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INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO ROUSSEAUNIANO EN LA TEORÍA DE LA

JUSTICIA DE JOHN RAWLS.

“La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de


los sistemas de pensamiento”

(John Rawls)

Sindy Orozco.

Introducción

John Rawls es considerado uno de los filósofos más influyentes de los últimos tiempos por
tener la determinación de traer nuevamente al terreno de la reflexión filosófica el debate en
torno a la filosofía política. Cuando Rawls publica Teoría de la Justicia a finales de los
sesentas y principios de los setentas, el ambiente filosófico estaba apagado y el debate en
torno a la filosofía política atravesaba un momento crítico. A lo largo de la tradición del
pensamiento político liberal, la principal inquietud giraba en torno a cuál debía ser el mejor
régimen político; al estar el régimen democrático establecido y ser considerado como la
mejor alternativa de gobierno, parecía que todas las preguntas en torno a lo político estaban
contestadas. Por otra parte, en el campo de la ética, el utilitarismo gozaba de preeminencia
y era considerado la mejor opción para justificar los problemas morales. El utilitarismo
estaba instalado como la filosofía ética triunfadora, en consecuencia, la reflexión en torno a
los problemas prácticos, tanto éticos como políticos, atravesaba un momento coyuntural y
su debate estaba decaído y empobrecido.

Rawls en 1971 con Teoría de la justicia le da un nuevo rumbo a la reflexión de la filosofía


política. Esta obra abre el debate en torno a los procesos de justificación del ejercicio del
poder político y a los procedimientos de justa distribución social1. Influenciado por los
grandes filósofos de la tradición contractualista, especialmente por Rousseau y Kant,el
filósofo estadounidense trasciende la pregunta por el mejor régimen político, y amplia el
horizonte de reflexión indagando sobre cuáles son los criterios para que una sociedad sea
justa, alejando su justificación ética y política del esquema utilitarista.

1
Todo lo referido a la justicia distributiva.
Rawls retoma la teoría del contrato social para fundar una teoría normativa de la justicia
con principios que guíen la reflexión en torno a las convicciones individuales sobre lo
justo, proporcionando una respuesta racional en aquellas situaciones en las que el sentido
moral individual resulta insuficiente. Retomando el pensamiento de Rousseau En Teoría de
la Justicia, Rawls presenta los principios necesarios para que toda sociedad sea justa,
elegidos en un acuerdo hipotético por personas libres, autónomas y racionales que están en
una posición original neutral. El pensador liberal, en primera instancia, define las
condiciones bajo las cuales se da un acuerdo hipotético sobre los principios de justicia;
después establece las características de la elección de los principios en la posición original
para poder aplicarlos y afirmarlos como los correctos en sociedades generalmente
democráticas. No puede desatenderse el hecho que Teoría de la Justicia es una construcción
basada en el modelo contractual clásico y la metodología argumentativa del autor gira en
torno a supuestos básicos como son los de la posición original y el velo de ignorancia,
donde el carácter normativo prevalece por el encima del realismo político, tal como se
configura en el pensamiento político Rousseauniano.

Aunque el filósofo estadounidense hace abstracción de la realidad para esbozar su teoría de


la justicia, toma como referente las injusticias más severas de la esfera pública para orientar
la reflexión en torno a la solución las mismas, metodología que vemos claramente tanto en
los discursos como en el Contrato social de Rousseau. Para Rawls y para el filosofo
ginebrino, no es licito resignarse o conformarse con un mundo políticamente injusto, por lo
cual, tanto teoría de la justica como El Contrato Social son un esfuerzo por cambiar la
perspectiva sobre lo político y fundar una alternativa normativa a los diferentes problemas,
exigiendo coherencia sobre principios generales de justicia y equidad.

Antes de caracterizar la teoría rawlsiana y la forma en que el autor retoma el pensamiento


rousseaniano expondré brevemente el proyecto del pensador ginebrino.

Proyecto de Rousseau.

Recordemos que Rousseau pretende a lo largo de su obra establecer los principios del
derecho político bajo los cuales se establezcan sociedad legítimas, donde los ciudadanos
convengan asociarse en un pacto social, siguiendo libremente el principio de la voluntad
general, entendida como el bienestar común.

