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44 M.a TFRE~/\ Llíl'EZ (JI' lA VIEJA JUS"nCl/\ ENTRE FsrFClFS y ENTRE UUllAl )/\Nll~ 45 ,
~.
iban a ser muy negativos, calentamiento de la atmósfera, contamina- ción ha necesitado ayuda. En noviembre de 2002, el hundimiento del
ción de las aguas. envenenamiento de animales. Existía, además, el buque.Pmtige al Norte de Galicia causó un grave daño en las costas del
temor ante las consecuencias que pudiera tener el uso de armas quí- AtlántICO y del mar Cantábrico. Con importantes consecuencias eco-
+; micas r haucriológicas por parte del ejército ¡raquí. La opinión pú- nómicas, sociales y políticas. El sector pesquero y, poco después, el sec-
, blica intcrIlKion;¡1 se ll1ovili",ó cnseguida para protestar contra el ata- tor turístic04 se vieron seriamente afectados por la contaminación de
que. La anterior Guerra del Coito había dejado tras de sí unos las playas con los hidrocarburos. La contaminación alcanzó varias re-
700.000 refugiados procedentes de hat¡. En el afio 1991, la retirada giones del norte de España, y las costas de Francia.
de las tropas iraquíes file seguida de! incendio deliberado de más de Los desastres ambientales demuestran que, efectivamente, los
seiscientos pozos petrolíferos que se encontraban muy cerca de la procesos son de carácter global. Que lo local está hoy bajo la influen-
frontera con Irán. Durante siete meses el petróko siguió ardiendo en cia de decisiones que tienen un alcance mundial. Los problemas pue-
los pozos. El humo tóxico llegó hasta los paises cercanos. Lluvia tóxi- den haber estallado lejos de las propias fronteras; pero acabarán tras-
ca en Kuwait, en Siria, en Turquía 2• Especies enfermas, daños gené- pasándolas. Cada vez resulta más obvio que no existen límites
ticos, ejemplares muertos. Distintas enfermedades respiratorias en se- nacionales, ni siquiera límites temporales para los riesgos asociados a
res humanos yen animales. Un desastre ecológico. las sustancias contaminantes. Tampoco deberían existir ba~reras pa~a
A lo largo de! año 2002, los refugiados afganos que retornaban a regular un uso razonable de los recursos naturales. Para introdUCir
.' ., sus regi(i)J1~tl.e,0I'ige.lJ:.6nconti'abaH,t~ sól,?x1,1üYas,devas.taóón·.· Y un políticas ambi~IltaJ~~, rigurosa:s•.P9IJticas (~v~rdes»~ Para conservar es-
entorno natural muy dañado, a resultas de la última guerra. Tras largos pecies que SOi1 vitales pará la conti"iil.lí<hd de' h·piopi~éspecie. Por
años deconflicto~ armados en esa misma zona. Desde hacía aproxima- ahora, la mundialización ha desplegado únicamente algunos de sus
damente una década, las organizaciones humanitarias habían tratado elementos, tal vez los menos beneficiosos para los ciudadanos. El in- .
de convencer a la opinión pública y, sobre todo, a las administraciones terés global por lo ecológico podría corregir esta tendencia. Tal vez en
y responsables políticos de que cada uno de los desastres humanitarios los próximos años. En la actualidad, la normativa sobre medio am-
es, al mismo tiempo, un desastre ecológico. Las personas desplazadas biente está poco desarrollada. Los países que cuentan con una opi-
por guerras y persecuciones intentan sobrevivir con los escasos medios nión pública bastante sensibilizada carecen todavía de una legislación
que encuentran, en condiciones realmente difíciles. Condiciones que amplia y eficaz para proteger el medio. A nadie se le oculta, sin em-
son agresivas para e! medio natural y para otras especies. La precarie- bargo, que la conservación de especies protege a la especie humana,
dad y la superpoblación de los asentamientos tiéne, por desgracia, un hoy y mañana. En e! artículo se plantean algunos aspectos de un
impacto ambiental considerable. ¿Cómo evitarlo? ACNUR, la agencia tema que encuentra cada vez mayor eco en la opinión pública inter-
de la ONU para los refugiados, ha alertado del problema en reiteradas nacional. Ya no se puede afirmar en términos absolutos que «el hom-
ocasiones3. Esta organización ha desarrollado, entre ottos muchos, ¡ bre es la medida de todas las cosas», puesto que las consecuencias de
un programa especial de compra y transporte gratuito de'kña. El su dominio han sido negativas. A pesar de que el interés por e! me-
combustible debería llegar a los asentamientos de refugiados, situa- dio ambiente obliga a ser críticos con los prejuicios de la especie,
dos en Zaire y en Tanzania. Con objeto de evitar la destrucción de tampoco es necesario llegar a posiciones opuestas. El «biocentrismo»
bosques próximos a los campamentos de refugiados. En algunas zo- no es imprescindible. Aquí se van a justificar algunas tesis antropo-
nas, los programas de la Agencia incluyen el adiestramiento de perso- céntricas --de antropocentrismo moderad0 5- , como son la consi-
nal en cuestiones, de botánica. Para salvar especies raras o valiosas, en
, medio de las durísimas condiciones de vida que padecen quienes se
han visto forzados a huir de su entorno. Los países de la Unión Euro- 4 «El sector turístico es el que má$ sufre las consecuencias económicas de una
pea han padecido recientemente importantes inundaciones. La pobla- marea negra>!. El Pais, 8 marzo. 2003. pág. 24.
