suelo, fue porque creía que
este último intentaba coger su arma y que los soldados E y F, que estaban más alejados, no
hicieron uso de sus armas. Pese a que los militares A, B, C, D, E y F declararon que creyeron
que les estaban disparando, no se produjeron disparos en su dirección. Además se señaló que
los militares J (instructor de operaciones de pre-despliegue de unidades de élite) y K (jefe de
la unidad especial cuestionada) fueron los responsables de planear y supervisar la operación
en litigio.

3. El Director of Public Prosecutions ("el DPP")


14. El DPP recibió el expediente de la demanda en febrero de 1991. Entre abril de 1991
y septiembre de 1992 dictó ocho órdenes de ampliación de diligencias. El 2 de abril de 1993
dictó un auto de sobreseimiento ( nolle prosequi ) en relación con los militares que participaron
en el tiroteo. Esta decisión no se notificó oficialmente a las familias de los difuntos.

4. Los procedimientos -especialmente de control judicial- previos a la investigación


judicial

15. En 1994 y 1995, la RUC entregó documentación al juez de instrucción en la que no


constaban las declaraciones de los militares A, B, C, D, E, F, G, H e I. El 23 de diciembre de
1997, el juez de instrucción informó a los demandantes de que el DPP le había entregado un
expediente. Fue la primera vez que las autoridades se ponían oficialmente en contacto con los
demandantes.

16. El 23 de abril de 2002, el juez de instrucción escribió a la PSNI pidiéndole las


declaraciones de los militares que participaron en el tiroteo. La PSNI le entregó las
declaraciones pero se negó a darle el informe del servicio de investigación de la RUC al igual
que la decisión del DDP y los informes de investigación del caso sin censurar.

17. Mediante una carta de 11 de junio de 2002, los demandantes pidieron al juez de
instrucción que les indicara la fecha de apertura de la investigación judicial y solicitaron que se
les hicieran llegar previamente los elementos de prueba. El mismo día los interesados enviaron
una carta a la PSNI pidiendo toda la documentación relativa a la muerte de sus familiares en
virtud del artículo 2 del Convenio y del artículo 8 de la ley de 1959 sobre los jueces instructores
en Irlanda del Norte ("la ley de 1959").

18. El 3 de diciembre de 2002 el juez de instrucción envió a los demandantes las


declaraciones relacionadas con la investigación judicial. El juez de instrucción no pudo dar
traslado a los interesados de las declaraciones y documentos enviados por la PSNI y
pertenecientes a ésta.

a) El primer procedimiento de control judicial

19. En octubre de 2002, tras una serie de intercambios de escritos entre los
demandantes, el juez de instrucción y la PSNI sobre el envío de los elementos de prueba antes
de la apertura de la investigación judicial, el marido de la primera demandante - fallecida
entretanto- y el segundo demandante ejercieron una acción de control judicial contra el juez
de instrucción y la PSNI para impugnar la negativa de ésta a hacerles entrega de algunos
documentos.

20. El 14 de febrero de 2002, recibieron la autorización para ejercer esta acción.

21. El 21 de febrero de 2003, la PSNI entregó a los demandantes los documentos que
había enviado al juez de instrucción (véase el párrafo 16, supra ). Entre éstos estaban las
declaraciones de los militares implicados y dos listas con elementos de prueba donde se
indicaba que algunos no se encontraron o estaban deteriorados (se indicaba que al abrir una
de las bolsas en las que estaban las piezas de convicción salió un olor nauseabundo).

22. El 20 de enero de 2004, la High Court dictaminó en el asunto McCaughey and


Grew’s application (2004 NIQB 2), que el artículo 8 de la ley de 1959 y el artículo 2 del
Convenio obligaban a la PSNI a enviar al juez de instrucción varios de los documentos en su
poder y que la investigación se vio sometida a una dilación injustificada contraria a esta última
norma. El 14 de enero de 2005, el Tribunal de Apelación estimó el recurso interpuesto por la
PSNI en el asunto Police Service of Northern Ireland v. McCaughey and Grew ([2005] NICA 1,
[2005] NI 344). Consideró que el artículo 8 de la ley de 1959 obligaba a la PSNI a proporcionar
al juez de instrucción la información que no le hizo llegar cuando le informó del fallecimiento
pero no así el artículo 2 del Convenio, ya que la ley de derechos humanos ( Human Rights Act
- "la HRA") no era aplicable a los fallecimientos previos al año 2000 -año de entrada en vigor
de esta ley-, de conformidad con la solución dada en la sentencia McKerr ([2004] UKHL 12)
dictada en apelación siendo el recurrente el Sr. McKerr (demandante en el caso McKerr c.
Reino Unido , n.o 28883/95, TEDH 2001-III).

23. El marido de la primera demandante -fallecida entretanto- recurrió esta decisión. El


28 de marzo de 2007, la Cámara de los Lores dictó una sentencia ( Jordan v. Lord Chancellor
and Another and McCaughey v. Chief Constable of the Police Service Northern Ireland ([2007]
UKHL 14) en la que también resolvió un recurso análogo presentado por D. Hugh Jordan
(demandante en el asunto Hugh Jordan c. Reino Unido , no. 24746/94, TEDH 2001 III).
Consideró que la HRA no se aplicaba a los fallecimientos anteriores a su entrada en vigor y, por
tanto, tampoco a las investigaciones llevadas a cabo en relación con éstos. No obstante,
entendió que el artículo 8 de la ley de 1959 obligaba claramente a la PSNI a entregar al juez de
instrucción la información en su poder sobre los fallecimientos en el momento de su
notificación, al igual que la información obtenida posteriormente, excepción hecha de las
prerrogativas e inmunidades aplicables.

b) Los demás procedimientos previos a la investigación judicial

24. Mientras todo esto sucedía, se reformó el sistema de juzgados de instrucción y


como consecuencia de ello se nombró a un nuevo juez de instrucción.

25. En diciembre de 2007 los demandantes instaron por escrito al juez de instrucción
principal a agilizar la instrucción. El 12 de febrero de 2008, el servicio de jueces de instrucción
contestó que, debido al volumen de trabajo, la investigación aún no se había atribuido a ningún
juez, pero que el juez de instrucción principal escribió a la PSNI para pedirle que enviara varias
piezas de convicción basándose en el artículo 8 de la ley de 1959.

26. En julio de 2008 los demandantes escribieron de nuevo al juez de instrucción


principal para recabar información sobre la marcha de la investigación y del envío de la
documentación previa a la misma. No obtuvo ninguna respuesta. El 17 de diciembre de 2009
dirigieron al juez de instrucción principal una nueva carta y la oficina del juez de instrucción
envió el acuse de recibo. Se envió otra carta el 16 de enero de 2009 que tampoco obtuvo
respuesta. En enero de 2009 los interesados descubrieron de manera extraoficial que se había
nombrado a un juez de instrucción.

27. El 25 de junio de 2009 hicieron un requerimiento al servicio de jueces de instrucción


quejándose de que no se hubiera indicado una investigación. El 30 de junio de 2009 el servicio
de jueces de instrucción contestó que la PSNI aún no había entregado todos los elementos de
prueba al juez de instrucción, que dicha entrega se produciría en breve y que este último
pretendía celebrar una audiencia preliminar en la que esperaba fijar una fecha provisional para
iniciar la investigación.

28. En 2009 el equipo que investigaba los hechos acaecidos en el pasado ( Historical
Enquiries Team , "el HET") hizo saber al juez de instrucción que tenía la intención de abrir en
enero de 2010 una investigación sobre el tiroteo en el que murieron los familiares de los
demandantes. El juez de instrucción informó a los interesados en una carta de 26 de agosto de
2009 y les preguntó si deseaban que la investigación comenzara antes que la del HET.
29. El 4 de septiembre de 2009 tuvo lugar una audiencia previa sobre la investigación.
El juez de instrucción informó a las partes de que había recibido toda la documentación
reclamada a la PSNI. El abogado de la PSNI y del Ministerio de Defensa (el "MD") declaró que
con esta entrega se cumplía plenamente con el artículo 8 de la ley de 1959 y que el MD no tenía
más documentación relativa a los hechos en litigio. No obstante, no pudo indicar al juez de
instrucción las medidas que se habían adoptado, si fuera necesario, para localizar algunos de
los documentos que faltaban. El juez de instrucción suspendió la audiencia para examinar la
documentación y convocó a las partes para una nueva audiencia previa el 12 de octubre de
2009. Instó a las partes a formular observaciones sobre si había que suspender la
investigación mientras se llevaba a cabo la del HET. Los demandantes expresaron verbalmente
su oposición. Por último, el juez de instrucción tomó nota de los posibles efectos que la
sentencia del TEDH en el asunto Šilih c. Eslovenia ([GS], n.o 71463/01, 9 de abril de 2009 )
podría tener sobre el derecho aplicable en materia de instrucción judicial pero consideró que
estaba vinculado por la jurisprudencia interna aplicable (sobre todo por la sentencia McKerr ,
antes citada). No obstante, declaró que se podía realizar una investigación oficial, en
profundidad y transparente.

30. El 15 de septiembre de 2009 los demandantes pidieron al HET que agilizara la


investigación. La respuesta fue que se realizaría una primera valoración de la situación el 12 de
octubre de 2009, en una vista ante el juez de instrucción.

31. En la vista de 12 de octubre de 2009, los demandantes defendieron que era


demasiado pronto para suspender la investigación judicial hasta que se realizara la
investigación del HET. Propusieron que se examinaran determinados aspectos relativos a la
fase previa de la investigación -el envío de la documentación, los objetivos y el alcance de la
investigación y las cuestiones del anonimato y de la inmunidad basados en el orden
público-por considerar que el asunto de la investigación del HET se podría examinar de nuevo
cuando la investigación estuviera en la lista de pendientes de juicio. Las partes y el juez de
instrucción se pusieron de acuerdo sobre esta propuesta. El HET accedió a agilizar el inicio de
la investigación.

32. El 1 de diciembre de 2009 tuvo lugar otra audiencia previa. El juez de instrucción
ordenó que se entregara a los demandantes una versión sin censuras de la documentación que
envió la PSNI. Indicó que en enero de 2010 habría una vista sobre la cuestión del anonimato
y la protección de testigos.

33. Mediante una carta fechada el 8 de diciembre de 2009 el juez de instrucción


propuso a las partes una "determinación preliminar" del alcance de la investigación que
abarcaría cuatro puntos principalmente: la identidad de los fallecidos, el lugar y el momento de
los fallecimientos y "cómo" murieron los Sres. McCaughey y Grew. Respecto a este último
aspecto, el juez de instrucción indicó que se centraría en los elementos de prueba relativos a
las circunstancias en las que los interesados acudieron al lugar donde fueron abatidos, así
como en la operación de vigilancia que condujo a su muerte y que prestaría una especial
atención a los objetivos y la planificación de la operación, a la actuación de quienes
participaron en la misma y a lo que sabían sobre ésta y, por último, a la naturaleza e intensidad
de la fuerza empleada. Instó a las partes a presentar sus observaciones sobre estos aspectos.

34. En diciembre de 2009 se dio copia de la documentación a los demandantes. El 22 de


enero de 2010 tuvo lugar una breve audiencia previa. El 2 de febrero de 2010, tras oír a las
partes, el juez de instrucción se reservó su decisión respecto al alcance de la investigación. Los
demandantes aprobaron la determinación preliminar sobre el alcance de la investigación
propuesta por el juez de instrucción. No obstante, la PSNI declaró que había que atenerse a la
concepción tradicional de la investigación judicial previa a la entrada en vigor de la HRA y que
la resolución sólo debía ocuparse de averiguar "cómo" murieron los fallecidos y no de las
"circunstancias generales" de las muertes.

35. Se fijó una nueva audiencia previa en septiembre de 2010 que no se celebró.
Mediante una carta fechada el 4 de noviembre de 2010, los demandantes instaron al juez de
instrucción a convocar otra audiencia previa relativa a la entrega de la documentación, al
alcance de la investigación, al peritaje y a la inspección del lugar de los hechos.

a) El segundo procedimiento de control judicial

36. Basándose en la sentencia del Tribunal en el asunto Šilih (antes citada), el primer
y el tercer demandante solicitaron un control judicial por entender que la solución dada por el
TEDH exigía que la investigación de su caso se realizara conforme al artículo 2.

37. El 23 de septiembre de 2009, la High Court dictó una resolución sobre el


procedimiento McCaughey and Quinn’s Application ([2009] NIQB 77). Concedió a los
demandantes autorización para solicitar un control judicial por la dilación en la investigación,
pero suspendió el procedimiento a la espera de la decisión que debía adoptar el juez de
instrucción tras la audiencia del 12 de octubre de 2009. No obstante, rechazó el argumento de
los interesados de que la sentencia de la Cámara de los Lores en el asunto McKerr no era
aplicable desde la sentencia del TEDH en el asunto Šilih (antes citada).

38. Mediante sentencia de fecha 26 de marzo de 2010 ( Re McCaughey and Quinn’s


Application [2010] NICA 13), el Tribunal de Apelación autorizó a los demandantes a solicitar un
control judicial basado en las dos argumentos derivados del artículo 2 que la High Court
rechazó pero consideró que no tenían fundamento. Sin embargo, entendió que el artículo 3 de
la HRA le obligaba a aplicar el derecho interno en la medida de lo posible de manera conforme
al Convenio y que el Tribunal Supremo podría extender al derecho interno las soluciones dadas
en al sentencia (antes citada). Por consiguiente, autorizó a los interesados a recurrir ante el
Tribunal Supremo.

39. En noviembre de 2010 los demandantes pidieron que continuaran las audiencias
previas a la investigación respecto a ciertos aspectos, en concreto, a la entrega de la
documentación, al alcance de la investigación, a la inspección del lugar de los hechos y a los
informes de los peritos. La respuesta del juez de instrucción fue que no se oponía pero que
sería preferible que esas cuestiones se analizaran una vez fallara el Tribunal Supremo.

40. Mediante una sentencia de 18 de mayo de 2011 ( In the matter of an application by


Brigid McCaughey and another [2011] UKSC 20) aprobada por mayoría (Lord Rodger of
Earlsferry mostró su desacuerdo), el Tribunal Supremo consideró que el juez de instrucción
que se ocupaba de la investigación debía respetar las obligaciones procesales derivadas del
artículo 2. Puso de manifiesto que, en la sentencia Šilih (antes citada), el TEDH se alejó de su
propia jurisprudencia al estimar que en algunos casos el artículo 2 del Convenio imponía al
Estado una obligación "separable" de investigar incluso en los casos de fallecimiento anterior
a la ratificación de este instrumento, sobre todo cuando una parte importante de las medidas
procesales se adoptaron tras entrar en vigor el Convenio. El Tribunal Supremo concluyó que el
derecho internacional exigía que la investigación sobre los hechos en litigio cumpliera las
exigencias del artículo 2 en la medida en que lo permitiera el derecho interno. Declaró que el
legislador debería haber introducido en el derecho interno una exigencia producto de esta
obligación internacional y que la HRA, en vigor desde el 2 de octubre de 2000, debía
interpretarse en relación con esta supuesta intención. Añadió que todas las investigaciones
sobre fallecimientos anteriores a la entrada en vigor de la HRA debían plegarse a las exigencias
del artículo 2.

41. Lord Brown emitió un voto particular concordante en el que se refirió a datos
estadísticos de abril de 2011 procedentes del servicio de jueces instructores y que versaban
sobre fallecimientos anteriores a octubre de 2000. De los datos se desprendía que se estaban
instruyendo 16 "investigaciones sobre hechos pasados" relativas a 26 fallecimientos, que el
Attorney General comunicó al juez de instrucción otros seis asuntos relativos a ocho
fallecimientos acaecidos antes del año 2000 y que seis fallecimientos entre 1994 y 2000 no
habían sido investigados (en febrero de 2011 se cerró un investigación por un fallecimiento de
1995). La mayoría de estas investigaciones versaban sobre el uso de la fuerza letal por las
fuerzas del orden y varias de ellas eran sobre homicidios de los que se acusaba a paramilitares.

d) Los procedimientos previos posteriores

42. Tras una serie de sentencias del TEDH (en especial desde las sentencias McKerr y
Hugh Jordan , antes citadas), el archivo de un procedimiento puede impugnarse mediante el
control judicial. Los demandantes instaron a las autoridades a que les informaran sobre las
razones por las que se sobreseyó el procedimiento en abril de 1993. El ayudante del DPP envió
una carta el 25 de julio de 2011 en la que daba las siguientes explicaciones:

"Al examinar detalladamente las pruebas y los datos disponibles, se comprobó que no
había motivo para actuar contra los militares cuestionados por un delito relacionado con los
fallecimientos de los Sres. Desmond Grew y Martin McCaughey. Todos los militares implicados
afirman que dispararon en legítima defensa. Como ustedes saben, cuando se alega la
eximente de legítima defensa, corresponde al Ministerio Público, si fuera necesario,
descartarla demostrando mediante pruebas conformes a las estrictas normas aplicables en
derecho penal, que el autor de la eximente no actuó en legítima defensa. Las pruebas han
resultado ser insuficientes. "

43. En la carta, el ayudante del DPP afirmaba que no podía confirmar si los familiares de
los fallecidos habían sido informados del sobreseimiento dictado por el DPP y explicaba que la
práctica que se seguía en la época en cuestión exigía que la Policía notificara las decisiones del
DPP a los interesados. No obstante, confirmó que su servicio pidió al juez de instrucción que
hiciera un nuevo informe sobre todas las cuestiones que pudieran surgir de la investigación
judicial.

