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La Batalla de Pago Largo fue un enfrentamiento armado ocurrido el 31 de

marzo de 1839 entre las tropas del gobernador de Entre Ríos, brigadier Pascual Echagüe,
leal al gobernador de Buenos Aires al frente de las relaciones exteriores de Argentina,
brigadier Juan Manuel de Rosas, y las del gobernador de Corrientes coronelGenaro Berón
de Astrada.

Batalla de Pago Largo

Guerras civiles argentinas

Fecha 31 de marzo de 1839

Lugar Cerca de Curuzú Cuatiá, provincia de


Corrientes, Argentina

Resultado Victoria decisiva de los federales


Fin del primer ejército correntino contra
Rosas

Beligerantes

Confederación Unitarios
Argentina Corrientes
Entre Ríos
Contingentes de:
Santa Fe
Buenos Aires

Comandantes
Pascual Echagüe Genaro Berón de
Astrada †

Fuerzas en combate

500 infantes, 4.300- 500 infantes, 4.500-5.000


4.500 jinetes, 80 jinetes, 60 artilleros y 3
artilleros y 2 cañones[1] cañones[1]

Bajas

55 muertos y 95 1.984 muertos y 450


heridos[1] prisioneros[1]

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AntecedentesEditar
Berón de Astrada, enfrentado con Rosas por la negativa porteña a permitir la libre
navegación de los ríos, medida que perjudicaba el comercio y el desarrollo de la provincia
de Corrientes, había llegado a un trato con el presidente uruguayo, brigadier Fructuoso
Rivera para declarar la guerra personalmente a Rosas. El mediador del encuentro había sido
el unitario Salvador María del Carril. Echagüe, que — al igual que el depuesto gobernador
santafesino Domingo Cullen — había prestado en un primer momento apoyo a los
conjurados, comunicó el pacto a Rosas y fue destacado por éste para hacer frente al
alzamiento correntino. El tratado incluía entre sus cláusulas que Rivera aportaría con 2.000
hombres propios y Berón de Astrada 4.000 correntinos, de estos últimos 1.000 quedarían
protegiendo la provincia y el resto marcharía con Rivera en contra de Rosas.[1] El caudillo
oriental tenía en ese momento 4.000 hombres propios más unos
2.000 mercenarios europeos, principalmente catalanes, por lo que podría formar una tropa
de unos 9.000 hombres contra Rosas.[2] Sin embargo, Rivera no cumplió con su promesa y
Berón de Astrada emprendió la campaña por su cuenta. En ese momento Echagüe tenía
solo 2.000 hombres en armas viéndose obligado a llamar a milicianos y reservistas (en total
en su provincia había entre 7.000 y 8.000 hombres en edad militar).[1]
Tras tener noticia de la declaración de guerra, efectuada el 28 de febrero precedente, y
luego de haber concentrado sus efectivos a orillas del arroyo Calá, Echagüe avanzó sobre
territorio correntino con casi 6.000 hombres (360 infantes y 5.500 jinetes), incluyendo
contingentes de milicianos de Santa Fe y Corrientes,[3] y dos cañones, con intención de
impedir que las tropas correntinas y las uruguayas llegasen a formar un frente común.
Berón de Astrada había concentrado sus fuerzas en el arroyo Mocoretá. Contaba unos 5.000
hombres aproximadamente (450 soldados de a pie y 4.500 jinetes) y tres piezas de artillería.
Sus tropas eran en su mayoría inexpertas, entre 2.500 y 3.000 eran milicianos y sólo 500
veteranos,[4] con el agravante para los correntinos que muchos de ellos se
consideraban federales, se encontraban contrariados al verse mandados por jefes y
oficiales unitarios, entre ellos el coronel Manuel Olazábal, nombrado jefe de Estado Mayor
del ejército.
La batallaEditar

Carga de caballería Correntina,1857 (detalle). Óleo de Juan Manuel Blanes.

Ante el avance enemigo, Astrada retrocedió desde su posición inicial hacia Ombú, al norte
de Curuzú Cuatiá. El avance de Echagüe lo obligó a movilizarse, presentando batalla a
orillas del arroyo Pago Largo, al sur de Curuzú Cuatiá.
El choque inicial resultó favorable a los correntinos, que avanzaron con la infantería sobre
el centro del frente enemigo. Pero una exitosa carga de caballería entrerriana conducida por
el coronel mayor Justo José de Urquiza, lugarteniente entonces de Echagüe, provocó la
desorganización del inexperto ejército de Berón de Astrada. La batalla duró varias horas,
seguida por una persecución que duró dos días. El ejército correntino tuvo cerca de 2.000
muertos, incluyendo 800 prisioneros que fueron degollados por los vencedores.[5]
El caballo de Berón de Astrada fue derribado de un tiro de boleadoras, y el gobernador fue
ultimado a lanzazos en el campo de batalla. De acuerdo a una extendida pero incierta
anécdota, el general Urquiza ordenó arrancar una tira de piel de su espalda para hacer una
manea, que obsequió a Rosas. El poema Isidora, de Hilario Ascasubi, relata:

:lo primero que vio / Isidora en cuanto entró / fue un cartel / con grandes letras
sobre él, / y una manea colgada / de una lonja bien granada: / y el letrero / decía así:
"¡Esta es del cuero / del traidor Berón de Astrada! / lonja que le fue sacada / por
unitario salvaje, / en el paraje / del Pago Largo afamado, / donde fue
descuartizado!"

ConsecuenciasEditar

Tras su victoria, el ejército de Echagüe penetraría en la Banda Oriental, pero sería


rechazado.

La derrota de Pago Largo y la muerte del gobernador general Berón de Astrada, los excesos
cometidos por el vencedor en el sur de la provincia de Corrientes, produjeron un estado de
terror. El general Echague pidió de inmediato el nombramiento de una persona adicta a su
causa en la gobernación y que también fuera de la confianza de Rosas, exigió la anulación
del Pacto Federal con la Republica Oriental y que se confiscaran todos los bienes de Berón
de Astrada y de sus seguidores. El congreso nombro gobernador a don Pedro Ferre. Esta
designación no resulto del agrado de Rosas por lo que debió renunciar, para que fuera
elegido por la Legislatura el sargento José Antonio Romero.[6]
El cancionero de la época lo refleja así:

Cullen y Berón de Astrada,


salvajes de condición,
pagaron por su traición
premio igual en la patriada.
Berón en su retirada
de Pago Largo, le erró.
Y Cullen, que por remedio
vino al Arroyo del Medio,
en medio arroyo quedó.

BibliografíaEditar
 Castello, Antonio E., Pago Largo, Revista Todo es Historia, nro. 74.
 Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As., 2006. ISBN
950-04-2794-X
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN 950-21-0619-
9
 Castello, Antonio Emilio, Hombres y mujeres de Corrientes, Ed. Moglia, Corrientes, 2004. ISBN
987-1035-30-6

Primer ejército correntino contra Rosas


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Artículo principal: Campañas correntinas contra Rosas

El Primer ejército correntino contra Rosas fue un esfuerzo dirigido por el


gobernador de la provincia de Corrientes Genaro Berón de Astrada contra el gobierno
de Juan Manuel de Rosas en el año de 1839.
ContextoEditar

Campaña del Primer Ejército Libertador Correntino (1839).

Cuando se firmó el Pacto Federal en 1831, el gobierno de Corrientes, encabezado en


ese entonces por Pedro Ferré, manifestó su interés por una pronta organización
nacional de las provincias argentinas. De hecho, el artículo 16 inciso 5° del Pacto
establecía que debía convocarse a un "congreso general federativo" con ese fin, una
vez que las provincias argentinas estuvieran "en plena libertad y tranquilidad"; esto se
refería a la guerra civil que entonces enfrentaba a unitarios y federales, y que concluyó
poco después con la derrota de los primeros. Sin embargo, el gobernador de Buenos
Aires, Juan Manuel de Rosas, era partidario de posponer indefinidamente ese evento,
lo cual lo enfrentaba con la opinión de destacadas figuras federales, como el
riojano Facundo Quiroga y el correntino Ferré.
En 1838 todavía no se había cumplido la convocatoria del Congreso propuesto en el
Pacto Federal, y Rosas mantenía un conflicto con Francia. A raíz de este, Rosas buscó
el apoyo y consentimiento de las provincias. El 1° de diciembre de 1838 la Legislatura
de Corrientes respondió que conflictos como ese debían ser resueltos por un gobierno
nacional argentino; por tal motivo reclamaba el cumplimiento del Pacto Federal de
1831 y la convocatoria a un Congreso Constituyente que organizara el país.
Paralelamente, el gobernador santafesino Estanislao Lópezhabía enviado un
representante para pedir a Rosas que solucionara pacíficamente el conflicto en vez de
arrastrar a las provincias argentinas a una guerra contra Francia. Al fallecer López,
Rosas intervino para que fuera electo un gobernador favorable a Buenos Aires.
El gobernador correntino, coronel Genaro Berón de Astrada, era favorable a una
alianza con Santa Fe para presionar a Buenos Aires; buscaba, además de la
convocatoria a un Congreso Constituyente, el fin del conflicto con Francia, ya que esto
afectaba económicamente a su provincia. Pero la intervención rosista en Santa Fe lo
privó de ese eventual aliado, y puso al descubierto sus intenciones, de modo que Berón
de Astrada buscó una alianza con la República Oriental del Uruguay. Allí gobernaba el
presidente Fructuoso Rivera, enemigo político de Rosas.
El 31 de diciembre de 1838 se firmó en Montevideo una alianza entre los gobiernos
uruguayo y correntino; en representación firmaron respectivamente el Ministro de
Gobierno oriental, Santiago Vázquez y el coronel Manuel de Olazábal, porteño pero
residente en Corrientes. En el texto del tratado culpan a Rosas de involucrar a las
provincias argentinas en dos guerras con países extranjeros, de fomentar los odios,
impedir la organización nacional de Argentina y tener ambiciones sobre la República
Oriental.
Paralelamente Rosas se mantenía a la expectativa, ya que desde tiempo atrás
sospechaba de las intenciones de Astrada. En un principio había creído que podría
hacerlos desistir de sus maquinaciones, pero mientras tanto escribió al gobernador
entrerriano Pascual Echagüe para que se mantuviera a la expectativa.
Finalmente, el Estado Oriental declaró la guerra a Buenos Aires el 24 de febrero, y el
gobierno correntino hizo lo propio el 28 de ese mes. Berón de Astrada también declaró
la guerra al gobierno entrerriano, aliado de Rosas.

El Ejército correntino en operacionesEditar


Artículo principal: Batalla de Pago Largo

Batalla de Pago Largo, carga de caballería Colorada y Correntina, 1857 (detalle). Óleo de Juan Manuel
Blanes.

El Tratado del 31 de diciembre establecía la cooperación mutua para llevar adelante la


guerra contra Buenos Aires. Rivera prometió levantar un ejército de 2.000 hombres,
comprometiéndose Corrientes a movilizar 4.000 combatientes. Los colorados y
correntinos esperaban juntar seis mil hombres, un tercio de ellos infantes y el resto a
caballo, además consideraban que Echagüe no lograría reunir más de 2.000 a 4.000
entrerrianos -y mal preparados- y Rosas no alcanzaría a enviar más de un millar de
infantes en su apoyo.[1] Uruguay se comprometía a interceder ante los franceses para
que el bloqueo de los ríos argentinos no afectara a Corrientes.
Berón de Astrada, esperando la prometida ayuda del presidente uruguayo Fructuoso
Rivera, reunió 5.000 hombres en su campamento de Abalos, disponiéndose a enfrentar
a Echagüe.[2] Esperaba que Rivera operaría sobre el río Uruguay para amenazar el
flanco derecho entrerriano, pero el presidente uruguayo no hizo nada para cumplir lo
prometido en el Tratado, de modo que el Ejército Correntino marchó solo a la
campaña.
Las fuerzas correntinas constaban de dos batallones de infantería, dos compañías de
artillería, y el resto caballería. Echagüe, al frente de un ejército 6.000 hombres,[3]
avanzó hacia Corrientes y enfrentó a Berón de Astrada, que lo esperaba en una
posición al sur de Curuzú Cuatiá, junto al arroyo Pago Largo. Allí los correntinos
fueron atacados el 31 de marzo por las tropas entrerrianas, siendo derrotados. Berón de
Astrada murió en la batalla, lo mismo que gran parte de sus tropas; todo el resto de los
soldados fueron tomados prisioneros. Así fue destruido el primer ejército correntino
puesto en campaña contra Rosas.
ConsecuenciasEditar

Batalla de Pago Largo, carga de caballería Correntina, 1857 (detalle). Óleo de Juan Manuel Blanes.

