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El documento describe la importancia de la sensibilidad del cuidador en la promoción de un cuidado de calidad en la primera infancia. Explica cómo el trato hacia los niños ha cambiado a través de la historia y destaca la importancia del apego seguro entre madre e hijo. Resalta que los cuidadores deben responder a las necesidades de los niños de manera sensible y compasiva para apoyar su desarrollo sano.
El documento describe la importancia de la sensibilidad del cuidador en la promoción de un cuidado de calidad en la primera infancia. Explica cómo el trato hacia los niños ha cambiado a través de la historia y destaca la importancia del apego seguro entre madre e hijo. Resalta que los cuidadores deben responder a las necesidades de los niños de manera sensible y compasiva para apoyar su desarrollo sano.
El documento describe la importancia de la sensibilidad del cuidador en la promoción de un cuidado de calidad en la primera infancia. Explica cómo el trato hacia los niños ha cambiado a través de la historia y destaca la importancia del apego seguro entre madre e hijo. Resalta que los cuidadores deben responder a las necesidades de los niños de manera sensible y compasiva para apoyar su desarrollo sano.
‘’La sensibilidad del cuidador y su importancia para promover un cuidado de calidad
en la primera infancia’’ Olga Alicia Carbonell
Alumna: Daniela Camargo Bértiz
C. I.: 4.688.031-5 UCO: Psicología y Educación Código Horario: 1178 Docente: Yliana Zeballos 03/09/18 Montevideo ‘’La sensibilidad del cuidador y su importancia para promover un cuidado de calidad en la primera infancia’’ de Olga Alicia Carbonell, se encuentra en la revista uruguaya Ciencias Psicológicas correspondiente a su volumen N°7(2) publicado el 30 de Noviembre del 2013 en calidad de conferencia. La autora, Olga Alicia Carbonell Blanco, es psicóloga graduada de la ‘’Pontificia Universidad Javeriana’’ Bogotá, Colombia. Tiene un doctorado en el área de Desarrollo Infantil y Estudios de la Familia (Universidad de Purdue, Estados Unidos), estudios especializados en Psicología Clínica y Psicopatológica, magíster en Psicología del Desarrollo (Universidad Renee Descartes Paris V – Francia), es miembro fundadora de la Red Iberoamericana de Apego y miembro de la Society for Research in Child Development. En el texto la autora, en una primera parte, realiza una retrospectiva histórica de cómo eran tratados los niños en distintas épocas, lo cual correspondía a la concepción que se tenía de infancia en esas épocas. Las cuales iban desde considerar al niño como un estorbo, beneficiarios de caridad y receptores pasivos, sobre los cuales se ejerce (aún en la actualidad) infanticidio,maltrato, abuso y castigo como métodos de enseñanza, hasta llegar a la actualidad donde desde 1989 luego de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara la Convención Nacional de los Derechos del Niño se define al niño como sujeto de derecho a la autonomía y participación, agente social y político. En una segunda parte, la autora hace énfasis en el castigo como método disciplinario que es aplicado no solamente por parte de la familia sino que también en el ámbito educativo (escuelas, correccionales), invalidando la autonomía y el respeto hacia el niño, privandolo de poder tomar decisiones sobre acciones que lo involucran y le afectan directamente, violando su dignidad. Luego, expone brevemente y en términos generales hallazgos de estudios sobre el apego seguro entre la madre y el niño. Desde la teoría del apego (John Bowlby), la autora resalta la importancia de la calidad del cuidado por parte de los adultos partícipes del desarrollo del niño, los cuales deben cuidarlos protegerlos y brindarles herramientas al mismo tiempo que los ayudan a garantizar su supervivencia. Plantea, a través de estudios realizados por Mary Ainsworth en 1965, la importancia del vínculo afectivo que deben tener la madre y el niño en base a cuatro características del comportamiento materno, describe los dos extremos del comportamiento de la madre hacia el niño (ausencia - exceso): 1) un grado de ambivalencia entre aceptación y rechazo de la madre hacia el niño; 2) cooperación e interferencia, la madre debe conectarse afectivamente con el niño pero también dándole su espacio para que pueda desarrollar su autonomía; 3) accesibilidad e ignorar, la madre debe responder a las necesidades físicas y psíquicas del niño; 4) sensibilidad e insensibilidad, saber interpretar/leer las emociones y demandas del niño ya que hay una correlación entre la sensibilidad del adulto y la seguridad emocional del niño. En conclusión, el comportamiento adecuado del adulto cuidador (independientemente de que sea un familiar, haga parte de su comunidad o de su entorno escolar) hacia el niño le permite desarrollar herramientas para que se pueda defender de forma independiente y competente ante los obstáculos que se le presenten a futuro, si se le brinda al infante un ambiente acogedor desde el inicio es más probable que tenga un sano desarrollo psíquico y físico. Es de vital importancia que se eduque al niño considerándolo como sujeto autónomo de derechos, que se tenga en cuenta su opinión, que se le escuche y se pueda responder a sus necesidades. Ya que si un niño crece en un ambiente carente de afecto, sometido a situaciones de estrés sin sentirse seguro, sostenido su buen desarrollo estará comprometido, será interceptado por estos factores negativos los cuales le podrían perjudicar física y/o psíquicamente a futuro. Al respecto cabe resaltar la importancia de la resiliencia, concepto clave planteado por la autora. En este sentido el sujeto debe poner en práctica la resiliencia para potenciar su buen desarrollo, es decir, que debe tener la capacidad de superar circunstancias traumáticas y estresantes que ha vivido y poder utilizarlas a su favor, como una forma de aprendizaje que le aporten a su experiencia y no se quede paralizado ante sus vivencias negativas. En lo personal, el texto plantea una serie de puntos que demuestra la importancia y la necesidad de pensar a la infancia desde la perspectiva del niño. Ya que estamos muy acostumbrados a afirmar que el niño no entiende lo que decimos porque estamos en la ignorancia de creer que como adultos tenemos todo el saber y la razón por sobre el niño y en cierta forma menospreciamos su capacidad cognitiva.