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SECCIÓN CUARTA
SENTENCIA
ESTRASBURGO
16 de julio de 2013
FIRME
16/10/2013
Päivi Hirvelä,
George Nicolaou,
Zdravka Kalaydjieva,
Vincent A. De Gaetano,
PROCEDIMIENTO
1. En el origen del asunto se encuentra una demanda (n.º 43098/09) interpuesta ante
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Reino de Gran Bretaña y de Irlanda del
Norte el día 29 de julio de 2009 por tres ciudadanos de este Estado, D.ª Brigid McCaughey, D.
Pat Grew y D.ª Letitia Quinn ("la primera demandante, el segundo demandante y la tercera
demandante", respectivamente), al amparo del artículo 34 del Convenio para la Protección de
los Derechos Humanos ("el Convenio").
2. Ante el Tribunal, los demandantes han estado representados por D. Fearghal Shiels,
del despacho de abogados Madden & Finucane Solicitors de Londres. El Gobierno británico ("el
Gobierno") ha estado representado por sus delegados, inicialmente por D. Kuzmicki y más
tarde por D.ª J. Neenan, ambos pertenecientes al Ministerio de Asuntos Exteriores y de la
Commonwealth.
3. En la demanda, la parte actora alega principalmente que las fuerzas del orden
mataron a dos de sus familiares durante una operación en la que usaron la fuerza letal de
manera injustificada. Además, entienden que la operación no se investigó correctamente. Se
basan en el artículo 2 del Convenio.
ANTECEDENTES
1. El tiroteo
11. La primera demandante afirma que su familia se enteró de la muerte del Sr.
McCaughey por los medios de comunicación y que posteriormente se presentó en el domicilio
de la familia un agente de la RUC que se dirigió en tono de burla al hermano del fallecido. La
RUC informó oficialmente a la familia de Desmond Grew de su fallecimiento.
2. La investigación de la RUC
12. La RUC inició una investigación sobre ambas muertes. Ésta comenzó con el
interrogatorio de los militares que tomaron parte en la operación.
17. Mediante una carta de 11 de junio de 2002, los demandantes pidieron al juez de
instrucción que les indicara la fecha de apertura de la investigación judicial y solicitaron que se
les hicieran llegar previamente los elementos de prueba. El mismo día los interesados enviaron
una carta a la PSNI pidiendo toda la documentación relativa a la muerte de sus familiares en
virtud del artículo 2 del Convenio y del artículo 8 de la ley de 1959 sobre los jueces instructores
en Irlanda del Norte ("la ley de 1959").
19. En octubre de 2002, tras una serie de intercambios de escritos entre los
demandantes, el juez de instrucción y la PSNI sobre el envío de los elementos de prueba antes
de la apertura de la investigación judicial, el marido de la primera demandante - fallecida
entretanto- y el segundo demandante ejercieron una acción de control judicial contra el juez
de instrucción y la PSNI para impugnar la negativa de ésta a hacerles entrega de algunos
documentos.
21. El 21 de febrero de 2003, la PSNI entregó a los demandantes los documentos que
había enviado al juez de instrucción (véase el párrafo 16, supra ). Entre éstos estaban las
declaraciones de los militares implicados y dos listas con elementos de prueba donde se
indicaba que algunos no se encontraron o estaban deteriorados (se indicaba que al abrir una
de las bolsas en las que estaban las piezas de convicción salió un olor nauseabundo).
25. En diciembre de 2007 los demandantes instaron por escrito al juez de instrucción
principal a agilizar la instrucción. El 12 de febrero de 2008, el servicio de jueces de instrucción
contestó que, debido al volumen de trabajo, la investigación aún no se había atribuido a ningún
juez, pero que el juez de instrucción principal escribió a la PSNI para pedirle que enviara varias
piezas de convicción basándose en el artículo 8 de la ley de 1959.
28. En 2009 el equipo que investigaba los hechos acaecidos en el pasado ( Historical
Enquiries Team , "el HET") hizo saber al juez de instrucción que tenía la intención de abrir en
enero de 2010 una investigación sobre el tiroteo en el que murieron los familiares de los
demandantes. El juez de instrucción informó a los interesados en una carta de 26 de agosto de
2009 y les preguntó si deseaban que la investigación comenzara antes que la del HET.
29. El 4 de septiembre de 2009 tuvo lugar una audiencia previa sobre la investigación.
El juez de instrucción informó a las partes de que había recibido toda la documentación
reclamada a la PSNI. El abogado de la PSNI y del Ministerio de Defensa (el "MD") declaró que
con esta entrega se cumplía plenamente con el artículo 8 de la ley de 1959 y que el MD no tenía
más documentación relativa a los hechos en litigio. No obstante, no pudo indicar al juez de
instrucción las medidas que se habían adoptado, si fuera necesario, para localizar algunos de
los documentos que faltaban. El juez de instrucción suspendió la audiencia para examinar la
documentación y convocó a las partes para una nueva audiencia previa el 12 de octubre de
2009. Instó a las partes a formular observaciones sobre si había que suspender la
investigación mientras se llevaba a cabo la del HET. Los demandantes expresaron verbalmente
su oposición. Por último, el juez de instrucción tomó nota de los posibles efectos que la
sentencia del TEDH en el asunto Šilih c. Eslovenia ([GS], n.o 71463/01, 9 de abril de 2009 )
podría tener sobre el derecho aplicable en materia de instrucción judicial pero consideró que
estaba vinculado por la jurisprudencia interna aplicable (sobre todo por la sentencia McKerr ,
antes citada). No obstante, declaró que se podía realizar una investigación oficial, en
profundidad y transparente.
32. El 1 de diciembre de 2009 tuvo lugar otra audiencia previa. El juez de instrucción
ordenó que se entregara a los demandantes una versión sin censuras de la documentación que
envió la PSNI. Indicó que en enero de 2010 habría una vista sobre la cuestión del anonimato
y la protección de testigos.
35. Se fijó una nueva audiencia previa en septiembre de 2010 que no se celebró.
Mediante una carta fechada el 4 de noviembre de 2010, los demandantes instaron al juez de
instrucción a convocar otra audiencia previa relativa a la entrega de la documentación, al
alcance de la investigación, al peritaje y a la inspección del lugar de los hechos.
36. Basándose en la sentencia del Tribunal en el asunto Šilih (antes citada), el primer
y el tercer demandante solicitaron un control judicial por entender que la solución dada por el
TEDH exigía que la investigación de su caso se realizara conforme al artículo 2.
39. En noviembre de 2010 los demandantes pidieron que continuaran las audiencias
previas a la investigación respecto a ciertos aspectos, en concreto, a la entrega de la
documentación, al alcance de la investigación, a la inspección del lugar de los hechos y a los
informes de los peritos. La respuesta del juez de instrucción fue que no se oponía pero que
sería preferible que esas cuestiones se analizaran una vez fallara el Tribunal Supremo.
41. Lord Brown emitió un voto particular concordante en el que se refirió a datos
estadísticos de abril de 2011 procedentes del servicio de jueces instructores y que versaban
sobre fallecimientos anteriores a octubre de 2000. De los datos se desprendía que se estaban
instruyendo 16 "investigaciones sobre hechos pasados" relativas a 26 fallecimientos, que el
Attorney General comunicó al juez de instrucción otros seis asuntos relativos a ocho
fallecimientos acaecidos antes del año 2000 y que seis fallecimientos entre 1994 y 2000 no
habían sido investigados (en febrero de 2011 se cerró un investigación por un fallecimiento de
1995). La mayoría de estas investigaciones versaban sobre el uso de la fuerza letal por las
fuerzas del orden y varias de ellas eran sobre homicidios de los que se acusaba a paramilitares.