Tras su victoria en la batalla de Pago Largo, los rosistas se apoderaron de la provincia,


destruyeron el pueblo de Esquina y nombraron el 6 de julio de 1839 al coronel José
Antonio Romero como gobernador.
Echagüe, habiendo derrotado a los correntinos invadió con su ejército victorioso la
República Oriental en agosto, para batir al aliado de Astrada y terminar así la
campaña. Aprovechando esta situación, los argentinos emigrados en el Estado Oriental
invadieron a su vez la provincia de Entre Ríos al mando de Juan Galo Lavalle, en
septiembre. Echagüe sería derrotado por Rivera en la batalla de Cagancha (29 de
diciembre de 1839) y tendría que regresar apresuradamente para defender su
provincia.
Lavalle entró en contacto con los correntinos, ofreciéndoles alianza; esto influyó para
la Legislatura correntina depusiera al gobernador impuesto por los rosistas y nombrara
a Pedro Ferré nuevamente para el cargo (6 de octubre de 1839). A partir de allí
Corrientes ató su suerte a la de Lavalle y puso en pie de guerra un nuevo ejército para
luchar en Entre Ríos.
ReferenciasEditar
1. ↑ Pedro Ferré (1921). Memoria del brigadier general Pedro Ferré, octubre de 1821 a
diciembre de 1842: contribución a la historia de la provincia de Corrientes en sus luchas por
la libertad y contra la tiranía. Tomo II. Corrientes: Coni, pp. 685-686
2. ↑ Pimienta, Raúl Emilio (2008). La Provincia de Corrientes durante las décadas de 1820 y
1830 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).. Ciudad de
Resistencia: Universidad Nacional del Nordeste, pp. 21, 50.
3. ↑ Mantilla, Manuel Florencio (1884). Estudios biográficos sobre patriotas correntinos.
Buenos Aires: C. Casavalle, pp. 94

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Segundo ejército correntino contra Rosas


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Artículo principal: Campañas correntinas contra Rosas

Artículo principal: Guerras civiles argentinas

El segundo ejército correntino contra Rosasfue un esfuerzo dirigido por líderes


del partido unitario y del gobernador de la provincia de Corrientes, Pedro Ferré, para
romper la dominación ejercida en la Argentina por el general Juan Manuel de Rosas.
Estuvo dirigido por el general Juan Lavalle, y recorrió las provincias de Entre
Ríos, Buenos Aires y Santa Fe.
Terminó alejándose de sus bases de operaciones en el Litoral argentino, e internándose
en el territorio controlado por la Coalición del Norte, formado por la mayor parte de
las provincias del Interior. Perdió su capacidad operativa en la batalla de Quebracho
Herrado y sus restos fueron derrotados en la batalla de Famaillá. A fines de 1841 había
desaparecido y Lavalle había muerto, aunque unos cuantos sobrevivientes lograron
regresar a Corrientes.
AntecedentesEditar
La situación de las provincias argentinas en 1838 parecía estabilizada en un equilibrio
entre gobiernos federales, muy relativamente autónomos del gobernador de
la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, que además del encargo de las
relaciones exteriores concedido por las demás provincias, ejercía de hecho un
poderoso influjo y dominio económico y político sobre ellas. Uno de los pocos
gobernadores que aún tenía cierta autonomía era Alejandro Heredia, de la provincia de
Tucumán, que además dominaba las provincias vecinas.
En 1838, sin embargo, el estable edificio de la Confederación Argentina se comenzó a
resquebrajar. El bloqueo francés al Río de la Plata creó enemigos internos a la
administración de Rosas. La victoria, en el vecino Uruguay, del general Fructuoso
Rivera– con evidente ayuda del partido unitarioargentino - sobre el presidente
constitucional Manuel Oribe, significó la apertura de un frente externo. Y, por último,
el asesinato de Alejandro Heredia y el fallecimiento de Estanislao López llevó al poder
en Tucumán y Santa Fe a líderes de dudosa lealtad a los principios federales – o a la
persona de Rosas.
La neutralización del efímero gobernador santafesino Domingo Cullen y la derrota
del primer ejército correntino contra Rosas, dirigido por el gobernador Genaro Berón
de Astrada y su reemplazo por un gobernador federal leal a Rosas no lograron calmar
las agitaciones internas. Una rebelión en Córdoba, aunque aplastada violentamente, y
la llamada revolución de los Libres del Sur en la misma Buenos Aires marcaban una
efervescencia creciente de los enemigos de Rosas.
La campaña de Lavalle en 1839Editar
Lavalle se había unido a las campañas contra Rosas convencido por Florencio Varela.
Se trasladó junto a unos cuantos oficiales a la isla Martín García, aún en
manos francesas — aunque nominalmente de Uruguay — donde formó un pequeño
ejército de voluntarios. Varios de ellos iban como "ciudadanos"; esto es, se
consideraban libres de las obligaciones militares de las tropas de línea.[1]
Cuando todavía estaba organizando el ejército, con la idea de pasar a la provincia de
Buenos Aires, le llegó la noticia de la invasión del gobernador entrerriano Pascual
Echagüeal Uruguay. Entonces, por lealtad a sus protectores uruguayos, cambió de plan
y se dirigió a la provincia de Entre Ríos; a bordo de una flota francesa desembarcó
en Gualeguaychú. Con él iban jefes prestigiosos, como Manuel
Olazábal, Iriarte, Martiniano Chilavert, José Valentín de Olavarría y Manuel Hornos.
Desembarcaron en Gualeguaychú el 11 de septiembre; al desembarcar; Lavalle
proclama que

"Olvidados de nuestras opiniones de otros tiempos, no queriendo más


principios que los que profesa toda la República, dóciles a las voluntades
victoriosas de los pueblos, nosotros venimos a someternos a ellos con honor y
gritar, si es necesario, a la par de la Nación: ¡Viva el gobierno republicano
representativo federal!".[2]

La tropa no pasaba de 400 hombres, y Lavalle los organizó como una montonera de
milicianos entusiastas, pero sin disciplina ni organización. Sin duda, era un cambio
absoluto respecto a la educación militar que había recibido en los 10 años en que
siguió al general San Martín. Generalmente los historiadores está de acuerdo en que la
causa de esto era la impresión de haber sido vencido su disciplinado ejército por
montoneras, en 1828; y de haber triunfado recientemente el frente de montoneras
similares, cuando acompañara a Rivera en la Batalla de Palmar.
Tras algunos días buscando caballos para su empresa, avanzaron hacia el interior de la
provincia y derrotaron al gobernador delegado, Vicente Zapata, en la batalla de Yeruá.
Los 400 hombres de Lavalle mucho mejor dirigidos, vencieron a 1.600 entrerrianos[3]
el 22 de septiembre de 1839, cerca de Concordia. Lavalle esperaba que toda la
provincia se pronunciara a su favor, pero los entrerrianos se mantuvieron leales a su
gobernador.
Ferré, gobernador de CorrientesEditar
La noticia de Yeruá llegó a Corrientes en momentos en que los opositores, amigos del
fallecido Berón de Astrada y de Pedro Ferré, estaban organizando una revolución. La
noticia sirvió de disparador, y el 6 de octubre estalló una revolución incruenta, dirigida
por el después general Domingo Ábalos, tras la cual fue nombrado gobernador Pedro
Ferré.
Desde Santa Fe, avanzó al encuentro de Lavalle el gobernador de Santa Fe, Juan Pablo
López. Lavalle, desilusionado por la falta de apoyo local, decidió no volver a arriesgar
sus tropas en otra batalla desigual; perseguido por López, se retiró hacia Corrientes,
ingresando en esa provincia. Ferré estaba reuniendo tropas, pero carecía de jefes
capacitados, por lo que llamó a Lavalle para que organizara el ejército correntino. Lo
nombró comandante del mismo por decreto del 25 de octubre.
No había transcurrido un año desde la batalla de Pago Largo, cuando Ferré logró
armar un nuevo ejército de 3.000 hombres, que puso al mando de Lavalle. El ejército
fue equipado con armas obtenidas en el Brasil y se situó su cuartel general en Rincón
del Ombú, al sur de Curuzú Cuatiá.
Por su parte, Ferré firmó un tratado con Rivera para obligar a éste a unirse a la
campaña contra Rosas que se estaba planeando. Se le cedía a Rivera el mando
supremo de los ejércitos antirrosista a cambio de ayuda militar, que llegaría en "el
momento oportuno". Ese momento oportuno debería esperar casi tres años.
A fines de 1839, Juan Pablo López incursionó en el sur de Corrientes. Derrotó al
comandante Maciel en el combate de Bacacuá, y lo mandó fusilar. En respuesta,
Lavalle publicó una violenta proclama:

"¡La hora de la venganza ha sonado! ¡Vamos a humillar el orgullo de esos


cobardes asesinos! Se engañarían los bárbaros si en su desesperación imploran
nuestra clemencia. Es preciso degollarlos a todos. Purguemos a la sociedad de
esos monstruos. Muerte, muerte sin piedad."

Ferré lo acompañó:

".. Derramad a torrentes la inhumana sangre para que esta raza maldita de
Dios y de los hombres no tenga sucesión.[4]"

Pero Lavalle no intentó enfrentar a López: lo eludió retirando su ejército hacia el


norte. López arreó el ganado que encontró y se retiró de Corrientes. Mientras tanto,
Echagüe era derrotado por Rivera en el Uruguay en la batalla de Cagancha, del 29 de
diciembre de 1839. López debió alejarse de las fronteras de Corrientes para ayudar a
salvar el ejército entrerriano en retirada; logró destruir una flotilla francesa en Ayuí,
permitiendo que Echagüe cruzara el río Uruguay.
Poco después se incorporaban al ejército de Lavalle los restos de los "Libres del Sur",
comandados por Manuel Rico.
El 1 de enero de 1840 Ferré le declaró la guerra a Rosas:

(...) contra el usurpador Juan Manuel de Rosas y sus secuaces, protestando no


dejar las armas hasta no derrotar al tirano, oprobio de la Nación Argentina (...)

Invasión de Entre RíosEditar


El ejército correntino al mando de Lavalle inició sus operaciones el 27 de febrero, con
una expedición hacia Santa Fe que cruzó el río Paraná frente a Goya, para avanzar por
el Gran Chaco. La expedición iba al mando del ex gobernador santafesino Mariano
Vera y del ex jefe del ejército provincial cordobés, Francisco Reinafé. Estos fueron
abandonados por los indígenas que los guiaban y fueron derrotados completamente
en Cayastá el 26 de marzo. Ambos comandantes murieron en la batalla.
El grueso del ejército correntino al mando de Lavalle, formado por 3.360 hombres, de
los cuales 531 de infantería, marchó hacia el río Uruguay para bordearlo en dirección
a Concordia. Algunos días de marcha más atrás marchaba la reserva, al mando del
general Manuel Vicente Ramírez.
Desde Concordia giró hacia Paraná en busca del gobernador Echagüe. El 26 de marzo,
un destacamento de observación entrerriano fue dispersado por los correntinos a
orillas del arroyo Villaguay. Ante la inacción de Echagüe, Lavalle continuó
avanzando; el 9 de abril, los ejércitos chocaron en la batalla de Don Cristóbal,
quedando el triunfo del lado correntino. No fue una victoria decisiva para Lavalle,
porque Echagüe retiró sus tropas a tiempo para reorganizarlas y salvarlas del desastre,
y porque el general porteño no supo sacar provecho de su ventaja. El general
López Chico, del ejército correntino, murió en esa batalla.
El 16 de abril, Fructuoso Rivera invadió Entre Ríos, ocupando Concepción del
Uruguay; de todos modos, tardó mucho tiempo en decidirse a avanzar hacia el interior
de la provincia. Sólo el jefe de su vanguardia, general Ángel Núñez, hizo algunas
excursiones hacia el oeste.
Echagüe retiró sus tropas a Nogoyá y luego hacia Paraná, estableciéndose en una
posición defensiva en Sauce Grande, rodeado de defensas naturales. Rosas, por su
parte, envió un refuerzo considerable al ejército de Echagüe.
Durante casi tres meses, los ejércitos permanecieron uno frente al otro sin combatir,
hasta que, el 16 de julio, Lavalle atacó la posición de Echagüe en la batalla de Sauce
Grande.[5] Fue rechazado con graves pérdidas, pero esta vez fue Echagüe quien no
supo aprovechar la ventaja.
Mientras Lavalle huía hacia el sur, el coronel Urquiza derrotó a la división de Ángel
Núñez en el combate de Arroyo del Animal, cerca de Gualeguay.
Lavalle en Buenos AiresEditar
Lavalle trasladó su ejército hasta Punta Gorda, actualmente Diamante, donde se
encontró con la flota francesa. En ella había llegado el general José María Paz, un jefe
especialmente capaz. Pero para ambos generales hubiera sido imposible colaborar
mutuamente. De modo que Lavalle envió a Paz a Corrientes junto al general Ramírez,
para explicar su posición.
Sin esperar respuesta, Lavalle embarcó su ejército en la flota francesa y abandonó
Entre Ríos. Los líderes federales creyeron que se retiraría hacia Corrientes, o que
intentaría atacar Santa Fe. Pero, en un movimiento audaz, Lavalle se trasladó por
medio de barcos franceses hacia San Pedro, en la Provincia de Buenos Aires.
Ferré, enfurecido, lanzó una proclama violenta contra Lavalle:

"Lavalle… os ha abandonado, desertando con el ejército de ésta, a quien ha


sorprendido y engañado. ¿Lo creéis, correntinos? Ese hombre a quien
recibisteis con el abrazo de amigo, y a quien prodigasteis vuestra confianza y
elementos, retribuye hoy vuestra lealtad y generosidad con la más negra de las
traiciones. Correntinos: ha llegado el caso de redoblar nustros esfuerzos. La
causa de la libertad, que habéis jurado defender, no depende de la defección
de un malvado; nos sobran medios de vencer y lo haremos, sin que el nombre
de él manche nuestras glorias en lo sucesivo. Armémonos y la victoria será
nuestra. Mañana marcha a campaña y os aguarda en su cuartel general vuestro
compatriota Pedro Ferré."