5 Seguí este mismo enfoque en arras trabajos sobre cuestiones de medioam-
biente y la aplicación de un modelo de principios. «Justicia en la Ética medioam-
2 Las imágenes del desastre fue recogidas en aquel momento por el fotografo S. biental». Principio~ morales y casos trdcticos, Madrid. Tecnos. 2000, págs. 176-233;
Salgado. -¿Volveremos a verlo?... Magazine de El Mundo, 18).2003. págs. 54-57. -Ética medioa.mbiental y deberes mdirectos>!, en J. M.a Garda Gómez-Heras (ed.).
~ -Momentos criticas para el medio ambiente». Refugiados, 115. 2202. pág. 2. Etica elel medio ambiente. Madrid, Tecnos. 1997, págs. 118-127.
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JUS"TlCIA ENTRE ESPECIES V ENTRE CIUDADANOS
4G M.a TERESA LoPEZ DE LA VIEJA
Pues los ciudadanos tienen determinadas preferencias sobre su bie- "jI
deración moral de los «pacientes» morales, obligaciones hacia otras nestar; otras veces las modifican pensando en las siguientes genera~
generaciones y hacia otras especies, la repercusión política de las cues- ciones, de acuerdo con la hueva sensibilidad ecológica o «verde». Los
tiones que se refieren al medio ambiente, el papel de la sociedad civil ciudadanos crean también opinión, llevan sus demandas a la esfera
en la formación de una voluntad polftica «verde», la distribución jus- pública, negocian las polfticas públicas, con mayor o con menor éxi-
ta de los recursos. Justa para los ciudadanos y para las especies. to. Por tanto, la nueva conciencia ambiental se expresa Y se pone a
1) La Ética medioambiental ha introducido un cambio impor- prueba en la esfera pública. «Lo natural» es un asunto moral y políti-
tante en la perspectiva sobre «lo natural», sobre «lo moral», y sobre co. Según esto, la Etica del medio ambiente puede ser considerada
«lo político». Como resultado de este giro teórico, la especie humana
debe ser considerada depositaria, pero no duefia de los recursos na- como una Ética dvica.
turales. Ya no es la medida de todas las cosas. Aún así, los humanos
siguen siendo agentes morales, en sentido pleno. Sólo que los seres
LA NUEVA MEDIDA DE I.AS COSAS
vivos no humanos también son dignos de consideración moral. A tí-
tulo de «pacientes moralesl>, que tienen intereses y padecen los daños En los aÍlos sesenta, los movimientos de derechos civiles, así como
de actuaciones erróneas o peligrosas. Acltt<lCiones de los humanos. las tendencias alternativas y contraculturales, sacaron a la luz graves de~
Habd que aclarar luego que este nuevo punto de vista ha sido inter- ficiencias en las sociedades abiertas y democráticas. Mucho más repre-
pretado de varias maneras: a la manera del biocentrismo radical, del sivas e intolerantes de lo que dejaba traslucir eL discurso oRcial. La opi-
biocentrismo moderado, desde posiciones anttopocél).trieas, posicio- _ nión pública fue distanciándose de éste y tomó buena nota de la
nes antropocéntricas moderadas, etc. Es decir, la Etica ambiental <<nueva frontera>' cultura y política. Los efectos del canlbio de perspec-
ofrece diferentes modelos para analizar las relaciones de los humanos tiva se dejaron sentir al poco tiempo, y en campos muy distintos. En
" con el medio. En este contexto ¿qué ventajas puede aporrar el estilo los afias setenta, los movimientos sociales pusieron en evidencia-los
antropocéntrico? 2) Las teorías antropocéntricas --desde las más ra- mecanismos de exclusión social y política. A pesar de los avances en I
dicales a las moderadas- sefialan las dificultades para lograr un cam- cuestión de derechos, tales mecanismos estaban en pleno funciona~ (\
bio real en las actitudes y en las conductas. ¿Es posible apreciar el va- _miento en el interior de los sistemas democráticos de «segunda 01a>,6.. 1 I
lor de lo natural? No se trata, tal vez, de fomentar la sensibilidad Un sistema con garantías y con libertades reconocidas que, sin embar-
ambiental ni de valorar con justeza lo natural, sino de algo bien dis- go, seguía privando a grupos Y a individuos de presencia real, e incluso
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tinto: se tra.ta de poner.limites al do.rni~io humano. Por tal razón, es- de voz propia para intervenir en la esfera pública. La noción misma de
tas teorías mtroducen argumentos mdzrectos a fin de prómover una «lo político,'? ha sido puesta en cuestión en varias ocasiones, y de varias
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conducta más responsable hacia el medio ambiente. El cambio pue- formas, a partir de entonces. La democracias de «tercera 01a>,8 son hoy
de ser lento, por eso habrá que modificar cuanto antes la relaciones más numerosas y más solidas que las anteriores. Sin embargo, éstas
con otras especies; las obligaciones pretenden crear un comp,romiso mantienen aún severas limitaciones para la intervención activa de to~
firme con los seres vivos. Las obligaciones no directas se apoyan en dos los ciudadanos. Ciudadanos con derechos, sí, aunque sin influen- \
un calculo racional de las consecuencias. Estas serán muy negativas cia efectiva sobre otros grupos o sobre las instituciones. ,¡
~
para la especie, a corto y, sobre todo, a largo plazo. Por lo' tanto, de la >
«Lo personal es político»9, como ha sostenido la Crítica feminis- SOsl2 no reemplazables crecen de fonna desproporcionada en las so-
ta. Porque está en juego la calidad de la vida cotidiana, la motivación ciedades avanzadas. Y, cuanto menos, esto resulta injusto para aque-
de los ciudadanos y, en fin, la legitimidad de las instituciones. Esta llas sociedades que están aún en fase de desarrollo. En síntesis, por-
cada vez más claro que.la esfera pública tiene que cambiar de forma que el futuro está en peligro. Razones de peso contra el dominio
significativa -máxime si se trata de sociedades democráticas, abier- humano.
