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Deux

Jaffa Ajelet Sahar Cabrera Ruiz

Lo miré, y sentí que mi cuerpo se helaba,


que un embotamiento me envolvía.
Palpitaba mi corazón, temblábanme las rodillas,
mientras mi espíritu se sentía presa
de un horror sin sentido pero intolerable.
(E. A. Poe, William Wilson)

Es bien conocido que ningún elemento es gratuito en un texto narrativo. Generalmente

estarán en función de algo más que constituirá la obra en su conjunto. La novela Fantasmas

de Paul Auster no es la excepción, desde la fecha de la historia (el 3 de febrero de 1947, día

de nacimiento del escritor), pasando por las razones, lo que debería ser lo primordial,

terminen en segundo plano y terminando con la mención de ciertos detalles que en una

primera lectura pasan desapercibidos.

Como aspecto relevante en la selección de esta novela en particular, me parece pertinente

destacar que en las tres novelas que conforman La trilogía de Nueva York, la segunda parte

es la que más llamó mi atención, dado a su complejidad de estructura y la variedad de

interpretaciones. Un ejemplo de la complejidad de la novela de Auster es el uso

metaficcionales en su estructura, ya que ésta se compone de ocho microrelatos que se podría

separar de la diégesis principal pero que se pueden usar para recalcar la presencia del doble

en el texto. De cierta manera, en las tres novelas se encuentra un desdoblamiento, pero es en

Fantasmas donde esa temática es más explícita.


El tema del doble se puede abordar desde dos disciplinas: la antropología y la psicología. En

la primera, se puede considerar como indicios de este fenómeno la construcción del hombre

judeo-cristiano (parte carnal, parte espiritual), el tópico de que cada individuo tiene un alma

gemela o un espíritu guardián, las supersticiones (generalmente europeas) que giran en torno

a la duplicidad de la sombra y su premonición de la muerte. En la segunda disciplina, en el

psicoanálisis específicamente, esta fragmentación se puede considerar como el resultado de

traumas infantiles, de igual forma esta división va unida al mito de Narciso y, por ende, al

narcisismo. De igual forma se puede ver reflejado esta escisión en la anatomía humana:

nuestro cerebro se divide en dos hemisferios, tenemos dos piernas, dos brazos, dos ojos. El

fenómeno que, por lo general, une a las dos disciplinas es el estudio de los gemelos.

El enfoque de este ensayo tiene como base textos teóricos del psicoanálisis aplicados a textos

literarios propiamente. Es el caso del ensayo Lo siniestro de Sigmund Freud, quien define el

desdoblamiento como “la aparición de personas que a causa de su figura igual deben ser

consideradas idénticas…la identificación de una persona con otra, de suerte que pierde el

dominio sobre su propio yo…” (p.2493). Según Freud, la manifestación del doble es ya algo

siniestro por sí mismo, denominando este desconcierto como Umheimlich (lo siniestro,

extraño, turbación) que afecta directamente al Heimlich (lo familiar, intimo, el bienestar),

conceptos que retomaré más adelante.

En la literatura está la definición del desdoblamiento de Jean Paul Richter a partir del término

Doppengänger: “es la sombra que acompaña a cada individuo y se manifiesta como el

fantasma desprendido del propio ser… “, concepto claramente aplicable a Fantasmas. Según

Gilbert Mollet y Denis Labbé hay distintas maneras para ‘recrear’ el tema del doble: la suma

(“William Wilson”, E. A. Poe), el reflejo (“La casa vacía”, E. T. A. Hoffmann), la división


(El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, Robert Louis Stevenson) y la fabricación

(El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde)1; en el caso de la novela de Auster el doble es

construido a través del reflejo de dos individuos, aunque no de una manera mimética exacta

sino de un doble metafórico. Para aplicar de manera evidente la presencia de un

desdoblamiento en el texto, me fundamentaré en dos elementos: el espejo y la identidad, ya

que son constantes tanto en la temática del doble como en la novela de Auster.

•El cuestionamiento de la identidad

En primera instancia hay que recalcar la falta de un elemento que identifique a los personajes

de la novela de Auster. Si bien todos los personajes son designados con nombres de colores

estos sólo equivaldrían a sus apellidos, dando así una mayor generalidad en sus identidades.

En una de las ‘caminatas’ de Negro, Azul lo sigue a una librería donde encuentra una edición

de Walden con el nombre del editor Walter J. Negro, pero Azul tiene la certeza de que el

nombre de Negro no es Walter, aunque no se menciona más sobre el asunto con la mención

de este detalle se puede hacer la suposición anterior.

Para iniciar con el tema de identidad es conveniente tener en cuenta su definición. Según la

DRAE el significado de esta palabra es: “conciencia que una persona tiene de ser ella misma

y distinta a las demás”. La primera distención que se hace entre Azul y los demás personajes

es su profesión. El ser detective privado es lo que le da un sentido de identidad. Debido a su

trabajo tiene un particular modo de vida y, a su vez, de pensar.