Después de aprovisionarse de caballos, lo que le tomó más tiempo del previsto, porque
el general Ángel Pacheco le dispersó los que tenía, el ejército correntino avanzó
hacia Buenos Aires. Esperaba apoyo en la población rural y en la ciudad para entrar en
la capital. Pero, si bien la población de algunos pueblos del norte de la provincia
manifestó cierta simpatía por Lavalle, y se reunió en el pueblo de San Pedro, a medida
que avanzaba hacia la ciudad, no encontró más que enemigos.
Llegó hasta Merlo, donde se detuvo a esperar la rebelión de los antirrosistas en la
ciudad. Pero el tiempo pasaba a favor de Rosas: éste organizó un campamento militar
en Santos Lugares, donde reunió la mayor parte de las tropas útiles. En Luján, las
fuerzas del general Pacheco se iban reforzando y organizando.
Las fuerzas del sur de la provincia, organizadas por el coronel Vicente González,
intentaron acercarse a Lavalle, que las dispersó en tres pequeños combates.
Pero Lavalle estaba muy desalentado por la falta de cooperación de los porteños:

“No he encontrado sino hordas de esclavos; tan envilecidos como cobardes y


muy contentos con sus cadenas […] Es preciso que sepas, mi adorada, que la
situación de este ejército es muy critica. En medio de territorios sublevados o
indiferentes, sin base, sin puntos de apoyo, la moral empieza a resentirse y es
el enemigo que más tengo que combatir.” [6]

Lavalle en Santa FeEditar

Pero, a medida que pasaba el tiempo, la situación era más desventajosa para él. Y, a
sus espaldas, apareció el gobernador santafesino Juan Pablo López. No se sabe por qué
dio tanta importancia a López, pero decidió levantar el campamento en que estaba
inmovilizado y perseguirlo. Éste se hizo perseguir de cerca, llevándolo cada vez más
lejos de Buenos Aires.

Todos sus amigos y casi todos los historiadores lo censuraron por abandonar el
proyectado ataque a Buenos Aires, pero el hecho es que no hubiera podido vencer de
ninguna manera.

Retrocedió hacia la provincia de Santa Fe, mientras una segunda columna, al mando
del coronel José María Vilela marchaba paralelo a él, sobre la costa del río Paraná.
Esta columna se cargó con todos los civiles que se habían unido a ellos, que
marcharon en carretas e hicieron que la marcha del ejército fuera exasperantemente
lenta; por esa razón, López pudo maniobrar para quedar a espaldas de Lavalle.
Tres divisiones federales perseguían a Lavalle: la de López, la de Pacheco, y algunas
tropas de Santos Lugares más los porteños regresados de Entre Ríos, al mando del
depuesto presidente Manuel Oribe. El mando de los tres ejércitos estaba, en teoría, en
manos de Echagüe, mientras que, de acuerdo al Pacto Federal de 1831, en la provincia
de Santa Fe debía tener el mando inmediato el gobernador López. Pero Rosas impidió
la entrada de Pacheco en Santa Fe hasta que López se trasladó a Paraná, a entrevistarse
con Echagüe. Y después dio el mando del ejército combinado al general más antiguo;
esto es, a Oribe.
Lavalle llegó hasta Santa Fe (capital), ciudad que estaba defendida por una pequeña
fuerza al mando del general Eugenio Garzón. Tras varios días de combates en la
misma ciudad, el general Iriarte logró capturar la ciudad. Los unitarios reunieron una
pequeña asamblea, formada por los antiguos partidarios de Cullen, que nombraron
gobernador a Pedro Rodríguez del Fresno. Pero las tropas de caballería, fueron
derrotadas en dos batallas menores al sur de la ciudad, y los caballos que había reunido
al norte de la misma fueron atacados y dispersados por los jaguares de la zona.
Todo el ejército dependía de Lavalle, cuya moral estaba en su punto más bajo:

"¿Disciplina en nuestros soldados? ¡No! ¿Quieren matar? Déjenlos que maten.


¿Quieren robar? Déjenlos que roben."[7]

Estando en Santa Fe recibió dos noticias: la buena era que el general Lamadrid había
invadido la provincia de Córdoba, donde, en ausencia del gobernador Manuel López,
una revolución lo había derrocado. Los nuevos gobernantes se unieron a la Coalición
del Norte, que desde hacía casi un año se había rebelado contra Rosas y controlaba
todas las provincias del norte argentino – con la notable excepción de Santiago del
Estero.
La mala noticia era que el gobierno francés, después de más de dos años de no haber
logrado doblegar la resistencia del gobierno de Rosas, había decidido arreglar sus
diferencias con él. En el Tratado Mackau-Arana, ambas partes habían cedido algo de
sus pretensiones, y se había firmado la paz.[8] El bloqueo había sido levantado, y
Lavalle no tenía ya aliados que lo pudieran ayudar desde el río.
Quebracho HerradoEditar

Entonces Lavalle se puso de acuerdo con Lamadrid, para pasar a Córdoba y unir sus
fuerzas. Con los dos ejércitos reunidos, pensaron en aniquilar las milicias de Manuel
López "Quebracho" e invadir Buenos Aires. Consideraron imposible que Rosas les
pudiese hacer frente.

Por medio de mensajeros, los dos generales acordaron reunirse en la posta de Romero,
cerca de Quebracho Herrado, en el extremo oriental de la provincia de Córdoba, el día
20 de noviembre. Lavalle abandonó Santa Fe el 7 de noviembre y se dirigió hacia allí,
perseguido de cerca por las fuerzas de Oribe. La persecución fue tan intensa, que tuvo
que detenerse a cada rato para obligarlo a formar en orden de batalla, aun cuando no
pretendía presentar combate. Esas maniobras, y la lentitud a que obligaban las carretas
de emigrados – ahora más numerosas que antes, por la incorporación de emigrados de
Santa Fe – hicieron que se retrasara y no pudiera llegar el día convenido.
Pasados algunos días, y sin noticia alguna de Lavalle, Lamadrid se retiró un poco
hacia el sur, en busca de Quebracho López, sin avisar a su aliado de su maniobra. De
modo que, cuando Lavalle llegó a destino, Lamadrid no estaba allí, ni había noticia
alguna sobre su paradero.

De modo que se vio obligado a presentar combate. La batalla de Quebracho Herrado,


del 28 de noviembre de 1841, fue una victoria absoluta de los federales, al mando de
Oribe y Pacheco.
La noticia de la batalla llegó a Corrientes, donde el gobernador Ferré decidió no
dejarse ganar por el desánimo. Comenzó a armar otro ejército, que puso al mando del
general José María Paz.
Final del segundo ejército correntinoEditar
Los restos del ejército se retiraron hacia la ciudad de Córdoba, donde se encontraron
Lavalle y Lamadrid. Después de las recriminaciones que mutuamente se hicieron, se
pusieron de acuerdo para retirarse hacia el norte. Mientras Lamadrid retrocedía a
Tucumán, Lavalle intentó dominar Cuyo y La Rioja; pero las tropas enviadas a Cuyo
fueron masacradas en la batalla de San Cala. Lavalle, con lo que quedaba de su
ejército, retrocedió a Tucumán.
Parte de las tropas correntinas, mandadas por el general Ábalos, fueron incorporadas al
ejército con que Lamadrid hizo su campaña a San Juan y Mendoza. Tras su derrota en
la batalla de Rodeo del Medio, los sobrevivientes terminaron exiliados en Chile.
La mayor parte de las tropas de Lavalle lo acompañaron hasta después de la derrota
definitiva, en la batalla de Famaillá, del 19 de septiembre de 1841. Lavalle retrocedió
hasta Salta, donde creyó poder llevar adelante una guerra de guerrillas.
Pero entonces los correntinos lo abandonaron: guiados por algunos oficiales
como Manuel Hornos y José Manuel Salas, cruzaron el Chaco hasta llegar a
Corrientes. Allí se había organizado el tercer ejército correntino contra Rosas, al
mando del general Paz. Se incorporaron al mismo a tiempo de luchar en la batalla de
Caaguazú, brillante victoria de Paz.
Sin su ejército correntino, Lavalle quedó solo con las tropas de las provincias del norte
y algunos oficiales que lo habían acompañado desde Montevideo. Eran demasiado
pocos para hacer frente a Oribe, de modo que retrocedieron a San Salvador de Jujuy.
Estando en esa ciudad, Lavalle fue muerto por casualidad por una partida federal. Sus
restos fueron trasladados a Bolivia por lo que quedaba de sus tropas.
NotasEditar
1. ↑ Situación duramente censurada por el general Paz, José María, Memorias póstumas. Ed.
Emecé, Bs. As., 2000.
2. ↑ Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, pág. 148. La sinceridad de esa afirmación es
generalmente puesta en duda, como en Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación
Argentina, op. cit.
3. ↑ El número de soldados del ejército entrerriano parece exagerado a propósito para aumentar
el mérito de Lavalle y sus hombres. No todos los autores están de acuerdo en que la diferencia
de fuerzas haya sido tan abultada, pero no existen otras cifras fidedignas que las citadas por las
fuentes unitarias.
4. ↑ Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991, pág 299.
5. ↑ El sitio de la batalla de Sauce Grande está en la actual estación Racedo.
6. ↑ Carta de Lavalle a su Esposa, septiembre de 1840. Citada por Quesada, Ernesto,
en Lamadrid y la Coalición del Norte, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965..
7. ↑ Citado por Benjamín Villafañe en sus Memorias.
8. ↑ Algunos críticos de Rosas mencionan que éste había cedido en casi todo a las pretensiones
de Francia. Pero es necesario aclarar que no había cedido condiciones humillantes, y había
frenado la esperada escalada de nuevos reclamos, que el gobierno francés había practicado en
otros países por esos años.

Véase también
BibliografíaEditar
 Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs. As., 1977.
 Aráoz de Lamadrid, Gregorio, Memorias, Bs. As., 1895.
 Best, Félix: “Historia de las Guerras Argentinas“, Ed. Peuser, Bs. As., 1980.
 Beverina, Juan, Las campañas de los ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As., 1923.
 Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991.
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991.
 Ferré, Pedro, Memorias. Ed. Coni Hnos., Bs. As., 1921.
 Gianello, Leoncio, Historia de Santa Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986.
 Iriarte, Tomás de, Memorias. Ed. Compañía General Frabril, Bs. As., 1962.
 Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Emecé, Bs. As., 2000.
 Poenitz, Erich, Los correntinos de Lavalle, Revista Todo es Historia, nro. 119.
 Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
 Quesada, Ernesto, Lamadrid y la Coalición del Norte, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
 Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As., 2006.
 Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina, Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1987.
 Saraví, Mario Guillermo, La suma del poder. Memorial de la Patria, tomo VII, Ed. La Bastilla,
Bs. As., 1981.
 Sosa de Newton, Lily, Lavalle, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.
 Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica,
1987.
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Tercer ejército correntino contra Rosas
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Artículo principal: Campañas correntinas contra Rosas

Artículo principal: Guerras civiles argentinas

El tercer ejército correntino contra Rosas fue un esfuerzo dirigido por líderes
del partido unitario y del gobernador de la provincia de Corrientes, Pedro Ferré, para
romper la dominación ejercida en la Argentina por el general Juan Manuel de Rosas.
Estuvo dirigido por el general José María Paz, y por un tiempo logró dominar
la provincia de Entre Ríos.
Los conflictos suscitados entre Paz y Ferré determinaron que el ejército quedara
incorporado a las fuerzas del presidente uruguayo Fructuoso Rivera, que fueron
derrotadas a fines de 1842 en la batalla de Arroyo Grande, que también determinó su
desaparición.
AntecedentesEditar
Cuando, en 1839, el gobernador Genaro Berón de Astrada dirigió la rebelión de
la provincia de Corrientes contra Rosas, fue rápidamente destruido por el gobernador
de Entre Ríos, Pascual Echagüe en la batalla de Pago Largo. De los 5.000,[1] quizás
6.000,[2] correntinos que componían el ejército de Berón de Astrada 1.984 fueron
muertos y 450 capturados (luego liberados).[3] La provincia fue sometida a la
dominación federal.
Pocos meses después, sin embargo, la invasión del general Juan Lavalle a Entre Ríos,
si bien no logró dominar esta provincia, significó la señal para un nuevo alzamiento de
la de Corrientes. El nuevo gobernador, Pedro Ferré, organizó un segundo ejército
correntino contra Rosas, que puso bajo el mando de Lavalle.
Al año siguiente, Lavalle invadió Entre Ríos con 4.000 correntinos.[4] Tras dos
batallas indecisas, quedó en una posición complicada, que resolvió trasladando todo su
ejército — unos 3.000 hombres, en su mayoría correntinos[5][6] — a la provincia de
Buenos Aires, para atacar a Rosas.
Ferré, sorprendido y furioso contra Lavalle, lanzó una dura proclama contra éste. Pero
se dispuso a levantar un nuevo ejército. No tenía alternativa: Echagüe había
conservado su ejército, no sólo intacto, sino que reforzado con aportes de Rosas.