tas a la particip;¡ción-, a fin de ofrecer respuestas efectivas, ajustadas 1.1. Se ha de recordar, sin emb;¡rgo, que los primeros programas
realmente a los intereses y a las necesidades básicas de los ciudadanos. en favor de una nueva conciencia ambiental ponían tanto énfasis en
De todos los ciudadanos, sin restricciones. Sea cual sea su etnia, la supervivencia del ecosistema como, de otro lado, en las reformas
creencia, origen, cultura. Y su género. «Lo natural es político». Por su politicas. Reformas que fueran acordes con esa nueva conciencia. En
parte, los movimientos ecologistas han señalado una nueva frontera esta linea, A. Naess abogaba por un cambio radical en los plantea-
para el cambio en la esfera privada y en la esfera pública, como es el mientos: la. Ecología «profunda»13 ~piraba a ~r mucho más lej.os que
respeto o el «cuidado» del medio ambiente. Lo natural es valioso, me- los movimientos preocupados caSI en exclUSiva por un medio am-
rece ser conservado. En bien de los seres vivos. Por eso es una cues- biente saludable, o por el agotamiento de recursos. Esta disciplina in-
. tión moral y una cuestión política, en el sentido amplio de los térmi- tentaba algo bastante más ambicioso, producir una nueva compren-
t sión de las relaciones en el seno de la biosfera. Por eso mismo, el
nos. Habrá que luchar, en definitiva, contra los prejuicios de la
especie. 0, lo que es casi lo mismo, contra la soberanía sobre el me- modelo «profundo» abogaba por la igualdad y el respeto hacia los se-
dio ambiente, contra el uso irreSponsable de los recursos, contra el res vivos,. sin restricciones. Ponía asimismo el acento en la diversidad,
), trato cruel y contra la falta de consideración hacia miembros de otras auténtico potencial de supervivencia. Además de todo ello, el mode-
especies... Las estrategias pa,ra terminar con la ;¡rrogancia de la espe- lo profundo -«ecosófico» 14, a decir de este autor- tenía un poten-
. cie han sido bastante diferentes, sin embargo. . . cial ideológico y político que merece atención especial. La tesis de
1. Los movimientos 10 «verdes» o ecologistas han insistido en las A. Naess era que la información sobre el entorno, la salud, el uso co-
graves déficiencias de un modo de vida, que ha estado y sigue es- rrecto de los recursos, el rigor que aporta esta visión ecológica debe-
tando centrado fundamentalmente en la especie humana, en sus ría te?e~ luego con.secuencias s~ifica~i~as en la práct~ca .. En ~ esfe-
. necesidades, en sus intereses. El principal argumento en contra de ra publtca. Por ejemplo, cambios vlSlbles en la dlstrlbuclon de
este modo de ver la situación es que el dominio sin restricciones, recursos, en las relaciones entre países desarrollados y subdesarrolla- (,
los prejuicios de la especie han de tocar a su fin. Porque los riesgos dos, en el grado de autonomía que tengan las instituciones, en el pa- l. . . ~
que genera una conducta sin restricciones son demasiado impor- pel de lo local en la toma de decisiones, y otros aspectos simil;¡res. '
tantes. Porque el ecosistema está seriamente amenazado por el me- 2. Los grandes modelos teóricos que se ocupan de todo esto ,
l .
dio artificial, creado a medida de los humanos. Porque las posibi- -la Ecología superficial, la Ecología profunda- divergen en bas-
.,
lidades de destrucción 11 aumentan con los nuevos conoci~ientos tantes aspectos. Comparten, no obstante, un objetivo básico, que f,'
científicos y técnicos, ahora a disposición de la especie. Porque el consiste en demostrar que la especie humana ya no es la medida de !