En su discurso sobre los orígenes y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres El
pensador ginebrino inicia su argumentación planteando la idea de un Estado de naturaleza
hipotético, en el cual el ser humano es bueno y vive únicamente por su autoconservación y
la satisfacción de sus necesidades básicas. El hombre natural se caracteriza por sentir
piedad ante el sufrimiento de otro, ser libre y gozar de un amor de sí mismo que lo inclina a
buscar su bienestar sin atentar contra su semejante. El individuo transita de este estado
natural a la instauración de la sociedad civil ilegitima, donde el ser humano experimenta un
estado de degradación total, a tal punto que su piedad natural es corrompida, su libertad
socavada y su amor de sí, desemboca en un amor propio vicioso, donde para satisfacer su
ambición y sus intereses no repara en pasar por encima de los demás e incluso aniquilarlos.
La instauración de la desigualdad moral y política que se da en la sociedad civil a causa del
establecimiento de la propiedad privada y la división del trabajo, sumerge al hombre en un
ambiente de hostilidad y humillación, donde priman los derechos del más fuerte y los
débiles ceden su libertad para satisfacer las pretensiones de aquellos.

Ante este oscuro panorama, Rousseau ve la necesidad de plantear una alternativa distinta,
por lo cual diseña un tercer momento, donde el ser humano tenga la capacidad de superar
los vicios de la sociedad civil ilegitima y construya una sociedad nueva bajo las bases de un
pacto social. En este nuevo orden político el hombre recupera los valores propios del
estado de naturaleza, pero dada la imposibilidad de retornar a éste, los aplica en la
edificación de una sociedad civil justa, que se fundamente en la búsqueda del bienestar de
todos los ciudadanos y propenda por el ejercicio de valores como la igualdad y la libertad.
En su segundo discurso Rousseau realiza un diagnóstico sobre los vicios y los males que
están arraigados a la sociabilidad y como éstos generan miseria en el ser humano. Partiendo
de esto, en el Contrato Social pretende fundamentar un marco básico de un contexto
político y social en el cual estos vicios sean erradicados.

A partir del presupuesto antropológico con el que inicia su argumentación en el segundo


discurso, donde el individuo es depositario de una bondad natural, Rousseau plantea, según
Rawls, la idea de un orden posible y razonablemente viable de instituciones políticas
legitimas que defiendan la dignidad de los ciudadanos y generen las condiciones para el
disfrute de su libertad en igualdad con los demás, a partir de la asociación voluntaria, el
respeto de la ley y la deliberación pública permanente. Justamente dichas sociedades son
posibles dada la bondad natural congénita al ser humano.

Según John Rawls, la sociedad del pacto social rousseaniano no es una simple agregación
de personas, dispersas y enajenadas en sus intereses privados y en sus máximas. Todos los
miembros cuentan con lo que Rousseau denomina una voluntad general, entendida como
“una forma deliberativa que cada ciudadano comparte con todos los demás en virtud de que
ya comparten una concepción de su bien común”. En este orden de ideas, las decisiones
públicas son tomadas con base a las mejores alternativas para fortalecer el bien común,
entendido como las condiciones sociales que hacen posible la satisfacción de los intereses
colectivos y no la simple maximización de satisfacciones personales.

ECOS DEL PENSAMIENTO DE ROUSSEAU EN TEORÍA DE LA JUSTICIA.

Para el filósofo liberal John Rawls la sociedad es una asociación de cooperación bien
ordenada que depende de la correcta aplicación de los principios de justicia por parte de las
instituciones sociales. “… el objeto primario de la justicia es la estructura básica de la
sociedad, o más exactamente, el modo en que las grandes instituciones sociales distribuyen
los derechos y deberes fundamentales y determinan la división de las ventajas provenientes
de la cooperación social” (Rawls, 1991, 20). Rawls no pretende formular una teoría ética de
las acciones individuales justas o injustas, sino, de la forma en que las instituciones se
coordinan para el ejercicio correcto de los principios de justicia, lo cual influye
directamente en las formas de vida de todos los individuos. “La estructura básica influye
directamente en todas las dimensiones de la vida de los individuos, están presentes en todas
las actividades sociales, realizando una distribución constante de las oportunidades
políticas, económicas y sociales en diversos sectores de la sociedad. Por lo tanto, Rawls
afirma que una concepción de la justicia social ha de ser considerada para proporcionar
pautas que evalúen los aspectos distributivos de la estructura básica”. (Rawls, 1971, p.22)

