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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 8 - Septiembre 2013

VIGENCIA

Silencio hospital. La materialización del biosujeto


Por Bruno Bonoris

En el siguiente escrito se relata un caso en el trabajo de la mirada de la joven me interpela y con un efecto
interconsulta desde el punto de vista del psicólogo tratante. pseudoalucinatorio se transforma en un interrogante; es
A partir de la narrativa en primera persona se pretende entonces cuando me veo siendo visto y me pregunto qué
revisar no sólo los sentimientos y pensamientos del autor, significa ese “silencio hospital”.
sino también las reflexiones teóricas que surgen a partir del
encuentro con la relación médico-paciente en el dispositivo El problema no tardó en desplegarse
de interconsulta. Con este fin se utilizan las elaboraciones de
M. Foucault y J. Butler sobre el biopoder y la producción de Tenía que ir a visitar a un paciente que se encontraba
subjetividades hasta hace poco inéditas. internado por un carcinoma y que cursaba un episodio
depresivo; así lo describía, en una receta pequeña e ilegible,
Siempre pienso en la misma imagen mientras camino por los el médico tratante.
pasillos del hospital. No recuerdo haberla observado, por lo
tanto no puedo confirmar si es producto de mis ensueños En principio elegí desconfiar del diagnóstico psicológico
diurnos o una representación reprimida que se muestra por el cual me habían consultado. En verdad, lo hago
desfigurada en mi conciencia. El hecho es que siempre me invariablemente; nominaciones como depresión, ansiedad,
acuerdo de ella: es una mujer joven, de unos treinta años; psicosis, angustia, etc. suelen ser demasiado vagas y poco
tiene los ojos exageradamente abiertos y el pelo negro significativas a la hora de resolver un problema complejo. No
recogido bajo un sombrero blanco con forma de barco de contaba con muchos más datos, exceptuando el nombre, la
papel. Por último, su boca, que parece a punto de silbar, se edad y la cama.
cruza cautelosamente con un dedo índice que pide silencio:
por favor, cállese. Este tipo de situaciones son habituales en el trabajo de
interconsulta: información mutilada, mensajes interrumpidos,
Esta “amena” prohibición parece —por lo menos en partes de un rompecabezas que difícilmente podamos llegar
primera instancia— justificada. Los hospitales son sitios a completar. Y si de un puzzle se trata, siempre es bueno
muy alborotados. El permanente murmullo de los peatones comenzar por los márgenes, por las marginalidades.
hospitalarios, el semitonal y agudísimo ruido de las
ambulancias que vienen y van, el sonido uniforme de los Entré a la sala y observé con detenimiento las dos hileras
viejos respiradores artificiales, y el gruñir, a veces agonizante, de camas blancas que se extendían hasta casi perderse de
de los enfermos, forman un cuadro, por momentos patético y vista. El paisaje era anticuado y sobrio, mejor dicho, austero:
ensordecedor. Desde esta perspectiva la foto de una bonita estaban los catres con el suero al lado y una pequeña
enfermera solicitándonos amablemente silencio no debería mesa “multiuso”. En el medio de la sala había un gran
molestar a nadie. Los enfermos deben descansar, nos dicen, tablón de madera plastificada donde médicos y enfermeros
deben permanecer acostados, tranquilos y en silencio. De evolucionaban las historias clínicas, y por último, un viejísimo
eso se trata la clínica, la klinike: mantener a los pacientes en placar cerrado con candando en donde estaban los fármacos
su cama, sin que nada ni nadie los fastidie. más importantes. El marco del cuadro, es decir, las paredes
de la sala, eran de cerámico celeste.
Sin embargo, esta imagen que ya no descansa en ninguna
pared pero que forma parte de nuestras representaciones Era muy temprano por la mañana y algunos de los pacientes
compartidas me disgusta, me incomoda, me inquieta. desayunaban té en un vaso descartable y lo acompañaban
¿Qué nos está pidiendo la enfermera cuando nos convoca con galletitas de agua; otros, dormían profundamente o
al silencio? ¿A quién se lo pide? La imagen se presentifica, parecían perdidos en sus propios pensamientos, como