consumo de energía y, en general, el uso inmoderado de los recur- todas las cosas. ¿Con qué propósito? Para imprimir un giro radical a '.
la reflexión y a la acción. La premisa es que la especie ya no tiene, no
debe tener un lugar preferente en el ecosistema. Las consecuencias
9 J. Mansbridge y S. Moller Okin, «Feminism», en R. Goodin y Ph. Pettit,
A Companion to Contnnporary Political Philosophy, Cambridge, Blackwell, 1993, ~
págs. 269-290. 12 A. Naess se refería a la lucha contra el agotamiento de los recursos, como uno h
10 J.
Passmore destacaba los rasgos sociológicos y políticos de «lo ecológico», de los puntos centrales de su programa, «The Shallow and the Deep, Long-Range
«Environmentalism», en R. Goodin y Ph. Pettit, A Companion toO Contnnporary Po- Ecology Movement. A Summary», Inquiry, 16. 1973, págs. 95-100. .. .',
litical Philosophy, págs. 471488. 13 En el trabajo ya citado, "The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology
1I T. Regan relacionaba la decisión de seguir una dieta vegetariana con la volun- Movement. A Surnmáry», Inquiry, 16, 1973, pág<;. 95-100. . .
tad de no causar dafios, «The Moral Basis ofVegetarianism», Canadianfournalo/ 14 <<A Defence of the Deep Ecology Movement», Environmmtal Ethics, 6,
Philosophy, 1975, pág<;. 181-214. 1984, págs. 265-270.
51
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50 M.a TERESA LoPEZ DE LA VIEJA Jusne:1A ENTRE ESPECIES Y ENTRE CIUDADANOS
W. Esto q,uiere decir que hay que buscar otra solución, a fin de atri-
negativas de dominio humano obligan a insistir sobre este aspecto, si
es que se quiere tener alguna oportunidad para conservar el medio y
buir un valor distinto, o para llegar a una consideración moral redu- ~¡
to a esto, presenta una estructura mucho más Aexible para las relacio- der la consideración moral hacia otrOS seres vivos, habría que ampliar
nes sociales y políticas.
la idea misma de moralidad20 . Y, en segundo lugar, habría que acep-
, 2.1. Los prejuicios de especie tienen que desaparecer, en cualquier w que, efectivamente, los seres vivos no son agentes en sentido es-
triero -no como lo son los humanos-; sino «pacientes motales»21.
caso. Las razones que apoyan esta tesis son bastante parecidas a otras,
utilizadas antes para desacreditar los prejuicios de clase, raza, género, futos sienten, sufren las decisiones que toma la especie humana. Por
eso hace falta cambiar muchas de las prácticas que forman parte de la
etc. Los prejuicios son siempre erróneos e injustos. Vale lo mismo
para los prejuicios sobre las demás especies l5 . La discriminación en- vida cotidiana22 • La vida de los humanos.
tre seres vivos procede tan sólo del «especidsmo»IG, un error. Por lo
3. Lo ambiental es moral23 . Lo natural, «lo ecológico» es rele-
vante para la Ética contemporánea. Por haber ensanchado de forma
tanto, el «chauvinismo»1? de los humanos debe ser sustituido por el
significativa nuestras nociones de lo que es justo e injusto, bueno o
tra~o civilizado. ~te será el paso previo para construir otro tipo de r~
malo, correcto o incorrecto. E incluso por haber dejado claro que hay
lacIón con el medIO y con los no humanos. Las razones son de dos tI-
seres que son merecedores de atención moral, aunque no pertenezcan
pos, por lo general. Razones vinculadas a las consecuencias -éstas
a la especie humana. Por ese motivo, las cuestiones relacionadas con
apelan, casi siempre, a los riesgos para la supervivencia- y razones
el medio ambiente y con el trato hacia los animales han tenido reper-
vinculadas a algunos principiosl 8 • Por ejemplo, hay que evitar el
cusión sobre las teorías. No hay, sin embargo, rarones de peso para
,~ dafio, actuar con justicia. Se dirá así que la extinción de las especies
seguir únicamente el estilo de pensar centrado en la biosfera. ¿Mode-
resulta nociva, o bien que es muy injusto privar de recursos a otros se-
lo biocéntrico o modelo antropocéntrico? Las fundadas críticas, en
res humanos. Humanos que ya existen o que podrían existir en el fu-
contra de los prejuicios de la eSpecie, la voluntad de evitar la «cegue-:
turo. Tales criterios resultan incompatibles con los prejuicios.
ra ambiental», las teorías limitadas por los intereses propios, el descré- ~.
