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Convenio Budapest 2001

Es el único acuerdo internacional que cubre todas las áreas relevantes de la legislación sobre
ciberdelincuencia (derecho penal, derecho procesal y cooperación internacional) y trata con carácter
prioritario una política penal contra la ciberdelincuencia. El principal objetivo de este convenio era
establecer reglas claras y coordinadas entre los estados para hacer frente a la lucha contra el
cibercrimen.
El convenio promueve la definición de una serie de terminologías en común, se establecen tres ejes
esenciales para hacer frente a los delitos informáticos. En el primer eje se aborda el tema de los
delitos informáticos, y tiene como objetivo establecer un catálogo de figuras dedicadas a penar las
modalidades de criminalidad informática. Es decir, en este capítulo se definen los delitos y se los
clasifica en 4 categorías: delitos que tienen la tecnología como fin y como medio, delitos
relacionados con el contenido y relacionados con infracciones a la propiedad intelectual.
En el segundo eje se abarcan las normas procesales. El alcance de esta sección aplica a cualquier
delito cometido por un medio informático o cualquier tipo de evidencia en formato electrónico. El
último eje contiene las normas de cooperación internacional, que son reglas de cooperación para
investigar cualquier delito que involucre evidencia digital, ya sean delitos tradicionales o
informáticos.
Panamá es uno de los países firmantes de este convenio, en el 2014 el consejo de Europa confirmó
el acceso de Panamá a este convenio. Con esta adhesión Panamá es uno de los pocos países
latinoamericanos que han ratificado este convenio. La ley que aprueba dicho convenio en nuestro
país es la Ley 79 del 22 de octubre de 2013, que específica las medidas que deberán adoptarse en
cuanto a regulaciones penales para cumplir con los requerimientos de dicho convenio.
Desde la fecha de su ratificación, se han introducido 3 iniciativas legislativas
ante la Asamblea Nacional para la adecuación de la normativa legal vigente
en materia penal a lo preceptuado en el Convenio sobre Ciberdelincuencia de
Budapest. El primer anteproyecto legislativo fue presentado en 2013, seguido
de uno en el año 2014 y, el último y más reciente proyecto, en el mes de septiembre
del 2017.
http://www.asamblea.gob.pa/APPS/LEGISPAN/PDF_NORMAS/2010/2013/2013_606_1726.pdf

La falta de preparación y capacidad adecuada para la investigación criminal de


delitos realizados por medios tecnológicos ha generado que Panamá, a través
del Ministerio Público, estableciera como mecanismos de investigación y persecución
penal en materia de ciberdelincuencia los estándares usuales aplicados a
delitos comunes. En otras palabras, elimina el elemento definitivo de un cibercrimen,
su característica de medios electrónicos, tecnológicos o de comunicaciones,
por el hecho de fiscalizar una actuación común. Sin embargo, esto únicamente
puede realizarse en aquellos actuares que constituyen un delito, sin la componenda
de su particularidad digital. Como consecuencia, aquellos delitos que se
desarrollan en el marco del ciberespacio, por su naturaleza, no pueden ser investigados
ni juzgados bajos sus parámetros específicos en Panamá.

Uno de los principales problemas en el proceso de implementación del Convenio de Budapest en


el marco jurídico interno, es la falta de inclusión de los aspectos procesales contenidos en el texto
del Convenio (solamente un proyecto contempla reformas en materia procesal). Como
consecuencia, esto está causando una aspereza con la Secretaría del Convenio en el Consejo de
Europa, ya que consideran que una implementación sin los debidos procedimientos, implican un
incumplimiento parcial a las obligaciones internacionales adquiridas por el Estado panameño

La necesidad de estándares legales claros para el proceso de investigación de


ciberdelitos, la falta de capacidades adecuadas en las diferentes instituciones
públicas que participan en los procesos de persecución penal, dificultan los procedimientos
internos para la investigación en ciberdelincuencia.

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