Mientras tanto, la mayor parte de las provincias del noroeste formaron la Coalición del
Norte, rebelándose también contra Rosas. Pero tanto la Coalición como la campaña de
Lavalle – que llevó su ejército mayoritariamente correntino hacia el noroeste –
terminarían derrotados a fines de 1841 por los hombres de Rosas, dirigidos por el
expresidente uruguayo Manuel Oribe.
Deseosos de conseguir algún apoyo regional a parte del colorado oriental Fructuoso
Riverabuscaron una alianza con los farraposriograndenses que se concretó con un
pacto de alianza secreto en enero de 1842.[7] Al parecer el plan original de Lavalle era
reunir las fuerzas que pudiera entre correntinos, orientales y farrapos a los que se
sumarían posteriormente santafesinos, donde esperaba el apoyo del gobernador López,
y entrerrianos, una vez que se apoderada de la provincia.[8] Aunque Ferré reconoce
que dicha alianza podría haber formado un poderoso ejército de 5.000 a 6.000
hombres duda de sus posibilidades de éxito debido a lo diversas que eran sus tropas.
Formación del ejércitoEditar
Cuando Lavalle embarcaba su ejército, se encontró con el general José María Paz.
Siendo incompatibles los caracteres de ambos jefes unitarios, Lavalle envió a éste a
Corrientes, junto con el general Manuel Vicente Ramírez.
Ambos llegaron junto con la noticia del abandono de Lavalle de la campaña de Entre
Ríos. Ferré lanzó una furiosa proclama en su contra y ofreció el mando del ejército
provincial a Paz. Éste aceptó, pero a cambio forzó al gobernador a moderar sus
anatemas contra Lavalle.

Paz organizó rápidamente su ejército en las cercanías de Curuzú Cuatiá; se decía en la


provincia que todos los hombres útiles habían muerto en Pago Largo o partido con
Lavalle, por lo que el nuevo ejército se componía de "escueleros", esto es, de niños
sacados de las escuelas. Salvando la exageración, lo cierto es que una parte
excesivamente alta de los varones militar y económicamente útiles fue incorporada al
ejército, con lo que la economía de la provincia se resintió. En total unos 3.000
correntinos[9] (algunos elevan a 5.000).[10]
Apenas librado de Lavalle, Echagüe envió sobre Corrientes a los coroneles Cabral
y Gaspar Tacuabé, éste un antiguo cacique guaraní. Tras algunos encuentros menores,
la provincia fue invadida por el mismo Echagüe en octubre. Pero no hubo
enfrentamiento, porque al saber que Lavalle retrocedía hacia Santa Fe, Echagüe
retrocedió hacia su provincia. Por el momento, el ejército de Paz estaba salvado.
Durante los meses siguientes, Paz se dedicó a instruir a su ejército y armarlo lo mejor
que pudo; consiguió la incorporación de algunos oficiales de carrera, venidos
desde Montevideo, y una gran cantidad de armas, aportadas por Rivera, que las había
recibido de Francia, en la época en que ese país había estado en guerra con la
Argentina. También se firmó un nuevo tratado con Rivera, el único que tendría una
realización decisiva en forma de ayuda de parte de éste.
Desde fines de 1840 hasta la segunda mitad de 1841 no hubo operaciones. Echagüe
esperaba el envío de refuerzos de parte de Rosas, pero éste había preferido enviarle
todos los hombres disponibles a Oribe.

CaaguazúEditar
Finalmente, en septiembre de 1841, Echagüe se puso en marcha sobre Corrientes. Paz
se retiró hacia el río Corriente, dejando las avanzadas en manos del general Ángel
Núñezy de Joaquín Madariaga. Estas avanzadas no hicieron nada útil, y los
entrerrianos estuvieron muy pronto sobre los correntinos. De modo que Paz cruzó el
río Corriente perseguido por Echagüe, sólo para cruzarlo de nuevo hacia el sur unos
días más tarde.
Una división del ejército de Paz, bajo el mando del coronel Faustino Velazco, derrotó
cerca de Mercedes al coronel Tacuabé y los jefes correntinos de esa fuerza fueron
ejecutados.[11] Poco después llegaba a Corrientes la noticia de la derrota definitiva de
Lavalle en la batalla de Famaillá; en cambio, resultó muy alentadora la llegada de un
pequeño cuerpo de correntinos, de los que habían hecho toda la campaña al noroeste,
al mando de los coroneles José Manuel Salas y Manuel Hornos.
Por esa época llegó un enviado del gobernador de Santa Fe, Juan Pablo López, que
proponía una alianza de su provincia con Corrientes. Fue bien recibido y se le
prometió ayuda.
El ejército de Echagüe contaba con 5.000 veteranos, y con jefes capaces
como Servando Gómez y Juan Bautista Thorne. No estaba con él, en cambio, el más
capaz de sus generales, Justo José de Urquiza.[12]
El 28 de noviembre, Echagüe atacó de frente la posición defensiva de Paz; la retirada
fingida de la caballería de éste llevó a los jinetes entrerrianos a una trampa perfecta, en
que fueron impunemente acribillados por la artillería y la infantería correntinas.
La batalla de Caaguazú fue la más brillante de las batallas ganadas por Paz;[13] el
ejército entrerriano fue completamente destrozado, su artillería y su infantería fueron
capturadas en su totalidad, y el mismo Echagüe salvó por poco su vida. El ejército
correntino tuvo 53 muertos y 71 heridos, mientras sus enemigos tuvieron 1.356 bajas,
entre muertos y heridos, y 800 prisioneros.[14]
Invasión de Paz a Entre RíosEditar
Paz se dedicó a aprovechar en todo lo posible su oportunidad, pero las dificultades
económicas le hicieron perder algo más de un mes. En ese lapso, el 15 de diciembre, la
legislatura entrerriana eligió gobernador, para suceder a Echagüe, a Justo José de
Urquiza.
El general Paz invadió la provincia de Entre Ríos a principios de enero de 1842,
mientras también Rivera invadía el territorio provincial con 2.000 orientales en pos de
unirse a los correntinos.[15] Este último era el jefe nominal del ejército, y pretendió
llegar primero hasta Paraná; pero, dado que se creía –con buenas razones– que Rivera
pretendía separar a Entre Ríos de la Argentina, Paz se esforzó en ganarle de mano. En
efecto, ocupó Paraná el 4 de febrero.
Los invasores eligieron gobernador a Pedro Pablo Seguí, que reunió una legislatura
adicta. Poco después llegaba también Pedro Ferré a Paraná. Mientras Paz pensaba en
cómo continuar la guerra contra Rosas, lo primero en que pensaba el gobernador
correntino era en vengarse de las invasiones entrerrianas: exigió enormes
indemnizaciones. Paz defendió los intereses entrerrianos, y cuando Seguí fue obligado
a definirse, la legislatura eligió gobernador a Paz, que asumió el 12 de marzo.
Las desavenencias entre Ferré y Paz se hicieron insostenibles, el 20 de marzo Ferré se
marchó a su provincia, llevándose todo su ejército, para evitar la posibilidad de que el
cordobés se llevara a los soldados correntinos, como había hecho antes Lavalle. A Paz
sólo le quedaron los prisioneros entrerrianos de Caaguazú y los milicianos de Paraná.
Por su parte, Rivera se dedicó a arrear todo el ganado que encontró hacia Uruguay.
Urquiza, mientras tanto, se había refugiado en las islas del delta del Paraná, y por un
corto tiempo pasó a Buenos Aires.
El inoportuno cambio de bando de Juan Pablo LópezEditar
El gobernador santafesino Juan Pablo Lópezya había iniciado contactos con los
opositores a Rosas desde principios de 1840. Es posible que, cuando Lavalle se retiró
de Buenos Aires, su intención fuera incorporar a López a su ejército – ya tendría
noticias de la actitud de éste – y no combatirlo; pero López mantuvo su actitud hostil,
por lo cual se vio obligado a combatirlo. Al llegar a Santa Fe, Lavalle se apoyó en un
grupo de antirrosistas de esa provincia, muchos de los cuales había tenido buenas
relaciones con López.
Oribe se había llevado, en su campaña al interior, la mayor parte de las tropas
santafesinas, bajo del mando del coronel Jacinto Andrada. Cuando López se decidió a
apoyar las sublevaciones contra Rosas, a fines de 1841, sólo podía contar con un
ejército provincial muy disminuido; contaba, en cambio, con que Ferré le enviaría
ayuda.
Poco antes de la batalla de Caaguazú, López envió un representante a Ferré, a iniciar
tratativas para una alianza. Inmediatamente después de la victoria correntina, el 5 de
noviembre, el mismo enviado firmó con el ministro Santiago Derqui una alianza
formal con Corrientes y con el gobierno uruguayo de Rivera.
Pero las desavenencias entre Ferré y Paz, más el desagrado que causaba al correntino
desprenderse de sus tropas para enviarlos del otro lado del Paraná, privaron a López de
toda ayuda externa. Su pequeño ejército fue trasladado a Rosario. Según las
estimaciones de Paz a inicios del gobierno de López las fuerzas de la provincia
bordeaban los 3.000 milicianos[16] muy dispersas y con bajas por los combates
anteriores mientras que Rosas había reclutado 16.000 a 20.000 milicianos entre suyos
y de aliados para enfrentar a unitarios y colorados.[17]
Rosas respondió con bastante rapidez: envió en su contra al ejército de Oribe, en que
formaba la división correntina de Andrada. Al mismo tiempo llegó otro ejército, desde
Buenos Aires, dirigido por Pascual Echagüe, el ex gobernador entrerriano –nativo de
Santa Fe– con una vanguardia al mando del coronel Martín Santa Coloma. Éste
derrotó el 12 de marzo de 1842 a los santafesinos en Monte Flores, ocupando a
continuación Rosario.
Poco después llegó Oribe a Coronda; en ese lugar atacó a las fuerzas de López. Pero
éste decidió retroceder hacia el norte, encargando al defensa al general Juan Apóstol
Martínez, un veterano de las guerras de la Independencia, que se sostuvo tenazmente
durante cuatro horas. Vencido, fue capturado por casualidad al día siguiente, cuando
perdió el rastro de las tropas de López en la niebla. Fue fusilado de inmediato.
López logró abandonar la capital, con la intención de pasar a Rosario. Antes de que lo
lograra, fue alcanzado y derrotado por Andrada en Colastiné. Huyó con un exiguo
resto de su ejército a Corrientes.

La provincia de Santa Fe fue severamente castigada por su rebelión. Las versiones


sobre la represión de los partidarios de López resultó muy exagerada cuando los
testigos relataron estos hechos, después de que, diez años después, Santa Coloma fuera
ejecutado por su actuación en Santa Fe. De todos modos, hubo numerosos abusos y
asesinatos hasta que asumió el gobierno provincial el general Pascual Echagüe. Lo
conservaría casi exactamente diez años.
Arroyo GrandeEditar
El poder del "gobernador" Paz en Entre Ríos no se extendía más allá de la ciudad de
Paraná. Rivera le prometió enviarle refuerzos, pero sólo hasta Gualeguay. Carente de
todo apoyo popular, Paz partió en busca de esos soldados el 29 de marzo, para recibir
a Urquiza a su regreso desde Buenos Aires, que era inminente. A su llegada a
Gualeguay no encontró ningún refuerzo y se vio obligado a seguir
hasta Gualeguaychú. En el camino le desertaron casi todos sus soldados.
El 3 de marzo, la guarnición y la población de Paraná proclamaron gobernador a
Urquiza, mientras los comandantes locales comienzan a controlar las villas y pueblos
de la provincia. No hubo combates serios, pero aun así, la recuperación de la provincia
tomó casi tres meses.

Mientras tanto, Paz dejó a sus hombres en Concepción del Uruguay y cruzó
a Paysandú a entrevistarse con Rivera. Poco después llegaron Juan Pablo López y
Ferré. Juntos firmaron el Tratado de Galarza, simple continuación de todos los
anteriores entre Corrientes y Rivera, al que se sumaban dos gobernadores nominales,
Paz y López. Según el mismo, el mando supremo quedaba en manos de Rivera. Paz
renunció y se trasladó a Montevideo.
Libre de Paz, Ferré envió la mayor parte de su ejército al noreste de Entre Ríos y lo
puso bajo el mando de Rivera.