I 2.2. Las diferencias existentes entre las especies no se han de tra-
dito en que ha caído la «tiranía»24 de la especie, todo ello invita a des-
. ducir en atribución de valores sólo a los humanos. Éstos no son la
hacerse cuanto antes del lastre antropocéntrico. Sin embargo, el
única medida de las cosas. Ahora bien, tales diferencias ----'<iiferencias
de todo orden- pueden ser relevantes de alguna forma. En Ética se
suele c0!1siderar así, por eso se dice que atribuiremos a los humanos, 19 T. Regan critica el uso del medio a partir de un enfoque homocéntrico o an-
únicamente a los humanos, una competencia moral plena.\,En tal tropocéntrico, "The Nature and Possibility of An Environmental Ethics», Environ-
sentido, las relaciones con los no humanos serán relaciones asimétri~ mental Ethics. 3, 1981, págs. 19-34.
20 P. Singer se ha referido a la "expansión» del circlllo moral. The Expanding
53
52 M,a TERESA WPF:7: DE LA VIEJA JusnCIA ENTRE ESPECIE$ y ENTRE CIUDADANOS
antropocentrismo moderado no debería ser excluido del debate. Este de interpretar las habituales críticas al «paradigma tecnológiCo»?30. La
estilo de pensar admite aún correcciones sustanciales, empezando por tecnología provoca incertidumbre, riesgos importantes; hay que re~
su lenguaje -hablamos de «pacientes morales» que son dignos de conocer, pese a todo, que ésta ha contribuido y sigue contribuyendo
,. consideración moral-; por lo demás, las ventajas del biocentrismo de varias formas al bienestar de los ciudadanos. Sólo por ello, habría
f son más aparentes que reales. Cierto que no hay rarones válidas para que diferenciar entre usos correctos y usos incorrectos. Por último, el
sostener los privilegios de especie. Pero la renovación del vocabulario, holismo --considera a la biosfera como un todo-- atribuye valor a
e incluso de la forma de entender estos temas, deberían ir acompafia- todos los seres VivOS 31 , sin entrar en la cuestión de las jerarquías entre
dos de una elaboración teórica a su altura. No siempre es así. ¿Por especies. Como apreciación general, se puede decir que, tal v~, esta
qué motivo? El modelo biocéntrico -sobre todo en la Ecología pro- no sea la mejor opción para analizar cuestiones que tienen múltiples
funda 25- reclama una nueva visión del mundo. Y las visiones del htcetas, científicas, económicas, sociales, políticas.
mundo no está exentas de problemas. En su caso, las ventajas no evi- 3.2. Están, además, los compromisos implícitos de las teorías
tan ~os problemas 26 , ni los compromisos de fondo. Su ideología, si así biocéntricas. En algunos casos predomina la fidelidad a una 32tradi-
puede decirse. " ción, a un sistema de creencias, a un estilo de petísamiento • En
3.1. El propósito de liberar de prejuicios, llegar a una nueva otroS casos, se trata de algo más complejo, una visión del mundo e
consideración del medio natural, conservar la variedad de especies, y incluso de una ideología con ribetes políticos. «Lo ecológico» tiene
;' ,otros del mismo estilo deben estar acompafiados de una justificación distintas acepciones, unas más radical que otras. Por eso se han alia-
teórica ,adecuada. Los conceptos y las teorías deficientes' reducen la do a ideologías de variado signo. Conservadoras, radicalC$, etC. Co- 1
efectividad de las teorías biocéntricas. Por ejemplo,' el valor intrínse- moquiera que sea, no parece lo mismo cuestionar el antropocentris-
co de los seres vivos es un argumento muy repetido. El valor de la mo, oponerse de manera frontal a la destrucción de lo naturál, que
biosfera debería ser independiente27 de la apreciación humana, sos- prescindir de los logros de la cultura moderna, centrada en un indi-
tienen algunos autores. Sin embargo, no está claro que todas las espe- viduo racional y autónomo. y en los derechos individuales. Se puede
cies valgan por igual, ¿cómo distinguirlas? Por otra parte, el «valor» se decir incluso que el interés por el medio ambiente perdería su legiti-
midad, si tomase elementos procedentes de, visiones autoritarias del 1,
refiere a un tipo de relación, ¿cómo separar el valor propio de algo y
el valor atribuido por alguien? Las valoraciones corresponden a los mundo. Aquellas que han negado derechos fundamentales o que han
humanos, serán siempre «antropogénicas»28, Y ¿qué significa «igual constituido una amenaza para los ciudadanos33. Las críticas hacia el ,~.