44. El 17 de octubre de 2011, con ocasión de una audiencia previa, el juez de


instrucción acordó que la investigación judicial tendría lugar en marzo de 2012. Dio
instrucciones sobre la transmisión de los elementos de prueba a las partes y ordenó al MD que
aportara la documentación no más allá del 23 de diciembre de 2011. Eligió al jurado y preguntó
a sus miembros si alguno tenía razones para creer que no sería imparcial a la hora de examinar
las pruebas.

5. La demanda de indemnización por daños y perjuicios

45. El 11 de enero de 2012 los demandantes interpusieron una demanda de


indemnización por daños y perjuicios por el tiroteo. Dicha demanda debería producir efectos en
un plazo de tres años a partir de la fecha de la recepción de las pruebas balísticas y forenses
con las que contaban para demostrar que no fue absolutamente necesario recurrir a la fuerza
letal y que la operación no se planeó pensando en minimizar el riesgo de utilizar dicha fuerza.
6. El control judicial que cuestionaba la HET

46. El 6 de marzo de 2012 la primera demandante inició un procedimiento de control


judicial impugnando la negativa de la HET a enviar la documentación pertinente al juez de
instrucción y poniendo en duda la independencia de la HET respecto al Ejército. La respuesta
de la HET fue un informe preliminar de su investigación. En el mismo se afirmaba que antes de
su muerte, los Sres. McCaughey y Grew estaban preparando una operación planeada por el
IRA y aprobaba tanto la inspección del lugar de los hechos como el interrogatorio posterior de
los militares y entendía que esto último corroboraba la citada inspección. Se indicaba que se
interrogó al soldado A quien básicamente confirmó sus declaraciones anteriores. El 19 de julio
de 2012 informó de que aún no había finalizado su informe.

7. La investigación judicial y las subsiguientes acciones de control judicial

47. El 12 de marzo de 2012 se inició la investigación judicial y se informó a los


demandantes de que mientras durara la HET suspendía su investigación. La investigación duró
veintisiete días. Concluyó el 2 de mayo de 2012. Posteriormente hubo una audiencia pública en
la que los demandantes estuvieron representados por un asesor y un abogado.

48. Se tomó declaración a veintitrés testigos. Entre éstos había miembros de la RUC y
del ejército que habían ejercido funciones de entrenamiento, planificación, mando, control y
supervisión de la operación en litigio así como agentes de la RUC que declararon sobre las
investigaciones llevadas a cabo tras la operación. Prestaron declaración tres de los cuatro
militares que abrieron fuego -A, C y D. B se negó a desplazarse desde Oriente Medio y se leyó
al jurado la declaración que hizo en 1990 durante la investigación policial. Se tomó declaración
a varios peritos respecto a la investigación realizada tras el tiroteo. Los testigos fueron
sometidos a un minucioso interrogatorio por parte de los demandantes.

a) La investigación judicial: la implicación de varios de los militares en otros


casos en los que se hizo uso de la fuerza letal

49. En octubre de 2011 los demandantes pidieron al juez de instrucción que solicitara
información acerca de la implicación de los militares A, B, C, D, E, F, G y H en casos en los que
se hubiera hecho uso de la fuerza letal en Irlanda del Norte.

50. En la audiencia previa del 17 de octubre de 2011, el MD accedió a interrogar a los


militares acerca de su posible implicación en otros incidentes de este tipo.

51. Entre el 2 de febrero y el 5 de marzo de 2012 los demandantes recibieron las


declaraciones de los militares A,C, D, E, G, H, I, J, K y L. En la mayoría se daba cuenta de la
implicación de los deponentes en otros casos de uso de la fuerza letal y el 16 de febrero de
2012 los interesados pidieron al juez de instrucción detalles sobre el particular. El juez de
instrucción recibió las alegaciones orales y por escrito de las partes y el 1 de marzo de 2012
recibió los expedientes individuales de los soldados así como información procedente del MD
acerca de su implicación en otros incidentes con resultado de muerte. El 8 de marzo de 2012
rechazó la petición de los demandantes excepto en lo tocante a un tiroteo mortal en el que
estuvo implicado el soldado A. El mismo día, los interesados recibieron una declaración de este
soldado sobre el incidente así como información que habían pedido sobre él. El 12 de marzo de
2012, la High Court (presidida por el juez Weatherup) denegó a los demandantes la
autorización para solicitar el control judicial de la decisión adoptada por el juez de instrucción
el 8 de marzo de 2012. Consideró que únicamente en el caso de que concurrieran
circunstancias excepcionales se podía interrumpir una investigación iniciada después de años
de espera y que la petición de los demandantes no contenía ningún elemento excepcional que
justificara un control judicial en esa fase del procedimiento. El 15 de marzo de 2012, tras
interrogar al militar J sobre su implicación en otros incidentes con resultado de muerte, el juez
de instrucción decidió prohibir una nueva cuestión análoga y ordenó que se omitieran las
referencias a este tipo de incidentes en las declaraciones de los soldados.

52. El 23 de marzo de 2012 el juez de instrucción prohibió que se aludiera a la


implicación del soldado A en otros dos casos en los que se hizo uso de la fuerza letal. La
primera demandante solicitó autorización para pedir un control judicial de esta decisión.
Mientras tanto, el soldado A prestó declaración dentro de la investigación sin aludir a su
implicación en otros incidentes con resultado de muerte. Con la anuencia del MD, el juez de
instrucción acordó que se podría citar de nuevo al soldado A si la acción de control judicial que
se estaba instruyendo tuviera un resultado favorable a los demandantes. Al terminar su
declaración, se informó al soldado A de que se le podría citar de nuevo para declarar. El
soldado confirmó al juez de instrucción que quedaba a su disposición. El 28 de marzo de 2012,
la High Court falló a favor de los demandantes en relación con uno de los incidentes con
resultado de muerte en los que había participado el soldado A. Dado que el soldado estaba
disponible al día siguiente y se le podía interrogar, la High Court entendió que la interrupción
del procedimiento estaba justificada al tratarse de una cuestión "crucial" para la investigación
judicial que justificaba que excepcionalmente se realizara un control judicial antes de cerrarla.

53. El 29 de marzo de 2012 los demandantes pidieron al juez de instrucción que


volviera a citar al soldado A. El MD indicó que estaría disponible tras sus vacaciones, esto es,
durante la semana del 9 de abril de 2012. El 2 de abril de 2012 informó al juez de instrucción
de que el soldado A estaba en el extranjero y que el único inconveniente eran las vacaciones
que iba a tomarse en las próximas fechas. El 4 de abril de 2012, tras volver a examinar
detalladamente las condiciones de la comparecencia del soldado A, el juez de instrucción
entendió que debería tener una asistencia jurídica diferente y fijó las fechas para la vista con
arreglo a las obligaciones de los miembros del jurado y de las vacaciones de A de las que había
sido informado. El 6 de abril de 2012 el juez de instrucción acordó que A compareciera el 11 de
abril de 2012.

54. El soldado A no compareció ese día. Sus abogados enviaron un correo al juez de
instrucción en el que explicaban que, en realidad, ése era el día en que empezaba las
vacaciones, que estaría tres semanas fuera y que comparecería cuando acabaran pero que
previamente quería ser asesorado por un profesional del derecho. El 12 de abril de 2012 el juez
de instrucción oyó las observaciones de las partes sobre el particular. Mientras tanto, y a la
espera de la toma de declaración del soldado A, se leyeron al jurado una serie de documentos
sobre su implicación en otros casos en los que se había usado la fuerza letal. El 13 de abril de
2012 el juez de instrucción pidió al MD que aclarara los datos contradictorios respecto a la
disponibilidad del soldado A. El 16 y el 18 de abril de 2012, los demandantes pidieron al juez
de instrucción que citara al soldado A para que prestara declaración. Sus abogados declararon
que no habían recibido órdenes de su mandante pero que le harían llegar las cartas relativas a
su persona. El 23 de abril de 2012 y tras solicitar, recibir y examinar las observaciones
complementarlas de los demandantes sobre la petición de citación, el juez de instrucción
decidió dar por terminada la investigación pese a la ausencia del soldado A en vez de intentar,
con un resultado incierto, hacerle comparecer "tratando indefinidamente de saber cuándo
estaría disponible". Dio instrucciones al jurado respecto a la ausencia del soldado A.

b) La investigación judicial: las preguntas del jurado

55. Durante sus deliberaciones, el jurado preguntó al juez de instrucción si un disparo


a la cabeza de un cadáver se podría considerar jurídicamente como un uso excesivo de la
fuerza. La pregunta tenía que ver con los dos disparos que alcanzaron al Sr. Grew cuando
estaba en el suelo sin que se supiera si estaba ya muerto cuando los recibió, ya que los
forenses no se pusieron de acuerdo. La respuesta del juez de instrucción fue que, en sentido
estricto, la investigación judicial perdería su razón de ser si ya se hubiera producido la muerte.
Los demandantes contestaron, infructuosamente, que esta interpretación era demasiado
restrictiva y afirmaron que se trataba de una circunstancia pertinente para comprender el
comportamiento del autor de los disparos y para saber "cómo" murió el Sr. Grew.

c) La investigación judicial: la recusación de un miembro del jurado

56. Entre el 20 de marzo y el 26 de abril de 2012 el juez de instrucción recibió quejas


respecto a un miembro del jurado que se quedó dormido en varias ocasiones y que manifestó
hostilidad hacia la familia de los fallecidos. El juez de instrucción rechazó las peticiones de
recusación de los demandantes y les dijo que vigilaría a esa persona y que estudiaría el asunto.
El 27 de abril de 2012 rechazó una nueva petición de recusación de los interesados quienes
alegaron que el mismo miembro del jurado escupió al suelo cuando se cruzó con miembros de
la familia de uno de los fallecidos. No obstante, realizó dos advertencias a los miembros del
jurado y les recordó que ellos eran los garantes de que el procedimiento proceso fuera justo.
En la segunda advertencia les indicó que si un miembro del jurado dudaba de la imparcialidad
de otro, debería comunicárselo a él. Ninguno de los miembros del jurado formuló queja alguna.
Durante la investigación, el juez de instrucción recomendó al jurado que se atuviera a las
pruebas y que las examinara con absoluta imparcialidad. En los últimos días de la
investigación, y a instancias de los demandantes, volvió a insistirles en que quien desconfiara
del jurado o de algún mimbro del mismo debía informarle. El jurado no hizo ningún
comentario.

57. El 27 de abril de 2012, la High Court (presidida por Stephens J) denegó a los
demandantes la autorización para solicitar un control judicial de la última decisión del juez de
instrucción por entender que no procedía volver a apreciar los hechos. Añadía que aunque se
equivocara sólo unas circunstancias excepcionales podían justificar el aplazamiento de la
investigación tras años de espera y que la recusación de un miembro del jurado en esta fase
implicaría una serie de problemas injustificados toda vez que el jurado ya había comenzado a
deliberar. Por último señaló que los demandantes podrían recurrir si la decisión del jurado
fuera contraria a sus intereses.

d) La investigación judicial: el veredicto del jurado

58. Al finalizar la fase probatoria y tras examinar las alegaciones escritas de las partes,
y una vez oídas sus alegaciones orales, el juez de instrucción hizo una lista de preguntas a las
que debería responder el jurado en su veredicto. Los demandantes, la PSNI y el MD
presentaron sus alegaciones finales al jurado sobre este particular. Los interesados afirmaron
que las preguntas formuladas al jurado desnaturalizaban el criterio de absoluta necesidad y
que no permitían que el jurado se pronunciara sobre la cuestión de si estuvo justificado el uso
de la fuerza. Durante cuatro horas el juez de instrucción expuso resumidamente el asunto a los
miembros del jurado.

59. El 2 de mayo de 2012 el jurado emitió su veredicto según el cual los Sres.
McCaughey y Grew fallecieron a causa de las heridas provocadas por balas de alta velocidad.

60. El jurado consideró igualmente que la operación en litigio tenía como fin la
vigilancia de personas involucradas en actividades terroristas y su detención además de la
instalación de una cámara cerca del cobertizo. Se consideró que los militares abrieron fuego y
mataron a los Sres. McCaughey y Grew porque pensaron que podían haberles descubierto por
el ruido de las radios y que creyeron que su vida estaba en peligro al ver cómo los dos hombres
se les acercaban con las armas en la mano. Se añadía que los militares siguieron disparando ya
que confundieron sus propios disparos con los de sus oponentes. Se indicaba que el soldado A
fue el primero en disparar pues creía que habían descubierto su posición y la de sus
compañeros y que, por tanto, su vida estaba en peligro, y que los soldados B, C y D le siguieron
y sólo dejaron de disparar cuando creyeron que la amenaza había sido conjurada. Se concluía
afirmando que la fuerza utilizada por los militares había sido razonable atendiendo a las
circunstancias. Además, se entendió que el soldado D disparó dos veces a corta distancia
contra el Sr. Grew, quien se encontraba en esos momentos en el suelo, porque lo consideró
una amenaza. Los miembros del jurado consideraron legítima esta reacción. A la cuestión de
determinar si hubiera sido razonable emplear otra táctica respondieron que no alcanzaron una
conclusión "unánime que obedeciera a un criterio de mayor probabilidad" sobre si los soldados
podían haber detenido a los Sres. McCaughey y Grew antes de sentirse amenazados. A la
pregunta de si la operación se llevó a cabo reduciendo al máximo el uso de la fuerza letal, los
miembros del jurado contestaron que no fueron "unánimes respecto a la posibilidad de la
detención".

61. Respecto a la hipótesis de que un aspecto del entrenamiento de los militares o del
modo en que se planeó la operación pudiera haber influido en las muertes, el jurado declaró
que los soldados detectaron la "masa central" y siguieron disparando hasta conjurar el peligro
conforme a su entrenamiento pero que, excepto en esta constatación "no tenían suficientes
pruebas sobre el modo de planear la operación y tampoco datos como para llegar a otra
conclusión". Se añadía que constataron que el Sr. Grew recibió dos impactos de bala cuando
estaba en el suelo cerca del cobertizo pero que "no se podía saber más sobre la fuerza
empleada contra él".

62. A la cuestión de si la RUC y el ejército planearon, controlaron y supervisaron la


operación en litigio intentando reducir al máximo el uso de la fuerza letal, la respuesta del
jurado fue la siguiente:

"La planificación

- Al planear la operación, el TCG decidió confiar su ejecución a una unidad militar


especial por entender que era la más capacitada para minimizar el riesgo para los miembros de
la RUC y de los militares que vigilaban el lugar y la instalación de la cámara.

- La instalación de la cámara se organizó minimizando el riesgo para los militares que


efectuaban las labores de vigilancia.

- Considerando los riesgos inherentes a la misión de vigilancia, ésta le fue confiada a la


unidad militar especial por el entrenamiento específico que tenía y por su potencia de fuego,
superior a la de la RUC.

- Los militares no tenían datos fiables que les permitieran reducir al máximo el uso de
la fuerza letal.

El control

A cada militar se le asignó una función clara y concreta: había una cadena de mando
clara.

Cada uno tenía asignada una función concreta y los miembros del TCG eran los únicos
autorizados para poner fin a la operación.

La supervisión

- El militar H controlaba el conjunto de la operación Pero el soldado A, como jefe de


equipo al mando de los militares desplegados sobre el terreno, era el mejor situado para
adoptar decisiones y reducir al máximo el uso de la fuerza letal. "

63. El jurado resaltó que había que tener en cuenta los incidentes de los que en el
pasado fueron víctimas las fuerzas de seguridad en la zona así como el terrorismo en Irlanda
del Norte en aquella época y la tensión con la que vivían los militares que participaron en la
operación.

