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La contratransferencia

Escrito por Jenny Mancera

En este documento se presentará con profundidad lo que significa la


contratransferencia desde concepto, el significado de vivir la contratransferencia,
las distintas formas de entenderla, analizarla, mis vivencias y recomendaciones. La
transferencia va unida a la contratransferencia, por lo que tocaré su significado y su
análisis.

Introducción

En este documento se presentará con profundidad lo que significa la contratransferencia desde concepto, el
significado de vivir la contratransferencia, las distintas formas de entenderla, analizarla, mis vivencias y
recomendaciones. La transferencia va unida a la contratransferencia, por lo que tocaré su significado y su
análisis.

Conceptualización de transferencia

Freud identificó la teoría de la transferencia en algunos de sus pacientes (Ana O, síntomas de histeria). La
explicó como que los seres humanos tendemos a pensar, sentir o actuar de forma que según se desarrollaron
nuestras experiencias de infancia, éstas tienden a influir o dominar nuestras experiencias del presente. Por lo
tanto, confunden o distorsionan el juicio de la realidad del aquí y ahora, determinando conflictos en nuestras
relaciones con las personas con las que estamos teniendo vínculos actuales de intimidad con las relaciones del
pasado. De esta manera, el análisis busca el entendimiento del mundo interno del paciente con sus relaciones
pasadas, y trabajar en cerrar los asuntos inconclusos del pasado. Un ejemplo puede ser la verbalización de un
paciente: “eso que me menciona me lo decía mucho mi madre/padre”. Ésta es una simple transferencia del
paciente que está reflejando a su madre o padre en la figura del psicoterapeuta.
En el Análisis Transaccional vemos el análisis de transferencia en las transacciones. Esto se lleva acabo a
través de:

Comprender lo que los pacientes hablan y la relevancia que tiene en la situación actual

Entendiendo si proviene de algunos de sus conflictos arcaicos de sus relaciones pasadas (madre, padre,
hermanos o figuras que representaron una imagen fuerte en sus vidas)

Detectando lo que sucede cuando hay un diálogo de lo que experimenta en relación con el otro.

Por ejemplo, un paciente llega a consulta y comenta que actualmente se siente abandonado por su pareja.
Ahora profundizando, es un conflicto relacionado al pasado de su vida que ha comentado en sesiones pasadas,
que se siente abandonado por sus padres, y que se repite la sensación fenomenológica en la situación presente
en su vida. Por lo tanto, se detecta que cuando está en relación con su pareja revive la experiencia de su
infancia.

El análisis transaccional proporciona un mapa de los estados del Yo para explicar las transacciones y cuándo
es una transferencia. Los estados del Yo del paciente: estados del Yo Padre, Adulto y Niño. Los estados del
yo Padre son el conjunto de pensamientos, sentimientos y emociones que están relacionadas con la figura
parental (pueden ser como un Padre Crítico un estado del yo para controlar, dirigir o criticar, o un Padre
Nutritivo indica cómo puede utilizar este estado de yo al cuidar o ayudar). Los estados del yo Adulto son el
conjunto de sentimientos, pensamientos y patrones de conducta que se adaptan a la realidad actual “aquí y
ahora”. Los estados del yo Niño son los patrones de conducta del pasado de la propia infancia del paciente,
dentro de la cual también están el conjunto de creencias, fantasías y sentimientos (pueden ser un Niño
Adaptado / Sumiso o un Niño Rebelde).
Utilizando el ejemplo de la paciente que se siente abandonado por su pareja. En el momento que se siente
abandonado por su pareja se pone en contacto con su estado de Yo Niño, con la tristeza y busca la ayuda del
psicoterapeuta como un Padre Nutritivo. El psicoterapeuta le responde con un estado del Yo Adulto para
encontrar las herramientas de cuidado que actualmente tiene como Adulto para trabajar la asertividad de
comunicación con su pareja.

