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RESUMEN:

El autor hace un acercamiento a las relaciones de la ciencia y la


tecnología con el Estado y el Poder, el proceso de toma de decisiones en
el campo científico y tecnológico y los mecanismos de control por parte
de la sociedad civil; la interrelación de los diversos actores en la
elaboración de políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación y la

REVISTA ELECTRÓNICA planificación por parte del Estado. Estos conceptos son claves para
entender la política y la gestión de la investigación, y para ello se hace
necesario tener un conocimiento actualizado y especializado de los
ENTREVISTA ACADÉMICA principales enfoques, autores y técnicas de trabajo en el estudio de las
dimensiones social y económica del cambio científico-tecnológico,
enfatizando particularmente los temas de la difusión social y
apropiación productiva del conocimiento científico y tecnológico a la
investigación y a la gestión de la ciencia, tecnología e innovación, con el
propósito de contribuir a la generación de transformaciones en una
sociedad en transición como la que se vive en la Venezuela actual. Se
toma como elemento para el análisis la Política Científica y Gestión de
Programas de Estímulo en Venezuela, vista a través del Observatorio
Nacional de Ciencia y Tecnología (ONCTI).
Palabras clave: Política Científica, Gestión, Programas de estímulo,
Venezuela.

POLÍTICA Y GESTIÓN DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y LA


INNOVACIÓN: UNA PERSPECTIVA DESDE AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE.
EL CASO DE LOS PROGRAMAS DE ESTÍMULO EN VENEZUELA.
*PhD. CARLOS DARÍO RAMÍREZ M

* Docente e investigador de la ramirezcarlosdario@gmail.com


Universidad Bolivariana de Venezuela.
TITLE: POLICY AND MANAGEMENT OF SCIENCE, TECHNOLOGY AND INNOVATION: A PERSPECTIVE FROM LATIN AMERICA AND
THE CARIBBEAN. THE CASE OF THE STIMULUS PROGRAMS IN VENEZUELA.

ABSTRAC: The author approach to the relations of science and technology with the State and Power. The decision-making
process in the scientific and technological field and the mechanisms of control by civil society: the interrelation of the
different actors in the development of Science, Technology and Innovation policies and planning by the State. These
concepts are key to understanding the policy and management of research, and for this it is necessary to have an updated
and specialized knowledge of the main approaches, authors and work techniques in the study of the social and economic
dimensions of scientific and technological change, emphasizing in particular the issues of social diffusion and
productive appropriation of scientific and technological knowledge to research and management of science, technology
and innovation, with the purpose of contributing to the generation of transformations in a society in transition such as
the current Venezuela. The Scientific Policy and Management of Stimulus Programs in Venezuela is taken as an
element for analysis, seen through the National Observatory of Science and Technology.
Key words: Scientific Policy, Management, Stimulus programs, Venezuela.

Revista Electrónica: Entrevista Académica 115


Vol. I No. 3 Enero 2019.
REVISTA ELECTRÓNICA
ENTREVISTA ACADÉMICA ISSN: 2603-607X
revistae.reea@gmail.com
LE TITRE: POLITIQUE ET GESTION DES SCIENCES, DES TÍTULO: POLÍTICA E GESTÃO DA CIÊNCIA, TECNOLOGIA E INOVAÇÃO:
TECHNOLOGIES ET DE L’INNOVATION: UN POINT DE VUE DE UMA PERSPECTIVA DA AMÉRICA LATINA E DO CARIBE. O CASO DOS
L’AMÉRIQUE LATINE ET DES CARAÏBES. LE CAS DES PROGRAMMES PROGRAMAS DE ESTÍMULO NA VENEZUELA
STIMULUS AU VENEZUELA
LE RÉSUMÉ: RESUMO:
L'auteur aborde les relations de la science et de la technologie avec l'État O autor aborda as relações de ciência e tecnologia com o Estado e o Poder, o
et le pouvoir, le processus de prise de décisions dans le domaine processo decisório no campo científico e tecnológico e os mecanismos de
scientifique et technologique et les mécanismes de contrôle de la société controle da sociedade civil; a inter-relação dos diversos atores na elaboração
civile; l'interrelation des divers acteurs dans l'élaboration des politiques de políticas de Ciência, Tecnologia e Inovação e o planejamento por parte do
de la science, de la technologie et de l'innovation et dans la planification Estado. Estes conceitos são fundamentais para compreender a gestão de
de la part de l'État. Ces concepts sont essentiels à la compréhension de la pesquisa política e, e para isso é necessário ter um técnicas atualizadas e
politique et de la gestion de la recherche. Pour cela, il est nécessaire especializadas principais trabalho de conhecimento foco, autores e o estudo
d’avoir une connaissance à jour et spécialisée des principales approches, das dimensões sociais e econômicos da mudança científico tecnologia,
auteurs et techniques de travail dans l’étude des dimensions sociales et particularmente enfatizando os temas da disseminação social e apropriação
économiques du changement scientifique. technologique, en mettant produtiva do conhecimento científico e tecnológico para pesquisa e gestão de
notamment l'accent sur les questions de diffusion sociale et ciência, tecnologia e inovação, a fim de contribuir para a geração de
d'appropriation productive des connaissances scientifiques et transformações em uma sociedade em transição como esse Você mora na
technologiques à la recherche et à la gestion de la science, de la atual Venezuela. A Política Científica e Gestão de Programas de Estímulo na
technologie et de l'innovation, dans le but de contribuer à la génération de Venezuela são tomadas como um elemento de análise, visto através do
transformations d'une société en transition telle que celle Vous vivez dans Observatório Nacional de Ciência e Tecnologia (ONCTI).
le Venezuela actuel. La politique scientifique et la gestion des programmes
de stimulation au Venezuela sont considérées comme un élément
d'analyse, vu par l'Observatoire national de la science et de la technologie Palavras chaves: Política Científica, Gestão, Programas de Estímulo, Venezuela.
(ONCTI).
Les mots de la clef: Politique scientifique, gestion, programmes de relance,
Venezuela.
Fecha de recibo: 23/06/2018 Fecha de aceptación: 08/12/2018

