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– Lewis Binford
Traducido por Matías Lepori
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Where do research problems come from? – Lewis Binford
Traducido por Matías Lepori
Incluso a pesar de que en el léxico moderno las palabras de Taylor pueden ser
traducidas en frases tales como “información conductual” o “información evolutiva”, yo
pienso que la mayor parte de los arqueólogos contemporáneos estarían bastante cómodos
con la elección original de palabras por parte de Taylor. Sin embargo, la pregunta
permanece, ¿cómo hace uno para “recolectar o producir” información cultural mediante el
examen del registro arqueológico? ¿De dónde obtienen los arqueólogos el conocimiento
interpretativo y las herramientas conceptuales para traducir los datos u observaciones
arqueológicas que hallan en la forma de distribuciones, frecuencias y asociaciones entre los
ítems materiales y sus contextos de depositación, en “información cultural” acerca del
pasado?
Los medios y las metas de los procedimientos; analizando los estudios líticos.-
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Por ejemplo, los comentarios de Odell que se muestran aquí hablan sobre las
recientes introducciones de la “teoría” en los estudios líticos:
La descripción que Odell hace de las prácticas actuales es la forma exacta en que
Taylor imaginó cómo la teoría sería obtenida y utilizada por los arqueólogos. El arqueólogo
es un “usuario” de la teoría, que provee una Piedra de Rosetta para la transformación del
fenómeno inerte del registro arqueológico en “información cultural” o –en términos más
contemporáneos- “información conductual” sobre el pasado. En otras palabras, se exhorta a
los arqueólogos a traducir las observaciones hechas sobre el registro arqueológico en
términos conceptuales de teoría, o de manera más común, la caracterización conceptual de
la conducta o de una situación observacional particular. Este proceso invita entonces a los
investigadores a producir una “interpretación” de sus observaciones. Tales productos
intelectuales derivados también pueden ser conocidos como reconstrucciones.
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o inapropiadas una vez que se aplican sobre las propiedades empíricas normalmente sujetas
a interpretaciones más convencionales.
Uno de los desafíos del futuro será asegurar que las observaciones
elementales de un análisis provean un soporte adecuado y creíble para las
estructuras teóricas que están siendo creadas en este momento.
(1993:118)
Podría buscar por muchos años y no encontrar otra propuesta con la que me
encuentre más completamente en desacuerdo. Si fuera cierta, la opinión anterior aseguraría
que toda teoría es “aplicable a los datos”, como un argumento que se acomoda. Así, los
investigadores que crean que las teorías pueden ser verificadas y actúen como Odell
sugiere, aseguran que todas las verificaciones son tautologías. Este es un peligro que
Popper reconoció hace ya mucho tiempo, y como medicina planteó la estrategia
falsacionista en la ciencia. Como contraposición a Odell, ofrezco las siguientes sugerencias
que espero demuestren que las observaciones elementales en sí mismas no son el lugar
donde uno mira para apoyar las teorías, y que uno no desarrolla o adopta una teoría para
poder cargar a las unidades de observación de primer orden con significado.
La curación (ver Binford 1979) no debe ser pensada como una teoría sino como un
término descriptivo que se refiere a una forma particular de organizar el uso y producción
de herramientas de la forma que se observa en un sistema vivo. Los arqueólogos no
observan sistemas vivos, sino solamente sus productos estáticos. Esta afirmación introduce
el segundo principio que será discutido en este trabajo: ¿qué es lo que guía nuestros
estudios?
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Por otra parte, en críticas recientes que se han hecho al progreso de la arqueología,
muchos han arribado a conclusiones diferentes. La ambigüedad es citada como la
justificación para dejar de lado las observaciones y descripciones etnográficas –así como
las observaciones acerca de cómo funcionan las organizaciones vivas- debido a que fallan
en su intento de ver las dinámicas directamente sobre los artefactos estáticos. El hecho de
que las dinámicas de la mayor parte de los procesos de información reciente que
condicionan el carácter del registro arqueológico son diferentes a las dinámicas de gran
escala que afectan la organización de los sistemas culturales parece ser algo que muchos
investigadores no tienen en cuenta.
