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LI.BRO C

DEL BIEN HUMl\.NO EN GENERAL

I
. ló .
Todo arte y toda investigación científica, lo 'ºism~ qúe ~
fo~ acción y elección parecen tender' a algún bien; y ppr
llo definieron con toda pulcritud el bien los que dijeron ser
aq_uello ~ que ~das las COsaS aspiran.
Cierta diferencia, con todo, es patente en los fines de las '
artes y cienclas,tpües algunosdco~isdten ·én si~ples accdion-,
l
1 .
en tanto que o ras veces, a emas e a acc1on, que a )lB
producto. Y en las artes cuyo fin es algo ulterior a la accion,
~l producto es natu@lmen_te más valioso que le acción.

Siendo como son en gran número las acciones y las ar


y ciencias, muchos serán de consiguiente los Jines. Así, el
fin de la medicina es la salud; el de la construcción naval el
navío; el de la estrategia, la victoria, y el de la ciencia ebc;-
íi~'-ica, la riquez~ . .
Cuando de las ciencias y artes algunas están subordiha-
1as a ~guna facúltad unitaria-como por ejemplo la fa~

~
tción de los frenos y de todo lo demás concerniente 11
rreo de los caballos está subordinada al arte de la equita-
'(m, y ésta a su vez, juntamente con las acciones militares,
ltá son:ietida a la estrategia, hallándose de la misma manera
.!/tras artes sometidas a otras-, en todos estos casos los fines
~ todas las disciplinas gobernadoras son preferibles a los de
1 u~llas que les están sujetas, pues es en atención a los
• :r" eros por lo que se persiguen tos demás. Y nada importa
·- re&pecto que el fin de la acción sea tan sólo la misma
BOLSILIBROS BEDOUT r_ :ad u otra cosa a más de ella, como en las ciencias
;Itichas.
VOLUMEN' 140
13
naturaleza. Y los bieJles p~iculares encl;:n.m 1
, su parte la misma incerti~mbre, ya que ~. ~r um na el
k:·"\ i l \? _ II ocasié?_~ ~-~_rJu1éfo:hay quienes han perec1~c- :enli:m~l\te •
."'1 Ci\ T . , . za,· y otros por su valen tia. En esta matena, l'l\t·esl.€ clert
-.... • Si existe un fin de nuestros actos quendo por s1 m1Sm< artiendo de tales premisas, hemos de contc i 0• ~ .,cdl:~
y los demás por él; y si es veidad también que no siemt>r ~ostrar en nuestro discuiso la verdad en genen ·e ~~ ~,;
elegimos u~a c~sa en vista de otra -ser~a tanto co~o ll ·cierta tosquedad. Disertand~ sobre lo que a.::or
montar al mfimto, y nuestro anhelo sena vano y m1Se11 mayoría de los casos y sirviendonos de U!les he
~ ble- es claro que ese fin último será entonces no sólo E de prem;""" conforr:iémonos con llegar a couclus. •
bien,, sino el bien soberano. Con respecto a nuestra v1ºda, 11 mismo género. ......., "" \ ,
conocimiento de esle bien es cosa de gran momen!<>, · s
..eniéndolo presente, como los arqueros el blanco., acertari Con la misma dispQsi$!ión C$ menester_gue el estud
mos mejor donde conviene. Y si así es, hemos de inten~ de esta ciencia reciba todasycada una de nuestras prop..
comprender en general cuál pueda ser, Y la ciencia teórica ciones. Propio es -del hoiñbre~JtQ..afanarse_p?r ~~
práctica de que depende. otra precisión en cada género de llroblem11s smo la q_ue
A lo que creemos, ~ien de que _hablamos es q~ 1 consiente fa nil\iraleza el asunto. IguaJmente absurdo, sc!fa
compete_!!c!! -ªe la ciencia sobe~a y ~as ~ue f.O?~s arqu aceptar áe unmatematiCO- raíon~ient.os de probabiliaad
tectónica la cüil es, con evidencia, la c1enc1a pohtica. !Pll como exigir,de un orador demostrac1or,es concluyentf's.
en efecto: determ~ ~~es son l~s ~~IJ.cias n~sarias enJ a / ~Cada cual juzga acertadamente de lo que conoce, y de
ciudades, y curu~s las 9ue cada c1udadtgio debe ,apren1!lr estas cosas es üeñ juez. Yero así como cada asun~ esp~~i.al
hasta dónde. ¿O no vemos que las facultades mas preciad.a demanda una instrucción aaeeüaaa, júzgareñ conjunto sólo
' están debaj~ de ella, como la estrategia, la econom1a domet pu~e h~e.!'loqw~posea .uña.:lu!.~ geñei:.al. E:iii es la
tica y la retórica? ' . . ' causa de que et joven no sea oyente 1doneo de lecciones de.
. ~de ~l rpomento . ue la e_oht1ca: se ~e de las dem¡ cieñcia yolítica, J?Ues no tiene ·~x!>eriencia de 1~ acciones de
c1enc1as practicas y_ legIS~ sobre lo _g~e det>e hacerse Y 1 1a· vida, de las cuales extrae la ciencia pol1tica sus P:O·
que debe eyitarse, el fin qµe le es prop1_0 abraza lo~ de t".2.~a posicion~s y a las cuales se aplican e~ mismas. 'Y, a~ein~.
las otras ciencias, al_ punto de ~r por excelencia ~l b1 como el joven es secuaz de sus eas1ones, escuchara estas
humano. Y'"por más que este~~~~a el misn\~ P~ docfüñas vanamente y siñprovecho, foda vez que el fm de
indlviduo y para la cmdlii ' es con .muc~o c!>sa ma~or Y m eifa ciencia no es el conocimiento, sino la acción.
perfecta la gestión y salvaguarda del bien á~ la ciudad.. , - - - -
cosa amab~h!C~...tl-bien_a uno ~lo; pe1'9 más bella yj m Ninguna diferencia existe a este respecto entre el adó1es·
df vina esliacerl?_JI P'!.e~_IQ..y ll!S c.tu~~d~. A todo e!lo;- puei ce te por la edad y el de. carácterJ?~l, pues ~~ ~~l
1tie~de nu~~a .1pdagac~~n actual, mclu1da d~ algu tPOd tiE\tllpo la causa de-su incaj>_!gjgad, 2!_no _la yi!la que lleva
entre las d1SC1plmas políticas. conforme a sus pasiones Y dispersa en la pesquisa de todo lo
m que se le ofrece. Para estos tales_e!..cono«'._imiento es est.éi il,
como para los incontine ntes. Mas p~ ]o~ue ~rde~ ~or
su contenido lo explicaremos suficientemente si hac.i la r~ón sus deseos y sus acciones, de gran utilidad se~_el
mos ver con claridad la materia que nos proponemos trat ' ~-ltier de estas cosas.
según ella lo consiente. No debemos, en efecto, busca; v , , . . d d.
misma precisión en todos os concej)tOs, como no se b• s t He ¡ili1 lo que t.enramos que ,decir, a manera ~ exor•.10,
l tampocó en Ta fibñcacion de o_fijetos artifici~es. Lo bu ~ bre las ~posiciones del disc1pulo, ~l estado de espintu
y lo justo de cuya consideracion se ocupa la.ciencia •Jíi e esta ciencia reclama y lo que con ella nos proponemos.

l
ca, ofrecen tanta diversidad
-~ .-
y tanta incertidumbre
,
llegado a pensarse que s~lo existen por convencion Y,
14
1
~ - l 15
IV
las lecciones acerca de lo bueno y de lo justo, y en general
de t.odo lo que atañe a la cultura política. En esta materia el
_ _¡ue todo conocimiento y toda elección apuntan principio es el hecho, y si éste se muestr11 suficientemente,
°"'" · Si~'· ·1, declaremos· ahora, reasumiendo nuestra inves- no 5erá ya necesario declarar el porqué. Aquel que esté bien·
~ ~ldt·m~ál es el bien a que.tiende la ciencia polít~a, y dispuest.o en sus hábitos,.posee ya los principios o podr&
"eiff;~· ?Or ~!1to, el más excelso de todos los bienes en el fácilmente adquirirlos. Mas aquel que ~¡ los posee ni los
º6t15"' ) a acc1on humana.._ adquiere, que escuche las palabras de Hes1odo:
a: 1cuanto al nombre por lo menos, reina acuerdo casi El . . l · lo sabe todo·
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y .o ar. 1en que ser ~_t.z. cero la esencia de~ Lo d et suyo sa et'm in e ervible
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.,.. c1dad es cuestlon disputada, Y no la explican del mismo ' que oye e o ro, es un zpo s
modo el vulgo y los doctos.
:' .. Los hay que la hacen consistir en algo manifiesto y V
· / · Visible, como el placer o la riqueza o el honor. Otros en Pero nosotros continuemos nuestro discurso en el punto
1 ~bio, dicen otra cosa, Yaun se da frecuentemente el ~aso de que nos aparta'mos con la anterior digresión.
l ~~ que e} n;iis~~ in~ivi.d~o mude ?e opinión según su esta. . No sin razón el bien y la felicidad son concebjdos por lo
/ '.Y asi, s~ a ece, dira ~ue el bien ~~remo~~ sal~d, y \ común a imagen del género de vida que a cada cual le es
0

la ~1queza s~ se ~la Efil..la .mopia. Y s1 .1enen conc1enc1a de propio L~multitud y los más vulgares ponen P-1 bien supre-
s~ 1gnoranc1~, quedanse pas.mados ante quienes pueden de. mo en ~l placer y por esto aman la vida voluptuosa.
~r algo sublime y PQr encima de su comprensión. Ahor~ .. ' . · · ·
_ bien, al~nos han llegado a pensar que además de la multi· Tres son, con ef~t.o,!ºs t~p!?s m~ ~!~~tes de vi~a, a
tud de bienes particulares existe otro bien en sí, el cual es §!lbet:.=-!~~a:d1ch-o, la\11da p~~1ti~,..Y en tercer lugat
causa de la l>ondad de todos los demás bienes. · l l!.Yiªª cont&ffipt~·
Proceder al examen de t.odas esas opiniones sería una La mayoría de los hombres muestran r.ener decidida-
oc~pación por demás inútil; bastará con atender a las que mente alma de esclavos al elegir una vida de besti~, justifi.
~ preponderan o que parezcan tener cierto color de ra- cándose en parte con el ejemplo de los que están en el
zon. poder, muchos de los cuales conforman sus gustos a los de
No se nos pase por alto, sin embargo, el hecho de d, l\ .s:.'\rdanápalo. Los espíritus selectos, en cambio, y lo~ hom-
los razonamientos diferirán según que se parta de los prUmt res de acción identifican la felicidad con el honor: este es,
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ros prin~ipios que se tienda a ~llos como a término fiJlue¡ cefuede decirse, el fin de la vida política: .• _ .
• :¡on. razon .Plato!1 and~ba. perplejo en este punto, inqui.dod , El honor, sin embargo, parece ser un bien narto superf1-
o si el mejor metodo seria el de partir de los principios ' tielal para ser el que buscamos nosotros, pues manifiestamen-
~:i conclull; en ellos, al modo coro~ si en el estadio co~ está más en quien da la honra que en el que la recibe, en
. etas hubieran de correr desde los Jueces hasta la me· · qu~to que, según podemos presentir desde ahora, el verdade-
viceversa. b d be al · dif' 'l d arrancar de su
Sea de ello io que fuere, lo incuestionable es u ' co~. ~en e • ser go propio y ·~· e
pre~iso comenzar ·partiendo de. Jo ya conocido. Pero~l hac la r¡eto. A mas de esto, los ~ue pei;;1~en los honores ~o
noc1do o conocible tiene un doble sentido: con relacifat/ •·hacen al p~cer para persuad1\'Se a s1 mismos de s1.1 propia
nosotros }lnas cpsas, ·en tanto que otras absolutament;;ar virtud; y as1 procuran ser honrados por los hombres pruden-
sien~o as1, habra que comenzar tal vez por lo más conocí~ tes de que pueden hacerse conoct!r, y que el honor se .les
relativamente a nosotros. J.-e isciema precisamente por su virtud, con todo lo cual de.J8n
&ta es la razón por la cual es menester que haya 5 fJ.t Jver claro que aun en su propia estimatiya la virtud es un
educado en sus hábitos morales el que quiera oír con 1 •lan superior a la honra.
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. 16 17
r.
1
po~ía
Po< '·º· dicho 1a
oree"" que Wrtud "' el fm de b
v~da po\i t.1ca. Mas parece, con todo, que se trata de u n bien
a~n deficiente, pues cabe la posibilidad de que el hombre
_Virtuoso pase la vida durmiendo u holgando; y allende de
1 e~t~>, que padezca los mayores males y desventuras. Nadie
cantidad, como la medida; y de la relación, como lo útil; y
del tiempo, como la ocasión; y del lugar, como el domicilio
conveniente, y de otras cosas semejantes. Y siendo así, es
drr_ia, a. no ser por defender a todo trance una paradoja, que manifiesto que el bien no puede ser algo común, universal y
quien ,viye de esta suerte es feliz. Y baste con lo dicho sobre, único, pues si así fuese, no se predicaría en todas las.catego-
este. topico, del cual hemos hablado largamente en nuestros rías, sino en una sola.
escntos en circulación. De otra parte, puesto que de todas las cosas subsumidas
En tercer lugar, como dijimos, está la vida contemplaii. bajo una Idea no hay sino un saber, de todos lo~ bie n:s no
v~1 - cuya consideraci?n haremos en lo que después ven.drá.

¡ En cuanto a la. vida de l~cro, es ·ella una vida antinatu.


\ ral, Y es claro que no es la nqueza el bien que aquí busca.
mos, porque ~ un bien útil, que por respecto de otro bien
T se d?sea. Por tanto, más bien los fines antedichos odrían
habría sino una ciencia, cuando, por el contrano, existen
muchas, aun con respecto a aquellos bienes colocados bajo
una categoría, como, por ejemplo, la ciencia de la ocasión
en la guerra será la estrategia, y en' la enfermedad la medici-
na; y en lo que concierne a la medida, tenemos asimismo la
) , considerarse ?orno los ~nes finales del hombre, t~da vez medicina en lo que ve a la alimentación, y para los ejercicios
.._que son quendos por si mismos. Mas no lo son tam oco corporales la gimnástica.
~~n ~oda evidencia, por más que en su favor hayan p~did~ Podría además preguntarse qué diantre quieren decir
ucirse muchos argumentos. Dejemos, pues, esta materia. nuestros amigos con eso de la cosa en sí para cada una en
particular, toda vez que una y la misma definición, la del
VI hombre, es válida para el hombre en sí y para un hombre.
.Porque en tanto que son hombres, en nada difieren entre sí;
d Quizá sea mejor examinar la noción del Bien en general y siendo así, tampoco diferirán el bien absoluto y los bienes
l~utiendo a fondo lo que por él quiere sigru'f' ' particulares en tanto que bienes. ·
mas
, que se nos h aga cuesta arriba una investigación
' icarse, por
de este N'i SJqwera
· · porque sea etemo sera' mas ' b'ien e l b'1en
~enero, ~ causa de que son amigos nuestros los que han id~al,, del mismo modo que ~o blanco diuturno no es por eso
i~trodu~1do las Formas. Pero estimamos que sin duda es no 1
mas blanco que lo blanco efimero.
solo mejor, sino aun debido, el sacrificio de lo ue , d . Con mayor verosimilitud parecen expresarse sobre esto
cerca nos toca por la salvación de la verdad sotre ~~ ". del bien los pitagóricos al poner la unidad en Ja línea de los
somos filóS?fos. Con sernos ambas queridas, 'es deber~=~ bienes; y en ver~ad que Espeusipo parece haberles seguido
do rev~renc1ar Ja verdad de preferencia a la amistad en. esto. Pero dejemos este punto para tratarlo en otra oca-
. Quienes han importado aquella opinión, no ha'n consti- sión. . .
tuido Ideas para las cosas en que reconocieron ante . 'd d Contra lo que acabamos de decuvemos asomar la obje-
y_posterioridad, razón por la cual no forjaron Ide ric;:i
1 ª. pión de que los razonamientos de los.platónicos nos~ apli-.
numeros. Pero el bien se predica tanto de la sustan ~ e os can a todos los bienes, sino que sólo los bienes que se
d~ la. cualidad Y de la relación. Ahora bien lo que~~~~~~ persiguen y aman por sí mismos se llaman bienes por refe-
si misi_no Y Ja sustancia 89n .por naturalez'a anteriores a 1 rencia a una Forma; y que, en cambio, aquellas cosas. que
que existe. con ~!ación a otro, que no es sino una espec~º :i; producen esos bienes, o que de algún modo los conservan, o
excrecencia y ~cci~ente ~el ser, de suerte que no od ,,. que J?reviene~ lo que les es co~trario, no son llamad.as ble-
haber un!l Idea·comun al bien absoluto y al bien relal '/ -q nes smo relativamente a los pnmeros y en otro sentido. &
A mas de esto, el bien se toma en tantos sentido~:~ <evidente, en ·efecto, que podríamos design~ los bienes ¡¡e.
1
el ente,. puesto que se predica de la sustancia como D ' k gún una doble acepción: unos por sí mismos, obos p'or
la inteligencia; Y de la cualidad, como las virtudes· d t;f razón de aquéllos. Separando, pues, los bienes esenciales d~
· 'Y • los bienes útiles, examinemos si los bienes que lo son por s1
18 nÍismos pueden referirSe predicativamente a una Idea única.

19

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Pero, ¿cuáles son los bienes que podríamos proponer provecho derivará para su arte el t.ejedor o el carpinrero que
com~ bienes en sí? ¿No serán aq.uéllos que perseguimos conozca este Bien en sí, 'o cómo será mejor médico o gene-
con independencia de toda otra cosa, como la int.elección ral el que ha contemplado la idea del Bien. Manifiesto es, en
la visión, y ciertos placeres y honores? Todos ellos e~ efecto que el médico n() considera ni aun' la salud de esta
efecf-?, por ~ás que los procuremos en vista de otro bien, manera, sino la salud del hombre, o por mejor decir Ja de
podriamos sm embargo clasificarlos entre los bienes en sí. est.e hombre, pues en particular cura a cada uno. Y baste
¿O es que no vamos a considerar como bien en sí sino la con lo dicho acerca de est.e asunto.
I?ea? De ser así, vana será la Forma. Mas si, por el contra·
no, los bienes .antes enumerados son bienes en sí, será for· vn
zoso que en todos ellos aparezca la razón de bien, al modo
como la .de blancura aparece en la nieve y en el albayalde. Volvamos d~ nuevo al bien que buscamos, y pregub.té-
l~ A~ora bien, . 10~ concep~s_ d~....h.Qnor, de intelección~ monos cu~ pueda ser. Porque el bien parece ser dtfere¡;ite
P,lácer son dist nM?§.y~rentes...Lfil.ecisamen t.e en tanto según las diversas acciones y ~. pues no es lo mismo en
que bienes. Así pues, no es elo ien un término general"'régi. la mediciJu!. que en Ja ~trat.e'gia, y deLmis~odo en las
¡J 1
do ·por una Idea singular.
Mas esto supuesto,' ¿en qué sentido se predica de varias
demás artes. ' ¿Cuál sera, por tanto, el bien de cada una?
¿No es _cl!fO ciue es aquello por cuya causa se pone en obra
~osas el mismo término? Pues no parece en est.e caso que se todo lo demás? Lo cual en la medicina es la salud; en la
le pueda asi!llilar a los horpónimos accidentales. ¿Será que estrategia, la vi~toria; en la' arquitectura, la casa; en otros
11 menesteres otra cosa, y en cada acción y elección el fin,
1r todo~ 105 b1en~s ~roceden de un solo bien o que en él
terminan, o mas bien les daremos la misma denominación pues es en vista de él por lo que todos ejecutan tod~ lo
sólo por analogía, al modo que la vista es un bien en el demás. De. manera que si exist.e un solo fin para todQ cuan-
cuerpo como la int.eligencia lo es en el alma, y así en otras to se hace, ést.e será el Bien practicable; y si muchos, éstos
cosa-;? Mas quizá sea mejor dejar esto por ahora, ya que su serán los bienes. Y he aquí cómo nuestro razonamiento,
exa!Den acucioso pertenec;e más bien a otra parte de la filo· paso a paso, ha venido a parar a lo mismo; y con todo,
sof1a, y otro tanto pasa con la Idea. del Bien. Pues aun debemos intentar esclarecerlo más aún.
r adm~tiendo que ~ea una unidad el bien que se predica en fiiesto que los fines parece~ ser múltiples, y que de
comun de los bienes, o algo separado y existent.e en sí entre ellos. elegimos algunos por causa de otros, como la
mismo, manifiesta cosa es que en tal caso no podría ser riqueza, l~ flautas; y en general los instrumentos,, es por
practicado ni poseído por·el hombre, que es precisament.e · e~o evi~ent.e que no todos los fines son ~ines (inajes; pero el
lo que buscamos. bien supremo debe ser evident.ement.e algo final. Por tanto
Poóría, con todo, pensar alguno que es en todo caso si hay un solo fin final, ~t.e será el bien que buscamos; y sl
mejor conocer el Bien en sí con la mira de los bienes posi· inuchos, el más fmal de entre ellos.
bles Y. haceder?s, como. quie~ que t.enienda a aquél por . ·' Lo que se persigue por sí mismo lo declaramos más final
1
arquetipo, sabr1amos meJOr cuáles son·los bienes apropiados , que lo que se busca para alcanzar otra cosa; y lo que jamás
la nosotros~ y sabiéndolo acertaríamos en sn logro.
se desea con ulterior referencia, más final que todo lo que
, se desea al mismo tiempo por sí y por aquello; es decir, que
Por m~ que no deja de t.ener cierta verosimilitud est.e
lo absolutamente fmal declarllJJlOS ser aquello que es apete·
t razonam~ento, p~ec.e ~tar en desacuerdo con lo que ocurre cible siempre por sí y jamás por otra cosa.
, .en las dive~ d~iphnas, todas las cuales, por más que
.~ Tal nos ·parece ser, por encima de todo, la felicidad. A
f1 : tiendan. a algun bien y que procqren empeñosament.e lo ella, en efecto, la escogemos siempre por sí misma, y jamás
1¡ · necesario para obtenerlo, omit.en, con todo, el conocimien·
l
! to del~~~ en sí. Sería en verdad cosa fuera de razón el que por otra cosa;' en tanto que el honor, el placer, la intelec-
ción Y toda otra perfección cualquiera, son cosas que, aun·
¡1 los expen.o_s en cualquier oficio desconociesen 0 no busca-
que es ~erdad que las escogemos por sí mismas -si ninguna
! sen con afán un socorro tan grande. Difícil será decir qué

L· ' 21

ventaja resultase elegiríamos, no obstante, cada una de
El vivir con toda evidencia, es algo común, aun a las
ellas-, lo cierto es que las deseamos en vista de la felicidad,
suponiend~ que por medio de ellas seremos felices. Nadie,
plantas; m~ nosotros buscamos lo .propio del .h~mbre. Po.r
tanto eG preciso dejar de lado la vida de. ~utr1c1on y crec1-
e~ cambio, escoge la f~licidad por causa de aquellas c9sas,
- miento. Vendría en seguida la vida sensitiva; pero es claro
ru, en general, de otra ninguna. también que ella es común aun al caballo, al buey Y a
. La misma conclusión parece resultar de la consideración
d~ la autosuficiencia que es propia de la felicidad, porque el cualquier animal.
bien final, en la opinión común, debe bastarse a sí mismo. Resta, pues, la que puede llamarse vi~ activa de la
Mas lo autosuficiente lo entendemos con referencia no sólo parte racional del hombre, la cual a su vez tiene ~os partes:
a un hombre solo que viva vida solitaria, sino a sus padres, una la que obedece a la razón; otra, la que propiamente. es
hijos, mujer, y en general a sus amigos Y,_, conciudadanos, p~edora de la razón y que pien5;11. Pero coll!o esta vida
racional puede asimismo entenderse en dos sen~1?os, hemos
l puesto que, por su naturaleza, el hombre es algo que perte-
de declarar, en seguida, que es la vida como actlVld~d lo q~e

¡
nece a la ciudad. Por lo demás, hay que fijar un límite a
estas relaciones, pues si nos extendemos a los asc~ndientes y queremos significar, porque éste parece ser el mas propio
a los descendientes y a los amigos de los amigos iremos sentido del término.
hasta el infinito. Má<> adelante habrá que examinar ~te pun- Si, pues, el acto del hombre es la activi~ad ~el alma
to. Por lo pronto asentemo'!i que el bien auÜ>suficiente es según la razón, o al menos -no sin ella? '( s1 decimos ~e
aquel que por sí solo torna amable la vida ya de náda me- ordinario que un acto cualquiera es genencamente el nus-
• nesterosa; y tal bien pensamos que es la felicidad. Ella es rno, sea que lo ejecute un cualquiera o un? c?~petente,
aún más deseable que todos los bienes, y no está incluída en como es el mismo, por ejemplo, el acto del ci~lSta Y.el ~el
la enumeración de éstos. Si lo estuviese, es claro que sería buen citarista, y en general en todos los demas cas~,, ana-.
más deseable después de 'haóer recibido la adición del me- diéndose en cad.a uno la superioridad de la perfecc1on _al
nor de los bienes, ya que con lo añadido' se produciría un acto mismo (diciéndose así que es propio del ~itarista tañer
ex~edente de bien, y de dos bienes el mayor es siempre el '. la cítara y del buen citarista tañerla bien); s1 todo ello es
mas estimable. Es manifiesto, en suma, que la felicidad es así, y p~esto que declaramos que .el acto prop~o. del hombre
algo final y autosuficiente, y que es el fin de cuanto hace- es una cierta vida, y que ella consiste en la actividad y obras
mos. •del alma en coru;orcio con el principio racional, Y que -el
- Quizá, empero, parezca una perogrullada decir que la ' acto de un hombre de bien es hacer todo ello bien Y bella-
felicidad es el' bien supremo; y lo que se desea, en cambi~ mente; y como, de otra parte, cada obra se ejecuta. bien
es que se diga con mayor claridad en qué consiste. Lo cuaÍ cuando se ejecuta según la perfección que le es propia, .d~
podría tal vez hacerse si pudiésemos captar el acto del hom- todo ~ se sigue que el bien humano resulta ~r una acti;n-
bre. Pues así como para el flautista y para el escultor y para dad del alma según su perfección: y si hay varias perf~ccio·

l
todo artesano, y en general para todos aquellos que produ- pes, segun lii mejor y más ~rfecta, y todo esto'· ademas, en
cen obras o que desempeñan una actividad, en la obra que ,u na vida completa. Pues asi, como una golondn~a no ha~
realizan se cree que' residen el bien y la perfección, así primavera, ni tampoco un dia de sol, d~ la .propm suerte m
también parece que debe acontecer con el hombre en caso un día ni un corto tiempo hacen a nadie bienaventurado Y
de existir algún acto que le sea propio. ¿O es que sólo habrá feliz. ·
ciertas obras y acciones que sean propias del carpintero y Baste por ahora con este bosquejo del bien, porque con-
del zapatero, y ninguna del hombre, como si éste hubiese viene, a lo que parece, empezar por un esbozo, aplazando .
/l 1 nacido como cosa ociosa? ¿O que así como es notorio que para más tarde . el dibujo de los pormenores. De la ,comp~­
~ existe algún acto del ojo, de la mano, del pie, y en genetal tencia de cualquiera puede estimarse, por lo demas, el. ir
1 de cada uno de los miembros, no podríamos constitulr para adelante y ajustar entre sí los trazos acertado·s del bosqueJo,
1 el hombre ningún acto fuera de todos los indicados? ¿Y como también que el tiempo es en esto un precioso inven-
11 cuál podría entonces ser?
tor o auxiliar. Tal ha sido el origen de los progresos en las

22 23
l
ventaja resultase elegiríamos, no 'obstante, cada una de
El vivir con toda evidencia, es algo común, aun a las
ellas-, lo cierto es que las deseamos en vista de la felicidad
plantas; m~ nosotros buscamos lo .propio del.h~mbre. Po_r
suponiendo que por medio de ellas seremos felices. Nadie:
tanto, es preciso dejar de lado la. vida d~ ~utricien Y crec1-
e~ cambio, escoge la f~licidad por causa de aquellas cosas,
• miento. Vendría en seguida la vida sens1t1va; pero es claro
' m, en general, de otra ninguna.
también que ella es común aun al caballo, al buey Y a
. La misma conclusión parece resultar de la consideración
de la autosuficiencia qué es propia de la felicidad, porque el cualquier animal.
bien final, en la opinión común, debe bastarse a sí mismo. Resta pues, la que puede llamarse vida activa de la
Mas lo autosuficiente lo entendemos con referencia no sólo parte racional del hombre, la cual a su vez tiene ~os partes:
a .~m hom~re solo que viva vida solitaria, sino a sus padres, una la que obedece a la razón; otra, la que propiamente. es
h11o_s, mu1er, y en general a sus amigos y conciudadanos p~edora de la razón y que pienS;ll. Pero co~o esta vida
1 puesto que, por su naturaleza, el hombre e~ algo que pene:
racional puede asimismo entenderse en dos sen~1~os, hemos
t nece a la ciudad. Por lo demás, hay que fijar un límite a
· estas relaciones, pues si nos extendemos a los ascendientes y
de declarar, en seguida, que es la vida como act1v1d~d lo q~e
queremos significar, porque éste parece ser el mas propio
IJI a los descendientes y a los amigos de fos amigos iremos sentido del término.
! hasta el infinito. Máci adelante habrá que examinar ~te pun· Si, pues, el acto del hombre es la activi~ad ~el alma
to. Por lo pronto asentemo~ que el bien autosuficiente es r
según la razón, 9 al menos .no sin ella? $1 decimos ~e
·r aquel que por sí solo torna amable la vida ya de náda me- ordinario que un acto cualquiera es genencamente el mis-
• nesterosa; y tal bien pensamosque es la féliéldad. Ella es mo, sea que lo ejecute un cualquiera o un? c?~petente,
aún más deseable que todos los bienes, y no está incluída en como es el mismo, por ejemplo, el acto del c1~nsta Y.el ~el
la ,enumeración de éstos. Si lo estuviese, es claro que sería buen citarista, y en general en todos los demas casos,, ana·
mas deseable después de 'haber recibido la adición del me- diéndose en cada uno la superioridad de la perfeccion al
1
, nor de los bienes, ya que con lo añadido se produciría un acto mismo (diciéndose así que es prop!o del ~itarista tañer
excedente de bien, y de dos bienes el mayor es siempre el · la cítara y del buen citarista tañerla bien); s1 todo ello es
más estimable. Es manifiesto, en suma, que la felicidad es así, y p~esto que declaramos que el acto prop~o. del hombre
algo final y autosuficiente, y que es el fin de cuanto hace- es una cierta vida y que ella consiste en la actividad Y obras
mos. \del alma en condorcio con el principio racion81:, Y que -el
Quizá, empero, parezca una perogrullada decir que la acto de un hombre de bien es hacer todo ello b~en Y be~a­
felicidad es er bien supremo; y lo que se desea en cambio mente; y como, de otra parte, cada obra se e1ecuta. bien
• J es que se dº1ga con mayor claridad en qué consiste. ' Lo cual' ' cuando se ejecuta según la perfección que le es propia, .d~
podría tal vez hacerse si pudiésemos captar el acto del hom· todo esto se sigue que el bjen h~mano.resulta ~runa acti!•·.
bre. Pues así como para el flautista y para el escultor y para dad del alma según su perfeccion; y s1 hay varias perf~cc10-

l
todo artesano, y en general para todos aquellos que produ· 1 nes segun la mejor y más perfecta, y todo esto, ademas, en
1

'l cen obras o que desempeñan una actividad, en la obra que 1 un; vida completa. Pues así como una golondri~a no ha~
realizan se cree que' residen el bien y la perfección, así
también parece que debe acontecer con el hombre en caso
de existir algún acto que le sea propio. ¿O es que sólo habrá
ciertas obras y acciones que sean propias del carpintero y
1
primavera, ni tampoco un día de sol, d~ la propia suerte m
un día ni un corto tiempo hacen a nadie bienaventurado Y
feliz. · ·
Baste por ahora con este bosquejo del bien, porque con-
del zapatero, y ninguna del hombre, como si éste hubiese viene, a lo que parece, empezar por un esbozo, aplazando .
1• ~ido CO}OO cosa ocio~? ¿O que así como es notorio que para más tarde , el dibujo de los pormenores. De la _comp~­
l existe algun acto del 010, de la mano, del pie, y en ~neral tencia de cualquiera puede estimarse, por lo demas, el. ir
.de cada uno de los miembros, no podríamos constitu1r para adelante y ajustar entre sí los trazos acertado!> de~ bo~ue10 ,
el p.ombn; ningún acto fuera de todos los indicados? ¿Y
como también que el tiempo es en esto un precioso mven-
t cuál podria entonces ser?
tor o auxiliar. Tal ha sido el origen de los progresos en las
22 23

I
artef, como quiera que todo hombre puede añadir lo que en ¡fjrlllaI que el fin consiste en ~iert~s actos Y op~~acio;~!i
ellas aún falta. Mas de otra parte, es preciso recordar lo de este modo el fin queda incluido entre 1os iene
dicho antes en el sentido de que no en todas las cosas se ha:~ y no entre los exteriores. , ":"
de exigir la misma exactitud, sino en cada una la que con- Con nuestra defmición concuerda ademas ~ cr~ncia
11 siente la materia que se trata, y hasta el punto que sea se tiene de que el hombre feliz es el ~ue VJve ~i~n Y
apropia?o al método de investigación. De una manera inves- !~e bien porque virtualmente hemos definido la fehcidad
ti,ga el angulo recto el carpin!_ero, y de otra el ge~el ~ra0 una' especie de vida dichosa y de conducta recta.. .
primero hasta <Jofüie pueda ser útil a su obra, en tanto que':omAsimismo en la noción que hemos dado de la fehci~ad
el segundo, contemplador de la verdad, _considera su esencia. encuentran, al parecer, los caracteres que suelen exi~~
o sus propieda~es. Pues por manera analoga hay que proce- ;e constituir la felicidad. Para algunos, en efecto, la feh~t-
der en lo demas, no sea que los suplementos de las obras ·P~ arece consistir en la virtud; para otros en la prudencia;
resulten en número mayor que las obras mismas. Ni tampo- da Potros aún en una forma de la sabiduría, no faltando
ei:i todos los cas?s se ha de exigir dar razó? de ta causa de ~nos para quienes la felicidad es todo eso o parte d~ eso
1 co la m1s~a manera, smo que en algunos bastara con establecer :¿n·placer 0 no sin placer, a todo lo cual hay aun q~ienes
l' co!r~t~mente los }lechos_-coJno e~ el caso de lo.s.i>ri~eros añaden la prosperidad ex terior como factor conconutante.
pnnci~10~! y aqu1 l hec~ e~Jo...pnm~o y ..eLprin~p_!9. pe De estas opiniones unas las sostienen m:ichos de lo~·
los principios al.gunos son contemplados por induccion, antiguos, y otras las defienden pocos y esclarecidos varones,
otros por el sentido, otros por alguna costumbre, y unos de 'i no sería razonable suponer que unos y otros yerren ?e
• una Ina?era, '! otros ~e ?~ Deber.nos,. por tanto, esforzar- todo en todo, antes debemos creer qu~ aciertan en algun
nos en ir hacia los prmc1p1os atendiendo en cada caso a su unto al menos, si no es que en la mayor parte. .
naturaleza, y 'JlOner luego toda nuestra diligencia en definir· p Con los que identifican la felicidad con la v~t1;1,d o con
los correc~amEmte, porque de gran momento son ellos para lo ~ierta virtud particular concuerda nuestra defm1c1on, p~r­
que de ~1 se siga. Por ello ~ n;iira un principio como más que a la virtud pertene<1e la "actividad conf~rme ~ l~ vrr-
de la llll~d del. todo, y por el tornase manifiesto mucho de tud". Pero en lo que sin duda hay no poca ~ferenc1a es en
1
lo que se investiga. . hacer consistir el bien supremo en la posesion o en el uso,

VIII

, Hemos de considerar, sin embargo, este principio no


¡ n ei hábito o en la operaéión. Puede acontecer, en e~ect:o,
ue de la simple dispOsibión babitu8:1 no resul~ ru~gun
ien, como le pasa al dormido o de algu_n modo ocio~, ,mas
pon la actividad no es posible qu~ ~1 sea, ~ues quien la
solo como una conclusión lógica de4ucida de ciertas premi- l;enga, de necesidad obrará y o_brar~ bien: Y as1 _como en los
sas, sino a la luz de lo que sobre él acostumbra decirse ' ;uegos olímpicos no son los mas be.los m los mas fuerte_;; los .
¡ porq~e c~n Ja definición verdadera armonizan los hechos & que son coronados, sino los que luchan -pues entre estos
están los vencedores- , de la propia suerte los que obran son
1 e~penenc1a, en tanto que con la falsa luego áparecen discor- )os que c~nc;uistan con derecho las cosas bellas Y buenas d~
r 1 dantes. · ·
Ahora bien, los bienes han sido distribuid~s en tres cla- tJvida., '. dl '
1\
ses:, los llamados exteriores, los del alma y los del cuerpo, y La vida de tale$ homb:r;es, además, es por si nusma e e1-
de estos a fos del alma solemos llamar bienes con máxima tosa. Sentir placer, en efecto, es un estad? del alma? Y para
propiedad y plenamente. Mas comt> nosotros hacemos con- cada cual es placentero ªFluello a que se dJ'ce ser aficiona~o,
rsistir la felicidad en las acciones y operaciones del alma, romo al aficionado a caballos el caballo, la.escena al amigo
l nuestra definición resulta válida por lo menos de acuerdo de espectáculos y de igual modo los actos Justos al amante
co~ aquella doctrina, que es antigua y aceptada por los !de lo justo y e~ general los actos virtuosbs al amante de la
fllosofbs. ;¡
virtud. Y en la mayoría de los hombres los placeres se
Igualmente estamos en lo justo por el mero hecho de combaten entre sí, es porque no son placeres por su natura-
. .
25
24
---.
IX
leza, mas para los amantes de la belleza moral son placen~ •
ras las cosas por naturaleza placenteras; y tales son siemp1 1 cual se suscita la cuestión de si la felicidad es cosa
las ~cciones ajusta~ a la virtud, ?e modo ~ue ellas 50 J)exé~dizaje 0 de costumbre o ~sultado d~. algún otro
d~le1tosas para los ·mtuosos y deleitosas en s1 mismas. ~ ª~ 0 bien si nos viene por algun hado dívmo o por, la
.
vida de est.os hombres para nada demanda por añadidura 'rcrcicio,y a la verdad si hay algún regalo de los díoses. 8: los
placer como ornato circundante, sino que tiene en sí misllb tu;:~. con razón ~ tendrá la felicidad como don d1~mo;
su conten~. 111 to más cuantó que es el más excelente de l?s bien~
1 - A lo dicho podemos agreg~ que ni siquiera es bueno :anos. Mas quizá este punto tenga su ·lugar mas propio
9-ue no se goza en las bellas acciones,_ como no llamaríam<o tro género de investigaciones. Parece, ~n t.o~o, que
lJ!1st.o al que no se alegrase en la practica de la justicia, '».nºadmitiendo que no nos la envíen los díoses_, sino_ qu~ 1
liberal al que no tomase contento en los actos de· liberaiu da adquirirse por la virtud 0 por cierto estudio o e1erc -
dad, ! lo mismo en las o~ virtudes. a: la felicidad es una de las ~osas más divin~, pu~to q~e
, Siendo, to~o ello as1! las acciones conforme a la virttj premio y fin de la virtud es, con toda ev1den~ia, algo
ser~ en s1 mismas deleitosas. Mas también, por supuest;U rerno y divino y bienaventurado. , ,
seran bellas Y buenas, y una y .o tra cosa en el más aU P Desde otro punto de vista, tambien podr}a ocurrir que
grado, pu~s. e~ hombre virtuosb juzga bien de ambos atribia felicidad fuese algo ampliamente co~uruca~l~, pu.est.o
tos, Y su 1u1c10 es como lo hemos descrito. La felicidad l'tue es asequible mediante cierto estudio Y díhg~nc1a, a
• consiguiente, es lo mejor y lo m~ bello y lo más delici~si>dos q~e
aquellos no ·estén como lisiados para la virtud. Y
y n,o hay por qué separar entre sí estos atributos como ~ es mejor ser feliz de este modo que no por obra del azar,
estan en la inscripción de Delos: ' parece razonable admitir l'.lue es as1 como se .alcanza la feli-
Lo , . idad como quiera que lás cosas naturales tienen una ten-
mas beflo es l~ perfecta Justicia; lo me'jor la salud; ~ .' natural a estar dís¡)uestas de la mejor manera posibl~,
pero lo mas deleitoso es alcanzar lo que se ama.. enctia ta •~ las cosas que dependen del arte y de t.odo
'h.º ro nw . y
. Ahora bien, todos estos caracter.es concurren en las m~'Bero de causas, y señaladamente de l~ meJ<*. erro muy
)ores acciones, y todas éstas o µna sola, la más excelente ~de sería encomendar al azar lo mas grande Y lo mas

~n tod~, e~ manifies~ que la felicidad reclama ademái.fell?·La solución del problem~ ~ despren?~ tamb1en
entre ellas, es lo que llamamos felicidad. ·' ·
con to-
.los bienes extenores, segun antes dijimos. Es imposible erila claridad de nuestra defimc1on .d~ felicidad, la cual, he-
efecto, ,º por lo menos difícil, que haga bellas aecion;s ~s dicho, es cie~ ~pecie de_ ac~_!Vld!d del alma c~nfonne
q:iie este desprovisto de recursos. Hay muchos actos que=a virtud, mientras que los dem~ ~lenes unos están nece-
e1~utan, como por m!dio ~e mstrum~ntos, por los amig íamente comprenOidos ~n la fehc~~d, al paso que otro~
la nqueza y la influenc1a pohtica. Y hav bienes de los cual n por ~ naturaleza auxiliares y utiles por mod~ instru
quien~ están privados ven deslucirse ~su. dicha, como soníP.'en,tal. y todo esto está de acuerdo con lo que diJimos al
por e1emplo, el nacimiento ilustre, la descendencia feliz y rinclpio, cuando asentamos .que el rm de la política es el
hermosura. No sería precisamente feliz quien tuviese u ien supremo; ahora bien, la política pone S? ~ayor cuida-
~.pecto repugnan.te, o fuese de linaje vil, o solitario Y si,(do en hacer a los ciudadanos de tal condlc1on que sean
h11os; Y menos aun aquel cuyos hijos o amigos fuesen delbuenos y obradores de buenas acciones. .
todo perversos, o que siendo buenos viniesen a fallecer. POf Razón tenemos por tanto al no llamar felices al buey .m
tanto, como hemos dicho, la felicidad parece exigir un si. al caballo ni a otro alguno de los animales, dado qu~ nm-
plemen~o de prosperi~d ~-como el que queda descrito; 1 guno de ello& es capaz de participar.~e activi~d semepmte.
de aqu1··que algunos identifiquen la felicidad con -la fortu! y por la misma causa tampoco el runo es díchoso, pues por
na (aunque otros lo hagan con Ja virtud). razón de su edad no es capaz aún de practicar tales actos; Y
. 27
26
r
- -- -----

si algunos se dicen, esta felicitación se les dirige por Ja ...,, 0


no como si fuese aún feliz, sino porque lo f~e
ranza que de ellos ~ tiene. Para la felicidad es menegl 3 u~ ómo no va a ser absurdo que cuando uno es f_ehz
como antes ~jimos, una virtud perfecta y una vida co~s, ~~ga por objeto de predicación verdadera este atnbu-
ta .•?vtµchas vicisitudes tienen füg¡µ- en la vida y acciden se hay en él por el solo prurito de no querer tener pcr
todo género; y puede aoontecer que el hombre más pró que a los vi~ientes a causa de las vicisitud~ ~e la vida,
ro \'enga a caer en su vejez en grandes infortunios, com fu!rza de nuestra concepción de que la felicidad d~be
cuenta de Príamo en los cantares heroicós. A quien ex¡\n lg firme y en manera alguna fácilmente mudable, sien-
ª,
menta tales azares y miserablemente fenece, nadie h\ ºque la rueda de la fortuna gira muchas ve~s en ~odo
que le tenga por dichoso. . . r:culo en el destino de l~ misma persona? 81 se~1!11os
· ' ~urso de la suerte, no hay duda que ~ menudo dir~mos
' X . l mismo hombre que es unas veces feliz Y?tras desd1c~a·
e dQ , · aleon .
I· Pero entonces, ¿no podremos decl~ar feliz a nin
otro de. los h~mbr':8 mientras viva, s.i no que será' prec~ 0 será del todo insensato dejarse llevar , or
c?mo dice 8olon, mirar el fin? Y con esta tesis, ¿nc>resul~ ~asos de la fortuna? No es en e~los donde e~tá el verda-
ra que este hombre es feliz precisamente cuando ya ~ro éxito 0 el fracaso; y por mas que la Vida humana
muerto? ¿No estará todo ello completamente fuera de _ie::esite complementnri~wente de los favores _de la suerte,
gar, _sobre todo p~ quienes ar:~._...,amos que la felicic\mo hemos dicho, lot:.·N&os virtuosos son•l s de la
~DS1ste en una actmdad? ... , , ,ucidad, y los contrari1..~) <if. lo contc
Mas de gtra parte, por mi.; '-{Ue no digamos que La misma cuestión que ahora discutimos confirma
muelf:<> sea feliz -ni tampoco SoJf>n q\iiso decir esto-, si!fa definición. En ninguna de las obras h~manas encontrai:e-
'q ue s~lo entonces po_demos de<;larar feliz a un hombre. c~5 una firmeza comparable a la que tienen los actos VII·
segundad cuando está exento ya de los males y reveses de_.csos más estables aún, por lo que puede verse, que nues-
fortuna, tampoco esto deja ~e tener c~erta dificultad. Pi~ ~~oCimiento de las ciencias part~~u~ares. ~ de los actos
sase, en efecto, que para el difunto, al igual que para el vi\ vhtud los más valiosos son tamb1en ~os mas duraderos,
~ ,":e n? tiene de ello conciencia, hay ciertos bienes y W\da vez que en ellos pasan su vida los dichosos con mayor
oien c1erto.s males, ~es com? honras y ~rentas, y asimi~licación y continuidad, siendo ello, al parecer, la causa de
la prosperidad o el mfortumo de sus h11os y descendie~t\e no pueda darse olvido con respecto a tales acto_s:
en general. Y esto presenta aún otro problema. Bien podrí, Por lo tanto, eso que aho.ra buscam?s, la estabi,lidad, de
suceder, ~n. efecto, que a quien ha vivido dichosamente h~rto se encontrará en el hombre febz, que ~ra tal por
ta la vejez y fallecido po¡ el mismo tenor, le sobreveng~ su vida, pues siempre o casi siempre_obrara Y con~m·
numerosas mud_anz.as ~n sus descendientes: que unos ser~ las cosas que son conformes con la virtud, Yl_levara los
buenos Y tendran _Ia vida que merecen, y otros al connar~· bios de fortuna con sumo decoro, Y guardara en todo
Y es claro, ademas, que según el grado de parentesco perfecta armonía como varón verdaderamente esforza-
relaciones de los descendientes con ~s ancestros pueden y "cuadrado sin repro~be". ..
de lo más variadas. En verdad que sería sorprendente que Como los sucesos de la fortuna sean muchos Y difieran
muerto compartiera todas es~s mudanzas y fuese altemat" tre sí por su magnitud o parv.edad, claro es que las ·J?eque-
v~ente feliz y desdichado. Mas por otra parte, tampo prosperlda~es, y de la misma manera sus contranas, no
de1a de ser absurdo pensar que los azares de los hijos n n de peso en la vida; pero si son grandes Y frecu~ntes l_ap
toquen a los padres en nada, ni siquiera por algún tie.mp que resultan bien, harán más dichosa la extStencia,
Mas volvamos a la primera dificultad, pues qui.za por aqu es su función natural es la de contribuir a embell~cerla, Y
llo ~damos percibir. lo que ahora indagamos. 80 que de ellas hagamos puede ser be~o. Y v~tuoso.
81 es, pues, preciso ver el_fm, y declarar feliz entonces a si resultan m~, oprimen y estragan la felicidad, porque

29
nada contribuya a la felicidad del difunto, parece una
acarrean tristezas y embarazan muchas actividades. Mas ~na muy s~ corazón y contraria a las creenCiiiS comu-
todo esto, aun en estas circunstancias se difunde el resp Perocomo las co8as que acaecen son muchas y admiten
1 dor de la hermosura moral cuando un hombre lleva ~rencias de todo género, y unas nos llegan más, y otras
serenidad muchos y grandes infortunios, no por insensi~nos sería largo e interminable discernirlas en particular,
1 d..!id al dolor, sino porque es bien na~ido y magnánimo. 18tan.do quizá hablar de ellas por su contof!lo general.
como hemos dicho, los actos dominan soberanamen~ Así como entre -los infortunios 9ue directamente !!QS
vida ningún hombre feliz podrá volverse miserable, pues.can unos tienen cierto ~o e 'ñlfM.fillcia lfil.m1esm vh!!,
obr~á jamás lo aborrecible y ruin. Y somos de opinió~ ~ p~o-~Fotros ll!'~cen más lig~r2s, otro ~nto acontece
el hombre verdaderamente ~ueno y sensato llevara \llJos que ~c~ a }os ser~q!!~OS SOJ! quendos, en todos
buen semblante todos los accidentes de la fortuna y sa0¡ grados de afeccion. Y la diferencil\ que hay en cada una
siempre el mejor partido de las circunstancias, taJ com estas desgi:acias, según que afecten a los vivientes o a los
hábiJ, (0P,.e~~~~~fi'1~,ltt~~f~ ,. ;-_. • ertos, es m\!C~O W.~'f2r de_JIL.qUe hay en las tragedias
re~"'Su comoativ1dad, o ~ólfic1F1W"zap · · , que los cr1menes y horrores se presupongan como
mefor cal'zado del cuero que se le da, y del mismo m ntecidos o que tengan lugar en la representación. Y no
todos los otros artesanos. ilo hay que tener en cuenta esta diferencia, sine .qµe ~-
• Supuesto lo que precede, jamás el hombre feliz 'am?s reguntarnos además si los qu~ ~an , a-f1e
desdicha'Qo, por más que no tenga la perfecta bienave fati~ e es v1 pue en aun 11.art1c1par de_a!gyn l!J~n
r~~~ . J~r en las desgracias de Príamo. NI aelas cosas op es arece, en efecto, por las considera·
tampooo ún ·ti~rnasolado ni fácilmente mud3ble. n~ anrenores, que ~ e!1 er-cllSO de. ~ algo llegy_e
?
será removido de su felicidad fácilmente, ni por los info ti ell~. ya ~ t;ate de un 1en, ya de un mal, ~tado
Dios ordinarios, sino por los que sean grandes y much~~ ser algo deb1l y ?esprec1able, sea absolu,tamente o rela-
por el contrario, una vez que salga de ellos tampoco ~ente a efl'Os,~ s1 no, P!!_r_l? menos sera de tal grado ~
volver tal hombre a ser feliz en poco tiempo, sino si ac idad que n~P.ue ª_ acer f~E.2_es a los que no lo sean m
después de una época larga y completa, en el curso d an~ a tos que'To sean suo t.enaventuranza. Por tan~, las
cual venga a conquistar cosas grandes e ilustres. speridades de los seres que~dos, n_.2 menos qu!_sus n! or-
, . . . . . !~os, parecen !_!~cf!r d_fl. algun modo alo~u_n~ pero
En suma_, ¿que impide declarar f~hz a _quien obi:a ta tañtf y- de tafmodo que n!> pu'eáañh~er a lQ:; felices
forme a la virtud perfecta, y que está provisto ademas felices ru producir otra alguna mudanza semejante
cientemente de bienes ·exteriores, y todo esto no durante - -~ - - -- '
tiempo cualquiera, sino durante una vida completa? i
habrá que añadir que deberá vivir en tal estado y m~ xn
como corresponde? Mas el porvenir nos es oscuro, en tu Defi 'd . f .. ,
que l f r "dad egún la entendemo e un f' y algo mi os estos puntos, veamos si ~IJs!.~d~~entre
toª e ici •s s, s m cosas que se alaban o entre las que se venera!}, ya que,
en d~ Y por todo. n da evi encla, a feTicidad no pertenece a las potencia-
Si todo ello es así, diremos que son felices entre des.
vivientes aquellos ª. quiene;i se apliquen o puedan apli ~do l? que es objeto de alabffl es laudable, al pare.
los caracteres descritos; felices h~ do:qde pueden serlo r, en razon de ser tat o cuat cosa y 'tie estar dispuesta de
hombres. Y baste con estas prec1S1ones acerca de estos P rto modo con relación a otra cosa. Si alabamos al iusto,
·tos. valiente, y en general al hombre l:iueno y a la virtud,y
r lJl.Otivo de sus actos _y_k sus 9.bras; como también
XI ando ali'bamos íil atleta, al corredor y a cada uno en su
ero, lo hacemos por ser naturalmente de tal calidad y
Que la suerte d~ los descendientes y de todos los ami e.~ ~
tiJ 31
30
. . ., mos en los legisladores de Creta y Lacedemonia y otros
estar dispuestos de cierto modo con relac~~n a algo buettee uiera de esta especie que puedan haber existido. Y
excelente. y todo esto se pon~ de ~amfiesto por lo al:: que tal consideración es propia de la ciencia política,
sentimos con respecto ~ los ~1~10~ tributados a los di~iaro'llue la indagación que al respecto hagamos estará de
los que ~? hacemos smo ridiculizar cuando estable erdo con nuestro designio original. Pero tvide~n.t.e..
una relac1on e~tre .ellos Y noso~i:os, lo cual aconte~ P .virtud· que debemos considerar es Ja '!)~u.,g._humana, ya
~da alabanza implica una relac10n, ~orno hemos dicho. eel bien y la félicidad que buscamos son el bien humano
fil, pues, la alab!lnza es una de las cosas~iv !a humana felicidad. Y por~ud !!_u~~l!_entende~o~ no
evidente que no pill!de-tlabe~ alabanza <fe_ ~~~el c~rpo, sino l~del all!!_a, y por fehc1dad una actlVldad
JLremas, smo algo mayor Y mepr, ~JS_patent.e. ~alma.
como- atribuimos a los dioses la dicha y la bienaventurai s· todo ello es así es menester que el político posea
y como declaramo.s bienaventurad~s a los más div~os d,~ saber de las coS:C:S defjµw:-00 de otro · modo que el
hombres. Y_ ~o m1Smo es en los ~ien~, q~e nac;he hay ista debe conocer todo el cuerpo, y tanjp rn~ cu~to
ala~ la. fe_lic1~~d como a1,aba la JUstlc1a, smo como a la política es más estimada y mejor que la 1!1~icina;
meJor y mas divina la bendice. ~ra bien, los que ~cm reputados entre los· med1cos se
En este punto Eudoxio parece haber abogad9 pan grandemente en el conocimiento del cuerpo. Es pre-
llameñt.e en favor de1a supremacía de!.R~!ic~r, p_e~jotpor tanto,_que elP.2l~ticq es!u~e lo .relativo alma, ª!
el hecho de _gue nQ_~_a!¡¡pe, por mas que sea un que lo estudie por razon de las virtudes y no mas de lo
significa que es ~erior a todo lo g_~laba, como lo sea menester para nuestr~ actual investigación, ~ues
Dios y el Bien, puesto que a ellos referimos todos los · ar más este examen seria ta\ vez de sobra labonoso
bienes. los fines antes propuestos.
De la virtud hay alabanza E._or ue ella_!los hac~ clgo se ha dicho ya del almp satisfactoriamente en nues-
de ~ tas bellas acciones; p~ro d~_JQ§_,actos _ya escntos en circulación, y a esas nociones debemos
zados, en cambio, h~ e~O!JlJ2s, lo mismo si son recurrir, p_or ejemplo a la de que en el alma hay una
cuerpo que del alma. Mas hablar de esto con mayor P irracional y otra dotada de u- líiiópio...r.ac:iQll.al. Si
sión quizá sea más bien de la competencia de los p partes estáñsepara as como los miembros del cuerpo
ristas de profesión. En lo que atañe a noso~ros, nos I? mo las partes de cualquier todo divisible, o bien si son
evidente, por lo que hemos.dicho, que la f e!_icidad perte_~artes por división mental, pero naturalmente insepa-
a las cosas veneJllbles y ~rfec~s. ! parece asimismo se , al modo como en la circunferencia lo son la parte
por ser 'la felicidad un P,rincjn,io, pues por causa ~e exa y la parte cóncava, no hace al caso de momento.
~ace~os todo lo <lé~--:"'yalo q_!!.e ~_pri.n~ipio~Y.: call5'En la parte irracion~~i a su vez UE_a parte que parece
los bienes lo !¡lu~_m<>!!l~_!enerable Y dlVln~. omúñ a todos os vivientes, inclusive a las plantas, quie-
ecir el principiÓdelanutrición y del crecimiento, Esta
xm tad -del a1ma poaemoscoloCarla éñ-todos los seres que
mentan, aun en los fetos, como asimismo en los orga-
~ifilld<Lliµelli:idad una act.itu.d....d.ela conforme os plenamente desarrollados, en los cuales es más vero-
virtud perfecta, cgnsideremos ahora la natu~l_eza ~eja suponerla que no otra distinta.
tu~, pues quizá de.este modo podremo~ percibir me)Or l
ora bien, la virtud de esta parte es obviamen~ co-
la felicidad. a todos los vivientes, y no específicamente humana,
El verdadero hombre de Estado, .además, parece qu ue esta parte o facultad actúa, al parecer, sobre "todo en
de ocup~_ae la vi$jJ,..mas ql!_~-ª~Q.tra_c<>.§.8 algüna, d
eño. Mas en el sueño en nada puede distinguirse el
el momento que qyie.re bl!..~r...de &.us_cq_nciuda.d@O§ e bueno del malo; de donde viene el dicho de que
bres de bieny obedientes a las leyes. Ejemplo de lo cu

32 33
durante la mitad de la vida en nada difieren los felices ~r la racional, lo revelan las amonestaciones y todo género
desdichados. Y se comprende que así sea, como quiera1e reproches Y exhortaciones. Y así, si de esta parte hay
el sueño es la cesación de la actividad del alma por la cu¡ue decir también que posee la razón, doble será a su vez la
ella calificada de buena o mala; a no ser que le llegu~ racional: una, la que posee la razón propiamente y en
alguna manera débilmente ciertos movimientos, y q~ misma; otra, la que escucha la voz de aquélla como la de
este modo los sueños de los hombres de bien puedallll padre.
mejores que los de la mayoría. Y contentándonos co Atendiendo a esta diferencill se divide la virtud. A unas
diche sobre este punto, dejemos la potencia nutritiva, ttrt;Ucies las llamamos intelectuales; a otras morales. Intelec-
vez que por su naturaleza no tiene parte en la virtud h11ua1es son, por ejemplo, la sabidur(ií,";la compreñsión y la
na. ?rudencia; morales, la liberalidad y la templanza. En efecto,
Hay empero, a lo que parece, otro elemento de n do ?ºs referimo~ al carácter ~oral ~e alguno no d~ci-
le,z iTrracional en el alma el cual, sin em argo, p~cl s de el que ~a sabio o compren~vo, smo que es apacible
iil~Eñelñombre continente no temperante, sin que por eso de)emos de alabar al sabio
nos que en el incon~mente, alabamos la razón y '1a _for la ~osición habitual que le es propia. Y a las disposi-
racional del alma, siendo ella ra que derechameñteTeS"f~es dignas de alabanza las füunamos virtudes. . .
seja y excita nacía las mejores acciones. Pero at-propio ~
J!.O, ~tente en ambos otro principio que por su .-
raleza eS& at margen ae la razón y que mueve guet
_!..esiste a la razón: Pues exactamente como los miembIQ

i'
cuerpo que han sufrido un ataque de parálisis se mue
contrario hacia la izquierda cuando queremos hacerlo
~erecha, otro tanto pasa en el alma: los deseos de los
tmentes van en sentido contrario a la razón; pero así
en los cuerpos vemos esta desviación, en el alma ya
vemos. Pero no menos hemos de pensar que en el
existe algo además de la razón, que se le opone y va c~
ella. En qué sentido es distinto este elemento del otu(
~~nto, no nos interesa aquí. Con todo, según dijimos,
bien esta parte del alma parece participar de la razón,
to que en el hombre coJ!1ine~ está de cierto somet
imperio de la razón. Y sin duda es más d..ó~l aún
temperante y en el valiente, en los cuales el elemento
cional habla en todo. con la misma voz de la razón.
Queda de manir~, por tanto, que es doble a su
P-arte irracional del alma: de un lado la vegetativa
manera alguna comu.!e con .la tazón; d~ p q va oo~
ble y en generall.!]leslQe~¡¡, que particl.R.a de la r
cierta .medida, en cuanto la obedece y se ~mete...a..
perj o. Todo lo cual pasa como cuando tenemos en
los consejos del padre o del'amige, y no en el sentido
razones matemáticas.
Que la parte irracional se deje persuadir de algún

34 35
0 la cítara. Y de igual mmera nos hacemos justos practi-
ando actos de justicia, y temperantes haciendo actos de
empJanz~, Y valie ntes ejercitando actos de valentía. En t es-
fDlonio de lo cual está lo que pasa en las ciudades, en las
., uales Jos legisladores hacen contraer hábitos a los ciudada·
.os para hacerlos buenos, y en esto consiste la intención de
LIBRO 11 odo legislador. Los que no hacen bien esto yerran el blan-
o, pues es en ello en lo que el buen gobierno difiere del
~alo. _
DE LA VIRTUD EN GENERAL A más de esto, de las mismas c~U§!S y por los mismos
iaed1os nace Y se ~sfiaga toda virtud, como también todo
? 1 ife'J Del tañer la cítara r esultan los buenos y los malos
_.... . . . ttaristas, Y análogamente los arquitectos y todos los de.más J
S1enQ.<?, pu , ~e dos es ecies la virtud: iptelectu*ífices. ,Ponstruxendo...bien serán buenos arquitectos, y
µi?ral, la intelectual debe sobre todo al magisterio su °'9nsJruyenoo míif, malos. Si así no f~ese, para nada se nece- 1
miento y desarrollo, y por eso ha menester de experienc¡taria del f!laestro, ya que todos serian nativamente buenos
de tiempo, ~n tanto que la virtud pioral e!' fruto d~ malos art1~ces. -
costumbre, de la cual ha tomado su nombre por una li¡ Lo propio ex actamente pasa con las virtudes. .Por la
inflexión del vocablo, . pnducta .filie observemos en las convenciones que tíeñen
De lo anterior resulta claramente que ninguna de gar entre los hombres, ~!!J.ÓsjüStO~-º infu~s; :i: p<>...tJa
virtudes moráles genn1ña en nosotros naturalmente. N era como nos ~J'!lportemos en los peligros, según- que
en efecto, de lo que es por naturaleza puede por la cos s habituemos ~ tene~ ñlieao u osadía, se~e~ós valientes ~
bre hacerse de otro modo; como por ejemplo la pi bardes. f¡,q ~!J>mO tiene lugar en las pasiones, sean del
que por su naturaleza es arrastrada hacia abajo: no po nero. coWpfs"Clble o irascible, que unos serán templados
contraer .el hábito de moverse hacia arriba, aunque infm apacibles Y otros desenfrenados y violentós, porque unos
v~ quisiéramos acostumbrarla a ello·lanzándola a lo conducen de un modo con respecto a esas pasiones, y
ni e1 fuego hacia abajo, ni nada en fin de lo que n ros de otro.
ralmente está constituido de una manera podría habitu, En una J?alabra, de los acto~ semejantes nacen los ,!iábi: \
a proceder de otra. s. Es p;e?lSO, p or tanto, realizar determinacfos actos, ya-
.La!i virtudes, por tanto, no nacen en nosotros ni' e los habit~s se conformarán a su diferente condición. No
naturaleza ni contrariamente a la naturaleza ·SiñOque de poca importancia contraer prontamente desde Ja
... do nosotros naturalmente capaces de recibi~las las ¡)e ~lescencia estos o aquellos hábitos, sino que la t iene mu-
cionamos eñ'riosotro9~r a costuiñ)tre.'"-7,.. ' · isima, o por mejor decir, es el todo.
Todo _19 que nos da la naturaleza lo recibimos pri
como po~nciaMades, que_ lu_egoñOsOtros traducimos 11
actos. Lo cual se manifiesta en los sentidos: no por mu
ver o por mucho ou adquirímos as facultades sensi Nuestra labor actual, a diferencia de las otras, no tiene
antes por lo contrario nos servimos de ellas porque las rm
r la especulación. No emprendemos esta p~uisa para
mos, y no a la inversa que las tengamos como resultado r qué sea la virtud - lo cual· no tendría ninguna u tili-
su uso. j.a& wrt"A= en rampjo las adr¡nlEi.w0&8jeft?itá -:• sino ~ara llegar a_ sel'"Virtuo~ En consecuencia, ~~
p.0§ primero en ellas. como Pª§I ymbiép en las .....+.~"~v- c~_,...fill.!O filie atañe tjas_acciones, la manera
oficios. todo lo que hemos de hacer después de ha practicarlas., pues los ac~n dijimos, son los 'Se-no-
aprendido, lo aprendemos haciéndolo, como, por eje Y la causa de que seañtaieS'oc\latei losh ábiÍÓ; . - -
llegamos a ser arquitectos construyendo, y citaristas t - Es un principio comúnmente admitido, y que hemos de