Revista Electrónica: Entrevista Académica Disponible en: http://www.eumed.net/rev/reea.html 116


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“Nuestra ciencia es subdesarrollada, no porque no haya alcanzado
el nivel de otros contextos, sino porque es insuficiente
para ayudarnos a construir la sociedad que deseamos”.
O. Varsavsky
Introducción

Las sociedades están tecnológicamente configuradas, exactamente en el mismo momento


y nivel en que las tecnologías son socialmente construidas y puestas en uso. Todas las
tecnologías son sociales. Todas las tecnologías son humanas (por más inhumanas que a
veces parezcan). No solo se trata de considerar a las tecnologías como productos o
procesos productivos. Recientemente, hace menos de veinte años, hemos percibido que
las formas de organización –social y productiva– son también tecnologías. Desde aquellas
que asignan un orden a un conjunto de operaciones de producción, de acciones bélicas o
de sistemas de evacuación de un estadio hasta aquéllas que adquieren formatos
normativos, como los sistemas legales o las regulaciones de comercio.

Si las tecnologías son construcciones sociales, interconectadas en un altísimo grado de


complejidad, constitutivas de las sociedades humanas, ¿no sería pertinente prestar
atención sobre los procesos de cambio tecnológico y social? O, en otro plano, si uno de los
principales problemas sociales y económicos de la región se vincula claramente a un déficit
de desarrollo organizacional y productivo, ¿no sería prudente focalizar nuestra atención en
las múltiples formas de generar, utilizar y seleccionar nuestra dotación tecnológica local?

Al abordar la Ciencia, la Tecnología e Innovación (CTI) en una perspectiva


Latinoamericana, con el claro concepto de no sólo la producción de conocimiento, sino con
miras a ponerse a tono con los retos y cambios políticos y sociales, debemos tener
presente las palabras de Herrera A. (1995):

...“el error fundamental es suponer que los obstáculos que dificultan la


incorporación efectiva de la ciencia y la tecnología a todas las formas del quehacer
social son principalmente pasivos y consisten, en última instancia, en la falta de
una política científica orgánica y coherente. La verdad es que: los países
subdesarrollados tienen una política científica, pero esta posee sus propios
objetivos, distintos de los que se quieren imponer, y ofrece por lo tanto una
resistencia activa a cualquier intento de modificación”.

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Así concluye Herrera que:
“la dificultad de reconocerlo radica en que generalmente no se sabe, o no se quiere
distinguir entre política científica explícita y política científica implícita. La primera
es la política “oficial”, la que se expresa en leyes y reglamentos [...]. La segunda, la
política implícita, aunque es la que realmente determina el papel de la ciencia en la
sociedad, es mucho más difícil de identificar, porque carece de estructuración
formal; en esencia, expresa la demanda científica y tecnológica del “proyecto
nacional” vigente en cada país”. (Herrera, 1995: p. 125).
En este ensayo, se pretende tener un acercamiento a las relaciones de la ciencia y la
tecnología con el Estado y el Poder. El proceso de toma de decisiones en el campo
científico y tecnológico y los mecanismos de control por parte de la sociedad civil. La
interrelación de los diversos actores en la elaboración de políticas de CTI. La planificación
por parte del Estado. Estos conceptos son claves para entender la política y la gestión de
la investigación, y para ello se hace necesario tener un conocimiento actualizado y
especializado de los principales enfoques, autores y técnicas de trabajo en el estudio de
las dimensiones social y económica del cambio científico-tecnológico, enfatizando
particularmente los temas de la difusión social y apropiación productiva del conocimiento
científico y tecnológico a la investigación y a la gestión de la ciencia, tecnología e
innovación, con el propósito de contribuir a la generación de transformaciones en una
sociedad en transición como la que se vive en la Venezuela actual.
Una primera aproximación al problema…
El término política científica puede hacer referencia tanto a la ―po
lítica con base científica‖,
esto es, el uso de conocimiento científico aplicado a la toma de decisiones, o a la ―p
olítica
de ciencia‖, es decir, las medidas diseñadas para influir en la forma, escala y fecha de las
agendas de investigación científica. Las cuestiones más pertinentes en política de ciencia
son: ¿qué tipo de conocimiento científico debería perseguir la sociedad? ¿Quién debería
hacer tales elecciones y cómo? ¿Cómo debería la sociedad aplicar ese conocimiento una
vez obtenido? ¿Cómo se puede definir y medir el ―prog
reso‖ en ciencia y tecnología en el
contexto de objetivos sociales y políticos más amplios? Puntos estos que Sarewitz D,
(2003); discute con precisión en su trabajo sobre el destino de los fondos asignados a la
investigación en los Estados Unidos de América.

