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MAURICIO ZAGARI

¿Le cuesta orar? Una estrategia


efectiva para prolongar su oración
¿LE CUESTA ORAR? UNA ESTRATEGIA EFECTIVA PARA
PROLONGAR SU ORACIÓN
Mauricio Zagari

No podemos decir que no tenemos tiempo para intercambiar


una idea con nuestro Padre si pasamos una a dos horas al día en
el twitter o en Facebook. No seamos hipócritas: la mayoría de los
cristianos que no oran lo hacen por pura pereza o porque prioriza
otras cosas: Internet, la serie predilecta, el juego de fútbol o
incluso el novio (a).

Pero hay aquellos que hasta quisieran orar, quieren mucho


disciplinarse en eso pero se pierden en las oraciones, el
pensamiento viaja, no saben qué decir y una serie de otras
cuestiones. “¿Cómo debo orar?”, Se preguntan. La verdad es que
hay muchas maneras de practicar la oración con el Padre.

La oración no es una obligación o un medio de conseguir


algo: es un privilegio. Concedido a nosotros por amor. Entonces,
al erigir nuestro pensamiento a Él (de rodillas, sentados, de pie o
plantando plátano) debemos saber qué gran honor y qué enorme
precio de Cruz fue pagado para tener ese derecho.

Con eso en mente, lo que voy a compartir no es uno de esos


“7 pasos para una oración eficaz” o “el secreto de la oración de
fuego puro”, Dios me libre de sugerir esto. Es sólo una de decenas
de formas de orar, a la que yo uso, y que funciona muy
bien. “Funciona”, por cierto, es un pésimo verbo. Yo diría que
“ayuda a aquel que ora a organizar sus pensamientos” muy bien.

La estrategia para orar

La idea es pensar en círculos


concéntricos, es decir, un círculo dentro
de otro círculo, que viene dentro de otro
círculo y así sucesivamente. Los círculos
centrales representan los asuntos
relacionados con su persona: el primero
es su vida espiritual. El segundo, su vida
familiar. El tercero su vida profesional. El
cuarto su salud. Etcétera. Cuando termines los círculos conectados
a ti vienen los círculos de tu familia. Uno es su cónyuge. Otro es su
padre. Otro su madre. Su hijo. Y así va. Después, cuando haya
orado por usted y su familia, más externamente vienen círculos
ligados a laiglesia local. Uno son los pastores. Otro son los
departamentos infantiles. Otro la escuela bíblica. Etcétera.

Cuando terminan los círculos ligados a la iglesia local, vienen


los círculos de su denominación. Ore por los líderes. Los
consejos. Los Ancianos o lo que sea pertinente al grupo de fe que
usted frecuenta. Habiendo orado por usted, su familia, su iglesia
local y su denominación, pase a los círculos más amplios: su
ciudad. Ahí estás por los gobernantes, por la violencia, etc. Pasa
luego a tu estado. Después para la nación, con oración por el
presidente, los congresistas y por ahí sigue. El siguiente círculo es
el mundo. Ore por las guerras, por los conflictos, por los países
donde hay persecución religiosa y así va.

Hasta aquí han sido las oraciones que usted hace. Es decir: lo
que siempre está presente cada vez que usted habla con el Padre.
Después de todo, en los círculos más externos están los pedidos
de oración. Es hora de tomar el cuaderno donde usted anotó la
solicitud de aquellos a quienes prometió oración y vaya de uno a
uno. Son las intercesiones que usted prometió a aquel hermano
(“voy a orar por usted”) o atendiendo a peticiones, personas que
están enfermas y por ahí va. En resumen, son las oraciones que
usted hará por un tiempo determinado.

Por fin, cuando termine todo, es muy agradable tomar un


momento de alabanza a Dios, de agradecimiento por las
respuestas que vendrán, de declaración de amor, de acción de
gracias … simplemente agradezca. Puede orar el Padre nuestro, si
lo desea. Es un momento más libre, de derramarse y deleitarse en
la presencia del Creador.

Mi hermano, mi hermana, si usted dice que sólo puede orar


dos minutos, porque no tiene tema en la oración o cualquier
excusa parecida, puede estar seguro de que difícilmente usando
esa forma de orar usted conseguirá cumplir todos los “círculos” en
menos de media hora. Lo más probable es que lleve al menos una
hora. A veces, dependiendo de la cantidad de personas por las que
va a orar, cuando usted se da cuenta que oró por más tiempo de
lo que dura un partido de fútbol.

Y entienda, no es una cuestión del tiempo que se gasta. Es


posible hacer una oración profunda y que toque el corazón de Dios
en diez segundos. Cuántas no fueron las veces en que oré sólo con
lágrimas. Y estoy seguro de que Dios entendió y recibió
perfectamente mi clamor. Pero si usted consigue organizarse a
punto de elevar su voz al Cielo en favor de todo eso, de toda esa
gente, de todas las necesidades, seguramente va a demandar un
buen tiempo recorrer del primero al último círculo. Esto es: el
tiempo no es la causa (“tengo que orar una hora cada día!”, Como
algunos piensan), sino la consecuencia (“tengo tanto por lo que
interceder que voy a llevar un buen tiempo”, eso sí).

Que sus momentos con Dios sean agradables. Que usted


pueda sentir el deleite y el goce de estar en Su presencia. Que
usted entienda que no está obligado a orar, pero que orar es uno
de los grandes y más lindos privilegios del cristiano: es entrar en
la presencia del Todopoderoso, del Altísimo Creador de todas las
galaxias del universo, poder sonreír para Él y decir: “Padre …”.
Sobre el Autor

Mauricio Zagari es miembro de la


Iglesia Cristiana Nueva Vida en
Copacabana, Río de Janeiro. De profesión
periodista y teólogo, además de profesor
unversitario durante nueve años en
materias como teología práctica, la ética
cristiana, historia de la iglesia y la
filosofía en la carrera de Licenciatura en
Teología.

Su talento literario fue reconocido


con el Premio Areté de Autor Revelación
y Mejor libro de Ficción / Romance - con
el libro El Enigma de la Biblia de Gutemberg, es autor de otros
libros cristianos. Mauricio transita por el mundo de los libros desde
distintas perspectivas, sea como escritor, traductor de obras sobre
teología, autor de libros sobre periodismo y editor de libros
cristianos.

Su gusto por la investigación surgió de la trayectoria como


reportero y columnista en medios de comunicación cristianos
(como Cristianismo hoy, Enfoque Gospel, entre otros) y seculares
(Jornal do Brasil, O Globo y Globosat).

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