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Reflexiones en torno a “Motility: Mobility as Capital”

Vicent Kaufmann

JOSE ALONSO GONZALEZ SOLANO


25/04/2011

Doctorado en Estudios Territoriales – Universidad de Caldas


Reflexiones en torno a la lectura “Motilidad: La movilidad como capital” de Vicent
Kaufmann y otros

La realidad humana sólo puede ser social


Hegel

Se nos invita a explorar el contenido del documento de Kaufmann sobre movilidad social y
espacial desde la perspectiva de tres interrogantes que de manera abierta, concreta y en
ocasiones sutil aborda el autor en el citado escrito: la globalización y el territorio; las
movilidades humanas en la conformación de territorios; y el ejercicio del poder y el control
territorial. Es evidente la preeminencia del asunto territorial en la indagación sobre el
texto. Y, justamente desde ahí debiera partir para cumplir con el encargo. Territorio,
término polisémico, por lo tanto complejo, pero por lo mismo “provocador” en cuanto a su
lectura, análisis y construcción. En el estudio de las ciencias sociales y en particular en lo
que atañe a la presencia del hombre y de los grupos sociales en los espacios, la palabra
territorio adquiere dimensiones superlativas que devienen de una construcción imaginaria
y metafórica en torno al poder que encierran éstas desde sus variados significados.
Palabras “claves”, palabras “vivientes” son entre muchas otras las atribuciones que le
asignan. Territorio es una de ellas. “Define espacio, actores en ese espacio, relaciones de
poder. La palabra territorio tiene en su centro la noción explícita del poder “ejercido”. El
territorio tiene agencia. Sus límites son difusos. ¿El territorio se define (limita) a sí mismo?
¿Es definido desde fuera? 1 La movilidad social y espacial como fenómeno, como objeto
de estudio, sólo se concibe desde la existencia de un territorio. No se podría aludir a
ninguna forma de movilidad social que no estuviera conectada con alguna forma de
territorialidad. La territorialidad como la manifestación de las formas de ocupación, uso,
permanencia y control del territorio. Una relación construida históricamente, y que en
consecuencia, engendra dinámicas sociales, económicas, políticas, culturas particulares,
manifestaciones existentes, preexistentes, o hasta extrañas al territorio. En este sentido,
la territorialidad es quien moldea, construye, controla, y usa territorios en los tiempos
actuales. De ahí que en el conjunto de los interrogantes desde los cuales abordar el
análisis del texto de Kaufmann sea tan prominente la referencia al término. Lo territorial es
humano y por lo tanto involucra todo aquello que le es propio en su condición de tal, pero,
también aquello con lo cual construye de manera consciente y deliberada su forma
particular de vivir y el conjunto de interacciones con lo cual configura su espacio social.
La movilidad social es humana, refiere a lo humano, por lo tanto territorio y movilidad
social –humana plantea el interrogante- se pertenecen, se contienen. La conformación del
territorio viene como consecuencia inevitable de las movilidades humanas y sociales. De
otra manera el territorio no existe, más allá de una abstracción teórica para fines
documentales. El territorio demarca la existencia del hombre. Éste vive en él y para él;
pero lo hace de una manera dinámica, esto es, se mueve dentro de ellos y por fuera de
ellos. El territorio tiene movilidad, la movilidad que le otorga, que le transfiere el hombre.
El territorio que habita, el territorio desde el que produce, el territorio desde el que se

1
CACERES, Teresa. “Territorio y poder: el territorio de la carretera y el territorio de la Chimba”. Santiago de
Chile, 2002