El fenómeno de definición de políticas de ciencia y tecnología (PCT) surgió principalmente


como consecuencia de los dos movimientos bélicos mundiales del siglo XX, cuando las

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necesidades tecnológicas generadas por las guerras se constituyeron en un factor
determinante en la institucionalización de estas políticas y en la creación de organismos y
mecanismos dirigidos al desarrollo de la investigación científica y a la aplicación de los
resultados derivados de ella. Desde entonces, los objetivos de las PCT han oscilado entre
el apoyo a la investigación básica, el crecimiento económico y el desarrollo social,
alrededor de los cuales se han definido distintos paradigmas (Ruivo, 1994) y han
prevalecido diversas autoridades y culturas de distintos actores institucionales (Elzinga y
Jamison, 1995). Dichos paradigmas han sido adoptados también por nuestros países y en
algún sentido prevalecen en el tiempo distintas concepciones que coexisten en los
planteamientos de la región.

Así, el paradigma de la ciencia como motor del progreso (1930-1950) respondió a la


necesidad de los países avanzados de apoyar la formación de sistemas de investigación,
principalmente basados en la investigación básica y la formación de recursos humanos; es
decir, la educación científica. Los criterios que han predominado en este paradigma son los
provenientes de la cultura académica, la cual tuvo una fuerte participación en la definición
de políticas y programas para apoyar el desarrollo de la actividad científica. Esta etapa ha
sido conocida por hacer énfasis en el lado de la oferta (Casas, 2015).

Posteriormente, el paradigma sustentado en la solución de problemas enfatizó el


pragmatismo y la solución de problemas concretos y, en general, se dio en los países de la
OCDE entre 1955-1967 (Salomon, 1977). En este paradigma, la cultura burocrática y de la
administración del Estado predominó en la definición y puesta en práctica de las PCT, en
ocasiones relacionadas con objetivos específicos, como fue el caso de la investigación
militar en los Estados Unidos. Esta fase ha sido conocida como el período de énfasis en el
lado de la demanda y en la que se empezaron a diseñar instrumentos para la vinculación
entre las universidades y las empresas. Particularmente entre 1970-1980, el acento se
puso en el ambiente económico que afectaba al cambio técnico y los procesos de
innovación tecnológica (Averch, 1985). Durante esta etapa, los países avanzados se
orientaron a la creación de nuevas instituciones, como los parques tecnológicos
conectados a las universidades y la creación de empresas de base tecnológica (Elzinga,
1988). En consecuencia, la innovación pasó a ser el centro de las políticas de ciencia y
tecnología. En cierta forma, esta evolución se sustenta en los esfuerzos para encontrar
mejores posiciones de las economías de los países en el contexto mundial.

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Más adelante se transitó por un paradigma en el que la ciencia y la tecnología fueron
concebidas como fuente de oportunidades estratégicas, y el acento se puso, en algunos
países, en los aspectos económicos, en tanto que en otros se han enfatizado los sociales.
Es decir, que en esta fase se combinan la cultura económica, con la cívica. Este paradigma
se manifiesta a fines de los ochenta (Blume, 1986) y parece ser el dominante en la mayor
parte de los países avanzados. La idea central radica en la integración del enfoque de la
oferta con el de la demanda, mediante la consideración de numerosos actores y la puesta
en operación de instituciones intermedias.

En su fase más avanzada, este paradigma se orienta hacia una nueva dimensión en las
relaciones entre ciencia y sociedad, y se basa en la idea de dirigir la ciencia hacia el
beneficio de la sociedad. Ya a fines de los años noventa se afirmaba: "De una perspectiva
tradicional en la coordinación entre ciencia y sociedad basada en un modelo lineal, que
deja pocas posibilidades de un dinamismo interno en la generación de conocimiento e
innovación, la concepción está evolucionando hacia un proceso no lineal o cíclico, en
donde la resolución de problemas y la liberación de innovaciones requiere del
conocimiento" (FSC, 1996: 6). Se trata de un modelo de desarrollo científico y tecnológico
basado en la interacción entre instituciones y en una compleja interacción de actores,
instituciones y procesos. Esta forma de producción de conocimiento, que se concibe como
no lineal (Gibbons et al., 1994), hace énfasis en la investigación interdisciplinaria y
colaborativa.