La manera que se analiza es a través del contenido (lo que se hace y se dice), el proceso de lo que pasa (como
se hace y se dice), el contexto de lo que pasa (dónde y cuándo) y la relación (los motivos, porqué, para qué y
para quién). Sin embargo, para hacer el diagnóstico completo, se necesita entender los factores que
determinan el estado de Yo: del comportamiento (gestos, la postura, el tono de voz, ademanes y el contenido
de lo que se comunica), social (qué estado de Yo se activa cuando está en relación con el otro), el histórico
(entendimiento de la relación de los integrantes de la familia) y fenomenológico (sensaciones, los deseos, y
las necesidades, los sentimientos y las creencias que dan lugar a su perspectiva).

Retomando el ejemplo, ahora podemos ver que el contenido de lo que hace y dice muestra el mismo estado
del Yo, que los gestos de tristeza y pucheros que expresaba cuando se sentía abandonado de pequeño, y pide
la misma demanda de un niño pequeño aunque ahora es un adulto. Su pareja no le corresponde ya que no
entiende la manera en la que se comunica. La historia se repite de nuevo, con el mismo sentimiento, y
permanece la situación no resuelta, cuando sus padres lo dejaban en la casa de la abuela cuando se iban de
viaje. Lo anterior no resuelto activa las sensaciones de tristeza, los sentimientos de ser abandonado y la
creencia de que a mí siempre me abandonan.

Tener estas herramientas me parece muy práctico y muy objetivo porque se analiza cada transacción y se
identifica la transferencia. Por lo tanto, podemos indagar para encontrar todos los elementos de lo que no
estaba resuelto en las experiencias tempranas del paciente, y explicárselo claramente para que tome
conciencia. Una vez que ya es consciente de que esa situación viene del pasado, le puede proporcionar una
explicación a sus emociones. Puede llegar a experimentar su relación de una diferente forma.
Richard G. Erskine explica la transferencia en la psicoterapia: “La psicoterapia de la transferencia se da, en
parte, cuando el psicoterapeuta no se conforma simplemente con el valor aparente de las palabras o de la
conducta de un paciente, sino que busca el significado inconsciente de lo que dicen o no dicen los pacientes,
de lo que hacen o no hacen, en su comunicación afectiva y en los gestos de su cuerpo. Según el análisis
transaccional, para entender la transferencia desde la óptica de la integración intrapsíquica es necesario
abordarla desde un enfoque multilateral. La transferencia se puede ver como:

1) Los medios por los que el paciente puede demostrar su pasado, las necesidades evolutivas que se vieron
frustradas y las defensas que se erigieron para compensarlo;

La resistencia a recordarlo todo y, paradójicamente, escenificar de manera inconsciente las experiencias


infantiles;

La manifestación del conflicto intrapsíquico y el deseo de lograr intimidad en las relaciones; o

La manifestación del afán psicológico universal de ordenar la vida y darle sentido.¨

Conceptualización de la contransferencia

La historia o el desarrollo del concepto de contratransferencia empezó con Freud, al ver que obstaculizaba el
análisis al darle más importancia a la transferencia. Ferenczi le comenta a Freud que tenía tendencia a hacer
propios los asuntos de sus pacientes. Freud no estaba de acuerdo en contaminar algún asunto que sea de su
propio inconsciente, y no se imaginaba utilizarlo activamente en terapia, aunque encontró la utilidad de
conocer los sentimientos del analista para poder descubrir la vida psíquica del paciente y la relación con el
psicoanalista. Ferenzci, que no estaba de acuerdo con Freud, utilizó la técnica activamente a través de ser
intuitivo y sensible al paciente. De esta manera, empieza a darse cuenta de la importancia de sus sensaciones,
escuchándose y entregándose al paciente con el objetivo de liberarse de la relación transferencial, y así
diluirse la relación arcaica del paciente.