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VIGENCIA

si estuviesen realmente en otro lado. Todos estaban en En definitiva: ¿cómo funciona el poder que efectúa la
silencio, el ruido de la sala parecía no importunarlos, no materialización del biosujeto?, ¿se trata de la posesión de un
existía comunicación entre ellos pese a su proximidad física. bien por parte de los médicos y a partir del cual ejercen el
Muchos se encontraban desnudos y no parecía importarles dominio de los pacientes?
mostrarse de ese modo ante los visitantes, sea cual fuere
su género. Pensé que el acostumbramiento a la falta de No pienso sostener aquí la ridícula idea de que los médicos
privacidad había arrebatado el pudor de los pacientes; pensé se han deshumanizado con el paso del tiempo. Atribuirles
también que la habituación, la repetición incansable, puede una falta de sensibilidad clínica y acusarlos de apatía moral
llevárselo todo. Pensé eso y sentí una gran tristeza. Quizá a sólo obstaculiza la vía hacia una respuesta sensata. Si los
este sentimiento alguien lo hubiese llamado depresión, por médicos ignoran un gran aspecto de la salud de sus pacientes
eso no confío en el diagnóstico por telegrama. no es porque sean necios, desinteresados o perezosos;
simplemente no pueden visibilizar el problema. Al igual que
Luego busqué en los carteles que se encontraban arriba de sus pacientes, los médicos son el resultado de prácticas
las camas el número que coincidiera con el de mi paciente, discursivas y perceptivas que los fundan, y que ellos mismos
lo encontré y vi a lo lejos un grupo de médicos reunidos reproducen sin saberlo.
alrededor suyo. Me acerqué a ellos pero preferí no interrumpir,
ya que estaban realizando el pase de sala. Un hombre mayor, En síntesis, los médicos no poseen el poder sobre sus
vestido muy elegantemente, se dirigía a los jóvenes médicos pacientes. El poder no es un atributo capaz de poseerse, no
y les explicaba con evidente autoridad el padecimiento de puede ser pensado en términos de sustancia o cualidad; el
ese hombre que se encontraba apenas a unos centímetros. poder es una forma de relación, y su funcionamiento no tiene
Los residentes escuchaban concentrados al longevo doctor un carácter limitante o represivo, es más bien una realidad
y escribían, como si les estuviera dictando. No notaban mi positiva que, enlazada con el saber, produce subjetividades
extranjera presencia, ni la del paciente, que miraba hacia el y dispone de los cuerpos favoreciendo conductas en
lado opuesto, respirando con dificultad. Nunca se dirigieron su potencialidad o virtualidad; no se actúa sobre el otro
a él, no hubo palabras, ni miradas, ni contacto. El cuerpo sino sobre sus acciones (Foucault, 2008). Butler afirma
tendido del paciente era para ellos una historia clínica, el que “no hay ningún poder que actúe, sólo hay actuación
resultado de un laboratorio, las imágenes de una radiografía, reiterada que se hace poder en virtud de su persistencia e
texto muerto. El paciente tampoco se dirigió a ellos. Tuve la inestabilidad” (2008, p.28), la materialidad de los cuerpos
extraña sensación de haber reunido en una misma imagen sólo se construye por medio de la repetición ritualizada
dos escenas que en la realidad se encontraban a kilómetros de normas, a través del poder reiterativo del discurso y de
de distancia, una condensación freudiana de un mal sueño. prácticas no discursivas para producir los fenómenos que
Pero en verdad no se trataba de un cuerpo invisible, no era regula e impone. “Los cuerpos sólo surgen, sólo perduran,
un problema perceptivo; era más bien la presencia de un sólo viven dentro de las limitaciones productivas de ciertos
cuerpo vivo pero no vital, un saco de órganos, una entidad esquemas reguladores en alto grado generalizados” (Butler,
insensible, un objeto no humano. 2008, p.14). Y estas restricciones producen la distinción
de los cuerpos que importan de los que no importan, los
Al terminar el discurso, el clínico caminó unos pocos pasos inteligibles de los ininteligibles, los de adentro de los de
hacia la próxima cama y los jóvenes residentes lo imitaron. El afuera, los del centro de los que están en los márgenes, los
paciente no se inmutó y continuó con la mirada ausente sobre humanos de los inhumanos.
la pared de cerámicos celestes. Yo me detuve por un instante
para preguntarme cómo había sido posible la materialización Es que una bacteria o un virus, un hígado o un pulmón,
de unos cuerpos sin voz, sin mirada, sin escucha. Comprendí o la mismísima piel que pretendidamente lo delimita, no
que estos médicos (y probablemente muchos más) trabajaban es el cuerpo humano. Es organismo, es biología pura, es
con sujetos sin historia, sin significaciones, sin sentimientos; carne (de cañón), es vida reducida al funcionamiento de un
sujetos-órgano, biosujetos, cuerpos impensables, abyectos, músculo que bombea sangre o a conexiones sinápticas de
invivibles, cuerpos que son el límite mismo de la inteligibilidad una red neuronal.
y el exterior constitutivo de los otros cuerpos (Butler, 2008), el
mío y el de los médicos. Quizá se trate del paroxismo del biopoder, el ejercicio del
¿Cómo había sido posible la naturalización de un contrato poder que tiene por objeto la vida biológica del hombre, ese
así?, ¿por qué los médicos ignoraban al que yacía enfrente “conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello,
suyo?, ¿por qué el paciente no se enfurecía y emprendía que en la especie humana, constituye sus rasgos biológicos
una queja radical frente a esa indiferencia?, ¿cómo se fundamentales podrá ser parte de una política” (Foucault,
había conformado esa relación “silenciosa” entre ambos 2006, p.15). Un “hacer vivir” como fin sin medios, sin
participantes de la escena? significaciones y, finalmente, sin padecimiento subjetivo. Un