Esta concepción de política, que una vez consolidada daría la pauta a un nuevo paradigma
de PCTI, plantea que las necesidades de conocimiento de la sociedad sean las que
determinen las agendas de investigación. Se trata de dilucidar qué tipo de investigación y
qué tecnologías necesitan los países con vistas al futuro, particularmente en beneficio de la
sociedad, tanto en el corto como en el largo plazo. Se subraya que la condición requerida
para lograr una relación estrecha entre ciencia y sociedad es un sistema de conocimiento
fuerte y vital que interactúe intensivamente con sus alrededores y que considere distintos
tipos de conocimiento. La idea es la de un sistema en el que la auto-organización, la
diferenciación y el desempeño entre las diferentes instituciones sean los puntos de partida
de una cooperación estratégica (FSC, 1996).

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Las políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina.

La dependencia económica de los países en América Latina y el Caribe ha sido objeto de


análisis desde la sociología y la antropología, toda vez que estos enfoques han contribuido
a develar las tramas que desde los conglomerados mundiales han elaborado las política de
la globalización (Vessuri, 2014), y su impacto en la comunidad científica.

La perspectiva de una ciencia caracterizada por la sumisión a los centros de poder y a las
características que las dominan, han sido bien analizados por varios investigadores. Es por
demás interesante el trabajo de Lander E, (2005); en el que hace un desmontaje de los
entramados que han mantenido las élites y que denotan los esfuerzos por establecer un
paradigma de generación de conocimiento tecno-científico, apoyado en las diversas
tecnologías y hallazgos de diverso orden.

En este trabajo, el autor llama la atención sobre las pugnas en torno a los procesos de
producción, apropiación y regulación del conocimiento, y que juegan un papel cada vez
más central en las tensiones entre la expansión de la lógica mercantil a todos los ámbitos
de la vida que caracteriza a la globalización neoliberal, y las múltiples formas de resistencia
y búsquedas de alternativas a este orden global. Estos procesos globales constituyen el
contexto dentro del cual se aborda el tema específico: las implicaciones de la tendencia
creciente a la mercantilización de la ciencia, en particular (pero no sólo) las disciplinas
asociadas a la biotecnología y la biomedicina.

Ya desde la mediados de los años 60 del siglo XX, diversos investigadores de la sociología
de la ciencia (Vessuri, 1987), así como de los impactos de las mismas en la sociedad,
llamaban atención sobre la importancia que tenían las políticas de Ciencia, Tecnología y
Sociedad (CTS), sobre el desarrollo de América Latina. Los trabajos de Varsavsky (1969,
1972), Sábato y Botana (1975), y Herrera (1983, 1995), por nombrar algunos, ponen de
manifiesto la necesidad que tenía el continente de elaborar sus propias propuestas de
acuerdo a las condiciones propias de cada país y las necesidades reales para el desarrollo
de los pueblos; es decir, crear sus propios sistemas nacionales de ciencia y tecnología
basados en las necesidades manifiestas de sus conciudadanos.

Desde mediados del siglo pasado en América Latina se han registrado intentos de formular
políticas de fomento a la investigación científica e innovación tecnológica, impulsados
fundamentalmente por la necesidad de resarcir los efectos negativos de la Segunda

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Guerra Mundial en materia económica y social.
En efecto, el periodo comprendido entre la década de los 50´ y 60´ del Siglo XX, tuvo como
uno de sus principales ejes de política económica la llamada sustitución de importaciones
en los países latinoamericanos. En este periodo hubo esfuerzos dirigidos a sentar las
bases de un modelo científico y de desarrollo tecnológico que atendiera las necesidades
económicas, que en aquel entonces estaban referidas a generar una planta industrial de
carácter interno y acelerar los niveles de crecimiento económico, ya no sobre la base del
sector primario sino del sector secundario de la economía (García-Guzmán, 2011).
Para ese momento, la noción de desarrollo social se subsumía en el concepto de
crecimiento económico (CEPAL, 2000), y aún eran incipientes las políticas públicas con el
carácter que hoy día se les imprime desde un enfoque democrático. En esta lógica, el
proceso de industrialización latinoamericana se nutrió fundamentalmente de tecnología
transferida desde los países desarrollados (Albornoz, 2009:66), dando como resultado un
nivel relativamente bajo en la capacidad tecnológica del sector productivo y una escasa
demanda de conocimientos de alta especialización generados desde lo local.
Posteriormente, con la crisis del modelo económico en la década de los setenta del siglo
anterior, se aminoró el interés por las políticas de ciencia y tecnología, dado que los pocos
recursos disponibles se dirigían a la estabilización de los indicadores macroeconómicos,
concretamente la inflación y el valor de las monedas. Además, el escenario político en
varias naciones latinoamericanas (Chile, Argentina, México, Brasil, entre otros) estaba
caracterizado por cargas fuertes de autoritarismo, rigidez social y desigualdad. En tal
contexto no es de extrañar que las políticas de ciencia y tecnología pasaran a ocupar un
lugar poco relevante en la agenda gubernamental, situación que perduró hasta bien
entrada la década de los ochenta del Siglo XX (García-Guzmán, 2011).

Ya para inicio del siglo XXI, la discusión sobre PCT se hace más evidente, especialmente
con la llegada de gobiernos progresistas en la región, que dentro del contexto global
marcan una diferencia, puesto que cambia el énfasis de las mismas, centrándose en las
realidades de las sociedades y de las influencias con tendencias (Vessuri, 2006).