8. El procedimiento de control judicial posterior a la investigación judicial

64. El 29 de junio de 2012, la primera demandante solicitó autorización para pedir un


control judicial de la investigación para anular el veredicto y abrir una nueva investigación.
Entendía que la investigación sobre los fallecimientos en litigio no cumplía con las obligaciones
derivadas del artículo 2 del Convenio.

65. En su petición impugnaba la decisión del juez de instrucción que declaró


inadmisibles varias pruebas acerca de la implicación de los militares en varios incidentes con
resultado de muerte que tuvieron lugar en Irlanda del Norte. Criticaba que el juez de
instrucción se negara a divulgar varios documentos, que no autorizara a los familiares a
interrogar a los militares que declararon sobre los incidentes en cuestión y que ordenara que
se suprimiera de las declaraciones de los militares lo relativo a tales incidentes. Según ella,
estas decisiones no sólo impidieron que los demandantes participaran de manera efectiva y
plena en la investigación y puso en entredicho el control público de la investigación, sino que
también privó al jurado de elementos de prueba para que se pronunciara sobre la cuestión de
si la política seguida por la unidad especial de la policía fue la de tirar a matar, lo cual habría
aumentado el riesgo de utilizar de manera injustificada una fuerza letal o excesiva y, por otra
parte, si era legítimo, vistas las circunstancias, el uso de esa fuerza por parte de los militares
individualmente considerados.

66. También afirmaba que, pese a la sentencia de la High Court , el juez de instrucción
no adoptó las medidas necesarias para garantizar la comparecencia del soldado A y que su
ausencia perjudicó a la participación de los demandantes en la investigación, al control público
de ésta y a la entrega de pruebas al jurado. Aseveró también que las preguntas que formuló el
juez de instrucción al jurado no permitieron que éste se pronunciara con pleno conocimiento
de causa sobre "cómo" y "en qué circunstancias" murieron los Sres. McCaughey y Grew. Por
otra parte, estimaba que el juez de instrucción indujo a error al jurado sobre el "estado de
ánimo" de los soldados cuando dispararon y que no instó a los miembros del mismo a
cuestionar la "absoluta necesidad" de usar la fuerza empleada y tampoco respondió
claramente a la pregunta del jurado sobre cuál era la calificación jurídica de un disparo
efectuado contra un cadáver. Además reprochaba al juez de instrucción que no hubiera
subsanado los errores que contenían las observaciones finales de las partes al jurado. Por
último, cuestionaba la negativa del juez de instrucción a recusar al miembro del jurado que
había mostrado hostilidad hacia las familias de los fallecidos, negativa que en su opinión
suponía que el jurado no fuera objetivo, imparcial e independiente.

67. La High Court aún no ha examinado el procedimiento de control judicial.

B. El derecho y la práctica internos pertinentes


1. El régimen jurídico de la investigación judicial

68. La legislación sobre jueces de instrucción en Irlanda del Norte se codificó mediante
la ley 1959 sobre jueces de instrucción en Irlanda del Norte ("la ley de 1959") y fue completada
por el código de conducta y de procedimiento de los jueces de instrucción en Irlanda del Norte
aprobada en 1963 ("el código de 1963").

69. El artículo 7 de la ley obliga a informar inmediatamente al juez de instrucción


competente a quienes crean que hay motivos para pensar que alguien no haya fallecido por
causas naturales.

70. El artículo 8 impone la siguiente obligación a la Policía:

"Si se descubriera un cadáver o se produjera un fallecimiento inexplicable o rodeado de


circunstancias sospechosas, el inspector del distrito en el que se realice el hallazgo o el del
distrito en el que se produzca el fallecimiento informará inmediatamente por escrito al juez de
instrucción del distrito en el que se realice el hallazgo o en el que se produzca el fallecimiento
y le remitirá también por escrito cualquier dato que obtenga sobre el hallazgo o el
fallecimiento, respectivamente. "

71. El contenido de la parte del artículo 31 § 1 de la ley de 1959 que afecta a este caso
es el siguiente:

"1) Cuando los miembros de un jurado constituidos para una investigación alcancen un
acuerdo, deberán entregar su veredicto en la forma legalmente prevista (...) en el cual
constarán (...) la identidad del fallecido y el modo, el momento y el lugar de su fallecimiento."

72. El artículo 15 del código de 1963 establece que, cuando haya una investigación
judicial, los únicos fines del procedimiento y de la práctica de pruebas serán establecer la
identidad del fallecido, averiguar cómo, cuándo y dónde murió, así como determinar los
elementos exigidos por las normas que regulen la inscripción de nacimientos y fallecimientos.
Sin embargo, el artículo 16 del mismo código establece que:

"El juez de instrucción y los miembros del jurado se abstendrán de expresar opiniones
acerca de cuestiones que afecten a la responsabilidad penal o civil o sobre aspectos diferentes
de los reseñados en [el artículo 15]. "

73. El artículo 22 § 1 del código de 1963 tiene el siguiente enunciado:

"1) Tras examinar las pruebas el juez de instrucción o el jurado -si la investigación la
realizara el juez de instrucción con un jurado- tras oír el resumen del juez emitirá un veredicto
por escrito que se limitará a hacer una declaración sobre la identidad del fallecido, el modo en
que murió y el momento y lugar del fallecimiento. "

74. El artículo 23 § 1 del código de 1963 tiene el siguiente enunciado:

"1) Los veredictos emitidos en aplicación del artículo 22 se entregarán en la forma


prevista en el tercer anexo. "

75. El tercer anexo al código de 1963 incluye un formulario para veredictos en el que la
causa del muerte, uno de los datos a rellenar, se define como "la causa inmediata del
fallecimiento y, en su caso, los motivos de la dolencia que llevaron a la causa inmediata del
fallecimiento". El formulario indica que el veredicto del jurado o las conclusiones del juez de
instrucción sobre su muerte deben expresarse del siguiente modo: fallecimiento por causas
naturales; fallecimiento como consecuencia de un accidente; fallecimiento por suicidio (...) ;
veredicto abierto (se utilizará cuando no proceda ninguna de las anteriores). Desde 1980 el
veredicto del jurado sobre la investigación o las conclusiones del juez de instrucción debe
anotarse en el formulario bajo el título "hechos probados".

76. El artículo 35 § 3 de la ley de 2002 sobre la justicia en Irlanda del Norte, que
sustituye al artículo 6 § 2 del decreto de 1972 sobre la represión del delito en Irlanda de Norte
tiene el siguiente enunciado:

"Cuando las circunstancias de un fallecimiento que sea o haya sido objeto de una
investigación pongan de manifiesto que se puede haber vulnerado el ordenamiento de Irlanda
del Norte o de otro país o territorio, el juez de instrucción entregará al Director [ of Public
Prosecutions ] a la mayor brevedad un informe por escrito sobre tales circunstancias. "

2. Las investigaciones judiciales - Jurisprudencia al respecto

77. En el asunto R v Coroner for North Humberside and Scunthorpe, Ex p Jamieson


([1995] QB 1), que afectaba a Inglaterra y Gales, el Tribunal de Apelación señaló que el
término "cómo" se debía interpretar en el sentido de "cuáles fueron las causas" y que la
cuestión se refería al modo en que falleció el difunto. Señaló que aunque un veredicto podía
incluir una declaración breve y neutral, debía atenerse a hechos y no debía incluir juicios de
valor u opiniones y que la misión del jurado no era la realización de declaraciones detalladas
sobre los hechos.

78. En el asunto Regina v. Secretary of State for the Home Department ex parte Amin
([2003] UKHL 51), la Cámara de los Lores se pronunció sobre las exigencias que debían
cumplir las investigaciones para que fueran conformes al artículo 2. En el asunto R (Middleton)
West Somerset Coroner ([2004] 2 A.C. 182), volvió a abordar la determinación del alcance de
la investigación del asunto Jamieson . Su conclusión fue que una investigación que respondiera
a los criterios enunciados en este último asunto era incompatible con el artículo 2, pues excluía
la posibilidad de analizar si la actuación de los agentes estatales podría haber impedido
razonablemente un fallecimiento. Señaló que para adecuarse a las exigencias de esta norma la
investigación debería investigar "por qué medios" y "en qué circunstancias" se produjo el
fallecimiento. Al resolver de esta manera la Cámara de los Lores amplió el alcance de los
veredictos resultado de una investigación.

79. El 11 de marzo de 2004, dictaminó que las investigaciones sobre fallecimientos


anteriores a la entrada en vigor de la HRA no estaban sometidas al artículo 2 ( McKerr ([2004]
1 W.L.R. 807).

80. El 28 de marzo de 2007, en el asunto Jordan v. Lord Chancellor and Another and
McCaughey v. Chief Constable of the Police Service Northern Ireland ([2007] UKHL 14), la
Cámara de los Lores dictó una sentencia en la que se remitía a su resolución anterior en el caso
McKerr y concluía que los fallecimientos anteriores a la entrada en vigor de la HRA no se veían
afectados por esta norma y que no era aplicable a las investigaciones sobre dichas muertes.
También indicó que el artículo 8 de la ley de 1959 obligaba expresamente a la Policía a poner
en conocimiento del juez de instrucción cualquier dato del que dispusiera sobre un
fallecimiento, excepto los relacionados con prerrogativas o situaciones de inmunidad.

81. En un procedimiento de control judicial posterior, la High Court admitió un recurso


de D. Hugh Jordan contra la negativa de la PSNI a entregarle toda la documentación que ésta
había remitido al juez de instrucción excepto la relativa a prerrogativas o inmunidades legales
(en el procedimiento Jordan’s Application [2008] NIQB 148). La High Court explicaba que su
decisión se debía a:

" (...) la confusión derivada de la producción fragmentaria de documentación que ha


caracterizado al procedimiento durante años. Varios documentos fueron entregados más de
una vez mientras que otros no se entregaron en su momento sino posteriormente. Es
indudable que la documentación ha sido censurada, a veces en exceso".

La High Court también acordó que la PSNI entregara al Sr. Jordan la totalidad de la
documentación junto a un justificante de entrega.

82. Sólo en 2008 la investigación judicial sobre el fallecimiento del Sr. Pearse Jordan
fue objeto de diez peticiones de control judicial. El retraso en esta investigación motivó que el
Tribunal de Apelación realizara las siguientes observaciones ( Hugh Jordan v. the Senior
Coroner [2009] NICA 64):

"Ha tenido que pasar mucho tiempo para que la investigación llegara a su estado
actual. Se ha caracterizado por cuestiones procesales y por varias peticiones de control judicial
y ha habido que celebrar muchas vistas ante la Cámara de los Lores y el Tribunal de
Estrasburgo, lo cual ha supuesto que se dilate en el tiempo y que aumente su complejidad.

En su regulación actual, el régimen jurídico de las investigaciones judiciales resulta


altamente insatisfactorio. Evoluciona merced a una jurisprudencia fragmentaria y gradual. Se
caracteriza por una ausencia de normas procedimentales claras y de fácil aplicación. Su
complejidad, sus incoherencias y su mal funcionamiento complican en grado sumo la labor de
los jueces de instrucción y les obliga a aplicar una jurisprudencia que no siempre es
homogénea ni va en la misma dirección. No queda otro remedio que compartir las dificultades
de los jueces de instrucción que se ocupan de investigaciones con un nivel de litigiosidad tan
alto como ésta, especialmente compleja por su naturaleza y contexto. Al poner en entredicho
a la [PSNI] que se supone que debe auxiliar a los jueces de instrucción en los asuntos que no
son de carácter litigioso, lo único que se hace es complicar la situación. Aparentemente no hay
ninguna solución plenamente satisfactoria que permita que la PSNI desempeñe pacíficamente
sus funciones ante los jueces de instrucción cuando ella misma debe proteger sus propios
intereses. En todo caso, de este asunto se desprende claramente que habría que revisar de
nuevo de manera exhaustiva y sistemática tanto el derecho como la práctica en las
investigaciones judiciales en Irlanda del Norte para evitar que se repitan los problemas
relativos al procedimiento que han caracterizado a esta investigación. También es obvio que la
gran cantidad de contenciosos vinculados al caso resulta enojosa, pues desvía la atención
sobre las cuestiones que en realidad hay que resolver, y retrasa el procedimiento. "

83. Tras la sentencia del Tribunal de Estrasburgo en el asunto Šilih (antes citada), el
Tribunal Supremo revocó la sentencia de la Cámara de los Lores en el asunto McKerr por
entender que las investigaciones judiciales debían plegarse a las exigencias del artículo 2
aunque se ocuparan de fallecimientos previos a la entrada en vigor de la HRA ( McCaughey and
Another, Re Application for Judicial Review [2011] UKSC 20, párrafo 40, supra ).

3. La asistencia jurídica gratuita en las investigaciones judiciales

84. En julio del 2000 el ministro de Justicia anunció la creación de un sistema


extraoficial de asistencia jurídica gratuita para financiar con fondos públicos la representación
ante los jueces de instrucción en algunas investigaciones judiciales excepcionales en Irlanda
del Norte. En marzo de 2001 publicó, a efectos consultivos, los criterios a tener en cuenta para
determinar si una petición de representación en una investigación judicial era merecedora de
financiación pública. Los criterios principales eran la situación económica del solicitante, que
fuera necesario que el Estado llevara a cabo investigaciones efectivas, que la investigación
judicial fuera el único modo de realizar estas investigaciones, que el solicitante tuviera que
estar representado para participar de manera efectiva en la investigación judicial y que el
solicitante tuviera una estrecha vinculación con el fallecido.

4. El equipo de investigaciones sobre hechos pasados ( Historical Enquiries Team - el


"HET")

85. El HET es una unidad especial de investigación adscrita a la PSNI. Se creó en 2005
para revisar investigaciones sobre fallecimientos en Irlanda del Norte entre 1968 y 1998.
Informa de sus actividades al inspector general de la PSNI. Se le han encomendado 3.000
procedimientos. Sus objetivos principales son dos. En primer lugar, velar porque todos los
procedimientos sean revisados de manera exhaustiva según los criterios profesionales
actuales, es decir, debe comprobar que se han agotado todos los medios de prueba. En
segundo lugar, operar en estrecha colaboración con las familias y entregarles un informe sobre
el fallecimiento de sus allegados.

5. Las resoluciones del Comité de Ministros

86. Entre 2001 y 2003 el TEDH dictó seis sentencias análogas en investigaciones de
homicidios de los que se acusaba a las fuerzas de seguridad en Irlanda del Norte ( Hugh Jordan
y McKerr , antes citadas, Shanaghan c. Reino Unido , n.o 37715/97, 4 de mayo de 2001, Kelly
y otros c. Reino Unido , n.o 30054/96, 4 de mayo de 2001, McShane c. Reino Unido , n.o
43290/98, 28 de mayo de 2002, y Finucane c. Reino Unido, n.o 29178/95, TEDH 2003 VIII).

87. El Comité de Ministros del Consejo de Europa emitió una resolución provisional
(CM/ResDH(2007)73) sobre estos casos en la que instaba al Gobierno demandado a llevar a
cabo, con carácter urgente, "todas las investigaciones necesarias (...), para obtener, sin más
dilaciones, avances concretos y palpables". En marzo de 2008, tras evaluar las medidas
adoptadas por las autoridades británicas, acordó "dar por finalizado el examen de los aspectos
relacionados con la tardanza en comenzar las investigaciones judiciales y con la ausencia de
avances con la rapidez deseable". No obstante, acordó continuar con el examen de las medidas
individuales y generales.

88. El Servicio de ejecución judicial hizo balance de los progresos en cuanto a la


ejecución de las sentencias citadas anteriormente en un documento informativo
(CM/Inf/DH(2008)2 revisado) de fecha 19 de noviembre de 2008. Respecto a las medidas
individuales señaladas en el asunto Hugh Jordan , mostró su preocupación por el hecho de que
"la investigación preliminar ( inquest ) aún no (había) comenzado en este procedimiento pese
a que se anunció que empezaría en abril de 2008" y declaró que esperaba "información sobre
las medidas adoptadas o previstas para garantizar que la investigación preliminar no sufriera
más demoras". Sobre las sentencias Kelly y otros , McKerr y Shanaghan , indicó que estaba a
la espera de información sobre las siguientes etapas de la investigación.