J¡'; \' , ((comunidad biótica», Por un lado, tiene un componente persuasivo hostilidad ante lo humano. Sea cual sea el objetivo, la protección de I,~
~~~', " innegable, induce a cambiar de actitud y a asumir ciertas responsabi- las libertades individuales debe ser hoy en día una priotidad pata los Ji
.;~~:) i ' lidades hacia el entorno. Pero, de otro, es un concepto poco preciso, movimientos sociales. Inclusive para aquellos que tienen comcj'obje-'
.t:' funciona
".i!. ,
más bien por analogía29 . Dos ejemplos más; ¿cóm(\.hemos tivo básico la pteservaciÓl\ del medio natural. Por todo lo dicho,'con-
viene recordar que, pese a su origen y a su marcado estilo «antropo'"
25 Para un analisis de las propuestas y los objetivos de la Ecología profunda, en
céntrico», las sociedades democráticas ofrecen el marco apropiado
,¡
C. Velayos, «El Deep Ecology Movement: {Un viaje hacia las profundidades de la Éti- •
ca?, en J. M.a Garda Gómez-Heras (ed.) Ética del medio ambiente, págs. 145-154. ~ 1 ~ "
56 ,( ;:,! ¡~,
M.a TERESA LoPEZ DE U\ VIEJA
Jus-nCIA ENTRE ESPECIES Y ENTRE CIUDADANOS 57' I '
,1' !l', ,_
tinguir entre los «destinatarios» y los «beneficiarios» de la acción mo-
ral. Los humanos pertenecen al primer grupo, los no humanos al se- Ueguen a existir nunca, pero sí existe algún el compromiso con esa "'',/,
humanidad del futuro. En tal caso, se hablará de «deberes imperfec , ,
gundo. Hablando en sentido estricto, sólo existirán derechos y debe-
res en relación a los humanos, que son destinatarios de las acciones. tos,,42, puesto que éstos no generan los derechos correspondientes.
Se trata de una relación entre iguales, que ocupan posiciones distin- No podría ser de otra forma, dado el tipo de relación al cual Se apli- '"
tas. Por analogía, hablamos de relaciones con agentes que no son mo- auto Es más: suponiendo que las generaciones futuras tuvieran nece-
ralmente competentes, como son los pacientes morales. Estos se be- sidades similares a las nuestras, siendo probable que necesitarán un
neficiarán de actitudes más civilizadas o menos crueles, pero nunca entorno parecido al áctual pata poder vivir, la humanidad debe con-
estarán en situación de reclamar algo. Lo mismo cabe decir sobre los servarlo tal y como lo ha recibido de las generaciones precedentes.
«derechos», su finalidad es la de proteger a los seres vivos: pero com- Hoy existe un compromiso en favor de las generaciones de inafiana.
prometen tan sólo a los humanos. En definitiva, la humanidad tiene Se trata de un doble compromiso, puesto que se extiende a los no hu-
obligaciones directas hacia quienes pertenecen a la especie, y algunas manos. Por eso se habla de «deberes indirectos" hacia el medio natu-
obligaciones hacia quienes pertenecen a otras especies. Pero se trata ral. Pata que las próximas generaciones terigan los recursos necesa-
~e obligaciones muy amplias o indirectas37• Son «deberes prima fa- rios. En caso contrario, ambos grupos, generaciones futuras y
cie»38, ya que habrá que atenerse a las circunstancias del caso. Así hay especies no humanas, dejarán de existir. La Ética ambiental aboga -- ..... ----
que entender la obligación general de no causar dafio, o la de com- por una responsabilidad amplia, haciá los humanos, hacia el futuro,
9
padecerse.3 de aquellos seres que· tienen capacidad para sentir y para hacia el medio ambiente. En conclusión, la perspectiva de generacio-
sufrir. Los deberes amplios o indirectos comprometen u obligan a los nes y de especies en lucha ha de ser sustituida por la cooperáción43 ,. '
agentes. No obstante, permiten que, en caso de conflicto, sea preferi- entre generaciones y especies diversas. No a pesar, sino precisatnente "
bJe el bienestar de la propia especie antes que bienestar de otros seres porque son desiguales. Este compromiso se refiere en un sentido muy
VIVOS. amplio a las próximas generaciones de humanos e, indirectamente, a
, 2.2. Deberes impetftctos: Asimétrica es también la relación entre los seres no humanos.
las generaciones actuales y las generaciones futuras'lO. Es obvio que las 3. «Lo natural es politico». Hay otro argumento adicional afavor
obligaciones hacia personas potenciales41 nunca serán recíprocas, no del modelo antropocéntrico moderado. N ser compatible con las
teorías sociales y políticas contemporáneas, el mismo lenguaje, los ,.
funcionarán como aquellas cuyos destinatarios o beneficiarios son
personas reales. Pese a la situación de asimetría, pese a la incertidum- mismos conceptos tendrán sentido en lo ambiental, lo moral, lo po-
bre sobre 10 que pueda sucederIe en el futuro a la humanidad, habrá lítico. Las relaciones entre niveles estarán también aseguradas. En es-
alguna clase de obligación hacia quienes no existen aún. Tal vez no pecial si se trata de teorías normativas. Por otro lado, no hará falta un
esfuerzo adicional para llevar los debates a la esfera pública. Por lo
mismo --el estilo antropocéntrico moderad<>---"', lo ambiental tiene 1
\. Berlfn,
37 I. Kant, «Vorlesungen über Moralphilosophie», GesammelteSchrijibl, un papel directo, actuando como un factor de consenso en las socie" 1)
De Gryter, 1974, vol. XXVII, págs. 458-463. I
dades pluralistas. Existen motivos por los cuales lo natural se ha con" . ·1I
38 W. D. Ross, «What Makes Right Acts Right?», The Right and the Good, Ox-
rord, Clarendon, 1967, págs. 16-47. vertido en asunto político. ""
, \"<,,;;"(¡
.