La estructura básica de la sociedad está integrada principalmente por el modelo


constitucional y la forma de gobierno, el sistema económico, el sistema legal y el sistema
de propiedad. Todos estos elementos condicionan permanentemente el modo de vida de los
ciudadanos, ejerciendo una coerción necesaria para el cumplimiento de los deberes y el
disfrute de los derechos. La estructura básica contempla las leyes en diferentes ámbitos que
regulan las acciones individuales esenciales para la cooperación social productiva.
Siguiendo la teoría del contrato social, Rawls al igual que Rousseau, visualizan la
existencia preliminar de un pacto entre los ciudadanos que opere sobre las instituciones
sociales, que surgen a partir de esta asociación para fundar sociedades autosuficientes.
Tanto en el pensamiento del ginebrino, como en el de Rawls, los principios de libertad e
igualdad deben ser aplicados a la estructura básica, pues ésta es la encargada de distribuir
equitativamente los bienes sociales, tanto materiales como inmateriales.

En este orden de ideas, en teoría de la justicia se plantea la explicación de los principios


distributivos a la estructura básica, pues de ésta depende que las oportunidades y las
ventajas sean repartidas en igualdad, de manera que los menos favorecidos y los
desposeídos puedan acceder a éstas.

I. Posición Original y velo de ignorancia.

Rawls supone que todas las personas que van a elegir los principios sobre la justicia son
racionales, libres y autónomas, partiendo del mismo presupuesto antropológico básico del
pensamiento rousseauniano, donde los individuos además de tener una bondad natural, en
su vida social devienen racionales. Rawls da por sentado que no propenden exclusivamente
por sus intereses particulares, no tienen preferencia por su raza, el grupo social al que
pertenecen y sus concepciones de vida buena, además, a la hora de deliberar sobre lo
esencial, no reciben información de sus conciudadanos y ningún tipo de opinión media en
sus elecciones. Dicha circunstancia se denomina velo de ignorancia. En esta situación los
individuos poseen una tenue teoría del bien, es decir, saben la importancia de ciertos
bienes sociales primarios como: las libertades individuales, los ingresos, las oportunidades
y las bases sociales de autorespeto. Los individuos están en las mismas circunstancias, en lo
que el filósofo llama posición original. En la posición original todos los individuos
reconocen un ideal de bien común y a partir del velo de ignorancia, hacen caso omiso a
ideales particulares y al no tener comunicación con sus semejantes centran su deliberación
en la elección del bien común, o al decir de Rousseau, en la voluntad general. En la
argumentación sobre la posición original y el velo de ignorancia, se encuentra el mayor
aporte de la filosofía Rousseaniana a teoría de la Justicia, donde Rawls aplica el concepto
de voluntad general. Este concepto plantea una situación de igualdad, imparcialidad,
objetividad y consenso, donde los ciudadanos convergen en la elección de principios
fundamentales para el adecuado funcionamiento de las instituciones sociales. Tanto en la
voluntad General de Rousseau, como en la posición original de Rawls los individuos
“tienen la misma capacidad para formarse un sentido político de la justicia como el mismo
interés por actuar como corresponda a ese sentido. Este sentido de la justicia es entendido
como una capacidad de entender los principios del pacto social y de aplicarlos y actuar
conforme a ellos” (Rawls, 1991, p.277)

La posición original es el escenario en el cual las condiciones son equitativas para la


deliberación y se plantean las restricciones necesarias a las razones de los individuos que
hacen el acuerdo. Es un momento necesario para que la escogencia de los principios no se
preste a favoritismos o sometimiento de un sector de la sociedad a otro. Por otro lado, el
velo de ignorancia sirve para darle objetividad a los fundamentos de la estructura básica, de
tal forma que nadie saque ventaja de los mismos. Este recurso argumentativo garantiza la
neutralidad y estabilidad del pacto. De tal suerte, la imparcialidad se modela a partir del
recurso metodológico e hipotético de la posición original y el velo de ignorancia, tal como
opera con la voluntad general del Contrato Social.