En el contexto de las economías latinoamericanas y de la necesidad de optimizar los


recursos para invertir en el ―de
sarrollo‖, surgen varias preguntas: ¿cuánto dinero se
debería invertir? y en ¿qué tipos de ciencia?, ¿quién debería poner ese dinero y para
desarrollar qué tipo de investigación?, o ¿quién se debería beneficiar de los resultados

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obtenidos? Como cualquier actividad económica, la ciencia debe enfrentar el hecho de que
los recursos son finitos. Las inversiones en proyectos de investigación científica tienen un
precio: impiden usos alternativos de esos fondos, tanto dentro de la propia ciencia como
fuera de ella. Queda claro que para hacer ciencia es necesario el recurso monetario, pero
el énfasis y las posibles respuestas a los interrogantes planteados son parte de eso que
llamamos políticas de ciencia, tecnología e innovación.

Política Científica y Gestión de Programas de Estímulo en Venezuela

La Ciencia en Venezuela ha tenido un devenir signado por las gestiones de los gobiernos
en cuanto a su relación con las actividades económicas. Es evidente que dentro de este
marco general, nos podemos acercar a lo que ha sido en términos racionales la política
científica y sus alcances, no sólo para quienes hacen ciencia (los investigadores), sino
para la sociedad misma.
Esto lo podemos contextualizar en los diferentes elementos de formación de las naciones
de Latinoamérica, pero especialmente en los momentos de las guerras de independencia
del continente, cercano a los finales del siglo XIX. Aponte C, (2014); señala en su trabajo
sobre los Albores de la Ciencia en Venezuela que:

“…Y si de albores de la ciencia tenemos que hablar, entonces en la Caracas de


1800 también podríamos buscar los elementos necesarios para reconstruir la
historia de la ciencia en la, ahora, República Bolivariana de Venezuela. En aquel
momento Alexander von Humboldt se percata, tempranamente a su llegada a
Venezuela en 1799, de ese espíritu indomable del ser humano, esa ansia del
saber, en la atmósfera intelectual de la Caracas de entonces: “He encontrado en
las familias de Caracas decidido gusto por la instrucción, conocimiento de las
obras maestras de la literatura francesa e italiana y notable predilección por la
música, que cultivan con éxito, y la cual, como toda bella arte, sirve de núcleo que
acerca las diversas clases de la sociedad”.

Augusto Mijares destaca que a pesar de que la enseñanza oficial de la Colonia era escasa,
rutinaria y ciertamente la Corona española no había realizado mayores esfuerzos por
instaurar en las provincias de Venezuela los espacios necesarios para el cultivo del
pensamiento, la ciencia y la cultura, bien es cierto que ―l
os criollos buscaban por sí

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mismos, con ardor y sagacidad, la ocasión de instruirse…‖. El mismo Mijares describe lo
siguiente:

―…
en aquel movimiento estuvieron presentes, en un lado o en otro, todos los
países y todas las clases social, también todas las actividades humanas dijérase
que tomaron partido, y el arte y la ciencia fueron revolucionarios o
contrarrevolucionarios; la música, la pintura y el teatro, lo mismo que la biología o
la pedagogía; y desde el estilo literario hasta el color y la forma del traje habitual,
todo llegó a ser un signo, una afirmación, en medio de la abigarrada contienda”. Y
aún agrega, Mijares: “...tendríamos que celebrarlo hoy, porque [esto] aceleró la
emancipación espiritual y quizás su independencia política‖ (Mijares, 2000).

Un trabajo recientemente re-editado de Gasparini O, (2016); nos retrotrae a lo que han sido
los prolegómenos de la Ciencia en el país, y sus condiciones para el desarrollo. Una visión
con carácter reivindicativo de la labor desempeñada por una pléyade de entusiastas del
conocimiento y de sus aproximaciones a elaborar un ―
corpus‖ para la actividad científica en
la Venezuela del siglo XX.
Es por eso que en el marco de este trabajo, me propongo dar una aproximación al
problema de la PCT y la gestión, tomando como referencia algunos elementos de los
programas de estímulo a la actividad científica en Venezuela.
En primer lugar, nos tenemos que ubicar en los orígenes de esta política de estímulo. La
creación del Programa de Promoción del Investigador (PPI) en 1990, constituyó un paso
importante en el desarrollo de la investigación académica, ya que se activó un
procedimiento para canalizar las políticas de estímulo, apoyo y reconocimiento institucional
que permitieron la creciente incorporación de investigadores de todo el país y de todas las
instituciones académicas. El Programa de Promoción del Investigador (PPI), fue producto
de las discusiones que se dieron entre varias instituciones, y que se iniciaron con las ideas
que expusiera De Venanzi F, de establecer un sistema de reconocimiento para los
investigadores de la Universidad Central de Venezuela, así como la creación de la carrera
del investigador científico, propuestas recogidas en numerosas publicaciones que desde la
Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU) formulara su autor en
los años 80 (De Venanzi, 1980a, b).
Este programa, como lo señala Carmona (2014) se ideó para canalizar las políticas que
motivaran a los académicos a investigar a través del apoyo y reconocimiento institucional,