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principio inicial, que decía que “no puedo hacer ningún juicio sobre la racionalidad de la
forma en que intentarás proceder hasta que no me digas que es lo que intentas conseguir”.
Al seguir este principio, nos vemos forzados a reconocer que existen grandes diferencias
entre lo que los investigadores científicos y sus pares en las humanidades aceptan como
logros deseables. Tales diferencias separan cada vez más a los científicos arqueólogos de
sus compañeros humanistas.
Nuestras respuestas a estas preguntas pueden ser guiadas por la exploración de las
diferencias entre los argumentos interpretativos y los argumentos referenciales. De manera
bien explícita, una interpretación es una afirmación de que algunas características o
situaciones del pasado son evidenciadas por algunas características o propiedades
específicas del registro arqueológico. En pocas palabras, se está haciendo un reclamo de
conocimiento acerca del significado de algunas observaciones arqueológicas. Por otra parte,
un argumento referencial sugiere el contexto organizativo de las dinámicas del pasado en el
cual se piensa que surgieron algunas de las propiedades observadas del registro
arqueológico. En ningún momento se realiza un reclamo de conocimiento con respecto a
los detalles de la causa o del significado certero de cualquier referente arqueológico
específico. Uno podría decir que una interpretación es una afirmación o un reclamo de
conocimiento sobre el pasado, mientras que un argumento referencial es una afirmación o
sugerencia sobre el dominio de las dinámicas que pueden ser plausibles de ser investigadas
para buscar pistas de las condiciones causales operativas en el pasado. Como tales, existen
potenciales implicancias tanto para conocer los fenómenos arqueológicos como así también
fenómenos previos no observados. Los argumentos referenciales son muy ricos en
implicancias empíricas, mientras que los argumentos interpretativos son esencialmente
estériles con respecto al contenido empírico adicional. Los objetivos de estos dos tipos de
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Argumentos referenciales.-
Mis discusiones con Bordes en los ’60 y ’70 no estaban enfocadas en cómo él
clasificaba las herramientas líticas, yo cuestionaba su suposición de que la variabilidad en
las frecuencias de las herramientas líticas se refería exclusivamente a la identidad étnica de
los talladores. Al contrario, yo pensaba en los conjuntos como combinaciones variantes de
ítems para los cuales las condiciones determinantes de su asociación regular podían ser
semi o completamente dependientes una de la otra. Yo pensaba que el primer paso analítico
debería ser encontrar cómo variaban de manera relativa los “tipos de herramientas” entre
ellas. Entonces podríamos proceder a estudiar cómo los subconjuntos de tipos asociados
dependiente e independientemente interactuaban con las variables ambientales y crono-
climáticas, los contextos específicos de cada sitio, los materiales líticos en crudo y la fauna
asociada. Los patrones identificados en esta escala de análisis podrían proveer algunas
ideas sobre cómo podía estar condicionada la variabilidad del conjunto, y podríamos
empezar a construir la historia de sus causas.
También pensaba que tales patrones podían llevarnos a explorar los datos basados
en las observaciones etnográficas que podrían ser útiles para entender los procesos de
formación de sitio. Mi trabajo de campo posterior con los Nunamiut representó una
estrategia para la comprensión de las diferencias en los conjuntos óseos, descritos en
términos de las frecuencias de partes anatómicas entre los sitios esquimales documentados.
Cualquiera de estas trayectorias de investigación representa las investigaciones de rango-
medio que podrían ser iniciadas para expandir nuestro conocimiento relativo al disponible
en el momento en que un argumento referencial específico fue sugerido.
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¿Entonces por qué tantos “consumidores” arqueológicos de ideas prestadas que están
acostumbrados a “diagnosticar” el pasado, demandan causas certeras y de contingencia
simple? ¿Es esta la forma en que otras ciencias funcionan con relación a las disciplinas
asociadas? La respuesta es no.