36 37

que así es también en otras situaciones más visibles, sea
dar por supuesto, el de que debemos obr,ar conforme a caso por ejemplo, del vigor corporal, el cual por una
recta razón. Más tarde dire~os, a su respecto, en que con~ ~ el resultado de una alimentación abundant.e y de
t.e la recta razón y qué ~elación mantiet;ie con las ~eortar muchas fatigas, y por la otra tales. actos puede
1 virtudes. c\utarlos más· que otro alguno el hombre vigoroso. Pues1
A ~.be también concederse preliminarment.e qy_e tanto pasa con las virtudes. Por la abstinencia deJos 1
( discu~lll'Wica...1ha de exp eres nos hacemos t.emperant.es, y una vez que lo somos,
sólo en gen~@Udasles y ru> con exactitud, ya. que, ~.[19_~ emos muy fácilmente privarnos de ellos. Y .lo propio_ 1
un _principio dijimQs, lo que debe exigirse de todo ~lliontece con respecto a la valentía: acostumbrandonos a
miento es que sea ! dec ado _p. S\!._materia; ahora bien, ~~nospreciar los peligros y a afrontarlos nos hacemos va-
l~ue eoncieme- a las, ~~nes y a su c~!_lve~~ncia ~ntes, y siéndolo podremos arrostrar los trances temerosos
tieneae eSta61e, cITTñó tampoco lo que atañe a la salua. Y)n máximo arrojo.
tal condición tiene la teoría ética en general, con m~
r azón aun tpda P!<> siciÓn sobre casos particul&res caret¡ m
de exactitud, como quiera que semejiñtes casos no cal\
. b.ajo de alguna norma técnic~ ni de alguna tradición .prof~ Signo forzoso de los hábitos es el lacero la pena qué-_
s10nal. Menester es _que quienes han de actuar atiend\ompañan a los actos. TEl!!!}l~rante es el que se_ab~ene de l
siemp~ a la op.ortu.rudad ctel momento, como se hace en~ placeres corpóreos. y en ello se compláce-;- y d!Soluto _el _
_¿pedicma Y el pilota) e. . . . e se im por su pnvación. \Za1iente e5et·que con alegria,
Con ser tal la present.e d1SC1.p~ma, debemos no obstanfa lo menos ~o con trist~a,_~ostra los pe -~, y-cob~e
esforzarnos por prestar est.e sernc10. que lo hacé:COn tristeza. '}:
, Observel'!los en primer término q"®J O§..acWltbu.ma .• · ~ 1' • · •• ·
son de tal naturaleza gue se malogran _tanto.. por defec la virtud mQ[!l, por tanto, ,,_esta_!!L relac!Qll con os
como por exceso, pues si para juzgar de ¡0 invisible he ~ yrpS'd~lores. Por obtener placer comet.emos act:°~
de apelar al testimonio de lo visible, tal vemos que acon es, y por eviw penas !lºs apm:tamos de 18:5 bellas acc10-
con la fuerza y la salud. Una gimnasia exagerada, lo · _ Por .lo cu~, como di~ Platón, ~ preclSo que luego
que una insuficient.e debilitan el vigor; y del mismo mo la 1!1fan~a se_p.os gu..!.e de modo tal qµe goce~os o
el exceso y el ~fecto n la comida y la bebida estragan con~!llº~ co"mo es ~eneiíter, y en esto conslSt.e la ..
salud, en tanto que la medida proporcionada la produce, educacion.
desarrolla y la mantiene. Pues otro tanto pasa con la t.e Por otra part.e como las virtudes morales tienen por
planza, la valentía y las demás virtudes. El qy~.J!e..t.o teria acciones o pasio~s, y co~o a to~.acci~n o pasión
huye~~~ Y~l!.8!!a soporta, acaba por ser un coba,r mpaña placer o dolor ,_gsta sena una razon mas para gue
y elque por otro lado nada t.eme en absoluto, ant.es marc virtJ.l~laceres y dolores. ~o !1118mo _
al encuentro de todo, hácese temerario. Y otro tanto di a .ent.ender las correcciones que se aplican s1rvlendose
mos del gozador de todos los plaéeres y que de ninguno unos y otros. Son ellas como curaciones, en cuya natura-
abstiene, que llega a ser un desenfrenado, y en cambio está el obrar por medio de los contrarios. ../\>~
que huye de todos los goces, como la ient.e nístiea, aca En fin. como dijimos ant.es to~jJ-isposición del alma
por ser un insensible. La t.emplanza y la valentía, por tan tiene ~na relación natural ~ aquello que pueoe '
se malogran igualment.e por el exceso y el defecto', y turalment.e tornarla meiQF...Q.Peor. Y es as{ como Íos h·om·
conservan por la medida. ' . se vuelven i)erversos por los placeres o los dolores, por
~ Pero no sojame?~rovienen las virtu~es ~e las mis guir o evitar unos u otros, bien sea los que !?-º_se debe,
causas y· a ellas estan su1etas tanto en su genesis como en cuando no se debe o como no se debe, o por otfá desvia-
crecimiento y corrupción, sino que asimismo encuentnn • n cualquiera de id que la razón det.ermina en las circuns-
pleno ejercicio en los mismo~ actos causativgs. Y porque ·
39
38
r r (

tancias. De aquí que algunos definan las virtudes co~a toda vez que si se ejecutan actos de justicia y de
dos ~~ i~asíbQidaOf ae qu1efud. ~nicióne~o~~~ ~pli{oza somos ya justos y temperantes, como son gramá-
toman esos termmos absolutamente sm agregar s1 esos e y músicos los que se ejercitan en la gramática y en la
dos se dan de manera debida o indebida, y en tiempo o 5. .
tuno o inoportuno, con todas las demás precisiQnes sica. , . . . te , la
deben añadirse. Quede sentado, por tanto, que es pro ¡0 ¿O no sera que m s1qu1era en las ar s pasan as.1 s
la virtud oner en obra los oces o sufrimientos mora me ? Acont~e tal vez que pueda uno te~er un ac1e~
más vali~o , . propio ~1Cíoliªc«:_r lo contranO.- --.roatical p_or s~e~ º . porque. ot~o. se lo sug¡7ra; pero sera
Lo -que vamos a dec1·r ahora nos h-ara, ve r mas
- , c1aram1.r··mático solo s1 e1erc1ta la gramat1
A ..
. ca gramaticalmente,
'l es
la misma materia. Tres cosas hay en cuant.o a nuestras ir, co? arreglo al saber gramat1~al que hay en e .
~ias.:... lo bueno, lo-útil.Y.jQ"J>tacentero, y otras tres rtA mas de esto, no hay seme1anza en~e las artes y las
trarias de aquéllas en cuanto a nuestras aversiones· lo m des en este punto. Las obras de arte tienen su bondad
lo nocivo y lo desa_g[adabl~ Tocante a todas e llas ~aéTer ~í mismas, pues. les basta estar ~echas de tal ~9d?. M
hombre buénOYfalja~el hompre malo, y sobre todo-e las obras de virtud no es sufi~.1ente.que los a<!tos .sea~
que atañe al placer, por la razón de que el placer es comú . o cuales para que puedan decuse e1ecutados con 1usti-
todos los animales y acompaña a todos los actos dicta o con t?mpl~~a, su~o que es m~nester que el agente
por una preferencia, puesto que lo bueno y lo útil se pr úe con d1spos1c1on análoga, y lo pnmero de ~do que sea
tan como placenteros. iente de ella; luego, que proceda con elecc1on y que su
D . . . ión sea en consideración a tales actos, y en tercer lugar,
esde ~a _pn~a ~c.1a_ se desarrolla en todos n actúe con ánimo firme e inconmovible. ....
tras el sentimiento del~; por lo cual es difícil desem Todo esto, tratándose de las artes, no se tiene en cuen-
r~arnos de una afecc10n que colorea nuestra vida. U como no sea el saber. Mas con respecto a las virtudes
mas, otros menos, todos m:,dimos n~es~ accion!s por 0 nada significa el saber, y las demás condiciones, en
placer Y el dolor. P?rtOiio esto es preciso que a lo argo bio, tienen una influencia no pequeña, sino total, y
todo nue:>tro estudio tengamos en cuenta ambos esta ltan d.e la multiplicación de actos de justicia y de tem-
como q~1?ra qu~ no es de poco momento para nues a. .V .
actos afligirnos bien o torpe.mente. ~s actos de justicia 0 templanza reciben, pues, tal de-
En fin, más dificultoso es combatir el placer que la · · ción cuando son tales como los haría un hombre
como .dice. Heráclito. J.\.1as para lo que es más difíc.il están to o temperante. Y el hombre. justo y temperante, a su
arte Y l~ virtud, pues aun el bien es mejor en lo áspero. , no es el que_simplemente ej,ecuta t;sos actos, sino el que.
esta r~on, aun los placeres y dolores son materia de p ejecuta del modo que lo hartan los 1ustos y temperantes.
cupac1on para la virtud '! la ciencia política.. Quien sepa u on ~~e dice, <J?:gr~~ qu~ e~h~· se ~ce
de_ellos rectamente, sera bue o, y quien mal, malo. por la practica de acfOSdé just1c1a, y tempjlrante or
Queda dicho, por tanto~bmo la virtud mantiene re practiéade- acto1Jlfliffiiplanza, 'y qu~ sin este ejercicio
ci?n con los placer~y dol¿res;co-.rríO'"sed esarrolfa por le en absoluto estaría siquiera"".eñ camino de hacerse
mismas causas de que nace, y se corrompe cuando no. Pero los hombres en su mayoría no proceden así,
c~~s actúan e~ otro sentido, y cómo en fin la virtud que refugiái;tdose en las teorías, se imaginan hacer obra
e1ercita en los mismos actos de que nace. filósofos, y que por este medio serán varones perfectos,
iendo en esto como los enfermos que prestan diligente
IV
o a los médicps, y luego no hl!cen nada de lo que se les
Podr.ía alguno plantearnos la dificultad de que cómo ribe. Y así como éstos no tendrán salud en su cuerpo
que decimos que para hacemos justos debemos' practi esta terapéutica, tampoco aquéllos, filosofando de este
actos de justicia, y para hac.ernos temperantes actos de te do, la tendrán en su alma. ·

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r · V Digamos, pues, que toda virtud perfecciona Ja buena
Examinemos en seguida qué sea la virtud. Puestoj,osición de aquello c uya virtud es, y produce adecuada-
todo lo que se da en el alma son pasiones. potenc' te su obra propia; como, por ejemplo, la virtud del ojo
. hábitos, la virtud deberá ser alguna de estas tre~ cosas. bUeno al ojo Y a su función: por la virtud del ojo
Llamo pasiones al deseo, la cólera el temor la aud os bien. Del mismo modo la virtud del caballo le hace
f li: envidia, la alegría, el sentimiento ~tow,' el odi buen caballo, a~to ·para correr, para llevar al iin.e te y
· anoranza, la emulación, la piedad, y en general a tod~ esperar al enemigo.
""' ...afecciones a las que son concomitantes el placer 0 la Si así es, pues, en todos los casos, la virtud del hombre
Llamo potencias a las facult.ades que nos hacen pasibl entonces aquel hábito por el cual el hombre se hace'
esos estados, como son las que nos hacen capaces de o y gracias al cual realizará bien la obra que le es
nos o contristamos o compadecemos. Y llamo hábitos la.
dispo~c(ónes que nos hacen conducirnos bien o mal e Cómo sea esto posible, lo hemos dicho ya, pero se tor-
' que r~pecta a las pasiones, co.mo si, por ejemplo, al a· más claro aún si ~onsideramos cuál es la naturalezá áe
nos lo hacemos con vehemencia o remisamente estare d.
mal dispuestos, y si con médida, bien, y así e~ las d ~ toda cantidad continua y divisible puede distinguirse
pasiones., ás, lo menos y lo igual, y esto en la cosa misma o bien
Ni lS? virtudes ni los vicios son, por tanto, pasi relación a nosotros. Pues bien, lo igual es un medio
cc;>mo quiera qu~ no se .nos de~lara vjrtuosos o vicio el exceso y el defecto. Llamo términó medio de una
Won n~estras pas1?nes, smo segun nuestras virtudes o vi a lo que diSta igualmente de uno y otro de los extre-
es ~r las pasiones por lo que se ~~s.alaba o censura: , lo cual es uno y lo mismo para todos. Mas ron respec-
• !T~!c;r!i~~:~:~ó'te~ ª~ra.ire:~ºk>~~ ~ecr;:~~:~ el nosotros, el medio es lo·qu~ no es. exceSivo ni deféctuo-
manera o circunstancias. ~or lo -contrario, se nos dir pero ~s~ ya no es uno m lo 1D1smo para todos. Por _
alabanza O censura por las virtudes y vicios plo: SI d1ez es mucho Y dos poco, tomamos seis como
Allende de esto, no depende de nuestra elección · .o medio en, la ~sa, pu~~ q_ue por Igual ~:'ced~ y ~s.
nos o ~emer, mientras que las virtudes sí son eleccion do, Y es el tepnmo me~ho segun la proporc1on ant!lle-
por lo ~enos no se dan sin elección. . Para nosotros, en cambio, ya no puede tomarse as1.-Si
. Finalmente, ~ícese que somos movidos por las pasio alguien es mucho comer por valor de diez ~nas, y
mientras que por las viftudes y vicios no somos movi por valor de dos, tlo por esto el maestro de gimnasia
sino que estan:ios de tal o tal modo dispuestos. ribirá una comida de seis minas, pues también esto
.1 Por los mismos motivos, las virtudes no son tam ía ser mucho o poco para quien hubiera de tomarla:
~potencias, como quiera que no se nos llama buenos 0 para Milón, y mucho para quien empiece los ejercicios
~ ¡;e nos elogia o censura por la simple capacidad de ásticos. Y lo mismo en la carrera y en la lucha. Así,
pasiones. Y además, si poseemos estas capacidades por o conocedor rehúye el exceso y el defecto, buscando y
~eza, no venimos a ser buenos o malos por naturaleza. endo el ~in~ ~. pero el término medio no de
antelación nos hemos explicado acerca de este punto. sa, sino para nosotros.
'' Si pues, las virtudes no son n i pasiones ni potenci Si, por tanto, todo arte o ciencia consuma bien su obra
~?eda sino que sean hábitos. Con lo cual está dicho a do al, término medio y encaminando a él los trabajos
._ genero pertenece la virtud. de aqu1 que a menudo se·diga de las bellas obras de arte
" no es posible ni quitarles ni añadirles nada, dando a
VI nder que el exceso y el defecto estragan la perfección,
No basta, empero, con decir · así tanto que el término medio la conserva-, si, pues, como
hábit.q, sino que es preciso. decir cuál. os, los buenos artífices operan atendiendo a esto, y si,
otra parte, la virtud, como la naturaleza, es más.exacta
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y mejor que t.odo arte, ella también, de consiguient.e, de . . . .


apuntar al término medio. ?udencia, ~ª. e~vidia; y entre las acciones ~l adulterio, el
Hablo, bien entendido, de la virtud moral, que tie~el h?m1cidio .. T~das estas cosas son ob1et.o d~ censura 1
materia pasiones y acciones, en las cuales hay ex~ ser rumes en s~ mism~s, y no por sus excesos m por ~s, t
defecto y término medio. Así por ejemplo, en el t.ener tos. Co!1 re,spec.to a ellas 1:1º hay manera de conducirse . .,v....
do, el tener audacia, el desear, el airarse, el compadece ent.e 1amas, smo que siempre se yerr~. No hay en._
en general en el t.ener placer 0 dolor, hay su más s asunt.os u!1 ha~er bi~n o un ~o hacer bien, como ~n
menos, y ninguno de ambos está bien. Pero experim~to a con ~ue mu1er o como o cuan~o comet.er adulterio, ,
esas pasiones cuando es menest.er, en las circunstancias I' q~e sencillamente el hacer cualqmera de estas cosas e~\;< ()
~as, con respecto a tales o .cuales persona~ ppr una fil· ' .. .. ;
Justa y de la manera apropiada, he ahí_el término ~ría igµalmente absurdo pretender que en la m1usticia, ,
que es al mismo tiempo lo mejor, y esto es-lo prÓpio bardía~ y el desenfreno pudiese haber un medio, un \i~
virtud. · ~y un defecto porque entonces habríi un medio del \"'
1
- En las acciones, asimismo, hay exceso y defecto ypiso y del defec'to, y un exceso del exceso y un defecto
Pt
J!1ino medio. La vr~ por tanto, tiene por m¡iteria defect.o. Así como en la temElanza y ~o
nes y accio!!_e.!_ en as cuales se peca por ex~eso y se in~xceso ni defecto, por ser eitérñuño medio en cierto ,
en cenSüra por defecto, mientras que el término medi un ·extremo--;- támpoco en aquellas cosas hay medio ni
t~ene la. alabanza y el éxito, doble resultado propio . ñi defécto, sino que como g,uiera que se pbre, se
, virtud. ~n consecuencj!, Ja virtud es una posición in a. En suma, no hay término. medio del exceso ni del ·
dia,. puesto que apunta al término medio. et.o, como tampoco exceso ni defecto del término me-
- Hay que añadir aún que de µluchas maneras puede
errar, pues el mal, como se lo ~presentaban los pit:ugó · •'
pertenece a lo inf~nit.o, y ~~bien a ~o finito, y de una V
VII
manera es el acierto. Por lo cual lo uno es fácil lo
difícil: f!cil el fall~ la mir.a.. difícil el dar en ell~. Y ~ enester, sin embargo, no sólo decla¡aU.o.<lQ, esto en
111
es~, e~ un, e~ ~~p.io .del vi~io el exceso y el defecto, éral, sino aplicarlo a casos particulares. En f].~~fiwá~-
la virtud I.a,pos1cion mt.ermedia: , en efecto, si ~~a<!_qye..J9s princÍpios universales ') :;
., · ., ' Los buenos lo son de un modo único en más am lia apli~, alcanzan mayor grado de ver-
1 y de todos rr¡odos los malos. ' las proposiciones particulares, como quiera que la con-
~ ta humana concierne a los hechos concret.os, y <;on éstos
... La virtud es, por tanto, un hábito sel~ctivo, consis n concordar ·1a5teorías. Tomemos, pues, dichos casos
1 en un~ posición int.ermedia páia nosotros, determinada siguiente diagrama.
1

t· la ~~?l! ..Y tal coi:iio la determinaría el hombre prud Con relación a los miedos y osadías, la valentía es la
"Pos1cion intermedia entre dos vicios, el uno por exceso ción int.ermedia. De los que se exceden, el que lo hace
otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defec falta de t.emor no tiene nombre -muchos de estos esta-
otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las a no lo tienen- y el que se excede en la osadía es temera-
nes, · mientras que la virtud encuentra y elige el tér El que se excede en el temor o que es deficiente en la
r -medio, Por lo cual, según su sustancia y la definición ía es el cobarde.
\ exp~sa su esencia, la virtud es medio,· pero desde el p En los placeres y pesares -no en todos, y menos aún en
de vista de la perfección y del bien, es extremo. pesa.re&-el medio éSla tem.planza, el excesos ! desenfre-
No toda acción, empero, ni toda pasión admit.en Deficientes en los P. ªceres no hay precisamente mu-
p~sición intermedia. Al~nas se nombran precisamente ~r lo que ni si9uiera han recibido estos tales nombre
plicadas con su perversion, como la alegría del mal ajen lal, llamemosles 1~nsibles. . .
· . · En el dar y tomar bienes y dinero, el medio es la hbera-
44·
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lidad, ·y el exceso y el defecto son la prodigalidadan cierta semejanza entre sí, pero que sin embargo difiéren
avaricia. Oontrariament.e proceden en estos actos l~~ tres se dan en las relaciones sociales que
pf!'can por exceso o por defecto. El pródigo se exced~establecen p-or las pmabras Y los actos; pero difierin en
emisión y es deJicbmt.e en l~ _percepción, en tanto e una de ellas se refiere a la verdad en u~_u otros, y ·Jas
av~o exageia en la percepcion y peca por defecto as os a o placenteroJ bien se a Oefo ptac~én~
~mis}ón. De<:;larémoslo·ahora así en esbozo y resume distracciones, o ya en los ordinarios sucesos de la vida.
l tentándónos con ~sto por el momento, a reserva de blaremos, pues, de todo esto a fin de percibir mejor có-
estos puntos más tarde con mayor precisión. 00
en todas las cosas es laudable el término medio, mien-
~n relación a los bienes económicos hay tambiénpi¡ que los extremos no son ni latffi~P,~t_ni recto.s, sino

t
.J
d~sp?Slcioi;ies. El tér~no mealo es la ,magnificencia. El rochables. Por más que estas disp5~iciones .car~zcan de
narruno difiere del hberal en que este lo es en las mbre en su mayor parte, es preciso mt.entar for1arlo, co-
pe_queñ ª <x!!eI en las ~d!S:-E exceso en la mag · en los demás casos, en gracia de la claridad y para que
'-'· cia es a falta de gusto y 1a vulgaridad, y el det nroente se pueda seguir lo que digamos.
mezquin~d. Estas ~p~~ciones ~ifieren de las ~u,e
.
,En.lo..t.o.@Ilte a la verdad, llamemos veraz al que ocu a
a la liberalidad; en que difier~n, ,mm: adelan~ se dtra. ¡ término mediQ, y v~acldad a dich_Q Térñiino. El prurito
. En la honra y la afrenta el tenmi:io medio es la m exagerar es la fanfarronería, y el que 19 tiene fanfarrón; .
mtdad, eí exceso puede llamarse hiñCJlazon e d prurito de atenuar será la disimulación y quien tal hace
p~silanimidad,: Per~ asi como dijimos que al lado de la mulador. ' '
nificenctresta la hberalidad, con la diferencia de qu .
tiene por materia cpsas de poco valor, así también.ha • ~n I<? p~entero en las dis~acci~ne~, el que guarda D e,
virtud al lado de la grandeza de alma, relativa a los h rmmo ~edio es. ,hombre de i~gemo vivo, y agudeza de
v modestos, en tanto que la magnanimidad versa sob genio ~a disposicion correspo_nd1en~. El exceso es la bufo-
~ grandes honores. Hay por cierto una manera convenie ría, y el que, lo. comete bufon, as1 como e~ ~ue peca por
..Q desear el honor, y otra de desearlo más y otra menos fecto es un rustico, y su manera de ser, rustic~~~· .
. f que .conviene . . El que se excede en estos deseos se En el resto de lo placentero en la vida.ordinaria, el que
t71' ambJCioso; el que peca por defecto indiferente al ho mostrarse agradable en la fonna debida es el hombre .
\ i~tenn~dio no tiene nombre. Tamp~co lo tienen las d' ble, y el té~ino medio. correspondient.e amabilida?. El
c1ones respectivas, 11 no ser la del ambicioso que se· e se excede, si lo hace desmteresadament.e, es obsequioso,
~mb~ción1 De aqu_í que los extremos reivindiq~en el t.e si buscando su provecho, adulador. El qu~ peca por defec-
mtermedio; y as1 unas veces ·llamamos ambicioso y es en todo displicente, es un buscapleitos y un malhu- J
ocupa el término medio, y Qtras lo declaramos desp orado.
de la honra, alabando de hecho alternativamente Así comQ..bay en las pasiones posiciones intermedias, las
ambicioso como al indiferente. Por qué causa pro y también en las emociones. La yexgüenzuo es una v~-
así, se dirá más adelante· por ahora discurramos p d, y sin embargo, se alaba al vergonzoso. En estos estados
otras virtudes de la manera' antes indicada. dice -tamoiéñ del uno que guarda el ténnino medio y del
~la ira hay también exceso, defecto Y.. medio que ~ excede, llamándose cohibido al qu~ en todo es
ninguna dé estiS posiciones tiene nombre ésj,eciii. ' rgonzoso. El que peca por defecto o que sencillamente no
do; puesto que del que ocupa el término medio de en nada modesto, es un descarado, y el que ocupa el
,~, ._que .es manso, llamemos mansedumbre a la posición . o me dio, vergonzoso.
' - ~edia. ~ .!Ps extremos, el que se excede será el irasci El celo P.ºr la justici~ el ténninQ..medi<U!~ IP..i!n.vi-
_, el vici? .~orresp~~nfe-ilaSCiDiliaaá; e quel>eca por y la li~Ta dél mal aj1mo. Estas disposici~sti~en,por
to, apatico, Y el defectoriiiSiñ'OSerá la apatía teria e~to o ~ motivados P.2r las fo~as cW.Jl.Ue&-
Hay también o~rasj~osici~n_es in~rmedh!!_que · s prójunó'S7EI 1ustiCiero sé aflige deque prosperen quie-

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nes no lo merecen, mien~as que el. envidioso, exage~ai. uno de otro. En unos casos el defecto es más opuesto al
en esto, de todo se contrista, Y en fm el que se regoc1)a medio· en otros el exceso. Por ejemplo, la temeridad, no
mal ajeno está tan lejos de afligirse que se alegra. S obsta~te ser un exceso, no es tan opuesta a la valentía como
todo esto ,ya habrá ocasión de volver a hablar en otra p la cobardía, que es un defecto: como por el contrario, la
Con respecto a la justicia, toda vez que no es predi~ ¡nsensibilidad, con ser una deficiencia, no se opone tanto a la
unívocamente, diremos más tarde, distinguiendo sus dos templanza como el desenfreno, que es un exceso.
pecies, en qué sentido debe entenderse el término medio Por dos causas ocurre así, la primera de las cuales viene
cada una de ellas. (Y otro tanto en lo que atañe a las v· de la cosa misma. Desde el momento 9ue uno de los extre-
des de.la inteligencia). mos está más cerca del m~y ~mejant&..a él, no
• 1 oponemos al medio~xil'.e.Dl.O, Sl_!!.O más bien !!L~
VIII WI- Así, por 1>_arece~ más semejante la temerida? a la vale~­
tía, y serle mas vecma, mientras que la cobar~ha le es mas
7 &tas tres disposiciones, de las cuales dos so!!.J:icios, desemejante, es esta última la que más particularmente opo-
por excesc;:otro or defec!.2,- Y una, laquees ' _en_efir!e nemos a la valentía. Las cosas más alejadas del medio Eare-
la virtud:"°se oponen to as a todas de ciérta mjUlera. 0011 serle 1ª5 m~ _contr.iiil~ 'l'ál es la primera causa, que
- · - - -- • . - , procede de la cosa misma.
Los extremos son o uestos al. medio y entre s1 .
medio a los extremos. Así como lo igual es mayor que La otr~ cau~..J>.roc~cl~?SQ~Os.J!!!sm~s. Aiuello ,a
- , ., . que est~os mas naturalmente inclinados, nos parece mas
menor;y i:iienor que ~o .mayor, a_s1 tamb1en ef\ las pas10n~ opuet~ términ.o ~o. ~m~~ñaeiños rrláS por natura-_
en las acciones los hab1tos medios ~~ceden a los defec leza a los placeres, sómos mas facdmente llevados al desen-
so~ defectuosos a su v.ez .en relacion con los .excesos. freno que a la decencia ?or tanto, d!C~~ ll!..ás cop~­
vahe~te parece temerario )Unto al cobarde, y Junto al rias aquellas cosas hacia las cuafes es mayor la propension;y
merario, cobarde. lgúalmente el temperante, compa por esto el deseñfie!lo~ que es el éice5o, es más opuesto a la
con el insensible, aparece como desenfrenado, y comp templanza. • ---
con · el desenfrenado, ,insensible. Y el liberal, al lado q
avaro, es pródigo, y al lado del pl'.ódigo, avaro. Por eso h
que están-~n los extremos empujan al que está en el té ·
IX 1,j)
medio ~ada uno hacia el otro, y así el valiente es llama Que la virtud moral es una posición intermedia, y de
tel!lerano por el cobard~ y cobarde por el temerario, qué manera, 0 sea que es un temuno medio entre dos vicios,
análogamente en los demas casos. uno por exceSo- otro por defecto, y que es tiil poxque apun-
. Oponifill~o~t:e modo to.@§..§.~i;_estados.un ta al "términ~ifio en las pasiones y en l~ acciones, t.odo
otros, la ma~ ~osicion se da~tre lps extremos en esto queda suficientemente OeCiara o. ~
más bien que ~º!!. el ·té~no Ille<!i..Q, J!Ues~ q~e más dis .Por esto ser virtuoso es todj~ra. Alcanzar el
uno de ofro- ~~!l medl~, como están mas leJOS lo gra término-medio -encadá- cas o esuna Ia.ena, como determinar
?e lo pequeno y lo peque~o de lo grande que ambos de 1 centro del círculo no es de la cómpeiencia de.cualquiera,
igual. sino del que sabe. Airarse es cosa fácil y al alcance de t.odos,
~ Por otra parte, aj~os extremouarecen tener g e lo mismo que el dar dinero y el gastarlo; pero con respecto
semejanza con el medio, como la temeridad con la valen quién y cuánto y cuándo y por qué y cómo, ya no es cosa
Y la prodigalidad con la liberalidad, mientras que entre e todos ni nada fácil. Y así, el bien es raro, loable y bello.
extremos mismos se da la máxima.Jlesemejanza. Los ex or lo cual es preciso que quien apunta al término medio
mos más distantes entre sí reciben la denominación de mpiece por apartarse de lo que más se le opone, tal como
tratios> de suerte que son más contrarios mientras más(J· Calipso aconseja:

•48 49 :
De esta humeante espuma
Saca la nave. ·
~ los dos extremos, en efecto, el ..uno induce más
error, el otro menos. Por lo tanto, y puesto que dar en
medio es extremadamente difícil, debemos como en u~
segunda navegación, según suele decirse-;lOñiar e os malei
los menos, lQ cu!!_tendril. lugar preci~eñ!F~d.eja-Iñiiir¡ LIBRO 111
que decim..Q~
Menester es discernir bien aquellas cosas a que somQ DE LA FORTALEZA Y LA TEMPLANZA
más fácilmente llevados, ya que unos tendemos más pQ
naturaleza a unas cosas que a otras, y est.o se tornará p' I
. )
tente en el placer o pesar que nos produzcan. Y será precíso
que nos inclinemos resueltamente en sentido contrario, por Refiriéndose· la virtud a las pasiónes y a las acciones, y
que manteni.éndonos alejados lo más que podamos de todl recayendo SQ'6re]ijs actos yolunta¡ios alabanza o censura,.l-
extravío, llegaremos al término medio, cqmo hacen los q111 sobr!JQ1> involuntarios, por el contrario, indulgencia cuan-
enderezan palos t.orcidos. '• r . do no CQ!!l.P.!Sión, es necesario, a lo que paxece, distingu·ir lo
En t.odo hay que guardarse más que de nada de lo Rlat voluntarlQ... de ...Q..mwJuntario, toda vez que nuestro examen
centefo y def placer---yi"(iUe no juzgamos a sµ respe~ tiene por materia la virtud. Distinción, por lo demás que no
como jueces incorruptibles. Lo que los ancianos sentían p~ dejará de. ser·igualmente útil a los legisladores para tasar las
Elena es menester que lleguemos a sentirlo nosotros por reco~ensas y los castigos. .
placer, y en todas las circunstancias debemos repetirnos Como involuntarios nos aparecen los actos ejecutados
palabras de aquéllos; cuando lo hayamos repudiado de es por fuerza op0r ignorancia.
modo, erraremos menos. · ·Lo involuntario forzado es aquello cuyo principio es
Haciendo, pues, ff><!? lo_~terior, para decirlo en re extrínseco, siendo_ tal aq!_lel en que no pone de suyo cosa
men, seremos más capaces ae dar en el medio. Düícll es e alguna eJ agen~ o el ,Paciente, como cuando som·os arrastra-
verdad esto-;- y sobre todo en las circunstancias concre dos a alguna parte por_ el viento o . por hombres que nos
No es fácil determinar cómo y contra quiénes y por q tienen en su poder. .
motivo y cuánto tiempo debemos airarnos. ¿Acaso nosotr Puede suscitar dudas si deberán considerarse voluntarios
mismos no alabamos unas veces a los que pecan por de~ o involuntariós los actos que 5e ejecutan por miedo de ma-
to, llamándolos mansos, y no decimos otras de los q yores males o por un noble fm 1 como si, por ejemplo, un
tienen una condición difícil que son muy hombres? tirano nos ordenase hacer algo deshonroso, teniendo él en
_No se censura al gue se desvía ligeramente de 1 su poder a nuestros padres o a nuestros hijos, los cuales
e~~~ sea por ex?eso, sea por defect.o; pero sí al ue serán salvos si hac~mos lo mandado, y morirán si no lo
afeJ!. mas, como quiera bue 5stas faltas no nos esca hacemos. Y otro tant.o pasa con la carga que arrojamos al
Ahora, en cuant.O a s815er as que punto- y"en quem 1 mar en la tempestad. Nadie hay que la eche por un simple
es ~igno ~e reproche, esto ya no es facil determinarlo por querer; pero por su salvación y la de sus compañeros así lo
razon universal, como tampoco lo es definir esencialmen hacen todos los que están en su juicio.
ninguna de las cosas sensibles, pues todas éstas son parti , Tales actos, aunque podrían decirse mixtos, aseméjanse
. lares, y su discernimiento es del dorpinio de la part.e sensib mas bien a los voluntarios, puesto que son preferidos a
r- "Todo esto nos muestra suficientemente po.r una ru
que el l!!.bitO:med_io es en togas cosas º
laudable, y por la
que es menester ~Clill@ ...!l!las v~ces, al exces0 y otr~
otros en el momento en que se hacen; ahora bien, el fiñde
la acción es el que se tiene en vista en ese momento. Una
defecto, porque as1 acertaremos mas facilnieñle con el acción debe llamarse voluntaria o involuntaria según el mo-
dio y con el bien. · mento en qu~ se obra. Ahora bien, el que obra lo hace
.... ") ..... ..... J~
50 61
volunta'iamente, puesto que, en tales acciones, el principio por el ~lacer ~ por _el bien todos hacen cuanto hacen. La
del movi~iento de sus miembros -qUe son como inSfrU. ~jea diferencia esta en que los que obran por fuerza_j"
ipentos de su voluntaa= en el reside, y todo aquello cuyo co~a su volu~d lo hacen con pena, ~tanto que los que
principio está en él, también estara en él hacerlo o·no hacer. ~an .P0 r l~ agradable ~ lo honesto lo hacen con placer. ,
lo. Por consiguiente, tales actos son voluntarios, por mái ft~ulo sena ep e~tos casos acusar .ª las d rcunstancias ex-
que, absolutamente hablandO, podrían decirse involunta. ·tenores Y no mas bien a nosotros m1Smos que somos fácil-
rios, pues nadie escogería hacer ninguno de ellos en sí mis. mente presa d~ ellas, Y todo con el propósito de atribuirnos
mo considerado. las bu~~as acciones; Y las malas, en cambio, imputarlas a la
Algunas veces incluso se alaban esos actos cuando se seducci~n .d~l placer. ,Por tanto, forzado es sólo aquello
soporta la deshonra o el dolor en trueque de grandes y cuyo pnncipio es ex~1nseco, }Um..l.o cuil, además, ell_nada
bellas cosas. En caso contrario se les censura, porque anos. patticipa ~I su1eto pasivo de la @érza.
trar el oprobio por nada bello o por algo mezquino es pro. T?<1o lo _g~e se hace por ignorancia es l!_O·voluntario;
P!~ de un miserable. En otras ocasiones no habrá loa, pero ~ro. m~oluntano §.WJamente lo gue_pmduc.e..pe,na.)UU'.te-
s1 indulgencia cuando alguno hace lo que no debe por ame. ~· El que ha hecho algo por ignorancia y no
naz~ de males _que sobrepasan la naturajeza humana y que r~ibe luegp desagr~do ninguno por lo que ha hecho, no ha
nadie soportar1a. Casos puede haber, sin embargo, en que ?¡ecutado .voluntanamente lo que no sabía, pero tampoco

n? debe cederse a violencia, sino morir más bien pade. mvoluntariarnei:ite al n~ pesarle de haberlo hecho. De los
c.1er_ido las cosas mas horribles. ¿No es bien claro que son que obran por 1gnor~nCJa, el que se arrepiente es claro que
nd1culos los motivos que obligan·al Alcmeón de Eurípides 8 ha o.brado mvolu1,1tar1amente, pero del que no se arrepiente
cometer matricidio? Es difícil a veces discernir qué debe puesto que su caso es distinto, diremos sólo que no h~
preferirse a qué, y qué debe soportarse contra qué y más obrado voluntariamente, Y por esta diferencia es mejor dar-
difícil aún perseverar en el dictamen, como quiera que por le un nombre especial.
!o común lo que nos espera es doloroso y lo que se nos ~gµalmen~ parece distinto obrar P.QL.ignorancia y obrar
Impone deshoil?so, de todo lo cual nacen las alabanzas o ~ ~~ado de 1~oranc1~ El. &macho o el colérico no pare-
las censuras, segun que hayamos o no cedido a la violencia. cen obrar por ignorancia, smo por alguna de las causas ex-
) ~~uáles actos, por tanto, deben decirse forzados? ¿Lo pre:;adas, p~ro tampo~ lo hacen a sabiendas, sino en estado
Son simplemente aquellos cuya causa es extraña al agente al de ign?rancia. Ahora bien, es verdad que todo hombre per-
punto de que éste no interviene en absoluto? ¿O lo son versc:i ignora lo que debe hacer Y lo que debe evitar; pero
f:tlmbién aquellos otros involuntarios en sí·mismos, pero que p~c1Samente por este error son todos los de esa especie
e'p. el momento de la acción son preferidos a otros y cuyo m1ust?s Y malo~ en general. Y~ que ng_~<ieci@LQM..e
Prin<;ipi~ está en el agente, siendo por tanto involuntarios opra ~mv~luntariamente ~l que ignora. )2..9!!.it le .,gon'liene~

en s1 mismos, pero voluntarios en el momento de obrar1 a ~cer.. por~ue 1~oranc1a en la elecc1on no es causa de lo
ea.usa de la preferencia? ' mvoluntar10, sm.o todo !o contrari~, de la perversida~, CO-
A: decir~, ~~elan e62_~acto~ a los voltin· o tamp~~~1~oranc1a_~e l.o u~!v.ersal, por la.que 1usta-
tarlos, por~ue la determlnacion concreta de la acción es ente se mcurre en cens~ra, smo UIJlcamente la ignorancia
voluntaria, y no hay §ÍJ!O acciones ~cretas. Ahor&,en '· las condici~!les particulares! es decir, de las circunstan-
cuanto a saber qué cosas deben preferirse a otras no es fácil ias de la a~c1on Y de los ob1etos afectados por ella. En
definirlo, por la razón de que muchas diferencias'ocurren en tos caso.s s1 debe haber compasión o indulgencia, pues el
los casos particulares. · u~ obra ignorando alguno de esos extremos, obra involun-
Lo que no tiene fundamento es decir que los actos J?la· amen~.
centeros u ~onestos son forzados, como si el placer y -el , Quiza !1º fuera inútil determinar esas circunstancias,
bien, por semos exteriores, hiciesen coacción sobre noso- uál~y cuan~ puedan set a saber, quién obra y qué y con
tros, pues en tal caso todos los a~ serían fol'?dos, ya que lac1on a que cosa o persona, y algunas veces incluso con

52 53
r ª
qué, o sea con qué instrumento, y por q9é causa, <;orno por saber.. P~ parte, lo que puede v~rse, !9s actos invo-
ejemplo, si lo hace por salvar la vida, y cómo, yerbigracia si ~tartas son penosos~ al_p_as~-que_1~ e1ecutados con deseo
,con tranquilidad o con violencia. Todas estas circunstancias, son agradables. Y finalmente, ¿que diferencia hay, con res-
tomadas en conjunto, nadie, a no estlµ' demenú:\, podría pecto a su carácter. de involuntariedad, entrtl los errores de
ignorarlas, siendo evidente, ante todo,. que no puede igno. cálculo y los debidos al apetito irascible? Lo cierto es que
rarse el agente, pues, ¿cómo podría uno ignorarse a sí mis. ambos deben evitarse, y que las pasiones irracionales tienen
mo? P$o__puede muy bien suc~e!_ q~e un ho~bre. ignore la apariencia de ser no menos. humanas que la razón· y por
lo queesfa ha~íendo, c~mo pasa con los que dicen, que al tanto; las acciones que proceden del apetito ooñCüp~ible o
fii61~ se les esc~pll;l'on ciertas pal~bras 0 que no sab.i~n 9ue · cible son acciones del hombre. Sería pues cosa fuera de
eran impronunciables, como F.squllo al revelar los m1Stenos, iraS, • .- - ~ !...- ?.- -
o que queriendo mostrar el func;ionamient.o de una ,ca~apul. ~on tenerlas por ~luntarias.
ta, se salió el proyectil. Otro podría tomar, como Mérope, a ·
su hijo por su enemigo, o creer que tiene la punta roma una
lanza puntiaguda, o que un pedrusco es piedra pómez, o lI
que dando a otro una porción para salvarlo, lo mate, o que
queriendo sólo tocar a .u n hombre, como se hace en el Definidos lo voluntario y lo involuntario; hay que tratar
pugilato, descargue un duro golpe. " ~n~ida de lo que se refiere a la preferencia volitiva o
~" En todos estos ca5os, versando la ignprancia sobre l~ e$ cció.n. Ella se nos presenta copio lo más propio de fil
circunstancias de la acción, parece obrar mvoluntariament.e !J..rtud.; ·~10 lo que" mas aún· que los actos, permite discri-
el 'ijüeignora álguna de ellas, sobre to~o ~e las erinci~l!_le~ @nar los clll'.~cteres.
) pudiéndóse ttecir que principales son . la naturalez,a ~ la La eleccion es manifiestamen~vo\un~a, pero no se
acción y su fin. Pero es menester, además, que la acción nos identifi con lo voluntario, que tiene mayor extensión. De
dé pesar y nos deje arrepentinúento, para.:.qu~ 'por la roen o voluntario participan los niños y los demás animales,
' \ cioñada ignórinciii;Eüeda !!Súena llamarse involÜR~ia. pero no de la elección. De otra parte, llamamos volu!lWios
\ filend2, pues, fo jp..!2.!u~J~u~§. ~ l!!Juerza.i l a los a~tos;e~ntinos, pero no decimos que han sido hechos '
!gl!orancla, lo_. voluntario se muestra ser! por contraste, con elerelo~.
aquello cuyo principio está en el agente que conoce las :No parecen expresarse conectamente tampoco quienes
circunstancias particulares de fa· acció~. y así lo más prO. identif!can . la elección con el apetito sensitivo, concupiscl-
; 6able es que no se-pi¡edan llamar involuntarios los act,26 bl~ o' irascible, o con la .voluntad o con cierta especie de
ejecutaaos a impul001 del apetitO irascible o del apetito con· opmion. .• . · ,
. 1cupiscible. Si así fuese, tendríamos, en primer término, qu La el~ccion, en ~nmer lu~, no nos es comun. con los
ninguno de los demás vivientes obraría voluntariamente ~ ~c1onales, Y s!, en cambio, el apefilO. concuplScibie Y

J .. . . _ , . ~· ._ ' . el irascible. En seguida, el hombre incontinente obra por


Slqui~ra los niños. y adem.as, en tal ~ipotesu¡ ¿vamos a decu concupiscencia, no por elección, al paso que el continente
que no ?~cernos vol~ntariame~te. nada .de c~anto ~~cem obra por elección y no por concupiscencia. Además, la con-
por moCion del apetito concup1SCible o :irasCible, o bien qu cuplscencia es contraria a la elección pero no la concuois-
.. hacemos voluntariamente las buenas acciones e involunta cencla a la concupiscencia. Y en rm, I~ concupiscencia tiene
riamente las malas? ¿No sería ridícula esta propooició por materia lo plaéentero y lo penoso, mientras que la elec-
siendo uno y el mismo el que es causa de unas y otras? ción nó recae .ni sobre lo penoso ni·sobre lo placentero.
Absurdo sería, por lo demá'.s, llamar involuntarios a 1 Menos aún podrá identifi.crae la elección con el a~to
!e_~ ..!_que de~.LJ!fil>Jw con anh~lo. Con respecto lrasclbl12,pues en maneri 18lgu a se nospreseñtiñ los actos
ciertas cosas, en efecto, debemos concitar el apetito provet}ientes e · apetiOO i?llSC~!_c omoáeliiaos a . la
1
'ble, Y hay otras que debemos desear, como la salud y eleccion.

64 55
Mas ni siquiera Ja elecc:!_ó~ es Lo mism;i que ! l dese9 d ¿Qué será, pues, la elección, o cuál su naturaleza, ya
la voluntad, por mas que obVIamente esten muy ce~ca u~ e no es ninguna de las cosas dichas? Cosa voluntaria ya
del otro. La ele.ci:ión_, en efect?, no recae sobre )o 1mpo uve que es, por más que no todo lo voluntario sea elegible.
_ble, pues si a gu1en dijese elegir cosas de este .genero se 0 será, entonces, lo que ha sido objeto de una delibera-
tendría por demente, al paso que el deseo puede serlo de ·ón previa? L~ elección, en efecto, va ac~~~~ñada de ra-
,..... imposible, como de no pasar por la n1:ue~e. El~~~o, ad , n y comparacion reflexiva; y la _eatiiOr.a misma py~
más, pJleife tener Eºr objeto al~ 1ªmas _poq!1~acer gerír(íüela elecéloñ es Ea1 _porque en ejla escogemos una
que tal desea, como ·que triunfe nuestro actor o atleta fa~ sa de preferenéíaa otras. - -
rito. Nadie elige, propiamente ha~Jan_do, cosas ;a1es, SI -- -
sólo las que cada uno piensa que el IlllSmo podr~ ,hacer:
deseo en suma, mira sobre tod~n_!.i_g_ la ~c~on, m1e
~~q~e Ja elección _p?r su parte, a l?s me'<!_~; Así, dese: ¿Deliberan los hombres sobre todas las cosas,~y todo es
estar sanos per~egtmos los medios para tener salud. Jf6erable, o bien existen algunas de las que no ñay delibe-
también d~seamos ser felices y lo decimos, pero no se aj ción? Ha de decirse, probablemente, que lo deliberable
taría a la verdad decir que elegimos la felicidad. La elecci' es aquello de ue. dría deliber n im_bécil o ·un de-
• en una palabra, se ejerce sobre Jo que depende de nosotr en , fil!!Q el gue es dueño de su razón.
"- .
t La e~ección no podría ser ~mpoco µna opinióp, ~orq . Nadie delibera sobre !as cosas y verdades eternas, como
la opinion, al parecer, se extiende a todas las cosas, re el mundo o la inconmensurabilidad de la diagonal y
menos a las eternas e imposibles que a las que dependep ¡ lado de un cuadrado. Ni tampoco sobre las cosas en
nosotros. Las opiniones, además, s~clasifican atendieQdo vimiento cuando se realizan siempre según las mismas
su verdad o falsedad, no a su bondad o malicia, m~entr
es, sea por necesidad, sea por su naturaleza o por otra
sa, como los solsticios y los equino<;cios. Ni sobre las
que la elección s1 se ~~~ por es~ caráct~tes. sas que son tan pronto de una manera como de otra,
Nadie sostiene, probablemente,° que la elección se ide mo las sequías y las. lluvias. Ni sobre las que depen~ep del
tífica con Ja opinión en ~eneral. Pero tampoco ·podrem , como el hallazgo de un teso::o. Ninguna de ellas, en
identificarla con cierta especie de opinión. Somos bueno ecto, podría hacerse por nuestro intermedio., .
JE.l!los_se~n ~e elijam~ i;_l ,.Eien o_ !!Ltnal, Y.1!.Q_p9,.rq Deliberamos, pues, sobre las cosas g_ue dep_enden de 110-
r o_pinemos enta o CiTiil sent1do.-"Elegimos tomar tal cosa tros y esposr@e hacer, que son de-hecií<i'Ias que leStaii
huir de ella y de otra parte tenemos opinione~ en cuanto iaecir, como quiera que la nat uraleza, IanécesRTaay el
Jo que esa ~osa es o a quién aprovecha o de qué mane , con Jáaaición ae la inteligeñ cia y de todo ·cuanto
pero en el tomarla o dejarla difícilmente podemos ver pende d~I ~9l!!_br!;J>ar!cen ~r-~das las cau~.
acto de opinión. Asimismo la elección es ob·eto de alablL Mas ni siquiera. deliberamos sobre todas las cosas huma-
ttQrJec er sobre o gue e e hace~ _más bi~n qµe por , como, por ejemplo, ningún lacedemonio delibera sobre
teóricamente correcta, en -~ni<> ue l!l ~J.1!!g~s ~ roo se gobernarán mejor los escitas, sino que cada hombre
verdadera. y también, elegimos lo que sabemos de ele particular delibera sobre las cosas que puede hacer por sí
es
ciiie bueno, pero opinamos de lo que no sabemos a pun mo.
fijo si es verdadero. Ni siempre son los mismos, a lo q No hay de!}beración en l~~ncias qye han_!}c~o
parece los que eligen Jo mejor y los que mejor opinan, si e indeE_endencia, como t,atándose de las letras del
que al~nos opinan mejor, pero por su maldad eligen lo q beto, que no dudamos cómo escribirlas. En cambio, de-
no deben. Ni hace nada al caso el que la opinión preceda mmos sobre todas las cosas qu~ se v~rifican por nuestra
la elección o la acompañe, porque no es esto lo que exa rvencion y no siempre del mismo mo o, como so re
namos, sinó si es lo mismo la elección que.cierta especie Wéiñas ~e medicina y de negocios, y más aún sobre la
opinión. vegación que sobre la gimnástica, por•no haber alcanzado

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aquel arte tanta precisión, y así en todo lo demás. Y delib
ramos más en las artes que en las ciencias, porque tene ·1>era sobre los datos concretos que son del dominio de la
mayores perplejidades en las primeras. ~ ció~, co~o si esto que tenemos delante es pan o si está
La deliberación tiene lu r en las cosas ue suelen a n cocido; si para todo hubiera de deliberarse, sería cosa
tecer e cierto mo o en la mayoría de los casos pero en llegar al infinito.
cuales es oscuro el resultaao,-asíComo en aqueiias otras El 2b~to de la deliberación y el de la elección es el
que !-!S ind_eterminado. Y en los asuntos importantes o, salvo que el e a e eccióñés algo ya determiiíado
servimos de conse1eros, porque desconfiamos de noso to que lo juzgado por la deliberación es lo que se elige:
~ ~mos en cuanto a nuestra capacidad de discernimiento. o el que in~@ c~!llº 1.!!.2e obrar, C_!!Sa en esta OP.eta.;
\= Deliberamos no sobre los fines, sino sobre los med' n cuando reqe~ .a s1 m15mo"el principio_de la acción, y
No aelibera el médico si curará, ni el orador si persuadir¡; con~retamente a la parte gubernativa del alma, qu~ es
el político si promulgará una buena legislación, ni nadie que elige. &to se ve con t.oda claridad en los antiguos
todo lo demás, . sobre el fin, sino que, una vez que se ' iernos que Homero nos ha rep~ntado; en .ellos .los
propuesto tal fin, examinan todos cómo y por qué m es promulgan para el pueblo las medidas que han elegido
alcanzarlo. Si por muchos medios parece posible obtene P~· .
se inquiere entonces por el más fácil y el mejor. Si no As1 pue!> siendo lo elE;gible algo_gue, estando en nuestra
sino un medio a nuestra disposición, se estudiará l~ ma ~· apetecemos dé~eu_es de halíéY áelioerado, la elección
de conseguir el fin por ese medio, y después eY pro 1a ser el apetito dehberado de las cosas que dependen
miento para logr:ir este último, hasta llegar al primer fa posoi ros, toda ~ez que por eífuicio que formamos des- (
~usal, que es el ultimo en el proceso inquisitivo. .s de !1_aber deliberado, apetecemos algo conforme a la
El que delibera del modo dicho investiga y analiza co beracion.
pudiera hacerlo en una figura geométrica. & manifiesto He ahí definida en esbozo la elección, los objet.os sobre
embargo, que no toda investigación es una deliberación ' recae, y el hecho ·de que concierne a los medios. ..
ejémplo, las matemáticas; pero si, en cambio, to<Ia aen'
ción es uria investigación. Y lo último en el análisis et IV
primero en la ejecución.
Si tropezamos con lo imposible, desistimos de nu La voluntad, según hemos dicho, mira al fin; pero este
propósit.o, como cuando no es posible p~curamos el d. , para unos, es el bien real, y para otros el bien aparente.
de que hemos menest.er; pero si es posible, ponemos m Para quienes dicen que el objeto de la voluntad es el
a la ob~a. Posibl~ son l~ cosas q~e. pueden hacerse simplemente, resulta que no será querido lo que quiere
nuestra m~rvenc1on, y s1 por mediap1on de nuestros que no elige rectamente, pues si fuese que.rido, sería
gos, es en cierto modo como si por nosotros se hiciesen
?lie en nosotros está el principio de la acción. ' no; .pero como de hecho eligió ma~ fue malo. Por lo
Al practicar un arte se indaga unas veces por los ins trario, para quienes dicen que el bien ap~nte es el
mentos, otras por su uso¡ y en todos los demás casos a to de la voluntad, no habrá nada que por su naturaleza
gamente, se investiga unas veces el medio y otr~ có ser querido, sino sólo lo que parece bueno a cada
usarlo o el modo de procurárnoslo. ' · · ~ora bien, a uno le parece bien una cosa y a otro
Resulta, pues, de t.odo lo dicho que el hombre i Y puede acontecer que así aparezcan aun las cosas
principio de sus acfos; ~e la -deliberación recae sOl)º trarias.
~?585 que pu'!._den hacerse p0i éf, y que los actos, a Sü~ Co~o ninguna de ambas soluciones satisface, e.s preciso
e1~utan para. ª~l!nz!!_ otras cosas. El_ fin, además, n ar que en absoluto y con arreglo a la verdad el objeto
deliberable, smo los me~os. ~?r otra parte, J aro!!!: la volunta~ es el b~en, pero que para cada u~o en con-
) to, es el bien tar como se le aparece. Para el hombre
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f'° ... bueno .e>á el "nladero bien; y para el malo el que da ia. precedente• .tirmacion.,, y _no dock enton"" que
circu~tancias le deparen. hombre es el principio y el progemtor de sus actos como
Con los cuerpos pasa otro tanto: para los bien disp es de sus hijos. Pero si todo esto aparece con evidencia, y
tbs las cosas saludables son las que en verdad lo son, no podemos referir nuestros actos a otros pri~cipios fuera
par~ los enfermizos.otras cosas. ¿Y no acontece así tam los que tienen su asiento en nosotros, habra que radicar
con las cosas amargas y dulces, con las calientes· o pesad nosotros y tener por voluntarios los actos cuyos prin-
con cada una de las demás en particular? íos están en nosotros.
El hombre bueno juzga rectamente de todas las cos En favor de lo dicho parece estar, a modo de testimo-
en cada una de ellas se le muestra lo verdadero. Segú lo que en particular hace cada uno y lo que hacen los
disposición particular son las cosas concretas hones ~·!adores Estos en efecto castigan y toman venganza de
agradables. y quizá en esto sobre todo difiere de los de ue ha~en el :nal, a no ~r que obren por fuerza o por
el hombre bueno: en ver lo verdadero en todas las oiancia que no les sean imputable; y al contrario, honran
como si fuese él mismo norma Y medida de ellas. P uienes hacen el bien, cual si quisiesen estimular a éstos y
mayoría, en cambio, su extravío nace, a lo que puede co nar a aquéllos. Pero todas las cosas que ni están en
turarse, del placer, que no siendo un bien, lo parece; Y sotros ni son voluntarias, nadie nos impulsa a ponerlas
consecuencia, eligen como un bien lo placentero Y hu r obra, puesto que de nada aprovecha persuadirnos a no
del dolor como de un mal. r calor, frío, hambre u otra cualquiera de semejantes
, porque no menos las padeceremos. Y ni siquiera de-
V los legisladores de sancionar la ignorancia si aparece que
delincuente es responsable de su ignorancia; y así, a los
Siendo el fin el objeto de la voluntad, y materia ·os se les inflige doble ca.5tigo por estar en ellos el prin-
deliberación y de elección los medios para· alcanzar el io de sus actos, puesto que en su poder estaba no em-
síguese que los actos por los que, de acuerdo con.la e agarse, y esta acción fue la causa de su ignorancia. lgual-
ción, disponemos de tales medios, son voluntarios. A nte castigan a los aelincilentes que ignoran algún. pre-
bien, el ejercicio de las virtudes atañe a los medios. to contenido en las leyes, si· era obligatorio y no difícil
tanto, en · nuestro poder está la virtud, como también nocerlo; y así en las demás cosas que parecen ·que por
vicio. Porque donde está en nuestra mano el obrar, tam ligencia se ignoran, puesto que dé los culpables dependía
estará el no obrar, y donde está el no, también el sí. ignorarlas y eran dueños de haber puesto diligencia en
pues, si en nosotros está el obrar lo que es bueno, taro rlas.
estará en nosotros no obrar lo que es vergonzoso; y si ¿O es que podrá darse un hombre tal que no pueda
nosotros está no obrar lo que es bueno, también estará ner diligencia en lo que debe? Aun si así fuese, ellos
nosotros el obrar lo que es vergonzoso. Pero si· en noso os por su vida disoluta culpables son de haber llegado
está -el hacer actos nobles o ruines, e igualmente el no h ¡ estado, como son culpables de ser injustos o libertinos,
los, y en esto radica esencialmente la diferencia entre un caso por la comisión de actos fraudulentos y en el
buenos y los malos, en nosotros estará ser hombres' de por pasar la vida en borracheras o en cosas semejantes,
1
o perversos. rque los actos en cada caso particular forman los carac-
Depir que . correspondiente~. Lo cual se torna patente en quienes
Nadie es malvado voluntariamente, ni aplican a cualquier género de ejercicio corporal o de
i noolunt.ariamen te dichoso ión, que llegan a. practicar dicha actividad de manera
ntinua. En verdad, sólo un hombre del todo falto de
tiene el aire de ser al propio tiempo falso y verdad tido podría- desconocer que de la actividad desplegada
Nadie, en efecto, es feliz involuntariamente, pero la mal relación a cada clase de objetos se originan los hábitos.
sí es algo voluntario. Si ~í no fuese, habría que poner Si alguno, no ignorándolo, ejecuta actos por los que se

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, ;:u

hará injusto, será pues injusto voluntariament.e. Mas


como es irracional sost.ener que el que comet.e injustic' , grande y lo más noble, y tal que de otro no puede ni
quiere ser injusto, o que el entregado al libertinaje no q ·birse ni aprenderse, sino que será poseído tal como fue
ser libertino, así también una vez en tal estado no dej do nativament.e, de suerte que una buena y noble consti-
ser injusto y no llegará a ser justo aunque lo quiera, ción natural a est.e respecto sería la perfecta y verdadera
tampoco el enfermo por sólo desearlo se pondrá sano. osición natural.
demos, en efecto, suponer que esté enfermo volun Si todo lo ant.erior fuese verdad, ¿en qué entonces será
ment.e .por haber vivido incontinent.ement.e y desobed ás voluntaria la virtud que el vicio?
do a los médicos. Hubo un tiempo en que estuvo Para ambos igi.ialmente, para el bueno y para el malo, el
poder no enfermarse, pero ya no después de haberse es mostrado y establecido por la naturaleza o de otro
donado, como tampoco puede volver a tomar una pie o cualquiera, y uno y otro, de cualquier modo que
que la ha lanzado, pero en su mano estuvo tomarla o bren, refieren todo lo ·demás al fin. Sea, pues, que el fin,
jarla, ya que el principio de la acción en él estaba. Pues a}quiera que ést.e sea, no se le represente naturalmente a
tanto pasa con el injusto o con el libertino, en cuya da uno, sino que algo quede a la determinación del agen-
estuvo en un principio no ser tales -Tazón por la cual lo sea que se trat.e de un fin natural, por el solo hecho de
voluntariamente-, pero que ya no pueden, después q 'e el hombre bueno pone en obra voluntariament.e los
son, dejar de serlo. ios, la virtud es algo voluntario. Y el vicio, por consi-
Ni solament.e los vicios del alma son voluntarios, lent.e, no será menos voluntario, ya que para el malo
también los del cuerpo en ciertos hombres, a quienes aiment.e hay en los actos una parte reservada a su iniciat" -
ello reprendemos. Nadie hay que vitupere a quienes aun dado que ninguna hubiera en el fin mismo. Si, por
deformes por naturaleza, pero sí a quienes lo son por to, según se afirma, las virtudes son voluntarias, puesto
de ejercicio y por descuido. Lo mismo con respecto a ue compartimos de algún modo la responsabilidad por
les o mutilados: nadie podría ec\larle en cara su def uestros hábitos, y según lo que somos tal es el fin que nos ,
un ciego de nacimiento, o por enfermedad o por un ponemos, voluntarios serán también los vicios, pues lo
sino más bien habría que t.enerle lástima; pero no o pasa con respecto a ell~ ·
quien no censure al que ha cegado por efecto de la em Hemos tratado hasta ahora de las virtudes en común,
guez o de otro desenfreno. Así pues, los vicios corp dlcando su género esguemáticament.e (al decir que son
que dependen de nosotros son objeto de reproche, y los siciones intermedias y hábitos), así como de los actos de
no dependen, no. Y si así es, en los demás casos tambi' ·ue se originan y que ellas pueden a su vez producir por su
vicios que merecen reprensión dependen de nosotros. je~cicio de acuerdo con su naturaleza, y esto como la recta
Podría alguno decir que todos tienden al bien ap ón lo prescriba y hemos dicho, en f1!1, que las virtudes
y que no son señores de su fantasía, sino que como es penden de nosotros~ que son voluntar1~.
uno, tal es su concepción del fin. A lo que respondémos , .No son, con todo, igualment.e voli:ntar1os los a_ct~s y los
si cada uno es responsable en algún modo de su dispo bitos. ~e nuestros actos som~s se?ores del pnncipio ~
moral también lo ser~ en cierta medida de fa ta , con s~lo que te.ngamos cons.i~ncia de los hec~os parti-
, ' f .. , su n s lares, mientras que de los habitos lo somos solo de su
~i no uese,_ nadie s~r1a responsabl~ de su mala con " clpio, no siendo ya después discernible cada adición por
smo que.por _ignorancia del _fin obraria el .mal, pensando arado, tal como les pasa a los que están enfermos: Pero
ppr tales acciones alcanzaria el mayor bien. En tal mo en nosotros estaba usar de nuestras capacidades en
prosecución del fin no sería asunto de libre elección, te o en aquel sentido, por esto son aquéllos voluntarios.
que sería preciso q~e uno hubiese nacido como con un Emprendiendo ahora el análisis de cada virtud, digamos
C<?n el que, pudiera 1uzg~ rectament.e y escoger el verd 'les son, a qué se aplican y de qué manera, con·to cual se
bien. Aquel, pues, ~tar1a bien dotado por naturaleza rnará claro al mismo tiempo cuántas son. Y ppmero de la
de su natural alcanzo estQ perfectamente, por ser entía.