¿Pero cómo es posible que individuos con intereses diversos convengan en el


establecimiento de los mismo principios?. Para resolver esta dificultad, Rawls le da un giro
a la concepción rousseauniana del amor propio. En el pensamiento del filósofo ginebrino el
amor propio es presentado como un vicio propio del hombre degradado de la sociedad civil,
pero Rawls lo toma como una motivación para actuar que no implica ni superioridad, ni
inferioridad, sino el deseo de todo sujeto de ganar el reconocimiento y de participar de la
igualdad de condiciones en el orden civil. Para Rawls, el amor propio como la base de los
intereses particulares, permite formar en la diferencia el vínculo social, ya que por más
divergentes que puedan ser las pretensiones individuales, hay algo común entre ellas que
permite la existencia de la sociedad y la forma en que debe ser gobernada. (Rawls 1991,p.
284). Así las cosas, Rawls desarrolla un rasgo común a las teorías del contrato social, donde
se da la normalización de los intereses de las partes suscriptoras al acuerdo, que al tener una
naturaleza humana común, como individuos racionales y razonables, poseen intereses
semejantes en grado y forma. En esta convergencia intersubjetiva, se da un equilibrio
reflexivo, es decir, un panorama donde los individuos se reconocen como agentes morales
libres e iguales, capaces de establecer un esquema de principios y concordar en
convicciones de justicia social.

En suma, con los recursos argumentativos de la posición original y el velo de ignorancia,


Rawls plantea un ejercicio mental de carácter normativo en el que individuos hipotéticos,
descritos como personas racionales ubicados en una posición equitativa, tienen la misión de
lograr un acuerdo unánime en torno a los principios de justicia que han de regir su
sociedad, desligándose de máximas particularistas. Así como Hobbes supuso un estado de
naturaleza y Rousseau una voluntad general, Rawls hace uso de la posición original como
presupuesto principal. La teoría del contrato social es usada por Rawls como criterio para
reflexionar en torno a las dinámicas políticas de la sociedad, analizar las constituciones, los
gobiernos y las leyes existentes para así proponer las condiciones necesarias y las bases
sobre los cuales debe cimentarse la institucionalidad de una sociedad bien ordenada.

II. Principios de Justicia

A partir de las dicotomías entre los sistemas liberales y los sistemas comunistas, principios
esenciales como la libertad y la igualdad se han planteado como fundamentos antagónicos,
en constante coalición, imposibles de reconciliar. Con Teoría de la Justicia, Rawls pretende
reconciliar filosóficamente el valor de la igualdad y la libertad, concordancia palpable en el
Contrato Social de Rousseau. El filósofo estadounidense formula dos principios esenciales
en sociedades justas y bien ordenadas.

Primero “Cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades
básicas que sea compatible con un esquema semejante de libertades para los demás”
Segundo “las desigualdades sociales y económicas habrán de ser conformadas de modo tal
que a la vez que: a) se espere razonablemente que sean ventajosas para todos, b) se
vinculen a empleos y cargos asequibles para todos”
El primer enunciado se refiere al principio de la libertad y el segundo al principio de la
igualdad. Este último, a su vez, se divide en dos partes: a) principio de diferencia y b)
principio de justa igualdad de oportunidades.

Primer Principio: libertades básicas.

Como filósofo liberal, Rawls le da un valor fundamental a la libertad, o más bien, a las
libertades básicas. Rawls parte de un presupuesto antropológico que deviene de la teoría
rousseauniana donde se caracteriza a los sujetos que eligen los principios de justicia con
cualidades como la racionalidad, la libertad y la igualdad, lo cual le permite construir un
ideal de ciudadano que influye activamente en la toma de decisiones públicas y fortalece las
dinámicas democráticas. Tanto en Teoría de la Justicia como en el Contrato Social, la
libertad es la cualidad esencial bajo la cual el individuo hace ejercicio de una razón
deliberativa.

Para permitir el ejercicio democrático de los individuos libres, éstos tienen que gozar de un
pliego de libertades básicas, entre las cuales están la libertad de conciencia y pensamiento,
la libertad de asociación, libertades políticas iguales, libertad personal- está es aquella que
respecta a la integridad física y psicológica- y una cierta libertad a la propiedad, ésta última
con el propósito de garantizar a los individuos las posesiones necesarias para el ejercicio de
sus libertades básicas y permitirles perseguir sus concepciones de vida buena. Todo este
conjunto de libertades son inalienables, es decir, ningún acuerdo por más racional que
parezca, puede restringirlas, incluso cuando se persiga un fin que parece más ventajoso para
todos. “…las violaciones a las libertades básicas iguales protegidas por el primer principio
no pueden ser justificadas ni compensadas mediante mayores ventajas sociales y
económicas” (Rawls, 1971, p.68)