Desde Montevideo partió el capitán italianoJosé Garibaldi – el mismo que sería héroe
nacional en su país – al frente de una flotilla en dirección al río Paraná. Logró
cañonear la escuadra federal en el puerto de Paraná; pero, cuando continuaba su
marcha hacia Corrientes, fue alcanzado y su flota destruida por el general Guillermo
Brown en Costa Brava, cerca de Guayquiraró. Tuvo que continuar su camino a pie.
Urquiza logró avanzar hasta las cercanías de Concordia, lo que obligó a Rivera a
mover su ejército en esa dirección. Allí incorporó al ejército correntino, mandado
por José Domingo Ábalos y, tras una escaramuza, obligó a Urquiza a replegarse hacia
el centro de la provincia.
Oribe cruzó su ejército a Entre Ríos, incorporando a sus fuerzas las de Urquiza y
algunos nuevos refuerzos enviados por Rosas. Avanzó lentamente hacia el noreste,
donde Rivera lo esperaba, confiado en noticias alentadoras sobre el estado del ejército
enemigo.[18]
La batalla de Arroyo Grande, la más grande de las guerras civiles argentinas hasta
entonces por la cantidad de combatientes, ocurrió cerca de Concordia, el 6 de
diciembre. Gracias a su superioridad numérica y organizativa, los federales y blancos
obtuvieron una completa victoria sobre el ejército unitario-colorado.
Los derrotados huyeron apresuradamente, pero muchos de ellos fueron capturados por
los vencedores en las costas del río Uruguay, que no pudieron cruzar. Las fuentes
unitarias afirman, generalmente, que Oribe y Urquiza dirigieron la ejecución en masa
de todos los oficiales y suboficiales capturados.
Caída de FerréEditar
Cuando la noticia de Arroyo Grande llegó a Corrientes, Ferré intentó aún resistir,
ordenando a los comandantes de departamento organizar las tropas. Muchos de ellos,
como los hermanos Juan y Joaquín Madariaga, se limitaron a poner a salvo a sus
familias y sus bienes y emigrar a Brasil. Unos días más tarde, también Ferré huyó a
Paraguay.
Urquiza hizo una breve campaña a territorio uruguayo y a continuación entró en
Corrientes. Por indicación suya, fue electo gobernador de esa provincia el
federal Pedro Cabral. El gobernador entrerriano recorrió casi toda la provincia vecina,
asegurándose la desaparición de toda resistencia. Tras la firma de un tratado entre
ambas provincias, por el que Corrientes fue obligada a pagar indemnizaciones a Entre
Ríos, y por la que se fijaron definitivamente los límites de la provincia, Urquiza dejó
una división entrerriana en Corrientes, otra en Goya y otra en Misiones antes de
regresar a su provincia.
La resistencia correntina había desaparecido rápidamente. Tal vez demasiado
rápidamente, porque sus líderes se establecieron en Brasil, conservando en su poder
armas y recursos económicos. Regresarían a la provincia a mediados del año siguiente,
para tomar el control de la misma y organizar un cuarto ejército correntino contra
Rosas.
Mientras tanto, casi todas las acciones de guerra se trasladaron a Uruguay. Allí Oribe
estableció en Sitio de Montevideo, y se libró una larga guerra civil, en la que ambos
bandos contaban con tropas locales y extranjeras. En la tradición uruguaya, ésta fue la
llamada Guerra Grande.
Véase también
Notas y referencias
BibliografíaEditar
 Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs. As., 1977.
 Beverina, Juan, Las campañas de los ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As., 1923.
 Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991.
 Busaniche, José Luis, Historia argentina. Ed. Solar, Bs. As., 1969.
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991.
 Castello, Antonio Emilio, Hombres y mujeres de Corrientes, Ed. Moglia, Corrientes, 2004.
 Díaz, César, Memorias. Biblioteca Artigas, Montevideo, 1968.
 Ferré, Pedro, Memorias. Ed. Coni Hnos., Bs. As., 1921.
 Gianello, Leoncio, Historia de Santa Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986.
 Iriarte, Tomás de, Memorias. Ed. Compañía General Frabril, Bs. As., 1962.
 Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Emecé, Bs. As., 2000.
 Quesada, Ernesto, Lamadrid y a la Coalición del Norte, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
 Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
 Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As., 2006.
 Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina, Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1987.
 Saraví, Mario Guillermo, La suma del poder. Memorial de la Patria, tomo VII, Ed. La Bastilla,
Bs. As., 1981.
 Sosa de Newton, Lily, El general Paz, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.
 Tarragó, Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 4, Ed.
Prohistoria, Rosario, 2006.
 Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica,
1987.

 Castello, Antonio E., Caaguazú, la gloria efímera, Revista Todo es Historia, nro. 107.
 Castello, Antonio E., El “pardejón” Rivera, Revista Todo es Historia, nro.82.
 Castello, Antonio E., Pago Largo, Revista Todo es Historia, nro. 74.
 Poenitz, Erich, Los correntinos de Lavalle, Revista Todo es Historia, nro. 119.
 Quesada, Efraín, Cuando Montevideo aguardaba los ejércitos de Rosas, Revista Todo es
Historia, nro. 83.

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Juan Lavalle
político argentino

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Juan Galo de Lavalle (Buenos Aires, 17 de octubre de 1797 – San Salvador de
Jujuy, 9 de octubre de 1841) fue un militar y político argentino, figura destacada de
la Guerra de Independencia de la Argentina y sudamericana, y líder militar y político
durante las guerras civiles en ese país.

Juan Galo Lavalle


11.er Gobernador de Buenos Aires
(en ejercicio del Poder Ejecutivo de las
Provincias Unidas del Río de la Plata)

1 de diciembre de 1828 - 26 de junio de 1829

Predecesor Manuel Dorrego

Sucesor Juan José Viamonte

10.º Gobernador de la provincia


de Mendoza

8 de junio de 1824 - 4 de julio de 1824


Predecesor José Albino Gutiérrez

Sucesor Juan de Dios Correas

Información personal

Nacimiento 17 de octubre de 1797


Buenos Aires (capital de la superintendencia de Buenos Aires y
del Virreinato del Río de la Plata)
Imperio español

Fallecimiento 9 de octubre de 1841(43 años)


San Salvador de Jujuy(capital de la provincia de Jujuy)
Confederación Argentina

Lugar de sepultura Cementerio de la Recoleta, Argentina

Nacionalidad Argentina

Partido político Unitario

Información profesional

Ocupación Militar y gobernanterioplatense

Rango

General

Participó en Guerras civiles argentinas

[editar datos en Wikidata]


Familia e infancia
El Ejército de los Andes
Regreso a la Argentina
La Guerra del BrasilEditar

Monumento al General Lavalle en la plaza homónima, en Buenos Aires.

A su regreso fue incorporado a la guerra del Brasil, como jefe del regimiento
de coraceros; hizo la campaña sobre Río Grande do Sul y venció en los combates
de Bacacay(abatiendo una columna de 1200 hombres con fuerzas menores) y Ombú.
Unos días más tarde, utilizando una arriesgada maniobra, logró una parte importante
de la victoria en la batalla de Ituzaingó, de febrero de 1827, arrollando a las fuerzas del
general brasileño Abreu, y ganando su ascenso a general. Luchó también en
el combate de Camacuá, en el que fue herido en un brazo.
La herida le permitió una breve licencia en Buenos Aires, donde tomó contacto con los
líderes del partido unitario, que lo convencieron de unirse a ellos para derrocar al
gobernador Dorrego. Tanto los líderes unitarios como Lavalle, de tendencia liberal,
detestaban a Dorrego, por la tendencia de este a favor de las clases populares.[3]
Regresó a Uruguay, hasta que, firmada la paz con el Imperio del Brasil, llevó el
ejército a Buenos Aires. Los oficiales de esta fuerza estaban molestos con Dorrego por
haber firmado una paz desventajosa, olvidando que habían sido la actitud del ministro
de Rivadavia, Manuel José García — que había firmado un tratado aún peor — y las
presiones inglesas las que habían forzado a Dorrego a aceptar la independencia de
Uruguay. Los mismos unitarios que habían iniciado el camino hacia ese desenlace
culpaban al gobernador por las consecuencias de sus decisiones.[4]
La revolución unitariaEditar
Fue invitado por Julián Segundo de Agüero, Salvador María del Carril y otras figuras
del partido unitario a ponerse al frente de una revolución contra el gobernador. Entre
las cosas que se acordaron, estaba la muerte de Dorrego si se resistía. El 1 de
diciembre de 1828 derrocó al gobernador, que se retiró hacia el interior de la
provincia, y se hizo elegir gobernador interino por una asamblea de partidarios en el
atrio de la Capilla San Roque(Alsina y Defensa), mientras Dorrego se retiraba a la
campaña con el objeto de reunir fuerzas para resistir el alzamiento. Dorrego se unió al
general Rosas y trató de defenderse, pero fue derrotado en la batalla de Navarro; unos
días después, el coronel Mariano Achalo traicionó y entregó a Lavalle. Mientras este
esperaba al prisionero, todos los notables escribieron a Lavalle, destacándose las cartas
de Del Carril y Juan Cruz Varela, que reclamaban la cabeza de Dorrego. El 13 de
diciembre, en Navarro, sin proceso ni juicio previo, Dorrego fue fusilado por orden de
Lavalle. [5]
Disolvió la legislatura, reemplazándola por un consejo consultivo de notables, y
desterró a los federales más reconocidos, como Juan Ramón Balcarce, Enrique
Martínez y Tomás de Anchorena, entre otros.
La ejecución de Dorrego pesaría sobre la conciencia de Lavalle el resto de su vida. Del
Carril le aconsejó mentir, levantando un acta falsa de un supuesto sumario previo, y
todos los que lo habían aconsejado negaron más tarde su participación.

La carta fechada el 12 de diciembre de 1828 decía, entre otras cosas:

"...La prisión del General Dorrego es una circunstancia desagradable, lo


conozco; ella lo pone a usted en un conflicto difícil. La disimulación en este
caso después de ser injuriosa será perfectamente inútil al objeto que me
propongo. Hablo del fusilamiento de Dorrego. Hemos estado de acuerdo en
ella antes de ahora. Ha llegado el momento de ejecutarla. Prescindamos del
corazón en este caso. La Ley es que una revolución es un juego de azar, en la
que se gana la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella.
Haciendo la aplicación de este principio, de una evidencia práctica, la
cuestión me parece de fácil resolución. Si usted, general, la aborda así, a
sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito
inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar
la primera cabeza de la hidra, y no cortará usted las restantes. Nada queda en
la República para un hombre de corazón."

Todas estas cartas fueron mantenidas en secreto hasta mediados del siglo
XX.[cita requerida] Lavalle, por su parte, asumió toda la responsabilidad por lo realizado.
Como Rosas se había refugiado en Santa Fe, Lavalle decidió invadirla, mientras
enviaba refuerzos a luchar contra varios caudillos menores en el sur de Buenos Aires.
La campaña resultó insólitamente sanguinaria, con más de mil muertos.
Lavalle nombró al general José María Pazcomo ministro de guerra, pero este prefirió
llevar su división del ejército a Córdoba, donde la utilizaría para derrocar al
gobernador Juan Bautista Bustos. El ejército de Lavalle tuvo que retroceder por
haberse quedado sin caballos, alcanzado y derrotado finalmente por Estanislao
López y Rosas en la batalla de Puente de Márquez. Rosas y los federales sitiaron la
ciudad.
Lavalle intentó convencer a San Martín, que había regresado a su país, de que
asumiera el gobierno de la provincia. Pero este, en una nota que entrega a sus
emisarios, le contestó que "los medios que me han propuesto no me parece tendrán las
consecuencias que usted se propone". Y sugiere rendirse a los de López y Rosas: "Una
sola víctima que pueda economizar al país le será de un consuelo inalterable".
Indignado por la guerra civil que Lavalle había provocado, prefirió volver al exilio.
Sin otra salida, Lavalle se dirigió al cuartel general de Rosas, recostándose en su catre
de campaña a esperarlo, ya que el mismo se encontraba ausente al momento de su
visita. A la mañana siguiente, Lavalle y Rosas firmaron la Convención de Cañuelas,
que estipulaba que se llamaría a elecciones, en la que se presentaría una lista de unidad
entre federales y unitarios. No obstante lo acordado, el general Alvear se presentó con
una lista unitaria autónoma, con la que venció a la de unidad a costa de un escandaloso
fraude y 43 muertos.[cita requerida]
Ante el reclamo de Rosas, Lavalle anuló las elecciones y poco después ambos
firmaron el Pacto de Barracas, por el que el gobierno pasaba al general Juan José
Viamonte, que asumió el 26 de agosto. Poco después, Lavalle se retiró a Uruguay y en
diciembre Rosas asumió como gobernador de la provincia.
En la Banda OrientalEditar
Al año siguiente se unió al general Ricardo López Jordán en una invasión a la
provincia de Entre Ríos. En un principio tuvieron éxito, pero López Jordán asumió el
gobierno y se pronunció por los federales; ante el inesperado giro, Lavalle regresó a
Uruguay. Realizó un nuevo intento de ocupación el año siguiente, pero ni siquiera
llegó a entrar en la provincia.
Vivió en Colonia hasta 1838, año en que se unió al general uruguayo Fructuoso
Rivera en la revolución contra el presidente Manuel Oribe. Fue el responsable de la
victoria en la batalla de Palmar, que provocó la caída de Oribe, forzándolo a exiliarse
en Buenos Aires.
A pesar de haberse pronunciado varias veces en oposición la intervención
de Francia en contra de Rosas, en 1839 se puso al frente de un grupo de oficiales que
se instaló en la isla Martín García, bajo protección francesa. Con una amplia alianza a
su favor en contra de Rosas, Lavalle debió elegir entre llevar la guerra a Buenos Aires
o hacia el norte. A pesar de que estalló una revolución que contaba con él en el sur de
Buenos Aires, decidió por el contrario invadir Entre Ríos. Poco después, la revolución
de los Libres del Sur era destruida en la batalla de Chascomúsy sus restos se unieron a
Lavalle.
La Campaña de 1840Editar
Artículo principal: Segundo ejército correntino contra Rosas
En 1841, la expedición de Lavalle hasta su muerte en Jujuy, y el traslado de su cadáver a Tarija, fuera de
la Confederación Argentina.

Acompañado por varios jefes prestigiosos, entre los cuales se contaba su jefe de estado
mayor, Martiniano Chilavert, desembarcó en Entre Ríos y venció al coronel Zapata en
la batalla de Yeruá. Lanzó una arenga en que decía:

"¡La hora de la venganza ha sonado! ¡Vamos a humillar el orgullo de esos


cobardes asesinos! Se engañarían los bárbaros si en su desesperación imploran
nuestra clemencia. Es preciso degollarlos a todos. Purguemos a la sociedad de
esos monstruos. Muerte, muerte sin piedad... Derramad a torrentes la
inhumana sangre para que esta raza maldita de Dios y de los hombres no
tenga sucesión..."