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63
VI pente, el hombre sin miedo ante una bella muert.e y ant.e
Jigros inminent.es que traen consigo la muerte, los cu ales
Hemos puesto en claro con ant.elaci~n que.la valentía presentan sobre todo en la guerra. . i
el térmiho medio en los miedos Y osa~has. Ev1den~ es, Mas también en el mar y en la ·enfermedad está sin
otra parte, que tememos las cosas temibles, Y que estas. · do el valient.e, pero no a la manera de los homb!es de
para decirlo en general, males, por lo cual se define el nu ar pues mientras aquél desespera de su salvación y lleva
como la expectación del mal. uy a mal este género de muerte, los otros están llenos de
Mas así como tememos todos los m~les,_ ~les co~o peranza en razón de su experiencia. Y juntamente con
infamia, la pobreza, la enfermedad, la pr1vac1on de ami to •los hombres muestran valor. en situaciones en que les
la muerte, así tamb!~n el hombre valient.e no parece p9sible val~rse de sus fuerzas o en qu~ es hermos? !1!-orir;
deba serlo con relac1on a todos ellos. Algunos hay que en . semejantes desastres ni una m otra condic10n se
ben temerse, y el hacerlo así es noble y el no hacerlo rnple.
afrentoso, como,la infamia; y el que la teme es hom~re
honor y de vergüenza mientras que· el que no la teme VII
desvergonzado. No faltan quienes llamen a este tal valien
pero es en sentido figurado, por cierta semejanza que Lo te~ible .n o es lo mismo para todos. Y de ciertas
entre él Y el valiente, puesto que el valient.e es también sas decimos que están pot encima del hombre; cosas t.e-
hombre sin miedo. erosas para todo hombre .de juicio. Mas las cosas temero-
En cuanto a lá pobreza Y la enfermedad, cierto es a ~a medida del hombre difieren en magnitud y en el ser
no deben ser objeto de temor, como nada en general que ás y menos, Y. así también las cosas que inspiran osa
. día. _
provenga del vicio o pueda serno.s imputable. Mas con to •
el exento de miedo en tales cosas no es por eso valient.e; y El valiente es tan impávido cuanto un hombre puede l
, rlo. Pqdrá temer inclusive las cosas que no exceden al
lo llamamos así es por analogia, porque algunos hay que rnbre; pero. les hará frente como debe y como lo dicta la I
los peligros de la guerra son cobardes, pero que son,
otra parte, liberales, y que en la pérdida de las riqu ón Y por un metivo noble, pues j;al es el fin de la virtud.
mantienen un ánimo resuelto. En el temer tales males puede haber más y menos, y aun
Ni tampoco el que teme los ultrajes que puedan reci uede suceder que lo que no es d~ teme~ se tema como si lo
su mujer o sus hijos, o la envidia de los demáS o algo se ese. Los errores de esta especie provienen de que teme-
jante, es por ello cobarde; ni a la inversa, el que conserva s ·~o que no hay que temer, o lo tememos de ,manera
enter~za cuando va a ser azotado es por ello valiente. debida, ? en ~l momento en que no hay por que, o por
¿Con relación a cuáles de las cosas temibles será, p tro. .engano, análogo; Y otro tanto pasa con lo que no~
el valiente? ¿No lo es, en verdad, con relación a las ma pira osad1a. Pero el que hace frente a lo que debe, as1
res entre todas? Nadie hay que más que él sea capaz eda temerlo, Y por un motivo noble y como debe y cuan:
soportar lo$ males tremendos. El mfui temible de todos es debe, Y que con los mismos requisitos es osaao, este tal
muerte, porque .es el término finál, y nada parece ya ha valiente. Condición ~s del valiente sufi:ir, y obrar•dando a
de bueno ni de malo para el muerto. da cosa el valor que tiene y como la razon lo ordena.
No obstante, el valiente no es aún el que sabe afron El fin de toda actividad es conforme al hábito corres-
la muerte en cualesquiera circunstancias, p'o r ejemplo en ndiente, y esto mismo acontece en el valiente. Bella cosa
mar o en la enfermedad. ¿En cuáles, pues? Seguramente la valentía y bello será de consiguiente su fin, pues por el
las más bellas. En la guerra se dan éstas, en el más grand se definen todas las cosas. Por motivo del bie.n glorioso
hermoso peligra. Lo confirman los honores discernidos valiente afronta y obra todo lo que la valentía exige.
las ciudades libres y en las monarquías a los valientes en De los que se exceden, el que se excede en no temer no
guerra. Valiente será llamado, por tanto, en sentido e e nombre, según lo que antes hemos dicho q~e muchos

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l
, . . como es notorio, afrontan los peligros a causa de las penas
habit.os carecen .de nombre. ?ement;e 0 insensible podr(¡ estatuidas por las leyes y de la afrenta consiguiente a la
mos llamar a qwe~ nada temiera, asi fuese un tenemoto t>ardía, así como por alcanzar los honores ofrecidos a la
las olas, como se dice de los celta.5; :ientía. Por esta razón los pueblos más valientes se mues-
El que se excede en la osadia en las co~ que son trall ser aquellos en que los cobardes son tachados de igno-
~emer, es temerari?· En .ocaslon~s el temerari,o parece JJ)inia, y distinguidos con honra los vali~ntes. Tales nos los
mcluso un fanfanon y simula~~· de la valentla. ~ que inta Homero, como a Diomedes y a Hector, de los cuales
valiente es realmente con relacion a las cosas ~mib~es! ~ice el último:
otro quiere parecerlo, y hasta donde le es posible imita . . , .
primero. Los más de esta especie son por ello unos follont. Polzt?amas el pnmero me cargara de oprobzo;
envalentonados, pues así como hacen ostentación di! Y i;>iome~e?. , ,
temeridad en situaciones que no la piden, así por el con Hecto~ dira.~lgun d.1a, arengando a los troyanos:
rio no saben arrostrar las cosas temerosas. Por mf el huo <;/.e Tideo, ..
El que se excede en el temer es cobarde. Teme lo q Aseméjase es~a especie de valentía a la que antes hemos
no debe y como no debe, con t.odas las demás disposicio escrito en que procede de la virtud, pues procede de ver-
viciosas concomitantes. Peca también por defecto en ..enza y de apetito. de la honra, que es un objeto noble, y
osadía; pero es más conspicuo por su exceso de miedo el aborrecimient.o de la afrenta, que es cosa vergonzosa.
las situaciones aflictivas. El cobarde raya en la desesp Podría ponerse en la misma clase a los que son obliga-
ción, ,P<>rque de todo teme, y el valiente al contrari<>;:~P por sus jefes a mostrarse valientes; pero la verdad es que
que el osar es indicio·de la buena esperanza. inferiores, en cuanto que ejecutan los mismos act.os no
Con refación a las mismas cosas son, p'lieS, el cobarde, r vergüenza, sino por miedo y para evitar no el deshonor,
temerario y el valiente, pero se conducen diferentemen la pena. A ello les fuerzan sus superiores, como Héct.or
su respecto. Aquéllos pecan por ·exceso y por defecto, decir:
tant.o que éste guarda el medio y el deber. Los temerarios Aquel a quien yo vea espantado huir de la batalla
arrojan voluntariamente a los peligros, pero una vez en e no estará seguro de escapar a los perros.
retroceden, mientras que los valientes, serenos antes, ex
man su energía en el momento de la acción. Lo mismo hacen quienes ponen a algunos en primera
Según lo dicho, pues, la valentía es el término medio ínea Y azotari a los que retroceden, o que colocan a otros
las cosas que inspiran osadía o temor en las condicio nte los fosos u otros obstáculos similares: todos ellos están
dichas, y las cuales cosas afronta y s~fre el valiente po jerciendo c~~cci~n. Mas el valiente es menester que lo sea
el hacerlo es noble, y afrentoso el deJarlo de hacer. Da o por coaccion, smo porque es bello serlo.
muerte por huir de la pobreza o por achaques de 8:.mor La experiencia adquirida en ciertos peligros pasa tarn-
por alguna aflicción no es propio del valiente, sino mas b ién por valentía;· y de ahí que Sócrates pensase que la
del cobarde. Molicie es huir de los·trabajos y arrostrar entía es un saber. Unos exhiben este valor en unas cir-
rnuerte no porque es glorioso hacerlo, sino por escapar nstancias; otros en otras; los soldados en las cosas de la
mal. ,., erra. Muchas falsas alarmas, a lo que parece, hay en la
.• erra, de las cuales estos hombres tienen la más amplia
VIII 'ón¡ dando Ja ~pariencia de valientes para los demás que
. o s¡tben lo que hay. A causa de su experiencia son capaces
,grado máximo de hacer daño al enemigo sin sufrirlo
Tal es pue5, sobre poco más o menos, la valentía;
de ellas- suelen enumerarse aún cinco especies secund.
ps, hábiles como son en el uso de sus arma5 y en su
uipo tienen las que son mejores tanto para ~l ataque
La primera es el valor cívico, que· más que otro al mo para la defensa. Casi podría decirse que combaten
se asemeja a la valentía pro"piamente dicha. Los ciudada
67
66
,
como armados contra inermes y como atletas profesiona~ vada por el coraje es al parecer la más natural, y cuando
contra afic!onad?s, pues aun en las luch~ de pugilato~ neva a~exa la elecci?n y la conciencia del fin, es ve_rd~dera
son los mas vahent.es los que pelean me1or, s!no los~· valentia. Como la colera es en los hombres un senbm1ento
fuertes y cuyo cuerpo está en mejores co~diciones. Y doloroso Y la venganza pla~~mtero, los que ~or estas pasio-
vense cobardes los soldados cuando el peligro apremia y nes combaten son cornbat1vos, pero no valientes, pues no
ve!1 inferiores en número y equipo, siendo entonces pro~ede? por un mot!~<> noble _ni de. conformida~ con la
pnmeros en huir, mientras las tropas civiles mueren en, razo?, smo con l~ pas1on; mas sm embargo, algo tienen de
puesto, como sucedió en el templo de Hermes. Pues a IQ cornun con los valientes.
civiles la huida les es cosa afrentosa, y la muerte preferible Tampoco son valientes los que lo son por estar llenos de
ese género de salvación, en tant.o que los soldados, que 1 esperanza, Y qu~ por haber vencido a muchos y en muchas
principio afrontan el peligro considerándose superior~ ocasiones, confian en el momento del peligro . .Aseméjanse,
huyen al darse cuenta que no es así, temiendo más la m11~ no obstant.e, a les valiehtes en que a unos y otros anima la
te que el deshonor. El valiente no es por cierto así. osadía; pero en. tanto que los v2Jient.es son osados por los
Suele también adscribirse el coraje a lá valentía, teni~ motivos ante~ di_~hos, estos otl'?s lo ~on por creel:SE'. l?s más
dóse por valientes a quienes obran a impulsos del cora~ ru.ert~ 'hieºr estimar ~u~ nlngun dano pueden re~ibrr. (Lo
semeJ'antes a fieras que se precipitan contra quienes 1 • M11 ausm en los ebrios. m'uy esperanzados estan en ese
., . . as ~ estado). Pero en cuanto les acontecen las cosas de otro
ren. Esta confusion es debida a que los valientes son t~ do emorende 1., f g ....
.,
bien · d h d d - . mo , n " u a. nlilS 10 propio de1 vai·ien...,
A • • h.. es
.arumos?s Y a que ~a ª ay .como e1 ~r or e1 ª1;1 ~ afrontar laS cosas que son y que parecen temibles para el
ftoe sea t8!1 i~petuoso e.i presencia del pebgro. De ahi q hombre, y por el motivo formal de que es glÓrioso hacerlo y
mero diga. afrentoso no hacerlo. Por esto es señal de mayor valentía
Depositó la fuerza en su ánimo; mantenerse impávido e imperturbable en los t.emores súbi-
Y . tos que en los que son patentes de antemano, como que la
Despertó su ira y su ánimo; valentía procede más del hábito y menos de la preparación.
y Los peligros que se muestran con anterioridad, cualquiera
La furia reventó por las narices; podría aceptarlos por cálculo y razonamiento, pero los re-
y pentinos sólo por hábito.
Heruíale la sangre. Loo ignorantes del peligro dan también la apariencia de
. . valientes, y en verdad no están muy distantes de los espe-
. Todas estas expres1on~ y otras ~me1antes parecen s~ ranzados, siéndoles inferiores, sin embargo, en que no tie-
nific8:1' el despertar y empu1e del cora1e. .. nen confianza en su superioridad, y los otros sí. Y por esto
Sm. embargo, l?s valientes obran por un motivo. noble, los unos aguantan algún tiempo, en tant.o que los otros, así
el .cora17 no hac~ smo ayudarles. Las fieras, en cambio, ob que se aperciben de que se han eng-añado y que las cosas son
ba10 la .mfluenc1a, del dolor, porque atafan cuand? se si de otro modo de como suponían, emprenden la huida, como
ten hend~ o estan temerosas; pero rmentras están en les pasó a los argivos cuando cayeron sobre los lacedemo-
selvas o ~antanos no se acercan al ho~bre. ~o son, nios tomándolos por sicionios. Y con esto queda dicho cuá-
tanto, valientes por lanzarse contra el peligro a impulsos tes son los valientes y cuáles tienen sólo la apariencia de
dolor o el coraje y sin prever ninguno ~e los peligros que valientes.
esperan, porque de ese modo serían también valientes 1
asnos hambrientos, que no porque les den de palos se ap
tan de la pastura. Y también los adúlteros se atreven IX
muchas cosas por su concupiscencia. ,
No consiste, pues, la valentía en lanzarse al peligro Por mas que la materia de la valentía sear. las osadías y
moción del dolor o el coraje. Y con todo, la valentía m los t.emores, no lo son ambas cosas por igual, sino más bien

68 69

//
Hemos dicho ya que la templanza ~l término ~o
las costs de temer. El que en éstas es imperturbable y esij ~laceres. Con los pesarestíene*también que ver, aun-
dispuesto con relación a ellas como conviene, es valien~ ~~e menos y diferentemente. ~l desenfrenQ. por s~ parte. ~e
con mayor propiedad que si mantiene estas disposiciones ee Jll8!!ifiesta también en las m1~~s coSl!-5. Con que placeres
las cosas qu~ inspiran osadía. Según hemos dicho, los valien. ~e relación la temp anza, lo determmaremos ahora.
tes son llamados así por soportar las cosas penosas; y Pot Dividamos los laceres en l~~res d~l <:uerpo y_d~Lal­
esto, por ser la valentía cosa penosa, es con justicia objet.o ina como son el apetito de honor y el afan de satx:r. El que
de alabanza, pues más difícil es soportar las cosas penosa¡ &ia una u otra cosa recibe gozo de la ~ue a~a, ~ sm embar·
que apartarse de las placenteras. . el cuerpo no experimenta nada, smo mas bien el alma.
. No obstante1 puede creerse co~ razón que el fin a que g ' Los que se dan a tales placeres no se llaman ni tempe-
0

t1ende la valent1a es placentero, smo que lo oscurecen las ntes ni desenfrenados· y lo propio pasa en todos los otros
circunstancias, como pasa en las luchas gimnásticas. Para los ~aceres que no son c~rporales. No llamamos desenfrena-
pugilisw, en efecto, es placentero el fin por que com~aten,I ~os, sino charlatanes, a los amantes de oír y c~ntar cuen~s,
o sea la corona y los honores, pero el golpe~e, siendo que se pasan la jornada ocupados en los chJSmes del d1a,
como. son de carne, es dolo~9~ y aflictivo, como. todo _el ~mo tampoco damos aquel nombre a los que se afligen por
trabajo que llevan; y como son muchas las penas y pequeno 1 pérdida del dinero 0 de lO's amigoá. ·
el fm, nada parece tener éste de agradable. Y si otro tant.o ª La templanza por tanto se refiere a los placeres C0!22:
pasa ~n la virtud de la valentía, cierto es que el valiente rales mas ni siqulera a todo~ ellos. No se llama temperantes
tendrá por penosas y contra su voluntad la muerte y las 1esenfrenados a quienes se gozan en los placeres de la
heridas, pero las soportará, no obstante! porq~e es glori~so :Sta, como en los colores, las formas y la pintura, por más
hacerlo y .afrentoso no hacer~o. ~s aun: nue~tras meJ?l ue aun en esta materia podría pensarse que hay una ma-
pose~ la vrrtud completa y mas dichoso sea, mas ~e en~IS- ~era"conveniente de gozar y que puede pecarse po~ exceso .Y
tecera p_or la .tnuerte. ~ra un h?mbre de esta es~ec1e la vida por defecto. Lo mismo pasa en los placeres de.l 01do: ?3d1e
es lo mas ~ahoso, y bien. ~be el que va a se~ pnvado de los llamaría desenfrenados a quienes toman exce~1vo deleite en
. mayores b1e~es, cosa afl~ctiva en verdad. Y sm embargo, no la música 0 el teatro, ni temperan~s a qmenes en esto
po_r ello sera menos valiente, y .aun puede ser que lo sea guardan la conveniencia. Ni tampoco en los placeres del
mas, ya que prefi~re a aquellos bienes el honor en la ~err~ olfato, a no ser por asociación. No llamamos desenfrenados
~o en todas las virtudes, por t~to, es agradable su. e1erc1- a quienes toman deleite en el o~or ?e las manz~nas, de las
c10, como no sea en la consecue1on del fin. rosas 0 del incienso sino que mas bien réservanamos aquel
Nada impide, por lo demás, que semejantes hombres.no nombre para los q~e se complacen en los ~lores que des-
sean los mejores soldados, sino otros menos valientes y que piden los perfumes o los platillos delicados; gozanse en ellos
ningún otro bien tienen, porque estos tales prontos están a Jos desenfrenados porque gracias a ellos les viene e.l recuer-
anostrar los peligros y a trocar la vida por un salario mise. do de sus.concupiscencias. Otros hay, como cualquiera pue-
rable. de ob~Í'var, que cuando tienen hambre ~ gozan en los
Baste, pues, con lo dicho, sobre la valentía, cuya natu· olores de los manjares. Gozarse en estas cosas, hablando ~n
raleza después de lo que queda expuesto, no será difícil ~neral, es propio del desenfrenado, porque en ella~ estan
comprender en general. puestos sus deseos. ~
.~. En los demás animales tampoco se da el placer en las
sensaciones de esta, especie, a no ser por ~ciación. No se
X gozan los perros en los olores d~ las lieb~? smo en devorar-
las por más que el olor les .de el sent1m1ento. de ellas.•El
• Después de ella hablemos de JaJemplanza. Ambas son, a leÓn tampoco se complace en el bramido. del buey, s,ino en
lo que parece, las virtudes de las partes irracionales del coll)érs~lo, sólo que por s~ntir por el bramido qu~ está cerea
alma.
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su presa, parece gozarse en el bramido, del mismo mo acen es sólo en U_!Lp~nto,_o_J;~en...eLexceso. Comer Y
que nc, se regocija porque vea o descubra u n venado o u . t>er lo que sea hasta at iborrarnos, es exceder lo determi-
cabra salvaje, sino porque tendrá comida. do por la naturaleza en cuant.o a la cant idad, pues que el
La templanza y el desenfreno se dan, no obstante, natura) consiste sólo en henchir la necesidad. Los que
lgs_Rla eres en ue participan también los demás animal den así se llaman glotones, como gentes que hinchen
placeres que, debi 0 a e 0 , os ntan su ·ñaturaleza~rvil yientr~ más de lo que sería menester, y suel.en darse entre
bestial, y que son los placeres del tacto y del gust.o. 5 que tienen una naturaleza en extremo semi.
gusto, por lo -demáS, poco o naaá se sirven, polcftle propio En los dg§eos partjculares. por lo,contrario, son muc~os
. es del gusto el discernimiento de los sabores, como hac e mu@as maneras los que yerran. Porque cuando d1Cé se
los que prueban los vinos y sazonan los manjares pero n fa(gíiños que son aficionados a esto o a uello es o porgue
encuentran mucho placer en esto, o por lo me~os no ¡ e e1 n en o que no e en, o.J!l~_ii~qJ.lelo hace la
encuentran los desep.frenados. En lo que sí lo hallan es en y§f piüt~ 2.... ae manera. indebi~a. Ahora bien, según to-
goce que. tiene su cumplimiento total en el tacto, sea en estas especificaciones se exceden lps desenfrenados: ya
comidas y bebidas, o en los llamados placeres del amor. p complacen en ciertas cosas que no deben y que son abo-
lo cual cierto glotón deseabá tener el gaznate más laruo q cibles; ya también, en otras cuyo goce es lícit.o, se com-
una grulla, dando a entender con ello que su placer ~sta cen en ellas más de lo que conviene o más de lo que hace
en el contacto. mayor parte. Es, en suma, manifiest.o que el desenfreno
Así pues, .el sentido en qwu:§i_gfL el desenfreno es el exceso en los placeres, y que es vituperable.
~ás universaj de los sentidos, y con razón_ parece ser el Con respecto a los pesares, no pasa en est.o como en la
VItupe~ado, como que lo tenem?s no en cuanto somos hon¡. entía; y así-, no por soportarlos se dice de alguien que es
bres, smo en cuant.o ,somos ammales. Bestial es goz~e e ¡nperante, ni desenfrenado por no soportarlos, sino que el
los placeres de ~ste genero Y amarl?s sobre todas las cosas. nfrenado es el que se aflige más de lo que conviene por
Deben, con t@do, ponerse apru.:te c1er~s placeres del tacto obtener las cosas placenteras, siendo el placer, por tanto,
que son de to4os los que conv1enei: mas a Ull; hom~re libre, que le produce aflicción; y el temperante, por su parte, es
como ~on l?s. causados po~ el masa1e en los g1mnas1os o por que no se · aflige por la ausencia 0 la abstinencia de lo
los banos tibios, como quiera que el placer del tacto en e centero. ·
desenfrenado no afecta a todo el cuerpo, sino a ciertas · ·
partes. El desenfrenado, pues, desea vivamente todos los place-
o los más atrayentes, y es arrastrado por su deseo al ,..
nto de preferirlos a todo lo demás. Por lo cual entristé-
XI tanto por no alcanzarlos como simplemente por de-
los, como quiera que el deseo va acompañado de triste-
12.~ ~~deseos urio§..R~~éen s_er copmnes;_oJ!os~ictl· ·por más que pueda parecer absurdo entristecerse por el
lares y _sobrepuestos.
---.,.....;; - Por e¡emplo, el deseo d el alimeñt.o es e1·te. ·
~atural, PC!rque cada uno Jo ?esea cuando tiene de él nece- Difícilmente se hallarán ios deficientes en los placeres, y
s1~ad! o_ra sea se~o, ora sea humedo, y algunas veces ambos. e se deleiten en ellos menos de lo que .conviene. Seme-
y as1m1smo el Joven y en la flor de sus años desea una te insensibilidad no es humana. Aun los demás animales
compañera en .su lecho, comó' dice Homero. Pero no tod~ ciernen bien los aliment.os, y ·en unos toman placer y en
d~sean este ~hmento o aquella compañera. ni siempre las os no. Si alguno hay para el cual nada sea placentero y
,m1Sm~ cosas, por lo cual parece el deseo ser algo nuestro e de una cosa a otra no haga en esto difererlcia, ~mejante
por mas que ciertamente tenga algo de natural, porque di'. · t-:ira debe estar muy distante de la condición humana; y
ferenu;s cosas son agradilbles·a diferentes gentes, y algunaa mo tal tipo difícilmente se hallará, '?lo ha recibido nom-
son mas agradables para t.odos que otras cualesquiera. especial. · , · 1 ~
En los deseos naturales pocos son los que yerran, y si lo Con relacion a todo est.o el varon templado observa el

72 73
'
11

término medi o. No se complace en las cosas en que lo


de preferencia el desenfrenado, antes muestra repugn parecer, se ha extendido en este caso el sentido de la voz.
por ellas, ni en general en aquellas otras en que no de nester es, en efecto, castigar todo ap~tito de cosas ver·
vehementemente en nada semejante. De otra parte, n nzosas y que puede tener gran incremento: caracteres
aflige por la ausencia de placeres, ni los desea sino bOS que se encuentran sobre todo en el deseo y en el
moderación, .ni más de lo que con.viene, ni cuando no ~ 0 • De deseo viven los niños, y en ellos se ve más el
viene, ni, en general, incurre en ninguno de tales exc etíto del placer. Si este apetito no se hace obediente y
Con medida y conveniencia deseará todas las cosas · to al principio directivo, muy lejos irá, porque en un ser
siendo agradables, contribuyen a la salud o al bienest cional es insaciable el apetito de placer y toma de don-
deseará también los otros placeres que no sean obstác viera su incentivo, y el ejercicio del apetito acrece su
los bienes dichos o contra el decoro moral o sobre su dencia innata, y si los deseos vienen a ser grandes y
tuna. El ~ue no observa estas condiciones estima Jos ementes, cierran del todo la puerta al raciocinio. Así, es
res eñ mas de lo que valen. No así el tem_E.erante s· nester que los deseos sean moderados y pocos, y que en
- acuerooc on la recta razo~- -~- • ~ -' contraríen a la razón. De la manera que el niño debe
según el mandamiento de su ayo, así también la parte
xn ncupiscible se'gún la razón. En el hombre.2mpegmteJa
concupiscible debe concoraar-con la razón pues am-
El desenfreno, al parecer, es más voluntario ue la t¡enen por blanco lo honesto; y así, el valón templado
bard~~ El Pifi!iero es motivado por_el p,la~r y" a ~ a lo que ~e§ y como de~ cilañdol!~. ya gµe así
por el dolor; ahora bien, el placer es deseable, y del do ordena~on. Y fíe afü lo que teii1amos que decir
la templanza.
por el contrario, debemos huir. El dolor, además, desq
y estraga la naturaleza del que lo sufre, mientrlls qÜe
semejante produce el placer. Por esto el desenfreno es
volun.tario, y digno, por 1!tito, de mayor reprensión.
Fácil cosa es acostumbrarse a los placeres. Muchos
en la vida, y el habituarse a ellos está exento de pe
mientras que lo oontrario pasa con las cosas temibles.
Podría pensarse, sin embargo, que la cobardía no
igualmente voluntaria que sus mani es c1ones conc
EñSí misma la cobardía es sin dolor; })ero l ·r nstan
concretas P-Onen al hombre fuen de sí por la represent
~el dolor al punfu de hacerle arro1ar las armas e incurrir
otras aescomposturas, por todo lo cual la cobardía da
apariencia de ser forzada. En el desenfrenado 1 al contr
29s a;.!Q~ articular~v~tarlos, como q uiera que
por el deseados y apetecidos, perQ el conjunto lo es me
pues nadie d~a ser desenfrenap.o. -
El nombre de desenfreno lo aplicamos también a
faltas de los niños, a causa de cierta semejanza que ti
oon el desenfreno en general. Cuál de los dos haya reci
s~ nombre de cuál, poco importa de momentó, aunqu
bien claro que el segundo _deriva del primero. No sin

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75
,
El uso de los bienes económicos consiste, a lo que pare-
eñ erfasto y la donaciOO,-mieñi!as ques u ~ercepción y
' ~¡ conciemenmas bien á su adquisición. Por tanto,
, · propfOeS del liberal el dar a quiencon Viene que recibir
donde conviene o no recibir de donde no conviene. Lo
pio de la virtud, en efecto, es antes hacer el bief1.JL~
LIBRO IV ibirlO. f ejeéutar las bellas acciones más bien que Qei!U'
hacer las vergoneosas. No es difícil ver que a la donación
DE LAS VIRTUDES MORALES acompaña el obrar bien y el hacer bellas acciones, en
EN PARTICULAR to que a la percepción le son concomitantes recibir el,
¡en o no hacer una cosa vergonzosa, Y Ja gratitud se debe
. h . dador no al que se abstiene de t.omar, y la alabanza más
¡en al primero. Más fácil es no tomar que dar, y menos
cunados están los hombl'es a dar lo propio que a no tomar
.~ble.mos aho~a ,de la µb~~alidad, la. cual eare~-· ajeno. Son, pues, los dadores los que son llamados libera-
pos1c1on mteh):led1a con relac1on a los bienes econo · Los que se abstienen de t.omar no son alabados por su
N? es alab&do el l~ en as co~ de ~a gi.terra, ni en beralidad, aunque sí por su justicia. Los que reciben no
mismas cosas que el wmperante, ni tampoco en las r ello son precisamente alabados. Los liberales se hacen
t~cantes al~ j~dicatura, sino en la dació~ y p~rcepción más quizá que todos los que se distinguen por su
b1~nes econom1cos, sobre t.odo en la dac1on. Bien~~ ud, porque prestan servicios, y este servicio cons~~ en
micos l!_amamos a t.odas las cosas cuyo y alor se mide dación.
moneda. . Los act.os en conformidad con la virtud son honestos y
. Con relación a est.os bienes, _Ia prodigalidad y ~ av , ticados p~ ~n ~otiv~ '"§~e~to7°El ÜbeJll~ por t~to,
son excesos y defectos. La avar!cia la imputamos siemp por un mo~vo ones_to y rectamente, 8:_qu1e~~o~v1~1).e
los que se afanan por las riquezas más de lo que conv· cuant.o y cuando conviene, y con todas las aemas condi-
La prodigalidad, en cambio, la atribuimos a ve~ co nes qü~a a dádiva recta. y todo esto con
cándola con otros vicios; y así, a los incontinentes y a cero sin tristeza, pues el acto virtuoso es placentero o no
gastadores en sus desenfrenos los llamamos pródigos. y te, y en todo caso nunca será aflictivo. El que da a los
esta razón parecen ést.os ser los peores de los hombres, e no conviene, o no por un motivo honesto, sino por
mo que tienen juntamente muchos vicios. Sin embargo guna otra causa, no es liberal, sino que habrá que llamarle
denominación de pródigos que reciben no es del todo ' algún otro modo. Tampoco es liberal el que da aflictiva-
pia. El carácter de pródigQ lo reclama el que tiene un v nte, pues. mostraría con ello.que prefiere las riquezas a la
único: -éJ-de dilapidar su patrim0nio, puest.O q ué pródi lla acción, lo cual no eS' propio del liberal.
pe~dido es ,el ~ue se arruina por sí ~.ism~; y una especie El liberal no recibirá de donde no con'fl!n~, pues que
ruma de. s1 rrusmo p~ece ser Ja dis1pac1on de la fortu percepci·ónno serí'a ·propi'a e quien no tiene en venera-
como qmera ~ue1a vida depende de los ~ier:es económi 'n las riquezas. ~ampo<:? podría ser un solicitan~, pues
Este es el seng,do quu~tamos de Rrod1$}1dad. 0 es propio del bienhechor rec1Díifac11ñíente beneficios.
De los objetos que están para nuestro qso podemos donde convenga, recibirá, por ejemplo de· sus propias
bien y mal. La rig,ue~ uno de estos bienes útiles. De ·ones, y esto no como algo noble, sino como nece-
cosa se sirve lo mejor posible el que posee con respec o, para tener de dónde dar. Ni será negligente con sus
ella la virtud apropiada; y por consiguiente se servirá lenes, puesto que quiere con ellos subvenir a álgunos":'1'!!:
mejor posible .de la riqueza el que posea la vktud en Jo ' a cualquiera, para que pueda dái a quien convenga y
atañe a la riqueza. Este es el liberal. ando y donde sea honesto el hacerlo.

76 77
Muy propio es del liberal excederse en la dádiv~
punto de d~jar para él la menor parte, porque el no deradamente Y como conviene. Propio es de la virtud
cuenta consigo es de hombre liberal. !1181' placer y pena e n las cosas que conviene y como
~ liberalidad se entiende según la fortuna. No esij nviene. , ·
se! libe~aI en la muchedumbre de las dádivas, sino en El liberal se acomoda fácilmente a todo en cuestiones
Ó1Sposic1on del dador, la cual le lleva a .dar según sufo díiíero. Expuesto está a sufrir injusticia, como qu iera que
~ada impide que sea más liberal el que da menos co·sas,·--=---b-ace aprecio del dinero; y más se irrita de no haber
las da de menores recursos. do algo conveniente que se contrista de haber gastado
, ~ liberales parecen ser los que no han adquirido o no conveniente; y no le satisface la opinión de Simó-
• s~ mlSlllos ~~una, sino que .l a han liere ado, porque des.
tienen expenenc1a de la necesidad, a más de que En las mismas cosas yerra por su parte el pródigo. Ni
aman más sus propias obr~, como los padres y los poe ibe placer ni se· contrista en las cosas que conviene, ni
. No ~ f~c_i_! ~e ~liberal~e enri ~~ porque n !llO conviene, lo cual se nos hará más claro cuando avan-
ru rec~ m ~~. anfes 10do lo despide de sí, ni p mos más.
las riquezas por s1 mismas, sino para dar. Por esto s Hemos dicho que la prodigalidad y la avaricia son exce-
~procharse a la fortuna el que los que más merecen f defectos, Y. esto en dos cosas: en la daciÓn y en la
neos, lo sean menos. Esto, empero, no sucede sin r rce~ y E9r otra rume ad5Cri6Wios e l gastO ·a la_ a-
pues. no es posible tener riquezas, así como otra cosa ó~prodi anaad por lo tanto, eca~Jtº~_fill.fil
na, sm afanarse por tenerla. (y en e no recibir), y por defecto en el recibir. La
i
~in e.rob~ el li~!!'l no dará quien no conv..g aricia, por lo contrario, -éa oraerectOeñ el"dir y_po.l'
c~ando no C?nvenga, J asreñlOdo 0 demás. De lo eon ceso- en~~~c:!!>J!i.a no ser que se trate e cosas pequeñas.
rlO no obrarta ya segun la liberalidad, puest.o que babi Raramente están unidas en el mismo sujeto ambas for-
gastado en esas cosas, no tendría ya para gasta¡...en las de la rodl hdád. No es fácil que dé a todos quien de
c~nvenga. Como queda ·dicho, el liberal es el que gasta @na Parte recib(l. Pronto falta la hacienda a los dadi-
gun s!-1 !ortuna Yen las ~~ que conviene: el que se exc SóS si se trata de particulares, y sólo éstos son tenidos por
es prodigo. Por esta razon no llamamos pródigos a los ródigos. Por lo demás, un hombre de esta especie nos pare-
nos, toda vez que la multitud de sus riquezas no puede con mucho preferible al avaro. Es fácilmente curable por
excedida fácilmente, al parecer, por los dones y los gas edad y la carencia de recursos, pudiendo así volver al
~ ., Siendo la liberalidad, pues, el término medio en la ' ino medio, porque tiene los atributos del liberal, pues
c1o~y_p~~pcion de los bie~es~~s, fili!!_eral- y no recibe, sólo que, ni una ni otra cosa como conviene
Y g~ en ~SS!> que conven~~ Y cuanto conveñga, · bien. Pero si se acostumbra a hacerlo así, o por otra
mismo en as pequ~nas. que en as granees -y todo · alquier vía se mudare, ..vendrá a ser liberal, y entonces
placenteramente-, y recibirá de donde convenga y cu rá a quien convenga y no recibirá ~ donde no convenga.
convenga. Siendo la virtud el término medio entre am í, no parece ser el suyo un carácter ruin. No es propio de
acc~~nes, el liberal hará ambas como convenga. A la malvado ni de un mal nacido el pecar por exceso en el
nac1on adecuada la acompaña la l>ercepción semejante· y en el no recibir, sino de un insensato. El que de esta
fue~ de ~tro mod<?, la per~pción sería contraria a la ' era es pródigo parece ser con mucho preferible al avaro,
nac1on. 81 ambos actos s~ siguen ~onsecuentemente, pu t.o por las razones dichas como porque es útil a muchos,
d~ a la vez en el m1Smo su1eto; si son contrarios entras que el avaro no lo es a nadie, ni siquiera a sí
mamfiesto qu!! no. ' · mo.
Cuando contrariamente a lo debido y a lo que está b Pero los más de los pródigos, como está dicho, reciben
le acontece al liberal gastar su dinero, se contristará, donde no conviene, y según esto son avaros. Hácense
·gos de t.omar por la voluntad que tienen de gastar y no
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79
pod~r hacerlo fácilmente. Faltándoles pronto los recu ¡jsureros que prestan pequeñas sumas con crecido interés.
~ ven constreñidos a procurárselos de otra parte. Al m· 'fodos éstos toman de donde no deben y más de lo debido.
tie~po, como no tienen cuenta alguna del decoro, to c;ornún es a todos ellos, manifiestamente, el lucro vergonzo-
la h.gera y de todas partes, pues lo que desean es dar, y so. Por l)mor de la ganancia, por pequeña que sea, arrostran
·les importa cómo o de dónde. Por lo mismo, no son todos la infamia.
poco liberales sus dádivas, puesto que no son honestas A__!Q§_g ue to man ~andesE.fill!S de...donde..n.o..dehen,_o
son hechas por motivo honesto ni de manera convenieo ue toman lo que no cieben, no los~mos avaros, I?ºr
A veces incluso hacen ricos a quienes convendría dejar eo rernplo a10s1iranos que saqueanlas ciu~ades) .despojan
pobreza, y nada dan, en cambio, a los moderados en ¡05 templos, sino más bien malvados, imp1os e m1ustos. El
costumbres. Por lo contrario, dan en abundancia a ad ¡ugador de dados, sin embargo, el ladrón y e! salteador, se
dores o a quienes les proporcionan algún otro placer. Así cuentan entre los avaros, pues se dan a ganancias afren~sas.
mayor parte de_ellos son desenfrenados; fácilmente disi ' Unos y otros se ponen a la obra en vista de la ganancia y
el dinero y son gastadores en sus desenfrenos, y por no arrostran la infamia. Los unos por la presa afrontan los
conforme a lo honesto, declinan a los placeres. mayores peligros, en ta9to que los otros ~can provec~o de
A esas cosas acaba por llegar .el pródigo, faltándole amigos a quienes deberían dar. Unos y otros, q~er1endo
' edu~ador. Mas si encuentra quien de él cuide, podrá llegar lucrai: de donde no conviene, son amigos de ganancias ~fren­
medio y al deber., _!,a avaricia, al contrario es incura tosas; por lo cual todas estas maneras de apoderamiento
P<2!9Ue la vejez y todo género de flaqueza ha~en al pare tienen carácter de avaricia.
avarientos a los hombres: y porotra parte, ~s más Cpn razón, pues, se dice que la avaricia o iliberalidad es
natural a los hom~res que la prodigalidad, porque la ma el contrario de la liberalidad, pues es mayor mal que la
parte son antes amigos del dinero que dadivosos. Además, prodigalidad, y más se peca por ella que por la sobredicha
avaricia se e tiende a muchas cosas us multiforñie;"Pü prodigalidad. . . . .
CJ!le, a lo que puede verse, muchos son los modos de Baste con lo dicho sobre la hberahdad y los v1c1os que le
avaricia, po~ ~ ella coñs~~.Oos....cotas : en e son opuestos.
fé'Ct.2 del aar y en el exceso del tomar no en todos seaa
su integridaé(Sino qüe a-vecesse divfüe, y así, unos e
po~~~l tomar,_Y. otros pqr defecto_en el dar.
u -
que estan comprendidos en denominaciones como é A esta materia parece serle anexo el tratar.._d~,a magni~­
ce~iuorque la magnificencia .(!are~er ta111b~n una vrr-
tacaños, agarrados, roñosos, todos ellos pecan por defe
en la dación, pero ~o aspi!lln a lo ajeno ni quieren aprop" tud con relación a los bienes éconómico_s. P. diferencia de la
selo. Unos obran as1 por cierta honestidad y retraimiento liberalidaá.sin eiñ rgo no seextiende_a todas las acci..QJ!es
actos vergo11;Zosos. Algunos, en efecto, parecen ahorrar quetfened ~r materia' las"."riquezas~ sino sólo a ~os gastos,
al menos as1 lo dicen- porque la necesidad no les fue en los cuales s obrepasa a la líberaliilad por la magnitud. Tal
alguna vez a hacer algo vergonzoso. De éstos es el tend como su nombre lo sugiere,' es ella el dispendio acomodado
que parte un comino, y todo el que se le asemeja· y alá~deza. -
nombrados así por el exceso en no dar nada. Otr~s a '~~andeza, empero, es alll? relativo ..No es un mi~mo
vez,,~ abstienen de lo ajeno por temor, calculando q~e gasto el que ha de hacer el ~itán de un trmeme que el 1efe
es facil que uno tome lo de otros y que los otros no to de una embajada. La conveniencia del gasto, por tanto, .ft
lo de uno, contentándose, por tanto, con no tomar ni I!!1ªfu'...a a la persona, a la ocasión y, ª1-o.bje.to.. Co? todo, el
Otros, por su parte., pecap p_o! ~eso en la ercee_ci' que en las cosas pequeñas o moderadas gasta _se~n el <'.aso
~mando de d,f>ndequ1era y cualquier cosa como lo amerita, no se llama magnífico, como el que d110:
ejemplo, los que e jerceñ oficios impropios d~ homb~es Muchas veces he dado al vagabundo,
bres, lo~ alcahuetes y todos los de esta laya, así como J

80 .81
,
dioso, es decir a su persona_ y recursos, porque el gasto .debe
s!no el que lo ?a-ce en cosas grandes. fil ma@ífico es_, pues, ser digno de éstos, y no solo acomodarse a la obra, sino a
l!_~ral ~ro el liberal no_e§ necesaóAroente magnífico. quién la hace. De aquí que el pobre no pueda ser magnífi.co,
El de.fect~e este hábito se llama mezquindad; ~l ex.ce. pues no tiene de dónde gastar mucho decorosamen~ .. ~1 lo
so vu gan ad y íaltá de gusto, y otros nombres semejant;ea intenta, es necio, pues se comporta fuera de su p0S1c1on y
Exc~s son todos éStos no por la magnitud en las cosas que de lo que está bien, y sólo lo hecho rectamente es virtuoso.
la exigen, sino por el afán de brillar en circunstancias que Semejantes gastos cuadran a quienes disponen previamente
no lo piden y como no conviene. De ellos hablaremos m~ de recursos habidos por ellos mismos o d~ su~ antepasad<;>~ o
tarde. · de sus relaciones, así como a los de alto lina¡e o reputac1on,
. . El magnífico. se parece al artista, pues es capaz de per. 0 que están en otra situación semejante, todas las cuales
c1bir las proporciones y de gastar grandes sumas armonio. traen consigo grandeza y dignidad.
samente. Porque, como al principio dijimos, el hábito se El magnífico El§.. pues, con eminencia el que queda des-
define por los actos que lo constituyen y por las cosas a que crito, y la magnificencia, como esta dicJío, ~pnsiste en t~s
se aplica. Siendo, pues, los djspendios del magnífico grandes gíiSfós, p~r ser el~ los mayores y_ los !11as honrosos.. . .
Y proporcionados, tal~ serán ta~bién los resultados; y de ~ De los gastos privados tienen caracter de magn1f1cenc1a
este modo el gasto sera grande y proporcionado a la obra. t Jos que se hacen por una vez, como una boda o algo se~e­
En consecuencia, la obra debé ser digna del gasto y el gast.o jante, así como lo q~e interesa~ toda l.a ciudad o a l~ gente
de la obra, o aun excederla. hnpor?nte; y tambien en las bienvenidas y de~edidas de
Por motivo del bien y de lo bello gastará tales sumas el Jos huespedes, o en los regalos y su correspondencia, porque
magnífico, porque común es tal motivo a todas las virtudes. el magnífico no es amigo de gastar para sí mismo, sino para
~ gastará, además, con placer y soltura, porque la exac. la comunidad, y los dones a la república tienen cierta seme-
t1tud en las cuentas es algo mezquino. Y más ha de consi- janza con las ofrendas a los diose~
derar cómo resultará más hermosa la obra y más espléndida Es propio del magnífico amueblar su casa de acuerdo
que en cuán~ le saldrá o ~ómo la h~á a menos costa. ~ con su riqueza porque la casa es también un ornato; y al
ser el, magmfico ne~namente liberal, porque el liberal gastar ,en esto 'hacerlo _de pref~rencia en objetos de larga
g~ ra lo que convenga y com,o convenga. :Pero en el monto duracion, que son ademas los mas bello.s, guardando en cada
Y manera eTQiij)enaio estara lo magno del magnífico tal ocasión la conveniencia. No son las mismas cosas las que se
como si la magnificencia fuese una grandeza con relaciÓn a acomodan a los dioses y a los hombres, ni las mismas en un
los mismos objetos sobre que versa la liberalidad. Y así con templo y en un sepulcro. Y puesto que cada gasto puede ser
el mismo gasto har~ tal hom.bre u~a obra más magnfnca, grande en su género, y el gasto más ma,gnífico e,s el que es
porque no es ~~a m1~ma la exceleri.c.1a de la. posesión y de la grande en lo grande, el gasto más magnifico agu1 es el gran-
obra. La poses1on mas valiosa es Ja que cuesta más como el de en estas circunstancias. Y como, de otra parte, la gran-
oro; pero la obra m~ _valio~~ es la que es grand~ y bella, i deza en la obra difiere de la grandeza en el gasto -ya que la
porque 1~ .contempla~1on de tal obra inspir!l admiración, y más bella pelota o el más bello frasquito son magní!icos
lo magmf1co es admirable. La magn ificencia pues es la regalos a un niño, por más que su valor se~ pequeno Y
excelencia de la obra en la grandeza. ' ' despreciable-, síguese que lo propio del mag~1fico es hacer
La magnificencia es atributo de los gastos que llamamos con magnificencia lo que haga, en cualquier genero que sea,
honro5<?s, como los que se hacen en el culto divino: ofren· puesto que éste es un proceder no fácilmente superable, Y
d_a;; vot1vas, templos, sacrificios, así como aceí:ca de la reJi. hacerlo de 'suerte que la obra sea digna del gasto. Tal es,
g¡on. ~~ general, .Y de todos los que se hacen con la noble pues, el magnífico. El que peca por exceso )'. es ~ulgar, se
amb1c1on de servir a l~ comunidad, com? cuando las gentes excede en gastar contrariamente a las converuenc1as.' como
cr~n que deben eqwpar un coro esplendidamente, o un hemos dicho. En cosas que quieren poco gasto, gasta lar-
trirreme, o dar un banquete a la ciudad. Pero en todos los gamente y brilla sin medida. Así por ejemplo, da un almuer-
casos, como queda dicho, debé también mirarse al dispen·
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zo a los miembros de su club como si fuese un banquetE El magnánimo es pues, un extremo en relación cort la
nupc:al; o si apresta un coro para una comedia, lo hart granaéz"aae su p_retensión; pero en relacíoñ con.su conve-
entrar en la escena aderezándola con paños de púrpura, niencia ·e stá en el término medio,JI~ se juzga a sí mismo
como hacen los de Megara. Y todo esto lo hará no en vistt digñOde lo ue corres ong_e-7u · d ñrieñtrij' ue el
de la belleza, sino para desplegar su riqueza, imaginándose hincha · o y j'.l_pusilánime ,l>!~fill,P.Qr e$.§9 o por defecto.
que por esas cosas será admirado. Donde debe derrocharse - si, por tanto, el magnánimo se reputa digno de grandes
mucho, gasta poco; y donde poco, mucho. siéndolo en verdad, y sobre todo de las mayores en
eOsas
fü~zquino peca por defecto en todas ocasiones. Gas. una cosa, más que en otra algun8! po.dra• mos~arse tal. Aho- '
tando las mayores sumas, echa a perder por una poquedad 111 bien, el merecimiento es un término tel~t1vo a los bienes
la belleza de la obra. Difiere cualquier cosa que pueda ha. ,,teriores el mayor de los cuales declarar1amos ser el que
cer, y considera cómo gastará lo menos posible, y todo esto e,,.
diseernimos·a ' • t•~end en sob re t.odo
los dioses, al cual, adema~,
lamentándose, Y.pensando en todas ocasiones que hace más Jos hombres constituidos en _alguna d1gmda~, Y que es, en
de lo que debe. Semejantes dlsposiciones son en sí mism~ f¡n el premio de los actos mas bellos. !al bien es el honor,
viciosas, aunque no traigan consigo oprobio por no ser noci. supremo entre todos los bienes extenores. Por tanto, el
vas al prójimo ni exc~ivamente ir.dignas. · magnánimo es lo que debe ser en Jos honores 't .deshonores.
y sin necesidad de probarlo con razones,. !Ilamf1esta cosa es
II~ que los magnánimos son ~les. con rel~c1on al honor, pues
Jos grandes se juzgan a si. rnismos. d1pios sobre to do de
!!ª-.magnanimidad, como su mismo nombre lo da a en. honor, sólo que en proporciona su dignidad. ..
tender, parece_¿plicarse a las grandes co~ Tratemos de El pusilánime peca po_j._9.efecto tanto e1_1_ re.la~
compren er ante toaode cuales cosas se trata. Podemos sigo nusmo como oon respe~~lm.~on..ruiJ. ro~
indiferentemente, considerar el hábito o el sujeto que s~ n1~ro exceso e.!1-.relª5<.1on consigo mi&
conforma a dicho hábito. roo 'Qe o no en relacion con el ma~1ammo. .
El magnánimo par~e ser el ue ~ juzga digno·de ¡roin· · : .> El magnAnimo, puesto que di~o e lo~ mayor.e s bienes,
des coS'as, y <file- de Hecho es · gno. El que pretende le tiene que ser el mejor, porque el que es me¡or es digno ct: lo
~ismo n o en pro orcióJ! a su vajor, es un insensato; ahora mayor, y el más perfecto de las mayores cosas. ~s prec1so,
~ien, de los que \riven conforme a la virtud ninguno es por tanto, que quien es verdaderame~te m~g;1a111mo se,a
inseEsato ni mentecato. El magnáni~o~, pues, el que~. hombre de bien. Y podría bien ser que .o propio del magna·
da a1cho. - nimo fuese lo grande en cada virtud. En mauer~ alguna
~ El que es digno <!~-<:.2._sas pequeñas,..y de ellas se juzga estaría. proporcionado al magnánimo el ~uir clel p~h~o. ~o­
digno, es discreto, pero no ma¡mánimo, porq ue la magnani· viendo descompuestamente los brazos, m el hacer m1ust1c1~.
midad eStá -éñ la grañdeza, c"ómola hermosura en un cuerpo ·Por qué motivo podría cometer actos vergonzosos aquel
grande: los pequeños son graciosos y bien proporcionados, ~ara el cual nada es grande? A quien l~ e_xamine en to?o.s
pero no hermosos. s1.:s aspectos, aparecerá de todo punto n?1c~lo el m~na~i·
El que, siendo indigno, se juzga d.!fil!o de cosas_grandes, mo que no sea hombre de bien. No seria digno de .mngun
~ el hinchado. Sin embargo,"'ñotodo el que aspira a mayo· honor quien fuese ruin, porque el honor es el premio de la
res cosas de las que es digno, es un hinchado. El que preten· virtud y se adjudica de derecho a los bueno3.
de cosas meno.res de las-fillEUulimio, ~eLniifiliañ1mé": Ya y¡ magnanimidad muéstrase así como cierto orden be-
sea que pueda ser digno de cosas granctes, medianas o aun llo de las virtudes. pues las hace mayores y no se da s~ 1
pequeñas, se juzga siempre a sí mismo digno de menores ellas Por lo cual es d1f1c1l ser con verdad magnammo' ues
cosas. Esto se r:nuestra sobre todo en el que es digno de noes osible serlo sin no .
grandes ~osas, porque ¿qué hiciera si no fuese digno de tales El magnánimo es, pues, tal sobre todo en los hon?res Y
cosas? . deshonores. Pero aun en los grandes honores, Y por mas que

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El magnánimo no cone al peligro por menguados moti-
provengan de los hombres de bien, el magnánimo gozará de ni es amante del peligro, a causa de que son pocas las
ellos moderadamente, corno quien obtiene lo que le perte. :~que estima; pero sabe expone~se a gran.des pel~gros. Y
nece o menos aún, ya que no podría haber honor propor. ando está en el r iesgo, no escatima su vida, estimando
cionado a la virtud perfecta. Con todo ello, los recibirá, :digno vivir a todo trance. · .
porque no tienen quienes se los tributan cosa mayor que Si el ma ánimo un hombre _dtspJ.!!lSiQ...Lhy.cer~-
dispensarle. Pero despreciará en absoluto los honores que ~0f;~. aver@enzase de recUürlos, pues aquello es del su-
vengan de gentes cualesquiera o por cosas menudas, por ser ~ ro del inferior. J los benefici~r~cipidos los
r y estot-;:
inferiores a su merecirnient.o. Igual conducta observará en Peno lve •
Con exces::> porque as1' el bºtenh ech or or1gma
· · l con-
las afrentas, que no podrían aplicarse justamente a él. devue ,
,,...erá" uña deuda ufté'rior . ' de b ener·1-
y quedara' en con d'1c1on
Pero aunque el magnánimo, según lo dicho, muestre &J ~d " d"e"'~'!:. los magnánimos parecen acordarse antes del
c1a o. 11-~·
virtud sobre todo en los honores, se conducirá moderada. bien que han hec ho que de los que han rec1 1 ,o · pues ·e
'b'd 1
., mente también en lo que atañe a la riqueza y al poder, y a beñeficiario es inferior al bienhechor' y el magnammo quie-
la buena o mala fortuna, de cualquier modo que acontez. re ser superior-; y así, ·c on placer escuchan hablar de l_?S
can, de tal suerte que ni en la prosperidad se regocije en · eros y con desagrado de los segundos. Por esta razon
extremo, ni en la desgracia se contriste excesivamente, pues ~~~ no ' menciona a Zeus los servicios que .ella le h.izo, ni
ni de esta manera se conduce con respecto al honor, con ser Jos lacedemonios los que hicieron a los atenienses, smo los
éste el mayor de los bienes. Porque los cargos públicos y la que recibieron. .
riqueza se han de apetecer por el honor que implican, ya Es propio del magnánimo no haber me?ester de nad1~ o
que quienes poseen esas cosas quieren ser honrados por nas sino ser pronto en dar ayuda; as1 como ser altivo
ellas. Pero aquel para quien el honor es poca cosa, lo serán ap~ lo~ que están en dignidad y pro~eridad, y afable con
también las demás. Esta es la razón por la cual los magnáni.
mos parecen ser désdeñosos.
f de mediana condición. Sobrepujar a los unos es cosa
¡.~ícil y excelsa' pero fácil con respect.o a los otros. Darse
.A la magnanimidad _l!arecen contribuir también los do- ~res de superio;idad con los primeros no cuad~a mal a un
nes de fortüna. LOs de ilustrelinaje, así como los poderosos hombre bien nacido; P.ero hacerlo con los humildes es una
· o los ricos, son tenidos por dignos de honor, pues están vulgar insolencia, tal como hacer alarde de su fuerza con los
constituidos e n eminencia, y todo lo que en el bien es emi-
débiles. ·, . f tar lugares
nente, es más digno de honor. Por esto tales cosas hacen a F.s también propio del magnammo no r7cuen ~
quienes las poseen más ma~hímos pués no e1a TehOñ- de moda, ni aqu~Uos otros donde otros tienen el primer
rárseles por ellas. En verdad, sin embargo , sólo el hombre de rango. El magnánimo es indolente y tardo, a ~os ~e no
bien merece ser honrado, por más que quien posea ambas haya de por medío atgun grande honor o empresa. Es ace-
cosas, virtud y fortuna, sea más digno de honor. Mas los que dór- ae pocas cosas pero estas grandes Y renOrñbr~das. Es
sin virtud poseen los bienes dichos, ni pueden eón justicia también una necesidad para él ser abierto en sus odios Y ~n
tenerse a sí mismos por dignos de granOe'S cosas, ~ sus amistades, porque esconder sus sentimien~s. es propio
lláma os rectarnenfü ma gnáñiiñOs. Sin la virtud 12ertecta del que tiene miedo. Más le preocupa al magnammo la ver-
ninguna de éSis cosas cuenta; y quienes sólo pÓseen t ales dad que la opinión, hablar obrar a lena luz. ~e
bienes tórnanS"e "'ilfaneros e 1ñsolentes. Sin la virtud no es to 0 0 iene en poco, habla con franqueza y veracidad ,
fácil llevar armoniosani!mte los dones de fortUna. o pu- salvo en lo que dice por ironía, pues en su trato con el vulgo
die ndo ~levarlos así, e imagiñándo$e superar a losdemás, los
desprecian; y en cuanto a ellos, hacen todo lo que les viene es irónico. 'd 1 d · t o
~ El magnánimo no puede conformar s~ v1 a a a e ? r ,
en gana. Parodian al magnánimo sin serle semejantes, y esto a no ser que se trate de un amigo. Tal cosa ~na pro~ia de
lo nacen en todo lo que pueden, reproduciendo su desdén
· por los .de!llás, pero no su conducta virtuosa. El magnánimo un esclavo, porque t odos los aduladores son mercenarios, Y
aesprec1a 1ustament.e, pues sus apreciaciones se fundan en la la gente baja es aduladora.
verdad; la mayoría, al acaso. .
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El ma@á~i!!lo nq_eLm'.QP~nso a lª -admiración, porqut
nada es grande para él. Ni tampoco recuerda el mal ue
l,la hecho, porque no es propio de un alma grande conservar
~· según lo que acaba de decirse. --
r. La magnanimidad, por tanto, tiene por materia el
-
el rec~erdo de todo, y menos si son ofensas, sino más bie•
desdenarlas. No es anii@ de }lablar de nadie: ni de s~
hablará, ni áe otrQ,'Porque nada se le da ni de que él 8e;
GV
alabado ni de que otros sean vituperados. Y as!_ como no En Ja esfera del honor parece existir también, según
prodiga elogios, ta!!}E.Q.CO habla mal de 10· deinás1 ni SJ9.l:!le; ·¡¡rnos al principio, una virtud que, a lo que pu~de verse,
1
ra de sus enemigo~ ~mo no sea_para .!!!.?~trar su desJ?recio. , con Ja magnanimidad más o menos en la misma rela-
De las cosas necesarias o menudas jamas se lamenta olas ón que la liberalidad con la magnificencia. Ambas, ~n
solicita, pues cualquiera de estas actitudes sería indic'o de ecto, se apartan de lo grande y nos disponen como conVle-
un ánimo afanoso. Es inclinado a procurarse las cosas bellas en las cosas m~dianas y en las pequeñas.
e infructuosas más bien que las fructuosas y útiles, por ser Así como en la percepción y dación de bienes económi-
aquello más propio del que se basta a sí mismo. <-: bay término medio y exceso y. defecto, así también en
El movimiento del magnánimo, según se cree, debe ser 1apetito del honor hay más de lo que conviene y menos, Y
lento; su voz grave; su hablar reposado. No tiene prisa, en donde conviene y como conviene. Al ambicioso lo censu-
efecto, el que por pocas cosas se afana, ni es vehemente el os porque aspira al honor más de lo que conviene o lo
que nada tiene por grande. La voz aguda y la velocidad cura de donde no conviene; y por otra parte censuramos
vienen de lo contrario. Tal es, pues, el magnánimo. indiferente al honor porque ni por las bellas empresás
tirna que le honren. Otras veces, por lo contrario, alaba-
El que eca por defecto es el usilánime· el ue eca os al ambicioso por viril y amante de lo bello, y al indi-
P~!_~ceso, e me a o. os ombres no parecen ser ma. rente al honor por moderado y discreto, según dijimos al
los, puesto que no hacen el mal, sino más bien equivocados. ·ncipio. Pero es evidente que por tomarse en más de un
&l_ pusil~l!i~. siendo digno de bienes, se priva de los b_.hl,ms ntido la expresión "aficionado a tal o cual cosa", no apli-
~ que ~S _difillO, siendo SU Vicio, al parecer, no juzgarse os siempre a lo mismo el término "ambición" o "afi-
digno de esos 'bienes y desconócerse a sí mismo. De otro ·' n al honor", sino que cuando elogiamo~ la cualidad
modo? aspiraría a las cosas de que es digno, siendo como nsamos en el hombre que ama el honpr mas que la ma-
son. bienes real~. ~s hombres de esta ~ecie no parecen oría, y cuando la censuramos pensamos ~n ~l que lo .ama
ser insensatos, ~mo mas bien ret~ la opinión que ' de lo que es debido. Y como el término medio es
de s1 mtSmoS11enen parece como si los hiciera moralmente ónimo, parece como si los extremos litigasen sob.re un
peores; porque tendiendo cada cual a io que cree propor· ien derrelicto.
cionado a. su mérito, esas gentes se apartan de las bellas Con todo, en las cosas en que hay exceso y defecto, hay
ac~iones y em~resas como si fuesen indignós de ellas, y lo bién término medio. Ahora bien, los hombres desean el
mismo de los bienes e'tteriores. onor más de lo que conviene y menos; y por tanto, deben
Los hinchados, por su parte, son unos necios que se bién desearlo como conviene; y esta disposición, no obs-
d~~Oin>-cen-irslmismos, y todo esto lo muestran a las nt.e ser anónima, es digna de elogid por ser el término
claras. En empresas honrosas ponen la mano cual si fuesen io en el honor. Comparado con la ambición, este térmi-
dignos de ellas, y son luego puestos en evidencia. Se es- medio parece indiferente al honor, y comparado con la
meran en su vestido y en su porte y en semejantes cosas· diferencia al honor, amb~ción. Con respecto a ambos ex-
anhelan publicar los do~es que han recibido de la fortuna, y emos1 parece ser uno y otro de cierta manera.
h~blan de ellos como st por ellos hubiesen de ser honrados. Lo mismo parece acontecer también en las otras virtu-
S~n .embargo,1ª_ pusilanimidad es más opuesta a la magna. es. Pero en este caso los extremos únicamente parecen
11mudad que-la hinchazQn._y se da más frecuentemente y es onerse, por no haber recibido nombre el término medio.