89. Mediante una resolución provisional (CM/ResDH(2009)44) de marzo de 2009, el


Comité acordó dar por finalizado el examen de dos medidas de carácter general (una sobre el
HET y otra sobre las obligaciones del Estado demandado con arreglo al artículo 34 del
Convenio) y el de las medidas individuales señaladas en los asuntos McShane y Finucane , y
explicaba los motivos de tal decisión. Sin embargo, acordó que continuara el examen de las
medidas individuales señaladas en los casos HughJordan , Kelly y otros, McKerr y Shanaghan
. Sobre el particular "constató con preocupación los escasos avances en las medidas de
carácter individual en estos procedimientos, en concreto en el caso Jordan, en el que la
investigación no empezará antes de junio de 2009 pese a que previamente se anunció la fecha
de abril de 2008" y pidió que, con carácter inmediato, las autoridades del Estado demandado
"adopten las medidas necesarias para acabar en plazo y sin más dilaciones las investigaciones
en curso teniendo en cuenta las consideraciones del Tribunal en estos casos. "

EN DERECHO

90. Los demandantes han presentado varias quejas basándose en los aspectos material
y procesal del artículo 2 en relación con la muerte de Martin McCaughey y de Desmond Grew.
En cuanto al artículo 13, critican que no dispusieron de un recurso interno efectivo.

91. El artículo 2 tiene el siguiente enunciado:

"1. El derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley. Nadie podrá ser
privado de su vida intencionadamente, salvo en ejecución de una condena que imponga la
pena capital dictada por un Tribunal al reo de un delito para el que la ley establece esa pena.

2. La muerte no se considerará como infligida en infracción del presente artículo cuando


se produzca como consecuencia de un recurso a la fuerza que sea absolutamente necesario:

a) en defensa de una persona contra una agresión ilegítima;

b) para detener a una persona conforme a derecho o para impedir la evasión de un


preso o detenido legalmente;

c) para reprimir, de acuerdo con la ley, una revuelta o insurrección. "

92. El artículo 13 tiene el siguiente enunciado:

"Toda persona cuyos derechos y libertades reconocidos en el (...) Convenio hayan sido
violados, tiene derecho a la concesión de un recurso efectivo ante una instancia nacional,
incluso cuando la violación haya sido cometida por personas que actúen en el ejercicio de sus
funciones oficiales. "

I. SOBRE LA ALEGADA VULNERACIÓN DEL ARTÍCULO 2 INDIVIDUALMENTE


CONSIDERADO Y EN CONCURSO CON EL ARTÍCULO 13 DEL CONVENIO

A. Los argumentos de las partes

1. El Gobierno

93. Según el Gobierno, los demandantes no han agotado la vía interna en cuanto al
aspecto material de su queja, pues pudiendo acudir a la vía civil no lo han hecho. Pese a
reconocer la existencia de dos líneas jurisprudenciales, considera que el asunto Caraher c.
Reino Unido ((dec.), n.o 24520/94, TEDH 2000-I), los seis asuntos sobre Irlanda del Norte
anteriormente citados en el párrafo 86 y el caso Bailey c. Reino Unido ((dec.), n.o 39953/07,
19 de enero de 2010) representan a la doctrina dominante y que los casos usados por los
demandantes para tratar de demostrar la existencia de una línea jurisprudencial contraria
acerca de la condición de víctima no son pertinentes en el presente procedimiento.
94. Señala que, en cualquier caso, no hay violación de los aspectos material y procesal
del artículo 2 del Convenio. Sobre el particular, se basa principalmente en el alcance, el
procedimiento y los resultados de la investigación que el Tribunal Supremo mediante una
sentencia de mayo de 2011 consideró adecuados a las exigencias del artículo 2 (párrafo 40,
supra ).

95. Sobre el aspecto material de la queja relativo a la planificación y a la ejecución de


la operación en litigio, el Gobierno alega que en la investigación judicial se hizo un examen
público y exhaustivo de las circunstancias de la muerte de los Sres. McCaughey y Grew.
Defiende también que el jurado concluyó que la fuerza empleada por los militares fue
razonable y que en la planificación y control de la operación no hubo un mal funcionamiento,
así como que no fue posible adoptar ninguna medida para reducir el riesgo del uso de la fuerza
letal.

96. Además, el que la investigación fuera conforme con el artículo 2 implicaría que se
respetaron las garantías procesales derivadas de este artículo. La investigación fue
transparente, rigurosa y pública. Se entregaron gran cantidad de documentos y, vistas las
pruebas recabadas durante la investigación, el hecho de que -debido al paso del tiempo- no se
dispusiera de algunos documentos no afectó a la capacidad de la investigación para contestar
a los interrogantes planteados, condición exigida para adecuarse al artículo 2 del Convenio.
Además, a los demandantes se les concedió asistencia jurídica gratuita al estar representados
por un solicitor y dos abogados y pudieron participar plenamente en la investigación.

97. Si bien es cierto que el inicio de la investigación se retrasó mucho, no hay pruebas
de que la integridad del procedimiento se haya visto afectada. En enero de 2004, la High Court
llegó a la conclusión de que se había vulnerado el artículo 2 del Convenio y posteriormente, en
mayo de 2011, el Tribunal Supremo reconoció que la investigación se debía adaptar a las
exigencias de este artículo.

98. Según el Gobierno, el alcance de la investigación preliminar permitió al jurado


examinar y resolver todas las cuestiones relevantes. Se tomó declaración en relación con el
mando y el control de la operación a los militares Y (oficial superior del TCG de la RUC que fue
uno de los que asignó la misión a la unidad especial cuya actuación se cuestiona), K (oficial al
mando de la unidad que apoyaba a la RUC en Irlanda del Norte), H (el capitán responsable de
la unidad militar) y a los soldados A, C, D, E, F, G, I y J (este último hizo una declaración acerca
del entrenamiento de la unidad de las SAS [Special Air Service] en cuestión). Todos, excepto
el soldado J, declararon sobre la planificación de la operación, en especial acerca de sus
objetivos, de los informes previos a la operación y de la información de que disponían de los
fallecidos. Estos testigos militares, sobre todo A, C, D y H, describieron las medidas que se
adoptaron para reducir el riesgo de utilización de la fuerza letal. Los soldados A, C y D fueron
interrogados acerca de la legitimidad del uso de la fuerza letal vistas la particularidades de la
operación.

99. El rigor y la independencia de las investigaciones realizadas por la RUC permitieron,


siempre según el Gobierno, determinar los hechos relevantes y llegar a conclusiones exactas
basándose en la información disponible. Prueba de ello sería el que las conclusiones derivadas
de las investigaciones coincidían con las del jurado. Además, en sus declaraciones, los agentes
de la RUC al mando de la investigación desmintieron que su investigación de los hechos no
fuera independiente y exhaustiva.

100. Además, el DPP motivó su auto de sobreseimiento, decisión que reconsideraría si


recibiera una petición basada en el artículo 35 § 3 de la ley de 2002, en cuyo caso adoptaría
una resolución que podría ser sometida a control judicial.
101. Concluye afirmando que resulta obligado concluir que no se ha vulnerado el
artículo 13 del Convenio dado que los demandantes, al actuar por la vía civil -cuya resolución
está aún pendiente-, habrían admitido que disponían de un recurso civil efectivo. Concluye
afirmando que, en cualquier caso, la investigación judicial fue minuciosa y efectiva y que el
control judicial ofrecía a los demandantes un recurso contra las decisiones del juez de
instrucción y, si fuera necesario, contra un auto de sobreseimiento del DPP.

2. Los demandantes

102. Los demandantes sostienen que se ha vulnerado el aspecto material del artículo 2.
Alegan que el uso de la fuerza letal no era absolutamente necesario y que en la planificación y
el control de la operación no se tuvo en cuenta la minimización del riesgo de pérdida de vidas
humanas, sino todo lo contrario, es decir, que se decidió deliberadamente dar muerte a los
Sres. McCaughey y Grew. Afirman que las conclusiones del jurado de la investigación no son
fiables y que la investigación no respetaba las exigencias a nivel procesal del artículo 2.

103. Basándose en la jurisprudencia de las sentencias Nikolova y Velitchkova c.


Bulgaria , n.o 7888/03, §§ 55-56, 20 de diciembre de 2007 , Beganovic c. Croacia , n.o
46423/06, § 56, 25 de junio de 2009, Fadime y Turan Karabulut c. Turquía , n.o 23872/04,
§§ 31-48, 27 de mayo de 2010 , Kopylov c. Rusia , n.o 3933/04, § 121, 29 de julio de 2010 ,
Gäfgen c. Alemania [GS], n.o 22978/05, § 119, TEDH 2010, y Darraj c. Francia , n.o
34588/07, §§ 22 53, 4 de noviembre de 2010 , los demandantes rechazan el planteamiento del
Gobierno de que no se daba la condición de víctima derivado del procedimiento civil pendiente.
Afirmaron que dicho procedimiento estaba lastrado por la ineficacia de la investigación y del
proceso judicial. Por consiguiente, entendían que aunque estuviera pendiente de resolución, el
procedimiento civil no podía privarles de su condición de víctimas y no permitía concluir que no
hubieran agotado la vía interna.

104. Además, alegaron que las autoridades incumplieron su obligación procesal de


llevar a cabo una investigación independiente y efectiva.

105. Según ellos, la investigación de la RUC tras la operación no fue ni independiente ni


efectiva. Los responsables de la operación (soldados y oficiales de la RUC) y los encargados de
la investigación (oficiales de la RUC) no eran independientes desde el punto de vista
jerárquico. La investigación de la RUC también adoleció de independencia a nivel práctico pues
los miembros de este organismo entendieron que su misión consistía en cooperar con los
soldados cuya actuación estaba en entredicho en vez de en investigar su actuación hasta el
punto de que, por ejemplo, antes de declarar no se separó a los que dispararon y sus
declaraciones fueron superficiales. Además, la investigación realizada fue, según los
demandantes, inadecuada, pues se dio demasiada importancia a averiguar si la población civil
de los alrededores era responsable de las armas, tal y como prueba una declaración del
soldado L hecha durante la investigación. Por otra parte, los investigadores de la RUC no
recibieron las notas con los informes de los militares anteriores y posteriores al tiroteo y
tampoco la transcripción de sus comunicaciones por radio con el cuartel general, pese a que la
RUC tenía en su poder la documentación. Además, tal y como confirmaron varios testigos
durante la investigación judicial, hubo abundante documentación -las citadas notas y diarios-
que desapareció. Tampoco, afirman, la investigación fue objeto de un control público suficiente
y esto no lo resolvió la investigación judicial.

106. El DPP tampoco informó a los demandantes de que había decidido archivar el
procedimiento y las explicaciones que dio en julio de 2011 fueron insuficientes. También
entienden que el sistema judicial penal aplicable a los homicidios imputables a agentes del
Estado no era compatible con el Convenio, sobre todo en lo relativo a las reglas en materia de
pruebas que regulaban la actuación del Ministerio Público y al alcance de las normas aplicables
a la legítima defensa.

107. Por otra parte, argumentaban que el papel que se reconocía a los familiares de los
fallecidos era inapropiado para garantizar la protección de sus intereses. La primera
demandante no recibió una comunicación oficial de la muerte de su hijo y la RUC incluso se
burló del fallecimiento ante la familia. El primer contacto oficial de las autoridades con los
demandantes fue una notificación enviada por el juez de instrucción en 1997 en la que les
indicaba que había recibido la documentación del procedimiento y el DPP no mantuvo
informados a los interesados de la marcha del mismo (véase el párrafo anterior).
Posteriormente en la investigación judicial se adoptaron una serie de decisiones que les
impidieron participar de manera efectiva (véase el párrafo 110, más adelante).

108. Añaden a todo esto que la investigación judicial llevada a cabo tras la interposición
de la demanda ante el TEDH no fue acorde a las exigencias procesales aplicables.

109. Y ello, en primer lugar, porque no fue efectiva. Al excluirse documentación y


pruebas testificales sobre otros casos en los que se había empleado la fuerza letal, se limitó de
una manera inadecuada el alcance de la investigación, pues impidió que se examinara el papel
de las unidades militares en este tipo de casos en los que se les acusaba de adoptar la política
de tirar a matar o -en el mejor de los casos- de tener una tendencia a emplear la fuerza letal
y/o un exceso de violencia. Además, las preguntas que el juez de instrucción presentó a los
miembros del jurado pusieron en riesgo sus posibilidades tanto de averiguar de manera
efectiva si la operación se planeó y se ejecutó minimizando el riesgo del uso de la fuerza letal
como de examinar la actuación de cada uno de los militares que intervinieron. Por otra parte,
la respuesta dada por el juez de instrucción a la pregunta de los miembros del jurado respecto
a la calificación jurídica de un disparo efectuado sobre un cadáver los confundió, pues
restringió el campo de la investigación a las "causas del fallecimiento [de los Sres. McCaughey
y Grew]" en vez de dirigirlo a determinar "en qué circunstancias se produjo el fallecimiento".
Las instrucciones del juez de instrucción al jurado sobre el asunto de la fuerza excesiva fue
incorrecta, pues dicha cuestión, relativa al hecho de matar a una persona neutralizada,
hubiera podido arrojar luz sobre el comportamiento individual y colectivo de los militares
implicados.

110. En segundo lugar, las decisiones inadecuadas adoptadas respecto a los demás
casos de uso de la fuerza letal impidieron que los familiares de las víctimas participaran en la
investigación del modo en que hubiera sido necesario para proteger sus intereses legítimos y
el control público ejercido sobre la investigación fue insuficiente para garantizar que los
responsables respondieran de sus actos.

111. En tercer lugar, el jurado no fue equitativo, imparcial e independiente, pues uno
de sus miembros mostró abiertamente su hostilidad hacia los familiares de los fallecidos hasta
el punto de que debería haber sido excluido. Sobre el particular, conviene recalcar que la
función del jurado de investigación en Irlanda del Norte es única y especialmente delicada.

112. Siempre según los demandantes, es obligado constatar que los interesados
tuvieron que esperar más de veintiún años para que se iniciara una investigación conforme al
artículo 2, esta tardanza es excesiva e inexplicable, y que es evidente que esta dilación es una
práctica habitual. Este retraso supone un incumplimiento de la obligación de iniciar
rápidamente una investigación y de conducirla diligentemente, comprometió la efectividad de
la investigación judicial y, sobre todo, posibilitó que se perdieran y/o destruyeran multitud de
documentos de la época en que sucedieron los hechos. Otra consecuencia de esta dilación fue
que se dificultó la comparecencia de testigos, ya que algunos no fueron citados porque se
marcharon del Reino Unido (el soldado B no compareció y el soldado A no compareció la
segunda vez), o porque murieron o debido a su estado de salud (sólo compareció uno de los
oficiales de la RUC que se ocupó de planear y ejecutar la operación y cuyos recuerdos eran
vagos). Se tardó mucho en conceder asistencia jurídica gratuita a los demandantes
considerando las necesidades de la investigación del juez de instrucción y tuvieron que ser
ellos mismos quienes se ocuparon de que la investigación avanzara.

113. La investigación del HET, que no fue una investigación propiamente dicha sino un
simple examen de documentos, no solucionó estas deficiencias. El único soldado que fue
interrogado fue A confirmando en lo esencial su primera declaración. Su identidad permaneció
oculta para el HET que alcanzó un acuerdo de confidencialidad con el MD. El HET no examinó
las pruebas balística y forenses ni ordenó pruebas periciales y tampoco investigó la implicación
de testigos militares en otros casos en los que se usó la fuerza letal. La investigación del HET
estuvo lastrada por su falta de efectividad e independencia, por el hecho de que los familiares
de los fallecidos no participaran y porque el control público fue insuficiente.

114. Los demandantes finalizan afirmando que dado que la HRA no se aplicó a los
fallecimientos anteriores a su entrada en vigor, los demandantes no dispusieron de un recurso
efectivo, contrariamente a lo dispuesto por el artículo 13 en concurso con el artículo 2. La
sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2011 supuso que pudieran ampararse en los
derechos derivados del Convenio para instar a una investigación conforme al artículo 2, pero
no pudieron basarse en este artículo para denunciar las deficiencias de la investigación. En
tales condiciones, no cabe afirmar que los interesados pudieron valerse de los derechos que les
confería el Convenio en el sistema jurídico interno.

3. El Committee on the Administration of Justice ("el CAJ")

115. El CAJ es una organización no gubernamental afiliada a la Federación


Internacional de Derechos Humanos. Considera que la demora en abrir la investigación en este
caso es un síntoma de un problema mayor que afecta a las investigaciones de casos
controvertidos en Irlanda del Norte.