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organismo reacciona, responde, pero no habla; y por ello el silencio hospital, un grito de sentido. Y eso no es suficiente,
silencio, otra vez el silencio, el mismo que me invadió cuando pero es necesario.
fui testigo de la escena que disparó estas asociaciones.
Referencias bibliográficas
Pero “los cuerpos nunca acatan enteramente las normas
mediante las cuales se impone su materialización” BUTLER, J. (2007). El género en disputa: el feminismo y la subversión
(Butler, 2008, p.18). En el proceso de producción existen de la identidad. Paidós, Barcelona, España.
posibilidades de rematerialización de los cuerpos. Algunas
grietas, aperturas, permiten producir nuevas articulaciones BUTLER, J. (2008). Cuerpos que importan: sobre los límites
que resistan a la hegemonía de las leyes reguladoras que materiales y discursivos del “sexo”. Paidós, Buenos Aires, Argentina.
crean al biosujeto. ¿Será ese mi trabajo como interconsultor
psicológico? No es eso lo que se me pide, aún así, esta FOUCAULT, M. (2000). Defender la sociedad. Curso en el Collège
parece ser un labor acertada. de France (1975-1976). Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires,
Argentina.
Me acerqué a la cama, llamé al paciente por su nombre,
e interrumpí la perplejidad en la que parecía sumido. FOUCAULT, M. (2006). Seguridad, territorio, población. Curso en
Puso sus ojos desorbitados sobre mí e hizo un leve gesto el Collège de France (1977-1978). Fondo de Cultura Económica,
como aceptando la invitación. Le pregunté por qué estaba Buenos Aires, Argentina.
internado y si sabía su diagnóstico. Me respondió que no
estaba seguro, que lo estaban estudiando y que los médicos FOUCAULT, M. (2008). Historia de la sexualidad 1: la voluntad de
le habían realizado muchos exámenes. Le pregunté qué saber. Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires, Argentina.
tipo de exámenes, pero no supo responderme. Me dijo que
se sentía incómodo y triste, y que deseaba con urgencia LACAN, J (2011). El Seminario, libro XII: Problemas cruciales para
regresar a su casa. Me pregunté por qué este hombre no se el psicoanálisis. Versión electrónica en Lacan Textual Versión 3.1.2
preguntaba lo mismo que yo, cómo podía ser posible que
no tuviera una rabiosa curiosidad por saber acerca de su Bruno J. Bonoris. Licenciado en Psicología. Residencia completa en
sufrimiento, y si la tenía, por qué no la manifestaba. Luego Psicología Clínica del Hospital Ramos Mejía. Miembro de Apertura
recordé la habituación, la repetición forzada del las relaciones Sociedad Psicoanalítica. Maestrando en Facultad de Filosofía y Letras,
de mutismo y de custodia de la información que constituían Universidad de Buenos Aires. Docente de Psicopatología Cátedra
la dupla médico-paciente (y probablemente muchas más II, Universidad de Buenos Aires. Investigador tesista en el proyecto
duplas y redes de relaciones en múltiples instancias). UBACyT: La libertad en psicoanálisis. Su incidencia en la concepción
de sujeto y la causalidad en la obra de J. Lacan. Consecuencias
Recordé, esta vez voluntariamente, la imagen de la joven clínicas y éticas. Código SIGEVA: 20020110200143. Desde el 01-07-
enfermera que solicitaba silencio, y pensé que era una buena 2012 hasta 30-06-2014. Director del proyecto: Pablo Muñoz
idea colgar en las paredes de los hospitales réplicas del
cuadro “El grito” de Munch. Tal vez el silencio es ese ruido
mudo que se precipita allí donde el grito produce un abismo
(Lacan, 2011).

Conversé con el paciente durante media hora. Me contó


sintéticamente sobre algunos pilares de su vida: su familia,
su trabajo y su malestar físico. Le dije que era importante
que hablara con sus médicos, que les preguntase sobre su
diagnóstico y su enfermedad, si así lo deseaba. También
le prometí que hablaría con ellos y que les pediría que
intentaran transmitirle lo más fácilmente posible sobre los
procedimientos que le realizaban y sobre su pronóstico.

Luego me fui con el compromiso de retornar en los próximos


días y con la firme creencia de que los problemas complejos
a veces pueden tener un principio de solución sencillo.
Finalmente, al biosujeto, a ese cuerpo desdichado, a ese
organismo silencioso, se lo embiste con la palabra. Frente al

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