1
Velasco Vargas, Magali (2007), “La construcción del doble como figura de la identidad”, El cuento: la casa
de lo fantástico, México, Consejo Nacional para las Culturas y las Artes, Dirección General de Vinculación
Cultural, Programa Cultural Tierra Adentro
De forma general, cuando hay un caso de desdoblamiento se cuestionará la identidad de un

individuo. Al protagonista le sucede esto al tomar el caso que Blanco le propone, tanto como

detective, ya que al vigilar a Negro lo coloca en una situación desconocida, debido a que

anteriormente sus casos involucraban un trabajo más dinámico; como individuo, el estado de

soledad que requiere el caso hace surgir en Azul pensamientos que no había considerado

anteriormente. En un estado de aislamiento, los problemas más profundos de un individuo

suelen aflorar:

“Por primera vez en su vida le parece que le han dejado a solas consigo
mismo, sin nada a que agarrarse, nada que le permita distinguir un
momento del siguiente. Nunca ha pensado mucho en su mundo interior, y
aunque siempre ha sabido que estaba allí, ha sido un territorio
desconocido, inexplorado y por tanto oscuro, incluso para sí mismo”.
(p.158)

De alguna forma, pareciera que Negro está ahí para ayudarlo, para sanarlo. Esos sentimientos,

lo que Azul denomina debilidad, afloran en el protagonista gracias a Negro, debido a él se

permite extrañar a su padre, se da cuenta de la gran falta que le hace su figura paterna.

También le da una oportunidad de conocerse a sí mismo, esto crea un sentimiento de afecto

por parte de Azul hacia Negro, lo que genera a su vez una búsqueda de identificación entre

ellos.

Esta identificación se da conforme avanza el caso, está presente desde que el narrador nos

informa que Azul y Negro tienen aproximadamente la misma edad (alrededor de los treinta

años); hasta la alusión de que Azul tiene “la sensación de conocer a Negro de antes” (p. 166).

Hay un sentimiento contante por parte de Azul de generar empatía hacia Negro. Tiene un

gran interés, fuera de los datos que le serian útiles para el caso, sobre los pensamientos de
Negro, cuáles son intenciones, qué lo motiva a seguir ‘escondido’, etc. llegando así a un

siguiente nivel, la asimilación entre ellos dos.

“Hay momentos en los que se siente tan completamente en armonía con


Negro, tan naturalmente unido al otro hombre, para saber cuándo se
quedará en su habitación y cuándo saldrá, le basta simplemente con mirar
dentro de sí.” (p.170)
La certeza de que Negro no irá a ninguna parte y si lo hace, Azul se percataría de ello es la

constante en esta relación, dando como consecuencia una mayor soltura por parte del

vigilante, ya que puede permitirse dar paseos sin el temor de que Negro escape. En este punto

ellos están en completa asimilación, unión que va creciendo llegando a un punto de que

cuanto más cerca se siente Azul de Negro el primero es más feliz- En un principio, este estado

de perfecta armonía llevaba a un desequilibrio mental al protagonista, pasaba de sentir una

cercana afinidad con Negro a ‘sentirse totalmente alejado’ de él, a pesar de que se nos

describe a Azul como ‘un tipo solido’ exento de pensamientos depresivos, incluso

experimenta cierta incapacidad para escribir hechos concretos y comprobables en los

informes sobre la actividad semanal de Negro, acontecimiento que no le había ocurrido antes.

Uno de los usos que Freud le da al termino Das Ich (el “yo”) es: “el yo [como] persona en

tanto sujeto que piensa, actúa…”2 , con esta definición se puede entrar a la otra manifestación

del cuestionamiento de la identidad, la alusión ambigua sobre la existencia de una persona

como Negro, quien puede sólo sentarse a leer y escribir sin ningún contacto humano. En el

mismo ensayo de Freud (Lo siniestro) se menciona, tomando como base a Jentsch, que “uno

de los procedimientos más seguros para evocar fácilmente lo siniestro mediante las

narraciones consiste en dejar que el lector dude de que si determinada figura que se le

2
Hornstein, Luis (2000), “El yo y el sí-mismo”, Narcisismo: autoestima, identidad, alteridad, Buenos Aires,
Paidós.
presenta es una persona o un autónoma”, figura semejante a Negro con sus miradas vacías

y ausentes, esto tiene un efecto de boomerang entre los dos personajes principales, porque si

no puede existir una persona como Negro, tampoco puede existir otra como Azul que sólo

subsiste a expensas de otro.

•Espejo-reflejo

El espejo es un elemento que implica distintos usos y significados en diferentes culturas,

filosofías y religiones. Es usado como un símbolo de iluminación en el budismo tibetano, de

pureza perfecta del alma con la grafía japonesa Kagami, como relevador de fuerzas maléficas

y protector de ellas en la filosofía taoísta (la colocación de un espejo octogonal en la puerta

principal de la casa es un ejemplo de ella), en la adivinación es utilizado para interrogar

espíritus, es el revelador del pasado, presente y futuro en la literatura islámica. En el

Diccionario de los símbolos de Jean Chevalier (1986) se menciona que el espejo es el propio

símbolo del simbolismo dado por todas estas implicaciones en su uso.