: 39 U. Wolf se refiere a principios prima jacie y a la compasión universal, "Ha- 3.1. Sería deseable que la sensibilidad hacia los problemas am- " ,
ben wir moralische Verflichtungen gegen Tiere?», en A. Krebs, Naturethik, Frank- bientales fuera cada vez mayor. Esto demostraría que la especie va de-
furt, Suhrkamp, 1997, págs. 47-75.
jando atrás prejuicios que carecen de justificación. Que la humani-
40 Para el tratamiento deficiente de la temporalidad en las versiones contractua-
listas, la responsabilidad de unas generaciones para con otras, la transmisión y las
dad ha entrado en vías de una «ilustración», más ainbiciosa que la de
obligaciones hacia el futuro, y otros aspectos de la cuestión, F. Ost y M. Van Hoec- la época moderna. Ahora bien, el desarrollo de la conciencia ambien-
ke, «Del COntrato a la transmisión. Sobre la responsabilidad hacia las generaciones
futuras~, Doxa, 22, 1986, págs. 607-630.
41 M. Warren se ha interesado por el tema de los derechos de las personas po-
tenciales, «Do Potencial People Have Moral Rights?», R Sikora y B. Barry, Obligations
42 Deberes de obligación imperfecta, según]. S. Mili, «Utilitarism», Colkettd
Works, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1969, X, págs. 203-259. .
,~
/
lO Future Gmerations, Philadelphia, Temple Universiry Press, 1978, págs. 14-30. 43 T. Benton desarrolla la idea de las especies como agentes con capacidad para
cooperar, como "partners», Natural Relations, Londres, Verso, 1993, pág. 17. ,
)8
M.a TERESA LórEZ DE LA VIEJA JUSTICIA ENTRE ESPECIES Y ENTRE CIUDADANOS . 59
tal depende también de condiciones externas. Conviene recordar el des diferenciadas. Por varias razones, 10 natural se ha convertido en :'tI' ,.
hecho de que los movimientos ecologistas han logrado alguna in- una cuestión política relevante.
fluencia, y considerable «visibilidad», sólo en un tiempo yen un con-
texto determinados. A partir de los afios setenta, la opinión pública
de los paises· democráticos empezó a tomar en serio los problemas JUSTICIA, ESPECIES Y CIUDADANOS
44
ambientales • ¿Por qué en ese momento? La esfera pública tenía una
estructura 10 suficientemente abierta como para que los movimientos A 10 largo de las ultimas décadas, la Ética medioambiental se ha
ecologistas dejaran oír su voz. Raras veces éstos alcanzaron el poder hecho eco de las preocupaciones y de la nueva sensibilidad ambiental
formal, sin embargo introdujeron en la agenda política algunas de sus de los ciudadanos. Desde el punto de vista teórico, se ha afianzado
demandas a favor del medio ambiente, a favor de los derechos de los como una disciplina especializada, dentro del marco de la Ética fllo-
no humanos, contra la devastación de entorno, contra los desastres sóhca. Algunos autores han intentado ir más lejos, presentándola
que ponen en peligro la supervivencia de todas las especies... Al igual como una -«ética aplicada», independiente con respecto a la Filosofía,
.que otros grupos y movimientos sociales, «lo verde» conquistó un lu- e incluso con respecto al pensamiento moderno. Con el propósito de
gar propio. Lo logró porque el sistema políti.co ga~antiza~a las liber- eludir los defectos del modelo antropocéntrico al uso. El biocentris-
tades y los derechos fundamentales. Hoy sIgue sIendo Importante mo radical confió desde el principio en las ventajas gue pudieran de-
que haya compatibilidad entre las demandas sobre el medio ambien- rivarse de un nuevo tipo de pensamiento. De una Etica «profunda».
te y la esfera pública.
La crítica ambiental rechazó la cultura hecha a medida de la especie
3.2. Las democracias de nueva. generación --de «tercera humana. Este propósito encajaba bien con las tendencias críticas y
0Ia»45_ ofrecen las condiciones para la expansión de tales demandas. contracultur;¡]es de la ctap;¡ en que surgicron los movimientos y las
Puesto que la organización política debe ta.vorecer la participación de teorías ecologistas. Los resultados haú sido dcsigll<lJes, sin embargo.
los ciudadanos, siendo ésta un f:1ctor clave para la estabilidad, inclu- Por una parte, la mirada «verde» ha trasladado a la opinión pública
so para la fortaleza de los sistemas del11ocráticos 46 . No resulta fácil, --con algún éxito-- que el medio ambicntc es algo valioso, y mere-
sin embargo, que los ciudadanos intervengan con asiduidad en los ce ser preservado a todas costa. 'Lo humano no tiene por qué ser la (,
,'.