116. Con respecto al retraso de las autoridades británicas en la ejecución de las seis
sentencias del TEDH sobre Irlanda del Norte y, en concreto, a la falta de diligencia que
demuestra el modo de llevar las investigaciones, el CAJ entiende que hay una práctica habitual
e inaceptable de dilaciones por parte de los poderes públicos que interrumpe los
procedimientos impulsados por familiares de los fallecidos que intentan hacer avanzar las
investigaciones. Aporta una lista del servicio de jueces de instrucción datada en julio de 2011
(que actualiza la lista entregada por el Tribunal Supremo en abril de 2011) donde constan 38
asuntos en los que se llevan a cabo investigaciones judiciales o donde se acaban de cerrar. De
la lista se desprende que cinco fallecimientos acaecidos entre 1971 y 1972 originaron una
única investigación (iniciada en junio de 2011) y que se fijaron fechas provisionales para ocho
fallecimientos producidos en los años 80, pero que no había ninguna investigación en curso
sobre los mismos y que 18 fallecimientos de los años 90 únicamente dieron lugar a una
investigación. La mayoría de los asuntos son por el uso de la fuerza letal por parte de las
fuerzas del orden y otros se centran en homicidios atribuidos a grupos paramilitares. La CAJ
estima que las dilaciones constatadas desde las seis sentencias del TEDH citadas agravan aún
más la situación. A este respecto, se remite a varias declaraciones oficiales de diferentes
organismos acerca de la reforma del sistema del Convenio y que subrayan la necesidad de
ejecutar rápidamente y de manera efectiva las sentencias del TEDH. Sostiene también que el
Gobierno mismo reconoció que el retraso en la investigación equivalía a una vulneración del
artículo 2 del Convenio: (" Command Paper 7524, " Responding to Human Rights Judgments:
Government Response to the Joint Committee on Human Rights ", 31º informe, sesión
2007-2008 (enero de 2009)).

117. La CAJ hace una serie de sugerencias y confía en que el TEDH las tenga en cuenta
a la hora de resolver sobre este problema habitual. En este sentido, propone al TEDH que
aumente las cantidades concedidas en concepto de daños y perjuicios, teniendo en cuenta el
daño adicional producto del tiempo transcurrido desde la adopción de las sentencias
emblemáticas antes mencionadas. También propone al Tribunal que imponga un calendario al
Estado demandado para los procedimientos y/o un baremo de indemnizaciones a pagar en
caso de retraso adicional. Sugiere, por último, que el Tribunal declare que se ha vulnerado el
Convenio debido a los retrasos demostrados, que aplace el examen del resto de la demanda
hasta que haya una respuesta del Estado, que dicte una sentencia piloto en el presente
procedimiento y que indique al Estado que adopte medidas basadas en el artículo 46 del
Convenio respecto a los retrasos en cuestión.

4. La Comisión para la Igualdad y los Derechos Humanos (" Equality and Human Rights
Commission " -"la EHRC") y la Comisión de Derechos Humanos de Irlanda del Norte, ("
Northern Ireland Human Rights Commission" - "la NIHRC")

118. La EHRC es una institución pública de carácter extraministerial e independiente


que se ocupa de controlar que se respeten la igualdad y los derechos humanos. La NIHRC es
una institución pública creada en aplicación del Acuerdo de Belfast de 1998 y cuya misión es la
promoción de las normas internacionales en materia de derechos humanos. Ambos
organismos han intervenido en asuntos resueltos por el Tribunal, en concreto, en el caso de la
NIHRC en los casos McKerr , Jordan , Kelly y otros y en Shanaghan . También intervinieron en
el reciente procedimiento de control judicial instado por los interesados ante el Tribunal
Supremo.

119. Plantean una cuestión que no ha formulado ninguna de las partes. Retoman las
observaciones de la EHRC en otro asunto aún sin resolver del TEDH ( n.º 5878/08, Armani da
Silva c. Reino Unido ) y alegan que las reglas en materia de pruebas que regulan la actuación
del Ministerio Público no encajan bien con la obligación positiva que tienen los Estados de
perseguir. Sostienen sobre el particular que es necesario implantar unas reglas menos
rigurosas en materia de pruebas sobre todo porque las normas que regulan la legítima defensa
en derecho inglés tienen un alcance muy amplio y son en parte subjetivas en cuanto a su
enunciado además de que no cumplen con lo exigido por el artículo 2 § 2. Afirman que las
normas ordinarias en materia de pruebas en combinación con las que regulan la legítima
defensa suponen que rara vez se persiga por homicidio a agentes del Estado y que el alcance
del control judicial ejercido por los tribunales internos respecto a la aplicación de las normas en
materia de pruebas también sea limitado y no se adapte a las exigencias procesales del artículo
2.

120. Aportan estadísticas sobre fallecimientos provocados por el uso de la fuerza letal
por parte de agentes del Estado y alegan que el hecho de que sea extraordinario que se
persigan estos casos lleva a interrogarse sobre la impunidad de estas personas. Afirman que
hay varios organismos (el servicio de jueces de instrucción, la oficina del mediador de la Policía
y el HET) que están saturados de peticiones de revisión. En su opinión, esta situación ha
llegado a producir una degradación constante del estado de derecho en Irlanda del Norte.

B. Sobre la admisibilidad

121. El Tribunal no puede entrar a examinar el fondo de las alegaciones de violación de


los aspectos procesal y material del artículo 2, excepto la queja por la dilación en la
investigación, dado que el procedimiento civil está pendiente de resolución (véase, por
ejemplo, Caraher (decisión antes citada), Hay c. Reino Unido (dec.), n.o 41894/98, TEDH 2000
XI, McKerr , antes citada, §§ 19-23, y Bailey (decisión antes citada)) y que, debido al
procedimiento de control judicial en trámite, existe la posibilidad de iniciar nuevas
investigaciones -especialmente de carácter penal y/o disciplinario (véase, por ejemplo,
Nikolova y Velitchkova , antes citada, §§ 55-56, Gäfgen antes citada, § 119, y Darraj , antes
citada, §§ 22-53).

122. Las acciones civiles instadas en 2012 por los demandantes siguen pendientes de
resolución. El Tribunal estima que no se ha demostrado que la jurisdicción civil sea incapaz de
establecer los hechos y de determinar, dentro de los plazos de prescripción aplicables, si los
fallecimientos en litigio se produjeron en circunstancias legales o no aunque el resultado de la
presente investigación, el de una investigación futura o el de cualquier otro procedimiento
penal o disciplinario (véase infra ) serían por su naturaleza capaces de aclarar el procedimiento
civil. Pese al riesgo de que el tiempo transcurrido desde los hechos pueda dificultar que los
tribunales civiles recaben pruebas, esto último en principio deben hacerlo los tribunales
internos y no un tribunal internacional ( McKerr , antes citada, § 118, y Hugh Jordan , antes
citada, §§ 111-112).

123. En cuanto a los procedimientos de investigación, el Tribunal constata que la


investigación judicial terminó en mayo de 2012. En cualquier caso, por las razones
anteriormente expuestas, considera que dicha investigación ha originado un procedimiento de
determinación de los hechos nada habitual respecto al cual los demandantes critican ciertos
aspectos clave de manera detallada en un procedimiento de control judicial pendiente de
resolución en el que alegan que se estaría contraviniendo el artículo 2.

124. El procedimiento seguido en la investigación judicial llevada a cabo en el presente


caso era relativamente nuevo y ha evolucionado en gran medida como consecuencia de las
múltiples acciones de control judicial instadas por los demandantes que en todos los casos han
sido importantes para el derecho y para la práctica de las investigaciones dirigidas por jueces
de instrucción en Irlanda del Norte, y muchas de ellas han sido resueltas de manera favorable
a los interesados.

125. El primer procedimiento de los demandantes acabó en una sentencia de la Cámara


de los Lores de marzo de 2007 que aclaró, a favor de los interesados, un aspecto clave de la
obligación de divulgación de documentación por parte de la PSNI (párrafo 23, supra ). El
segundo procedimiento también les dio la razón con la sentencia del Tribunal Supremo de
mayo de 2011 de gran alcance, puesto que anuló la jurisprudencia de una sentencia anterior
de la Cámara de los Lores -la sentencia McKerr- y concluyó que las investigaciones judiciales
sobre fallecimientos acaecidos antes de la entrada en vigor de la HRA debían hacerse con
arreglo al artículo 2 del Convenio (párrafo 40, supra ). Esta sentencia amplió el ámbito de
actuación de la investigación en litigio que pasó a versar sobre la cuestión de "en qué
circunstancias" murieron los Sres. McCaughey y Grew (párrafo 78, supra ) y reconoció a los
demandantes nuevos derechos procesales.

126. Seguidamente, el juez de instrucción tuvo que interpretar la sentencia del Tribunal
Supremo de mayo de 2011 y aplicarla a este antiguo asunto teniendo en cuenta su contexto
histórico -en especial, las acusaciones de que se había puesto en práctica una política de tirar
a matar- y el tiempo transcurrido desde los fallecimientos (especialmente, considerando la
obligación de comunicar los nuevos datos que fueran apareciendo, la pérdida de pruebas y que
no se podía contar con varios testigos). En buena lógica, los demandantes ejercieron tres
acciones de control judicial durante la investigación. Sin embargo, ésta acumulaba tal retraso
(más de veintiún años) que la High Court consideró que debía endurecer las condiciones para
autorizar que se solicitara un control judicial y exigió que se demostrara la existencia de
circunstancias "excepcionales" que justificaran aplazar la investigación; en una ocasión señaló
que, en cualquier caso, tras la investigación se podía recurrir. Basándose en este nuevo criterio
se rechazaron dos peticiones. Por tanto, no resulta sorprendente que la primera demandante
realizara en junio de 2012 -tras darse por finalizada la investigación- una nueva petición de
control judicial basándose en dos argumentos que la High Court había rechazado por no tener
un carácter "excepcional" y planteó nuevas cuestiones de procedimiento (párrafos 64 a 66,
supra ). La High Court aún no ha examinado este procedimiento de control judicial. Los
interesados le instaron a anular el veredicto del jurado de la investigación y a ordenar el inicio
de una nueva investigación. Si se les diera la razón, el juez de instrucción debería decidir si
remite el asunto al DPP para que éste decida si abre diligencias. Estas decisiones pueden
someterse a control judicial.

127. Los demandantes alegan además que algunas anomalías sumadas al retraso
comprometieron tanto los procedimientos de investigación como la investigación judicial
misma. En el caso Hugh Jordan , el TEDH constató también la existencia de disfunciones en el
procedimiento anteriores incluso a la investigación judicial.. No obstante, el Tribunal observa
que desde la sentencia de mayo de 2011 del Tribunal Supremo, el derecho interno obliga a que
la investigación se realice conforme a las exigencias en materia procesal del artículo 2, y éste
no fue el caso en el asunto Hugh Jordan y que el juez de instrucción se propuso respetar esta
obligación y que la acción de control judicial pendiente de resolución daría lugar a un examen
de varios aspectos fundamentales de la investigación relativos a las garantías procesales
derivadas del artículo 2 del Convenio. Mientras no se resuelva el procedimiento interno, el
Tribunal no puede examinar si las deficiencias o las dilaciones constatadas en investigaciones
anteriores privaron a la investigación judicial de su capacidad para establecer los hechos y
para determinar si los fallecimientos en litigio se produjeron o no dentro de la legalidad (
McKerr, § 117, Jordan , § 111, y McShane , § 103, antes citadas).

128. En cuanto al conjunto de circunstancias expuestas anteriormente, el Tribunal


declara que las quejas de los interesados basadas en el artículo 2 no son admisibles por tener
un carácter prematuro y/o por basarse en que no se ha agotado la vía interna en el sentido del
artículo 35 § 1 del Convenio excepto en lo tocante a la queja por los retrasos en la
investigación. Por consiguiente, la queja conexa basada en el artículo 13 también debe ser
rechazada conforme a los artículos 35 §§ 3 a) y 4 del Convenio. El Tribunal señala que los
demandantes estarían facultados para volver a presentar sus quejas basándose en los
aspectos material y procesal del artículo 2 del Convenio si la evolución o la resolución del
procedimiento interno fueran insatisfactorias para sus intereses.

129. Sin embargo, el que haya un procedimiento de control judicial en trámite tiene
como consecuencia que las investigaciones sobre el tiroteo que ocasionó la muerte de los
familiares de los demandantes -especialmente la investigación judicial- no hayan finalizado
veintitrés años después de los hechos. En lo tocante a la admisibilidad de esta queja basada en
la dilación de la investigación, individualmente considerada, el Tribunal pone de manifiesto que
el Gobierno no ha explicado en qué medida las decisiones de la High Court y las sentencias del
Tribunal Supremo en que se basa podrían reparar dicha dilación de manera efectiva. Por
consiguiente, el Tribunal constata que, individualmente considerada, la queja derivada del
artículo 2 no está manifiestamente mal fundada en el sentido del artículo 35 § 3 a) del
Convenio y no contiene ningún otro motivo de inadmisibilidad. Por tanto, procede declarar
admisible la queja, así como la queja conexa basada en el artículo 13 del Convenio.

C. Sobre el fondo

130. En cuanto al fondo de la queja cuya admisibilidad se ha declarado, el Tribunal


reitera que el artículo 2 exige que las investigaciones se inicien con celeridad y que avancen a
un ritmo razonable (véanse las seis sentencias sobre Irlanda del Norte indicadas en el párrafo
86, supra ) independientemente de la determinación de si las dilaciones alegadas realmente
han comprometido la efectividad de la investigación. Si en una situación determinada esos
obstáculos o dificultades impidieran que una investigación avanzara, una actuación rápida de
las autoridades abriendo una investigación en un caso de uso de la fuerza letal se puede
considerar esencial para mantener la confianza de la sociedad y su adhesión al estado de
derecho y para evitar dar una impresión de tolerancia hacia actos ilegales o de connivencia en
su comisión ( Hugh Jordan , antes citada, §§ 108 y 136- 140).

131. En este caso concreto, llama poderosamente la atención que la investigación


judicial propiamente dicha no comenzara antes de marzo de 2012, más de veintiún años
después de los fallecimientos en litigio, que tuvieron lugar en 1990. A continuación se
enumeran los retrasos que el Gobierno no ha intentado justificar.

132. El DPP dictó el auto de sobreseimiento dos años y medio después del fallecimiento
de los Sres. MCCaughey y Grew. Si bien no se sabe en qué momento tuvieron los demandantes
conocimiento de la existencia de esta decisión -visto que el derecho interno en vigor en aquella
época no obligaba a la DPP a notificar directamente a los familiares de los difuntos-, sí está
claro que se enteraron posteriormente.

133. Por su parte, la RUC envió los primeros documentos al juez de instrucción cuatro
años después de los fallecimientos. Un año más tarde, en 1995, hizo otra entrega de
documentos. Desde ese momento transcurrieron dos años hasta que el juez de instrucción se
puso en contacto por primera vez con los demandantes -y sólo para informarles de que varios
años atrás la RUC le había enviado documentación- y después, al cabo de cuatro años y medio,
instó a la PSNI a entregarle las declaraciones de los militares implicados, declaraciones que la
RUC le envió en 2002 aunque le denegó algunos documentos. Llegados a este punto ya habían
pasado cerca de doce años desde los hechos en litigio.

134. Seguidamente hubo unos prolongados intercambios de correspondencia entre los


demandantes, el juez de instrucción y la PSNI respecto a la entrega de la documentación. Hubo
que esperar a que los interesados instaran un procedimiento de control judicial en octubre de
2002 para que la PSNI les entregara en febrero de 2003 la documentación que el juez de
instrucción ya había recibido. Ciertamente, el procedimiento de control judicial fue examinado
en tres niveles jurisdiccionales, pero el proceso duró en total cuatro años y medio y finalizó en
marzo de 2007 con una sentencia de la Cámara de los Lores favorable a los demandantes.

135. El asunto de la entrega de documentación siguió siendo objeto de conflictos: en


julio de 2009, esto es, más de dos años después de la sentencia anteriormente citada de la
Cámara de los Lores, la PSNI todavía no había enviado algunos documentos al juez de
instrucción. Pese a la gran cantidad de cartas enviadas por los demandantes, la primera
audiencia preliminar de la investigación judicial no se celebró hasta septiembre de 2009 y
hasta diciembre de 2009 la PSNI no les entregó la documentación censurada. Además, el
objeto de la investigación dio lugar a un intercambio de opiniones entre el juez de instrucción
y los demandantes a instancias de éstos. Las cuestiones relativas a la entrega de
documentación, a las pruebas periciales y a la inspección del lugar de los hechos se resolvieron
a favor de los demandantes mediante una sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2011.
Aunque el segundo procedimiento instado por los demandantes se resolvió rápidamente y
favorablemente a su intereses tras ser examinado por tres diferentes jurisdicciones, supuso un
retraso de dos años en el inicio de la investigación. Hicieron falta nueve meses más para que
los demandantes recibieran -en febrero y marzo de 2012- las nuevas declaraciones de los
militares implicados, justo antes del inicio de la investigación, en marzo de 2012. Después, la
investigación avanzó rápidamente y finalizó en mayo de 2012 con el dictado de un veredicto
detallado.