Sorprendido porque el pueblo de Entre Ríos no se lanzaba a sus brazos, se trasladó


a Corrientes, donde su gobernador Pedro Ferrélo nombró comandante del Ejército
Provincial.
Organizó sus fuerzas en forma de montoneras informes, sin disciplina ni preparación,
unidas solamente por el prestigio de su jefe. Tal decisión le valió la desconfianza de
los federales, y varias discusiones con los otros jefes unitarios.[6]
En febrero de 1840 invadió Entre Ríos y enfrentó al gobernador Pascual Echagüe en
dos batallas: en Don Cristóbal resultó vencedor, pero no logró destruir el ejército
enemigo. En la batalla de Sauce Grande fue derrotado, pero esta vez fue Echagüe
quien lo dejó escapar. Se embarcó en la flota francesa, con la que se trasladó a la
provincia de Buenos Aires, desembarcando en San Pedro.
Obtuvo el apoyo de algunos estancieros unitarios, pero pronto fue cercado por las
fuerzas federales. Tras lograr algunos éxitos menores, que le hicieron ganar tiempo,
acampó cerca de la capital, esperando el pronunciamiento popular en su favor. Pero el
recuerdo del asesinato de Dorrego provocaba el rechazo de las poblaciones que se
suponía que deberían haberlo apoyado. Tras varias semanas de inacción, en las que el
ejército de Rosas se fortaleció enormemente, retrocedió buscando enfrentar al
gobernador de Santa Fe, Juan Pablo López. Este se hizo perseguir de cerca, llevándolo
cada vez más lejos de Buenos Aires.
Todos sus amigos y casi todos los historiadores lo censuraron por eso,[7] pero el hecho
es que fue allí, junto a Buenos Aires, que se dio cuenta que no podía ganar esa guerra.
Simplemente, porque la opinión pública estaba a favor de sus enemigos.[8][9]
La campaña final, de Buenos Aires a JujuyEditar
Ocupó la ciudad de Santa Fe, donde tomó prisionero al general Eugenio Garzón. Allí
perdió la mayor parte de sus caballos, y también se enteró de que los franceses habían
llegado a un acuerdo con Rosas. Es por esto que decidió llevar la guerra al interior del
país, donde la Coalición del Nortecontrolaba seis provincias opositoras a Rosas.
Acordó con el general Lamadrid (quien ocupaba Córdoba), que se encontrarían en el
límite entre las dos provincias, y partió hacia allí.
Al mando del ejército federal quedó el expresidente oriental Oribe, que lo persiguió de
tal forma que no pudo unirse a Lamadrid en fecha, viéndose a su vez impedido de dar
aviso sobre su retraso, lo que llevó a Lamadrid a abandonar el punto de encuentro. La
desinteligencia fue fatal, y Lavalle resultó derrotado por Oribe en la batalla de
Quebracho Herrado, el 28 de noviembre de 1840.
Lavalle y Lamadrid se retiraron hacia el norte, tiempo durante el cual el segundo
organizaba un nuevo ejército en su provincia, para lo que Lavalle entretuvo a Oribe
montando una campaña de distracción en la provincia de La Rioja; mientras tanto, sus
seguidores Mariano Acha y José María Vilela fueron derrotados en Machigasta y San
Cala. Desde La Rioja regresó a Tucumán, dejando a Lamadrid la responsabilidad de
llevar una campaña a Cuyo.
Al frente de 1500 hombres enfrentó a los 2500 de Oribe en la batalla de Famaillá, la
que resultó en una derrota para el ejército unitario y significó el fin de la Coalición del
Norte. Si bien nunca lo supo, pocos días después Lamadrid era destrozado en la batalla
de Rodeo del Medio, en Mendoza.

Mausoleo del General Lavalle en el Cementerio de la Recoleta.

Huyó a Salta, donde pensaba entablar una resistencia de guerrillas; pero los
correntinos que había traído sin permiso de Ferré lo abandonaron y regresaron a su
provincia a través del Chaco. Esto lo decidió a retroceder hacia la ciudad de San
Salvador de Jujuy. El 9 de octubre de 1841, los federales dieron con la casa donde se
encontraba Lavalle y dispararon a la puerta. Una de las balas atravesó la cerradura e
hirió de muerte a Lavalle, quien murió más tarde ese mismo día. Otras versiones
suponen que Lavalle se habría suicidado, aunque no se ha podido comprobar esa
afirmación.[9]
Tras saber de la muerte del general, los federales ordenaron la búsqueda del cuerpo
para decapitarlo y exhibir su cabeza en una pica. Pero sus oficiales lograron hacerse
con sus restos, cubrirlos con una bandera argentina y un poncho, y luego dirigirse al
norte, a través de la Quebrada de Humahuaca. Sus restos fueron velados en una casa
de Tilcara y en Huacalera, a orillas de un arroyo, descarnaron el cuerpo semi podrido
del general, envolvieron las partes blandas en una bolsa de cuero, y las enterraron
cerca de la Capilla de la Inmaculada Concepción. El corazón fue colocado en un
recipiente con aguardiente, sus huesos lavados y puestos en una caja con arena seca, y
su cabeza guardada en un recipiente con miel para facilitar su manejo y posterior
escondite de los federales. Los restos fueron llevados a Potosí, donde fueron recibidos
con grandes honores por el Gobierno boliviano, y finalmente inhumados.
El escritor Ernesto Sabato incluyó en su libro Sobre héroes y tumbas un Romance de
la muerte del General Lavalle, posteriormente musicalizado por Eduardo Falú, en que
narra esta larga retirada hacia el norte, culminada con la muerte de Lavalle y la huida
hacia Bolivia de los restos de la legión.[10]
En 1842, sus restos fueron trasladados a Valparaíso, Chile, de donde se exhumaron en
1860, para ser traídos a la Argentina. El 31 de diciembre de ese año llegaron
a Rosario y fueron trasladados a Buenos Aires a bordo del vapor a ruedas Guardia
Nacional, al mando del capitán Juan Lamberti. El 19 de enero de 1861 fueron
inhumados en el Cementerio de la Recoleta, donde descansan actualmente; su
mausoleo se ubica curiosamente frente al mausoleo de la familia Dorrego.[11]

Gobernador de la
Predecesor: Sucesor:
Provincia de
José Albino Juan de Dios
Mendoza
Gutiérrez Correas
1824

Véase también
ReferenciasEditar
1. ↑ Sosa de Newton, Lily, Lavalle, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.
2. ↑ Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed,
Hyspamérica, 1987.
3. ↑ Di Meglio, Gabriel, ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política,
entre la Revolución de Mayo y el rosismo, Ed. Prometeo, Bs. As., 2006. ISBN 987-574-103-5
4. ↑ Bilbao, Manuel, Historia de Rosas, Ed. L. J. Rosso, Bs. As., 1934. Citado en Sosa de
Newton, Lily, Lavalle, pág. 47, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.
5. ↑ r Ángel J. Carranza, El general Lavalle ante la justicia póstuma, páginas 33
6. ↑ Véase al respecto: Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Hyspamérica, Bs. As.,
1988. ISBN 950-614-762-0; y Iriarte, Tomás de, Memorias. Ed. Compañía General Fabril, Bs.
As., 1962.
7. ↑ “Todo estaba en su mano y lo ha perdido / Lavalle, es una espada sin cabeza. / Sobre
nosotros, entretanto, pesa / su prestigio fatal, y obrando inerte / nos lleva a la derrota y a la
muerte! / Lavalle, el precursor de las derrotas. / Oh, Lavalle! Lavalle, muy chico era / para
echar sobre sí cosas tan grandes”. Esteban Echeverría, Avellaneda (poema), en Cantos, ed. W.
M. Jackson, Bs. As., 1947.
8. ↑ Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado, Ed. Plus Ultra, Bs. As.,
1965.
9. ↑ a b Rosa, José María (2002) [1952]. El cóndor ciego. La extraña muerte de Lavalle. Buenos
Aires: Editorial Federación.
10. ↑ De Santis, Pablo (2007). «Cita nocturna (prólogo)». En Alberto Breccia, Ernesto
Sabato. Informe sobre ciegos (1ª edición). Buenos Aires: Colihue. pp. 9-10. ISBN 978-950-
563-480-4.
11. ↑ Zigiotto, Diego M. (2009). Las mil y una curiosidades del Cementerio de la Recoleta. Grupo
Editorial Norma. pp. 172-173. ISBN 978-987-545-539-9.

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Batalla de Don Cristóbal (1840)


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Para la batalla ocurrida en el mismo lugar, en 1870, véase Batalla de Don Cristóbal (1870).

La Batalla de Don Cristóbal (cerca de Paraná, Argentina, 10 de abril de 1840) fue un


combate ocurrido durante el largo período de las guerras civiles argentinas, entre las
fuerzas del gobernador de la Provincia de Entre Ríos, general Pascual Echagüe, y
el ejército de la Provincia de Corrientes, al mando del general Juan Lavalle.

Batalla de Don Cristóbal

Guerras civiles argentinas


Fecha 10 de abril de 1840

Lugar Arroyo Don Cristóbal, a 50 km.


de Paraná, provincia de Entre Ríos

Resultado Victoria de los unitarios

Beligerantes

Unitario Confederación
Corrientes Argentina
Entre Ríos

Comandantes

Juan Lavalle Pascual Echagüe

Fuerzas en combate

Estimación antigua: Estimación antigua:


4.000[1] 4.500[1]
Estimación moderna: Estimación moderna:
3.400 hombres y 2 5.700 hombres y 6
cañones[2] cañones[2]

Bajas

130 muertos y 50 300 muertos, 100 heridos


heridos y 1.000 dispersos

[editar datos en Wikidata]

En las fuerzas de Lavalle figuraban algunos refuerzos llegados desde Montevideo y la


mayoría de sus oficiales eran miembros del Partido Unitario, exiliados desde tiempo
atrás por su oposición a la política del gobernador de la Provincia de Buenos
Aires, Juan Manuel de Rosas. Por su parte, en el ejército de Echagüe formaban
poderosos refuerzos enviados por Rosas, y muchos oficiales del Partido Blanco del
vecino Estado Oriental del Uruguay, entre ellos el general Manuel Oribe.
La batalla se saldó con una victoria de las fuerzas de Lavalle. No obstante, ésta no fue
total, y permitió al enemigo conservar intactas su infantería y artillería.

AntecedentesEditar
Tras unos años de relativa paz, a partir de 1838 estallaron nuevamente las guerras
civiles argentinas. La intención de quienes se lanzaron a la guerra era derrocar el poder
de Rosas, que había extendido su autoridad nacional limitada a la representación
exterior de la Confederación Argentina a un dominio absoluto sobre los gobiernos de
las provincias argentinas.
Desde la derrota de la oposición porteña personificada por los "Libres del Sur" a fines
de 1839, los tres principales núcleos de resistencia contra Rosas eran: en primer lugar,
la República Oriental del Uruguay, donde gobernaba el general Fructuoso Rivera, y
desde donde recibían ayuda todos los grupos opositores del litoral, además de ser la
base de operaciones de la escuadra francesa, que apoyaba todas esas revueltas. En
segundo lugar, la Provincia de Corrientes, donde los liberales – de inspiración federal,
aunque no pertenecían al partido federal de Rosas – sostenían con las armas la
oposición. Por último, la mayor parte de las provincias del noroeste se habían
organizado en la Coalición del Norte, y organizaba sus ejércitos para enfrentar a
Rosas.
El general porteño Juan Lavalle había dirigido una campaña desde el Uruguay contra
la Provincia de Entre Ríos, logrando una victoria importante en la batalla de Yeruá, a
fines de 1839; pero la población entrerriana se negó a secundarlo. De modo que,
invitado por el gobernador correntino Pedro Ferré, marchó hacia Corrientes y se le
encargó la organización y el comando del segundo ejército correntino contra Rosas.
El primer objetivo que debía ser atacado por el ejército de Lavalle era la Provincia de
Entre Ríos, cuyo gobernador, general Pascual Echagüe, era el principal apoyo de
Rosas en el Litoral. De todos modos, tampoco se descuidó la Provincia de Santa Fe,
hacia donde marchó una columna al mando de Mariano Vera y de Francisco Reynafé.
El ejército de Lavalle, formado por 3.360 hombres, de los cuales 531 eran tropa de
infantería, marchó hacia el río Uruguay para bordearlo en dirección a Concordia.
Algunos días de marcha más atrás marchaba la reserva, al mando del general Manuel
Vicente Ramírez, apodado "Ramírez Chico".
Desde Concordia giró hacia Paraná en busca de la localidad de Punta Gorda –
actualmente Diamante – donde debía aprovisionarse con el armamento, municiones y
vestuario que debía entregarle la flota francesa, que estaba anclada en ese lugar.
Mientras avanzaban hacia el sur, el jefe de estado mayor de Lavalle,
coronel Martiniano Chilavert, hastiado del desorden reinante en las filas, abandonó las
filas del ejército y se marchó a Montevideo. Además, muchos hombres fueron
enviados en distintas direcciones en comisiones secundarias, y otros muchos
regresaron a Corrientes con parte de enfermo. Simultáneamente, el general Rivera – en
lugar de invadir Entre Ríos con todo su ejército, como había prometido – envió una
división de argentinos al mando del coronel Ángel Núñez a ocupar Concepción del
Uruguay.
El 26 de marzo, un destacamento de observación entrerriano fue dispersado por los
correntinos a orillas del arroyo Villaguay. Ese mismo día, la división de Vera y de
Reinafé fue completamente destruida en Cayastá, muriendo ambos comandantes.
El gobernador Echagüe permaneció a corta distancia de Paraná, donde reunió las
milicias del interior de la provincia y los refuerzos enviados en su ayuda por Rosas.
Creyéndose con fuerzas suficientes, salió al encuentro del enemigo en las colinas
del arroyo Don Cristóbal, a no más de 50 km de Paraná.
La batallaEditar
El 10 de abril los ejércitos quedaron frente a frente, con el arroyo a su flanco. La
izquierda de Lavalle, toda de caballería, estaba mandada por el coronel Niceto Vega,
secundado por Prudencio Torres; el centro incluía a la infantería del coronel Pedro
José Díaz y la artillería del coronel Ángel Salvadores. La caballería de la izquierda
estaba al mando de José López "Chico". El jefe de la reserva era José María Vilela.
La derecha de Echagüe estaba comandada por Antonio Ramírez, el centro con la
infantería del general Eugenio Garzón y 8 piezas de artillería mandadas por Juan
Bautista Thorne. La mayor fuerza era la caballería de la derecha, mandada por los
generales Juan Antonio Lavalleja y Servando Gómez. El jefe de estado mayor era el
expresidente del Uruguay, general Manuel Oribe. No tenía reserva, lo que le costaría
caro.
En un primer momento, la caballería de los dos flancos, y especialmente la de Gómez,
hizo retroceder a la caballería enemiga y obligó a parte de la reserva de Vilela a entrar
en combate. Mientras tanto, la artillería federal impedía toda maniobra a la infantería y
artillería enemiga. Después de media hora de lucha, la infantería de Lavalle comenzó a
ceder.

