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Comer bien significa pensar bien.

Se ha demostrado que comer algunos alimentos,


como los que comentamos a continuación, y mantener una buena alimentación, es bueno
para mejorar la salud cerebral en general, mientras que otros alimentos pueden ayudar a
prevenir o al menos retrasar los efectos de las enfermedades cerebrales. Es por eso que
es importante incluirlos en tu dieta.
 Los tomates contienen licopeno, que ayuda a combatir el daño celular que producen
enfermedades como el Alzheimer.
 El pescado tiene un montón de ácidos grasos omega 3 (que ayudan a mantener un
sistema nervioso sano) y yodo (que mejora la claridad mental).
 Los alimentos integrales contienen ácido fólico, B12, B6, que ayudan a mejorar la
memoria.
 Se ha demostrado que los arándanos mejoran la memoria a corto plazo.
 Las grosellas negras contienen vitamina C, que incrementan la agilidad mental.
 Las semillas de calabaza contienen zinc, que mejora la memoria y las habilidades de
razonamiento.
 Los cereales enriquecidos son una buena fuente de vitamina B12, lo que reduce los
niveles de homocisteína que pueden contribuir a la enfermedad de Alzheimer.
 El brócoli proporciona vitamina K, lo que mejora la función cognitiva.
 La salvia es buena para mejorar la memoria.
 Los frutos secos son una gran fuente de vitamina E, que mejora la memoria.

La nutrición es importante para nuestro cuerpo, pero aún lo es más para la


función cerebral. En función de los nutrientes que reciba nuestro cerebro, su actividad
cerebral y consecuencias cognitivas serán diferentes. Cada comida tiene una
composición y un efecto diferente para nuestro cerebro. Los nutrientes serán los
responsables de aumentar el nivel de neurotransmisores. Eso hace que module nuestro
humor, comportamiento, estado depresivo o ansioso e incluso nuestro sueño. Si nuestra
alimentación es adecuada, mejorará nuestro estado de ánimo, nuestra capacidad
de pensamiento y razonamiento, nuestra memoria y nuestra concentración entre
otras habilidades cognitivas.
Referencias
Preiss M, Shatil E, Cermakova R, Cimermannova D, Flesher I (2013), el Entrenamiento
Cognitivo Personalizado en el Trastorno Unipolar y Bipolar: un estudio del funcionamiento
cognitivo. Frontiers in Human Neuroscience doi: 10.3389/fnhum.2013.00108.

Haimov I, Shatil E (2013) Cognitive Training Improves Sleep Quality and Cognitive
Function among Older Adults with Insomnia. PLoS ONE 8(4): e61390.
doi:10.1371/journal.pone.0061390

Shatil E (2013). ¿El entrenamiento cognitivo y la actividad física combinados mejoran las
capacidades cognitivas más que cada uno por separado? Un ensayo controlado de cuatro
condiciones aleatorias entre adultos sanos. Front. Aging Neurosci. 5:8. doi:
10.3389/fnagi.2013.00008

Thompson HJ, Demiris G, Rue T, Shatil E, Wilamowska K, Zaslavsky O, Reeder B. -


Telemedicine Journal and E-health Date and Volume: 2011 Dec;17(10):794-800. Epub
2011 Oct 19.

Carper, J. (2001). Máximo rendimiento: una adecuada alimentación puede mejorar el


funcionamiento de tu cerebro. Ediciones Urano, SA.

Una dieta variada y completa en ciertos nutrientes, como el omega-3 (salmón, sardinas
o atún), contribuye a que el rendimiento intelectual de una persona sea mayor. Lo dicen
los estudios, como el que llevó a cabo Alexandra Richardson, de la Universidad de
Oxford. “Los ácidos grasos omega-3 son muy importantes para las funciones del
cerebro, como también lo son otros nutrientes imprescindibles que hay que vigilar,
como el hierro, el yodo y la vitamina B12, que interactúan en el desarrollo cognitivo y
de los que, parte de la población, puede presentar carencias. Se ha visto, por ejemplo,
que cuando las personas tienen una anemia ferropénica o niveles de yodo o de vitamina
B12 muy bajos, acaban estando afectadas sus funciones neuronales, de concentración o
de asimilación”, afirma la nutricionista Alma Palau, presidenta del Consejo General de
Dietistas-Nutricionistas de España. El neurocientífico Fernando Gomez-Pinilla,
catedrático de la Universidad de California, continúa: “Lo que tiene de especial el
omega-3, particularmente un componente que se llama DHA, es que es parte de la
estructura original del cerebro. Resulta que las membranas, que son como las capas
externas de las células nerviosas, también están hechas de esa sustancia. No en su
totalidad, pero en parte de su estructura sí tienen DHA, que es muy importante para
muchas funciones cognitivas”.

LOS SUPERPODERES DE LOS ALIMENTOS


 Operación resaca: 8 alimentos que valen más que una aspirina
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Llegados a este punto, si usted ha eliminado el pescado de su dieta por razones éticas o
espirituales, no se alarme, pues el deporte también funciona. "En las últimas
investigaciones, hemos encontrado que, por ejemplo, el ejercicio físico ayuda al cerebro
a robustecerse de omega-3 e incluso a formarlo a pesar de que no venga de la dieta”,
explicar el profesor Gomez-Pinilla. “Con ayuda de la actividad física se puede suplir
esta carencia”, añade.