136. Este período de veintidós años puede dividirse en tres grandes fases que ilustran
la naturaleza de los retrasos que tuvieron que afrontar los demandantes.

137. La primera, entre 1990 y 1992, se caracterizó por períodos excesivamente largos
de inactividad durante los cuales la RUC y la PSNI entregaron documentación incompleta.

138. La segunda fase, desde 2002 hasta el inicio de la investigación en 2003, se


caracterizó por acciones y trámites jurídicos de los demandantes y de terceros que eran
manifiestamente necesarios para que avanzara la investigación y para aclarar varios aspectos
importantes en cuanto al derecho y a la práctica en investigaciones judiciales, especialmente
desde el punto de vista de los derechos de los allegados. Sobre el particular, el Tribunal puso
de manifiesto que los principios derivados de sus sentencias de 4 de mayo de 2001 se aplicaron
al derecho interno, no a través de la legislación, sino mediante una serie de acciones de control
judicial complejas y que se solapaban en parte. La entrada en vigor en 1990 de la HRA dio
lugar a nuevas -y fundamentales- cuestiones jurídicas en las investigaciones judiciales, en
especial respecto a la aplicación de esta norma a las investigaciones relativas a los
fallecimientos producidos previamente a su entrada en vigor, aspecto fundamental que sólo en
mayo de 2011 pudo resolverse mediante una sentencia del Tribunal Supremo favorable a los
demandantes y que anuló la jurisprudencia que la Cámara de los Lores estableció en el asunto
McKerr (párrafo 40, supra ). La actuación de los interesados fue clave para que se produjera
esta evolución legal. La investigación se aplazó -en términos reales, de 2002 a 2012- a la
espera de que se resolvieran las dos acciones principales de control judicial emprendidas. Tal
y como se indicó, estas acciones permitieron aclarar aspectos clave que afectan a las normas
aplicables a las investigaciones judiciales y el resultado fue favorable a los interesados.

No obstante, el proceso supuso dilatar de manera importante, a la vez que inevitable,


las investigaciones, incluyendo la judicial, sobre los homicidios imputados a las fuerzas de
seguridad en Irlanda del Norte, dilaciones que el Tribunal de Apelación describió con precisión
en una decisión sobre uno de los múltiples procedimientos de control judicial instados por el Sr.
Hugh Jordan en el asunto relativo a la muerte de su hijo, el Sr. Pearse Jordan (párrafo 82,
supra). El hecho de que fuera necesario aplazar la investigación judicial tantas veces y durante
tanto tiempo mientras se resolvían los procedimientos de control judicial demuestra al Tribunal
que el procedimiento de investigación judicial estructuralmente no era capaz de garantizar a
los demandantes un acceso a una investigación efectiva que pudiera comenzar rápidamente y
que se llevara con la celeridad deseable ( Jordan y McKerr , antes citadas, §§ 138 y 155
respectivamente).

139. Cuando la tercera y última fase de la investigación se inició con una vista, el
retraso era tan grande que la High Court estimó que debía endurecer las condiciones para
autorizar a solicitar un control judicial y, en este sentido, exigió que los solicitantes
demostraran la existencia de "circunstancias excepcionales". Esta decisión dificultó
enormemente que se aclararan ciertos derechos procesales de los demandantes y abocó, casi
inevitablemente, a que se instara un nuevo procedimiento de control judicial tras la
investigación judicial. Este último procedimiento sigue tramitándose ante la High Court .

140. Los retrasos constatados no pueden considerarse compatibles con la obligación


que el artículo 2 del Convenio impone a los Estados de velar por el carácter efectivo de las
investigaciones sobre muertes sospechosas ya que, sea cual fuere la organización del derecho
interno, el procedimiento de investigación se debe iniciar con rapidez y se debe llevar con una
celeridad razonable. En este sentido, la constatación de que se ha producido una dilación
indebida en la investigación judicial supone, en sí misma, que la investigación no fue efectiva
según los criterios del artículo 2. De ello se deriva que ha habido una vulneración del aspecto
procesal del artículo 2 debido a la dilación excesiva de la investigación. Por otra parte, no se
plantea ninguna otra cuestión desde el punto de vista del artículo 12 del Convenio ( Hugh
Jordan , antes citada, §§ 163-165).

II. SOBRE LA APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 46 DEL CONVENIO

141. Las partes del artículo 46 del Convenio que interesan en este caso son las
siguientes:

"1. Las Altas Partes Contratantes se comprometen a acatar las sentencias definitivas
del Tribunal en los litigios en que sean partes.

2. La sentencia definitiva del Tribunal se transmitirá al Comité de Ministros, que velará


por su ejecución.

(...) "

142. El Tribunal reitera que con arreglo al artículo 46 las Partes Contratantes se
comprometen a acatar las sentencias definitivas del Tribunal en los litigios en que sean partes
y que el Comité de Ministros se encarga de velar por la ejecución de estas sentencias. De ahí
se desprende que el Estado demandado al que se reconozca responsable de vulnerar sus
obligaciones derivadas del Convenio debe decidir, sometiéndose al control del Comité de
Ministros, las medidas generales y/o, en caso contrario, individuales que adoptará en su
ordenamiento para poner fin a la vulneración constatada por el Tribunal y también debe
eliminar, en la medida de lo posible, las consecuencias, independientemente de si el
demandante ha solicitado o no una satisfacción equitativa. El Estado demandado tiene
libertad, aunque esté sometido al control del Comité de Ministros, para escoger las medidas
con las cuales pretende cumplir la obligación derivada del artículo 46 del Convenio siempre que
tales medidas sean compatibles con las conclusiones de la sentencia del TEDH ( Scozzari y
Giunta c. Italia [GS], n.º 39221/98 y 41963/98, § 249, TEDH 2000 VIII, Broniowski c. Polonia
[GS], n.o 31443/96, § 192, TEDH 2004 V, Lukenda c. Eslovenia , n.o 23032/02, §§ 89-98,
TEDH 2005 X, Apostol c. Georgia , n.o 40765/02, §§ 70-71, TEDH 2006 XIV, Abuyeva y otros
c. Rusia , n.o 27065/05, §§ 235-243, 2 de diciembre de 2010 ).

143. Los demandantes y la CAJ estiman que la dilación en las investigaciones de los
homicidios imputados a las fuerzas de seguridad en Irlanda del Norte suponen un problema
habitual. La CAJ propone al Tribunal que indique una medida con arreglo al artículo 46 del
Convenio.

144. La conclusión del Tribunal es que en el presente asunto la dilación de la


investigación era incompatible con las garantías procesales del artículo 2 del Convenio. Para
pronunciarse en tales términos ha considerado que, en la época en que se produjeron los
hechos, el procedimiento de investigación judicial estructuralmente no era capaz de garantizar
a los demandantes un acceso a una investigación efectiva que pudiera comenzar rápidamente
y que se llevara con la celeridad deseable (párrafos 136 a 140, supra ). El Tribunal toma nota
de la información que el servicio de jueces de instrucción de Irlanda del Norte facilitó al
Tribunal Supremo en abril de 2011 y al CAJ en julio de 2011 (párrafos 41 y 116, supra ).
Entiende que las investigaciones de los homicidios que se imputan a las fuerzas de seguridad
en Irlanda del Norte, incluyendo el modo de llevar las investigaciones judiciales, se
caracterizan por sus enormes retrasos. Además, considera que dichos retrasos suponen un
problema grave y generalizado para Irlanda del Norte. Teniendo en cuenta la resolución
aprobada por el Comité de Ministros en 2008, se observa que, más recientemente (en una
resolución de marzo de 2009), dicho comité manifestó su inquietud por los retrasos en las
investigaciones en cuatro de las seis sentencias del Tribunal sobre el problema de Irlanda del
Norte (párrafos 86 a 89). Los asuntos a los que se refieren estas cuatro sentencias se
caracterizan por una sucesión de retrasos muy parecidos a los del presente caso (véase,
especialmente, McKerr y Hugh Jordan ). Casi doce años después del dictado de las cuatro
sentencias, el Comité de Ministros sigue velando porque se ejecuten las medidas individuales
relativas a los retrasos de la investigación señalados por el Tribunal.

145. El Tribunal reitera que corresponde al Comité de Ministros, en virtud del artículo
46 del Convenio, la decisión sobre las medidas que se imponen al Gobierno demandado con el
fin de ejecutar la sentencia del Tribunal ( Abuyeva y otros , antes citada, § 243). No obstante,
sean cuales fueren las medidas por las que se opte, el cumplimiento de la sentencia del
Tribunal implica que el Estado demandado adopte de manera prioritaria -en el presente caso y
en los casos análogos sobre homicidios imputados a las fuerzas del orden en Irlanda del Norte
y en los cuales se estén tramitando investigaciones judiciales- todas las normas necesarias y
adecuadas para garantizar sin demora que se respetan las exigencias en materia procesal del
artículo 2.

III. SOBRE LA APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 41 DEL CONVENIO

146. Según el tenor del artículo 41 del Convenio,

"Si el Tribunal declara que ha habido violación del Convenio o de sus Protocolos y si el
derecho interno de la Alta Parte Contratante sólo permite de manera imperfecta reparar las
consecuencias de dicha violación, el Tribunal concederá a la parte perjudicada, si así procede,
una satisfacción equitativa. "

A. Daños

147. El Tribunal constata que los demandantes no han solicitado una reparación por los
daños materiales o morales. Por tanto, estima que no procede concederles una indemnización
por este concepto.

B. Gastos y costas

148. Los demandantes solicitan 42.811’27 libras esterlinas (GBP) en concepto de


gastos y costas derivados del procedimiento ante el Tribunal y aportan facturas y recibos para
justificar su petición. El Gobierno entiende que el importe es excesivo, sobre todo en cuando al
número de horas facturadas por el solicitor , dado que la demanda y las observaciones de los
demandados fueron redactadas por el abogado principal.

149. Según la jurisprudencia del Tribunal, un demandante sólo podrá ser reembolsado
por los gastos y las costas en la medida en que se pueda determinar que éstos hayan sido
reales, necesarios y que su importe sea razonable. En el presente caso, teniendo en cuenta la
documentación obrante en autos, los criterios aquí expuestos, las dos series de observaciones
pedidas a los demandantes y el número total de horas de trabajo indicado por ellos, el Tribunal
considera razonable que se abone a los demandantes en concepto de gastos y costas la
cantidad de 14.000 euros en su equivalente en libras esterlinas al tipo de cambio aplicable en
la fecha de la resolución, además de cualquier otra cantidad exigible en concepto de impuestos
por este pago.

C. Intereses de demora
150. El Tribunal considera apropiado calcular los intereses de demora tomando el tipo
de interés de la facilidad marginal del Banco Central Europeo incrementado en tres puntos
porcentuales.

POR ESTOS MOTIVOS, EL TRIBUNAL,

1. Declara admisibles por mayoría las quejas basadas en los artículos 2 y 13 derivadas
de la dilación de la investigación y declara inadmisible el resto de la demanda;

2. Dice , por unanimidad, que se ha producido una vulneración de las exigencias


procesales del artículo 2 del Convenio debido a la excesiva dilación en las investigaciones;

3. Dice , por seis votos contra uno, que no se plantea ninguna cuestión diferente desde
la óptica del artículo 13 del Convenio en concurso con el artículo 2 en lo relativo a la dilación en
cuestión;

4. Dice por unanimidad,

a) que el Estado demandado debe abonar a los demandantes, en el plazo de tres meses
a partir de la fecha en que la sentencia sea firme conforme al artículo 44 § 2 del Convenio, la
cantidad de 14.000 euros (catorce mil euros) en concepto de gastos y costas en su equivalente
en libras esterlinas al tipo de cambio aplicable en la fecha de la resolución además de cualquier
otra cantidad exigible en concepto de impuestos por este pago;

b) que desde que expire dicho plazo y hasta el pago, esta cantidad se incrementará en
un interés simple calculado conforme al tipo de interés de la facilidad marginal del Banco
Central Europeo aplicable durante este período, incrementado en tres puntos porcentuales;

c) que el Estado demandado adoptará de manera prioritaria -en el presente caso y en


los casos análogos sobre homicidios imputados a las fuerzas del orden en Irlanda del Norte y
en los cuales se estén tramitando investigaciones judiciales- todas las normas necesarias y
adecuadas para garantizar sin demora que se respetan las exigencias procesales del artículo 2.

5. Rechaza , por unanimidad, la petición de satisfacción equitativa en cuanto al resto.

Dada en inglés, luego comunicada por escrito el 16 de julio de 2013, en aplicación del
artículo 77 §§ 2 y 3 del Reglamento.

Françoise Elens-Passos Ineta Ziemele

Secretaria Judicial Presidenta

A la presente sentencia se adjuntan, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 45


§ 2 del Convenio y 74 § 2 del Reglamento, los votos particulares de los jueces Kalaydjieva y
Mahoney.

I.Z.

F.E.P.

Voto particular
VOTO PARTICULAR PARCIALMENTE CONCORDANTE

DE LA JUEZ KALAYDJIEVA

[(Traducción)]

Difícil sería no hacer mía la conclusión de la mayoría de que las quejas de los
demandantes derivadas del incumplimiento de las exigencias del artículo 2 del Convenio no
están manifiestamente mal fundadas ya que "las investigaciones (...) no han terminado
veintitrés años después de los hechos" en el asunto McCaughey (párrafo 129 de la sentencia
McCaughey ) y que el Tribunal llegó a la misma conclusión en el asunto Hemsworth respecto a
un procedimiento abierto desde hacía quince años (párrafo 68 de la sentencia Hemsworth ). El
incumplimiento por parte del Estado demandado de su obligación de investigar "rápidamente"
resulta aquí flagrante. No obstante, esto no basta para justificar el razonamiento de la mayoría
que consiste en rebajar el análisis que se suele hacer en los asuntos que atañen al artículo 2
hasta el mismo nivel que se aplica a los asuntos denominados como "de duración excesiva del
procedimiento".

Este razonamiento parte de una premisa errónea: que el artículo 2 exige que las
investigaciones "se inicien con celeridad y que avancen a un ritmo razonable"
"independientemente de la determinación de si las dilaciones alegadas realmente han
comprometido la efectividad de la investigación". Esta premisa no sigue la postura adoptada
por el Tribunal en centenares de asuntos en los que consideró que "cualquier deficiencia en la
investigación que debilite la capacidad para determinar las circunstancias del caso o para
identificar a los responsables corre el riesgo de hacer concluir que no se da el nivel de
efectividad exigido" (véanse, entre muchas otras, Kelly y otros c Reino Unido , n.o 30054/96,
§§ 96 y 97, 4 de mayo de 2001, Anguelova c. Bulgaria , n.o 38361/97, § 139, TEDH 2002-IV,
y Mojsiejew c. Polonia , n.o 11818/02, 24 de marzo de 2009 ). Además, de la jurisprudencia se
desprende claramente que, en determinados casos, es necesaria una investigación penal
independientemente de si se ha ejercido o no una acción civil dirigida a reparar el perjuicio
alegado. A este respecto, los dos asuntos tratados aquí deben distinguirse del asunto Hugh
Jordan c. Reino Unido (n.o 24746/94, TEDH 2001-III), en el que el demandante no instó un
procedimiento civil y del asunto Caraherc. Reino Unido ((dec.), n.o 24520/94, TEDH 2000-I),
donde el demandante alcanzó un acuerdo de indemnización. En cualquier caso, el Tribunal
nunca ha considerado a la demanda civil por daños y perjuicios como el único foro apropiado
para determinar si se produjo una vulneración de los artículos 2 o 3 del Convenio.