42. Tras una serie de sentencias del TEDH (en especial desde las sentencias McKerr y
Hugh Jordan , antes citadas), el archivo de un procedimiento puede impugnarse mediante el
control judicial. Los demandantes instaron a las autoridades a que les informaran sobre las
razones por las que se sobreseyó el procedimiento en abril de 1993. El ayudante del DPP envió
una carta el 25 de julio de 2011 en la que daba las siguientes explicaciones:
"Al examinar detalladamente las pruebas y los datos disponibles, se comprobó que no
había motivo para actuar contra los militares cuestionados por un delito relacionado con los
fallecimientos de los Sres. Desmond Grew y Martin McCaughey. Todos los militares implicados
afirman que dispararon en legítima defensa. Como ustedes saben, cuando se alega la
eximente de legítima defensa, corresponde al Ministerio Público, si fuera necesario,
descartarla demostrando mediante pruebas conformes a las estrictas normas aplicables en
derecho penal, que el autor de la eximente no actuó en legítima defensa. Las pruebas han
resultado ser insuficientes. "
43. En la carta, el ayudante del DPP afirmaba que no podía confirmar si los familiares de
los fallecidos habían sido informados del sobreseimiento dictado por el DPP y explicaba que la
práctica que se seguía en la época en cuestión exigía que la Policía notificara las decisiones del
DPP a los interesados. No obstante, confirmó que su servicio pidió al juez de instrucción que
hiciera un nuevo informe sobre todas las cuestiones que pudieran surgir de la investigación
judicial.
48. Se tomó declaración a veintitrés testigos. Entre éstos había miembros de la RUC y
del ejército que habían ejercido funciones de entrenamiento, planificación, mando, control y
supervisión de la operación en litigio así como agentes de la RUC que declararon sobre las
investigaciones llevadas a cabo tras la operación. Prestaron declaración tres de los cuatro
militares que abrieron fuego -A, C y D. B se negó a desplazarse desde Oriente Medio y se leyó
al jurado la declaración que hizo en 1990 durante la investigación policial. Se tomó declaración
a varios peritos respecto a la investigación realizada tras el tiroteo. Los testigos fueron
sometidos a un minucioso interrogatorio por parte de los demandantes.
49. En octubre de 2011 los demandantes pidieron al juez de instrucción que solicitara
información acerca de la implicación de los militares A, B, C, D, E, F, G y H en casos en los que
se hubiera hecho uso de la fuerza letal en Irlanda del Norte.
54. El soldado A no compareció ese día. Sus abogados enviaron un correo al juez de
instrucción en el que explicaban que, en realidad, ése era el día en que empezaba las
vacaciones, que estaría tres semanas fuera y que comparecería cuando acabaran pero que
previamente quería ser asesorado por un profesional del derecho. El 12 de abril de 2012 el juez
de instrucción oyó las observaciones de las partes sobre el particular. Mientras tanto, y a la
espera de la toma de declaración del soldado A, se leyeron al jurado una serie de documentos
sobre su implicación en otros casos en los que se había usado la fuerza letal. El 13 de abril de
2012 el juez de instrucción pidió al MD que aclarara los datos contradictorios respecto a la
disponibilidad del soldado A. El 16 y el 18 de abril de 2012, los demandantes pidieron al juez
de instrucción que citara al soldado A para que prestara declaración. Sus abogados declararon
que no habían recibido órdenes de su mandante pero que le harían llegar las cartas relativas a
su persona. El 23 de abril de 2012 y tras solicitar, recibir y examinar las observaciones
complementarlas de los demandantes sobre la petición de citación, el juez de instrucción
decidió dar por terminada la investigación pese a la ausencia del soldado A en vez de intentar,
con un resultado incierto, hacerle comparecer "tratando indefinidamente de saber cuándo
estaría disponible". Dio instrucciones al jurado respecto a la ausencia del soldado A.
57. El 27 de abril de 2012, la High Court (presidida por Stephens J) denegó a los
demandantes la autorización para solicitar un control judicial de la última decisión del juez de
instrucción por entender que no procedía volver a apreciar los hechos. Añadía que aunque se
equivocara sólo unas circunstancias excepcionales podían justificar el aplazamiento de la
investigación tras años de espera y que la recusación de un miembro del jurado en esta fase
implicaría una serie de problemas injustificados toda vez que el jurado ya había comenzado a
deliberar. Por último señaló que los demandantes podrían recurrir si la decisión del jurado
fuera contraria a sus intereses.
58. Al finalizar la fase probatoria y tras examinar las alegaciones escritas de las partes,
y una vez oídas sus alegaciones orales, el juez de instrucción hizo una lista de preguntas a las
que debería responder el jurado en su veredicto. Los demandantes, la PSNI y el MD
presentaron sus alegaciones finales al jurado sobre este particular. Los interesados afirmaron
que las preguntas formuladas al jurado desnaturalizaban el criterio de absoluta necesidad y
que no permitían que el jurado se pronunciara sobre la cuestión de si estuvo justificado el uso
de la fuerza. Durante cuatro horas el juez de instrucción expuso resumidamente el asunto a los
miembros del jurado.
59. El 2 de mayo de 2012 el jurado emitió su veredicto según el cual los Sres.
McCaughey y Grew fallecieron a causa de las heridas provocadas por balas de alta velocidad.
60. El jurado consideró igualmente que la operación en litigio tenía como fin la
vigilancia de personas involucradas en actividades terroristas y su detención además de la
instalación de una cámara cerca del cobertizo. Se consideró que los militares abrieron fuego y
mataron a los Sres. McCaughey y Grew porque pensaron que podían haberles descubierto por
el ruido de las radios y que creyeron que su vida estaba en peligro al ver cómo los dos hombres
se les acercaban con las armas en la mano. Se añadía que los militares siguieron disparando ya
que confundieron sus propios disparos con los de sus oponentes. Se indicaba que el soldado A
fue el primero en disparar pues creía que habían descubierto su posición y la de sus
compañeros y que, por tanto, su vida estaba en peligro, y que los soldados B, C y D le siguieron
y sólo dejaron de disparar cuando creyeron que la amenaza había sido conjurada. Se concluía
afirmando que la fuerza utilizada por los militares había sido razonable atendiendo a las
circunstancias. Además, se entendió que el soldado D disparó dos veces a corta distancia
contra el Sr. Grew, quien se encontraba en esos momentos en el suelo, porque lo consideró
una amenaza. Los miembros del jurado consideraron legítima esta reacción. A la cuestión de
determinar si hubiera sido razonable emplear otra táctica respondieron que no alcanzaron una
conclusión "unánime que obedeciera a un criterio de mayor probabilidad" sobre si los soldados
podían haber detenido a los Sres. McCaughey y Grew antes de sentirse amenazados. A la
pregunta de si la operación se llevó a cabo reduciendo al máximo el uso de la fuerza letal, los
miembros del jurado contestaron que no fueron "unánimes respecto a la posibilidad de la
detención".
61. Respecto a la hipótesis de que un aspecto del entrenamiento de los militares o del
modo en que se planeó la operación pudiera haber influido en las muertes, el jurado declaró
que los soldados detectaron la "masa central" y siguieron disparando hasta conjurar el peligro
conforme a su entrenamiento pero que, excepto en esta constatación "no tenían suficientes
pruebas sobre el modo de planear la operación y tampoco datos como para llegar a otra
conclusión". Se añadía que constataron que el Sr. Grew recibió dos impactos de bala cuando
estaba en el suelo cerca del cobertizo pero que "no se podía saber más sobre la fuerza
empleada contra él".
"La planificación
- Los militares no tenían datos fiables que les permitieran reducir al máximo el uso de
la fuerza letal.
El control
A cada militar se le asignó una función clara y concreta: había una cadena de mando
clara.
Cada uno tenía asignada una función concreta y los miembros del TCG eran los únicos
autorizados para poner fin a la operación.
La supervisión
63. El jurado resaltó que había que tener en cuenta los incidentes de los que en el
pasado fueron víctimas las fuerzas de seguridad en la zona así como el terrorismo en Irlanda
del Norte en aquella época y la tensión con la que vivían los militares que participaron en la
operación.
66. También afirmaba que, pese a la sentencia de la High Court , el juez de instrucción
no adoptó las medidas necesarias para garantizar la comparecencia del soldado A y que su
ausencia perjudicó a la participación de los demandantes en la investigación, al control público
de ésta y a la entrega de pruebas al jurado. Aseveró también que las preguntas que formuló el
juez de instrucción al jurado no permitieron que éste se pronunciara con pleno conocimiento
de causa sobre "cómo" y "en qué circunstancias" murieron los Sres. McCaughey y Grew. Por
otra parte, estimaba que el juez de instrucción indujo a error al jurado sobre el "estado de
ánimo" de los soldados cuando dispararon y que no instó a los miembros del mismo a
cuestionar la "absoluta necesidad" de usar la fuerza empleada y tampoco respondió
claramente a la pregunta del jurado sobre cuál era la calificación jurídica de un disparo
efectuado contra un cadáver. Además reprochaba al juez de instrucción que no hubiera
subsanado los errores que contenían las observaciones finales de las partes al jurado. Por
último, cuestionaba la negativa del juez de instrucción a recusar al miembro del jurado que
había mostrado hostilidad hacia las familias de los fallecidos, negativa que en su opinión
suponía que el jurado no fuera objetivo, imparcial e independiente.