Brócoli y frutos rojos


Tal y como indican todos los expertos, cuando se trata de cuidar la dieta para una
estupenda salud mental, usted debe echar mano de varios alimentos, no solo de uno por
el hecho de que sea potente. Como aconseja el doctor y catedrático de la Universidad de
California, hay que pensar en una dieta equilibrada. "Una frase que se usa en biología y
neurología reza: 'Demasiado de una cosa buena es malo'. Hay muchos alimentos
positivos, pero si uno exagera se transforman en negativos. Por eso, la mejor
recomendación es el balance. Varios productos buenos y complementarios”, dice.
Entonces, además del pescado, ¿qué alimentos nos pueden ayudar a leer a Joyce o
Proust con ligereza?

El brócoli, pese a su lado oscuro, es la estrella de la vitamina K, junto con las coles de
Bruselas y las verduras de hoja verde, y ha dado resultados muy positivos no solo en su
ya conocida e indispensable función en la coagulación de la sangre, sino también en
tratamientos para el Alzheimer. Una investigación de la Universidad de Montreal en
Canadá demostró que las personas mayores que presentaban más presencia de vitamina
K1 elaboraban mejores discursos, progresaban en su expresión verbal y poseían mayor
retención de la información.

Las almendras y las nueces, por su parte, se llevan el galardón de alimentos


hipercompletos. Ambas contienen precursores de omega-3, vitamina E y magnesio, que
permiten mantener el nivel de concentración durante un tiempo sin que luego haya un
bajón rápido, como podría suceder después de tomar un piscolabis con azúcar. Además,
aportan gran cantidad de proteínas, que, entre otras cosas, estimulan las llamadas
neuronas orexinas, que se encargan de mantenernos despiertos y atentos.

Hay muchos alimentos positivos, pero si uno exagera, se


transforman en negativos. La mejor recomendación es el
balance: varios productos buenos y complementarios”
(Fernando Gómez-Pinilla, neurocientífico)
Y algunos frutos rojos, como los arándanos y las fresas, son unos grandes aliados para
aumentar la atención y fijar la memoria. Las pesquisas de la doctora e investigadora
Elizabeth Devore, profesora de la Harvard Medical School en Boston, afirmaron que la
ingesta constante de estas frutas ayuda a frenar la pérdida de memoria. Y las
investigaciones del doctor Jeremy Spencer, de la Reading University en Inglaterra,
constataron que los arándanos propiciaban la concentración durante varias horas, por lo
que si usted estudia u oposita, súrtase de estos productos.
¿Chocolate para la agilidad mental? Con matices
Partimos de que “el cerebro es bastante plástico y flexible”, como apunta el
neurocientífico, pero aún así, no es eterno, y con los años sufre un deterioro inevitable.
“Tiene un nivel de consumo energético tremendamente alto, y casi todos estos procesos
de producción de energía producen mucho estrés oxidativo”, explica el especialista. Es
aquí donde aparece otro elemento importante en la dieta que debe tener en cuenta: los
flavonoides, unos pigmentos naturales de los vegetales cuya capacidad como
antioxidante libera y limpia el cerebro de toda esa oxidación a la que le sometemos solo
por el mero hecho de funcionar. ¿Dónde encontrarlos? Las manzanas y los cítricos
tienen una gran concentración de ellos, y las investigaciones, como la del profesor
Adam Brickman, de la Universidad de Columbia en Nueva York, han descubierto que
los flavonoides del chocolate negro poseen también un potencial revitalizante en
cerebros ya desgastados por la edad. “El efecto es el mismo provenga de donde
provenga, pero si hay que ponerle a un paciente una dieta más rica en flavonoides, no le
diría que se atiborrara a chocolate negro”, matiza de forma simpática la nutricionista
Palau. “Tendría que incorporar a su dieta manzanas, naranjas, uvas, té verde, bayas y
frutas rojas, que son más saludables. Porque lo que hay que mirar siempre es el efecto
final del contenido global de un alimento. Cuanto más completo y saludable sea en su
totalidad, mejor”, aclara.

A estas alturas puede que su cerebro esté demandando una dosis extra de parte de estos
supernutrientes para seguir con la inteligencia a pleno rendimiento y poder acabar de
leer el tema. Si es así, tome nota. Para cubrir las necesidades de hierro se recomienda
incorporar a la dieta carnes rojas y vegetales verdes (especialmente, espinacas, muy
ricas también en ácido fólico, que ayuda a frenar el deterioro cognitivo); para mantener
óptimo el estado del yodo, basta con una cucharadita de sal yodada al día (la que se usa
para cocinar), y en el caso de esa vitamina tan importante que es la B12, conviene
consumir a diario un vaso de leche o dos, carne, pescado (preferiblemente azul), huevo,
frutas y verduras. Si además lo combina todo, semanalmente, con cereales, legumbres,
frutos secos y lácteos, ¡sin olvidar una abundante hidratación constante!, su cerebro irá
a mil por hora. “Los estudios son claros respecto a que el que come mejor tiene una
capacidad cerebral más alta que el que lleva una dieta pobre. Y, sobre todo, cuando se
suma una actividad física regular”, concluye Gomez-Pinilla. Los niveles de atención
que demandan ciertos deportes estimulan esta cualidad.

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