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r
.1
V
duce sino cuando devuelven el mal, pues la venganza
cesar la cólera, produciendo placer en lugar de la pena.
La mansedumbre es la posición intermedia en las p ntras esto no acontece, llevan un peso consigo. Por no
nes de la ira. Como el término medio es anónimo -, manifiesto su sentimiento, nadie puede exhortarlos; y
puede decir que también los extremos- atribuimos la tiempo en cada uno digerir su cólera. Estos hombres
sedumbre al medio, por más que se inclina h_acia el de! ª1os más engorrosos para sí mismos, y sobr~ todo para
que es también anónimo. El exceso p0dna denom aJlligos. Difíciles, en fin, llamamos a los que se enfadan
irascibilidad. La pasión es la ira, y las causas que la p cosas que no deben, o más de lo que conviene, o por
cen son muchas y diferentes. ryor tiempo, y que no se reconcilian sin venganza o cas-
El airado en las cosas que conviene y contra qu·
conviene, y además en la maner~ y ocasión y por el_tie Ala mansedumbre le oponemos particulam_iente el ex-
que conviene, es digno de elogio y •puede ser temdo , pues se da más frecuentemente, como qu!era que to-
manso, ya que la mansedumbre es laudabl~. El hom venganza es más humano, y porque, ademas, los hom-
manso tiende a ser imperturbable y a no de1arse arra~ de mala condición son peores para tener con ellos com-
por la pasión, pero se irrita en las cosas y por el tiempo q ~ía que la gente apática. . . ..
la razón dispone. Y si peca, es más bien por defecto, po Mas lo que hemos dicho antes es as1m1sm~ i:namfies~
el manso no es vengativo, sino más bien indulgente.
r lo que vamos diciendo , a saber, , que no es,facil detenm-
Sin embargo, el defecto, sea que se le llame apatía o en qué manera y contra quien y en qu_e cosas Y por
otro modo, es acreedor a censura. Los que no se irritan ánto tiempo debemos airarnos, ni hasta donde se proce-
las cosas que deben, parecen ser estúpidos, así como los , en esto rectamente o se incurrirá en falta. Una trans-
no se enojan como deben, ni cuando deben, ni con q ra'ón ligera, sea por mas - o por menos, no es mate·d ria e
deben. Semejante hombre parece no sentir ni afligirse; y roche. Algunas veces incluso alabamos a los que pecan
no irritarse, no está dispuesto a defenderse. Ahora bien, defecto, y decimos de ellos que son ~~~s; Y .~tras,
propio de un esclavo dejarse afrentar y ver con indifere lo contrario, alabamos a los de humor dificil, ten!endo-
que los suyos lo sean. por muy hombres y capaces de mandar. Pero .cuanto o
El exceso en esta materia se da en todas las fo mo haya de transgredir el que ha de s~r.r~prendido, no es
enunciadas, o sea encolerizándose contra quien no se d 1 declararlo en conceptos, porque el JUICIO e~, estos c~os
o en cosas que no se debe, o más o con mayor prontitu ' en los hechos particulares y en la percepci?~ sens1bl~.
por mayor término del que conviene. Todas estas circ ro lo que es evidente por lo menos es .que el habito me~io
tanelas, por lo demás, no concurren en el mismo sujeto. laudable, pues conforme a él nos airamos con~a quiei:
podrían coexistir, como quiera que el mal se destruye a hemos, y en lo que debemos, y de la manera debida, y as1
mismo, y cuando es total llega a ser insoportable. todo lo demás; y que los excesos y lo~ defec;tos son
~Les iracundos, en primer término se enojan prontam surables: levemente si son en lo pequeno, mas en lo
te contra quien no deben, por cosas que no lo exig!ln, y yor vehemente en lo mucho. Evidente es, por tanto, que
de lo que conviene; pero prontamente se aplacan tamb' y q~e atenerse al hábito m~dio. , .
lo cual es lo mejor que tienen. Y esto les pasa así por.que He aquí lo que teníamos que decir sobre los habitos
contienen su cólera, antes la despliegan por la violencia ativos a la ira.
su temperamento, tomando el desquite, y luego se ap
guan. Pero los coléricos en grado extremo están sie
prontos a enojarse: de todo se irritan y en toda ocasión,
VI
lo cual les viene el nombre que tienen. Los amargados, En las reuniones y en la vida social, así como en el
su parte, son difíciles de aplacar y se enfurecen por mu
tercambio de palabras y negocios, hay algunos que quie-
.tiempo, porq:.ie guardan su cólera. El reposo en ellos no mostrarse tan obsequiosos, que por dar contento alaban

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r
t
!

t.odas las cosas y a nada se oponen, antes estiman un de '!'al es, pues, el que ocupa el término medio y que no ha
mostrarse sin enojo con todos los que encuentran. Ot 'bido nombre especial. · .
contrario, a todo ponen objeción, y no tienen cuenta a pe los que siempre t.oman pal'te en los placeres sociales,
si en algo dan molestias, por lo que son llamados mall ue trata de ser agradable no por otra co~! es el obse:
rados y pendencieros. ~ El que busca cómo derivar alguna utilidad para s1
Que los hábitos dichos sean censurables, no es du t'1 ~ al dinero o a todo lo que con el dinero se procura,
1
como tampoco que el hábito medio en tales cosas sea : ~dulador. El que en todo muestra enfado hemos dicho
dable, pues éonforme a él se aprueba y desaprueba lo e es el malhumorado y pendenciero., Y los extr~m?s pa-
conviene y. como conviene. Con todo, no se le ha n oponerse particularmente entre s1 por ser anommo el
nombre especial, pero se parece sobre todo a la am ·no medio.
porque el hombre que corresponde a este hábito me~
tal como el que entendemos designar cuando, con la ad' VII
del elemento afectivo, hablamos de un buen amigo. Pero
Jlábito difiere de la amistad en que no implica pasióQ Casi en lo mismo se encuentra el término med\o opues-
afecto para con aquellos con quien trata, ·porque no a la fanfarronería, y que l:ampoco tiene n.omb~e:
amistad o por enemistad acepta cada cosa como debe, NÓ será inútil examinar también estas d1Spos1c1on~s. C~­
por ser ese hombre tal cual es. De la misma manera h · reqi.os así me1or to relativo fil carácter moral si dfacum-
mismo con los desconocidos y los conocidos, con los por cada caso en particular; y nos. co~vencer~mos de
trata habitualmente y con los extraños, salvo en lo e Jss virtudes son posiciones intermedias s1 comprobal!l~s
respecta a guardar en cada caso la actitud adecuada, pues así es en todos los casos. Y pues acab~os de describir
es debido mostrar la misma solicitud o el mismo desa etipos gue en la vida social tienen por ob¡eto de·su trato
con los íntimos que con los extraños. En general, p agrado o la molestia, hablemos ahora de los veraces Y de
como hemos dicho, tratará a todos como es debido, y mendaces tanto en sus palabras como en sus actos Y en
riendo sus actos a lo honesto y a lo conveniente, acertará ue hace a su~ pretensiones personales: .
no causar pena o en comunicar contento. · qEl fanfarrón parece ser el que se atr1bu e ~osas~~
Concerniendo esta disposición, a lo que parece, a e no 1ene o mayores e o que son en !.ea!L! . _!. dm1-
placeres y penas en las relaciones sociales, todas las v or, por o conq'ano, nie~__a l~- cüilid!des <!!lepo~ o
que a tal hombre no le sea honesto, o que le sea perjud· atenúa. El que ocupa el te~ ~10 se p~nta ~l
sumarse al placer, expresará su repugnancia y preferirá es,verazeñsu Vl y su lengua1e, confe~n~o J?-5 c:ua11-
bien causar pena. Y asimismo, si su aquiescencia a la a des que en él concurren, sin aumentarlas m d1smmurrlas.
de otro le trae a éste no pequeño descrédito o daño, y En ~ada uno de estos casos se puede obrar o u m,.Q.ti-
oposición un pequeño disgusto, en este caso no asentirá u nor o por nlnro.mo; ~ro cuaE__o ca?a !!2~o~ra
primero, antes expresará su desagrado. ulterior motiv2,a su~J:>!!s<- sus acc~es Y~da:
De manera diferente tratará este hombre a las perso ponden a su carácter. Ahora bien,,}! mentíra es en. si
de consideración y al común de las gentes, a los más co ma rüfu y re~cháble; la verdad, bel,la ~ laudabl~. ·De
cidos de él y a tos que lo son ménos, y lo mismo en cu -nsiguiente ef veraz que~t4 en el termiw m~d10, es
a las demás diferencias, dando a cada clase el tratamie 0
de al~banza; y 'ai contcario, ªl!lbos mendaces lo son
debido; y por más que de suyo prefiera dar contento y censura, sobre todo el fanfanón. Hablemos, pues, de
causar pena, no dejará de guiarse por las consecuencias da uno de ellos y iIDm~ro del veraz.
éstas son de mayor momento, a saber la honestidad y No hablamo;· ahora deÍ .que se conduc~ c~n-y~rdad en
conveniencia. Y dará, además, pequeños disgustos por ca contratos, rl.1 en todo lo que atañe a la 1~1ustic1~ o a la
de un gran placer que haya ?e seguirse. ticia, por ser todo ~llo materia de otrll virtud, smo ~

92 93
~· sin haber de por medio ninguno de tales int.ereseg cen amables. El fanfarrón, por tanto, l,>areze oponerse
conduce con verdad en sus palabras y en su vida: por"ser'
,eraz ás que el otro extremo, porque la fañ!'arronería es
m ~ , -__,. ~

-
éf en su d1Spos1c1on habttüál. qui' la disimulacion.
Un hombre de esta especie _puede asar con razón
~o~ e bien. El amigo de fa Verdad, ~l, que es verai VIII
cosas sm importancia con mayor razon dira la verdad en
cosas important.es, p~rque entonces evitará como una
honra la mentira, puesto que por sí misma la ha evitado.
hombre % pues, digno de alabanza. Y más bien se inc ·
á at enuar la verdáa pareciéndole esto más concertad'>
ser odiosas las exagera~iones.
El que presume de más de lo que tiene sin motivo
ri_..QI,p_arece,..c1ert0, un t11?2 rl!m, pues de otro modo no
complacería en la iñeñt'ira; sm embar o más b'
necio que malo. Si miente pdt a gun motivo, como lag
o el honor, tal como lo hace el fanfarrón, no es abso
mente censurable; pero si es por el dinero o por todo lo
t.enga que ver con el dinero es más repugnant.e. (No es
fanfarróQ porque t.enga de qué jactarse, sino por la elec
de la mentira; por el hábito que se tiene y por ser tal tipo
hombre, es uno fanfarrón). Del mismo modo es uno em
tero por complacerse en la mentira o por apetito de glo
de ganancia. Por tanto, los que fanfarronean por causa de
gloria presumen de cosas que llevan.consigo la alabanza
felicitación; y los que lo hacen por lucro, fingen cuali
de que los demás pueden retirar provecho, y cuya f
puede encubrirse, tales como ser adivino, sabio o mé
Por esto la mayor parte de ellos aparentan ~do eso y
dean de ello, pues en esas cosas están las ventajas an
dichas. ·
Los disimuladores irónicos que atenúan sus propios
ritos, son tenidOs por hombres de condición más am
pues no parecen ha6lir as1 por motivo de lucro, sino po
quieren -evitar la ampulosidad. Las ~entes de esta esp
rechazan sobre todo cual_guier cele6ridad, como he?ía
cra~MaSios que aparentan no f.ener aun las cosas p
ñA Y otiVias, líám~_m!li~diOsos, y_so~ decididam
9e§preciaQ!!s. Al_gunas veces iñclüSO parece ha~n
cierta ~gancia, como en el vestido de los lacedemo
ya que tanto el excesivo esmero en el vestir como la
trema negligencia tienen un toque de ost.entación. Pero
que emplean moderadament.e la ironía y fingen no te
cosas que no están al alean~ de todos ni son tan obvias,

94 95
r
.,
(

105 pudorosos; pero nadie alabaría un anciano por vergon-


aqu 21 que dice cosas no indignas de un hombre libre, o ' , pues no pensamos que debe él hacer ninguna de las
no molesta al oyente, o que inclus~ le agrada? ¿O no sobre que recae el deshonor.
imposible definir algo de esta especie, ya que lo aborr La vergüenza l@npoco es propia del hombre de bien,
y lo agradable son diferentes para gente diferente? Por esta ue nace de las acciones bajasJ_~ cuale.!.!l2.._re han
parte, del mismo género será lo que este hom~re quiera acer. Y nada importa que unas cosas sean verdadera-
pues Jo que uno consiente en escuchar esto mismo, a lo n vergonzosas, y otras por Ja opinión; ni unas ni otras
parece, lo expresará en sus dichos. Por tanto , se absten ben hacerse para no tener de qué avergonzarse.
de hacer ciertas chanzas, porque la chanza es :..ina especie La vergiienza es propia del vicioso, q~r su naturale-
insulto y Jos legisladores prohíben ciertos insultos, aun eS'ca az de cometer actos vergonzosos. Pero estar en tal
quizá s~ría menester que prohibiesen también ciertas e pasición que por el hecho solo de avergonzarse por la
zas. Así pues, el hombre distinguido Y libre se conduciri misión de esos actos se juzgue uno hombre de bien, es \
modo tal como si él fuese una ley para sí mismo. rdo. La vergüenza se da en los actos voluntarios; ahora
Tal es, pues, el que guarda el término medio, sea que el hómbre ueno Jamas cometera acfus ruines.
Je llame hombre de tacto o discreto. El ~. en c~m - ÍA yergüenza podría ser al~ bueno .fílPot'éticamente en
es el que se de'a dominar de los c · tes-;}r que ni a sí m· sentido de ue si algajen comete un acto reprobable se
ñla os otros perdona si ha de dar qué reír. Tal~s gt!ence e e ;,_pero las virtüdes no sgn iljOliifo"tético. Y
profiere como no diría ninguna el hombre distinguido, máSque la imprudencia sea cosa ruin, así comoe l no
alguñ as ñíqüenta1füa5.El-:rµstico, porsu parti;" es er vergüenza de haber cometido actos reprobables, no
inada~do en semejantes reuniones, a las' cuales en eso es virtuoso avergonzarse de cometer tales a~tos. Del
contribuye y con tmton~mfllda. NYo el repPSO la d' o modo1 la continencia tampoco es una virtu.d pura,
sió_n parecen ser algo necesario en la vida. · o mezcladá, lo cual se mostrará al tratar de ella posterior-
Tres s'Oñ,"eñSuñii;los sobredichos términos medios t.e. Pero ahora hablemos d~ la justicia.
la vi~sien o todo$ ellosºen a co mumcacion ae p
acciOñes. Difieren entreS i eñueüñO tiene or materia
v¡ rdaa, yJQ.S otros ropiacenteIO;y.de estos ue miran
placer, uno se maníflestaeñras1liversíones y el otro en
relacíones~resttrdeinidc

IX

No s rí ro io hablar de la vergüenza como de u


y_irj;~ , p~ más_tiene e ~mocion que _ e 'to.
definí:~eJ!., empero, como cie~temor de lajl!!amia,
en sus efectos semejante al temor anle TaScosas tremend
~ vergonzosos séllenan de rubOr; los que temen la mu
te,_pálidécen. Ambos estados, por tanto, aparecen en cie
rñodoCOñiO fenómenos corporales, lo cual parece más b'
ser propio de la emoción que del hábito.
No a toda edad cuadra esta emoción, sino a la juventu
Creemos, en efecto, que los jóvenes deben ser vergonzo
porque viviendo por la pasión yerran en much.as cosas q
la vergüenza puede impedir. ·Así, entre los jóvenes alabam

96 97
l
biéO en varios sentidos! y si, p~r ejemplo, esto pasa con lo
¡usto, otro tanto pasara con lo mjusto y la injusticia, Ahora
bieº• la justicia .Y la injusticia se entienden, a lo que'parece,
ell m~os sentidos, aunqu~ p<>r ser muy cercana una signi-
·> nacion de la otra, la ambtguedad nos escapa, y no es tan
c." ¡nanlfiesta como cuando se aplica a cosas muy distantes
c.." A V. entre sí, que difieren grandemente una de otra por su aspec-
ó- n ·v,tJ-. LIBRO V to como por ejemplo, cuando se llama con la misma pala-
(l, ~(¡ 'i •' , b~ kleis (llave) Ja clavícula de un animal y el instrumento
· ~ ·,~, ...~,~' DE LA JUSTICIA ~n que cerramos las puertas¡ Tomemos, pues, como punto
1\'<.' {'~ ~,., "v . de partida el determinar en cuántos sentidos se dice de uno
· " e ~?tj I e es injusto.
~ e')
""'
,~ . . t" . h y que co
elación a la justicia Y a la m1us tcta a . . , ··-.
Son, pues, tenidos por injustos el transgresor de Ja ley,
códicioso y el inicuo o desigual; de donde es claro que el
·von r . te qué clase de pos1c10n m
derar en qué acciones consts n, . L ·to será el observante de la ley y de la igualdad.;Lo justo,
. la . t• ·a y entrelcuáles extremos es lo 1usio es, es lo legal y lo igual; lo injusto Jo ilegal y lo desigual.
media es JUS ict • arreglo al
término medio/ Esté estudio lo hare~os con Puesto que el injust9 es codic!oso, !o será con relación a
mo método que en las·discusiones precedente~ ti . bienes, no a todos, sino a aquellos de que dependen la
Todos, a lo que vemos, entienden llamar l~ c1a. a peridad y la adversidad, los cuales son siempre bienes
hábito que dispone a los hombres a hacer co~ J,ustas ~ dos absolutamente, aunque para alguno no lo sean
el cual obran justamente y quieren las cosas 1us~as" Dei re. Ahora bien, los hombres desean esos bienes y los
modo con respecto a la injustic~, pues ?C?r ~lla l~~~J n, aunque no deberían obrar así, sino hacer votos por
. "úStamente y quieren las cosas m1ust9:5: ftl>len
o bran mJ de ~O'y por los bienes que lo son absolutamente lo sean también
por tanto,'estas prop<;>siciones a manera ~.::--=-· ellos, y escoger ent.onces las cosas que son bienes para
de preám~. l osas del mismo modo en las ciencl s.
No pasan as c La · f ltad y cien El injust.o no siempre t.oma para sí lo más, sino también
facultades que en los hábito~( m~ma acu hábito menos en cosas absolutamente malas Péro como el mal
a lo que parece trata de los contranos; pero e1
trario no es de' los contrari<>&c Así, de la salud no resu nor se juzga ser un bien en cierto sentido, y la codicia lo
efect.os contrarios, sino solamente saludables; por lo del bien, por esto el que busca el mal menor puede pasar
decimos de alguien que anda con salud cuando anda co r codicioso. Llamémoslll_d!!~i@al puesto que este térmi-
comprende tanto lo más como lo me11os y es común a
lo haría el que está sano. , . · bos.
Ahora bien, a menudo un habito co~trano ~ ~
·ario Y muchas veces tamb1en los hab1~ Dado que al transgresor de la ley Jo hemos vist~ conio
por su con tr , , s· l b a dlS sto y al 00servante de la ley como justo, es claro que
conocen por los suje~s en qu~ es~mti:n l~~aÍa d las cosas legales· soñ · de algún modo justas. Los act.os
rión corl!2ral es conoctda, conoce§e t, en
"'f • , r otra parte de los cuerpas que es an idos por la legislación son iegales, y de cada uno de
sd1~1on;_ Y.o.pon se '-"'"'"'re 1'a buena disposición, Y de ésta s decimos que es just.o1 Ahora bien, las leyes se promul-
1spos1c1 lllAJ" di · · • n es la co en todas las materias mirando ya al interés de todos en
cuerpos que la tienen. Si la buena spoS1~1~ .
tencia de la carne, la mala disposición sera e ne~1 ún, ya al interés de los mejores o de los principales, sea
flojedad de la carne, y lo q~e en~endra la buena disposi el linaje, sea por algún otro título semejante. ·
será lo que prod~ce la consistencia en la carne. d Así pues, en un sentido llamamos justo a lo que pro-
Acontece c¡Isi de otdinaJi.o que si un grupo e co y protege la fefü:Ídad y sus element.ps en la ~omunidad
rios se toma en varios sentidos,, el otro grupo se t.oma
1
99
98
1
política, Porque la ley prescribe j~ntamente hacer los ac~ 18 misma manera queremEs tratar de la injusticia particu-
del valiente, tales como no abandonar l~as, ni huir,~ JáC -
arrojar las armas; y los del temperante, como n? come'- ,,..-He aquí la prueba.¡ El que hace el mal en las d ,
adulterio ni ~ncu.rrir en excesos; Y l.os del v~on ma'-o. -~~des, <;<>mete injust!cia ciertamente, pero no mu':is~8:
como no henr m hablar mal de nadie, y lo mISmo en lij ~d1c1a/ As1, el que arroja el escudo por cobardía 0 1
t>tras virtudes y fechorías, ordenando unas cosas, prohib14'•·hJa malcriadamente por su condición difícil 0 e'l qe que
d? otra;;, rectamente la· .ley rec taroen.....~ establec1"da, me~
PI"'
socarre • '
~o~ sus riquezas por avaricia¡ Mas cuando alguno
ue no
bien la ~mprovisad_a a la hg~ra. . obra C?~1c1osa~ente, muchas veces no obra por ninguno de
_La Justicia as1 entendida ~1rtud perf~, pero 11¡ esos v1c1os, Y.ciertamente no por todos juntos, pero sí por
~bsoluta_EleE?• ~ con re acioi:_ a otro; Y~l' esto la~ cierta p~rv~rs1dad, ya que lo censuramos, y por injusticia..
cia nos par~~ a m~nuño ser l~ me1or_de las v1rtud~l.Y ni pe ~n~1gu1ente, h~y aJgu~ otra injusticia como parte de la
estrella de a tarde m el lücero ael alba son tan maravillo 1njustlc1a total, y cierta especie de lo injusto como parte de
~ cual decimos en aquel proverbio: . lo injust~ total que c?nsiste en transgredir ~a ley,
\('.).} En la justicia está toda virtud en compendio. A mas de .esto, SI uno comete adulterio por motivo de
tuero Y lo obtiene, y otro, al contrario, pagando por ello y
Es ell~ en grado emine~te la virtud perfecta, porque 91friendo ,una pérdida económica por su concupiscencia
el ejercicio de la virtud perfecta, Es perfecta porque el q éste pasara por desenfrenado más bien que por codicioso'
la posee puede practicar la virttid con relación a otro, y lllÍentras que aquél será injusto,,. pero no desenfrenado pue~
sólo para sí mismo, porque muchos pueden p~cticar es claro que obra por lucrar.1 . '
virtud en sus propios asuntos, pe:? no ei;i sus relacyones Más aún: en todas las otras injusticias se da siempre la
~tro¡ Y por esto ~erece ~ro~~10n el dicho de Bias de q ibución a un vicio especial, como si cometió adulterio, se
.Jtl.J><>~Ojitl'.ará~al oiñtire. , puesto que el gobem ibuye al desenfren,o; si ab.·mdonó a su compañero en el
está ~~ISa!lle~~ en la comumd~d. Y para ot:r:o. Por 10 ¡nbate, a la cobardía; si golpeó, a·fa cólera; en cambio ·
tambien la Justicia parece ser la umca de las virtudes ~ue ró a ningún vicio puéde atribuirse sino a la injus~~~
un bien ajeno, porque es para otro. Para los demas, ', . ~.
efecto, realiza el bienestar, para el gobernante o para A;s1! es.~amfi~ que al lado de la injusticia total h~.Y
asociado. Si el peor de los ~h~19b~s;es ,,e l q.ue ~~\ea a m1usticia~.t!c~Lll! ,Y que ~ci?e el mi~mo no!l1bre,
maldad contra sí mismo y contra su5 anugos, el-me1or, a rque su . d~fmiet?.n_~~~ntemda:..e~.l mismo gene.ro,
v~ no es el que emplea la virtud para sí mismo, sino p has reciben su sigmf1cac1on de la relac1on de un hombre
otr~: obra por cierto difícil n otro; pero la una se refiere al honor o a la riqueza 0 a la
La ·usticia así entendida no es una parte deJ8..!lrt lud 0 a todas l~ cosas de este orden si pudiéramos com-
sino toda la virtud, como la in'usticia contraria no es ~derlas con un no.mbre, Y su motivo es el placer pro-
parte- délvicio smoe í vicio todo( En qué difieran mente del lu~o, mientras que la otra se refiere a todo
justicia y la virtud,"es 'Patente por lo que hemos dicho. uello con que tlene que ver el hombre virtuos~
virtud y la justicia son lo mismo en su existir, pero en Que hay, pues, varias justicias, y que una es especial y
esencia lógica no son lo mismo, sino que, en cuanto es ~e~i:ite d!l.Ja...YiJ1.ud totru, e~temos de com:
otro, es justicia, y en cuanto es tal hábito en absoluto, render ahora cuál es y cuáles son sus atñbutoso<
virtud. " Hemo~ distin~ido d~d.QS.._dtlo.mjusto, a saber, lo
egal Y l~-~' y dos de lo justo, a saber, lo legál y lo
II al, La m1~t1c1a ~d~ que .se hajlfil?!.ado ~pri.!!1er_Iu_g~s
qu~ se refie.!~ la Ile~hch!d Pero puesto que fo desigual
In~gamos, empero, la justicia como ~arte de la_ · lo ilegal no son lo mismo, sino diferentes, como la parte
. porque hay- üná justicia de está"espec~, segúñd~imos; y ecto del todo (porque todo lo desigual es ilegal, pero no

101
100
m
todo lo ilegal es desigual), l9 iniusto y la injusticia col!)¡
desigu~d!d no son lo mismo, sino dif~ren~s d~_lo mJUSto) PuestQ.J¡ ue el injust.o.-cs-desigual-y loj_IÚJ.l to l d
la i~1usti~S:. <;.Qmo uegalidad, una como P:n-te , otra como~ slgYjl,_Q}.am~_g.ue.Jiay. algún ~¡:min~ medi s d e~ ~d ~-
todo; porque la injusticia en ~ntido particulai: es ~~a P al que es lo igu,Jl~ Porq~e en toda.acciOñ e~ q~--~
de la injusticia total, y de la misma manera la 1ust1c1a en 11\ '°·.ly lo- meños hay ta b., l0 .1 l s·1 1 1:1e. ay o
sentido de la justicia en el otro. Hemos de tratar, por elide, llJSS • al lo ·usto '1: te~ ~ª ; • p~es, 0 m1us_to es
d l · f · · l d la injusticia parcial y por €-l 1111. IO desigu l J sera lo igual, lo ?ual sm otra razon lo
e a JUs 1c1a p~cia Y e . . ' q.,. estiman as1 todos, Y puesto que lo igual es un medio. lo
mo tenor de lo ¡usto Y de lo miusto. ·usto será también una especie de medio1 '
Dejemos de lado l~ justicia y la injusticia coexte .1sjy, J A!9.ra bien, lo Í@al supone por lo menos. dos términos..
con fa virtud total, y de las cuales la una consiste en al It> justo, po~to, .debe de necesidad ser medio e 1iruif'Ty
de la virtud total con relación a otro, y la otra del vido1 réfativo a algo Y para ciertas personasfEn tanto que medio
claro cómo ; habría que definir lo justo y lo- injusto lo es ;.ntr~i!_~r~º!.....<l~ o mJ!._y,Jo hÍ11efu?5;e~
arreglo a ellas¡ Sobre poco más o. menos, la mayor parte tiilto ·que ¿gual' sueo11~dQ.§_sosas; en &nto que justo, cier-
tos actos prescritos por ta ley son también los que pto flS pe~onas para quienes lo ooa_, Siendo así, lo justo supone
de la virtud totay. La ley ordena vivir según cada une, de .sanamente cq.atrp_ términos por lo menos: las personas
viitÜdes, así como prohíbe vivir según cada vicio en las cuales se da algo justO';'queSOii doS, y las cosas en
ticular. Y los actos que producen la virtud total son e se da, que son también dos. Y la igualdad será la misma
bién de la competencia de las leyes, o sea todas las p a las personas que en las cosas, pues éomo están éstas
cripciones legales relativas a la educación par~ eí bien ntre sí, estarán aquéllas tambiéq. Si las personas no son
m n.1 En cuan e c1 n par i ular, según la cual ale.s, no tendrán cosas iguales¡ De aquí los pleitos y las
es hbmbre d~ bien hablando en absoluto, dilucidare Iarnaciones cuando los iguales tienen y reciben porciones
después si es 'tlel~a~.ia ciencia política o de o iguales, o lo~ rio iguales porciones iguales. Lo cual es
pues quizá no sea lo mismo en fud-\>s los casos el cq nce ·nesto ademas por el principio de que debe atende:tse al
de hombre bueno yel de buen ciudaaano. érito¡ '!'~qs reco.nocen que' lo justo en las _distribuciones
' .ebe ser conforme a cierto mérito; sólo que no todos en-
De la justicia particular Y de lo ju to según ella, eñclen que el m~rito sea el mismo> Los partidarios de la
forma tiene lugar en las distribuciones\ de honores o mocracia entienden la libertad; los· de la oligarquía, unos
riquezas o de otras cosas que puedan rbpartirse entre riqueza, otros el linaje; los de la aristocracia, la virtud.
miei:p.bros de la república, en las cuales¡ puede haber d Así, lo justo es algo nronorcional. Lo ro orcional no
gualdad e igualdad entre uno y otro;1La~ra forma de , ~
peñ.a· una función correctiva en las trans cciones o co propio tan solo del número eolñOilnidad abstrae a, smo
taciones privad~ De ésta, a su vez hay os partes, co 1ñúiñerO ' ' en g!illfilal. ~Jmrnorci.011 §rgJrl(IgíiliIQa4 de
da
quiera que de las transacciones privadas u~s son vol nes Yse en cuatro términos por lo menos. •
t.arias y otras involuntarias/ Voluntarias so11, poi: ejemplo, Que la proporción discreta esté compuesta de cµatro
venta, la compra, el préstamo de consumo, la fianza, 'rminos, es evidente; pero también la proporción continua,
comodato, el depósito, el salario¡ Llámanse voluntarias rque ésta emplea un término como $i fuesen dos; y lo
que el principio de semejantes relaciones es voluntario.¡ pite. Al decir, por ejemplo: "como la línea A es a la línea
las involuntarias, unas 5on clandestinas, como el burtq, , así la línea B es a la línea C", se enuncia dos veces la
adulterio, el envenenamiento, la alcahuetería, la corrup , nea B, de modo que tomando dos veces la línea B, cuatro
del esclavo, el asesinato por alevosía, . el falso testimo rán los términos de la proporción,• ·
Otras son violentas, como la sevicia, el secuestro, el ho Pues lo justo está también en cuatro ténnin.os, por lo
cidio, el robo con violencia, la mutilación, la difamadón, os, y la razón en una pareja es la misma que la que hay
ultraje/ ,

102 103
en la otra pareja, porque las líneas que .representan las es según aquella proporción, sino según la proporción
sonas y las cosas están divididas de ~a misma manera. Cb P~tPlética, Es indiferente, en efecto, que sea un hombre
el primer término es al segundo, as1 el tercer? al cuarto; eno el que haya defraudado a un hombre malo, o el malo
alternando, como el primero es al. tercero, ~1 el segun'!o bueno, como también que sea bueno o malo el que haya
cuarto.. Así, el total estará en la ~11sma relac1?n ~on ~! t.o etido adulterio 1 La ley atiende únicamente a la diferen-
lo cua1 se lleva a cabo por medio de una dIStribucion del daño y trata como iguales a las partes, viendo sólo si
acopla los términos dos a dos, Y si se co!?binan e~tre sí,. cometió injusticia y otro la recibió, si uno causó un
adición será justa De esta suerte, la umon del pnmer -0 y otro lo resintió¡
mino con el tercero Y la del ~gundo con el cuarto es E'n consecuencia, el juez procura igualar esta desigual-
justo en la distribución, Y lo Justo es entonces un ~ de que resulta la injusticiai Cuando uno es h~!ido y
entre extremos desproporcionados, por.que 10 proporcio hiere, o cuando uno mata y. otro muere, la pas1on Y la
es un medio, y lo justo e~. lo prop?r~ional. (Los mate. ¡ón están divididas en partes desiguales, y el juez trata
ticos llaman a ésta proporc1on geometrica. En la propor nces de igualarlas oon el castigo, retirando lo que co-
geométrica, en efecto, el total es al total como cada ~~o ponda del provecho del agreso~ De estos términos nos
los términos con relación al otro). Pero esta proporcion iJnos de una manera general en semejantes casos, bien
es continua, porque no hay numéricamente para la'¡>e e en algunos no sea nombre apropiado el de provecho,
y para la cosa un término único. . . . icado al que ha herido, o el de pérdida en la víctima. Sin
Lo justo es, pues, lo proporcional; 1~1~ 1>argo, todas las veces que un daño, pueda ser medido, a
fuera de Ja proporc1on, lo cual puede se! en mas Y. en extremo se le llama pérdida y al otro provecho. Así,
n-os. Esto- es-ro--cf1IeaC'01'ltece en la pracb ca: el que com do lo igual un medio entre lo más y Jo menos, el prove-
iñ jüSticia tiene más; el que la sufre, menos de lo que es y Ja pérdida son respectivamente más y menos de mane-
bien. •. contraria\· más de lo bueno y menos de lo malo son
En el mal es a la inv~ el mal mel.!2!. está en conce veeho, y lo contrario pérdida\ Y como entre ambas cosas
de bien- comparado con el mal mayor. E! !!11!1 m~or medio es lo igual, y es lo que llamamos justo, síguese que
preferible al mayor ; ahoraoíe~, o preferiJ::>le eL un bie!!. justo correctivo será, por tanto, el medio entré la pérdida
cuanto más preferible, mayor bien. 1provecho.
Tal es, pues, una delaS'dos formas de lo justo. Por esta razón, todas las veces que los hombres disputan
sí, recurren al juez. Ir al juez es ir a la justicia, pues el
IV ideal es, por decirlo así, la justicia animada/ Las partes
en el juez oomo un medio entre ellas; y ae aquí que
algunos lugares se llame a los jueces mediador~ como
La otra forma que resta es lo justo correctivo, ~ue se
a entender que cuando alcanzan el medio alcanzan la
en las transacciones privadas, tanto en las voluntarias co
icia1 Lo justo es, pues, un medio, puesto que el juez lo
en las involuntarias¡ . . .
Lo justo tiene aquí otra forma d1stmta ~e lo Justo Ahora bien, el juez restaura la igualdad; y como si hu-
terior ,Lo 1·usto distributivo, en efecto, se refiere a las c una línea dividida en partes desiguales, aquello en que
~
comunes, y es siempre conforme a 1á proporc1on .• antes
gniento más grande excede a la mitad lo separa el juez y
cha. Si se hace la distribución de las riqu,ezas comun7s, · ade al segmento más pequeño Y cuando el todo ha
hará según Ja razón que guarden entr~ s1 las aportac10 dividido en dos mitades, se dice que cada uno tiene lo
particulares1 Lo injusto, por su part~, s1endo lo º.I?uesto a , o sea cuando reciben partes iguales Lo igual es aquí
justo, consiste en estar fuera de d1cha p~porc1on, ~as dio entre lo mayor y lo menor según 1a proporción
justo en las transacciones privadas, por mas que cons1Sta éticst Y por esto lo justo se llama así (dikaion) porque
cierta igualdad, así como lo injusto en cierta desigual ca la división en dos mitades (dixa), como si se dijera

104 - 105
"partido en dos" (díxaion) y el juez (dilzastés) fuera el q V
parte en dos (dixastes). ·ta ~ Paréceles a algunos que la reciprocidad o el talión es
Si, dadas ~os cantidade~ ¿~~~~:er1u~ la ~~:a pen Jemente lo justo.,( Los pitagóricos así lo afinllaron al
una Y se la anade a la otra,. sólo se hiciera la sustracc ir lo justo simplemente como el sufrir uno lo rriismo
veces dicha par:e, .porque ~~ . , u una de las dos canti e hizo a otro.
ª
sin hace~ despues mngun.!1 ici~ v~z dicha parte.1De m
excedena a la otra en so10· un . arte
Pero el talión no está en consonanci~ ni con la justicia
1 tidad mayor ex.cede al medio e1,1 una p ? ributiva ni con la correctiva, por más que pretenda de-
que a can . excede en una parte tambicn a la canti que ésta es la justicia de Radamanto.
como el m~d10 t . , n¡ y por este modo sabremoi Si WJO padece lo que hizo, ést.a será la recta j1L5ticia.
de que se hizo la sus racc10 , .
reciso quitar al que tiene mas, Y lo que es P En muchos casos el talión está en desacuerdo con la
~~=dr: ~ que tiene m•mOSJ Al .que tiene menos es P ·cia; como por ejemplo, si uno que tiene cargo público
añadirle aquello en que el medio lo excede, Y al q~e ó a otro, no por eso ha de recibir a su vez un golpe; y
:as, ue uitarle aquello en que exced~ al medi?t
~:e~: A\', BB', CC', iguales entre, s1. De AA q
m~~ el segmento AE y añadamos a C? el se~ent.o
por ·el contrario, alguien golpea a un magistrado, no sólo
golpearse al culpable, sino infligirle además otro casti-
y a más de esto, hay gran diferencia entre un acto
As, la línea entera DCC' excede a la linea EA po; el ntario y uno involuntario.
m;~to CD Y por el segment.o CF, y por tanto a la lmea Sin embargo, en el intercambio social est.a especie de
por el segment.o CD: cia mantiene el vínculo social; pero aun aquí la recipro-
d debe ser según la proporción y no según la igualdad,¡
A 1 E olviendo lo proporcional a lo recibido es como se con-
_!.------ --------r·a la ciudad¡ Porque los hombres buscan o devolver mal
B mal, pues si así no lo hiciese·n pensarían que vivían en
~------------°Testado de esclavitud, o al ·contrario, tratan de obtener
por bien, pues si no, no habría cambio, y es por el
D C_~--~F ----Lbio por el que los hombres se mantienen unidos¡ Y por
=---~--
· se ha levantado en lugar prominente el templo de las
(Lo mismo acaece en las d.emás ~s. Estas desapare cias, para es~mular la retribución, ya que esto es lo
si lo que el elemento paciente recibe no fuese ta~t.o J pio de la gratitud, porque es un deber corresponder con
~mo lo que produce el elemento agente, Y de ª servicio a quien nos ha hecho una gracia, y aun tomar
cantidad y cualidad). . veces una graciosa iniciativa.
Es'tos nombres de pérdida y de provec~o han vem Ahora bien, la reciprocidad proporcional la produce la
los cambios voluntarios. Del que tiene mas de 1o J~ junción en diagonal¡ Sea un arquitect.o en el punto A,
antes suyo se dice que ha ,obteni_do .u!1 provecho, Y. e zapatero en el punto B, una casa en el punto C, un
tiene menos de lo que tema al pnnc1p10, que ha sufndo to en el punto D. El arquitecto debe recibir del zapate-
pérdida\ Así pasa, por ejemplo, en las co~p~s Y ven na porción del trabajo de éste y darle a su vez en cam-
en todos los otros casos en que l~ ley ~eJa, li~rtad de algo del suyo; Si hay en primer lugar igualdad propor-
trataCión¡ Pero cuando no se obt~ene ni m!15 ~1 menos, l entre los bienes, y si hay en seguida recipro-
que las partes tienen lo que tenian por,s1 .m15~as, se se efectuará el resultado indicado ..,En caso contrario,
que cada uno tiene lo suyo, Y ~o hay per?tda ru prov cción no ser.á igual ni se sostendrá el in~rcambio,
Por tanto, lo just.o es el ~edio entre ciertc;> prov ue bien podría,ser, ya que nada lo impide, que el traba-
cierta pérdida en las transacciones no volun~anas, Y co l uno valga mas que el del otro; ahora bien, es preciso
en tener una cantidad igual antes que despues. arios.

106 107
Lo mismo acaece en las d~más aru:s1 Estas desap aarto elemento común, es manifiesto desde el momento
rían si lo que el elem~nto paciente recibe no fuese tan~ que si dos ~~nas..!!.º .? enen n'=~ª~ de otra por
tal como lo que produce, el elemento agente Y ~e la ~moas o .Por }o JEeno~ae ~ sola no harán ca:ri?
cantidad y cualidad' Segun ~to, entre do_s r;ned1cos no y al co~ario, s1 los haran cuando uno- necesita de lo
de haber intercambio, pero s1 entre u!l medico Y un . el otro ~1ene, por ejemplo, de vino, permitiendo en este
tor, y en general entre l~s que son diferentes y no i Jo~ magistrados la exportación de trigo. y así, conviene
pero a quienes es preciso igualar. ue se iguale lo un~ con lo otro.
Por tanto, todas las cosas entre las cuales hay ~ani · ~ra los cambios futuros, si de momento no se tiene
deben de alguna manera poder compararse e?tre si, 1dad ~e nada, la moneda está a nuestra disposición
para esto se ha introducid~ la moneda, que viene a Sll~ mo ·un fiador qu~ nos asegura que tendremos la cosa
cierto sentido un intercambio¡, Todas las cosas son me do ~e ella necesitemos, pues debe ser posible que quien
por ella, y por la misma razon e~ exceso que el det . rta dmero pueda tomar algo en cambio.
determinando cuántos zapatos.eqwvalen a una c~a o a La mon~da, por su parte, está.suj.et.aJambiéaa variacio-
ta cantidad de víveresrEs preciso que la proporcion entze no pudiendo siempre valer lo mismctCon todo tiende
arquitecto y el zapatero co~espon'da a la de tanto,s zap ser más estable que las cosas que m1de1 Por Jo 'cual es
por la casa o los víverel¡I' Si no ~ay esto, no ~~bra. tr n~t~r que todas. las cosas reciban su precio, pues así
ción ni intercambio, y no habra tal. proporcion si .no a siempre cambio, y habiéndolo, habrá asociaciÓll( Es,
iguales de algún modo las cosas cambiadas. . , la 1!1.oneda como una medida que iguala· todas las
Todas las cosas por tanto, deben ser medidas por , haciendolas conmensurables. No habría asociación si
como se ha dicho ~te¡¡/ En realidad de verqad, esta m. hubiera cambio, ni cambio si no hubiera igualdad ni
es la necesidad la cual mantiene unidas todas las co a!dad si no hubiera conmensurabilida<Jf A la verdad' es
de nada tuvi~n los hombres necesidad, o las µecesi sible que cosas tan diferentes lleguen a ser conme~su-
no fuesen semejantes, no habría cambio, o el cambio les, mas para satisfacer a lá demanda pueden llegar a
sería el mismot Mas por una .convención l~ moneda ha o, suficie~temente en la práct.ical Debe, pues, haber un
nido a ser el medio de cambio representativo de la n n comun que ha de ser fijado por consentimiento
dad. Por esta razón ha recibido el nombre de mo 'n por la cual se le llama moneda (nó misma)I La moned~
(nómisma) porque no existe por naturaleza, sino por conmensurables todas las cosas, pues todo se mide por
venció n (nóm.6i), y en nosotros está alterarla Y ha mone~ Sea A una casa; B diez i:ninas; Cuna cama. Sea
inútil. . la mitad de B, es decir que el valor de la casa sean cinco
Habrá, pues, reciprocidad cuando se hayan igualad o su equivalente. Si, por otra parte, la cama C es la
prestaciones, de manera que la relación entre el agricul ma p~~ d~ B, es claro cuántas camas equivalen a una
el zapatero sea la misma que entre el producto del zap , es decir cmco camas. Que de este modo era el cambio
y el del agriculto11 Sin embargo, no es en el. momen que h?biese moneda, es manifiesto, puesto que no
.caml;>io cuando ha~ que proceder a un esquema d~ P diferencia ~gun¡ entre dar cinco camas por una casa y
ción, pues de ese modo uno de los ex~rem_os tendría . , el v.!11or de ~~co ~amas., . , ....._
excesos, sino cuando ambas partes están aun en posesi ~e. es lo injusto Y que. lo Justo, esta, p~~. !feclarado/
lo suyq. En este momento ambos son iguales y pu . dós ambos, resulf:a e':'1~ente ql!e .la. ac~i?n justa es un
asociarse precisamente porque puede establecerse o entre co,meter injusticia y sufrir mjus~ciat ~ues aque-
l¡ t · ldad C!"a el labrador A- el alimento que es ~ner l_Il~ Y. estotro ~ner menos. La )'lsticia es, tam-
e os es a 1gua · "" • . , una os1cion m ro no del mismo mo o que
d\lce! C; el ~apat~ro B, y~ producto, estimado como es, ¡¡no porqué..J:S pmgjaeel 9'gjo. así
al alime..nto, D. S1 no pudiera establecerse de este a 10 es de los extremos. · •us c1a
reciprocidad, no habría comercio. ' d r la cual se llama justo' al or (;,
Que la necesidad mantiene unidos a los hombres moque

108 109
ett~t;a dos extrafü~~ no de modo que le toque a él más y al\ . . ..
prójimo menos si la cosa es deseable, y al contrario Si- la sentencia Jud1c1~l es el discernimiento de lo justo y de lo
nociva, · i en i al 111Just9' Y entre quienes puede haber injusticia pueden tam-
mismo cuando distribuye entre dos extr,añ<?~· .~n cometerse acto_s !njustos (por más que n~ en todos los
La injusticia al contrario, es relativa a lo injusto, que tue c~~eten actos m1ustos se pueda decir que haya injusti-
ª
el exceso y el defecto de lo provechoso o de lo no · da)~ es actos consisten en atribuirse más de lo debido de
respectivamente, fuera de proporciónj Por lo cual la in" ~ bie~es en absoluto, Y menos de lo debido de los males
ticia es exceso y pefecto en el sentiao de que resulta en abso uto. .
exceso y defecto, a saber: en lo que respecta al injust.o, Por este motivo no permitimos que gobierne el hombre
exceso de lo provechoso y en defecto de lo nocivo, en tan ° la ley, horque e! hombre ejerce el poder para sí mism~
que en lo que respecta a los demás, si bien el resultado ea acab~ P~. ace~se tiran~ Pero el magistrado es el guardián
mismo en conjunto, la proporción puede ser violada 1.0 JUS ' Y. si de lo Justo,¡ también de lo igual¡ Si el
cualquier sentido. Y en el acto injusto tener menos es su ~ado es J_usto, no se atribuye, según la opinión gene-
injusticia, y tener más cometer irljusticia. '¡na b~ excesivo~ porque no se adjudica más de lo debido
, . os ienes en s1 a no ser una p · , .
He ahí lo que temamos que deCir, de la manera , ·to y a , ' . . orcion proporcional a sus
1
queda expuesto, sobre la justicia y la injusticia, definie ; es~ sed~~~ ~u~~gi:>tr~~~ Justo trb~baja para los ~emás! y
la naturaleza de cada cual, lo mismo que sobre lo justo y ed0• af
• • ,. 1,
d ª Jus 1 c 1 ~, es_el ien de los demas, segun
nma o con antelac1on¡ En consecuencia ha
m1usto en gener...,. ·gnar al magistrado cierta tr· b . , l , . y que
. re 1 uc1on, a cual consiste en
nores Y prerrogativas. Los que no encuentran suficientes
VI recompensas se transforman en tiranos
La j~ticia del amo y la del padre no es. la misma que la
Puesto que puede acontecer que quien come~ u~ l~s c_1udadanos, sino semejante; porque no hay injusticia
justicia no sea aún irljusto, preguntémonos cuáles son ~nt1~0 absoluto ..con l~ . que és de uno mismo·, ah ora
injusticias que hay que com!'!ter para ser ya injusto en el siervo Y e1 h 110, mientras no llega a cierta edad y se
especie de injusticia, ya ~ trate del ladrón, del adúlte . ~el pa~re, son como parte del padre y del señor, y
del bandido. ¿O es que no habrá ninguna diferencia? ie eh.ge_ de~1~eradamente dañarse a sí mismo, y por tanto
qu~ puede un hombre ayuntarse con una mujer y saber . hay l~Just~c1a con ~especto a aquélloi¡¡ No cabe aquí lo
quién, pero no bajo el imperio de la deliberación, sino usto m 1lo Justo pohtico, porque una y otra cosa, según
pasión,,_J>or cierto que comete injusticia; mil.S con todo, s, lo son de. acuerdo con la ley y se dan entre personas
es injusto, como tampoco es ladrón el que hurtó, ni adúl u~men_te SUJetas a la ley, es decir entre personas que
el 9ue cometió adulterio, y lo miSmo en los demás casos. lc1p~ 1gual~ent~ _en el gobiern\activo y en el pasivo:
Cuál es la relación que guarda la reciprocidad con aqm que la Justicia exista más ien con relación a la
justicia, queda dicho con antelación/ Pero no debe ocul osa que con relaci6n a_los _h~jos y a !os·esclavos; sólo que
senos que lo que indagamos es tant.o lo absofütamente j trata entonces de la Justicia domestica diferente ella
como lo justo político, o sea lo justo entre los asoci bién de la política/ '
para la suficiencia de la vida, y que son libres e iguales,
sea proporcional o numéricamente/ De manera que e VII
quienes esto no se cumple, no habrá en sus relaciones
tuas justicia política, sirio una especie da.jnsüci• ll p De lo justo político una parte es natural, otra .lega~
mejanz~ Lo justo, en efecto, existe sólo ~ hei•l'\ll'illl es lo que en todas partes tiene la misma fuerza y no
cuyas relaciones mutuas están gobernadas por ley; y la de de n~es.tr~ ap~bación o desaprobación.tLegal es lo
existe para hombres e~tr~ quienes hay inius!k'llrR'! en un pnnc1p10 es indiferente que sea de este modo 0
otro, pero que una vez constituidas las leyes deja de ser
110
111
indiferen te ; por ejemplo , pagar una mina por el rescate de k> es aún, ~ino. s_ó lo algo i_njusto. Y ?t;r~ tant o con resp ecto
un prisionero o sacrificar una cabra y no dos ovejas al acto d~ )US~icia, por mas que el termmo general sea más
como tambié~ lo legislado en casos ·p articu\ares, como ' bien "accion JUS~!l" • Y el té~~ino. ''.acto de justicia" se apli-
cer sacrificios en honor de Brasidas, y los ordenamientos que a la correccion ~e una m1ustic1a¡ E~ cada una de estas
forma de decreto!:: l. cosas hemos ?e considerar mas tarde cuáles son sus formas
7 · ' ántas Y cuáles l 0 b· t d f '
Paréceles a algunos que todas las normas son de de CU ' os Je os a que pue en re erirse.
legal, dando como razón que lo que es por naturaleza
inmutable y tiene dondequiera la misma fuerza, como VIII
fuego que quema aquí lo mismo que en Persia, mien
que, P<>r el contrario, vemos cambiar Jas cosas tenidas
0
Siendo l'.15 acciones .justas y las injustas las que acaba-
111os de decu, s~ comete injusticia o se obra justamente
justas,t . · . .
cuando ~lguno e1equta tales actos voluntariamente¡ Cuando.
No pasan las cosas así precisamente, aunque sí en ci
cede 1~voluntar1a~ente, ni comete injusticia ni obra jus-
sentidoj Por más que entre los dioses la mudanza tal VeZ la!'1ente smo por _acc1~ente, porque aconteció ser justo o
exista en absoluto, ~ntre nosotros todo lo que es por ¡usto:lo ~~e hacia, 81 un acto es o no un acto de injusticia
raleza está sujeto a cambio, lo cual no impide que cie
o de .1ust1c1a) se determina por su carácter volunwfo o
cosas sean por naturaleza y que algunas otras no sean
voluntario/ , Si es voluntario se le censura, y es al mismo
naturaleza1 11empo un acto de injusticia De manera que puede acon-
De las co~ .susceptlbles de ser de otro modo, cu r que un acto sea injustb sin ser aún un acto de injus-
son por naturaleza y cuáles no, sino por disposición cla si no se le añade el ser voluntario.
ley, y por convención, es manifiesto, aun en el supuesto Llamo voluntario, como he dicho anteriormente, lo que
que unas y otras estén suj~tas a mudanza¡ Y la misma d no hace entre las cosas que dependen de él, con con-
ción se aplicará en todas las otras cosas1 Porque na . cia y sin .ipior:n-, a quién, ni, con qué, ~i por qué; por .
mente la mano derecha es de más fuerza, y con todo cal>Q ¡emplo a quien hiere y con que y por que motivo. Y en
posibilidad de que cualquier hombre llegue a ser uno de es~s ~espectos ~eben excluirse el error y la
dextro; . erza, como i¡ena s1 uno, tomando!~ otro la mano, hiriese a·
Las cosas que son justas ppr convención y convenie tercero: claro es que no habría obrado voluntariamente
son semeiantes a las medidas. No en todas partes son igu rque el actb no dependió de él. Puede suceder tambié~
las medidas para el vino y para el trigo, sino que son e alguien hiera a su padre creyendo que se trata tan sólo
res en las compras al por mayor y menores en las ven un hombre. o de cu¡Uquiera de .los presentes, pero igno~ ·
por menor,.t Pues del mismo modo las cosas justas que do qu~ . es su pad~fDistinciones antioga;; podrían hacer-
son naturales, sino por humana disposición, no son las en razon del motivo y de todas las demas circunstancias
mas en todas partes, oomo no lo son las constituci la acción/ Así, todo lo que se ignora, o que sin ignorarlo
po~íticas, aunque en todas partes hay una solamente que depende del ag~nte, o que es por fuerza, es involuntari<;>.
por naturaleza la.mejor¡ uchas cosas impuestas por la naturaleza las hacemos y las
Cada una de las normas justas y legales es como decemos sabiéndolas, y de las cuales, sin embargo, ningu-
general con relación a los casos particqlares1 Nuestros a es voluntaria ni involuntaria, coino envejecer o .morir.
son muchos, pero cada norma es única, puesto que es
ral. . Así también los actos pueden ser justos o inj~tos sólo
r accidente-! Si una persona entrega un depósito a pei¡ar
Hay diferencia entre la acción. injusta y lo injusto,
como entre la acción justa y lo justo. Lo injusto lo es
"!º y por nuedo, no se dirá que hace un acto justo ni que
a Justamente sino wr accidente. Y de la misma manera
naturaleza o por disposición de la ley. ESto mismo, cu
forzado y contra su voluntad no dewelve ·e l depósito:
se ejecuta, es una acción irijusta; pero antes de .ejecutarse
113
112
. . . Si se dW?a. con deliberación, se cornete injusticia, y por
habr á que decir que sólo por acc1dent:.e obra m1ustamente y estos actos m)ustos el que comete injusticia es injusto, ya
hace un acto injusto. sea que viole la proporcionalidad o la igualdad/ De la misma
De los actos volun~rios unos se .~acen por elección) .,anera, ~! hombre ~s jus~o c~~d? practica 1a justicia por
otros sin elección siendo por eleccion los que han sl4I deliberac1on, Y practica la Justicia solo cuando obra volunta-
objeto de una deliberación previa, Y sin elección los hechci liaJl1ente.
sin previa deliberación. De los actos voluntarios unos son excusab}es; otros son
Así pues, hay tres especies de _daños en las relacio~ jDe~u~bles¡ Los_ yerro~ que se _cometen no solo col! igno-
sociales#Los causados por ignorancia son errores cuando 11 rancia smo ademas por ignoranc1~, son ex~u~bles_, mientras
obra si~ darse cuenta ni de la persona afectada, ni del acto, que los que se cometen no por ignorancia, smo ignorante-
ni del instrumento, ni del fin, como cuando· no se pellli JDeDte por alguna pasión que no es natural ni humana, son
arrojar un proyectil a una persona, o no este proyectil, o lle 111excusables.
a esta persona, o no con tal fin, sino que el resultado fuedt ·
otro modo de como se pensó (como si se lanzó el proyect¡ IX
no para herir, sino para pinchar) o 'fa pei:sona herida o ~
proyectil distintos de los que se supuso1 Ahora bien, cuan~ Suponiendo que hayamos definidó suficientemente el
el daño se produce contrariamente a una razonable p .ifrir injusticia y el hacerla, podría preguntársenos en pri-
sión, es una desgracia; cuando no contrariamente a una JDe? lugar si es verdad lo que dijo Eurípides en estas extra-
zonable previsión, pero sin maldad, es un error culpab 61& palabras:
Hay error culpable cuando el principio de la ignorancia Maté a mi madre, para decirlo breve mente.
en el agente; hay desgracia cuando está fuera de él1Cuan ¿Cón mi volun tad y la de ella,
se obra conscientemente, pero sin previa deliberación, o sin mi volunf¡ld ni la de ella?
comete un acto injusto, como, todo lo que se hace
cólera y por otras pasiones que en los hombres son n ¿Es realmente posible que alguien de su voluntad sufra
sarias o m.turales/ Quiei¡~ por tales motivos perjudican justicia, o no más bien el sufrir injusticia es siempre invo-
son responsables de tales errores, obran injustamente y tario, así como, al contrario, cometer injusticia es siem-
actos resultante, . son injustos; sin embargo, quienes voluntario? ¿O será lo primero sienv>re voluntario o
hacen no son aún por ello injustos ni malvados, porque mpre involuntario (así como es siempre'voluntario come-
daño no procede de maldad. Mas cuando se obra por el r injusticia) o unas veces voluntario y otras involuntario?
ción' deliberada, se es injusto y malvad~ otro tanto podría preguntarse en la justicia que se recibe/
Por esto júzgase acertadamente que los actos inspirad mo el obrar justáment:.e es siempre voluntario, parecería
en la cólera no pro~den de premeditación, porque el p onable establecer una oposición semejante en cada caso,
cipio de la acción no es el que obra por cólera, sino el q decir, que tanto el sufrir injusticia como el recibí~ justicia
lo ha encolerizado1 En estos casos, además, no se discu igualmente voluntarios o involuntariosl Parecería, sin
sobre si los hechos han pasado así o no~ sino sobre su j bargo, paradójico sostener que recibir justicia sea siem-
cia, ya que la injusticia aparente ha provocado la cóleraf voluntario, ya que algunos reciben justicia contra su
es como en los contratos, en que se discute sobre los !untad.
chos, desde el momento que uno de los contratantes Podríamos también preguntarnos si todo el que padece
necesariamente de mala fe, a no ser que disputen sobre acto injusto sufre una injusticia, o si no pasará con la
que puedan haber olvidado, En el primer caso, al contr ·usticia que se sufre lo que con la injusticia que se hace.
se está de acuerdo en el hecho, y sólo se discute si se o r accidente, en efecto, puede suceder que como agente o
justamente (ya que quien ha causado una injuria dell lente ~nga uno parte en los actos justos; y es claro que
radamente no. puede ignorar haberlo hecho) pensando u mismo ~uede acontecer en los actos injustos/ Así como
que se l~ causó injusticia, y el otro que no.
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no es lo mismo cometer actos injustos que practicar la inju~ iuntariamente, rriás de lo que se da a sí mismo este tal hará
ticia, tampoco lo es sufrir actosjn~to~que. s~fri~ ¡DjúsUCia~.sigo; Es lo que parecen hacer las gentes modes-
cia, y lo mismo en lo que ve a practicar la JUSt1c1a y a recibt ¡,s, como quiera que el hombre honesto es amigo de tomar
la justici~ ~s im osible sufrir ~·';1Sti~i~ si. no ha al lle paras~ lo menos. ¿O no será. esto as! de sencillo?. Porque a
que obre inJustamen , m rec1b}!_JUSttc1a SI no hay algllllQ lo me1or estos ~ombr~ re,c1ben rI?as. de otro bien, como
que obre justamen _ p11ede se~ la gloria o la mtrmseca d1gn1dad moral A másM.__
Pero si obrar m)ustamente es ~implemei:i te. ~nar a ai. que_!a. ~1ficultad ~e resu~lve a~nd.iendo a la definición ~~l
guno voluntariamente, y voluntariam,ente, sigmf~ca que 11! obrar mjusto, porqu~ el qu~ dis~nbuye en la forma dicha,
conoce a quién se va a dañar y co? que y como, !1gu~ q'- nadá su~r~ c~n~a s.u vQlY.!ltad; as1 que por este concepto no
el hombre incontinente voluntariamente se dana a s1 ~ padece m)us_!.1c1~ smo que, si acaso, experimenta un daño.
mo, y que voluntariamen~e ~fre injusticia, ~ que ~s posjb~ 'E~ ~nifiesto, además, que el que distribuye es el que
por ende, que uno obre m1ustamente consigo ~msmo. ESli obra m1ustamente, pero no siempre el que recibe en dema-
es. también una de las cuestiones dudc:>sas, SI pue~e UllQ s{a; porque no Obra in"ustamente aquel a quien le toca lo
cometer injusticia consigo mismo. ¡Podna ser, ademas, q'- 1n¡usto sino a uel ue voluntariamen pue e acer lo in-
voluntariamente y por vicio de incontinencia se :ecibiera 111 ~ ~ decir, ague! en quien la accion 1ene su ongen, el
~ño de 1 otro qu~ a su vez lo c~u~ vbh!ntar1ame~te, ~ cu~J.s.ta _en el que disfübu~pero no en el que reciOel.
manera que 'tamb1en enionces sufnria aquel voluntariamea. Asnmsmo, puesto que el hacer se entiende en muchos
t~ injusticfa¡ ¿Q no se.rá incor~~cta !_a d~finición que hell_!ll ientidos, y en uno de ellos puede decirse que las cosas
dado, de tal modo que sea preciso,anad1r a aquello de da11t blaJlÍmadas matan, o que lo hace la mano o el esclavo por
sabíendo·a quién y con qué Y como esto otro: contra~ orden de su señor, resulta de esto que quien recibe en dema-
voluntad d~ la otra parte? Si así fu~, podría alguien sía no obra injustamente, aunque sí hace cosas injustas.
ñarse voluntariamente, y !"Pfrir actos injustos, pero nad A más de esto, si el que distribuye emite un fallo con
sufriria injusticia voluntariamente~ ~orque nadie qui ignorancia, no -06ra injustamente según lo justo legal, ni es
hacerse injusticia, }li aun el in<;<>ntinente.-.Lo que pasa ajusto el fallo en este sentido, aunque en otro sí es injusto,
que -el incontinente obra contra su voluntad, porque nad puesto que úna cosa es lo justo legal y otra lo justo primor-
quiere lo que no estima como un bien, Y el incontinen dial. Pero si con conocimiento ha sentenciaqo injustament.e,
hace \o que no entiende que debe hácer. entonces se •habrá apropiádo una parte ex~siva, sea de gra-
. A*más d~ esto, el qu~ da lo suyo, como dice Hom titud, sea de venganza. Tal como si recibiera su parte del
que daba Glauco a l>iomedes, despojo, el hombre que por estos motivos ha juzgado in-
. tamente ha recibido en demasía, por más que al parti-
Armadura de oro por armadura de bronce ipar en el despojo. no.Jeciba ~n campo en compensación
y. el pm io·decien reses por el de nueve el campo, que adjudica, sino plata . .
no sufre injusticia, porque de él depende dar; pero su Piensan los hombres que está en su mano obrar injusta-
injusticia no depende de él, sino que es menester que ha nt.e, y que por esto es cosa fácil la justicia¡ Pero no es así/
otra persoña que lo trate injustamente.,Es mahifiesto, yuntarse con la mujer del vecino, herir a su prójimo, des-
tanto, que no es cosa voluntaria sufrir injusticia. . ar dinero en mano de otro para sobornarlo, es fácil y está
De las cuestiones que nos habíamos propuesto, dos n nuestro poder; pero hacer estas cosas así o así dispues-
quedan por tratar: quién obra injust.amente, si el qu_e s, no es fácil ni es~ en nuestro poder/ Igualmente se
distribuir da a algunÓ~ás de lo que merece, o el ue iensa que no requiere especial sabiduría conocer las cosas
recibe; y si puelie- uno- óDrarffijUstiiñen consigo m· tas y las injustas, como quiera que no es difícil com-
~i se _acepta la pr~era _!l~gi¡ljiva, o sea que quien nder las cosas que las leyes declaranf Pero es que estas
tribuye es el 9,!le Qbnl injustamente, y no el que recibe sas no son las cosas justas sino por accidente{ Mas el saber
demasía, síguese que si un<? asigna a otro, consciente y 'mo de~n hacerse las acciones y cómo deben efectuarse

116 117
equitativo no es justo si es diferente; o si ambos son buenos
las distri~uciones justas, esto es mayo~ f~ena que conocen~ ¡0n lo mismo. , '
que.conviene, a la salud4Y au~ en medicina~ ~onoce~ ~a lllie~ De estas razones, poco mas º.menos, viene la dificultad
el vmo, el eleboro, el éauterio, la amputac1on, es fac1l; I>e!o en el caso de la equidad. En cierto modo, sin embargo
saber cómo deben aplicarsé para la salud y a quién y cuQ. ¡odas esas expresiones son correctas y no hay en ellas nad~
do , es oI:_r!~~año con;_<:_~;_un?-~gico. i:ontra~ic~r.io. L~ equitativo, en efecto, siendo mejor que
Por esta misma razoñ p~san tambien los hombres q111 d~usticia, es Justo; y por, otra ~arte~meJ?r que lo
el obrar injustamente es no menos ro io del hombre~~ ~ porque s~de otro g~ro. or tant<?,101Y§tsur...!2.
que e mJus , por~- e JUS no sería menos, sino ~ eljííj?t1vo ~on IO-~1Srn<?i.. y sienooambos buenos, es, con
capai'aúñ<reli.acer-cada uno de dichos actos injustos, PU!$ ióílo, superior lo eqw\ifivo.
podría tene.r comercio con la mujer de otro o descargar u1 Lo que produce la dificultad es que lo equitativo es en
golpe, así como el valiente podría arrojar su escudo, YVo~ l'trdad_j~f:?, p~ro ñó- seguñ la ey, smoque es un endere-
vienao espaldas, echar a correr en esta o en aquella d~ ~to de lo Justo legaV La causa de esto está en que toda
ción. Pero el acobardarse y el obrar injustamente consiste leY es general, pero tocánte a ciertos casos no es posible
no en hacer tales cosas (salvo por accidente), sino en ha~ prpmulgar correctamente una disposición en general¡ En los
las con tal disposición, así como el curar y el sanar no .-os, pues, en que de necesidad se' ha de babi.ar en general,
consisten en cortar o no cortar, en dar una medicina o Por más que no sea 'posible hacerlo correctamente, la ley
no darla, sino en hacerlo de cierto modo. toma en consideración lo que más ordinariamente acaece,
Las cuestiones de justicia no existen sino entre quiellf¡ án ~esconocer por ello la posibilidad de. error Y no por ello
participan de los bienes absolutos, y que pue.den recifilrl es menos recta, porque el error no está en la ley ni en el
el1'0"S-Üna part.e excesiva o defectuo~ Porque hay algu legislador, sino en la naturaleza del hecho concreto, porque
para quie'nes nunt~PE~ h~J?..el:; e~e~en el disfrute . 181 es, directamente, la mate1ia de las cosas prácticas.
ellos, como son por veñturalos dioses.¡Hay,otros para q En consecuencia, cuando la ley hablare en general y
nes ninguna parte de ellos es pl'Ovechosa! que spn los !ncu sucediere algo en una circunstancia fuera de lo general, se
blemente m~o~, a l_os cu~es todos 1.os bienes son noc1v~s. procederá rectamente corri~endo l~ omisión en aquella par-
hay otros, en fm, qt;ie r?t~ran de ellos provecho hasta cie te en que el legislador faltó y erro por ha\er hablado en
punto; y por esto la 1ust1c1a es algo humano. términos absolutos, porque si el legislador mismo estuviera
¡ ahí presente, así lo habría declarado, y de haberlo sabido,
X PSÍ lo habría legislado.
. ,.r . · Por tanto, lg_~itativo es justo, y a~n~.ej2!.-@e
En seguida debemos ha)>lp de la eq\Íld_ad t dtlo egut cierta ~p~ie ~lo justo, no mefoFque lo !us~ en absoluto,
tiv~ de la relac1on que' guardan la equidad con la jusf · o me1or que el error 5esultante de los termmos absomt.os
y lo equitativo con ló justO. . em~ead~s R.~~.~., esta es a naturaleza. de lo equ_lta·
Como resuUa:do de su examen, percíbese que no 1vo. ~~ uµa rect~ficac15m de la ley en la parte en que esta
cosas absolutamente idénticas, pero tampoco diferen def1c1ent~ por su ?ª~acter generay
genéricamente. Porque unas veces alabamos lo equi tativo La causa de que no todo pueda determinarse por la ley
al varón equitativo a tal punto que por vía de alnb que sobre ciertas. cosas es imposible establecer una ley,
exten~eJllOS el concepto a todas la$ otras virtudes y 1 · o que hace~falta un decreto/ Porque para lo indefinido la
gamos· a sustituir el término de bueno por el de equitativ gla debe también ser indefinida, como la regla de plomo
mostrando lo más· equitativo como lo mejor¡ Pero o da en la arqÚitectura de Lesbos, reglá que se .acomoda a
veces, cuando nos atenemos a la lógica de los concep forma de la piedra y no permanece la misma. fues así
parece absurdo que lo equitativo, si es algo que cae fuera bién el decreto se acomoda a los hechos.
lo justo, pueda ser laudable. O lo justo no es bueno, o
119
118
Está, pues, manifiesto qué es lo equitativo, y que ,ifridOA Pero el que se daña a sí mismo, padece y hace
justo, y mejor que cierta especie de lo justo¡ Evidente"11 · uJtáneam~n_te las mismas cosas/ Además, si un hombre
también, por lo dicho, quién es el hombre e uitativo · se ser mJusto consi mismo, sucedería que yolunta-
que e~ ractica actos como los indicados, y qu nte su nna injusticia. A todo I~ cual hay que áfiadir
e!fie~su justicia hasta lo ~r, antes bien amen a s~ comlsión de a1 na injustici~ p~i~!!!, nadie
pretension, por mas que ten~ la l~y en su avor, es equ lll}UStaf!lente; pero nadi~ cQmete adulterio con ~
tivo; yla equiaad es el ñaliROdescrito, siendo cierta esp 'íñu er!_ m allana su morada horadando su propio muro
de justicia y no un hábito diferen~ u o suyo. '
En general, lo de, obrar injustamente consigo mismo
XI eda resuel.t_? por ~a precisión que hemos dado con respec-
a la cuestion de s1 puede uno recibir injusticia voluntaria-
Si puede o no cometerse injusticia consigo mismo te.
~te'E.te p,_ o que queda dicho. Porque entre los aa¡ P~r I~ ~emás, §...eridenf:e que snn dos cosas malas reci-
Justos esían los actos conformes con todas las virtudes _Jn¡usticia Y cometer injusticia: lo primero es teneLmel
prescritos por la leyf Por ejemplo, la ley no aut.oriza a ' lo se ndo mas del término medio, que es como la
la muerte, y lo que la ley no aut.oriza, lo prohíbe¡ A más en la medicina Y a uena ispos1c1óñ en la gimnástica,(
esto, cuando con violación de la ley uno causa un daño n todo es . eor cometer in"usticiUo!'<lue cometer injus-
otro (como no sea para devolver el daño recibido) y lo h ae consig~ la maldad Y es censurabfe:D1en se trate de
voluntariamente, es reo de injusticia, entendiéndose que 1ñaf<lad completa y absoluta o de la q~ se le aproxima
agente voluntario es el que sabe a quién y con qué d • que no tod? 10 voluntario es con maldad,, Recibir injus:
Mas el que por cólera se da de puñaladas, lo hace volun ' en cam~io~ !1° lleva ~nsi maldad ni in·usticia_por
mente y contra la recta razón, lo cual no lo permite la 1 . d~.!!L.1'.-1 ~tipa¡ En sí mismo, pues, es menos malo
por tanto, comete una injusticia.tPero, ¿contra quién? ir. mJusticia, aunque nada impide que por accidente
diremos que contra la ciudad, y no contra sí mis ser un mal mayor¡ Pero esta circunstancia no debe
Porque en cuanto a él, voluntariamente padece, y . rse ell: cuenta, como no la tiene el arte e4 su dominio
sufre injusticia voluntariamente;!' Y por esto la ciudad d~ afirma q~e una pleuresía es dolencia mayor que un
tiga tales hechos, y cierto deshonor acompaña al que pezon, por mas que pueda suceder que éste sea en algún
destruye a sí mismo, estimándose que ha cometido mayor por accidente, si acontece que el que tropieza
injusticia para con la ciudad. . Y sea capturado Y venga a morir a manos del enemigo
Además, según lo que se dijo en el sentido de que P~r me~áfora Y po~ semejanza puede decirse que lo ju:.
hombre es injusto por el SOIO hecho de obrar injustamen eXJSte, Sl no de uno para ~onsigo Ínismo, SI para ciertas
sin ser por ello totalmente malo, no es--pesible que se .J!~, aun,que no lo Justo en su J2leno señffilo, sino
meta injusticia consigo mismo1 (Este caso es difereQte Justo e.!_ltre el senor Y el esclayo o entree 1 mariao y la
anterior, porque en este sentido el injusto es un perve Jer¡..Porque estas so? las relaciones en que está J.i parte ·
como puede serlo el cobarde, mas sin tener toda la perv ª!ma dotada de razon con respecto a la parte irracional(
sidad, de suerte que la acción·injusta no ·manifiesta la llSl~~rando ~tas partes es como puede creerse que hay
dad en general). De otro modo, en efecto, resultaría q ticia co11S1go mlSmo, porque en eS;&S partes puede su-
estaría en poder· del mismo individuo quitarse y adjudic algo con~ sus I?ropias tendencias, y por ende puede
simultáneamente la misma cosa; lo cual es imposible, pu r en ellas cierta Justicia en sus relaciones recíprocas
que lo justo y lo injusto de necesidad han de darse siemp la hay entre el gobernante y ~I gobernado. '
entre varioS¡r Además, el acto injusto es voluntario y Sea, pues, de esta manera nuestra descripción <le la jus-
elección y primero, pues no se estima que obre injus Yde las otras virtudes moral~.
mente et que devuelve lo que ha sufrido y porque lo