El razonamiento de la mayoría se detiene en los retrasos "atribuibles" a la complejidad


"excepcional" del alcance tradicional y del ámbito de actuación de la investigación judicial y/o
en el tiempo necesario para que la jurisdicción interna satisfaga la petición de los demandantes
(véanse los párrafos 126 de la sentencia McCaughey y 69 y 70 de la sentencia Hemsworth ).
Pero el Convenio no indica nada sobre el modo de llevar una investigación rápida como la que
exige. Lo realmente importante no es el modo en que se determinan los hechos, sino que éstos
se pongan en conocimiento de los interesados como resultado de unas medidas rápidas y
razonables adoptadas por las autoridades (véase, entre muchas otras, Stoyanovi c. Bulgaria ,
n.o 42980/04, §§ 64 a 69, 9 de noviembre de 2010).

En estas circunstancias, no creo que el Gobierno demandado pueda basarse en las


disfunciones o en la "complejidad" del procedimiento interno -que las autoridades conocían
desde hace años con las primeras sentencias del TEDH en asuntos análogos en los que se
demandaba al Reino Unido- o en el tiempo necesario para resolver las dificultades de
interpretación planteadas por la cuestión de determinar si el derecho interno exigía que "la
investigación [fuera] conforme a las exigencias procesales del artículo 2" del Convenio
(párrafos 127 de la sentencia McCaughey y 70 de la sentencia Hemsworth ). El Gobierno sigue
sin demostrar que haya adoptado por decisión propia alguna medida -no ya "todas las medidas
razonables"- para determinar los hechos.

El argumento de la mayoría parece basarse en los retrasos "atribuibles" a la actuación


"comprensible" de los interesados. El que los demandantes de los dos casos aquí examinados
hayan tenido que hacer ímprobos esfuerzos para que el fallecimiento de sus familiares fuera
objeto de investigaciones apropiadas y efectivas y para que el alcance la investigación judicial
se ampliara satisfaciendo las exigencias del artículo 2, no puede sustituir la obligación positiva
de los Estados de investigar de oficio por la de tener una vía de recurso que puedan agotar los
perjudicados. El deber de los Estados parte del Convenio de proporcionar un acceso efectivo a
la investigación no modifica su obligación de investigar de oficio y no la reduce a "garantizar a
los demandantes un acceso a una investigación efectiva que se realice rápidamente y con la
celeridad deseable ( McCaughey , párrafo 138, y Hemsworth , párrafo 73). El que los
demandantes ejercieran "comprensiblemente" todas las vías que les ofrecía la ley no se puede
usar en contra de ellos.

Este razonamiento aboca a la mayoría a la conclusión incompleta de que el "insólito


proceso de determinación de los hechos" al cual dio lugar la investigación judicial
"estructuralmente no era capaz de garantizar a los demandantes un acceso a una
investigación efectiva que pudiera comenzar rápidamente y que se llevara con la celeridad
deseable". Suscribo enteramente esta conclusión. No obstante, dudo de su utilidad ya que han
transcurrido más de diez años desde las primeras sentencias análogas contrarias al Reino
Unido (párrafos 14 de la sentencia Hemsworth y 85 de la sentencia McCaughey ). Los
principios relativos a la obligación de investigar ya fueron enunciados en la sentencia Hugh
Jordan (párrafos 72 a 74) y fueron aplicados a todos los Estados partes en el Convenio.

El objeto de los dos procedimientos que se enjuician aquí se refiere al primer objetivo
que el artículo 2 asigna a la investigación, esto es, la determinación y divulgación de los hechos
y de las circunstancias que únicamente conocen las autoridades. La búsqueda de una
reparación adecuada y efectiva bajo la forma de responsabilidad administrativa, disciplinaria,
penal o pecuniaria no es posible sin una divulgación efectiva (véanse, por ejemplo, Iliya Petrov
c. Bulgaria , n.o 19202/03, 24 de abril de 2012, o Nencheva y otros c. Bulgaria , n.o 48609/06,
18 de junio de 2013). No había necesidad de realizar una investigación, toda vez que los
perjudicados conocían desde el principio los hechos de los que se derivan sus quejas (
Nencheva , antes citada).

No hay explicación -y menos aún justificación- para que las autoridades nacionales no
cumplieran con sus obligaciones utilizando los medios más adecuados y expeditivos de su
elección, optando "prioritariamente" por cualquier otra "medida concreta" mediante
modificaciones legislativas.

Queda por saber si, ante una investigación interna manifiestamente ineficaz y que se
puede equiparar a una negativa a investigar, el Tribunal podría verse imposibilitado para
ejercer el más mínimo control sobre unas quejas tan graves u obligado a declarar a las
autoridades internas "libres en definitiva" para cumplir con sus obligaciones como les parezca.

Dado que las autoridades no han aprovechado las múltiples ocasiones de que han
dispuesto desde hace quince o veinte años para cumplir con su deber, dudo que el Estado
demandado "tenga libertad, aunque esté sometido al control del Comité de Ministros, para
escoger las medidas con las cuales pretende cumplir la obligación" derivada del artículo 2 del
Convenio. Estimo que esta postura supone un retroceso respecto a la que el Tribunal sostenía
hace más de diez años en las sentencias en las que condenó al Reino Unido cuando declaró que
"una respuesta rápida de las autoridades se puede, en términos generales, considerar básica
para mantener la confianza de la sociedad en el principio de legalidad y para evitar dar una
impresión de complicidad o tolerancia hacia actos ilegales" ( Hugh Jordan , antes citada, §§
108 y 136 a 140). Las conclusiones a las que ha llegado el Tribunal en este procedimiento se
basan en que no hay razones para creer que el demandante no podía hacer valer sus derechos
a nivel interno. Sólo son válidas para situaciones en las que, al contrario que los demandantes
en los asuntos McCaughey y Hemsworth , los perjudicados no deban hacer frente
constantemente a dificultades para conocer los hechos y para conseguir que se determinen.

En los dos procedimientos que aquí se enjuician, la mayoría del Tribunal no ha entrado
en si durante los últimos veinte años las autoridades intentaron de verdad determinar los
hechos y divulgarlos, objetivo primario de la obligación de investigar-ni en qué medida lo
consiguieron- lo cual, a su vez, posibilitaría la adopción de las medidas necesarias para
determinar la posible responsabilidad disciplinaria, penal o pecuniaria. Sobre el particular, la
mayoría del Tribunal se ha limitado a hacer constar la ausencia de testigos y de documentos y
a observar que "los procedimientos penal y disciplinario, cuya importancia es básica dentro de
la obligación de investigar que se deriva del artículo 2, se puedan llevar a cabo" ( Hemsworth
, párrafo 63) y que "cualquier otro procedimiento penal o disciplinario (...) sería por su
naturaleza capaz de aclarar el camino al procedimiento civil" (introducido en 2001 en el asunto
Hemsworth , véase el párrafo 61). En el pasado, el Tribunal declaró que el reconocimiento de
una dilación por parte de las autoridades internas ( McCaughey, párrafo 92) no bastaba para
privar al perjudicado de su condición de víctima en ausencia de reparación a este respecto (S
cordino c. Italia (n.o 1) ([GS], n.o 36813/97, §§ 178 y siguientes y § 193, TEDH 2006-V).

Hay que tener en cuenta que precisamente son las situaciones en las que las
autoridades nacionales no adoptan medidas rápidas y efectivas para determinar los hechos y
divulgarlos entre la sociedad y los perjudicados, las que propiciaron que el Tribunal elaborara
su jurisprudencia basándose en la obligación positiva de investigar. Cuando las autoridades
incumplan esta obligación, el Tribunal examinará los hechos expuestos por las partes como
haría un juzgado de primera instancia. En los procedimientos McCaughey y Hemsworth , el
Gobierno incumplió su obligación de iniciar rápidamente una investigación oficial y tampoco
estimó necesario comunicar al Tribunal su punto de vista sobre la cuestión de determinar si las
circunstancias de las que tenía conocimiento constituían o no una violación del artículo 2.

En el asunto Hemsworth , los demandantes se enfrentaron durante décadas a las


reticencias de las autoridades nacionales y a comportamientos equiparables a intentos de
obstaculizar la justicia ( Hemsworth , párrafo 23) antes de ser informados de que el DPP
"examinaba seriamente" si procedía dar un tratamiento penal al uso de la fuerza contra una
persona que ni siquiera era sospechosa de realizar actividades terroristas ( Hemsworth ,
párrafo 31), mientras que en el asunto McCaughey , se señaló que el DPP podría tener que
volver sobre su decisión inicial y adoptar otra que fuera "susceptible en sí misma de control
judicial" ( McCaughey , párrafo 100).

En realidad, al declarar que "no [podía] entrar a examinar el fondo de las alegaciones
de vulneración de los aspectos procesal y material del artículo 2, [contrariamente a lo que hizo
en asuntos dirigidos contra otros países], excepto la queja por la dilación en la investigación"
(McCaughey, párrafo 121), la mayoría del Tribunal obligaba a los demandantes a acudir a otros
procedimientos de duración incierta, indicándoles además que "si la evolución o la resolución
del procedimiento interno fuera insatisfactoria para sus intereses, estarían facultados para
volver a presentar sus quejas [ante el Tribunal]" (Hemsworth, párrafo 65).

Ante tales circunstancias, no tengo la certeza de que la investigación interna tuviera


como fin "lograr la identificación y el castigo de los responsables" (véase la sentencia Assenov
y otros , 28 de octubre de 1998, § 102, Repertorio de sentencias y decisiones 1998-VIII, que
remite a las sentencias McCann y otros c. Reino Unido , § 161, 27 de septiembre de 1995, serie
A no 324, Kaya c. Turquía , § 86, 19 de febrero de 1998, Repertorio 1998-I, y Yasa c. Turquía
, § 98, 2 de septiembre de 1998, Repertorio 1998-VI).

La ausencia de una explicación aceptable para el hecho de que las autoridades no


recopilaran pruebas fundamentales mientras se estaba a tiempo y que ellas mismas trataran
de obstaculizar la búsqueda de pruebas son cuestiones que merecen especial vigilancia. En
realidad, el tiempo transcurrido durante el cual se constató que las autoridades de manera
sistemática -cuando no deliberada- se negaron a proceder cuando su actuación hubiera sido de
utilidad para la investigación y a adoptar las medidas necesarias para investigar las
alegaciones creíbles de vulneración de los artículos 2 y 3, hace pensar que el paso del tiempo
puede producir teóricamente una inmunidad virtual al menos para ciertos agentes del Estado.

Me remito a mi voto particular en la sentencia Oleksiy Mykhaylovych Zakharkin c.


Ucrania (n.o 1727/04, 24 de junio de 2010). "En tales circunstancias, el que las autoridades se
negaran abiertamente a realizar una investigación y el que impidieran al Tribunal ejercer su
labor de control, colocándose así en la situación de un testigo -o, dicho con mayor propiedad,
en una situación de "complicidad o de tolerancia respecto a actos ilegales"- constituye una
humillación más a las víctimas de las violaciones alegadas".

Prefiero reservarme mi opinión sobre el importe de las indemnizaciones concedidas a


los demandantes, inadecuado incluso para tratar "los retrasos" y/o sobre la impresión de
cinismo que se podría derivar. Sin embargo, me preocupa que esta sentencia tenga como
efecto general no sólo agravar la falta de efectividad ya constatada, sino convertir el papel
subsidiario del Tribunal en algo claramente superfluo. El Tribunal no hubiera tenido que
intervenir si las autoridades nacionales hubieran cumplido con su papel primordial dentro de
un plazo de tiempo útil.

VOTO PARTICULAR CONCORDANTE DEL JUEZ MAHONEY

[(Traducción)]

Con este voto no se pretende criticar el razonamiento seguido por la sala, el cual
suscribo plenamente, sino únicamente añadir unas observaciones sobre un aspecto abordado
someramente por la sentencia y que afecta a las relaciones entre las dos líneas
jurisprudenciales que se han ocupado de la interacción entre las exigencias materiales y
procesales de la norma del Convenio que protege el derecho a la vida, esto es, el artículo 2.

Dos líneas jurisprudenciales

El Gobierno se apoya en la jurisprudencia procedente de una serie de asuntos que


afectan al Reino Unido y cuyo ejemplo sería Caraher c. Reino Unido ((dec.), n.o 24520/94,
TEDH 2000-I - véanse los párrafos 85 y 92 de la presente sentencia). En términos generales
esta línea jurisprudencial supone que cuando una vulneración del artículo 2 o del 3 -la norma
que prohíbe la tortura y las penas o tratamientos inhumanos o degradantes- haya sido
reconocida y reparada adecuadamente mediante un procedimiento interno en el orden civil o
cuando se disponga de dicho procedimiento o se esté tramitando, el Tribunal de Estrasburgo
debe limitarse, en el procedimiento internacional que se le somete, a examinar las quejas
creíbles de violación del aspecto procesal del artículo 2 (o del 3) considerando que el pago de
una indemnización por daños y perjuicios a nivel nacional no dispensa al Estado de su
obligación nacida del Convenio de establecer que sus agentes son responsables de las acciones
u omisiones contrarias al artículo 2 (o al 3).
Los demandantes, por el contrario, se apoyan en una jurisprudencia que comenzó con
la sentencia Nikolova y Velitchkova c. Bulgaria (n.o 7888/03, §§ 55 y 56, 20 de diciembre de
2007 (párrafo 103 de la presente sentencia)), que apunta a que el examen de una queja
material derivada del artículo 2 (o del 3) debe vincularse a la apreciación del Tribunal de todas
las garantías procesales disponibles, incluyendo los procedimientos de investigación, no ya
sólo las acciones civiles ejercidas o disponibles. Pero, según una interpretación de esta
jurisprudencia, se exigiría que hubiera un procedimiento interno que pudiera permitir
identificar y castigar al autor de la vulneración para que el Tribunal se abstuviera de examinar
la queja material planteada en el recurso internacional presentado ante él, y no que el
procedimiento en cuestión efectivamente haya llegado a este resultado (véanse, por ejemplo,
los términos utilizados en las sentencias Fadime y Turan Karabulut c. Turquía , n.o 23872/04,
§ 39, 27 de mayo de 2010 , y Ablyazov c. Rusia , n.o 22867/05, § 54, 30 de octubre de 2012
).

La conciliación entre ambas líneas jurisprudenciales

Entiendo que ambas líneas jurisprudenciales pueden perfectamente considerarse


conciliables en vez de divergentes.

La sentencia Nikolova y Velitchkova se refiere al contenido de la obligación que el


artículo 2 impone a los Estados contratantes y a las consecuencias que se derivan del control
estricto que el Tribunal debe ejercer cuando tenga que examinar las quejas basadas en el
artículo 2: en el caso de malos tratos deliberados con resultado de muerte cometidos por
agentes del Estado, éste no puede remediar la violación del artículo 2 simplemente
concediendo una indemnización a los familiares de la víctima. Según esta sentencia (párrafo
55), si las autoridades no persiguen y castigan adecuadamente a los responsables de dicha
violación podrían estar "pagando" por la vulneración cometida por éstos o incluso "comprando"
su inmunidad. En la sentencia Karabulut (antes citada, § 39), el Tribunal expresó esta misma
idea en los siguientes términos:

"Si las autoridades pudieran limitarse a actuar frente a los ataques contra la vida
concediendo una simple indemnización (...) los agentes del Estado podrían en ciertos casos
atentar contra los derechos de las personas bajo su control con una inmunidad prácticamente
total (...)

(...) El artículo 2 obliga al Estado a garantizar el derecho a la vida aprobando una


legislación penal concreta que disuada de atentar contra las personas y que se apoye en un
mecanismo de aplicación concebido para prevenir, reprimir y sancionar esas vulneraciones
(...) El respeto del Estado hacia sus obligaciones positivas derivadas del artículo 2 del Convenio
exige que el ordenamiento interno demuestre que es capaz de hacer que se aplique la
legislación penal contra los autores de una muerte (...).

No se exige que todos los procedimientos acaben en una condena o en el dictado de una
pena determinada aunque la jurisdicción nacional en ningún caso debe dejar impunes los
ataques a la vida humana. Esto resulta indispensable para mantener la confianza de la
sociedad y su adhesión al Estado de derecho y para evitar dar una impresión de tolerancia
hacia actos ilegales o de connivencia en su comisión".

Este aspecto también fue destacado , de manera concisa, en la sentencia Beganovic c.


Croacia , (n.o 46423/06, 25 de junio de 2009 , §§ 56, 44 a 45), que se ocupaba de quejas
derivadas del artículo 3:
"En asuntos como el presente, los recursos en la vía civil alegados por el Gobiernos no
bastan para que un Estado Contratante cumpla con sus obligaciones en virtud del artículo 3 del
Convenio, puesto que se centran en la concesión de indemnizaciones por daños y perjuicios y
no en identificar y castigar a los responsables (...) ".