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con el fin de fortalecer la investigación en Venezuela (Marcano, 2006; Marcano y Phélan,
2008 y 2009). Esto se llevó a cabo mediante convocatorias anuales, en las cuales los
investigadores de todo el país participaron voluntariamente al someter a consideración sus
credenciales académicas y su producto intelectual ante las comisiones de evaluación
correspondiente a una de las cinco áreas del conocimiento, a saber: Ciencias Ambientales
y Agrícolas (CAA), Ciencias Biológicas y de Salud (CBS), Ciencias Físicas, Químicas, y
Matemáticas (CFQM), Ciencias Sociales (CS) e Ingeniería, Tecnología y Ciencias de la
Tierra (ITCT). Los aspirantes eran evaluados por sus pares académicos, es decir, por un
grupo de investigadores pertenecientes al programa y con reconocida trayectoria científica,
quienes los clasificaban en una de las tres categorías: Candidato, Investigador (se
asignaba un solo nivel entre los cuatro: I, II, III y IV; y los Eméritos.)
En diciembre del 2010, posterior a la aprobación de la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación (LOCTI), nace el Programa de Estímulo a la Investigación. Este
es un programa creado en enero de 2011 bajo el calificativo de PEI, más tarde, en julio del
mismo año, es ajustado su nombre al de Programa de Estímulo a la Innovación e
Investigación (PEII). Lo anterior en justicia y legítimo reconocimiento a los innovadores y a
la producción de saberes populares. No obstante, desde su gestación y creación, así como
de su implementación, los innovadores y tecnólogos fueron incluidos en las Bases
constitutivas del programa, el Reglamento, en los Criterios de evaluación, así como
también en la primera Convocatoria, realizada en febrero del 2011. Lo anterior marcó un
antecedente en la historia científica de Venezuela, pues por vez primera se incluyó y
reconoció tanto a los innovadores como a los productores de saberes y ―ha
ceres‖
populares, quienes también son productores de conocimiento (Carmona-Morales, 2014).
Con estas modificaciones, el objeto del PEII se rige por el marco filosófico, finalidad,
misión, visión compartida, principios y valores establecidos en el Plan Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación 2005-2030 bajo los principios de inclusión, compromiso y
sustentabilidad, teniendo como fin último estimular y fomentar la formación de talento, la
generación de saberes, conocimientos, tecnología e innovación, que prioritariamente
atiendan las necesidades socio-productivas y socio-culturales de la población venezolana,
la cual contribuya a consolidar la soberanía científica y tecnológica nacional.
Señala Carmona-Morales que el PEII plantea la incorporación de nuevos actores sociales
al proceso de investigación (investigadores nóveles, inventores, tecnólogos populares e
innovadores); además, se incluyó la valoración de nuevos productos de investigación,

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diferentes a los tradicionalmente reconocidos en el PPI, como los prototipos, las
innovaciones, trabajos de ascensos, trabajos especiales de maestrías, tesis doctorales y
otras obras registradas con derechos de autor, así como también la articulación con los
programas de financiamiento de proyectos del FONACIT
.1 Lo anterior:
“permitirá alcanzar un mayor control del financiamiento del Estado hacia la
investigación y su direccionamiento hacia las línea estratégicas de ciencia,
tecnología e industrias, elementos que en su conjunto apuntarán hacia la creación
del modelo científico autóctono”. (ONCTI, 2010)

Algunos indicadores sobre las actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación


Como resultado de los programas de estímulo a la CTI que se han adelantado en el país
desde 1990 hasta el año 2015, el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación (ONCTI), señala en su página web2 una serie de estadísticas que bien vale la
pena mirarlas a fin de tener elementos de juicio para una análisis del impacto de la política
de estímulo a las actividades del área científico-tecnológica.

En primer lugar vemos lo relativo a la Inversión en CyT con relación al PIB de Venezuela y
Países de Latinoamérica. Período 2004-2013.

Figura 1. Inversión en CyT con relación al PIB de Venezuela y algunos Países de Latinoamérica.
Período 2004-2013. Fuente: ONCTI.

1
FONACIT: Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. http://www.fonacit.gob.ve
2
ONCTI: indicadores de inversión y Talento Humano en CTI. http://www.oncti.gob.ve/index.php/oncti/mv-2

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En la figura 1. se observa que en términos generales la inversión en CyT de los países
latinoamericanos ha tenido un incremento, desde 0,80 en el 2004 hasta 1,06 en el 2013.
Siendo Brasil el país con mayor inversión del área, seguido de Cuba, México y
posteriormente Venezuela. Destacamos aquí que ha existido variaciones en este indicador
en los diferentes países de la región Latinoamérica, pero la tendencia es a incrementar las
cifras. En el caso de Venezuela, se observa un incremento de la inversión que pasó de
0,80 del PIB en el año 2004, hasta 1,06 en el 2013, y que las variaciones presentadas
están correlacionadas con los aconteceres políticos económicos. En el caso de Brasil, líder
indiscutible en materia de inversión, en el año 2013 el presupuesto llegó a su punto más
alto, con cerca de R$ 10 mil millones (aproximadamente 3,2 mil millones de dólares); sin
embargo, desde entonces ha sido reducido.