1
recrea, el territorio desde el que ama, el territorio por el cual se desplaza para llegar a
otros de sus territorios. No puedo dejar pasar la alusión al filósofo alemán existencialista
Martín Heidegger, en su texto: “Construir, habitar, pensar”, dice en algunos de sus
apartes: “Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir. Éste, el
construir, tiene a aquél, el habitar, como meta. Sin embargo, no todas las construcciones
son moradas. Un puente y el edificio de un aeropuerto; un estadio y una central
energética; una estación y una autopista; el muro de contención de una presa y la nave de
un mercado son construcciones pero no viviendas. Sin embargo, las construcciones
mencionadas están en la región de nuestro habitar…”. En el texto de Kaufmann la
movilidad expresa diversas implicaciones para el hombre, está la del tiempo, la del lugar
en concreto y sus limitaciones, las del entorno que delimita o posibilita tal movilidad.
Incluso las del conocimiento y habilidades. Todas ellas en su conjunto determinan la
movilidad social y espacial del hombre, pero en esencia –retomado a Heidegger-
determinan también sus posibilidades de construir y habitar como consecuencia de su
movilidad. Como bien lo expresa –Kaufmann- en sus conclusiones: “movilidad espacial no
es un intersticio de enlace entre un punto de partida y un destino, se trata de una
dimensión estructurante de la vida social”. Sin embargo quedan algunas inquietudes que
son advertidas por el autor de manera muy sutil. ¿Qué papel juegan las disposiciones
mentales y anímicas del individuo a la hora de decidir su movilidad o no? –la opción de no
acción-. Pretendo con estas primeras líneas abordar lo pertinente el interrogante sobre el
papel de las movilidades humanas en la conformación de los territorios. En cuanto a si la
globalización siempre se analiza en términos antagónicos con el territorio, cabría
manifestar desde las ideas expuestas en el texto de Kaufmann que el asunto pasa tanto
por lo antagónico como por la confusión que generan las nuevas lógicas de las distancias
y con ellas, las de los desplazamientos. Esto ha generado nuevos debates, pero también
según el autor: “Confusiones conceptuales”. En esa dirección quisiera remitirme a una de
las referencias que nos aporta el texto, la de Zygmunt Bauman2 Patricia Avelar en “La
revista Mexicana del Caribe”, México, Universidad Autónoma de Quintana Roo. 2000;
refiere en torno a la obra del autor Polaco: “(…) sus páginas contienen una propuesta
atractiva para abordar el rostro oscuro de la globalización. Para iniciar su crítica, el autor
acude a dos caracterizaciones: la “elite de la movilidad” y los “locales”, en donde los
primeros estarían representados por que tienen el poder para cambiar las estructuras
económicas, políticas, sociales y culturales a escala mundial, en tanto que los segundos
serían quienes difícilmente podrían aspirar a influir en el mundo, ya que uno de sus
rasgos esenciales es la inmovilidad (…)”. Pero, a pesar de la solidez de estas
apreciaciones no resulta claro establecer la existencia de un antagonismo en el análisis
de la globalización y el territorio. Pues, incluso aquellos –siguiendo a Baumann- “locales”
también delinean su territorio con base en los efectos y reflejos que reciben de los
procesos globalizantes. Al margen de las reales posibilidades que tengan estos de
“globalizarse” las movilidades que producen los que conforman la “elite de la movilidad” –
de acuerdo a Baumann-, irán produciendo una suerte de “residuos” que serán tomados
por los “locales” para construir sus territorios. En un juego de imágenes mentales me

2
BAUMAN, Zygmunt. “La Globalización: consecuencias humanas”. Fondo de Cultura Económica. Buenos
Aires, 1999

2
ubico en los interminables “cordones” de ventas ambulantes que proliferan en las grandes
capitales latinoamericanas – ambulatajes-3- de oferta de toda una amplia gama de
productos con claro sello de la globalización. Seguramente también cabría aquí un
espacio para referir a esa inmensa y compleja masa de emigrantes latinoamericanos que
se “mueven” en el marco de la globalización con el único objetivo de poder regresar a
construir su “propio” territorio. Y, desde luego que en una revisión más estructural del
asunto habría que aludir que la territorialización del mundo, es decir de los países, en
buena medida es un efecto colateral de la globalización. Entre otros argumentos se
exponen los “nuevos” conceptos de territorios innovadores –Castells4- que sustentan su
origen, configuración y desarrollo en las dinámicas globalizantes como las de la
tecnología. En cuanto a un tercer interrogante que apunta a plantear si ¿se puede ejercer
el poder sin control territorial? Aventuradamente podría decir que el asunto pasa por el
contexto humano y social al que estemos haciendo referencia. En un país como
Colombia con territorios marcados por una pluralidad compleja de problemas, con una
diversidad de fuerzas que pugnan por tener espacios de privilegio o de simple vocería,
diríamos que el poder se ejerce con control territorial. Me acojo a los argumentos sólidos y
bien expuestos por Darío I. Restrepo5 “En los procesos de apertura y globalización, las
regiones ganadoras y las perdedoras están pujando por mayores grados de autonomía
frente a la clase política nacional. Buscan consolidar poder local, articular políticas de
crecimiento y legitimidad con características propias e imprimir un sello regional’ al
ejercicio de gobierno (…) No se trata únicamente de exigir la mejoría en las condiciones
de vida ante el mercado y el Estado, sino de la apropiación territorial del poder”.

Preparó:
JOSÉ ALONSO GONZALEZ SOLANO

3
Término acuñado por MONNET en “Conceptualización del ambulantaje, de los vendedores a los clientes:
un acercamiento a la metrópoli posfordista”. México. 2005 y MARTEL, Roxana. “Imaginarios e itinerancias en
la ciudad. Construcción de identidades urbanas desde el ambulantaje”.
4
CASTELLS, Manuel, otros. “Entorno innovador, iniciativa emprendedora y desarrollo local”. Barcelona, 2007
5
RESTREPO, Darío I. “Luchas por el control territorial en Colombia”. Economía, sociedad y territorio. México,
2002

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