Años atrás mostré mi desacuerdo con la idea de que Taylor había comenzado en la
década del ’40 los cambios en el pensamiento y la práctica arqueológica que yo y otros
estábamos proponiendo en los ’60. Mi respuesta fue que, en la ciencia, los argumentos de la
década del ’60 constituían un enfoque muy diferente tanto en el uso de las palabras como
en el uso de las observaciones. También sugerí que los arqueólogos podían aprender acerca
de muchas de las características organizativas y conductuales de los sistemas vivos que
algunos investigadores planteaban como imposibles de ser pensadas desde la inferencia
arqueológica. Yo dije que:
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No deseo implicar que uno no puede comenzar con una proposición de mayor nivel
y proceder a hacer ciencia productiva. Las ciencias desarrolladas hacen esto todo el tiempo.
Pueden razonar a partir de teorías desarrolladas para tomar en cuenta un conjunto de
observaciones, hasta llegar a observaciones adicionales que –si la teoría es correcta- pueden
ser demostrables. Ya he discutido el asunto de la investigación de rango medio y la
fiabilidad de vincular las proposiciones de “nivel alto” –o más adecuadamente,
proposiciones para las que no existen vínculos confiables con datos observacionales- con
investigaciones bien organizadas en el presente sobre sistemas vivos o sistemas descriptos
desde la perspectiva ya sea de los participantes o de los observadores de tales sistemas. No
estoy sugiriendo que no se puedan hacer buenos trabajos desde la exploración del mundo de
las experiencias con ideas aún no vinculadas con ese mundo. Mi punto es que ser un
consumidor de ideas antes que adoptar un rol investigativo asegura que las ideas no
actuarán como portales para otro tipo de conocimiento, sino que en cambio serán aceptadas
o rechazadas por las razones erróneas. Tal curso de acción resultará en la imposición de una
secuencia infinita de diferentes convenciones interpretativas sobre el registro arqueológico
más que en el crecimiento del conocimiento acerca de las fuerzas y factores que crearon
este registro a lo largo del tiempo.
La teoría no es algo que uno lleva a los datos. La teoría se desarrolla para explicar
patrones de relaciones entre los datos que son analíticamente generados entre diferentes
dominios observacionales o conjuntos de datos. Los argumentos que se refieren a los
patrones estarán por lo tanto parcialmente fraseados en términos de las convenciones
primarias para la producción de datos. El vínculo inicial para los enunciados posteriores
sobre los datos se hace, necesariamente, en términos de las definiciones operacionales
utilizadas en la producción de datos. Esta tautología es vencida cuando uno toma los datos
resultantes para la etapa de reconocimiento de patrones en el análisis. Los estudios de
reconocimiento de patrones exponen las propiedades o características seleccionadas del
registro arqueológico (que en este punto puede ser correctamente nombrado como datos
arqueológicos) a otros cuerpos de datos independientemente razonados.
Conclusiones.-
Comencé este ensayo diciendo que: “no puedo realizar un juicio sobre la
racionalidad de la forma en que intentas proceder hasta que no me digas que es lo que estás
intentando conseguir”. Aceptando esta proposición, exploré algunas propiedades
fundamentales de la ciencia, la más importante de las cuales era el reconocimiento de que
los problemas para los que se buscan soluciones vienen de un estudio detallado del objeto
de estudio de la ciencia. En el caso de la arqueología, el objeto de estudio es el registro
arqueológico. Luego me pregunté si este punto de vista era ampliamente registrado en la
arqueología contemporánea. Respondí a esta pregunta con un enérgico NO y enfaticé que el
problema al que se refieren la mayoría de los investigadores es simplemente cómo
“interpretar” sus datos. Con ese objetivo en mente, ellos buscan otras disciplinas, revisan
sus propias experiencias personales y cúmulos de conocimientos, o se refieren a los
escritores de la así llamada teoría arqueológica en búsqueda de inspiración acerca de las
unidades de “significado” que pueden imponer sobre sus datos. Este método no hace que
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avance el estudio del registro arqueológico, ni traduce este registro en enunciados certeros
sobre el pasado.
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