En 2016, el entonces Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación fue fusionado al de


Comunicaciones, provocando una pérdida de status del sector. En este momento enfrenta
una crisis por los recortes efectuados tras la llegada al gobierno de un equipo con
características neoliberales. Tanto ha sido así, que en declaraciones de la Presidenta de
Sociedad Brasilera para el Progreso de la Ciencia (SBPC), Helena Nader, dijo a
SciDev.Net,3 que la decisión del gobierno de realizar el recorte es reflejo de la ―
falta de
visión estratégica de los gobernantes sobre la importancia de la ciencia para el desarrollo
del país‖. La investigadora acotó que:

“No sabemos todavía que afectará el recorte específicamente, pero sabemos que
el impacto será violento para la ciencia brasileña”.

El gobierno brasileño anunció el 30 de marzo pasado un recorte del presupuesto del


Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (MCTIC) de R$ 2,6 mil
millones (unos US$ 825 millones), equivalente a 44% de su presupuesto, de acuerdo con
una edición extra del Diario Oficial.4

El recorte es parte de un bloqueo de R$ 42,1 mil millones (aproximadamente US$ 13,3 mil
millones) del presupuesto general del país para este año. El área de salud no sufrió
recortes, incluso porque no está permitido por ley; el área de ambiente redujo su

3
URL disponible en: http://www.scidev.net/america-latina/gobernanza/noticias/brasil-ciencia-pierde-44-de-su-
presupuesto.html
4
URL disponible en:
http://pesquisa.in.gov.br/imprensa/jsp/visualiza/index.jsp?data=30/03/2017&jornal=1000&pagina=2&totalArqui
vos=8

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presupuesto a la mitad, y educación llegó a casi 18 por ciento de reducción. Con estos
recortes, el presupuesto para el MCTIC en 2017 es de R$ 3,4 mil millones
(aproximadamente US$ 1 mil millones), el más bajo en las dos últimas décadas.

Veamos ahora lo relativo al indicador de talento humano dedicado a la CTI. Como señalan
las estadísticas del ONCTI, el número total de acreditados hasta el año 2015 era de
10.824, con un máximo en el año 2013 de 11.781 (figura 2). Cifras estas que contrastan
con los 741 acreditados para el año 1990, inicio del PPI, y los 6831 hasta el cierre del
mismo. Con la política encabezada por las autoridades en materia de CyT, las asimetrías
relativas al modelo de selección de los acreditados, cambian a partir del inicio del PEII y
esto se ve reflejado en el incremento del número de acreditados, el cual se hizo constante
desde 2011 hasta el 2015, pasando de 6831 hasta alcanzar la cifra antes mencionada.

Figura 2. Investigadores(as) postulados(as) Vs. Investigadores(as) acreditados(as). Período 1990 –


2015. Fuente: Estadísticas ONCTI. Fuente: URL disponible en:
http://www.oncti.gob.ve/images/Indicadores/Talento_Humano/total_anual_inv_acreditados_programa
s_oncti_relacion_pea_1990_2015.pdf

Además de los incrementos en las acreditaciones, se hace necesario mencionar la


aparición desde el año 2011 de la categoría innovadores, que de acuerdo al reglamento
vigente del PEII se define como la persona natural venezolana o extranjera domiciliada en
la República Bolivariana de Venezuela que crea un producto o procedimiento novedoso,
que efectúa transformaciones o cambios en bienes, servicios, procesos de producción,
métodos de organización, métodos de distribución y comercialización en las áreas
prioritarias de la nación para el bienestar de la población venezolana. Los resultados del
proceso de acreditación de los innovadores (tecnólogos), que se puede apreciar en la
figura 3.

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Figura 3. Total de Tecnólogos Acreditados al Programa de Estímulo a la Innovación e
Investigación-PEII de acuerdo a la convocatoria según Regiones Estratégicas de Desarrollo
Integral-REDI. Año 2011-2015.

De la figura anterior podemos destacar que han sido las regiones: Central y los Andes las
que tienen el mayor número de acreditados, siendo el primer año de la acreditación de 267
y con el máximo del 2013 con 614. Esta tendencia refleja un poco la historia de la
investigación en Venezuela, por cuanto estas dos regiones tienen el mayor número de
acreditados desde la creación del PPI, y que esta relación permanece con la misma
tendencia hasta el momento. Al igual que lo señalado en párrafos anteriores, desde el
inicio del PEII, el año 2013 ha sido hasta ahora el de mayor número de acreditados en la
categoría de innovadores.