120 121
yos principios no admiten ser de otra manera; otra con la
al ,contemplamos las que lo admiten. Porque para cosas
genero diferente.!ª parte del _alma adaptada a cada una
ell~ _debe ?tmb1en ser de genero diferente, ya que el
noc1m1ento
. tiene
fi .dalugar en. esas partes por razón de c1e · rta
LIBRO VI jan<*! Y a im d de cada una con sus objetos. Llame-
' pues, a una ~e estas partes científica, y a la otra calcu-
DE LAS VIRTUDES INTELECTUALES .ra, ~..dfil1M_~~~~ ~uí lo mismQ,_pues
e delibera sobre cosas que no admiten ser de otra ma-
I Así pues, la parte _calculadora. es un elemento de la
111rU~UUtrui.JlQ1taQa..gg razón.
Puesto que hemos llegado a afirmar antes que es m Tratemos, por ende, de comprender cuál es el hábito
ter escoger el medio y no el exceso ni el defecto, y qu r para cada una de estas partes, po ue él será la virtud
medio es como lo dlcta la recta razón, analicemos este cada una. ---
mo concepto. , .
En todos los ~de que¡ hemos hablado, así~ II
en los demás, hay cierto fin al cltal mira el que se con 1
conforme a la razón, para extre1I\ar o relajar su esfue La virtud de una cosa es relativa a la obra que le es
hay, además, cierta norma de las.posiciones intermedias ,ia. Ahora bien, tres cosas hay e~ el alma q\le dirigen la
hemos dicho estar entre el exceso y el defecto y ser co on_y_J a etdad_,-ª sabe¡: ~_sensac10!!, el entendimiento y
mes a la recta razón. ~dencia o apetito._ --
Mas semejante enunciado, por verdadero que sea, ~estas cosas, la~~-es principio de ninguna
tiene de claro. Pues también en las restantes actividad n Jllw:al La prueba es que las bestias t iet¡en sensacio-
que puede haber ciencia, es verdadero decir que no hay y sin embargo no participan de la acción m<fral.
afanarse ni reposarse ni más ni menos, sino lo que esté
medio y conforme a la recta i-azón. Pero quien sólo Lo que la afirmación y la negación son en el pensamien-
esta norma no sabrá más por ello; como no sabrá son en la tendencia la prosecución y la fuga. En conse-
medicamentos aplicar a su organismo si se le dice que ncia, sien~o Ju_irtu.d..moiaLunhábito electivo, y Ja elec-
los que ordena el arte médica y el que tal arte posea. un a~t1to deliberado, es menester, por estos motivos,
respecto a los hábitos del alma, es preciso, por tanto, l~ razon sea verdadera y la tend~ncia recta si es que la
no sólo Sea verdadera la fórmula general, sino que q ton ha de ser buena y que las mismas cosas ha de
definido qué es la razón y cuál es su úl~ima norma. bar l~ y perseguir la tendencia.
Hemos dividido las virtudes del alma al decir que Ahora bien, esta especie de pensamiento y de verdad
son del~á~ y otras de !a..in.teligencia. Asimismo h de carácter práctico, porque así como en el pensamien-
discurrido- acerca de las virtudes del carácter o virtudes teorético, que no es práctico ni productivo, su estado
rales. Hablemos ahora de las restantes del modo que se no o malo son la verdad y la falsedad respectivamente
no sin decir antes unas palabras sobre el alma. es, en efecto, la.función de todo lo que es intelectual),
Con antelación hemos dicho que hay dos partel por el contrario, el buen estado de la parte que es prác-
alma: la dotada de ,mzWi. y !aJUAcional En la parte d e intelectual consiste en la verdad concordante con la
de razón operemos ahora una división de la misma tendencia. El principio de la acción -hablo de la causa
Y demos por sentado que hay dos partes dotadas de ente, de que procede el movimiento no de la final- es
una con la cual contemplamos de entre las cosas aq oción; y el de la elección ·es el apetit~ y el raciocinio en
de un fin. Por esto es por lo que no puede haber

123
La ~errl!!fl es, por tanto, obra de las dos parte · IV
tuales del_filma; y !os hábjto,a que mej_?r califican a cada
de ellas para alcanzar la verdad, seran para ambas sus De las cosas que pueden ser de otra manela, unas son
tudes. dominio del hacer, otras del obrar. El hacer y el cUu:&
cosas diferentes, y sobre ellas hemos expresado nuestra
lII · "ón en nuestros escritos en circulación. Así, el hábito
' tico acompañado de razón es distinto del hábito .pro-
Co enz d · . como de nuevo tratemos desde tivo acompañado d~ razón. Por lo cual _no se contienen
ot'igen ~e es:~~~~:'. ' 'procamente, pues ~ eLQbrar es. bac.e.i:..n1 el]lacer~ obrar.
Sean en número de cinco las virtudes por las cu Puesto que la arquitectura es un arte, y es ademas esen-
afirmando 0 negando el alma alcanza la verdad a ente un hábito productivo acompañado de razón, y no
arte, ciencia. prudenci~••sabiduría. intuici,ó,n,,. Por I~ con· árte al~ma ~ue, 1!º sea un hábito productivo acompa-
ra y la opinión, en cambio, es posible incunir en enor. o de razon, m habito algu~o de esta especie ~u~ no sea
Qué sea la ciencia -si hemos de emplear el término arte, resulta que son lo mismo eJ,arte y_tllWlito....pro-
su sentido exacto, sin dejarnos llevar por semejanz tivo acompañado de razón verdadera.
hará patente de lo que va a seguir. Todos damos p01 Todo arte tiene por objeto traer algo a la existencia, es~
puesto que lo que sabemos con ciencia no admite ser , que ptocura por medios técnicos y consideraciones (
otra manera, porque las cosas que admiten ser de otra · que venga a ser alguna de las cosas que admiten "\
nera, cuando están fuera de nuestra vista, I).O nos pe ser como no ser, y cuyo principio está ell el que
saber si son o no son. Así, lo que es objeto de ciencia e uce y no en lo producido. No hay arte de las cosas que)e,
de ~esidad. Y por estl .razón es et.erno, pór<fue t o vienen a ser por. necesidad, ni de las que son o llegan a

124 _, 125
~r
¡'

ser por naturaleza, puesto que todas ellas tienen en sí


mas su principio. por esta razón diputamos prudentes a Pericles y a sus
Desde el momento que el hacer Y el obrar son ¡antes, porque pueden percibir las cosas buenas para
distintas, es forzoso que el arte se refiera al hacer Y y para los hombres; y juzgamos que tales individuos
obrar. Y en cierto sentido son relativos a los mismos ob capaces de dirigir familias Y ciudades.
, J)e aquí que en el nombre de Ja templanza signifique-
el azar Y el arte, como dice Agaton: que ella salvaguarda la prudencia, porque es la templan-
. El arte es amigo del azar, y el azar lo es del arte. IB que salva los juicios prácticos de la prudencia. El pla-
y Ja pena, en efecto, no corrompen ni deforman todos
.&al...ai:re,...es,-..QJe...con:¡¡,gi;~U&~~~l~o:....!:l.!u!!!e~~wwcjuicios (como el de que el triángulo tiene o no tiene sus
{:~ito pr~ducti!~ acQ~a~ado de raz~~ Jos iguales a dos rectos) sino sólo Jos juicios concer-
Su contrario, la mhab1lidad art1stica, es...un habito P tes a la acción moral. f.Qmue los principios de los~
tivo acompañado de razón falsa. Uno Y otro se refieren a · e ~l se gjecuta.rLlos ªcW; y aJ que está
que admite ser de otra manera. ado por el placer o la pena no Je parece inmediata.
te el principio, ni percibe que por motivo del principio
V r causa de él debe preferir y obrar en todas circunstan-
fil_y~•....de esta-~erte, <;.Qll,UJ>f:Q.r <!fil.llrj¡),cipio. _
Con relación a la prudencia, godremos compren Así, Ja prudencia es necesariamente un hábito práctico
considerando cuáles son las personas que llamamos P dero, acompañado de razón, con relación a los bienes
~ ~
Lo propio del prudente parece ~r...~,h,~u:! ft••· ...---

G
acertadamente sobre las.i:og.byen3i ~echosas.Pllll ?rfás aún, así como hay una perfección del arte, no hay
no parcialmente, como cúáles son buenas para Ja salud perfección de la prudencia; y en el arte, además, es
· al, · ál ¡ ..1 hi•>n viuir erible el que yerra voluntariamente, al p~ que en la
v~rr corpor sioo cu es 0 son para. ~en dencia es peor, así como en las virtudes. El, por tanto,
La prueba de ello es que llamamos prudentes con nte utlUw1~~~..ll.Q u!Í.3®..
ción a alguna cosa a los que calculan bien lo convenien Siendo dos las partes del alma dotadas de razón, la pru-
cierto fin que no es objeto del arte. Y así, podría deéirse cia podría ser la virtud de una de ellas, a saber, de la que
general que el prudente es el que sabe deliberar. apta para opinar, ya que la opinión versa sobre lo que
Ahora\ bien, nadie delibera sobre cosas que no pu e ser de otra manera, como también la prudencia. Sin
ser de otra manera, ni sobre las que no puede él rgo, la prudencia no es sólo un hábito acompañado de
hacer. De consiguiente, toda vez qué la ciencia va aco 'n, y la prueba de ello es que puede haber olvido de un
ñada de demostración, y que no hay demostración de ito semejante, mientras que de la prudencia no lo hay.
cuyos principios pueden ser de otra manera (puesto
todo en ellas puede ser de otra manera), y que, en fin, no VI
posible deliberar sobre las cosas que son necesariamente,
prudencia no podrá ser ni ciencia ni arte. No ciencia,
que lo que es materia del obrar puede ser de otra m Puesto que la ciencia es aprehensión de las cosas uni-
no arte, porque son de género distinto el obrar y el hacer. es y necesarias, y puesto que hay principios de las
lo so·n porque en tanto que el hacer tiene otro fin dis clusiones demostrables y de toda ciencia, ya que la cien-
de la misma operación, el obrar no lo tiene, ya que la · va acompañada de razón, resulta que del principio de lo
buena acción es su fin. No queda, pues, sino que la pru es objeto de la ciencia no puede haber ni cíencia, ni
cia sea un hábito práctico verdadero, acompañado de , ni prudencia, porque lo que es objeto de la ciencia es
sobre las cosas buenas y m_alas para el hombre. ostrable, mientras que el arte y la prudencia conciernen
126 127
son prudentes, como de aquéllas que muestran poseer
a r:osas que pueden ser de otra manera. Ni tampoco Pu facultad de prever las cosas que atañen a su vida.
haber sabiduría de tales principios, pues lo propio del Es manifiesto, además, que no son lo mismo la sabi-
es poder dar demostración de ciertas cosas. 'a y la ciencia política, ya que si hubiera de llamarse
En consecuencia, si los hábitos por los que ale duría al saber de las cosas provechosas a cada uno, ha-
la verdad y jamás incurrimos en error,
.1 bl bien sea acerca
. de , una so1a no podr1a
a entonces mue h as sabidurias. , apli-
1 ª1
cosas invariables o a~n de 8:8 V3:f .~ es, s~m. ciencia, a lo que es bueno para todos los vivientes, sino que
prudencia, la sabidur1a Y la mtuicion, Y si ninguno .de ría de ser diferente para cada especie, no de otro modo
t~e~ primeros puede alcanzar el conocimie.n to d~ 10 ~ la medicina no es tampoco una para todos los seres. Ni
c1p1os (~ntend1endo p~r los tres l~ Prl!d~_ncia, la ciencia y al caso el argumento' de que el hombre es el más per-
sabiduria), no queda smo que la 1¡,tuicion s~a e de todos los vivientes, porque hay otras cosas muy
l 0 s principig§. , divinas por su naturaleza que el hombre, siendo las más
ibles de entre ellas los cuerpos que integran el sistema
VII te.
De lo que queda dicho resulta claro que la sabiduría es
La sabiduría en las artes la atribuimos a los más cía e intuición de las cosas más ilusttes por naturaleza.
sumados en cada arte, llamando, por ejemplo,-ª- Fidias &5Í, de Anaxágoras y Tales y de sus semejantes se dice
sabio escultor y a Policleto un sabio estatuario, no si son sabios y no prudentes, pues les vemo's ignorantes de
cando aquí otra cosa por sabiduría sino la excelencia cosas que les son provechosas, reconociéndose, en cam-
tica. A algunos, con todo, los dipu~mos sabios en gen ' que saben de cosas superiores y maravillosas y arduas y
no parcialmente ni en algún otro aspecto especial, co as, bien que sean inútiles, puest.o que no son los bienes
dice Homero en el Margites: anos lo que ellos buscan. ·
La prudencia, al contrario, tiene por objeto las cosas
No hicieron de él los dioses un experto en cavar ni en anr anas y sobre las cuales puede deliberarse. 1 por esto
tierra, · os que la obra más propia del prudente es deliberar
Ni sabio en otra cosa distinta. n; pero nadie delibera sobre las cosas que no pueden ser
Así, es claro que el más riguroso saber entre todos otro modo ni que a ningún fin conducen, fin que sea,
sabiduría. Es preciso, por tanto, que el sabio conozca más, un bien obtenido por la acción. El hombre de buen
sólo las conclusiones de los j?rincipio.s, sino también jo, absolutamente hablando, es el que, ajustándose a
alcance la verdad acerca de los princill.igs.. De suerte, p cálculos de la razón, acierta con lo mejor de lo que
que la~rj A)a...Jlajn~Qn_y_Qlw~ll.. com ser realizado por el hombre.
fuese la ciencia de las cosas más altas y cabe7.a de La a,rudencia no es tampoco. sólo dé lo unJversal, sino
saber. e debe conocer las circunstancias particulares, porque se
Sería absurdo pensar que la ciencia política o la ena ¡i la acción, y la acción se refiere a las cosas particu-
dencia moral sear. el conocimiento más valioso, puesto ' Por ello es por lo que algunos que no saben son más
el hombre no es lo más excelente de cuanto hay en 'cticos que los que saben. Si alguien supiese que las car-
universo. Así como lo sano y lo bueno son diferentes ligeras son de fácil digestión y saludables, pero ignorase
los hombres y los peces, y en cambio lo blanco y lo ' son las ligeras, no produciría la salud, sino que más
son siempre lo mismo, así también todos dirán que los la produciría el q~e supiese que la ca;n~ de l~ aves es
es lo mismo, mientras que lo prudente es diverso, porque ~able. L-ll..Pruden~ poi,_~~ P~~k~ as1 9ue. es
cada género de seres se predica lo prudente del que o ~o~erla en l? gener~l y en lo particular, y mas bien
mirar bien las cosas que le conciernen y es a éste a q i;sto ult1~0. ~q_u1 tambien, empero, debe haber una di&-
, , ' lina an¡mtectomca.
ellas podr1an confiarse. Y por esto d1cese de ciertas b

128 129
VIII podría también plantearse la cuestión de por qué el
La ciencia política y la prudencia son el mismo há ¡escente puede hacerse matemático, pero no metafísico
pero su esencia no es la misma. De Ja ¡>rudencia que fjJósofo natural. ¿No será porqué las matemáticas son
aplica a la ciudad, una, considerada como arquitectóni abStracción, mien~ que, en Jos otros casos, los p~in cj. __
la prudencia legisladora; la otra, que concierne a los vle · · ? ¿No es verdad que en aque-
particulares, recibe el nombre común, y es la pru djsciplinas los jóvenes no tienen opinión formada, sino
política. Esta es práctica y deliberativa, porque el decreto repiten lo que oyen, en tanto que la esencia de los
como lo último que debe hacerse en .el gobierno. Por · tos matemáticos es para ellos suficientemente clara?
sólo los que descienden. a la práctica se dice que gobie Por otra parte, en la deliberación puede haber error ya
porque sólo ellos ejecutan acciones, como los operanoa Jo general, ya sobre lo particular, al afirmar, por ejem-
una industria. , que todas las aguas pesadas son malas o que ésta es
La prudencia es comúnmente entendida para de da.
especialmente la que se aplica al individuo y a uno solo;y Que la pru?encia no es la ciencia, es patente. La pruden-
ésta la que usurpa el .nombre general de prudencia Pero es de I? ultimo, como queda dicho,' pues el obrar se
aquellos otros casos se llama o bien economía, o bien re a lo ultimo. 1 •

!ación, o bien J:!Olítica, la cual es o deliberativa o judic' 1!J?Illdencia se ºl!.OM-Wnl>.ién a la jpm.ic.ión. La intui·
No hay duda que una de las formas. del saber prudenc es de los límites, de los cuales ya no puede darse razón,
conocer cada uno lo que atañe a sí mismo; pero es tras que la prudencia es'de Jo último, de lo cual no hay
forma que difiere mucho de las otras. En concept.o de cía, sino percepción sensible. Esta percepción, con to-
dente está el que sabe lo que le atañe y se afana en no es la de cada sentido en especial, sino otra análoga a
pero de los políticos se cree que son unos entrometidos ue nos hace percibir sensiblemente en matemáticas que
todo, por lo cual dice Eurípides: última figura es un triángulo, pues también aquí hay
¿Fue prudente lo que hice, cuando me fue posible, detenerse. Esta última percepción, no obstante, tiene
Contado entre la multitud del ejército, compartir en el de tál que la prudencia, la cual es una pete'pción de
La fortuna común? género.
En cuanto a los que aspiran muy alto y hacen mucho. . . IX
Buscan las gentes su propio bien, pensando que es Preciso es también comprender Ja naturaleza del buen
lo que debe hacerse. Y de esta opinión ha procedido qu jo, a saber, si es alguña ciencia u opinión o una conje-
tenga por prudentes a quienes sólo persiguen su propio feliz o' alguna cosa de otro género.
terés. Quizá, empero, no sea posible asegurar uno su pro Ciencia seguramente que no es, puesto que los hombres
bien sin interesarse en el bien de la familia y en el bien investigan lo que saben, en tanto que el buen consejo es
república. Porque es incierto y debe considerarse en co forma' d~ delibe/:'ación, y el que delibera investiga y cal-
ñfa de otros el modo como cada uno haya de. admin' . Investigar y deliberar, empero, difieren entre sí, siendo
sus intereses. deliberación una forma especial de la investigación.
La pi;:ieba de lo que hemos ,dicho .está en el lÍ~~ho Pero tampoco es una conjetura feliz, puest.o que ésta es
que los Jovenes llegan a ser geometras y matemat1 sin raciocinio y veloz, mientras que los que deliberan lo
sabios en estas materias; pero no hay uno, al parecer, n por mucho tiempo; y hay un dicho según el cual si
~ prudente. La causa de est.o es que la prudencia v que ejecutar rápidamente lo deliberado, por otro lado
sobre los hechos particulares, que ·n o llegan a conocerse que deliberar lentamente.
por la experiencia, y el joven no tiene experiencia, p La vivacidad de espíritu es también cosa distinta del
el mucho tiempo es el que causa la experiencia. n consejo siendo aquélla una especie de aciert.o feliz.

130 131
El buen consejo no es tampoco ninguna opinión. ~ p respecto a lo que es conveniente para cierto fin cuya
puesto que el que delibera mal se equivoca, mientras que ¡tbensión verdadera es la prudencia.
que delibera bien procede correctamente, es claro .que
bue? consejo es una especi~ de re,ctitud, sólo que.no X
rect~tud de la ciencia ni de la opinión. De la ciencia no
rectitud, corno tampoco error; de la opinión la rectitud es lfay además la comprensión y la penetración o perfecta
verdad. Y al mismo tiempo todo lo que es objeto de prensión, por las cuales llamamos a ciertos hombreS
nión está ya determinado. Jllprensivos y penetrantes. No son estas cualidades lo mis-
Sin embargo, como el !>uen consejo no va sin el eje · que lá ciencia en general ni lo mismo que la opinión
d~ la razón, ?º queda sino que se~ la rectitud del p si así fuese, todos serían comprensivos. Ni tampoc~
miento que discurre, y que no es aun, por ello mismo nas de las ciencias en particular, como la medicina, que
afirmación. La opinión, por su parte, no es una inv ' ¡efiere a la salud, o la geometría a las magnitudes. La
ción, si?o que supone y~ cierta. afirmació~, mientras que prensión, en efecto, no se refiere a las cosas eternas e
que delibera, sea que deh~re bien o mal, mvestiga algo y óviles, ni a todas las sujetas a generación indistintamen-
~cula. En suma, el buen consejo es una especie de recti sino a aquéllas sobre las que se puede estar perplejo y
de la deliberación. Así, hay que inquirir ante todo qué ea 1>erar. Se ocupa, pues, de los mismos objetos que la
deliberación y cuál es su objeto. dencia; pero, con todo, no son lo mismo comprensión y
Puesto que la rectitud i¡e entiende en muchos senti dencia La prudencia es imperativa, pues su fin consiste
e~ claro que no cualquier rectitud es. puen consejo. El in determinar lo que debe o no hacerse, mientras que la
tmente y el malo podrán alcanzar con el razonamiento prensión se limita a apreciar. (La comprensión la toma-
resultado que como debido se propongan; de. modo aquí como sinónima de penetración, y lo que decimos
habrán deliberado correctamente, pero habrán obtenido los comprensivos se entiende también de los penetran-
hecho un gran mal, mientras que el buen consejo parece ).La comprensión no conSJ·ste tampoco en poseer 0 alcan-
cierto bien. Por tanto, el buen consejo es aquella rectitud
la deliberación que es capaz de alcanzar un bien. la prudencia. Pero así como al aprendJr se le llama
Pero también es posible obtener un bien con un mprender cuando podemos ya servimos de la ciencia, de
silogismo, y llegar a lo que es preciso hacer, pero no por misma manera la comprensión se aplica al ejercicio de la
procedimiento debido, sino empleando un término m ' ión al apreci,ar aquellas cosas a qu7 s~ refiere la pruden-
falso, de suerte que no es aún el buen consejo el acu cuando las 01!11.º~ de otro -:- es decir, ¡uzgar rectamente,
por el cual se obtiene lo que debe obtenerse ·mas no por rque el recto ¡u1c10 es lo mismo que la buena compren-
medio debido. ' 'n. Y de hecho la comprensión (según la cual llamamos a
A más de esto, puede uno llegar al resultado de nos penetrantes o de perfecta comprensión) ha derivado
después ~e haber deliberado largo tiempo, y que otro ll nombre de la acepción que tiene en el aprendizaje cientí-
a lo mismo rápidamente. Y así, en el primer caso no , ya"que a menudo al aprender lo llamamos comprender.
mos aún el buen consejo, que es cierlamente la rectitud
pensar con respecto a lo provechoso, pero una rectitud XI
se refiere,tanto al fin, como al modo y al tiempo. La cualidad que podríamos llamar consideración, aten-
Pued~·- además, tene~ buen consejo 'ya sea en gene ndo a. la cual decimos de ciertos hombres que son consi-
con relac1on a un fin particular. El buen consejo en ge ados y que muestran tener indulgencia, no es otra cosa
es el que nos endereza hacia ·el fin en general, y el que e el recto juicio de lo equitativo. La prueba es que del
. en particular hacia un fiil particular. · · ·
i · '- · Si, por tan!:<>,. el deijberár bierl ~. propio de los pru lambre equitativo decimos ser más que todos indulgente,
equidad la entendemos como la indulgencia en ciertas
· ,tes, el buen consejo será '_!D'contlusi~ la. rectitúd del
133
.132
circunstancias. La indulgencia, por ende, es una co 5 0 prudentes no men?s que ~ las propos~cio~es de-
consideración que discierne lo equitativo; correcta, se ableS, porque como tienen 01os de efper1enc1a, ven
tiende, con relación a la verdad. tamente.
Ahora bien, todos estos hábitos tienden, como es QU~da dicho, por tanto, lo que son la prude~cia y l~
nable pensar, a lo mismo. Cuando atribuimos a ciertas · ría, y los objetos a que una y otra se a~l1~an, as1
sonas consideración, comprensión, prudencia e in tuició11t 0
que cada una es la virtud de una parte dJStmta del
pleamos estos términos en la creencia de que los
que tienen consideración e intuición bien ejercitadas,
asimismo prudentes y comprensivos. Todas estas facul XII
en efecto, se refieren a las últimas determinaciones de
actos y a los casos particulares. Cuando un individuo Preguntará alguno por ventura para qué son útiles estos
juzgar en asun~s en que debe hacerlo el prudente, mu ¡tos. Porque la sabiduría no contempla cos~ alguna de las
se comprensivo y considerado o indulgente, . como q hacen feliz al hombre, dado que no conc1erl3e. al orden
que l~ acciones equitativas son comunes a todos los devenir. La prudencia sí que ·tiene este merito; ma~,
bres de bien en sus relacio,nes con terceros. Por otra qué habemos menester de ella? Pues si la prudenc1~
todo lo que ~ d~l ord~n _dé la acción pe~enece a lo p sobre lo que es just.o y bello y bueno p~a el hombre,
lar y a lo último (todo lo cual es menester que el prud todas cuya ejecución es propia del varon es~orza~o,
lo conozca). Ahora bien, la comprensión y la conside Por saberlas estaremos más dispuest.os a la accion, s1 es
se refieren también a las cosas por hacer, que son las d que las v;irtudes son hábit.os. No de otro mod? acon-
mas. Y la intuición asimismo concierne a lo último en con el cqnocimiento de lo que es saludable y y1goroso
has direcciones, pues así los términos primeros como do estos términos significan no lo que produce la salud
postreros se perciben por intuición y no por discurso vigor, sino el resultado de tales dispos~cione~, pues no
razón; y así como la intuición teorética aprehende los tener el arte de la medicina o de la g¡mnaSJa seremos
minos inmutables y primeros en las demostraciones, aptos para olrar saludablemente. Y si, de otra parte,
también la intuic!ón práctica aprehende en ios i:.az.o n os de decir que la prudencia·es útil no P#!ª conocer l~
tos del obrar el término último y contingente que es aq des, sino para hacemos virtuosos, aun ~1 la prudencia
premisa menor. Porque los hechos particulares son aquí será de ninguna utilidad a los que son.virtuo~os, co1!1o
principios para alcanzar el fin, como también allá de poco a los que no lo son. Ninguna diferencia habra a
particular se llega a lo universal, siendo, por tanto, roen respect.o entre los que tengan prudenc~a y fos qu~, sin
que se tenga percepción de los hechos,particulares, que erla, se dejen conducir por los que la tienen; debiendo
precisamente la intuición. 1.1os obrar en esto como obramos· en lo tocante a l~
· Por todo esto se cre_e que todas estas facultades son d en lo cu~ aunque deseamos estar sanos, no por eso
don natural, ya que si nadie es naturalmente sabio, sí diamos medicina. A todo lo cual añadirí~e ~l abs~do
cambio parece~ tener los hombres naturalmente co.nsid que Ja prudencia, siendo inferior a la sab1dµna, tuviese
ción y comprensión e intuición. La prueba es que cree ·orío sobre ella, desde el momento qqe la facultad que
que tales facultades acompañan a ciertas edades de la vi duce una oosa gobierna y manda sobre esa cosa. Estas
es decir que tal edad .lleva consigo intuición y consid las cuestiones que debemos di&:utir, ya que hasta ahora
ción, como si la naturaleza fuese la causa de ello: J.J nas hemos planteado las dificultad~. . . ,
(De aquí que la intuición sea a la vez principio y Dig8IJlOS en..p.Jinier Jugar qye la p~g~~a-sabiduna
porque los mismos hechos son a la vez el origen y el ob necesariamente ape~l~por. s1 rou;mas en o como
de las demostraciones). ' virtudes d~ia§ dos partes d.el a racional., <_<.ª-da una.de

--
Por todo esto debemos atender a los dichos y opini suya esto aun en el caso de~in~de...ellas produ-
indemostrables de los hombres de experiencia y de los e ecto ai¡i¡no:-fiero es que, además, Jo producen,

134 135
. y hace incurrir en error en lo tocante a los principios
aunque no a la manera que el arte de la medicina produ la acción. Claro está, por ende, que es cosa imposible.ser
salud, sino en el sentido en que la salud misma es cau: prudente sin ser. bueno.
una activi~a.d saludable. Pues así ~1?ién la sabi~úría
duce la fehcidad, porqu~ siendo una parte de la virtud to
hace al hombre dichoso-por su hábito y por su acto. xm
Asimismo, la obra del hombre se consuma adec.u aeinos de considerar, por tanto, una vez más la virtud,
mente sólo en conformidad con la prudencia y la · ue el caso de la virtud es muy semejante al de la pru-
moral, porque la virtud propone el fin recto y la prud . en relación' con la habilidad. Pues así como estas
los medios conducentes. (De la cuarta parte del alma de ·<1ades; sin se~ idénticas, son parecidas, así también la
parte n"Qttjt~va, no ~ay virtud semejante, pues no de' d natural con respecto a la que lo es en estricto sen-
de ella en absoluto obr.ar o no obrar).
En cuanto a que por la prudencia no estemos más ~ opinión común la de que cada tip<? de carácter está
puestos a la práctica del.bien y )ajusticia, hay que eni aigún modo en nosotros por naturaleza; y así somos
de un ~oco m~ arriba, tomando lo .siguiel\te como pu y temperantes Y valientes y tenemos las demás dispo-
de partida. Asi como decimos que algunos que ejecu nes directamente por 'nacimiento. Mas con todo ello,
actos justos no son aún por ellos justos, como Jos que ramos otra cosa, que es el bien propiamente tal, y q~e
~tan las · prescripciones legales, pero a pesar suyo 0 as virtudes congénitas vengan a pertenecemos de otra
ignorru:cia o por algún otro motivo y no por ellas mis ra. Porque en los niños y en las bestias se encuentran
por mas que hagan de hecho lo que se debe y lo que ién los hábitos naturales; pero sin inteligencia son ma-
hacer el hombre virtuoso, así también, para ser virtu mente dañinos. En todo casci, puede observarse que
debe uno, a lo que parece, practicar cada acto con ci como , ~ un hombre de podeJ?sa constitución, que se
disp?sición, es decir, como res~ltado de una elección y e sin ver, le acontece resbalar pesadamente por no
motivo. de los actos mismos. Ahora .bien, la virtud es cie vista, otro tanto pasa en la esfera moral. Mas si, un
mente causa de la recta elección; pero en cuanto a las • re de buen natural alcanzare inteligencf., habrá dife-
que deben naturalmente hace,11ie en yista de Ja elección, ·a en su ácción; y el hábito, permanecienao semejante,
ya no pertenece a la virtud, sino a 'otra facultad. Debe entonces virtud ·propiamente tal. Por tanto, así como
pu~, detenernos en .este pun,to para darlo a entender la facultad de 'opinar hay dos formas que la détermi-
. claramente. , : la habilidad y la prudencia, así también en la parte
Existe .c~~rta facultad ·que se designa ·como habilidad, 1hay dos formas: una, la virtud natural, otra, la virtud
cuy~ condicion es Ja de poder llevar a la práctica todos ·amente dicha, y esta última no se .alcanza sin pru-
medios conducentés ·al fin establecido y de este modo · ·
canzarlo. ~i fuere bueno el fin, laudabl~ ·será la habilidad; &ta es la 1'.azón ~or la cual afirma!1 algun_?s 9ue todas
malo, sera mala' maña; y así, tanto de los prudentes· co virtudes son especies de la prudencia; y ast Sócrates en
de los mañosos decimos que son hábiles. Ahóra bien indagaba con acierto y·en parte erraba. En pensar que
prudencia no es esta facultad pero no se da sin 'esta fa~ las virtudes son partes de la prudencia, erra~a; pero ·al
t8:.d·. Y en este ojo del alma 'no puede sin virtud nacer que ~o se dan sin pruden~ia, estaba en lo Justo. ~.. la
hábito de prudencia, ·según se ha dicho ya y es manifi ba esta t:n que aun h~y. dia to~os cuanto.s defi~en la
Porque los silogismos prácticos tienen su premisa d, ·al de~i~ que es un habito y cuál es ~u .ob1eto, 8!1aden
esta manera· "Puto . mayor es un habito conforme a la recta razon, ahora bien, 1a
. · es que tal es el fin y el.bien supremo. .. razón es la que se conforma a la prudencia. Todos,
(cualquiera que sea; ya que para el argumento podem , parecen adivinar de algún modo que la virtud es Qn
tomar e~ que nos ocurra). Mas el bien sup:i;emo no apar ito de esta naturaleza, a saber, regulado por la pruden-
bueno smo al hombre bueno, pues la maldad trastorna ·

136 137

. /c
·Es preciso, con todo, ampliar un poc~ este con
l'orque no es meramente la disposición que .se ajust.a
recta razón, sino la qúe implica la. presencia de la
razón, la que es virtud; y la prudencia es la recta raz
estas materias. En suma, Sócrates pensaba que las v
. .. ,,
son razones o conceptos, teniéndolas a todas por formas
conocimiénto científico mientras que .nosotros pe LIBRO VI~
que toda vírtud es un hábito acompañado de razón.
Es patente por lo dicho q~e n«? ~s posible. ser horn E L,A CONTINENCIA E INCONTINENCIA .
bien en el sentido más propio, sin: prudencia, ni p
taínpoco sin ·virtud motal. Y por esto mismo quedar{t I
suelto el argumento por el cual se pretendiese de
que las virtudes están separadas entre sí. Puede ad de esto, d¡mdo principlo a otra materia, habemos de
que en lo que hace a las virtudes .natural~, el misnio ir diciendo que tres formas de conducta morat 9e-
viduo no esté naturalmente bien dotado con relación
das, de s.u~rte que pueda haber adquirido uq.a cuan
vJ.~l Yicio, J a ü¿_contin~ñcfa y fa beStiálldad o
dad. ~
no ha alcanzado otra. Pero en lo que hace a las virtud formas_iiontrarias de las dos primeras SQJl. patentes:
las cuales un hombre es llamado simplemente bueno
no es posible, puesto que al estar presente la prudenc
es la _gue llamam'?..s. virt}l!!;}a ~~ra .cot].t~encia. La que
pane a la brutalidad convendria prop.iamente llamarla
es uña, estarán presentes al mismo tiempo las demás r11ud sobli}l~ heroica .y di~na, ~mo la que ex-
des. ' omero al hacer hablar a .Priamo con respect.o al
Es manifiesto. asimismo que aunque la prudencia Dpor extremo ~forzado que fue Héctor:
fluy~ en la conducta, habríamos menester de ella
la virtud de una parte del 8lma; :y lo es ~mbién q No parecía · '
habrá elección" recta sin prudencia ni sin virtud, porque Ser hijo .de varón' mortal, sino de un/líos.
p'l'Opone el fin, y' agué1la pone por ~bra los medios
centes al fm.
este modo, s¡, como se die~, los hombres se trall;5Í?r-
en dioses por exceso de virtud, es claro que tal habito
La· prudencia, sin embargo, no tiene señorío so el que podría oponerse a la brutalidad.. P9rque as(
sab\duría·ni sobre la parte superior del alma, como ta en la bestia no hay vicio ni virtud, tampoco en el
la medicina es sup'erior a la salud. El arte médica, en e sino que la.disposición moral en éste ~s alg? ~ ex~e­
· no se 'sirve de la salud, sino que consideta cómo se al que la virtud, y en aquélla, a su vez, un vicio de otro
rá; y sus precepto.s, por tanto, no van enderezados a la Y así como es raro encontrar un varón divino, como
misma, · aunque los da por causa de ella. Sería tant.o ' bran calificarlo los lacedemónios cuando ad~fran
decir que la política manda sobre los dioses, porqué entemente a alguno -es, dicen, varón divino-, así
sobre to~o cuanto ha de hacerse en la cfüdad. ién Ja brutalidad es rara entre los hombres.. Encuéntra-
bre todo entre fos bárbaros. En ciertos casos, sin em-
se produce como consectiencia de ·enfennedades y
~aciones. Y también infamamos con nombre de bes-
a los hombres que por su maldad ~ exceden en el

De esta disposición bestial, sin embargo, ya ·haremos


tarde alguna mención; del vicio hemos ?abla~Q ante-
ente. Por ahora hablemos de la incontinencia, de la

138 139
molicie o afeminamiento y de la lujuria, así coin0 d
continencia y de la firmeza perseverante. Ni hay que e ell absolut.o esta idea, sosteniendo por su parte que li"l
ner que estas dos clases de disposiciones sean cada una· ptinencia no existe, ya que nadie a sabiendas puede t
ticas a la virtud y la maldad, pero tampoco que se._ se en su conducta de lo mejor, sino por ignorancia....l
género distinto. f.sta teoría, sin embargo, está manifiestamente en desa-
Es menester, por tanto, así como en otros casos lo o con los hechos patentes. Y aun dado que la inconti-
mos realizado, establecer los hechos tal como apare ia fuese causada por la ignorancia, sería preciso inda-
comenzando por plantear la problemática, mostrar lo c0n respecto a dicho estado, cuál es el modo esp~cial
posible todas las opiniones más recibidas acerca de sobreviene dicha ignorancia, pues es evidente que el
pasiones; y si no todas, la mayor parte y las más au 11tinente no pensaba así antes de caer en Ja pasión.
das. Si las düicultades pueden resolverse, y quedan en Ngunos hay que con.vienen en ciertos punt.os de la teo-
las opiniones más aceptadas, la demostración habrá sóCrátic~ _Y en otr_os no. Reconocenque nada es más
suficiente. so 9~e~el~to ; pero. no recon9cen ue no
&, pues, opinión común la de que la continencia nadi~ obrar contra lo ue le parece me1or, y por esto
perseverancia se cuentan .entre las cosas tñ!:en~ y lau n que no fie~ocimiento, sino opinión, el que
así como lil incontinencia la m,olicie, por lo con minado por los placeres. Pero eñtonces, si es la opi-
entreJ.as m~ y_ vltupera~!es. Admítese, además,· q y no el conocimiento, si no es una convicción fuerte,
homtire continente es tamb1en el ~e_se atieJle al die débil, la que resiste (como acontece a los que están en
de fa razóñ, y qµe el incontiñeñte, por su parte, es ta ), deberíamos ser indulgentes con quien no puede per-
~l que se apar1a ae d1cñojJctame~. Admítese asimismo ecer en sus convicciones oontra apetitos poderosos,
el incontinente obra por pasión cosas que sabe malas y tras que para la maldad no debe haber indulgencia,
el continente, sabiendo que son malos sus deseós, se tampoco para ninguna de las otras cosas censu~bles.
a ~guil:los_po.i_wJ?.tl<> al rinci io ~l. Pién~ mos entonces que es la prudencia cuya resistencia es
munmente que el temperante es tam 1en continente y da, no obstante ser ella en extremo fuerte? Pero esto
severante; pero al continente unos lo c~n siempre surdo, puesto que en tal caso el m~mo hombre será
rante y otros no; unos confunden al desenfrenado ltáneamente prudente e incontinenf!, siendo así que
incontinepte y al incontinente con el desenfrenado in no habrá que diga que es propio del prudente obrar
minadamente, en tanto que otros dicen que son dife ntariamente las más bajas acciones. A más de lo cual,
Del prudente se dice unas veces que !!9 es posible qu s mostrado precedentemente que el prudente es acti-
inco~tinente; pero otras que hay algúnos prudentes y porque su virtud está en los últimos pormenores de la

dicen. \
t
~es, q~e son también lncontinent~s. Dícese, en fin, d Ión moral y posee las demás virtudes.
mcontmentes que lo son aun con respecto a la cóle Por otza parte, ~i_ el hombre continente se muestra tal
h?n?r y a la ganancia. Tales son, bues, las q e.níe_p.or j e.ner...deseosJueztes..y_.malos, resuIta gue
prudente ·no podrá ser cQiltinente 11i el continente pJU-
, como quiera que no es propio del prudente tener
11 't.os ni excesivos ni malos. Mas el hombre continente es
ester que tenga unos y otros, pues si los deseos son
,Yiniendo a las dificultades, p~d!ía preguntarse có os, malo será el hábito que impida seguirlos, y no será
~omtire que Juzga rectamente puede conducirse con· nces virtuosa toda continencia; y si, en fin, son malos y
tmencia. No es posible, dicen algunos, que se compo · , nada hay de extraordinario tampoco.
el holl}bre dotado de conocimiento moral. Cosa sorpre Además, si la continencia tiene como efect.o hacer a uno\ 7
te seria, como pensaba Sócrates ue al ' n o tenerse en cualquier opinión, será mala si hace.persistir 1
'!2,mine el conocimi~~to existefil~ en e sujetQ.._y_g una falsa opinión; y a la Inversa, si la incontinencia lo "'
al)'~e en torno de SI como a un esclavo. Sócrates CO a uno capaz de abandonar cualquier opinión, alguna 1
ntinencia habrá que sea liituesa, como la de Neoptole- .J
140
141

/
mo en el Filoctetes de Sófocles. Digno de alabanza es N pespués, si es el mismo o son distintos el continente y
tolemo por no haberse :inantenido en los propósitos q rseverante; y de la misma manera con respecto a las
persuadió Odiseo, porque le contristaba mentir. ' cuestiones emparentadas con esta consideración. \
Asitajsmo hay otra dificull:!l~ suscitada por el fa!§o sea principio de nuestra investigación el preguntarnos~ '\ ::
mento de los sofi~tas. Queriendo pa.;ru,· por hábiles; 1
tasj;_i;atan de refutar al adversario por medio de una co
sipn p~a4~s'¡iS,ity cuanªoJ1eji¡m: extfQ ruil.Qgis
ntinente e incontinente difieren or sus acj;®.O..,por J
osición, es ·decir, si solo po~ ejec.~. tales ~
ntínen~ el incontinente, o no m~_bien por su act~tyd, ,
es>
tante se convierte en aporía, porque está encaden or alguna de esas posas, sino po_r lo uno y poi; lo otro. "
e_!!tendimiento cu!üidoñ_q_guie~feners~- alª- ;; -,~~¡;egu~;;n:do lugar' hemoSdé preguntarnos ~o.ntinen...
pot_noA@.l;i facerle ni tampoco ru.L~asar ad¡!lante tinencia se a · ano no a s 1 cosas. Cuan.
poder ~tar l!Jl!ID!_!!len c1on:. Hay, pues, una razón sin ulterior calificación,. un ombre es llamadOlnconti-
tica-de la que resulta'q üela insensatez con incontine le no lo es en todas las cosas, sino en las mismas que el
virtud, y es así: si un hombre es insensato e incon · Írenado. Ni es i!!_con.tinen~por¿;:-e tef!!Ul.mRtemente -;
en fuerza de su incontinencia hará lo contrario de lo .Jllª ~-ndu~üe ~l dé~_n,_fr~a-~e~~s mismas cosas él ..
entiende que debe hacer;. pero como por su insensa- con~ria...en..esli! castUo misriÜl..qll.e_er esen- ,
tiende que ,las cosas buenas son malas y que no debe o);&mo por la especial manera de conducjrse. El desen- -
las, habrá hecho en definitiva el bien y no el mal. d0Ei°1mpehdó a 00rar por e iberada elección, juzgan~
A más de esto, el que por convicción hace y pers· que debe perseguirse siempre el placer jnmediato, mien-
cosas placenteras y las escoge deliberadamente, parece que el incontinente nó piensa así y con todo lo pe~¡,
será mejor que el que las hace no por cálculo, sino
incontinencia, porque aquél es más fácil de curar si En cuanto a la cuestión de que sea la opinión verdadéra
persuade a cambiar de opinión. Pel'O el incontinent.e el conocimiento la que se menosprecie en los actos de
bajo el proverl!)iQ que dice: "¿Para qué ha de beber el ntinencia, nada importa . para nuestra argumentación,
tiene el agua a la garganta? " Porque si por convicción ue algunos, aunque en est¡ldo de o~inión, no dudan,
ra lo que hace, cesaría de hacerlo al mudar de convi que creen saber c~titud. Si, I11es, por tener una
pero tal como es, por persuadido que esté que debe cción más remisá los que están en estado de opinión
una cosa, no menos hace la contraria. n con más facilidad .contra su convicción que los que
En fin, si la incontinencia y la ·c;:ontinencia se apli ocen de cierto, no será preciso establecer a este respecto
todas las cosás, ¿qwén es el simplemente incontine ncia alguna entre el conocimiento y la opinión, ya que
P~lJlue..nad~iene todas las incontinencias; y, sin e_ nos no dan menos crédito a sus opiniones que otros a su
de algunos decimos simp,le!Pffi!te ql!~s'QJDñCójítiAAñt.es. ·¡miento, como lo muestra Heráclito. Pero porque la
Tales SOJl,.Jllás o menos, las dificultades que se of resión "conocer" la usamos de dos maneras (pues tanto ·
de las cuales a~gunas conviene áespe]ar y otras dej -- que p;osee el conocimiento, pero no se sirve de él, como
lado,J>ues la solución de la dificultad es el descubri · que se sirve, se dice que conocen), por esto sí que habrá
1
de 1a verdad.· ncia entre hacer lo que ño se debe conociéndolo así y
considerándolo, y hacerlo conoci~ndolo y considerándo-
III Que pasara lo último, sería sorprendente; pero no lo es
que un hombre obre lo que conoce ser malo si no se pone
· Veamos, pues, en primer término si los incontin nsiderarlo en este momento.
son conscientes o no de la malicia de sus actos, y si lo Asimismo, puesto que en el silogismo de la a~ción hay
de qué manera. En seguida habrá que establecer con especies de premisas, nada impide que, aun estando en
ción a qué cosas es uno incontinente y continente es ión de ambas, pueda un<? obrar contra el con9cimiento
si ~on relación a todo placer y dolor10 a algu'nos d~te tiene, siempre que se sirva sólo de l~ proposición uni-

142 143
?e
v.arsal y no de la particular, porque ~o~ .~~os I?~icu partic':1lar de la clase general-, necesidad el que pudiere,
son.lOSJl.1!,e .se QOn~!! ,PO! obr~1 y_h~y lfiC::lµso unaa\Sf" si nadie se lo estorba, lo pondra por Obra simultáneamente.
que hacer en el térmi~o universal, qué unas veces ~-P cuando, por tanto, está en nuestra mente un juicio univer- /
· ~e~ sut~m;§,!Z~~robjeto; P?~ ~j~~pro, ·uno pu - ~ sal que ~os prohíbe gustar, y por otro lado el juicio general
que l?s ahmentos_secQ_~ so.!!. prov~Clíosos a· to~onoin~ de que todo !~ dulce es placentero" y el particular de que
.~?"e-·e1_es_...u,~. fif-m~i:e,_y...saber ª':1?. 9~e u,n ahmento de "esto es dulce . (y es ~sta premisa la que actúa), y si aconte- ¡
gener~ ~ se~Q•. p~;ro:.:p.ue-d~~~~- ~o~o~er ·o no ~~tu~• ce, que el a~t~to es.ta. ~resente en nosotros, entonces, por
_co~~J!UeJltO3e~ 9ue este~.~~ento~_es d~ tal g~nero. 1!18;5 que el p'rimer Juicio universal no~ ordene evitar este
por fá nto, una Oife en~a enorme enµ-e estos m~ ob¡eto, el deseo, con todo nos lleva a el capaz como es de
noc1.!Iii~..suert.é'.(íue no parece nada absurdo qne paner en movimiento cada'uno de los mi~·inbros del cuerpo.
_ inooriflñ~!!!'.. ~.;~?_oz~:'. ~~]P. ~od~; ·en ~11to. Q\!~ De este _modo ~s co~o puede suceder que en cierto senti~
-~-~f>renaente que obrar8-,~1-~QDoc1era del ·o tro modo. se .giacl1queia-4neont-meneiH>aje.Ja-tn-Aueneia-de-un·a-razon
A más <fe es'fií~suéed.e~úñ<iUe los hombreS:.posea6 y una opinión; pero una opinión no contraria en sí misma
conocimiento de otro modo distinto de los sobredlc síno solo por accidente, a la recta razón, puesto que lo qu~
porqúe aun en el c&So de tener c1;mocimiento sin ejerci realmente la_ contraría es el apetito y no la opinión. Y por
perc;bimos en tal hábito una diversidad, tanto que esto .l~ bestias no son incontinentes, poroue no tienen con-
decirse que en ~ierto sentido se tiene el conocimiento y cees2!l. deJo 1mivet§ª1 s'no re rese~emo ·¡ de
otro no, como le pasa al dormido, al demente y al ~.par.ticular-e · ~
Pues así están dispuestos los qué están sujetos a sus p ~ara ~r cuenta d~ cóm~ se disipa la ignorancia propia
nes. Los impulsos coléricos, los deseos venéreos y otros del mcontmente, volviendo \este al perfecto conocimiento
~ste género, manifiestamente alteran el cuerpo, y en al D1ora~, vale la misma explica~ión que para el ebrio y el
~cluso producen la locura. Es claro, por tanto, que de d~rmido, Y como. ':1? es exclusiva de aquel estado, hay que
mcontinentes debe decirse que están en una dispo · 01r en esto a los fis1ologos. ·
anfiloga a la del dormido: el loco o el borracho. El que ~esto qu~ la última premisa es una _opinión relativa a
hombres puedan hablar el lenguaje del conocimiento un_obJe~ sensible! Y es ella la ~~e detep1~a nuestros actos,
no prueba que lo posean, pues aun los que están en el mcontmente su1eto a su pas~on o no la tiene o la tiene de
estados mencionados dan demostraciones científicas y tal m?do que no se puede decir que el tenerla_sea un cono-
tan versos de Empédocles, ·y los que empiezan a apre cer, smo, un hablar, como el borracho que recita los versos
una cie~cia encadenan bien sus proposiciones, pero no d~, Empedocles. Y por no ~er e~ último ~ér~no univers~,
saben aun;pues para esto hay que haberse connatur · m, a lo ~ue creemos, ~n ob1eto de conocmuento en la mlS-
con ella, y esto pide tiempo. Hemos de creer, pues, que ~. medida que lo universal, parece entonces darse lo que
sentencias morales en boca de los incontinentes no Sócr~tes trataba de estab_Iecer. ~Ol'<lue cu~d~ la inconti-
otro valor que las recitaciones de los actores en la escena n~~.J'.Qiiuce, no..está..prese~l-eouoc1m1ento que se
Podríamos asimismo considerar la causa de la in ~ne por_verda~ramente tal, ni .e.s..e,s~ conocimiento el gue
nencia desde el punto de vista de la naturaleza humilna, ~ ~s~ado _de .una part~-~ ~or la ~asiÓn, sin9..,Yn
la sigui~nte manera. En el silogismo de la acción, la pre conoc1q11en~ de 1v,<!_o_Q~)~erc: ion sens1~le.
mayor es una opinión, mientras que la menor concie Sobre s1 es posible ser mcontmente a sabiendas o no, y
los casos particulares, que son ya .del dominio de la pe con qué especie de conocimiento, ·baste con lo dicho.
ción sensible. Cuando de ambas. premisas resulta sólo '

~
opinión, forzoso es que el alma asienta a la conclusión IV
razonamiento teorético, y-que en el práctico obre inm
1
:amente. Así, dadas las premis8s: "todo lo dÚlce debe Tras esto habemos de disputar si puede ser alguno in---
u arse" y "esto es dulce~' -en el sentido de ser un eje continente en absoluto o si lo son todos con cierta detenni- /
o
144 145
,.,
~ación; y si .así es, con. relación -a qué clase de objetos. n.in~~o de a~uellos otros tipos), por estar todos ellos en
Porque es patente que los continentes y los perseveran~ relacion en cierto modo con los mismos deleites y moles-
así como los incontinentes y los af~minados, lo son en loa ~· Mas no por referirse unos Y otros a los mismos objetos
plac-eres y dolores. se re~_eren del _m ismo modo, sino que Jos desenfrenados po;
Ahora bien de las cosas que causan placer unas son eJeccion Y, los_moontinentes sin elección. Por lo cual Uama-
necesarias, mie~tras que otras, aunque deseables por sí llll&. r(amos mas bien desenfrenado al que sin deseos o con de-
mas, son con todo susceptibles de exceso. Necesarias son las seos débiles persigue los excesos del placer o huye de las
que se refieren al cuerpo, y entiendo por tales las que ata. penas ligeras,, que ~que lo hace impulsado por violent.os
ñen a la alimentación y al comercio sexual, es decir las eosas de~os: ¿Q~e no hari el primero si le viniera además el
del cuerpo que hemos definido como la esfera propia del deseo 1uverul o una fu rte molestia por carencia de lo nece-
desenfreno y la templanza. Otras hay no necesarias, pero ¡¡ario?
deseables por sí mismas: mencionaré, por ejemplo, la victo. Siendo algun.os deseos y placeres en su· género bellos y
ria, el honor, la riqueza, y otras cosas de esta especie, bue. bonest.os '(no olvidemos nuestra previa distinción de los pla-
nas y agradables. Siendo est.o así, a quienes en estas cosas se ~res cuando _dijim_?s que unos son deseables por naturaleza,
exceden contrariamente a la recta razón que en ellaneside otros contrano.s a esto~ y otros intermedios) como las rique-
no los llamamos simpleme11te incontinentes, sino con adita'. r.as, la ganancia, la victoria y el honor con referencia a
ment.o, diciendo que son incontinentes en las riquezas, en la todas estas cosas, bien sean naturalmente' deseables 0 inter-
ganancia, en el honor y en la cólera. No se les llama simple. inedias, no se incurre en censura por ser sensible a ellas
mente incontinentes porque son distint.os de los incontine11- desearlas Y ª!°arlas, sino por hacerlo de cierto modo y co~
tes en estrict.o sentido, y sólo por semejanza puede'llamárse. exceso. A quienes se censura es a los que se dejan domi~ 0
les así. (Es como cuando hablamos de aquel vencedor en los persigue~ contrariamente a la razón, alguna cosa de esas
juegos olímpicos llamado Hombre, cuya definición especial oaturalmente honestas, como si procuran más honra de la
no difiere mucho de ia definición general de "hombre", pcr que les conviene o se preocupan en dema/ía por sus hijos 0
más que sí sea distinta.) Y ·1a prueba de que esas otras IUS padres. Buenos son estos afanes y dignos de loa quienes
personas son llamadas incontinentes sólo por analogía, está en ellos se emplean; pero con todo, puede haber aun en esto
en que la incontinencia, ya se la t.ome en absolut.o o con cierto exceso si alguien como Niobe llega a pelear hasta con
referencia a algún placer corporal particular, merece censun los dioses, o co~? Sátiro, apodado "amador de su padre",
ya no sólo como una falta, sino como cierto vicio, mientras que en la devoc1on paterna m·o stró extremos de necedad.
que ninguno de los incontinentes por analogía es así vitu. Ninguna maldad hay en estas cosas, por la razón indicada de
perado. ser cada una de ellas naturalmente apetecible, pero los exce-
Pero en los goces del cuerpo, por respect.o a los cuales sos son malos Y deben evitarse.
hablamos del temperante y del desenfrenado, al que sin De la misma manera, tampoco hay incontinencia con
elección deliberada persigue los placeres c'on exceso y evita respect.o a talés objetos, ya que la incontinencia no sola-
las penalidades, como las que vienen del hambre, de la sed, mente debe evitarse, sino q)Je ·ademáS es de las cosas que
del calor y del frío y de t.odo lo que tiene que ver con el merecen vituperio. Cuando en cst.os casos se habla de incon-
tacto y el gusto, pero siempre que lo haga contra su eleo. tlnencia por semejanza con la pasión involucrada, se añade
ci6n y su reflexión, se le llama incontinente ya sin la añad~ en cada uno una determinación especial, tal como cuando
dura de que)o sea en tal o c?al cosa -como cuando al~no hablamos de un mal médico· o de un mal actor, que no los
lo es en la colera-, sino sencill~ente en absoluto. (Pn]eba- llamamos simplemente malos. Pues así como en est.os casos
lo el hecho de que a los aferrunados los llamamos asi <:?ª 11 habla de este 'modo porque cada una de dichas incapa-
respecto a estos estados sensuales y no con respecto a lllllo cldad . ' . . . ,
guna de aquellas pasiones.) y por est.o adscribimos a lo es no es PJ:?Plamente un vicio, smo que solo se le
mismo al incontinente y al desenfrenado, y en otro grupo 11 parece por analog1_a, es c~aro q?e así tamb.ién el} lo. moral no
continente y al temperante ·(no haciendo otro tanto coa puede tomarse la mcontinenc1a y la continencia smo exclu-

146 147
sivamente con referencia a las mismas cosas que la templan. soJutamen~ h~blando, sino por semejanza, así como tam-
za y el desenfreno. Por semejanza apli~amos el término a la p<>Cº se llama 1~conti~ente en tal. pasión, al que, de la pro-
cólera, y por esto lo decimos con su añadidura: incontinen. pia suerte, ~e deja dommar de SJlS impulsos c91éricos.
te en la cólera, como también otras veces: incontinente en (Toda msensatez, cobard1a, desenfreno y malhUJ;nor
el honor o en la ganancia. Cllando so!1 e_xcesivos, son o bien estados bestiales, 0 bie~
estados 1;DOrb1~. El que de su natural es tal que todo lo
V tern~, as1 sea el ido de un ratón, es cobarde con cobardía
~t1al? como a el que de resultas de una enfermedad te-
Así como ciertas cosas son agradables por naturaleza, P18 ~medo de na ardilla. Y de los insensatos, hay unos
y de ellas unas absolutamente, y otras según las razas de irraci,onales por naturaleza, viviendo sólo como las bestias
animales y de hombres, así también hay otras que naturaJ. Por los sentidos, ~mo ciertas remotas tribus bárbaras, en
mente . no son agradables, pero que llegan a .serlo ya.por tanto que otros estan en un estado mórbido a consecuencia
efecto de un incompleto desarrollo orgánico, ya por la cos. de una enfen:nedad ~mola epilepsia o por locura.)
tumbre, ya por depravación original. Ahora ,bien, en cada De estas propensiones antinaturales es posible tener al-
uno de estos placeres antinaturales es posible observar el gunas ~ 1 ~'?ente a tiempos sin estar dominado por ellas,
hábito correspondiente. oomo si di1esem.~s que Fálaris hubiese refrenado su deseo de
Entiendo referirme, en primer término, a los hábitos comerse a un nmo 0 de entregarse a los placeres antinatura-
bestiales, como los de aquella hembra de quien cuentan que les. Pero otras veces no sólo se tienen estos deseos, sino que
desgarraba el vientre de las mujeres grávidas para comer&e 11? sucumbe.ª ellos.
los fetos, o como las cosas en que se complacen, a lo que se D~ la.nusma manera, pues, que la maldad que no excede
cuenta, algunos salvajes del Ponto Euxino, de los cuales I~ términos hu.manos es !~amada simplemente maldad,
unos comen carne cruda, otros carne humana, otros se ofre- ~entras que_la .inhumana d1cese maldad no en absoluto,
cen recíprocamente sus hijos para banquetearse con ellos, o sino con la anadidura ~e bestial o mórbi,da, del mismo mo-
también lo que se cuenta de Fálaris. He ahí ejemplos de do es el&"? <l;ue, por mas que haya una iilcontinencia bestial
bestialidades; sólo que en ciertos casos se producen Pe! r ?tra morbida, en su ~ntido absoluto la incontinencia es
enfermedad o por locura, como el que ofreció en sacrificio umcamente la coextens1va con el desenfreno humano.
a su madre y Juego se la comió, o el esclavo que hizo Jo ~s patent:e, por tanto, que l~ incontinencia Y. la conti-
propio con el hígado de su compañero. Jlj!DCt~ se_fil)hcan exclusiy;unente ílos mismos oQjfil¡Qs q~
Otros estados mórbidos hay que provienen de la cos. e~senfreno Y la templanza, y que co~specto a otros
tumbre, tales como arrancarse los cabellos, roerse las uñas, diS'tJ;ttos, hay otra fo~ma de 'incontinencia, llama<!!..a.sipor
comer carbón y tierra, a todo lo cual hay que añadir el me!ora Y no en senti~ absolut.ó. -
comercio sexual entre los machos. En unos se presentan •
estas cosas por naturaleza, en otros por costumbre, como en VI .
los que han sido violados desde niños.
Respecto de aquellos en los cuales la naturaleza es b Que la incontinencia de la cólera es menos afrentosa
causa de tales vicios, nadie los llamaría incontinentes, como que la d; los deseos, es lo que ahora hemos de considerar.
tampoco a las mujeres, porque no son activas, sino pasivm La, cole~a, a lo que parece, escucha hasta cierto punto a
en la cópula, ni se llamarían así, en fm, los que están en un la razon, solo que la escucha a medias, al modo de esos
estado mórbido como resultado de la costumbre. serv~doi:s apresurados que antes de oír todo lo que tiene
, 1:'ener cual~uiera de esos hábitos está más allá de 111 que dec1rseles, echan a correr y yerran luego en Ja ejecución
térmmos del vicio, tal como pasa con la bestialidad. Biet de .la orden, o como los perros, que antes de advertir si es
sea que uno los d~mine o que sea dominado por ellos, no lmt~ el que llega_, con ;;ólo que toquen a la puerta se ponen
hay en ello respectivamente continencia o inoontinepeia al> 1 ladrar. Pues as1 la colera, a causa 'de su calor y preste~a

148 149
Así, pues, la incontinencia del deseo es más vergonzosa
naturt.l, aunque escucha a la razón, no esc~cha su. m~da. que la de la cólera, como es manifiesto, siéndolo también
°
miento y se precipita a la venganza. La razon la ~magma. que jll conti encia la incontinencia se refieren a los deseos (
ción en efecto le han mostrado ser aquello ultra)e o llle- j.p!aceres del cuel'P, . .J
nogprecio· y la ~lera como si formase el silogismo de que1 Es preciso, s· embargo, tomar en consideración las di-
tal cosa hay que mdverle guerra, el}ciéndese de sú?ito. 14 (erencias entre tales deseos y placeres. Según dijimos al
concupiscencia, al contrario, _con solo que (la razon o) la principio, unos son propios del hombre y naturales, tanto
sensación le digan que el º~Jeto ~s placente;o, se lanza, en su género como en su intensidad; otros son bestiales;
gozarlo. De_aci.iaí qu~ la c?lera siga de algun '?odo a la 0tros, en fin, son debidos a deficiencias orgánicas y enfer-
razón pero la concup1scenc1a no, Y por esto es mas afrento. Piedades. Ahora bien, la templanza y el desenfreno se apli-
sa. El' incontinente en la cólera ~s~ de algún mod? suje~ a can exclusivamente a los primeros, por lo cual no decimos
la razón mientras que otro lo está solo a la concupiscencia y de las bestias que son ni temperantes ni desenfrenadas, a no
no a la razón. ser por metáfora y cuando una especie 'de·animales difiere
A más de esto, mayor indulg~ncia hay para ~lacto de en conjunto de otra por su lascivia, su salvajismo y su vora-
seguir los i?tpuls?s natur8!es, puesto que aun tratandose de cidad. Las bestias, en efecto, no tienen elección ni r¡icioci-
las concup1scenc1as, es mas excusable ceder a las que son Dio sino que son aberraciones de la naturaleza como entre
comunes a todos y en la medida én que son comunes. Peio los hombres los locos. '
la cólera y la .condición .difícil .son más. naturales. que los La bestialidad es un mal menor que el vicio, pero más
deseos de placeres excesivos e mnecesar1os.. E'.5 el c~ del )X>rrible, porque en el hombre bestial no hay, como en el
que se dL'>culpaba de golpear a su padre, diciendo: &te hombre vicioso, una corrupción del principio superior, pero
golpeó al suyo, y aquél a su antepasado'', Y mostrando ªlll es porque no lo..Jiene. Sería como si se comparase lo inani-
hijo, añadía: "Y éste me golpeará cuando sea hombre; n~ inado con lo animado para preguntme qué sea más malo.
viene de familia." Y también aquel otro ~ue, arrastrado !>U La perversión de lo que no posee el ·principio es siempre
su hijo , le exhortaba a detenerse en el dintel de la puerta, menos dañina; ahora bien, el principio f. la inteligencia. Es
puesto que él mismo no había arras~do a su padre sino iambién algo así cómo si se comparase la injusticia con el
hasta S:llí: . , . . . hombre injusto: resultará que, según los casos, una cosa es
, ~~mIS.~o, mientras los hombr:->. son m~ ~si.diosc., peor que la otra. Pero el hombre malo puede hacer diez mil
mas m1ust1c1as cometen. Pero el coleuco. no es msidioso, Di reces más mal que la bestia o el hombre bestial.
lo es la cólera, 'sino que se muestra abiertamente. Mas b
concupiscencia es como la Afrodita de que nos hablan lol
poetas: VII
La del linaje ciprio, que urde sus engaños En los placera; y molestias, deseos y aversiones del tac-
o como su bordado ceñidor de que habla Homero: to y del gusto, con relación a los cuales delfmitamos ante-
Talismán que arrebata la mente consistente del sabio. riormente el desenfreno y la templanza, puede ser tal la
Si, pues, esta incontinencia es más injusta y vergonzosa dlspos~ción individual que_ sea uno vencido aun ,por aquellas
que la de la cólera, podrá calificársela de incontinencia e1 lentac1ones que la ~youa suele vence!" y recipro~amente .
sentido absoluto, y en cierto modo de vicio. vencer aun. en aquellas en que los mas son v~nc1dos. De
Además, nadie que ultraja con insolencia recibe pe e6~s dos t!pos ~~ hombres, el que en los dele1t~ hace I~
por ello; pero el que obra por cólera tiene pena en lo q pnmero es m~ntmente; y el que lo po~ero , continente. Si
hace, y no placer, como el primero. Si, por tanto, los ac en las. molestias, e_l pnmero es afe~ad~, y el se~ndo
más injustos son aquellos contra los que más justamen ~~nte. Y ~os habito,s de la m.ayo!ia es~n e~ una ~itua­
podemos irritarnos más injusta resulta ser la inoontinen on mtennedia, por mas que se mclinen mas bien hacia los
por deseo, ya que e~ la cólera no hay ultraje insolente. hábitos peores.