La primera alusión del espejo en el texto de Auster es la mención de todas las especulaciones,

deducciones e historias que Azul ha formulado entorno al verdadero propósito de su trabajo

como detective privado. Desde un principio Azul encuentra un poco extraño la encomienda

propuesta por Blanco. Aunque, el protagonista encuentra un escape en su objeto de

vigilancia, un entretenimiento, ya que reconoce que se siente feliz con sólo imaginar el

motivo por el cual lo tienen vigilado, le atrae de cierta forma el encanto de estar en la

incertidumbre.

En el mismo texto aparece la raíz de la palabra, speculatus de donde se deriva la palabra

spéculation que “originalmente, especular significaba observar el cielo y los movimientos


relativos de las estrellas, como si se tratase de un espejo”3, en la tradición nipona se toma al

espejo como la revelación de la verdad. En un principio la verdad que tanto busca Azul era

descubrir la motivación de su trabajo, el porqué Blanco necesita que sea vigilado Negro y, si

es tan importante observar a Negro porqué él es el único a cargo.

Aunque no se halle físicamente el elemento del espejo en la novela Fantasmas el hecho de

que Azul considere a Negro como su reflejo da paso a prescindir de este elemento, sin

embargo, la presencia de la ventana se podría considerar como un símbolo equivalente, hasta

cierta forma, del espejo; de igual manera, las fotografías que Azul coloca en las paredes de

su habitación provisional son elementos similares a estos dos elementos.

“porque mientras espía a Negro al otro lado de la calle es como si Azul


estuviera mirándose al espejo, y en lugar de simplemente observar a otro,
descubre que también se está observando a sí mismo”. (p.158)

Según Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de símbolos (1997) la ventana constituye la

expresión de una idea posible, así como también representa la conciencia de un individuo,

función que se podría tocar con la del espejo si se toma como el portador de la verdad.

Constantemente Azul reflexiona que la única manera de enterarse sobre la verdadera

situación es leer todo lo que Negro ha escrito, finalmente se decide a robar dicho documento

como una búsqueda de la verdad, debido a la sensación de ser una víctima de Negro y Blanco,

el objeto de la vigilancia y no el vigilante.

Anteriormente había mencionado el concepto de Unheimlich (lo siniestro) y de Heimlich (lo

conocido), cabe recalcar que es interesante el hecho de que estos dos conceptos,

3
Chevalier, Jean (1986), Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder.
aparentemente contrarios, se intercepten en una misma connotación, esto sucede cuando

Heimlich funciona como un adjetivo que significa ‘secreto, oculto, querer disimular algo…’,

entonces puede calificar a acciones dando así: ‘hacer algo heimlich’ (tras la espalda de otro),

‘suspirar, llorar heimlich’ (en secreto), ‘amores, pecados heimlich’ (ocultos, secretos), etc.

En el mismo ensayo de Freud, “Unheimlich seria todo lo que debía haber quedado oculto,

secreto, pero que se ha manifestado”, esta implicación surge por una nota de Schelling en el

Diccionario de Sanders. El encuentro, la identificación, sus interactuaciones fortuitas y la

posterior confrontación son todos los acontecimientos que no debieron pasar. Desde un

principio se mostro el caso como algo sencillo e insignificante, pero claro que no lo era desde

un inicio. Si ‘todo hombre tiene su doble en alguna parte’ no significa que forzosamente se

deban conocer, ni mucho menos tener conocimiento de su existencia.

La pregunta que sugiere toda esta propuesta es, si hay un desdoblamiento en la novela, ¿quién

es el sujeto base de la fragmentación? el por qué queda en un segundo plano. Desde una

perspectiva, Azul sería el individuo base, ya que al vigilar a Negro le provoca un vacío, ‘como

si estuviera observando un hueco’, solamente él coloca fotografías en su habitación

haciéndola más personal en comparación con Negro, que a pesar de que los dos llevan la

misma cantidad de tiempo el lugar donde vive sigue luciendo como un lugar de transición.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que ambos podrían estar en una especie de juego de

espejos donde uno se refleja en el otro y viceversa, esto a consecuencia de que puede ser

cuestionada, de igual forma, la existencia de Azul, dando otra interpretación a las miradas

‘ausentes’ de Negro, él no miraba al vacío, sino que no había nadie a quien mirar. Antes de

desarrollarse el clímax de la novela, Negro menciona que Azul lo necesita, sin él no tendría

sentido su existencia, por lo tanto, los dos se necesitan.


Bibliografía consultada

 Freud, Sigmund, tr. de Luis López-Ballesteros y de Torres (1973), “Lo siniestro”,

Obras completas, tomo III, Madrid, Biblioteca Nueva.

 Velasco Vargas, Magali (2007), “La construcción del doble como figura de la

identidad”, “El espejo y sus habitantes”, El cuento: la casa de lo fantástico, México,

Consejo Nacional para las Culturas y las Artes, Dirección General de Vinculación

Cultural, Programa Cultural Tierra Adentro.

 Cirlot, Juan Eduardo (2004), Diccionario de símbolos, Madrid, Ciruela.

 Chevalier, Jean (1986), Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder.

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