Money-Kyrle (1956) opina que todo el dinamismo de la transferencia y la contratransferencia son la


proyección e introyección. A través de la comunicación, el terapeuta se identifica introyectivamente con el
paciente, entendiéndolo por su movimiento interno, para proyectarlo al mundo externo, una vez digerido y
elaborado, denominándola contratransferencia normal. Se paraliza el proceso cuando el terapeuta se queda
identificado con un aspecto suyo que no entiende. El único camino para salir es que el terapeuta tenga la
capacidad de aceptar “de no saber”, permitiéndose el tiempo necesario para ir discriminando los aspectos que
el paciente está introyectando. Y si estos de alguna forma se enredan con puntos ciegos propios que no han
sido resueltos, se puede precipitar una intervención sin mesura, y después pagar el precio de consecuencias
indeseables para el tratamiento.
En lo personal, la definición que más claramente explica la contratransferencia de una manera más simple es
la de Florenzano (1984): “la contratransferencia es el conjunto de actitudes, sentimientos y pensamientos que
experimenta el terapeuta en relación con el paciente”.

Novellino (1984) menciona tipos de contratransferencia relacionando las transacciones cruzadas (es una
transacción en la que el estado del yo al que se dirige el estimulo no es el mismo que responde). Identificación
conforme (esquema 1): la identificación es Niño-Niño cuando el psicoterapeuta toma el sentimiento del
paciente como si fuera de él y se siente triste recordando algo de su infancia. Identificación complementaria
(esquema 2): cuando el psicoterapeuta se siente irritado por la forma de actuar del paciente y le da ganas de
regañarlo, de esta manera la transacción sería del Padre (psicoterapeuta) hacia el Niño del paciente.
El problema de tener una transacción cruzada es que interrumpe la comunicación desde un pequeño roce,
hasta que las dos personas no se vuelvan a dirigir la palabra. Éste es un motivo por el cual un paciente podría
tener un mal entendido o dejar la terapia.

¨El odio en la contratransferencia¨ (Winnicott)

Winnicott (1950) aportó con su articulo “El odio en la contratransferencia”. A través de su trabajo profesional
es importante tener consciencia del odio objetivo como le sucede a la madre con su hijo, ó al terapeuta con el
paciente. La psicoterapia es similar a la crianza de la madre al recién nacido. La madre perfecta no existe, y
puede tener momentos de cansancio, problemas personales o profesionales y estando en relación con su hijo
puede proyectarlos a su hijo.

El psicólogo es también es un ser humano con sentimientos y pensamientos. Por lo tanto, lo mismo aunque no
esta socialmente aceptado tener odio hacia un hijo y en ocasiones se tiene, el terapeuta puede conectar con
una sensación similar respecto al paciente. Por eso, al considerarlo como como algo aceptable, podemos
entender la contratransferencia emocional con tranquilidad, objetividad y tratar ese sentimiento.

De esta manera, Winnicott empieza a desarrollar sus teorías describiendo “la madre suficientemente buena” y
basándose en la díada madre e hijo y menciona las semejanzas con el analista.

Demostrando toda su paciencia, tolerancia y confianza lo mismo que una madre dedicada a su hijo.

Reconocer las necesidades del paciente y estando disponible puntualmente y de siendo objetivo.

Dar lo que es necesario para el paciente.

Lo mismo que la madre está sensibilizada y satisface las necesidades del niño, el psicoterapeuta en muchas
ocasiones está ligado a un paciente y, en aquellos momentos en los que se muestra vulnerable, le
identificamos con el niño que depende temporalmente de nosotros.

Para tener un buen proceso de psicoterapia, según Winnicott, es necesario tener consciencia de las emociones
que se están moviendo, y canalizarlas adecuadamente. Señala: “El analista debe estar preparado para soportar
la tensión sin esperar que el paciente sepa lo que está haciendo, tal vez durante un tiempo bastante largo. Para
esto al analista debe serle fácil asumir sus propios temores y odios. Se halla en la misma situación que la
madre de un recién nacido. A la larga, debe ser capaz de decirle al paciente lo que él, el analista, ha
experimentado en sí mismo”

Muchas veces, como psicólogos, podemos darnos cuenta de lo que le está pasando al paciente aunque el
paciente tarde más tiempo en reconocer y tomar consciencia. Otras veces puede ser frustrante para el
psicoterapeuta que el paciente repita una y otra vez el mismo patrón y no esté listo para tomar otra decisión.