150 151
Pero así como algunos placeres son ne~esarios y otros i';k)ctetes de ~dectes, mordido por la serpiente, o como
no, y unos y otros hasta cierto punto, mientras que los 'trción en el_~e de Carcino, o como los que, tratando
excesos no son necesarios, ni tampoco los defecto~, y coino contener su nsa, ~stallan todos en una carcajada como le
lo mismo es en cuanto a Jos deseos y a las molestias, el que nteci? a Xenofanto. Pero sí causa sorpresa el q~e alguno
busca placeres excesivos, 0 aun los necesarios con exceso, y v~ncido Y ~o pueda resistir a deseos a los cuales puede
lo hace por su libre elección, buscando el placer por si · tlr el comun de los hombres, a menos que eso no sea
mismo y no por otro resultado , est:e tal es desenfrena~o y tendencia hereditaria o por enfermedad, como en los
necesariamente incapaz de arrepentirse, por lo cual es tncu. es escitas, a quienes la molicie les viene de linaje, o como
rabie ya que el que no se arrepiente es incurable. El que naturaleza de la mujer comparada con la del varón.
peca' por· defecto es el tipo opuesto, Y el qu~ guarda el Pasa a veces por desenfrenado ·eJ que es muy amigo de
medio es el temperante. Y otro tanto debe decirse d,el.que etsiones, cuando en realidad no es sino un tipo delicado
rehúsa las molestias corpotales no por flaqueza de anuno, ue toda diversión, al ser una pausa en el trabajo es un~
sino por libre elección. ., jación del ánimo, Y el amigo de diversiones es un~ de los
(De los que no obran por libre eleccion, unos son anas. een esto se el$.ceden.
trados por el placer, y otros por ~straerse al d_?lor del Dos formas hay de incontinencia: que son el arrebato y
deseo insatisfecho de suerte que difieren entre si. Aho1t flaqueza. Unos, después de haber deliberado, no se man·
bien, a los ojos de todos aparecerá m~ .malo el que sin en en su decisión a causa de la pasión· otros por no
deseo alguno o a lo más con deseos debtles, comete algo r deliberado, son arrastrados por la pa5ión. P~rque así
vergonzoso, que el que tal hace con viol~ntos deseos, como o los que se cosquillean previamente no sienten después
también es más malo el que sin estar airado golpea que el cosquillas que otros les hacen, así hay algunos que, pre-
que airado lo hace, pues ¿qué no haría el primero si estuvie- tiendo y previendo Jos ataques de la pasión, mantiénense
se en un estado pasional? Y por esto el desenfrenado l!l 'cipadamente despiertos, y vigilante su ficultad razona-
peor que el incontinente). . , de suerte que no son vencidos de la pliión, ora sea de
De los caracteres antes1 descritos, .Ja deliber~da ~pulsa ite, ora de molestia. Y son sobre todo los de tempera-
de molestias es más bien cierta especie de afemmamiento, to vivo o excitable los que son incontinentes con incon-
así como la deliberada prosecución del placer es propiamen. ocia de arrebato; porque aquéllos por su impetuosidad,
te el desenfreno. . . estos otros por su vehemencia pasional, no esperan a oír a
Al incontinente se opone el continente; al afemmado el razón teniendo como tienen el hábito de seguir su fanta-
nstante, porque la constancia.está en el res~st~ y la con~ '
ncia en el dominar, siendo diferentes el resistir y el ~01m
ar, como también el no ser vencido y el vence~, por lo cual Vlll
más de preciar la continencia que la constancia.
El que desfallece en circunstancias en que la mayoría
resiste con éxito, es afeminado y muelle, ya que la molicie El desenfrenado, como queda .dicho, es impenitente,
que permanece en su elección; al contrario, todo
es una forma de afemin~iento. Es el que arrastra su man bre incontinente puede arrepentirse. Así, no se sostiene
por no to.marse el traba~o de levantarlo, Y que remeda la objeción que antes propusimos, sino que el desenfre-
enfermo sm pensar lo miserable que es por solo el hecho de es incurable y el incontinente curable. La perversidad
hacerse semejante al miserable. desenfreno se parece a ciertas enfermedades como la
mismo acontece en m pesía y la tisis; la incontinencia a la epilepsia. La pri-
inencia. No causa admjración el que alguno sea venc1 es una maldad continua; la segunda no es continua. Y
por fue es y excesivos placeres o penas, sino que más b' lando en general, la incontinencia y el vicio son di,feren-
es excusable si sucumbe habiendo resistido, tal como en su género, pues el vicio es inconsciente de sí mismo,

152 153
mientras que la incontinencia tiene conciencia de su flaq11e. IX
za. Y de los incontinentes son mejores los que momentánea.
mente se ponen fuera de sí que los que, mantenien<1o 811 Pero, ¿~-~~M._o continent~..s.e...apega-a cualquier
razón, no la acatan. Estos últi~~· al contrario de l~s p a o ~.c~n_, .sea a que]Uere, o sólo a la ue es recta? )
ros, son vencidos por una pas1on menor, Y no sin e~un~_c;ontmente ~Ll'!~_p~vera en cualquierelec-
deliberado previamente. Semejante es el inco.ntinente a '. ~pegago a cualquier norma, o oolamente s1 strdeficien-
que rápidamente se embriagan Y con poco vmo o con ni. con respecto a la ..noima no falsa--;;- a la ele · ,-
' ? Tal f l d.fi - ~ .¿...:~ CClOn
nos que 1a mayoria. . . . ~e a i 1cultad que antes suscitamos. Quizá
Es evidente, I><?r, tanto/ que la mcontmencta n? es111 a que .decir qu~ aun~ue accidentalmente pueda tratarse
vicio (a no ser qmza de cierta manera), porque la mcon cualquier elecc1on, esencialmente es a la norma verdade~
nenci.~ es fuera de ~lección, mientras que el yicio es y a . rec.U!__eleccicltLa~ contmenie::se:apega..y el
eleccion. En las acciones a que lle~an son, sm em ntn¡ente-no se apega. Porque si alguno elige 0 persigue
semejantes; como lo que decía Demodoc.o de los mil · pol' ~totro, esencialmente es esto último lo que persí-
"Verdad es que l~ ~lesios no, son ~~c10s; ~ero h~cen Y. elige, a~nque accidentalmente lo primero. y por
mismo .q~e los nec1qs ,i:Pues ~1. ta'?~1en los mcontinen ncialmente entendemos lo que es en absoluto. De mo-
no son m1ustos, pero cometen m1ustic1as. , p~es, que p~ede acontecer que en cualquier manera de
. Ahora bien, puesto que el incontinente es de tal.cal! on el continente esté firme y el incontinente vacile·
que persigue los placeres del cuerpo excesivos y contrari .~bsolutamente hablando, se trata en ambos casos del~
la recta razón, pero no por estar convencido de ello, · ion verdadera.
tras rque el desenfrenado tiene esta convicción porque Algunos hay que se aferran a su parecer y que son lla-
cortstituciór¡. moral,, es de, tal condición que l~ µeva a os testarudos ~orno gentes difíciles de cpnvencer y nada
guir dichos placeres, resulta que el primero facilmente Hes de pe!Suadir a mudar de parecer, los cuales tienen
de ser persuadido a mudar de conducta, pero no el úl de sen:e]ante con el hombre continenfl, como el pródi-
Porq'!le la virtud y el vicio respectivamente preservan y con.el liberal Y el temerario con el osa!lo; pero son con
truyen el primer principio; y en las acciones la causa f/llal 0 dtf~rentes en ~\}chos puntos. ~ uno, el continente,
el prip.cipio, como en las ma~emáticas los postulados. Ni ~bia P~~ la pas1on Y el deseo, pero es fácil de pel'Sua-
ética ni en matemáticas, por lo demás, es el raciocinio 61 la ocasion se presenta, .Y seguirá ~iendo continente. El
que enseña los principios, sino que la viitud, sea natural, •.el tes~rudo, no se deja persuadir por la razón, y en
adquirida por costumbre, es la que enseña a sentir bio admtte los deseos Y es arrastrado a menudo por los
mente el principio. Tal es el temperante, y su contrario ~es.
desenfrenado. ~tpos de testarudo~ son los casados con sus opiniones,
Hay, con todo, ciertos hombres que por pasión tr tpioran~ Y los ru.sticos. Y los que se aferran a sus
san los límites de la recta razón, a quienes la pasión do iones hacenlo Pº! mfluenc~a del placer y de la pena:
para que no obren conforme a la recta razón, pero a qui anse. de vencer, s1 ya despues no vienen a desengañarse,
no domina al punto de hacerlos tales que est.én persuad entr1Stecen de ver sin efecto los decretos de su volun-
que deben buscar sin freno los placeres. Este tipo de ; por t~do lo cual aseméjanse más bien al incontinente
bre es el incontinente, pref'erible al desenfrenado y no al continente.
en absoluto, puesto que en él se salva lo más excelente, Algunos ;1tny q~e no perseveran en sus decision~, y no
es el principio. Y 'contrario a éste hay otro, que es el eso ~on. incontinentes, como Neogtolemo en el Filocte-
persevera en su elección .y no es llevado fuera de sí de ~focles. Cierto que fue por el placer por lo que no
pasión. vero, perP., era un placer honesto, puesto que. para él
T De lQ dicho es notorio que la continencia es buen placentero. decir la verdad, y sólo a instigación de Odi-
<._to, Y la incontinencia mal.o. había podido persuadirse a mentir. Por tanto, no todo

154 155
..,
1

el que obra algo por el placer es ni desenfrenado, ni lllalo,n¡ Tamp~o ~ecimos que el incontinente sabe como el que
incontinente, sino el que lo hace por un placer vergonz~ e conc1en~1a y contempla, sino como puede saber el q ue
Puesto que se da también el tipo del que goza menos e o esta ebrio. Qj.e~aEt!ll incontinente obra volun-
lo que conviene los placeres del cuerpo (y en este punto e , P~ de algún modo sabelo que hace_y_por qué
acata la razón), entre éste Y ~l inco.ntinente ocupa ~l con todo, no es malo, pues su elección moral es aú~
no medio el continente. El incontinente no se atiene a pa; en suma, es malo a medias. Ni tampoco es injusto,
razón por algo más; el otro t11:mp~co por, al~ menos; tD que no trata de hacer daño deliberadamente. Porque
continente se atiene y no cambia m por mas m por men J!!5 tipos de \ iEcontinentes antes descritos, el uno no
y como la continencia es virtuosa, forzoso es que arn vera en. lo que .ha resuelto tras de haber deliberado, y
hábitos contrarios sean malos, OOmo de hecho parecen otro, el tipo excitable, no delibera en absoluto. Asemé- .
lo. Mas como notoriamente uno de ellos se da en POCOS el incontinente a una ciudad que promulga todos los
pocas veces, y así como la templanza parece ser· el · tos debidos y posee leyes excelentes pero que no las
contrario del desenfreno, de la misma manera la contin ·ca, como decía bu~lándose Anaxandrid~:
·p arece oponerse sólo a la incontinencia.
Por otra parte, como muchos términos se predican

cia del temperante, porque el continente, as1 como el


de •

cal~ leye.s, per~ las malas leyes.


perante se dicen ser tales por no hacer nada contrariam La incontine~c.1a Y la continencia consisten ambas en un
a la razón por cau~ de los placeres del cuerpo. Pero ,eso de los hab1tos que en~e los homb~es se h~an co-
diferencia está en que el primero tiene malos deseos, y m~nte, porque el continente persevera mas y el
f
' /~ creto la ciudad a la que nada le i mportan las leyes,
semejanza, ha venido. por asimilación hablar ~e la con · ntras que el hombre malo es como una ciudad que sí
.

<>
"
"-
segundo no los tiene; siendo éste de tal con~ituc.ión que ntmente menos ~e lo q~e son ~apac.~ la m8:yor ,P~·
recibe placer de lo que es contrario a la razon, mientras De las dos especies. de 1~continenc1f es mas facil de 41

aquél, recibiendo placer, no se deja arrastrar por él. la de los <p e son incontmentes por su temperamento ~
jantes son también el incontinente y el desenfrenado, itable, que no la de los que deli~~raron. bien, pero que r
con todo son diferentes. Ambos persiguen los placeres pe~veran en ello. Son tamb1en mas curables los 6
cuerpo, pero con la diferencia de que el último piensa ntmentes P?r <:<>~tumbre que los que lo son por natu- r
hay que hacerlo y el primero no lo piensa. . a, pues mas fac1l es de mudar la costumbre que la
' turaleza. Pero por esto mismo es difícil mudar de cos-
bre, porque la costumbre es semejante a la naturaleza
X o dice Eveno: '
Afirmo, a migo, q ue un diuturno ejercicio
No es posible que el mismo hombre sea a la vez
acaba p or ser para los hombres una naturaleza.
dente e incontinente, porque ya está demostrado que
prudente es juntamente virtuoso en Su carácter. Asim' Queda dicho, en suma, qué es la continencia y qué la
ser prudente no consiste sólo en el saber, sino en el o ntinencia, qué la constancia y qué la molicie, y cómo
ahora bien, el incontinente no pone por obra l~ que • dispuestos entre sí estos hábitos.
Nada impide, por lo demás, que el que es pronto en en
der sea incontinente, por lo cual a veces pasan por pru XI
tes ciertas personas que, por otra parte, son incontine
porque la prontitud mental difiere de la prudencia de La teoría del placer y del dolor es del dominio. del que~
manera .indicada en los razonamientos antériores. Pró fa sobre la política, porqu& él es el arquitecto del fin
son una de otra en tanto que facultades intelectuales, Vistas al cual llamamos a cada cosa buena o mala en
diferentes en el propósito ~e la elección moral. luto. - ....)
156 157
.\simismo, esta investigación es una de las tareas que se a los placeres que parecen malos, hay unos que lo son en
nos imponen. Hemos establecido, en efecto, que la Vhtu4 tfdO absoluto, mas para alguno podrán no serlo sino
el vicio moral tienen relación con dolores y placeres; a5 de su preferencia. Otros hay que no lo son ni para
mayoría, además suele decir que la felici(lad va aco~liriñfinaao i~dividuo,a no ser alguna vez y por corto
ñada de placer, y por esto la denominación de bienaven po, por mas que no sean realmente 'deseables. y otros
do se deriva de un verbo que significa regocijarse. que no son en absoluto placeres; sino que sólo lo pare-
Ahora bien, paréceles a algunos que ningún placer , como ~n los que van acompañados de dolor y que se
bueno ni en sí ni por accidente, porque no son lo · 'ben en vista de la curación, por ejemplo los placeres de
bien y' placer. Para otros, cierto~ placeres son buenos, enfermos. __,,
la mayor parte malos. Y hay aun, en tercer lugar, quie Asim~mo, siendo _el bien de dos maneras: actividad o
opinan que aun concediendo que todos los placeres do solo .Por accidente ~iáp placenreros los procesos
buenos, con todo eso no puede ser el placer el sumo nos r~tituyan a nu§tro esta o a uilil püesto ·q ue,
Para sostener que ningún placer es un bien en nin do satisfacemos nuestros deseos el verdadero placer en
sentido, se dice que todo placer es un proceso conscle radica en lo que que~a del estJido natural. Y de otro
hacia un estado natural y que ningún proceso es del hay placeres. ~in dolor ni deseo, como son los placeres
orden que su respectivo fin, como, por ejemplo, n· la contepiplacion,,Ios cuales no suponen alguna deficien.
edificar es edificio. Que, además, el temperante huye de natural.. y la prueba_ d.!_ que los q~ la suponen s'.on
placeres; que el prudente persigue la ausencia de dolor, res accufentales:rt!Sfa en que Tos hombres no reciben
no el placer; que los placieres son un obstáculo al eje r de las mismas cosas cuando su naturaleza se astá
del pensamiento, y tanto más cuanto mayor es su do que cuando ha sido restituida a su estado normal
como los placeres venéreos, en los cuales nadie puede que. en este caso gozamos de los p)#ceres absolut.Os, y
sar nada. Que, por otra parte, no hay ningún arte del p el pnmero aun de las cosas contrafias al placer pues
siendo así que toda obra buena es efecto del arte, Y. que, nces gustamos de cosas ácidas Y amargas, que ~o son
fin, los niños y las bestias persiguen los placer~. dables por naturaleza ni agradables en absoluto. Los
tes que producen no son, por tanto ni naturales ni
En apoyo de que no todos los placeres son buenos, lutos, puesto que así como las cosas placenteras difie-
dice que hay algunos vergonzosos y reprobados por t.o entre sí, así también los placer~s que de ellas resultan
así corno otros nocivos, ya que ciertas enfermedades pro A más de esto, .no se colige de necesidad que haya de
nen de los placeres. r otra cosa meJor que el placer, tal como a decir de
Para defender, por último, que el placer no es el nos, es el fin mejor que el proceso. Los plac~res no son
supremo, se dice que no es un fin, sino un proceso. efecto, procesos, ni son todos fricidentales a - roces:os'
Tales son, sobre poco más o menos, las opiniones _9.!l_!l algunos hay que son actos y fines (placeres que ñ¿
rrientes. <lan cuando estamos adquiriendo una fecultad sino cuan-
la ejercitamos), ni todos los placeres tienen ~n f"m dife-
XII te de ellos mismos, sino sólo aquellos que van encamina-
ª la perfección de la naturaleza. Por lo cual no está bien
De esas razones no resultá, sin embargo, que el p · que el p~acer es un proceso consciente, sino que más
no sea un bien, ni que no sea el sumo bien, como se debe decirse que es el acto del hábito o estado confor-
patente por las siguientes consideraciones. a la naturaleza; y en lugar de "consciente" hay que decir
En primer lugar, puesto que el bien es de dos man obstáculo" . Y porq~ el plaeer es un bien en estricto
el bien en absoluto y e relativo a alguien, síguese qu · do, paréceles a algunos que·es un proceso; pero es por-
naturalezas y losnabfios, asíoomo los movimientos. y pie°:c;an que el acto es un proceso, cuando en realidad
cesos, se dirán buenos en Jllguno de esos sentidos. En sa diferente. ·

158 159
Del otro lado, pretender que los placeres son malos Por. estado neutral que sería el bien, ya que ni el mismo
que hay ciertas cosas placenteras ~ue son causa de_enrenne, 11sipo sostenía que el placer sea esencialmente un mal.
dades es tanto como decir que ciertas cosas buenas Para ~~a impi!f~ que_el, ~ID'..filn..O_sea un ciert~JHacer,
salud 'son malas para el bolsillo. Cierro que, en sentido mas que haya algunos placeres malos, as1 como na a se
tivo tanto las cosas placenteras como las saludables pu ne a que haya alguna forma de conocimiento excelente,
ser ~las, pero no por eso son en sí ma~as, pues aun ué otras sean malas. Más aún: quizá sea necesario que,
contemplación intelectual pue~e a veces danar a la salud. e el momento que para cada hábito hay actos desemba-
Tampoco es un obstáculo a Ja pru~e~cia n_i a nin · os, la felicidad sea el · acto (libre de obstáculos) de
otro hábito moral el placer que de tal habito procede, · ellos o el de alguno que sea el más digno de nuestra
sólo los place"Yes q\fe le son ajenos. ~ así, lo~ pl!iceres ión; ahora bien, semejante acto es placer. Así, bien
vienen del contemplar y del aprender nos haran contemp ía ser que cierto placer fuese el bien supremo, por más
muchos placeres sean malos, y aun tal vez malos en
y aprender más. .
Juto. Y por esto creen todos que la vida feliz es pla-
En cuanto a que-ningún placer es ob.ra del arte, esto tera, Y con razón implican el placer en la felicidad, por-
puesto en razón, como quiera qu~ no hay arte de n~ ningún acto impedido es perfecto, y la felicidad es una
acto, sino de la potencia, y por mas que el arte de la las cosas perfectas. Por esto el hombre feliz ha menester
mería y el arte culinaria pare?<can ser las artes del placer. iementariamente de los bienes del cuerpo así como de
Por lo que ve al argumento de que el temperant.e bienes exteriores y de los dones de fortu~a, a fin de no
de los placeres, que el prudente busc~ simplemente una r, por su falta, embarazo en sus actos. Decir que un
sin dolor, y que los niños y las bestias busc~n los pl re en el potro .o caído en grandes d~enturas es feliz
todas estas objeciones se resuelven c~m la !llisma respu sólo que sea virtuoso, es decir vaciedldes voluntaria o
Hemos explicado, en efecto, en que_ sent~do hay pl luntariamente. Pero del hecho de que sean necesarios
b~_en.ahsolut9, así como en que s~nt~do no todos ementariamente los bienes de fortuna, no se sigue, co-
placeres son buenos. Ahora bien, estos ultimos son los creen algunos, que la dicha sea lo mismo que la prospe-
buSCañ asbestias y los niños (y el prudente l~ ~usenc~ , cuando en verdad no lo es. La misma prosperidad, si
dolor que la necesidad de tales placeres origma), s1 cesiva, puede ser obstáculo, y quizá no sea ya justo
todos estos deleites acompañados de deseo y dolor, ~s la entonces prosperidad, ya que su definición debe
los placeres corporales -pues de ellos se trata- asi co en relación con la felicidad.
sus excesos, por los cuales el desenfrenado es desenfren E.!J!echq d~ ql.!! todos, bestias y hombres, pel'.Sjgan e~
Por esto el temperante evita estos placeres, porque ,2j_PU~e ser un indicio de que el placei: ~s de algún
también los placeres del temperante.
- ----- ..,.._
o el bien supremo:
Ninguna voz, por muchos pueblos proferida,
XIII puede del todo perecer. . .
Mas al mismo tiempo reconócese que el dolor es un Pero porque ni una misma naturaleza, ni un mismo há-
y que debemos huir de él, pQrque un~ veces es un mal. 1 les es a todos el mejor, ni les parece, de aquí procede

absoluto, y otras puede ser en algun respecto ~n aunque todos •procuran el placer, no todos procuran el
pedimento. Pero lo contrario de lo que hay que evitar, placer. Sin embargo, bien podría ser que todos
tanto que es un mal que merece evitarse, es u.n bien. 'guieran el mismo placer, aunque no sea el que piensan
consiguiente, es forzoso que el placer sea un b~en. Po que sabrían nombrar, y ello por la razón de que todas
no es satisfactoria la respuesta que daba Espeusipo al cosas tienen por su naturaleza algo de divino. Y si los
que, así como lo mayor es contrario tanto de lo ~ res del cuerpo han usurpado para sí los derechos del
como de lo igual, así el pla~er y el dolor son con~ re, débese. a que lo más a menudo es a ellos a los que

161
160
se entregan los hombres y a que todos participan de ~llos,y !llO si fuese una medicina, ~l exceso de _p_lace~ y en gene-
como son los únicos conocidos se cree que so1;1 los.un~ el Jacer del cuerpo. Viofentas son estas curaciones, y si
Es patente tambi~n qu~ si el plac2 r !1º~ ?n bien uscan es por parecer propias a combatir el estado con-
acto ñOés glacer:"ño-ñábra néces~ad 2: 9u~ v1~a~plí 0• .
ramente el hombfe íeliz pues;-- ¿para que nabria men (Por las dos razonés antes enunciadas parece no ser bue-
del placer siñ'Oésüñbi;n? Al contrario, s~ ~ida P?dría el placer a saber, porque algunos placeres son acciones
- incluso dolorosa, porque si el plac~r no es m un,bie~ provienen de una naturaleza viciosa, bien sea por naci-
mal tampoco 1o será el do"lor, Y entonces, ¿a q~e evitarlo · nto, como en la bestia, bien por costumbre, como en los
bi
Ni vidi del hombre virtuoso sería entonces mas plat>en IJlbres viciosos; y en segundo lugar, porque otros placeres
..raque la de otros si no lo son sus aci os. . · a modo de medicinas que nos restauran a un estado .
tural en el cual es mejor estar que llegai: a estar. Sólo que
XIV últimos placeres sobrevienen en el curso de un proceso
la Ja perfección natural, y por tanto, no son buenos sino
En lo que se refiere a los..:elacyres_del c~o, hay r accidente). • ·
examinar la ºRmióña~ ros~que dicen que hay .algunos p Los placeres del clteq>a, además, son buscados ~causa
res dignos de escogeise en gran manera, a saber, l~s pla su ~hemencia por los. que no pueden gozar de otros (y
nobles, pero no los del cuerpo. ~ l<?s que son 0~1eto ,de algunos se provocan una sed de ellos), Jo cual no es de
deseos del desenfrenado. Mas si as1 es, ¿por que ·razo_n render si tales placeres son inocuos; pero si son nocivos,
tonces los dolores contrarios son malos? ¿O no es e~ bien malo. Hay hombres que no tienen otras fuentes de
contrario del mal? . ía; y para muchos, además, un. est;jlo neutro llega a
¿Diremos acaso que los placeres necesarios son penoso a causa de su naturaleza. Porque como lo
buenos en la medida en que lo que no es malo es ~u~ tiguan los filósofos naturales, siempre el animal padece;
que lo· son hasta cierto punto? Porq~e en los hab1 icen que el ver y el oír son de suyo cosa de pesadumbre,
movimientos en que no hay exceso d~_b1en, no puede )1 o que (a dicho de ellos) estamos ya a ello habituados.
tampoco exceso de placer, mientras que en los que adml
¡0 priméro, puede también haber exceso de placer.. De manera análoga, en la juventud, por causa del creci-
bien, en los bienes del cuer_I>2 puede haber e'l{ceso, y nto, están los hombres en un estado análogo al de Ja
malo consiste entonc~en buscar ~l exc~so y n Q en~pro iaguez, y así es deliciosa la juventud. En cuanto a los
sirnPfementéiosplaceres ne~io~ p~rque t~dos, en naturaleza excitable, necesitan siempre de un alivio, a
na medida, gózanse en los man1ares Y vinos, as~ como en de que por su especial composición.está su cuerpo en
placeres del amor, pero no todos com~ ~s debido. Mas tante estado de irritación, y se hallan continuamente
dolor es al contrario: no se huye tan solo d~ su ex~o, la influencia de un vehemente apetito. En ellos, pues,
en geñeral, porque no es el dolor lo .sontrario ~el ~xc placer despide la tristeza, ya sea un placer realmente
placer, a no ser para el fiombré gue procure dicho ex tzario, ya cualquiera, con tal que· sea violento; y por
Es preciso, sin embargo, no solo ~clarar la ~e~ad, causas acaban esto~ hombres por ser desenfrenados y
también la causa del e).'lor. Hacerlo as1. es contribuir a s.
firmar la verdadera convicción, puesto q'1e .~ando d P~io,_los wacer~s__gue no implican ~tor n~
mos una plausible explicación de por que apare~ en excesos; y éstos son los que provienen de cosas pla-
verdadero lo que no es verdadero, esto· hace persu~dme teras pol?raturaleza y no por accidente. Llamo por
de la verdad. Así pues, hay que -declarar ~or que P dente placenteras las cosas que obran a modo de cura-
particularmente deseables los placeres del cuerpo. , cuyo efecto curativo es realmente producido por la
En primer lugar, porque e..s propio del placer echar ción de la parte que ha. quedado sana, y de aquí que ef
la pesadumbre; y así, a C!lusa del exceso de pesar, se dio mismo parezca placentero. Y llamo naturalmente .

162 163
placenteras 'las cosas que estimulan la act ividad de una nati¡.
raleza intacta.
El que ninguna cosa sea siempre placentera, proviene
que nuestra naturaleza no es simple, sino que hay en ena
segundo elemento por el que somos corruptibles, de su
que cuando alguno de estos elementos actúa solo, esto LIBRO ·vm
antinatural para la otra naturaleza; y cuando hay equ·
en la acción de ambos, lo que se hace no parece ni DE LA AMISTAD
ni agradable. Si la r1;3tu~leza de al~n ser fuese ~imple,
misma acción le sena siempre la mas placentera. Por '· I
Dios goza eternamente de un único y simple deleite,
no sólo existe el acto del movimiento, sino también el de Después de es~ síguese tratar de la amistad, porq~e la
inmovilidad, y más está el placer en la .quietud que , d es una v1~~ va acompañada de virtud y eS,-
movimiento. Si, según el poeta, " dulce es la mudanza •, la .c~sa mas necesaria en la vida. Sin amig9s nadie
todo", es en razón de cierta perversión, pues así coni e~a v1~1r, aunq_ue tuviese todos los bienes restantes.
hombre malo es fácil de piudar, así es mala tambl ricos m1Smos, ~ las pen;onas constituidas en mando y
naturaleza que necesita del cambio, pues no es simp ,dad, ,parecen ~as que ~~os tener necesidad de amigos.
buena. , sena, en efect~. la utilidad de semejante prosperidad
Hemos hablado, pues, de la cofilil!encia y la incon dole el ha~r b1~,m, lo cual principalmente y con ma-
cia, así cómo del placer y ae1 dolor, y lo que cada u alabanza se empl~a en los amigos? tJ cómo se podría
esas cosas es, y cómo unas son buenas·y otras malas. r Y preservar, dicho estado sin ami~s? Porque cuan-
pues, ahora tratar de la amistad. ~yor es, tanto es, más inseguro. Pues en la pobreza
1en, Y en las demas desventuras, todos piensañ ser e1
- refugio los amigos. A los jóvenes asimismo son un
llo los am!gos_para noemµ·; a los viejOs para su cuidado
. suplir la deficiencia de $u actividad, causada por la
lidad en que se encuentran; y a los que están en el vigor
la vida, para las bellas acciones:
Son do$ que marchan juntos, ·
que!,por ende, son más poderosos para el pensamiento y
ion.
La amistad, además, parece exis.tir por naturaleza en el
engendra hacia l? que ha engendfado, y en la prole
el padre; y no solo entre los hombres sino aun entre
aves y la mayoría de los vivientes y en lds de una misma
entre sí, pero señaladamente 'entre los hombres, de
de procede que alabemos a los filántropos o amigos de
hombres. Y cualquiera ha podido comprobar en sus via-
cómo todo hombre es para todo hombre algo familiar y
'do. .
La amistad, además, parece vincular las ciudades, y po·
creerse que los le_gisladores la toman -más a pecho que

164 165

I
/
la justicia. La concordia, en efecto, parece tener cierta se.
mejanza con la amistad, y es a ella a la que las leyes tiendEI¡ ,s~no sólo lo amable! ~ esto es lo bu~no, lo placentero 0
de preferencia, así como, por el contrario, destierran la d'- util. Pero. con;to lo util no parece ser sino aquello por
cordia como la peor enemiga. Donde los hombres son de nos viene 'un bien o un plaéer, resulta que sólo el
gos, para nada hace falta la justicia, mientras que si Yel placer son amables como fines.
justos tienen además necesidad de la amistad. La más ali¡ Sin embargo, ¿es el bien lo que aman los hombres 0 el
forma de justicia parece ser una forma amis~osa. para ~llos? ~mbas cósas, en efecto, están a vec~ en
Mas no sólo es la amistad algo necesano, sino algo her. cuerdo, Y lo mISmoJes con respecto al placer. Cada uno
moso; y así, alabamos a los que cultivan la amistad, y~ parecer, ama lo q?e es bueno para él, y como absoluta:
¡ copia de amigos pasa por ser una de 1as bellas cosas, q t.e hablando el bien es amable, para cada cual será ama.
existen; y aun hay algunos que piensan que los mismosq lo que para cada cual sea un bien. De otra parte, cada
son hombres de bien son también amigos. ama como un bien para él no el que lo es realmente
No pócas son las cosas que se disputan sobre la ami o el que le parece serlo. Pero esto no hace a la cuestión' 1'
Unos la hacen consistiren Cierta semejañza, y dicen que lo amable será,1en suma, lo aparentemente amable. .' '
semejantes · son amigos; de donde vienen los dichos: q ~ay, pues, t.res motivos por los cuales se ama. Pero Ji
semejai:ite con su semejante", "El grajo con su grajo" Ion que se ben~ por las cosas inanimadas no se llama
otros parecidos. Otros, al contrario; dicen que los sem ·' . d, por la. razo~ de que no hay de parte de ellas reci-
tes se comp~rtan entre_sí sin excepción, como los alfare idad . afectiva? ~u, de la nuestza, voluntad de hacerles
Y a este propósito tratan de dar a sü tebría una explica · Sena cosa r1d1cula desear bienes al vino, a no ser en el
más profunda y más en consonancia con lo que pasa en tld~ .~e que se desea conservarlo para tenerlo a nuestra
naturaleza. Así, Eurípides nos dice que- "la tierra dese osicion. Pero en ca~bio, es dicho coliún que al amigo
ama la lluvia, y el cielo majestuosó, cuando está henc le ha d.e desear todo bien Ypor su propio respecto.
de lluvia, ama caer sobre la tierra". Y Heráclito que A qw_enes de. esta suerte desean bienes a otro, los llama-
opuesto es lo útil" y que "de los contrastes surge Ja benevolos si no hay ? e parte del otr? reciprocidad, "?
bella armonía", y que "todas las cosas nacen de la d cuando la benevolencia es correspondida, es ya arnis-
dia". Pero en oposición a todos ést.os están otros, part l
larmente Empédocles que sostienen que lo semejant.e · Mas ¿no deberá añadirse, que esta recíproca bene-
a sü semejante. ncia no debe estar oculta? Muchos, en efect.o, tienen
Dejando de lado los problemas concernientes a la ena voluntad para quienes no han visto, pero que.tienen
raleza (por no ser propios de la presenté investigación), concepto de virtuosos o. útiles, Y alguno de éstos podrá
sideremos los que atañen al hombre y pertenecen a su tir lo mismo con respecto a aquél. Todos ellos pues,
rácter y pasiones, p0r ejemplo: si la' amistad puede darse ense manifiest.amente buena voluntad ·el uno aÍ otro·
~odos, o si no pueden los que son m¡µvados ser amigos, ª.~~s, ¿quién dirá que lo son, al no percatarse de l~
como si hay una forma de amist.ad o muchas. Los que e s1c1on en que mutuamente se encuentzan? Para serlo,
que sólo hay una, por el hewo de que la amistad ad tanto, deben descubrirse los sentimientos de benevo-
más y menos, han fundado su convicción en una pru cia que les animan recíprocamente y el deseo que tienen
insuficiente, ya que también admiten más y menos l 'bien del otro por alguno de los motivos antes expresa-
diferentes en especie. Pero de eStos puntos hemos ya ha
do ª!lteriormente.
II
m '
Podría t.al vez esclarecerse todo est.o si se entiende 'foda vez qÚe estos motivos difieren específicamente

-
es el objeto del amor, pues evidentemente no todo es e sí, diferentes serán también las afecciones y amis-
. Tres formas, pues, hay de amistad, iguales en número
~
166
167
a los ohjet.os amables, puest.o que sobre la base de cada uno Ja pasión Y fundada en ~l placer. Por esto aman ios
d e éstos puede haber mutua y reconocida afección, y !11 en~s tan pro~to. como dejan de hacerlo, y a menudo
que se aman recíprocamente se desean mutuamente los b 1an de sentn~uentos en el mismo día. Sin embargo
nes que éonesponden al fundament.o d~ su amistad. pasar los .d1as Y la vida juntos, porque de esta mane:
De este modo, los que se aman.. po a tilidad, no ~canzan el objeto de su amistad., {(?"·
aman P?r sí ~mos, sino en cuanto derivan algún bien · La amistad .perfecta e~ la_ ~ los hombres de b~n y, )
de~ otro. Lo nusmo. los q~e s~ ~man p.f>r. el placer, que 1antes en virtud, porque estos se ~esean igualmente el
qmeren a los que tienen mgenio Y gracia por tener ~ po.r ser ello~ buenos, y son buenos en sí mismos. Los
cuali~~es, sino porque su tr~to les re~lta, agrada~!~. desean. el bien a sus _a~igos por su propio respeclo,
consiguiente, los que son ~1gos por ~t~res, manifie ·los amigos . po:r.¡_e~~elenc1a. Por ser ellos quienes son,
sus afectos por alcanzar un bien para s1 nusmos; y cu an esta dispos1c1on, y no por accidente. La amistad
es por placer, para obtener algo para ellos placentero, y est.os hombres permanece mientras elios son buenos·
por el ser mismo de la persona amada, sino en cuant.o es · bien, la virtud' es algo estable. Cada uno de ellos' '
o agradable. Son, en suma, estas amistades, amistades ás, es buen9 en absoluto y con respect.o al amigo'
accidente, porque no se quiere a la persona amada por ue los buenos son buenos en absoluto y provechoso~
que. ella es, sino en cuant.o proporciona bene~cio o p unos a los otros. y asimismo son agradables, porque los
segun sea el caso. nos son agradables tanto absolutamente como en sus
Semejantes amistades fácilmente se desatan con · iones mutuas. A cada hombre, en efecto Je son causa
que tales amigos no permanezcan los mismos que eran; y la'ce! l~ accjon~s que le- sOñ familiares y s~s se+jantes;
. dejan de quererlos desde que no son ya agradables o ú . bien, _las. acciones de los buenos son las mismas 0
La utilidad, en efecto, no es constante, sino que según antes..
tiempos múdase en otra distinta. Caducando, pues, el ta amJStad ~·par tanto, 9omo puede con razón supo-
vo por qué eran amigos, disuélvese también la amistad, • d~rable. Vm~úlanse en ella _todas las cosas que deben
que no era amistad sino por aquel motivo. mr en los amigos. Toda amJStad es por un bien o por
Esta especie de amistad se encuentra sobre todo al placer, ya en absoluto, ya para el sujeto activo de la
recer, en los viejos (edad en la cual no .se persigu~ ya . d, Y ~e funda.en cierta semejan_za. Ahora bien, e'n-esta
placer, sino el provecho), y también entre aquellos hom tad reun~nse todas l'.-18 caracteristicas antes especifica-
i:nadu!os y jóvenes que sóld buscan lo que puede como a~ributos es~nc~~es de ~os amigos, porque en este
venta1oso. Amigos de esta clase tampoco están mucho los a_migos son tamb1en seme1antes en las otras cualid2.-
compañía, y aun algunas veces ni se complacen en su Y siendo lo at?splutamente bueno también absolu-
ni han menester de su conversación, a no ser cuando nte .Placentero, Y .estos atributos los más amables de
de prestarse un servicio, porque en tant.o tienen placer • siguese que el amor Y la amis~d existe11 en su más
en otro en cuanto tienen esperanza de conseguir algún Y perfe~ta forma e~tre estos hombres.
ficio. En esta clase de amistades pueden .colocarse las Tales amistades son, por supuesto, raras, porque tales ~
ciones de hospitalidad. bres, son pocos. _Hace falta, además, tiempo y trat.o,
La amistad de los jóvenes parece tener por motivo segun el proverbio, no pueden conocerse mutuamenté
placer. Los jóvenes, en efect.o, viven por la pasión, y h?mbres antes de ha~r consumido juntamente la sal, ni
sobre todo tras lo placentero para ellos y lo presente; irse 0 darse por amigos antes de que cada uno se mues-
mudándose iiieaad; o tfosa eleites sobrevienen. Por ¡0 al otro amable Y haya ga_n~do su confianza. .
/ tan pronto se hacen amigos como dejan de serlo, pues E~ cuant.o .ª lo~ q_ue raP.1dam_fil}te jlntr.@ el}.. r!@ciones
amistad cambia simultáneamente con el placer, y Ja mu JStad, quieren seguramente ser amigos, pero no lo son
za de este placer es rápida. Los jóvenes son, además, a a menos que ~bos sean dignos de amor y que lo
sos, porque la amistad amorosa está por lo común insp' El deseo de amJStad nace pronto; la amistad no.

168' 169

' I ,
IV puesto que !?S h~mbres llaman amigos también a los
lo son por ~nteres,, como lo son las ciudades (cu as
Esta forma de amistad, pues, es perfecta, tanto en as es creencia comun hacerse por obtener algu y
·p t . . na ven-
duración como en los oµos respectos, en todos los cu ' Y u~s o que !151mismo se llama amigos a los que por
cada parte recibe de la otra los miSmos o semejantes b r se tienen afecto recíproco como los nin- · ,
a q t b"' ' os, quiza
como debe &er entre amigos. eng u; am ien. nosotros llamemos amigos a esa clase
La amistad por placer tiene semejanza con la pr gentes, solo que distinguiendo diversas formas de · •·
a saber: amIS-
te, porque los buenos son recíprocamente agradables.
mismo la que es por utilidad, puesto que los buenos En primer lugar Y en su propio sentido, la que existe
también útiles los unos a losi•otros. Y en estas relaciones los buenos en ~nto que .buenos; las demás por seme-
tipo inferior, las amistades perma~eceñ sobre f;odo cu ' ~a que por motivp de algún bien o por algo semejante
del uno al otro amigo le viene cosa i¡nial, com9 si dij' anugos, como quiera q4e aun el placer es un bien para
igual placer, per_Q no sólo así como quiera, sino Ul}.. que ai;na~ el ~lac~. Con todo, no es frecuente que estas
9e1 mismo pi;incipio, como pasa entre la gente de especies mfenores de amistad coincidan, ni son los mis-
conversación, y no como acontece entre el amante y hombres los que se . hacen amigos por utilidad y por
amado. Estos, en efecto, no reciben su placer de las mJs r, po~que po ~ acoplan perfectamente las cosas que
lo están por accidente.
cosas, sino que el amante lo recibe de·ver al amado, y '
su vez de ser objeto de los cuidados del amante. Y cu Div}dién~se, pues, la amistad en estas especies, ios ma-
la flor de la juventud se marchita, la amistad también seran .amigos P?r place:i: o por provecho, pues en esto
ocasiones fallece, porque al uno no le es ya agradab semejantes, Illlentras que los buenos ~ serán por sí
vista del otro, ni éste por su parte recibe de aquél los os, porqt\e.en tiµito que son buenos se asemejan Estos .
p~r ende, amigos absolutamente hablando; aquéllos
dos que solía. Muchos, sin embargo, permanecen unid accidente y remedando a los primeros.
por la intimidad han llegado a' aficionarse a la condición
otro, gracias a la conformidad de caracteres establecida
tre ellos. Pero los que no buscan un 'fütercambio de p V
sino de utilidad ·en sus relaciones amorosas, son menos
gos y menos constantes. Los que por fa utilidad son a · Así como en las virtudes unos se llaman buenos por el
en cesando el interés se separan", porqu·e no eran amigos to, otros po~ el ~cto, ~í también en la amistad. Unos
del otro, sino de aquel provecho. • d~ la conv1venc1a l't!c1proca y se proporcionan mutua.
De consiguiente, po~ placer y por utilidad es posible te b1e.nes, al I?as~ que otros, dormidos o separados por
aun· los malos sean amigos entrti sí; y los buenos de tanc1a, no. e1erc1tan la amistad, aunque están dispues-
malos, y los que no son ni lo uno ni lo otro de los unos o a obrar amigablemente. La distancia local no destruye
los otros. Pero por sí mismos es manifiesto que los ú lutamente la amistad, sino su acto. Mas cuando la au-
amigos son los hombres ~e bien, como quiera que los . llega a ~r prolongad~, parece como que· hace poner r
)lo se agradan los unos de los otros, a no ser que les lv1do la amistad, por-lo cual se ha dicho: ,
alguna ventaja. M~chas amistad'es desató la faUa de coloquio. l
;La amistad de los buenos, además, es la única que p
desafiar la calumnia, porque no es fácil dar a nadie • Ni los viejos ni las personas ásperas se muestran inclina-
contra aquel que por largo tiempo tiene uno e ª la amis~d, porque hay en ellos poco que sea pla-
mentado. Entre la gente 'de bien hay confianza, así co ro, ~ nadie puede pasar los días con quien anda t.riste
seguridad de que jamás se !iaráñ injusticja, y .~das lu quien ~o es agradable, ya que la naturaleza parece 1
cosas requeridas en la verdadera amlstad. En las o todo hwr de lo qµe causa dolor y tender a lo que da
?ontrario, nada·ímpide que,lleguen a sÚrgir esos males. ~ '

170 171
En cuanto a los que están en buenos términos recíp
/
cos, pero que no conviven, puede comparárseles más bien gos por no pasar juntos los días ni agradarse mutuamen-
los benévolos que a los amigos, porque nada es más pro q1_1e son so?re todo, al parecer, las señales de la amistad.
No es posible ser amigo de muchos según la amistad
de los amigos que el con,vivir. Si los necesitados desean ect.a, co.mo tampoco amar a muchos a la vez. La amis-
¡_, socorro de sus amigos, los felices a su vez anhelan ~ene cierta apariencia de exceso, y los sentimientos
juntos los días. Nada conviene menos a estos hombres V<?S. no se enderezan naturalmente sino a una persona.
estar solos. Pero pasar la vida juntos entre sí no es Posible e:; facll que muchos agraden vivament.e a la vez al mismo
no son agradables ni reciben gusto de las mismas e · 1duo1 Y tampoco lo es quizá que existan muchos hom-
como parece mqstrarlo la camaradería. de bien. Es preciso, además haber cobrado experiencia
La amistad por excelencia es, pues, la de los hombres tua Y alca~ado familiaridad; lo cual es sobremanera di-
bien, como hemos dicho repetidas veces, porque lo que En cambio, es posible agradár a muchos por utilidad y
absolutamente bueno o agradable parece ser amable y pl~~er, pu~s las gentes de esta especie son muchas, y
seable, y para cada uno lo es lo· que para él es bueno tiempo piden estos servicios.
agradable; ahora bien, el hombre bueno es amable y De estas rel~ciones la que es por placer tiene máúeme-
ble para el hombre bueno por ambas razones. con la am15 tad, cuando las mismas cosas se reciben de
. La afección, por su parte, aseméjase a· una emoción· Y º~ª parte Y ambos se complac.en el uno en el otro 0
amistad a un hábito. La afección puede tener también ' las mismas cosas. Tales son las amistades de los jóvenes
objeto cosas inanimadas; pero 'la reciprocidad afectiva i las. cuales se encuentra más que en otras un ánimo libe~
ca elección, y la elección procede del hábito'. Cuando mient!as que la amistad utilitaria es cosa de mercaderes.
hombres desean bien a las personas que quieren por co ~.s dichosos,, por su parte, no tienen i\!cesidad de ami-
deración a éstas, no es esto ·p or' emoción, siho por ·há utiles, p~ro s1 de amigos agradables, pues desean convi-
Por lo demás, queriendo a un amigo quieren los hombres con alguien; Y. por más que por corto tiempo puedan
propio bien, porqu,e el hombre bueno que ha llegado a . llevar. molest1~, nadie habrá que de continuo pueda
un ,.Oigo, se convierte en un bien para aquél de quien las, m aun el bien mismo si le resu~tare enojoso y por
amigo. Cada uno, por en4e, ama lo que es un bien para él¡ . ~ausa se procuran amigos agradables. Convendrí~ quizá
devuelve otro tanto deseando el bien del otro y dán .ést~s fuesen, al mismo tiempo que agradables buenos
contento, porque de la amistad se dice ser igualdad, y 1 m1Smos Y para sus amigos, pues así concurrirá en ellos
bas cosas se encuentran señaladame?te en la amistad de cuanto es ~enester en los amigos.
buenos. Los .que estan en el poder parecen servirse de amigos
nc1ados en. dos clases; unos que les son útiles y otros
ables, no siendo muy f~ecuente que las mismas per-
sean lo uno y lo otro. Y es que los grandes no buscan
En los hombres de condicii)n ásp_era, así como en s ~gradables con virtud ni útiies 1 para las bellas em-
viejos, se produ'ce tanto menos la amistad cuanto mayor . ' smo que para su de~o de placer buscan gente di-
su: malhumor y menos gusto re<!iban de la conversa da, Y para e1ecutar sus ordenes gente hábil, cosas que
porque el trato fácil w sociabilidad .tiénense por las ~ dan frecuentemente en el mismo sujeto. Agradable y
les y factores más caractirístícos de lá amistad. Por esto Juntamente, como lo. hemos dicho, es el virtuoso; pero
jóvenes se hacen prontamente amigos y los viejos no, hombre de esta ~p,ec1e no puede hacerse amigo de otro
que los hombres no se hacen amigos ·de.quienes no les le supere en posicion, a menos que también le supere en
dan; y lo mismo pasa con los de carácter agrio. Es p d, pues de otr'? modo el superado no podrá establecer
sin embargo, que los hombres de este carácter mu gualdad devolvien!lo algo proporcional. Pero los que
buena voluntad entre sí puesto' qúe se desean bien en superarle en ambos respectos no acostumbran en-
subvienen en sus necesidades pero no son precis Las f~uentemente.
· ' am1Stades de que acaba de. hablarse reposan en la
Í72
173
.- -

ciones d~ justicia y en la amistad. En la esfera de la


igualdad. Las mismas cosas obtienen. los am_igos uno de 0 'cla, lo ~gual en ~ntido primario es lo proporcionado al
y las mismas se desean, o bien cambian rec1procamente '·to, Y solo secundariamente viene lo igual cuantitativo
cosa por otra, como placer por provecho; pero hemos tras que en la amistad lo igual cuantitativo está eÓ
también que estas amistades son menos. verdaderas y me er lugar, Y lo igual según el mérito en segundo. Lo cual
constantes. Por su semejanza y deseme1anza con lo ¡orna claro cuando acontece darse gran distancia entre
parecen ser y no ser amistade~. Parecen serlo por ~ amigos, sea en ' 'irtud, en vicio, en prosperidad o en otra
mejanza que tienen con la . ~m1stad fundada en la . quiera cosa, que no son ya amigos ni siquiera pretenden
puesto que una tiene por ob1eto lo agradable, otra lo utn, . Y es esto, sobre todo manifiesto en lo que atañe a los
ambru¡ cosas concurren en fa amístad virtuosa., Mas por ~· porque estos n~~ sobreJ?asan absolutamente en todos
circunstancia de que la amistad virtuosa no está expu bienes. Mas tamb1en e~ notorio en los reyes, de los
la calumnia y es permanente, y que las otras en e es los hombres que les so'ri muy inferiores no se tienen
mudan velozmente y difieren de la primera e~ muchos dignos de ser sus amigos, como tampoco los que nada
respectos, no parecen ser amis~~des en razon de su n esperc1n ser amigos de los. hombres mejores o más
mejanza con aquéll~. os.
En todo~ estos casos no hay un límite preciso que indi-
VII hasta .donde se puede ser amigo. Muchas condiciones
den quitarse, y a pesar de ello subsistir la amistad. Pero
Mas otra forma de amistad hay, a saber, la fundada un ser muy separado de los homli'es como con un
superiorida!l, como la del padre con el hijo, Y en. gene 1 ya no es posible. ·De ahí el problerlla de si los amigos
del mayor de edad con el más joven, la del mando en real~ente desear para sus amigos los más grandes
mujer, y la de cualquier gobeman~ co!l el gobe~ado. es, por ejemplo el llegar a ser dioses porque entonces
Estas amistades sin embargo, difieren tambien enlft no serán am._!go~ para ell~s, ni habrá 'para ellos bienes,
porque no es la mi~ma la de los padres cqn los hijos q !l.11& !QulmJg_Q§_son 12..ieJles. Pero si estuvimos en lo
de los gobernantes con, los gobema~os, ni tampoco al decir que el amigo desea bienes al.amigo por causa
misma la del padre con el hijo qué. la del hijo con el amigo mismo, habrá que decir ahora que es preciso·
ni la del marido con la mujer que la de la mujer bién que el amigo permanezca siendo el mismo que en
marido. A cada ii.na de estas .personas corresponde tiempo ha sido, y que, por ende, sólo en tanto que
excelencia y una función diferentes, así como también bre se desearán para él los más grandes bienes, y aun
ferentes son los motivos por que se aman, por lo cual ventura no todos, porque cada uno quiere los bienes.
igualmente diferentes las afecciones y las amistades. todo para sí.
p¡rrte, por ende, no obtiene lo mismo de la otra ~i ·
procurarlo; pero cuando los hijos tributan a los pad VIII
que deben a q1,1Íenes los han engendrado, y los padres a
hijos lo· que se debe a la prole, la amistad entre estas La mayoría, sin e1p.bargo, a cau~ de la ambición, pa-
sonas será durable y excelente: En todas las amistades n desear más ser amados que amar. Por esto los hom-
lo son por superioridad, debe haber una afección P en su mayoría son amigos de los aduladores, siendo el
cio~al, es decir, que el mejor .de los, dos, ó el más úti~ dor un amigo 4tferior o que finge ser tal y que prefiere
más ser amado que amar, y ~~ en cada un?. de los a se; amado. Pero ser amado parece estar muy cerca
casos, porque cuando la afeccion es proporcionada al ser ob1eto de honor, que es a lo que el común de los
rito de cada parte, se establece entonc;es de algún m bres aspira. ·
igualdad que con razón se estima ser lo propio de la Se diría, sin embargo, que no es por sí misma por lo que
tad. . . hombres escogen la honra, sino por accidente. Si los
La igualdad, con todo, no parece ser la misma
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174
-- -
hombres en su mayor parte se complacen en el honor q ceres o servicios. De los contrarios parece provenir prin-
reciben de los que están en el poder, es por la esperanza almente la amistad por utilidad, por ejemplo la del pobre
otras cosas, porque. si algo pueden desear, se imaginan q n el rico Y la del ignorante con el docto, porque aquello
habrán de obtenerlo de sus amigos poderosos, y ill·~·~"'que uno se encuentra de hecho menesteroso, eso asoira a
así la honra como señal del favor venidero. En cuant.o a tener, dando en cambio otra cosa. A esta clase se podría
que aspiran a verse distinguidos por hombres de bien q · ribir la relación entre el amante Y el amado, así como
sepan apreciarlos, a lo que aspiran es a confirmar la Pro tre el hermoso Y el feo; y por esto algunas veces dan
opinión que de sí tienen; y así' lo que realmente les con oiucho que reír los enamorados cuando pretenden ser ama-
ta es su propia bondad, dando crédito al juicio de los que ~s como aman; pretensión que sería quizás justificada si
publican. Pero en ser amados, los hombres complácense ~esen por igual amables; pero si nada tienen de lo que hace
ello mismo, de donde puede inferirse que ser oojeto álllable, es ridículo. .
amor es mejor que ser objeto de honor, y la amistad Mas acaso lo contrario p.o tiende a lo contrario por sí
tanto, por sí misma apetecible. ' .usmo, sino por accidente. La tendencia, en efecto, se di-
rige al término medio, en que consiste el bien, como para lo
1 ª
Con todo, la amistad consiste, lo que parece, más b ieco no es el bien hacerse húmedo, sino llegar a un estado
en amar que en ser amado. Lo prueba el gozo de las té d' ,.
en el amor que dan. Algunas hay que dan sus hijos a criar ID rpie io, y l.o mismo para l~ cali~nte Y para todo lo
otra parte, bastándoles saber de ellos para t'n . demas. Mas de1e~os estas conS1derac1ones,, que son, a la
con 1 uar a .erdad, un tanto a1enas a nuestro actual proposit.o.
dolos sin buscar una reciprocidad afectiva (cuando ain
cosas son imposibles), sino que parece serles suflcient.e,a
IX \
que puede apreciarse, el ver felices a sus hijos, a qu
prosiguen amando, aunque ést.os, por su ignorancia, nada
tributen de lo que es debido a una madre. La ami~tad Y la jus~icia, según dijim?s al principio, pa-
. . . recen referirse a las mismas cosas y radicar en los mismos
. Cons1s~1endo, pues, Ja amistad sobre todo en ~lll8?, ¡¡jetos. En t.oda asociación parece haber cierta justicia, 'y
~iendo objeto de. alabanza. los que aman a sus anugos, tam~ién amistad; y así notam_?s .d~. nombre de ~migos los
mrtud de los armgos con~1ste, al pare~e~, en el amar, que Juntos navegan y los que Juntos combaten, as1 como los
odo ~ue aquellos~~ qui.en este sen~1m1ent.o se prod asociados en cualquier otra especie ae compañía. En la me-
pro.porc1onad~ al mento, esos son..amigos duraderos y dida en que-están asociados, en esa misma existe la amistad,
amJStad tambien. ~ y también la justicia. Y el proverbio: "Todo es común entre L
Por este medio, más que por otro alguno, pueden amigos", es correcto, puest.o q~~ en la comunidad consiste
amigos aun los desiguales entre sí, porque así pueden Ja amistad. ·
larse. Pero igualdad y semejanza son amistad, y sobre Entre hermanos y camaradas son verdaderamente comu-
la semejanza en la virtud. Siendo est.os hombres co nes todas las cosas. En los otros casos las cosas en común
consigo mismos, lo serán también recíprocamente, y ni están definidas, siendo en unos más y en otros menos; Y así
menester uno de otro servicios ruines ni se prestan nin las amistades unas son mayores, otras menores. Igualmente
de este género, antes puede decirsé que aun los evitan, difieren las relaciones de justicia, que no son las mismas las
que a los buenos pertenece no errar ellos mismos ni de los padres con los hijos y las de los hermanos entre sí,
que sus. amigos yerren. Los perversos, al contrario, como tampoco las de los camaradas y los ciudadanos, Y así
tienen de estable, porque ni aun a sí mismos pe en las demás amistades.
semejantes; y así hácense amigos por poco tiempo p Diferentes son también las injusticias en cada uno de
contento que toman de su maldad recíproca. estos casos, t.omando incremento según es mayor la .relaCión
• Los amigos por utilidad 0 por placer duran un de amistad. Así por ejemplo, es más grave d~po1ar a un
mas, es decir, mientras puedan proporcionarse mutu camarada que a un conciudadano, y no ayudar a un herma-

176 177
r no que a un extraño, y golpear al pai:lre que a otro
quiera. La justicia por su naturaleza crece p d
. · · ,
CUat. ~rmas de gobierno son las s1gu1entes: monarquia, ansto-
·
tad, como que ambas existen en los ~ismo ª 1
ª
.~ e ~llli&. ¡racia, y la t.ercera que por estar fundada en el censo de la
igual extensión. . s SUJe os Y tienen propie?ad podría lla~ársela apropiadamente .timocracia,
Ahora bien, las comunidades todas son c .ar mas que la mayoria acostumbre llamarla simplemente
la comumdad . orno part.es de r , bl'
política, pues si los viajeros se juntan co iePU ica. . ,
mira de alguna ventaja y para procurarse algo de lo n la De estas formas la me1or es la monar9uia; la peor la
1 n~cesario en la vida, la comunidad política a su vez que':' tiJJlocracia. La desviación de la monarqu1a es la tiranía.
< ~urese evídentement.e en su origen en gracia ai int.e~énsti. ,1,1nbas son formas de gobiérno singular pero difieren en

, de la comunidad. · .
º:
mun, Y por ést.e perdura. A esto es a lo que los legisla: CO. pdo máximo. El tirano, en efecto, mira a su int.erés perso-
.) apuntan, y promulgan ser justo lo que redunda en prov pal; el rey al de los gobernados. Porque no es rey sino el que
ec es perfectamente independiente y superior a sus vasallos en
Las ~tras comµnidades, por su lado, tienden a una UtilJ ioda suerte de bienes. Pero un hombre de esta especie no
dad ~arCial: los hombres de mar, por ejemplo a la con · 11ene necesidad •de nada, y no tiene, por ende, por qué
nien<:1a de la navegación, con objeto de hacer dinero 0 alve. atender a su provecho, sino al de los gobernados. Si no
seme1ante; ,los so~dados de un ejército al éxito en la gue! ruese tal, no sería sino un rey titular. La tiranía, por su
ya sea ~~e les amme el deseo de la riqueza de la victo;~., parte, procede del principio contrario en est.e respecto, por-•
la ,Ilosesi?n de una ciudad; y otro tanto los' miembros de: que el tirano persigue su propio bien. Y que la tiranía es la
mJSma tribu <? del mismo distrito. peor manera de gobierno, aparece más claro también en
t . Algunas de estas asociaciones parecen incluso oonsr virtud del principio de que lo oontra\\o de lo mejor es lo
~irse por un motivo de placer, corno las cofradías dio~· peor. •
5
U1¡cas Y los clubes sociales, los cuales tienen por fin respecti. De la monarquía se pasa a la tiranía porque la tiranía es
( : t e hacer tJ? ~acrifici? o disfrutar del trato soci~ la p~rversión . del gobierno singular, y el rey malvado se
e~tas asociaciones, sm embargo están según cree. convierte en tirano.
:ios, baJ~ la asociación Política porque Ja ~pública ,De la aristocracia se pasa a la oligarquía por el vicio de
ende al mterés momentáneo, si~o al de la vida entera) no los gobernantes, que distribuyen los bienes de la ciudad sin
esto. aun en los momentos en que sus miembros cons 'Y atender al ¡nérito, reservándose para ellos todos o la mayor
~cnficios Y tienen reuniones con ocasión de ellos dun¡: parte, y dan los empleos públicos siempre a la misma gente,
onor a los dioses y proéurándose a sí mismos recr ' .~n haciendo sobre todo aprecio de la riqueza, y así el poder
P~c;er. Y, es de advertirse gue los sacrificios d eac~?n Y está en manos de unos pocos malvados que suplantan a los
or1~en, asi como esas reuniones, acostumbran ha~e: iguo más dignos.
P.ues de la recolección de los frutos (cual si fuesen ' ~e~ De la· timocracia se pasa a.Ja democracia, siendo limítro-
ci~) .Por ser sobre todo en esta estacióh cu d s~s pn1111• fes estas formas de gobierno, porque aun la timocracia tiene
esta libre de quehaceres. ª
8:Il 9 gente como ideal el gobierno de la multitud, ya que todos los que
Todas las comunidades, en suma son manifi ta son iguales en el censo lo son en el gobierno. La democracia
parcelas de la comunidad política; y l~ amistadesies m~~te es, pues, Ja menos mala de las desviaciones, porque .no es
~e que hemos habládo corresponden a los difer e~e~~ es sino una ligera desviación de la forma correcta de gobierno.
e comunidades parciales. · en s ipos Tales son, pues, los cambios que las constituciones están
más propensas a sufrir, porque son las transiciones menores
X y las más fáciles de producirse. ·
En las familias también podrían encontrarse semejanzas
desv-:;e:o formas hay de constitu~ión política y otras tantas y como arquetipos de las constituciones._ Así; la sociedad
. c1ones, que soq corno la ~rrupción de 'aquéllas. Estas del padre con los hijos tiene figura de realeza, porque al
padre incumbe el cuidado de su prole; ·por lo cual Homero
178
179
llama padre a Zeus, y aun puede decirse que el ideal de bre sus hijos, los ascendientes sobre sus descendient.es y el
monarquía es ser un gobierno paternal. Entre los persas ~ ysobr~ sus súbditos.
el contrario, la patria potestad es tiránica, pues los pad~ae Fúndanse estas amistades en la superioridad de una de
sirven de los hijos como esclavos. Cierto que la pot.estad del part.es, por lo cual se tributa honor a los ascendient.es. Y
ª!:1º sobre los esclavos es tiránica, puesto que en esta 8SOCJa. consiguiente, la justicia qu~ existe entre tales personas
c1on lo que se busca es el provecho del dueño, pero es COll es la misma para ambas partes, sino en cada caso en
todo, una P?testad legítima,_ mientras que la patria po~stad porción al mérito, y así también la amistad.
de los persas falta a su finalidad, porque para diversos esta La amistad del marido y la mujer es la m~ma que :;e
dos debe ha.h er diversos poderes. · cuentra en la aristocracia, porque en proporc1on a la vir-
La sociedad del marido y Ja mujer parece ser aristocr¡. d el mayor bien corresponde al mejor, y a cada uno lo
tica, porque en ella manda el ~arón conform~ a su dignidad e Je corresponde, y así.es también la justicia. . . ,
~ en las cosas. en que debe imperar el varon, pero Tellli. La amistad entre hermanos se parece ~- la cam~radena, ,
t1e~do a .la muje! todo lo que a ~Ha corresponde. Cuando el rque .son igu~les y c~s~ de una edad, y siendo lo tJen~r de
varon quiere regulo todo, cambia el gobierno doméstico dinano las mismas af1c1ones y costumbres. A esta anustad
oligarquía, porque al proceder de esté modo el marido h en as~meja la qu~ existe en ~l gobierno .timocrát~co, donde
cosas contra su dignidad y no como superior. Algilnas ve llCe cmdadanos tienen como. ideal el se~ 1~ales "'! justo.s, po~
empero, gobiernan las mujeres que son ricas herederascea, cu~} el 'mand~ es alternativo y por termmos iguales, Y as1.
entonces no va el regimiento de la casa conforme a v~ y 1a111~11m es la ªf!lJS~ad. . , .
sino por riqueza e influencia como en las 0 r , d, En las desv1ac1ones de las formas de g,ob1erno, as1 ~orno
. ' igarquias. 1 justicia existe apenas, así también ll amistad, Siendo
or La soci~dad de los hermanos. es de tipo .t~mccrático, 111ínima en la peor de las desviaciones, o sea en la tiranía, en
P q~e son 1gu!l1es, salvo en la medida en que difieran por la 11 cual hay poca o ninguna amistad. Donde nada hay de
edad; por lo ~ual, si es grande esta diferencia, no podrá y¡ mún entre el gobernante y el gobernado tampoco hay
nacer una amistad fraternal. 10 . • • • ' ,
111istad puesto que no hay justicia, smo que se habran
La .democracia, en fin, se encuentra sobre todo en l• eomo eÍ artífice y el instrumento como el alma y el cuerpo,
~~ ~~ l:Smo, dof ~e~ todos, e~tán en pie de igualdad, así 1como el señor y el esclavo. La~ cosas inferiores, en estos
a su arbitrio. que e je e es debll Y puede todo mundo obrar ca.50S, son ciertamente beneficiadas por el uso que. de ~llas
ie ,hace; pero no puede haber amistad con las cosas maruma-
das," ni tampoco justicia. ~as ni siquiera puede haber amis-
XI
tad para un caballo o un buey, ni para el esclavo en cuanto
esclavo. Nada hay en esta relación de común, porque el
· En cada. una de l~ formas .de ~.biemo la amistad apa.
rece en la misma medida ·que la just1c1a La amistad entre un esclavo es un instrumento animado, así como el instrumen-
rey Ysus súb~itos estriba en el e:1'~so de beneficios, porque to es un esclavo inanimado. En cuanto esclavo, no puede
el rey hace bien a sus vasallos s1, siendo virtuoso se ocupa haber amistad con él, aunque sí en cuanto hombre, porque·
de ellos para hacerlos felices, como el pastor de ~~s ovejas¡ cierta justicia parece existir con respecto a todo hombre en
por lo c~al. Homero llama a Agamenón pastor de pueblos. todas las relaciones en que éste pueda entrar por ley o por
Tal e~ asmusmo la. amistad del padre, aunque difiere con contrato y por consiguient1t amistad también en la medida
ventaja de la ant.er¡or en la magnitud de los beneficios. El que es h¿mbre. Por tanto, así como en las tiranías la justicia
P~dre es ~ausa del ser, que se mira como el mayor de Jos y la amistad apenas existen, en las democracias e"'ist.en en
bienes, as1 com? de la nutrición y de la educación cosas mucho mayor grado, porque muchas son las cosas comunes
que, ~or lo demas, son también atribuidas a los ascendientes
de mas edad. Por ley de naturaleza tiene el padre señorío entre quienes.son iguales.

