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Entrar a lo profundo del corazón y entregarle todo lo que veo a Jesús

Introducción
La otra cara de la moneda: abrirle el corazón a jesus
Es difícil entrar al corazón y ver lo que no esta bien. Nuestras faltas. Pero es importante
hacerlo, sin glosas. Sin excusas y pedirle a él que me transforme
El principito hablando con el rey

“No tengo más nada que hacer acá - le dijo al rey. - Voy a seguir viaje ! - No te vayas -
respondió el rey, que estaba tan orgulloso de tener un súbdito. - No te vayas, te hago ministro
! - Ministro de qué ? - De... de justicia ! - Pero no hay nadie para juzgar ! - No se sabe - le dijo
el rey. - No di todavía la vuelta a mi reino. Soy muy viejo, no tengo lugar para una carroza y
me cansa caminar. - Oh! Pero yo ya vi - dijo el principito, que se inclinó para dar otro vistazo
del otro lado del planeta. - No hay nadie allá tampoco... - Te juzgarás entonces a ti mismo -
le respondió el rey. - Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar
al prójimo. Si logras juzgarte correctamente, es que eres un verdadero sabio”.

Es importante tener momentos de oración y silencio, para presentarle a Jesús nuestro


corazón desnudo, con sus luces y sus sombras.
En esta tarea no estamos solos
1. La virgen María
Pemán pone en boca de san Ignacio, despidiéndose de san francisco Javier, estas palabras:
Cada mañana tendrás con la Señora, algún tierno coloquio, donde le digas esos dolores
secretos que a la Madre se le dicen de modo más desenvuelto que no al Padre; que por ser
el Padre, da más respeto.
San Luis maría: no puede perderse por mucho tiempo un verdadero devoto de maria
2. Los sacramentos
Comunión y reconciliación
Estamos aún sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado,
podemos incluso perder la nueva vida. Por ello el Señor Jesús quiso que la Iglesia continúe
su obra de salvación en especial con los sacramentos, y especialmente en el sacramento de la
Reconciliación…

S.V.M.
Pidamos a la virgen nos ayude a entrar en lo profundo de nuestro corazón y ofrecerle a Jesus
todo lo que tenemos, para que nos sane y lo llene de su presencia

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