68. La legislación sobre jueces de instrucción en Irlanda del Norte se codificó mediante
la ley 1959 sobre jueces de instrucción en Irlanda del Norte ("la ley de 1959") y fue completada
por el código de conducta y de procedimiento de los jueces de instrucción en Irlanda del Norte
aprobada en 1963 ("el código de 1963").
71. El contenido de la parte del artículo 31 § 1 de la ley de 1959 que afecta a este caso
es el siguiente:
"1) Cuando los miembros de un jurado constituidos para una investigación alcancen un
acuerdo, deberán entregar su veredicto en la forma legalmente prevista (...) en el cual
constarán (...) la identidad del fallecido y el modo, el momento y el lugar de su fallecimiento."
72. El artículo 15 del código de 1963 establece que, cuando haya una investigación
judicial, los únicos fines del procedimiento y de la práctica de pruebas serán establecer la
identidad del fallecido, averiguar cómo, cuándo y dónde murió, así como determinar los
elementos exigidos por las normas que regulen la inscripción de nacimientos y fallecimientos.
Sin embargo, el artículo 16 del mismo código establece que:
"El juez de instrucción y los miembros del jurado se abstendrán de expresar opiniones
acerca de cuestiones que afecten a la responsabilidad penal o civil o sobre aspectos diferentes
de los reseñados en [el artículo 15]. "
"1) Tras examinar las pruebas el juez de instrucción o el jurado -si la investigación la
realizara el juez de instrucción con un jurado- tras oír el resumen del juez emitirá un veredicto
por escrito que se limitará a hacer una declaración sobre la identidad del fallecido, el modo en
que murió y el momento y lugar del fallecimiento. "
75. El tercer anexo al código de 1963 incluye un formulario para veredictos en el que la
causa del muerte, uno de los datos a rellenar, se define como "la causa inmediata del
fallecimiento y, en su caso, los motivos de la dolencia que llevaron a la causa inmediata del
fallecimiento". El formulario indica que el veredicto del jurado o las conclusiones del juez de
instrucción sobre su muerte deben expresarse del siguiente modo: fallecimiento por causas
naturales; fallecimiento como consecuencia de un accidente; fallecimiento por suicidio (...) ;
veredicto abierto (se utilizará cuando no proceda ninguna de las anteriores). Desde 1980 el
veredicto del jurado sobre la investigación o las conclusiones del juez de instrucción debe
anotarse en el formulario bajo el título "hechos probados".
76. El artículo 35 § 3 de la ley de 2002 sobre la justicia en Irlanda del Norte, que
sustituye al artículo 6 § 2 del decreto de 1972 sobre la represión del delito en Irlanda de Norte
tiene el siguiente enunciado:
"Cuando las circunstancias de un fallecimiento que sea o haya sido objeto de una
investigación pongan de manifiesto que se puede haber vulnerado el ordenamiento de Irlanda
del Norte o de otro país o territorio, el juez de instrucción entregará al Director [ of Public
Prosecutions ] a la mayor brevedad un informe por escrito sobre tales circunstancias. "
78. En el asunto Regina v. Secretary of State for the Home Department ex parte Amin
([2003] UKHL 51), la Cámara de los Lores se pronunció sobre las exigencias que debían
cumplir las investigaciones para que fueran conformes al artículo 2. En el asunto R (Middleton)
West Somerset Coroner ([2004] 2 A.C. 182), volvió a abordar la determinación del alcance de
la investigación del asunto Jamieson . Su conclusión fue que una investigación que respondiera
a los criterios enunciados en este último asunto era incompatible con el artículo 2, pues excluía
la posibilidad de analizar si la actuación de los agentes estatales podría haber impedido
razonablemente un fallecimiento. Señaló que para adecuarse a las exigencias de esta norma la
investigación debería investigar "por qué medios" y "en qué circunstancias" se produjo el
fallecimiento. Al resolver de esta manera la Cámara de los Lores amplió el alcance de los
veredictos resultado de una investigación.
80. El 28 de marzo de 2007, en el asunto Jordan v. Lord Chancellor and Another and
McCaughey v. Chief Constable of the Police Service Northern Ireland ([2007] UKHL 14), la
Cámara de los Lores dictó una sentencia en la que se remitía a su resolución anterior en el caso
McKerr y concluía que los fallecimientos anteriores a la entrada en vigor de la HRA no se veían
afectados por esta norma y que no era aplicable a las investigaciones sobre dichas muertes.
También indicó que el artículo 8 de la ley de 1959 obligaba expresamente a la Policía a poner
en conocimiento del juez de instrucción cualquier dato del que dispusiera sobre un
fallecimiento, excepto los relacionados con prerrogativas o situaciones de inmunidad.
La High Court también acordó que la PSNI entregara al Sr. Jordan la totalidad de la
documentación junto a un justificante de entrega.
82. Sólo en 2008 la investigación judicial sobre el fallecimiento del Sr. Pearse Jordan
fue objeto de diez peticiones de control judicial. El retraso en esta investigación motivó que el
Tribunal de Apelación realizara las siguientes observaciones ( Hugh Jordan v. the Senior
Coroner [2009] NICA 64):
"Ha tenido que pasar mucho tiempo para que la investigación llegara a su estado
actual. Se ha caracterizado por cuestiones procesales y por varias peticiones de control judicial
y ha habido que celebrar muchas vistas ante la Cámara de los Lores y el Tribunal de
Estrasburgo, lo cual ha supuesto que se dilate en el tiempo y que aumente su complejidad.
83. Tras la sentencia del Tribunal de Estrasburgo en el asunto Šilih (antes citada), el
Tribunal Supremo revocó la sentencia de la Cámara de los Lores en el asunto McKerr por
entender que las investigaciones judiciales debían plegarse a las exigencias del artículo 2
aunque se ocuparan de fallecimientos previos a la entrada en vigor de la HRA ( McCaughey and
Another, Re Application for Judicial Review [2011] UKSC 20, párrafo 40, supra ).
85. El HET es una unidad especial de investigación adscrita a la PSNI. Se creó en 2005
para revisar investigaciones sobre fallecimientos en Irlanda del Norte entre 1968 y 1998.
Informa de sus actividades al inspector general de la PSNI. Se le han encomendado 3.000
procedimientos. Sus objetivos principales son dos. En primer lugar, velar porque todos los
procedimientos sean revisados de manera exhaustiva según los criterios profesionales
actuales, es decir, debe comprobar que se han agotado todos los medios de prueba. En
segundo lugar, operar en estrecha colaboración con las familias y entregarles un informe sobre
el fallecimiento de sus allegados.
86. Entre 2001 y 2003 el TEDH dictó seis sentencias análogas en investigaciones de
homicidios de los que se acusaba a las fuerzas de seguridad en Irlanda del Norte ( Hugh Jordan
y McKerr , antes citadas, Shanaghan c. Reino Unido , n.o 37715/97, 4 de mayo de 2001, Kelly
y otros c. Reino Unido , n.o 30054/96, 4 de mayo de 2001, McShane c. Reino Unido , n.o
43290/98, 28 de mayo de 2002, y Finucane c. Reino Unido, n.o 29178/95, TEDH 2003 VIII).
87. El Comité de Ministros del Consejo de Europa emitió una resolución provisional
(CM/ResDH(2007)73) sobre estos casos en la que instaba al Gobierno demandado a llevar a
cabo, con carácter urgente, "todas las investigaciones necesarias (...), para obtener, sin más
dilaciones, avances concretos y palpables". En marzo de 2008, tras evaluar las medidas
adoptadas por las autoridades británicas, acordó "dar por finalizado el examen de los aspectos
relacionados con la tardanza en comenzar las investigaciones judiciales y con la ausencia de
avances con la rapidez deseable". No obstante, acordó continuar con el examen de las medidas
individuales y generales.
EN DERECHO
90. Los demandantes han presentado varias quejas basándose en los aspectos material
y procesal del artículo 2 en relación con la muerte de Martin McCaughey y de Desmond Grew.