asUntos públicos. ¿Están demasiado comprometidos con proyectos medida de todas lascosas. AllOra bien, un Glmbio radical de enfoque
de vidi personalcs? ¿Tal vez desencantados ante el funcionamiento de no resolvía, por sí solo, cuestiones teóricas cumplejas, ni las cuestio-
las instituciones? Un compromiso político flrmc tiene que ver con la nes prácticas más acucianres. b críticrl dc los prejuicios de especie
búsqueda de dcterminados bicnes comunes, públicos. La situación tampoco era una apurtación exclusiv:i de las teorías "profundas». Va-
de/mcdio ambieme incide sobre la calidad de vida, sobre lo cotidia- rias corrientes de pemamiento h:lfl recogido la semibilidad ambien-
,~,
no. E<¡ un bien público. Por loJo lo dicho, «lo natural» representa un tal como signo de civilización. Por toJos estos motivos, en el mo-
importante factor dc illtcgración social y política. Se halla entee la es- mento actu;¡l las fronteras teóricas no están Wl marcadas como al
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fera de lo personal y la esfera plíhlic;¡. Por Sil cadcter «transversal», si comienzo, cn los aíios setcIlI:.J, Exisrc hoy una gran variedad de pro-
se puede denominar rlsí, lo natur;¡] está más allá de diferencias cultu- puestas47 y de telTlas qIle !llucvcn a la reflexión moral. Los temas del
rales e ideológicas, aspecto este que cobra especial interés en socieda- medio ambiente son algunos de ellos, pur derecho propio. .;
'1
En su estilo, el antropocentrismo, una versión corregida de an-
tropocentrismo, ha contribuido también a «hacer visibles» algunas de
44 B. Doherty y M. De Geus, "Introduction». en B. Doherty y M. De Gcus, las dificultades que impiden todavfa el crecimiento realmente soste-
Democrary and Creen Pol¡úrnl TIJought. Londres, Routledge, 1996, págs. 1-15.
45 L. Diamond se centraba en el papel de la sociedad civil en.la tercera etapa o
tercera ola de democratiZ<lción, "TowarJ Democratic Consolidation», en L. Dia-
mond y M. Plattncr, The Clobal Resmgenry o/Democrary, págs. 227-240. 47 D. Christiansen y C. P. Wol( trataron los prohlemas de crecimiento y la in-
4(, Para el tema de la dcmocracia participativa, cntendida como "democracia
flucncia quc éstos pudieran rCflcr subrc la nucva trica, o ~nbre el nucvo «cthos»,
fucrtc», B. Barber, ,d'rc(acc», Stmng Democrary, Berkeley, University of California «The Problclll of <;roW1l1", en W. R('ICh, Fllcyrlopcrlia o( Hioelhics, Londres, Thc
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1 I
61 . ., I'~':·I
han cambiado. La humanidad primero. De otro, el modelo antro- la justiciaSl han introducido el concepto de «justicia entre generacio-
nes»; o «justicia transgeneracional»52. Para ir a una distribuci6n más
amplia, la «i.ust~cia en~re ~species». ~ pers~ectiva ~e generaciones
pocéntrico intenta reforzar el aspecto moral y político de «lo am-
biental». ¿Se queda en un nivel superficial? Más allá de los debates
in,ternos -biocentrismo o antropocentrismo, teorías profundas o como deposltanas, solldanas o «guardlanas» 3 del blenestar de otras
generaciones favorece, por lo general, que los ciudadanos mantengan
una actitud más responsable hacia el medio. En ben~ficio ~e los hu-
superficiales- , hay que tener en cuenta que los ciudadanos, sean
cuales sean sus objetivos, acuden a la esfera pública para que sus de-
manos y de los no humanos. Por lo menos, la conslderacl6n de los
mandas sean atendidas. Incluidas las demandas sobre medio am-
biente. intereses de las generaciones futuras justificará indirectamente la pre-
servaci6n de los recursos Y la variedad de especies. Justificará un uso
'í a) La tesis defendida aquí es que el compromiso ambiental y
compromiso cívico se refuerzan mutu~ente. Como no hay un ar- restri~gid~, estr~ctamente racional, de re~ursos 9ue son vitales ~ara la
propla eXIstencla. Las actuales generaClones uenen la custodia del
gumentO directo, un buen argumento, para justificar el altruismo. en-
medio ambiente, s610 esto. Debido a ello, tienen obligaciones hacia
tre especies ¿habrá que justificar de manera indirecta el respeto por la
las generaciones venideras. Las tienen hoy54, aunque no sepan si esas
biosfera? Pero los humanos no demuestran a menudo' respeto por sus
iguales. Por ello, hay que insistir primero en el respeto entre los agen- generaciones llegarán a existir .alguna vez. ' . . . ,- .
e) «Lo natural» es, por vários motivos, un desafío constante
tes; sob~e la calidad moral y política de las relaciones. Ética cívica y,
para «lo político», No s610 por haber difuminado las fronteráS entrt
luego, Etica ambiental. Además, la preservaci6n de los recursos am-
,1.,1 generaciones y eiltre especies. Es un hecho que los desastres ambien-
bientales tiene que ver con la distribuci6n48 de bienes y de cargas.
tales no saben de fronteras nacionales. Son desastres de carácter glo-
Otra razón más para que no existan rupturas ni desfases entre cultu- ('o,
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