En consecuencia, una queja basada en el artículo 2 relativa a la protección procesal que


el ordenamiento jurídico debe garantizar en caso de homicidios cometidos por agentes del
Estado continuará tanto si a nivel interno se reconociera que el comportamiento constituyó
una vulneración de tipo sustantivo y se concediera una indemnización suficiente, como si
hubiera un recurso interno con el que se pudiera conseguir ese reconocimiento o a una
reparación. La posibilidad de que los familiares de las víctimas soliciten y obtengan una
reparación es sólo una parte de las medidas que el artículo 2 exige al sistema jurídico nacional
en caso de muerte por actos cometidos por agentes del Estado, en concreto en caso de malos
tratos cometidos deliberadamente.

En resumidas cuentas, el artículo 2 impone a los Estados una obligación procesal que
les obliga a efectuar una investigación adecuada -y, si fuera necesario, a perseguir a los
responsables- sometida al control estricto del Tribunal incluso si la existencia de una
vulneración material hubiera sido reconocida internamente y se hubiera concedido una
reparación suficiente o si existiera un recurso interno capaz de llegar a ese reconocimiento o a
esa reparación. Dicho de otro modo, el que exista esta obligación implica, en el plano
internacional, que una demanda por violación de tipo procesal debe ser examinada a fondo por
el Tribunal incluso cuando a nivel interno se reconozca y se repare una violación de tipo
material.

No obstante, estas soluciones que dependen unas de otras por sí mismas no tienen
como efecto dispensar a los demandantes de la obligación impuesta por el artículo 35 § 1 de
agotar las vías de recursos internas, por ejemplo, ejerciendo una acción civil para reparar la
vulneración material siempre que exista ese recurso y que la falta de una investigación
adecuada no comprometa su efectividad. Las diferentes obligaciones derivadas de los artículos
2 (o del 3) y 35 § 1, que tienen los Estados y de los demandantes respectivamente, no deben
confundirse ni mezclarse.

Además, el Tribunal ya lo indicó en una sentencia de la Gran Sala de 1996 en el


procedimiento Akdivar c. Turquía ( Repertorio , 1996-IV), una de las primeras en enunciar que
el Convenio impone a los Estados el deber de investigar (véanse, un razonamiento similar en
los "asuntos turcos", Aksoy c. Turquía , Repertorio 1996 IV, y Mentes y otros c. Turquía [GS],
Repertorio 1997-VIII; posteriormente el Tribunal desarrolló la jurisprudencia "turca" al deducir
la obligación de investigar directamente del artículo 2 en el asunto Kaya c. Turquía ( Repertorio
1998-I, §§ 86-87), que se basa en el asunto británico anterior conocido como el de "la muerte
en el Peñón", McCann y otros c. Reino Unido ([GS], 27 de septiembre de 1995, serie A n.o 324,
§§ 161 a 163). Tal y como el Tribunal ya explicó en la sentencia Akdivar, el reparto de la carga
de la prueba es contrario a que una queja pueda ser rechazada basándose únicamente en la
existencia de un recurso civil teóricamente adecuado cuando el demandante consiga
determinar que, por algún motivo, dicho recurso no era adecuado ni eficaz a la vista de los
hechos del caso o incluso cuando concurran circunstancias particulares que le eximan de la
obligación de agotar el recurso. Uno de esos motivos puede ser que las autoridades nacionales
no investiguen pese a la existencia de graves acusaciones acerca de la existencia de agentes
del Estado que hayan actuado de manera poco ética o hayan producido un daño (§ 68). El
Tribunal reconoció que, respecto a la situación en el sureste de de Turquía en su momento,

"(...) las dificultades que presenta la búsqueda de pruebas concluyentes a efectos de


los procedimientos judiciales internos, inevitables en una situación tan problemática, podía
hacer inútil el uso de recursos judiciales e impedir las investigaciones administrativas de las
que dependen dichos recursos". (§ 70)

Las conclusiones del tribunal frente a los hechos fue la siguiente:

"Ante tales condiciones [caracterizadas por graves agitaciones civiles y por la


inseguridad y la vulnerabilidad en la que se hallaban los demandantes desde la destrucción de
sus casas], las perspectivas de éxito de un procedimiento civil basado en acusaciones contra
las fuerzas de seguridad no se pueden considerar insignificantes en ausencia de cualquier tipo
de investigación oficial sobre las acusaciones, incluso suponiendo que los demandantes
pudieran acudir a abogados dispuestos a defenderles ante los tribunales (...) ". (§§ 73 a 75)

Si se dedujera de la línea jurisprudencial inaugurada por la sentencia Nikolova y


Velitchkova una regla absoluta según la cual la ausencia de investigación y de persecución
efectiva que exige el artículo 2 (o el 3) se obligaría necesariamente al Tribunal a examinar de
manera automática el fondo de una queja material basada en este artículo que no encajaría
con el rechazo que el Tribunal manifiesta respecto a las restricciones totales y chocaría
frontalmente con la jurisprudencia Adkivar . Tal y como el Tribunal se encargó de precisar en
la sentencia Adkivar :

"El Tribunal desea subrayar que su decisión se circunscribe a las circunstancias de este
caso y no debe interpretarse como una declaración general que implique que los recursos no
son efectivos en esta región de Turquía o que los demandantes queden dispensados de la
obligación (...) de recurrir normalmente al sistema de reparaciones disponibles tanto
legalmente como de hecho. Únicamente ante circunstancias excepcionales como las presentes
sería aceptable que los demandantes acudieran directamente a las instituciones de
Estrasburgo para obtener reparación por su queja sin intentar siquiera conseguir una
reparación ante las autoridades locales. " (§ 77)

No obstante, de las sentencias Nikolova y Velitchkova y Akdivar se desprende


necesariamente que para rechazar una queja material por no haber agotado las vías de
recursos internas, el Tribunal debe examinar todas las garantías procesales disponibles -sobre
todo la cuestión de saber si se ha efectuado una investigación adecuada- para apreciar si el
demandante disponía en la práctica de un recurso efectivo para denunciar la vulneración
material alegada. Se reconoce comúnmente que en muchos casos el planteamiento adoptado
en la sentencia Nikolova y Velitchkova obliga al Tribunal a examinar el fondo de la queja
material.

Desde el punto de vista del procedimiento seguido ante el Tribunal, el resultado puede
ser como el del asunto Akdivar , donde se imponga la constatación de la ineficacia a efectos
prácticos del recurso invocado por el Gobierno demandado dado el carácter flagrante de las
deficiencias de la investigación o que la cuestión del agotamiento de los recurso internos se
deba analizar en el fondo cuando se esté ante una queja creíble de tipo procesal derivada del
carácter inadecuado de una investigación. Pero tampoco cabe excluir que, en determinados
casos, las pruebas establezcan claramente que la capacidad de un recurso interno para
examinar una queja material de denuncia de un homicidio injustificado atribuido a agentes del
Estado no se ha visto afectada hasta el punto de privar de efectividad al recurso en cuestión.
En tales casos, no se entiende por qué i) se debería dispensar al demandante de su obligación
según el artículo 35 § 1, de agotar un recurso disponible y efectivo relacionado con esta queja
material concreta y tampoco por qué ii) el Tribunal no debería autorizar al sistema nacional a
cumplir con su misión secundaria.

Es necesario distinguir dos aspectos del mecanismo del Convenio. El primer aspecto
obliga al Tribunal a ejercer sistemáticamente un control estricto sobre las quejas derivadas del
artículo 2, especialmente respecto a las garantías procesales acerca del carácter adecuado de
la investigación y del enjuiciamiento, al ser ambos susceptibles de constatar la violación del
citado artículo, y de ser factores susceptibles de dañar la efectividad de un recurso judicial o de
otra naturaleza disponible para los familiares de las víctimas. El segundo impone al
demandante, en virtud del artículo 35 § 1 del Convenio, la obligación -derivada del principio de
"subsidiariedad" - de agotar los recursos internos aunque éstos no abarquen uno de los
aspectos -el material- de su queja derivada del artículo 2. Ambos aspectos del mecanismo del
Convenio se solapan y entrelazan aunque no coincidan al cien por cien. Tal y como da a
entender la sentencia Akdivar , la constatación de la insuficiencia de la investigación y del
procedimiento judicial no tiene como efecto automático y absoluto eximir al demandante de su
obligación de agotar un recurso civil interno disponible y efectivo destinado a reparar una
vulneración material del artículo 2 o del 3 (dependiendo del caso). En ciertos casos, la posible
constatación de la insuficiencia de la investigación y de las acciones judiciales puede ser un
indicio convincente respecto a la falta de efectividad de un recurso indemnizatorio interno,
pero no es determinante por sí mismo ni en todos los casos.

Para concluir con este aspecto de principio de carácter general, en mi opinión sería
simplista y erróneo interpretar la jurisprudencia Nikolova y Velitchkova como si impusiera
sistemáticamente a este Tribunal, cuando no haya investigación ni acciones judiciales
adecuadas, la obligación de examinar el fondo del asunto -en su vertiente material y procesal-
en las demandas relativas al derecho a la vida.

Los recursos en la vía civil en Irlanda del Norte

Los tribunales de irlanda del Norte tienen varios mecanismos procesales para
determinar los hechos. Pueden obligar a los testigos a comparecer, ordenar la divulgación y el
envío de documentación y tratar las pruebas consideradas delicadas para la seguridad
nacional, de manera que se llegue a un equilibrio justo entre las exigencias legítimas de la
seguridad pública y el interés legítimo del demandante a que se determinen los hechos. El
criterio de la prueba exigido en derecho civil para establecer la responsabilidad es el de la
prueba preponderante y no el más riguroso de más allá de toda duda razonable que se aplica
en derecho penal o en el sistema jurídico del Convenio. Tal y como yo lo entiendo, la lógica que
subyace en las sentencias anteriores sobre Irlanda del Norte -especialmente en la sentencia
Jordan c. Reino Unido (n.o 24746/94, TEDH 2001-III) - es que las vías de recurso disponibles
en Irlanda del Norte (y en el Reino Unido en general) tienen la capacidad y la solidez suficientes
para ser, en principio, una medida efectiva para determinar los hechos y atribuir
responsabilidades y para obtener, si fuera necesario, una reparación adecuada en casos de
homicidio o malos tratos atribuidos a agentes del Estado. Por consiguiente -y de acuerdo con
el razonamiento que sigue la sentencia Akdivar - los demandantes que presenten una queja
material basada en el artículo 2 y que denuncien un homicidio deben, en principio, agotar la vía
civil. Habría que demostrar en los casos concretos examinados por el Tribunal que las
deficiencias de la investigación o de los procedimientos judiciales dirigidos contra los
responsables de la vulneración sean tan graves como para que la vía civil se vea afectada hasta
el punto de que no fuera razonable exigir al demandante que la agotara. Éste podría ser el caso
cuando, debido al retraso, las pruebas de mayor importancia se extravíen o se hayan sido
destruidas o cuando haya testigos clave que fallezcan o estén ilocalizables, etc.

La misma lógica se aplicó a casos de otros países pero con un resultado diferente: en
estos casos el Tribunal estimó que la vía civil no tenía ninguna posibilidad real de determinar
las circunstancias de los fallecimientos en cuestión o de las responsabilidades de los agentes
del Estado.
Las peculiaridades del presente asunto

La sala constata en el párrafo 122 de la sentencia, que "no se ha demostrado que la


jurisdicción civil sea incapaz de establecer los hechos y de determinar (...) si los fallecimientos
(...) se produjeron en circunstancias legales o no". De la documentación obrante en el
procedimiento se desprende que los demandantes están bien informados de la identidad de las
autoridades que se encargaron de planear la operación y de la de los militares y agentes de
policía que participaron en la misma y, posteriormente, en las investigaciones. Se dispone de
abundante información divulgada sobre los hechos denunciados por los demandantes.
Llegados a este punto, no se puede decir que la ausencia de investigación y de procedimientos
judiciales adecuados -que alegan los demandantes- hayan convertido en ineficaz el ejercicio
de una acción civil. Tal y como recoge la sentencia del Tribunal "pese al riesgo de que el tiempo
transcurrido desde los hechos pueda dificultar que los tribunales civiles recaben pruebas, esto
último en principio deben hacerlo los tribunales internos y no un tribunal internacional". La
acción civil ejercida por los demandantes ante la jurisdicción nacional puede llegar al mismo
resultado que el que intentan obtener del Tribunal -constatar que determinadas autoridades a
las que consideran responsables han perpetrado homicidios- y el mismo tipo de reparación,
esto es, la concesión de una indemnización. De manera genérica, y a expensas de las
peculiaridades de las garantías procesales del artículo 2 del Convenio, éste es precisamente el
tipo de situación a que se refiere la regla del agotamiento de las vías de recursos internas del
artículo 35 § 1 del Convenio.

En el asunto Nikolova y Velitchkova , así como en otros análogos, el Tribunal consideró


que el recurso indemnizatorio civil que se había agotado no podía reparar adecuadamente los
malos tratos deliberados con resultado de muerte infligidos por agentes del Estado tras
ponerse de manifiesto graves deficiencias en la investigación y en los procedimientos penales
y/o disciplinarios ya finalizados que se iniciaron contra los responsables. En este sentido,
constató que los procedimientos en cuestión se saldaron con un resultado que suponía "una
desproporción manifiesta entre la gravedad del ilícito [cuya comisión había quedado
demostrada] y la sanción impuesta" (véanse, por ejemplo, Nikolova y Velitchkova , antes
citada, §§ 62 y 63, y Karabulut , antes citada, § 47; véase también Gäfgen c. Alemania [GS],
n.o 22978/05, §§ 123-125, TEDH 2010, para actos contrarios al artículo 3). En vez de
garantizar la protección procesal exigida por el artículo 2, el resultado de la investigación y del
procedimiento judicial se consideró que podría favorecer una sensación de impunidad de los
agentes del Estado responsables del homicidio (véase, por ejemplo, Nikolova y Velitchkova,
antes citada , § 63 in fine ).

Desde este punto de vista, las quejas presentadas basándose en el Convenio en el


presente caso son prematuras, contrariamente a las planteadas en los asuntos anteriormente
citados, dado que "debido al procedimiento de control judicial en trámite, existe la posibilidad
de iniciar nuevas investigaciones -especialmente de carácter penal y/o disciplinario" (párrafo
121 de la presente sentencia) y que las quejas presentadas por los interesados ante el
Tribunal, especialmente las quejas procesales sobre las que no se ha resuelto, podrán ser
examinadas y, si se declara que tienen fundamento, se podrán reparar a nivel interno en el
marco de ese procedimiento en trámite (párrafos 123 a 127 de la presente sentencia). En
concreto, toda vez que "la acción de control judicial pendiente de resolución daría lugar a un
examen de varios aspectos fundamentales de la investigación relativos a las garantías
procesales derivadas del artículo 2 del Convenio", "el Tribunal no puede examinar [antes de
conocer el resultado de la acción en cuestión] si las deficiencias o las dilaciones constatadas en
investigaciones anteriores privaron a la investigación judicial de su capacidad para establecer
los hechos y para determinar si los fallecimientos en litigio se produjeron o no dentro de la
legalidad" (párrafo 127, in fine de la presente sentencia).
Tal y como se indica en la presente sentencia (párrafo 128, in fine ), los demandantes
estarían facultados para volver a presentar ante el Tribunal sus quejas materiales y procesales
sin resolver derivadas del artículo 2 si la evolución o la resolución de los procedimientos
internos en trámite fuera insatisfactoria para ellos.

Observaciones finales

Sin duda parecerá extraño, habiendo transcurrido veintitrés años desde la muerte de
los familiares de los demandantes, que las quejas materiales y la mayoría de las quejas
procesales presentadas por éstos y en las que denunciaban una vulneración del artículo del
Convenio que protege el derecho a la vida, puedan calificarse jurídicamente como
"prematuras". No obstante, ello se debe precisamente a que los innumerables y excesivos
retrasos que han caracterizado a la investigación judicial impidieron un inicio rápido y un
desarrollo razonablemente diligente de las investigaciones. Por ello, antes incluso de que
finalicen el procedimiento civil y el último cronológicamente de los procedimientos de control
judicial instados por los interesados, el Tribunal no puede sino concluir que se ha producido
una vulneración del aspecto procesal del artículo 2, ya que el Reino Unido no ha respetado la
exigencia de celeridad y diligencia y ha incumplido su obligación de garantizar a los
demandantes, mediante el sistema judicial de Irlanda del Norte, la efectividad de las
investigaciones sobre la muerte infligida a sus familiares por las fuerzas de seguridad.

S-ar putea să vă placă și