En cuanto al artículo 13, critican que no dispusieron de un recurso interno efectivo.
"1. El derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley. Nadie podrá ser
privado de su vida intencionadamente, salvo en ejecución de una condena que imponga la
pena capital dictada por un Tribunal al reo de un delito para el que la ley establece esa pena.
"Toda persona cuyos derechos y libertades reconocidos en el (...) Convenio hayan sido
violados, tiene derecho a la concesión de un recurso efectivo ante una instancia nacional,
incluso cuando la violación haya sido cometida por personas que actúen en el ejercicio de sus
funciones oficiales. "
1. El Gobierno
93. Según el Gobierno, los demandantes no han agotado la vía interna en cuanto al
aspecto material de su queja, pues pudiendo acudir a la vía civil no lo han hecho. Pese a
reconocer la existencia de dos líneas jurisprudenciales, considera que el asunto Caraher c.
Reino Unido ((dec.), n.o 24520/94, TEDH 2000-I), los seis asuntos sobre Irlanda del Norte
anteriormente citados en el párrafo 86 y el caso Bailey c. Reino Unido ((dec.), n.o 39953/07,
19 de enero de 2010) representan a la doctrina dominante y que los casos usados por los
demandantes para tratar de demostrar la existencia de una línea jurisprudencial contraria
acerca de la condición de víctima no son pertinentes en el presente procedimiento.
94. Señala que, en cualquier caso, no hay violación de los aspectos material y procesal
del artículo 2 del Convenio. Sobre el particular, se basa principalmente en el alcance, el
procedimiento y los resultados de la investigación que el Tribunal Supremo mediante una
sentencia de mayo de 2011 consideró adecuados a las exigencias del artículo 2 (párrafo 40,
supra ).
96. Además, el que la investigación fuera conforme con el artículo 2 implicaría que se
respetaron las garantías procesales derivadas de este artículo. La investigación fue
transparente, rigurosa y pública. Se entregaron gran cantidad de documentos y, vistas las
pruebas recabadas durante la investigación, el hecho de que -debido al paso del tiempo- no se
dispusiera de algunos documentos no afectó a la capacidad de la investigación para contestar
a los interrogantes planteados, condición exigida para adecuarse al artículo 2 del Convenio.
Además, a los demandantes se les concedió asistencia jurídica gratuita al estar representados
por un solicitor y dos abogados y pudieron participar plenamente en la investigación.
97. Si bien es cierto que el inicio de la investigación se retrasó mucho, no hay pruebas
de que la integridad del procedimiento se haya visto afectada. En enero de 2004, la High Court
llegó a la conclusión de que se había vulnerado el artículo 2 del Convenio y posteriormente, en
mayo de 2011, el Tribunal Supremo reconoció que la investigación se debía adaptar a las
exigencias de este artículo.
2. Los demandantes
102. Los demandantes sostienen que se ha vulnerado el aspecto material del artículo 2.
Alegan que el uso de la fuerza letal no era absolutamente necesario y que en la planificación y
el control de la operación no se tuvo en cuenta la minimización del riesgo de pérdida de vidas
humanas, sino todo lo contrario, es decir, que se decidió deliberadamente dar muerte a los
Sres. McCaughey y Grew. Afirman que las conclusiones del jurado de la investigación no son
fiables y que la investigación no respetaba las exigencias a nivel procesal del artículo 2.
106. El DPP tampoco informó a los demandantes de que había decidido archivar el
procedimiento y las explicaciones que dio en julio de 2011 fueron insuficientes. También
entienden que el sistema judicial penal aplicable a los homicidios imputables a agentes del
Estado no era compatible con el Convenio, sobre todo en lo relativo a las reglas en materia de
pruebas que regulaban la actuación del Ministerio Público y al alcance de las normas aplicables
a la legítima defensa.
107. Por otra parte, argumentaban que el papel que se reconocía a los familiares de los
fallecidos era inapropiado para garantizar la protección de sus intereses. La primera
demandante no recibió una comunicación oficial de la muerte de su hijo y la RUC incluso se
burló del fallecimiento ante la familia. El primer contacto oficial de las autoridades con los
demandantes fue una notificación enviada por el juez de instrucción en 1997 en la que les
indicaba que había recibido la documentación del procedimiento y el DPP no mantuvo
informados a los interesados de la marcha del mismo (véase el párrafo anterior).
Posteriormente en la investigación judicial se adoptaron una serie de decisiones que les
impidieron participar de manera efectiva (véase el párrafo 110, más adelante).
108. Añaden a todo esto que la investigación judicial llevada a cabo tras la interposición
de la demanda ante el TEDH no fue acorde a las exigencias procesales aplicables.
110. En segundo lugar, las decisiones inadecuadas adoptadas respecto a los demás
casos de uso de la fuerza letal impidieron que los familiares de las víctimas participaran en la
investigación del modo en que hubiera sido necesario para proteger sus intereses legítimos y
el control público ejercido sobre la investigación fue insuficiente para garantizar que los
responsables respondieran de sus actos.
111. En tercer lugar, el jurado no fue equitativo, imparcial e independiente, pues uno
de sus miembros mostró abiertamente su hostilidad hacia los familiares de los fallecidos hasta
el punto de que debería haber sido excluido. Sobre el particular, conviene recalcar que la
función del jurado de investigación en Irlanda del Norte es única y especialmente delicada.
112. Siempre según los demandantes, es obligado constatar que los interesados
tuvieron que esperar más de veintiún años para que se iniciara una investigación conforme al
artículo 2, esta tardanza es excesiva e inexplicable, y que es evidente que esta dilación es una
práctica habitual. Este retraso supone un incumplimiento de la obligación de iniciar
rápidamente una investigación y de conducirla diligentemente, comprometió la efectividad de
la investigación judicial y, sobre todo, posibilitó que se perdieran y/o destruyeran multitud de
documentos de la época en que sucedieron los hechos. Otra consecuencia de esta dilación fue
que se dificultó la comparecencia de testigos, ya que algunos no fueron citados porque se
marcharon del Reino Unido (el soldado B no compareció y el soldado A no compareció la
segunda vez), o porque murieron o debido a su estado de salud (sólo compareció uno de los
oficiales de la RUC que se ocupó de planear y ejecutar la operación y cuyos recuerdos eran
vagos). Se tardó mucho en conceder asistencia jurídica gratuita a los demandantes
considerando las necesidades de la investigación del juez de instrucción y tuvieron que ser
ellos mismos quienes se ocuparon de que la investigación avanzara.
113. La investigación del HET, que no fue una investigación propiamente dicha sino un
simple examen de documentos, no solucionó estas deficiencias. El único soldado que fue
interrogado fue A confirmando en lo esencial su primera declaración. Su identidad permaneció
oculta para el HET que alcanzó un acuerdo de confidencialidad con el MD. El HET no examinó
las pruebas balística y forenses ni ordenó pruebas periciales y tampoco investigó la implicación
de testigos militares en otros casos en los que se usó la fuerza letal. La investigación del HET
estuvo lastrada por su falta de efectividad e independencia, por el hecho de que los familiares
de los fallecidos no participaran y porque el control público fue insuficiente.
114. Los demandantes finalizan afirmando que dado que la HRA no se aplicó a los
fallecimientos anteriores a su entrada en vigor, los demandantes no dispusieron de un recurso
efectivo, contrariamente a lo dispuesto por el artículo 13 en concurso con el artículo 2. La
sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2011 supuso que pudieran ampararse en los
derechos derivados del Convenio para instar a una investigación conforme al artículo 2, pero
no pudieron basarse en este artículo para denunciar las deficiencias de la investigación. En
tales condiciones, no cabe afirmar que los interesados pudieron valerse de los derechos que les
confería el Convenio en el sistema jurídico interno.