Indicadores de contratransferencia que podrían interferir con la terapia

Hay algunos indicadores específicos que pueden interferir en la contratransferencia, como son la estructura de
la sesiones (tiempo, hora, lugar y secuencia de las sesiones, tiempo de las vacaciones, los honorarios, o por
alguna situación particular del psicoterapeuta que tendrá que parar las sesiones), una comunicación no
asertiva, la sintonía del nivel evolutivo del paciente, no juzgar también y existen casos específicos que pueden
afectar o temas en específico.

Meninger y Holzman (1973) mencionan algunos indicadores de contratransferencia que podrían interferir con
la terapia:

Descuido del encuadre

Somnolencia durante la atención al paciente

Tendencia a pedirle favores al paciente

Tratar de ayudar al paciente extra-terapeúticamente

Discutir con el paciente

Cultivar la dependencia del paciente

Tratar de impresionar al paciente o a colegas con el caso

Demasiado interés en el caso

Fomentar las resistencias del paciente

Existen una diversidad de casos o situaciones en los que se encuentra el paciente y que pueden afectar al
terapeuta. Por ejemplo, los pacientes deprimidos, ya sea por un duelo o un abuso sexual, incesto pueden
producir cansancio, angustia, visión derrotista por los resultados y sensación de una gran demanda que no se
puede resolver fácilmente. Por ello es necesario contar con el apoyo de un equipo y supervisión continúa, para
que no haya una sobrecarga un ¨burn out¨.

Contratransferencia positiva y negativa:

La contratransferencia positiva ofrece la energía para comprender al paciente. Ejemplo de la


contratransferencia positiva: “Hay que bueno, hoy me toca con éste paciente... podría estar toda la tarde con
él”

La contratrasferencia negativa es cuando hay desmotivación e interfiere en la objetividad del terapeuta para
realizar sus intervenciones. Algunos ejemplos de la contratransferencia negativa:

“Uff que triste historia, no sé cómo ayudar a esta persona”


“Qué stress me dan las pacientes histéricas, me ponen de mal humor”

“Qué lata, esta paciente no la quiero ver”

El psicoterapeuta debe tener una actitud activa, que le permita sublimar su contratransferencia y mantenerla
positiva con una actitud de amor hacia el paciente, a pesar de las posibles agresiones que éste le infiera. Esto
responde a un principio fundamental: sólo el amor que entregue el psicoterapeuta será capaz de producir amor
en su paciente, para evitar los efectos perjudiciales de la contratransferencia, por lo tanto, transformar las
resistencias de éste en la transferencia positiva sublimada que permite el trabajo terapéutico.

De lo anteriormente explicado se deduce que es importante que el psicoterapeuta no actúe los papeles que el
paciente espera que asuma, situación de gran importancia cuando los pacientes tienden a ser manipuladores, ó
con aquellos tienen dificultad para crear vínculos.

Contratransferencia: el Triángulo Dramático y Posiciones Existenciales:

El Análisis Transaccional ayuda al psicoterapeuta a poder delimitar o estar consciente de sus propias
exigencias internas, que pueden ocasionar problemas de contratransferencia con relación al paciente. El ideal
es que ambos se perciban positivamente con valía, autonomía y tengan la misma posición existencial “Tú
vales la pena y yo también”, “Tú eres OK y Yo soy OK” (+,+). Aunque el paciente se coloque en “Yo no
valgo la pena y tú sí vales la pena”, “Yo no soy OK y tú sí eres OK” (-,+).

En el Triángulo Dramático explicado como un diagrama que ilustra cómo las personas se pueden mover en
cualquiera de los 3 roles “Salvador”, “Victima” o “Perseguidor”, el mito es que el bienestar no está en
nosotros y, de acuerdo a esto, cae en una posición existencial:

Perseguidor: persona que desprecia o menos precia a los demás, “Yo valgo la pena y tú no vales pena”, “Yo
soy OK y tú no eres OK” (+,-)

Salvador: persona que ofrece ayuda desde una posición de ser más o mejor.