Entonces Lavalle, tomando el mando del resto de la reserva, reforzada con algunos
escuadrones que no habían entrado en la batalla, se de frente sobre la infantería de
Echagüe, giró rápidamente para colocarse entre las columnas de Lavalleja y Gómez, y
quebró la línea por el espacio vacío entre ellas. Por detrás de esta columna contraatacó
la casi vencida caballería de Vega, que de este modo se apoderó del parque de
artillería y de las carretas del ejército federal, quedando con una importante fuerza a
espaldas del centro del enemigo.

Echagüe, que no tenía fuerzas de reserva que oponer a Lavalle, ordenó retroceder a la
caballería, que fue atacada por la del ejército correntino y obligada a retirarse a mucha
distancia. Pero la infantería y artillería federal quedaron intactas.

Los federales tuvieron unos 300 muertos, pero la peor pérdida fue la dispersión de la
mitad de su caballería. En las fuerzas correntinas, la baja más lamentada fue el
general José López, alias "López Chico", y su ayudante de campo el teniente
coronel Carlos Anzoátegui, muertos en combate por una bala de cañón. Tuvieron,
además, algo más de 100 muertos.
ConsecuenciasEditar

Pese a la amplitud de su victoria, Lavalle no cambió su idea anterior, y se limitó a


pasar de largo en dirección a Paraná. La mayor parte de los autores que relatan esta
batalla han repetido las críticas que lanzaron al general los unitarios de Montevideo:
que el general debería haber destruido el ejército enemigo, aprovechando la
desmoralización en que se lo suponía. La verdad parece ser que no tenía fuerzas con
que rendir una artillería y una infantería muy bien mandadas y provistas como la que
conservaba Echagüe.

Lavalle envió al coronel Díaz a recoger las municiones de la flota francesa, y avanzó
nuevamente en busca de Echagüe. Insólitamente, ambos ejércitos se mantuvieron en
posiciones casi inmóviles durante 3 meses, a muy corta distancia entre ellos, y
cruzando casi diariamente algunos tiros. Todo eso, en medio de una llanura ondulada
casi completamente deshabitada. Tanto el ejército de Lavalle como el de Echagüe
recibieron grandes cantidades de municiones y refuerzos durante ese tiempo.

Ninguno se atrevió a atacar al otro hasta que Lavalle perdió la paciencia: el 16 de


julioatacó las posiciones fortificadas – sobre una cuchilla – de Echagüe, siendo
derrotado en la batalla de Sauce Grande.
Esta vez, fue Echagüe quien no supo o no pudo aprovechar su victoria, y Lavalle pudo
trasladar todo su ejército hasta Punta Gorda. Allí lo embarcó en la flota francesa. En
vez de retroceder hacia Corrientes, como todos esperaban, Lavalle lo trasladó a
la Provincia de Buenos Aires. La guerra cambió desde entonces de escenario, y se
prolongó por dos años más.
BibliografíaEditar
 Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs. As., 1977.
 Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As.,
2006. ISBN 950-04-2794-X
 Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina, Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1987.
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN 950-21-
0619-9
 Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN 950-21-0108-1
 Beverina, Juan, Las campañas de los ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As., 1923.
 Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1988. ISBN 950-614-762-0
 Ferré, Pedro, Memorias. Ed. Coni Hnos., Bs. As., 1921.
 Poenitz, Erich, Los correntinos de Lavalle, Revista Todo es Historia, nro. 119.
 Busaniche, José Luis, Historia argentina. Ed. Taurus, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0078-7
 Iriarte, Tomás de, Memorias. Ed. Compañía General Fabril, Bs. As., 1962.
 Sosa de Newton, Lily, Lavalle, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.

ReferenciasEditar
1. ↑ a b Mariano Balbino Berro (1895). Anales de la República Oriental del Uruguay: notas para
escribir la historia civil y colonial. Tomo I. Montevideo: Imprenta de la Nación, pp. 64
2. ↑ a b Granaderos. Don Cristobal
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Batalla de Sauce Grande


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Para otros usos de este término, véase Batalla de Sauce.

La Batalla de Sauce Grande (cerca de Paraná, Argentina, 16 de julio de 1840)


fue un enfrentamiento ocurrido durante el largo período de las guerras civiles
argentinas, entre las fuerzas del gobernador de la Provincia de Entre Ríos,
general Pascual Echagüe, y el ejército de la Provincia de Corrientes, al mando del
general Juan Lavalle. En el ejército de Echagüe formaban poderosos refuerzos
enviados por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de
Rosas, y muchos oficiales del Partido Blanco de la vecina República Oriental del
Uruguay, entre ellos el general Manuel Oribe. En las fuerzas de Lavalle figuraban
algunos refuerzos llegados desde Montevideoy la mayoría de sus oficiales eran
miembros del Partido Unitario, exiliados desde tiempo atrás por su oposición a la
política de Rosas.

Batalla de Sauce Grande

Guerras civiles argentinas

Fecha 16 de julio de 1840

Lugar Arroyo Sauce Grande, cerca


de Diamante, Entre Ríos

Resultado Victoria de los federales

Beligerantes

Confederación Unitarios
Argentina Ejército de
Entre Ríos
Corrientes

Comandantes

Pascual Echagüe Juan Lavalle

Fuerzas en combate

Total: 4.500[1] Total: 3.400[1]


2.500 jinetes 2.500 jinetes
2.000 infantes 900 infantes
10 cañones 8 cañones
Bajas

150 muertos[1] 500 muertos[1]

[editar datos en Wikidata]

La batalla se saldó con una victoria de las fuerzas de Echagüe, aunque ésta no fue
total y permitió retirarse al enemigo en relativo orden.

AntecedentesEditar
En 1839 estalló una guerra civil en la Confederación Argentina, entre los
partidarios de Rosas y varios grupos opositores, genéricamente identificados con
el partido unitario. La intención de los revolucionarios era obligar a Rosas a
sancionar una constitución, que cada grupo creía que lo favorecería en detrimento
de los demás. Por su parte, Rosas culpaba a la "manía" de intentar sancionar una
constitución por las guerras civiles – y, de paso, aprovechaba la inexistencia de la
misma para dominar el país y apoderarse de los ingresos de la Aduana de Buenos
Aires, la principal fuente de ingresos públicos del estado.
Los principales núcleos de resistencia contra Rosas eran tres: en primer lugar, la
República Oriental del Uruguay, en donde el presidente Fructuoso
Rivera protegía a los emigrados unitarios y daba una base de operaciones a la
escuadra francesa, que apoyaba todas esas revueltas. En segundo lugar, la mayor
parte de las provincias del noroeste se habían organizado en la llamada Coalición
del Norte, y se preparaba para enfrentar a Rosas y a sus aliados. Por último,
estaba la Provincia de Corrientes, en donde el gobernador Pedro Ferré puso al
general unitario Juan Lavalle al frente del ejército provincial.
Operaciones militaresEditar
El ejército de Lavalle inició su marcha sobre Entre Ríos en marzo de 1840,
avanzando rápidamente hacia el sur, y buscando llegar al puerto de Punta Gorda–
actualmente Diamante – donde debía aprovisionarse con el armamento,
municiones y vestuario que debía entregarle la flota francesa, anclada en ese
lugar.
El 10 de abril, el gobernador Echagüe se cruzó en su camino, siendo derrotado
por las fuerzas de Lavalle. Pese a la forma en que la noticia fue propalada por la
prensa opositora a Rosas y, sobre todo, la de Montevideo, la victoria no fue
completa. Echagüe salvó toda su infantería y artillería.
Simultáneamente, el 16 de abril, Fructuoso Rivera invadió Entre Ríos,
ocupando Concepción del Uruguay. Pero no se decidió a avanzar hacia el interior
de la provincia. Sólo el jefe de su vanguardia, general Ángel Núñez, hizo algunas
excursiones hacia el oeste.
Lavalle exigió a Ferré que le enviara refuerzos, pero éste – que temía que Lavalle
quisiera cruzar el río Paraná con el ejército correntino – se limitó a enviarle al
general Manuel Vicente Ramírez con unos pocos soldados. En cambio, se
incorporó al ejército la división de Ángel Núñez. Lavalle le encargó ocupar todo
el centro de la provincia, que quedó bajo el mando militar del anciano
caudillo Juan León Solas. Entre los pocos oficiales que se incorporaron, venidos
desde Montevideo, se contaba el general Iriarte.
La flota francesa le había aportado mucho armamento y municiones, incluso
alimentos, pero le faltaban caballos; la inmovilidad de Echagüe permitió al
ejército correntino distraer gran parte de su caballería muchas leguas al norte,
hasta Alcaraz, a reunir caballos para el ejército.
Echagüe retiró sus tropas a Nogoyá y luego hacia Paraná, estableciéndose en una
posición defensiva junto al arroyo Sauce Grande, rodeado de defensas naturales:
cuchillas con empinadas barrancas, bosquecillos de arbustos espinosos, y arroyos
con cauces de difícil cruce. La ubicación del campo atrincherado de Echagüe – y
de la subsiguiente batalla – coincide exactamente con la estación Racedo. Rosas,
por su parte, le envió considerables refuerzos. Entre las fuerzas enviadas en
ayuda de Echagüe, se contaba un gran contingente de las provincias de Cuyo, al
mando del coronel Pantaleón Argañaraz.
Durante casi tres meses, los ejércitos permanecieron uno frente al otro sin
combatir, aunque intercambiando diariamente tiros de fusil y de cañón.

Lavalle sabía que estaba perdiendo el tiempo, por lo que decidió esperar que la
flota francesa estuviera lista para la maniobra que planeaba. Su intención era
atacar a Rosas en su provincia, mientras dejaba a Echagüe cercado por una parte
de su infantería, en la posición defensiva que había adoptado. Posiblemente
esperaba para realizar la maniobra completa la incorporación de fuerzas
provenientes de Corrientes y el Uruguay, pero estas fuerzas nunca llegaron.

De modo que la fecha de la batalla fue fijada por la noticia de que la flota
francesa había reunido buques suficientes para embarcar todo su ejército.

La batallaEditar
En la tarde del 15 de julio, Lavalle ordenó bombardear las posiciones de la
artillería enemiga, y quedó convencido de haberla obligado a evacuar sus
posiciones; al día siguiente se enteraría de que eso no había ocurrido. Ese mismo
día, llegó a Punta Gorda un buque, llevando a bordo al general José María Paz y
al doctor Salvador María del Carril. Lavalle les prohibió acercarse al ejército.
Al mediodía del 16 de julio – después de pasar varias horas en completa inacción
debido a una densa niebla – las columnas de Lavalle avanzaron hacia el enemigo.
En vez de desplegarse en alas, como era la costumbre en esa época, avanzaron en
columnas: primero la caballería de Niceto Vega, seguida de las de Prudencio
Torres, Manuel Rico y Manuel Vicente Ramírez. A un costado de éstas,
separadas por el arroyo Sauce Grande, marchaba la infantería, al mando del
coronel Pedro José Díaz. Más a la derecha aún marchaban dos baterías de 4
piezas cada una. Por detrás esperaba para marchar la reserva, al mando de José
María Vilela. Lavalle ocupaba una posición entre la división Vega y la de Díaz,
acompañado por su jefe de estado mayor, general Iriarte.
El ejército federal esperaba en sus posiciones, inexpugnables por varios de sus
lados, debido a las barrancas de los arroyos. La infantería estaba al mando del
general Manuel Oribe, el expresidente uruguayo, la artillería bajo el mando del
marino Juan Bautista Thorne, y por detrás dos alas de caballería, comandados
por Justo José de Urquiza y Servando Gómez. El jefe de estado mayor era el
general Eugenio Garzón.
Toda la batalla se combatió en parcelas aisladas entre sí por zanjones; el ejército
que debía avanzar – el de Lavalle – llevaba la peor parte hasta que lograba cruzar
cada barranca. Pero después la batalla se decidía por la valentía de los soldados y
por la pericia de los jefes.