116. Con respecto al retraso de las autoridades británicas en la ejecución de las seis
sentencias del TEDH sobre Irlanda del Norte y, en concreto, a la falta de diligencia que
demuestra el modo de llevar las investigaciones, el CAJ entiende que hay una práctica habitual
e inaceptable de dilaciones por parte de los poderes públicos que interrumpe los
procedimientos impulsados por familiares de los fallecidos que intentan hacer avanzar las
investigaciones. Aporta una lista del servicio de jueces de instrucción datada en julio de 2011
(que actualiza la lista entregada por el Tribunal Supremo en abril de 2011) donde constan 38
asuntos en los que se llevan a cabo investigaciones judiciales o donde se acaban de cerrar. De
la lista se desprende que cinco fallecimientos acaecidos entre 1971 y 1972 originaron una
única investigación (iniciada en junio de 2011) y que se fijaron fechas provisionales para ocho
fallecimientos producidos en los años 80, pero que no había ninguna investigación en curso
sobre los mismos y que 18 fallecimientos de los años 90 únicamente dieron lugar a una
investigación. La mayoría de los asuntos son por el uso de la fuerza letal por parte de las
fuerzas del orden y otros se centran en homicidios atribuidos a grupos paramilitares. La CAJ
estima que las dilaciones constatadas desde las seis sentencias del TEDH citadas agravan aún
más la situación. A este respecto, se remite a varias declaraciones oficiales de diferentes
organismos acerca de la reforma del sistema del Convenio y que subrayan la necesidad de
ejecutar rápidamente y de manera efectiva las sentencias del TEDH. Sostiene también que el
Gobierno mismo reconoció que el retraso en la investigación equivalía a una vulneración del
artículo 2 del Convenio: (" Command Paper 7524, " Responding to Human Rights Judgments:
Government Response to the Joint Committee on Human Rights ", 31º informe, sesión
2007-2008 (enero de 2009)).
117. La CAJ hace una serie de sugerencias y confía en que el TEDH las tenga en cuenta
a la hora de resolver sobre este problema habitual. En este sentido, propone al TEDH que
aumente las cantidades concedidas en concepto de daños y perjuicios, teniendo en cuenta el
daño adicional producto del tiempo transcurrido desde la adopción de las sentencias
emblemáticas antes mencionadas. También propone al Tribunal que imponga un calendario al
Estado demandado para los procedimientos y/o un baremo de indemnizaciones a pagar en
caso de retraso adicional. Sugiere, por último, que el Tribunal declare que se ha vulnerado el
Convenio debido a los retrasos demostrados, que aplace el examen del resto de la demanda
hasta que haya una respuesta del Estado, que dicte una sentencia piloto en el presente
procedimiento y que indique al Estado que adopte medidas basadas en el artículo 46 del
Convenio respecto a los retrasos en cuestión.
4. La Comisión para la Igualdad y los Derechos Humanos (" Equality and Human Rights
Commission " -"la EHRC") y la Comisión de Derechos Humanos de Irlanda del Norte, ("
Northern Ireland Human Rights Commission" - "la NIHRC")
119. Plantean una cuestión que no ha formulado ninguna de las partes. Retoman las
observaciones de la EHRC en otro asunto aún sin resolver del TEDH ( n.º 5878/08, Armani da
Silva c. Reino Unido ) y alegan que las reglas en materia de pruebas que regulan la actuación
del Ministerio Público no encajan bien con la obligación positiva que tienen los Estados de
perseguir. Sostienen sobre el particular que es necesario implantar unas reglas menos
rigurosas en materia de pruebas sobre todo porque las normas que regulan la legítima defensa
en derecho inglés tienen un alcance muy amplio y son en parte subjetivas en cuanto a su
enunciado además de que no cumplen con lo exigido por el artículo 2 § 2. Afirman que las
normas ordinarias en materia de pruebas en combinación con las que regulan la legítima
defensa suponen que rara vez se persiga por homicidio a agentes del Estado y que el alcance
del control judicial ejercido por los tribunales internos respecto a la aplicación de las normas en
materia de pruebas también sea limitado y no se adapte a las exigencias procesales del artículo
2.
120. Aportan estadísticas sobre fallecimientos provocados por el uso de la fuerza letal
por parte de agentes del Estado y alegan que el hecho de que sea extraordinario que se
persigan estos casos lleva a interrogarse sobre la impunidad de estas personas. Afirman que
hay varios organismos (el servicio de jueces de instrucción, la oficina del mediador de la Policía
y el HET) que están saturados de peticiones de revisión. En su opinión, esta situación ha
llegado a producir una degradación constante del estado de derecho en Irlanda del Norte.
B. Sobre la admisibilidad
122. Las acciones civiles instadas en 2012 por los demandantes siguen pendientes de
resolución. El Tribunal estima que no se ha demostrado que la jurisdicción civil sea incapaz de
establecer los hechos y de determinar, dentro de los plazos de prescripción aplicables, si los
fallecimientos en litigio se produjeron en circunstancias legales o no aunque el resultado de la
presente investigación, el de una investigación futura o el de cualquier otro procedimiento
penal o disciplinario (véase infra ) serían por su naturaleza capaces de aclarar el procedimiento
civil. Pese al riesgo de que el tiempo transcurrido desde los hechos pueda dificultar que los
tribunales civiles recaben pruebas, esto último en principio deben hacerlo los tribunales
internos y no un tribunal internacional ( McKerr , antes citada, § 118, y Hugh Jordan , antes
citada, §§ 111-112).
126. Seguidamente, el juez de instrucción tuvo que interpretar la sentencia del Tribunal
Supremo de mayo de 2011 y aplicarla a este antiguo asunto teniendo en cuenta su contexto
histórico -en especial, las acusaciones de que se había puesto en práctica una política de tirar
a matar- y el tiempo transcurrido desde los fallecimientos (especialmente, considerando la
obligación de comunicar los nuevos datos que fueran apareciendo, la pérdida de pruebas y que
no se podía contar con varios testigos). En buena lógica, los demandantes ejercieron tres
acciones de control judicial durante la investigación. Sin embargo, ésta acumulaba tal retraso
(más de veintiún años) que la High Court consideró que debía endurecer las condiciones para
autorizar que se solicitara un control judicial y exigió que se demostrara la existencia de
circunstancias "excepcionales" que justificaran aplazar la investigación; en una ocasión señaló
que, en cualquier caso, tras la investigación se podía recurrir. Basándose en este nuevo criterio
se rechazaron dos peticiones. Por tanto, no resulta sorprendente que la primera demandante
realizara en junio de 2012 -tras darse por finalizada la investigación- una nueva petición de
control judicial basándose en dos argumentos que la High Court había rechazado por no tener
un carácter "excepcional" y planteó nuevas cuestiones de procedimiento (párrafos 64 a 66,
supra ). La High Court aún no ha examinado este procedimiento de control judicial. Los
interesados le instaron a anular el veredicto del jurado de la investigación y a ordenar el inicio
de una nueva investigación. Si se les diera la razón, el juez de instrucción debería decidir si
remite el asunto al DPP para que éste decida si abre diligencias. Estas decisiones pueden
someterse a control judicial.
127. Los demandantes alegan además que algunas anomalías sumadas al retraso
comprometieron tanto los procedimientos de investigación como la investigación judicial
misma. En el caso Hugh Jordan , el TEDH constató también la existencia de disfunciones en el
procedimiento anteriores incluso a la investigación judicial.. No obstante, el Tribunal observa
que desde la sentencia de mayo de 2011 del Tribunal Supremo, el derecho interno obliga a que
la investigación se realice conforme a las exigencias en materia procesal del artículo 2, y éste
no fue el caso en el asunto Hugh Jordan y que el juez de instrucción se propuso respetar esta
obligación y que la acción de control judicial pendiente de resolución daría lugar a un examen
de varios aspectos fundamentales de la investigación relativos a las garantías procesales
derivadas del artículo 2 del Convenio. Mientras no se resuelva el procedimiento interno, el
Tribunal no puede examinar si las deficiencias o las dilaciones constatadas en investigaciones
anteriores privaron a la investigación judicial de su capacidad para establecer los hechos y
para determinar si los fallecimientos en litigio se produjeron o no dentro de la legalidad (
McKerr, § 117, Jordan , § 111, y McShane , § 103, antes citadas).
129. Sin embargo, el que haya un procedimiento de control judicial en trámite tiene
como consecuencia que las investigaciones sobre el tiroteo que ocasionó la muerte de los
familiares de los demandantes -especialmente la investigación judicial- no hayan finalizado
veintitrés años después de los hechos. En lo tocante a la admisibilidad de esta queja basada en
la dilación de la investigación, individualmente considerada, el Tribunal pone de manifiesto que
el Gobierno no ha explicado en qué medida las decisiones de la High Court y las sentencias del
Tribunal Supremo en que se basa podrían reparar dicha dilación de manera efectiva. Por
consiguiente, el Tribunal constata que, individualmente considerada, la queja derivada del
artículo 2 no está manifiestamente mal fundada en el sentido del artículo 35 § 3 a) del
Convenio y no contiene ningún otro motivo de inadmisibilidad. Por tanto, procede declarar
admisible la queja, así como la queja conexa basada en el artículo 13 del Convenio.