Cabe señalar que esta misma categoría ha sufrido modificaciones, que reflejan un poco la
experiencia y adecuación del programa a las realidades del país, ya que inicialmente se
pensaba básicamente en los innovadores populares sin conocimientos académicos
formales, pero se hizo evidente que era necesario realizar adecuaciones basadas en la
experiencia de las evaluaciones, ya que una parte de los postulantes no calificaba en la

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categoría de investigador y que se hacía necesario ampliar y corregir las definiciones para
las diferentes categorías de acreditación.5 Como puede observarse en la figura 4, además
de los llamados tecnólogos populares (autodidacta), actualmente esta categoría incluye
acreditados con diversos grados de formación académica, mostrando así los cambios en
las políticas y la adecuación de las mismas a las condiciones particulares del país y sus
regiones geográficas.

Figura 4. Total de Tecnólogos Acreditados al Programa de Estímulo a la Innovación e Investigación-


PEII de acuerdo a la clasificación de grado académico del innovador. Período 2011-2015. Fuente:
Estadísticas ONCTI. Fuente: URL disponible en:
http://www.oncti.gob.ve/images/Indicadores/Talento_Humano/total_tecnologos_acred_peii_clasif_gra
do_academico_innovador_periodo_2011_2015.pdf

A manera de reflexión.

En la práctica social, el hombre ha tratado de dar explicaciones de los objetos y fenómenos


buscando diversas soluciones: el arte, como forma de explicación del mundo data de más
de ochenta mil años; es factible que la religión haya aparecido simultáneamente. La
filosofía y la lógica son también milenarias; sin embargo, la explicación científica del
mundo, de la sociedad y de la naturaleza es relativamente reciente: data de entre cien y

En el reglamento actual un investigador se define como la persona natural venezolana o extranjera domiciliada en la
5

República Bolivariana de Venezuela cuyas actividades generan conocimientos, saberes, tecnologías o metodologías
originales y sustentables a fin de contribuir alcanzar la plena soberanía nacional y el bienestar social.

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ciento cincuenta años, cuando aparecen los grandes descubrimientos de la historia como
la conservación y transformación de la energía, la estructura celular, la evolución biológica,
el papel del trabajo y las clases sociales en la sociedad moderna.

La ciencia,6 es un estilo de pensamiento y de acción: precisamente el más reciente, el más


universal y el más provechoso de todos los estilos. Como ante toda creación humana, hay
que distinguir en la ciencia entre el trabajo (investigación) y su producto final
(conocimiento). La ciencia como actividad pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica
al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de
bienes materiales y culturales, la ciencia se convierte en tecnología. La ciencia es entonces
un conjunto de conocimientos objetivos comprobados y sistemáticos de las leyes que rigen
la naturaleza y la sociedad, resultantes de la investigación hecha con un método válido y
enunciados en proposiciones, igualmente válidas; ese conjunto de conocimientos se
manifiesta en conceptos, juicios y razonamientos.

Quedarse en definir la ciencia como un mero conocimiento generalizado de la realidad


podría conducir a pensarla erróneamente como un simple artículo de lujo, abstracto, sin
aplicabilidad. Todo lo contrario: la ciencia es un factor de producción social, una fuerza
productiva social.7

Desde mediados del siglo pasado en América Latina se han registrado intentos de formular
políticas de fomento a la investigación científica e innovación tecnológica, impulsados
fundamentalmente por la necesidad de resarcir los efectos negativos de la Segunda
Guerra Mundial en materia económica y social (García-Guzmán, Op, cit.).

El cambio de concepto que se ha venido elaborando de las políticas públicas, y


especialmente las de CyT en Latinoamérica, se enfoca cada vez más a resolver los

6
Las palabras ― ciencia‖ y ―
científico‖ no están tan desprovistas de un sentido determinado como podría hacer
creer su uso frecuentemente adulterado. Pues, de hecho, esas palabras son rótulos o bien de una empresa
de investigación identificable y continua, o bien de sus productos intelectuales, y a menudo se las emplea
para designar características que distinguen a esos productos de otras cosas.
7
Fuerzas productivas o fuerzas de producción (en alemán, Produktivkräfte) es un concepto central en el
marxismo y en el materialismo histórico. "«A lo largo de la producción social de su vida, los hombres contraen
unas relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; relaciones de producción que son
el resultado de un determinado grado de evolución de sus fuerzas materiales de producción. La totalidad de
estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, su base real, sobre la que
se levanta una supra estructura jurídica y política, y a la que corresponden unas determinadas formas
sociales de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona de un modo general el proceso
social, político y cultural de la vida»." Carlos Marx, "Contribución a la Crítica de la Economía Política".
Traducido por Marat Kuznetsov. Editorial Progreso, 1989.

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problemas particulares de cada uno de los países. En Venezuela, han sido relevantes las
políticas de inclusión de investigadores e innovadores al SNCTI, especialmente en los
últimos 15 años.

Los aportes que estos hagan al desarrollo del país, están por evaluarse. No obstante, el
poseer un Plan Nacional de Ciencia y Tecnología y una Ley Orgánica en la materia, le
proveen al Gobierno una serie de instrumentos para hacer efectiva y eficiente la
conducción de los recursos económicos destinados a fortalecer, implementar y organizar
definitivamente el SNCTI. No sólo para beneficio de los acreditados, sino especialmente a
retornar en beneficios para el común todos esos esfuerzos en visibilizar a los hacedores de
productos y de actividades de ciencia, tecnología e innovación.

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