La división Vega se desplazó hacia la derecha, pero fue detenida y arrollada por
la de Urquiza. El mismo Vega fue herido de cierta gravedad, y el teniente
coronel Zacarías Álvarez, su segundo, resultó muerto.
La infantería unitaria avanzó hasta que fue detenida por la artillería enemiga. En
esa posición, expuesta al cañoneo, esperó que la artillería de su ejército acabara
con la enemiga, confiando en el daño que había producido el cañoneo del día
anterior. Pero, justamente por ese cañoneo, pronto la artillería del teniente
coronel Luis Manterolase quedó sin municiones. La infantería quedó
desprotegida, y la artillería federal la destrozó sin piedad.
Lavalle ordenó entonces retirada, ordenando a las divisiones de caballería de
reserva que cerraran el paso a la caballería federal. No obstante, esta vez fue
Echagüe quien no supo o no pudo aprovechar la ventaja: la caballería federal ni
siquiera comenzó una persecución a las tropas enemigas.

ConsecuenciasEditar

Lavalle trasladó su ejército hasta Punta Gorda, donde se puso bajo la protección
de los cañones de la flota francesa. En ella había llegado el general José María
Paz, un jefe especialmente capaz. Pero ambos generales tenían una opinión
exageradamente alta de sí mismos, de modo que hubiera sido imposible que
colaboraran mutuamente. Lavalle envió a Paz junto al general Ramírez a
Corrientes, para que explicara a Ferré su posición y le pidiera nuevos auxilios.

Sin esperar respuesta, Lavalle embarcó su ejército en la flota francesa y


abandonó Entre Ríos. Tanto los líderes federales como todos los unitarios
creyeron que se retiraría hacia Corrientes. O que, tal vez, intentaría atacar Santa
Fe.
Pero, en un movimiento audaz, Lavalle se trasladó por medio de barcos franceses
hacia San Pedro, en la Provincia de Buenos Aires. La guerra cambió desde
entonces de escenario, y se prolongó por dos años más.
El último cuerpo del ejército de Lavalle, la división de Núñez, intentó retroceder
hacia el río Uruguay. Pero fue alcanzado por la caballería de Urquiza y de Gómez
en Arroyo del Animal, cerca de Gualeguay, y completamente derrotada.
Por su parte, Ferré, enfurecido, lanzó una proclama violenta contra Lavalle:

"Lavalle… os ha abandonado, desertando con el ejército de ésta, a quien


ha sorprendido y engañado. ¿Lo creéis, correntinos? Ese hombre a quien
recibisteis con el abrazo de amigo, y a quien prodigasteis vuestra
confianza y elementos, retribuye hoy vuestra lealtad y generosidad con
la más negra de las traiciones. Correntinos: ha llegado el caso de
redoblar nuestros esfuerzos. La causa de la libertad, que habéis jurado
defender, no depende de la defección de un malvado; nos sobran medios
de vencer y lo haremos, sin que el nombre de él manche nuestras glorias
en lo sucesivo. Armémonos y la victoria será nuestra. Mañana marcha a
campaña y os aguarda en su cuartel general vuestro compatriota Pedro
Ferré."

Poco más tarde, puso al frente de su nuevo ejército provincial al general Paz. Éste
mantendría en armas a Corrientes hasta fines de 1842, más de un año más que lo
que lograría Lavalle.
BibliografíaEditar
 Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs. As.,
1977.
 Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As.,
2006. ISBN 950-04-2794-X
 Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina, Ed. Hyspamérica, Bs. As.,
1987.
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN
950-21-0619-9
 Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN 950-21-
0108-1
 Beverina, Juan, Las campañas de los ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As., 1923.
 Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1988. ISBN 950-614-
762-0
 Ferré, Pedro, Memorias. Ed. Coni Hnos., Bs. As., 1921.
 Poenitz, Erich, Los correntinos de Lavalle, Revista Todo es Historia, nro. 119.
 Busaniche, José Luis, Historia argentina. Ed. Taurus, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0078-
7
 Iriarte, Tomás de, Memorias. Ed. Compañía General Fabril, Bs. As., 1962.
 Sosa de Newton, Lily, Lavalle, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1973.

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Batalla de Caaguazú
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La batalla de Caaguazú (Departamento Mercedes, provincia de
Corrientes, 28 de noviembre de 1841) fue un combate de la guerra civil
argentina, entre las fuerzas de Entre Ríos, al mando
de brigadier Pascual Echagüe y las de la provincia de Corrientes,
dirigidas por el brigadier José María Paz, que significó una tremenda
derrota del partido federal.

Batalla de Caaguazú

Guerras civiles argentinas

Fecha 28 de noviembre de 1841

Lugar Junto al río Corriente, sur de


la provincia de Corrientes, Argentina

Resultado Victoria de los unitarios

Beligerantes

Unitarios Confederación
Corrientes Argentina
Entre Ríos

Comandantes

José María Paz Pascual Echagüe

Fuerzas en combate
3.000[1]-5.000[2] 5.000 hombres[2]
hombres 12 cañones[2]
12[2]-13[1]cañones

Bajas

53 muertos y 71 1.356 muertos y 800


heridos prisioneros[3]

[editar datos en Wikidata]

AntecedentesEditar
Desde 1839 en adelante, la provincia de Corrientes se había rebelado
contra la autoridad del dictador porteño, brigadier Juan Manuel de
Rosas. Los conflictos entre Corrientes y Buenos Aires estaban
opacados por los términos que usaban los contendientes. Los
correntinos exigían la sanción de una constitución, que aún no se había
sancionado, mientras que Rosas acusaba al gobierno correntino de
pertenecer al partido unitario. En realidad, el gobernador correntino era,
posiblemente, más sinceramente federal que Rosas, aunque la provincia
se había aliado a los generales unitarios Juan Lavalle y José María Paz.
La verdadera discusión se daba por la aduana del puerto de Buenos
Aires. Esta provincia usufructuaba los beneficios de la aduana sin darle
participación a las demás provincias, llevando adelante, por otro lado,
una política aperturista que arruinaba las industrias locales en las
provincias. Las provincias más afectadas por esa política de aduanas
eran las que tenían puertos sobre el río Paraná. Pero Santa Fe y Entre
Ríos estaban firmemente aliadas a Buenos Aires; de modo que
Corrientes estaba sola en la defensa de ese “federalismo fluvial”.
En 1839, el entonces gobernador, coronelGenaro Berón de Astrada se
había rebelado contra los porteños, pero un rápido ataque del
gobernador entrerriano, general Echagüe, lo había derrotado
completamente en la batalla de Pago Largo, y el gobernador pagó con
su vida la rebelión.
Tras un efímero gobierno federal, había sido elegido para sucederle el
brigadier Pedro Ferré, enemigo declarado de Rosas desde el año 1832,
en que éste había hecho fracasar la oportunidad de la derrota unitaria
para organizar constitucionalmente el país. Ferré había puesto sus
ejército en manos del general Lavalle, pero éste había invadido Entre
Ríos y se había llevado el ejército a invadir Buenos Aires, dejando la
provincia indefensa. Para peor, había fracasado en su intento y había
tenido que retroceder hacia el noroeste, de derrota en derrota.
Ferré puso todos los recursos de la provincia en manos de otro general,
José María Paz, de larga trayectoria unitaria. Éste se dedicó a organizar
el ejército, hasta ponerlo en condiciones de combatir. Tuvo la suerte de
que Echagüe no lo pudiera atacar durante el año 1840, porque Lavalle
había ocupado Santa Fe por unas semanas.
La batallaEditar
Tras saberse de la derrota de Lavalle en la batalla de Famaillá, Echagüe
avanzó hacia el norte. Por su parte, Paz acababa de engrosar su ejército
con unos cuantos huidos de las fuerzas de Lavalle, y Ferré firmó una
alianza con el gobernador de Santa Fe, brigadier Juan Pablo López.
Durante varias semanas, Echagüe se mantuvo en el sur de la provincia,
llegando al río Corriente y esperando la oportunidad de atacar con
ventajas. Paz no se las dio, y entonces cruzó el río Corrientes por el
paso de Caaguazú.
Al iniciarse la batalla, Echagüe contaba con 5.000 hombres (1.000 de
ellos infantes) y 12 piezas de artillería, al mando del coronel Servando
Gómez y otros jefes experimentados. No contaba, sin embargo, con el
mejor de sus generales, brigadier Justo José de Urquiza. Las fuerzas de
Paz, de 3.000 hombres, eran mandadas por oficiales mucho menos
capaces, entre los cuales el único que había luchado en las guerras de
independencia era el coronel Indalecio Chenaut. Entre los jefes
correntinos se destacarían más tarde los futuros gobernadores, tenientes
coroneles Joaquín Madariaga y Benjamín Virasoro.
Paz esperó el ataque en una posición aparentemente débil: su caballería
del ala izquierda se retiró al primer ataque de las fuerzas de Gómez, y
fueron perseguidos varios miles de metros. Pero a medida que iban
avanzando, se iban encerrando entre el río Corrientes y un estero, desde
las orillas de las cuales eran tiroteados por los infantes correntinos. Al
llegar al fondo, se encontraron con la artillería y la infantería
concentradas, que los destrozaron; tuvieron que retirarse, y en el
camino fueron nuevamente diezmados por la infantería de ambos
costados.

Sólo después se inició el ataque de la caballería correntina del ala


derecha, al mando del general Manuel Ramírez, que, reforzada por la
caballería del ala izquierda y la reserva, arrastró a las desmoralizadas
fuerzas entrerrianas que tenía al frente. La persecución a la caballería
federal arrastró a Echagüe, que estuvo a punto de ser muerto. Y la
infantería, privada de protección, tuvo que emprender la retirada; pero
varias leguas más adelante, agotados por la sed, los infantes se
rindieron. La artillería del coronel Juan Bautista Thorne fue la que hizo
el mejor papel en el bando federal, pero tuvieron que rendirse con los
infantes.
El ejército correntino tuvo 53 muertos, mientras los entrerrianos
perdieron 800 muertos y 1.000 prisioneros, además de toda la artillería,
el parque y casi toda las armas de infantería.[1]
ConsecuenciasEditar

La batalla de Caaguazú fue la última y más brillante victoria del


general Paz. Todo el litoral quedaba abierto para el avance de los
correntinos, que ahora habían sido fuertemente reforzados por las armas
y los soldados prisioneros.

Paz avanzó rápidamente hacia Entre Ríos y ocupó la ciudad


de Paraná (29 de enero de 1842). Poco antes, la legislatura había
elegido a Urquiza como sucesor de Echagüe, pero éste sólo pudo
refugiarse en las islas del sur, para pasar por un tiempo a Buenos Aires.
Al llegar a Paraná, las desavenencias de Ferré con Paz se hicieron muy
graves, y Paz quedó solo, al mando solamente de los prisioneros de
Caaguazú. Poco después, Juan Pablo López era destrozado en Santa Fe,
donde fue reemplazado por Echagüe (que era santafesino). De modo
que Paz intentó retirarse hacia el este, a reunirse con su aliado brigadier
general Fructuoso Rivera; pero los ex prisioneros desertaron y se
unieron a las fuerzas de Urquiza. Paz llegó solo a Concepción del
Uruguay, donde no quiso ponerse a órdenes de Rivera.
Mientras tanto, el brigadier general Manuel Oribe (rival de Rivera)
cruzaba el río Paraná y avanzaba junto con Urquiza hacia el este, donde
derrotaría al jefe uruguayo en la batalla de Arroyo Grande. Esa victoria
federal significó la caída de los opositores a Rosas en todo el país,
incluido Corrientes.
Dos años más tarde, los hermanos Madariaga volverían a levantarse
contra Rosas en Corrientes, y volverían a poner su ejército en manos de
Paz. Pero su definitiva derrota en 1847 significó el control absoluto del
país por parte del gobernador porteño.
BibliografíaEditar
 Castello, Antonio Emilio, Historia de Corrientes, Ed. Plus Ultra, Bs. As.,
1991. ISBN 950-21-0619-9
 Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1988. ISBN
950-614-762-0
 Ferré, Pedro, Memorias. Ed. Coni Hnos., Bs. As., 1921.
 Díaz, César, Memorias. Biblioteca Artigas, Montevideo, 1968.
 Castello, Antonio Emilio, Hombres y mujeres de Corrientes, Ed. Moglia,
Corrientes, 2004. ISBN 987-1035-30-6
 Beverina, Juan, Las campañas de los ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As.,
1923.
 Bosch, Beatriz, Historia de Entre Ríos, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1991. ISBN 950-
21-0108-1
 Marley, David (1998). Wars of the Americas: A Chronology of Armed Conflict in the
New World, 1492 to the Present. Santa Bárbara: ABC-CLIO. ISBN 0-87436-837-5.
 Marley, David (2008). Wars of the Americas: a chronology of armed conflict in the
Western Hemisphere, 1492 to the present. Tomo I. Santa Bárbara: ABC-CLIO. ISBN
978-1-59884-101-5.

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