C. Sobre el fondo
132. El DPP dictó el auto de sobreseimiento dos años y medio después del fallecimiento
de los Sres. MCCaughey y Grew. Si bien no se sabe en qué momento tuvieron los demandantes
conocimiento de la existencia de esta decisión -visto que el derecho interno en vigor en aquella
época no obligaba a la DPP a notificar directamente a los familiares de los difuntos-, sí está
claro que se enteraron posteriormente.
133. Por su parte, la RUC envió los primeros documentos al juez de instrucción cuatro
años después de los fallecimientos. Un año más tarde, en 1995, hizo otra entrega de
documentos. Desde ese momento transcurrieron dos años hasta que el juez de instrucción se
puso en contacto por primera vez con los demandantes -y sólo para informarles de que varios
años atrás la RUC le había enviado documentación- y después, al cabo de cuatro años y medio,
instó a la PSNI a entregarle las declaraciones de los militares implicados, declaraciones que la
RUC le envió en 2002 aunque le denegó algunos documentos. Llegados a este punto ya habían
pasado cerca de doce años desde los hechos en litigio.
136. Este período de veintidós años puede dividirse en tres grandes fases que ilustran
la naturaleza de los retrasos que tuvieron que afrontar los demandantes.
137. La primera, entre 1990 y 1992, se caracterizó por períodos excesivamente largos
de inactividad durante los cuales la RUC y la PSNI entregaron documentación incompleta.
139. Cuando la tercera y última fase de la investigación se inició con una vista, el
retraso era tan grande que la High Court estimó que debía endurecer las condiciones para
autorizar a solicitar un control judicial y, en este sentido, exigió que los solicitantes
demostraran la existencia de "circunstancias excepcionales". Esta decisión dificultó
enormemente que se aclararan ciertos derechos procesales de los demandantes y abocó, casi
inevitablemente, a que se instara un nuevo procedimiento de control judicial tras la
investigación judicial. Este último procedimiento sigue tramitándose ante la High Court .
141. Las partes del artículo 46 del Convenio que interesan en este caso son las
siguientes:
"1. Las Altas Partes Contratantes se comprometen a acatar las sentencias definitivas
del Tribunal en los litigios en que sean partes.
(...) "
142. El Tribunal reitera que con arreglo al artículo 46 las Partes Contratantes se
comprometen a acatar las sentencias definitivas del Tribunal en los litigios en que sean partes
y que el Comité de Ministros se encarga de velar por la ejecución de estas sentencias. De ahí
se desprende que el Estado demandado al que se reconozca responsable de vulnerar sus
obligaciones derivadas del Convenio debe decidir, sometiéndose al control del Comité de
Ministros, las medidas generales y/o, en caso contrario, individuales que adoptará en su
ordenamiento para poner fin a la vulneración constatada por el Tribunal y también debe
eliminar, en la medida de lo posible, las consecuencias, independientemente de si el
demandante ha solicitado o no una satisfacción equitativa. El Estado demandado tiene
libertad, aunque esté sometido al control del Comité de Ministros, para escoger las medidas
con las cuales pretende cumplir la obligación derivada del artículo 46 del Convenio siempre que
tales medidas sean compatibles con las conclusiones de la sentencia del TEDH ( Scozzari y
Giunta c. Italia [GS], n.º 39221/98 y 41963/98, § 249, TEDH 2000 VIII, Broniowski c. Polonia
[GS], n.o 31443/96, § 192, TEDH 2004 V, Lukenda c. Eslovenia , n.o 23032/02, §§ 89-98,
TEDH 2005 X, Apostol c. Georgia , n.o 40765/02, §§ 70-71, TEDH 2006 XIV, Abuyeva y otros
c. Rusia , n.o 27065/05, §§ 235-243, 2 de diciembre de 2010 ).
143. Los demandantes y la CAJ estiman que la dilación en las investigaciones de los
homicidios imputados a las fuerzas de seguridad en Irlanda del Norte suponen un problema
habitual. La CAJ propone al Tribunal que indique una medida con arreglo al artículo 46 del
Convenio.
145. El Tribunal reitera que corresponde al Comité de Ministros, en virtud del artículo
46 del Convenio, la decisión sobre las medidas que se imponen al Gobierno demandado con el
fin de ejecutar la sentencia del Tribunal ( Abuyeva y otros , antes citada, § 243). No obstante,
sean cuales fueren las medidas por las que se opte, el cumplimiento de la sentencia del
Tribunal implica que el Estado demandado adopte de manera prioritaria -en el presente caso y
en los casos análogos sobre homicidios imputados a las fuerzas del orden en Irlanda del Norte
y en los cuales se estén tramitando investigaciones judiciales- todas las normas necesarias y
adecuadas para garantizar sin demora que se respetan las exigencias en materia procesal del
artículo 2.
"Si el Tribunal declara que ha habido violación del Convenio o de sus Protocolos y si el
derecho interno de la Alta Parte Contratante sólo permite de manera imperfecta reparar las
consecuencias de dicha violación, el Tribunal concederá a la parte perjudicada, si así procede,
una satisfacción equitativa. "
A. Daños
147. El Tribunal constata que los demandantes no han solicitado una reparación por los
daños materiales o morales. Por tanto, estima que no procede concederles una indemnización
por este concepto.
B. Gastos y costas
149. Según la jurisprudencia del Tribunal, un demandante sólo podrá ser reembolsado
por los gastos y las costas en la medida en que se pueda determinar que éstos hayan sido
reales, necesarios y que su importe sea razonable. En el presente caso, teniendo en cuenta la
documentación obrante en autos, los criterios aquí expuestos, las dos series de observaciones
pedidas a los demandantes y el número total de horas de trabajo indicado por ellos, el Tribunal
considera razonable que se abone a los demandantes en concepto de gastos y costas la
cantidad de 14.000 euros en su equivalente en libras esterlinas al tipo de cambio aplicable en
la fecha de la resolución, además de cualquier otra cantidad exigible en concepto de impuestos
por este pago.
C. Intereses de demora
150. El Tribunal considera apropiado calcular los intereses de demora tomando el tipo
de interés de la facilidad marginal del Banco Central Europeo incrementado en tres puntos
porcentuales.
1. Declara admisibles por mayoría las quejas basadas en los artículos 2 y 13 derivadas
de la dilación de la investigación y declara inadmisible el resto de la demanda;
3. Dice , por seis votos contra uno, que no se plantea ninguna cuestión diferente desde
la óptica del artículo 13 del Convenio en concurso con el artículo 2 en lo relativo a la dilación en
cuestión;
a) que el Estado demandado debe abonar a los demandantes, en el plazo de tres meses
a partir de la fecha en que la sentencia sea firme conforme al artículo 44 § 2 del Convenio, la
cantidad de 14.000 euros (catorce mil euros) en concepto de gastos y costas en su equivalente
en libras esterlinas al tipo de cambio aplicable en la fecha de la resolución además de cualquier
otra cantidad exigible en concepto de impuestos por este pago;
b) que desde que expire dicho plazo y hasta el pago, esta cantidad se incrementará en
un interés simple calculado conforme al tipo de interés de la facilidad marginal del Banco
Central Europeo aplicable durante este período, incrementado en tres puntos porcentuales;
Dada en inglés, luego comunicada por escrito el 16 de julio de 2013, en aplicación del
artículo 77 §§ 2 y 3 del Reglamento.
I.Z.
F.E.P.