180 181
r
XII ·dos familiarmente por proceder de los mismos herma-
º sea por venir, en definitiva, de los mismos padres. Y
. Toda amis~? descansa en una asociació~, como hemos í' unos son más familiares, otros más extraños, según que
d1c~oi mas quiza haya q.ue separar de la amistad en genera¡ i cerca o lejos el principio de la estirpe.
l~. am1s9d por parentesco, no ~enos que la de camaráC!ería La amistad de los hijos con Jos padres, así como la de
E'n cuanto á.Jás amistades entre conciudadanos, entre miern: hombres con los dioses, es una relación con algo bueno
bros de }ª mis~a. tribu, en~r~ comp_añeros de viaje ? tOdos superior, porque unos y otros nos han hecho los 1!1~~ores
los _de.mas se??e~antes, part1c1pan mas que aqu~ll'.35 otras. de! neficios, siendo Jos autores del ser Y.?.e la !1u~r1c1on, y
c~acter. élS0c1at1vo formal, porque pareci:n existir como en iaf!1bién, una vez nacidos, de la educac1on. As1m1smo esta
virtud ~e ·~n contrat?. 0>n ellas se podria colocar la amis. ·stad tiene m~ de placer y provecho _que la que hay<:º~
tad nac1da1'de la hospitalidad. · istfaños, y tanto más cuanto más comun sea nuestra vida
La azpistad por parentesco, aunque ostentando multitud ~n esos seres. · . 1
de fo'rmas, depende toda ella, como de su principio, de la La amistad entre hermanos 'tiene Jos mismos caracte!es
afecció!l paterna, porque los padres quieren a sus .hijos co. 111ela camaradería (y mayormente si son hombres ~e bien
tnó a parte de sí mismos, y los hijos a los padres como ala 1semejantes en todo lo demás), y tanto más cuanto que los
fuente de S1;1 ser. Pero los pad~es sabe~ que los hijos vienen 11ermanos son más ,fa'fll:Qiares .y se quiere~ qes~e. su naci-
de ellos ~e1or de lo. que l~s ~·s~os h11os puede1_1,saberlo; y ~nto; y ·tanto mas ~uanto que .son mas oome]antes. de
el progenitor, ademas, esta mas vinculado a la progenie que carácter los que son hi1os de los mJSmos padres y l:Jan sido
la progenie al progenitor, porque el producto pertenece al mados y educados juntos; y la prueba ¡;lel tiempo, en fin, e~
productor (como el diente o el cabello·u otra cosa cualquJe, aquí la más plena y segura. En losAiemás parientes, los
ra es propia del que la tiene) mientra¡¡ que el productor no caracteres de la amistad se encuentran e~ proporción. .
pe.rtenece al producto ·o le pertenece menos. Y ha de tener. La amistad entre el varón y la mujer parece ser por
se en cuenta, en fin, la dimensión temporal, en razón de la naturaléita, pó.rque el hombr!l de su natural e~ !llás inclinado
~al los padres desde luego quieren a sus hijos, pero los aap~arse sexualme~te que a ~gregarse rohtJcame~te, por
h11os a los padres andando el tiempo, cuando vienen a alean. cuan.to el ho~r es primer? y mas, ne~esa;10 que l~ c1ud~d, y
zar entendimiento o por lo men?s percepción sensible. De la reproduccion es un ~~acter mas c~m~_n del remo amm~.
1 todo lo cual es manifiesto por que las madres aman más que Smpero en los otros Vivientes la asoc1ac1on llega hasta aqui,
los padres. Así pu~, los padres en general aman a sus hijos al paso que los hombres no sólo viven en cp~ún par!l hacer
~ como a sí mis~os, porque los seres nacidos de nosotros son hijos, sino para las demás necesidades de la,vida. As1, luego
como otros yos existiehdó separadamente, mientras que lo¡ se divi~en los ~bajos, y un()s son del varon y otros de la
1 hijos aman a sus padres como á la fuente de su ser. mujer; ~ubviértense ·ambos mutuamente, ponien?~ sus cosas
Por haber nacido de los mismos padres se aman entre sí prbpias en ~mún. Por estas razones, tanto la utJli~d con;io
los hermanos, porque su identidad con respecf.o a aquéllos el pláce'r se encuent1'r-. a lo que puede verse, en es:-a ami~~
los hace idénticos unos con otros, por lo cu¡tl suele decirse tad. Y a\l~ 'podrá es6r fundada en 111, vi~d si l<?s ~onyuges
que son la misma sangre o del mismo tronco, y cosas de este son justos, porque cada sexo tiene su vrr.tud peculiar, Y de
tenQr. Y son realmente en cierto sentido la misma cosa, este contraste reciben ambos placer. Vinculo entre ~llos, 1
aunque en seres distintos. _ además, son los hijos (por lo cual más pron~~ente se drv~r~ ~
Mucho contribµye a la amistad la educación en común clan los espos~s sin hijos), porql!e los h~JOS son. un bien
Y la comunidad de ~dades, porque "dos de una edad se oomúri a ambos, y lo que es comun mantiene um~s a las
llevan bien", y los que tien~n iguales costumbres son cama· ~artes. ·~ · . .
rad~, por lo cual la amistad fraterna se asemeja a la camara- En ·cuanto a cómo haya ~e cond~cirse en· la ~ida el
der1a. En cuanto n los primos y demás parientes, están varón con Ia mujer, y en general el 8!l11go con, el amigo, es
coestión no distinta, al parecer; que mdagar como deba ser
182
183
• I
la ju~ticia e0:tre .~dos ellos. Es patente, en efe~to, que no _4hora bien, así como lo justo es doble: lo justo no
la misma la 1ust1c1a entre un amigo y su amigo que con ues ·to ·'y lo justo legal, así también parece que podría dis-
extraño o con un camarada o con un condiscípulo. n ¡rse en la amistad utilitaria dos formas, a saber: una
1 o de confianza, y otra legal o por convenio. Y siendo
XIII • laS reclamaciones se suscitan sobre todo cuando las par-
no cumplen sus compromisos dentro d~l espíritu de la
Tres especies hay de amistad, como al principio diiirnoa; . forma de amistad en que los .con~Jeron. La forma
! en cada una de ellas unos amigos lo son por razón de pues, es la que descansa en est1pulac1ones expresas, y
igualdad, y otros por razón de superioridad. Así, PUedeQ e ser llanamente mercantil, a toma y daca, ya un p~co
hacerse amigos los hombres igualmente buenos, y también · liberal cuando es a plazo, pero quedando convenido
el mejor del menos bueno; y de la propia suerte en laa se ha de dar a cambio de qué En esta formal~ deuda ~s
amistad~ p~r placer o po~ ~tilidad los amigos pueden igua. y no ~mbigua, pero la, dilac~ón tiene q.~ ca;ac~~ am1s-
Iat:se o d1f~nr e? los serv1c1os que se presten. Siendo esto . y as1, en algunos paises no hay acc1on 1ud1c1al por
as1, los amigos 1~~es deben observar la igualdad igualán. operaciones, sino que se supone que deben esta~ a. las
dose, en los se~t1m1entos de amistad, así como en todo lo tas quienes han contratado sobre la base del cre.d1to.
demas. Los a~1go.s desiguales, po~ su parte, deben igualarse c8'llbio, la forma moral no descansa. ~n estipulac1o~es
prestando el mfenor algo proporcional a la superioridad del resas, sino que, bien se trate de donac1?n o de cualquier
otro. . prestación, en todo caso es como si se ~~tase con .un
En sola la am~tad que se funda en el provecho (o en ·~· y sin embargo, el acreedor espera rec1b1r otro ~n~
ella sobre todo) . hállanse que~as y reproches, y con razón, 1!lá5, puesto que no ha dado, sino ptfstado, _Y se que!a~a,
Los q_ue son amigos por la virtud, al contrario, ponen su consecuencia, puesto que no le anima el mtsmo espmtu
emp:no en h~cerse bien recíprocamente, pues esto es lo la contratación y en la resolución. Esto acontece porque
~ro~10 de la Vlltud y de 'la amistad; y entre los q,u e en esto s 0 la mayor parte desean lo bello y lo bueno_, pe~
r1v~izan no puede haber recriminaciones ni querellas. Nadie n lo útil; ahora bien, si es cosa bella hacer el ~1en SI?
~eva a mal q.ue se le estime ni que se le hagan favores, ahtea rar nada en cambio, es ventajoso, por el contrano, rec1-
si es agradecido tomará el desquite haciendo bien al otro. y · beneficios.
el. ~ue, en hacer bien al otro se aventaja, no por eso se En consecuencia el que pueda debe devolver el valor de
que1ara de su amigo, pues ha obt~nido lo que deseaba, des. que recibió; y de 'buen grado, porqu~ nadie ~eb~ hacerse
de el momento que uno y otro desean el bien. ·go de otro contra la voluntad de este. Mas bien debe
. En las amistades por plac~r tampoco, ~ súscitan ordina. nocer el deudor que se eng~~ en. un p~in?i~io al acep-
r~men~ querellas, porque de ambas partes se eneuentra al un beneficio de quien no deb1a haberlo rec1b1d~>,. puesto
mismo tiempo aqu~Uo a que ~e aspjra, si en lo que se com- e no lo recibió de un amigo ni de nadie que l~ h1C1era por
placen ~ en pasar Juntos su tiempo; y se pondría en rldícu. beneficio mismo; Y así, debe pag~ CO_!llO s1 el favor lo
lo el am1go que reprochara, al otro por no darJe contento, ubiese recibido con la expresa estipulacjon de deyolverlo.
~da vez que en su mano está no pasar lt>s días en su compa. be presumirse que en este sentido se habrí.a obh~d9 en
ma. o de poder pagar, como también que el acreedor, s1 .espe-
En. cambio, la amistad utilitaria es quejumbrosa. Como que le paguen, no habr(a contratado con pe~ona msol-
los ~1gos se frecuentan en razón d~l propio iqterés, recia· nte, y en'conclusión, si el deudor puede, d~~e pagar.. Al
"?ª siempre cada uno lo mejor de la transacción y se ima. · cipio es cuando debe considerarse ~e fJ,Uien se i:e~ibe
gman obtener menos de lo que se les debe. y asÍ, se quejan vor y ,en qué condiciones, para saber s1 uno consentrra en
~r no obtener todo lo que desean y que creen merecer lbir 0 no favor en esos términos. . .
mientras que los bienhechore5 no pueden jamás satisfacer~ Es discutible si un sérvicio,,debe medirse por su utili~ad
todas las demandas de los agraciados. ara el que lo recibe, y conforme a ella efectuar la retribu-

184 185
ció~, .º si debe medirse por la erogación del que presta or es el galardón de la virtud y la beneficencia, y el
serv1c_io. Los favorecidos suelen decir que han iecibid echo el auxilio de la necesidad.
sus bienhechores cosas de poca importancia para ést.oº LO mismo puede observarse también en las repúblicas.
q_ue además podrían haber obtenido de otros, empequ s, se rinden honores a quien no contribuye con ningún
cie~do de este modo el se~·icio. Los bienhechores, al co a la cosa pública. Lo que es común a todos no se
trar10, sostendrán que tales .cosas eran las mayores de a quien no beneficia a la comunidad; ahora bien, el
poseían, y que el agraciado no podría haber obtenidoq i: es patrimonio público. No es posible al mismo tiem-
otros, y que fueron da~as en circunstancias de peligro 0 enriquecerse con la cosa pública y alcanzar honores.
alguna necesidad seme1ante. fues bien, si la amistad es · tolera recibir la parte menor en todas las cosas; y así,
aquellas que se fundan en la utilidad, ciert:arnente el pro que disminuye su caudal se tributan honores, Y dinero,
~ho del que recibe el servicio es la medida. Efectivanie el contrario, al que lo acepta, porque el tener cuenta del
este .es el que pide el servicio; y el otr~>, por su Parte ·to iguala las partes y salva la amistad, como hemos
sub~1ene con la esperanza d_e que habrá de recibir a,su v~ o. 1.··
equivalente. Así pues, la asistencia prestada ha resultad Esta es,pues la manera como se ha de entrar en relación
tan ·griinde com.o el provecho recibido; y en consecue~ . los desiguales: el que recibe un provecho pecuniario o
hay que dev_?lver al otro cuanto se ha obtenido, o aún , debe corresponder con honores,' dando en reciproci-
l? que es mas noble. ~ las amistades por virtud, al con lo que en su mano esté, porque la amistad no exige
no (aunque ei:i ellas no hay reclamaciones) la intención tamente lo proporcionado al mérito, sino lo posible.
q.ue presta. el servicio parece ser la medida,' porque lo en todos los casos, en efecto, es posiple retribuir confor-
c1al de la v1rturl y del carácter moral está en la intención. a los beneficios recibidos, como etilos-honores que se
utan a los dioses y a los padres. Nadie sería capaz nunca
devolverles lo equivalente a lo que de ellos hemos re-
"do; pero el que les sirve según su posibilidad, pasa por
Aun .en "las .ami~tades por sup·e rioridad pueden su hombre justo.
desavenencias cuando cada parte pretende obtener más Por esta razón no podría admitirse que·un hijo pueda
r
la otra, cuando esto sucede, se disuelve la amistad. 'Pieq gar de su padre, aunque sí un pa~re de su hijo,,porque
el supe~or .en rrtud q~e debe cor~sponderle más, pues que debe tiene que pagar, y el h1¡0 nada podra hacer,
~~robre bueno ~ebe asignarse la porción máyor; y el lo que haga, que sea digno de lo que ha recibido, de
utll, a su vez piensa lo mismo, diciendo que 1el inútil rte que siempre estará en deuda. Sin embargo, los acree-
debe ?b~ener 19, mism~d q.ue él, pues entonces sería un se s· pueden condonar una deuda, y el padre, por tanto,
cio. publico Y ya·.no un servicio amistoso si las ventajas de de hacerlo con el hijo. De otra parte, no parece que
amistad no estuviesen, proporcionadas al valor de las ob eda haber jamás nadie que repudie a un hijo, a no ser que
Sup~nen e~los . ~ue 'a§í como en una sociedad mercan hijo se exceda en maldad, porque aparte de la afección
percibpen m~ los que contribuyen con más, otro· tant.o de tura! no es humano rechazar la posible asistencia del
' s:uanto al hijo, si es malo evitara, socorrer a su
;er en la ~tad. Pero el menesteroso· y el inferior pie jo. En 1
o contrario, a saber, qu? es propi9 del buen amigo subve dre, o no será en esto muy celoso, porque los hombres en
a los nec~ltados, pues ~1 no, ¿en qué está, dicen, la utili mayoría desean recibir beneficios, pero. no ha~erlos, co-
de ser amigo de un hombre probo o poderoso sj de ello cosa que no rinde provecho. Y baste con lo dicho .s obre
h~ de resultar ventaja alguna? ' s tópicos.
. Uno Y otro, al parecer, están en lo justo ehl;us preten.
s10ne.s. ~ cada un<? debe tocarle una parte mayor del
merc1.o am~toso, solo que no "de la misma cosa, sino que .....
supenor mas honor Y al nec_esitado más'provecho, porque

186 ~87
O·.:.. '-..t." ·• : o: 1.:oCJ..Q•dLJ o J'-J<..<<d ".(( ~/
' esto, cierto que habría bastado; pero como el uno quería
\l1~MJ~ : ~'Y\ \"C.P '{.)\C.-. r y el otro lucro, y el primero tuvo lo que quería y el
\ do no, no se cumplió rectamente con los términos del
trato,....porque cada uno se aplica con todo empeño a

LIBRO IX '\\.
\
ello de· que tiene necesidad, y por obtenerlo da lo que
e.
pero ¿a cuál de los dos conesponde determinar el valor
servicio: a quien ha empezado por hacerlo o a quien ha
DE LA AMISTAD ezado por recibirlo'? A lo que parece, el primero se
·te en est<\ al arbitrio del segundo. Es lo que cuentan
I bacía Protágoras, el cual, cuando enseñaba alguna cosa
E!1 }°~las ~~des _h~terogéneas la proporción. 'taba al discípulo a justipreciar el valor que a su juicio
Jl a 111:5 p~ep Y~nserva !ª ~istad, como hemos dicho~ 'an los conocimientos ad~uiridos, aceptando aquél la
por eJe~plo, en las relaciones entre conciudadanos el tidad· así determinada. Pero en estas materias a otros les
tero rec1be ·por su calzado una retribución proporcionada. da más la máxima: "Que ~! cada hombre se le fije un
su valor, y lo mismo el tejedor y los demás artesanos io" ·
estos casos se ha establecido como medida común ~ 1 J.® que han recibido dinero en anticipo, y después no
neda; .todo se refiere a ella, y con ella todo se mide. Pe nada de' lo que dijeron que h~ían,. en razón misma de
la amistad amorosa· el amante se queja a veces de qu exorbitancia de sus promesas, están f>n justicia expues-
ex~ de amor no ~s correspondido con amor (aune a· reproches, porque no cumplen lo que pactaron. Por
~tza sea porque .no hay en él nada amable), y por SUjl quizás los sofistas-se ven obligados a hacerse pagar de
amado se que1a muchas veces tambi~n qe que '?lada mano, porque de otro modo nadie les daría nada por
~~ple el amante que primero le prometió todo o'. lo que ellos sa'Qen. Estas gent.es, al no hacer aquello
incidentes se presentan cuando el amante arna al-am~do lo que han recibido su salario, están naturalmente ex-
~ en tant~ que ést.e arna al amante ~r int.erés estas ,a· reclamaciones. Pero en los casos en que no ha
uno ni otro reun~ las condiciones ql!e la· otra P'ftte' Y icfo contrato de servicios, los que ofrecen los suyos por
~ha. Y como la amistad era por estas expectativas so nslderaéión a sus amigos son, como queda dicho, irre-
viene la ruptura d!!Sde el momento que no· se obti~nen nsibles, porque ésta es la naturaleza de la amistad virtuo-
COS!15 por las cuales se amab'a, porque no se querían ·y lá recompensa debe ser, por ende, proporcionada a la
ami~s uno . al otro, sino las, cualidades que en ellos nción del que ha prestado el servicio, porque la inten-
cu~1an, las c1;1aies·no eran durables, ni tampoco, de co 'n es el élemento significativo del amigo y de la virtud.
gu1en~, seme1antes amistades. Pero la amistad fundada í también parece que· debe ser·entre los asociados para el
el caradctedr ~or~I, como hemos dicho, permanece porq dio de la filoS<>fía, cuyo yalor no puede medirse en
epen e es1 m1Sma. . ' , ero, ni se les .puede nacer (a los·maestros de sabiduría)
d
.Las desavenencias surgen también cuando los ft_,. __,...·.guna-lionra que.con su merecimiento iguale¡ con todo, es
º~?eJ!en ot~ cosa distinta de la que deseaban 1ciente quizá darles lo que se pueda, como a los dioses y
casi lo .
mismo que -no- obtener nada cuando no se' alcanza
porque los pad res.
que se pre~nde. Es el caso del que prometió a un citar 'Si la donación no ha sido de esta especie, sino con la
q~:Ol: ~n pn;se~te
har1a tanto mayor cuanto mejor can · á áe alguna !eciprocidad, lo mejor es q\lizá que la com-
~l ~ana
1a s1gu1ent.e, cuando el músico fue a recl nsación sea tal·que parezca a ambas p'artes proporcionada
do
001
c~!l1P1im iento de la promesa, díjole ef otro haberle p .valor del servicio o donación. Mas si esto no puede hacer-
an e P1acer por placer. Si uno y otro hubieran que , debe veise no sólo como necesario, sino como justo, que
el que empez? por recibir el servicio fije la retribución,

188 189
r
}'

iescate, habrá que pagátselo'? ¿Y deberá hacerse todo


porque recibiendo el otro lo equivalente al prov.echo antes que rescatar al propio pa~re'? Pues tal .Parece que
beneficiario, o al precio que éste habría dado por el pi deba redimir a su padre antes aun que ~ sí m1Smo. ·..
que obtuvo, recibirá del mismo lo que es justo. Y est.o es eomo regla general, . por tanto, y segun.pernos. dicho,
qu_e vemos que ~co~tece aun en las cosas venales; y toda, 'ue pagar las deudas; p'ero si ' la donacion que con la
mas, en algunos paises hay leyes que establecen que no q ·suma se hicie~ fuese extremadamente noble o nece-
acción judicial para el cumplimiento de los contratos vo h~b'rá •que inclin¡lrse '3.e este,lado .. A vece~, _en e~e~to,
tarios, estimando que cuando alguno otorgó crédito a 0 ~quiera es equitativo corr~sponder a~ servicio or~ginal
debe solventar sus compromisos con esa persona con el do1una persona ha hecho u.n beneficio a otra sa~iend?
mo espíritu que entró en relación con ella: ·Supone la ley ¡0 hacía a un hombre de füep, mientras que.la rec1proc1-
esos casos que es más justo que fije los términos de ej e haría a un hombre a ·quien el deudor tiene en con-
ción la persona a quien se ha dado esa prueba de confi ~ de perverso. )Ni tampoco, en ocasion_es, debe uno _ha-
y no la que la dio. Muchas cosas, por otra parte, no un préstamo a quien primero se lo hizo, porque esf:e
valuadas por igual por los que las tienen y por los q ó a un hombre honesto, contando con que r.ecobrana
desean adquirirlas, porque no hay quien no aprecie en dinero, en ~to que el otro no puede esperar recobrar el
cho las cosas propias y que da, y cori todo, el cambio de un bribón. Si así s_on las cosas en verdad, la deman-
0
lleva a cabo en la cuantía fijada por· el que recibe. Pero · de préstamo no te~?ría el misino fundamento por amb~
duda también, es preci~o que éste estime la cosa no en s; y si no son a$1, pero. hay razones para creer que as1
valor que le parece tener cuando ya la poseé, sino en el q nada extraño sería tampoco qu.e ela!tombre honrad.o se
le daba antes de poseerla. usase a prestar a quien no lo es. t;omo hemos ~icho
chas véces, las' teorías sobre las pasiones y ~as acciones
II pueden tener sino la precisión de la matena a que se
lican. · · l ·
Otros problemru; están implicados en cuestiones co Que no todo deba concede1'Se l:i 'todos, que me us1ve no
las siguientes: si debe. un hijo conceder todo a su padre concederse todo al propio padre_, como. tampoco a

!
obedecerle en todo o si (estando uno enfermo) convi us se .sacrifica todo, es evidente. · Y,s1endo diferentes las
antes obedecer al médico; si hay que elegir como genenl que deben atribuirse ¡i los padres, a los hermanos, a
hombre de mayor pericia militar; y asimismo si debe serv compañeros y. a los bi¡mhechores, a ca?a clase hay que
se al amigo antes que al hombre virtuoso, y si hay que p le ·10 que le pertenece y Jo que le conviene; y es!O ~s lo
una deuda de gratitud a un bienhechor-o dar un regalo a e de hecho parece hacer la gen~. ,A las ?°~as.se mv1ta a
compañero cuando no sean posibles ambas cosas. parie~tes, porque a ellos es comi.¡n el l¡na1e y los act:os
¿No es verd~d que no es fácil decidir con precis" e a la.' familia conciernen ; y a Jos funerales se ad~1te
todos estos problemas? Y es porque muchas y de mbién que los parientes deben concunir de preferencia a
género son las variaciones en los diferentes casos, según os los demás, por la misma razón. En lo que toca ~ la
importancia o pequeñez, así como la honestidad y n utención parece que ante todo debemos subvemr a
dad del acto. uestros packes como deudores que somos de ellos; Y es
Que no todo debe concederse a uno solo, no es düí ás noble subvenir en este artículo a los a~to~es de nuestro
verlo, como tampoco que en general hay que correspon antes aún que a nosotros mismos. As1m1smo hay que
a los beneficios antes que complacer a los compañeros, butar honor a l~s padres, así como a los dioS';s, aunque
que hay que pagar una deuda a quien se debé!antes que todo ni cualquier honor. Ni tampoco debe tnbutarse el
ese dinero a un camarada. Aunque quizá no siempre de . o al padre que a la mad~, ni ren,dirles el qu~ se debe a
ser así, como si uno ha sido rescatado de piratas ¿debe a filósofo o a un general, sino al padre el honor paterno Y
vez rescatar a su libertador, cualquiera que éste sea? ¿Y la madre el materno.
el libertador no está secuestrado, y pide, con todo, el pr.
191
190
A toda persona mayor debe darse el honor debido a a los capaces de corrección, ¿no debernos más bien
edad, levantándonos en su presencia, cediéndole el asien
y otras atenciones semejantes. Con los camaradas y he ¡1arles en su moral más de lo que haríamos en su patri-
nos, al contrario, debe haber libertad de expresión y .Uo, por ser lo primero mejor que lo segundo y más
común ~e todas'las cosas. Con l~s parientes, en fin, con io de la amistad? Con todo , el que llegase a la ruptura
de l~ m1Sma tribu, con los. conciudadanos y con todos e que no haría nada fuera de lugar, porque no se hizo
~ de este hombre tal como ahora es; una vez que ha
demas, hay qµe procurar s1empre--datles lo propio de
clase, y discernir lo que a cada cual conesponda seg'ún biado , y siéndole imposible salvarlo, lo deja.
grado de relación, la virtud y la utilidad, siendo más fácU Pero si uno de lo!? amigos permanece como era, Y..J!Lotro
apreciación cuando se trata de personas de la misma clase su parte se hace mejor morálmeñte y llega a sup-erar con
más laboriosa cuando son de clases diferentes. Mas no , o en virtud al primero, ¿bablá aún este último de
. frecuentando al amigo? Tampoco esto parece posi-
esto hay que sustraernos a esta labor, sino decidir la cu
tión 19 mejor que poda~os. · , y vese más claro cuanto mayor es la distancia que llega
haber entre ambos, como pasa <;on las amistades de la
lII cia. Porque si uno de ellos sigue siendo niño en su·
Ugencia, mientras el otro llega a ser un varón en todo su
Otra dificultad es si deben o no romperse las amis llo, ¿cómo serán amigos si no les contentan las mis-
con quienes no permanecen los mismos que eran. Nadi cosas, ni se alegran ni sufren por lo mismo? Ni siquiera
extraño tiene romper con amigos que lo eran por utilidad respecto a si mismos concordarán sus gustos, faltando
·por placer cuando no tienen ya esos atributos, de los cu cual no es posible que sean amitos, porque no pueden ya
en realidad no eran amigos los que decían serlo; así 'vir. Pero ya nos hemos expll'cado sobre estos puntos.
faltando aquéllos, es lógico que los amigos nó se qui En semejante caso, ¿debe el uno conducirse con el otro
más. Y sólo podría querellarse uno contra el otro cu mismo modo que si jamás hubiese sido su amigo? ¿O
amando éste por interés o por placer, fingiese que lo h más bien deberá guardar memoria de la pasada intimi-
por la calidad moral de su amigo. En efecto, según dij , y que así como pensamos que debemos complacer a
al principio, las desayenencias entre amigos surgen en amigos antes que a los extraños, así también hay que
mayor parte de que no son amigos de la misma manera r alguna deferencia con los amigos que han sido, por
se imaginan serlo. Cuando alguno, pues, se ha equivo tivo de la pasada amistad, salvo cuándo la ruptura haya
suponiendo que ·se le estimaba por su condición moral sie edido de un exceso de maldad?
do así que el otro no hizo nada que respondiera ~
creencia, a nadie debe culpar sino a sí mismo. Mas cuan IV
por hipocr~sía del otro ha sido inducido a error, cdn justi
puede quejarse contra el engañador, con tanto wayor j Las prendas de amistad que damo& a nuestros prójimos,
cia que si lo hiciera contra un monedero falsó cuando ·como los caracteres definitorios de las varias especies de
fraude afecta a álgo más precioso. ' · tad, parecen ser traslado de los sentimientos que tene-
Pero si uno ha aceptado la amistad de otro, tenién con respecto a nosotros mismos. Es decir, que se consi-
en concepto de hombre bueno, el cual después tórnase com.o amigo a quien quiere y hace por causa del amigo
Y acredita serlo, ¿habrá de querérsele aún? ¿O no más que es bueno o que parece serlo, o al que quiere que su
será imposible hacerlo, toda vez que no todo es ama 'go exista y viva por su propio bien, que es lo que sienten
sino sólo el bien? No sólo, sino que asimismo es inde madiffe por sus hijos, y aun los amigos que han tenido
hace~lo, euesto que nádie debe amar el mal ni asemej n choqúe entre sí. Otros por su parte·consideran que el
los viles; y ya se ha dicho que lo semejant.e es amigo es el que pasa la vida con su amigo y tiene los mismos
semejante. Entonces, ¿habrá que romper en el acto? ¿O s que él, o que se contrista y regocija con su amigo, y
con todos, sino sólo con lós incurables por su perversida es lo que se encuentra principalmente en las madres.

192 193
r
1
Por alguno, pues, de estos caracteres es por lo que se defin
la amistad. e Mas los atributos antes descritos parecen encontrarse en
Ahora bien, todos y cada uno de ellos apar~en en las mayoría de los hombres, por ruines que puedan ser...
relaciones del justo consigo mismo (y en los demas tarnbié quizá se~ más correcto decir que sólo en cuanto tales
en cuanto suponen ser tales, porque, como ?emos dicho, p¡bres se complacen en sí mismos y en la medida en que
virtud y el virtuoso son, al parecer,. la medida de todas nen ser justos, participan de los mismos. Pues cierta·
cosas). Este hombre, en efecto, v1v~ de acue:do CO~igo nte en ninguno que sea completamente malo e impío se
mismo, y en cada P!UU: de su al~a tiene los mismos apet¡. entran tales caracteres ni tienen visos de encontrarse. Y
tos, y quiere para si m1Smo ~!.bien Y lo que parece serlo, y ·podría decirse que ni en los que son moralmente.infe-
lo pone por obra, como quiera .que lo propio ?el homb es, como quiera que estos hombres están en desacuerdo
bueno es afan~se por hacer e~ bief}. Y lo hace SI? duda Por nsigo mismos, y a la manera de los incon't inentes, desean
su propio interes, pero por el mteres de la parte mtelectu.1 al te . . al te otras eli
que constituye, al parecer, lo que es cada hombre. Qu~ u me!1 unas cosas Y quieren rac1on men ' ·
· · y conservarse él mismo y especialmente el princip do as1, en lugar de las cosas que aprueban por buenas,
;:rel cual piensa, porque p'ara el hombre virtuoso es un , agradables, pero perjud~ciales. Otros a su vez P?r co-
bien el existir. Y cada uno desea de tal suerte el bien para 11 1a o por pereza, se abstienen de obrar lo que piensan
mismo, que nadie, si hubiera de mudarse en otro, elegir¡ mejor para ellos. Otros aún, después de haber cometido
tener todos los bienes posibles (porque Dios sí posee, co chas y horrendas acciones, viéndose odiados por su mal-
plena actualidad, todos los bienes), sino que lo desea a COI). d llegan hasta huir de la vida y acaban por suprimirse.
dición de permanecer siendo lo que es, sea lo que fu s hombres perversos, por su \)arte, quyendo de sí mis-
ahora bien, el ser de cada hombre parece consistir en s buscan con quién pasar sus días, porque cuando están a
pensamiento, o sobre todo en el pensamiento. El hombre de tas consigo se acuerdan de sus maldades, que son muchas
que hablamos, además, quiere pasar la vida consigo, y de intolerable memoria, y se representan otras iguales
hace con placer, porque le son deleitosos los recuerdos ticipadamente, de todo lo cual se olvidan cuando están
sus actos pasados, y buenas las esperanzas de los futuros, n otros. Y como nada tienen de amable, no pueden expe-
por tanto agradables. Su mente, además, abunda en obje entar ningún sentimiento de amor por sí mismos. Estás
de contemplación. Consigo mismo, más que con otro tes, por consiguiente, no pueden compartir. amistosa-
quiera, comparte dolores y goces, porque en todas ocas· nte ni sus propias alegrías y dolores, porque su alma está
nes es lo mismo lo que le ocasiona dolor y lo mismo lo q garrada por la discordia: una parte, a causa de su mal-
le procura placer, y no una cosa en un tiempo y otra d, sufre al verse privada de ciertas cosas, mientras la otra
otro; y en suma, este hombre nada tiene de qué arrepentir r~gocija; y así, tirando la una para aquí, la otra para allá,
se. · como si la hicieran pedazos. Y como no es posible sentir
Como todos y cada uno de estos caracteres concu la vez dolor y placer, en poco tiempo se contrista de lo
en el varón justo en sus relaciones consjgo mismo, y com e recibió placer, y querría que aquello no le hubiese sido
además, este hombre _se conduce con su amigo como co dable, pues los malos estan gravados de remordimien-
. De esta suerte, es patente que el hombre malo no puede
go mismo (pues el amigo es otro yo), la amistad, de co r dispuesto amistosamente ni siquiera consigo mismo,
guiente, parece tener alguno de esos atributos, y las gen r no tener en sí nada amable. y como estar así es muy
en quien ellos concurren ser amigos. de desventura, hemos de huir de la maldad con todas
· · Si puede o no haber amistad consigo mismo, dejém estras fuerzas y afanarnos por ser justos, pues de este
de momento. Podría admitirse, sin embargo, pero (por o ·podrá uno estar amistosamente consigo y ser amigo
fundamentos antes expresados) sólo en cuanto el hombre a otro.
un ser dual o plural; y por la razón, además, de que
exceso de amistad se asemeja a los sentimientos que V
uno tiene consigo mismo. La benevolencia ofrece semejanzas con el sentimiento
istoso, pe~o no es, con todo, la amistad. Puede, en efec-
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195
to, tenerse buena voluntad a Jos que no son conocidos y si unani~idad d_e pareceres1 pues ésta po~ía existir au~
que ellos lo sepan cosa que no pasa con la amistad e n tre quienes se ignoran iectpror.amcnte. N1 tampoco dec1-
anteriormente se ha dicho. Mas ni siquiera es la ben~~roo q~e concu~rden qu~enes tienen la m!5ma opinión en
cia una afección, porque no implica int.ensidad ni ~ quier materia, por ejemplo los que P!e~ lo mismo
cosas ambas concomitantes a la afección. A-más de est;"" bre los cuerpos celestes, porque la unamm1dad de pensa-
afección implica intimidad, mientras que la benevolen' la nto ~n astronomía no e.s un sentimient.o ª!'listoso, sino
puede surgir súbitamente, ~orno con respecto a los lucha: e decimos. que en un~ cmd-a~ ~~y concordia ~uando los
res en una palestra, a los cuales se aficionan los espectadorea dadanos ~1enen la ~1sma op1~1on sobre sus intereses y
y desean con ellos su triunfo, pero no por eso se ponen a an las 1!11smas decisiones y ejecutan lo que han aproba-
ayudarles, 'porque, como hemos dicho, la benevolencia nace en comun. E~ pues, sobre las cosas que han de hacerse
repentinamente y no es sino un afecto superficial. re lo qu~ los hombres concuerdan, y de esas cosas sobre
La benevolencia, de consiguiente, es algo así como el que son importantes y que pueden ~ealizarse con p~ove­
P!1nclpio ~e la am~stad, como ?~l ~mor lo es el placer de la o P:rra las dos partes o pal'a todos. Así, hay conco~d1~ en
VJSta. Nadie ama sm haber rec1b1~0 previament,e placer del a c1uda? cuando a todos l_es place qu~ los cargos publtcos
aspecto del amado, lo cual no quiere decir que ame ya Por n electivos, o ctue se concierte una alianza con l<,>s lacede-
la sola complacencia en la figura del otro, sino sólo cuanli! nios, o que gobierne Pítaco, si ~ que él consiente. Pero
añora al auscnl;e y suspira por su presencia. Así pues no es ando cada uno de los <los quiere el poder para sí, como
posible que sean amigos quienes no han llegado a t~nel!e pretendicmt,es en fos fenicias, entonces hay discordia.
benevolencia mutua, pero no por esto los que se tienen es col').cordia, e~ efecto, el que cada uno d7 los dos tenga
buena voluntad se quieren ya entre sí. A lo que se limitan es su mente. lo mismo (se.3: lo que fue~), sino.que deben
a desear bienes a aquellos que son objet.ó de su benevol nsar lo mtsmo en ·relac1on con e! mismo su¡eto, como
cia· pero no estarían dispuestos a ayudarles, n·1set ~ 9:11do el p~eblo y la nobleza estan acordes en. que los·
' . , º_I!lªnan e¡ores gobiernen , pues de esta suerte todos obtienen lo
P_?r ~llos mn~na ~olestla Y as1, por u~a ext.ens1on del e desean. La concordia, por consiguiente, parece ser la
~muno,, podna decll'Se que la benevolencia es una amistad istad en la ciucU!d, que es en verdad el sentido oniinario
m?peraQt.e; ~~ro cuando P_Crsevera y llega al pun~ de inU. 1 término, poxque se aplica a los intereses comunes y a las
m1dad, conv1ert.ese en amistad, aunque no en amistad Pll sas pertinent.es a la vida.
~tili~d ni por placer, pues por estos motivos no hay ni Ahora bien, semejante concordia se encuentra en los
s1qu1er~ benevolencia. Ciertamenl;e el que ha recibido un stos, pues éstos concuerdan no sólo consígQ mismos, sino
beneficio corresponde con benevolencia al bien que se le ha tre sí, estando, como si dijéramos, sobre el mismo funda-
hecho, pero procediendo así, apenas hace lo que es justo. y ento. Los decretos de estos hombres son constantes, Y no
en cuan~ al que ..óe~a que alguien prospere por la esperan. flujo y reflujo como las aguas de un estrecho marino;
za que tie~e, de enr1que~e~ por ~u n:ediación, n<> P. ieren lo justo y lo útil, y a ambas c~sas tienden ~e común
que sea benevolo con el, smo m8:5 bien consigo mismo uerdo. Por lo contrario, la concordia no es posible en lo.s
como ta,mpoco es uno amigo de otro si le prodiga aten alos, a no ser en medida insignificante, como t.ampoco es
n~ con la mira· de algún prove<:ho. En general, la benevo sible que sean amigos; puesto que en las utilidades tien-
cia nace por alguna perfección o bondad, cuando alguno en a obtener más de lo que les corresponde, y en <:ambio
mues~a a otro bello, valiente o algo semejant.e, como quedan atrás en los trabajos y en los servicios públicos; Y
mos dicho a propósito de los atletas. queriendo cada cual para sí las ventajas, vigila y pone trabas
· a su vecino, y como nadie cuida del bien común, éste pere·
VI ce. Y la consecuencia es entonces que están en estado de
discordia, forzando los unos a los otros al cumplimiento de
La concordia asimismo parece ser un sentimiento deberes que ellos mismos no l¡uieren poner por obra.
toso, ~iendo ésta la causa porque no puede confundirse
197
196
VII
nte, sino a lo más algo ventajoso, y esto es menos placen-
Los bienhechores parecen amar' más a sus beneficiad y amable. Al bienhechor, por tanto, quédale su obra
que los que han recibido algún favor aman a quien se lo~ rque lo bello es duradero), mientras que al beneficiado
hecho; y suele preguntarse por qué es así, como si fuese le la utilidad. Y aunque Ja conci!lncia de lo presente, la
algo paradójico. ranza de lo venidero y la memoria de lo pasado son
Para la mayoría esto se explica en razón de que los un as placenteras, lo más deleitoso es lo que depende del
son deudores y Jos otros acreedores; y así como en 108 , y en la misma medida es amable. Y así como la memo-
pres'tamos los deudores queman ' que sus acreedl)res no e••~ de las cosas bellas es placentera, la de las útiles no lo es
•tas , al contrario, velan incluso por~~ cisamente o lo es menos, aunque Jo contrario parece
ti esen, y los prestam1s
1
ª
seguridad de sus deudores, así también se cree que los bie ner lugar en la expectación.
hechores quieren que sus favorecidos vivan para obtenJI. A más de esto, el amor se asemeja a la creación; el ser
algún día su gratitud, mientras que a éstos no les preocu er do, a un estado pasivo. A los que, por lo tanto, tienen
corresponder. Pa yor parte en la actividad creadora, les son concomitantes
E?icarmo diría tal vez que los que esto sostienen ven amar y las cosas to~antes al ~or.
los hombres por su lado malo. Sin embargo, tal proceder
bastante conforme ~n la condición humana, porque 1:ª Asimismo, todos aman más lo que han producido con
erzo, como los que han adquirido su fortuna por sí
hombr~s en su. ~yona son desmemoriados, y más inclin · mos la aman más que los que Ja han heredado; ahora
dos estan a rec1b1r favores que a hacerlos. a- · n,. recibir un beneficio no parece implicar esfuerzo, en
. La causa, sin embargo, parece ser más profunda y no to que el hacerlo es algo laborioso. Y por esto las madres
guardar _analogía _con lo que tiene lugar én el caso de 1 n más amantes de sus hijos que los padres, porque su
06
pres~~1s~s. De estos para sus deudores, en efecto, no hay cimiento les cuesta más trabajo (aparte de que saben me-
afecc1on, smo el de~o de qu~ se conserven para obtener el que los padres que los hijos son suyos), lo cual podría
pago. Por el contrario, los bienhechores sienten amistad y mbién aplicarse a los bienhechores.
amor por sus beneficiados aun en el caso de que no les sean
en nada útiles ni hayan de serlo en lo futuro. Esto es precj. VIII
same_nte lo que les pasa a los artistas: todo artista ama su
propia obr~ más de lo que sería amado por su obra si ésta se Discútese también si debe uno amarse a sí mismo sobre
tornase ~nimada. Lo cual sobre todo acaece en Jos poe~ !odas las cosas o a algún ~tro , pues de ordinario se censura a
porqu~ estos aman.. extremadamente sus propios poemas y quienes se aman excesivamente a sí, mismos, Y se les llaf!l,ª•
1
~ qmeren como h1Jos. Pues a este amor se asemeja el de los como con vergonzoso epíteto, ego1stas. Y parece tamb1en
bienhechores: el objeto de sus beneficios es su obra y la que el hombre malo hace todas las cosas por su propio
am¡pt, de consiguiente, más que la obra a su hacedor.' y la respecto, y tanto más cuanto más malvado es -echán,~os~le
causa de_ esto es que el ser es para todos preferible y amable. en cara, por lo tanto, que nada hace sin pensar ep s1 mlS-
Ahora bien, n~s~tros no somos sino cuando somos en acto mo-, mientra$ que el justo obra por lo bueno y lo bello, Y
en ~nto que v_1vimos y _obramos; y la obra, por su parte, e~ tanto más cuanto mejor es, así como también por el interés
en cierto sentido el mismo creador en acto, el cual, por de su amigo, descuidando el suyo propio.
ende, ama su obra porque ama el ser. Y esto está en la Mas los })echos están en desacuerdo con estos argumen-
~~turaleza de las cosas, porque lo que él es en potencia, su tos, y no sin-r-azón. Porque . admitimo~. que ~ebe amarse
ralo re~ela en acto. sobre todo al me1·or amigo· pero el me1or arrugo es aquel
Al mlS mo t"iempo, es bello para el bienhechor lo que que al que quiere bien le desea ' · por e'l mismo
todo bien · Y
depend_e de su acción, de suerte que se goza en el objeto de aunque nadie haya de saberlo. Ahora bien, estas señales. se
ella, mientras que para el paciente nada hay de bello en el encuentran precisamente en la ac~itud del hombre ~ons1go
mismo , así como todas las demas con que definimos al
198
.199
amigo, puesto que, como hemos dicho, es con referencia ombre; y por ende, más ego ísta que todos será el que
los seatimientos del i~dividuo p~r s_í_ mismo como se extien esta parte de su alma y trata de complacerla. Y que la
de _luego a los demas la descnpc1on de los sentim.ien ·n es, para cada hombre, su verdadero ser, lo da a·enten-
arrustosos. En lo cual convienen todos los proverbios, corn la noción de "continente" o de "incontinente", según
son: "Una sola alma", "Entre amigos todo es común" " domine o no la razón. y lo demuestra también el hecho
~ista,~ es igualdad", y "~a rodilla es~ más cerca H~e que nuestros actos racionales se tienen, más que los
p1er~a . Tod~ es~ expres1~nes s~ aphcai; sobre todo al por actos nuestros y voluntarios. Cosa clara, por tan-
relac1ones del mdiv1duo con51go m1Smo; as1 que cada uno es que el ser de cada hombre consiste en la razon, o en
principalmente amigo_de_ sí mismo, Y debe en consecuenc· principalmente, así com~mbién que el justo ama esta
1
amarse sobre todo a s1 mismo. de sí mismo más que otra alguna. Por lo cual podría
Con razón, por lo tanto, puede dudarse a cuál t.e 'rsele por egoísta en grado sumo, pero bien entendido
debamos afiliarnos, ya que ambas son probables. de un tipo distinto del egoísta reprobable, del que difie-
Quitá debamos hacer ciertas distinciones en tales razo ianto como vivir según la razón difjere de vivir según la
namientos para detepninar hasta qué vunto y de qué man ·ón, y como anhelar por lo bello y lo bueno o por lo que
ra uno Y otro argumento expresan la verdad. Lo cual se nta un aspecto provechoso. Y así, todos acogtln Y ~la­
pondrá tal vez de manifiesto si aprehendemos el sentido e a los que se afanan en grado excepcional por. reahzar
que una Y otra sentencil\ usan el término " egoísta". ~ les acciones. Si todos rivalizaran por lo bueno Y.lo belló
unos, en efecto, to~ando el ~érmino con una intención de usiesen t~~o su esfuerzo en llevar a cabo~ mas ~ellas
censura, llaman ego1stas a quienes se adjudican a sí mismos ·ones, ~i>na cuanto es me11:ester P:i1'ª el bien comun, Y
la mayor parte tanto en Jos bienes económicos como en¡ lo particular cada uno tendna los bienes supremos, pues-
honores y placeres del cuerpo; y como a todas estas cOS: que la virtud es el mayor de los bienes. .
aspira el co~ún de !os hombre>, afanándose por ellas CUalsi Es forzo~o, _de consiguiente, q!-1e el hombre bu~no sea
fuesen los ~1enes mas preciosos, son extremadamente dispu. dor de s1 m1_sm?, ya qu~ practicando ~ellas acc~ones es
tad~. Y as1, los que buscan poseer estos bienes en demasía, provecho a s1 nusmo y sirve a los demas; y ~ la mversa,
son indulgentes con sus deseos y en general con sus Pasi el hombre malo no lo sea, porque al seguir sus malas
nes Y con la parte irracional d~ su alma. Tales son los ho: ones se daña a sí mismo y a sus prójimos. En el perver-
br~ en su mayor_ía; y p~r esta razón la denominación de en efecto ~ hay desacuerd? entre lo que debe hacer Y lo
d:
ego1st.a ha procedido ~el ~!>:' ordinario egoísta, que cier. h~ce, m1~niras que el justo hace lo que d_ebe hacer~
tame~te es malo. 9on Justicia, por tanto, incurren en cenh1l· ue la razon en cada hombr~ escege lo me]Or para s1
ra qµ1enes son ego1stas de esta manera. a, y el justo obedece a la razon.
Que la mayoría acostumbra llamar egoístas a los que Verdad es también, en lo que atañe al hombre virtuoso,
buscan acapa;8:1' a9uellos bienes inferiores, es cosa averigua. lleva a cabo múchas acciones por sus .aniigos Y ~or su
da. Porque s1 algun hombre se afariase siempre por sobre ·a, al extremo de morir pbr ellos si fuere preciso; Y
todas las co~s por practicar la justicia o la templanza u bién que este hombre dará de mano a las riquezas Y a
otros actos v1!tuosos cualesquiera, y siempre en general pro. honores, y en general a t.odos esos bienes tan d!&putado~,
~rase para st l~ bu~no Y_lo bello, 1;1adie le llamaría egoísta rvándose para sí lo bello y lo bueno. Y mas· quema
ni le_ ende~zar1a v1tuper1os. Y con todo, a este hombre intensamente un corto tiempo que tener por otro
P_odria tenersele po~ ~ás egoísta aún que al otro, pues ¡0 0 una existencia pacata, y preciará más vivir be~_amente
cierto ~ que se adJud1ca las cosas más bellas y los bienes año que muchos de existencia vulgar, y una acc1on be~a
superlativos, Y complace a la parte más señorial.de sí mis- grande que muchas y me7.quinas. Este es sin duda el caso
~o, obedeciéndola en todas las cosas. Pues así como una los que mueren por otros, que escogen para sí ·un gran
c_iu~ad Y cualquier otro conjunto sistemático parecen con- mio. y asimismo están dispuestos estos hombres a dilapi·
s15tu sobre todo en su princip~o doiqinativo, así también en sus riquezas, a trueque de que sus amigos medren, pues
200 201
, . . , rnente hacer del hombre dichoso un solitario, porque
as1 al a~1go. le qu_e~n las nq~ezas Y a el la l>onra, con . escogería poseer a solas todos los bienes, puesto que
que se ad1ud1ca a s1 mismo el bien mayor. rnbre es un ser político y nacido para convivir. Y por
De la misma manera procede e'n punto a honores , aun el hombre feliz vive con otros, .~ado que posee
cargos públicos· .t.odas estas cosas las dejará al amigo, los bienes, naturales. .Y es claro tamb1en que vale más
que para él es esto bello y laudable. Razón se tiene, pu ~uno sus d1~ con amigos."'! ho~bres de bien que c~n
tenerlo por virtuoso, porque a todo prefiere lo bello~ º..
os conoc1d_os de ocas!on; as1 que el hombre fehz
bueno. Pero aun es posible que las mismas acciones tatl}b1e~ necesidad de ~1gos. . .
abandone al amigo, pues puede ser más hermoso ser ca ¿Que qu1e!en, p~es, . ~e~ los que sostienen, la pnmera
de la acción del amigo que actuar por sí mismo. Y, en. que ~nt1do thce!l v<:!rdad? ¿No sera porque _la
. · . ona tiene solo por amigos a los que acarrean algun
E~ suma, en todas las ~1r~u~stanc1as l~ud~bles el ho cho? De esta gente, en verdad, ninguna ne~esidad ti,e-
bre virtuoso se ostenta ad1ud1candose a s1 mismo la dichoso, desde ,el momento que todos los bienes están
más grande de lo bello y lo bueno; y en este sentido disposición, ni tampoco, o muy poco, de las amistades
como el hombre debe ser egoísta, según queda dicho, das e~ el placer, y~ que la vida que es .d~ suyo placen-
no en el sentido que lo son la mayor parte. para nada ha menester del placer advent1c10; y en suma,
el hombre feliz no tiene necesidad de tales amigos, se
IX que no tiene necesidad de amigos. .
Todo esto no es, seguramente, verdadero, En efecto,
Dispútase también si el hombre feliz tendrá 0 no ne Os dicho al principio que la felicidad es una actividad, y
dad de amigos. Dícese, en efecto, que para nada tie aro que la actividad nace y s~ de~~?lla, y que no está
necesidad de amigos los hombres dichosos y que se bas una vez por todas ª.nuestra d1spos~c1on c?mo una. I?ro-
sí mismos, porque todos los bienes están a su disposición, d que se P?s:ee. 81, pues, ser feliz c.onsiste ~n vivir y
desde el momento que tienen la perfecta suficiencia ar, y la ac~1v1~d del h,om~~? de bien. es. ~1rtu?sa y
nada han Jllenester suplementariamente, siendo así q~e able por s1 m1Sma, segun d111m:os al pnnc1p1o;i51, por
amigo, que es otro yo, nos procura lo que por noso parte, .el ser~os una cosa pr_op1a es algo que a hace
mismos somos incapaces de obtener; de donde el dicho dable; s1, en fm, pode~os mejor ~ntemplar ~ nuestros
poeta: jimos que a nosotros mismos, y me1or sus acc1o?es que
nuestras propias, y las acciones de los hombres virtuosos
Cuando el genio divino nos depara la dicha. son sus amigos son agradables a los buenos, puesto que
¿Qué necesidad tenemos de amigos? acciones tienen las dos cualidades que las hacen natu-
ente agradables; si todo esto es así, el hombre dichoso
. Con todo, paree~ absurdo que si atribui~os todos drá necesidad de tales amigos, puesto que su propósito
b1e?es al. hombre feliz, no le conce~amos am1~s, que el contemplar acciones moralmente valiosas y que le sean
e~t1~a~os c?mo el. mayor ~e los bienes exteriores..Y. iliares, como són las del amigo que es hombre de bien.
au~. s1 es m~ propio del amigo hacer fav<;>res que rec1b1rl A más de esto, todos concuerdan en que el hombre feliz
Y. s1 es ~rop_io del hombre bueno y ~e la virtud .hacer ben vivir placenteramente; ahora bien, la vida del solitario
c1os, ~ s1 mas bello es ~acer benefic1?s a los amigos que a difícil, porque no es fácil que uno esté por sí mismo en
ex~anos, el hombre ~1rtuoso tendra necesidad de ami 'vidad continua, y en cámbio es fácil que lo esté con
quien haya de hacer bien. s y para otros. De este modo, pues, la actividad vir-
Por es~ razón se pregun~ también si. hay mayor ne sa, ya de suyo agradable, será más continua, como con-
dad de amigos en la prosperidad o en la desgracia, d e al hombre dichoso. El hombre virtuoso, en .efecto , a
por supuesto que si el desdichado tiene necesidad de am de su virtud recibe contento de los actos virtuosos,
que l.~ so~rran! el que está en la prosperidad ha men o por lo contrario recibe disgusto de Jos actos viciosos,
tamb1en de amigos a quien hacer el bien. Absurdo
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202
no de otro modo que el músico se complace en las beu pio existir es apetecible para cada uno, así también el
melodías y le desagradan las malas. Por lo dem~ al • amigo, o casi tanto. Pero si, como hemos vist.o, su
adiestramiento en la virtud puede también venir de ·1a con le es apetecible por la concienci~ que tiene de 5':1
vencia con los buenos, como lo ha dicho .Teognis. "á' bondad, y esta percepción, ademas, es agradab.le en
Si miramos atentamente en la naturaleza de las cosas · ma, será forzoso, de consiguiente, que ~nga también
amigo virtuoso parece ser por naturaleza digno de escog ' 1encia simpática de la existencia de su. ~migo, lo cual se
por el virtuoso. Hemos dicho, en efecto, qu~ lo que ucirá en la convivencia,K comunica~1on de palab.:ra_s y
bueno por naturaleza es bueno y agradable por sí · lentos. He·ahí, a lo que parece, como debe definrrse
para el hombre virtuoso. Ahora bien, la vida se define en 1 nvivencia entre los hombres, y no, como en el ganado,
animales por la potencia sensitiva; en los hombres, por el hecho de triscar en el mismo past.o.
potencia sensitiva a Ja vez que por la intelectiva. Pero En conclusión, si el existir es por sí mismo apetecible
potencia se endereza al acto , y lo principal está en elac el hombre dichoso (por ser algo por natur~eza bueno
por tanto, la vida parece consistir principalmente en el dable), y si el existir del amigo está poco mas o menos
tir o. en el pensar. La vida, por su parte, pertenece a el mismo caso, el amigo será, por tanto, una de las cosas
cosas en sí mismas buenas y agradables, porque es cibles. Ahora bien, lo que es apetecible para uno es
definido, y lo definido está en la naturaleza del bien. que uno lo posea, o de. lo contrario será d.eficientE;
aquí que lo que es bueno por naturaleza lo sea también te respecto. El hombre, pues, si ha de ser fehz tendra
el hom~re virtuoso; y por esto la vida parece a todos a idad de amigos virtuosos.
ble. Sólo que no debe tomarse aquí como ejemplo una vi
perversa y corrompida, ni tampot'<> una vida llena de dol X
res, porque semejante Vida es indefinida, como también 1
elementos que la integran, lo cual se verá más daro ¿Debemos entonces, hacer t:antos amii¡os ~orno sea posi-
consideraciones posteriores que haremos sobre el dolor. 0 bien, así como en matena de hosp1tahdad parece ser
pues, la vida es por sí misma buena y agradable (lo cual consejo acertado el de que
comprueba por el hecho de que todos la desean, y so
todo los justos .y felices, para quienes la vida es lo hombre de muchos huéspedes, ni tampoco sin .lluésped,
apetecible, y su existencia la más feliz); si el que ve sie
que ve, y el que oye que oye, y el que anda que anda, y rá el mismo aplicarse a Ja amistad, de tal suerte que ni
los demás actos por semejante manera hay una facultad mos sin amigos, ni procuremos muchos en exceso?
la que somos conscientes de nuestros actos, de suerte q A los a,mígos por razones utilitarias poqría, según pare-
cuando percibimos, percibimos que percibirnos, y cu aplicarse exactamente el dicho del poeta, porque corr.es-
pensamos, que pensarpos; si por el hecho de que percib der con servicios a mucha gente es engorro~, Y la vida
o pensamos sabemos que somos (como quiera que el e es suficiept~mente larga co~o para, desempenar esta ta-
lo hemos defmido cómo sensación o pensamiento); si Los amigos, cuando son mas en numero de los que son
sentir que vivimos es una de las cosas de suyo agradab ientes para nuestra propia vida, ~on s~perfluos, Y un
(porque la vida es algo bueno por naturaleza, y el sentir ' ulo incluso para vivir bellamente; as1 que para nada
bien presente en uno es agradable); si la vida es apetecib 1 necesarios. En cuanto a los amigos ~or placer, bastan
partlculartl'\ente para los buenos (porque para ellos la e nos, como basta un poco de sazón e!!- la comida. .
tencia es. buena y agradable, puesto que reciben placer de Mas en lo ~e ve a los amigos virtuosos, ¿~moLde
conciencia de estar presente en ellos algo bueno en sí r tantos en número oomo- sea_B9sí§le, o h~y alguna
mo}; si el hombre virtuoso, en fin, observa la misma d.is ·da tambiéñ para la turba amist.osa, como la hay para la
ción co~igo. mismo que con su amigo (puesto que su blación de una ciudad? Una ciudad, en ef~to,, no se
es otro el); s1 todo esto es _verdadero, resulta que así co ría con diez hombres; pero tampoco seria aun una
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, pues así como l~s desdich~~os necesitan auxilio, los
ciudad con cien mil aunque la cantidad en estos cas están en la prosperidad tamb1~n han menester de gente
seguramente un nú~ero único, sino cualquiera qu~s no quien vivir y a quien hacer ob1eto. de sus fav?res, toda
' . , . . Pu
ue lo que desean es hacer el bien. La amistad, por
hcaer dentro, de ~1ertos hrmtes.
· d Pues de los , . amigos l:ambf
q es mas , necesana. e,-a
'"'.J
advers1'dad, puesto que en estas
ay un numero determina o, cu~o max1D10 es proba ~stancias necesitamos a~s serviciales; pero es más
mente el de las personas con quien uno puede conv la prosperidad y por esto se busca la amistad de los
P.orque h emos ~1s· t o que est º.se est'1ma ~~~o 1a no.t:a
en de bien, porque
bres ' es con mucho prefenb.le · conferir
ficios a amigos de ~sta índole y pasar el tiempo con
cierta de la amistad; ahora bien, no es d1f1cil darse cuen
de que no es posible convivir con muchos, dividiéndose.u La presencia de los amigos es por sí sola ocasión de
entre tantos. nto, lo mismo en la próspera que en la adversa .fortu-
·
A m~ de esto, es preciso _que ni¡estros amiggs Porque los corazones gravados de pesares S? aligeran
también· amigos entre sí, si todos han de pasar sus días 11
do los amigos comparten sus penas. Y. podria pregun-
con otro;;, lo cual entre muchos es dificultoso. De otrasi este alivio proviene de que los amigos toman c~n
te, es ~m,bién difícil compartir familiarmente los goces
tros nuestro fardo, o de no ser así, porque·su presencia
las pena:s con muchos, pues verosímilmente sucederá que
es agradable, y el pensamiento que tenemos de que ellos_
núsmo ¡tiempo tenga uno que regocijarse con unos y en en con nosotros hace menor nuestra aflicción. Pero
tecerse con otros. Probablemente, pues, lo que esté biensea por estas razones o por otra cualquiera por lo que
no pretender tener tantos amigos como sea posible, · tra pena se hace más leve, es cuestión que podemos
tantos como sean suficientes para la c<;>nvivencia, pues p
de lado; lo que es patente es que acontece lo que
ce realmente imposible ser para muchos un amigo cabal.
bamos de decir.
esta razón no puede amarse a muchos; porque el amor 8 La presencia de los a.m,igos, por lo demás, contien~ !ll
fica amistad en grado superlativo, y esto no pueqe r vanos-elementos .~mplejo&. El solo ver a los amigos
sino con respecto' a uno, por lo cual una extremada un placer, especialmente para el desdicha~o, Y llega a ser
no se dispensa tampoco sino a unos cuantos. Y así p reparo en la aflicción, porque el amigo, s1 es h.ombre de
verse confirmado en la práctica, pues la amistad de cam es una fuente de consuelo, tanto por su. v1Sta como
derí~ no incluye muchos amigos, y en cuanto a las amis 5~ palabra, puesto que conoce nuestro caracter Y sa~e
des canta~ por los poetas, entre do_s solos se cuentan.
qué cosas recibimos agrado o desagrado .. Pero en cambio,
lo contrario, los hombres de muchos amigos y que se e tirio entristecido con nuestras desgracias es penos~>, Y
ducen familiarmente con todos (entiendo referirme esp 0 el mundo evita ser causa ~e aflicción para sus am1g?~·
mente a los que la gente lla'ma "amables" o "simpáticos lo ·cual los hombres de naturaleza extremadamente vml
pare.cen en realidad no ser amigos de ninguno, a no ser en
recatan de que sus amigos los compadezcan, Y ª.menos
sentido qµe los conciudadanos lo son entre sí. Cierto es
e el alivio exceda en mucho a la pena del amigo, no
otra parte, que en el plano ·político y social puede un~
nsienten tales hombres que sus amigos reciban un do!~r,
· ~igo de muchos, y no ser1 sin embargo, un "simpático en general no admiten a los plañideros en s~ compania,
smo un genuino ~ombre de bien; pero no se puede te rque ellos mismos no son dados a larne~tac1ones. Por lo
~n muchos la.amistad fundada en la virtud y en la conntrario, las mujercillas y los varones aferruna~os gustan de
c1on de los :un~gos, y debemos darnos por contentos si con quienes gimen. al unísono, y los quieren como a
contramos siquiera pocos de esta especie. igos y compañeros de infortunio. Pero .en todas las cosas
claro que debemos imitar al varón supenor.
XI En el otro caso la presencia de los amigos en-la prospe-
d nos hace agr;dable el paso de la vida y nos infunde el
¿CuándÓ tenemos más necesidad de amigos: en la bu ve pensamiento de que ellos reciben placer de nuestra
o en la mala fortuna? Porque en ambas situaciones se p
207
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buena fortuna. Por lo cual parece que d~biéramos convid U'Osofar en compañía, pasando todos y cada uno sus días
diligentemente a los amigos a compartir nuestra ventu ¡0 que más aman entre las cosas de la vida, porque desde
porque es bello estar dispuesto a hacer el bien. En las momento que quieren convivir con sus amigos, hacen y
que de los males hay .
gracias, al contrario debemos llamarlos con vacilación
' que comumcar lo menos posible; ' man parte en las co~ que les dan el sentido de la convi-
ncia. Y pQr esto también, l~a~ de los malos acaba
donde el proverbio: r ser una amistad per;versa, ~orque inconstantes como
Basta con que yo sea desdichado. n comunican tan sólo en las malas acciones, Y acaban por
En fin hay que llamarlos sobre todo cuandd no han c~rse hombres corrompidos, asemejándose los unos a los
sufrir sino' pocac; molestias para hacemos en cambio un os. Por lo contrario, ).a amistad de los bu;nos es b~na,
servicio. . crementándose erie l trato común. Y as1, como puede
De 'manera contraria, es por cierto una actitud deco , se hacen progresivamente mejores por el ejercicio de
acudir sin ser llamado y diligentemente a los que están en actos amistosos y la corrección recíproca, Y se modelan
desgracia, porque lo propio del amigo es hacer servicios, mando unos de otros las cualidades en que se complacen;
especialmente a quienes están en necesidad y no los h donde el proverbio:
pedido, pues de ambas partes es tal conducta más noble
más agradable. Y también hay que cooperar con prontitud pe los bueno~ las cosas buenas. ..
las acciones de nuestros amigos en prosperidad (pues p Baste con lo dicho acerca de la amistad. En lo que sigue,
ellas tienen ellos necesidad de amigos), pero ser tardos e taremos del placer.
recibir sus favores, pdrque no es decoroso poner diligen
en aceptar beneficios. Por otra parte, tampoco hay du
que debemos guardarnos de quedar en opinión de een
displicente por rechazar sus favores, lo cual no deja a v
de acontecer. En conclusión, es patente que la presencia
amigos es deseable en to.da_s circunstancias.