La importancia de las libertades básicas radica en que permiten el desarrollo de dos


características fundamentales de los individuos: la razonabilidad y la racionalidad. La
primera permite al sujeto darle prioridad a lo justo y realizar consensos con sus pares para
lograr este objetivo, posibilitando un acuerdo neutral y público. La segunda atañe a la
esfera privada de la persona en la cual persigue sus convicciones particulares y a la vez las
adapta a los principios de justicia
En concordancia e interdependencia con el fundamento de la libertad, Rawls plantea el
principio de la igualdad para proteger el valor de las libertades básicas. Una sociedad está
en la obligación permanente de distribuir equitativamente la riqueza y las posesiones.
Rawls es consciente de las severas injusticias que sufren miles de personas en la sociedad,
por lo cual plantea la necesidad de darles prioridad a los menos favorecidos tanto por la
naturaleza como por el sistema económico, a esto le da el nombre de principio de
diferencia. Bajo este principio la sociedad debe prestar mayor atención a aquellos que están
en posiciones sociales desfavorables y velar por que éstos puedan ascender en la escala
social.

“Este principio afirma que las desigualdades inmerecidas requieren una compensación; y
dado que las desigualdades de nacimiento y de dotes naturales son inmerecidas, habrán de
ser compensadas de algún modo. Así el principio sostiene que con objeto de tratar
igualmente a todas las personas y de procurar una auténtica igualdad de oportunidades, la
sociedad tendrá que dar mayor atención a quienes menos dones naturales y a quienes han
nacido en las posiciones sociales menos favorables” (Rawls, 1971, p.103)

De esta forma la teoría de Rawls no pretende fundamentar un sistema igualitarista en el


cual la distribución sea igual para todos; más bien, llama la atención sobre la necesidad de
concebir la sociedad como un sistema de cooperación social donde se prevenga la extrema
desigualdad proveniente de la acumulación económica en manos de unos pocos, a expensas
de los más débiles. Este principio no se aplica directamente a los individuos particulares,
sino, a la estructura básica que se encarga de regular las estrategias económicas del
mercado y las instituciones legales.

“…no agrega simplemente un deber de justicia para asistir al pobre mediante una lista
tradicional de deberes que la sociedad tiene para con sus miembros. No se trata sólo del
deber de proveer “pagos de bienestar” o asistencia pública… El principio de diferencia es
más profundo que eso … Deben diseñarse desde el principio con base en las perspectivas
económicas de los menos favorecidos, instituciones legales que especifiquen derechos de
propiedad y contrato, e instituciones económicas que hagan posible la producción, el
comercio y el consumo” (Wolf, 2006, p. 106)
Con el principio de diferencia Rawls se distancia tajantemente de la filosofía utilitarista. Es
bien sabido que el utilitarismo se apoya en un principio de utilidad y eficiencia que apela al
bienestar de la mayoría sin importar el sacrificio de una porción de la comunidad, o de uno
de los individuos. Para Rawls son importantes los intereses de todos los individuos y
pretende que no exista favoritismo sobre las oportunidades sociales.

Además del principio de diferencia, el filósofo liberal apela a la idea de la justa igualdad de
oportunidades (JIO). Este ha sido un punto fijo en el liberalismo que busca impedir la
acumulación de los recursos, establecer igualdad de oportunidades educativas para que
todos los individuos puedan ascender socialmente y proveer a todos de igualdad ante la
ley, donde todas las personas sin importar su sexo, raza, o condición económica pueda
disfrutar de justicia procesal. La JIO es presentada como una alternativa para contrarrestar
las contingencias tanto, naturales, como sociales y económicas que le impiden a muchas
personas acceder a ventajas y oportunidades al interior de la sociedad. Es la base igualitaria
sobre la cual se apoyan todas las instituciones sociales para distribuir los privilegios, los
ingresos y las riquezas, y de este modo superar las desigualdades fortuitas e inmerecidas.

Con la convergencia de fundamentos de libertad e igualdad y la aplicación de los principios


de diferencia y de justa igualdad de oportunidades, Rawls pretende resolver el problema de
la desigualdad social, que tanto influyó en la reflexión filosófica de Rousseau. A partir de la
correcta estructuración de las instituciones sociales, políticas, económicas y jurídicas,
Rawls pretende que todos los ciudadanos tengan acceso no sólo a un pliego básico de
oportunidades, sino también a la deliberación pública y la vigilancia permanente de la
estructura básica. El filósofo estadounidense ve en la filosofía de Rousseau un potencial
crítico, para formular un referente normativo que guie la conformación de sistemas
ordenados de cooperación al interior de la sociedad. Tanto para Rousseau como para Rawls
la justicia social se sitúa en la estructura básica de la sociedad, donde la libertad y la
igualdad son las piedras angulares de su sostenimiento.

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