Voto particular
VOTO PARTICULAR PARCIALMENTE CONCORDANTE
DE LA JUEZ KALAYDJIEVA
[(Traducción)]
Difícil sería no hacer mía la conclusión de la mayoría de que las quejas de los
demandantes derivadas del incumplimiento de las exigencias del artículo 2 del Convenio no
están manifiestamente mal fundadas ya que "las investigaciones (...) no han terminado
veintitrés años después de los hechos" en el asunto McCaughey (párrafo 129 de la sentencia
McCaughey ) y que el Tribunal llegó a la misma conclusión en el asunto Hemsworth respecto a
un procedimiento abierto desde hacía quince años (párrafo 68 de la sentencia Hemsworth ). El
incumplimiento por parte del Estado demandado de su obligación de investigar "rápidamente"
resulta aquí flagrante. No obstante, esto no basta para justificar el razonamiento de la mayoría
que consiste en rebajar el análisis que se suele hacer en los asuntos que atañen al artículo 2
hasta el mismo nivel que se aplica a los asuntos denominados como "de duración excesiva del
procedimiento".
Este razonamiento parte de una premisa errónea: que el artículo 2 exige que las
investigaciones "se inicien con celeridad y que avancen a un ritmo razonable"
"independientemente de la determinación de si las dilaciones alegadas realmente han
comprometido la efectividad de la investigación". Esta premisa no sigue la postura adoptada
por el Tribunal en centenares de asuntos en los que consideró que "cualquier deficiencia en la
investigación que debilite la capacidad para determinar las circunstancias del caso o para
identificar a los responsables corre el riesgo de hacer concluir que no se da el nivel de
efectividad exigido" (véanse, entre muchas otras, Kelly y otros c Reino Unido , n.o 30054/96,
§§ 96 y 97, 4 de mayo de 2001, Anguelova c. Bulgaria , n.o 38361/97, § 139, TEDH 2002-IV,
y Mojsiejew c. Polonia , n.o 11818/02, 24 de marzo de 2009 ). Además, de la jurisprudencia se
desprende claramente que, en determinados casos, es necesaria una investigación penal
independientemente de si se ha ejercido o no una acción civil dirigida a reparar el perjuicio
alegado. A este respecto, los dos asuntos tratados aquí deben distinguirse del asunto Hugh
Jordan c. Reino Unido (n.o 24746/94, TEDH 2001-III), en el que el demandante no instó un
procedimiento civil y del asunto Caraherc. Reino Unido ((dec.), n.o 24520/94, TEDH 2000-I),
donde el demandante alcanzó un acuerdo de indemnización. En cualquier caso, el Tribunal
nunca ha considerado a la demanda civil por daños y perjuicios como el único foro apropiado
para determinar si se produjo una vulneración de los artículos 2 o 3 del Convenio.
El objeto de los dos procedimientos que se enjuician aquí se refiere al primer objetivo
que el artículo 2 asigna a la investigación, esto es, la determinación y divulgación de los hechos
y de las circunstancias que únicamente conocen las autoridades. La búsqueda de una
reparación adecuada y efectiva bajo la forma de responsabilidad administrativa, disciplinaria,
penal o pecuniaria no es posible sin una divulgación efectiva (véanse, por ejemplo, Iliya Petrov
c. Bulgaria , n.o 19202/03, 24 de abril de 2012, o Nencheva y otros c. Bulgaria , n.o 48609/06,
18 de junio de 2013). No había necesidad de realizar una investigación, toda vez que los
perjudicados conocían desde el principio los hechos de los que se derivan sus quejas (
Nencheva , antes citada).
No hay explicación -y menos aún justificación- para que las autoridades nacionales no
cumplieran con sus obligaciones utilizando los medios más adecuados y expeditivos de su
elección, optando "prioritariamente" por cualquier otra "medida concreta" mediante
modificaciones legislativas.
Queda por saber si, ante una investigación interna manifiestamente ineficaz y que se
puede equiparar a una negativa a investigar, el Tribunal podría verse imposibilitado para
ejercer el más mínimo control sobre unas quejas tan graves u obligado a declarar a las
autoridades internas "libres en definitiva" para cumplir con sus obligaciones como les parezca.
Dado que las autoridades no han aprovechado las múltiples ocasiones de que han
dispuesto desde hace quince o veinte años para cumplir con su deber, dudo que el Estado
demandado "tenga libertad, aunque esté sometido al control del Comité de Ministros, para
escoger las medidas con las cuales pretende cumplir la obligación" derivada del artículo 2 del
Convenio. Estimo que esta postura supone un retroceso respecto a la que el Tribunal sostenía
hace más de diez años en las sentencias en las que condenó al Reino Unido cuando declaró que
"una respuesta rápida de las autoridades se puede, en términos generales, considerar básica
para mantener la confianza de la sociedad en el principio de legalidad y para evitar dar una
impresión de complicidad o tolerancia hacia actos ilegales" ( Hugh Jordan , antes citada, §§
108 y 136 a 140). Las conclusiones a las que ha llegado el Tribunal en este procedimiento se
basan en que no hay razones para creer que el demandante no podía hacer valer sus derechos
a nivel interno. Sólo son válidas para situaciones en las que, al contrario que los demandantes
en los asuntos McCaughey y Hemsworth , los perjudicados no deban hacer frente
constantemente a dificultades para conocer los hechos y para conseguir que se determinen.
En los dos procedimientos que aquí se enjuician, la mayoría del Tribunal no ha entrado
en si durante los últimos veinte años las autoridades intentaron de verdad determinar los
hechos y divulgarlos, objetivo primario de la obligación de investigar-ni en qué medida lo
consiguieron- lo cual, a su vez, posibilitaría la adopción de las medidas necesarias para
determinar la posible responsabilidad disciplinaria, penal o pecuniaria. Sobre el particular, la
mayoría del Tribunal se ha limitado a hacer constar la ausencia de testigos y de documentos y
a observar que "los procedimientos penal y disciplinario, cuya importancia es básica dentro de
la obligación de investigar que se deriva del artículo 2, se puedan llevar a cabo" ( Hemsworth
, párrafo 63) y que "cualquier otro procedimiento penal o disciplinario (...) sería por su
naturaleza capaz de aclarar el camino al procedimiento civil" (introducido en 2001 en el asunto
Hemsworth , véase el párrafo 61). En el pasado, el Tribunal declaró que el reconocimiento de
una dilación por parte de las autoridades internas ( McCaughey, párrafo 92) no bastaba para
privar al perjudicado de su condición de víctima en ausencia de reparación a este respecto (S
cordino c. Italia (n.o 1) ([GS], n.o 36813/97, §§ 178 y siguientes y § 193, TEDH 2006-V).
Hay que tener en cuenta que precisamente son las situaciones en las que las
autoridades nacionales no adoptan medidas rápidas y efectivas para determinar los hechos y
divulgarlos entre la sociedad y los perjudicados, las que propiciaron que el Tribunal elaborara
su jurisprudencia basándose en la obligación positiva de investigar. Cuando las autoridades
incumplan esta obligación, el Tribunal examinará los hechos expuestos por las partes como
haría un juzgado de primera instancia. En los procedimientos McCaughey y Hemsworth , el
Gobierno incumplió su obligación de iniciar rápidamente una investigación oficial y tampoco
estimó necesario comunicar al Tribunal su punto de vista sobre la cuestión de determinar si las
circunstancias de las que tenía conocimiento constituían o no una violación del artículo 2.
En realidad, al declarar que "no [podía] entrar a examinar el fondo de las alegaciones
de vulneración de los aspectos procesal y material del artículo 2, [contrariamente a lo que hizo
en asuntos dirigidos contra otros países], excepto la queja por la dilación en la investigación"
(McCaughey, párrafo 121), la mayoría del Tribunal obligaba a los demandantes a acudir a otros
procedimientos de duración incierta, indicándoles además que "si la evolución o la resolución
del procedimiento interno fuera insatisfactoria para sus intereses, estarían facultados para
volver a presentar sus quejas [ante el Tribunal]" (Hemsworth, párrafo 65).
[(Traducción)]
Con este voto no se pretende criticar el razonamiento seguido por la sala, el cual
suscribo plenamente, sino únicamente añadir unas observaciones sobre un aspecto abordado
someramente por la sentencia y que afecta a las relaciones entre las dos líneas
jurisprudenciales que se han ocupado de la interacción entre las exigencias materiales y
procesales de la norma del Convenio que protege el derecho a la vida, esto es, el artículo 2.
"Si las autoridades pudieran limitarse a actuar frente a los ataques contra la vida
concediendo una simple indemnización (...) los agentes del Estado podrían en ciertos casos
atentar contra los derechos de las personas bajo su control con una inmunidad prácticamente
total (...)