Víctima: persona que se ve a sí misma como menor o inferior que se merece ser despreciada o seguir adelante
sin ayuda, “Yo no valgo la pena y tú si vales la pena”, “Yo no soy OK y tú si eres OK” (-,+)
Por ejemplo, no terminar en la hora de sesión y no recibir remuneración es una forma en que el psicoterapeuta
adopta el papel de Salvador (contratransferecia) y el paciente como Víctima (transferencia). Aquí se refleja la
posición existencial de que “Yo no soy OK y tú eres OK” (-,+) Para salir del Triángulo Dramático, el paciente
está pidiendo la ayuda y tiene las herramientas para salir adelante, por lo que existe una remuneración y
respeta el tiempo para seguir adelante. Otro ejemplo puede ser que el psicoterapeuta refleje su propia historia
y tome el rol de Perseguidor (contratransferencia) cuando el paciente le menciona ciertas creencias de su baja
autoestima poniéndose en un rol de Víctima (transferencia) y en la posición existencial de “Yo soy OK y tú
no eres OK” (+,-).

¿Cuál puede ser la transferencia de las estructuras de personalidad y cómo puede el psicoterapeuta sentir
la contratransferencia en ellas?

Hay una realidad que todos sentimos, y es que tenemos más o menos afinidad entre distintas personas, y así
también el rol o forma de llevar acabo las sesiones es muy diferente ante cada estructura de personalidad.
Reich menciona estas palabras que son muy ciertas “Debe quedar en claro que encaramos el tratamiento de un
paciente agresivo de una manera en forma distinta al de uno depresivo; que cambiamos nuestra actitud ante el
mismo paciente conforme a la situación; en pocas palabras, que no nos comportamos de manera neurótica,
aunque tengamos que hacer frente a algunas dificultades neuróticas en nosotros mismos”.

Al igual que los pacientes, los psicólogos también tenemos una estructura de personalidad con diferentes
rasgos de personalidad y carácter. Por lo tanto, la contratransferencia puede ser mayor o menor dependiendo
del tipo de estructura de personalidad y rasgos que tenga el psicoterapeuta en la combinación con la
personalidad de su paciente, y también en función de que el psicoterapeuta haya resuelto con éxito sus propios
conflictos.
George Escribano y Ana Gimena Bayón nos comentaban lo que podríamos llegar a sentir contra-
transferencialmente con ciertas estructuras de personalidad en las sesiones de terapia. Hago hincapié en que
cada persona es diferente a pesar de tener una misma estructura de personalidad, ya que depende de su
experiencia de vida. Por lo tanto, lo que menciono a continuación es un esquema genérico que da una visión
global de las contratransferencias que se puedan vivir.

Estructura Obsesiva-Compulsiva:

La transferencia con el terapeuta es percibida como persona de autoridad y podría actuar con resistencia o
sumisa/o, el miedo al error le lleva a hablar de lo que domina, por lo que el estado del Yo que se activa es el
Padre. La contratransferencia del terapeuta puede ser de malestar, aburrimiento o angustia de no ser un buen
terapeuta ante la perfección de esta estructura, u ocasionar luchas de poder, con tendencias a ser
excesivamente directivo o demasiado poco directivo.

Los roles que juegan dentro del triángulo dramático son: el paciente en el rol Perseguidor en el momento de
buscar la razón o puede entrar en Víctima al miedo de no tener la razón o caer en el error. Las posiciones
existenciales en la transferencia puede que el paciente en (+,-) yo valgo la pena o tengo la razón y tú no vales
y estás equivocada, ya que su resistencia lo lleva al impulsor de “Se Perfecto”.

La contratransferencia puede ser de Víctima (-,+) tú tienes la razón y yo no valgo y estoy equivocado, en el
momento de caer en malestar y angustia ante la perfección. Por lo cual los mandatos serían no sientas, no seas
tú, no disfrutes y no pertenezcas. El psicoterapeuta puede conectarse con el rol Perseguidor en el momento de
tratar que el paciente contacte con lo emocional, y baje el impulsor de Se Perfecto y Víctima, y entonces se
sienta cuestionado por expresar la perfección en la sesión.

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