xn
¿No se sigue de todo esto, que así como para los aman-
tes la visión del objeto amado es de todas las cosas la ·
amable y prefieren con mucho esta sensación a todas
demás, porque en el sentido de la vista está sobre todo el se
y el origen del amor, así también para los amigos la
más deseable es la convivencia? Pues la amistad es u
asociación, y lo que el hombre es para sí mismo, esto
también para su amigo; ahora bien, en lo que a noso
concierne, la conciencia de nuestro existir nos es.amable,
también, por tanto, del amigo; y como esta conciencia
traduce en acto en la vida en común, de aquí que con razó
los amigos tiendan a ella. Y lo que la existencia signifi
para cada hombre en particular o aquello por lo cual apete.
cei:i vivir, en esto quieren pasar su tieJDpO co~ los ami
por lo cual unos se reúnen para beber, otros para jugar a 1
dados, otros para el deporte, o para ir juntos de caza o p
209
208
armonizan con los hechos engendran convicción e inducen a
quienes los compren(jjn a vivir según ellos. Pero baste con
li? dicho acerca de estos puntos y procedamos al examen de
laS teorías que se han propuesto sobre el placer.
LlBRO X

DE LA FELICIDAD 11

I Eudoxio, pues, pensaba que el placer es el Bien, porque


teía que todos los seres, tanto racionales como irracionales,
A lo anterior debe seguir :>in duda el tratado del placer li? apetecen. Ahora bien, en todas las cosas (argüía) el obje-
porque el plac!!r p~ece es~ en í~tirna relación con Ja natu'. to del deseo es bueno, y lo absolutamente deseable el ma-
raleza humana; y por esto a los ¡ovenes se -les educa gober. yor bien; y el que todos graviten a lo mismo significa que
nándolos por medio del placer y la pena. Y parece además esto es para todos lo mejor, porque cada cual encuentra su
que pw:a la virtud moral es~ la mayor im~ortancia h~ar bien particular como encuentra su alimento. De consiguien-
gusto en las cosas· e conviene aborrecer lo que setfeiie te, lo que es bueno para todos, y que todos los seres apete-
~cer;porque s as 1Sposiciones1e prolong¡m.J®;.'.t.oda cen, es el Bien.
laVlda~~ de gran momento y fue!D en lo_gue hace a la Estas razones de Eudoxio más persuadían por la virtud.
-viffif<fY la vida íeliz, p~oresy~ñere~~ oosas moral de quiel\ las proponía que por sí mismas. Era tenido
placenteras y huyen de las penosas:" - ........_ Eudoxio en concepto de varón de singular templanza, de
En mañ:'érá alguna,portalroo,PodrÍa aprobarse que Omi. manera que no parecía decir lo ,que decía como amigo del
tiéramos tales puntos, y especialmente teniendo en cuenta placer, sino por ser así las cosas en verdad.
las muchas discusiones que encierran. Unos, en efecBl..-iden. No menos pensaba Eudoxio-estar demostrado lo que
tifican el placer con el bjen, en.. tanto que_g:tro.s a éóntrario, ümnaba por el argumento del principio contrario, toda vez
lo deelarafl On maren absoluto. ~e éstos, l!_no~tán quizá que si el dolor es de suyo un objeto de aversión para todos
J[e~of g_ue- así ~s;-mieñtras que otros estiman que es los seres, su contrario debe ser semejantemente un objeto .
mejor para nuestra "Vida. mostrar que el placer es cosa mala de elección. Asiniismo decía que lo más digno de elección
aun cuando en realidad no fuese así, porque como ven que es lo que no escogemos por causa de otra cosa ni por alcan-
los hombres en su mayoría se inclinan 'arplli-cer)'.-=sé=fiacen w otra; y que tal es, reconocidamente, el placer, como
:::;;:;;_¡;:o-
~V.Os-ue.$US -esto
goces, creen por - necesario
- - - al
llevmos quiera que ninguno se pregunta jamás con qué fin se deleita,
~trerño contrario, ya que así vendrán·1rmrnn el.medio. dando en esto a entender que el placer es de suyo apeteci- ,.
Pero poslBté'meme--esWño está bien dicho. En efecto, ble. Y también argüía que allegado el placer a otro bien
en materia de pasiones Y. acciones los razonamientos son cualquiera, lo hace más deseable, como si se añade a los
me~~sivos_qµe,.lM=..oma~CQandojo.s razonamien- actos de justicia y templanza; pero el bien no se acrecienta
~están en desas:u.erdo conJQ§Jle<:h.os..palpables, provocan sino con el bien.
desPMcla=yamstran la verdad e.n su descrédito. Pues si En lo que hace al último argumento, lo único que pare-
alguna vez se ve al censor del placer proCü'ñl?Su disfrute ce demostrar es que el placer es uno de los bienes, pero no
interprétase esta inclinación parcial cqmo si implicase l~ que sea un bien mayor que cualquier otro, porque no hay
a~robación de toda especie de placer, como quiera que el ningún bien que no sea más deseable combinado con otro
discernir no es propio de la multitud. Los argumen~er· que aisladamente. Con este argumento precisamente refuta-
~er~s1..¡por tan.to, no sól~ acreditan ~i Ütilí§!_mos P!!B el ba Platón la 'doctrina de la identidad entre el Bien y el
conoc1m1ento, smo tahtbien P8!"8 la vida, porque cuanlió placer, haciendo ver que si es más apetecible una vida pla-
centera con prudencia que sin ella, y si el compuesto es más
210
_211
valiosl), no podrá ya ent.onces confundirse el placer con el pgseen más Y otros ,menos~ y que su actividad virtuosa es
Bien, de,s de el momento que nada que se añada al sumo :nayor o menor ; as1 por eJ~}llplo, un?s son más justos y
bien puede tornarlo más apetecible. Es claro, en efecto, que 1entes 9ue. ?tro~ tamb1en es pos1bla practicar más y
ninguna cosa podría tenerse como el Bien si se hace más e~os la 1usttc1a o la templanza. Mas si, lle otra parte aquel
deseable con la adición de otro cualquiera áe los bienes c10 se funda en los placeres mismos, témonie nd sea la
intrínsecos. ¿Cuál será, por tanto, tamaño Bien, y en el que rdadera causa la que se propone, si es verd ad que ele lo s
además podamos nosotros tener parte? Pues algo de esta laceres unos son puros y otros mezclados.
especie es lo que andamos buscando. Asimismo ¿qué impide que, así como ia salud, siendo
Los que s~stienen que no es un bien aquello que todos C()Sa definida, con todo .eso admite más y menos, otro tanto
los seres apetecen, dicen algo sin sentido. De nuestra Parte ¡ie.se con el placer? No en todos los individuos guarda la
afirmamos que lo que todos aprueban, así es: el que rechaza ud }a misma proporción de elementos, ni siquiera es idén-
esta creencia difícilmente podrá expresar algo más creíble. dca .siempre e~ la misma persona, sino que aun relajada
Si sólo 'l os seres sin pensamiento deseasen los placeres, algún _.bSlste ha.">ta cierto punto, y difiere por tanto en más y en
sentido tendría lo que aquéllos dicen; pero si los seres inte}¡. inenos. Pues lo mismo es posible que suceda ron respecto al
gentes hacen lo propio, ¿cómo puede tener algún valor ~acer.
aquella opinión'? Y aun en los animales inferiores nay pro. . De otra parte, postulan (los mismos filósofos) que el
bablemente un lnstinto específico superior a sus instintos bien es algo perfecto, en t.anto que los movimientos y los
individuales, y que procura el bien propio de la especie. procesos son algo imperfecto, después de lo cual intentan
Tampoco parecen expresarse correctamente los que se demostrar que el placer es movimiento y proceso. Pero este
. oponen a h'udoxio en el argumento del contrario. Al decir de razonamiento .n~ parece correcto, como tampoco que el
ellos, no porque el dolor sea malo síguese que sea un bien el placer sea movmuento. A todo movimiento, en efecto, pare-
placer, porque el mal se opone tanto al mal como a lo que cen perte0:ecerle. como caracteres propios la velocidad o la
no es ni bien ni ma.I. No está esto mal dicho, pero en lo que lentitud, s1 no siempre con relación al mismo movimiento
aquí tratamos, no es verdad. Pues si el placer y el dolor (como acontec,-e en el movimiento del firmamento) a lo
fueran malos ambos, veríamos qu~ necesariamente de am. menos con relación a otro cuerpo. Mas ninguna de estas
bos se apartarían los hombres; y si fueran estados ambos cosas encontramos en el placer. Podemos sin duda e"peri-
moralmente neutros, los hombres no se apartarían de ningu. menf'Ilr súbitamente placer, como también encolerizarnos;
no de ellos o se apartarían por igual. Ahora bien, lo que pero la sensación pll!'centerc1 en sí misma no es súbita, ni
manifiestamente vemos es que los hombres huyen del uno ta~poco con relación a otra cosa, a la manera como se anda
~mo de un mal y escogen el otro como un bien, siendo mas pronto o se crece más pronto, o com0 se realizan mái>
esta, por tanto, la naturaleza de la oposición entre ambos. pronto (que otros seres) todos los movimientos de este gé-
nero. Así pues, podemos pasar rápida o lentamente a un
m estado phtcentero, pero en el acto del placer considerado en
sí mismo -es decir, en el sentimiento del placer- no puede
Ni tampoco porque el placer no sea una cualidad, deja hablarse de velocidad.
de ser uno de los bienes, porque los actos virtuosos tampo- ¿Cómo, por otra parte, podría ser el placer un proceso
co son cualidades, ni lo es la felicidad. análogo a la generación? Porque no se cree que de cual--
Dícese aún que el bien está definido, en tanto que el qu~er cosa pueda engendr~e cualquier ot-ra, sino que ~da
placer es algo indefinido, pues admite más y menos. Si es cosa se r~uelve en lo. ,mismo de que se engenqra; y as1 el
~r el senti!111eQto del placer por lo que así se juzga, lo dolor seria la cQrrupCion de aquello <:!!Yª generaclon es el
nusmo podrá decirse de la justicia y de las demás virtudes, placer; . . .,
· con relación a las cuales claramente afirmamos que unos las D1cese ademas que el dolor es la pnvac1on de lo que

212 213
exige la naturaleza, en tanto que el placer es su saciedad.
Pero éstás son afecciones corporales. Si el placer fuese la A más de esto,"1iadie escogería vivir teniendo toda su
saciedad de lo que la naturaleza demanda, la parte que rec~ 1ida una mentalidad infantil, por más que recibiera el ma-
be la saciedad debería también experimentar placer, es a yor placer posible de las cosas que agradan a la infancia. Y
saber, el cuerpo. Mas no parece ser así; Y por tanto, no es el par_ otra p~, nadie tampoco que_rría go~ar ~jecutando las
placer la _saciedad, sino que al producirse l~ saciedad Podrá acciones mas vergonzosas, por mas que ¡amas hubiera de
uno sentir placer, como por otro lado sentir dolor con una sufrir por ello. Por el contrario, en multitud de cosas pone-
operación quirúrgica. Esta opinión, por lo demás, parece JJ!OS nuestro afán, así no venga de ellas ningún placer, como
haberse originado de los dolores y placeres que tienen que 1er, recordar, conocer, poseer las virtudes. Y nada importa
ver con la nutrición, pues cuando hemos estado privados de que de necesidad haya placeres consecuentes a tales cosas,
alimento y sufrido por ello, experimentamos placer al sa. pues las escogeríamos aunque ningún placer hubiese de re-
ciarnos. Mas no acontece lo propio con todos los placeres. sultar de ellas.
Sin pena antecedente son los placeres del conocimient.o; y En suma, parece cosa clara que ni el placer es el Bien, ni
aun entre los placeres de los sentidos, así también son los · todo placer apetecible, y también {Jue algunos placeres hay
placeres del olfato, y muchos del oído y de la vista, no apetecibles por sí Jnismos, y que los placeres difieren tanto
menos que los recuerdos y esperanzas. ¿De qué cosa, por por su especie como por su fuente. Y baste con lo dicho
tanto,,podr~ estos placeres ser procesos análogos a la gene. acerca de las opiniones con-ientes sobre el placer y el dolor.
ración, ya que no se ha dado previamente ninguna privación
cuya saciedad ellos sean? IV
A los que (para condenar el placer) aducen los placeres
reprobables, puede respondérseles que éstos no son verdade- Qué cosa sea el placer según su esencia o sus atributos
ramente agradables. Porque no porque sean agradables a los esenciales, se tornará más claro si volvemos a tomar la cues-
malamente dispuestos, hemos de pensar que sean también ttón desde el principio.
agradables a otros que no sean ellos, de lá misma manera Acéptese comúnmente que el acto de ver es completo
que no se tiene por sano o dulce o amargo lo que es tal para en cualquier momentó de su duración, porque no carece de
los enfermos, ni tampoco que sean blancas, las cosas que ningún elemento que, añadiéndose posteriormente, lo com-
parecen t_ales a los 9ue pad~~n alguna oftalmia. . plete en su forma específica. Pues algo de .esta naturaleza
Podnamos d~e1.i: tamb1en que los placeres s?n apetec1. parece ser el placer, el cual co~stituy~ un cierto todo, y en
bles, pero a cond1c1on de que '!1º provengan de ciertas fuen-.. .ningún momento de su duracion podria encontrarse un pla-
tes, ~o de otro modo que la ~~~eza es cosa de d~~ear, pero cer que por subsistir un tiempo mayor completase su forma
no s1 ha de ganarse con la traic1on, y como t~mb1en lo es la específica. Por lo cual tampoco es movimien~, porque t?-
salud\?ero no a costa ~e ~omer to.da y cualquier cosa., . do movimiento se da en cierto tiempo y en vista de un fm
¿ , no pode!;1os ~s1.m1smo decir que los plac~res d1f1er~n (por ejemplo la construcción de una casa) y es completo
espec1ficamente . Distintos son, en efecto, ~gun que pro. cuando ha acabado de hacer lo que se proponía, es decir
vengan de cosas nobles o de cosas vergonzosas. No se puede . l'd d ~ d ·'
gozar el placer del justo sin ser justo ni el del músico sin ser cuando se le c:ons1dera. en la tota. 1 a ue su ura~10~ o en
músico, .y así en los demáS placeres.' su momento final: Por el contrar10'. ~odos lo~ mov1m1entos,
La diferencia que hay entre el amigo y el adulador pare- tomados en fracciones de su durac10~, son mcompl~tos, ';f
ce también poner de manifiesto que el placer no es el bien son distintos específicamente del con1unto Y entre _si., As1,
o que los placeres difieren espec1ficamente, porque el un~ el acomodo de las piedras unas con otras es un mov1m1ento
parece conversar con su amigo con la mira del bien, y el distinto del acanalado de la columna, y ambos a su vez de
otro con la del placer; y por esto al uno se le censura, en la fabri~ción del templo; y así como la construcción del
~nto que al otro se le alaba porque dirige su trato a fines templo a su vez sí es un movimiento completo (po~~e
diferentes. nada le falta de lo relativo al fin propuesto) la construcc1on
de la base y el labrado del triglifo son incompletos, porque
214
215
c.,
1

d art del · todo De consigu· t.e que parece, el acto perfecto; y nada importa que se diga
u~~ Y otro S?~ e un~ P e osíble · además to~en • es el sentido-el que está en acto o el viviente en que
difieren espectfica mente, Y no es P . , ' . '. ar en 'de En cada sentido pues la actividad ópt'1ma es la del
., l · d su durac1on un mov1m1ento pe · • •
una f racc1on cua quiera , e . . l· · to que está lo mejor dispuesto con relación al más eleva-
fecto en s~ forma especifica: 51 se quiere hacerlo, ha de ser de los objetos que caen bajo dicho sentido; y ese acto al
en la totalidad. , el más completo, será también el más placentero. Y e;to
Lo mismo pasa con la marcha Y con lo~ d~mas movi. ue co mo a toda sensación corresponde un placer -lo
mientos. Si la traslación~ ?n e~ecto, ~s un mo~ii:mento de un o que al pensamiento discursivo y a la contempla-
h.;gar a otro, tiene tamb1en d1ferenc1as .espec1f1cas, _com~ el n-, Ja sensación más placentera es también la más com-
vuelo, la marcha, el.salto Y ot~s se~eJantes. '!'i.ºsolo, smo t.a, y la más completa. es la del sujeto que está bien
que en la marcha misma hay dif~renc1~ espec1f1cas, porque uesto con respecto al objeto más excelente de los que
ir de un lugar a otro no es lo m1Smo s1 se trata de r?coner u específicamente bajo cada sentido. Así pues, el placer
todo el estadio o solamente una de sus partes, as1 como ecciona el acto, aunque no lo perfecciona de la misma
recorrer tal parte no e~ lo mismo que recorrer tal otra; ni es era que lo hacen el objeto sensible y el sentido cuando
tampoco lo mismo pasar esta línea que aquella otra, a causa s están en buen estado como tampoco la salud y el
de que no sólo se cruza una línea, sino una línea trazada en dico son por igual causa de' que estemos sanos.
un lugay, y esta lín~a está en lugar diferente de aquélla. Por Que a toda sensación corresponde un placer, es eviden-
lo demas, en otros libros hemos tra~do co.n todo pormenor puesto que ciertas vil?taS y sonidos dan placer. Y es
del movimiento; y de nuestras cons1derac1ones parece con. bién evidente que las sensaciones serán tanto más. pla-
cluirse que ningún movimiento es completo en cualquier teras cuanto el sentido esté en mejores condiciones y se /
instante d e su duración, sino que los múltiples movimientos ·que al mejor de los objetos. Si tal es la condicron del ·
que lo componen SO!J incompletos y difieren específicamen. ·eto sensible y del sujeto que siente, habrá siempre pla-
te, puesto que sus puntos de partida y de llegada constitu. puesto que habrá un objeto que lo produzca y un suje-
yen para c:ada uno su especie. Mas la ibrma específica del que lo experimente.
placer es cor~~ieta en cualquier mon:e~ro de ~u. duración. El placer, pues, perfecciona el acto, aunque no a la
~s pues, mamf1esto que placer Y movuruento difieren enlle era de una disposición habitual inmanente, sino a modo
s1, y que el placer es una de las cosas totales Y completas. cierta perfección final superveniente, como la flor de la
Confírmalo asimismo el hecho de que no es posible ntud en los que se hallan en su apogeo vital. Y así,
moverse sino en la duración temporal, mientras que sí es ntras el objeto inteligible o sensible sean lo que deben
posible sentir placer sin este requisito; ahora bien, lo que se , y lo mismo el sujeto que percibe o contempla, habrá
cumple en un instante es un todo complet.o. er en el acto, porque permaneciendo iguales pacient:e y
De lo illcho es patente también que no están en lo justo nte, y mnnteniendo, la misma ~elación recípro~a, lo mis-
quienes afirman que el placer es un movimiento o un proce. nat31~lmente habra de produ_c1rse. .
so generativo. No pueden estos téPminos predicarse de todas ¿Cómo es enton~es que ?adie pued~ tener placer cont1-
las cosas, sino sólo de cosas divisibles y que no forman un ente? ¿No sera e!1 razon de la. f~~1ga? Tod~ lo que es
todo. Es así como no hay generación del acto de ver ni del ano, en efecto, es mcnpaz ~e act1V1dad continua, Y por
punto ni de la unidad, y ninguna de esas cosas es a su vez _no puede ta~poco ser ~ontmuo el placer, porque acom-
movimiento productor o generación. Tampoco piles hay a al acto. Halagannos ciertas cosas novedosas, Y por esto
nada de eso en el caso del placer que es un todo.' ' o después ya no es así. Y el pensamiento también en
.' principio es estimulado y actúa intensamente con rela-
Cada uno de nuestros sentidos guarda en su acto rela- b' to · 'ón los que atentamente
tid t' b" d' to ,
ª
ción con su objeto sensible; y ese acto es perfecto cuando el n ª. esos ºd je ~· com~ en¡ 1 v~si a t• 'dad sino rel3J·a-
n pero espues no es ya a nusma c m ,
se~ o es a ien ISJ>Ues con respecto al mas noble de loa ~onsi ientemente ero áñase el lacer.
objetos que caen bajo ese sentido. Este es verdaderamente, Y gu P p

2J.6 ·217
Lo que lo prueba más claramente aún es el hecho de
Podría pensarse que todos tien?~n al placer porque son obs~culo a c~ertos actos los placeres que provienen
dos desean vivir. La vida es una actividad, Y, cada cual acr otros. Asi, lo~_afic10nados .ªtocar la flauta son incapaces
sobre las cosas y con las facultades que mas ama, como prestar atenc1on a cualquier razonamiento si aciertan a
músico con el oído sobre las melodías, Y el amigo de apre char algún flautista, pues reciben mayor placer de esta
der actúa con el pensamiento en cuestiones especulativas ·ca que de la actividad que de momento les solicita de
así cada uno en lo demás. Pero como el placer perfecc¡0' modo que el placer de la flauta destruye el ejercicio d~ la
l~s actos, y por tanto la vida, de todos deseada con razó ~ta intelectual. Pues lo mismo .análogamente pasa en los
tienden todos al placer, puesto que para cada cual perf as casos en que uno quiere aplicarse a la vez a dos
ciona su vida, cosa apetecible. En cuanto a saber si d ividades diferentes. La actividad más agradable desplaza
mos vivir por el placer o el placer por el vivir, dejémoslo p otra; Y si la diferencia de placer es grande más aún al
el momento. Ambas cosas, por lo demás, parecen estar u to que no podrá ya actuarse con respecto ~Ja segunda.
das y no admitir separación, pues sin acto no hay placer, y·, .cuando tomamos un vehemente placer en una cosa,
todo acto lo remata el placer. c1lmente podemos aplicarnos a ninguna otra; en cambio,
emos hacer cosas distintas cuando en las que estamos
. V iendo nos complacemos débilmente. Es lo que hacen en
De ahí resulta que podamos asimismo admitir difere te~tro los que están comiendo golosinas, que lo hacen
cías específicas entre los placeres. Creemos, en efecto, q cipalment: c_uando los actores desempeñan mal su pa-
seres diferentes en especie deben hallar su perfección . ~or cons1~1ente, puesto que el placer propio de cada
cosas diferentes, segú.n es manifiesto tanto en los org ·. 1dad agudiza esta actividad, haciéndola más durable y
mos naturales como en las obras de arte, digamos por eje r, en tanto qu~ los placeres que le son extraños la
plo animales, árboles, cuadros, estatuas, casas, muebJ a perder, es evidente que hay una ~an distancia entre
Pues de igual modo, actos específicamente diferent.es Y otros placeres. 4>.s placeres extra_!los a una actividad
pueden recibir su perfección sino de causas específicamen u~en sobre ella el mismo efecto, mas o m~nos, que las
diferentes. Pero como los actos del pensamiento difie lesti~s. que le son anexas. Po~ue las ~olest1as anexas a
genéricamente de los actos de los sentidos, y como ade act1V1dad la destruyen; po~ ~Jemplo, s1 para uno es desa-
hay diferencias específicas e~ los actos intelectuales y en able Y aun P:~o~o el escribir, Y para otro el ~alcular, el
actos sensibles, los placeres que perfeccionan cada uno ero no escnb1ra. ~ el se~ndo no calculara, pues les
estos actos difieren igualmente entre sí. Ita penosa ~l act!Vldad. As1, los actos son afectados de
Lo mismo puede demostrarse por la afinidad que e . nera co~traria por los placeres y penas que les son pro-
entre cada placer y el acto que perfecciona. En efecto, ; y entien~o. por propios _los placeres y penas que sobre-
placer que es propio de cada actividad la incrementa. Los en a la actw1dad por ra:on de su propia naturaleza. En
ej~rcen una actividad con placer, alcanzan mayor disceq to a los pl~ceres extranos, como hemos dicho, tie~e!1
miento y exactitud en cada uno de sus pormenores. Así, 1 efecto seme1ante a _la pena, pues destruyen una act!Vl-
que encuentran gusto en la geometría acaban por ser . , aunq~e n? de la i:i1sma manera.
metras y comprenden mejor cada proposición de su cien Ademas, siendo diferentes los actos por su honestidad y
lo mismo los que aman la música o la arquitectura 0 icia, Y debiendo preferirse unos, evitarse otros, y semos
demás artes, que todos· progresan en el trabajo que les 'ferentes ótros aún, lo mismo acontece con los.placeres,
famili~, porque.se complacen en él. Así pues, ,Jos pla que todo acto lleva aparejado un placer que le es propio.
aumentan la actividad; ahora bien, lo que hace aumen que corresponde a un acto virtuoso, es un placer hones-
una cosa debe serle afín; por tanto, siendo los actos h el propio de un acto malo, perverso, del mismo modo
no~ ~pecíficamente diferentes, los placeres que les son los deseos de cosas nobles son laudables, y los de cosas
pectivamente propios habrán de ser también específic onzosas reprochables. Pero los placeres inherentes a los
te diferentes.
219
218
diversos actos son aún más propios de éstos que los d ·n otro parecen agradables porque muchas son las co-
de tales actos, porque los deseos se distinguen ~e los ac ciones y estragos de los ho'mbres; de modo que.aquellas
tanto por el tiempo como por su na~uraleza, mien~s q lejos de ser realmente agradables, no lo son sino para
los placeres están tan estre~amen~ hg~dos .ª los actos Y hombres por estar de esta manera dispuestos. Es ~Jaro,
son tan inseparables, que puede di,scutir:ie si no son lo consecuencia, que los placeres reconocidamenté vergon·
mo el acto y el placer. N~ es crei.~le, sm t~mbargo! que no debemos declararlos placeres, a no ser para los
placer sea ni pensamiento m sensr..c1on -:-absurdo seria cree mpidos. .
Jo- ·1 0 a causa de no poder separarse de uno y o . . ,
~ ~ ~ q~ nos que es lo mismo. Así puei:;, siendo dist' Pero de los placer~s que se cons1~eran honestos, ¿qu_e
fuiar~ce estª ~mbién lo serán los placeres. de placeres o que placer en particular debemos d;ci:r
s os_ac. os, . . . . , es p1·opio del hombre? . ¿No es evidente que sera el
Asumsmo, la vista supe1:3: al tacto en pureza, y ~l o1do r que resulte de los actos.propios del hombre, toda vez
olfáto al gusto. Pu~s del mismo J?0 d 0 S?n superrores los placeres siguen a los actos? Sea que haya un acto
placeres correspondientes; Y,sobre estos aux_i, los placeres o varios actos propios del varón perfecto y dichoso, los
la intelig~ncia, Y en ambos ordenes, ademas, unos pla eres que Jos perfeccionen serán, hablando con prop~e-
so11-super1ores a otros. . , Jos placeres del hombre; y los demás placeres vendran
Para cada viviente, además, existe un placer que le ndariamente y en grado muy menor, como los actos a
propio, como también un acto propio; ~ aquel P.lacer es corresponden.
que viene de P.jecutar este acto. A quien considere e
viviente en particular, aparecerá esto con evident:ia. Así, VI
placer del caballo es distinto del placer del perro y del q
es propio del ho.mbre. Como dice Herácli~: "~l asno p Ahora, pues, que hemos hablado de las virtudes, las
fiere Ja paja al oro'\ porque para los asnos es mas agrada.b tades y los placeres-, sólo resta que tratemos su-
su alimento que el oro. Así pues, los pJaceres de seres 'amente de la folicidad, puesto que la constituimos en
especie diferente .difieren también espe<!íficame nte. de los actos humanos. Y si recapitulamos lo que hemos
Parecería lógic.'<> ,inferir que no s ón diferentes los pi.a o con antelación, más conciso será nuestro discurso en
res en. individuos de la misma especie. Con todo, en la punto.
pede humana por lo menos hay no poca diversidad Hemos dicho, pues, que la felicida~ no es una di&-
placeres. Las mismas t'Osas a unos halagan, a otros 'ción habitual, porque entonces podna tenerl a u~ hom-
tristan, y lo que para unos es aflictivo y odioso, para o que se p~ la vida dormido, viviendo una vida de
pued& ser placentero y amable. Lo mismo acontece con ta, y también el que estuviese puesto en l~ mayores
cosas dulces al paladar, que no pareceh del mi$mo sa enturas. Si por ende, esa tesis no puede satISfac(lrnos,
siendo las mismas, para el que tiene fiebre y para el que que más bien hay que adscribir la ~elicida? a cierta
ividad, según dijimos en los libros antenores; s1, po~ otra
sano; ni lo caliente parece igual para el débil. que para unos actos son, nece511!ios y deseables en razon de
bien dispuesto, y lo mismo acont.ece en otras sensacio 'cosas, y otros en'· cambio deseables por 'sí mismos, es
En todos estos casos lo real es lo que ;iparece tal üiesto que la felicidad debemos colocarla entre los
sujeto que está bien dispuesto. Y si esta aserción .e s ju deseables por sí mismos y no por qtra co~, puesto
como parece serlo; y si la medida de todas las cosas es la felicidad no necesita de otra cosa alguna, smo que se
virtud y el hombre bueno en cuanto tal, los plac,eres re a sí ·misma.
serán los que parezcan tales a un hombre de esta especie, Ahora bien, los actos apetecibles en sí mismos són ?qué-
agradables las cosas en que él se complace. Y nada de e en los cuales nada hay que buscar fuera del acto mJSmo.
ño tiene que para este ho~6re sean molestas cosas q es son, a lo que se piensa, las accione8 virtuosas, porque

220 221
Por otra parte, la vida feliz es, a lo que se cn:e Já que es
hacer cosas bellas y buenas pertenece a lo que es en forme a Ja virtud, y tal vida es en serio y no 1i:!n'6ioma. Y
. aramos que las cosas serias son más excelentes que los
mismo deseable.
Asimismo parecen serlo las diversiones, porque' no tes y diversiones; y que en todas circunstancias es más
buscamos como medio para otros fines, pues incluso reci el acto de la part.e superior del hombre o del hombre
mos de ellas más daño que provecho cuando por su ca rior; pero el acto de 10> que es mejor es por sí mismo
somos negligentes con nuestro cuerpo o nuestra hacien ripr y contribuye más a la felicidad.
Más aún: la mayoría de los que pasan por ser dich A más de esto, cualquier hombre puede goz'ar de los
busca refugio en semejantes pasatiempos, por lo cual tien eres del cuerpo; no menos el esclavo que el hombre
valimiento con los tiranos los que dan prueba de ingenio erior; y sin embargo, nadie haría participar a un esclavo
estas recreaciones, porque saben .hacerse agradables en la felicidad sino en Ja medida en qu'e lo hiciese participar
cosas que sus amos desean, y éstos por su part,e tien la vicia humana. No está, pues, en tales pasatiempos la
necesidad de tales entretenimientos. Y así se cree que e idad, sino en los actos coiiformes con la virtud, como
diversiones atañen a la felicidad, a causa de que los q ·queda dicho.
están en el poder emplean ep. ellas sus ocios.
Mas quizá no sea prueba bastant.e la condúcta de tal
VII
gentes, porque no es en el ejercicio del poder donde resid Si la felicidad es, pues, la actividad conforme a la virtud,
la virtud ni la inteligencia, de las cuales proceden los ac razpnable pensar que ha de serlo conforme a la virtud
esforzados. No porque estos hombres -incapaces como alta, la cual será la virtud de la parte mejor del hombre.
de gustar un placer puro y digno de un hombre li sea ésta la inteligencia, ya alguna otra facultad a Ja que
busquen refugio en los placeres del cuerpo, no por ello naturaleza se adj~dica el mando y la guía y el cobrar
de pensarse qu.e estos placeres sean preferibles a otros. T 'cia de las cosas bellas y divinas; y ya sea eso mismo algo
bién los niños se imaginan que lo más estimado entte e o o lo que hay de más divino en nosotros, en todo ca5o
es lo más valioso de cuanto hay. Es lógico, pues, que actividad de esta parte ajustada a la virtud que Je es
e.orno para los niños y para los varones aparecen como pia, será la felicidad perfecta.. Y ya hemos dicho ant.es
tmtos los valores de estimación, otro tanto p·ase con¡ esta actividad es cont.emplativa. ·
hombres ruines y con los virtuosos. Mas, como a merw Esta proposición puede aceptarse como concordant.e
hemos dich~, lo valioso y lo agradable es lo que es tal p lo dicho en los libros anteriores y con la verdad. La
el hombre virtuoso; y como para cada individuo el acto 'viciad contemplativa es, en efecto, la más alta de todas,
apete~ible es el que se conforma con la propia disposic' to que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en
del su1eto,.para el hombre virtuoso en consecuencia el ac tros; y de las cosas cognoscibles las más excelentes son
más apetecible será·el acto 'confor~e a la virtud ' bién lás que constituyen la esfera de la inteligencia. Y
La felicidad, _por tanto, no· puede estar en ° las dive · además, esta actividad la m~ continua, porque cont.em-
nes. Absurdo seria por cierto hacer de la diversión nues podemos hacerlo con mayor continuidad que otra cosa'
fin,. Y· afanarse y sufrir la' vida ent.era por divertirse. quiera. '
decirlo de una ve~,. todas las cosas las escogemos en vista Por otra 'part.e, pensando como pensamos que el placer
otra, . salvo la fehctdad, que es un fin. Tomarse en se be ir mezclado con la felicidad, vemos que, según se reco-
tmba1os y penas para divertirse, es evident.emente cosa e comúnment.e, el más deleitoso de los actos conformes
sensata y en extremo pueril, cuando en verdad lo j
parece ser el lema de Anacarsis: Diviértet.e para que pu n la virtud es el ejercicio de la sabiduría. El solo afán de
luego ocupart.e de cosas serias. La diversión en efecto ber, la filosofía, encierra, según se admite, deleites mara-
u . d ,
na ~sl?ec1e e reposo, porque, incapaces como somos osos por su pureza y por su firmeza; y siendo así, es
1

traba1ar continuament.e, tenemos necesidad . qe dese onable admitir que el goce del saber adquirido sea mayor
Por ende, el ~escanso np es u.n fm, porque se to/na en gra que el de su mera indagación.
al acto post.enor.
223
222
ntran con evidencia en esta activi.da~ , rE!!iul~a. en con-
A más de esto la autosuficiencia o independencia ·ón que es ella la que puede constituir la felicidad per-
que hemos hablad~ puede decirse que se encuentra sob del hom~re, .con tal que abarque la co~pleta ex-
todo en la vida contemplativa. Sin duda que tanto elfiló ·'n de la vida, p~rque de todo lo que atane a la fe-
fo como el justo no menos que los demás hombres h d nada puede ser incompleto.
menester de las c~sas necesarias para la vida; pero sup~ Una vida semejante sin embargo, podría estar quizá por
que estén ya suficientemente provistos de ellas, el jus rna de la condición' humana, porque en ella no viviría ~l
necesita además de otros hombres para ejercitar en ellos bre en cuanto hombre sino en cuanto que hay en el
con ellos la justicia, y lo mismo el temperante y el vallen divino. y todo lo que este elemento aventaja al
y cada '!no de los repre~ntantes de las dem~ virtu~es rn puesto humano, todo ello su ac~ ave~taja al act_o. de
rales, mientras que el filosofo, aun,ª solas cons1~0 mismo, quier otra virtud. Si, pues, la inteligencia es. algo .d1vm<?
capaz de contemplar, y tanto mas cuanto mas sabio relación al hombre la' vida según la intehgenc1a sera
Sería mejor para él, sin ,d~da, tene~ colaboradores; pero bién una vidá divina' con relación a la vida hum3:11a. Mas
cualquier evento es el mas mdepend1ente de los hombres. par ello hay que dar oídos a quienes nos aconse1an, con
Asimismo, puede sostenerse que la vida contemplatlv xto de que somos hombres y mortales, que pensemos
es la única que se ama por sí mis~, porque de ella n las cosas humanas y mortales, sino que en cuanto nos sea
res~!ta n8:dª. fuera de la conte~placion, al paso q~e en ble hemos de inmorta¡izamos "t hacer todo lo que en
acc1on practica nos afanamos mas o menos por algun tros esté para vivir seg!n lo me1or que hay en nosotros,
tado extraño a la acción. e por pequeño que sea el espacio que ocupe, sobrepasa
1{ L~ felicidad, además, parece consistir en el r~I?oso, pu muc~o a todo el resto en p~der y dignidad.
traba1am~s .para reposar y ~erreamos ,P~ª v1yir en llZ Más. aún, podría sostenersé que este principio o ele-
Ahora bien, los actos de las virtudes practicas tienen lu to es el verdadero ser de éada uno de nosotros, puesto
en la política o en la guerra; pero las acciones en esto es la parte dominante ~uperior; de modo, pues, que
campos parecen ser sin d~anso. Las de la gu~rra son ·a absurdo 1¡~ el hombre no escogiese la vida de sí
enteram?nte, ya que n!ld1e escoge _guerre~ ?! prepara . o, sino la de otró, er-, .
guerra solo por guerrear, pues pasar1a en op1mon de hollll Tod 1 h 0 .... 1·cho anteriormente cobra ahora

ci
'da consumad o qwen · conv1·rt·iese en enemigos· .
a sus anugo o oh que . em ·:.sea que lo que es naturalmente lo
' 1 h b. · b te t M ta b'' 0
so o porque u iese com a s y ma anz~. as m 1en . d co erenc1a,
su d a e'l lo me1·0 r y ¡0 más deleitoso. Y
v1' da d 1 l 't · · d
e po 1 ico es sm escanso, y se procura en e a a1 ll p10 . A ca a ser, es par
, d l ·to ara el hombre es por tanto la
ademas ' d e la mera act1V1 · "dad pol1't'1ca, a sab er, puestos me1or, y mas e e1 .so p wiue esto es principalmente
inteli , , el
d h d ' 1 f li ·d d • segun 1a genc1a, po.~
man o y onores, y a ernas a e c1 a para st y sus co b . ta .d •d nsiguiente la vida más feliz.
ciudadanos; una felicidad distinta de la actividad política, re, Yes vi a sera e co
que evidentemente la buscamos todos como algo diferen
Si, pues, no obst.ant.e que entre las acciones virtuosas 1 VIII
acciones políticas y bélicas aventajan a las otras en bril
tez y magnitud, carecen de hecho de todo solaz y tienden Feliz en grado secundario es la vida ~n consonancia cbn
otro fin ulterior, y no son buscadas por sí mismas; si virtud, porque los actos de estas ot;as son pu~ente
otra parte la actividad de la inteligencia parece superar a 1 manos. Los actos d~ justicia y valent1a y l~s demas que
demás en importancia (porque radica en la contemplación ponden a las distintas virtudes, los practt~amos en las
no tiende a otro fin fuera de sí misma, y contiene ade iones sociales a propósito de !8s trsnsacc1~nes Y ser-
como propio un placer que aumenta la actividad); si, p ·os mutuos y acciones de todo genero, Y lo mIS~O en l~s
ende, la independencia, el reposo y la ausencia de fatiga, ( ·ones observando en todo esto lo debido en cada c1r-
cuanto todo esto es posible al hombre) y todas las de ' tan~ia, cosas todas que constituyen obviamente la vida
cosas que acostumbran atrib1:1irse al hombre dichoso se en-
225
224
humana. En algunos casos inclusive la virtud moral Pare orbo para la contemplación. Con todo, en la medida en
resultar de la constitución del cuerpo, así como en ot 11e tal hombre vive en cuanto hombre y convive con los
muchos mantiene estrecha afinidad con las pasiones. emás, ha de optar también por practicar los actos corres-
prudencia, además, va unida ,a la virtud moral y ésta a ndientes a la virtud moral, y consecuentemente tendrá
prudencia, puesto que l~s principios de la prude~cia es ecesidad de aquellos bienes para vivir según su condición
en con~onancia con las virtudes morales, Y la rectitud en hombre.
moral depende a su vez de la prudenci_a. '.Ligadas, pu Que la felicidad perfecta consiste en cierta actividad
como están las virtudes morales con las pasiones, debe ntemplativa podrá verse también por lo que sigue. Los
estar en relación con el compuesto humano; Y. las virtu ·oses son, según nuestra manera de representárnoslos, su-
del compuesto, por ende, son simplemente humanas. remamente bienaventurados y dichosos. Pues bien, ¿qué
consiguient;e, también lo serán la vida que es conforme tos habrá que atribuirles? ¿Serán acaso actos de justicia?
ellas y la respectiva felicidad. Mas la f~licidad de la in s, ¿no serían ridículos si nos los representásemos ha-
ligencia es cosa, aparte. Y baste c~n lo dicho en lo tocan endo contratos, devolviendo depósitos y otras cosas _de
ella: apur8t1', ~as este punto sena excedemos de nlies género? ¿O bien habrá.que atribuirles los actos propios
actual propqs.ito. e los hombres valientes, es decir, fingirlos afrontando te-
La felicidad de la vida intelectual, a lo que parece, res y arrostrando peligros por motivo de honor? ¿O les
poco ha menester de r7c~rsos ex~riores, º. en todo caso conoceremos actos dEl._ liberalidad? ¿A quién otorgarían
grado menor que la felicidad propia de la vida Jl!Oral Pue s dones? Absurdo sei& decir que entre ellos hay moneda
admitirse que ambas necesitan por igual de las ~osas n algo semejante. Y en cuanto a las acciones de los hombres
sarias a la vi~ biológica (pues aunque el político se at mperantes, ¿cómo podrían darse entre ellos? ¿~o sería
más por el cuidado de su cuerpo y por otras cosas de Iogio menguado el alabarles por·esto, puesto que los dioses
índole, hay en esto poca diferencia); pero en lo que DQ tienen malos deseos? Y si hubiésemos de recorrer todas
cierne a los actos mismos, en mucho difieren una y o · virtudes, veríamos que todo cuanto atañe· a la acción
vida. El pombre liberal, en efecto,· tendrá necesidad moral es mez.quino e indigno de los dioses. Con todo ello,
bienes económicos para ejercitar la liberalidad, Yel justo todos creen que ellos viven, y por tanto que obran, pues no
mismo para corresponder a los que de otros ha recib" ie piensa que estén dormidos como Endimión. Pero enton-
porque .las intenciones son invisibles, y aun los hom ces si a un viviente se le quita el obrar, y más aún el hacer,
injustos fingen querer practicar la justicia. Por su parte ¿q~é otra cosa le queda .fuera de la contemplación? Así
hombre valiente tendrá necesidad de vigor corp?ral si ha pues, el acto de Dios, acto de incompara?le bienaventuran-
consumar alguno de los actos conforme a la virtud que za, no puede ser sino un acto contemplativo. Y de los actos
distingue; y aun el temperante debe tener oportunidad humanos el más .dichoso será el que más cerca pueda estar
desenfreno pues de otro modo, ¿cómo podría mostrar de aquel acto divino.
· gue es él mismo o el sujeto de cualquiera otra de las Otra prueba de lo· dicho es aún el hecho de que l?s
tudes? Puede discutirse, sin ·duda, si en la virtud lo p · demás vivientes no participan de la felicidad ~<?rque est~
pal es la intención o los actos, dado que en ambas en absoluto privados pel acto de la contem_plac10n..Pues as1
consiste· y es claro también que si es completa ha de en como para los dioses su vida entera es bienaventurada, Y
·' . f" para los hombres .lo es en la medida en que hay en ellos
trarse en ambos extremos, pero ya en lo que se re i.ere a alguna seme1anza
• de 1a act 1v1
• "dad d"1Vlna,
· de los demás vivien-
actos, de muc,has co~s ha menester la virtud moral, ! tes, en cambio, ni uno solo es feliz, porque en manera1algu·
mayor ha de ser su numero cuanto los actos sean mas na tienen parte en la contemplación. La.felicidad, por. tan-.
des Y hermosos. t.o es coextensiva a la contemplación; y los seres en quienes
Mas el contemplador ninguna necesidad tiene de e~ mayór grado se encuentra el ejercicio de la contempla-
cosas para su acto, sino que aun podría decirse que ción, son también los más felices, y esto no por accidente,

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sino como algo inherent.e a Ja cont.emplación, pues ésta es nto de Jo que es en el hombre lo mejor y lo más próximo
por sí misma digna de respeto. La felicidad, de consiguien. ellos (es a saber Ja inteligencia}, Y también que recompen-
te, es una forma de contemplación. n a los hombres que aman y honran sobre todo este divi-
El hombre contemplativo, con todo, tendrá necesidad 8 o principio, pues que ést~s cuidan lo que los dioses aman,
fuer de hombre, de cierto bienestar exte~ior , como qu~ra ~ conducen con rectitud y nobleza. Qu~ , todos estos
que la naturaleza humana no se basta a s1 misma para con. nbutos se encuentren sobre todo en el-filosofo, no es
templar sino que es preciso además que el cuerpo esté sano ifícil verlo. Por ende, él es el más amado de los dioses, y
y que~ le dé alime~to y otros cuída~os. Mas no por ello ha iambién naturalmen~e el más _feliz;~ de ~ste modo, aun por
de pensarse que, as1 como no es posible ser del todo dicho. te concepto, el filosofo sera el mas fehz de los hombres.
so sin los bienes exteriores, así también tenga necesidad de
muchos y grandes bienes el que haya de ser feliz, porque ni IX
la independencia ni la actividad humanas est:án en el exceso.
Posible es al hombre llevar a término bellas empresas slii Una vez, pues, que hemos disertado ampliamente sobre
dominar la ti~rra y el mar; con recursos mediocres PUe&l tos problemas, como tarrV>ién sobre las virtudes, y lo mis-
cualqui~ra obrar según la virtud. Puede esto apreciarse clara. o sobre la amistad y el pl\cer en sus aspectos más genera-
mente del hecho de que los particulares, según se reconoce s, ¿hemos de creer que nuestro propósito ha alcanzado su
ejecutan_ac~iones virtuosas no menos que los poten.ta~~ 'rmino? ·O no más bien -como hemos dicho- en las
antes mas aun. Basta, pues, con t.ener lqs recursos mod1cos " . . . . .
que ,hemos indicado; con ellos ser.á feliz la vida del que otre sas que tocan a la pract~ca el término fm~l no es el co~-
conforme a la virtud. Solón mostró sin duda justamente la templ~rla~ Y conocerlas t?das y cada un~ s~no el hac~rlas.
condición del homb_re feliz cuando dijo que, en su opinión, . ~ s1 as1 es, no es suficiente. el saber teonco_ de la virtud,
lo son_ los que, medi~amente dotados de bienes exteriores, ano q~e hay que esforzarse .Por tenerla y ~rvirse de ella, o
han eJecutado las mas bellas acciones y. vivido templa. de algun otro modo hacernos hombres de bien.
damente. Posible es, por tanto, qué un hombre de mediana Si los discursos fueran bastantes para hacernos virtuo-
fortuna haga todo lo que conviene. Anaxágoras asimismo sos, muchos y grandes premios llevarían en justicia consigo
no parece tampoco baber creído que el hombre feliz fuese (como dice Teognis) y no sería preciso sino hacer de ellos
el rico o el poderoso, al decir que no le sorprendería que el acopio. Mas como van las cosas, no parecen las teorías tener
hombre .feliz pasase por extravagante a los ojos del vulgo otro poder que el de inclinar y excitar a los jóvenes dotados
porque éste juzga po~ las cosas exteriores, que son las úni~ de un alma libre, contribuyendo a que la virtud tome entera
que percibe. Así pues, las opin!ones de los sabios pareeeti pose5ión de "un -carácter bien nacido y verdaderamente .
concord~ con nuestros razonamientos. amante de lo beUo; pero son incapaces de inducir a la
Toaas estas teorías tien~n . ciertamente alguna credibl- multitud a la belleza moral. Pues los hombres en su mayoría
lidad. En las cosas prácticas, sin embargo, la verdad se com- no ben nacido para obedecer al honor, sino al temor, ni est:á
prueba por los hechos y por la vida, que son en este dom!- en su condición apartarse del mal por ser deshonroso, sino
nio el criterio decisivo. Así pues, es preciso examinar Ju por el.castigo. Viviel)do como viven por la pasión, persiguen
anteri_?res doc~ina~ refiriéndol~ ..a los hechos y a la vida, los pla~eres acomodados a su natur~leza y. los_medios ~e
aceptándolas s1 están en ai:moma con los hechos, y tenién. procµrarselos, huyendo de las molestias contrarias, pero sm
dolas por meras palabras si se hallan en disonancia. tener noción de lo bello ni de lo verdaderamente deleitable,
El hombre que desenvuelve su energía espiritual y qu incapaces como son de gustarlo. ¿Qué discurso podría mu-
c~Itiva ~u inteligencia, es de cree!se que sea a la vez el mejor dar el ritmo vital de tales gentes? Difícil es, si no imposible,
dispuesto de los hombres y el más amado de los dioses. SI, disloc&: por la palabra hábitos arraigados de antiguo en el
como puede admitirse, los dioses toman algún cuidado de caráctEl_r. Y aun por ventura nos hemos de tener por conten-
las cosas humanas, parece pue~o en razón que reciban con- tos si, teniendo a mano todas las cosas que para ser buenos

228 229
parece que habemos menester, abrazamos aun entonces la 0 a una bestia de carga. Y por esto ~ñaden que las penas
virtud. se apliquen deben ser las que mas se opongan a los
Ahora bien, unos son de opinión que los hombres se eres favoritos.
hacen buenos por naturaleza, otros que por costumbre Si, pues, como hemos dicho, es preciso que reciba bue-
otros que por magisterio. En lo que hace al buen natural ~ crianza y buenos hábitos el que~aya de ser hombre de
claro que no es algo que dependa de nosotros, sino que Por . si ha de vivir después en quehaceres honestos y no
alguna causa divina se encuentra en los que podemos verda. ~ el mal ni voluntaria ni involuntariamente, todo esto
deramente llamar favorecidos de la suerte. Y en cuanto a la podrá obtenerse si los hombres no son ~ompelidos por
pala~ra y el magist:erio, es de temer que no en todos tengan razón y mandamiento recto, investido de f~erza.
la mISma fuerza, smo que es menester haber previamente ra bien, la patria potestad no tiene esta fuerza m esta
cultivado con hábitos el alma del discípulo para que proce. idad; ni las tiene en general la autoridad de un hombr~
da rectamente en sus goces y en sus odios, como se hace a menos que sea rey o algo semejante; mas la ley si
con l~ tierr~ que ha ~e nutrir la semi_Ha: De otro modo, el ~ poder coercitivo, puesto que es la expresión de una
que vive segun sus pasiones no prestara 01dos a los argumen. liar prudencia y razón. A los hombres que se oponen a
~s q1;1e trate~ de ap~tarlo de ellas, ni los comprenderá tros impulsos los tenemos por enemigos, aunque en ello
siquiera; Y ¿como seria posible hacer mudar de opinión 8 cedan rectamente; pero la ley no es odiosa cuando pres-
quien está así dispuesto? e lo justo. Mas sólo en la ciudad de Esparta, con ~?cas
_En ~eneral no parece que la pasión pueda ceder a la , el legislador parece habel'Se cuidado de la educac1?n Y
razon, sm~ a la fuerza. Es preciso, en consecuencia, prepa. quehaceres de los ciudadanos, cuando en la mayor1a ~e
~ de algun _f!lodo el carácter haciéndolo familiar con la ciudades se han mirado estos asuntos con desprecio,
Vll'tu~ y ensen8:11?~le a ~~ar lo bello y aborrecer lo vergon. ·endo cada cual como le place y gobernando a su mujer Y
~so. ~ero es dif1c1l rec1b1r desde la adolescencia una recta s hijos a la manera de los cíclopes. -
dll'ecc1on enderezada a la virtud sin haberse criado bajo Lo mejor sería que en esto hubiese una adecuada asis-
leyes adecuadas, porque no es agradable a la multitud, ni cia pública. Mas cuando la comunidad se desinten:sa. de
m~nos a los jóvenes, vivir en templanza Y dureza. De consi. puede admitirse que a cada cual corresponde as1stll' a
~1en~, las leyes deben regular la educación y los oficios hijos y amigos en la práctica de la virtud, con las faculta-
Juvemles, ~ue no serán ya penosos una vez que se hayan necesarias para llevarlo a cabo o por lo menos .para
vuelto habituales. Pero tampoco, sin duda basta que los curarlo. Parece, sin embargo, por lo que hemos ~icho,
hombres rec~ban en su juventud una educación y disciplina e quien podrá hacerlo ntejor será.el hombre que, animado
a~~cuadas! smo que es menester que al llegar a la plenitud tales propósitos llegue'\ ser legislador' pues es claro que
vml ~!8ct1quen esos preceptos y se acostumbren a ellos; y los reglamentos 'comunes son estableci~os por las .leyes,
tamb1en para esto tenemos necesidad de leyes Y en general reglamentos satisfactorios son los debidos a las buenas
para t~da la vida, porque los hombres por'lo c~mún obede- yes. y nada importa, al parecer, que se trate de leyes
cen mas a la coacción qu~ a la razón, Y al castigo más que al ritas o no escritas; ni que mediante ellas sea uno solo o
honor. Y por esto piensan algunos que así como los·legisla· uchos los que hayan de educarse, ni tampoco q~e se trate
dore~ deb~~ .exhort~ a la virtud e inclinar a ella por la sola e música o gimnástica u otros ejercic~os. Pue~ asi ~orno los
oons1derac1on del bien (en la hipótesis de que obedecerán receptos legales y las costumbres tienen y1~enc1a en las
los q~e hayan s~do ya inducidos a hábitos virtuosos), así iudades, así también las admonic_iones Y hab1t~s pa~mos
t~bien deben imponer penas Y sanciones a los desobe· tienen en los hogares, y tanto mas cuanto que intervienen
dientes Y de mala condición; y en cuanto a los incurables ¡ parentesco y los beneficios, como quiera que por natura-
desterrarlos en ?bsoluto. Pues, según arguyen, el hombr~ b a los hijos están dispuestos a amar y obedecer a sus pa-
honesto Y que vive para el bien se sujeta a la razón· pero al l!res. . · ·
malo que va tras el placer hay que castigarlo con'la pena 1 A más de esto, la educación individual puede diferll' con

230 231
ventaja de la colectiva, como pasa en la medicina. Al cale p01íticos, los cuales la ponen por d\ta, al parecer, más bien
.
turiento en general le aprovecha el reposo y la abstinenc· p0r cierta facultad natural Y con ayuda de la experiencia,
pero a tal persona podrá no serle de provecho; y ciertame ue por un razonamiento abstracto. ~o vemos a los po-
te el maestro. de pugilato no prescribe el mismo estilo 'ticos escribir ni hablar sobre estos topicos (lo cual sería
lucha a todos sus discípulos. Puede admitirse, por tan p0r cierto cosa más bella que pronunciar arengas ante los
que la asistencia individual alcanzará resultados más pre tribunales y el pueblo), ni vemos tampoco que hayan hecho
sos en cada caso particular, porque cada cual alcanza ento a sus hijos hombres de F.stado o a algunos de sus amigos. Y,
ces lo que más le conviene. Sin embargo, los mejores cui sin embargo, es razonable pénSar que flO habrían dejado de
dos, aun en casos individuales, podrá prestarlos el méd· hacerlo si hubiesen podido , porque ningún legado habría
el maestro de gimnástica y otra persona cualquiera que te sido mejor para su ciudad, ni podrían haber deseado nada
ga conocimiento general de lo que conviene a todos 0 111ejor que la competencia política' para sí mismos o para los
cierta clase; las cienc!as•. en efecto, son de lo universal, res que les son más queridos. Por lo demás, es evidente
~o sus nombres _lo mdtcan. En absolut.o, nada imped· que no poco contribuye la experiencia; de qtro modo no se
tratar como conviene un caso particular aun para un ho formarían los políticos, corrio de hecho se forman, por la
bre privado de la ciencia, a condición de haber observad familiaridad con la política; y así no puede dudarse que
experimentalmente y con todo cuidado los resultados e uienes aspiran a la ciencia Políti~a han menester también
c~da caso? y es ~í :orno algunas ~ersonas parecen ser p e la práctica. Mas los sofistas, que hacen profesión de eiise-
si los mejores med1cos, y que serian incapaces de venir e • r esta ciencia, están muy distantes de hacerlo, porque no
auxilio de otros. Mas con todo, habrá que convenir en q ben en absoluto ni qué es ni a qué cosas se aplica; si así no
todo el que quiera ser perito en algún arte o ciencia ha ese, no la hubieran confundido con la retórica o inclusive
remontar al principio general y conocerlo tanto como puesto por debajo de ella. Ni se imaginarían tampoco que es
posible, porque, como queda dicho, éste es el objeto de 1 cosa fácil promulgar una legislación con sólo r~unir las leyes
ciencias. Pues así también conjeturamos que todo el qu que han merecido aprobación, eligiendo las me1ores de e~_as,
quiera hacer mejores a sus semejantes por la educación como si la selección no fuese ya una obra de comprension,
se trate de muchos o de pocos, debe esforzarse por ha~ y el recto ¡\licio el punto capital, lo mismo que en las obras
legislador, si en verdad es por las 'leyes como podemos h musicales. Son los expertos en cada arte los que pueden
cernos hombres de bien. No es de la competencia de cu apreciar correctamente sus producciones Y entender l~~ m~­
quieta conformar bien el carácter de curuquier persona q dios y el método para alcanzar en ellas la perfecc1on, y
se le confíe, sino -si es que alguno puede hacerlo- del q cuáles elementos armonizan con cuáles otros. En cuanto a
sabe, como en . la medicina y en las otras disciplinas qu los aficionados inexpertos, deben conte~tarse con que no se
requieren para su ejercicio cierto tratamiento y prudenci les escape si la obra ha sido bien o mal e1ecutada, como, por
Después de esto, ¿no habrá ·que considerar de dónde ejemplo, en pintura. Ahora, ~ien, la~ leyes son, por decirlo
cómo podrá uno hacerse legislador? ¿Será como en 1 !t!Í, las_obras del arte pohtica. ¿Como, pues, por ~a ~la
otras ciencias es decir recibiendo esta disciplina de los p coleccion de ellas podra uno hacerse legislador o siquier_a
l 't' ' ', , . , juzgar cuáles son las mejores? Pues no vemos que 1os me-
i icos, puesto que, segun vetamos, la legislaclon es una p dº !te h ' b"l por el solo estudio de los recetarios.
te de 1a poi l 't·ica.? o por
· e1 contr'ario,
· ¿no h ab ra, una d"f
1. eren yicos. resub ngo ase ibusca
es en éstos no sólo indicar la terapeu-
, ·
Cia•
ost ens1"ble. ent re 1a pol't·
i ica y l as d emas . y f acul t" , asmgeneral
, ciencias
. em ar sino' métodos de curación y tratamiep.tos
tades.? E. n estasot ras, en e fecto, se ve que son los mi.·sm apropiados
IC
a' casos particulares, distingu1end?
• •
los diversos
los que imparten una facultad y los que la practican, co temperamentos. Mas todo esto, que puede estimarse de pro-
.es ~l. caso de los médicos y los pintüres, al P.aso que e vecho para los expertos, es del todo inú~il ~ara quienes no
pohi1ca los sofistas hacen profesión de enseñarla, mas núii poseen la ciencia. Así también, las compilaciones de leyes Y
guno de ellos la practica, sin<? que quienes lo hacen son J~ constituciones son sin duda de gran utilidad para los. que

232 233
están ya en aptitud de estudiarlas y de apreciar en ellas lo
que está bien o lo que está mal, así como cuáles leyes son
aplicables en tales o cuales circunstancias. Pero los que sin \
estos hábitos recorren ~es compilaciones, no están en apti.
tud de juzgar acertadamente, a no ser por instinto, por más
que puedan, tal vez con dicho estudio aguzar un tanto su
INDICE
inteligencia política.
Por tanto, habiendo omi~ido nuestros predecesores ex.
plorar el dominio de la legislaciqn, tendrá quizá algún valor LIBRO I
que nosotros mismos lo consideremos, juntamente con toda
Pág.
!,a materia de la constitución política, pai:a llevar así a su
acabamiento, en cuanto' nos sea posible, la filosofía de las / 13
cosas ·humanas. bien h.umano en general . . . . . . . . . . . . . ·
Y en primer lugar, nos esforzaremos en hacer una rey¡.
sión de todo lo que con acierto, aunque fragmentariamente
dijeron nuestros precursores. En seguida procuraremos ver'
entre las constituciones que hemos reunido, 'cuáles institu'.
la virtud en general /.~. I.I . . . . . . . . . . . . 36
ciones pueden conservar y cuáles estragar las ciudades y LIBRO lli
producir efectos semejantes en las constituciones en parti- ,/ 51 .
la fortaleza y la templanza . . . . . . . . . . . . .
cular; y por qué causas unas ciudades estáll bien goberna-
das, y otras lo contrario. Y una vez considerados estos pun- LIBRO IV
tos, dlscemiremos mejor quizá cuál es la constitución más
excelente, y cómo debe implantarse cada una en particular, las virtudes morales en particular . . . . . . . .
y de qué leyes y costumbres se ha de echar mano. Digamos,
pues, para empezar... LIBRO V
la justicia ./ ........ ...... ..
LIBRO VI
las virtudes intelectuales . . . . . . . ... . ... . 122 -f¡
LIBRO VII
la continencia e incontinencia . . . . . .. 139~
LIBRO VIII
la amistad . . . . . .......... . . 165*
LIBRO IX
la amistad .. .. . . .......... . 188
LIBRO X
la f~licidad ( . . ..... .. .. . ....... . 210 (fo
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