No se exige que todos los procedimientos acaben en una condena o en el dictado de una
pena determinada aunque la jurisdicción nacional en ningún caso debe dejar impunes los
ataques a la vida humana. Esto resulta indispensable para mantener la confianza de la
sociedad y su adhesión al Estado de derecho y para evitar dar una impresión de tolerancia
hacia actos ilegales o de connivencia en su comisión".
En resumidas cuentas, el artículo 2 impone a los Estados una obligación procesal que
les obliga a efectuar una investigación adecuada -y, si fuera necesario, a perseguir a los
responsables- sometida al control estricto del Tribunal incluso si la existencia de una
vulneración material hubiera sido reconocida internamente y se hubiera concedido una
reparación suficiente o si existiera un recurso interno capaz de llegar a ese reconocimiento o a
esa reparación. Dicho de otro modo, el que exista esta obligación implica, en el plano
internacional, que una demanda por violación de tipo procesal debe ser examinada a fondo por
el Tribunal incluso cuando a nivel interno se reconozca y se repare una violación de tipo
material.
No obstante, estas soluciones que dependen unas de otras por sí mismas no tienen
como efecto dispensar a los demandantes de la obligación impuesta por el artículo 35 § 1 de
agotar las vías de recursos internas, por ejemplo, ejerciendo una acción civil para reparar la
vulneración material siempre que exista ese recurso y que la falta de una investigación
adecuada no comprometa su efectividad. Las diferentes obligaciones derivadas de los artículos
2 (o del 3) y 35 § 1, que tienen los Estados y de los demandantes respectivamente, no deben
confundirse ni mezclarse.
"El Tribunal desea subrayar que su decisión se circunscribe a las circunstancias de este
caso y no debe interpretarse como una declaración general que implique que los recursos no
son efectivos en esta región de Turquía o que los demandantes queden dispensados de la
obligación (...) de recurrir normalmente al sistema de reparaciones disponibles tanto
legalmente como de hecho. Únicamente ante circunstancias excepcionales como las presentes
sería aceptable que los demandantes acudieran directamente a las instituciones de
Estrasburgo para obtener reparación por su queja sin intentar siquiera conseguir una
reparación ante las autoridades locales. " (§ 77)
Desde el punto de vista del procedimiento seguido ante el Tribunal, el resultado puede
ser como el del asunto Akdivar , donde se imponga la constatación de la ineficacia a efectos
prácticos del recurso invocado por el Gobierno demandado dado el carácter flagrante de las
deficiencias de la investigación o que la cuestión del agotamiento de los recurso internos se
deba analizar en el fondo cuando se esté ante una queja creíble de tipo procesal derivada del
carácter inadecuado de una investigación. Pero tampoco cabe excluir que, en determinados
casos, las pruebas establezcan claramente que la capacidad de un recurso interno para
examinar una queja material de denuncia de un homicidio injustificado atribuido a agentes del
Estado no se ha visto afectada hasta el punto de privar de efectividad al recurso en cuestión.
En tales casos, no se entiende por qué i) se debería dispensar al demandante de su obligación
según el artículo 35 § 1, de agotar un recurso disponible y efectivo relacionado con esta queja
material concreta y tampoco por qué ii) el Tribunal no debería autorizar al sistema nacional a
cumplir con su misión secundaria.
Es necesario distinguir dos aspectos del mecanismo del Convenio. El primer aspecto
obliga al Tribunal a ejercer sistemáticamente un control estricto sobre las quejas derivadas del
artículo 2, especialmente respecto a las garantías procesales acerca del carácter adecuado de
la investigación y del enjuiciamiento, al ser ambos susceptibles de constatar la violación del
citado artículo, y de ser factores susceptibles de dañar la efectividad de un recurso judicial o de
otra naturaleza disponible para los familiares de las víctimas. El segundo impone al
demandante, en virtud del artículo 35 § 1 del Convenio, la obligación -derivada del principio de
"subsidiariedad" - de agotar los recursos internos aunque éstos no abarquen uno de los
aspectos -el material- de su queja derivada del artículo 2. Ambos aspectos del mecanismo del
Convenio se solapan y entrelazan aunque no coincidan al cien por cien. Tal y como da a
entender la sentencia Akdivar , la constatación de la insuficiencia de la investigación y del
procedimiento judicial no tiene como efecto automático y absoluto eximir al demandante de su
obligación de agotar un recurso civil interno disponible y efectivo destinado a reparar una
vulneración material del artículo 2 o del 3 (dependiendo del caso). En ciertos casos, la posible
constatación de la insuficiencia de la investigación y de las acciones judiciales puede ser un
indicio convincente respecto a la falta de efectividad de un recurso indemnizatorio interno,
pero no es determinante por sí mismo ni en todos los casos.
Para concluir con este aspecto de principio de carácter general, en mi opinión sería
simplista y erróneo interpretar la jurisprudencia Nikolova y Velitchkova como si impusiera
sistemáticamente a este Tribunal, cuando no haya investigación ni acciones judiciales
adecuadas, la obligación de examinar el fondo del asunto -en su vertiente material y procesal-
en las demandas relativas al derecho a la vida.
Los tribunales de irlanda del Norte tienen varios mecanismos procesales para
determinar los hechos. Pueden obligar a los testigos a comparecer, ordenar la divulgación y el
envío de documentación y tratar las pruebas consideradas delicadas para la seguridad
nacional, de manera que se llegue a un equilibrio justo entre las exigencias legítimas de la
seguridad pública y el interés legítimo del demandante a que se determinen los hechos. El
criterio de la prueba exigido en derecho civil para establecer la responsabilidad es el de la
prueba preponderante y no el más riguroso de más allá de toda duda razonable que se aplica
en derecho penal o en el sistema jurídico del Convenio. Tal y como yo lo entiendo, la lógica que
subyace en las sentencias anteriores sobre Irlanda del Norte -especialmente en la sentencia
Jordan c. Reino Unido (n.o 24746/94, TEDH 2001-III) - es que las vías de recurso disponibles
en Irlanda del Norte (y en el Reino Unido en general) tienen la capacidad y la solidez suficientes
para ser, en principio, una medida efectiva para determinar los hechos y atribuir
responsabilidades y para obtener, si fuera necesario, una reparación adecuada en casos de
homicidio o malos tratos atribuidos a agentes del Estado. Por consiguiente -y de acuerdo con
el razonamiento que sigue la sentencia Akdivar - los demandantes que presenten una queja
material basada en el artículo 2 y que denuncien un homicidio deben, en principio, agotar la vía
civil. Habría que demostrar en los casos concretos examinados por el Tribunal que las
deficiencias de la investigación o de los procedimientos judiciales dirigidos contra los
responsables de la vulneración sean tan graves como para que la vía civil se vea afectada hasta
el punto de que no fuera razonable exigir al demandante que la agotara. Éste podría ser el caso
cuando, debido al retraso, las pruebas de mayor importancia se extravíen o se hayan sido
destruidas o cuando haya testigos clave que fallezcan o estén ilocalizables, etc.
La misma lógica se aplicó a casos de otros países pero con un resultado diferente: en
estos casos el Tribunal estimó que la vía civil no tenía ninguna posibilidad real de determinar
las circunstancias de los fallecimientos en cuestión o de las responsabilidades de los agentes
del Estado.
Las peculiaridades del presente asunto
Observaciones finales
Sin duda parecerá extraño, habiendo transcurrido veintitrés años desde la muerte de
los familiares de los demandantes, que las quejas materiales y la mayoría de las quejas
procesales presentadas por éstos y en las que denunciaban una vulneración del artículo del
Convenio que protege el derecho a la vida, puedan calificarse jurídicamente como
"prematuras". No obstante, ello se debe precisamente a que los innumerables y excesivos
retrasos que han caracterizado a la investigación judicial impidieron un inicio rápido y un
desarrollo razonablemente diligente de las investigaciones. Por ello, antes incluso de que
finalicen el procedimiento civil y el último cronológicamente de los procedimientos de control
judicial instados por los interesados, el Tribunal no puede sino concluir que se ha producido
una vulneración del aspecto procesal del artículo 2, ya que el Reino Unido no ha respetado la
exigencia de celeridad y diligencia y ha incumplido su obligación de garantizar a los
demandantes, mediante el sistema judicial de Irlanda del Norte, la efectividad de las
investigaciones sobre la muerte infligida a sus familiares por las fuerzas de seguridad.